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La Mancha Que Me Persigue
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La Mancha Que Me Persigue

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La Mancha Que Me Persigue es una combinacin de cuentos que revelan o manifiestan situaciones del diario vivir que directa o indirectamente estn agarrados o forman parte de la vida del autor.
Todo lo que identifico o describo en los personajes pintados en este libro es un testimonio de lo que considero entiendo como la mancha del pltano. Esa mancha la llevo por dentro y se refleja en cada cuento que deseo compartir con mis lectores. La mancha de pltano es un sello de amor, un virus, un aliento, un manantial que limpia el alma, un polvito que Papa Dios nos ech... que describe o identifica a todo aquel que se considera puertorriqueo". La mayora de los personajes que se exponen en el libro llevan esa mancha por dentro que los traiciona o delata.
LanguageEspañol
PublisherPalibrio
Release dateDec 23, 2011
ISBN9781463313203
La Mancha Que Me Persigue
Author

José M. Rodríguez Matos

Nace el 6 de abril del 1948 en la ciudad de Carolina, Puerto Rico. Termina Bachillerato en la Universidad Interamericana (Suma Cum Laude) en San Juan. Su Maestría la termina en Boston University. Cursa otros estudios graduados en las universidades de Bridgewater College y la Universidad de Massachusetts. Fue maestro de escuela elemental en el Colegio Bautista de Carolina, Puerto Rico por 3 años. Dio clases en las escuelas elementales e intermedias públicas de Boston por 31 años. Actualmente esta retirado y se dedica a viajar, leer y escribir.

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    La Mancha Que Me Persigue - José M. Rodríguez Matos

    LA MANCHA

    QUE ME PERSIGUE

    José M. Rodríguez Matos

    Copyright © 2011 por José M. Rodríguez Matos.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:    2011962462

    ISBN:       Tapa Dura                    978-1-4633-1322-7

                      Tapa Blanda                  978-1-4633-1323-4

                      Libro Electrónico          978-1-4633-1320-3

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    378716

    INDICE

    Me Convenciste

    Pedro El Largo

    Purrón

    Tomás El Quincallero

    El Gigante Pacú

    La Cajita Mágica

    El Desencajado

    Parchito

    Conito

    Chancleta

    La Abuela

    ¡Todavía Me Duele!

    Risa Tengo

    La Fuga

    La Criollita

    DEDICATORIA

    Fuertes razones, hacen fuertes acciones. La vida está repleta de experiencias que necesitan ser valoradas. Estas contribuyen a moldear tu vida y definir quien eres. No podemos ir por la vida diciendo como el poeta: Ser y no saber nada y ser sin rumbo cierto. Reconozco que cada día que vivimos es un reto. Al mismo tiempo que hay momentos y situaciones que no parecen tener solución. No es el momento de detenernos, es el momento de izar bandera, en busca de gigantes y batallas que conquistar.

    Soy un admirador de la naturaleza. Esta nunca se rinde, no importa por la hecatombe que esté atravesando. Tenemos que forrarnos de una coraza que nos permita repeler todos los ataques de las fuerzas que no quieren que seamos. Lo importante es salir a flote, en victoria, no importa lo maltrecho que salgamos.

    Agradezco a todos aquellos que a través del transcurso de mi vida contribuyeron a construir parte de esa coraza. Dios me ha dado la dicha de haberme rodeado de hombres y mujeres que han sido responsables de mis éxitos y felicidad.

    La Mancha que me Persigue ha sido otro de mis conquistas. Esa mancha es la que se identifica con todos aquellos personajes que se enfrentaron a gigantes y asumieron su rol con elegancia. Esa mancha es una bendición que ha marcado a todos aquellos que tienen La Mancha de Plátano.

    ME CONVENCISTE

    Siempre hablaba con una efusividad elocuentísima. No había nada ni nadie quien pudiera apagar aquella metralleta o bazooka. Ese sabelotodo creía que siempre tenía la razón en cuanto a cualquier tema o discurso discutido. ¿Por qué no?

    -Decía o refraneaba: Las reglas se hicieron para romperlas. No hay nada perfecto en esta vida. Todo el mundo cojea de una pata. El que no tiene dinga tiene mandinga.

    Esta era la estrategia de su juego. ¿Quién lo podía convencer? Así le pasara un camión por encima, y le probasen lo contrario, este sabelotodo creía todos sus argumentos eran infalibles. Decía que había hecho un estudio exhaustivo y había leído los filósofos más reconocidos: Sócrates, Platón, Aristóteles, Nietzsche, Sartre, Kierkegaard, Descarte, Whitman, Camus, eran parte de esa élite de filósofos y escritores.

    No se perdía un quince. Tenía que desahogar todo su tropel de ideas o si no explotaba. Era el primero en llegar y el último en partir. Era una voz que clamaba en el desierto. Solamente le gustaba oír a sí mismo y apenas ponía atención hacia lo que sus contrincantes o colegas exponían. Razón por la cual en tantas ocasiones, metió las cinco y en ocasiones hizo el ridículo. No hay peor ciego que el que no quiera ver. Siempre venía con una explicación que solamente a él tenía que convencer. ¿Ay, si las vacas volaran?

    Alguna vez has visto a alguien que al pararse a hablar ante una audiencia o multitud a hablar, sacaba un pañuelo en colores de fina seda; miraba lánguidamente a todos lados; carraspeaba un largo rato; levantaba, recogía, y dejaba caer toda su humanidad en sus talones; sacaba su pecho hacia afuera como si éste fuera a explotar; cerraba sus ojos como si entrara en un éxtasis, sin querer salir de este; levantaba sus brazos como queriendo alcanzar las estrellas, para luego emitir un discurso, lleno de un vocabulario que parecía estaba dirigido a azotar a quien se interpusiera en su camino, sin dar excusa alguna. Un torrente de palabras, jamás concebida por mente humana, que parecían iban a enterrarte diez pies bajo tierra.

    El filósofo de vanguardia o pragmático, así proclamado por él mismo, tenía una forma peculiar de vestirse cuando a las llamadas masas se dirigía. Siempre llevaba una camisa blanca de manga larga, ajustada con ligas alrededor de los codos. Sus pantalones eran sostenidos por unos tirantes, que tuvieron mejores tiempos. El punto de referencia o el detalle clave de este filósofo era su famoso lazo negro, ajustado a su erguido cuello de prócer. En ocasiones este parecía que se voltearía hacia diferentes direcciones como queriendo dirigir al consabido orador fuera de circuito.

    -¿La mujer de quién? ¿Qué dijo? ¿Qué dijo? ¡Cada vez que habla lo entiendo menos! ¿Tienes por ahí un mataburro digo, un diccionario?

    -¡Chico, si he entendido dos palabras ha sido mucho! ¿De dónde saca tanta baba? Ya estoy completamente mareado…

    -Bueno, el dice que estudió en Harvard.

    -Yo creía que ahí tú ibas a que te enseñaran a hablar y a comunicarte. ¡Yo no entiendo un divino! ¿Para que éste cristiano fue a estudiar ahí?

    -Es que usa un vocabulario bien sofisticado. ¿Entiendes?

    -No me vengas tú también a hablarme malo. ¿Qué es eso de un vo-ca-bu-la-rio, so-fis-ti-ca-do? A mí que me rebusquen.

    -¡Qué hable en puro puertorriqueño! ¿Dónde cree que está? Va tener que irse pa’ la luna a practicar su jeringosa.

    Era el momento de la plática en la cual todo el mundo iba a meter la cuchara. Este día era distinto. Ya se había decidido de antemano poner una persona que organizara la forma en que cada exponente iba a usar su tiempo designado. Me Convenciste, no vio con buenos ojos aquella dramática y súbita decisión. Sin embargo acogió la decisión con cierto cinismo.

    Pasó el tiempo y a Me Convenciste no le daban el turno para exponer sus sofisticadas piezas de oratoria. Respiró hondo hasta que por fin decidieron darle su oportunidad. Titubeó un poco y como un loro se dio a la tarea de explicar en detalles las ideas que con anterioridad había presentado. Con suma cortesía lo interrumpieron y le indicaron que su tiempo asignado, había expirado. Ignoró por completo la interrupción y continuó con su elocuente discurso o ponencia. Tuvieron que otra vez indicarle que su tiempo había expirado y el anfitrión asignado comenzó a dar instrucciones sobre la parte que seguía. Era la parte de las preguntas directas a cada exponente.

    Las preguntas inmediatamente fueron canalizadas y dirigidas a cada persona y en cierto orden. Algunas preguntas giraron en torno hacia la gran mayoría de la interpretación y el significado de las filosofías que Me Convenciste y sus oponentes utilizaron en sus discursos.

    -¿Por qué utiliza tantas palabras difícil de entender? ¿Acaso eso es lo que usted pretende, que no lo entiendan?

    Me Convenciste contestó:

    -Bueno, una pena que la gente no esté lo suficientemente preparada. Yo no puedo bajarme al nivel del iletrado.

    -¿Entonces usted habla para entenderse usted y no para que la gente lo entienda?

    -No necesariamente. Todos crecemos en cierta forma en diferentes áreas. Hay cosas que entiendo ahora y antes no. Esto lo llamo maduración y se adquiere con estudio y experiencia.

    -¿Por qué no habla de hombres ilustres de nuestra Isla que también dejaron una gran huella en nuestra sociedad, y cultura como son: Eugenio María De Hostos, José De Diego, Don Pedro Albizus Campo… y otros?

    Contestó Me Convenciste:

    -Estos compatriotas que mencionas no han alcanzado notoriedad internacional. No pierdo mi tiempo en mencionarlos ni presentar su legado en nuestra sociedad.

    -¿Qué no han alcanzado notoriedad? ¡Los pelos! Estos son hombres que han trascendido esta pequeña isla y han influenciado en la vida de muchos de nosotros. Están a la altura intelectual y moral de cualquier hombre en nuestro planeta tierra.

    Muchos no entendían el fenómeno que ocurría cuando Me Convenciste aparecía a exponer sus discursitos. Cada vez que mencionaban su nombre como parte de un evento… el número de curiosos iba en aumento. ¿Sería porque querían oír las palabras estrambóticas que introducía o por la ganga de amiguitos que citaba con regularidad- decían algunos? ¿Quizás por sus coloridos gesticulaciones o por su sobria apariencia personal? ¿Quién

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