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¿Quien soy?
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¿Quien soy?

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About this ebook

Este libro es un valioso utensilio que nos ayuda a conocer las condiciones en que se encuentra la humanidad actual. Expone sin reservas, timidez ni acomodamientos lo que son los mecanismos funestos del yo psicológico.
Nos describe, como cristal transparente, nuestras realidades internar y esos hechos cuya ocurrencia impactan nuestra mente.
Nos revela por qué empeoran las cosas cada día, estando íntimamente relacionadas con ciertas formas equivocadas de pensar, sentir y obrar. Ofreciéndonos la clave para cambiar lo que nos impide el paso hacia una conciencia practica y la felicidad real.

Nos lleva a lo más recóndito de nosotros mismos invitándonos a conocernos.
El estudio paciente y meticuloso del mismo nos ayudara a expandir los niveles internos de nuestra conciencia ayudándonos a usarla apropiadamente libre de los resorte secretos del yo.
LanguageEspañol
PublisherXinXii
Release dateJun 8, 2012
ISBN9789993403142
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    ¿Quien soy? - Jose Francisco Ortiz Serrano

    ¿Quién Soy?

    José Francisco Ortiz S.

    Una Puerta Hacia la Liberación

    ® José Francisco Ortiz Serrano

    Diseño de portada: Manuel Ferrer 

    Ilustraciones: Elvis de Jesús Valerio

    Publicado en el año 2003

    Distributed by XinXii

    ÍNDICE

    Prólogo

    Prefacio

    INTRODUCCION

    LO QUE SOMOS

    EGO O YO

    NO CREES MAS PROBLEMAS

    PEREZA MENTAL

    LA LEY

    LA LEY Y LA INFORMACION, EL CONOCIMIENTO Y LA SABIDURIA

    LA LEY Y EL MEDITAR COMTEMPLAR Y REFLEXIONAR

    AMIGO

    RELIGIÓN Y CIENCIA.

    LO QUE HAS DE HACER Y LO QUE ES

    LO QUE ES

    LA ENERGIA SEXUAL.

    CAUSA DE LA CONFUSIÓN Y LA FORMA DE SALIR

    VOLUNTAD

    LA VIDA

    PERDÓN

    MENTIRA

    FELICIDAD

    LA PALABRA

    PENSAMIENTO-MENTE

    VANIDAD

    RELATO O VERDAD

    ESLABON

    AUTO DETERMINACIÓN

    ILUMINACION

    AMOR

    Para aquellos que día a día

    desafían las ilusiones

    que nos alejan del auténtico camino,

    porque saben que la luz es lo único importante...

    Son los mismos que hacen flexible

    el entendimiento y ponen a su servicios

    la inteligencia y la voluntad para comprender

    y cambia desde su interior.

    Prólogo

    El libro que tiene ante usted representa un aporte significativo al campo de la ética. Un conjunto de temas importantes en la vida de los ciudadanos de cualquier país se discuten con pasión, con perspicacia y con claridad. El libro aborda, sin desperdicios, los temas que se han discutido por milenios, pero que siguen siendo tan vigentes como el nuevo siglo.

    El autor hace gala de un dominio perfecto de los preceptos éticos fundamentados en los estándares y en los imperativos morales de Enmanuel Kant. Todo esto sin mencionarlo. Los principios del Derecho inspirados en John Locke, la justicia distributiva de Rowls y el utilitarismo no dejan de presentarse a lo largo del libro. Esos principios éticos, caracterizan el libro.

    Sin embargo, la prosa no manifiesta la pesadez característica de la filosofía y la dificultad de comprensión del pensamiento filosófico. Es más bien un discurso ágil muy bien escrito, con párrafos cortos y oraciones cortas. Es una prosa moderna.

    José Francisco Ortiz es un joven dominicano sorprendente. No sólo por su inteligencia, por su dedicación y por su perseverancia, sino por la calidad de sus juicios. Por la sutileza con que aborda problemas tan serios y complicados como los que se presentan en este libro. Quien suscribe tiene más de treinta años trabajando con jóvenes universitarios, algunos muy inteligentes, otros muy creativos, ingeniosos y hasta audaces. Pero ninguno con la claridad de pensamiento que exhibe Francisco.

    En ese orden podemos augurar que los lectores disfrutarán de un libro que abunda en los problemas que tenemos todos. Los que se discuten en el diario vivir. Aquellos que suscitan polémicas en el terreno religioso, político, social y hasta en el económico. El autor plantea una forma de vida, un estilo de pensamiento sano, maduro y conveniente para todos. Un estilo de vida fundamentado en valores. Valores que todos compartimos y que pueden ser practicados por religiosos, ateos, capitalistas, comunistas, idealistas y materialistas.

    Francisco Ortiz logra presentarnos sus reflexiones acerca de la sexualidad humana. Un tema cotidiano y que la frivolidad del presente han hecho olvidar el verdadero papel que este tiene en la vida de los seres humanos. Las acciones lascivas que caracterizan el comportamiento de los hombres y mujeres en la actualidad se apartan de los valores que deberían guiarnos. Constituyen una oposición a la carrera banal del sexualismo sin fundamentos, sin sustancia y sin propósitos.

    El problema de la envidia planteado como el objeto humano. No como una acción tangencial de la existencia. Una característica de todos y con la que todos vivimos, pero que debemos cambiar en aras del bienestar común. Esta visión representa una concepción holística del mundo y del ser humano. A pesar de ello no es determinística ni reduccionista, es ecuánime y sobria.

    Aunque se opone a muchas acciones triviales de los humanos, lo hace con altura. La reflexión no es religiosa, pero no deja de serlo. Es social, económica y al mismo tiempo filosófica. No obstante, es suave, mesurada, equilibrada y ajustada a los principios morales que caracterizan la vida de los hombres y mujeres del presente.

    En la lectura de estas reflexiones el lector encontrará una visión aleccionadora. Pero no se trata de prédicas etéreas, frases construidas sobre la base de afanes literarios o la clásica consejería sacerdotal. De todo hay en las páginas que integran el libro. Hay para quienes sienten depresión, para quienes se sienten sumidos en la tristeza. Para los débiles, para los fuertes y hasta para los perdedores.

    Nosotros recomendamos este libro, no solo por el esfuerzo intelectual que representa su escritura y la construcción de las ideas que aquí se encuentran, sino por el aporte que representa.

    Dr. Diomedes S. Christopher.

    Prefacio 

    No pienses que es imposible llegar a saber quién eres verdaderamente. Es un camino vericueto, pero puedes llegar.

    Tendrás grandes batallas contigo mismo, y podrás despertar un día desesperado, porque tarda en alcanzar lo más hermoso de tu interior, pero la lucha sólo se pierde cuando tú mismo lo decide.

    Eres un arquitecto que debes construir tu propio espacio despejado de tantas cosas vanas que embargan tu terreno, y sólo entonces podrás ver el sol desde una perspectiva sin obstáculos, sin miedos.

    Quién soy, obra de José Francisco Ortiz, te enseña ese camino, y te dirá cuán importante es saber que sí es posible formar dentro de ti mismo un mundo nítido, con el color de la verdad, de la libertad y el amor.

    Tenemos mucho que hacer, es nuestra labor dice el autor, y es que nuestra real obra llega al final cuando entendemos, y hacemos carne en nosotros que el principio de este mundo creado ha sido con miras a la perfección del ser humano, a la felicidad, y al encuentro interior sin los errores, que tantas veces suelen vestirnos.

    Aquí estamos todos, con iguales oportunidades, sólo debemos comenzar la lucha interior para saber quiénes somos, y poder llegar a nuestro padre DIOS. Quién Soy puede acompañarte.

    M. A. D.

    No existe diferencia entre el ignorante y el sabio.

    Todo es cuestión de apreciación.

    Prodigio es algo diferente, pues no

    es limitado por las apariencias.

    Si tú ves al ignorante y al sabio en algún 

    lugar, sin saber quién es quién, 

    y sin que ninguno diga palabra alguna, 

    sólo verás dos personas, dos sujetos.

    El prodigioso es diferente, este obra,

     rompe con lo aparente y no es una

     sorpresa lo que deja ante los ojos de

     todos, es más bien un algo grandioso e

     inexplicable lo que atrae hacia sí: eso 

    que llaman posible, eso que llaman 

    imposible.

    INTRODUCCION

    Lo primero que nosotros como seres humanos debemos saber, es que cada uno tiene una particular, pero general forma psicológica, que nos guía siempre a creer que todo aquello que pensamos es lo correcto.

    Todos nos creemos poseedores de la verdad o la razón ante cualquier cosa, y aunque reconozcamos por un momento que quizás estemos equivocados, aún continúa en nuestra mente y en nuestros pensamientos la idea de que otros son culpables de lo que nosotros mismos hemos hecho o dejamos de hacer.

    Es una forma psicológica particular complicadísima la que tenemos y es preciso comenzar a ordenarla.

    Es por ello que haremos un ensayo. Comenzaremos por declarar y obtener, a modo de información, qué es lo que realmente nos afecta y lo que nos ha mantenido durante tanto tiempo sumidos en la confusión y la ignorancia.

    Es preciso que leas, estudies y practiques todo lo que en estos escritos es planteado, ya que sin ello, estos enunciados pasaran como cualquier otro elemento que sólo informa y pasa, quedando en el olvido, cuando lo que tenemos que hacer es comprender y practicar en nosotros y en la vida las diferentes maneras que tenemos para salir del estado en que nos encontramos.

    Aquí no te presento un mundo ideal, sino más bien un mundo real. No son cumplidos los que vas a recibir, son ordenanzas para que tu interior mejore partiendo de tu propio esfuerzo y la seriedad espiritual que pongas a tu propia vida.

    Son cosas de la vida común, pero que no es muy común que sean tomadas para ser aclararas o dejarlas sin efecto, sino que las hemos continuado propagando como un mal reflejo sin prestarles la debida atención.

    Son esas cosas que dejamos pasar por alto; pero que son la causa de nuestras dificultades e infortunios, eso que debemos saber lo que realmente es para cambiarlo. Es así como descubriremos lo que somos verdaderamente y el sentido de la obra que dentro de nosotros mismos debemos realizar.

    J. F. O. S.

    LO QUE SOMOS

    Cosa difícil es llegar a comprender a las demás personas, pero lo verdaderamente importante es llegar a conocerse así mismo.

    Son incalculables las veces en que nos enfadamos por cosas ajenas a nosotros. Pensamos que todo nos acontece por alguien. Pero si nos miramos un poco más de cerca, si nos detenemos a ver, nos daremos cuenta que en una proporción mayor hemos sido los causantes directos de nuestra propia situación, todo dependerá de la forma como proyectemos el pensamiento.

    Una persona podría faltar a la cita, pudiera dejarnos esperando por horas enteras, aparecer o no aparecer; mas no es esa persona la que nos produce la desesperación o el fastidio, es nuestra particular manera, esa manera a que estamos acostumbrados a ver las cosas; es nuestra propia mente la que se dispara y comienza a conjeturar erróneamente.

    No se trata de disculpar a otros, pues esa sería otra manera de acusar. Lo que necesitamos es ver si realmente nos sirve de algo enfadarnos por la ausencia de la persona esperada, cuando con ello no podemos resolver el motivo de su tardanza o ausencia, cuando con ello lo único que logramos es crear tensión y llenarnos de preocupaciones y desconfianzas, que sólo nos conducen al infortunio y la desesperación.

    Es en nosotros en donde está el conflicto, aunque lo neguemos. Los conflictos se generan en la mente y los proyectamos hacia el exterior en forma de expresiones y conductas. Lo que sucede es que nos hemos acostumbrado a acusar siempre a un segundo o tercero de todo aquello que mal pensamos.

    Nos enfadamos porque no hemos aprendido a usar la razón como es debido, y así acontece con todas las cosas.

    Alguien podría decir que el enfado proviene por la ausencia de quien esperamos, mas puedo asegurar que esto no es así; el enfado viene porque nosotros mismos lo generamos y lo proyectamos con la acusación que hacemos, entonces creemos firmemente que nos han hecho enfadar cuando hemos sido nosotros quienes nos hemos enfadado con nosotros mismos por no saber canalizar correctamente lo que estamos pensando.

    Necesitamos cambiar esto, pero para poder cambiar necesitamos saber lo que somos y cómo somos. Así nos evitaremos el dolor que nos producimos, por ignorar lo que realmente somos.

    Es el caso de los dos amigos: uno se encontraba interno en un hospital y el otro muerto. El amigo del hospital lanzaba críticas hacia su amigo porque no le había ido a visitar, y decía: no existen amigos, mas sin embargo su amigo había sufrido un accidente cuando iba a verlo, muriendo en el acto, pero él hospitalizado lo ignoraba. ¿Entonces, de que le sirvió al joven hospitalizado pensar mal de su amigo?, luego de saberlo reconoció que realmente era él quien no era amigo por el hecho de haber pensado mal.

    Tenemos la tendencia a sólo hablar negativamente de las cosas o a convertir todo lo que hablamos en cosas negativas. Tenemos esa extraña y fatal inclinación.

    Si algo no nos conviene lo perjuramos, si alguien no nos puede ayudar en el momento en que requerimos una ayuda nos enfadamos y pensamos toda clase de cosas, mas si nos encontramos de frente, en algún momento, con nuestra propia realidad, descubriremos que eso que pensamos y que cada crítica que emitimos hacia los demás, realmente es a nosotros que nos cabe perfectamente.

    Si te detienes por un momento y escuchas la conversación de algún grupo, te darás cuenta sin mucho apuro, que la conversación va dirigida a alguien que está ausente.

    Nos creemos los santos, los buenos de la película; mas no lo somos. A cada momento nos vivimos amenazando, criticando, corrigiendo, pero en cuerpo ajeno y viendo sólo el defecto en otros. Siempre tratando de ocultar lo que somos endilgándoselo a los demás.

    Cada cosa que hacemos en la vida, cada paso que damos se sumerge y está envuelto en un ideal, en algo que queremos pero que no tenemos; entonces suspiramos y envidiamos a quien tiene, nos llenamos de fantasías en vez de ver la realidad.

    Debemos recordar que la envidia es uno de los males que más afecta al mundo y uno de los principales resortes secretos de todo lo que hacemos y queremos tener, pero porque se lo vemos a otros, trayendo esto mucho dolor. Es esta otra de las tantas maneras erradas que tenemos de actuar.

    El sentido de la palabra es para quien le da el sentido, como así la dirección de lo que pensamos es hacia donde lo dirigimos, pero muchas veces esa dirección es errónea y sólo llega a quien no debe de llegar. Revisar todo cuanto pensamos mal de otra persona es lo correcto, así podremos equilibrar mejor nuestros pasos.

    Lo que quiero decir aquí es que no son las personas o las cosas las que nos hacen pensar y sentir de la forma como lo hacemos. Pensamos y sentimos así porque tenemos la costumbre de buscar una justificación a lo que nosotros, por el mal uso que hacemos del pensamiento, provocamos.

    Consideramos mal las acciones y cosas que acontecen en el exterior, lo que otros hacen; pero lo que nosotros hacemos y decimos ¡no!. Pensamos siempre que está bien lo que hacemos aunque hagamos lo mismo que reprochamos a otros.

    No tengo porque sentir dolor cuando quien me prometió algo no lo cumple, eso es asunto suyo. Ese dolor se debe al apego, por tanto que nos aferramos a las cosas.

    Quien no cumple una promesa asimismo se daña, pues retrasa los bienes que le hubiesen podido traer el haber cumplido en el tiempo preciso y justo lo que prometió.

    La palabra o el sentido de la palabra se generan en la mente, lo convierte en pensamiento y luego vuela al viento. Sólo aquellos que son capaces de encontrar el verdadero sentido de la palabra, la atesoran y valoran como algo sagrado, como algo con lo cual no es licito jugar, falsear o mal utilizar.

    No te engañes pensando que son otros los que te causan sufrimientos, reflexiona, mírate a ti mismo, revalora lo que piensas sobre las cosas, mira el auténtico sentido, comprende que nada puede entrar a ti si así no lo permites, tú debes ser el dueño de todo cuanto piensas y haces.

    Comúnmente cuando una persona no logra comprender el sentido de algo suele decir: bueno, cada persona piensa diferente o en otro caso suele rechazarlo. Sin embargo esta es otra manera que tenemos de justificarnos, ante las cosas que no queremos ver o aceptar el sentido real de lo que es, de lo dicho.

    Si observamos bien, veremos que todo el conglomerado tiene formas semejantes de pensar, de ver las cosas y

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