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Alas rotas, el muchacho que perdió su sonrisa. Poemas al borde del abismo
Alas rotas, el muchacho que perdió su sonrisa. Poemas al borde del abismo
Alas rotas, el muchacho que perdió su sonrisa. Poemas al borde del abismo
Ebook175 pages1 hour

Alas rotas, el muchacho que perdió su sonrisa. Poemas al borde del abismo

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About this ebook

Cuando en la vida te dejas ir lo mejor 
Todo lo que te queda son sueños. 
Procurar no despertarnos es nuestra mayor obsesión, 
No sea que perdamos lo único que nos mantiene vivos. 
Esa fue mi idea al publicar este libro de poemas; 
No despertarme para no dejar que se me mueran los sueños. 

By Frank Spoiler

LanguageEspañol
PublisherFrank Spoiler
Release dateMay 18, 2014
ISBN9781499510171
Alas rotas, el muchacho que perdió su sonrisa. Poemas al borde del abismo

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    Alas rotas, el muchacho que perdió su sonrisa. Poemas al borde del abismo - Frank Spoiler

    Dedicatoria

    Libro de poemas dedicado a mis dos hijos pues ellos son al fin y al cabo mi única razón de vivir.

    Todos los poemas fueron compuestos desde el 29/09/2013 al 08/05/2014

    © 2014 Frank Spoiler

    Viviendo en la copa de un ciprés

    Estoy aquí, silencioso y taciturno, pensando si esta situación acabará por doblegar mi ansiedad o ella será la que acabe con mis últimas esperanzas.

    Mi miedo viene a cuento de no saber qué caminos elegir, (sí, no me conformo con solo uno). Necesito tener las puertas abiertas... que corra el aire. Tal vez así entre de nuevo el amor en mi vida y, de nuevo, los caminos se muestren ante mis ojos.

    Reconozco que me cerré yo solo todas las puertas, aunque, es obvio que no fue adrede, las circunstancias me obligaron a ello.

    Al amor se le puede alimentar de muchas maneras, con sonrisas; caricias, besos, dulces palabras, respeto, [existen tantas maneras de alimentarlo], que no voy a entrar en cada una de ellas. Sin embargo, al cuerpo, , a ese que amas, con su interior, su espiritualidad, sentimientos y emociones. A ese, sí, ese cuerpo también necesita otro tipo de alimentos, más, digamos, material, y, es ahí donde radica mi preocupación y mi falta de motivación... no, a ese cuerpo... no puedo alimentarlo.

    Siento que me perdí hace ya mucho tiempo, cerré todas las puertas y me encerré dentro...

    Ahora no veo el modo de salir, creo que perdí la llave... o tal vez, el cerrojo se oxidó.

    Así y con todo, mi corazón sigue, (pese a mis esfuerzos), latiendo y bombeando sangre en mi interior, cree, [insensato], que con eso es suficiente para sentirse vivo.

    Claro, ¿qué va a saber un músculo?

    Salvo contraerse una y otra vez, como quejándose de la humedad y soledad en la que vive, sin vacaciones, fiestas o descansos semanales. En definitiva, un esclavo del cuerpo.

    Ese es realmente mi estado... en disputa a todas horas conmigo mismo, preguntándome si merece la pena seguir trabajando y luchando si, al fin y al cabo, mi única satisfacción... es saber que, a mi edad, solo sobrevivo.

    Ya no me importa ni miro al futuro

    Hoy me rebozo en el barro de las nostalgias

    queriendo revivir y sentir de nuevo,

    inoculando mi torrente sanguíneo de pensamientos viejos...

    caricias, abrazos y muchos besos,

    todos olvidados... en un pasado añejo.

    Sí, quiero hoy, vivir, sentir y gozar de nuevo,

    aunque solo sea para revivir lo soñado,

    recuerdos de un amor que fue por mi glorificado,

    sobre un cálido lecho, dos cuerpos fundidos gimiendo y llorando.

    Ya no me importa ni miro al futuro,

    pues me encerré sin querer escapar del pasado,

    pidiendo, mirando al cielo, tan solo un deseo...

    ¡suficiente memoria para no olvidar lo que te quiero!

    Una tormenta de sabores, de entre hiel y vinagre me persiguen

    Cae con fuerza la oscuridad sobre mi alma,

    pesando horrores y lastimando mis dolores,

    aquellos que me afligen y hieren mi calma,

    flagelándome con sus desangelados temores.

    Me asisto con pensamientos que quieren ser más que yo mismo,

    entre las sombras y las tinieblas como si fuesen un seísmo,

    logrando éstos sacudir las entrañas de mi cuerpo como lo haría un cataclismo.

    Me dejé envolver por el dolor, mostrando mi piel llena de llagas y heridas,

    intentando recobrar las fuerzas que me han sido quitadas,

    diluidas éstas entre socavones de nervios y vísceras perforadas;

    pendiente tan solo de suturarlas o sanarlas, con mis lágrimas más veladas.

    Una tormenta de sabores, de entre hiel y vinagre me persiguen,

    aplastándome contra la roca de mis temores,

    batallando entre el amasijo de mis pesadillas y que éstas me amarguen

    o que me disuelvan de una vez este terror, en dulces  y ya olvidados desamores.

    Una marcha final hacia la verdad

    Sigue pasando el tiempo, sin esperas...

    se me incrusta en los poros,

    penetrando lentamente en mis entrañas;

    la angustia es constante, difusa e inquietante.

    Nada es realidad ni lo es la mentira,

    se me aparece una última visión y,

    no es la que esperaba...

    es el adiós, buscando llevarse mi alma.

    Dejo que me abrace, ella me quiere, yo no la rechazo...

    no será una despedida más,

    tal vez un hasta siempre o un hasta luego,

    después será la libertad quien me abrace o me maldiga.

    Será mi adiós a la miseria, al desencanto,

    una marcha final hacia la verdad

    o una bienvenida a lo inesperado,

    o el rechazo a una vida que no se sabe ser vivida.

    Pero no importa, lo que tenga que venir, vendrá,

    daré cuerda al reloj y lo dejaré pasar,

    él será quien descargue esta pila que tengo por corazón;

    sufriente músculo palpitante inseparable e indivisible del alma.

    Qué fácil es todo cuando estás enamorado

    ¡Qué fácil es todo cuando estás enamorado!

    las palabras fluyen fáciles, naturales, casi ecuestres o sibilinas,

    se disfrazan de flores, aroma a primavera y a poesía;

    enamorando a quienes van dirigidas.

    Sus letras son versos, notas o sonetos,

    Música en definitiva en forma de

    canciones que van veloces y raudas a sus almas

    y que se incrustan en sus entrañas adormecidas,

    dando a sus corazones la felicidad de verse correspondidas.

    La felicidad que nos depara el amor,

    no es comparable a ninguna otra alegría,

    ésta es la principal,

    única y jamás debe de ser reprimida.

    Ese es el motivo de cantarle al amor,

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