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Una cuestión de estratégica educativa que deben tener presente los educadores, padres o
profesores, no llevar la verdad como “posesión”, la verdad está ahí ante nosotros para
ser conocida. Demasiada rapidez e imprudencia en la pretensión de la verdad, hace que
uno se instale demasiado pronto tranquilo y relajado, y no solo puede, en este supuesto,
uno volverse despótico sino etiquetar con demasiada facilidad que es verdad algo que,
en realidad, es secundario y pasajero. Cuando suprimimos la verdad, por propia
definición, lo que queda es decisión nuestra, por tanto una acción arbitraria. La verdad,
sin embargo, es la adecuación del entendimiento con las cosas, no la adecuación del
entendimiento con los objetos, que sería solo la propia representación mental. La verdad
no es una construcción social, la verdad no se inventa, se descubre. La verdad es
hallazgo, no “creación” arbitraria. La verdad salvaguarda el camino, que diferencia
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entre la senda del bien y el mal. Las verdades pueden ser naturales, aquellas que se
alcanzan por el ejercicio de la racionalidad, como por ejemplo, la existencia de Dios, y,
para los creyentes, además las verdades sobrenaturales. Las verdades naturales han de
ser coherentes con las verdades sobrenaturales. La razón universal que todas las
personas tienen impulsa: el deseo de creer lo que se sabe, y saber lo que se cree.
Los principios del conocimiento lógico, que son “herramientas” útiles para orientar
nuestra reflexión son, entre otros, los siguientes: a) El principio de causalidad: Todo lo
que se mueve se mueve por otro; b) El principio de identidad: toda cosa es igual a sí
misma; c) Principio de no contradicción: una cosa y su contraria no pueden ser
simultáneamente ciertas, una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo, bajo el
mismo aspecto, por ejemplo, no es posible que en un mismo instante llueva y no llueva
(en el mismo lugar); d) Principio de razón suficiente: no se produce ningún hecho sin
que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo. Los eventos azarosos
o contingentes parecen tales porque no disponemos de un conocimiento acabado de las
causas que lo motivaron, el ejemplo clásico, “Cesar pasó el Rubicón”, significa que
tendría alguna razón cuando lo hizo; e) El principio de tercero excluido: una
proposición puede ser cierta o falsa, no hay más posibilidades. Entre dos proposiciones
que juntas forman una contradicción no hay tercera posibilidad, la tercera está excluida.
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llueva y no llueva en un instante en un lugar concreto. Si desaparecen las referencias
objetivas, universales, sin criterios estables hacia la realidad y la verdad, resultaría
difícil diferenciar entre: mujer y varón, verdugo y victima, heroísmo y crimen, ley justa
y violencia arbitraria, victoria y derrota, razón y locura, arte y payasada, conocimiento e
ignorancia, etc.
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La Modernidad, hemos de recordarlo, no obstante lo dicho, introduce reformas muy
valiosas, por ejemplo: El Estado de derecho, la división de poderes. La perspectiva de
inmanencia gnoseológica que hemos descrito, cuando se relaciona y se entrelaza con la
noción de evolucionismo radical, es decir de humanismo materialista, por propia
posición epistemológica, acaba definiendo la felicidad solo como bienestar. A partir de
ese momento, el bienestar material, solo puede ser suministrado por el placer, que
exigirá, al ser considerado meta última, cada vez mayores dosis para calmar la ansiedad,
y finalmente se llegará, como manifiesta la experiencia, a la adición que esclaviza. La
corriente de pensamiento del racionalismo moderno, y el idealismo que es “hijo
intelectual” natural, llegará a la negación de la posibilidad del conocimiento del
“mundo exterior”, de las cosas en si,(por un prejuicio kantiano acerca de la
percepción), que ocurren en nuestro entorno. Se considera, a partir de Kant, que la
percepción nunca es de las cosas, la intuición empírica no es inmediata y directa sino
fenoménica. Posición que refuerza el inmanentismo gnoseológico inaugurado por
Descartes. En la práctica esta voladura de la realidad del “mundo exterior”, esa
clausura arbitraria, lo es de la realidad, del puente que conduce al conocimiento del
cosmos, y, por tanto, se cierra con siete llaves, la senda que permite al ser humano el
conocimiento de la verdad. La verdad sin realidad sería algo solo abstracto, pura
fantasía.
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Habrá que decir, que desde la otra cara del Jano moderno, de la epistemología de la
modernidad, desde la orilla positivista, que propia y desarrolla la ciencia moderna, se
recuerda que la ley de la gravedad, por solo señalar un ejemplo, que aunque nosotros no
existiéramos, seguiría siendo real, es decir, los cuerpos abandonados en el espacio de la
atmósfera serían atraídos por la tierra.
La pedagogía de la verdad y la razón ha de hacer entender que los placeres son buenos,
por ejemplo, el vino, la comida, el sexo, la droga, etc., pero, éstos fuera del marco del
bien y la verdad, es decir, convertido el bienestar, el placer, en finalidad última, se
dinamizan factores negativos que configuran un círculo perverso, como hemos ya
señalado: mayores dosis, mayor ansiedad, mayores dosis, mayor ansiedad, adición,
esclavitud, mayores dosis.
La verdad, en el inmanentismo moderno, como mucho es coherencia: con el grupo de
sentencias que un ciudadano mantiene. También se suele entender como
constructivismo social: a través de procesos sociales, que se convierte también, por
propia definición del método, en circulo vicioso por contradictorio, ya que cada uno, en
términos de probabilidad, como hemos ya indicado: vive en un mundo de ideas, el
mundo es construido a través de ellas, negociación entre mundos de ideas, nuevas
situaciones y gentes, nueva negociación, mercado de ideas, y las nociones de “verdad”
redefinidas en forma de consenso, donde puede no haber nada objetivo, mejor ninguna
realidad objetiva, ningún bien para los ciudadanos. El consenso, por ejemplo, del
nacional socialismo alemán fue el exterminio de la raza semita en su dialéctica con la
raza aria. El consenso ciertamente evita el conflicto pero supone la “validez de
contexto”, de lo que ocurre en un contexto concreto, pero no la “validez de
justificación”, aquello que debería ocurrir en los grupos de animales racionales. En el
marco del inmanentismo, lo trascendente como mucho es lo extrasubjetivo, lo
supramundano. El inmanentismo es un humanismo radicalizado, y si tenemos en cuenta
la génesis material exclusiva del “homo sapiens”, sería antropocentrismo,
antihumanismo práctico o incluso teórico. La praxis moral no reconoce, bajo estos
supuestos, “referencias” sustantivas, esenciales. Por tanto no hay conceptos, acerca de la
realidad, sino ideas, representaciones mentales, fenómenos, por propia definición de la
posición epistemológica y de método. Se decreta el carácter subjetivo del espacio y el
tiempo. No es que no exista camino intelectual que conduzca a la ontología, por
ejemplo, al conocimiento racional de Dios, sino es que se sencillamente se ha cerrado,
se ha clausurado de forma arbitraria la posibilidad el conocimiento del “mundo
exterior”, donde anidan los indicios de los valores ontológicos, sustantivos, esenciales, y
los correspondientes al conocimiento racional de la existencia de Dios. No existe
camino intelectual que conduzca a la ontología de los valores, a la axiología de valores
permanentes, ni a Dios, no es que Dios no exista es que no se me “permite” pensar
acerca del camino racional propio de la intuición empírica e intelectual. El modernismo
recomienda, en lugar de la intuición empírica e intelectual, otro camino “mejor”, (como
el lobo a caperucita para ir a la casa de su abuela), el camino del sentimiento.
Olvidando que el sentimiento ya está tintado de conocimiento, y que si la razón
desaparece, se corre hacia los bienes sensibles, los placeres, que son lo inmediatamente
dado, su primer impulso.
La ciencia moderna. Por otra parte, la otra cara de Jano, la que corresponde a la ciencia
moderna, paradójicamente contraria a la anterior, aunque son “hermanas” de la
modernidad, solo considera real lo que puede ser sometido a control, contraste y
réplica. Por tanto la verdad, el bien, la libertad, la justicia, la solidaridad, en su
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significación universal, no serán objeto de su incumbencia, porque estos no pueden
traerse al laboratorio ni en una bandeja, ni en una caja, ni en una urna. La finalidad de
la ciencia es la explicación, por que ocurren los hechos físicos (establecer relaciones
entre variables). La razón, teniendo en cuenta el método propio y la finalidad, es
instrumental. El objeto de la investigación científica es el mundo físico, material, por
propia definición del método. Como las cosas no son siempre como parecen, se
considera necesario el control experimental. Ésta es la “herramienta” con la que trabaja
está “cara” del Jano de la modernidad. Indudablemente el papel de la ciencia moderna
es excelente en el mundo físico, pero tiene sus límites, por propia definición del método.
Habrá que decir, llegado a este punto, incluso que el arte junto con la ciencia es el
mayor don que Dios ha podido dar al género humano, junto, claro está, con la poesía.
La ciencia es la aventura maravillosa que Dios nos ha confiado, tanto a las mujeres
como los hombres, a los creyentes como a los agnósticos. La Revelación dice solo lo
que es esencial para vivir y para morir.
Las finalidades del diseño experimental son las siguientes: a) Maximizar la varianza
sistemática primaria. Esta varianza es la que se atribuye a los procedimientos, por
ejemplo, la varianza producida en un grupo de clase después de aplicar un método para
enseñar las Ciencias sociales durante un cierto tiempo. Maximizar esta varianza,
llamada sistemática primaria, en la práctica investigadora, aconseja introducir todos los
métodos conocidos (valores de la variable “métodos de las ciencias sociales) como
eficaces en la investigación, por ejemplo, si los métodos de enseñanza de las ciencias
sociales conocidos son el A, el B, el C, y el D, se deben incluir todos, para ver en ese
contexto concreto, en ese colegio concreto, con ese profesor, con esos alumnos, cual de
ellos resulta más interesante y estimula mejores resultados; b) Minimizar la varianza del
error. Trata, como su nombre indica, de conseguir que el error que siempre se introduce
en cualquier contraste, que sea el menor posible. Se consigue si se mejora las pruebas de
recogida de datos, y el grado de representatividad de los resultados obtenidos, la
muestra de alumnos, respecto de una población concreta; c) Controlar la varianza
sistemática secundaria. Esta finalidad es muy importante para el conocimiento
científico, ya que dicho control significa hacerlo de algunas “variables extrañas” que
puedan introducirse sin desearlo el investigador. Por ejemplo, un profesor está
comprobando que método de lectura resulta más eficaz con tres grupos homogéneos de
alumnos, grupos A, B, y C. En cada grupo, por ejemplo, hay 10 alumnos. Una variable
extraña puede ser el que los padres del grupo A están leyendo con sus hijos en casa, y el
profesor no lo sabe, por lo que atribuye el progreso de estos alumnos sólo al método A.
Si el conocimiento fuese sólo conocimiento científico, sería, por definición del método,
solo conocimiento de la realidad física, y la cultural si la entendemos como producto.
¿Qué consecuencias se derivan del inmanentismo y cientifismo modernos, que
configuran las sociedades modernas, como inciden dichas posiciones epistemológicas
en la pedagogía de la verdad y la razón?
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para identificar correctamente el camino del bien y la verdad. Un error estratégico
pedagógico, político y social grave es: no reconocer la contradicción del corazón, y la
perturbación del universo, ya sea por la trasgresión personal o por el zar, y no reconocer
la tendencia humana natural hacia el mal, el reconocimiento de la naturaleza humana
herida. El deseo y poder, o el poder del deseo son las fuerzas negativas que actúan en
esta perturbación, lo que hace que exista tensión entre el hombre y la mujer, entre los
hermanos, entre los padres y los hijos, entre compañeros de trabajo, entre empresarios y
empleados, etc. Al restablecimiento del equilibrio ayuda, se hace necesaria la formación
de la conciencia, a través del conocimiento natural y sobrenatural. La soledad de la
conciencia, clausurada en el “Castillo del individualismo interior”, hace que se
obscurezca, que la persona moderna, en consecuencia, se encuentra desorientada, y más
tarde desolada, si además ha trasgredido de forma grave el camino del bien y la verdad,
que conduce a la felicidad, en diversos momentos críticos de la historia de su vida.
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nuca un acto patriótico, o a definirse una constitución integrista con metodología
democrática. La verdad establecida mediante la descripción dialéctica también es una
explicación insuficiente. La “verificación intersubjetiva” no garantiza ni la realidad, ni
la verdad ni la dignidad humana, por ejemplo, la lapidación por adulterio en los países
islámicos sería verificada de forma intersubjetiva.