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Reunión Artistas e Intelectuales con Alejandro Zapata

29 de Marzo de 2009
Hotel del Centro Histórico
San Luis Potosí S.L.P.

Hace unos días un amigo de la universidad me avisó de un encuentro en donde se iban a juntar algunos

intelectuales y artistas de la ciudad, me intereso ir para saber que entienden ellos por cultura y que

propuestas tenían para desarrollar, después de todo la ciudad no ofrece muchas posibilidades de

reflexión ni apreciación intelectual o estética, Same old song, same old town. Me dirigí con todas mis

versiones del encuentro, con las reservas habituales y mis minutos perdidos para sentir que yo también

era uno por antonomasia, lo usual. Ya en un ruta diecinueve con Lysergic Sound of Dub de High Tone

a tope se me atravesó de repente el fantasma de los discursos “de a peso”, amasijo de recortes de

periódico de pueblo inerte, Lobina News se me embarro en la cara y casi me convence de quedarme en

casa a cuidar el techo, ese domingo por la mañana me pareció apoteósica la idea...

Ya frente al lugar tuve la impresión de estar desfasado, -¿Llegué tarde o llegué temprano?- me pregunte

para posteriormente confirmarlo con una especie de cuidador del lugar -Es hasta las diez- me dijo, así

que fui a esperar mientras leía acerca de industrias culturales y cosas por el estilo. Antes de eso fui a

ponerle unos centavos de crédito a mi teléfono móvil para recuperar la ilusión de estar conectado y que

si me moría ese día, podría al menos decir adiós en un SMS, en el “inter” se me hizo tarde una vez más.

Fui corriendo al lugar, con la promesa de que sería un desayuno con la comunidad pero sólo hubo las

habituales bocadillos de inauguración de galería (para no perder la costumbre me imagino) en un

escenario tan familiar me dispuse entonces a sentarme y esperar a que terminara la “exposición” para

engullir algunas harinas con refresco de cola. Media hora después de lo anunciado llegaron los que

habrían de conformar un panel de discusión en cuanto a la situación actual del arte y la cultura en la

ciudad y el estado: en el estaban Carlos Roque, Alberto Enriquez, Jesús Coronado, Nuría Armengol,

Fernando Buen Abad, Joaquin Muñoz y Alejando Zapata candidato a la gobernatura. Los ponentes
expusieron al candidato las características actuales del quehacer artístico en la entidad, una actividad

que se enfrenta no sólo al desinterés general, sino a la eficacia institucional y presupuestal, la

infravaloración de la creación de espacios propicios para el desarrollo de un arte critico que permita a

los involucrados construirse, reflexionar y aportar a su comunidad de la manera que corresponda a sus

intereses; la importancia de estrategias conjuntas para mejorar la calidad educativa e implementar

actividades artistico-culturales al planteamiento curricular de los niveles primaria, secundaría

preparatoria y licenciatura. El arte sirve para algo mas trascendente y necesario que unos cuantos

concursos de belleza y de festivales mal planteados de origen que sólo abrevan al consumo. Hasta ahí

mis reservas iban menguando y vi en la enunciación de la palabra revolución a la que Fernando Buen

Abad adjetivó de jugosa, rica, lechosa (yo salivando) una apoteosis cercana, así entre los cielos como

casi dioses en el lugar de la reunión sentí abrirse el cielo al tiempo que me armaba de valor para ir por

unos bizcochos y un café dispuestos al fondo del lugar, no me atreví, no quería perderme de nada todo

parecía finalmente configurarse para salirnos de ahí a la calle y montar talleres y mesas de trabajo y

exposiciones y... Aún faltaba de hablar el candidato, de nuevo el piso se hizo visible y me vi sentado

una vez más frente al panel. Alejandro Zapata comenzó con lo que a mi parecer fue un repaso muy

general de su agenda, lo usual, los tópicos tan en boga en campaña electoral, que si la inseguridad, que

si el desempleo que si yo hice, que si yo dije y así. Mientras tanto sentado en el fondo yo con el ardor

en el estomago, escéptico a todo discurso que huela a partido, a formula. Al final del panel hubo la

oportunidad de realizar una ronda de preguntas por parte de los asistentes al encuentro, en esencia

todos estaban mas o menos de acuerdo y en su participación matizaban algunas de las tópicos

expuestos. Posterior a eso en el recinto se vivió una catarsis entre las nubes, entre quejas, peticiones se

convirtió de a poco en un evento protocolario, del rey que finalmente escucha y de sus súbditos

reclaman rabiosos lo que por derecho es suyo. Entre el surtido rico de quejas y peticiones Jorge

Ramírez Pardo denunció por octava vez, según sus palabras la situación del Museo Laberinto de las

Ciencias y las Artes el cual ha tenido un costo excesivo y un mínimo impacto en la sociedad y por otro
lado la existencia de una contrapropuesta que incluía la utilización de software nacional para abaratar

el costo del mismo. Las preguntas terminaron y el evento culminó con efervescencia, cuando por fin

me decidí a ir por una botella con agua por lo menos, me doy cuenta que no queda nada, ni los envases,

resignado y emocionado porque algo finalmente se gestaba en la ciudad trato de recordar algún

proyecto en el que pueda participar para abonar al movimiento, por más que busco caigo en cuenta de

que no es la memoria, sino que no hubo un sólo proyecto concreto, que se quedo en la lógica

institucional de enunciar el problema; muchos “Qués” ningún “Cómo”. A mitad del camino el ardor en

el estomago vuelve y me hace recordar que no he comido nada en todo el día.

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