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Aristteles Metafsica

Homero, que ven pequeas semejanzas y omiten las grandes. Algunos dicen que hay muchas cosas de esta clase; por ejemplo, las cuerdas intermedias, una vale nueve y la otra ocho, y el verso pico, diecisiete, nmero igual a la suma de aquellos dos valores, pues se cuentan en la mitad derecha nueve slabas y en la izquierda ocho. Sealan tambin que, en las letras, desde la A hasta la W, hay la misma distancia que, en la flauta, desde la nota ms grave hasta la ms aguda, cuyo nmero es igual a la armona total del Cielo. Pero se debe observar que nadie tendra dificultad en formular ni en descubrir tales analogas en los seres eternos, puesto que tambin puede hacerlo en los corruptibles. Pero las tan alabadas naturalezas incluidas en los Nmeros y los contrarios de stos, y, en general, las realidades matemticas, tal como las entienden algunos que las hacen causas de la Naturaleza, parecen desvanecerse ante un examen de este tipo (pues ninguna de estas cosas es causa en ninguno de los sentidos determinados a propsito de los principios). En cierto modo, sin embargo, demuestran que se da el Bien, y que a la serie de lo Bello pertenecen lo Impar, lo Recto, lo Igual y las potencias de algunos nmeros. Las estaciones, en efecto, coinciden con un nmero de un tipo determinado; y las dems correspondencias que sacan de las proposiciones matemticas, todas tienen este valor. Por eso tienen el aspecto de simples coincidencias; son, en efecto, accidentes, pero todas tienen entre s cierto parentesco, y constituyen una unidad analgica. En cada categora del Ente se da, en efecto, lo anlogo: como lo recto en la longitud, as es lo plano en la latitud, y quiz lo impar en el nmero, y, en el color, lo blanco. Adems, los nmeros contenidos en las Especies no son causa de los armnicos y otros semejantes (aqullos, en efecto, difieren entre s especficamente, aun siendo iguales; pues tambin difieren las unidades). De suerte que, al menos por este motivo, no son necesarias las Especies. stas seran las consecuencias, y todava podran reunirse ms. Y el hecho de que hallen tantas dificultades en su generacin, y que de ningn modo puedan reducirlas a un sistema coherente, parece demostrar que las Cosas matemticas no existen, contra lo que algunos dicen, separadas de las sensibles, ni son stos los principios.

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