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Turismo en Bolivia:

Tiwanaku, una visita emotiva


Tiwanaku es un lugar arqueológico que se encuentra en las cercanías del Lago Titicaca,
en el departamento de La Paz, Bolivia. Es un Patrimonio Universal de la Humanidad.

La primera visita que un paceño realiza a estas ruinas es normalmente cuando aún se
encuentra en la escuela: es una visita educacional.

Las ruinas de Tiwanaku periódicamente están en la mente de los paceños y en los ojos
del mundo, cada 21 de Junio, en la época del solsticio de invierno: Tiwanaku “renace”
para dar lugar a la fiesta del año nuevo andino.

Miles de personas visitan las ruinas este día para tener un encuentro con la
“Pachamama”, en una ceremonia realizada en el templo de Kalasasaya por los
“amautas” para recibir, al amanecer, los primeros rayos de Sol que anuncian la llegada
de un nuevo año agrícola.

Nunca fui a Tiwanaku en ese día. Y es curioso por que sucede que al estar a pocos
kilómetros de la ciudad de La Paz resulta muy fácil ir a estas ruinas.

Puede resultar divertido estar ahí, como turista, pero personalmente es más interesante ir
cuando no existe una multitud.

Ruinas que cautivan

Tiwanaku es impresionante. El viaje que me impactó fue cuando fui solo al lugar, con
mi cámara fotográfica y con la idea de tener algunos recuerdos de las ruinas. Fuí
justamente en época de baja afluencia turística. Saqué fotos en el único rollo que llevé.
Al volver a La Paz y rebelarlas, decidí que tenía que volver...

La época en que fui a estas ruinas fue en días en que mi esposa estaba embarazada de 8
meses y la emoción de la llegada de nuestro único hijo era enorme. Nuestros
sentimientos hacia la vida eran muy intensos y nuestros miedos también. Creo yo que
esta condición emotiva despertó algo en mí que aportó a que mis sentimientos de
admiración hacia las ruinas de Tiwanaku, luego de la primera visita, aumenten
considerablemente.

Decidí volver, a la semana de la primera ida. Esta vez con una nueva idea y un plan:
sacar fotografías para colocarlas en un CD y poder difundirlas. El plan asociado era la
venta de este CD como una nueva ayuda para cubrir gastos del nuevo recién llegado.

Nuevamente, la ida la hice sólo. Esta vez llevé 7 rollos de fotos, algo de comida y
refrescos, un plan escrito y la emoción por realizar un trabajo que podría divulgarlo.

Salí a las 6 de la mañana de casa, tomé el minibús que sale de la zona del cementerio y
llegué a las 9:00 a Tiwanaku. Caminé 1 kilómetro, ya que el minibús era el que iba
hacia el Desaguadero, y que no entra a las ruinas.

A esa hora no había más visitantes que yo. Es una sensación única el estar solo en esas
ruinas. El cielo estaba totalmente despejado, con algo de viento y un poco de frío. Me
organicé y comencé con mi trabajo de fotógrafo.
Tenia que hacer bien las cosas, sobretodo para crear las fotografías panorámicas de 360
grados.

Estuve todo el día, hasta las 6 de la tarde. Vi pasar varios tours de visitantes, unos
venían otros se iban. Fui la única persona que se quedó tanto tiempo en las ruinas. Fue
un trabajo agotador pero que me causó mucha satisfacción personal.

Pero lo más emocionante de todo esto fue rebelar las fotos y ver que había hecho un
trabajo de buena calidad. Así que me puse en acción: tuve que aprender mucho de
software y diseño y encontrar la información necesaria acerca de Tiwanaku para llegar a
mi objetivo de crear un CD interactivo. Tardé más de 6 meses. Pero valió la pena.

Civilizaciones que dejan huellas

Vendí una buena cantidad de CDs, y mi trabajo tuvo buena aceptación y comentarios
positivos. Pero al margen de lo que podía haber ganado económicamente, Tiwanaku
dejó una profunda huella en mí.

La experiencia de meterse a trabajar, investigar y leer acerca de estas ruinas para hacer
un trabajo de difusión fue gratificante. Me imagino el inmenso placer que deben tener
los investigadores y arqueólogos al estudiar Tiwanaku.

Es que lo que se vive ahí es intenso. Y para sentirlo hay que “entonarse” con ese
ambiente, con el lugar, con las ruinas.

Lo que quiero transmitirte con esta experiencia es el valor que tiene Tiwanaku como
sitio arqueológico. No es necesario ser investigador ni científico para maravillarse de un
lugar en el que sabes que hace mucho tiempo atrás han vivido personas como nosotros y
que posiblemente el lugar en el que te has sentado para descansar haya sido el lugar
preferido de alguien de esa cultura para observar las estrellas, o de algún padre que
platicaba con su hijo transmitiéndole enseñanzas de la vida.

En este lugar vivieron personas como tú y yo, padres, madres, hijos o hermanos, con sus
problemas y con vidas intensas, de una riquísima cultura que han sido parte de una de
las tantas civilizaciones que han existido en la Tierra, que ha tenido su esplendor y su
caída.

Lastimosamente, como tantos otros lugares, sus ruinas han sido saqueadas por la llegada
de oportunistas y mercaderes de lo ajeno.

Si vas a Tiwanaku, date unos minutos para estar a solas y trata de “ver y escuchar” lo
que había en esos lugares, hace tanto tiempo atrás…

Marcelo Enriquez
www.turismoboliviatiwanaku.com

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