TELETRANSPORTADOS EN EL TÚNEL DEL TIEMPO 42
Imagínese de regreso a casa viajando por una carretera solitaria, probablemente a altas horas de la noche. De repente, una densa bruma envuelve su vehículo. Una vez que la neblina se ha disipado, frente al volante se despliega un paisaje que ha dejado de resultarle familiar. Mira su reloj y comprueba que apenas han transcurrido escasos minutos… Es entonces cuando se cruza con una señal en la carretera que le descubre que usted se encuentra en otro espacio y lugar, a centenares de kilómetros de dónde se encontraba conduciendo. Es la teletransportación.
No podía ser otro que el estadounidense Charles H. Fort (1874-1932), pionero en la compilación de recortes de prensa relacionados con los fenómenos extraños –y que sus seguidores bautizan como fenomenología forteana–, quien en 1932, en su obra Wild Talents acuñara el término de teletransportación o teleportación (del griego tele, que significa lejos y portare o llevar). La teletransportación describiría aquellos incidentes cuyos protagonistas aseguran haber “viajado” desde un punto a otro distante en el espacio en un breve lapso de tiempo como si se hubieran volatilizado en el aire, atravesando un vórtice o puerta interdimensional.
En la literatura ufológica se destacan varios casos de teletransportación cuya realidad parece estar avalada documentalmente. El más antiguo se remontaría nada menos que a las crónicas coloniales de finales del siglo XVI. Se trata del caso de un soldado español que apareció repentinamente en la plaza central de México en 1593 procedente, nada menos,
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