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19 de noviembre de 2008

Justo Guillermo Gamalier Inostroza Vázquez es un joven de 19 años de


edad; su abuelo es el dueño de uno de los circos más grandes de México;
el “Circo de los Hermanos Vázquez”.

Gamalier trabaja como payaso en el circo de sus padres; “El Circo de los
Hermanos Corona”. Pero, ¿cómo es que eligió esta profesión? Gammi,
como le dicen sus familiares, amigos y público, nos cuenta sobre su vida en
el circo…

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La vida en el circo…

El Circo de los Hermanos Corona está ubicado en un deportivo cercano a


la estación del metro Ecatepec, en el Estado de México. No es de
extrañarse la multitud de niños que, un domingo por la tarde, conviven en
familia y juegan con amigos, en los columpios que están a un costado del
circo.

La función comienza a las 18:00 Hrs.,


los miembros del circo están
preparándose para el espectáculo.
Gamalier está comiendo un hot dog,
al mismo tiempo, merodea por los
alrededores de los campers que
utilizan para cambiarse y maquillarse.
De pronto, observa cómo uno de sus
compañeros de trabajo sostiene una
plática con dos desconocidos; no
tardaría en entrar a la conversación.

Gamalier es un chico muy simpático, agradable, alegre, bromista,


amigable; tal vez, porque ha vivido toda su vida en el circo, de hecho,
para él, su vida es el circo.

Su padre es Ingeniero en Sistemas, su madre viene de una familia de


cirqueros. Gammi cuenta que se conocieron cuando su padre trabajaba
como interventor en la Arena México y su madre actuaba en el “Ataide
Hermanos”, que se encontraba en ese sitio.

La gente en el circo es muy unida —comenta Gammi al inicio de la


conversación, ya que su compañero se ha retirado— Aparte, uno viaja a
muchos lugares.

En la República mexicana, Gamailer ha estado en Guadalajara,


Monterrey, Reynosa, Veracruz, Chiapas, etc. Vivió de los 8 a los 12 ó 13
años en Estados Unidos, porque su mamá tiene residencia americana.

También he viajado a China, Rusia, Francia, etc. Pero definitivamente el


lugar que prefiero es México —comenta Gammi— porque todo es más
tranquilo, la comida es más rica y la encuentras donde sea; lo malo es la
delincuencia.

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Francia es muy bonita, sólo he ido a Montecarlo, que es una bahía. El circo
se pone donde está la Reina, en el Palacio. Se trata del Festival de
Mónaco y la Princesa Estefanía va a ver la función.

Estados Unidos es un país limpio. China es muy feo porque es muy sucio,
hay mucha gente, mucho más que en México.

Gammi me explica que los chinos son


muy buenos acróbatas, ellos tienen
una escuela de circo; ésta es la más
grande del mundo, es todo un pueblo,
se llama Waqiau. “Allí, lo que más
importa es el circo, van desde
pequeños; desde los 2, 3, 4 años
andan haciendo marometas,
entonces, cuando crecen ya son
expertos”. Por otro lado, asegura no
haber visto nunca algún payaso chino.

Ya que estamos en esto, ¿por qué elegiste ser payaso?— “Elegí ser payaso
porque me gusta hacer reír a la gente, me hace sentir bien, es algo que te
desestresa completamente; si estás enojado, sales hacer payasadas y se te
borra todo. Por eso me gusta…”

De pronto se acerca un niño de los que estaban jugando en los columpios,


y Gammi comenta: “lo que no me gusta son los niños, se me hacen
insoportables, ¿verdad?” dirigiendo la pregunta al niño. Todos reímos.

¿Es difícil hacer reír?

Me ha costado mucho trabajo, años, para tratar de hacer reír a la gente.


Porque no nada más es salir y hacer chistes, uno tiene que innovarse,
pensar cosas, sacar una personalidad en la pista para que la gente se ría.
Llevo poco tiempo en el circo como payaso, pero le echo ganas, y poco a
poco se me ha dado.

Cuando eres payaso y sales a la pista, si dices 20 chistes, tienen que pegar
5 ó 6. “Ese es el chiste del chiste” —reímos de nuevo—. Dices muchos
chistes y los que pegan los agarras, los que no, los sueltas y así muchas
veces, hasta que tú ya tienes una rutina; ésta tú la aplicas y la gente se ríe.

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Respecto al público

El público es distinto, incluso, los mismos mexicanos son distintos en otros


países. Por ejemplo, cuando trabajaba en Estados Unidos, en el Circo de
los Hermanos Vázquez. Éste llega solamente a la gente latina de Las Vegas,
Los Angeles, entre otras ciudades. Por ser mexicano, atrae público latino;
de hecho, lo promocionan en la radio latina; y uno habla en español, no es
necesario el inglés.

El público mexicano de allá, como que es más sensible que el de aquí; se


ríen más y de todo. El de aquí no. Tal vez sea porque aquí hay muchos
circos, y se acostumbran. Allá no hay tantos, si hay cuatro son muchos.

Entonces, uno va a trabajar para ellos, y como vas


sólo una vez al año, lo esperan. Aquí no, es más difícil
porque hay más circos. A veces, hay que caer en la
vulgaridad, la picardía, de que “hay, le agarro la
pompa”, para que la gente se ría. Pero, hay lugares
como Cuajimalpa, Santa Fe, etc. donde eso no se ve
bien. En el mismo D.F. tienes que cambiarle de ritmo,
porque hay diferente tipo de gente, con distinta
cultura.

“Los famosos son personas normales, iguales a nosotros…”

Cambiando un poco el tema, Gamalier me habla sobre sus preferencias


musicales que son: el alternativo, la electrónica y todos sus derivados, el
pop, las rancheras, etc. Menciona que Luis Miguel es su cantante favorito.

“Cuando trabajaba en el Circo de los Hermanos Vázquez, en México, iban


muchos artistas a ver la función, porque el circo se pone en el Club
América, en diciembre; ahí van muchos futbolistas, Vica Andrade, Omar
Chaparro, etc. Si les caes bien e interactúas con ellos, te saludan. Con
quienes llevamos más convivencia es con los jugadores de fútbol, por
ejemplo, Ricardo Osorio, el Kikín.”

En cuanto a grupos musicales, Gammi conoció a Intocable y los Tigres del


Norte—. Cuando estábamos trabajando en Estados Unidos, una vez fui a
un auditorio, era cumpleaños de un periodista que se llama Piolín, él está
en la Radio de Los Angeles.

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Piolín se lleva muy bien con la gente del circo, así que les pidió que
llevaran a la fiesta algunos actos. Fueron unas Bailarinas brasileñas, un
primo mío que es malabarista y yo, como payaso. Cuando estábamos
atrás del escenario, en lo que nos tocaba salir llegaron los Tigres del Norte e
Intocable. Como nos veían vestidos de artistas, nos hacían la plática. Los
famosos son personas normales, iguales a nosotros. Y en realidad todos
somos artistas porque tenemos que hacer cosas para llegarle a toda la
gente. Para eso, hay que tener “ángel” —comenta Gammi.

¿La vida en el circo es nómada?

El circo de mis papás no viaja tanto, nada más está en el D.F. y a lo mucho
sale a Ecatepec o, a lo mejor, Morelos. Sin embargo, hay otros circos en la
República mexicana que andan en Tijuana y de repente, ya los ves en
Yucatán. Se avientan unos viajes ¡tremendos!

A mi me ha tocado viajar por carretera en Estados Unidos. ¡Viajes largos!


Por ejemplo, de Nueva York a Texas, una semana de viaje, porque está de
punta a punta.

Uno disfruta el viaje porque vas echando relajo, te paras a comer en la


carretera, contemplas con tus propios ojos lo que pasa en las películas. Por
ejemplo, una vez, se me quedó muy grabado, un señor “viejito, flaquito,
flaquito” vestido de cowboy, con sus pantalones, su caballo y un
sombrerote como de película, parecido al que utiliza el sheriff que sale en
la pantera rosa. Te divierte conocer todos esos lugares y personajes que no
te imaginas que puedan ser reales.

También en México conoces. Yo a lo mucho he viajado de aquí a


Reynosa, o Monterrey; es cansado, pues son 14 horas. Nosotros nos vamos
en los carros del circo, con los amigos del mismo; es divertido y como que
hay más aventura, porque es como si te fueras con tus cuates a Acapulco,
que vas haciendo paradas, te llevas unas tortas —comenta Gammi.

Gammi y su faceta de conquistador…

Gamalier viste una playera negra, bermudas color gris y calza guaraches
negros con blanco. Mide aproximadamente 1.68 cm, es de complexión
robusta, güero, con ojos verdes, trae el cabello corto y se ve que se corta
mucho la uñas de los pies. En la mano izquierda porta un anillo y en ese
mismo brazo, tiene un tatuaje; asimismo, trae una pulsera en cada
muñeca. En el cuello tiene colgado un collar negro. Además de todo lo
anterior, es muy sonriente y coqueto.

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“Ella no quería ser mi amiga, quería andar conmigo…”

La novia de Gammi es de Puebla, también es de circo,


está en uno que se llama “London” y es trapecista—. Ella
era amiga de una chava que estaba trabajando aquí, yo
tenía novia en ese entonces, al fin hombre, —ríe— vino al
circo, yo nunca la había visto en mi vida, pero como me
dijeron que era de circo, pues la saludé: “hola cómo estás,
buenas tardes, con permiso y adiós…” Ella pidió mi teléfo-
no y, comenzamos a platicar como amigos, normal, pues yo tenía mi novia
y pues nada que ver.

Después corté con mi novia, pero nunca le comenté, seguíamos de


amigos. Yo siempre me porté normal. Ella es bonita, es la típica chava a la
que todos se quieren ligar. Pero yo no tenía intención de eso, y fue lo que
le llamó la atención de mí.

Entonces, ella no quería ser mi amiga, ella quería andar conmigo, a tal
grado que me dijo si quería ser su novio, y yo le dije que no —ambos
reímos, “te cotizaste”, le dije, y él contestó, “sí, voy actuar como mujer”.
Volvimos a reír—.

Duramos una semana así, ella estaba enojada conmigo, porque le dije
que no. Entonces, sucedieron unos XV años de una prima mía en un circo,
yo era chambelán. Ella me dijo, “me haces quedar mal porque no bailas
conmigo”, le dije, “por qué, si yo estoy bailando con la que quiere bailar”;
“es que yo ya les dije a mis papás que eres mi novio”. “¡Chin! Si yo te dije
que éramos amigos”, “¿entonces no vas a ser mi novio?” “Ok, sí”.

Por lo mismo de que por lo regular todos quieren


con ella, me hice del rogar, fue como una
táctica, así de que yo no soy como los demás;
ahora sí como que le cayó la horma de su
zapato. Fue muy raro, siempre que nos
acordamos de eso nos reímos —concluyó riendo.

Aprovecho para preguntarle, cómo es su


relación, si hay problemas, por lo mismo de que
la vida en el circo es nómada—. Nos llevamos
bien, tengo cuatro meses con ella. No es difícil
porque ella ha andado por aquí, en Ecatepec.
La verdad es más fácil andar con alguien de
circo porque sabe lo que es y te entiende.

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Si andas con alguien que no sabe de esto, se enoja porque no tienes


tiempo de mandarle un mensaje, de hablarle o de estar con ella; y dicen
“nunca quieres estar conmigo, etc.” Cuando vienen a vivir contigo, si no
son de circo, se enojan porque no hay agua, no hay gas, etc. Y te hacen
sentir mal.

Gamalier estudió hasta 3er año de preparatoria, no fue a la Universidad


porque tuvo que viajar y trabajar en el circo; sin embargo, quería estudiar
gastronomía porque le gusta cocinar.

Considera que la vida en el circo no es diferente a la de los demás. En su


tiempo libre va al cine, echa la flojera, se pone a ensayar, puede ir a
Chapultepec o a donde quiera.

Entre semana únicamente hay dos funciones, y los domingos, son cuatro.
Cuando se cambia de lugar el circo, son cuatro días los que no se trabaja.
En mi caso, —comenta— tengo que estar esos cuatro días ayudando, que
tumbando, etc. porque yo soy del circo. Pero, hay veces que me puedo ir
a Acapulco, o me voy con mi novia todo el día, o con mi abuelito.

Gammi como hijo del patrón

En el circo, como hay gente inteligente, como la hay ignorante. Una cosa
es ser el dueño y otra cosa es la relación como amigos. Yo considero como
amigos a los que no se molestan cuando les dices que algo no está bien,
saben que al final es por el porvenir de todos.

Yo me he peleado con muchos de mis compañeros que pensaba que


eran mis amigos. Uno tiene que estar observándolos en la función, y si
hacen algo mal y uno les dice, se enojan y lo toman como agresión.

A veces es difícil tener amigos en el circo, pero puedes tener amigos en


otras partes; por ejemplo, en la colonia. Aunque, también existen las novias
o “amigovias“, o lo que haya —agrega con un tono juguetón.

Y el futuro…

Mi futuro es el circo. Sin embargo, también me gustaría tener uno que otro
negocio, como una taquería. Tengo un amigo que es taquero y saca
$ 15, 000 pesos a la semana —comenta impresionado—. Este año, quise
poner una taquería en Lindavista, en frente de Zacatenco, por ahí vive mi
papá, pero me cobraban $ 30,000 pesos al mes.

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Mi papá, por ejemplo, lleva mucho tiempo juntando para un Oxxo, no es


que no deje el circo, sino que es muy cansado y te presionas mucho. Lo
ideal es tener el circo y un negocio. Si al circo le falta dinero, lo solventas
con el negocio, y viceversa.

Me gustaría casarme, de hecho, quería hacerlo con mi novia, con la que


llevo 4 meses, pero mis papás no quisieron. Nos íbamos a juntar en unión
libre, por eso de que luego viene la ruptura y hay problemas; así, en unión
libre, nada más se termina el noviazgo y ya. —A pesar de que a Gammi no
le gustan los niños, sí le gustaría tener hijos.

Estamos en un punto de la conversación en donde ambos nos sentimos


cómodos. Pronto está por comenzar la función. Los personajes ya están
saliendo de los campers. Y la gente está por llegar.

¿Qué es lo que consideras como lo mejor que te ha sucedido? —


pregunto—. Conocer a mi novia —contesta riéndose; yo le digo sonriendo,
“qué romántico”; y él agrega, algo sonrojado “se oyó cursi, no es cierto”—
Lo más emocionante que me ha pasado es salir a la pista, que te
aplaudan, porque cuando te aplauden uno siente hasta escalofríos.

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Cuando un artista es de circo, el compañero con el que estabas no lo es,


pero cuando lo eres, entras a la pista, ves a la gente a los ojos, si se ríen o
no, y si les trasmites todo ese sentimiento que tú traes, es lo más bonito. Y
no es por nada, pero yo soy uno de los más aplaudidos —hay risas— y se
siente bonito, como que te da energía.

Lo más feo que me ha pasado, es que cuando uno sale de payaso, y he


tenido problemas con mi novia o con mi familia, una vez un tío se murió, y
tienes que salir a trabajar, pese a que tú por dentro estés muy mal, casi
destrozado.

Pero, de la cortina para afuera, tienes que poner otra cara, tienes que ser
feliz, alegre, aunque por dentro estés llorando. Yo en la pista canto una
canción que le escribí y dediqué a mi novia; en una ocasión que me había
peleado con ella, la canté y ya quería llorar; aunque tenía que reír.

La gente no tiene porqué saber que tú estás


mal, no tienen la culpa de tus problemas.
Hay veces que sí hago bromas, como: “odio
porque te has ido, y no porque te fuiste, sino
porque te llevaste mi playstation” y cosas así.

Cuando mi tío murió, a mi me avisaron


cuando me estaba bañando antes de salir a
trabajar; cuando salí, no estaba ni
concentrado en lo que estaba haciendo, y
es feo.

Sin embargo, es lo bueno de ser payaso, al


oír la risa de la gente, dices: “al menos sirvo
para algo…” y los problemas se van. Es una
terapia que te ayuda a subir tu autoestima.

Es más fácil hacer llorar que hacer reír, y para hacerlo, necesitas mucha
concentración. Me han tocado señores serios, que no sabes ni qué hacer
para sacarles una sonrisa, o cuando hay poca gente, también es pesado,
porque los pocos que hay, les da pena reírse o lo hacen silenciosamente,
de manera que no alcanzas a escucharlos. Cuando hay mucha gente,
pues es más fácil, porque la risa se contagia.

Definitivamente ser payaso es muy bonito, no cualquiera lo es. Todos se


pueden pintar la cara. Yo, por ejemplo, casi no me pinto; no necesito
hacerlo para ser payaso.

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Si me muero y vuelvo a nacer, seguro le digo a Dios, “dame cirquero, otra


vez”

Gammi, el payaso coqueto, habla sobre la gente que le tiene miedo a los
payasos— He encontrado gente así, chavas más o menos de mi edad, y
les pregunto: “¿yo te doy miedo?” me contestan: “no, tú me gustas” —
reímos— pero, por ejemplo, con los niñitos, lo que hago es quitarme la
peluca, que es como de chucky, me les acerco y como casi no me pinto,
no se espantan. Los payasos muy pintados, como los que salen en la tele,
hasta a mí me dan miedo.

Los payasos de circo, y los de fiesta somos muy diferentes. En el circo es


como que más artístico, de hecho, hay una carrera que se llama “artes
escénicas y circenses”, en una Universidad en Puebla. Pero, a ellos no les
van a enseñar a ser cirqueros, porque una cosa es ser artista de circo y otra
es ser cirquero.

Cirquero es el que levanta el circo, tumba el circo, desapista, pinta, barre,


maneja trailer, va por agua cuando no hay, hace de todo. Ser cirquero es
un estilo de vida. Hay veces, que subo a la carpa y me quedo dormido,
pero eso para mí es normal, en cambio, la gente no lo ve así. En realidad el
circo es un arte.

Ser cirquero es un estilo de vida…

El circo en México está muy desvirtuado debido a películas, o reportajes. Y


es que van a circos pequeños, como el de mis papás, o sacan tomas de
los trailers más viejos de circos como el “Hermanos Vázquez”, donde los
artistas traen autos lujosos, y los trailers son nuevos.

Debo destacar que los campers, propiedad del circo de Gamalier, están
viejos y oxidados, hacen una perfecta combinación con el suelo del lugar,
que es terroso y polvoriento. Cualquiera pensaría que está en el barrio más
bajo, del país más pobre. Sin embargo, una amigable dálmata deambula
por el sitio y derepente se acerca a saludar, lo que le da vida al panorama
que está del lado de los campers; porque del otro lado están los juegos.

El olor, que cualquiera imaginaría como pestilente, característico de eses


de llama, que son los animales que tiene el circo, no es tan penetrante.
Gammi me comenta que en el circo, sólo existen dos espectáculos de
animales. Estos son el de los dálmatas y el de las llamas.

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Gammi, me aclara que los campers se utilizan como camerinos. El trailer


donde vive él con su familia, es más grande, está en una parte donde no
hay tierra, justo a la entrada del circo; de hecho, la taquilla se ubica ahí.
Tiene dos pisos, tres recámaras, dos arriba y una abajo, cuenta con baño,
comedor y está alfombrado.

Una de las películas que Gamalier menciona, donde desprestigian al circo


es “Ángel de fuego”, donde según queman un circo y hay violencia
intrafamiliar. “Pero, eso no solamente pasa en el circo, hay cada loco
depravado en la calle que no sé por qué ven mal a la gente de circo. Por
ejemplo, hay lugares en Iztapalapa, Chimalhuacán o Neza, donde sus hijos
tienen 5 años de edad y andan con una mona en la cara. Aquí, un niño de
esa edad anda dando marometas, y anda trabajando… ” —comenta con
un tono molesto.

En Europa no ven así al circo. En Mónaco, la princesa manda traer un circo


a su Palacio, con los mejores artistas del mundo; y son cuatro días de
funciones. De hecho, ella se casó con alguien de circo* —agrega con
ánimo.

El circo en Europa es muy diferente que


aquí. Eres un artista y te lo reconocen. Te
va a ver la realeza europea, porque es
una fiesta social. La carpa la ponen en el
lobby de un hotel; ahí, se reúnen, comen;
y su diversión, somos nosotros —concluye
con una sonrisa.

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La función está a punto de comenzar, un señor se acerca a nosotros y le


dice a Gammi que se apure, que él va a abrir. Comienza a crearse tensión
y nerviosismo en el ambiente. Y es que la charla, cada vez se torna más
amena. A Gamalier le apasiona hablar del circo y de sus experiencias; por
otro lado, mis ansias por saber más sobre ese mundo, tan desconocido,
aumentan.

A nosotros, por su diversión, nos dan un premio al mejor del circo —prosigue
Gammi— para la gente de circo, quien tiene un premio de esos es algo
sublime. Yo tengo un tío que tiene uno, hasta salió en los Records Guiness,
lo obtuvo porque realizó cuatro vueltas en los trapecios en el aire, lo hizo
hace como veinte años, en ese tiempo no había quién hiciera eso.

En otros países, reconocen más a los artistas que en el propio México. Por
eso, muchos trabajan en Europa y en Estados Unidos. Y es que allá, les
pagan y los tratan mejor.

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Yo creo que la mayoría de la gente del circo que está por el mundo, son
mexicanos. Los mejores trapecistas y malabaristas del mundo, son de
México. Por otra parte, los mejores payasos del planeta son chilenos. Y eso
que el circo nació en Europa, para ser más precisos en Roma.

El circo no es la carpa, sino la pista, donde uno trabaja; porque es un


círculo. En el Coliseo Romano, como era un círculo y ahí pelaban, se le
llamó circo. Después, ya lo fueron como que integrando, como con
bufones, leones, y se fue dando de otra forma.

Los primeros cirqueros que llegaron a México, fueron ingleses que hacían
ecuestre. De ahí, los mexicanos, comenzamos a copiar lo que ellos hacían
y a crear nuestros propios circos. También llegaron circos de Estados Unidos
a México, algunos muy grandes.

El primer circo grande que hubo en México fue el “Beas y Modelo”. Era un
circo enorme. Otro fue el de los “Hermanos Bells”. El circo “Du Solei”, tiene
hasta sus propios aviones. Pero son circos que por la entrada más barata
cobran $700 pesos, la más cara $ 1,500 por persona. Sus espectáculos son
mucho más grandes, mucho más performance —concluye.

El final de esta conversación está


próximo. El movimiento en el circo es
constante, todos los personajes
andan apurados porque la función
está a punto de comenzar. Los
ladridos de la linda dálmata
aumentan nuestro nerviosismo.


Súper Gammi

¿Cuál es el nombre de tu personaje


de payaso?

Yo me llamo Gamalier, y me dicen


Gammi desde pequeño. Mi primer
nombre era “Singüindín”, pero mi
papá dijo: “no, Gammi, Gammi,
Gammi el payaso”. Después, cuando
fui a Estados Unidos, mis tíos me
anunciaban: “con ustedes de Tepito
para Estados Unidos y la gente de Houston… —ríe y reitera que el público
era mexicano y que al escuchar Tepito, gritaban— ¡Súper Gammi!” Desde
ahí, ese es mi nombre.

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Como payaso, yo no gano tan mal, pero hay otros que ganan súper bien.
En el circo de mi abuelo, hay unos payasos que se llaman “Los Tenis
Company”, ellos ganan $ 30,000 pesos a la semana; $ 15,000 cada uno.
Hay otro en Estados Unidos, se llama “pastelito chileno”, él gana $ 3,500
dólares a la semana. Le dan trailer en dónde vivir, a parte, le pagan dos
pasajes de Chile a Estados Unidos, cada seis meses. Es la estrella del circo
de mis tíos.

El circo no está mal pagado, te da de dónde vivir y un poco más. Porque


lo que haces no es fácil, algunos hasta arriesgan su vida.

Más que un estilo de vida…

Tras 46 minutos de charla, Gammi, debe retirarse. La función ya va a


comenzar. Con un apretón de manos, se despide. No me queda más que
agradecerle por haber conversado conmigo casi una hora.

Muchos consideramos que el circo no es más que payasos, gente extraña,


animales malolientes, tierra, y niños. Pero, hoy comprendí que eso es un
error. El circo es más que eso, incluso, es más que un estilo de vida.

Yo creo que los que están ahí es porque realmente quieren estarlo. Es una
pasión, es un arte. Porque, no en todos los circos hay tierra. Y la gente, no
es extraña, ni son freaks; son personas normales que tienen un oficio, una
vida común y corriente. Sólo que tienen que andar viajando seguido, a
veces sin servicios públicos, como el agua. Pero, a ellos no les importa
porque, así es la vida en el circo.

Por Elizabeth Vilchis Martínez

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