Cuatro puntos de lectura de Jess de Nazaret Segn el cardenal Ravasi, el primer hilo que se puede seguir a la lectura es lo referido

al binomio Historia-Fe, es decir, cmo en la persona de Jess se entrelaza la carnalidad divina con una historia y un espacio concreto. Es en un ambiente geogrfico donde se anida el Logos, record, suprimiendo as la interpetacin mtica que se le quiere dar al acontecimiento salvfico, que con diferentes argumentos el papa destaca cmo fue su incidencia en la historia. El segundo hilo conductor con el que se puede acercar el lector al libro es que en Jess se cumplen las profecas, que son para el purpurado, la respuesta a la espera de todos los tiempos, el descifre de lo que estaba sin revelarse an en plenitud. Es en el plano teolgico donde el cardenal ubica el tercer hilo conductor; en aquella relacin autor-lector, en la que el telogo no solo quiere informar sino que acerca al hecho y conquista a su interlocutor con una tesis. De este modo, no se queda en una sola descripcin, sino en la capacidad de envolver al lector para que descubra lo que el texto evanglico le dice hoy. Fue significativo el ejemplo que us Ravasi para interpelar al auditorio sobre lo que dicen los gritos de las madres de los inocentes, sea en el evangelio como en el conflicto que se vive hoy en Gaza. Dentro de este hilo de lectura, se extendi en comparar cmo existe una relacin tensa entre fe y poltica, sobre todo cuando esta ltima se atrae a s el reino de Dios, deformndolo, amenazando y persiguiendo a ese poder que es misterioso, que a la vez no es potente, pero que tiene un relieve en la vida de la humanidad de todos los tiempos. Finalmente, la ltima actitud o hilo sugerido para apreciar la obra es la humildad que transmite el autor, algo intrnseco en el telogo Ratzinger, que le da claridad a su obra. Y esto lleva al lector a que aprecie tambin aquella humildad con la que se present Jess: escondido, desconocido, lo que luego sera revelado y reconocido por la humanidad. Concluy el tambin promotor del Atrio de los Gentiles, con una cita de Jean Paul Sartre, quien en una obra de teatro destac tambin esto a travs de una narracin bellsima de Mara de frente a su hijo Jess, reconocindolo como carne de su carne, sangre de su sangre.