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En este pequeño papel
dibujo a la izquierda
la figura que te despide
en el otro extremo
la imagen de ti
Al parecer
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Todo el día hubo algo extraño
el cóndor sagaz revisó el colegio
sugirió que la gente se escondiera
en sus casas
el pajarraco no está de visita
su territorio
todas las hojas de un árbol
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y ofrecerte de ese sueño lo que obtuve.
Corolario
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y falseó una vida,
robó la libertad de la esperanza.
NOMBRARTE
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Faraón del olvido
Flor de los desiertos
Piel de esfinge.
EN ESTO DE AMAR...
En esto de amar
hay algo de desnudarse
de sacarse la piel
de curtirla
con soles poco usuales.
Tiene un poco de fundirse
de olvido de sí misma
de renuncia
de estrujar la vida
destilando sudores
humedades
pálidas sensaciones desmayadas.
Hay algo de morir
de agonía
de agotarse de a poco
de no importa
de a pesar de todo.
En esto de amar
hay algo
de no amarse.
SONETO DE LA BESTIA
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no persigo, no te evoco, ni te invoco
quiero darme a mi instinto y es tan poco
anhelarme loba libre en la manada.
ELLA Y EL
Él le sacaba la máscara
Mientras la iba desnudando
y Ella se iba quedando
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Como una fruta sin cáscara.
EXECRACIÓN
FERNANDO JERKOVICH
Execración
esto no sirve para nada
absolutamente para nada
para nada
nada
no es una bailarina
ni un pez
ni una montaña
pero puede ser una bailarina
y un pez
y una montaña
esto no se entiende
no se explica
no se traduce
no es un don
no es una revolución
ni un idioma
no tiene cánones
no tiene nada de especial
ni de elite
sí tiene recuerdo
tiene parecido
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pero aclaro
por si acaso
no sirve para nada
para nada
nada
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saber el por qué de ese pulso y de ese aire que inspiraba. Deseaba saber el
por qué del mal y de la belleza. Deseaba saber… algo más de su vida. Pero
ese día ya no pudo seguir leyendo ni quería saber nada. Puso entre las
páginas una carta de sus padres y cerró el libro de Betty Smith. Un árbol crece
en Brooklyn era el título. El autobús acababa de parar. ¿Y si bajaba? ¿Y si
dejaba de devanarse los sesos en pamplinas? Vivir, simplemente. Querer a
alguien y dejar de estar a solas en aquella insana soledad donde siempre
parecía que llovía. Vivir. Abrir el alma. Estudiar a conciencia las asignaturas de
las semanas y de los días. Aprender a sonreír la vida. Eso: vivir… ¡Parecía tan
fácil! ¿Por dónde empezar? Las calles bullían de luces y sombras. “¿Te pasa
algo?”, escuchó que le decía una señora. Y es que estaba llorando. No sintió
vergüenza. Apartó con los dedos sus lágrimas del rostro. Era el principio de
todo. Supo que era el comienzo de sus propios sueños. Y se bajó en la
siguiente parada.
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desde la poesía de María Victoria Atencia -¡cuántas lecturas pendientes!- que
le había dejado su amiga Silvia. Y quedarse dormida en medio de algún verso
propicio… Se levantó sobre las nueve. Era la luz matutina de un domingo de
febrero. Se miró en el espejo del armario y se acarició la cara y el resto del
cuerpo. Con parsimonia. Miraba la mirada ojerosa de sus ojos. Contemplaba
una sonrisa que iba cobrando forma y argumento. Avizoraba sus sueños.
Estaba comenzando a recuperar su vida, a descubrir la felicidad de nuevo.
Domingo. Era domingo. Como aquellos domingos de la infancia cuando se
ponía guapa para ver a Dios al mediodía. El teléfono sonaba desde la mesa,
donde estaba su bolso y un montón de libros. “¡Mamá, no te lo vas a creer!”.
Silencio interrogante. “Mamá, es domingo”. Otro silencio, esta vez más breve.
“No, no te preocupes, estoy bien, mejor que nunca. Sólo quería que supieras
que hoy es para mí un domingo distinto, y que os quiero como cuando era niña,
¿recuerdas?”.
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Quiero ser poeta para ser perenne
como la risa loca que la juventud tiene.
Quiero ser poeta para ser nieve
y guardar tibios los recuerdos.
Quiero ser poeta para ser caudal
de un rio sin final que desemboca en el vacío.
Quiero ser poeta,
para hacer un mar invisible y frío
y de playas tristes
en tu recuerdo.
Quiero ser poeta,
para ser un chiste con que tú te rías.
Y aún más, quiero ser poeta,
para ser vapor de lágrimas frías
y vacilar con el viento con que te fuiste.
Quiero ser poeta para estar triste,
para cultivar mis sueños en una charca de nostalgia,
para dejar mis penas en un rincón de mi casa,
para dejar mis males en un balcón que no existe.
éramos todo
y éramos nada
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éramos naufragio azul
tormentas tempranas
fuego inquebrantable
éramos un sol
apenas
un sol
éramos eso
creanme
éramos eso
Encontrar y destruir
relojes y calendarios.
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Alcanzar la circularidad de la lluvia,
ser la gota siempre una y todas
como infinitas hojas de un mismo libro.
II
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“…es de la soledad de la luz de lo que hablo…”
Zoelia Frómeta Machado, LA LUZ
Salitral /
pecho abierto corazón /
enceguecido por el sol /
caballo fosforescente en el bañado:
estoy pensando en la luz.
Murmuraciones
botas en las tablas del techo
(un polvo rancio de prisión
divaga en las ranuras.)
Esto no es Granada
mi nombre no es Federico
y sin embargo
estoy flotando en la luz.
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III
“…porque su esperanza ha sido hermosa
como ciruelos florecidos para siempre…”
Jorge Teillier
No te acerques a él
con la imprudencia de los que ignoran sus ardides.
Cualquier adoración operará a distancia,
pero no olvides que el cobarde
terminará por incendiar su espalda.
El heresiarca
le pega fuego a toda obstinación.
Las llamas crecen,
el aire ondula y las cenizas rasguñan los ojos
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cuando se grita desde arriba
con las manos atadas.
Y quien se eleva en humos y silencio
es el amor prohibido
o el ideario del justo
o Juana de Arco
mirándose los pies en llamas.
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