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Henri Lefebvre ‘Tiempos equivacos HENRI LEFEBVRE TIEMPOS EQUIVOCOS editorial airs juan giiell, 184 barcelona-15 ‘halo orga: LE TEMPS DES MEPRISES Teaducbo: Jost Francisco Ivar Jian Ire Taco Parad: Jou Bal © Copy: aon Stack y Babar Kin, A, 1975 Pine din: sepembee 1575 Inge co Bap Prince Spa Dep Noga 1) 2479/78 ISBN-84-7245-080-5, Frat Pac 2, Sadat NOTA A LA EDICION ESPANOLA Lefebyre se confiesa ante un magnetéfono. Fl texto que se nos ‘oltece, en tanto que trnscrigeioa —en directo de tn frances cologuialy desinhibido, nos confla una experiencia autcbiogr fica de primera mano que trace bien a las claras la ejlidad ‘menial yexpeesiva de! Blésofo contenido en trabuos de mayor ‘igor concep in su versin castellana nos hemos vist obligados a sacrifcar, en pte, su dimension estilistics en fvor de su espontancdad Se tratahs, en defiitiva de tasponer la densidad humana de ‘una vida: Ta de Lefebvre, I, PARA EL RECUERDO Diré de entrada que no me gusta Ia literatura. Esceibo ‘mucho, mucho mas de lo que publico, pero no me consi- Alero esrtor, No trabajo fs Iragua; las palabeas vo son ri materia prima. Si otros lo hacen, perfecto jaa ellos! ‘No juego com las palabras; y si lego a hacerlo, es al mar- gen y por otros motivos. Tampoco fantaseo con los con- ‘ceptos, a mi juicio son cosa seria, lo que me redime ade- iis de cacr en la scriedad solemne. En cuanto a lo Kidico no estoy dispuesto a hacer teorias; no teorizo sobre elo; ime gusta vivir y lo vivo. Escribo y sobre todo publico teaiendo presente un ob- jetivo: convencer y vencer; este objetivo me hace olvidar el medio, cl lenguaje del que me sirvo para actuar, y que ‘manejo siempre pensando en el contriacante a veneer. Contrariamente a tantos de nuestros contemporineos, centre ellos muchos de mis amigos, no, pienso en el lengua je y en el discurso por separado. me sirven. Los utilize, Acierte 0 fale. Escribo pues, con y por convic- cién, comprometiéndome, dirfa que a muerte, sin sostener por ello una teori literaria o floséfica sobre el compro- miso. En dl fondo, no he sido otra cosa que un escritor poli tico: lo que quiere decir que he luchado contra enemigos que han ido cambiando a lo largo del camino. Primero contra el fascismo y Hitler en La Comscence mystifie escrito cn 1936; més tarde contra el capitalismo, la organizacion de la sociedad burguesa, enfocados desde tun Angulo muy definido: el muado de los bienes de con: sumo. En Critique de la vie quotidienne, caya primera parte termin€ en 1946 y la segunda en 1961, también luché contra el stalinismo y me he enfrentado con el dogmatis- ‘mo en general. En otro periodo mas proximo me preoce pé del espacio, de las ciudades y problemas urbanos; ar- quitectura, urbanismo, planificacién espacial y neocapita: Tismo han pasado a ser problemas politicos. Naturalmente el cambio de objetivos y de posturas ha entrafiado una cierta dispersion del pensamiento, en mi opinién, més aparente que real; soy consciente de este re proche que rechazo; no, no he pretendido exponer un sis tema; de un tebrico se espera la exposicin de un sistema ¢Cuintos hay ya en el mercado? Me resisto a afiadit uno is ala ya larga lista, rechazo los sistema a raz de una triste experiencia que va desde el hegelianismo al stalins ‘mo, aunque este rechazo no implique incoherencia o dis- persién. ¢Acaso quiso Marx erear un sistema? No, y estoy seguro de ello, lo he demostrado, sin que esto impli que suponer incoherencia alguna en su razonamicnto. Con frecuencia, se aisla —incluso algunos amigos mios lo hacen— de entre lo escrito y publicado por mi, frag mentos, eslabones separados: el que concierne al marxis- mo, la vida cotidiana, el espacio, la arquitectura, el urba- isto, etc 8 No estoy de acuerdo con estas fragmentaciones} un fuido tnico recorre cl conjunto; he querido restituir la teorfa de Marx en toda su integridad y amplitud, inten tendo al mismo tiempo su aggiomamento después de un siglo de grandes cambios; el materialism histrico y el dialéctico tan potentes en el plano teérico no se pueden sostener dogmaticamente ‘Mi vida, dispersa como mi obra, remite a un principio Sinica: este principio soy yo. Y equién soy yo? Un mon- én de contradicciones, un nudo de conflictos, nudo gor- diano, como todo ef mundo: me preguntas qué contra- dicciones? Responder a esto, designatlas o nombrarlas es tarea ardua. Iré mas leos; me veo de forms casi nietz- cheana como un caos subjetivo: mejor 0 peor dicho, ‘como tna meacla de flyjos sin identidad; un caos de im. pulsos, imagenes, necesidades y deseos, tendencias que ja- mas he reprimido, que ain hoy dejo nacer y proyectarse Siempre he salvaguardado la espontaneidad, no sin ries- 05. lo cual es ya un principio teérico, ¢Describir este caos? Un caos dionisiaco. ¢Contar mi vidi? Tmposible. Demasiadas penas, demasiadas caras itreconocibles se entrecruzan, chocan, Ordenar, contener todo esto, es una téctica interna, ncorsetatlo seria asfixiance; sin embargo es necesario un cierto orden para sobrellevar el choque con el mundo ab- jetivo 0, de lo contrato, los impulsos, imagenes y tenden- cas se consumen los unos contra los otros o frente al exte- sor, El andlisisinterviene entonces para designarlos, pata confrontarlos; este andlisis obedece a una cierta lbgica, ‘busca una cohesién; en consecuencia acuia sobre los con Actos, tiene uni nombre: Le dialéctica. Tanto en las rela- 9 ciones amorosas como de amistad, en la vida profesional 6 intelectual, he vivido un perpetuo devenir, mas agitado que una sencilla sucesign de dislogos. No puedo menos que bautizarlo; dialéctica entre lo eoncebido y lo vivido; evoeo por primera ven este tema que reaparecerd a menu do. e Mientras que lo vivido es opaco, ciego, carnal y edli- do, lo concebido es relativamente transparente, diffano y fro. El movimiento entre estos dos téminos, lo conjugo, tanto en el sentido de “ser” como en el de “seguir”; he tentado esta teoria bien sea escribiendo bien hablando. En buena medida diré que mi obra, mi sola obra, ¢s smi vida, mi vivir: quiero decir también, que mis mejores ‘obras las he hablado mas que escrito; he improvisado re lasos, poemas para mujeres deseadas 0 amadas. Qué pocmas? Bueno, esos poemas, cuentos y hasta novelas, nunca los he escrito. Alguna vee eseribi una poesia para dirsela a quien iba ditigida, aungue casi siempre las rompia. 7Bs- cribit? Una actividad entre las otras y n0 la mas impor Las contradicciones mudan; y no dispongo de otros medios para seguir cl hilo que me gufa en el laberinto, para concretar la contradiccin que emerge como esen. cial, la mis dolorosa —aunque el sufrimiento dela contra diccion no ¢ nunca un criterio— decia que no dispongo de otras medios que escribir; de cualquier forma, sobre cualquier cosa: siempre emerge algo imprevisto. S€ que calla inmensa cadena de equivalencias y cambios de equi- valencias que definen nuestra sociedad, acontece poco de intenso; a través de mi caos he sabido controlar ~ay por 10 «qué no decitlo?~ Ia venida de momentos de ansicdadi cs un método prictico, no literario, mis exjones estin reple tos de paginas escrtas sin orden, obras inacabadas, espe- cialmente piezas de teatro; en este sentido soy més ensa- yisca que polemista. Cada una de estas obras es un ensa- Yo. ca dl wetido de inter ver le, de dexcaredar © conar un nude de conte aceptado esto como criterio de publicacién, forzosamente he de revelar cconceptos. No sé muy bien por qué lo he hecho y a veces me artepiento; hubiera podido orientarme hacia campos Aistintos de los conceptuales 0 politicos; hubiera podido zambullirme en el cilido espesor de lo vivido epara apor- tar qué? cal o arena, nunca sabré por qué no lo he hecho. (Quizés hubiera debido inteotar la actividad teatral, cermi- nar los esbozos, estrenar, pero la actividad politica y el ‘arxismo me han empujado hacia la produccién concep- tual, no siendo sin embargo la que prefiero. Lo vivido es “hot”, Io coneebido es “cool” y yo pre fiero lo “hot”, primero vivir, después escribir 0 intentar hacerlo, Escribir una premtoniciOn de la muerte, como tantos escritores han dicho, antes y después de Maurice Blanchot: pero yo no lo entiendo en este sentido. Lo con- cibo por encima de todo, desde un sentido nada mistico: aquél en ol que cseribir mata aquello por lo cual uno escri- be, lo vivido. Sin duda, jamas he couseguido reproducir en un escrito, el fervor, temblor, oseuridad y opacidad camal de la vida He imaginado distinas situaciones y personajes de teatro que vivian esta problemitica esperando que la re- solvieran por sf mismos: no lo han hecho. Ea ellos pro- yecté mis contradicciones: una sola de estas obras ha sido ul representada, Le Mate et la servante, casi el ducio y la esclava, en ef teatro Des Mathurins hace veinte aos Esta pieza teatral expresaba el conflcto entre a sensual dad y la bisqueda del rigor, entre el gusto un poco per- verso por la seduccién y la bisqueda de lo absoluto en el amor a partir del Diario de un seductor de Kierkegard, todo lo cual correspondia a vasias de mis experiencias amorosas de cuyos detalles os libero. También describia la obra la dificultad para la mujer de ser ella misma aban- dondndose a un gran amor; en el colmo del sufrimiento se produce un irreparable choque entre los protagonists, que pasarin su vida buscadndole un sentido a lo vivido y excapando de ello Empecé una tilogia trigica sobre el problema del po- der; volver€ sobre ello cuando hable del poder politico y del teatro politico, que desarollé durante una época y ea relacién con los proyectos de mi amigo Jean-Marie Se- rreau. Una de las obras se ttuaba Le Baptéme. Voy 2 describir of argumento, que me parece divertido. Un gran jefe miltar romano dal esto de Jovino 0 Constatino he leida casi todo lo escrito sobre esta época— engaia a Jos hombres de la Iglesia anuncidndoles su bautismo, Va retrasando la fecha para no cace bajo la férula de aquellas agentes enfermas de orcodoxia, en plena lucha con el arria- nismo; en todo momento se hace acompafiar por un cut ta que debe bautizarle en caso de urgencia: muerte sibita en el campo de batalla 0 en lecho de mujez. co sigue al potente personae, poten- te en todos los sentidos, una especie de Mariscal Amin Dada eminentemente politico: se convierteen su sombra, esti en todas partes, en el campo de batalla o entre putas, 12 ‘on su pequeiio fudre Meno de agua destlada, preparado para cl bautismo. Un dislogo sin piedad se establece entre A lon que seve del Iglesia nace paras ami cion politica y el curita ardiente y convencido, el pequefio prof, El general de Legion que va camino de procs. rarse Emperador, nada evita al curta, ninguna prucba, i politica, ni guerrera, ni erdtica, ni blasfematora He imaginaco el dislogo entre dos hombres a los que Jas circunstancias han hecho inseparables, entre este guc- rrero de formidable vitaidad y el ascético representante de la espiritualidad. Estas obras inacabadas debian for- ‘mar un ciclo en torno al tema del poder y, ligado al mis- ‘mo, af dela divinizacibn de un ser humano y su fracaso. Llamé erigicas a estas obras, Ahora me apena no haberlas terminado. Lo tragico: gno esta pasado de moda? asi se haa afirmado con frecuencia y esta sensacion me ha deteni- do, También por estas épocas aparecié un chantaje del que volveremos a hablar ya que impidié la creacién de un teatro politico: el teatro del absurdo, Diréis con razén que no soy un verdadero hombre de teatro, ni un autént- ¢o artista que gusta de la obra acabada Contestaré que estos proyectos han cumplido con lo que yo esperaba de ellos. Una catatss de los conficos, gu bien no los netraiza, es da seo, El argument le otta de las obras se parece al de un buen film que ha pasado recientemente por Paris: Aguirre, He imaginado tun conquistador que abandona a.sus compaiieros asusta- do pot sus tremendos hechos y se lanza a través de los Andes. Mendizibal —tal es el nombre de mi héroe, un nombre vasco como Aguirre, ya que por parte materoa tengo antecedent vscos- Mendizibal, deamon lege 1B una tvibu que pretende proteger contra sus antiguos compaiceros, los conquistadores. Los indios lo acogen, hhacen de él un Dios, una mujer le ama, le venera: pero hhete aqui que sus excompaiieros lo buscan. Para luchar contra ellos explica 2 su pueblo que los conquistadores no son dioses y se les puede matar. En consccuencia él es el primer muerto. El tema es una ver més el de la diviniaa- cién del poder. . Entretanto intenté escribir novelas, pero jamés conse ‘gui hacerlo bien, El arte de novelaresté en plena deca- ddencia, su comercializacin lo prueba: a slivelteérico ya no creo en a validez de una construccién novelesca. Una de la ilkimas novelas aceptables es Bl hombre sin atribu- ‘os de Musil. Es tl a complejidad de la vida que el senti- do de un acontecimiento no se nos revela sino tatdia y lentamente, hoy cs cuando descubro el sentido de ciertos pequetios hechos de mi infancia 0 de la época staliniana, Como novelatlos? ¢Cémo concertar lo concebido y lo ido? La acciim debiera montarse sobre mas planos si- rulkéneos que los que ofrece una gran faga de Bach, Presumiré solamente de haber hecho algo en este te- rreno ea la medida en que he improvisado relatos para ‘mujeres alas que perseguia y que deseaba seducir 0 senci- lamence interesa; improvisaba novelas y hasta contaba mij vida por escrito, Bscrbir estas historias? zcontar mi vida? No me in- teresa en absoluto; jams encontrariaen ellas un impulso ten espontineo como hablando con Claudia, Evelyn 0 Nicole. Si alguna vez decidicra contar mi vida comenza- sa ast: “Dos hadas malignas se inclinaron sobre a cuna, cl comercio y la burocraca, ya que mi madre pertenela 2 14 una familia de comerciantes y mi padre fuc funcionatio, por lo que odio la tienda y detesto la oficina; estas dos hhadas se unieron dos horribles brujas, la religion y la ucrra. Punto.” Suficiente. No seguiré. Quiais afadiera, imitando la deliciosa frase de una joven: “Sin embargo, hasta ahora he realizado todos mis fracasos.” ‘No me arrancartis ni una palabra més, a no ser por ca- sualidad, circunstancialmente. En particular silenciaré mi vide amorosa, demasiado complicada, aungue,en definit- vva, chablaré?, che hablado yo acaso de otra cota? 1s UI. LOS DEMAS Ud bernie sor bg cain, eplrar as, para inmediatamente ponerse a un lado y dejar parr la tropa de continuadores. Le he ofdo decir muchas wees que las saneuardias de bey caminan & wu Yaga. Esta wegaro de dla? —Actualmente mucha gente se proclama de vanguar- dia, lo pregonan a los cuatro vientos y siempre encuen- ‘ran alguien que les crea, Tomemos por ejemplo el part do comunista. Ni lider ni testa pensante, zee puede lamar 4 ¢s0 wna vanguardia? Las ideologlas que se ereen a la vanguardia tedrica —véase los estracturalistas— a mi me Parecen una retaguardia superada y lejana. En este terre no he tenido dolorosas experiencas, recordemos la Bair haus que surgis como la vanguardia por excelencia, y no solamente arquitecténica Los miembros de Ja Bauhaus apuntaban hacia la transfotmacién de la vidas el arquitecto era el demiutgo, dl tranformador, habia eae lls. grandes. pinowes Klee, Kandinsky. Creyeron cambiar la vida, abrir una senda hacia una totaldad, no s6lo estétca ni tnicamente listica y visual, sino vite. Si ha habido una experiencia en su género, ha sido ésea, Vv De hecho ta Bauhaus ha definido simplemente la at- uitectura del neocapitalismo. el estilo y la morfologéa del cstatismo modemo. 2Quién se encuentra hoy a la van- suardia? Al primer éxito de una idea o tendencia, me aparto, Alescanfio del éxito, me parece atamente sospechoso. Asi acttaba mi amigo Jean-Marie Sereeau en cl ambito tea- tral; del mismo modo he actuado yo en el gran aconteci- miento politico de nuestro tiempo: a stalinismo, =; Tranguilo! aba casi de veler sobre el tea. De momenta, mejor comercgr por e principio: estamos pes a rincipios de siglo. ~Sé y a causa de mi salud, una estipida enfermedad ‘occidental, una pleuresfa bastante grave, que me obligé a interrumpir mis cursos en el Lycée Louis-le-Grand, la preparacién al ingreso en L'Escole Polytecnique. Me en- Viaton a Aix-en-Provence a estudiar derecho y flosofia, ‘con un eflebte profesor, Maurice Blondel. Tengamos en cuenta que Maurice Blondel era coasiderado entonces y todavia hoy como un gran filésofo eadlico, por lo que mi familia veta con buenos ojos la asistencia asus cursos. No bstamte, a veces pasaba por herético en los medios inte- arises alos que pertenccfa mi made. Se le consideraba ‘como el pensador peligroso del modernismo catdlic. Antes de ir a Aien-Provence, yo habia leido a Nietzsche y a Spinoza, es ane iniciaba en la problemitica de lo vivido y lo peasado. Quiero ahora cesaltar que entre la nocién de modernidad yy la de vanguard existe una conexién: la nocién de mo- 18 demnidad me parece tan sospechosa como la de vanguar- dia. Sospecho que nuestra época ha disimulado bajo una aparente modernidad y vanguardismo, lo que hay de “neo” y de “ret” entremezclados en Ie “cultura caos cnsordecedor donde se acaba por descubrir que el “neo” no es otra cosa que “retro” y que el “retro” encubre al “neo”. Este pretendido modernismo oculta los apaios, rehechos, reposiciones y reconsideraciones de ideas y de chjetos Iejanos olvidados, omitiendo cuidadosamente su caracter y2 adguirido de hist6ricos. Se retoma el pasado Ja superado, se le da forma, y la jugada estd hecha. ‘Me doy perfect cuenta de gue voy un poco pido y me iba a olvidar de mi primer profesor de flosofia Mau- rice Blondel. En aquel tempo se le stuaba entre los mo- emistas y a este titulo se le habia condenado. Su gran libro L" Acton fu, si recuerdo bien, incluido en el Indice por la Iglesia. Sin embargo, él se sentia caréico ortodo- x0, Los cursos de filosofia de Blondel me han dejado un recuerdo inolvidable, aunque decepcionance. Yo que hhabia esperado grandes cosas tenia ante mi a un hombre ‘extraordinario pero que se prohibia toda audacia. Cuan- do se sentia en terreno resbaladizo, desde ef punto de vista dela ortodoxia, se le va presa del panico eludie los problemas. La clase de fllosofia ocupaba una sala en la antigua faculiad de Letras, maravillosoedificio del siglo XVII, enfrente de la catedeal CoSaos eats mivildon en fos? Ape nnasuna quincena, para nosotros eran mis bien unas clases particulares. Entre los estudiantes habia personas extraor~ dlinarias; de algumo de ellos me preguntaba yo si estaban all para viglar 2 Blondel o par seguir sus cursos. Hablo 19 4a céebrejesuita padre Valensin, cone que tverelacio- ‘ies muy complejas: después supe que puso su devocién en ‘ni y hubiera qurido artastrarme al convento, Quedé sor prendido por el temor de Blondel ant la acusacion de e- tej. Me queria mucho; yo le iba a visita a su casa, me aconsejaba y me soa decir que seria filsofo a dia que supra. andar en ver de bailar, poniendo plomo en la sucla de mis aladas sandalias. Cutioso consejo, que bien vale el “sé de piedsa" de otro filésofo contemporineo de cayo nombre no me acuerdo en este momento. Teme haber seguido en exceso este prudente conse. En Blan. nen avr, humdemene, como todo esi te de diciocho aos ante un gran maestro, lo que pasba por su cabeza No hubo ma. La casscion ae hee {que 4 mi me fascinaba, Ijos de azaerle le daba miedo. Como si el verdugo no andaviera lejos, todavia flvaban cn el aire los terores tradicionals, y estos terres se sel 4 se aged rosso y tn. Lo ‘eo retospectivamente con sus pequcios bigotes de gato Como un hombres sempre en estado de sera: reser do también mi profunda irstacion ant aquela humildad. A veces hubiera guerido gritarle que fuera mis lejos, que agra hasta el ie su permit, que Hegara al pa cehmo Estudiamos con él San Agustin y especialmente ef ibeo K de Las Cafefna lone cope du que perteneefa a la mejor tradicién agustiniana; pero ja- amis lleg6 a agotar su razonamento en lo concernente al tomismo, que de seguro hubiera rechazado telegado al xango de herein, de paganismo aristorlico traspuesto a a Iglesia, Bs esudio me ha dejado una vilenea antipatia 20 por la tradicién aristotéica y por el Logos en ella conte- nido y transmitido a través de los siglos. ‘Lo cual me aporta algunas difieultades en lo referente a la Logica, Nunea os6 Blondel ir tan lejos, y sus comen- tarios quedaban siempre a medio camino. Recuerdo con toda claridad esta paradéjica iniciacion ala filosofia que no ha podido menos que marcarme. La tcoria del tiempo en San Agustin me asombraba y me anal, En eli sempo abjev yrdaivo se dia st dlispersa 0 por a contrario se condensa tendiendo asi hada el momento ctero. La ambigiedad de lo vvido se revelaba en este texto de Las Confesiones que me atrafan y hhortorizaban a Ia ve. ‘Adoré y detesté cl Now amabane sed amare amaban. Yo ime decia: "Amo 0 no amo, pero jamas amaré el amor de ‘sa manera abstracta” Por supuesto, no formulaba esta idea de una forma tan escueta; fue mas tarde cuando sur- ‘815 en mista reticencia. Cuando let en Las Confeiones que San Agustin habia encontrado la revelacin y la prue $a del prado orginal robando anus prs aun vein 2 ls edad de cinco afios, no pude dejar de pensar: jque fei jl es esta construccibn teoldgica, cémo diablos se puede iegar al pecadlo original partiendo de un robo de peras 0 al Mundas et inmundes pariendo de un amor camal! 4No es importante todavia hoy constatar que en ¢l seno del cristianismo se oponen la tradicibn tomista y la agastiniana, es deci, la cortiente oficial y la subterrinea? El cistianismo, o mis exactamente, como dice Niets- che, el judeo-ristianismo, no ha desaparecido, es un ele mento de nuestra época, en Europa y fuera de ella: pro- voc conflictos aportando contradicciones, las suyas a Dropias. En cierta manera y posteriormente he seguido esta linea de pensamiento, Llegado a Paris para el eaton. ¢es llamado Diploma de Estudios Superiores, esribi un largo trabajo sobre Jansenio y Pascal que me enseié mu cho. Figirese Vd. que me apercibien el curso de este tra, bajo que un autor a través del que yo habia iniciado mi ‘educacion filosfica incluso antes de lee a San Agustin, es decir Nietzsche, habia pasado también por la severa es, janseaista del mundo y de lo mundano. ivés de La Rochefoucauld, que Nietasche iublemente y del que adopi6 el estilo ayoris- 0 y fa ertca del mundo, En amos propio de ee chefoucauld, entra ya la voluntad de poder, implicads ado con mas fuerza en la lide dominandi de los agus tianos y de Jansenio. La exclamacion agustiniana Mundus ox inmandas de una importancia capital en la tradicién cristina Nicszsche ha extrafdo de ella tanto una erstica radical de lo bumano, como mediante un brusco gito, la diagnosis del crstianismo como negacién de a vida, como obsesion del otro mundo y agotamiento de ella. Nietzsche asst |i apaticiin en Alemania de lo que Marx habia estudiado y2 en Inglaterra: el nacimiento de la industria, la apolo- Bia dela produccién y del trabajo. Recordemos que entre Marx y Nietasche, entre El Captial y El Origen de la tra. «dia, el intervalo es breve en tiempo, pero ocure algo ‘muy importante: Ja guerra de 1870 y la formacién de la Unidad alemana bajo la férula de Bismarck. Para Niet. che, ambas soa grandes catistrofes. La guerra de 1870 muncia guerras més profundas y no como habia creido ‘Marx un periodo de racionalidad y de conflicos defin? 2 exclusivamente port lucha de cases. Niewsche cons- exp po shen Nee basado en el culto de la historia y del método histérico, ‘enmascarando el nacimiento de una evilizacién que per- je fae ecm deal ap speesta cngl mene cia la productividad y la explotacion de una enorm at ae one a ha Snge ae ci ho ic cualquier protest eficaz en el seno de esta masa escla- ada "ET Senora auge industrial de Alema sengended segiin Nietzsche la mistificaién de la modern adc dec lo incon, co bao ls apa cias corasoladas de cienifcidad y esteticismo, Pe hk exe conesto de mnderided que cvoco prematuramente agai merece alguna explcacio. Vuelvo a Maurice Blondel, ya que para mila nocién de rmodernidad se relacionaba con la herefa moderista de a que Maurice Blondel pasaba por portador. En las dis casiones én leno de a Iglesia y medio carlos, al mo- dernisino se le saponian implicaciones politicas, relacio- nindolo con la formacién de la democracia crstana, en particular 2 través de Marc Sangnier y su movimiento illon”, Segin las criticas mas o menos integrisras el de- sarrollo del ser humano en tanco que ereador y activo al cataba Blond a stan iia sin gu bia tuna frontera entre lo humano y lo divino, entre la inma- saat Ja transcendencia. Llamaban los ortodoxos i- manentismo a esta docrrna que, de uma forma muy con- fsa, ponfa el acento sobre la practica, Mis tarde, pasé de tuna interpretacién metafisica y abstracta a una nocion concreta: Ia accién revolucionaria. 23 pn gud mide y de uk forma fia ted exten e beso de wna educacidn cvistana? =La sultia, sin duda alguna, pero no pasivamente, ‘Gonviene alarar queen el period dela inmedina post. wera lo que me parece vanguardista no fue tanto ls en fehuna Se Blodel como le oma th gue none re antes la digeriamos. Alaetonpeiva satay seguro de quel ambien an versiario cimbié después de la guerra Para comenzar dire que habia cas tantas muchachas ‘como muchachos en Ia facutad. Entre estos jovenes de Jos que focmaba parte hubo durante dos fos una maravi- Nosa comaniacion intlecual y afectva, Podria contar detalladamente las apasionadss'conversacioncs en Th ca. SEE3 de Tien onl canine de Cézanne yond de Sainte Vieroire. ¥ puedo citar ain hoy los nombres de ‘odes agus computers: Nicole Karel, ie de om ge ‘eral, renga un maravilloso pelo rubio que cata ea cascada «as hasta sus pes: un muchacho llamado Jules Chair, que después ha seguido vincuado a la Universidad, se ena: ‘mors de ella profundamente y hubo ua drama del que fa cnfidete Nicole se hizo colaboradora de Gaston Berger. uno lo canes del prospetve en Francia, Care Pe chin fue para mila misma Venus, chica exquisite, que yo tocontabe de una beldad ‘Briega, pues pa cans yo 20 era mas que un adolescente retenido lejos de las chi 25 por una severa educacin y por la vida de interno en Al Heeo, No cacuché una palabra del primer cose de Blondel, la falda de Clare se eeeraba can tres botones de 24 nea que marian a sedonder de suede, Habis on al grupo una tercera joven, Alicia, y muy pronto nos con- sidramos nove La bead de enon, de titel y aft gu eva ent nsorros Blondel fe par ‘mila auténtica vanguardia; ni el propio Maurice se perca- taba de cllo. Bajo un pie de igualdad, con toda clase de ‘aries eon ventmienton dade el deseo inti dad amorosa hasta la pasiOn y la indiferencia, conjugan- do todo ello con Las Conftionts de San Agustin, es deci, cn contacto con unas doctrinas que peasabamos ban a ‘winsformar la religidncristiana. Iba & olvidarme de evo cat el nombre de otro compaiero que me atraia particu larmente y que result6 un excelente historiador de la filo sofia, Robert Lenoble. Ingres6 en una orden religiose, evando al parecer una existencia marginal en su lucha ‘contra la hereia, Muri6 prematuramente antes de haber acabado la obra ala que habia consagrado su vida filoso- fea, una historia de le ideas sobre In Naturlera. Con Blondel decfa, he estudiado San Agustin y el agus mo; mas tarde descubri a Jansenio, Pascal yl jansenismo dal siglo XVIL A través de ellos he descubierto un crs- sianismo csticto, riguroso,fascinante. Este aspecto duro ¥ radical del crstanismo, en consonancia con la educi- cién cristina que habia recibido, me atraa y asustaba al mismo tiempo, La ruptura entre el placer de vivir y el fe- nest de la muerte que empez6 con el alba del erstianismo, hia torturado a os jvenes durante sglos. La vision agus- Sana del Manda como sine de nicl, nes sulertaco de ciudad de Dio es ma vin profuda je ha marcado el pensamiento europeo y que ain discx ‘He aubyacente bajo a teofa ofl dal Looe. Tater. 2s pida y modificada, esta corriente alcanza a Heidegger y llega en cierta forma hasta Freud en la teorfa de la libid. ‘Menciono todo lo anterior para explicar que mis rlacio- net con cl crisanism faron compigjasy heetiss dene principio. Usted sabe como yo qu ls heres som bicicament nd duos fasinados por la rig Eimaleo con fine descipive ts palabra eri aunque no me gusta. Su uso comporta una manera dema- siado ficil de reducir las ideas a paradojas. Reconozco, sin embargo, haber mantenido desde el principio ciertos fazos con la herejia, En d citculo de Blondel y del eminence jesuita P. Va- lensin, la herejfa no se testimoniaba, no se deseaba como tal, era una herejfa vergonzante, pues todos los esfuerzos de Tos amigos de Blondel tendian a demostrar su estricta orcodoxia y a convencer de ello al propio Blondel, cuyo pretendido inmanentismo me parece boy una nimia here- jf, una pequeia divergencia sin heroes ni martires en re- laciéa con la ortodoxia, una herejia dependicnte de la propia degeneracin de la cristiandad, un humanismo cu- bbierto de oropeles, un pobre reformismo cristiano. Si a continuacién he estudiado a Jansenio es porque me fas rnaba coa el mismo géneto de fescinacién que reencontré cen Ia lectura de la seca dogmitica protestante de Karl Barth, Los dogmas ma fascinan, comprendo su atraccion, te arrastran a aceptat su propia crueldad. ¢Por razoacs lo. sgicas? no exco. Los dogmas contienen una llamada afecti- 26 yaa la conviccin, a la entrega absoluta, sin reicencias Intecules, se ecren 0 no en etacer inlet Hay un abismo entre la teologia por un lado y la poli- tica por otro, pero, a veces, los resortcs afectivos puestos én movimiento son andlogos. La politica absoluta tiene su ogmitica que atrae sobre todo a los espirtus débiles y a los adolescentes volvigndolos implacables. Este es, en mi iin, uno de los secretos del stalinismo que desvelé prtiendo de anteriores experieneias, pero aii es demasia do pronto para hablar de dll. Me parece que no explica uted completamente sx gasto ‘por la bersjta y en prnaler ‘winters por Janna yen ~Al lect la enorme obra de Jansenio quedé agradable- mente sorprendido por el carder simbilico c imaginati- vo de su doctrina, Es evidente que en aquellos momentos yo no expresaba mi postura en esos términos, pero me aleaaban confisamente, La palabra ideologia ae ha pa. recido siempre debil para designar esta fascinacion y para cxplca lo que dice Jnsenio. Lo que afrma love loper ibe tanto con los ojos del espireu como con los de la car- ne. Es un tedlogo nada conceptual. Al pecado, esa lepra, «sa gangrena, lo ve pudeir la carn. El cuerpo paciente 20 «8 mis que el soporte dela enfermedad. La podtedumbre pasa por lo que parece «los hombres lo mis puro y mejor de ellos mismos, su semilla, La semilla, el esperma, e5 para Janscnio la podredumbre misma. ; Qué odio al cuer po! El esperma transmite la podredumbre de cuerpo en 27 cuerpo, de gencracion en generacion, pattiendo del pec dlo original, Quiiera subrayar que hay algo fascinante en Ja lectra de Jamsenio gue expla su extucrdinans se fluencia en el siglo XVII, Ilmado por Michel Foucault “Ia edad de la sazén clisica”, En cuanto a mi, sa leerura me asustaba y me atrafa al mismo tiempo. Figiese que «staba perdidamente cnamorado y Jansenio habia escrito que Cristo en la cruz es la respuesta al hombre jadeante sehr lcurpo dea nj, que el mario de Cristo pitando en la cruz es la contrapartida y expiacion del pla. cer del hombre ercficado tambidn Sobre moj, Pas je prodigiosamente postico y cruel, de una crueldad sin nombre. Estas piginas teolésicas han conmovido y per. vertido durante siglo hasta las profundidades del deseo, aunque entonces no mc diera cuenta de ello; estas lcturas epervierten las profundidades del deseo, 0 favorecen el gusto por ellas? No me atrevo a coatetar, aunque spon: 0 que Io uno va unido a lo otro, puesto que el deseo fene recovecos y duda sobre s! mismo, sobre su objeto, Asjindose ficlménte sransformar y pervert. Ademix, qué es a perversién? No nos alejemos de nuestzo tema, al deseo en ta educacin cristina se pervert, es deci, s¢ revuelve contra sf mismo en la vergicnza y mala concien- cia del cuerpo y del sexo. La perversion se crstaliza jus tiiea en textos como ol citado, Tanto el humanismo jenut tico como el liberal los han atenuado, 2Quién ha leido a Jansenio? Tengo a menudo la im resin de haber sido su iltimo lector, aunque hoy en dia se desentierran tantos textos que debe haber alguien en al. agin rincOn que esté gestando una tess sobre & Creo sin su ectura nada se cntiende del siglo XVII ni del pene 28 samiento curopeo, Vuelvo a la situacién que evocaba antcriormente: por un lado descrbi el amor, una forma teva de amar, con la Hegada a la Universidad de chicas relativamente libres en su pensar y sent. Una aclaracin sobre esta fecha entre ls dos guerras mundiales: el nuevo fendmeno dela joven relativamente libre permanece indi- vidualizado, En este periodo he conocido bastantes mu- cchachas y aun mujeres despojadas de todo lo que hasta catonces habla supuesto la pardlisis mental y la atrofia fi siolbgica de la mujer tradicional. Lo nuevo desde enton es es que este fendmeno ha dejado de ser individual, pa ssndo a ser un movimiento en masa de la grey femenina, Después de primera guerra mundial sn embargo, nnimeno era nuevo y distinto, ya que éramos al mismo tiempo muy individualistas sin aislarnos, formando gri- Po, una quincena de chicos y chicas. En ese tiempo, cn la inguictud singular del descubrimiento amoroso, comenz6 la desgarradora contradiccién entre ortodoxia y hereji, entre el dogma y lz pérdida de la fe. Yo me escapé re. solviendo la contradiccién a mi manera, mediante la afie- nictzscheana dela revolucin, sin ninguna incom- patbilidad entre elas, Pero lo fundamental ysuténtico es ‘que fui educado en el horror del pecado, es decir del pla- eer. =3Por quite? ~Por mi maclre que era una especie de mistica 0 més llanamente una beats. Mi padre, por el contrario, era un libertino, un voleriano, ;Ua libertino y una beatal jIma- 29 sinaos..! Un detalle gracioso: mi padre cazaba y trafa a ¢2su rormalmente en oro una lice con la que cocina ba un civet que ponia en conserva para comerlo el dia de Viernes Santo, pecado mortal: y micnteas, mi madre pa- saba todo este dia en Ia ighsia para expiar cl pecado de su ‘esposo. Hoy podrd parecer ridiculo ¢ irrsotio, pero asi ‘ra entonces ltalante dela religién. ;Y en muchos patses atin no ha cambiado tanto, como en Espaiia, por ejem- plo! Soy el producto de esta unién que acabo muy mal, ‘Pues mi madre se volvié loca, He escrito algunos cuader- nos de memorias sin salirme del relato lineal de los hechos {que me parece sin ningin interés. El pietismo de mi madre era de ovigen jansenista y a través de llegareras a su fliacién. Mi madte era origi- natia de los Pirineos. Me he divertido muchisimo tratan- do de demostrar que el jansenismo fue concebido a rafr de una estancia de Jansenio en Bayona, cuando ain era obispo de Yor y donde fecun® ente 1617 y 1620 aint-Cyran. Esta religidn ha sido siempre una religion herds Bl movimiento citar le leaned en sus been sin llegar a cuajar sobre aqucl paganismo del Pais Vasco que se mantuvo hasta bien enzeado el siglo XVII. No bbromco cuando digo que me siento ligado a Occitania y tengo origencs citaros. El conficto entre el amor conse grado al placer de la mujer amada y el culto de la perfecta pureza en el amor tiene origen cataro El protestantismo nacié en esta region al mismo tiem po que en los paises ndrdicos. Ya en 1515 ua obispo de Ohorineelebraba mia en vnc, cedciendo los atedon de la fe a unas pocas reglas morales. Las gucrras de reli sgi6a azotaron esta region. La repeesién fue terrible, El 30 n oficial se impusieron de nuevo con tuna incretblebrutalidad; se han descubierto recientemen- te procesos de brujeria que encubrian procesos de herejia, De hecho la Inguisicién amalgamaba brujeria, deltos se suales y herejfa en un inieo dali, con un tnico castigo, la picota, La iglesia del pueblo donde paso las vacaciones desde mi nifez ha sido profanada varias veces, primero gor Jos protestants gue I sanformaon eto, y tis tarde por los jacobinos que durante la Revolucign ce- lebraron en ella sus asambleas Durance mi infancia tas dscusionesrcligiosas todavia «can incensas, y las politicas se mezelaban con ella, tex diendo los procestantes hacia la izquierda, y permanccien- dolor cation reacconation. Sin embargo en pe mo de mi madre y de su familia habia algo del vigorismo dogmitico y moral de los protestantes en este contex- tora paibta beset pace un imino adecado, Ya que me he impuesto este retorno hacia las revuelas fuacates de mi vida, rexoecdo a la flosofia. - Después de la primera guerra mundial, se podta pen- sar com Blondel uel gles eatiabuscara cron e2 rinos, orientindose hacia un cierto humanism, cosa gue hizo aunque lentamente y mal. Vuelvo una vez mis al conflicto amorreligién. Habla leido en L’Action de Blondel que la figuracién humana de la Trinidad se al canzaba en el momento de hacer el amor, cuando el set hhumano es triple, es decir, el amante, el amado y el ger- ‘men del nfo que nacerd del encuentro. La idea me gust, ‘pero cuando se la conté a la joven que amaba, se rid ca ‘ajadas y me dijo: “| Ah... 0 sea, que eso es el amor.. dtl forma que ridiculizé para siempre tal inverpretacién 31 mistica. Traducido al lenguaje femenino y en la vida cot- diana, gno tiene un aire gracioso, esta triple funcién que sleanzs el hombre cals fcundain? Jamis he podido ‘vocar esta tesis misico-teoldgica sin sentir grandes de- seos de reirme, lo que indudablemente no ha ocurtido sin petjicio dela admicacién que sentia por mi iustre maes- tro y su metafsica. Como vis entre la vida y el pensa- miento surgen siempre curiosas interferencias. Distingo siempre entre los instantes —miltiples, ripidos y sin em- bargo signficativos~ y los momentos compactos, densos, de los que se guarda memoria, que se ecuerdan. Una mu. jer con la que —detalle sin gran imporeancla— estuve ca sado, pronuncié un dia ante mi, en el rono adecuado, es- tas sencillas palabras 2 propésio de un detergente: “;Un producto excelente; Estas palabras en sutrivialidad cis- talizaron en un instante: El concepto de lo cotidiano y el rroyecto de “La critica de lo ctidiano". Ast simplemente se llega a la confrontacién entre lo conccbido y lo vivido, tema esencial sobre el que nunca insistiré bastante. ‘Mis inicios en la filosofia y en la vida activa fueron muy poco serenos, en pleno transcurso de un amot apa: sionado y entre incipientes confictos politicos. Creo que 1no puede haber amor mis ardiente y puro que aquel que sentia 2 mis veinte aos por la que considcraba mi novia Yesin embargo, jculntos escriplos, qué mala conciencia! La excitacidn amorosa en la que cafa se traducia a veces en masturbaciin, por lo que senta una inmensa vergicn- 2a, jsiempre la herenciajudeo-ristians | Imaginad lo que puede pasar por la cabeza y el cuerpo de un joven de veinte aos atrapado entre sus antagonismos, amor, reli 1gién, teologia, filosofia. La vida apenas liberada de la 32 sangrante prueba de la guerra, que habia engullido ciertos prejuicios, aunque no todos: para aquel pobre muckacho [a vida no era una fiesta. Deseo a los que hoy tienen vein- te afios otras situaciones, otras circunstancias. A pesar de dllo, guardo un vivo recuerdo de un maravilloso amor maravilloso y obstinado, pues chocaba con la oposicién de ambas familias Es una historia banal. Mi madre me dijo con su vor de grandes circunstancias, la de Blanca de Castilla ha- blando a su hijo San Luis, ése era su modelo preferdo, ain lo veo, una santa imagen sacra al estilo sulpiciano: “Ti... mi hijo, easarse con una estudiante; una estudian- ve es una taradal” Mientras tanto, a familia de mi novia, familia acomo- dada, no me vio con buenos ojos. Yo debia tener el mismo aire que tendelan los “progres” medio siglo més tarde. Desde el primer dia me hice un enemigo en la per sona del padre de mi bienamada, importante personaje, espetindole de forma provocativa que Keynes tenia 12. 26n y que Alemania no podria pagar sus deudas de gue- ra, que habia que ayudarle en el restablecimiento de su cconomfa. Con aire enfurrufiado, pregunt3 precisiones sobre mi futuro, haciéndome pasar por un duro examen, ‘ausindole malisima impresién, tanto por mis respuestas como por mis modales. Mis o menos sé Io que manifest ami novia su familia: “Ese chico no tiene ningin porve- nig, no tiene ideas claras ni voluntad, es un desordenado. No es digno de ti Elle cay6 enferma. Hija de su tiempo, a pesar de una tentativa de liberacién, se dej6 casar con un hombre de porvenie. 33 +s una historia banal, pero como dice Heine en Inter mee: “Aquel a quien le ocurte se le compe el corazén.” Si yola recuerdo es que tal experiencia, por banal que sea, cuestiona al mismo tiempo religion y burguesta y de dla cxtraje ripidamente algunas conclusiones 2 Qué suede cuando a los ovate aes Mega a Parks? En primer lugar, un paréntesis: yo jamis he exeido cn el parisinismo: que Paris se erea cl ombligo del ‘mundo me ha ittitado siempre. Aunque haya hecho mis ‘studios, primero en el lceo Louis-le-Grand y después en |a Sorbona, sigo sicndo provinciano. Soy petiférieo. Des- pués de la primera guerra mundial, se percibia que la “mundializacion™ comenzaba, que el destino del mundo 1, de la guerra no se habia decidido en Paris, sino en ‘Washington, Londres, Mosci. Jamis he aceptado el "pa. Hsianismo” aunque participé inmediatamente en la crea idm de la Hamada vanguardia. En 1922 formamos un grupo de fildsofos. Pierre Morhange, Norbert Guterman. Georges Polizer, Geor- 2 Frisdman y yo. Nos babiamos encontcado por cass iad cl Sorons inc in set un ce Fain patia espontinea los unos por los otros, formarnos este ‘grupo para competi con los poetas, es decir, ls surealis- tas, Ademis rechazabamos la idcologia dominance de la Sorbona y dela filosofla francesa, es deci, aquella mezcla del pensamiento bergsoniano y de la flosofiaintelectua- lista de Leon Brunschvieg Hoy me parece que fuimos demasiado severos con la 34 agente de aquella generacién, Alain, Brunschvicg. Quié- fs les atacamos? Yo mismo y otros como Nizan. Ellos eran a su modo una vanguardia. Cuando Nizan hablo de los “perros guardianes". adopts una actitud tintada de i- uierdismo; esa_generacidn tuvo su origen en et “aflaire ‘Beeyin™ El atfve Dreyls a sido po dc ganes acontecimientos de la historia francesa. Si se redijo a un problema moral fue por la carencia en Francia de cabczas politcas eapaces de dominar la politica en ver de pade- cerla. Una generacin de hombres dotados de una autén- tea libenad de jac snge rte de ico “atte ce siendo gran influencia y aleanzando desgraciadamente el poder. E! poder fo corrompe todo: estos hombres no eran “perros guardianes” nates, A. veces me pregunto si el destino de toda vanguardia «8 dar “perros guatdianes” pero, en fin, me salgo del tema Nosotros. los jovenes filésofos de postguerra,rechaza- mos las ideas dominantes, tanto el positivismo como el intelectualismo de la Sorbona y de otro lado el bergsonis- ‘mo que enarbolaba el Colegio de Francia. Nuestro grupo bbascaba su propia via, ée era nuestro postulado: buscar una via diferente. Lo mas curioso, diré de pasada, es la forma en que lo hemos hecho. lea bisqueda, las andanzas? En lo que a mf concier ne como a los quince afos habia descubierto a la ver a Spinoza y a Nietzsche, lo concebido y lo vivido, me lancé hacia las profundidades abisales: Schopenhauer, Schelling ‘ols ontologiay la cosmologla. Recuerdo perfectamente a Leon Brunschvicg mirindome con extrafera y casi con lesprecio, cosa de la que realmente era incapaz vista su 5 comprensign sin limites, cuando le confesaba que estaba leyendo a Schelling y que Georges Politzer traducia L’Essence de la liberé bumaine que yo peologasa. Este prélogo aparecis bajo el ttulo simple y grandioso de "Le ‘Méme ct ' Autre” por oposicién al intelectualismo y tam- bign pare singularizarnos de los surrealstas, Mis amigos ¥y yO nos autoritulamos “misticos", aunque de un misticis- imo pagano, prado dea eligi, inspiado en Spinca y Schelling: Lo que nosotros llamabamos metaféricamea- te y por un abuso del lenguaje mistcismo, era el no inte- lectualismo, el no “cerebrismo” y confesamente I lama- dda al cuerpo a través de una ontologia y cosmologia que no definimos aranemte, No ee na lamuda alae

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