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Vinotinto & Arepas: Cómo el Fútbol Se Está Convirtiendo en la Religión de Venezuela
Vinotinto & Arepas: Cómo el Fútbol Se Está Convirtiendo en la Religión de Venezuela
Vinotinto & Arepas: Cómo el Fútbol Se Está Convirtiendo en la Religión de Venezuela
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Vinotinto & Arepas: Cómo el Fútbol Se Está Convirtiendo en la Religión de Venezuela

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About this ebook

Parte diario de viaje, parte libro deportivo, parte carta de amor a una nación en conflicto. Red Wine and Arepas recrea la Venezuela moderna a través de sucesos tanto fuera como dentro de sus campos de fútbol. Prepárate para unas historias llenas de locura y adrenalina, repleta de encuentros casuales y fortuitos escapes, entrevistas reveladoras y vibrantes observaciones. Florit no pierde ni un segundo de sus viajes, siempre con su ingenio flemático y su bolígrafo de reportero para exprimir tanto color como sea posible de cada experiencia. Una ejemplar historia de esta oprimida – aunque no derrotada – nación. ¿Quién podría pensar que un libro de fútbol venezolano podría ser tan rico, entretenido y lleno de vida?

LanguageEspañol
PublisherJordan Florit
Release dateMay 23, 2021
ISBN9781005993870
Vinotinto & Arepas: Cómo el Fútbol Se Está Convirtiendo en la Religión de Venezuela
Author

Jordan Florit

Jordan Florit is an insatiable reader and writer. Books on Latin America, politics, psychology, and sociology take up the space left on his shelf once those on football have had their pride of place. These are the topics that influence his writing, where he skirts the main theme of football with culture and anthropology. Over a ten-year writing career, his work has featured in a number of publications, including acclaimed magazine These Football Times and on the award-winning website Football Paradise.

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    Book preview

    Vinotinto & Arepas - Jordan Florit

    Fue en marzo de 2019 cuando decidí escribir sobre fútbol venezolano por primera vez. El artículo fue publicado por These Football Times y estaba enfocado en el ascenso de la selección nacional de Venezuela en el Ranking FIFA, la prometedora generación que estaba por llegar, y cómo y por qué estas dos cosas estaban sucediendo.

    No tenía intención de analizar la política en el escrito, pero sí quise contextualizar el impresionante progreso de su combinado nacional en las dos últimas décadas en medio de la confusión imperante en el país. Entonces, con la historia ya enviada y a la espera de ser publicada, el seleccionador nacional Rafael Dudamel ofreció su renuncia.

    Antes de un amistoso disputado en España, el plantel de Dudamel recibió al embajador Antonio Ecarri, quien asumía el cargo por parte del líder de oposición y autoproclamado presidente Juan Guaidó. A pesar de que Dudamel solicitó que nada de la reunión fuese publicado, Guaidó cargó cantidades de fotos en sus redes sociales durante el partido. En el mejor de los casos fue por error, pero en el peor, era bastante comprometedor.

    En la rueda de prensa postpartido, Dudamel acusó a Guaidó de politizar la reunión y respondió poniendo [su] el cargo a la orden. Esto ocurrió muchos años después de las primeras veces en que los políticos intentaban promocionarse oportunamente a cuestas de los éxitos de una selección nacional, pero para un país en medio de un problema latente —donde el fútbol se ha convertido en el único rastro de esperanza— dejarlo en manos de los gobiernos en disputa habría sido un crimen contra el deporte. Por suerte, no fue así como se manejó. La Federación Venezolana de Fútbol reafirmó su apoyo hacia Dudamel y lo ratificó en el puesto. Si en realidad el hecho molestó a sus superiores, su gran trabajo en los últimos siete años —en los que logró ascender desde las categorías juveniles hasta la selección absoluta— le ha permitido algo de libre voluntad. Por encima de todo, el incidente fue indicativo de cuánto han aumentado el valor de las acciones del fútbol en el país.

    Tras el primer artículo que realicé, surgieron posteriores oportunidades para escribir sobre el fútbol venezolano, y con cada puerta abierta, mi ímpetu para contar sus historias coincidió con mi ímpetu para compartirlas. Sea sobre jugadores actuales o retirados, personas a favor o en contra de las autoridades deportivas, de tendencias políticas de derecha o izquierda, fanáticos o profesionales; los venezolanos definitivamente querían hablar sobre su país y sobre su fútbol.

    Ello me llevó a entrevistar a algunos de los más grandes nombres del fútbol local y de su historia internacional, reuniéndome con los equivalentes venezolanos de Luis Aragonés, Sir Alex Ferguson, Roman Abrahamovic, Florentino Pérez, Michael Carrick, Phillip Lahm y Mikel Arteta. No puede haber tales comparaciones con algunos de los profesionales con los que me topé. David McIntosh, por ejemplo, que con 46 años se retiró recientemente del fútbol y dejó atrás una carrera de casi cuatro décadas; al igual que el presidente de Zamora FC Adelis Chávez, hermano del expresidente de Venezuela, Hugo Chávez.

    Eso sí, como a muchos, no fue el fútbol lo primero que me intrigó sobre Venezuela. Mi interés comenzó con una curiosidad general sobre la esfera hispanoamericana, cortesía de mi abuelo español. Siendo un lector empedernido, inicié en 2012 mi aprendizaje sobre Sudamérica mediante viajeros como Oliver Balch en su libro Viva South America! y el de Andrés Neuman titulado How to Travel Without Seeing. También, otros libros sociopolíticos como ¿Qué pasaría si Latinoamérica dominara el mundo? escrito por Óscar Guardiola-Rivera. Después, me envolví hacia el fútbol del continente con el autor Jonathan Wilson: Ángeles con caras sucias: La historia del fútbol argentino., y Álex Bellos: Futebol: el estilo de vida brasileño. No solo los vi como un contenido fantástico sobre fútbol, sino que encontré trasfondos antropológicos interesantes. Leí excelentes libros que trataban de Hugo Chávez y del héroe de la independencia venezolana Simón Bolívar, y pude hallar un especial cariño hacia Venezuela. Quería aprender más sobre el país de una forma distinta. No existía tal material y Venezuela continuaba fascinándome mientras yo me iba convirtiendo en su estudiante asiduo que alimentaba su curiosidad debido a la falta de ingenio en los reportes sobre el país realizados por los más importantes medios de comunicación, y gracias a los amigos y familiares que empezaban a acudir a mí para pedir explicaciones más allá de los titulares.

    Es fácil que un lector fugaz se confunda con base en las prédicas de las que los mismos venezolanos se describen. Tienen un presidente en Nicolás Maduro, quien lidera el mismo movimiento que llegó al poder en febrero de 1999, pero también tienen un líder opositor en Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países en el mundo. El partido político que está en el poder ganó los 23 estados con el 67.8% de los electores en el año 2018, pero tiene detractores y observadores internacionales que apuntan que fue la participación más baja en los últimos 60 años, y opositores que consideran que existen más de 100 razones para afirmar por qué esas elecciones no fueron democráticas. Hay sectores de los medios que alabarán el desarrollo social del país, y hay otros que señalarán el éxodo de más de 4 millones de venezolanos y cuestionarán las razones. Hablé de primera mano con personas de ambas parcialidades, y no hay ningún venezolano sano que te diga que la situación es estable.

    Al final del siglo XX, Hugo Chávez se convirtió en presidente tras una victoria electoral aplastante.¹ Para muchos venezolanos atraídos por sus políticas centradas en el antiimperialismo y la anticorrupción, él significaba la esperanza de un nuevo amanecer que les estaba ofreciendo el segundo milenio. Para aquellos que dudaron de su sinceridad y se atemorizaron por su pasado militar, su discurso no era más que una preocupante ola de raíces populistas.

    Los partidos principales de dicha elección eran de corta edad, lo que demostraba que el camino transitado ya no se deseaba. El triunfo de Chávez con el Movimiento Quinta República fue seis años después de su arresto por intento de Golpe de Estado al gobierno de 1992. Un perdón político lo sacó de prisión en 1994 y su ascenso hacia el poder fue tan profético como inevitable. Para quienes no lo querían, su fracaso en la opinión pública los llevó a la derrota; para aquellos que dudaron de los sentimientos de la población, la Marea Rosa que pasó por Latinoamérica reiteró que el deseo no era efímero; y para los indecisos, la serie de programas económicos y sociales fueron dulces tentaciones que había que tomar en consideración.²

    Aunque Chávez no arribó a la presidencia en medio de la ola del socialismo, su permanencia vendría definida por la misma. De hecho, él mismo se distanció de comparaciones en la región cuando en su primera entrevista como presidente electo etiquetó a Fidel Castro de Cuba un dictador y que no tenía intención de nacionalizar ni los medios de Venezuela ni la industria petrolera.³ Ocho años después, con otra elección ganada, y habiendo superado un intento de golpe de estado, ya estaba cantando otro himno. El capitalismo es el camino del diablo y la explotación, le dijo a TIME Magazine.⁴ Si realmente quieren ver las cosas a través de los ojos de Jesucristo, quien creo que fue el primer socialista, verán que solo el socialismo puede crear una sociedad genuina. Con el 88% de la población identificada con el cristianismo, era esa la madre de todas las cartas por jugar.

    Bajo el mandato de Chávez, la religión sería preponderante en la vida pública venezolana y, por tanto, no sería sorpresa cuando en 2017 —cuatro años después de la muerte de Chávez, aunque con su legado vivo— fue a Dios a quien se le pidió resolver la problemática en la producción petrolera del país. El mayor general Manuel Quevedo, Ministro de Petróleo y presidente de la compañía estatal del crudo negro, se sentó con su esposa, un grupo de trabajadores y un sacerdote católico para pedir una intervención divina de la situación.

    Ese año fue de extrema preocupación civil: escasez a nivel nacional y protestas masivas. Abril fue el primer mes de demostraciones y mítines de un trimestre que quedó manchado con 165 muertes registradas. La mitad de ellas fueron atribuidas a la violencia en actos de saqueo, pero el resto de la culpa fue dividida hacia las autoridades y colectivos progubernamentales, restando un puñado de casos sin ser registrado. En Madrid, cuando iba vía a Caracas, me reuní con un manifestante que fue uno de los 4.848 arrestados durante las protestas. Me dirigía hacia el país que él abandonó, y tuvo más de una palabra de advertencia para mí.

    Con millones de civiles participando en marchas y huelgas, la mayoría de los países se hubieran detenido —y para todos los efectos, Venezuela esencialmente lo hizo. Sin embargo, el gobierno hacía lo posible para demostrar una sensación de normalidad y forzaba las actividades del día a día. El fútbol no escapaba de este tratamiento.

    No era nada nuevo. Durante protestas similares acaecidas tres años atrás, la Asociación Única de Futbolistas Profesionales de Venezuela junto con sus miembros y la liga tomaron la decisión de suspender el torneo a seis juegos de haber iniciado. Demandaron la inseguridad existente para continuar, pero no sin antes recibir amenazas de daños y cárcel.⁶ En 2017, la Asociación tomó acciones menos severas pese a que ellos se autodenominaran antigobierno. La temporada continuó, aunque los jugadores realizaron un minuto de silencio luego de cada pitazo inicial en honor a los manifestantes asesinados.

    El 30 de abril de ese año, en el encuentro entre Deportivo Lara y Deportivo Anzoátegui, el silbato sonó, un pase fue hecho, y los jugadores se mantuvieron congelados por sesenta segundos. El comentarista de la La Tele Tuya!, Gonzalo Rodríguez, comenzó a describir lo que estaba ocurriendo en el campo y se detuvo a mitad de la oración;⁷ dejó de hablar por un tiempo y luego no retomó el tema. Los jugadores intentaban de forma astuta que su homenaje se transmitiera en la televisión al esperar el inicio del juego. A tan solo 180 kilómetros al este, Carabobo FC y Caracas FC daban patada inicial a la misma hora y con las mismas intenciones. Ahí, las cámaras de La Tele Tuya! —propiedad del empresario irrefutablemente progobierno, Esteban Trapiello— apuntaron sus lentes hacia los fanáticos, mientras que los comentaristas Humberto Turinese y Darcys Lucena continuaban discutiendo las alineaciones. Carlos Domingues, el tercer miembro del equipo de comentaristas, no dijo nada al respecto.⁸ Parecía que había partes de la Revolución Bolivariana que no serían televisadas.

    El siguiente día, Lucena renunció al canal de televisión y Domingues se disculpó por el silencio a través de su cuenta de Facebook.Con calma, luego del error cometido, quiero presentarle a los futbolistas y familiares de los fallecidos mis más sentidas disculpas por no haber tenido el valor de divulgar con mi palabra la significancia de tan sentido homenaje.¹⁰ Días después, Turinese publicó en su cuenta de Instagram un alternativo minuto de palabras en el cual confesó que no había actuado con base en sus principios, agregando que las opiniones son libres y los hechos son sagrados.¹¹ Dos meses después, Rodríguez, el comentarista del juego Lara-Anzoátegui, abandonó también su cargo. Los motivos de mi renuncia son fieles a lo que indica mi corazón, mi sentido de pertenencia y amor por Venezuela por sobre todas las cosas, sin pisar mis principios y valores como periodista y venezolano.¹²

    Jornadas después, la AUFPV hizo pública la oficialización por parte de la FVF de los minutos de silencio. La obligada Federación declaró que el deber del fútbol nacional de extender un mensaje de condolencia a los familiares de los fallecidos y haciendo un llamado a la paz, a la no violencia, a la cordura y la convivencia nacional.¹³ El fútbol estaba comprobando que podría ser una poderosa influencia, y en 2019, daría un paso al costado una vez más para asegurar que reflejaba las realidades de la sociedad.

    El 10 de marzo de 2019, Caracas FC y Zulia FC se detendrían para dejar pasar el tiempo. En esta ocasión, en vez de ser en honor a aquellos que fallecieron en las protestas, sería una protesta en sí misma. A pesar de los apagones a nivel nacional, la FVF estaba pujando por el cumplimiento del calendario y por tanto los clubes tenían que salir a jugar sin la preparación o provisiones apropiadas. Zulia FC recibía a Caracas y, un mes después, el capitán de la visita Rubert Quijada explicó la razón de la decisión tomada: la falta de electricidad afectó al estado Zulia y las condiciones para jugar no estaban dadas. Con la jornada ya en marcha, los dos equipos simplemente dieron la patada inicial por cumplir el formalismo y luego conversaron entre ellos. Los asistentes al estadio hicieron lo mismo. La única diferencia de 2014 a 2017 fue que los jugadores actuaron sin buscar el apoyo o la aprobación de la AUFPV. La FVF canceló el resultado, multó a ambos clubes, al igual que a sus capitanes con suspensión incluida.¹⁴

    Es inaceptable e irrespetuoso por parte de la FVF que nos suspenda y nos multe, afirmó Quijada en una declaración posteada en sus redes sociales cinco semanas después. Decir que ridiculizamos el deporte a través de nuestras acciones es un error. Somos futbolistas profesionales y jamás nuestra intención fue hacer burla de nuestra actividad. Mucho menos de la profesión que nos da de comer a nosotros y a nuestras familias. Exijo respeto y que nunca más se maltrate la dignidad del futbolista venezolano de esa manera. No olviden que antes de ser futbolistas, somos seres humanos.¹⁵

    Sin embargo, el rol que ocupa el fútbol en la sociedad venezolana no es tan evidente. El fútbol no es una permanente piedra angular del país y de su cultura como lo es en Inglaterra o Brasil. No ha sido un punto de referencia natural. Más bien, gracias a su histórica relación con compañías estadounidenses de petróleo que tuvo como consecuencia un constante intercambio de personas y bienes con este país, la elección deportiva y de mayor influencia cultural ha sido siempre el béisbol. Un lamentable historial en torneos FIFA y CONMEBOL tampoco ayudó a la causa futbolera.¹⁶ La selección nacional, apodada La Vinotinto, no ingresó siquiera a la Copa América sino hasta que habían transcurrido ya 51 años y 28 ediciones de su estreno. Cuando se incorporaron finalmente, tuvieron que pasar 40 años de su primera victoria a su segunda. Junto con Ecuador, son la única nación de CONMEBOL que aún no ha ganado la competición, y desde que Ecuador clasificó para la Copa Mundial de 2002, son la única nación de CONMEBOL que aún no ha vivido la dicha de acudir a la máxima cita.

    Ahora bien, lo que nunca fue un debate es ahora una diatriba en cada estado del país: ¿fútbol o béisbol? – ¿cuál es más popular? Venezuela se encuentra en un precipicio cultural en cuanto a este tema, y el deporte rey va abriéndose espacio bajo sus pies. Pese a un continuo ciclo de amalgamientos de crisis políticas, sociales o financieras, es el joven balompié con escasas historias de éxito para contar sobre quienes miles se inspiran como muestra constante de desarrollo, esfuerzo y resistencia.

    Tras décadas siendo el hazmerreír del continente, la selección nacional fue transformada por su entrenador Richard Páez entre 2001 y 2007, estando muy cerca de clasificar a su primer Mundial bajo el mandato de César Farías en 2009, y fue reconstruida por Dudamel de 2016 a 2020, llevándola del puesto número 74 del Ranking FIFA al número 26 en tan solo cuatro años. Aunque Dudamel haya renunciado a su cargo para asumir el asiento del club brasileño Atlético Mineiro, La Vinotinto está dispuesta a marcar una era con miras al Mundial de Catar 2022. Es el viaje de una transición y la genuina fe hacia su primera Copa Mundial lo que le da esperanza a una nación carente de ella.

    A 5000 Millas de Aquí

    Durante mucho tiempo, he creído que una figura deportiva vale cien misiones diplomáticas. Todo es posible a través del deporte.

    Ambrose Mendy, agente deportivo

    Estaba caminando repleto de nervios hacia el bar de Holborn y bien arropado con la chaqueta vinotinto que llevaba puesta. Mi franela de Venezuela aún no había llegado a tiempo para el partido inaugural de la Copa América y, desesperado, improvisé para no sobresalir. Hernán Atencio estaba en la puerta cobrando las tarifas de entrada. Él era un reconocido locutor de radio y DJ de San Cristóbal, una ciudad considerada por muchos como la más futbolera del país. Aunque no estaba ahí por fútbol, sino como organizador de VENenIN, un comité de venezolanos que viven en Inglaterra. Hernán había alquilado ese bar deportivo en Holborn (Londres) para reunir a los aficionados durante los juegos de La Vinotinto en la Copa América.¹⁷ Lo reconocí por su sitio web. Sabía que vivía en Londres y esperaba que pudiera ayudarme a encontrar un pie en un mundo donde la mayoría de las personas me decían que era impenetrable. El hecho de que me haya ignorado no ayudaba exactamente a disipar esa teoría.

    Mi chaqueta color granate no cumplió su objetivo con Hernán. No iba a ir a mejor. Al escucharme pronunciar su nombre, cualquier esperanza que yo mismo tenía sobre que mi abuelo oriundo de Mallorca proveería alguna máscara a mi evidente acento inglés se desvaneció de inmediato. Pagué mis deberes y en el momento que estampaba mi mano decidí volver a incitarle con un ‘te envié un correo electrónico, pero…’

    Antes de que pudiera presentarme, comenzó a hablar. ¿Tú estás escribiendo un libro de fútbol, no? reforzando su aseveración con un apretón de manos. Yo sí lo leí [el correo], solo que no tuve tiempo para responderlo. En verdad, yo no sigo el fútbol. Aunque no supiera de fútbol, cualquiera que asistiera al local debería saber, o al menos estar aquí por alguien que sí supiera. Si me sentaba, me iba a buscar a alguien con quien podría ver el juego.

    La promesa colgó en el aire cuando otra oleada de personas entró al bar y Hernán los saludó con abrazos que demostraban que era bastante cercano a ellos, o que mi chaqueta más bien no estaba engañando a nadie. Fui a la barra, ordené una cerveza, y comencé a ojear lo que cenaría. Todavía faltaba media hora para el pitazo inicial y ya estaba cuestionando la decisión de venirme solo. Lo lógico era que eso me forzaría a socializar. Después de todo, estaba ahí para sumergirme en el camino de Venezuela por la Copa América. Me moví de la barra a una mesa que entrase en el campo de visión de Hernán, y esperé. Admiré la calidez que emanaba de sus bienvenidas.

    Perdido entre mis dudas y mi cerveza, no me di cuenta de que dos personas habían decidido sentarse a mi lado. ¿Habrá sido Hernán quien les indicó? Y como ocurre normalmente cuando hay una cerveza en la mano y un partido de fútbol en frente, empezamos a platicar. Uno de ellos había nacido en Colombia, pero creció en Venezuela – algo bastante común que se ha invertido en los últimos años. Su familia se mudó a Inglaterra en los años 80, y para entonces, dice, era en Inglaterra donde sufrían los apagones y cortes de electricidad, y lo que trajo a su familia a Londres fue la carencia de doctores con la experticia médica de su padre. Tentados por el gobierno de Margaret Thatcher, dicha familia hizo de la capital inglesa su hogar. Halló en el fútbol su equilibrio. Reajustando su vida en un país diferente con idioma distinto y en un patio de la escuela donde él recuerda ser el único extranjero: su única forma de hablar era con el balón en los pies.

    Ahora, cuarenta años después, su más reciente estadía en un país que alguna vez le dio la bienvenida estaba ahora bajo amenaza gracias al Brexit. Estar sentado en un bar con un venezolano cuya primaria preocupación era la situación política de mi país y no la del suyo, no era como esperaba iniciar este viaje.

    El partido finalizó con un emocionante 0-0 disputado entre Venezuela y Perú; selección que a la postre sería finalista del torneo a costas del anfitrión y campeón Brasil, otro equipo al que Venezuela le pudo mantener un empate sin goles en la fase de grupos. Que Venezuela se haya mantenido hasta el minuto 82’ del último juego de la fase de grupos —una victoria 3 a 1 ante Bolivia— sin recibir un gol, fue gracias a las maravillas del arquero de 21 años Wuilker Faríñez y al nuevo chivo expiatorio del fútbol: el VAR.

    Desde mi propia casa, como fue en varios partidos debido a la diferencia horaria, vi cómo La Vinotinto frustró a Brasil. Un partido a la 1:30 de la mañana normalmente me encontraría dormido al entretiempo, pero yo estaba de pie, con las manos entrelazadas, suplicando entre suspiros el pitazo final durante las dos horas enteras mientras Faríñez hacía salvada por salvada. Siete minutos fueron añadidos a los 90; para ese instante, Venezuela estuvo cerca de conceder cinco veces durante el transcurso de los dos primeros juegos y aun así ambos se saldaron con su portería invicta: cuatro fueron anulados por el VAR y uno por infracción de Roberto Firmino en la creación de la jugada.

    Tras superar a Bolivia, Venezuela se emparejaba con Argentina en los cuartos de final, y nuevamente me dirigí al centro de Londres hacia las pantallas de VENenIN, esta vez, caminando cerca de Trafalgar Square. Al final del lugar, acordonado y organizado por Hernán, y teniendo también como evento secundario los cuartos de final del Mundial femenino entre la anfitriona Francia y la favorita Estados Unidos,¹⁸ había una amigable mezcla de fanáticos argentinos y venezolanos. Fue ahí donde me presentaron a Luis Aparicio Echezuría, un hombre de negocios de 51 años oriundo de Cumaná, Venezuela, que creció en Macclesfield y ahora trabaja en administración de negocios deportivos. Su primera impresión me dejó intimidado hasta que me volví a reunir con él dos meses después.

    Venezuela quedó eliminada de la Copa al perder 2-0 frente a Argentina la misma noche que Luis y yo nos conocimos, la misma que Salomón Rondón fue transferido a China para ser dirigido por el mánager de su anterior temporada con el Newcastle, Rafa Benítez, y cuando mi naciente ambición de escribir un libro sobre Venezuela y su fútbol estaba completamente formada.¹⁹

    Acordamos en reunirnos en De Vere, cerca de la estación de metro Chancery Lane. Luis me estaba interponiendo entre dos compromisos, así que cuando llegué lo vi sentado con otras personas, una de ellas Hernán, por lo que era cuestión de esperar a que me viera. Me senté en un alto taburete y chequé que todas las grabaciones que hice se pudieran escuchar. Luis vino hacia mí acompañado por un hombre igualmente bien vestido cuya primera intención fue humillarme. Al notar que sostenía mi bebida en la misma mano de mi reloj, Ambrose Mendy me preguntó la hora. Pasé la lata a mi mano derecha y no me di cuenta de que estaba intentando hacer una broma hasta que me lo dijo. Desde que Luis y yo nos presentamos, habíamos conversado frecuentemente por WhatsApp y lo había seguido en Instagram. Su último post me había generado intriga. Era una caricatura de dos empresarios en una mesa que titulaba ‘6 reglas de negocios que te llevarán a donde quieras.’, hecho por Business Insider. Aconsejaba a sus lectores a ‘prestar atención al lenguaje corporal,’ ‘negociar en persona,’ ‘estar preparado para alejarse,’ ‘establecer las metas de antemano,’ ‘intentar entender los objetivos de la otra persona… así ellos sienten que han ganado,’ y ‘escuchar más que hablar… mientras menos te involucres, más posibilidades de que la otra persona se resbale y ofrezca información que hubieran preferido mantener guardada.’ Ahora, la primera persona que me presentó estaba intentando ponerse por encima provocando que derramara mi bebida accidentalmente. Estoy seguro de que estos comportamientos se han vuelto actos inconscientes para ellos, pero mis primeras reuniones con agentes de fútbol evidenciaron que asumen cada interacción como una oportunidad para establecer jerarquía.

    Yo estaba con Luis para hablar de dos cosas en específico: su rol en concertar el primer, y hasta la fecha único, amistoso de Venezuela en Inglaterra, y el fichaje de Crystal Palace al extremo venezolano Fernando De Ornelas. Luis trajo a Ambrose porque fue el agente responsable de trasladar el negocio que convirtió a Fernando De Ornelas en el primer venezolano en jugar en el fútbol británico.

    Fue 21 años antes de esa historia que Ambrose pasó a ser agente de fútbol. Era 1978, y a doce meses de empezar, ya estaba rompiendo el molde. Propició el fichaje de Laurie Cunningham al Real Madrid; con esto, orquestó el movimiento del primer inglés en jugar con el club merengue. Ambrose solo tenía 25 años para ese entonces, y las siguientes dos décadas, su vida estaría repleta de fútbol, peleas y fraudes. Junto a uno de los miembros de los Three Degrees,²⁰ Ambrose representó a Paul Ince, John Barnes, y John Fashanu, incluyendo el primer traspaso del West Ham al Manchester United en 1989.²¹ Al mismo tiempo, se estaba haciendo un nombre en el mundo del boxeo, que lo vería convertirse en el promotor de Nigel Benn, quien luego fue campeón de la WBO en peso mediano y supermediano. Sin embargo, fuera de los deportes, la actividad financiera de Ambrose atrajo la atención de la ley, y en el momento en que Luis le recomendó que llevara a cabo el proceso de De Ornelas, tenía unos pocos meses de haber salido de la cárcel. En los 10 años previos, había sido aprisionado dos veces por fraude y poco después del caso De Ornelas, evitaría estar tras las rejas por usar una tarjeta de crédito robada, siguiendo un régimen de rehabilitación comunitaria durante 12 meses. Ni siquiera lo terminó. No había pasado la mitad cuando fue sentenciado 6 meses de cárcel por robo.²²

    Cuando me senté con él no estaba consciente de eso, tampoco sabía que iba a estar en la reunión —no obstante, aunque me sorprendió enterarme de todo luego de nuestro encuentro, no era algo inverosímil; él es, antes que todo, un agente, y enterarme de su pasado tan solo alimentaba el común concepto hacia ellos.

    Tengo un amplio e ilustre récord de logros en el fútbol, abrió línea Ambrose, y en la mayor parte de la siguiente hora, contó meticulosamente sobre su intervención en la transferencia de De Ornelas desde el equipo de la Primera División de Hong Kong, Happy Valley, al Crystal Palace, que hacía vida en la segunda categoría inglesa. Asistido por pasaporte portugués, que sin ello hubiera sido imposible, el entonces internacional por única vez con La Vinotinto se guardó en la memoria de Luis gracias a su velocidad, y por esta razón le insistió a Ambrose para hallarle un club en Inglaterra.

    Me encontré con Luis, continuó Ambrose refiriéndose al hombre que estaba a su lado, "él era amigo de mi segundo hijo mayor, e hizo eso que tú notas cuando ya eres un banco de experiencia y te reúnes con alguien de relativa poca experiencia: quieren decirte que conocen el mejor futbolista - ‘este chico es increíble.’ Así que intento interrumpirlo, ‘Luis, tienes que calmarte. ¿Qué sabes de fútbol?’ ‘Sé que este chico es increíble.’ ‘Pero ¿qué es tan increíble de él?’ y dijo, ‘es una cosa… ¡es demasiado rápido!’ Todos nosotros podemos juzgar la velocidad, sabes. Yo representé a Linford Christie, medalla de oro olímpica en los 100 metros planos, así que sé cuándo alguien me dice que son rápidos, si realmente son rápidos. Entonces, preparamos un partido de prueba para él, y…, dios mío, incluso hasta el día de hoy, creo que es el futbolista más rápido que jamás y alguna vez había visto en mi vida. Sin excepción."

    Cuando salió de la prisión en 1999, Ambrose completó dos diplomados. Durante su siguiente sentencia, participó ocho días en un evento de comedia. Su inteligencia y discurso comenzó a brillar y con cuarenta años de experiencia promoviendo y publicitando, Ambrose esculpió la imagen de un hombre de pocas palabras; que era admirado por su novia; que sin duda alguna dominaría todas las facetas; y de quien sus fanáticos se enamorarían instantáneamente a donde sea que vaya. Todo fue a corto plazo para De Ornelas. Ya en casa, no había nadie masajeándole su ego y diciéndole que lo que estaba logrando por jugar en Inglaterra era algo sin precedentes. Le importaba poco el dinero, tal vez presagiando su futura carrera como pastor en una iglesia Pentecostal de la ciudad de Stathelle, a 30 minutos de donde vive en Skien, Noruega; el país donde terminó su primera profesión.²³ Con su corazón más en casa que en el campo, fracasó en generar un impacto en Inglaterra más allá de ser el primer venezolano en jugar ahí. Ese hito, según Luis, fue más que suficiente para comenzar a trazar una línea de desarrollo en el fútbol de Venezuela.

    "En ese tiempo sabía de las dificultades. Se trataba de intentar convencer a alguien de que cualquier jugador de ese país podría ser bueno, teniendo a Venezuela en el puesto número 114 del ranking FIFA. Era cambiar la mentalidad de la gente. Nunca habían escuchado de uno, y ¿por qué lo harían? Así que acudí a personas como Ambrose y Tony Finnigan²⁴ para intentar llevar a De Ornelas al Crystal Palace."

    No era solo el caso de encontrar un buen futbolista, como él recalcó, sino uno con pasaporte europeo, algo que no era tan difícil como podía sonar: siendo sincero, muchos lo tienen. Dentro de todo, somos una nación full de portugueses, españoles e italianos.

    Luis y Ambrose me hablaron de la actuación de De Ornelas en su primer juego ante Birmingham en el St. Andrew’s. Estaban sentados en el palco de la directiva junto a la gerente de los anfitriones, Karen Brady, y cuentan que sus improperios de sorpresa al verlo cubrir 15 metros a tan macabra velocidad aún les causa gracia 20 años después. Fue tan rápido como su periplo allá, pues a los dos meses fue transferido al Celtic. Luis cree que en la actualidad De Ornelas hubiera tenido una carrera muy diferente. Ahora, dice, está logrando ‘cosas magníficas’ con su religión y no se fija en lo que pudo ser, pero Luis asevera que hubiera sido una súper estrella de haberse formado en el sistema juvenil de Inglaterra.

    No fue solo el factor mental lo que dirimió su carrera. Junto a la derrota 2-0 en Birmingham, el 16 de octubre de 1999, hubo una derrota fuera del campo también. El dinero para fichar a De Ornelas como jugador asalariado desapareció con la deuda de 22 millones de libras que les dejó el anterior dueño Mark Goldberg. De haber firmado las condiciones financieras de su contrato antes del viernes, De Ornelas habría sido jugador del Palace por una cantidad determinada de años. En detrimento, Luis y Ambrose lo pautaron para el viernes y en ese punto las prioridades cambiaron. Pocas semanas después, dijo Ambrose, ambas partes acordaron amistosamente tomar diferentes caminos. Crystal Palace finalizó 15to en la First Division (segunda categoría) esa temporada, y pasarían 13 años para que un venezolano volviera a jugar en el fútbol inglés.

    El internacional con Venezuela, Fernando Amorebieta, firmó un contrato de cuatro años para unirse al Fulham tras terminar su ciclo con Athletic Bilbao en julio de 2013, y justo en esa temporada se convirtió en el primer venezolano en anotar en la Premier League.²⁵ Pero este primer caso entra en disputa. Amorebieta nació en un estado al noreste de Venezuela llamado Anzoátegui el 29 de marzo de 1985, pero solo porque sus padres vascos se mudaron ahí por trabajo. Antes de cumplir los tres años, los Amorebieta regresaron a su pueblo natal de Iurreta, y no regresó a su país de nacimiento sino hasta 20 años después, cuando en ese periodo había ya ganado el Europeo sub-19 de 2004 con España. De hecho, enfrentó a Venezuela dos veces antes de representarla; una en su debut con la selección de Euskadi en un amistoso no-oficial para reinaugurar el Estadio Pueblo Nuevo de San Cristóbal, y otro en diciembre de 2010 en San Mamés a apenas 9 meses de decidir vestir la camisa vinotinto. En ambos encuentros venció Euskadi con Amorebieta entre sus titulares.²⁶ No fue hasta el fichaje de Salomón Rondón por West Bromwich Albion que un nacido y criado en Venezuela debutó y anotó en la Premier League. El goleador histórico de la selección venezolana llegó al club por una tasa récord de 12 millones de libras y marcó el primer tanto en su tercer partido. Hasta la fecha, ningún otro venezolano ha tenido éxito en Inglaterra, pero con los subcampeones del Mundial sub-20 de 2017; Yangel Herrera, ficha de Manchester City, y Adalberto Peñaranda del Watford (23 y 24 años, respectivamente), hay potencial de que eso cambie. Y Ambrose es consciente de ello.²⁷

    Si yo fuera venezolano, estuviera elogiando a quienes influyen en los jóvenes; a las personas que han estado monitoreando el crecimiento y el desarrollo del fútbol venezolano, porque el éxito en el nivel profesional se ha replicado en las inferiores.

    Fueron subcampeones del Sudamericano sub-17 de 2013, lo que les permitió alcanzar el primer mundial de esa categoría y luego, como mencioné antes, fueron subcampeones a costas de Inglaterra en el Mundial sub-20 de 2017. Los logros también se han reflejado en el femenino; la sub-17 llegó a las semifinales del Mundial en 2014 y 2016, finalizando cuartas en ambas y ganando los Sudamericanos que le permitieron arribar a dicha cita.

    Tenemos un chico joven en Caracas, agregó Luis, retomando la conversación después de que Ambrose y yo hayamos divagado sobre la violencia de los fanáticos hacia Francis Benali, leyenda del Southampton, Si sale todo bien, lo traeremos a Inglaterra para hacerle unas pruebas antes de enero [2020]. Estamos conversando con Newcastle, por los momentos, para ver si se lo llevamos. Su pasaporte [europeo] está en proceso y seguramente estará pronto en la selección nacional. Es muy bueno.²⁸

    Para Luis, lo que abrió las puertas de Europa a los futbolistas venezolanos de hoy fue la gestión de Richard Páez como seleccionador nacional, y el amistoso que él insistió tener en 2003.

    Páez sabía que tenía que mostrar su equipo en Europa, porque si no nadie jugaría contra ellos. Incluso, en ese entonces, aunque no había problemas en Venezuela, nadie iba a ir. Porque si decidían viajar a Sudamérica, ¿adivina a dónde sería? Argentina o Brasil; São Paulo o Buenos Aires. Eso era.

    Si Páez deseaba cumplir su ambición y crear la marca ‘La Vinotinto,’ jugar en Europa contra equipos fuera de su continente era imperativo. Por tanto, Luis comenzó la cacería y halló a un agente nigeriano que estaba dispuesto a financiar un amistoso entre las selecciones de ambos en el Vicarage Road, casa del Watford FC. Ese día, el once de Páez contenía solo un jugador que lograría una carrera exitosa en Europa: un joven de 23 años con el nombre de Juan Arango, quien 25 días atrás había firmado por el Puebla FC de México y se uniría al RCD Mallorca de España un año después.²⁹ Alcanzaría hasta 338 partidos de liga en Europa, y fue traspasado al club alemán Borussia Mönchengladbach luego de cinco temporadas en las Islas Baleares. Ubicado hoy en día en el top ten de venezolanos con mayor cantidad de apariciones en primeras divisiones europeas,³⁰ la noche del partido ni él ni sus compañeros jugaba en un equipo de Europa.³¹ Dieciséis años después, solo dos del plantel venezolano para la Copa América 2019 estaban jugando en su país, mientras que otros once viajaron desde Europa.³² Ha habido una contundente evolución desde que se disputó ese dramático amistoso el 26 de julio de 2003, que, de paso, estuvo muy cerca de no ocurrir.

    Detrás de escenas, había problemas, me dijo Luis cuando Ambrose partía hacia otra reunión. Eran financieros porque los nigerianos no pagaron lo que le correspondía a la selección de Venezuela; los vuelos, las acomodaciones, el hotel que organizaron... El hotel estaba por debajo de los estándares. Un hotel de pacotilla, de mala calidad, así que se tuvieron que cambiar a otro y en ese otro no había comida…

    Incapaz de pronunciar sus palabras, Luis dejó escapar la risa que amenazaba con dejar la historia inconclusa. No era lo que esperarías de un partido internacional, y el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol ya había soportado lo suficiente. Aún no listo para continuar con las burlas, Rafael Esquivel —quien en noviembre de 2016 fue declarado culpable en Nueva York de crimen organizado, conspiración de fraude y lavado de dinero, perdiendo $16 millones de dólares como parte del escándalo FIFAgate³³— reunió al equipo, los llevó a un restaurante y le dijo a Luis que se iban a devolver a casa. Era un desastre total; llegó el día del juego y Esquivel todavía estaba renuente a dejar participar a La Vinotinto en la farsa.

    "Me acerqué a Páez y le dije: ‘mira, hermano, tienes que jugar, ya estás aquí y es importante. Piensa en las malas noticias de la prensa’. Los medios ya estaban ahí. Sky Sports iba a cubrir el partido, así que le decía ‘mira, tienes que darle. Es bueno para ti, bueno para los jugadores. Necesitamos hacerlo: recuerda por qué lo decidimos.’"

    Era una situación vergonzosa. Incluso, el día antes del juego Luis intentaba encontrar un campo de entrenamiento para ellos, con los patrocinantes quedándose cortos en eso también. Al final, decidió que la única manera en la que el partido iba a ser disputado era armando un riguroso acuerdo con Esquivel. Luis contactó a su colega nigeriano, dejaron los asuntos claros y le dijo que la única esperanza que tenían de que se cumpliera el amistoso era que Nigeria se mudara al hotel donde se estaba hospedando Venezuela como muestra de solidaridad. Todavía riéndose del episodio, Luis recordó que ya estaban ahí pocos minutos después, incluyendo jugadores de la talla de Jay Jay Okocha y Nwankwo Kanu que estaban cercanamente escoltados por policías que querían saber si el juego finalmente se iba a concretar. En este punto, el regocijo de Luis hacia el cuento se había vuelto contagioso y ahora era yo el que me reía con él antes de que proliferara su siguiente frase. ¡Típico! chilló, enfatizando su risa: esa es la historia detrás de cámaras que nadie cuenta. Al final, fue decisión de Páez jugar; Esquivel hubiera dicho ‘trágame tierra’ y desaparecerse si pudiera.

    Luis se recompuso en el plazo de un segundo y adoptó un tono serio para rectificar su argumento de que el amistoso fue un punto de inflexión en el fútbol venezolano. La asistencia no superó las 1000 personas en un recinto con capacidad para 21.577, pero Luis lo consideró un muy buen partido que nadie hubiera querido perderse, chocando con el reporte de la BBC que describió a Nigeria como deslucida y declaró que en ocasiones, los estándares de fútbol mostrados no merecían de mucha atención.³⁴ Es posible que ambas posturas fuesen críticas correctas: Luis estaba ahí como un orgulloso venezolano que jugaba una parte histórica en el progreso del fútbol de su país, y el corresponsal de la BBC se hallaba en un estadio con una asistencia menor al 5% de su totalidad para ver al equipo nigeriano que logró empatar a Inglaterra 0-0 en el año previo del Mundial que tenía 4 miembros de la formación jugando en su país, y que solo pudieron vencer 1-0 a un equipo que solo alineaba a uno que hacía vida en Europa —Gabriel Urdaneta, en ese entonces en la segunda división de Suiza con SC Kriens.³⁵ Es altamente probable que el periodista no haya escuchado de alguno de sus jugadores hasta ese día. Solo dos fueron mencionados en el reporte: el guardameta ‘Ricardo Angelucci’, por atajar un disparo, y al defensor ‘Luis Ballenella’, por estrellar un balón en el poste más tarde. Los únicos escritos habían sido mal nombrados: el nombre de Angelucci es Gilberto, y el apellido de Luis es Vallenilla.

    El único venezolano que había tocado estadios ingleses 4 años atrás no estaba ni siquiera en la convocatoria. De Ornelas era jugador del 1. FC Nuremberg de la 2. Bundesliga. Ganaron la liga esa temporada, pero él solo jugó 111 minutos de fútbol en el primer equipo. Su grueso de partidos fue con la reserva, donde anotó tres goles en nueve apariciones. No era una caída desde las estrellas —pues su posibilidad de establecerse en una de las mejores ligas de Europa fue un simple coqueteo— sin embargo, estaba muy lejos de Celtic Park, John Barnes y Ian Wright. En febrero de 2000, De Ornelas estaba disputando un partido entre Bayern Munich y Celtic celebrado en conmemoración de Los Leones de Lisboa. Los jugadores del equipo escocés que ganaron la Copa Europea de 1967 estaban ahí para inaugurar la tribuna que fue bautizada en honor al aniversario treinta y tres de haber superado al Inter de Milán 1-0 en Portugal. Fernando estaba ahí, en frente de 20.261 fanáticos, pisando el mismo césped que Oliver Kahn, Lothar Matthäus y Stiliyan Petrov. Tras semanas de decepción en el sur de Londres —y una prueba fallida en España con Real Zaragoza— las franjas verdes del Celtic abrazaban su cuerpo mientras batallaba lo suficiente para no verse fuera de nivel contra el lateral izquierdo del Bayern, Michael Tarnat, y ganarse así un contrato a corto plazo. Tomaremos una decisión sobre Fernando en los próximos días, dijo Barnes después de la derrota 2-1, pero estoy muy satisfecho con él. Es rápido y envió muchos centros. Recibió un golpe en su pie justo antes del entretiempo y por esa razón no lo hizo tan bien después del descanso.³⁶

    Su permanencia en Escocía duró hasta el final de la temporada. Entró dos veces desde el banco y nunca inició un juego. Nuevamente, la historia fuera del campo reservó más intriga que lo que logró o no logró dentro de él. Como con su llegada a Inglaterra, Tonny Finnigan estuvo involucrado, al igual que Ian Wright, John Barnes (ambos siendo representados por Ambrose) y Andy Gray (compañero de los otros dos durante su tiempo en Palace). El mes anterior al encuentro de De Ornelas ante los gigantes alemanes, Wright fue solicitado a presentarse en frente de las asociaciones de fútbol de Inglaterra y Escocia para asegurarles de que no estaba operando como agente después de que había alardeado sobre convencer a Barnes de fichar a De Ornelas. La defensa de Wright fue que la Wright Wright Wright Agency no tenía los activos de él involucrados y que el uso de su nombre era meramente una herramienta de marketing. La asociación escocesa aceptó su versión de los eventos con un portavoz, declarando el 20 de enero de 2000 que les confirmaron que la compañía trabaja a través de dos de sus amigos y no mediante el mismo Wright, y que ellos habían vigilado la situación y se han convencido de que él no estaba incumpliendo. No obstante, días después, Gray aclaró que obviamente tenemos un poco de ‘entrada’ en el Celtic, y ahora es tiempo de que Fernando se gane un acuerdo.³⁷

    Jugaría en el Reino Unido una vez más durante el resto de su carrera, retornando a la English First Division (segunda categoría) en el verano de 2001 para unirse al QPR de Ian Holloway en un contrato mensual. También resultó ser una etapa cuya duración y partidos jugados podrías contar con los dedos de tus manos. De todos modos, eso no empañó su legado ni su carrera internacional. En 2007, con su país siendo anfitrión por primera vez de la Copa América, La Vinotinto ganó un encuentro en la competición después de 40 años y alcanzó los cuartos de final por primera vez en su historia. En ese partido perdieron 4-1 frente a Uruguay. Haciendo su debut en el torneo a la edad de los 30, y ocho años después de su primer encuentro internacional, estaba ahí De Ornelas. Desempeñándose como delantero centro, fue titular en los cuatro partidos; empataron con Bolivia (2-2), Uruguay (0-0) y vencieron a Perú 2-0 en la fase de grupos.

    Lo único que lo detuvo de ser un jugador élite, opinó Ambrose sobre su anterior cliente, fue su vida personal. Mi experiencia con venezolanos empezó con [De] Ornelas, y mientras la pelota sea redonda y tengas que patearla para alcanzar el éxito, yo lo recordaré a él como mi introducción hacia el fútbol venezolano. Los demás se ponen en fila y continúan.

    Los Extranjeros

    Estoy orgulloso de estar aquí. No es tan malo como piensan. Haber jugado en Venezuela, ser entrenador de Estudiantes… Lo trato como un aprendizaje y ojalá tenga la posibilidad de seguir progresando.

    Martín Brignani, director técnico de Estudiantes de Mérida

    El 14 de enero de 2020, flanqueado por retratos de Simón Bolívar y Hugo Chávez, Nicolás Maduro dio su discurso de memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional Constituyente del año 2019. Esto dio inicio a un periodo de 12 meses en donde Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se declaró presidente de Venezuela para la facción opositora, recibiendo reconocimiento internacional inmediato como legítimo líder en 30 países del mundo,³⁸ y llegando a alcanzar el apoyo de 57 naciones.³⁹ Pese al boom inicial de respaldo —cuyo conteo casi se doblegó durante el año— la central de noticias Bloomberg creyó que Guaidó estaba mucho más lejos de sacar a Maduro de lo que estaba hace un año. Su jefa de corresponsales en Venezuela, Patricia Laya, y el periodista de negocios Álex Vásquez reportaron que, al permitir la dolarización de la economía, Maduro estaba disminuyendo la emigración y ha tentado el regreso de muchos. Dicha medida que fue propuesta por Maduro y avalada por la Asamblea Nacional Constituyente fue la introducción de un valor añadido a los impuestos de las transacciones en dólares, mientras que otra fue permitir a las compañías emitir

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