Sie sind auf Seite 1von 18

Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

1. ¿QUÉ ES LA ÉTICA?

En el tema anterior hemos visto distintas teorías filosóficas sobre cómo se concibe la

realidad y la existencia de los seres humanos dentro de esa realidad. Esta sería la dimensión

teórica de la filosofía. Pero toda teoría es susceptible de tener una aplicación práctica. Por

ejemplo, la medicina sería la dimensión práctica de la biología, la programación de ordenadores

la programación práctica de las matemáticas, la restauración de piezas antiguas solo es

posible con el conocimiento de la historia del arte. En el caso de la filosofía la dimensión

práctica lo constituye la ética.

La ética consiste en utilizar los resultados y descubrimientos de la filosofía para

mejorar la vida de las personas. Este objetivo es también el que se plantea desde la religión

o la ciencia. Sin embargo, la ciencia solo puede resolver los problemas concretos que se

refieren a la especialidad de la que se ocupa (por ejemplo, un médico puede ocuparse de

mejorar la salud de un paciente pero los conocimientos médicos no pueden resolver los

problemas de ruptura familiar). Por su parte, la religión intenta proporcionar a los fieles una

solución integral de los problemas humanos, sin embargo solo puede hacerlo a condición de

que se acepte la fe que la religión establece.

La ética, por su parte, no pretende ocuparse

de problemas de salud o de relaciones personales

sino que trata de establecer cuál puede ser la

mejor manera de que las personas integren los

diversos aspectos de sus vidas, es decir, de

elaborar un proyecto vital. Pero, a diferencia, de la

religión, no se somete a ningún dogma establecido

sino que pretende elaborar este proyecto vital desde parámetros estrictamente racionales.

A lo largo de la historia se han elaborado diversos sistemas éticos. Todos tienen en

común el objetivo de buscar de manera racional cual ha de ser la mejor forma de vivir. En lo

1
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

que no se ponen de acuerdo es sobre lo que cada uno entiende por una buena vida. En algunos

casos, la buena vida se entiende como tener una vida feliz; en otros casos sería la búsqueda de

la perfección o la excelencia de las capacidades naturales las que proporcionarían una vida

mejor; otros proyectos éticos aspirar a que la vida de las personas y las sociedades sean

mejores porque desarrollan la justicia o la dignidad.

En la actualidad las propuestas éticas tienden a concentrarse en dos grupos: aquellas

que tienen como meta la felicidad y aquellas que tienen como meta la conducta correcta, el

deber y la dignidad. En realidad cada grupo pretende que su manera de interpretar el

concepto de “buena vida” incluye a los demás. Por ejemplo, la ética de la felicidad de

Aristóteles interpreta que esta solo se alcanzaría cuando los seres humanos desarrollásemos

nuestras potencialidades en una sociedad justa. Para Kant, que pertenecería al otro grupo, la

felicidad es un objetivo secundario pero posible siempre y cuando las persona puedan vivir con

dignidad.

En definitiva, estamos haciendo una partición un tanto radical de los sistemas éticos.

Sin embargo, a efectos de trazar un panorama general de los sistemas éticos puede

resultar útil.

2. ÉTICAS DE LA FELICIDAD.

2.1. ARISTÓTELES: LA FELICIDAD INTELIGENTE

Aristóteles es uno de los principales sabios

de la antigüedad y uno de los referentes

universales del pensamiento de todos los tiempos.

Su filosofía toca todos los temas: la física, la

metafísica, la biología, la medicina, la política… y,

por supuesto, la ética.

2.1.1. La felicidad

Según Aristóteles todas las realidades naturales tienen potencialidades que tienen que

desarrollarse. Todos los cambios de la naturaleza se producen para conseguir un fin (por

2
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

este motivo se ha denominado a la filosofía Aristotélica “teleologismo” es decir, filosofía de

los fines – del griego “telos” fin y “logos” interpretación, investigación).

También los seres humanos actuamos para alcanzar nuestros objetivos, nuestros fines.

Conseguir lo que deseamos genera en nosotros un grado de satisfacción que conocemos como

felicidad (“eudaimonía” en griego significa plenitud, bienestar). Según Aristóteles todas las

personas podemos tener diferentes objetivos en la vida pero todos coincidimos en que cuando

conseguimos los objetivos que nos hemos propuestos obtenemos un bien mucho mayor que es la

felicidad. En otras palabras, todos los seres humanos pretendemos conseguir la felicidad.

Sobre lo que no nos ponemos de acuerdo es la manera de conseguir la felicidad, es

decir, los objetivos que nos permitirán disfrutar de una vida plena. Muchos piensan que la

felicidad se encuentra en el placer, otros en el honor o la fama, la mayoría piensa que es el

dinero y las riquezas y otros piensan que es el poder. Ahora bien, piensa Aristóteles que

ninguno de estos fines nos puede garantizar la auténtica felicidad.

La auténtica felicidad, es decir, la satisfacción por lo que se ha conseguido sólo se

puede dar cuando los objetivos son realmente valiosos. Todos

los anteriores pueden interesar, incluso pueden llegar a

obsesionar pero no son valiosos por sí mismos sino por lo que

nos pueden proporcionar. Solo son valiosos los fines que valen

por sí mismos, es decir, fines últimos y no fines que, en

realidad son medios para obtener otras cosas

Por ejemplo, el dinero, el prestigio social, el aprobado

del examen solo son importantes en la medida que nos acercan

a otros fines más deseados: comprar cosas, obtener el

reconocimiento de los demás, sacar el título del curso. En

realidad los verdaderamente importantes son aquellos fines

que valen por sí mismos y no por lo que se pueda obtener con ellos. Por ejemplo, la amistad, el

conocimiento, la solidaridad.

Si no existiesen estos fines valiosos por si mismos nuestra vida sería absurda

porque la vida se convertiría en una lucha por obtener objetivos que solo sirven para obtener

3
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

otros objetivos que serían, a su vez, medios para potras cosas, etc. Al final, ante la

imposibilidad de obtener algo que fuera valioso por sí mismo nuestra vida se paralizaría. Por

eso tiene que haber fines que valgan por sí mismos, es decir, fines últimos.

Para Aristóteles cada persona decide cuales serian sus fines últimos en la vida. Sin

embargo, todos los seres humanos tenemos elementos en común por lo que sería posible

establecer también el ingrediente común de la felicidad humana. Puesto que todos somos

seres humanos y todos los seres humanos tenemos la capacidad de pensamiento, entonces,

poder pensar, investigar, descubrir, en definitiva, el conocimiento es el elemento

imprescindible para que podamos ser felices. En otras palabras si el fin último de la humanidad

es conseguir la felicidad, la felicidad solo es posible cuando conocemos. O, al contrario, los

ignorantes serían desgraciados.

2.2. La areté

Aristóteles es consciente de que conseguir la felicidad y, menos aún, mantenerla no es

fácil. Sin embargo, nos resultaría más fácil llegar a

ser felices si vamos aumentando nuestras

capacidades, si vamos mejorando en nuestras

aptitudes. La capacidad de mejorar se denomina en

griego “areté” (perfección, excelencia) y los latinos la

tradujeron como “virtus” de donde proviene nuestro

término virtud. Por tanto, podríamos decir que para

Aristóteles, la felicidad se consigue mediante la

virtud, o, en otras palabras, la felicidad se consigue

si conseguimos ser cada vez mejores.

Entendida de esta forma, la virtud o consistirá

en ir perfeccionando nuestras capacidades para obtener los objetivos que nos hemos

propuesto en la vida, especialmente la felicidad. Cada persona tendrá capacidades diferentes,

aptitudes distintas que puede perfeccionar. Por ejemplo, alguien es fuerte o se relaciona bien

con las personas o es apasionado, etc. Ahora bien, en muchas ocasiones a pesar de tener estas

4
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

cualidades no las sabemos emplear correctamente. Esto ocurre porque o nos pasamos o no

llegamos, cuando usamos nuestras cualidades con defecto o en exceso

En realidad, solo conseguimos llegar a ser mejores, obtenemos la virtud o “areté”

cuando encontramos el equilibrio. El equilibrio o justo medio consistirá en ejercer nuestras

capacidades de manera inteligente tal como se ve en cuadro siguiente

EXCESO VIRTUD DEFECTO

Temeridad Valentía Cobardía

Desvergüenza Modestia Timidez

Adulación Gentileza Mezquindad

Prodigalidad Generosidad Tacañería

Ostentación Magnificencia Avaricia

Desenfreno Templanza Insensibilidad

Irascibilidad Afabilidad Indolencia

Fanfarronería Sinceridad Pusilanimidad

Ahora bien, de todas las cualidades de los seres humanos como ya se ha dicho, es la

inteligencia la que nos caracteriza. Por eso Aristóteles considera que la virtud por

excelencia, será aquella que sea el resultado de aplicar la inteligencia: la prudencia. Sólo

las personas sabias, es decir, prudentes pueden encontrar el equilibrio en las acciones y sólo

encontrando el equilibrio uno puede mejorar en la vida y, por tanto, llegar a ser feliz.

2.2. LA FELICIDAD COMO PLACER: EPICURO

Epicuro coincide con Aristóteles en que el fin último del ser humano consiste en la

felicidad. Pero discrepa en lo que se entiende por felicidad y en los modos de conseguirla. Para

Epicuro la vida es feliz cuando se consigue el placer y se evita el dolor. Placer en griego se

dice “hedoné” de ahí que a los epicúreos se les conozca también como hedonistas.

5
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

2.2.1. El hedonismo

La filosofía de Epicuro ha sido criticada y despreciada como ejemplo de egoísmo porque

no piensa en los demás sino solo en el propio placer y de

irresponsabilidad porque buscaría el placer inmediato sin pensar

en las consecuencias. Evidentemente, esto es una interpretación

superficial, ya que si fuera algo tan simple las teorías de Epicuro

no hubieran sobrevivido tanos siglos.

“Hedoné” en griego ha de interpretarse no como placer


sino como gozo. La diferencia está en que mientras el placer es

algo inmediato y que, por tanto, desaparece pronto, el gozo es un

placer continuado y duradero. De hecho el primer consejo de la filosofía de Epicuro es que

para obtener la felicidad debemos buscar los placeres estables y duraderos. Estos solo se

identifican porque se caracterizan por la ausencia del dolor en el cuerpo, aponía y de

perturbación en el espíritu, ataraxia.

2.2.2. Aponía: la liberación del dolor

Con respecto a la ausencia de dolor, Epicuro piensa que resulta imposible liberarse totalmente

del dolor porque somos seres humanos y, por tanto, el dolor nos acompaña en todos los

momentos de nuestra vida. Pero lo que sí podemos conseguir es mitigar o controlar el dolor

que en un podemos llegar a tener en un futuro. Esto se mediante el autocontrol de los deseos.

Según Epicuro, el dolor es consecuencia del deseo incontrolado por lo que conocer los

deseos y aprender a satisfacerlos adecuadamente ha de ser una tarea fundamental de la

filosofía de vida.

Epicuro distinguía entre tres tipos de deseos

• Deseos naturales y necesarios: son aquellos que son imprescindibles para alcanzar la

supervivencia y la felicidad: comer para satisfacer el hambre, beber para satisfacer la

sed, guarecerse del frio, etc. Estos deseos deben satisfacerse siempre porque son

imprescindibles para la vida

• Deseos naturales pero no necesarios: son aquellos que tienen un origen en nuestra

naturaleza pero no son imprescindibles para la supervivencia: el amor, la seguridad, el

6
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

sexo, etc. La satisfacción de tales deseos suele producir un placer pero se corre el

riesgo de un dolor futuro (la separación, el miedo, la insatisfacción…) por lo que su

satisfacción está sometido a un uso inteligente y no descontrolado.

• Deseos innaturales e innecesarios: son deseos que se imponen, generalmente por

moda, por conveniencia o por presión social y que son siempre fuente de dolores y

angustias por lo que el sabio deberá evitarlos en toda ocasión. Son, por ejemplo, los

deseos de fama, triunfo político, honor, etc.

2.2.3. Ataraxía: la liberación del miedo

Ahora bien, ¿cómo podemos llegar a controlar nuestros deseos innecesarios? Según

Epicuro para conseguir la felicidad es necesario también la ataraxia la liberación de las

preocupaciones que nos hacen desgraciados. Para alcanzar la ataraxia es necesario liberarse

de falsas opiniones, creencias irracionales y esperanzas sin fundamento que causan continuas

angustias y desconcierto impidiéndonos conseguir la imprescindible serenidad de una vida

placentera. Y el origen de todas estas angustias está en el miedo. Según Epicuro, hay tres

tipos de miedos.

• El miedo a los dioses. Tememos que los dioses

estén vigilándonos para castigarnos por nuestros

errores. Sólo podemos liberarnos de este temor si

nos damos cuenta de que los dioses no se

preocupan de la vida de los seres humanos (de

hecho la vida de los dioses es una vida sin

preocupaciones). Los dioses, por tanto existen sin

castigarnos pero tampoco sin ayudarnos por lo que

ni las plegarias ni los temores tiene ninguna

utilidad.

• Tampoco hay motivo para temer a la muerte porque no es nada para nosotros: mientras

vivimos no está presente y cuando está presente nosotros ya no vivimos.

• El dolor y el mal son fáciles de evitar. Ningún sufrimiento dura mucho tiempo y, cuanto

más agudo, menos tiempo permanece.

7
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

Ahora bien, no todo en la vida consiste en evitar el dolor sino que los seres humanos

debemos buscar todo aquello que nos proporcione un placer duradero. De entre los placees,

como ya se ha dicho, los placeres del espíritu son siempre más prolongados en el tiempo y

entre estos es la amistad uno de los más importantes para conseguir la amistad. La amistad no

solo proporciona la serenidad necesaria para afrontar los retos de la existencia sino que la

amistad es la base de la generosidad necesaria para vivir en sociedad. Sólo por amistad

estaríamos dispuestos a la perturbación, el sufrimiento e incluso el sacrificio de la propia vida.

2.3. EL UTILITARISMO

2.3.1. El principio de utilidad

El utilitarismo o hedonismo social es una corriente de pensamiento

que se desarrolla en el siglo XIX. El movimiento utilitarista fue iniciado

por Jeremías Bentham (filósofo inglés, 1748-1834), pero su

representante más destacado es John Stuart Mill.

Stuart Mill comienza diferenciando entre Ciencia y Arte. La

Ciencia trata de lo que hay, del mundo de la experiencia (está guiada por

lo que hemos denominado racionalidad teórica). El arte trata de lo que

queremos que haya, propone fines para nuestra acción (está guiada por lo que hemos

denominado racionalidad práctica). La tarea fundamental del arte es desarrollar un arte de

vivir, que constaría de tres disciplinas: la ética práctica o moral, la prudencia y la estética

La ética práctica o moral, es un arte que trata de lo moralmente correcto. Trata, por

lo tanto, de aquellos fines que “debemos” proponernos. Por ello, el primer problema que debe

resolver es el de cuáles sean estos fines. O, dicho de otro modo, el de cuál sea el criterio

para decidir qué fines son los moralmente correctos, los buenos, los deseables. Según Mill,

ese criterio es el principio de utilidad. Tal criterio dice que lo bueno es lo útil, pero

entendiendo por útil aquello que nos causa placer y felicidad y disminuye el dolor y la

infelicidad.

Pero como de lo que se trata es de encontrar un criterio racional (pues la ética tiene la

pretensión, como hemos visto, de desarrollar morales racionales), el utilitarista ha de

8
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

mantener una actitud imparcial entre su felicidad y la de los demás. Esto es, debe encontrar

un criterio que pueda aplicarse sistemáticamente, en cualquier circunstancia. Por ello, el

principio de utilidad debe ser formulado de la siguiente forma: bueno, justo, etc., es aquello

que produce más cantidad de felicidad a mayor número de personas (y aun de seres

sentientes en general).

2.3.2. La calidad de la felicidad.

El principio de utilidad suscitó un debate en el seno del

movimiento utilitarista. Si la felicidad se reducía a una cuestión

de número, la existencia humana se puede reducir a un cálculo

matemático con lo que nuestra vida se convertiría en una

existencia fría e impersonal. Por ejemplo, a la hora de decidir

cuál ha de ser nuestra pareja tendríamos que dejar de lado el

amor o la necesidad de estar con es persona y simplemente

calculara si nuestra unión nos proporcionaría una cantidad suficiente de placer y sería de

utilidad al conjunto de la sociedad.

Mill es consciente de estas críticas al pensamiento utilitarista por lo que reconsidera el

criterio de utilidad y establece que debemos tener en cuenta no solo la cantidad de

felicidad que se proporcione sino también la calidad. Por calidad de placer hay que entender

todos aquellos que nos proporcionan las cualidades más elevadas o espirituales del ser humano.

De ese modo dice que hay tipos de placer o de felicidad superiores a otros, más deseables que

otros, que hay placeres nobles y placeres bajos. Así dice, por ejemplo, que «vale más ser un

Sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho».

Si entre dos tipos de placeres, la totalidad, o la mayoría de los que los han

experimentado, se inclina por uno, ese será más deseable. Y es un hecho que quienes han sido

capaces de experimentar «placeres nobles», placeres en cuyo disfrute están involucradas

las facultades humanas más elevadas, no los cambiarían por los «placeres bajos», aquéllos

para cuyo disfrute se requiere una inteligencia, sensibilidad o complejidad espiritual menor.

9
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

Además, dado que los seres humanos somos seres sociales, podemos encontrar

felicidad en procurar la felicidad de los demás, en el esfuerzo, y aúnen el sacrificio, por

aumentar la cantidad general de felicidad.

2.3.3. Defensa de la libertad individual


Una condición esencial para que los individuos puedan llevar una vida plena, de acorde

con sus caracteres, y por lo tanto feliz, es que éstos gocen de libertad plena para dirigir su

propia vida. Mill hace una defensa radical de la libertad de los individuos en el seno de la

sociedad y el Estado. Esta defensa de la libertad puede ser resumida en tres puntos:

• Defensa de la soberanía del individuo sobre su propio cuerpo y espíritu. En el caso

de los individuos adultos e intelectualmente sanos, la libertad de éstos para dirigir su

propia vida debe ser absoluta. El Estado sólo podrá, legítimamente, poner límites a esta

libertad para defender la libertad y los intereses de los demás individuos. No está, por

lo tanto, justificado que el Estado pretenda dirigir la vida de los individuos ni siquiera

«por su propio bien». Nadie más que los individuos puede decidir cuál es su propio bien.

• Libertad de discusión pública de las opiniones. Mill defiende la libertad de expresión

basándose en cuatro argumentos:

1. Una opinión reducida al silencio podría ser verdadera (pues nadie, a no ser que se crea

infalible, puede asegurar con absoluta certeza que no es así).

2. Aun cuando una opinión sea errónea, podría contener algo de verdad; si la condenamos

de antemano, cerraremos el paso para descubrir la verdad entera.

3. La discusión pública de la verdad establecida, aun cuando fuese toda la verdad, permite

una mejor comprensión de ésta.

4. La discusión pública de la verdad establecida ayuda a que permanezca viva y no se

convierta en simple dogma.

• Defensa de la individualidad y la

diversidad. A Mill le preocupaba un

fenómeno nuevo que se estaba

imponiendo en las modernas sociedades

democráticas: el de la tiranía de la

10
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

opinión pública, que lleva a la uniformización general. Frente a esto Mili considera

necesario defender la diversidad de modos de vivir, como un componente esencial para

alcanzar la felicidad y el progreso, tanto individual como social. Cuando los individuos se

limitan a seguir las costumbres no ejercitan sus capacidades, su vida se vuelve vacía,

carente de energía, y la sociedad acabará resintiéndose por la falta de personalidades

fuertes e innovadoras.

3. ÉTICAS DE LA DIGNIDAD

Las anteriores teorías éticas tiene en común la idea de que el objetivo fundamental de

los seres humanos es obtener la felicidad. Existen, por otra parte otro conjunto de

pensadores que consideran que la ética no se puede fundamentar en el concepto de felicidad

porque es demasiado impreciso y subjetivo. Subjetivo porque cada persona, cada sujeto

puede tener su propia idea de felicidad e impreciso porque si preguntáramos a cada uno que

entiende por felicidad probablemente daría una definición bastante confusa.

Otros pensadores piensan que la felicidad es un objetivo deseable en la vida pero que

no es lo más importante para los seres humanos. Proponen que el propósito de la ética no

consiste en decirnos qué es o como se consigue la felicidad sino averiguar qué es lo que

realmente hace importante la vida humana. Lo importante, es decir, lo valioso se dice en

latín “dignus”, de ahí que entiendan que el objetivo de la ética consiste en averiguar en qué

consiste la dignidad humana.

3.1. KANT: LA ÉTICA FORMAL

3.1.1. Ética material y Ética formal

Emmanuel Kant es un filósofo del siglo XVIII. Sus teorías están influenciadas por la

corriente de pensamiento que se conoce como Ilustración. Según Kant la Ilustración consiste

en conseguir que el ser humano adquiera los suficientes conocimientos para que pueda tomar

decisiones por sí solo. Por tanto, desde su punto de vista, lo importante para las personas no

es obtener la felicidad sino poder decidir libremente. Lo importante, lo valioso es decir, la

11
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

dignidad de los seres humanos consiste en ser libres para decidir por sí mismo qué es lo que

quiere hacer.

Pero ¿somos realmente libres cuando tomamos una

decisión? Pudiera suceder que los seres humanos creen

ser libres cuando, en realidad, son las circunstancias o la

presión de los demás los que nos hacen actuar de una

manera u otra. Kant piensa que no se puede ser

absolutamente libre porque estamos sometidos a pero al

menos podemos tener una cierta autonomía personal.


¿Cómo podemos tener una vida lo suficientemente

digna, una vida autónoma? La mayoría de las personas siguen lo

que Kant lama una conducta heterónoma (de “heteros” extraño, ajeno, distinto y “nomos” ley,

norma en griego) es decir, una moral en la que las normas de conducta se imponen desde fuera

de la propia persona. Esto ocurre siempre que tratamos de imponernos un objetivo, es decir,

cuando seguimos una ética material, que son aquellas en las que establecemos un objetivo y

unas normas o consejos para obtener ese objetivo.

Podemos entender que esos objetivos que pueden ser tan variados como conseguir la

felicidad, encontrar el amor o aprobar el curso son objetivos que nosotros mismos podemos

establecer y, por tanto, hacerlo libremente. Sin embargo ¿cómo podemos saber de antemano

que esos objetivos son los que realmente deseamos? y lo que es peor ¿cómo sabemos cuál es la

mejor manera de conseguirlos? Estas críticas llevan a Kant a pensar que las éticas materiales

son éticas heterónomas porque trabajan con hipótesis, son hipotéticas. Una regla de conducta

es hipotética cuando condicionamos su cumplimiento a la obtención de un beneficio. Por

ejemplo, respetamos los diez mandamientos porque creemos que nos va a proporcionar una

vida eterna, cumplimos la ley porque nos va a evitar problemas con la policía.

Ahora bien ¿Quién nos garantiza que cumpliendo con las normas nos van a asegurar el

premio que nos prometen? No lo sabemos. No sabemos si tendremos la vida eterna o si la

12
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

policía no va a molestarnos. Sólo tenemos la palabra de quien ha impuesto las leyes o los

mandamientos de que si seguimos las normas conseguiremos el premio que nos han prometido.

En realidad si lo pensamos de esta manera es porque seguimos, los consejos o las directrices

de otras personas que creen qué puede se lo mejor para nosotros

Kant piensa que la autonomía de nuestra

conducta solo se puede conseguir si seguimos

una ética formal. La ética formal es aquella en

lo que importa no es que consigas lo que quieras

sino cómo lo consigues. Es decir lo importante

en las acciones no es el resultado sino la

voluntad con que lo hagas. Puede que los

resultados que obtengas no sean los que

esperamos, puede que ni siquiera consigamos ningún resultado pero lo que hacemos habrá sido

completamente voluntario y, por tanto, completamente libre.

3.3.2. El deber

Tenemos, entonces, que la voluntad es libre cuando se da órdenes a sí misma,

cuando actúa movida por el deber. La expresión de una orden, de un deber, es lo que

llamamos un imperativo (que, como sabemos, es un enunciado que expresa un mandato).

Existen dos tipos de imperativos:

1. Imperativos hipotéticos: son aquéllos que expresan un mandato

condicionado; es decir, un mandato que solo vale si se quiere alcanzar un determinado

fin. Por ejemplo: «Si quieres estar sano "debes" hacer deporte», «Si quieres ser feliz

"debes" rodearte de buenos amigos», «Si no quieres sufrir "debes" mitigar tus

deseos», etc.

2. Imperativos categóricos: son aquéllos que expresan un mandato sin

condiciones, un mandato absoluto. Ejemplos de imperativos categóricos pueden ser:

«¡No "debes" robar!», «¡"Debes" respetar a tus padres!», etc.

13
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

Tenemos, de momento, que la voluntad es libre cuando se da órdenes a sí

misma, pero esas órdenes no pueden tener la forma de un imperativo hipotético, por lo

que habrán de tener la forma de un imperativo categórico.

Un imperativo categórico es una orden que nos damos a nosotros mismos. Estas

órdenes es lo que llamamos deber. Por lo que paradójicamente, resulta que somos

libres cuando cumplimos con nuestro deber.

Somos libres cuando cumplimos nuestro deber porque no estaríamos cumpliendo

con nuestras obligaciones porque vayamos a conseguir algún tipo de premio o

reconocimiento. Hacemos lo que debemos porque sólo así se garantiza que sólo

nosotros somos dueños de nuestra vida, es decir, que nuestras acciones no dependen

de nadie que nos de su aprobación o su generosidad.

Claro que esto puede convertirse en un problema. Si somos libres y, por tanto,

dignos cuando cumplimos las obligaciones que nosotros mismos nos hemos impuesto

¿qué pasaría si esas obligaciones tienen que ver con el crimen o la maldad o el

aprovechamiento de los semejantes? Por ejemplo, si alguien decide ser pirata puede

que las leyes le impidan ser un ladrón y un asesino pero su conducta será moralmente

irreprochable si sigue el código de honor de los piratas, es decir, si cumple con las

obligaciones que ser pirata conlleva.

Según Kant esto no puede ser así porque los imperativos categóricos

14
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

Sólo son categóricos si son universales. Kant lo formula de la siguiente manera:

«Debes obrar de modo que puedas querer la máxima de tu acción como ley

universal».

Por máxima, entiende Kant, la regla que constituye mi acción particular. Así,

por ejemplo, si robo, debo considerar que el robar (la máxima de mi acción) es bueno

para todo el mundo y debo quererlo también cuando me roben a mí. Dado que no puedo

querer tal cosa incurriría en una contradicción al aceptar esta máxima, por lo que no

puede ser aceptada como una máxima moral.

Veamos otra versión del imperativo:

«Debes obrar de modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en

la de cualquier otro, siempre con un fin y no solo como un medio».

De esta manera un pirata, un ladrón o un asesino puede que cumplan con sus

obligaciones cuando cumplen con las tareas que se han propuesto (robar y asesinar)

pero sus acciones no pueden considerarse morales porque o bien su conducta no puede

ser universalizable o bien a empleado las demás personas como si fueran un fin para

satisfacer sus deseos y no como un medio en sí mismo. En cualquier caso han ejercido

su libertad a acosta de la libertad de los demás personas y eso supone no tener en

cuenta que la dignidad humana es una cualidad de todas las personas y no solo de

algunas

15
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

3.2. John Rawls: La justicia como dignidad

3.2.1. La justicia

Hemos señalado anteriormente que frente a las éticas de la felicidad, las éticas

de la dignidad pretenden fundamentar las decisiones en el valor de la vida humana.

Kant entiende que el valor de la persona está en la capacidad de decidir libremente

cuales tiene que ser sus obligaciones, Esta teoría Kantiana (fundamentar la dignidad

en la libertad) ha tenido una gran influencia sobre las teorías éticas de la modernidad.

Sin embargo, también ha sido muy discutida porque consideran que el planteamiento

kantiano es demasiado abstracto.

Estas críticas se basan en Kant parece olvidarse del componente social de la

vida humana, es decir, que las decisiones que tomamos pueden ser todo lo libres que

queramos pero son decisiones que afectan a los demás miembros de la sociedad en que

vivimos. El problema entonces no es que las decisiones sean libres sino si las acciones

que realizamos son justas. El valor, la dignidad de una persona, entonces, no ha de

medirse solo por su libertad sino también por la justicia de sus actos.

La justicia es un valor que afecta por igual al individuo y a la sociedad. El

problema consiste en encontrar una idea de

justicia que pueda ser aceptada por todos. La

justicia tiene que convertirse en un principio ético

universal capaz de guiar las acciones políticas de

una sociedad

El problema es, ¿cómo podemos llegar a un

acuerdo semejante? La obra de John Rawls (1921 –

2002) trata en gran parte de responder a esta

pregunta. Según este autor, puesto que la justicia

es un valor universal tiene que basarse en unos

principios que puedan ser aceptados por todo el mundo. El problema es que cada uno
16
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

tenemos una idea de justicia que beneficia a nuestro propio interés: seguramente los

patronos no tienen un mismo concepto de justicia que sus empleados, ni los ricos que

los pobres, ni las mujeres que los varones, etc.

Por eso Rawls considera que para encontrar estos principios básicos de la

justicia, hay que partir de una situación hipotética, que él denomina posición original,

a partir de la cual podamos sacar consecuencias racionales. Vemos en qué consiste esa

posición original y cómo se pueden deducir de ahí esos principios de justicia que

estamos buscando:

3.3.2. La posición original

Imaginemos un grupo de hombres que poseen íntegras sus facultades siéntales,

y una capacidad de razonar apropiada, y además tienen un cierto conocimiento de lo

que es el ser humano y su historia.

Ahora imaginemos que tal grupo

de seres humanos está cubierto por un

velo de ignorancia que les impide saber


si son varones o mujeres, ricos o

pobres, cuál es su raza, si practican

alguna religión, etc. Esto es, sufren un

desconocimiento total acerca de aquello

que pudiese orientar sus intereses en

un sentido diferenciado.

Este grupo de hombres se encontraría en la situación que Rawls llama posición

original y que permite elaborar una teoría sobre los principios que han de establecer

la justicia dentro de la sociedad.

3.3.3. La justicia como imparcialidad

Ahora supongamos que a tal grupo de hombres se les pide que elaboren los

principios básicos por los que ha de regularse la distribución de bienes, derechos y


17
Filosofía y Ciudadanía Tema 4: La ética

deberes de una sociedad en la que, además, les va a tocar vivir cuando se levante su

velo de ignorancia.

Puesto que los individuos encargados de establecer los principios básicos por los

que ha de legislarse esa sociedad no conocen cuál va a ser su sexo, estatus, clase

social, etc., buscarán aquellos principios que les permitan obtener el máximo

beneficio posible sea cual sea su situación social.

Estos principios serán los siguientes:

1. Los individuos tendrán igualdad de libertades, pero además cada individuo

tendrá el máximo de libertades posibles que sea compatible con el máximo de

libertades de todos los demás.

2. La distribución de los bienes en esa sociedad será tal que:

(1) Solo se admitirán las desigualdades económicas en caso de que esa

desigualdad resulte más beneficiosa para todos que la igualdad.

(2) Los individuos accederán a los distintos cargos o posiciones sociales en

igualdad de condiciones.

Estos dos principios garantizan el máximo de beneficios posibles derivados

del hecho de vivir en sociedad, para cada individuo. Por lo tanto, unos individuos

absolutamente imparciales (unos individuos que desconozcan sus circunstancias

personales diferenciadas) tendrían que acordar gobernarse por leyes que respetasen

tales principios, con objeto de garantizarse el máximo de

beneficios posible en cualquier situación.

A parir de aquí, Rawls define la justicia como:

aquella situación en la que todos los valores sociales

fuesen distribuidos igualitariamente, salvo que una

distribución desigual beneficiase a todos los miembros de

la sociedad.

18

Das könnte Ihnen auch gefallen