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Amar En Tiempo De Tormenta!
Amar En Tiempo De Tormenta!
Amar En Tiempo De Tormenta!
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Amar En Tiempo De Tormenta!

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About this ebook

Levantemos la vista a nuevas oportunidades y elevemos el pensamiento, nimo, y coraje de luchar por nuestras ilusiones. Libermonos de todo lo que nos detenga, aun si es tu propia familia.
Estas tres historias fueron rescatadas de mi amado terruo situado en el Noroeste del Estado de Chihuahua, Mxico. Este lugar forma el escenario, presentndonos los sucesos aqu contados. El primero: Dos seres que nacieron para amarse El segundo: una narrativa emocionante de manera coincidente una bastarda que huye del padrastro. El Tercero Los hombres tambin lloran. Otra bastarda se involucra, pero ella tiene la suerte de encontrar en su padrastro un verdadero padre, mejor que su padre biolgico.
La vida es como una obra de teatro, pero no puedes ensayar. Por eso canta, re, baila, llora cuando te ofendan y tengas ganas de hacerlo, eso hace que te liberes del coraje. Piensa antes de decir algo que lastime a otros, porque las heridas internas son ms peligrosas que las externas. Librate y vuela alto como las guilas.
LanguageEspañol
PublisherAuthorHouse
Release dateApr 30, 2015
ISBN9781496953735
Amar En Tiempo De Tormenta!
Author

Martha Tarcila Villagas

Martha Tarcila Valenzuela de Villegas nació durante un invierno del siglo XX en Ignacio Allende, Municipio Ignacio Zaragoza, Distrito Galeana, Chihuahua, México. Circunstancias y dogmas familiares la catalogaron como una “bastarda”. Sin embargo, ella se atrevió a romper los patrones que le habían sido inculcados, y liberándose de ellos, logrando tener un hogar estable por más de 48 años. Autodidacta, sintiéndose atrapada en una telaraña, utilizo su astucia y pudo resistir y no dejarse atrapar como mosca, rehusándose a no permanecer como una victima de las circunstancias. Inspirada por su adicción por la lectura, la autora comparte con nosotros un nuevo libro. Una novela de amor, ese sentimiento intenso que algunos hemos sentido. La autora trata de rescatar los refranes y modismos que se usaron en su época, especialmente en su “terruño”, el pueblo donde creció. Recordando a sus ancestros y a toda su gente, se presentan tres historias de amor sereno y tierno, profundo, preocupante, intenso, delirante... Nunca debemos olvidar nuestras raíces porque estas son la base de la identidad que le brinda un toque especial a nuestras vidas.

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    Amar En Tiempo De Tormenta! - Martha Tarcila Villagas

    Martha Tarcila Valenzuela de Villegas

    Nací en el Estado de Chihuahua, en un pintoresco lugar de la Sierra Madre Occidental, mi amado arrabal. Ignacio Allende, Municipio de Ignacio Zaragoza, distrito Galeana Chihuahua. Un invierno triste, en el seno de una gran familia de clase humilde, pero de grandes valores morales, orgullosa de mis raíces, de mi gente humilde y trabajadora. Crecí rodeada de amor, ese amor incondicional que nos heredara mi Padre abuelo, bajo dogmas y religión impuestos; los que por supuesto me revelé a seguir, indomable y rebelde por naturaleza, pero con causa. Autodidacta por falta de oportunidades. Nunca me resigné a la mediocridad ni al fracaso, con los valores heredados de mi Padre Abuelo, me atreví a abrir la caja de pandora. Mitología Griega; como confesara en mi primer libro. ¡Mi segundo nombre Tarcila que por fin lo he encontrado, es de origen Español, se escribe Tarsila con s y no c su significado es valor y coraje! Según yo, en mi primer libro lo saque del armario para que se escuche mejor. Pero me di cuenta que no del todo, porque en la portada no aparece. En mi segundo libro, POBRE CARLETTE me arme de valor ¡Porque no crea, se necesita mucho valor para aceptar públicamente ser el portador de ese nombrecito! No me gusta, fue un trauma para mí. Seré sincera, solamente lo conservo por amor y respeto a mi madre y al abuelo padre; creo que ya saben algo de mí interesante existencia; traté de abrir mi corazón en mi primer libro. ¡ALZARE MIS OJOS A LOS MONTES! Me doy cuenta que no del todo, que mi vida siempre estuvo rodeada de mentiras y un gran misterio. El que yo llamo el gran misterio de Daniel y apocalipsis. Diariamente descubro algo, creo estar jugando el papel de Robert Langdon, Sophie, Vittoria y Sienna en los libros de Dan Brown; Tratando de descubrir, descifrar, códigos y claves secretas. Mi tercer libro no lo publicaré. ¿Razón? Personal. Gracias a Dios a mi lado siempre hay personas dispuestas a asesorarme. ¡Ningún amigo como un hermano, ningún hermano como un amigo! (Proverbio Indio) ¡Aquí mi cuarto libro, espero que les agraden las historias de mi amado terruño, contadas por esos hombres poseedores de una gran inteligencia, mi amada gente, que quiero inmortalizar, y no dejaré que queden en el olvido! Mezclando un poco de fantasía a la verdad, para darle un sabor especial, el condimento de nuestro terruño. Los nombres y apellidos fueron cambiados por razones que dejo a su imaginación. Amar es un verbo, se demuestra con hechos, el amor es tan necesario, como el agua y el aire, sin amor no podríamos vivir. me gustaría en el futuro, mirar atrás, ver todo lo que he conseguido; reconocer que fui fuerte, que soporté los golpes y las palabras que con tanto odio, malos deseos lanzaron a mi rostro, ¡Sobreviví a ellos! Pero sobre todo deseo ver una sonrisa en el rostro de mis amados paisanos y familia.

    La Autora.

    Dedicatoria

    A mi familia, esposo, hijos, incluyendo a Lolys y Zulema Valenzuela, a mis nietos. Para todos mis paisanos, mi gente, mi raza. Dios es amor, nos ama y con amor nada es imposible. A Dios el Arquitecto del Universo Por ese toque que dio con su mano a los hermosos bosques, cañones, valles y barrancas de mi amado terruño. Al viento, las nubes, la brisa, la lluvia, los ríos, arroyos, el sol, la luna, las estrellas de mi bendito cielo de Chihuahua. A mi gente que ya descansa, a la que aún viven, pero que tal vez ya no tenga oportunidad de verlos. Deseo con nostalgia regresar a esos lugares, que para mí fueron mi paraíso terrenal. A Mía Lizbeth mi séptima nieta, número perfecto, A mi paisano Oscar Vega Molina y familia, gracias por su apoyo incondicional. ¡A mi pequeño tormento que nace antes de la publicación de este libro Gia Steffania, hermosa te amo, gracias a Dios por llegar en el ocaso de mi vida! A mi amado terruño, volveré muy pronto, lo prometo.

    Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien…Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo…

    Carlos Gardel.

    La Autora.

    Gratitud

    Al gran arquitecto del Universo, por permitirme escribir para mis nietos. A mi esposo por financiar este pasatiempo. ¡Quién te odia, es porque un día intentó ser como tú y NO PUDO! Referencia: el tren de la vida. ¡Re empiezo hoy mismo, correré los riesgos, me puedo equivocar, es un riesgo sin garantía! Como dijo uno de los grandes. ¡Es preciso perdonar mucho, para no olvidar nada! El pasado es la única cosa que el aroma es dulce. Acepto las críticas, especialmente las constructivas. Me puedo equivocar, 70 veces siete, aprendí a dar gracias a Dios, siempre y por todo. No soy la madre, esposa, ni abuela más cariñosa del mundo, me cuesta mucho esfuerzo demostrar mis sentimientos, pero lo intentaré.

    Como un libro, que no sabes el final. Y te asusta lo que lees, así la vida es. Cuando naces, ya te expones al dolor, y de a poco y con valor logras crecer.

    La vida da muchas vueltas, podremos regresar siempre. ¡AL MISMO LUGAR! Jorge Bucay. El viejo árbol de mi patio esta sin hojas, los pájaros han emigrado, se ve triste y solitario. Camino por el patio, escucho el crujir de hojas secas, amarillentas bajo mis pisadas. Otro año más ha pasado, está nevando, el invierno es rudo y cruel, niños y ancianos sufren, hace un frío infernal. Llegará la primavera, a mi árbol le brotarán hojas, algunos pájaros regresaran, harán sus nidos, me arrullaran con sus cánticos. Dios nos dio la memoria, para que tuviésemos rosas en invierno. ¡Yo tendré un año menos! No temo a la muerte, le temo a la vejes. Muerte llega cuando quieras, pero no te deleites al verme postrada en una cama. ¡Ven cuando esté regando mis flores, cuando este dormida! ¡Como Carlette, o mi abuelita Sara! Me siento triste, esa tristeza que siempre me acompaña, que marchita el rostro. Mi viajero incansable no está, me doy cuenta, reflexiono. ¡Cuánta falta me hace esa persona! Nos volvemos rutina y más rutina. Ya solo levanto mi mano para decirle hola, él está en su caminadora. Preparo el café, sirvo su desayuno o almuerzo, conversamos algo, una noticia, pendientes etc. él toma una larga ducha, preparándose para ir al trabajo; yo preparo su comida, ya solo le doy un beso en su frente, creo haber olvidado besar sus labios. Elevamos una oración a Dios, pidiéndole protección para nuestros hijos, nietos, familia etc. Tengo mil deberes que hacer. La melancolía me envuelve en nubosidades de espesa neblina, doy rienda suelta a mis pensamientos, lloro porque desde siempre mis lágrimas están a flor de piel y he olvidado cantar. Esa es mi maldita rutina, sé que con ella voy a morir. Mis hijos son prestados, se han marchado, tienen que hacer sus vidas, volar lejos, alto muy alto como las águilas. Lejos del nido, ese nido que ya ha quedado vacío. ¡Solo quedamos él y yo como al principio! Si aunque parezca ridículo, el amor no envejece. ¡Pero si no se alimenta, si maltratas, insultas sin razón, morirá como las plantas si no las riegas, cuídalo!

    La autora.

    ¡Dos seres que nacieron para amarse!

    A principios del año 1940 un 29 de febrero, año bisiesto. En dos hogares distintos, de diferentes clases socioeconómicas, que aún en este siglo existen, en algunos lugares del mundo, marginando a las personas. ¡Como si el universo no perteneciera por igual a todos los seres humanos, para Dios no existieran clases sociales, religiones ni fronteras! En este mundo, hay pobres, ricos, clase media, también flores bellas, y marchitas. El sol y la luna alumbran a todos por igual. Existe el bien y el mal. El mismo día, a la misma hora dos mujeres daban a luz a sus primogénitos. Una contaba con el auxilio del médico del Pueblo y la enfermera. Mientras la otra madre solo contaba con la ayuda de la comadrona.

    Alma Águila había perdido a su marido en un accidente, queda sola con un bebé de 8 meses de edad. Llega a la hacienda Las Lajas del Señor Hacendado. Don Pedro Fuentes. (DON De Origen Noble). ¡Sigla, letra inicial que se emplea como abreviatura! Toca a la puerta, le abre una dama. ¿Que se le ofrece? Quiero hablar con la dueña de la casa. No está, cerrando la puerta en su propia nariz ¿Quién era? pregunta Carolina, una mujer con un escuincle en brazos, ¿y qué quería? Hay pos no sé, pregunto por uste, le dije que no estaba. ¿Porque me niegas sin mi autorización? Doña Carolina Puente de Fuentes va a cerciorarse, lo primero que ven sus ojos es a una mujer amamantando a su bebé, sentada frente a la puerta. ¡Era una bella madre joven, de mirada triste! Había caminado todo el día, no había comido ni bebido agua. ¿Acaso su cuerpo profundamente deshidratado produciría algo de leche para alimentar a su bebé? Alma al escuchar la voz de la mujer se espanta. ¿Qué hace aquí? Pregunta Carolina. Vengo de Sierra Blanca, estoy muy cansada, por piedad deme de trabajo. ¿Trabajo y con un bebé? ¡Si, por mí bebé, mi esposo acaba de morir en un accidente! Estoy completamente sola, no tengo familia. ¿Cuál es tu nombre? Alma Águila de Flores. ¿De Flores? ¿Por casualidad no eres familiar de Yancarlo Flores? ¡Sí, por favor no se lo diga a nadie si preguntan por mí! ¿Tú eres la esposa de Yancarlo hijo? ¿Y dices que murió? Sí, solo me avisaron que un toro lo destrozó entre las trancas del corral, lo, lo, sepultaron, y ni siquiera me dejaron verlo. ¿Por qué? No lo sé, por eso cerré mi casa que queda en Valle del Silencio, en Sierra Blanca, lejos de la hacienda de Los Flores. Cuando un peón me avisó, salí para acompañarlo, él despareció misteriosamente. Quedé desesperada, asustada, por temor a que me quieran quitar a mi bebé, hui sin rumbo, y aquí estoy sin saber dónde. ¡Mi bebé es solo mío ya, mío, mío! Pasa mujer, cuenta con mi amparo y discreción. Empecemos por cambiar tu nombre en esta casa. Para la servidumbre serás….. ¿Qué te parece Rosa? No, no me gusta. ¿Entonces Valeria? Está mejor. ¡Bueno, Valeria Luna estás en tu casa! Julia ven, diga Seño. Prepara la habitación de huéspedes, que traigan una cuna, les pones sabanas limpias, lleva a Valeria porque se quedará a vivir en esta casa. ¿Pero Siñora Carolina, sabe lo que está hanciendo? No ande con esas ocurrencias, puede ser muy arraigado. ¿Arraigado o arriesgado? Y sí sé, lo que estoy haciendo. ¿Cómo dijo que se llama? Valeria Luna. ¿Te lo repito? No, no siñora, si yo nomas preguntaba. ¡Valeria, eres Valiente eh! Por lo pronto cuidarás solo de tu hijo, ayudarás a la nodriza de mi hija, cuando tenga que bañarse o salir un día a la semana.

    Es como Alma llega a esa casa, entregándose en cuerpo y alma a su trabajo, tratando de quedar bien para no perder el techo para su hijito, que es quien más importaba en su vida ya. Él bebé comía, lo bañaba, dormía hasta cinco horas seguidas. Como si estuviese consiente del problema por el que su madre pasaba. Cuando el niño dormía, bañaba a la niña que casi tiene la edad de su hijo, en su tristeza, sacando fuerzas de lo imposible, le cantaba, y cuando tenía hambre con cariño le ofrecía su pecho, la alimentaba hasta que quedaba satisfecha, y profundamente dormida. Llegaba la nodriza, por consecuencia lógica rechaza su pecho, al no succionar, sus glándulas mamarias dejaron de producir el oro blanco, decidiendo dejar el empleo. Un buen día él bebé dormía, ella amamantaba a Cielo, después de darle un buen baño, en eso entra Carolina y la sorprende. ¿Tú amamantas a mi bebé? ¿Desde cuándo lo haces? Alma está asustada, no logra articular palabra. Se siente desvalida, y con intrepidez logra que de sus labios salgan unas breves frases. Carolina toma en brazos a su bebé, diciéndole. ¿Con razón estas tan bien alimentada, tan linda? ¿Y también amamantas a tu bebé? ¡Si, gracias a Dios, de un pecho le doy a Yancarlo, del otro a mí Cielo! De hoy en adelante quiero que te dediques a mis niños, ellos deben criarse como si fuesen hermanos. La nodriza hoy me dijo que ya no vendrá más, que la niña ya no quiere pecho, que ya es tiempo de darle comida y leche de vaca en vaso. ¡No Señora, la leche de vaca es para los becerros, mis niños son seres humanos y no becerros! Alma tienes toda la razón del mundo. Yo les daré pecho hasta que ellos lo dejen solos, se lo prometo. En ese instante entra Don Pedro, me urge hablar con Valeria. Van a la habitación de Valeria, le propone registrar al bebé como si fuese hijo de ellos, Doña Bárbara de Flores mandó a sus achichincles, te buscan como locos. ¡Por lo pronto al bebé no lo nombrarán Yancarlo! ¿Lo registraron al nacer? Por supuesto que sí. Yo iré personalmente, lo registraré como si fuese nuestro hijo. Pondré fechas distintas de nacimiento. Será Pedro Fuentes hijo. De ese modo evitaremos el que esa vieja urraca, trate de quitártelo. Está bien, yo confío en ustedes, por amor a mi hijo estoy dispuesta a todo. Quiero proponerte algo, mandaré varias camionetas, para que traigan muebles, y pertenencias de tu casa. Tengo una casa, es de mi propiedad, queda tras la casa grande a unos cuantos pasos. Puedes disponer de esa casa, pasar los fines de semana en ella, para que te sientas en tu propia casa. ¿Qué te parece? Alma saca la llave se la entrega, agradeciéndole lo que hacen por su hijo y por ella. ¡Son ustedes unos Ángeles! Eso fue como abrir un profundo vacío en su alma y su corazón. Salen de la habitación, Alma hecha a volar su imaginación sus remotos recuerdos, vencida y en absoluto abandono. Es más, piensa que Yancarlo no murió, que sus padres lo desparecieron para separarlos. ¿Por qué lo sepultaron sin avisarle entre tanto misterio? ¡Sí, su pobre alma como su nombre! Tuvo que abandonar su casa, huir, esconderse cual ladrón. La versión que le dieron, no abrieron el ataúd, porque quedó irreconocible, nadie, absolutamente nadie lo vio, según dijeron su rostro quedó destrozado. ¿Acaso ella no tenía derecho de despedirse de su amado Yancarlo? Su suegra jamás la había aceptado, supo disimularlo muy bien. La miraba escrutadora, la examinaba con su mirada hosca de pies a cabeza.

    ¡Hasta pronto mí amor!

    ¡Esa mañana la abrazó, la apretó sobre su pecho, se dieron un largo beso de amor como si supiesen que era el último! Luego fue y despertó a Yancarlo, su lindo bebé, también lo amó por última vez como si presintiera su muerte. Se marchó para jamás regresar. Ella cerró su casa, dejando todo como estaba, huyendo sin rumbo, hasta llegar al sitio donde se encontraba en ese momento, nadie absolutamente nadie sabía nada de ella, ni siquiera la Nana, porque ya no estaba con ellos, estaba herida de muerte, Yancarlo era su esposo. Tuvo que huir, como una delincuente. ¡Eso jamás les perdonaría a sus suegros! Su rencor era tanto que mientras ella lo pudiese evitar, ellos no verían crecer a su bebé, que era idéntico a su padre. Su rostro reflejaba amargura, sentía en su ser, en carne propia, el desamor, desdén y soledad, esa soledad que le carcomía hasta los huesos. La crueldad que desde su niñez fue objeto, por la que ella creía su madre. La invade un sentimiento de aversión, hacia esas personas, tenía frente a ella el fantasma invisible de su suegra; porque con don dinero se puede todo, no quería siquiera imaginar que le quitasen a su hijo, conocía tan poco o nada de su suegra, pero no ignoraba de lo que era capaz por hacerle daño. Alma no estaba dispuesta a compartirlo con ellos, su crueldad y desprecio hacia ella, no tenía nombre. Ella era la única dueña de su bebé. ¡Si me tiene a mí, aunque ya no tenga a su padre, mi hijo no es un bastardo como yo, estoy dispuesta a llegar al sacrificio, por protegerlo! Valeria se queda con la vista perdida en el cielo infinito, recordando su aflicción, Yancarlo no llegó esa noche, el jamás había llegado tarde a casa, en los dos años y medio que tenían de casados. Al atardecer él llegaba a casa con bolsas repletas de mercancía; comida, para su amado bebé. Yancarlo había conseguido esa casa antes de casarse para mantenerla alejada de su madre, bien que la conocía y no estaba dispuesto a que su madre le dijese a su esposa lo que debía hacer, menos que la maltratara; el mismo la había amueblado sin pedir ayuda de nadie, lo que menos deseaba era vivir con sus padres, conociendo el carácter de su madre. Esos dos años y medio al lado de su esposo, recompensaron todo.

    Aunque fuese una felicidad fugaz, fue muy feliz al lado de él, ese ser que la amó desde el primer día que la conoció, finalmente solo el recuerdo es lo que resta de ese hombre, a ella le quedó su hijo, un corazón roto pero que aún palpita, finalmente: rabia, cólera, y soledad. ¡Tenía que luchar contra viento y marea por su hijo! Nada ni nadie la detendrían, dejaría de ser Alma Herida. Haría de su hijo una obra de arte, llorando se arrodilla ante la cuna de su bebé prometiéndole a su amado Yanca. No me dejare vencer, lucharé como fiera con uñas y dientes para proteger a nuestro hijo, jamás le faltará nada, no lo expondré a que caiga en las garras de Bárbara; por eso he aceptado cambiarle el nombre por protegerlo, entre tú y yo siempre será nuestro Yancarlo. Yanca, no recurriré ni a tu familia ni a la mía, aunque tú ya no estés. Te demostraré que tu hijo será un gran hombre de principios y buen corazón como el tuyo, está segura que si heredó su físico, también heredará su carácter, y la nobleza de él, ella se encargará de instruirlo, amarlo por los dos. Te juro que no te fallaré, siempre vivirás en mi corazón porque entraste en el para quedarte por siempre, nada ni nadie podrá reemplazarte jamás, tú hijo no sufrirá los golpes y el desprecio mientras me tenga a mí; llora y le pide a Dios fuerzas, protección y una vida hasta que su hijo aprenda a defenderse solo. Entonces terminará mi misión.

    ¡Yancarlo, tengo tanto miedo que me lo quite tu madre, perdón, pero soy capaz de matarla si lo intenta! Te extraño tanto que no sé cómo podré vivir sin ti, solo mi bebé, perdón, nuestro bebé es quien me impulsa, para poder sobrellevar esta soledad que siento, que estremece mis entrañas. Siento deseos en momentos de correr, correr y llegar hasta el lugar donde me rescataste el día o tal vez esa tarde, que se yo, en que escuché discutir a papá con su mujer, enterándome de la verdad. ¿Si mi madre llego al sacrificio de morir por mí? ¿Que no seré capaz de hacer yo por mi hijo? ¡Perdón otra vez más, digo por nuestro hijo! Yanca, al mirarlo, imagino tu amado rostro, su sonrisa idéntica a la tuya, aún vives en mí, los amo tanto, Yanca es idéntico a ti. Sigue conversando con su amado Yanca, que ya no la escucha, ni la protege. Qué hermosos días los que pasé a tu lado. ¿Me amaste tú como te amé yo? Mi amor, te extraño tanto, en las noches te sueño, escucho tu respiración, siento tu cuerpo junto al mío, es como logro quedarme dormida. Otro día, a enfrentar la realidad, cada día me es más difícil soportarlo. Los días son siempre tristes y nublados, si no fuese por la sonrisa de nuestro hijo y de Cielo mi niña adorada. ¡Ay amor si la conocieras te derretirías! ¿Cómo olvidar cuando tomabas tiernamente a nuestro hijo en tus brazos?, lo alzabas hasta tocar las nubes ¿Cómo olvidar como acariciabas mi vientre, rodeándome con tus brazos? Le decías mi Almita. ¡No fue tu Alma sino mi Yancarlo! ¡Y mira que bueno es mi Dios! Me quitó a mi amado esposo, dejándome un hijo, que es tan bueno como tú. ¡Gracias Dios por los pocos momentos, que me diste la oportunidad de amar y ser amada! ¡Amar en tiempo de tormenta! Aunque el tiempo fue tan breve, supero en calidad lo que viví al casarme contigo. Cambiaste mi vida en todos los aspectos. Hoy estoy sola, muy sola como el perro del hortelano. Si supieras que desde que te fuiste ya nada es igual, que mi rostro ha cambiado tanto, ya solo parezco una sombra de lo que era antes. Te prometo por nuestro hijo, echarle todas las ganas, todos los kilos por el recuerdo de ese gran amor, Valeria se dedicó en cuerpo y alma a sus dos amores, como ella los llamaba, su Cielo y su Yanca.

    Pasan los días, para Alma cada nuevo amanecer no le parece diferente al anterior, los niños duermen, se los encarga a la Nana y por vez primera sale a dar un paseo sola, camina introduciéndose entre los frondosos árboles del huerto, con su vista perdida en el horizonte, se abraza al tronco de un frondoso árbol, su mente está en blanco, no puede acomodar sus pensamientos, no puede dar crédito a lo que está pasando. ¿Podrá superar la ausencia de su esposo? ¿Podrá vivir sin él y cuánto tiempo? De pronto siente un agradable olor a tierra mojada. El hermoso cielo azul de nuestra bendita Sierra, luce grandes nubarrones blancos como algodón, ella los observa, descubriendo varias figuras, cree que es su imaginación, de pronto observa que corren rápidamente, se persiguen unas a las otras, despareciendo de su vista, apareciendo grandes nubarrones negros. El sol desaparece, deja de brillar, las nubes chocan unas contra otras, el cielo está encapotado, rayos de luz y relámpagos surcan el espacio, produciendo un gran estruendo. Alma no se da cuenta del peligro que corre al estar sentada bajo un frondoso árbol. Alma en su soledad grita a todo pulmón, nadie la escuchará. ¡Yancarlo, si de verdad vas en alguna nube respóndeme amor! No puedo olvidarte, estoy desesperada, tu recuerdo me persigue día y noche., estoy muy sola, Yancarlo ya no puedo más. Ha pasado no sé cuánto tiempo, que para mí son siglos. No tengo deseos de seguir viviendo. ¡Yanca llévame contigo a donde estés, estoy vencida, ya no tengo fuerzas para seguir luchando! Me siento muy sola, te extraño tanto que no puedo estar un momento más sin ti. ¿Dónde estás mi amor? Vuelve a casa pronto, no puedo seguir viviendo esta triste vida de soledad. Contéstame Yancarlo. "De su garganta sale un fuerte grito que cruza el cielo infinito, lleno de angustia y desesperación, Yanca ven a iluminar mis días, que sin ti parecen noches oscuras, tenebrosas. Regresa pronto mi amor, ya no quiero vivir sin ti. Ven amor, quiero verte por un instante, aunque vuelvas a irte nuevamente, y me quede sola, tan sola mi amor.

    Yancarlo, Yancarlo. ¿Dónde estás? ¡Mi amor, regalé a nuestro hijo, ya no es mío, te perdí a ti también, estoy sola otra vez como al principio! Llévame contigo a donde estés, hasta el mismito infierno, quiero estar contigo. Está empapada, la tormenta está en su apogeo, el viento huracanado la golpea, se arrodilla, toma lodo en sus manos llevándolas a su rostro, llora a gritos, desesperada, la tormenta arrecia, trata de levantarse, sus piernas no le responden. Hipólito viene arreando el ganado, es interceptado por la tempestad. ¿Qué hace aquí señorita Valeria? El caporal salta de su caballo, se olvida de las reses que va arriando al corral, está algo retirado todavía, tomándola en sus fuertes brazos, camina contra el fuerte viento de la recia tempestad, la lluvia con la fuerza del viento azota su rostro, le es imposible caminar por el suelo anegado, por fin logra llegar al portal de la casa grande, con una bota golpea la puerta de madera rustica. ¡Dios mío! ¿Qué haces con Valeria? ¿Dónde estaba? La encontré cerca del río, el río se está desbordando, creo que de no haber llegado a tiempo, la corriente la hubiese arrastrado. Su corazón estaba roto y a punto de pararse, Alma corría, se abrazaba a las piernas de su madre, con despotismo la tomaba de un bracito, con odio la apartaba diciéndole, largo de aquí escuincla mugrosa, se sentía rechazada por su madre.

    Al llegar su padre del trabajo corría, se lanzaba a sus brazos, él la cargaba, la besaba. ¿Cómo la paso mi Almita? volteaba a mirarla, recibiendo un mensaje, no contar nada, la niña captaba por miedo y temor, Alma crece, pero es tratada muy diferente. Se aproxima el 10 de Mayo día de las madres, su padre cada domingo les da dinero, Alma lo guarda en una alcancía, al llegar la fecha, todos compran un regalo para su madre, Alma va a la mercería, escoge una linda figura de porcelana, de una tierna madre con una niña en brazos y un libro. ¡Es cara, el dinero no le alcanza, el dueño al ver su carita triste, le envuelve la figura para regalo! Alma va feliz, llegan de la escuela, hacen fila para entregar su regalo. Abre el regalo de cada uno de sus hijos, se ve muy feliz. ¡Le toca el turno a Alma! Extendiendo su manita con temor, le entrega el regalo. ¡La madre sin molestarse en abrirlo lo lanza al bote de la basura, lárgate! Alma se acerca al bote de basura rescatando el regalo, sale corriendo al río. Con ira y coraje lanza la figura contra una roca, con una piedra la golpea destrozándola, llora amargamente. ¡No se da cuenta que su hermano Javier la ha seguido, la observa con sus ojos inundados por las lágrimas! La abraza tiernamente, el sí está enterado del porqué del odio de su madre. El tiempo pasa rápido, su hermanita se había transformado en una bella dama, blanca de pelo negro azabache, ojos negros y brillantes, su cabellera risada le daba hasta la cintura. Es bella por dentro y por fuera, Alma pacientemente entrelazaba su pelo haciendo dos trenzas a los lados, peinaba su larga cabellera, uniendo las dos trenzas con unas chavetas, se veía hermosa, su pequeña cintura realzaba más con los vestidos que ella misma confeccionaba. Ese día pasaba cerca de la habitación de sus padres, los escucha discutir, se queda en un lugar estratégico escuchando, descubriendo su verdad, esa verdad sin voz, ocultada durante tantos años de maltrato. Preferiría haber sabido su origen desde el principio, a vivir tantos años de engaño, le hubiese evitando tantos golpes, desprecio desdén y maltrato de esa mujer, entra a la habitación, como solíamos decir en mi terruño, a agarrar el toro por los cuernos; con la amargura reflejada en su rostro. Enfrentando a su padre, la mujer le ordena que salga de la habitación, la ignora, su padre llorando le cuenta la verdad, me case con esta mujer muy joven, se embarazó para salirse de su casa, caí en su trampa pero cumplí con mi deber, solo éramos tu madre y yo, mi padre murió de tisis, era como le decían a la tuberculosis, mi madre cansada de cargar con la responsabilidad, traer a casa comida y cuidar de nuestro padre, su carácter cambia. Tu madre empieza con esa tos clásica de la tuberculosis, se siente mal, vomita, se desmaya, la llevé al médico y me dijo que estaba embarazada, desnutrida, y muy débil, necesitaba de mucha atención, yo casado, y con hijos además de una esposa exigente, egoísta, ayudaba a tu madre proporcionándole los pocos medicamentos que había en esa época. A mi madre aún sin el apoyo de esta egoísta, trataba de que no les faltaran los alimentos más indispensables, sin descuidar a mis hijos. ¿Y quién es mi padre? ¡No lo sé, nunca nos lo dijo! ¿Y qué paso con mi madre? Murió al dar a luz, te escuchó llorar, en su rostro se dibujó una sonrisa y dejó de respirar. Mi madre loca de dolor, por la pérdida de su marido y su hija, me ordenó que te llevara a cualquier lugar, que no soportaba escuchar tu llanto ni verte, que te dejara en la puerta de cualquier casa, te tome en mis brazos, levanté mí vista al cielo buscando a Dios, no logré verlo por ningún lado. Extendiendo mis brazos con ese regalo que me dejó mi hermana, prometí a Dios cuidar de ti. Llegué a casa contigo, destrozado por la pérdida de mi única hermana. Mi madre había perdido la razón tanto sufrimiento, mi mujer estaba igual que mi madre, no te quería, mi madre porque se volvió loca de dolor por la pérdida de su esposo y su hija. ¿Y esta mujer por qué? Me aferré a ti, le dije que si no dejaba que tú te quedaras con nosotros. ¡Yo me largaría contigo, no te abandonaría jamás! Sepultamos a tu madre, sin saber el paradero de tu padre.

    ¿Entonces soy una bastarda?

    No, porque yo te di mi apellido. Esta egoísta, desde el primer momento sintió aversión por ti. Solamente he permanecido a su lado por mis hijos, al regresar a casa contigo, entré a mí habitación, bajé unas maletas estaba empacando mi ropa cuando entran mis hijos con la curiosidad de verte. Yo te tenía envuelta en una cobija que tu madre había tejido a gancho con mucho esfuerzo y

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