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Un Espacio De La Eternidad
Un Espacio De La Eternidad
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Un Espacio De La Eternidad

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La guerra celestial a terminado, con una derrota anunciada, esto es la visin de los hechos desde la perspectiva de un ngel vencido, el noble Raziel, despus de su cada, innumerables eones transcurrieron hasta su despertar, gracias a una misteriosa mujer de nombre Amina, una descendiente de la primera mujer y esposa en el Edn, la hermosa Lilith; ahora el mundo paradisiaco es distinto, la muerte y la miseria han impuesto su podero sobre la humanidad, la cual permanece ingenua y vanidosa, su fe se basa en ser la ms importante creacin divina, orgullosos en la opulencia y humildes en la desventura, sin embargo Raziel aun aprecia a los humanos, por lo cual en compaa y con la gua de Amina, buscara restablecer el plan celestial, uno en el cual la muerte y el dolor solo son leyendas, sin embargo las dificultades no sern escasas, en su objetivo se enfrentara con el ansia de poder y la perversin que a la humanidad es inherente, demostrando que la diferencia entre lo bueno y lo malo, se trata solo de un concepto sujeto a percepciones.
LanguageEspañol
PublisherPalibrio
Release dateAug 7, 2012
ISBN9781463330712
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    Un Espacio De La Eternidad - Rigoberto Diaz

    Copyright © 2012 por Rigoberto Diaz.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

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    ventas@palibrio.com

    410583

    Índice

    Génesis

    Cambios sin retroceso.

    El final del sueño

    El inicio de la pesadilla.

    El corazón triste

    Los hijos de Seth

    El encuentro

    Un mundo nuevo

    Solo la verdad

    Cacería fallida

    Mira quien nos visita

    Un nuevo sentimiento

    Soliloquio

    Reflexiones

    Herejía

    Mimetismo

    Comienza la cacería

    Ampliando fronteras

    Buenas noticias

    El horror que viene

    La víspera

    Frenezi

    El duelo

    La hora final

    Retirarse no es perder

    Los caídos

    La esperanza de Tamiz

    Nínive

    Una mujer sola

    Un viejo conocido

    La convocatoria

    La búsqueda

    Experiencias aisladas

    La defensa

    Por algo pasan las cosas

    Reescribiendo

    El primer movimiento

    Sucumbiendo

    Los elegidos

    Los novatos

    Génesis

    La aurora boreal brinda una hermosa vista, las constelaciones giran en la inmensidad nocturna mostrando su inmortalidad, millones de mundos y soles por doquier, cada uno tan distinto, cometas, asteroides, planetas en eternas sombras, otros enormes con volcanes que no cesan de verter fuego, otros congelados en su totalidad, y en algún lugar entre la oscuridad un par de ojos admiran la maravilla de la creación, contemplando el movimiento que no cesara nunca, la expansión, un sin fin de rocas cruzan el infinito con colas multicolores, y una abrumadora oscuridad lo rodea todo.

    Este día en particular la mirada curiosa está centrada en un planeta pequeño entre millones, es azul con espacios verdes, es como si el planeta mismo tuviera vida, su propio pulso, las cordilleras imponentes, sus valles tan silenciosos que las hojas al caer son audibles, playas color damasco con rocas que no dejan de jugar con las olas. El planeta favorito de el gran señor del Universo, por lo cual igualmente es el favorito de un pequeño ser alado, un curioso ser llamado Raziel, quien ahora observa la creación de quien más ama, la razón de su existir.

    El tiempo transcurre sin cesar en la eternidad universal, pero en la Tierra es un día especial, pues el Gran Creador ha anunciado el nacimiento de habitantes mundanos, habitantes que a diferencia de las demás creaciones, son eternas, pues incluso los soles mas grandes tienen un cierto tiempo y estas nuevas creaciones podrán disfrutar del regalo de la vida sin límite, anuncio que atrae las miradas de todos los hijos divinos, serán testigos de creación de vida, algo que en muy pocos mundos hay y además será vida racional.

    El Señor toma un poco de barro y da forma una figura bípeda, un poco pequeña, robusta, tosca y después moldea una imagen frágil, delicada, un poco diferente de la otra escultura y con un soplo de vida, las figuras adquieren movimiento, al principio de andar torpe y mirada sorprendida, admirando sus extremidades, el horizonte, su piel siente calor, de tierra su elemento es; son bienvenidos al mundo con el nombre de Adán y Lilith, bendecidos por escuchar la voz del Señor, quien ordena Adán sea el hombre, el fuerte, el protector y proveedor; Lilith, la obediente, quien consolara y servirá a su pareja por siempre, ambos amaran al Creador, rindiéndole devoción incondicional, de ahora en adelante, serán los favoritos entre sus hijos, los más queridos; y los seres alados serán sus maestros, guías, ayudantes y protectores que velaran por su bienestar.

    Raziel está emocionado, las nuevas creaciones son tan parecidas al Señor, pero frágiles, a ellos si puede verlos a los ojos, la dicha inunda su corazón, aunque no todos están conformes con las órdenes divinas, algunos no entienden por qué han de proteger y servir a seres tan insignificantes en comparación del gran universo, habiendo constelaciones de tan diversas formas, estrellas de incalculable tamaño, espacios etéreos de infinita belleza y ahora dos criaturas son las favoritas de quien más aman, dos insignificantes formaciones de barro animadas, provistas de un alma, un regalo increíble, pero no contradecirán ni pedirán explicación alguna, solo obedecerán, siempre han hecho eso, para eso fueron creados.

    Heylel, el querubín más cercano al Creador, esta celoso, su lugar entre los favoritos ha sido desplazado por simples criaturas de polvo, más débiles que las bestias de la tierra, seres que sienten frió o dolor por solo caminar demasiado, lo único que hacen es comer y curiosear por todos lados, por lo que decide dirigirse a la tierra y descubrir el misterio que rodea tan patéticos seres, conocer ese algo que los hace tan agraciados.

    Cambios sin retroceso.

    Heylel desciende lentamente a la Tierra, aunque su tamaño en el espacio etéreo es colosal aun para sus hermanos, puede manipularlo a conveniencia, habilidad especial que solo los príncipes potentados como él tienen, de ropaje dorado, alas deslumbrantes como el sol mismo, hermoso ser que refleja en su rostro la divinidad del Creador; además de ser el más cercano. Una vez posado sus pies en el suelo, percibe lo maravilloso de ese planeta, muy distinto a los espacios etéreos donde habita, sin montañas gigantescas, sin grandes cantidades de piedras preciosas, más bien solo un esplendor verde por doquier, arboles y ríos conviven allí en completa calma, pero es esa simplicidad es lo que le da un cierto encanto, el viento juega con sus alas, rodeándole la cara con aromas exquisitos, el aroma dulce de las flores, de los arboles imponentes y de la vida misma. Siendo un ser tan cercano al Señor, su fuerza y poder es superior al de la mayoría de sus hermanos, lo que acrecienta su vanidad, un sentimiento no muy común entre sus hermanos pero que brinda satisfacción. Observa a Adán y su compañera, un sentimiento extraño pero fuerte nace en él, la envidia de que seres tan modestos sean ahora los preferidos y peor aún, la orden es protegerlos, amarlos, sintiéndose degradado, el fácilmente supera en todo a esos inferiores seres atrapados en la Tierra, que no pueden luchar, ni valerse por sí mismos, que necesitan la protección de seres superiores creados en el espacio etéreo.

    El resto del día lo pasara mirando su comportamiento, para descubrir que los hace tan especiales, saber el porqué de llenarlos de gracias y regalos.

    Mientras tanto, ignorando la presencia del príncipe, Raziel camina junto a Lilith siguiendo la corriente del rio Mabel, momento en que inicia una fresca llovizna, caminan entre las rocas con musgo tan suave al tacto, el murmullo de las gotas de agua que caen en el manantial dulce, la luz multicolor del arcoíris que se crea en ese naranja atardecer, Lilith es una mujer hermosa, de cabello negro y lacio, de labios rojos que incluso superan en delicadeza a las rosas, para Raziel ninguna otra creación en la tierra es tan hermosa, al tomar su mano se percata de su suavidad y fragilidad, su mirada es absorbente, tan brillante y encantadora, dos luceros de los cuales emana un destello violeta apenas perceptible, se siente tan emocionado de reflejarse en unos ojos tan bellos, Lilith es de mentalidad juguetona y curiosa, por momentos brinca de roca en roca sin razón alguna solo por el hecho de estar viva, señala con una sonrisa tierna a una mariposa amarilla que pasa por el lugar, todo el tiempo hace preguntas de lo que sea que vea, en poco tiempo gana el corazón de su acompañante, quien dejándose llevar por el momento, la levanta suavemente y lleva a lo alto de montañas, por encima de ríos de agua cristalina, mostrándole el paraíso, ella no podría estar más agradecida con tan paciente guía

    quien le dice.- Como veras, este lugar nunca dejara de sorprenderte, bosques con raíces en el agua, selvas donde hay tantas plantas distintas que seria casi imposible descubrir todas sus propiedades, es muy especial en comparación con los millones de mundos que conforman este universo, me gustaría mostrarte esos lugares tan lejanos, planetas en su totalidad congelados y extrañamente con lunas volcánicas, también hay planetas tan grandes que la tierra en comparación con ellos es apenas un lunar, lo que hace a este lugar tan especial son ustedes, comprendo bien porque mi Señor los ama, sin ustedes, este lugar no sería importante y sin ti, todo esto me parecería un simple desierto- El paseo llega a su fin, dejándola con su pareja Adán, para después retirarse hacia el trono divino.

    Poco tiempo ha pasado y Lilith muestra inconformidad con las órdenes, no es de su agrado tener que servir y obedecer a alguien que tiene el mismo sentido de vida que ella, alguien de igual modo creado, del mismo origen, la tierra que pisan, por lo que con los brazos levantados al cielo, ruega al Señor la escuche, quien acude para saber que ocurre con su hija, haciéndose presente en la Tierra, permitiéndole hablar libremente.- En mi corazón solo tiene lugar usted Señor, a nadie más amare y obedeceré, suplico no me obligues doblegarme ante alguien igual a mí, la tierra es la misma aquí en el valle que la que se encuentra en el bosque, no debería haber alguien que se doblegue ante otro en este lugar perfecto, me resulta humillante la orden de obedecer a Adán, prometo que ambos te serviremos con eterno agradecimiento por la vida que nos diste, por el honor de vernos a los ojos, el campo es hermoso, los atardeceres cálidos e irrepetibles, además los guardianes no dejan de mostrarnos las maravillas que nos rodean, las flores de aroma dulce, montañas que retan al cielo en altura y bosques abrigadores cargados de frutas que son un manjar. No soy desagradecida, solo quiero que mi obediencia y amor sean para usted, mi señor.- las palabras emanadas de la boca de Lilith son puras, honestas, no miente, se siente menospreciada y no cambiara de parecer, actitud que resulta retadora, pues ha cuestionado el mandato divino, algo imperdonable, para muchos guardines resultan ofensivas esas palabras, tal pareciera que Lilith no entiende el regalo que poseen, siendo esto la causa de la perdición del paraíso, que hasta en el nombre se parece ante quien se le ordeno doblegarse, Edén, es desterrada, debe retirarse a las tierras oscuras y estériles, donde solo el dolor perdura, donde no hay guardianes ni guías, tendrá que arreglárselas para vivir, pues la tierra por sí sola no brindara satisfacción alguna, sin comprender bien por que recibe tal respuesta a su plegaria, sale del Edén, sus lagrimas resbalan a través de su manos que cubren su rostro parecieran diamantes cayendo a la tierra, marcando el camino hacia la soledad.

    Para muchos seres etéreos la perdición de Lilith pudo ser evitada de no albergar tanta necedad, debía conformarse con lo que tenia, para otros simplemente era algo que tarde o temprano pasaría, pues los humanos tienen el regalo del libre albedrío, algo que ni los más cercanos a la Luz poseen, así que los errores son algo común, para otros guardianes la mujer tiene razón y fue cruelmente reprendida por expresar su sentir, Raziel piensa que el castigo fue excedido, mandar a una criatura que tuvo la confianza de expresar su sentir, a las tierras malditas no es justo, ella es tan frágil, por un momento estuvo tentado a detener a Lilith, aunque no se atreve a comentar nada, pues siendo ordenes del Señor, no admiten cuestionamiento; se limita a ver como se retira en triste llanto, no entiende cómo es que habiendo lugares tan hermosos como la Tierra, también existan tierras podridas como esa que llaman Tierra de Nod, donde hay entes que habitan en la oscuridad, corruptos y llenos de odio; también existe un lugar llamado Averno, sitio extenso que alberga llamas eternas que no dan luz pero queman, volcanes que expulsan lava sin fin, existen sitios donde gobierna el hielo, zonas de caos, destrucción y locura, Raziel tiene demasiadas preguntas sobre esos sitios temiblemente antiguos y el por qué de su existencia, pero prefiere callar, solo los seres etéreos de mayor nivel conocen las respuestas y tienen prohibido hablar de ello.

    El final del sueño

    La paciencia de Heylel se ah acabado, pues ha sido creada una mujer mas, de nombre Eva, de carácter sumiso y solemne, su pelo es del color de la caoba y piel clara, no es tan agraciada físicamente como Lilith, es más bien delgada sin belleza distintiva, atiende todas las peticiones de su compañero sin protestar, a los ojos de Heylel es un error más en la actuación del Creador, ahora tiene la obligación de proteger y velar por una criatura mucho más débil que el trozo de tierra castigado en Nod, algo que le resulta indignante, sustituir un ser por otro así de fácil en busca de la perfección.

    Decide compartir su pensar con otros entes divinos de alto nivel, entre ellos algunos tan fieles como Hazazel y Sabuel, sorprendiéndose que algunos comparten el mismo sentimiento, pero no lo habían expresado por miedo a también ser desterrados, en su opinión, los seres de la tierra no son importantes, no son valiosos ni mucho menos indispensables en el majestuoso universo, por lo que no es necesario cuidarlos o protegerlos como si fueran la mayor maravilla de la creación, después de todo solo son polvo y eso abunda.

    El querubín principal y otros poderosos seres divinos se dirigen al trono del Señor, arribando en grupo, Heylel se arrodilla mirando al piso frente al trono divino, detrás suyo, los demás príncipes están asustados, nunca algún guardián había osado expresar su sentir al Creador, aunque apoyan la moción, los humanos son errores de la creación, Adán, Lilith y Eva, no aprecian el regalo concedido llamado libre albedrío, reniegan la orden de protegerlos como si fueran lo más importante del universo entero, Heylel, postrado sobre su rostro es lacónico.- Mi señor, no es mi intención renegar de tus mandatos, tu sabiduría es infinita y para este humilde servidor muchas veces incomprensible, el ejemplo más claro es que has dado demasiada libertad a esos simples seres mundanos, por favor, no nos obligues mimarlos, deja que mandemos a unos cuantos sirvientes de menor nivel, para que los vigilen, son tierra mi Señor, solo eso, no perdamos tanto tiempo en ellos siendo que el universo es infinito y hay cosas más importantes en que ocuparse, no olvidemos la vida simple de otros planetas, hablo en nombre del resto que me sigue a mi espalda, no olvides que tenemos muchos eones incondicionalmente a tu servicio, creo que ya es tiempo de que se considere nuestra opinión como algo valioso, somos los más cercanos a ti y por ello, creo que también tenemos derecho a mencionarte errores.- El silencio es total, Heylel confiado por sus palabras sigue con el rostro pegado al piso con una enorme sonrisa, esperando una respuesta favorable, el resto, de rodillas algo atemorizados por la forma tan insolente de cuestionar las órdenes encomendadas, pero esperando una respuesta que los complazca. El espacio etéreo se ensombrece y un viento atroz recorre el lugar, provocando pánico en los presentes, comprendiendo que por cuestionar los mandatos divinos, su lugar en los espacios de luz a terminado, sin mayor espera, vuelan lejos tratando de alejarse de la cólera implacable, Heylel deja escapar unas lagrimas, limpiándoselas con el brazo, por un momento se sintió tentado a abandonarse al llanto, no esperaba una respuesta tan violenta después de tanto tiempo a su lado, pero no hay mas opción, solo aceptar el exilio y perderse entre las sombras del universo, aguardar a que la ira del Señor se calme para algún día regresar a su lado.

    Han pasado varios días después de haber huido del Creador, los príncipes siguen en su vuelo hacia la oscuridad universal para allí guarecerse si es necesario, por la eternidad, pero Heylel se detiene, dejando oír un gruñido, no acepta ese destino tan cruel y solitario, a su modo de ver las cosas, el Gran Señor a cometido demasiados errores, ahora le parece caprichoso, injusto y cruel, lamenta que ese mal llamado Adán y Eva sean ahora la causa de la inminente pelea que ya no tiene vuelta atrás, de combatir contra alguien que ama tanto, tiene presente, que vencer al poder presente es tarea casi imposible, nadie conoce hasta

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