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Historia de la informática
1.1. Máquinas de calcular.

Desde siempre, los hombres y las mujeres necesitaron contar. Contar los
días, la cosecha, las monedas, el ganado... A lo largo de la historia fueron
apareciendo, en diferentes lugares del mundo, estrategias para facilitar
esta tarea.

La primera herramienta que el


hombre usó para contar fue su
propia mano. Los dedos siempre
resultaron útiles a la hora de
trabajar con pequeñas cantidades.
Este sistema se sigue usando
seguramente, cuando recién estabas
aprendiendo a sumar y a restar,
también te ayudabas con tus dedos.
En muchos lugares se usaron piedras
que se encontraban en las orillas de
los ríos y otros elementos pequeños
como monedas y granos de arroz.
Luego se valieron de instrumentos,
es decir aparatos que no
comprendían ningún mecanismo como
resortes, levas o engranajes.

En ese dominio, como en muchos otros, los chinos fueron precursores


puesto que imaginaron los ábacos, hoy desaparecidos, y las bolas aun
ampliamente utilizadas.

Los occidentales trataron de perfeccionar este artefacto sustituyendo las


bolas ensartadas en ejes rígidos por guías o correderas con cifras. Estos
nuevos instrumentos, el primero de los cuales fue construido por Troncet,
recibieron el nombre de aritmógrafos. Los aritmógrafos eran maquina de
sumar. Para llevar a cabo multiplicaciones, John Neper, el inventor de los
logaritmos, tuvo la idea de hacer móviles las columnas de que se compone la
tabla de Pitágoras. En su Rabdologie, publicada en Edimburgo en 1617, este
autor dio el esquema de un aparato multiplicador fundado en ese principio:
se lo llamo bastón de Neper.

Numerosos perfeccionamientos del aritmógrafo y del bastón de Neper


dieron nacimiento a muchos instrumentos de los cuales los más conocidos
son las regletas de Grenaille, imaginadas por un ingeniero de ferrocarriles, y
el calculador de León Bollee, el futuro constructor de automóviles.

Durante mucho tiempo se atribuyo el invento de la maquina de calcular a


Blas Pascal. Hoy sabemos que tuvo un precursor, Wilhelm Schickard de
Wurtemberg. La razón de la oscuridad que envolvió durante tanto tiempo el
reloj de calculo “Rochenuhr” es la de que a comienzos del siglo XVII en
Alemania meridional la inquisición y los gremios eran instituciones temidas;
Schickard temía que su invento le valiera los rayos de la una y de los otros:
de la primera porque su maquina podía considerarse diabólica, de los
segundos porque podían acusarlo de haber violado el monopolio de los
relojeros. Por eso solo comunico su creación a su amigo Kepler a través de
una carta (1623), un año después le comunica la destrucción de la maquina
(fruto de un incendio).

Aunque ya Herón (610-641) propone encadenar engranajes para realizar


operaciones de cálculo, no es hasta el siglo XVII cuando se construyen las
primeras calculadoras mecánicas como el aritmómetro de Pascal (1642).

En enero de 1659 Kepler presento un modelo en el Seminario de Historia de


las Ciencias de Berlín, fruto de los croquis de Schickard y la colaboración de
su mecánico Pfister.

El matemático francés Blaise Pascal (1623-1662) en 1642 invento una


maquina calculadora que podía sumar y restar. Tenia unas ruedas, cada una
de ellas mascada en su borde con las cifras 1 a 10. Cuando la rueda de la
derecha, que representaba las unidades, daba una vuelta completa,
engranaba con la rueda situada a su izquierda, y que representaba las
decenas, y se adelantaba una muesca. Si se introducían los números
correctos no había posibilidad de error. Pascal patento la versión definitiva
en 1649, pero constituyo un fracaso comercial, era demasiado cara. Sin
embargo diez de esas maquinas se conservan en nuestros museos o en
colecciones.

El matemático alemán Gotfried Whilelm Leibniz (1646-1716) ideó una


máquina calculadora en 1693, que superaba a la de Pascal. Mientras que esta
ultima solo podía sumar y restar, la de Leibniz podía multiplicar por
repetición automática de la suma, y dividir por repetición automática de la
resta. Se construyeron dos ejemplares, uno de los cuales se encuentra hoy
en la biblioteca de Hannover.

En 1820 un financista Charles Javier Thomas de Colmar, presento una


maquina verdaderamente nueva, el aritmómetro que fue realizada
industrialmente en gran numero de ejemplares. Entre otras ventajas, el
aritmómetro permitía llevar a cabo las multiplicaciones con un número de
vueltas de manivela.

El aritmómetro cuyo precio variaba entre 150 y 500 francos, fue


ampliamente empleado por las compañías de seguro y de ferrocarriles, por
los bancos, por el ejército y la marina. Tuvo por sucesor el aritmaurel (1849)
maquina mas rápida del siglo XIX, la maquina de Tchebicher (1882), etc.

Solo a fines del siglo XIX apareció la verdadera maquina de multiplicar que
fue construida por un joven de 18 años, Leon Bolle, y presentada por
primera vez en la Exposición Universal de 1889.

A fin de siglo aparecieron tres innovaciones importantes, un dispositivo


impresor, realizado sobre el aritmotipo Erinks; la utilización de la
electricidad por Selling que en 1894 construyo una maquina multiplicadora
que funcionaba mediante electroimanes y la aparición de las maquinas
aritmologicas.

Los matemáticos trataron de crear nuevas maquinas capaces de realizar una


serie de operaciones sin intervención de un operador humano. Uno de los que
encaro el problema fue Charles Babbage a partir de 1834. Pero después de
haber hecho fabricar todas las piezas de su maquina, Babbage murió antes
de haber efectuado el montaje. En 1889 su hijo publico en Calculating
Engines, todos los documentos de su padre y a fines de siglo se revelo el
invento. Esta maquina era doble, estaba compuesta de un analytical engine
en el que los números, almacenados en un deposito, eran sometidos en el
molino a una serie de operaciones reguladas por la segunda maquina, la
calculadora, programada mediante tarjetas de cartón caladas.

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