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CAYAMBE, CAYAMPI, CAYANQUI

SABER Y MEMORIA

RECUPERACION DEL CONOCIMIENTO ANCESTRAL


EN EL ALTIPLANO DE LA MITAD DEL MUNDO

ALFREDO LOZANO CASTRO


CAYAMBE, CAYAMPI, CAYAN QUI
SABER Y MEMORIA

RECUPERACION DEL CONOCIMIENTO ANCESTRAL


EN EL ALTIPLANO DE LA MITAD DEL MUNDO

ALFREDO LOZANO CASTRO

2
Consejo de Gobierno de la
Confederación del Pueblo Kayambi
2005 - 2007

ARTURO GUASGUA
Coordinador
SEGUNDO LANCHIMBA
Subcoordinador
GONZALO QUILUMBAQUIN
Fortalecimiento Organizativo
ROSA CABASCANGO
Salud, Género y Generación
FERNANDO FARINANGO
Educación, Cultura y Deportes

Auspicio:
IBIS

@ Copyraight. Derechos Reservados


Alfredo Lozano Castro
Confederación del Pueblo Kayambi

Prohibida la reproducción total o parcial de la obra sin autorización del autor

3
Dedicatoria:

A Pablo Guaña, Irma, Sarayo, Tamia, y Pablito,


amigo generoso,
espirítu ancestral,
orgullo del Pueblo Cayan qui.

Agradecimiento:

A Miguel Viera y Arturo Guasgua, quiénes hicieron posible este estudio.

4
INDICE GENERAL

INTRODUCCION

I. DE LOS PUEBLOS QUE HABITAN EN LA MITAD DEL MUNDO

1. CONTEXTO TERRITORIAL, Y EVOLUCION CULTURAL


2. CARACTERISTICAS FISIOGRAFICAS Y GEOASTRONOMICAS
3. PUEBLOS DEL ALTIPLANO ECUATORIAL, CONTEXTO SOCIO POLITICO
4. ENTORNO CONSTRUIDO Y VIVIENDA

II. DEL CONOCIMIENTO Y SABIDURIA ANCESTRAL

5. CONOCIMIENTO DE LA ASTRONOMIA; CONTROL DEL TIEMPO Y LAS


ESTACIONES
6. CREENCIAS, WACAS, Y LUGARES SAGRADOS
7. ORDENACION TERRITORIAL DEL ALTIPLANO ECUATORIAL
8. SIMBOLOGIA Y ARTE

III. DEL MUNDO DE LOS ANTEPASADOS

9. MITOLOGIA DE ORIGEN Y LEYENDAS


10. CULTO A LOS ANTEPASADOS

IV. DE LOS MUNDOS QUE CONFORMAN LA TOTALIDAD

11. REGIONES TERRESTRES: ANTISUYU, CUNTISUYU, COLLASUYU, Y


CHINCHAYSUYU
12. DIMENSIONES ESPACIO – TEMPORALES: NAWPA PACHA, ANAN PACHA,
KAY PACHA, Y UCKU PACHA

V. DE LOS MUNDOS SUPERPUESTOS

13. INVASION, CONQUISTA Y COLONIZACION ESPAÑOLA


14. REORDENAMIENTO TERRITORIAL Y TRANSFORMACION DEL
ENTORNO
15. MESTIZAJE BIOLOGICO Y SINCRETISMO RELIGIOSO

VI. DE LA RECUPERACION DE LA MEMORIA ANCESTRAL Y RENACIMIENTO


DEL PUEBLO KAYAMBI

16. PERVIVENCIA DE FESTIVIDADES RITUALES Y ORGANIZACIÓN


COMUNITARIA.
17. LA CONFEDERACIÓN DEL PUEBLO KAYAMBI
18. IDENTIDAD E INTERCULTURALIDAD

BIBLIOGRAFÍA

5
INDICE DE FOTOGRAFIAS

Fotografía N° 1. Idolo de Piedra, denominada Piedra clava


Fotografía N° 2. Idolo de Piedra, denominada Piedra clava
Fotografía N° 3. Cuenco con incisiones externas. Fase Cotocollao
Fotografía N° 4. Recipiente con decoración interior. Fase Cotocollao
Fotografía N° 5. Vasija Zapatiforme
Fotografía N° 6. Vasija forma de botella. Fase La Chimba
Fotografía N° 7. Alcarraza. Fase La Chimba
Fotografía N° 8. Olla a manera de trípode. Fase Cochasquí
Fotografía N° 9. Copa. Fase Cochasquí
Fotografía N° 10.
Fotografía N° 11. Vaso. Fase Piartal
Fotografía N° 12. Recipiente decorado con motivos felínicos y geométricos
Fotografía N° 13. Recipiente decorado con motivos felínicos. Fase Capuli. Carchi.
Fotografía N° 14. Atlantes
Fotografía N° 15.
Fotografía N° 16. Recipiente de forma cuadrangular y decoración interior. Fase Piartal
Fotografía N° 17. Tincullpa de oro con representación felínica
Fotografía N° 18. Adorno de oro
Fotografía N° 19. Pucarakuna al sur de Cayambe
Fotografía N° 20. Pucara de Quitoloma
Fotografía N° 21. Pucara de
Fotografía N° 22. Pucara de Pambamarca
Fotografía N° 23. Panorámica Tolas de Cochasqui
Fotografía N° 24. Tola de Cochasquí excavada
Fotografía N° 25. Tola de Cochasquí sistema constructivo
Fotografía N° 26. Forma Tola de Socapamba
Fotografía N° 27. Panorámica Tolas Zuleta
Fotografía N° 28. Tolas de Zuleta. Emplazamiento general
Fotografía N° 29. Equinoccio de septiembre salida del Sol, por el nevado Cayambe
Fotografía N° 30. Equinoccio de septiembre salida del Sol, por el nevado Cayambe
Fotografía N° 31. Solsticio de diciembre, ocaso del Sol, por el cerro Cananvalle
Fotografía N° 32. Equinoccio de marzo. Amanecer, Luna por encima del cerro
Cananvalle
Fotografía N° 33. Virgen del Quinche
Fotografía N° 34. Imagen de San Pedro según Guaman Poma
Fotografía N° 35. Imagen de San Pedro de la iglesia de Cayambe
Fotografía N° 36. Comparsas en el Inti Raymi
Fotografía N° 37. Comparsas en el Inti Raymi
Fotografía N° 38. Personaje con máscara
Fotografía N° 39. Personaje con máscara
Fotografía N° 40. Comparsa de niños
Fotografía N° 41. Rama de Gallos
Fotografía N° 42. Diablo Uma

INDICE DE GRAFICOS

Gráfico N° 1. Topónimos del Altiplano Ecuatorial, con base y complemento Qui


Gráfico N° 2. Tipología de Tolas
Gráfico N° 3. Vivienda de Curaca, similar a Maloca
Gráfico N° 4. Movimiento de Precesión del Eje del giro de la Tierra

6
Gráfico N° 5. Espiral de las Eras Cósmicas
Gráfico N° 6. Fases Lunares
Gráfico N° 7. Técnica de control del movimiento de una figura celeste en un
observatorio de horizonte
Gráfico N° 8. Recorrido anual de la Tierra alrededor del Sol
Gráfico N° 9. Estructura del Calendario Cayambi
Gráfico N° 10. Representación de diseño geométrico que implican ejes de orientación
astronómica
Gráfico N° 11. Representación de la Estrella de ocho puntas
Gráfico N° 12. Esquema de orientación andina

INDICE DE MAPAS

Mapa N° 1. Sitios Arqueológicos en el Altiplano Ecuatorial


Mapa N° 2. Hoya del Río Guayllabamba o Quito
Mapa N° 3. Territorio y Area de influencia Cayambi
Mapa N° 4. Pucarakuna en el Altiplano Ecuatorial
Mapa N° 5. Tolas y/o Pirámides en el Area Norandina Ecuatorial
Mapa N° 6. Ejes de orientación en recorrido de incursión Inka
Mapa N° 7. Orientación Pirámides de Cochasquí, en relación al eje equinoccial del
nevado Cayambe
Mapa N° 8. Registro del movimiento aparente del Sol desde Puntiatchil
Mapa N° 9. Ordenación Territorial Cayambi
Mapa N° 10. Cerros y Lagunas en el Area Ecuatorial
Mapa N° 11. Organización Territorial a fines del siglo XVI
Mapa N° 12. Ocupación Territorial Cayambe principios siglo XXI

7
INTRODUCCION.

….”La cultura responde con la verdad a las mentiras de la historia”

Los estudios realizados sobre los pueblos del altiplano andino, asentados alrededor de
la lìnea ecuatorial adolecen de aspectos relativos a su singular posición
geoastronómica, lo cual ha impedido que se pongan de manifiesto los conocimientos
astronómicos que podían tener, por encontrarse en una zona muy propicia para
realizar y definir con extraordinaria precisión el paso del sol por la línea ecuatorial
(equinoccios), y los puntos máximos de su recorrido anual (solsticios), así como, la
salida y ocultamiento de las estrellas que acompañan estos hechos singulares, el
registro del ciclo lunar, entre otros importantes acontecimientos estelares. Si esta
posición era reconocida por dichos pobladores, y de la misma manera lo aprovecharon
para desarrollar diversos conocimientos, es la gran interrogante a dilucidar; en este
sentido, para el caso del pueblo Cayambi, surgen algunas preguntas que representan
serios obstáculos que debemos superar, para indagar sobre dichos conocimientos:

¿Conocieron que estaban asentados en la línea divisoria del recorrido anual del sol?
¿Cuáles fueron las técnicas nativas para realizar los registros del movimiento del sol y
otras figuras celestes?
¿Cuáles son las pruebas fehacientes, huellas e indicios irrefutables que certifican los
conocimientos nativos?
¿Cómo se trasmitían los conocimientos a los miembros de las comunidades?

Cualquier respuesta positiva al interrogatorio planteado, tiene múltiples implicaciones


que desde un enfoque integral, permitirían dar cuenta, no sólo del conocimiento de la
existencia de un eje astronómico, el punto medio o centro desde donde podían
observar el movimiento de las principales figuras celestes, que aparecían cuando
ocurrían determinados fenómenos atmosféricos o astronómicos; sino también, de la
razón de ser, de la presencia de amautas y gobernantes de los Estados nativos,
probablemente desde cinco milenios antes del presente; las celebraciones rituales, la
localización de pueblos, e innumerables construcciones (Pucarakuna, traducidas
erróneamente como “Fortalezas”; tolas y/o pirámides); así como, la simbología
expresada en el arte cerámico, metalurgico y textil, los mitos de origen y leyendas que
involucran hitos geográficos (cerros, nevados y lagunas), que singularizan el entorno
del área geográfica ocupada por el pueblo Cayambi. Los mismos complejos
arquitectónicos existentes en la latitud ecuatorial (aproximadamente, 1° al norte y sur);
precisan ser investigados y explicados de mejor forma; las evidencias, para el caso del
complejo de pirámides de Cochasqui, uno de los sitios más conocidos en la línea
ecuatorial, permiten suponer que se trata de un gran observatorio astronómico, cuyo
orientación, al parecer esta señalando el punto vernal de una anterior era cósmica.

Las respuestas satisfactorias, al cúmulo de cuestionamientos que podemos hacer para


indagar sobre los conocimientos ancestrales, exigen ingeniar enfoques, alejados de
las metodologías tradicionales utilizadas por ciertos “cientistas sociales”, que siguen al
pie de la letra, lo que dicen las crónicas de conquista, y buscan afanosamente en los
archivos datos que les permiten especular con supuestos, sobre la organización y
estado de los pueblos nativos, antes de la invasión española, lo que sumado a la
infranqueable barrera de mentes colonizadas que niegan toda posibilidad de que los
pueblos nativos hayan sido capaces de conocer y peor aún desarrollar conocimientos,
equiparables a lo que actualmente se proclama como ciencia1, la tarea se vuelve
1
Se entiende que la ciencia, es esencialmente el estudio de las Leyes de la Naturaleza.

8
prácticamente imposible, como demuestran, diversos estudios, que de forma cicatera,
loan gestas de dudosa credibilidad, y en base a falsas suposiciones de la gloriosa
valentía local (resistencia andina), arrojan mantos de confusión que impiden visualizar
los conocimientos ancestrales de los pueblos que habitaron y habitan la zona
ecuatorial, actitud que no ha hecho más que esclerotizar el conocimiento de la
sabiduría ancestral.

Indudablemente que la conquista y colonización, provocaron una ruptura brutal al


acceso del conocimiento y sabiduría de las culturas nativas, no sólo destruyéndolos,
sino tergiversándolos en las mismas crónicas recogidas por los escribientes al servicio
de la corona española; en este sentido, es necesario poner en tela de juicio ciertas
afirmaciones de la historia de la conquista, principalmente aquella referida a la
conquista de los Inkas, donde los escribientes de turno (antiguos y modernos),
presentan versiones simplistas, que tergiversan y hunden en un mar de incertitudes, el
estado en el que se encontraban los pueblos y naciones de la región ecuatorial, pues
los datos que se manifiestan en las crónicas, en su afán de homologar la presencia de
los Inkakuna, al papel de invasores y colonizadores, desempeñado por los propios
conquistadores españoles, pervirtieron los hechos2, los cuales, a todas luces están
imbuídos del imaginario medieval relativo a la formación de los reinos en Europa,
donde la lógica guerrera e invasora, producto de las pretensiones avasalladoras del
monarca de turno, no escatima ningún esfuerzo para conseguir sus objetivos, que en
nuestro caso, además, estaba sustentada en la propagación de la fé católica.

En este contexto, con interés y tesón particulares hemos asumido, investigar la


sabiduría y conocimiento ancestral de las antiguas culturas asentadas en la zona
ecuatorial, desde una lectura perspicaz, de las primeras crónicas3, convertidas en
fuente insustituible; en ellas, es posible buscar pacientemente, una serie de pequeños
indicios, que sumados a los vestigios arqueológicos desperdigados por toda la zona
ecuatorial, (construcciones arquitectónicas: pirámides, y pucarakuna; objetos
cerámicos, metalúrgicos y trabajos en piedra: petroglifos y esculturas),
manifestaciones rituales (celebraciones alusivas a los solsticios y equinoccios), y
artísticas y artesanales, que todavía se realizan en la actualidad, entrelazados a partir
de la propia concepción del mundo de las culturas nativas, es posible dar sentido,
proponer y demostrar la sabiduría ancestral, presente en dichas manifestaciones de
ayer y hoy.
La misma presencia Inka, que debido al imaginario de los cronistas de la época se
tradujo como invasión militar y de conquista territorial, a tenor de lo antes expuesto
admite otra interpretación ligada al interés de registrar el movimiento aparente del sol y
determinadas constelaciones, que en la zona ecuatorial pueden ser visualizadas
perfectamente; además si tenemos en consideración que a lo largo del período
civilizatorio de las culturas indígenas se registran una serie de cambios en el control de
los equinoccios y fenómenos astronómicos, es posible que la presencia Inka se debió
a estos motivos, incluso en los propios relatos de tinte guerrero, se atisban ciertos
datos que permiten suponer que los motivos de su presencia en la zona ecuatorial,
obedecieron a la constatación de fenómenos astronómicos.
2
No se descarta la presunción de que los informantes nativos, tergiversaron la información, por temor o
con el objeto de obtener prebendas por parte de las autoridades españolas.
3
Las noticias que dan los cronistas tempranos son escasas y contradictorias; no estuvieron bien
informados, sus datos son vagos, y quienes no conocían el idioma nativo, dependían del traductor. Por
otra parte estaban imbuídos del imaginario medieval, que les proporcionaba ideas preconcebidas de
antemano, que en muchos casos les inducia a homologar los relatos nativos, con sus propias tradiciones
históricas y leyendasd; por lo cual, el testimonio de los cronistas debe ser examinado desde la óptica
nativa y sometido a nuevas interpretaciones acordes con la mentalidad y cultura nativa.

9
Los datos consignados en las mismas crónicas, permiten proponer que los Inkakuna
vinieron a certificar sus conocimientos astronómicos en la mitad del mundo, unificando
con sus conocimientos y ritos festivos, las naciones andinas, esta revolución cultural
fue interpretada desde otro punto de vista totalmente ajeno, sin embargo, en la
información de sitios y lugares, donde se efectúan las “batallas”, se puede advertir el
rol fundamental de cerros, lagunas y pucarakuna, que indudablemente están ligados a
los acontecimientos astronómicos, como tendremos ocasión de analizar en los
respectivos apartados.

Con estas consideraciones, el presente estudio, persigue una doble finalidad, primero,
sugerir nuevos caminos para la investigación de la sabiduría y conocimientos
ancestrales, lo cual requiere despojarse de ideas mal fundadas que han sido
inculcadas por la historiografía oficial; y segundo, introducir un esquema interpretativo
innovador, desarrollado en seis partes, a saber: I. De los Pueblos que habitan en la
Mitad del Mundo, que da cuenta de su evolución cultural, características fisiográficas y
sociopolíticas. II. Del Conocimiento y Sabiduría Ancestral, que hace referencia a los
conocimientos desarrollados, en los campos de la Astronomía, Ordenación del
Territorio, Arte y Simbología. III. Del Mundo de los Antepasados, que habla de los mitos
de origen y leyendas, así como el culto a los antepasados. IV. De los Mundos que
conforman la Totalidad, habla de las dimensiones espacio – temporales, terrestres y
celestes: Suyu / Saya, presentes en la ordenación territorial de todas las naciones
indígenas. V. De los Mundos Superpuestos, desarrolla los resultados de la imposición
de un nuevo orden político administrativo y cultural; y VI. De la Recuperación de la
Memoria Ancestral y Renacimiento del Pueblo Kayambi, aunque es una asignatura
todavía pendiente, hace alusión al proceso de revalorización de los conocimientos y
técnicas nativas, las festividades rituales y los esfuerzos de reconstitución politico
territorial emprendida por la actual Confederación del pueblo Kayambi.

La realización de esta tarea requiere de una vasta información etnohistórica,


arqueológica y antropológica, y el concurso de varias disciplinas: astronomía,
geografía, simbología, arquitectura y ordenación territorial, entre las más principales,
que para nosotros forman parte de las ciencias del territorio y concepción simbólica del
espacio, que la experiencia de otros estudios similares en otras culturas de la región
ecuatorial, han permitido su comprensión. Finalmente, a pesar de las múltiples
dificultades y obstáculos encontrados, además de las versiones oficiales que niegan la
existencia de los conocimientos ancestrales, no hemos desmayado, ni estamos
desalentados, sabemos que tarde o temprano, la verdad saldrá a luz, y por ello,
infundidos de renovados bríos, con constancia, perseveramos en nuestras
investigaciones que contradicen los enfoques académicos seudo científicos, que por
decir lo menos, adolecen de una propia visión, que posibilite encarar con éxito, la
comprensión de las múltiples manifestaciones de la sabiduría ancestral y legado
cultural nativo.

I. DE LOS PUEBLOS QUE HABITAN EN LA MITAD DEL MUNDO.

10
…….“el hombre americano, no es producto de la inmigración
extracontinental, por lo menos en lo que atañe a la presente época
geológica, sino que es un producto originario de esta misma tierra
americana, donde generó su cultura, su arte y su ciencia”. A.
Posnansky4.

…… “Lo triste y lamentable es que no se han hecho estudios científicos,


tampoco arqueológicos, en muchos lugares anteriormente nombrados,
ya que los resultados serían verdaderas sorpresas y hasta darían un
vuelco a la prehistoria del Ecuador”…. J. Botasso.

1. CONTEXTO TERRITORIAL, Y EVOLUCION CULTURAL

4
Se ha comprobado que el hombre americano existía ya cuando poblaba estas tierras una fauna muy
extinguida, y que la cultura del hombre prehistórico llegó a un nivel de progreso tal que muy poco, o casi
nada debía envidiar a la cultura que los europeos trajeron a este continente en el siglo XVI. A. Posnansky
1940.

11
La falta de estudios intertidisciplinares que permitan entender el proceso de evolución
socio cultural, ocurrido en el altiplano ecuatorial, desde una propia matriz
interpretativa, que no sólo, tenga en consideración las evidencias de objetos
cerámicos, fechados mediante análisis de carbono 14; sino que además, incorpore
otros aspectos relacionados con las ciencias del territorio (astronomía, geodesia,
simbólica del espacio, etc.), conllevan una serie de contradicciones con el actual
esquema de la cronología arqueológica, propuesto para interpretar la evolución
cultural de los pueblos asentados en la región ecuatorial; es más, los estudios que se
apartan del enfoque tradicional propuesto para entender la evolución cultural de los
pueblos del “nuevo mundo”, a decir, de los afamados especialistas 5, guardianes de la
verdad científica, carecen de fundamento científico, y por lo tanto no tienen validez.

Desde esta perspectiva, los investigadores de turno, enfrentamos el dilema, de hacer


uso del consabido esquema arqueológico, que para el altiplano ecuatorial, ensamblan
perfectamente, las teorías que manifiestan que la aparición del hombre americano es
relativamente reciente, lo cual en términos geológicos6 se correspondería con el
período Holoceno, y, a riesgo de ser descalificados, en un acto de osadía, aunque no
temeridad, se recojan versiones existentes que ponen en duda las teorías al uso, e
inducen a especular que posiblemente desde el Pleistoceno, en los periodos
interglaciares, a tono con la presencia de una variada fauna, bien pudieron existir
formaciones culturales que lograron un notable desarrollo. Sino, ¿Como es posible
entender las versiones que dan cuenta de la existencia de las cinco “Edades del
mundo”, (F. Guamán Poma, 1987); “Fábula del origen de estos barbaros indios del
Peru”, (P. Sarmiento de Gamboa, 1988); “Dinastías Peruanas”, (Fernando de
Montesinos, 1957); “Cuatro épocas de antigüedad, del Reyno de Quito, (Juan de
Velasco, 1996), entre otras?. Incluso existe una versión que da cuenta del lugar, donde
al parecer debían estar registrados los mundos que precedieron al presente, como se
ilustra a continuación:

“Decìan los indios que asistìan en el templo de Mama Ocllo unos cuentos y
fabulas notables, que desde la creación del mundo hasta este tiempo habìan
pasado cuatro soles sin este que al presente nos alumbra. El primero se perdiò
por agua, el segundo cayendo el cielo sobre la tierra y que entonces mato a los
gigantes que habìa y que los huesos que los españoles han hallado cavando
en diferentes partes son dellos por cuya medida y proporción parecen haber
sido aquellos hombres de estatura de màs de veinte palmos. El tercer sol dicen
que faltò por fuego. El cuarto que por aire. Deste quinto sol tenìan gran cuenta
y lo tenìan pintado y señalado en el templo de Curicancha y puesto en sus
quipos hasta el año de 1554”. (Martín de Murùa. Pag. 100 – 101. Historia
General del Peru. Cap. XXVII. Madrid 1986.

El relato hace clara referencia a los cuatro mundos que antecedieron al presente, que
al parecer abarcaría un período mayor a los 10000 años, o en el mejor de los casos,
se amoldaría con los períodos de la cronología arqueológica (Banco Central del
Ecuador), coincidiendo con sus fases culturales, a saber: Precerámica o Paleoindia
(10000 – 3800 A.C)., Formativa (3800 – 400 A.C), Desarrollo Regional (400 A.C. – 400
D.C.), Integración e Inka (400 – 1532 D.C.). Sin embargo, como la realidad es
5
Algunos, entronizados en instituciones cuya razón de ser, es aclarar y resolver problemas relacionados
con el conocimiento del legado ancestral
6
La historia geológica de la tierra, en su última fase o Era Cuaternaria, con una duración de poco más de
un millón y medio de años, determina que durante esta Era se produjeron grandes cambios climáticos
caracterizados por la sucesión alternada de períodos glaciares e interglaciares. Esta era se divide en dos
grandes períodos: el Pleistoceno, que comprende las glaciaciones y los interglaciares, y el Holoceno, que
abarca los tiempos posteriores a la última glaciación. Hay que destacar que en la era Cuaternaria, la fauna
era muy similar a la actual, e hizo su aparición el Homo sapiens.

12
compleja y ajena, más todavía si se trata de interpretar el legado ancestral, de culturas
que para muchos no alcanzaron un grado civilizatorio equiparable a las culturas del
“viejo mundo”, es urgente incorporar nuevas metodologías, y si es posible, conciliar
sus resultados, con los trabajos hasta ahora realizados, desde un enfoque integral e
interdisciplinar, para dar cuenta del singular proceso de evolución socio cultural de los
pueblos y naciones que han habitado el altiplano ecuatorial desde tiempos
inmemoriales.

En este contexto, es necesario ampliar el enfoque de interpretación del proceso de


evolución cultural de la región ecuatorial a partir de nuevos supuestos y metodologías
(concepción cultural del espacio; arqueastronomía, etc.), incorporando, todo lo útil, de
los testimonios recogidos en las crónicas, así como, los estudios realizados en cuánto
se refiere a los vestigios arqueológicos encontrados, aunque guardando ciertas
reservas sobre su posible antigüedad; a propósito de esta sugerencia, el reconocido
profesor Segundo Moreno Y., en una reciente publicación, expresa lo siguiente: “Es
patente, una vez más la necesidad de aunar esfuerzos para completar las enormes
lagunas que presenta la Arqueología de la Sierra Central y Norte del país, con el
análisis no solo de la cerámica sino de otros restos, a fin de proponer una cronología
válida independiente de la periodización propuesta por Evans, Meggers y Estrada y
que posibilite discutir con datos científicos las inter-relaciones y posibles influjos entre
las diferentes regiones del actual Ecuador”. (Historia Antigua del país Imbaya. Pág. 73.
2007).

Con este exordio, se hará un breve recuento de los estudios arqueológicos existentes
hasta la fecha, en el altiplano ecuatorial, a tenor del tradicional esquema arqueológico,
basado en las evidencias cerámicas u otros objetos que han sido fechados con
pruebas del carbono 14, encontrándose que los vestigios de mayor antigüedad, (El
Inga, cerca del volcán Ilaló, y San José, centro y norte de la Hoya de Quito,
respectivamente)7, se remontan aproximadamente a 10000 años A.C. en término
medio, lo cual se corresponde con la época denominada como Precerámica o
Paleoindia. A la estela de este horizonte temporal, habría de transcurrir, un largo
período (8000 - 4000 A.C.), de inactividad volcánica y justo antes del inicio de un
nuevo episodio eruptivo del volcán Cuicocha, (altiplano norandino, provincia de
Imbabura), cuando, aparecen la agricultura y producción de alimentos, como el maíz;
datos paleobotánicos recientes sugieren que grupos humanos que vivieron en el
período precerámico8, con un modo de vida recolector-productor, ya habían iniciado el
proceso de producción de alimentos, por medio de una agricultura de cereales, desde
hace unos 4200 años.

En efecto, la presencia más antigua del maíz domesticado ha sido documentada en


una columna de polen9 obtenida en las cercanías (suroeste) de la laguna de

7
El Inga se encuentra a 2.500 m.s.n.m., de altura, en la base del cerro Ilaló por su lado oriental. Las
excavaciones de Robert Bell permitieron inferir que fue un campamento paleoindio donde se llevaban a
cabo diversas actividades, incluyendo la manufactura de artefactos (cuchillos, raspadores, buriles y puntas
de proyectil de diversas formas y tamaños). Los yacimientos paleoindios que le son más afines por sus
rasgos generales y su industria lítica se encuentran hacia la base oriental del cerro, por lo común bajo la
cota de 2.600 m.s.n.m., Al respecto vale citar Lazón, San Cayetano, San Juan, San José, este último
excavado por William Mayer Oakes y datado en 9.350 a.C., por el método de la hidratación de la
obsidiana. (Museo del Banco Central).
8
Todavía, no se sabe con certeza, si las poblaciones precerámicas, propietarias de los restos líticos,
evolucionaron culturalmente hacia formas socio organizativas que desembocarían en la cultura la
Chimba, o si por el contrario ésta podría considerarse como una nueva expresión cultural generada bajo
una fuerte influencia de la cultura proveniente del valle de Quito, conocida con el nombre de Cotocollao.
9
En la base de una columna de polen tomada de este sitio, a 615 cm. de profundidad, fue obtenida una
fecha de radiocarbono de 2250 a.C., asociada a polen y carbón de maíz y un medio climático seguramente

13
Imbakucha (San Pablo), a 2.760 m.s.n.m.; este cereal constituiría la base de la
agricultura, no sólo del altiplano ecuatorial, sino de toda la región nuclear andina
(Ecuador, Perú y Bolivia). Precisamente, en esta zona (parroquia Espejo, pocos
kilometros al suroeste de la ciudad de Otavalo), los estudios arqueológicos realizados
(Thomas P. Myers. 1976), determinan que en el período Formativo (3800 – 400 años
A.C.), existían poblados grandes, donde se construyeron templos y monumentos, las
labores agrícolas y técnicas de riego eran notables, mismas que tendrán un desarrollo
continuo, como lo certifican los vestigios arqueológicos (cerámica, artículos de piedra,
concha, hueso, etc.) encontrados en la Hacienda la Chimba, cerca de la parroquia
Olmedo (Pesillo), noreste del actual cantón Cayambe.

El sitio arqueológico la Chimba10, que cubre alrededor de 12 Has., esta emplazado a


3.180 m.s.n.m., en un lugar estratégico que se comunica fácilmente con el piedemonte
de la cordillera oriental. El asentamiento ocupa suelos aptos para la agrícultura, cerca
de fuentes hídricas, como el río que lleva el mismo nombre y no lejos del volcán
Cayambe. En orden a los vestigios cerámicos, en la Chimba, se identifican tres fases:
Temprana (700 - 400 A.C.), que cuenta con algunos elementos que son comparables
con la fase tardía de Cotocollao11 (2000 - 350 A.C.); Media (400 a 90 a. C.) se
corresponde con la evidencia reportada en los sitios Tababuela (Berenguer y
Echeverría, 1995), Socapamba (Athens, 1980), Fase Espejo, junto al Lago San Pablo
(T. Myers, 1976) y también con Cochasquí (Schönfelder, 1989); y Tardía (90 A. C. a
350 D. C). Dichas fases cubrirían los períodos Formativo y de Desarrollo Regional, en
la clasificación cronológica tradicional.

A la fase Temprana, corresponden cántaros globulares de boca estrecha, botellones


globulares con cuello alargado y un asa de cinta, empleados para transportar,
almacenar y servir líquidos. Las principales técnicas decorativas usadas por los
alfareros fueron la pintura positiva roja, presente tanto en la superficie externa, como
interna de las vasijas, los puntos impresos colocados horizontalmente, debajo del
borde o en el cuerpo superior de cuencos, y en menor medida la pintura negativa.
Además de vasijas, también fueron manufacturadas figurillas humanas y tiestos
cilíndricos perforados en el centro, los cuales eran utilizados como volantes de huso,
en actividades textiles, relacionado con la posibilidad de que las colonias, asentadas
en el Valle del Chota/Mira cultivaran algodón, producto que junto con la coca eran
típicos de la zona.

El trabajo en hueso de animales y en conchas marinas, obtenidas por trueque, de la


costa. El inventario en hueso de los cortes estratigráficos incluye objetos utilizados
tanto con fines domésticos, como simbólicos: espátulas hechas en cuerno de venado,
figurinas humanas pequeñas con los brazos cruzados sobre el pecho, punzones,
perforadores, anillos de concha de perla, y cuentas de collar circulares. También,
fueron utilizados diferentes tipos de rocas para elaborar instrumentos de trabajo
(hachas en forma de T), y objetos de adorno personal (cuentas de collar); se han
encontrado gran variedad de instrumentos en obsidiana. Finalmente, la presencia de
gotitas de oro en una piedra de lava, sugiere que tenían conocimiento de técnicas de
fundición de metales, lo cual les permitió elaborar una gran variedad de objetos de
adorno personal (orejeras).
más seco que el actual.
10
Excavado por J. Athens; A. Osborn, 1974.
11
El sitio arqueológico de este nombre constituye el asentamiento formativo más importante, para este
período, en el valle de Quito y en la Sierra norte del Ecuador. Se han descubierto, además, otros ochenta
sitios más de esta tradición cultural a la largo de la meseta de Quito, y se han realizado hallazgos de
objetos de la misma mucho más al sur, en la provincia de Chimborazo.

14
Durante la fase Media (400 - 0 A.C.), surge la presencia de una cerámica suntuosa con
representaciones antropomorfas, detectándose el fortalecimiento de una red
permanente de intercambio regional, la cual permitió la obtención de objetos exóticos,
de filiación Tumaco-Tolita Clásico. La fase Tardía (90 A. C. a 350 D. C), se caracteriza
por la pintura roja con diseños geométricos en el exterior de los recipientes. (Ver,
Fotografías N° 1 - 6).

Fotografias N° 1 y N° 2. Idolos de piedra, denominados “Piedra clava”


Fuente: Museo Banco Central de Ibarra

Fotografía N° 3. Cuenco, con incisiones externas, fase Cotocollao


Fuente: Biblioteca Banco Central. Quito

15
Fotografía N° 4. Recipiente con decoración interior, fase Cotocollao
Fuente: Biblioteca Banco Central. Quito

Fotografía N° 5. Vasija “zapatiforme”.


Fuente: Museo Atahualpa. Caranqui.

Fotografía N°6. Vasija en forma de botella, fase


La Chimba
Fuente: Biblioteca Banco Central. Quito

En el altiplano norandino, las evidencias


arqueológicas más confiables sobre la

16
presencia de poblaciones agrícolas, que al parecer tienen filiación con la Chimba, ha
sido documentada en Tababuela (Oeste, El Mosqueral)12; El Salado; Los Soles,
Socapamba y Santiaguillo. Esta secuencia cultural, corresponde alrededor de mil
años13 de desarrollo de grupos humanos que vivieron en el territorio que ocupa la
actual provincia de Imbabura. El área total de dispersión geográfica, como el origen de
las poblaciones creadoras de esta fase cultural aún siguen siendo tema de discusión 14;
se ha reportado un asentamiento poblacional en el valle del río Chota-Mira (40 Km., al
noroeste de la Chimba), lo cual indica que unidades domésticas de esta tradición
cultural explotaban los recursos de este valle cálido, obteniendo posiblemente sal,
coca y algodón.

Más al sur, recientes investigaciones sugieren que luego de la violenta explosión del
volcán Pululagua (situado al noroeste de la Hoya de Quito, a 2.940 m), sobre el valle
de Quito, hacia el 500 A.C., algunas poblaciones portadoras de la Cultura Cotocollao,
(situadas más abajo, en la misma dirección noroeste), podrían haber migrado hacia el
norte (más arriba del lugar del evento volcánico, ¿No es más lógico que se alejen del
lugar, hacia el sur?), y asentado en los límites de la Hoya de Quito, y en la Hoya del
Chota). Algunos aspectos físicos, nutricionales y patológicos, de los grupos que se
habrían instalado en sitios como: la Chimba, los Soles, San Antonio de Ibarra,
Tababuela y Socapamba podrían ser similares o muy parecidos, a los que presentan
las poblaciones portadoras de la cultura Cotocollao, (1500 - 500 A.C.).

La vida sedentaria en aldeas, la agricultura y generación de productos alimenticios, el


surgimiento de formas de especialización laboral (agricultura, alfarería, etc.), la
intensificación de las relaciones de intercambio o trueque, (materias primas y bienes
manufacturados), la creación de redes de intercambio permanente, así como, el
aumento en la densidad poblacional, organización de la producción agrícola e
industrial, mejoramiento de las condiciones de vida, incremento de las actividades
ceremoniales y expansión territorial, permiten el surgimiento de importantes
asentamientos de población15, ubicados en diferentes ecosistemas, siguiendo un
patrón de ordenación espacial y complementariedad económica. A la producción
primaria de alimentos por medio de la agricultura (maíz, papa, oca, quinua y fríjol), se
suma la caza de aves y mamíferos terrestres (perdices de páramo y venados), la
producción alfarera, la metalurgia y seguramente otras actividades domesticas. Se
estabiliza y desarrolla una eficiente red de intercambio regional tanto en el interior del
grupo, como con comunidades de la costa (Cultura Chorrera 1600 - 300 A.C.,

12
El yacimiento Tababuela Oeste, disperso a lo largo de más de una hectárea, está localizado en una
terraza ubicada a 1.560 m.s.n.m., en la confluencia de los ríos Ambi y Chota, en el Valle del río Chota.
13
Las fechas de radiocarbono, cubren un rango cronológico entre 700 a.C. y 250 d.C.
14
Los investigadores: Marcelo Villalba, Alexandra Alvarado; José Berenguer, José Echeverría, y Santiago
Ontaneda, consideran que existen suficientes elementos decorativos y estilísticos entre la cerámica de
Cotocollao y la Chimba como para considerarlos pertenecientes a una misma tradición cultural conocida
como Cotocollao. Una posición contraria es la que sostiene, J. Stephen Athens, para quién existen más
diferencias que similitudes decorativas y estilísticas entre la cerámica de los dos sitios mencionados,
dejando entrever que se trata de una fase cultural diferente.
15
“El análisis de los datos arqueológicos, paleoecológicos, bioantropológicos y etnohistóricos de los
últimos 30 años, sugiere que en el altiplano norandino existieron sociedades tribales, con sus dos modos
de vida, el igualitario mixto y el jerárquico-cacical, durante al menos unos 2250 años. Entre 700 a.C. y
250 d.C. vivieron los grupos sedentarios organizados en aldeas permanentes, portadores de la tradición
cultural la Chimba, con sociedades de tipo tribal igualitario (700-400 a.C.) y jerárquico-cacical (400
a.C- 250 d.C.). Durante los siguientes 1850 años surgieron y se desarrollaron otro tipo de sociedades
jerárquico-cacicales, cuya expresión cultural conocemos arqueológicamente con los nombres de Capulí
(1 -1550 d.C.), Piartal (700- 250 d.C.) y Tuza (1250-1550 d.C.)”. Rodríguez, C.A..Universidad del Valle.
Santiago de Cali, Colombia. 2005.

17
intercambio de cerámica), y el oriente (Cultura Cosanga 600 a.C.-700 D.C., vertientes
orientales de la Cordillera, intercambio de cerámica).

Durante, el período de Integración (500 - 1500 D.C.); se presume que se configuran


importantes centros poblados, que dominan la agricultura, la fabricación de cerámica,
y fundición de metales preciosos como el oro y plata, así como bronce. (Piezas de oro
y bronce, se han encontrado en Ayora y otros lugares del área de estudio). De acuerdo
a las evidencias arqueológicas más recientes, los asentamientos de población, se
sustentaron en el desarrollo eficaz de los instrumentos y medios de producción
(agricultura extensiva e intensiva que genera excedentes; producción de bienes
manufacturados de mejor calidad para el consumo interno y el intercambio con otras
comunidades), y una nueva concepción cosmogónica de la territorialidad y del manejo
de los espacios domésticos y rituales, así como una división social de trabajo más
compleja, y nuevas formas de relación social; existieron en la región ecuatorial, al
menos durante unos 1550 años y sus expresiones culturales están representadas por
diversas culturas que adoptan el nombre del lugar donde han sido encontradas.

Entre estas fases, destaca Cochasqui, debido al complejo de pirámides y tolas,


construcciones atribuídas a la cultura Quitu-Cara; según las investigaciones del
arqueólogo alemán A. Meyer, éste divide a Cochasquí en dos períodos: Cochasquí I:
(950 – 1250 D.C.), Cochasquí II (1250 – 1550 D.C.). Dicha clasificación la efectúa de
acuerdo a los fechados radiocarbónicos y a las características cerámicas de las
excavaciones de su coterráneo U. Oberem16.

El análisis arqueoastronómico del complejo de pirámides desarrollado en el Punto II,


establece que su orientación, se corresponde con un período anterior a la actual
alineación equinoccial, es decir que la orientación de los ejes mayores de las
plataformas tienen actualmente un angulo de 23° 30’, con respecto a la alineación
ecuatorial, lo que hace presumir que antiguamente en la fecha de su construcción
señalaban la dirección ecuatorial. Este es un claro ejemplo, como el resultado de
investigaciones, a partir del empleo de otras metodologías (arqueoastronómia,
concepción cultural del espacio), contradicen los resultados de los estudios
arqueológicos hasta ahora realizados, en el altiplano ecuatorial.

Otras culturas coétaneas, emplazadas en un amplio territorio (aproximadamente


18.000 Km2), que ha sido identificado como el País Caranqui (S. Ontaneda 1998),
ocupado por diferentes etnias organizadas con diversos niveles de complejidad y
estilos cerámicos, que por sus expresiones simbólicas, tienen indudable implicación
con los conocimientos astronómicos, presumiblemente desarrollados en el centro
ecuatorial, por el pueblo Cayambe, son: Capulí (1 -1500 D.C.), Piartal (500 -1250 D.C.)
y Tuza (1250 -1500 D.C.), aunque esta última, un poco alejada del área de estudio.

Las evidencias materiales de la Cultura Capulí17, integran distintas fases y estilos, que
han sido encontradas en un territorio que ocupa aproximadamente unos 12.000 Km2,
desde el centro y norte de la provincia de Pichincha: los sitios de Malchingui, San José
16
Cochasqui: Estudios Arqueológicos 1981.
17
De acuerdo a la primera fecha absoluta, proveniente de un basurero en el sitio San José, los inicios de
esta fase cultural, podrían corresponder a comienzos de nuestra era. Otro grupo de once fechas, ubicadas
entre los siglos I y V d.C., corresponden a un periodo en el cual las comunidades Capulí parecen haber
sido las únicas que ocupaban el territorio estudiado. Seis fechas más correspondientes a los siglos V y
XIII d.C., pertenecerían a un lapso cronológico en el cual las comunidades Capulí habrían coexistido con
las poblaciones Piartal provenientes del sur y portadoras de una nueva tradición cultural. Y finalmente,
contamos con dos fechas tardías, correspondientes al siglo XV d.C., que dan cuenta de la coexistencia de
la sociedad Capulí con la sociedad Tuza.

18
Alto y Milán Alto, Chaupicruz, la Florida, Chilibulo y Chillogallo; en la provincia de
Imbabura la denominada Fase Urcuquí; en la provincia del Carchi: el Angel, y Huaca
(Estilo Cerámico Negativo del Carchi). Se debe mencionar además otros yacimientos
arqueológicos en, Monte Olivo, El Refugio, La Mesa, El Cebadal, El Inca/Cuambaquí,
Yuquin/bajo, Shanshipamba, Tababuela/El Remolino, Chalguayacú/Playas, Guaranqui
y Chugá, descubiertos por investigadores colombo - ecuatorianos durante
prospecciones sistemáticas (años 79-80), realizadas en el valle del Chota-Mira.

Las poblaciones Capulí eran sedentarias y vivían en poblados dispersos, muchos de


los cuales estaban ubicados por encima de los 2.700 m.s.n.m. La ubicación de sitios
de vivienda en diversos ecosistemas de páramos y valles cálidos (Chota-Mira) sugiere
la microverticalidad como una de las principales estrategias de obtención de recursos
para su subsistencia. De acuerdo a este modelo de complementariedad ecológica, el
intercambio de excedentes de producción debió realizarse a diversos niveles
controlados por diferentes estamentos sociales, entre los que sobresalen los
mindalaes, encargados del intercambio a larga distancia.

En cuanto a la estratificación social, todavía no aparece una marcada jerarquización


(como la que se presenta en la cultura Piartal), aunque si debió existir una elite
gobernante; los sectores sociales intermedios lo conformaban los grupos que se
dedicaban a actividades como el intercambio, la alfarería, la orfebrería, la textilería,
etc., el resto de la población se dedicaba a la producción de alimentos. La principal
actividad económica era la agricultura (cultivos de maíz y papa); en general, las
evidencias materiales sugieren una economía mixta bien estructurada, así como redes
de intercambio de productos como la sal y la coca.

La producción alfarera parece haber sido una actividad económica muy importante, se
han encontrado gran cantidad de objetos (vasijas de uso doméstico y ritual, figuras de
hombres y mujeres, máscaras y ocarinas), con decoración geométrica y pintura
bicroma (negro sobre rojo), aplicada con la técnica del negativo. Un grupo importante
son los cuencos o compoteras con base anular, que tienen animales aplicados en la
parte superior del cuerpo, o seres humanos que están sosteniendo el cuerpo de la
vasija, a manera de Atlantes sosteniendo el mundo. Muchos de los diseños que
aparecen en la cerámica, están presentes también en los objetos de metal. Se trata de
representaciones geométricas, utilizadas algunas veces para figurar animales
estilizados, seres antropomorfos y zooantropomorfos, los cuales han sido realizados
utilizando el repujado, el ensamblaje y la aplicación18.

El trabajo de los metales fue otra de las actividades importantes, alcanzando un alto
grado de perfección; los metales trabajados fueron principalmente el oro de buena ley,
la plata y la tumbaga dorada, aleación de oro y cobre. Las técnicas utilizadas para
elaborar objetos que cumplieron diversas funciones, entre ellas la de adorno corporal,
(diademas en forma de H; narigueras lisas o con diseños de animales; pectorales con
formas geométricas; colgantes de orejera circulares o tinculpas, que presentan
diversas formas, discos simples, o circulares con decoración repujada central de
círculos concéntricos, con representaciones de rostros humanos y cabezas de felinos
en alto relieve; círculos calados y colgantes en forma de arco y con felinos y aves
como decoración; pezoneras, elaboradas de láminas de oro o de alambres en espiral;
cuentas de collar con formas tubulares, cilíndricas, esféricas y bicónicas; orejeras con
formas geométricas, de aves y micos), fueron la fundición, el martillado y la soldadura
18
Estudios iconográficos recientes sobre las representaciones artísticas de animales han revelado que los
orfebres y alfareros tenían un excelente conocimiento de las especies animales y su etología. Numerosas
asociaciones hombre-animal, como por ejemplo hombre-felino sugieren la gran importancia de un
verdadero arte chamánico.

19
(por fusión o granulación y de otros tipos). Por su parte, las técnicas decorativas más
comunes fueron el recortado, el repujado y el brillo o pulimento.

La producción textil, reporta textiles elaborados en fibras de algodón y de camélidos


(tumbas de La Florida); y los estudios iconográficos de las representaciones humanas,
(coqueros), muestran que las mujeres usaban faldas largas decoradas con diseños
geométricos similares a los que aparecen en otros objetos de cerámica. El vestido de
los hombres era un maure y una especie de faja terciada sobre el pecho, elaborada
seguramente de algodón. Muchas de las representaciones geométricas en negativo
que aparecen en los “coqueros”, podrían ser interpretadas como vestidos o mantas
elaboradas con técnicas que aún perduran, y que demuestran la conservación del
patrimonio textil. (Ver, Fotografías N° 7 a 12).

Las evidencias materiales de la cultura Piartal, (asociada con la etnia de los


Protopastos), se encuentran distribuidos en las provincias de Imbabura (valle del
Chota-Mira, sitios: Alor/San Lucas, Tababuela/El Remolino, El Milagro y Santiaguillo), y
el Carchi (sitios el Angel, Huaca, San Isidro y Tuza), en territorio ecuatoriano, y el
departamento de Nariño en Colombia. La excavación de los asentamientos sugiere un
patrón disperso, aunque debieron existir zonas de concentración poblacional, o
núcleos de residencia del poder político administrativo y religioso gobernante. Al
parecer, existía una compleja organización social jerarquizada; los curacas o élite
gobernante, que tenian acceso a bienes suntuosos (objetos de oro y madera de
chonta, cuentas de Spondylus, etc.); el sector intermedio, constituido por individuos
que habían sido liberados de las tareas agrícolas y se dedicaban a actividades como
el comercio (mindaláes), alfarería, orfebrería, textilería, etc; y el común de la población
que lo constituian individuos que trabajaban en la producción agroganadera
(agricultura del maíz y tubérculos) y pastoreo de camélidos, caza, pesca y recolección.

Tenían una economía mixta y complementaria (el control microvertical de los recursos
ubicados en diversos pisos ecológicos parece haber sido el modelo de subsistencia
que posibilito el desarrollo social), cuya base era la producción primaria de alimentos
(agricultura intensiva de maíz y tubérculos); complementada con actividades como la
caza, la pesca, la recolección, la producción alfarera, orfebre y textil. La presencia de
tejidos elaborados en pelo de llama, evidencia la importancia del pastoreo de
camélidos; tenían gran maestría en el arte de elaborar tejidos tanto de fibras vegetales
(corteza de palmas), como de algodón; los textiles eran utilizados tanto en la vida
cotidiana, para elaborar vestidos y otros objetos, como para engalanar a los muertos
principales.

En cuánto a la alfarería, tenían un estilo propio, que se diferencia de otros complejos


cerámicos norandinos. Introducen una nueva arcilla para la elaboración de los objetos
cerámicos, la cual presenta colores pálidos, desde casi blanco hasta marrón claro. El
color de esta pasta es utilizado junto con la pintura positiva roja y la negra negativa
para la decoración policroma de los objetos cerámicos, especialmente de las vasijas,
siendo las más comunes, los cántaros de diversas formas (cántaros de cuerpo
globular u ovoidal alargado con base redondeada o anular; cántaros de silueta
lenticular y el cuello alargado; cuerpo tubular o semitubular largo y base anular).
También hacían instrumentos musicales como las ocarinas con formas de caracoles
marinos, las cuales fueron decoradas profusamente, especialmente con diseños
geométricos, simulando algunas veces, estilizaciones de animales como aves,
mariposas y micos.

20
Fotografía N° 7. Alcarraza, fase La Chimba.

Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

Fotografía N° 8. Olla a manera de trípode. Fase Cochasqui


Fuente: Museo Cochasqui.

21
Fotografía N° 9. Copa. Fase Cochasqui
Fuente: Museo Cochasqui.

Fotografía N° 10 y N° 11. Vaso, Cultura Piartal


Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

22
Fotografía N° 12. Recipiente decorado con motivos felinos y geométricos
Fuente: Museo Caranqui.

La principal técnica utilizada para la decoración de la cerámica fue la pintura


policroma, basada en tres colores, dispuestos de la siguiente manera: fondo crema,
diseño en negativo negro y diseños sobre pintura roja. Los diseños, siguen un patrón
geométrico de bandas, horizontales, líneas horizontales paralelas, cruces, triángulos,
mariposas, rectángulos, círculos, puntos y motivos escalonados, estrellas, entre otros,
aparecen cubriendo la superficie interna de los cuencos y platos y externa de ollas,
cántaros, platos con base anular y ocarinas. Diseños de animales estilizados están
presentes en cántaros de cuerpo ovoidal alargado, cuencos de cuerpo compuesto y
base anular, platos con base anular; también están presentes diseños humanos,
especialmente de rostros, elaborados en pintura negativa o por aplicación, cubriendo
especialmente cántaros.

La producción metalúrgica, sugiere un alto grado de especialización, no sólo por las


diversas técnicas utilizadas, sino también por el alto grado de sofisticación del diseño;
se distinguen aleaciones binarias de oro y cobre (tumbaga)19 o ternarias de oro, plata y
cobre. La técnica más utilizada fue la fundición a la cera perdida, aun cuando el
martillado también fue usado ampliamente. Las objetos de adorno más comunes
elaborados en metal fueron: diademas con imitación de penachos de plumas,
narigueras (rectangulares, medialuna), decoradas con representaciones zoomorfas
laterales o motivos geométricos calados o en alto relieve, pectorales, colgantes de
orejera, brazaletes, resortes y discos planos (estrellas, rombos, trapecios y círculos).

Las evidencias materiales de la cultura Tuza, atribuida a la etnia de los Pastos (Estilo
Cuasmal), se ubican en la provincia de Imbabura, en el valle del río Chota-Mira (sitios:
Pusir Chico, Tumbatú, San Vicente de Pusir, Santiaguillo, San Vittorino, Caldera Baja,
Caldera /Loma Santa Ana, Caldera/Salache, Guitarrero, Loma Sixal, Salinas/Pueblo,
Salinas/Santa Rosa, Hacienda, El Refugio, Hacienda. La Mesa, Anbuquí/Pueblo,
19
La tumbaga se caracteriza por la mayor proporción de cobre que de oro, la cual era revestida con capas
de dorado superficial, obtenido por oxidación o por fusión.

23
Tababuela/El Remolino, Tababuela/El Mosqueral y Chalguayacu/Playas), que al
parecer funcionaba como una isla multiétnica, donde los Pastos explotaban recursos
como la sal y la coca. En la provincia del Carchi, (sitios: Huaca, Tuza, Cuasmal, Iglesia
Matriz y Morán 1); recientemente, en la vertiente occidental de la cordillera occidental,
sector de Morán, se han encontrado estructuras de viviendas, asociadas a campos de
cultivo y tumbas, ampliando el área de dispersión geográfica hacia nuevas zonas
ecológicas de selva húmeda tropical.

En cuánto a los asentamientos, en los altiplanos (sobre los 2.700 m.s.n.m), donde las
condiciones geomorfológicas lo permitían, los poblados, presentaron un patrón más o
menos nucleado, conformando seguramente centros político - administrativos
importantes. Otros asentamientos parecen haber sido dispersos de tipo lineal o circular
y/o elíptico. Era lineal cuando se ubicaba a lo largo de un cerro y circular o elíptico
cuando se emplazaba en terrenos planos, como el altiplano o pequeños valles. Los
poblados, de diversas dimensiones se encontraban relativamente cerca unos de otros
y podían estar compuestos hasta de cien viviendas de planta circular tipo bohío 20;
estaban conformadas por agrupaciones de familias ampliadas, que probablemente
pertenecían a diferentes parcialidades o ayllus.
La base económica fue mixta, en la cual ocupaba un papel fundamental la producción
primaria de alimentos (agricultura intensiva, de tubérculos y maíz); el conocimiento de
diversas tecnologías agrícolas (producción de semillas, riego, etc.), permitió asegurar
la alimentación de toda la población, el intercambio de excedentes y la realización de
cultos y ceremonias, alusivas a las tareas de siembra y cosecha. El intercambio de
bienes suntuosos fue realizado por los mindaláes, mientras las funciones político -
administrativas (uso de la tierra, trabajo comunal e intercambio), estaban a cargo de
los curacas, la del saber y conocimiento por los amautas y la ritual festiva, curativa y
espiritual, por los distintos tipos de chamanes.

El acceso a diferentes zonas ecológicas (altiplanos, valles interandinos, cejas de


montaña, etc.), permitió explotar gran cantidad de recursos, utilizando seguramente
dos modelos complementarios: el de control microvertical para territorios más o menos
reducidos, y el de islas multiétnicas (colonias en territorios lejanos de los principales
centros poblacionales, con el objeto explotar recursos importantes como la coca, la
sal, el fique y metales), en territorios de amplio espectro. El modelo de
microverticalidad (habitantes de un pueblo tenían campos situados en diferentes pisos
ecológicos alcanzables en un mismo día con la posibilidad de regresar al lugar de
residencia por la noche), permitía a las diferentes comunidades autoabastecerse de
materias primas y bienes producidos en sectores relativamente cercanos a los centros
de asentamiento.

El complejo cerámico incorpora nuevos elementos formales y composiciones en el


diseño. A diferencia de los platos Piartal, la decoración en los platos, que es muy
exquisita, se limita exclusivamente al cuerpo interior; para ello se utiliza un fondo
crema y diseños geométricos, zoomorfos y antropomorfos, planos pintados en colores
negro, café y rojo. Los diseños geométricos, reflejan el creciente interés por el cosmos
representado en una estrella de ocho puntas y el sol; su representación más típica
está conformada por un cuadrado central y ocho puntas, cuatro de ellas dispuestas
20
Estudios de fotointerpretación de fotografías aéreas e imágenes de satélite LANDSAT, realizados en la
Sierra Norte ecuatoriana a comienzos de la década de los 80 del siglo XX, permitieron ubicar más de mil
estructuras circulares tipo bohío, con mayor concentración en la provincia de El Carchi. Las plantas
circulares de vivienda prehispánica presentaron tres tipos, uno de los cuales exhibe una abertura,
seguramente correspondiente a la puerta, semejante a las estructuras estudiadas arqueológicamente. Por
otra parte, gracias a las investigaciones arqueológicas, etnohistóricas e iconográficas ha sido posible
conocer importantes aspectos de la forma, función y técnicas de construcción de los bohíos.

24
horizontalmente y cuatro verticalmente; a su vez, esta composición, generalmente está
inmersa en un círculo. Los motivos complementarios que hacen parte de patrones
geométricos pueden incluir círculos concéntricos, rombos con puntos y círculos en su
interior, motivos mariposa, escalonados y espirales, estrellas, etc. También aparecen
animales estilizados alrededor de este motivo central. Los más representados son
aves, venados, felinos, camélidos. Igualmente, son comunes las representaciones de
seres humanos alrededor de este icono central, cogidos de las manos. Varios tipos de
instrumentos musicales fueron elaborados en cerámica, especialmente los Pututu,
para lo cual se copia la forma de los caracoles marinos, acompañados de diseños
geométricos de puntos, círculos, triángulos, motivos mariposa, escalones y espirales.
(Ver, Fotografías N° 13 - 16).

En la metalurgia, las principales técnicas utilizadas, fueron: la fundición, la cera


pérdida, el martillado y las aleaciones binarias de oro y cobre y ternarias de oro, cobre
y plata. Entre los objetos elaborados, especialmente para la elite figuran: objetos de
adorno personal (narigueras, pectorales, placas para ser cosidas a textiles, colgantes
de orejeras, cuentas de collar y adornos frontales o diademas), discos rotatorios,
sonajeros, herramientas para trabajar los metales, esteras y canastos e instrumentos
musicales (flautas de pan, cascabeles, trompetas).

Fotografía N° 13. Recipiente decorado con motivo felinico. Cultura Capuli, Carchi.
Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

25
Fotografías N° 14 y N° 15.. Cultura Capuli, Carchi. ¿¡?¡
Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

Fotografía N° 16. Recipiente cuadrangular. Cultura Piartal.


Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

26
Fotografía N° 17. Tincullpa de oro, con representación felínica.
Fuente: Museo Banco Central Ibarra.

Fotografía N° 18. Adorno de oro.


Fuente: Museo Banco Central Ibarra.

27
Mapa N° 1. Sitios Arqueológicos en el Altiplano Ecuatorial

28
2. CARACTERISTICAS FISIOGRAFICAS Y GEOASTRONOMICAS

El altiplano andino ecuatorial, que como se ha visto, fue escenario de importantes


culturas pasadas, comprende un vasto espacio geográfico, que para efectos de este
estudio se tomará como referencia, la hoya del río Guayllabamba o Quito, que
conforma un marco singular, a manera de un rectángulo de montañas: las cordilleras
occidental y oriental de los Andes, y los nudos de Mojanda Cajas, al norte, y Tiopullo,
al sur, que sirven de limites a un dilatado altiplano, rodeado de grandes montañas
sobre todo en la cordillera oriental (volcanes Rumiñahui 4.757 m.s.n.m.; Sincholagua
4.988 m.s.n.m.; Pasochoa 4.255 m.s.n.m.; Antisana 5.756 m.s.n.m.; cerros de
Guamani 4.447 m.s.n.m.; cerro Puntas 4.462 m.s.n.m.; cerro de Pambamarca 4.093
m.s.n.m.; cerro de Saraurco 4.725 m.s.n.m.; y volcán Cayamburu o Cayambe 5.890
m.s.n.m.), que encuentra una estrecha salida hacia la parte noroeste, por donde se
precipitan las aguas que desde los cuatro costados bajan de las montañas. Las
posibilidades de tránsito a través de las cadenas montañosas, se establecen por rutas
tanto en la parte occidental (Aloag, Calacali, Lloa, Chaupicruz y Nono), como oriental
(Papallacta), ruta que une en línea recta a Quito con el valle de los Quijos.

Entre las cordilleras oriental y occidental, en la parte norte hállase, como un peldaño,
el volcán extinguido del Mojanda (conformado por varios picachos como el Yana Urcu,
4.272 m.s.n.m.; el Fuya Fuya, 4.294 m.s.n.m.; y el Colongal 4.145 m.s.n.m., además
de una laguna grande y dos pequeñas), cuyas estratificaciones dividen los valles de
los actuales cantones de Cayambe (provincias de Pichincha), y Otavalo (provincia de
Imbabura, en dos ecosistemas distintos: se tienen así, dos altiplanicies en las que los
ríos formados por los deshielos de las cumbres van, á su vez, á subdividirlos; de esta
acción conjunta de volcanes y de ríos resulta la abrupta y dificil topografía que fue
asiento de los pueblos aborígenes de: Cayambis, Otavalos, Caranquis, entre otros.

La provincia de Pichincha está dividida en dos zonas por el río Guayllabamba: la


correspondiente á las faldas occidentales de la cordillera oriental y la correspondiente
á las faldas orientales de la cordillera occidental. En la primera, que conserva tolas y
varios sitios arqueológicos, además, de parcialidades indígenas que todavía guardan
caracteres propios de una inconfundible identidad cultural, que los distingue de los
demás de la región, se configuran tres fecundos valles, que son de norte á sur: el valle
de Cayambe, el de Puembo, comprendiendo el Quinche y Pifo, y el de los Chillos; la
segunda zona, forma el valle de Machachi, Turubamba é Iñaquito.

El marco geográfico del valle de Cayambe, esta limitado al norte con la cadena
montañosa conformada por los volcanes extinguidos de Mojanda y Cusin (4.012
m.s.n.m.), unidos por la ensillada conocida con el nombre de Cajas (3.099 m.s.n.m.).
Esta cadena orográfica del Mojanda – Cajas, se eleva desde los cauces profundos del
río Guayllabamba y de su afluente el Pisque; en el sector suroriental las estribaciones
del Mojanda – Cajas, se junta a la orografía del volcán Cayambe (cuya figura a
manera de cono cortado, se levanta en la línea equinoccial o ecuatorial dividiendo a la
tierra en dos hemisferios, Norte y Sur) y el macizo de Pambamarca, rodeando el valle,
cuyas tierras están regadas por los ríos Gronobles, Cayambe y Cangahua, los que
juntos forman el Pisque, que corre de este a oeste, hasta desembocar en el río
Guayllabamba.

Toda esta zona comprendida entre los ríos Guayllabamba y Pisque, y el Nudo de
Mojanda – Cajas, ecológicamente comprende tres subzonas; la central que
comprende pequeñas mesetas con régimen seco, la oriental, más húmeda, donde
propiamente se asienta el valle, y finalmente aquellas áreas subandinas de la

29
cordillera occidental que se abren hacia el paso del Guayllabamba, en su curso rumbo
a las planicies del litoral.

En cuanto a los ecosistemas de la hoya del Guayllabamba, se identifican la existencia


de: i). Alturas extremas (> 4.700 m.s.n.m.), franja de escasa vegetación, llamada
tundra pluvial, se extiende hacia abajo desde el hielo y nieve permanente de los
nevados de ambas cordilleras; ii). Páramos o pajonales andinos (3.300 – 3.500
m.s.n.m.), tienen generalmente un clima frío, nublado y húmedo; iii). Ceja interandina
(2.800 – 3.200 m.s.n.m.), zona situada entre los páramos y los valles, se caracteriza
por una vegetación singular y presencia continua de niebla; iv). Tierras cultivadas
interandinas, se presentan de dos maneras, una parte superior relativamente húmeda
(2.200 – 2.800 m.s.n.m.), y otra inferior, seca (1.600 – 2.200 m.s.n.m.). La primera, que
presenta un paisaje singular y ambiente favorable para la agricultura, ha sustentado el
desarrollo de importantes centros poblados, como Cayambe, Otavalo, y los Chillos; su
temperatura promedio oscila entre los 12° y 18° centigrados. La segunda parte seca,
esta representada por los valles y mesetas formadas por los cañones profundos
cortados por los ríos que penetran a las cordilleras, son tierras áridas y semiáridas,
siendo un claro ejemplo Guayllabamba, que configura una especie de subregión
geográfica.

Al norte de Guayllabamba (2.300 – 2.700 m.s.n.m.), las tierras secas de la hoya del río
Pisque, que se extiende hacia Cayambe, en ella desde antaño han estado asentadas
los pueblos de: Otón, Cayambe, Tabacundo, Cangahua, Guanguilqui, Cochasqui, y
Guanca. Al fondo del mismo cañon del Guayllabamba, en pequeás mesetas deserticas
(2.000 m.s.n.m.), se localizan los asentamientos de: Puellaro, Perucho y
Guayllabamba. En el valle de Cayambe, hacia el declive occidental de los
contrafuertes de las faldas del Mojanda están los pueblos de Malchinguí y Tocachi, y
entre estos dos, esta el complejo de piramides de Cochasquí, todos muy ricos en
vestigios cerámicos21; las faldas septentrionales del Mojanda configuran el valle de
Otavalo, donde existen pueblos que guardan mucho el legado de sus antepasados; en
cuanto á las relaciones etnográficas, se puede decir que el relieve del terreno no
parece marcar ninguna diferencia entre los habitantes de los valles de Cayambe y
Otavalo, sin embargo, en la Hoya del Chota (provincia de Imbabura), se pueden hallar
dos etnias bien distintas, como por ejemplo, los Caranquis y Otavalos.

Se debe destacar, en la fisiografía del altiplano ecuatorial, la presencia de importantes


lagunas, siendo las principales: Mojanda, Imbakucha; Cuikucha; Yaguarkucha;
Puruhanta; San Marcos, que por su magnitud y singular posición geoastrónomica, sin
duda, tuvieron un rol fundamental en el registro de los acontecimientos astronómicos,
pues pudieron ser utilizadas como espejos. Su relación con cerros donde se emplazan
los pucarakuna, para efectuar las observaciones, es evidente, así cada laguna tiene
alrededor un monte o cerro principal, donde generalmente esta amplazado un pucara,
como veremos más adelante. Son lugares, que según la tradición ocurrieron
fenómenos importantes, que se los puede interpretar como alusivos a acontecimientos
astronómicos.

El sincretismo religioso, producto de la conquista espiritual, demuestra la


supervivencia de las creencias y prácticas rituales indígenas, en estos lugares, por
parte de los pueblos aledaños, pues según los mitos y tradiciones nativas, fueron el
lugar del nacimiento de la humanidad o pacarinas. La presencia, de santuarios

21
En diferentes excavaciones, al abrir aljibes ó cimientos, fueron encontradas numerosas vasijas, piedras
hachas, algunas con restos humanos; estos objetos, por lo general coinciden en su formas y variedad, con
otros encontrados en Cayambe y el Quinche. En Conrogal, se encontró un idolillo, y cerámica, semejante
á los encontrados en Urcuquí.

30
dedicados a las vírgenes, y otras construcciones, como, cruces y apachetas, por citar
lo más conocido, denuncian claramente la espiritualidad indígena.

En términos generales, podemos decir que el altiplano ecuatorial se caracteriza por


una gran variedad de paisajes; la riqueza de sus diferentes ecosistemas, gran
biodiversidad y los recursos minerales fueron el telón de fondo sobre el cual diversos
grupos humanos estructuraron sus patrones socioculturales desde tiempos
inmemoriales, siendo un poco conservadores alrededor de 5000 años, antes de la
invasión y conquista española. Ver, Mapa N° 2. Hoya del río Guayllabamba o Quito.

31
Mapa N° 2. HOYA DEL RÍO GUAYLLABAMBA o QUITO. Carácteristicas Fisiográficas del
Altiplano Ecuatorial.

32
3. PUEBLOS DEL ALTIPLANO ECUATORIAL, CONTEXTO SOCIO
POLITICO

El altiplano ecuatorial, de especiales caracteristicas fisiográficas y geoastronómicas


que proporcionan una rica biodiversidad, además de tener, en determinadas épocas
del año, la mayor radiación solar y estelar, ha sido el marco territorial de un conjunto
de pueblos emparentadas entre sí, que tuvieron y tienen el privilegio de gozar de estas
excepcionales cualidades, que han incidido, en el manejo y control de los recursos
naturales y ordenación territorial, cuyas manifestaciones singulares, están reflejadas
en las edificaciones de montaña (Pucarakuna), complejos de tolas y/o pirámides, de
indudable funcionalidad astronómica, y en coherencia con las creencias y prácticas
rituales de la población, así como las diversas expresiones del arte cerámico,
metalúrgico y textil, donde prevalecen diversos signos y símbolos con alegorías de una
serie de motivos alusivos a sus creencias y conocimientos estelares.

Los hallazgos arqueológicos y testimonios recogidos por los primeros cronistas de


Indias, y posteriormente el primer historiador de la Real Audiencia de Quito (actual
república del Ecuador), P. Juan de Velasco; prueban la existencia de importantes
asentamientos poblacionales; dichos asentamientos, convertidos en configuraciones
políticas y culturales, a manera de “Estados independientes”, darían lugar a la primitiva
conformación del Reyno de Quito (Quitu), que en su primera época (algunos siglos
después del diluvio, hasta el año 1000 D.C)22, comprendia un cuadro de 50 leguas de
oriente a poniente (80° - 82° de longitud), y norte – sur (1° de altitud septentrional y
meridional).

En este marco territorial, que tenía como centro a Quitu, se localizaban hacia la parte
del norte, los Estados de: Poritaco, Collahuaso y Linguachi, que conformaban uno
sólo; Cayambi, que constaba de muchas tribus de una sola nación, como son los
propios Cayambis, Guachalaes,Tocachis, y algunos otros agregados a otras
provincias; Otavalo, de muchas tribus de la misma nación, como: Cochasquíes,
Cotacachis, Cusines, Hatuntaquis, Peguches, Tocachis, Urcuquies, y otras; Imbayá,
después llamado Caranqui, con los Cahuasquíes, Chotas, Cuchicaranquis, Miras,
Pimanes, Quilcas, Tumbabiros, Imbaburas, entre otros; Pimampiro, con las tribus de
Ambuquíes, Carpuelas, Piscos y Pusires; y finalmente, Huaca, Dehuaca, y Tusa.

Este sería el primer punto de partida, para dar cuenta de la existencia y antigüedad del
pueblo o nación Cayambe, que podría fecharse, según nuestros calculos hacia el año
2500 A.C., también se sabe que esta nación estaba emplazada en la parte norte de la
hoya de Guayllabamba o Quito, ocupando propiamente el centro (0°.0’), de la zona
ecuatorial. Posteriormente, siguiendo los datos que consigna la Historia antigua del
Reino de Quito (1996), el primigenio Reyno, fue conquistado hacia el año 1000 D.C.,
por la nación extranjera llamada Cara, que vino desde el noroeste, encabezada por
Caran Scyri. Esta segunda época, duraría alrededor de 500 años, hasta la llegada de
los Inkakuna, que dan inicio de la tercera época.

En la época de los Caras, se fabricaron las tolas y/o pirámides, en todas las provincias
que eran conquistadas, entre las que se encontraban los Cayambis, algunas tolas
servían para enterrar a los muertos, costumbre distinta de los quitus autóctonos
quienes cavaban la tierra y hacían sepulturas. Se cuenta que en la conquista de los
Cayambis, el Scyri, para recompensar los servicios de sus súbditos, facultó a cuatros

22
Si damos crédito a las fechas de la primera época, esta duraría alrededor de 3500 años, pues el
nacimiento de Cristo, se da aproximadamente 2950 años, después del diluvio, más 1000 años después de
Cristo, hasta que fue conquistado por Caran Scyri, igual a 3950 años, menos, algunos siglos después del
diluvio, calculamos 4 a 5.

33
de sus jefes llamados: Cayambe, Yango, Tugunango y Guayamburo, a explorar
nuevas tierras, que sirvieron para el establecimiento de sus pueblos. El primero,
escogió como morada el grande y hermoso valle del mismo nombre, y los otros tres
restantes fijaron su morada en el lado Oriental, en los sitios, denominados después
como: Orongo, Yango, y Chil.

Luego, las referencia históricas más destacadas de los Cayambis, las realizan los
cronistas españoles, (Cieza de León, 1984; P. Sarmiento de Gamboa, 1988; Martín de
Múrua, 1986; Fernando de Montesinos, 1957; entre otros), remontándose a la
presencia de los Inkakuna en la región ecuatorial, posiblemente recogieron las
versiones de informantes nativos, donde se destacan sus diversos “enfrentamientos
bélicos”, principalmente en la “fortaleza” de Cochasqui, donde la señora Quilago
comandaría las huestes locales, y luego en Carangue (fortaleza y laguna de
Yaguarcocha), donde el cacique Pinto (Puento), en unión de los Caranguis,
presentará dura resistencia. Posteriormente, durante la primera incursión de los
españoles (julio 1533), comandados por Sebastián de Belalcazar se hace mención de
los saqueos realizados en Quinche, y de la marcha hacia el pueblo de Cayambe, para
constatar si estaban ahí enterrados los tan mentados tesoros del Reino de Quito.

En cualquier caso, la existencia del antiguo pueblo o nación Cayambe, es


incuestionable, e interesa dilucidar si en la última época seguía conformando el Estado
Quitu – Cara, asentado en la hoya de Guayllabamba o Quito, o formaba parte de un
nuevo Estado confederado: Cayambi - Caranqui, asentado en la hoya del Chota, como
lo hacen aparecer algunos etnohistoriadores (W. Espinoza Soriano, 1988); para ello,
una de las fuentes más fiables, que ayudarán a aclarar esta incógnita, es la lengua o
idioma, siendo necesario realizar un análisis etimológico del propio término Cayambi,
que aparece como: gentilicio, topónimo y antropónimo, y compararlo con el sin número
de topónimos, de matriz quitu – cara, presentes en la zona ecuatorial.

La etimología de Cayambe (Cayan bi), Cayampi (Cayan pi), Cayanqui (Cayan qui),
Cayangue (Cayan gui), como muchas de las palabras de los idiomas nativos, que se
han castellanizado, esta pervertida y ha sido interpretada con diversas acepciones, y
es en esta bruma de significados, que se deben seguir las pistas de su verdadera
significación; según algunos estudiosos (J. Verneau, P. Rivet, 1912; J. Jijón, 1920; y J.
Murra, 1946), la lengua Cayambe, pertenecería a la familia lingüística Chibcha, misma
que al parecer esta vinculada con el Chapalachi de los Cayapas o Chachis, y el
T’safiqui, de los T’satchilas o Colorados, ambos pertenecientes a la familia o nación
Cara (A. Costales, 2002)23.

De ser cierta esta afirmación, estaríamos remitiendonos a la segunda época de


conformación sociocultural de los pueblos asentados en el altiplano ecuatorial, cuando
empezó el gobierno de la nación Cara (1000 D.C.). Sin embargo, subsisten en la
región, topónimos antiquisimos, provenientes tanto de idiomas foráneos como el
aymara, presente desde Argentina hasta Colombia, y otros, autóctonos, que
presumiblemente debieron pertenecer a la lengua quitu. Al respecto, llama la atención
las palabras que tienen como base o complemento el término qui, cuya traducción
podría ayudar a dilucidar, en parte, la cuestión que nos ocupa. (Ver, Gráfico N° 1).

23
Este mismo autor, propone que Caranqui, tiene filiación Cara, ya que son los actuales Tsáchilas o
Colorados, es decir que la confederación Cayambe - Caranqui, tiene una cimiente histórica en las etnias
Cayapa – Chachi y Cara – Tsáchila o Quitu – Cara.

34
Gráfico N° 1. TOPONIMOS DEL ALTIPLANO ECUATORIAL CON BASE
Y COMPLEMENTO QUI

TOPONIMOS QUE TOPONIMOS QUE


TIENEN COMO TIENEN COMO
BASE QUI SIGNIFICADO COMPLEMENTO SIGNIFICADO
QUI
Quito Tierra de la mitad o Atuntaqui Sitio o lugar de arriba
centro de arriba
Quinche ….. Urcuqui Sitio o lucar de la
montaña
Quisaya Línea de la mitad Pomasqui Sitio o lugar del puma
Quinchuqui Sitio del Padre Cochasqui Sitio o lugar de las
lagunas
Quijos …….. Yaruqui Sitio o lugar de
Quilca ……. Caranqui Sitio o lugar de los
Caras
Quichinche ….. Ambuqui Sitio o lugar de….
Quinindé …… Caguasqui Sitio o lugar de…
Sangolqui Sitio o lugar de…
Guaraqui Sitio o lugar de la
estrella
Pinsaqui Sitio o lugar de…
Pusuqui Sitio o lugar de….
Malchingui (qui) Sitio o lugar de…

Según lo que se registra en el Cuadro, el término qui24, aparece en diversos topónimos


del altiplano ecuatorial, bien sea como base o complemento, quizás el topónimo o
descriptor principal, es Quito o Quitu, gentilicio de la antiquísima nación emplazada en
la mitad del mundo y topónimo de la principal ciudad, que desde siempre ha ostentado
el rango de capital de las naciones que se han asentado en este territorio. Al respecto,
se han intentado algunas traducciones, en lenguas como el Chapalachi, de los
Chachis (Cayapas), y el Tsafiqui de los Tsachilas (Colorados); así, para R. Descalzi 25,
Quito, en la primera lengua (Chapalachi), se traduce, como tierra, país, nación o
geografía del centro o de la mitad; y en la segunda lengua (Tsafiqui), como, país o
tierra de la mitad, de Qui, mitad o centro; y to, tierra, suelo, territorio. Para M. Uhle
(1933), Quito, en lengua Cara, se traduce como, población.

En cuánto, a la etnia de los Chachis, antiguamente denominados Cayapas, se conoce


que estuvieron asentados en el altiplano andino y luego emigraran al noroeste
costeño, donde se adaptaron a un ecosistema diferente, sin embargo, esta etnia posee
una lengua propia, y muchos topónimos y antropónimos del altiplano, son atribuídos a
su lengua. El mismo gentilicio: Cayapas, ya corrompido al castellano, tiene
extraordinaria similitud con el gentilicio, Cayambe (Cayampi o Cayanqui); haciendo un
análisis etimológico, comparten la misma base Caya. Al respecto, los Cayapas
traducen su nombre en Chapalachi, como “hijos del Padre”, (Alba Moya. ETHNOS.
Atlas Etnográfico del Ecuador. Pág. 156), aunque literalmente no se corresponde, con
la traducción propuesta, pues, Apa, es padre, y Caya, es el hermano de una mujer,
(Vocabulario Cayapa, 1964)26.

24
Quil o Quela, en Tsáchila y Cara, se traduce como Jaguar o Puma; Quilco o Quilcas, hermanos del
jaguar o puma, el cual por otra parte, es el símbolo de la fertilidad.

25
La Real Audiencia de Quito. Claustro de los Andes. Quito 1978.
26
Otras palabras del vocabulario Cayapa que son útiles para los efectos de este trabajo son: Cay =
aguacate; tu = tierra; puca = unidad de cualquier cosa pequeña y redonda; shupuca = piedra; dapucaca =

35
Por otro lado, la palabra Cayambe, tiene diversas interpretaciones, realizadas por
estudiosos en la materia, que creemos vienen al caso, según, nuestro amigo Pablo
Guaña (1993), nativo Cayambe y estudioso de su idioma, Cayanqui o Cayangui, es el
nombre antiguo del centro poblado, traduciéndolo como, pueblo o caserío de sol; de
Cayan, sol; y qui o gui, pueblo o caserío; Cayamburo, es el nombre del nevado,
traduciéndolo como, montaña sagrada del sol; de Cayan, sol; y Buru, montaña
sagrada; y Cayambi, es el nombre antiguo del río Blanco, traduciéndolo como, río del
sol, de Cayan, sol, y bi, agua o río; en ellos se nota con claridad la presencia de la
base: Caya o Cayan, traducida como Sol; y del complemento qui, para pueblo; buru,
para monte o nevado; y bi o pi, para río. Otras acepciones, son: Cayanqui, sitio de
hielo; de Cayan, hielo; y qui, sitio o lugar. Cayamburu, cumbre grande de hielo; de
Cayan, hielo, y Buru, cumbre grande (Manuel Moreno Mora, 1960). Cayamgue, lugar
de invocaciones, de Cayam, invocación; y gue, lugar, (Carlos Emilio Grijalva, 1937).

Con estos precedentes, parecería que el topónimo Cayanqui, todavía es un enigma


por resolver, pues la base Caya o Cayan, tiene traducciones muy disimiles; en el
complemento, bi, pi, o qui, parecería que hay más coincidencias en su traducción,
prevaleciendo para el caso de qui, aquella que lo traduce, como sitio, o lugar. Aunque,
a tenor de lo antes expuesto, también se menciona que en Chapalachi – Tsafiqui,
lenguas emparentadas con el Cara, qui, se traduce como, mitad o centro, pudiendo
asumir, que en estas lenguas, qui, pueden entenderse como: sitio o lugar, y mitad o
centro. A propósito, mitad o linea divisoria, en kichwa, se traduce como saya, y a lo
mejor, fue tomada prestada de la antigua lengua nativa, siendo saya, corrupción de
Caya.

Por lo expuesto, a riesgo de causar mayor confusión, en cuánto a la base Caya


hemos encontrado que en idioma “jíbaro”, que podriamos asumir como autóctono,
dado que los quitus provendrían desde la parte oriental, Caya, se traduce como
piedra27, que haría alusión a su imponente nevado, venerado desde épocas
inmemoriales. En tal virtud, el topónimo Cayanqui, sería una palabra que mantiene en
su base Caya, la lengua autoctona, Quitu, y en el complemento qui, la lengua foránea,
Chapalachi – Tsafiqui, pudiendo traducirse como, sitio o lugar en la piedra, de; Cayan,
piedra; y qui, sitio o lugar; o talvez, haciendo alusión al conocimiento de su verdadera
posición geoastronómica: Caya, mitad o línea divisoria, y qui, sitio o lugar,
traduciéndose como: sitio o lugar de la línea divisoria, con el que nos quedaremos.

Superada tentativamente la cuestión del significado del nombre, los Cayambis de


acuerdo a los datos etnohistóricos y arqueológicos, conformaron una nación
organizada con su propio gobierno, lengua y tradiciones (al igual que los Carangues,
Pastos y Quillasingas, sus vecinos del norte); aunque destacan de éstos por ser
grandes agoreros y hechiceros, al respecto el cronista M. Murúa, al referirse a la
presencia del inka Huayna Capac, que luego de su primera incursión por estas tierras,
regresa a Tomebamba a dar orden en las provincias conquistadas, expresa lo
siguiente:

…. “Llegando a Tomebamba compuso a su modo las provincias de Paso,


Macas y Quizna, Anca Marca y Novitoa y Otavalo, dándoles leyes por donde
viniesen. Las más de estas naciones no tenían huacas ni idolatrías
ningunas, salvo de los Cayambis y Cañares eran grandísimos hechiceros.
A todos se dio por principal huaca el Sol como lo era suya”. (M. Murúa. Cap.
XXXIII. Pág. 121).
esfera; quejtala = mitad; pi = agua; ya = casa; macara = estrella; aquela = jaguar; luquela = puma.
27
Existe cierta familiaridad con la lengua aymara, donde Qala, es piedra; en esta misma lengua, existe una
palabra muy parecida, a Caya, es Kjaya, que se traduce como mañana.

36
Esta valiosa información sobre la naturaleza de los Cayambis, que eran “grandísimos
hechiceros”, certifica que aprovechando su singular posición geoastronómica, lograron
desarrollar diversos conocimientos, entre los que estarían, el registro del movimiento
de las principales figuras celestes, pronóstico del tiempo y estaciones, etc., que
indudablemente debieron ser reconocidos por los amautas que vinieron con Huayna
Capac, precisamente a constatar estos fenómenos, y por supuesto, debieron realizar
con ellos las verificaciones correspondientes, lo cual permite proponer que eran
grandes astrólogos, pues a partir del siglo XVI, en las colonias españolas, las
personas que practicaban estos conocimientos también eran catalogados como
hechiceros, término utilizado por los cronistas (especialmente clérigos), para describir,
a quienes, realizaban pronósticos de los sucesos del tiempo, juzgados como, “cosas
del demonio”, apartadas de la doctrina católica, y por cierto implacablemente
perseguidos por los extirpadores de idolatrías y santa inquisición.

Los Cayambis, al igual que sus vecinos (Otavalos, Carangues, etc.), eran conocedores
de técnicas y tecnologías que les permitían, no sólo registrar el control del tiempo y las
estaciones para los ciclos agrícolas, manejo de los recursos naturales en concordancia
a su cosmovisión; sino, también, técnicas para el ordenamiento territorial
(emplazamiento de pueblos en orden a principios astronómicos), construcción de
obras monumentales, como pucarakuna, tolas y/o piramides, montículos, obras
hidraúlicas (canales de riego), caminos y puentes colgantes con soga y lianas.
Además, fabricaban telares, para trabajar el algodón, la lana, la cabuya; utensillos de
cerámica domésticos y suntuarios; la escultura en piedra y hueso; la fundíción de
metales; el pulimento de piedras para fabricar espejos, para diversos usos,
principalmente astronómico; en todos estos objetos, utilizaron técnicas de
representación de sus símbolos ancestrales, para trasmitir sus conocimientos.

En cuánto a la producción agrícola, el trabajo en las chacras permitía satisfacer sus


necesidades mínimas de autosuficiencia. Dominaban varios pisos ecológicos útiles
para la producción alimentaria28, y en casos necesarios contaban con canales de riego
para los cultivos. La alimentación básica, era maíz (cocido, o tostado), papas, fréjoles,
altramuces, camotes, ají, hortalizas y hierbas (berro, totora, etc.), además de frutas
(taxo, capulí, etc.), y plantas medicinales. Desde el lago Imbakucha (San Pablo), se
proveían de pescado, de Mira, traían la sal, y desde Intag, productos de clima cálido
como el algodón y coca.

Vestían con ropas de algodón, fajas de colores, adornos y distintivos en la cabeza


(Paño con distintos dobleces, cuya extremidad quedaba suspendida por detrás, servía

28
Zona de páramo sobre los 3.200 m.s.n.m utilizada en la producción de tubérculos, cacería, y
recolección de paja y leña.

b) Valle húmedo de suelos negro habilitado con camellones, dedicado a la producción de papas, maíz,
guacamullos

c) Valle franco arenoso ocupando la misma franja latitudinal del interior 2.800 a 3.200 m.s.n.m.
dedicado a la producción de maíz;

d) La cuenca estrecha del Pisque relacionada con la producción de frutas, carrizos, magüéis orientados
al consumo familiar, y

e) Cuenca de Guayllabamba productora de artículos suntuarios

37
también para protegerse del sol), collares de chaquira de oro y plata, cuentas
coloradas de mullo y de hueso blanco, prendedores (tupos) y brazaletes de plata, lo
que demuestra el comercio en base al trueque con los pueblos de la costa
(intercambio plumas de colores, conchas, hojas de tabaco, maíz, sal, algodón), en
cuya actividad los mindalaes o mercaderes jugaron un papel importante, gozando de
un estatus especial.

La organización social, se estructuraba a través de las llajtakuna (poblados menores),


conformados por ayllukuna o parcialidades, agrupadas de 50 a 100 familias, que
estaban sujetas a un principal y conforme crecían en número, a su vez a otro curaka
principal. Estos poblados estaban emplazados de forma dispersa, singularizándo el
paisaje con unidades productivas, compuestas de viviendas de forma circular,
construídas con adobes de tierra, o cangahua, cubiertas de paja, rodeadas de
sementeras o chacras. En el caso de las markakuna, centros poblados de mayor
importancia, aparecían diversos montículos, tolas y/o pirámides con otras tantas
formas geométricas (redondas, esféricas, truncadas, etc.), pucarakuna, como
expresión de su arquitectura monumental, edificada para diversas funciones.

En este proceso de evolución cultural, la estructura social y política de los Cayambis,


se concentro en el pueblo de Cayambe, cuyo gobernante fue reconocido por los
centros poblados aledaños, logrando configurar el dominio del extenso valle,
expresado en el ordenamiento territorial y sistema de organización social en torno al
Ayni (retribución), y la Minga (trabajo colectivo). Cabe señalar que en la antigüedad no
había límites provinciales sino que la demarcación territorial era fijada por accidentes
geográficos como ríos, montañas, lagunas, etc., según este criterio, los Cayambis,
ocuparian propiamente la parte norte de la hoya del Guayllabamba, aunque su
hinterland o zona de influencia estaría desde el río Guayllabamba (Quinche, Pifo,
Puembo y Puéllaro), hasta el río Chota y Pimampiro; y en sentido este – oeste, desde
Baeza (culturas de los Quijos y los Cofanes), hasta las inmediaciones de la cordillera
occidental, desde Rumicucho hasta Atahualpa. (Ver, Mapa N° 3. Territorio y Area de
influencia los Cayambis).

38
Mapa N° 3. TERRITORIO Y AREA DE INFLUENCIA CAYAMBI

4. HABITAT, VIVIENDA Y ENTORNO CONSTRUIDO

39
En el área geográfica, comprendida entre, el río Mira o Chota, al Norte, y el río
Guayllabamba al Sur, la zona subtropical de Intag, en las estribaciones de la cordillera
occidental, y por el oriente la cordillera central, que coincide con la antigua delimitación
territorial ocupada por los principales pueblos de: Cayambe, Otavalo, y Caranqui,
todavía se encuentran una variedad de construcciones, desde Pucarakuna (Fortalezas
en términos castellanos), Templos, Tolas y/o Piramides, montículos, camellones,
terrazas y canales de riego, que caracterizan el paisaje y entorno construído; Antonio
de Ulloa, en su visita a la región ecuatorial, admirado por estas construcciones
manifiesta:

..”Hacían aquellos indios obras que consagraban a la posteridad y de que se


hallan llenos los campos por todas partes…. Aunque, como tengo dicho, se
encuentra semejante especie de monumentos en todo aquel territorio, es
con más abundancia en las jurisdicciones del pueblo Cayambe, cuyos
llanos se ven llenos de ellos, siendo la causa el haver tenido allí uno de
sus mayores adoratorios o templos y mirar como lugares sagrados todas
aquellas vecinas campañas, por lo que en ellas se enterraban los reyes y
caciques de Quito y, a su imitación los de los pueblos de la comarca.

Cerca del pueblo de Cayambe en el llano de Pesillo (año 1739), encontraron


una guaca con muchas piezas de oro labrado (narigueras, collares, manillas,
orejeras, e idolos), vasijas de cerámica, hachas de cobre grandes y pequeñas,
espejos de piedra planos, concavos y convexos.. como si aquellos pueblos
huviesen tenido abundancia de instrumentos adecuados para el fin y grande
conocimiento de la Optica.

..”Una de estas obras se mantiene existente por la mayor parte en el


pueblo de Cayambe y consiste en un adoratorio ó templo hecho de
adoves; su fábrica es en una eminencia, donde se levanta el terreno del
mismo pueblo y forma como un montecillo no muy alto; su figura
perfectamente circular; y la capacidad bastante pues su diámetro será de
8 tuessas, que hacen de 18 a 19 varas con corta diferencia, y a su respeto
tiene 60 varas de circuito. De este edificio no han quedado más que las
paredes, que se mantienen todavía en buen estado de firmeza; y su altura
es como de dos tuessas a dos y media, ó de 5 a 6 varas; su ancho o
gruesso de quatro a cinco pies, esto es como una vara y dos tercias; y la
unión o trabazón de los adoves es de la tierra con que hazian estos mismos,
una y otra tan dura como si fuera de piedra, pues no la vencen las injurias del
tiempo a que esta expuesta por la falta de cubierto.

Además de las noticias antiguas que se conservan de haver sido este edificio
uno de los templos de aquellos tiempos, lo acreditan las señales que se
reparan en su construcción, pues al ser aquella pieza circular y sin ninguna
separación en lo interior da a entender haver sido lugar público destinado para
concurrencia y no para servir de habitación; la puerta que es muy pequeña en
todas sus proporciones hace creer que, aunque los reyes ingas entraban a sus
palacios y andaban siempre en andas, como se verá adelante, allí lo hacian
por su pie pues la cortedad de ella no daba lugar a haverlo de ejecutar en otra
forma, circunstancias que solo practicaban en los templos por veneración; y
siendo por lo que ya dexo dicho en aquella inmediación donde tenían uno de
sus mayores o el principal adoratorio, parece que debemos concluir lo fuesse
este edificio”. (Antonio de Ulloa. Pág. 571 – 572. 1990).

Al respecto, surgen de inmediato varias inquietudes: ¿Por qué en Cayambe existe la


mayor cantidad de obras para la posteridad?; ¿Cuál fue el mayor adoratorio o templo?;

40
¿Por qué eran lugares sagrados?; ¿Influyo su situación en la mitad del mundo?. Sin
duda estas interrogantes, constituyen un gran desafío para los investigadores, y para
nuestro entender, los vestigios de Pucarakuna, templos, tolas/yo pirámides, tanto en
su emplazamiento, orientación, como posibles funciones, no están suficientemente
expicitadas, siendo necesario efectuar mayores indagaciones, sobre todo en lo que se
refiere a la orientación y función de las construcciones mayores.

Los Pucarakuna, cuyo vocablo también es necesario precisar, pues ha sido traducido
como Fortaleza, e identificado por los cronistas e investigadores modernos, como el
escenario de las batallas (¿rituales?), entre los Inkakuna y los Cayambis. Si asumimos
que son construcciones anteriores a las tolas, probablemente Pucara, es una palabra
autoctona de la lengua de los quitus u otra antiquisima como el aymara, o quizás el
mismo cayapa. Con estos antecedentes, para su análisis etimológico se establecen, la
base Puca, que en lengua Cayapa se traduce como redondo, otra palabra parecida es
dapucaca, que se traduce como esfera; y el complemento Ara, que puede ser apocope
de Macara, traducida como estrella; Uara, o Mara, que en lengua aymara, la primera
se traduce como estrella, y la segunda como año. El posible significado literal sería,
año, estrella, en la esfera o redondo; (construcción redonda para señalar el año o
estrellas), traducción acorde con su emplazamiento y funciones, en las cumbres de los
cerros, para realizar observaciones astronómicas.

Los Pucarakuna, son importantes complejos de construcciones de piedra y cangahua


(material de tierra dura de origen volcánico), de diversas dimensiones, levantadas en
las zonas altas de montañas y cerros, desde Guallabamba hasta Caranqui; al parecer
tienen diversos usos, como ceremonias y rituales, depósitos de alimentos, siendo,
para nosotros, el principal, el de observatorios astronómicos. En efecto, la
construcción aprovecha las condiciones topográficas de los cerros, conformándose
taludes, muros, fosas y plataformas circulares. Algunas están emplazadas de forma
circular teniendo un círculo central que posiblemente representa un sistema de
orientación hacia puntos de salida y puesta de determinadas figuras celestes. (Es
curioso comprobar que el Pucara Rey Loma, en Otavalo, al norte de la linea ecuatorial,
esta a la misma latitud del cerro Yawirak en Quito, al sur de la línea ecuatorial, en cuyo
rededor están varios pukarakuna, posiblemente conformando un calendario).

En el área de Cayanqui, es decir en la línea divisoria Caya, la cual astronómicamente,


esta relacionada con el eje de la eclíptica, o camino aparente del recorrido anual del
Sol, es donde están emplazados o concentrados, una serie de hitos geográficos,
poblaciones, complejos arquitectónicos tolas y/o pirámides, y pukarakuna, algunos
construidos seguramente por los propios nativos, y otros por los Incakuna, conforme
se relata en en el testimonio siguiente:

….”andando por los pueblos de Cayambe, Guayllabamba, Cochasqui,


Carangue, Tabacundo, Perucho y Perugache, le mostraron mucha cantidad de
Pucaras que son unos cerros que le dixeron que allí se fortificava el Ynga en la
dicha guerra y para este efecto los mandava hazer a manera de fortalezas y
fosos e que estos oyo decir que los hazia el inga…. E que en quatro leguas
que ay desde rrio questa desta parte de Guayllabamba camino para Cayambe
bido este testigo treze a catorce de las dichas fuerzas que estaran una de otra
algunas de ellas a tiro de arcabuz y otras más”. (Miguel Freile Mexía 1579).

Las evidencias arqueológicas actuales, permiten identificar los pucarakuna citados,


entre los cuales descuellan Quitoloma por su tamaño y complejidad. Luego entre las
conocidas, están: Pambamarca, Jambi Machi, Campana Pucara, Cerro Pucara,
Guachalá, Pingulmi, Pesillo, Oyacachi, y Achupallas, la distribución de esta última
describe un semicírculo, cuya abertura mira al pueblo del Quinche; en su lado

41
occidental aún quedan 80 casas rectangulares y rastros de cinco edificios con planta
circular, que aguardan mejor suerte o estudios convincentes sobre su real función y
significado.

En total se han documentado, hasta 37 Pukarakuna, que cubren las principales rutas
prehispánicas las mismas que bordean la parte oriental del volcán Taita Imbabura y
constituyen el trazado más directo desde Quito, hasta el territorio Cayambi; la ruta
Caranqui, Otavalo, Cochasqui, Puellaro, Cotocollao, Quito, pasa al oeste del volcán
Imbabura y cruza el macizo de Mojanda; la ruta Caranqui, Cayambii, El Quinche,
Quito, pasa al este del volcán Imbabura. En la zona Caranqui, destacan los
pucarakuna de: Aloburo (Laguna de Yahuarcocha), Pimampiro, Salinas, Tupigachi,
Lechero, Pucará de Velásquez, Pucará de Araqui (Araque), entre otros. (Ver,
Fotografías N° 19 – 22; y Mapa N° 4. Pucarakuna en el altiplano ecuatorial).

Fotografía N° 19. PUCARAKUNA AL SUR DE CAYAMBE

42
Fotografía N° 20. PUCARA DE QUITOLOMA

Fotografía N° 21. PUCARA DE ACUPALLAS

43
Fotografía N° 22. PUCARA DE PAMABAMARCA

En cuánto a los Templos dedicados al Sol, según las versiones recogidas, (J. Velasco.
Libro I. Parte I. 1946; y Tomo II. Parte II. 1996), en Cayanqui, al menos existieron dos,
el primero, en el primer descenso del volcan Cayambe, donde hasta el siglo XVIII, se
conservaba entero, además de vestigios de diversas “fortalezas indianas”, (J. Velasco,
1946), y el segundo, en Puntiatchil, quedaría por dilucidar, si los dos fueron
construídos por los inkakuna, quienes fabricaron muchos templos en todas las
provincias del Reyno, o si uno de ellos, fue fabricado por los Cayanquis; al respecto
revisemos lo que se dice sobre las edificaciones más modernas:

“Templos modernos hechos por los Incas en el Reyno de Quito, los templos
mayores o menores que fabricó, y dedicó al sol, en todas las provincias del
Reyno, fueron muchos y varios de ellos célebres por la riqueza o por la
estructura. Aun los que su padre Tupac Yupanqui había levantado en las
primeras provincias, los amplió y enriqueció mucho más. Los principales en las
cabezas de gobierno, fueron ocho, con adjuntos monasterios de vírgenes
consagradas a su servicio, esto es, en Caranqui, Quito, Latacunga, Riobamba,
Atún Cañar, Tomebamba, Huancabamba, y Tumbez. En las demás provincias
fabricó tal cual suntuoso y rico especialmente en Cayambe y en las otras
los templos menores, o a lo menos adoratorios con la imagen del sol que era
siempre de oro”. (J. Velasco. Pág. 143. Historia del Reino de Quito en la
América Meridional. Tomo II. Parte II. 1996).

¿Por qué especialmente, los inkakuna fabricarón en Cayambe un suntoso templo al


Sol, a pesar de no ser principal cabeza de gobierno o capital provincial?, sin duda su
singular posición en la linea divisoria cuya perpendicular señalaria la dirección del eje
de rotación de la tierra, podría ser la respuesta. Las referencias sobre las
caracteristicas arquitectónicas de los templos de segunda orden, confirmarían, que en
este caso se trata del templo que los académicos españoles dejaron un dibujo, y que
presumiblemente estaría localizado en Puntiachil, el correspondiente relato dice:

44
…“Los templos de segundo orden no tenían sino una o dos fábricas adjuntas.
En la principal estaban los sobredichos objetos de adoración, colocados en
diversos nichos, con sus correspondientes adornos. Los de tercer orden eran
de una sola fábrica, en el modo dicho. El más famoso en el Reyno de Quito,
entre los de primer orden fue siempre el de Tomebamba, así por su inmensa
mole de arquitectura, y preciosos mármoles, como por su gran riqueza.
Después de ese, era el de Caranqui, uno de los más ricos, no sólo del Reyno,
sino también del imperio. Entre los de segundo orden, fue singularísimo el
de Cayambe, no tanto por la riqueza, pues a excepción de la imagen del
sol, que era de oro, fueron de pura plata todas las planchas de puertas y
paredes, sino por su singularísima estructura diferente de todas las
demás que celebraron mucho los académicos modernos al verla casi
entera”. (J. Velasco. Pág. 146. Historia del Reino de Quito en la América
Meridional. Tomo II. Parte II. 1996).

Este templo, que según informes dados por los campesinos durante la segunda mitad
del siglo XIX, estaría localizado en el sitio de Puntiatzil, y que dada su localización en
plena línea divisoria, en dirección al nevado, a manera de “Ushno”, tendría al función
de registrar la salida del Sol en los equinoccios de septiembre y marzo, salida que se
da precisamente por la cima del nevado, donde presumiblemente, alineado en línea
recta, se encontraría el templo “antiguo”, tal como se puede comprobar en el Mapa N°
8, donde se registran los movimientos aparentes del Sol, desde un punto fijo,
precisamente el templo de Puntiatchil. A propósito, el mismo nombre de Puntiatchil,
corrobora este supuesto, pues Punchao, es el Sol del día, en kichwa, y atchil, es
señor, en Tsafiqui, lo cual se traduciría como señor Sol del día. (lugar para ver el señor
Sol del día).

En cuánto, a las tolas y/o pirámides, si damos crédito a la versión que fueron
introducidas en la segunda época del Reyno de Quito (1000 D.C), por la nación Cara,
el origen de su nombre podría atribuirse a una de sus familias lingüísticas, el Tsafiqui,
o el Chapalachi, precisamente, en ambos la voz Tu o To, se traduce como tierra o
loma; la, es forma del plural. Dula, son las lomas naturales, y Tola, se emplea para
montículos u otros lugares construídos de forma artificial, y de diversas formas,
tamaños y funciones: esféricas, pirámides truncadas cuadrangulares o rectangulares
con plataformas, que son conocidas como tolas pirámides o pirámides truncadas. (Ver,
Gráfico N° 2. Tipología de Tolas; y Mapa N° 5.).

En referencia a sus funciones, también existen distintas interpretaciones; los


montículos de forma esférica, son de carácter funerario, (en lengua Cara, la palabra
Yasel, designa a los montículos funerarios), existen otras con fines habitacionales, y
las pirámides truncadas, por su emplazamiento cercano a lugares sagrados (cerros,
lagunas, etc.), se pude deducir que cumplieron funciones rituales y/o de observación
astronómica, como tendremos ocasión de comprobar con las pirámides de Cochasqui,
que luego deriva en uso ritual y ceremonial.

El sistema constructivo es a base de bloques de cangahua y requieren de un gran


contigente de mano de obra calificada para su construcción; las construcciones de
tolas, pirámides, pucarakuna, camellones, terrrazas agrícolas, canales de riego y
caminos, evidencian el conocimiento de tecnologías y sistemas constructivos
avanzados. Los mismos complejos de Tolas y pirámides etc., dan testimonio de la
excelencia en el arte de la construcción alcanzada por los pueblos que habitaron en el
altiplano ecuatorial, las que sin duda contaron con excelentes constructores.
Desafortunadamente, nada sabemos de sus planificadores y constructores, ni de las
técnicas, ritos y símbolos utilizados; sin embargo, los principios de esta sabiduría
ancestral no se han perdido por completo, pues en los vestigios de construcciones que

45
han quedado se pueden realizar diversos análisis que examinados a la luz de la
arqueoastronomía adquieren connotaciones insospechadas.

Entre los principales complejos de tolas y/o piramides truncadas, están: Cochasqui,
Zuleta, Pinsaqui, Atuntaqui, Angochagua, Iluman, Socapamba, Topoangla, y otras; en
el caso de Cochasqui, situadas en las faldas meridionales del Mojanda, que
descienden desde una altura aproximada de 4.000 m.s.n.m., hasta el lecho profundo
del río Guayllabamba, situado a 2.300 m.s.n.m., el lento descenso de Cochasqui al río
Guayllabamba esta interrumpido por la profunda quebrada del río Pisque, que corre
por las faldas del Mojanda en sentido este – oeste. En varios puntos de esta zona,
como Tocachi y Malchingui, se encontraron grupos de tolas, sin embargo en
Cochasqui, situado entre los 2.900 – 3.100 m.s.n.m., se encuentra un gran complejo
de tolas grandes y pequeñas, las tolas más grandes son rectangulares y provistas de
grandes rampas, hasta de 200 mts., de largo, orientadas al parecer en dirección del
eje de rotación de la tierra.

En cuánto a las posibles fechas de construcción, investigaciones arqueológicas


basadas en restos encontrados han determinado que fueron construidas en el período
del año 700 a 1500, después de Cristo, sin embargo los datos que arroja la
investigación arqueoastronómica, basada en la fechación de los ejes de orientación de
las plataformas son mucho más antiguos, estableciéndose que para el caso de
Cochasqui, la edad de construcción estaría entre el año 500 A.C. e inicios de la era
cristiana. (Ver Fotografías N° 23 - 28).

Fotografia N° 23. Panoramica Tolas de Cochasqui


Fuente: A. Lozano 2008.

46
Gráfico N° 2. TIPOLOGIA DE TOLAS Y/O PIRAMIDES EN LA REGION ECUATORIAL

47
Fotografia N° 24. Tola Cochasqui excavada
Fuente: A. Lozano 1993.

Fotografia N° 25. Tola de Cochasqui. Sistema constructivo


Fuente: A. Lozano 2008.

48
Fotografia N° 26. Forma Tola de Socapamba
Fuente: J. Athens. 1980.

Fotografia N° 27. Tolas de Zuleta


Fuente:

49
Fotografia N° 28. Tolas de Zuleta. Emplazamiento general
Fuente: J. Athens. 1980.

Las obras de infraestructura agrícola, comprenden extensos campos de camellones,


(inga huachos), terrazas y canales de riego. Las primeras, son construcciones
artificiales empleadas para los cultivos, en terrenos húmedos y pesados, con el fin de
controlar el flujo del agua, bien sea para retener temporalmente los beneficios de una
inundación, o para eliminar el exceso, además que debido a la estabilidad témica que
generan, contribuyen a soportar los efectos destructores de las fuertes heladas que se
producen en las zonas cercanas al nevado Cayambe. Las terrazas son construcciones
para habilitar, suelo agrícola en fuertes pendientes, a través de la sucesión de
terraplenes a manera de graderios, mediante taludes o muros; su configuración facilita
la irrigación y aumento de la filtración del agua lluvia. Por último, los canales de riego,
sirven para transportar el líquido vital, hacia zonas que carecen de agua para las
tareas agrícolas.

En cuánto, a las viviendas, por las versiones de los españoles (Sancho de Paz Ponce
de León, 1582), se distinguen aquellas del común de la población y las de los curacas
o principales, diferenciándose más por las dimensiones, que por su arquitectura,
donde prevalece el trazado sencillo de la planta y construcción, en el interior de una
casa común, el objeto principal era el fogón de piedras, equipado de los utensillos
básicos de cocina (ollas, cántaros o pondos de chicha, etc.), En el espacio para el
descanso estaban los penates de junquillo, donde se acostaban sobre un poco de
paja, cubiertos con una o dos mantas. En los huecos interiores de las paredes, a

50
manera de alacenas, guardaban sus lares o penates u otros objetos de utilidad
cotidiana. Pero veamos los datos recogidos por el mentado corregidor español:

…”Las formas de las casas donde vivían los indios del distrito de mi
corregimiento son unos buhíos redondos cubiertos de paja todos los más
pequeños y las paredes dellos son de palos gruesos entretegidos con otros y
embarrados con barro por de dentro y por de fuera. Las casas de los caciques
y principales son de la propia manera, eceto que son grandes y tienen una viga
grande en medio para sustentar la casa”. (Sancho de Paz Ponde de León.
Relación y Descripción de los pueblos del Partido de Otavalo. 1582. pág. 240.
Relaciones Geográficas de Indias. Tomo III. Madrid 1965).

La forma y dimensión de la casa del curaca, que representaba el poder político,


simbólico y ritual, recuerda a la Maloca de la región oriental, la cual se concibe como
una imagen simbólica del cosmos29, la que por analogía se repetiría en la más humilde
y rudimentaria construcción. (Ver, Gráfico N° 3. Vivienda Curaca). Es dificil no asociar
la orientación de las construcciones, siguiendo el curso aparente del Sol, Noroeste,
Sureste, Noreste, Suroeste, o sea acorde con las festividades más importantes de
solsticios y equinoccios. Su puerta de ingreso estaba orientada hacia la salida del Sol
recto, y las ceremonias rituales tenían al Sol, la Luna, el Rayo o Relámpago, como sus
divinidades principales, en cuyo homenaje se sacrificaban venados, llamas, cuyes,
coca y maíz.

29
Es preciso recordar que, desde el punto de vista tradicional, todo edificio, cualquiera que fuere, se
construía siempre según un modelo cósmico R. Guénon, 1988.

51
Gráfico N° 3. VIVIENDA DE CURACA SIMILAR A MALOCA
Fuente:

52
Mapa N° 5. TOLAS Y/O PIRÁMIDES EN EL AREA NORANDINA ECUATORIAL
Fuente: Ontaneda Santiago. 1998

53
II. DEL CONOCIMIENTO Y SABIDURIA ANCESTRAL

….”Cerca del pueblo de Cayambe en el llano de Pesillo (año 1739),


encontraron una guaca con muchas piezas de oro labrado (narigueras,
collares, manillas, orejeras, e idolos), vasijas de cerámica, hachas de cobre
grandes y pequeñas, espejos de piedra planos, concavos y convexos..
como si aquellos pueblos huviesen tenido abundancia de instrumentos
adecuados para el fin y grande conocimiento de la Optica”. (Antonio de
Ulloa 1739).

54
5. CONOCIMIENTO DE LA ASTRONOMIA; CONTROL DEL
TIEMPO Y LAS ESTACIONES

Hacer referencia a la forma como las culturas nativas del altiplano ecuatorial miraban
al cielo, simultáneamente significa hablar de sus conocimientos astronómicos, es decir
las concepciones que los sabios de la antigüedad (amautas) se fueron forjando sobre
el cielo, seguramente en base a las preguntas que se hicieron frente a los fenómenos
estelares y las respuestas que encontraron, en el contexto de sus formas de conocer y
actuar en el mundo. Pero como es posible rastrear esos conocimientos30, si
aparentemente no quedan rastros de aquellos, esto es un gran desafío porque implica
formular una propia metodología, que tiene como fuentes los documentos de las
crónicas de conquista; los vestigios arqueológicos, donde, mediante el uso de las
técnicas de la arqueoastronomía, se puede reconstruir las formas con que, en el
pasado, los constructores orientaron sus edificaciones, para observar el cielo; y
mediante una aproximación etnográfica, recurriendo a técnicas como entrevistas,
observación participante, etc., en las celebraciones rituales (Raymi) con motivo de los
acontecimientos astronómicos (Equinoccios y Solsticios), a través de esta secuencia,
mirado en su conjunto, se intentan entender las concepciones astronómicas que
tuvieron los pueblos y naciones que habitaron el altiplano ecuatorial, y más
concretamente los Cayambis31.

En general, los conocimientos astronómicos, han sido ignorados en la investigación de


las culturas del altiplano ecuatorial, a pesar, que existenten diversas manifestaciones
arquitectónicas (pucarakuna, tolas y/o pirámides, tremplos), que certifican, el uso y ma-
nejo de conocimientos y técnicas que se derivan de la observación de los astros; en
este sentido, los sabios nativos, desde siempre han tenido una posición privilegiada,
en la mitad del mundo, para observar el firmamento, lo cual les permitió acumular, du-
rante milenios, notables conocimientos sobre la vida del universo (cosmos), como se
puede deducir de los datos recogidos por los propios cronistas españoles.

Efectivamente, las referencias de los cronistas españoles, a los conocimientos


astronómicos nativos, se remontan a épocas muy antiguas, así Fernando de
Montesinos, al hacer referencia a los hechos de los gobernantes indígenas, y en
particular a los sucesos acaecidos en tiempos del IV, V, y VI, gobernantes, de la
primera dinastía de los Pirua, a saber: Sinchi Cosque Pachacutec; Inti Capac; y Manco
Capac, respectivamente, que reinaron alrededor del año 1000 después del diluvio,
manifiesta que el primero de los nombrados conquistó todo el reino del Piru, hasta la
provincia de Quito, que luego se rebelo y después de muchos siglos se volvió a unir a
este imperio. Este dato permite establecer que aproximadamente 2000 años antes de
Cristo, la provincia de Quito, ya estuvo ligada a una configuración territorial panandina.

En tiempos de Inti Capac, que reino hacia los 2660 años después de la creación y
1000 años después del diluvio, entre las muchas cosas que hizo, como dividir las
ciudades en dos parcialidades (Anan y Urin), la organización del gobierno, las postas

30
Esta enorme área del conocimiento comprende cuestiones tan variadas como: "calendarios, observación
práctica, cultos y mitos, representación simbólica de eventos, conceptos y objetos astronómicos,
orientación astronómica de tumbas, templos, santuarios y centros poblados, cosmología tradicional y la
aplicación ceremonial de tradiciones astronómicas", todas ellas unificadas por un tratamiento que las
ubica dentro de su contexto cultural, social, económico e histórico.

31
El hecho de que los mismos fenómenos astronómicos y cielo estelar, que hoy observamos, hayan sido
contemplados por nuestros antepasados, y lo que es más importante hayan podido dar respuestas
diferentes, permite, reflexionar y aprender sobre estos saberes.

55
en los caminos, etc., y como en materia de control de tiempo estaban desactualizados,
se manifiesta que:

…..“la computación de los tiempos se iba extinguiendo la renovó de modo que


en tiempo deste rey se contaban los años comunes de trescientos sesenta y
cinco dias y horas, y luego por décadas, dando a cada década diez años, y
cada década de ciento, y cada diez décadas de cien, mil años, llamándole
Capac – huata o Intip – huatan, que quiere decir el gran año del sol”…..

Y también tuvieron noticia del bisiesto, por la observación que hicieron


los astrologos del apartamiento del sol de la línea, que señalaron junto a
Quito, por donde nosotros decimos pasa, con unos paredones que hoy se
ven”. ((Fernando de Montesinos. Pàg. 38 - 39. 1957).

Si damos crédito a esta versión, parece claro, que por lo menos 2500 años antes de
Cristo, ya se había señalado en Quito la línea equinoccial, lo cual quiere decir que los
pueblos autóctonos, que habitaban el altiplano ecuatorial tuvieron conocimiento de
este importante suceso. También al hacer referencia al gran año del sol, Capac –
huata o Intip – huatán, que se sucede cada 1000 años, se podría entender como el
registro de una era cósmica, lo cual implica el conocimiento del movimiento de
Precesión32 de los equinoccios, debido a que el eje de giro de la Tierra, conocido
también como Eje Polar o Eje del Mundo33, se desplaza en el espacio, describiendo un
cono. Este desplazamiento se ejecuta de manera independiente a la rotación y
traslación del planeta. La inclinación de la Tierra, que en promedio es 23° 27', es la
apertura angular de ese cono, (Ver, Gráfico N° 4).

Este movimiento en realidad tiene forma de espiral y una rotación completa se efectúa
en casi 26 mil años (exactamente 25.780 años), siendo perceptible solo después de
varios siglos. La Precesión hace que el Punto Vernal se desplace, de forma tal que la
posición que tendrá el año próximo se “encuentre antes” que la de este año, de
manera que el nuevo Punto Vernal “precederá” al de este año. Por efecto de la
Precesión, es que el Punto Vernal, escogido como origen del sistema de coordenadas
celestes y que astronómicamente marca el Equinoccio de Primavera (21 de Marzo),
antes apuntaba hacia la constelación del Carnero (Aries), pero ahora lo hace hacia la
constelación de los Peces (Piscis), según la astronomia occidental.

El Punto Vernal o Punto Aries, es el punto en donde coinciden el Ecuador Celeste con
la Eclíptica. La deriva del Punto Vernal dentro de los límites de una constelación,
determina lo que algunos estudiosos denominan "Era cósmica". La "Era de Piscis", se
inició en el siglo I A.C y finalizo en el año 2000, cuando se inicio la "Era Acuario", en
orden a las doce constelaciones del vigente zodiaco de la Astronomía occidental. (Ver
Gráfico N° 5). Mientras que para los pueblos nativos, si equiparamos una era cósmica
a mil años (Pachacutik), estamos hablando del orden de 26 constelaciones, lo que
supondría la vigencia de un zodíaco lunar.

32
El movimiento de Precesión ocurre por dos factores: a). La figura de la Tierra, que no es totalmente
esférica, sino más bien un esferoide de revolución, conocido con el nombre de geoide. De esta manera,
las masas hacia el Ecuador del planeta son mayores que hacia los Polos. b) Las fuerzas combinadas de
atracción gravitatoria del Sol y la Luna, atentan contra la estabilidad del eje polar terrestre.

33
La proyección del Eje del mundo y su intersección con la Esfera Celeste, determina los polos celestes:
Polo Norte Celeste (PNC) y Polo Sur Celeste (PSC).

56
Gráfico N° 4. MOVIMIENTO DE PRECESIÓN DEL EJE DE GIRO DE LA TIERRA

Gráfico N° 5. ESPIRAL DE LAS ERAS COSMICAS

Si proyectamos el Eje de giro de la Tierra sobre el fondo estrellado, el cono de la


Precesión se observa como una gigantesca espiral, que busca cerrarse cada 26.000
años. Para las fechas cercanas a los años 2000 de nuestra era, el Eje de giro de la
Tierra, casi coincide con la estrella Alpha Ursae Minoris, mejor conocida como la
estrella Polar. En cambio, hace 5000 años, hacia el año 3000 antes de nuestra era (o
antes de Cristo, A.C.), la estrella que estaba más cerca del sitio hacia donde apunta
nuestro eje de giro, era la estrella Alpha del Dragón (o Thuban). Hacia el año 4.000 de

57
nuestra era, la estrella más cercana al eje de giro será Gamma Cephei. Para el caso
de la astronomía indígena, el cambio del punto vernal tendría relación con las figuras
de las constelaciones, que probablemente configuraban el zodiaco lunar, cuya
reconstrucción es una asignatura pendiente de gran importancia para el conocimiento
de la sabiduría ancestral.

Continuando con la revisión de los datos registrados por el cronista F. de Montesinos,


en el reinado de Manco Capac (segundo de este nombre), cuando se cumplieron 2750
años después de la creación y 1080 años después del diluvio, se aparecieron dos
cometas espantosos en forma de león o sierpe. En resumen, estas importantes
referencias comprobarían, primero la existencia de una larga tradición cultural de
contacto entre los pueblos nativos; segundo, que los pueblos que habitaron la zona
ecuatorial, tenían conocimiento de la línea equinoccial, así como del registro o
aparecimiento de ciertas figuras celestes, y tercero, que alrededor de 4500 años antes
del presente, ya habían señales que indicaban la línea divisoria del mundo o línea
ecuatorial; pues cerca del tercer milenio (2950 años), después del diluvio nació
Jesucristo, dando inicio a la presente era Cristiana.

Durante la dinastìa de los amautas, (1670 años después del diluvio), se registran otros
importantes sucesos relativos a los conocimientos astronòmicos, que merecen ser
conocidos por las implicaciones que tienen para nuestro estudio; asì, durante el
gobierno de Manco Capac Amauta (cuarto de este nombre), muy sabio y grande
astrologo,

……“hizo junta de todos los hombres doctos en esta ciencia y confiriendo con
ellos dijo que el sol y la luna estaban en diferentes puestos. Ordenò que el
principio del año comùn se comenzase desde el verano que en nuestra
cuenta es equinoccio vernal, que es a 31 de marzo. Hallò este rey con los
demàs astrologos, notando la influencia de las estrellas, que habìa de haber
grandes novedades en este reino”. (Fernando de Montesinos. Pàg. 51 - 52.
1957).

En el tiempo de Manco Auqui Tupac Pachacuti, (1980 años), cerca de cumplirse el


segundo milenio después del diluvio, este gobernante… “revocò acerca del contar
del año lo que Capac Amauta habìa determinado y mandò que el equinoccio
hiemal que cae a veinte y siete de setiembre fuese principio del año y que se
contase desde veinte y cinco deste mes”, (Ibedem Obr.cit). Por la mudanza del año
que hizo, llamarònle Pachacuti (cuarto de este nombre).

Siguiendo con la revisión de los sucesos que dan cuenta de los conocimientos
astronómicos, se puede constatar como se producen cambios en la forma de registrar
o contar los años, pasando el inicio del mismo, bien al equinoccio vernal o al
equinoccio hiemal, sin embargo es curioso comprobar que el cambio del conteo de los
años se realiza cuando se cumplen ciertos períodos, que dan cuenta del cumplimiento
del gran año solar, así, cuando se cumplen alrededor de 2000 años después del
diluvio, en el gobierno de Ayay Manco, este rey hizo:

…… “junta general en el Cusco de todos los sabios amautas para la


reformación de los años, que tiempos se había casi olvidado la cuenta dellos,
para que conforme a la influencia y postura de los astros en sus movimientos
se ordenase la computación de los tiempos. Después de muchos días que
duro la junta, se determino que no se contase el año por lunas, como
hasta allí, sino que cada mes tuviese treinta días fijos, y que las semanas
fuesen de díez días y los cinco días que sobraban fuese media semana, y

58
en ella se pusiesen los bisiestos que se llaman Allcacanquis; y los indios
llaman al mes desta semana el mes chiquito. Ordenó también que así como
había semanas de diez días, las hubiese de años, de modo que contaban
diez años comunes por uno, luego cada diez destas décadas por otro que
era un sol, y la mitad que era quinientos años mandó que se llamase
pachacuti por la razón que se ha dicho. Esta cuenta de años guardaron
siempre los indios deste reino hasta la venida de los españoles”. (Fernando de
Montesinos. Pàg. 56. 1957).

En el reinado de Toca Corca Apu Capac (2430 años después del diluvio),
cuadragèsimo rey peruano… “Fue este muy sabio y gran astrologo; hallò los
equinoccios que los indios llaman Illares (Iglales), y por su causa llaman al mes
de mayo Quilla Toca Corca, como si dijeramos, equinoccio vernal; y el de
setiembre Camay Tupac Corca, que es equinoccio autmnal. Asì mismo partiò el
año en cuatro partes y tiempos, conforme los cuatro puntos de los solsticios y
equinoccios”. (Ibedem, Obr.cit).

Indudablemente que para hacer las reformas del conteo del año, y el registro de los
puntos de los equinoccios, tenìan que venir a la linea divisoria del mundo (ecuador)
para constatar el cambio de la constelación que antecede a la salida del sol, en el
correspondiente evento, dado que para el control de los equinoccios y consecuente
festividad ritual, son fundamentales los puntos de salida (orto) y ocultamiento (ocaso),
de las constelaciones que anteceden la salida y puesta del sol. Incluso en los relatos,
se hace referencia, al nombre de Corca, corrupción de Torca, traducida como venado
en kichwa, que precisamente el nombre de una constelación.

Durante el gobierno del rey Yahuar Huquiz, quién fue gran astrológo, dio la buena
traza de cómo se habían de contar los días intercalares o bisiestos cada cuatro años;
es de notar también, el nombre del primer rey, Yahuar, la voz propia del jaguar o felino,
animal que juega un papel fundamental en los arquetipos mentales y simbolismo de
los pueblos americanos en general.

“Mandó que para la buena cuenta de los tiempos venideros en cada


cuatrocientos años se intercalase un año o se excusase para los bisiestos,
porque según los amautas y astrólogos, con quienes tuvo grandes juntas,
averiguó el rey que desta manera venían las cuentas de los años al justo; y los
viejos en memoria deste rey y sucesor, llamaron al bisiesto Huquiz que antes
se llamaba Alla Alla (Allcacanquis. Confer.cit.ant.); y tambien en memoria deste
rey llamaron al mes de mayo Yahuar Huzqui”. (Fernando de Montesinos. Pàg.
59. 1957).

En este contexto, para el caso de los pueblos del altiplano ecuatorial, y en particular
los Cayambis, que como sabemos eran “grandísimos hechiceros” o astrologos,
muchas de las construcciones que singularizan su entorno, tendrían su explicación por
su singular posición geoastrónomica y las funciones que cumplen en el control de los
ciclos estacionales y quién sabe en el cambio del registro del punto vernal o
equinoccional. Además, la tradición establece que contaban el tiempo con las fases
lunares, costumbre que perduró hasta fines de la Colonia; es decir que posiblemente
existió un sistema de cómputo del tiempo, o calendario de tipo lunar, y bien vale la
pena aclarar que implicaciones tendría este conocimiento, en principio, conviene
manifestar que un calendario, constituye la base de la organización productiva, políti-
ca, religiosa, y filosófica, de un pueblo o nación, siendo el motor, más importantes del
funcionamiento de una sociedad, y el que conserva con vigor los carácteres básicos y
distintivos de la misma.

59
Al respecto, es preciso indagar en las fuentes tempranas sobre los indicios que
permiten establecer el conocimiento del calendario lunar en los pueblos indígenas,
encontrando varias e importantes referencias, toda vez que certifican que desde Quito
hasta Chile, por toda la serranía, que indudablemente incluye al pueblo Cayambe,
tenían orden de registrar los tiempos a través del calendario lunar, así por ejemplo, el
cronista anónimo manifiesta lo siguiente:

..."Al tiempo que señorearon los Yngas, otavo Ynga, llamado Viracocha Ynga,
començo a poner más orden, considerando que algunos años, siendo las
aguas más tardias o año de sequedad, suelen ser los tiempos variables y al-
cançar los yelos y rresultar de ello algunos años de esterilidad y hambre... Para
ello, aviendo ya experimentado algunos años, dieron orden de que los años
fuesen por quenta de la luna, dando por mes de una conjunción a otra, y
al año doze meses lunares; é repartieron á cada mes del año las ocupaciones
que se avían de tener, poniendo nombre a cada mes lunar.... ansí para el bene-
ficio de los mantenimientos como para otros exercicios, de suerte que desde
Quito a Chile, por toda la serranía, era tal el concierto, que jamás perdían
tiempo; y mandava cumplir esta horden en toda la tierra con mucho rrigor, é
ansí la guardavan y cumplían con mucha puntualidad". (Anónimo. En: Discurso
de sucesión y gobierno de los Incas, pp.; 150. 1940).

Una versión más explícita de las técnicas o instrumentos utilizados para realizar las
lecturas de los tiempos de sembrar y cosechar, los meses del año, el control de las es-
taciones, el registro del movimiento aparente del sol y el recorrido lunar, en definitiva,
los relojes para el control del tiempo, llamados Puchaunanchac, es la siguiente:

..."Y porque andando el tiempo no perdiesen la cuenta de estos meses y los


tiempos que había de sembrar y hacer las fiestas..... había hecho aquellos pu-
chaunanchac,que dice relojes.... los cuales relojes es desta manera: Que todas
las mañanas e tardes miraban el sol en todos los meses del año mirando los
tiempos del sembrar y coger, y asimismo cuando el sol se ponía, y asimismo
miraba la luna cuando era nueva e llena e menguante; los cuales relojes hacia
hacer encima de los cerros más altos a la parte do el sol salía y a la parte don-
de se pone. Y tras esto se ponía, cuando se ponía el sol, en cierto sitio, en el
cual estuvo seguro en pie en una parte donde bien ver se pudiese, y ansí como
conociese desde aquel sitio do él se paraba, el curso por do el sol iba cuando
se ponía, en aquel derecho, en lo más alto de los cerros, hizo hacer cuatro pirá-
mides o marmoles de cantería, los dos en medio menores que los otros dos de
los lados, y de dos estados de altor cada uno, cuadrados, e apartados uno de
otro una braza salvo que los dos pequeños de en medio hizo más juntos, que
del uno al otro había media braza y cuando el sol salía estando uno puesto do
Inca Yupanqui se paró para mirar y tantear este derecho, sale y va por el dere-
cho y medio destos dos pilares, y cuando se pone lo mismo, por la parte do se
pone; por donde la gente común tenía entendimiento del tiempo que era, ansí
de sembrar, como de coger; porque los relojes eran cuatro a do el sol salía y
otros cuatro a do se ponía, do se diferenciaban los transcursos y movimientos
que así el sol hace en el año". (Betanzos Juan de. Cap. XV, pp.; 46. 1968).

En relación al año lunar, el movimiento o turnus lunar, empieza con la luna nueva, en
el Oeste; de ahí sigue la luna llena, al Sur; luego aparece en su fase decreciente, por
el Este; y al final se pierde por el Norte; la medición de los meses estaría precedida de
la observación, de la salida y puesta de conspicuos grupos de estrellas, o constelacio-
nes situadas a lo largo de la trayectoria lunar; es decir, habrían sido marcados por la
aparición en el horizonte estelar, de determinadas constelaciones o estrellas principa-
les, coincidiendo con la conjunción de la luna. Las observaciones de las salidas de la

60
Luna (a diferencia de las observaciones de sus fases) no tienen un sentido calendárico
directo, aunque pueden ayudar durante el pronóstico de los eclipses.

En cualquier caso, las cuidadosas observaciones realizadas a este astro, para fijar los
meses, condujo a establecer sus fases correspondientes, las cuales, actualmente,
todavía se reconocen en las culturas del altiplano, a saber: Quilla wañuy, Novilunio,
conjunción de la luna con el sol (inicio del conteo del mes); Quillayuriy, nacimiento de
la luna nueva; Quilla wañuymit’a, período de la luna nueva (creciente); Quilla pura o
Quilla junt’a, luna llena; Quilla chinchay, luna menguante, (Ver, Gráfico N° 6).

Gráfico N° 6. FASES LUNARES

En cuanto a los meses lunares que configuran el ciclo anual, existen datos que ayudan
a precisar la duración de cada mes, así por ejemplo, las leyes relacionadas con los
días de descanso laboral, que estableció Pachacuti Inka Yupanqui, permiten deducir el
respectivo período del mes lunar:

..."Y porque el continuo trabajo no les fatigase tanto que les oprimiese, estable-
ció ley que en cada mes (que era por lunas) hubiese tres dias de fiesta... Orde-
nó que en cada mes hubiese tres ferias, de nueve en nueve días, para que los
aldeanos y trabajadores del campo, habiendo cada cual gastado ocho días en
sus oficios,viniesen a la ciudad, al mercado, y entonces viesen y oyesen las co-
sas que el Inca o su consejo hubiesen ordenado, aunque después este mismo
rey quiso que los mercados fuesen cotidianos.... los cuales llaman Catutilo; y
las ferias ordeno que fuesen en día de fiesta porque fuesen famosas". (Garcila-
so de la Vega.Lib.VII, pp. ; 80. 1977).

Los datos consignados en este relato, certifican que se contaban meses de 27 días,
los cuales se corresponden con meses lunares periódicos, determinados por dos aline-
aciones sucesivas de la luna y la tierra con una estrella fija; este mes tiene una dura-
ción de 27,5 días, y se despreciamos la fracción, coincide con los 27 días de cada mes
lunar, que resulta de multiplicar las tres ferias, que se efectúan cada nueve días (ocho
dias de trabajo más un día de feria), que a su vez sería la duración de los “novilunios”.

61
Por otra parte, la Luna tiene varios componentes en su movimiento: eso explica su
comportamiento curioso con varias irregularidades. Vale la pena destacar que, de la
misma forma que el Sol llega a posiciones extremas en su recorrido sobre el horizonte.
En el movimiento visible de la Luna registra que sale y se pone en azimut distintos
cada día, cada mes; existiendo ocho puntos especiales (extremos) del horizonte: las
salidas y puestas de la Luna cuando las variaciones de su declinación alcanzan los
valores máximo y mínimo, lo cual ocurre una vez cada 18,6 años, que curiosamente
coincide con el período de la última presencia Inka, en el altiplano ecuatorial. Este
fenómeno sutil, sin duda, fue observado por los Inkakuna y Cayambis, ya que se
encuentran, hitos geográficos (cerros) con sus respectiva toponimia (Catequilla), o
monumentos antiguos (pucarakuna), que posiblemente destacan estos puntos
especiales, siendo una clara demostración de sus conocimientos astronómicos.

Las épocas del año, los Cayambis, las reconocían, por el croar de las ranas y la
floración de plantas silvestres, sin embargo los Inkakuna establecieron las formas del
registro de los años; según manifiesta, J. Velasco, “el año era de dos maneras: uno
solar, Inti huata; y el otro lunar o común, llamado Quilla huata. En marzo era el
principio y el fin del año solar. El año lunar, se componía de doce meses y medio, para
la correspondencia con el solar, y comenzaba siempre por el primer día de la luna
nueva; en Quito, el año lunar comenzaba igual que el año solar, en marzo”34.

Este interesante relato, permite apreciar la estructura del calendario lunar y solar, y se-
ñalización de los meses correspondientes, que al parecer, se inician con la conjunción
de la luna con el sol, es decir, cuando los dos astros tienen la misma longitud eclíptica
o ascención recta; cada mes tenía un nombre especial y le correspondían ciertos ritos
o festividades. En cuánto a los meses lunares, estaban conformados por tres
novilunios; el primero, Mushuc Quilla, o Luna nueva; el segundo, Junda Quilla, o Luna,
llena; y el tercero Yauyauc Quilla, Luna decreciente. El año estaría compuesto de
cuarenta y medio novilunios, o trece y medio meses lunares.

Existen también, otras pruebas elocuentes que corroboran la información relacionada


con la representación de los meses lunares permitiendo entender las características
básicas del calendario lunar, y sus rasgos peculiares; aunque dichas pruebas o relatos,
estan algunas veces mezclados (tergiversados), y sobretodo readaptados al calendario
gregoriano, como es el caso frecuente de homologar los trece meses lunares a los
doce meses de la cuenta solar;

.."Contaron los meses por lunas de una luna nueva a otra y así llaman al mes
QUILLA, como a la luna; dieron su nombre a cada mes, contaron los medios
meses por la creciente y menguante de ella, contaron las semanas por cuar-
tos..... Tuvieron cuenta de los eclipses del sol y de la luna..... Al día llamaron
Punchau, y a la noche Tuta, al amanecer Pacari, tuvieron nombres para signifi-
car el alba y las demás partes del día y de la noche como medianoche y medio-
día". (Garcilaso de la Vega. Cap. XXII, pp.; 43. 1977).

34
Según, Polo de Ondegardo, en el Cusco, el año, empezaba a contarse desde Febrero, y dice lo siguien-
te:... "El año partieron en doze meses por lunas: y los demas días que sobran cada año los consumían
con las mismas lunas. Y á cada luna, ó mes tenían puesto su mojón ó pilar (Sayba) al derredor de Cuzco
donde llegava el Sol aquel mes. Y estos pilares eran adoratorios principales, á los quales ofrecían diver-
sos sacrificios y todo lo que sobrava de los sacrificios de las Huacas, se llevava a estos lugares que se
llamavan Sucanca, y el que es principio de Invierno, Pucuy sucanca, y el principio de verano, Chirao su-
canca". (J. Polo de Ondegardo. Cap. VII, pp.16. 1917).

62
Establecer un calendario lunar o solar de tipo observacional, es una tarea compleja
porque los fenómenos naturales son complejos y una observación siempre esta sujeta
a errores. Al respecto, los "observatorios de horizonte", equiparables a los pucarakuna,
se construyeron para realizar una observación continua de un astro determinado y con
ello determinar la duración de su ciclo de aparición. Estos observatorios, se conforman
con hitos geográficos, nevados, cerros, montes, o estructuras, que funcionan como
horizonte artificial, controlado desde una posición situada enfrente al evento,
normalmente indicada por un elemento constructivo como una estela, o algún
elemento arquitectónico. Así, el observador podrá registrar el día del equinoccio al
surgir el disco solar alineado al centro de la estructura. En el día del solsticio de
verano, el disco solar coincide con el extremo norte de la estructura o con algún
elemento arquitectónico llamativo. Al llegar el solsticio de invierno, el disco solar surge
del extremo sur de la estructura o del elemento simétrico al anterior. (Ver, Gráfico N° 7)

Gráfico N° 7. TÉCNICA DE CONTROL DEL MOVIMIENTO DE UNA FIGURA CELESTE EN


UN OBSERVATORIO DE HORIZONTE

Las fechas calendáricas del registro de las estaciones, es decir el comienzo de los
Equinoccios (23 de Septiembre y 21 de Marzo), y los Solsticios (22 de Diciembre y 21
de Junio), son incambiables en el curso de los siglos por obedecer precisamente al
momento en que el sol, en su aparente recorrido anual, pasa por el punto de intersec-
ción de la Eclíptica con el Ecuador celeste, punto que sólo se mueve por causa de la
Precesión, e indica el comienzo de los ciclos equinocciales. El movimiento que realiza
la Tierra en torno al Sol (traslación), genera un plano al que se le ha dado el nombre
de Eclíptica. Como el eje de giro de la Tierra tiene una inclinación promedio de 23° 27',
entonces el Ecuador terrestre y la eclíptica forma entre si, este mismo ángulo. En su
viaje alrededor del Sol, la Tierra mantiene esta inclinación siempre en la misma
dirección, provocando las estaciones climáticas, debido a las diferentes incidencias del
haz de luz solar, sobre la superficie terrestre35, (Ver, Gráfico N° 8).

35
La incidencia perpendicular de los haces de luz solar, barren casi 47º (exactamente 46º 54´) sobre el
globo terráqueo. Cuando inciden a 23º 27´ Latitud Norte, alcanzan el denominado Trópico de Cáncer
(Solsticio, 21 de Junio). Cuando inciden a 23º 27´ Latitud Sur, el Trópico de Capricornio (Solsticio, 22 de
Diciembre). Estos son los puntos máximos y mínimos que alcanzará el Sol en su desplazamiento
imaginario por el cielo. De manera similar, existen dos puntos en donde se interceptan el Ecuador Celeste
y la Eclíptica. Estos son el punto Vernal ( ) ubicado en la constelación de Piscis y el punto Otoñal ( )
ubicado en la constelación de Virgo. El punto Vernal representa en las coordenadas celestes lo que el
Meridiano de Greenwich en las coordenadas terrestres, es decir el punto origen de las coordenadas
celestes. En estos dos puntos, que reciben el nombre de Equinoccios, los haces de luz solar inciden
perpendicularmente sobre el Ecuador de la Tierra, iluminando de manera uniforme a todo el planeta.

63
Gráfico N° 8. RECORRIDO ANUAL DE LA TIERRA ALREDEDOR DEL SOL

De todos los cuerpos celestes, el Sol tiene obviamente un lugar privilegiado por su
función de proveernos luz, calor y todo el simbolismo asociado. La inclinación de 23º
27' del eje terrestre relativo a la perpendicular a su desplazamiento alrededor del Sol
produce un cambio, día tras día, en el recorrido aparente del sol en el cielo. El día del
equinoccio (21 de marzo y 21 de septiembre), en cualquier punto de la Tierra, el Sol
sale y se pone respectivamente exactamente al Este y al Oeste. El día y la noche
tienen la misma duración. Avanzando hacia el solsticio de invierno, el Sol sale y se
pone en azimut cada vez más al sur. El 21 de diciembre, llega a un azimut extremo en
el cual se mantiene casi inmóvil (significado de "solsticio") durante varios días antes de
empezar lentamente a devolverse hacia el sur. Seis meses después, ocurre el solsticio
de verano, que marca el extremo norte de la salida y puesta del Sol en el horizonte. A
latitudes entre el Ecuador y los Trópicos, el Sol llega a pasar por el cenit (punto a la
vertical encima de nuestra cabeza) dos veces al año. Este momento tiene su peso de
simbología y fue observado por varias culturas antiguas, especialmente por los
Inkakuna y por supuesto los pueblos del altiplano ecuatorial.

En este sentido, los datos recogidos por el jesuita Bernabé Cobo, relativos al inicio del
año solar, son útiles para precisar, no sólo la fecha de los solsticios, o eventual inicio
del ciclo anual del movimiento aparente del sol, sino también la duración de los meses
lunares; los datos son los siguientes:

..."Conocieron nuestro año solar por la observación de los Solsticios, y empezá-


banle por el Solsticio estival deste hemisferio antártico, que es a los veinte y
tres días de Diciembre, y se acaba en el mismo punto donde había comenza-
do, con lo que venía a ser su año del mismo número de días que nosotros le
damos.... pusieron los mejores medios que supieron para concertarlo y tener
cuenta y razón con los tiempos; y así, para que fuese cierta y cabal su cuenta,
usaban desta traza: que por los cerros y collados que están al rededor del Cuz-
co tenían puestos dos padrones o pilares al Oriente y otros dos al Poniente de
aquella ciudad, por donde salía y se ponía el sol cuando llegaba a los trópicos
de Cancer y Capricornio; y al tiempo que salia y se ponia en derecho de los pi-
lares de la banda del sur mirando desde dicha ciudad, tenia por principio el
año. porque, estando como esta aquella ciudad en altura de catorce o quince
grados australes, entonces era cuando el sol mas se apartaba por aquella ban-
da, desde donde volviendo a la equinoccial, pasaba por su cenit; y cuando mas

64
se le alejaba por ese otro lado del setentrion, salia y se ponia por encima de
aquellos pilares, que por aquella parte señalaban su mayor apartamiento; y
vuelto de alli al punto de donde partio del tropico de capicornio y señal de los
primeros pilares, concluia el año; al cual llamaban Huata en la lengua quichua y
Mara en la aymará. Componíanlo de doce pilares,y estos estaban por lunas, y
así llaman con un mismo nombre al mes y a la luna, que es en la lengua Qui-
chua o del Cuzco Quilla y en el aymará Pacsi.
....Así a la parte del Oriente como del Poniente, adonde tenían puestos los pa-
drones por donde salía y se ponía el sol cuando llegaba a los trópicos, entre el
uno y el otro mojón o padrón tenían puestos otros, cada uno en el paraje a que
llegaba el sol aquel mes; los cuales pilares todos juntos se decían sucanca y
eran adoratorios principales a quien ofrecían sacrificios al tiempo que a los de-
más. A los dos pilares que eran principio del Invierno,donde mediaba el año, lla-
maban PUCUY Sucanca y a los otros dos que señalaban el principio del verano
CHIRAO Sucanca. Todos los meses eran iguales en días, y cada uno tenía su
nombre propio: el primero que correspondía a parte de Diciembre, nombraban
Raymi; el segundo que comenzaba a valer en veinte de Enero se decía Ca-
may". (Cobo Bernabé. Cap. XXXVII; pp.;292-294. 1956).

El registro de los movimientos aparentes del sol durante el año, y su actualización


periódica, parece ser, fue una de las principales tareas de los pueblos asentados en la
mitad del mundo, de ahí surgieron sus primeros conocimientos que luego serían
trasmitidos de generación en generación. Igualmente para el caso de los movimientos
de la luna, que desde antiguo se la relaciono con los ciclos productivos agrícolas, e
incluso humanos. Sin duda, la observación de todos estos fenómenos, preciso de
largas y pacientes jornadas que luego se traducirían en celebraciones rituales, con la
finalidad de enseñar y trasmitir estos conocimientos a la población. En este sentido, el
calendario agrícola – ritual, establece las ordenanzas que se habían de guardar cada
mes del año, conforme se constata en el relato siguiente:

..."Aunque al principio se había comenzado esta materia de los meses lunares


y el año y los exercicios que tenían en cada mes lunar: prosíguese con las hor-
denanzas que ya guardaban en cada mes del año... El mes de Março tomaron
los yngas por principio y primer mes del año é luna del año y le nombravan AY-
RIVA QUILLA, tomando de una conjunción de luna á otra. Ansi mesmo el mes
de Abril lo celebravan juntamente con el de março y le nombravan HUACAY-
CUSQUI; estos dos meses lunares fueron celebrados en uno porque la luna de
março alcanza siempre a la de abril,....
...El mes y luna de Mayo llamavan AYMORAY QUILLA. Este mes hazían junta
de yndios principales de toda la tierra en la plaça adonde venían con sus tribu-
tos de todas las quatro partidas de la tierra, que son: Chinchay suyo y Conde
suyo, Colla suyo y Andesuyo, que estas quatro partidas se suelen juntar este
mes en el Cuzco, con sus tributos y con las cosas que cada uno estava obliga-
do. Ansímesmo este mes y luna estavan obligados todos los curacas del rreyno
á parescer en el Cuzco ante el Ynga personalmente cada un año, y aviendo
ynpedimento de enfermedad o vejez, parescía un hijo sucesor ó su segunda
persona; esta horden establecida por los Yngas,y con mucho rrigor y puntuali-
dad cumplida, fué que cada un año queria ver y conoscer los curacas que te-
nía, les tomaba quenta á cada uno de ellos del gobierno y cosas de su rrepúbli-
ca,é del bien que hazían sus Governadores e ministros que de su parte esta-
van puestos; y aviendo alguna queja de los gobernadores, luego los espelía e
proveyerá a otros. Estos curacas é yndios, que ansí se juntavan cada un año
por un año por el mes de Mayo en el Cuzco, venían con sus tributos y lo que
cada uno estava obligado a dar al Ynga, ansí de rropas, ganados, oro y plata y
otras muchas cosas que aya en su tierra....

65
La luna del mes de Junio llamavan HATUN CUSQUI, este mes yvan á arar, ha-
ciendo sus aylíes y sus rregocijos en las chácaras, muy vestidos y empluma-
dos... La luna del mes de Julio llamavan CHAUARUAY. Començavan á rregar
las chácaras y sembravan legumbres y el mayz en partes tardías....La luna del
mes de Agosto llamavan TARPUY QUILLA. este mes no entendían en otra co-
sa más de sembrar, generalmente, ansí el pobre como el rrico, ayudándose
unos con otros. Y este mes de Agosto entrava el Sol por medio de las dos torre-
cillas, de las quatro que por los Yngas estava señalado....
La luna del mes de Setiembre llamavan CITUA QUILLA. Este mes se juntavan
en el Cuzco todos los yndios de toda la comarca, y juntos todos en la plaça
principal, llamada Haocaypata, y allí hazían sus sacrificios al Sol con muchas
cerimonias,en un pilar de piedra que tenían en medio de la plaça, con su teatro
llamado OSNO.....Y á la opusición de la luna llena de este mes , tres noches,
juntos todos los yndios salían... con muchos hachos de paja con lumbre encen-
didos a manera de yluminarias, y andavan corriendo por todas las calles dando
grandes gritos y alaridos y muchas bozinas; y dezían que esto hera para echar
la pestilencia y enfermedades del pueblo....
La luna del mes de Otubre llamaban CHAUPI CUSQUI, y por otro nombre...
CANTARAY QUILLA. La luna del mes de Noviembre llamavan RAYMI QUILLA.
estos dos meses los celebravan de una manera, porque venían de toda la tie-
rra los más destos principales ...a luna llena de estos dos meses lunares los
Yngas acostumbravan armarse cavalleros, y se horadavan las orejas, y se po-
nían los nombres de sus antepasados con los blasones y hechos de ellos... y
estos dos meses todo hera ocuparse en estas fiestas y rregozijos, con infinitas
cirimonias que hacían al Sol y á las guacas....La luna del mes de Diziembre lla-
mavan CAMAY QUILLA. Este mes y luna se ocupavan en los ganados... Asi-
mismo la gente común, todos generalmente se ocupaban en deservar las chá-
carras y sementeras del mayz, y los mantenimientos demás y beneficios de
ellas.
El mes de Enero, la luna de él llamavan HATUM POCOY. Este mes y luna se
ocupaban en los barbechos de chácaras de papas é tierras que no alcançan
aguas,en tierras de temporales é serranias y en las punas del Collao. La luna
del mes de Febrero llamaban PACHAPOCOY. Este mes, por ser la fuerça del
ynvierno y de muchas aguas,descansaban en holguras en sus casas... hasta
que bolbia a entrar el mes de Março, del qual hizieron principio de año, porque
este mes de Março es el fin del ynvierno, y las aguas é rríos van ya bajos, y los
mantenimientos y frutas an saçonado y es principio del verano que entra. Y aún
hallaron que el Sol diferenciava que este mes hallaron que los otros se yban
haciéndose ya cada día muy cortos". (Anónimo. En: Discurso de sucesión y go-
bierno de los Incas, pp.;157-160. 1940).

En este relato se registran los nombres de trece meses, aunque se dice, que un mes
(Octubre), se conoce con dos nombres -curiosamente es el único caso, de duplicación
de nombres-; revisando los datos recogidos por: J. Betanzos, Polo de Ondegardo, Sar-
miento de Gamboa, C. Molina, Guamán Poma, M. Murúa, B. Cobo, etc., tambien estos
cronistas, consignan distintos nombres de los meses del año. Un análisis comparativo
de todos ellos, ponen de manifiesto ciertas coincidencias, y algunas incongruencias,
apareciendo en total, más de doce meses, al menos en cuanto a nombres se refiere, lo
que permite una vez más especular, en el sentido, que efectivamente son trece los me-
ses del calendario anual indígena.

En resumen, el conjunto de conocimientos de las culturas asentadas en la región


andina, giraban en torno a lo que en el siglo XVI, de la invasión española, se conocía

66
como Astrología36 y/o Hechicería. Los amautas desde tiempos remotos aprendieron a
registrar el movimiento de los astros, principalmente del Sol, la Luna, y determinadas
constelaciones ligadas a especiales acontecimientos atmosféricos, lo cual les permitió
establecer sus ciclos de aparición o desaparición; además tuvieron la tarea de elaborar
ideografías legibles para expresar la relación macro – microcosmos, estas ideografías
o evocaciones simbólicas, tenían un sentido educativo, astronómico, teológico, pues
era muy importante que el pueblo llano, pueda asimilar los mensajes, y comunicarlos
de generación en generación, mediante diversas formas, como las festividades rituales
(música, danza), mitos, leyendas, y arte simbólico.

Finalmente, luego de este breve recorrido por los conocimientos relativos al registro
del tiempo y las estaciones, expresados en el calendario agrícola ritual, quedaría por
reconstruir el calendario de los pueblos del altiplano ecuatorial, asignatura pendiente
que requiere una exhaustiva investigación que implica por supuesto reconocer los
cuerpos celestes (estrellas y/o constelaciones), que a consecuencia de la traslación
terrestre37 se “deslizan” aproximadamente 1º por día en el cielo; este "deslizamiento"
permite apreciar distintas constelaciones a lo largo del año. También significa que cada
estrella tiene fechas claves cuando aparecen o desaparecen en el horizonte (orto u
ocaso), antes o después de la salida del Sol, cuando el cielo empieza a amanecer u
oscurecer. En cualquier caso, en aras de incentivar dicha investigación, aprovechando
ensayos precedentes e introduciendo nuevas aportaciones, se presenta de forma
tentativa la estructura del posible calendario vigente en la región ecuatorial. (Ver,
Gráfico N° 9.

36
Desde tiempos muy remotos se sabe que la ciencia principal era la Astrología.
37
La Tierra posee dos movimientos importantes: el de rotación y el de traslación. El movimiento de
rotación lo ejecuta en torno a su eje de giro y dura 23h 56m y 4,1s. El de traslación lo ejecuta en torno al
Sol y dura 365,24219 días. La rotación de la Tierra, en dirección Oeste – Este, produce el movimiento
aparente de la Esfera Celeste, en sentido Este – Oeste. Este movimiento lo podemos percibir de día, por el
desplazamiento del Sol en el cielo, y en las noches, por el desplazamiento de las estrellas. Ambos se
realizan en sentido Este – Oeste. La velocidad con que se desplaza la Esfera Celeste es de 15º/hora, que
cada 24 horas, produce un giro completo de 360º. Estos dos movimientos producen dos fenómenos
importantes, que afectan nuestras observaciones astronómicas: el de rotación produce el movimiento de la
Esfera Celeste y el de traslación, el cambio del cielo y las estrellas que podemos observar cada noche.

67
6. CREENCIAS, WACAS, Y GEOGRAFIA SAGRADA

68
Desde los albores del proceso civilizatorio, los grupos humanos eligieron ciertos
lugares naturales, como cerros, montañas, rocas, cuevas, lagunas, fuentes o
vertientes de agua, etc., que tenían alguna singularidad y poseían fuerza sobrenatural
(Mana38), capaz de alejar el mal o atraer la buenaventura. Los lugares de especial
irradiación energética, a los que se les atribuía propiedades “mágicas” 39, equivalentes
al concepto de “Mana”, que se refiere al poder o cualidad subyacente en ciertos
objetos y animales, adquieren un carácter sagrado. Así, las cascadas y vertientes de
agua, ciertas lagunas y cerros, y animales, como el puma, se les considera como
poseedores de “Mana”, con extraordinarios poderes sobre el bien y el mal, siendo esta
una de las razones para revestirlos de un carácter sagrado. Posteriormente, se
inventaron técnicas constructivas que sirvieron para levantar colinas artificiales, tolas
y/o pirámides40, centros sagrados, que junto a hitos geográficos o sitios naturales
referidos, son considerados wakakuna, y servian para adorar y ofrecer sacrificios a sus
divinidades; algunos wakakuna, representan formas simbólicas que establecen las
relaciones entre la comunidad, la Pachamama, los mitos de origen y prácticas rituales,
e informan de la manera de concebir y entender el mundo, por parte de sus creadores.

La palabra: waka, (en kichwa, lugar u objeto sagrado), designa de manera general las
divinidades principales, representantes de los seres celestes, telúricas, solares
acuáticas, zoomorfas, etc.; aunque también a las divinidades menores, cuyo ámbito de
influencia y culto es regional o local. Las achachilakuna, son los dioses lares menores,
es decir los abuelos o antepasados; la forma más frecuente de representarlos es por
medio de unos montoncitos de piedra en ciertos lugares, generalmente cercanos a los
caminos; por las indagaciones realizadas por los estirpadores de idolatrías, para saber
cuales eran las principales wacakuna, en cada pueblo han quedado varios testimonios,
en este caso se presenta la versión del jesuita A. Oliva, quien manifiesta lo siguiente:

…”Tenían infinidades de idolos hechos de metales de la tierra. Huacas que


son cosas señaladas y notables, como cerros muy altos. Apachetas que
son obras. Piedras grandes que el diluvio dexo en partes donde no se
pudo jusgar de donde rodaron. Fuentes manantiales; a cualquiera cosa
destas insensibles adoraban por Dios, pero las principales eran el Sol, la
Luna, el lucero de la mañana, las cabrillas y otras estrellas señaladas, el
relámpago, truenos y rayos, el arco del cielo que llaman Cuychi,
tempestades, granizo y las encrucijadas de caminos.
…Demas de las Huacas dichas ay otras movibles que adoran como dioses
estas son de piedra, las mas veces sin figura ninguna. Otras tienen diversas
figuras de hombres, o mugeres y a algunas destas huacas dicen que son hijos
o mugeres de otras huacas; otras tienen figuras de animales y todas tienen
sus nombres particulares con que les invocan y esta tan entablada esta
adoración que no hay muchacho en algunos pueblos y aun en algunas
provincias que en sabiendo hablar no sepa el nombre de la huaca de su ayllo,
por quanto cada parcialidad tiene su huaca principal y otras menos principales
y dellas suelen tomar el nombre muchos de aquel ayllo, algunas destas las
tienen como a guardas y patrones de sus pueblos porque sobre el nombre
propio, llaman Marca aparca o Marca chava”. (Oliva Annello. Cap. VI. Libro I.
De las Muchas idolatrias. Ritos y superticiones de los Yndios del Perú).

38
Fuerza sobrenatural que emana efectos extraordinarios y poderes sobre el bien y el mal, esta cualidad es
independiente de entes sobrenaturales determinados.
39
La magia puede clasificarse en magia imitativa y de contacto; la primera consiste en atribuir
propiedades idénticas a objetos más o menos parecidos” La segunda de contacto funciona cuando ha
existido relación temporal o espacial entre algunas cosas, que conservan esta influencia mutua.
40
Teocallis, en Centroamérica y Tincullpas, en Sudamérica.

69
En cuanto a los animales sagrados, objeto de veneración, figura el felino (jaguar o
puma), considerado como padre de la humanidad, en la mitología andina-amazónica;
además de tótem41 y constelación estelar, en diversas culturas de la región andina,
hacen que aparezca de forma constante en el arte simbólico (petroglifos, cerámica,
metalurgia, textilería, escultura, arquitectura), toponimia, antroponimia, en diferentes
lugares y períodos culturales, de centro y sudamérica. Esta presencia universal y
significación cultural, explica su culto generalizado; los restos encontrados en la región
ecuatorial42, remontan su presencia al período cuaternario, comprobándose que sólo el
puma desafía todos los récords de latitud y altitud.

Los símbolos sagrados y el ritual, cumplen funciones específicas en lo que se refiere a


relacionar a la comunidad con lo sobrenatural y fortalece la identidad y estructura
sociocultural de la etnia o nación. Estos símbolos sagrados, trasmiten mensajes
dirigidos a la totalidad del ser humano, desempeñando un papel primordial en la vida
religiosa de la comunidad. De la misma manera, a través de los rituales se accede a lo
sagrado y la experiencia religiosa, juega un papel importante en la vida del indígena
especialmente cuando se relaciona con la tierra, el agua, las plantas, los animales. En
el mundo simbólico se hace la verdadera síntesis global de la personalidad; lo simbóli-
co expresa la comprensión intuitiva de una complejidad reducida a la sencillez del sig-
no y el símbolo.

La dimensión de lo sagrado43, es el núcleo aglutinador de todos los aspectos de la vida


humana; para el indígena, el espacio/tiempo es un concepto complejo que esta
íntimamente relacionado con la Pachamama; tiene una dimensión sagrada y se
reactualiza en el ritual, con el mito, el símbolo y con todas las acciones de culto, que
son el fundamento y el valor de su cultura. La visión indígena del espacio/tiempo,
mantiene una vinculación con lo sagrado que es la fuerza dinamizadora de todo; de
esta forma, los cultos rituales, mitos, y símbolos, expresan cual es el sentido de la vida
y de la muerte, el concepto del ser humano y de las divinidades; la religiosidad es
parte de la vida humana y se la vive como experiencia de lo sagrado. Hay una estre-
cha relación entre culto y formas simbólicas, siendo obvio, que el símbolo establece la
comunicación entre lo material y espiritual, de ahí, su carácter sagrado.

Es decir, el lugar o espacio sagrado, es el centro donde actúan las divinidades astrales,
apareciendo como una simbología unitaria, pues el símbolo visual, recrea la memoria
histórico cultural y alimenta la conciencia colectiva; en las culturas del altiplano
ecuatorial, existen lagunas, cerros, nevados, piedras, etc., que han sido sacralizados;
además a estos hitos geográfico, se han asociado leyendas que los han convertido en
lugares de celebración, de peregrinaje o de culto.

En este contexto, en los primitivos pueblos del altiplano ecuatorial, que conformarían
en lo posterior el Reyno de Quito, a tono con el proceso de configuración cultural que
habían padecido, existen referencias, donde se manifiesta que luego de 600 años de
ocurrido el diluvio (durante la primera dinastía de los reyes Pirua), se llenaron todas las
provincias de moradores desde la isla de Santa Elena y Portoviejo, hasta Chile. En
esta emigración procedente del oriente, llegaron los cuatro hermanos Ayar al Cusco,
quienes ya trajeron el culto al Illatici Huira Cocha el creador del mundo, y fundaron sus
41
Entidad natural, generalmente un animal, que es objeto de culto y se adopta como protector. La
adoración del puma dio origen a un título de nobleza:Kápak apo guayac poma, (F. Guamán Poma. 1987).
42
Todas las naciones autóctonas: Kitu-Cara, Puruguaykuna, Cañarikuna, Manta Wankavilka, entre otras,
tenían como tótem al puma, que a diferencia del tigre, tiene color uniforme sin vetas ni pintas; habitante de
la ceja andina, mora en los bordes de los grandes bosques, trepando a los árboles con mucha facilidad.
43
Lo sagrado conlleva siempre un sentido de obligación intrínseco: no sólo estimula la devoción, la exige,
no sólo induce a un asentimiento intelectual, sino que se interpone un compromiso emocional. (C.Geertz.
1973)

70
mayores ciudades. Los señores locales tenían como deidad al fuego y la madre tierra,
con sacrificios al pie del idolo de piedra que lo representaba, (F. de Montesinos. 1957).
¿Serán estos las “Piedras clava”, encontradas en algunas tolas y/o pirámides?, y que
se pueden apreciar en las Fotografías N° 1 y 2.

A efectos de este estudio, se destacan otras deidades y sus respectivas wakakuna,


pertenecientes a culturas igualmente antiguas (aymarás, kichwas); de forma particular,
la veneración de Inti-Illapa, o Chuquilla, el Trueno, Rayo, Relámpago, una de las
grandes deidades, que en tiempo de los Incakuna fue adoptado por éstos, en su
panteón, rindiendóle culto en el famoso templo de Coricancha junto al creador Illatici
Huira Cocha Pachayachachic y Punchao, que a su vez era una advocación específica
del Sol; además tenía por todas partes wakakuna o adoratorios44. Al respecto, Bernabé
Cobo, escribe:

…“Llamaban al Trueno con tres nombres; el primero y principal era Chuquilla


que significa resplandor de oro, el segundo Catuilla y el tercero Inti-Illapa”,
luego manifiesta que: “este dios era general, tenía en todas partes imágenes y
guacas y adoratorios [... ] Cuando faltaba el agua o empezaba a helar
temprano, echaban suerte los agoreros, y determinado el sacrificio que se
había de hacer al trueno, luego contribuía todo el pueblo [...] y entregado a los
sacerdotes y ministros, ellos lo dividían entre sí, e iban cada uno por su parte a
la puna y páramo, a lo más alto que hallaban, y allí lo ofrecían y sacrificaban
[...] Pasaban en esto gran suma de borracheras y bailes de día y de noche, y
otras ceremonias y supersticiones”. (B. Cobo. Pág. 63. 1956)

Por lo expuesto, parece claro que bajo los nombres citados se reúnen varias
manifestaciones sagradas, en este caso relacionadas entre sí, y que se les atribuía
poder sobre los fenómenos atmosféricos, (tempestades, lluvia, granizo, trueno, rayo y
relámpago); y por tanto, en su mano estaba beneficiar los campos y animales, o
perjudicar las cosechas con heladas y granizo. Algunos investigadores (A. Demarest,
1994. Kauffman Doig, 1988), identifican a Catuilla con el nombre de Libiac, Yaro y
Catequil o Catequilla, nombre bajo el que se adoraba el Rayo en la sierra central; por
otra parte, en el altiplano andino ecuatorial, los Cayambis y Caranquis, identificaron a
Apo Catequil, con el Trueno, Rayo y Relámpago, siendo una de las divinidades
mayores, dios benéfico y potente que precedía a la fecundidad. Finalmente, en el
Colla suyu se identifica a Tunapa con Illapa, ambos son dioses que dominan el rayo y
el fuego, y que están relacionados con el agua.

El agua, sea del mar, las lagunas, los ríos, las vertientes subterráneas, puquios o
manantiales, las lluvias, está considerada como yacumama o madre agua, es el
principio de vida, es fuerza vital, masculina y femenina; es masculina cuando proviene
de las montañas y de los ríos, transformada en el semen fertilizador de la tierra y
asociada entonces a la vida. Es femenina cuando se trata del agua del mar, de las
lagunas, ligada entonces a la muerte y asociada al mismo lugar de origen común de
los antepasados, o pacarinas. Las divinidades que controlan el agua son los Wamanis
o Apus locales, a quienes se les pide que no se sequen, especialmente donde tienen
falta de agua. Si hay que pasar por un río, se toma un poco de agua con la mano y
bebiendo se pide que le deje pasar y no le lleve la corriente, a esta ceremonia la
llaman Mayuchulla.

En relación a los lugares sagrados del pueblo Cayambi, algunos historiadores indican
que el nevado Cayambe, (Cayamburo o Guayamburo), era un monte sagrado, punto
44
En el Cuzco, tenía dos templos propios, llamados Totocache y Pucamarca, más varios adoratorios en los
diferentes ceques del Tawantin suyu.

71
cardinal del viento que reina en varias provincias, tumba de los dioses y objeto de
culto, en donde se realizaban peregrinaciones de los pueblos circundantes y aún
algunos alejados, que venían para rendirle adoración, junto con el Sol y celebrar
colectivamente los ritos religiosos. Al respecto se manifiesta:

..”Adoran los indios dos géneros de ydolos unos fijos como son cerros y
peñascos y cumbres altas de la sierra nevada, y al sol, luna y a las
estrellas las siete cabrillas y las tres Marías y al trueno y rayo y a la mar a
los manantiales, otros son móviles de las cuales unos tienen en sus chacaras
y labranzas en medio como abogados dellas que en su lengua llaman guaca y
otros en las estancias de sus ganados los quales más ordinariamente son de
figuras de carneros de la tierra que llaman caullamas y a los del maiz
zaramama o zara conupa que quiere decir dios maiz y tiene figura de un choclo
y otros de figura de persona y la vivienda de los hombres y los que tienen
ganado adoran las piedras bezares para el aumento del y finalmente para
todas sus cosas tienen ydolos particulares”. AHBC/Q. F.J.C. 1/3 1617. ff. 22r.

En efecto, el culto a las montañas, esta difundido en toda el área cultural andina, así
los aymaras designan al dios de la montaña como Acha – Chilla, que tiene
extraordinaria similitud, al dios de las montañas de los indios Cayapas y Caranquis, al
que designan como A – Chili; en lengua Chapalachi – Tsafiqui, Apa, sería padre; y
Chili, Sili, Shiri, señor, literalmente: Señor padre. También, se sabe que en las
montañas sagradas existían ídolos de piedra y madera, “al que consultaban todo
negocio grave”. Tienen sobre ello, muchas fábulas de conversaciones y metamorfosis
entre los cerros, y que fueron antes grandes guerreros, son hombres o mujeres que
tienen relaciones y familia, distinguidos entre los Shiris, después se convirtieron en
grandes piedras gigantes.

A partir de la “extirpación de idolatrías”, los santos fueron asociados con las montañas
sagradas, es el caso de San Pedro que está esperando con las llaves para abrir, no
las puertas del cielo, sino del mundo de los espíritus dentro de la montaña. Es curioso
comprobar, en el caso del pueblo Cayambi, que San Pedro su patrono, cuya fiesta es
el 29 de junio, sustituye a Apo Catequil o Chuquilla, Inti Illapa, la divinidad venerada
desde antaño, por los pueblos aymaras y quichuas, que personifica diversos
fenómenos atmosféricos, entre los que estan la lluvia, granizo, trueno, rayo y
relámpago. En otros lugares, esta antigua divinidad, se transmuto en el apóstol
Santiago, convertido en hijo del trueno, y grito de guerra para los conquistadores
cuando entraban en combate, su fiesta es el 25 de julio. El celo de los clérigos,
empeñados en la conquista espiritual, les llevó a que a través de numerosos Concilios
y Sínodos, establecieron las formas de destruir las creencias nativas, para lo cual se
impartieron las debidas instrucciones, así por ejemplo Cristóbal de Albornoz,
manifiesta:

… “todas las más guacas questan en los cerros y en llanos tienen alrededor de
ssy unas señales que se llaman seques o cachaves que son señales de los
ofrecimientos que a las tales guacas hazian y tienen sus nombres en nombre
cada señal de el que alli ofreció hijo o carnero de oro o plata o de mollo y
hallaran los ofrecimientos en los tales seques o cachavis es necesario
destruyrlos juntamente con las guacas y con todo cuidado”. (Albornoz, Cristóbal
de. Pág. 54. 1989).

Efectivamente, el emplazamiento de las wacakuna, a través de los ceques, señala la


importancia de determinados adoratorios en el entorno de los centros poblados, sobre-
todo ligados a los mojones (Sayba o Sucanca), que señalizan los meses lunares e
inicio de los principales períodos de labranza agrícola (siembra y cosecha); así como,

72
los sitios o adoratorios, relacionados con ciertos fenómenos celestes, telúricos o at-
mosféricos. También es importante señalar que la reconstrucción del sistema ceque,
según un orden geométrico, (malla o red) permite ubicar los principales adoratorios, e
identificar importantes lugares del centro poblado (kanchas, templos, y edificios
administrativos), ayudando, a comprobar la implicación de los conocimientos geométri-
cos, matemáticos, y astronómicos, en el trazado de dichos poblados.

Aparece un concepto clave, en los pueblos y naciones del altiplano ecuatorial, la


Arquitectura sagrada: tolas y/o pirámides, como lugares de cultos mágicos en honor a
los animales totémicos o sagrados, pucarakuna, como sitios de observación de los
fenómenos atmosféricos. Para conectar su entorno de vida con los dioses (personajes
celestes, u objetos sagrados), los pueblos antiguos llegaron a plasmar en sus obras
una representación sagrada global: era práctica comun para el indígena construyendo
un "observatorio" buscar un lugar desde el cual un cerro del horizonte con forma
particular (cerro alto y en punta, cerro de doble punta, intersección de dos perfiles de
montañas a diferentes distancias) iba a permitir hacer un alineamiento con el Sol en
una fecha clave. En otros casos, por ejemplo, en el período inka, las principales
cabeceras provinciales tenían un trazado morfológico en forma del animal sagrado o
tótem de la comunidad. Este detalle se nota solamente desde las cumbres de los
cerros sagrados (vista aérea), como si la intención de los planificadores era mostrar a
un espíritu venerado del cielo su propia imagen para satisfacerle, agradecerle y
beneficiarse de su cuidado. La construcción del centro sagrado, es un acontecimiento
que involucra a toda la comunidad, es una actividad, que culmina en el ritual mediante
el cual se puede llegar a la plenitud y vivir en paz con las divinidades tutelares.

7. ORDENACION TERRITORIAL EN EL ALTIPLANO ANDINO


ECUATORIAL

Existen una serie de evidencias etnohistóricas, astronómicas, geográficas,


etnográficas, arquitectónicas, etc., algunas de las cuales ya hemos presentado, que
ayudan no sólo a demostrar que los pueblos asentados en el altiplano ecuatorial
tenían perfecto conocimiento de su situación, sino también, que existía un corpus de
conocimientos que fueron aplicados en la ordenación territorial y concepción simbólica
del espacio, como se intentara demostrar en este apartado. Además conviene recordar
que en diversos estudios45 sobre esta materia hemos postulado que toda cultura tiene
una concepción propia del espacio, que se refleja en la conformación de sus centros
poblados, y es fruto de los conocimientos y técnicas alcanzadas en tal o cual período
de tiempo. Dichos conocimientos derivan en una particular ordenación territorial, muy
diferente a la idea y formas vigentes en la Europa medieval o renacentista, aunque los
los conquistadores se aprovecharon de ella, acomodandola a sus intereses de dominio
y explotación.
Entrando en materia, al parecer, las primigenias llajtakuna, desde que descubrieron la
agricultura46, tuvieron la necesidad de organizar las actividades de siembra y cosecha,
requeríendo para ello registrar con más o menos precisión los tiempos de lluvias y
45
“Ordenación del Territorio y Concepción Simbólicas del Espacio en la ciudad prehispana de Quito”.
CAE Pichincha. Quito 2006 (En prensa). “Recuperación del Espacio Perdido. Liripampa capital ancestral
Puruha”. Municipio de Colta / Universidad Intercultural Amawtay Wasi. Editorial Pedagógica Freire.
Riobamba 2004. “Ciudad Andina. Implicaciones simbólicas y técnicas”. Coedición FAD-PUCE /
CIUDAD / CONAIE. Quito 1998. “Cusco –Qosqo- Modelo simbólico de la Cosmología Andina”.
Coedición CONPLADE-IN / CONAIE. “Quito 1998. Quito, ciudad milenaria. Forma y símbolo”.
Coedición Abya Yala / CIUDAD. Quito 1991; entre otros.
46
También con el descubrimiento de la agricultura florecen los “simbolismos y los cultos de la tierra
madre, de la fecundidad humana y agraria, de la sacralizad de la mujer, etc”. (M. Eliade. 1967).

73
sequías; de hecho, la propia medición del tiempo fue una de las actividades básicas
para desarrollar otras más complejas. A medida que las llajtakuna formaban
asentamientos más grandes y organizados, pueblos o markakuna, eran numerosas las
actividades que justicaban medir el tiempo: celebraciones festivo rituales, predicciones
de eventos, etc.

A tal efecto, el registro del movimiento regular de los astros, (a consecuencia de la


rotación de la Tierra entorno a su propio eje), constituye una excelente pauta temporal:
observar como un astro determinado, sale detrás del horizonte, recorre una trayectoria
en el cielo y se oculta otra vez, detrás del horizonte, es una observación básica que se
denomina astronomía de horizonte, donde el horizonte local sirve de referencia fija. En
este tipo de astronomía, el sistema de coordenadas utilizado es de tipo altura-azimut;
en otro tipo de observaciones se utiliza el sistema ecuatorial (es decir en torno al eje
terrestre), basado en la proyección del ecuador terrestre hacia el espacio, donde forma
una línea imaginaria llamada el ecuador celeste, que delimita la esfera celeste en dos
hemisferios celestes: boreal y austral. De la misma manera podemos definir los polos
celestes, continuación del eje terrestre hacia el espacio. Estos puntos imaginarios son
los centros de rotación de la bóveda celeste durante la noche, sirviendo de referencias
para las orientaciones estelares y registro de fenómenos análogos.

Esta demostrado que desde muy antiguo, las culturas (pueblos o naciones)
emplazadas en la región andina ecuatorial, utilizaban calendarios muy elaborados, que
incluso fueron objeto de continuas correcciones, como la introducción de un día más
en los años bisiestos (Confer. cit. Pág. 59), seguramente para obtener mejor precisión,
de los ciclos de lluvias y sequías. Aunque también, utilizaban construcciones
orientadas a la salida o puesta solar en los principales eventos astronómicos
(solsticios o equinoccios), como señal para comenzar las tareas agrícolas y/o ritual
festivas, lo cual tiene profundas implicaciones con el ordenamiento territorial.

En cuánto a la Ordenación Territorial, nativa, se han identificado diversos testimonios


que dan cuenta de su estructura y organización, especialmente desde que la antigua
confederación del “Reyno de Quito”, paso a formar parte de la región del Chinchay
suyu, en el gobierno de los Inkakuna. P. Cieza de León, el cronista español que
recorrio estos lugares manifiesta que:

…“Desde río de Mira, se abaja a los grandes y suntuosos aposentos de


Carangue, antes de llegar a ellos se ve la laguna que llaman de Yaguarcocha…
De los reales aposentos de Carangue, por el camino famoso de los ingas, se
va hasta llegar al aposento de Otavalo, que no ha sido ni deja de ser muy
principal y rico, el cual tenía a una parte y a otra grandes poblaciones de indios
naturales. Los que están al poniente destos aposentos son Poritaco,
Collaguazo, los Guancas y Cayambes, y cerca del río Marañon están los
Quixos.

De los aposentos de Otavalo se va a los de Cochesqui, y para ir a estos


aposentos se pasa un puerto de nieve… De Cochesqui se camina a
Guayllabamba, que esta del Quito cuatro leguas, donde, por ser la tierra baja y
estar casi debalo de la equinoccial, es cálido”. (Crónica del Perú, 1985).
Esta información esta complementada por F. Guaman Poma, (1987), quién al describir
el sistema jerarquizado de centros poblados estructurado a lo largo del Capac Ñan, en
referencia a las provincias del norte ecuatorial establece el orden siguiente:

• Pimampiro, Tambo Real


• Yaguarcocha, Tambo Real

74
• Caranqui, Pueblo y Tambo Real
• Otavalo, Pueblo y Tambo Real
• Cochasque, Tambo Real
• Guaylla Pampa, Pueblo y Tambo Real
• Añaquito, Tambillo
• Quito, Ciudad y mezón Real.

La Ordenación Territorial Inkaika, que fue una práctica hereada de Estados anteriores,
permitió plasmar la concepción sagrada del espacio, mediante métodos que aunque
no fueron transmitidos explícitamente, han podido ser discernidos estableciendo con
exactitud los ejes de orientación astronómica en los antiguos lugares (centros
poblados), que permiten concluir que la elección del emplazamiento de los sitios,
elegidos fue realizada a partir de una concepción previa y empleando conocimientos
del movimiento aparente del sol durante el año y aplicando en su trazado y
representación, conocimientos de geometría básica y simbología.

Los relatos de las primeras crónicas de conquista son muy explicitos al nombrar los
pueblos y lugares por donde pasaban o pernoctaban los españoles, o cuando cuentan
los hechos de los antiguos gobernantes Inkakuna; así por ejemplo, en el gobierno del
VII° Inka, Huira Cocha, que en otro estudio47, se había demostrado que estuvo en la
región ecuatorial alrededor de los años 1150 - 1200, previamente visitó Chile y luego
se aprestó a conquistar la provincia de Quito, ingresando por el sur, conquistó a los
Paltas, Cañares, donde estuvo más de un año hasta que llegaron las gentes de Chile,
Chiriguanas y Cusco, partiendo hacia Quito, donde entro a la ciudad y determinó en
ella hacer su asiento. Fue por los pueblos de Calacali y Pululagua. También fue a la
provincia de Guayaquil y conquistó la isla Puna, y posteriormente a los indios de
Portoviejo, para finalmente, edificar en la isla de la Plata un suntuoso templo.

La reconstrucción de este periplo y de sus sitios principales, curiosamente remiten a


hechos que tienen connotación astronòmica, asi por ejemplo, los pueblos de Calacali,
(Cala, palabra aymara que se traduce como piedra), y Pululagua, (palabra que
contiene el complemento lagua, corrupción de ragua, traducido en kichwa como
señal), estàn en direcciòn del eje de orientación norte, de la ciudad de Quito. Por su
parte el templo de la isla de La Plata, ubicado al noroeste de Quito, esta en direcciòn
del ocaso del solsticio de junio, si se prolongan las direcciones de los ejes de
orientación de la ciudad, ni que decir de la isla Puna, que esta en dirección noroeste
de Tumipampa (Cuenca), siguiendo el eje del recorrido del sol en el ocaso del solsticio
de junio (Ver, Mapa N° 6).

En este contexto, somos de la opinión que la presencia Inka en la región ecuatorial,


obedece al registro del cambio en el control del tiempo, como se puede deducir de
diversos relatos (F. de Montesinos. 1957; Garcilaso de la Vega. 1963), que desde la
òptica de los conocimientos astronòmicos, destacan la necesidad de establecer con
exactitud la línea equinoccial, para un mejor control del movimiento aparente del sol
hacia los trópicos, y cuando la ocasión lo exige, de la constatación de la figura celeste
que rige una nueva era cósmica o Pachacutik, al respecto se manifiesta lo siguiente:

“Y es de notar que los reyes Incas y sus amautas, que eran los filosofos,
así como iban ganando las provincias, así iban experimentando,que cuan-
to más se acercaban a la línea equinoccial, tanto menos sombra hacia la
columna del mediodia; por lo cual fueron estimando más y más las colum-
47
“Ordenación del Territorio y Concepción Simbólicas del Espacio en la ciudad prehispana de Quito”.
CAE Pichincha. Quito 2006 (En prensa)

75
nas que estaban más cerca de la ciudad de Quito, y sobre todas las otras
estimaron las que pusieron sobre la misma ciudad y en su paraje, hasta la
costa de la mar, donde por estar el sol a plomo (como dicen los albañi-
les)no hacía señal de sombra alguna al mediodía. Por esta razón las tuvie-
ron en mayor veneración; porque decían que aquellas eran asiento más
agradable para el sol, porque en ellas se asentaba derechamente, y en las
otras de lado". (Garcilaso de la Vega. Cap.XXII, pp.; 97. 1963).

A la luz de este testimonio, se puede especular que los verdaderos motivos de la


presencia Inka en la región ecuatorial, obedecen a razones apartadas de la lógica de
la conquista territorial por las armas; así como, entender diversas acciones que
implican sitios o lugares donde acontecen ciertos sucesos, asi por ejemplo, en el
gobierno del noveno Inka Tupac Yupanqui, quien “hablava con las uacas y piedras y
demonios y savía por suerte de ellos lo pasado y lo venedero de ellos y de todo el
mundo” (F. Guaman Poma 1987), y fuera reputado como el conquistador del reino de
Quito (entre otras cosas, en territorio Cayambe, mando construir la fortaleza de
“Huachalla”), se manifiesta lo siguiente:

...“entrando en consulta y ayuntamiento con los más ancianos de su consejo de


aquellos que en su juventud habían sido governadores de provincias
aprobados, acordaron de poner en más regla y horden por que vieron que en
quanto tenían hecho avía algunas cosas dudosas en los tiempos y meses
lunares que tenian computado. Para más justificación hordenaron de rreglar el
sol porque consideraron que el sol no perdía punto de su movimiento ordinario
del año. Hallaron que el movimiento del Sol era de mucho concierto más que
otra cosa alguna, e para ello tenían quenta con mucho cuidado con los parajes
en los cerros altos por donde declinaba el Sol al ponerse, a la parte del
poniente para su propósito e fin de ellos hallaron ser más cierto y verdadero,
esta rrústica horden e hicieron que en la serrania mas alta a vista de la ciudad
del Cuzco á la parte del poniente hizieron cuatro pilares á manera de torrecillas
que se podian sojusgar de a dos y tres leguas en paraje de doscientos pasos
desde el primero al postrero y los dos de en medio habia cincuenta pasos del
uno al otro y los dos de los cabos repartidos por su quenta á propósito de sus
fines de manera que entrando el sol por el primer pilar se apercibían para las
sementeras generales y comenzaban a sembrar legumbres por los altos por
ser más tardios y entrando el sol por los dos pilares de en medio era el punto y
tiempo general de sembrar en el Cusco y era siempre por el mes de agosto.

Es ansí que para tomar el punto del Sol entre los dos pilares de en medio
tenían otro pilar en medio de la plaza, pilar de piedra muy labrada de un estado
de alto en un paraje señalado a propósito que le nombravan uino (¿Usno?), y
desde allí tomaban el punto del Sol en medio de los dos pilares y estando
ajustado era el tiempo de sembrar en los valles del Cusco y su comarca”.

Ansí mismo tenía mandado como por horden rreal que en todas las
provincias y pueblos de la serrania tuviesen la misma horden los
governadores cada uno en su partido computando el Sol, conforme la
constelación y temples de los valles y lugares de las provincias adonde
governaba cada uno, ansí se cumplía esta horden muy puntualmente en
todo este reino”. Crónica Anónima de la conquista. Pág. 29 – 31. Julio
González Polar. Lima 1962.

En otras versiones, durante el gobierno de Huayna Capac, (sucesor de Tupac


Yupanqui), se realiza la “conquista” de la provincia de los Caranquis, aledaña a los
Cayambis, de quienes se dice son: “gente de mucho ánimo e industria”, según la

76
lógica de los cronistas (Cieza de León, 1985; Martín de Murúa, 1986; P. Sarmiento de
Gamboa, 1988; Fernando de Montesinos, 1957; y otros), el motivo que se argumenta,
es que se supo, que la gente, de la otra banda del río Quispe (Guayllabamba), al
parecer, los propios Cayambis, comandados por una señora llamada Quilago, se
habían rebelado, Viniendo a estas tierras el Inka y sus tropas, estuvieron para resolver
este episodio, alrededor de 18 años, período de tiempo relacionado con el
acontecimiento lunar del perigeo, lo que certificaria una vez más la presencia de índole
cultural.

Es posible, que en este tiempo se sucedieron diversos eventos, que en el marco de la


lógica de la conquista, las crónicas relatan que el Inka, con sus tropas llegó a la
fortaleza de Cochisque y luego de tomada, los nativos que la defendían salieron hacia
la fortaleza de Carangui, procediendo las tropas foráneas a derrocar los lugares
fuertes que estaban cerca de allí. Luego el Inka, entró en consejo con sus capitanes,
donde se decidió ir a la toma de la fortaleza de Carangui. (M. Murúa. 1986). Previa la
toma de la fortaleza de Cochisque, se reseña un extraño suceso, que tiene como
protagonista al propio Huayna Capac y la señora Quilago, pues se hace mención que
ésta, había preparado en sus aposentos, un pozo para capturarlo, más este con una
hábil maniobra se salvó, haciendo caer en el mismo a la señora Quilago. Al respecto
interesa conocer, la versión, que relata este y otros sucesos posteriores, que dan luz,
sobre la interpretación propuesta:

“Algunos de los señores que estaban a la mira del suceso, viendo que la
señora Quilago no salió con su intento se retiraron acaudillados del de
Cayambe, fortaleciéndose en una laguna llamada Yahuarcocha. Había en ella
ocho arboles de sauce muy gruesos, puestos en redondo, hicieron andamios
de uno a otro, altos y bajos con tal disposición, que cabían más de dos mil
personas en ellos. A algunos de los demas soldados repartió por las lomas y
cerros y lo restante del ejercito puso en una loma pequeña frontera del pueblo.
Hizo llamamiento de gente, y juntose sinnúmero de los Quillacingas, Atiris y
Pastos y otras provincias. No se descuidaba Huayna Capac en ir a buscar a
sus enemigos antes que se fortaleciesen…. Paso por las provincias de
Malchingui, Cochesqui y Cayambe, en donde hizo grandes castigos en todos
los que pudo haber; y llegó con su ejercito una legua del contrario,….. diole
batalla,.. hubo muchos muertos de ambas partes, en especial de la del Inga;
porque de los fuertes que estaban alrededor de la laguna, no sólo hacían daño
pero reforzaban al ejercito contrario y desanimábanse mucho los del Inga,…
Duró la batalla tres días; retirándose el de Cayambe a la fortaleza de la
laguna… Visto por Huayna Capac que era imposible pelear por no tener
balsas, dio orden que tuviesen cercada la laguna por la parte de la loma por
donde se retiraron sus enemigos. Dio también orden que los combatiesen por
todas partes a los demás que estaban alrededor de la laguna en los fuertes y
pucaraes; a los demas envio a la laguna de la provincia de Otavalo a traer
mucha enea o totora y las balsas que estuviesen hechas. Tardo muchos días
en esto Huayna Capac; venció a los que estaban en los fuertes de la otra
banda de la laguna, acometió con las balsas a los de dentro,… Cuando el Inga
peleaba con los de las canoas los que estaban en los andamios encima de los
arboles se ocupaban de grandes borracheras, cantando y bailando asidos de
las manos en menosprecio de Huayna Capac.

Después de alcanzada esta victoria, mandó hacer Huayna Capac grandes


sacrificios al Illatici Yachachi Huira Cocha y al Sol su padre,… En un año que
en ella estuvo el Inga, hizo que se sembrasen los campos, y por parecerle
buen temple y fértil el del asiento de Carangue mandò a disponer la fundaciòn
de la traza del Cusco, para poner allì su corte. Reedificò un suntuoso templo al

77
Sol su padre, y para si hizo un grandioso palacio”. (Murúa Martin de. Pàg. 121
– 123. 1986).

A tenor de este valioso relato, y otros similares, que contienen importante información
de sitios relevantes, un análisis de su localización, sugiere que eran puntos de
referencia temporal y espacial; observaciones realizadas en el teatro de los
acontecimientos (área Cochasqui - Caranqui), permitieron constatar la existencia de
posibles relaciones geométricas en la localización de algunos sitios que registran el
empleo de conocimientos astronómicos. La determinación exacta del punto de salida
del sol, en tal o cual ápoca, puede ser precisada utilizando las técnicas de la
arqueoastronomía48 (rama de la astronomía y de la arqueología) que permite el
estudio de la orientación espacial de antiguas construcciones o lugares sagrados, con
el fin de comprender mejor cuál fue el papel que tuvieron en relación a un determinado
fenómeno astronómico.

Para determinar si un sitio (lugar sagrado, o centro poblado), monumento o


construcción, tiene un sentido calendárico-astronómico, tiene que encontrarse un
vínculo entre su alineación espacial y el tránsito aparente del Sol, la Luna o las
estrellas por la bóveda celeste. Es decir la arquitectura tiene que guardar un orden con
el cielo. Las direcciones en el espacio tienen trascendencia universal; el Sol, la Luna y
planetas o constelaciones, señalan direcciones relevantes a partir de puntos
particulares en su trayectoria aparente en el horizonte local49. Estos puntos se refieren
sobre todo a las posiciones extremas del Sol (solsticios), de la Luna (paradas mayores
y menores) y de los planetas o constelaciones, así como la posición media en la
trayectoria solar (equinoccios) y la posición alcanzada por el Sol en los días en que
éste alcanza el cenit. Mediante las técnicas de la arqueoastronomia se puede
observar, medir y cuantificar las alineaciones entre los astros y los monumentos
antiguos en tales días (solsticios, paradas mayores y menores, equinoccios) para
determinar el tipo de relación que existe entre unos y otros.

48
Su principal objeto de atención es la relación entre la alineación de centros poblados, monumentos y
construcciones ceremoniales con la bóveda celeste, es decir, con lo que podrían haber estado observando
en el cielo sus constructores, desde puestas y salidas de sol, solsticios, equinoccios, y lunasticios; pero
también investiga el saber astronómico antiguo a través de pinturas rupestres, grabados e inscripciones,
códices, estelas, megalitos, restos arquitectónicos y esculturas. En Mesoamericanas por ejemplo, los
astrónomos idearon la manera de rendir culto a las deidades que habitaban en el firmamento levantando
estructuras arquitectónicas orientadas hacia esas direcciones, para poner en armonía la obra humana en el
cosmos. La salida y la puesta de algún cuerpo celeste señalaría la llegada de importantes fechas, en las
que se realizaban ceremonias religiosas para obtener así el favor de los dioses en momentos cruciales
señalados por la misma naturaleza. Los principales sitios arqueológicos mesoamericanos tienen edificios
orientados de acuerdo a principios calendárico-astronómicos: Tajín, Teotihuacan, Tenochtitlan, Malinalco,
Xochicalco, Xochitécatl, Cuicuilco, Cholula, Monte Albán, Uxmal, Chichén Itzá, Cehtzuc, Edzná y
Uaxactún. Entre éstos, Monte Albán, Xochicalco y Chichén Itzá tienen observatorios astronómicos..

49
El movimiento aparente de los astros describe una rotación natural en dirección Este-Oeste.

78
Así, por ejemplo, en Cochasqui (Latitud Norte: 00°06´35´´. Longitud Oeste: 78°18´
23”), podemos advertir, en primer lugar, que la orientación del complejo de pirámides,
tomando los ejes de las principales construcciones, estas se encuentran orientadas en
un ángulo de 23° 27’, con respecto al eje de orientación equinoccial, que tomaron los
Inkakuna para la construcción del templo dedicado a Punchao (Puntiatchil), en
Cayambe y que está señalizado en la versión del cronista, relativa a los pueblos por
donde pasan las huestes comandadas por Huayna Capac (Malchingui, Cochasqui, y
Cayambe). Lo anterior quiere decir, que el complejo de pirámides, fueron construídas
en el período donde el eje equinoccial, coincidía con el eje este – oeste, de las
pirámides, señalando la correspondiente salida del sol. Este supuesto permite
proponer que, dicha orientación corresponde a una anterior alineación
geoastronómica, que se correspondería con la vigencia de la anterior era cósmica, o
dicho en términos de la cosmología indígena, un Pachacuti, es decir 1000 años antes
de la presencia inka (500 A.D. – 450 D.C), si estaría en vigencia un zodiaco lunar, (Ver,
Mapa N° 7).

En segundo lugar, el recorrido de Huayna Capac, luego de la toma de Cochasqui,


sigue un trayecto, que pasa por los pueblos de Malchingui, Cochasqui, y Cayambe, los
cuales estàn en lìnea recta en direcciòn del nevado Cayambe, precisamente el nuevo
eje de orientación equinoccial o recorrido del Sol, que al parecer los Inkakuna, querían
dejar establecido, razón por la cual edificaron el templo en honor a Punchao, el Sol
diurno, curiosamente, el actual nombre del lugar, Puntiatchil (literalmente, señor Sol),
donde dicen estuvo el templo, recuerda este suceso, que fue comprobado en el
terreno durante el período del 22 de septiembre de 2007 (equinoccio), el 22 de
diciembre de 2007 (solsiticio), y el 21 de marzo de 2008 (equinoccio). El sitio de
observación fue desde Cruz loma y Puntiachil (2.860 m.s.n.m.), vestigio de una
antigua pirámide ubicado muy cerca del centro de la ciudad de Cayambe; al parecer,
en el sitio estuvo localizado el templo del Sol, reseñado por A. de Ulloa (1736), donde
existió una estructura arquitectónica (¿Ushno?), a través de la cual se pudo determinar
con exactitud los solsticios, equinoccios y el inicio del calendario solar, que arranca, en
la zona ecuatorial, a partir del 21 de marzo y tiene una duración de 365 días.
Puntiachil, se encuentra atravesasado por la línea divisoria (Caya) que pasa también,
por el nevado Cayambe, ubicado al este del recinto.

Desde esta posición fija, se puede determinar que durante el año, el Sol nace por
distintos lugares; cuando se producen los equinoccios del 21 de marzo y 23 de
septiembre, el Sol nace en plena línea divisoria (ecuatorial), por la cima del nevado
Cayambe (Latitud Norte: 0° 01’ 72’’. Longitud Oeste: 77° 59’ 13’’), y se oculta en
dirección de Guarqui - Cochasqui; cuando se produce el solsticio del 21 de junio, el Sol
nace hacia la parte noreste del nevado Cayambe; exactamente en dirección de la
Loma La Dormida (4.237 m.s.n.m.), y se oculta en dirección del cerro Colangal (4.785
m.s.n.m.); cuando se produce el solsticio del 21 de diciembre, el Sol sale hacia el
sureste del nevado Cayambe, exactamente en dirección de la loma Yaguarcunga
(4.277 m.s.n.m.); y se oculta en dirección del monte Cananvalle (¿Cayan?) 3.077
m.s.n.m.); con lo cual, el nevado, se convierte en fechador de estos importantes
acontecimientos, razón por la cual fue objeto de culto y veneración. (Ver, Fotografías
N° 29 – 32)

79
80
Mapa N° 7. ORIENTACION PIRAMIDES DE COCHASQUI EN RELACION AL EJE
EQUINOCCIAL DEL NEVADO CAYAMBE

81
Fotografía N° 29. Equinoccio de Septiembre salida del sol por el nevado Cayambe
Fuente: A. Lozano 2007.

Fotografía N° 30. Equinoccio de Septiembre salida del sol por el nevado Cayambe
Fuente: A. Lozano 2007.

82
Fotografía N° 31. Solsticio de Diciembre ocaso del sol por el Cananvalle
Fuente: A. Lozano 2007.

Fotografía N° 32. Equinoccio de marzo. Amanecer, Luna sobre el Cananvalle


Fuente: A. Lozano 2008.

83
El replanteo de las orientaciones de los sitios señalados sobre las cartas cartográficas
del I.G.M. (escala 1:50.000), y correspondiente alineación entre los puntos citados,
permitió elaborar el mapa respectivo. Luego, utilizando el programa Arcview (3.2) se
procedió al chequeo correspondiente, con lo cual también se pudo elaborar el registro
de otros sitios de orientación geoastronómica que tienen relación con las fechas de los
eventos astronómicos. Dicho registro, demuestra la ordenación territorial nativa,
marcada por el eje de la línea divisoria, que en dirección recta con el nevado Cayambe
señala, no sólo el recorrido del sol por este eje, sino también los ejes de los solsticios y
el eje del mundo en dirección norte - sur. (Ver, Mapas N° 8 y N° 9).

Por otra parte, la observación directa del conjunto de estrellas que antecedieron a la
aparición de grandes resplandores, durante los equinoccios de septiembre y marzo, a
las 00.00 horas, en los puntos del orto y ocaso, respectivamente, permitió identificar a
la constelación de Orión, que a las 00.00 horas del equinoccio de septiembre, hace su
aparición por el este, acompañada de grandes resplandores, y a las 00.00 del
equinoccio de marzo, se oculta por el oeste, así mismo con grandes resplandores. En
cambio, durante el solsiticio de junio a las 6.00 horas, hace su aparición por el este, y
a las 18.00 horas, del mismo día se oculta por el oeste. Los resplandores o
relámpagos, forman parte de la divinidad de Chuquilla (literalmente el felino
resplandeciente), Inti Illapa (Rayo, Trueno), Apo Catequil, para los Cayambis, que
durante el Inti Raymi, es objeto de adoración conjuntamente con el Hacedor de todas
las cosas, y el Sol, aspecto que nos ocuparemos más adelante.

Prosiguiendo con el recorrido virtual de las “batallas” en el área Cochesqui – Caranqui,


desde el templo dedicado al Sol, en Cayambe se dirigen a la fortaleza de Carangui,
donde esta la laguna de Yahuarcocha, que se debe notar, ya se llama asì, antes de las
batallas que se libran en ella o sus alrededores (Fernando de Montesinos, 1957), lo
que avala nuestra interpretación, sobre su significado, Yahuarcocha, tambièn puede
traducirse como la laguna del Jaguar, la propia etimilogìa de las palabras lo certifican:
Yahuar o Jaguar, se traduce como felino; y cocha, laguna. Al respecto de la funciòn de
las lagunas, en la antigüedad servìan como espejos astronòmicos50, siendo pertinente
pensar que pudo haber sido un lugar de observación de la constelación del felino,
además al estar cerca del “pucara de Alburo”, para nosotros observatorio, su función
de espejo astronómico cobra mayor relevancia. En esta misma función, se deben
destacar las lagunas de Mojanda, Imbakucha, San Marcos, La Virgen, Puruhanta,
adjuntas a otros tantos cerros y pucarakuna: Fuya fuya, Rey Loma y Araqui, Cayambe,
¡?¡?¡, respectivamente. (Ver, Mapa Nº 10)

En tercer lugar, se menciona que en la laguna de Yaguarcocha, en un islote que debiò


existir en su interior, habìan ocho arboles puestos en redondo, circunstancias que
recuerda a la estrella de ocho puntas, representada en la ceràmica de las culturas
Piartal, Tuza, pertenecientes a los pueblos vecinos, que dicho sea de paso son
convocados por el propio Huayna Capac, y acuden a participar en estos sucesos,
como es el caso de Quillacingas, Atiris y Pastos. Además la mención a que los
contendientes Cayambis, durante el fragor de la batalla, celebran grandes fiestas,
puede ser interpretado, como parte de las celebraciones rituales, debido a
acontecimientos astronòmicos conforme a sus costumbres.

En cuarto lugar, la localización de pucarakuna, como elementos o hitos de registros del


movimiento aparente del sol durante el año, lunasticios, y aparición de determinadas
figuras celestes, junto a lagunas que podían servir como espejos astronómicos, es

50
Un espejo astronòmico es un refractor horizontal paralelo a la tierra, que podìa ser un espacio
delimitado, lleno con un lìquido, que refleja los movimientos de los objetos espaciales y los cambios
periòdicos observados desde un punto fijo.

84
altamente probable, la concentración de pucarakuna en la zona ecuatorial, para
aprovechar la singular posición geoastrómica para realizar observaciones estelares,
sin duda requiere otra explicación mediante estudios sistemáticos y de comprobación
de las suposiciones aquí planteadas.

Las pucarakuna están emplazadas, climáticamente, en inhóspitos parajes. Recios


vientos orientales, lluvias granizos y bajas temperaturas caracterizan a los lugares del
macizo del Pambamarca, desde Guayllabamba a Cayambe. Observadas con atención,
dichas fortalezas ofrecen dos patrones disímiles de arquitectura. Unas son de fosos
concéntricos y las demás escarpaduras artificiales. Hay otras que se tipifican por su
simpleza. Están fabricadas por lo general en cerros, cumbres faldas, acantilados y
rarísima vez en llanuras. Son obras artificiales que demandaron abundante mano de
obra, y no fueron simples “asentamientos militares”, de pueblos que por otra parte, en
su cosmovisión no tiene cabida la conquista territorial por las armas para la
apropiación de los bienes y riqueza de sus vecinos, sino a la sola presencia de un
puñado de aventureros los habrían sometido inmediatamente e impedido la brutal
destrucción de sus logros civilizatorios.

En quinto lugar, se debe destacar, la reedificación del asiento de Carangue, segùn la


traza de la ciudad del Cusco, lo cual eleva su categoría a capital provincial en el marco
de la geografía sagrada, al respecto, los cronistas como Cieza de León, Miguel
Cabello Balboa, y otros son muy explícitos, así por ejemplo, Cabello Balboa, quièn
residiò en Quito, certifica que “Huayna Capac volviò al Quito y mandò que en
Carangue estuviese templo del Sol y guarnición de gente con mitimaes y capitàn
general con su gobernador para frontera de aquellas tierras y para guardar dellas”.
Quedarìa por reconstruir, el trazado de la antigua ciudad de Caranqui51, que en uno de
sus templos, se levantó la iglesia cristiana; esta ciudad, por avatares del destino, no
fue objeto del emplazamiento de la fundaciòn española de la villa de San Miguel de
Ibarra, quedàndose como una pequeña localidad, que el voraz crecimiento urbano de
la actualidad, terminará por absorverla a la ciudad de Ibarra.

51
Se sabe que en Caranqui, se honraban a tigres o pumas y serpientes; al respecto, Quilago, el nombre de
la señora que defendió la fortaleza de Cochasqui, se traduce como hija del tigre.

85
86
87
88
8. SIMBOLOGIA Y ARTE

El mundo simbólico de los pueblos y culturas del altiplano ecuatorial, esta plasmado en
sus manifestaciones artísticas, presentes en los objetos materiales (cerámica,
metalurgia, textiles, escultura y petroglifos52), que se encuentran por doquier en la
zona comprendida entre el río Guayllabamba, al sur, y río Chota, al norte; así como, en
ciertos textiles que en la actualidad son elaborados, principalmente en Otavalo. A
pesar de casi 500 años de aculturación, los diseños, han pervivido hasta el presente
en la memoria colectiva de los habitantes nativos, siendo utilizados en las labores
artístico-artesanales como símbolos de identidad andina regional; tal es el caso de los
textiles, u otros objetos, donde se representan diversos diseños, con un alto contenido
cosmogónico, como, la “cruz andina”, el “sol de los Pastos” o estrella de ocho puntas,
y otros de los que hablaremos más adelante.

De acuerdo a lo presentado en apartados anteriores, los pueblos o naciones habitantes


de esta región, a tono con sus caracteristicas de sociedades agrícolas, desarrollaron la
ciencia astronómica para el control de las estaciones y de los ciclos solar y lunar; este
conocimiento de los movimientos celestes, llevó a establecer leyes de la armonía y
concepciones del ordenamiento cósmico, que les permitió generar un concepto de lo
estético. Dicho concepto, está dado por la armonía entre el ser humano, la naturaleza y
el cosmos, vistos todos como una unidad y expresada en el diseño simbólico o Traza.
El término Traza se toma para designar los elementos dinámico-geométricos que están
dispuestos de una manera concatenada y, en consecuencia, presentan un
ordenamiento que permite una lectura de la organización cultural y encierra toda una
significación del espacio simbólico. Además, la Traza es la recreación del pensamiento
cosmogónico implicando definir elementos de composición integral, con sustento
vivencial – interpretativo.

La lectura de la Traza y la correspondiente comprensión de sus símbolos, permiten


conocer, dónde están las cosas, darles funcionabilidad, comprenderlas y aprenderlas a
manejar: la Traza guarda, el conocimiento, la memoria de la comunidad. Cuando es
retomada por la lectura simbólica, se descongela, se hace presente, la historia, la
cultura; la reactivación de los símbolos, dinamizan las manifestaciones culturales; este
reactivamiento posibilita la unión entre el pasado, el presente y el futuro. Los símbolos
son portadores de la memoria cultural, porque contienen los mitos, los rituales, las
formas de ver y entender el mundo, las relaciones con la naturaleza, con los hombres,
con la propia vida, que en su totalidad evidencian una trama cultural.

El análisis de las principales representaciones del arte cerámico53, registra figuras


antropomorfas, zoomorfas, y geométricas, en las dos últimas sobresalen felinos, aves,
etc., así como, círculos, cuadrados y triángulos; con estas figuras formaron otras como

52
Los grabados rupestres o petroglifos representan conceptos cosmogónicos, ideografías mágico
religiosas (antropozoomorfas o estelares), y de la fecundidad; en la mitad del mundo se han encontrado
Petroglifos en la Merced de Angochagua; en Valentín de Angochagua; en Socapamba, zona vecina a
Yaguarcocha; en Tumbabiro

53
En la cerámica peculiar del entorno Cayambe – Caranqui, destacan ánforas de pintura roja. También
hay bellos artefactos como, jarras adornadas con pintura negativa engalanadas con líneas rojas, las cuales
a menudo dividen los dibujos en la zonas; las bandas rojas de igual modo aparecen en un fondo blanco.
Vasijas, platos hemisféricos, ollas globulares de diversa silueta y factura; compoteras de pie alto cónico
ancho; vasos redondos de base casi anular, o forma de tronco de cono; botellitas de cuerpo globular con
golletes altos y angostos; y jarras con patas trípodes.

89
espirales, y estrellas de ocho puntas las cuales, al parecer, representan el sistema de
orientación terrestre y estelar, que certifican su conocimiento y relación con el cosmos.
Al respecto, …“las cerámicas hacían para los antiguos el papel que hoy hacen para
nosotros los libros, las inscripciones que ellas ostentan, tienen las más de las veces,
índole teogónica y cosmológica”. (A. Posnansky 1940).

En el diseño de la cerámica de las culturas del altiplano norandino (Capuli, Piartal,


Tuza), se encuentran representaciones cosmológicas, llamando la atención la estrella
de ocho puntas conocida tradicionalmente como el “Sol de los Pastos”, y que de
acuerdo a nuestra interpretación representa el sistema de orientación terrestre y
celeste. También se encuentran diseños multidimensionales conformados por círculos
concéntricos con diseños radiales y diversas líneas, o figuras estilizadas organizadas
en diseños circulares, conformando varios niveles concéntricos, en los cuales se
enmarca la estrella de ocho puntas en el círculo central. Alrededor de este motivo
cosmológico central pueden o no articularse otros elementos y composiciones del
diseño que pueden representar elementos del «mundo de arriba», como planetas,
estrellas, constelaciones, etc.; así como también, del mundo cotidiano y del
inframundo, como aves, anfibios, caracoles marinos, felinos, venados, monos,
serpientes, saurios, arañas, murciélagos, actividades de pesca, actividades agrícolas,
guerreros y danzantes, casas, etc. (Ver, Gráficos N° 10 y N° 11).

Gráfico N° 10. REPRESENTACION DE DISEÑO GEOMETRICO CON IMPLICACIONES DEL


SISTEMA DE ORIENTACION ASTRONOMICO

90
Gráfico N° 11. REPRESENTACION DE ESTRELLA DE OCHO PUNTAS CON
IMPLICACIONES DEL SISTEMA DE ORIENTACION ASTRONOMICO

Los símbolos más frecuentes, asociados al pensamiento cosmogónico, son: el Sol,


Luna, Tierra, Cielo, que adquirieron aspectos antropo – zoomorfos (Cóndor, Puma,
Serpiente), y también los cuatro elementos fundamentales para la vida: tierra, aire,
agua, y fuego, que tienen un común denominador en todas las culturas. “Los
símbolismos derivados de la estructura y de la actividad de los seres supremos
celestes han continuado dominando la vida religiosa de la humanidad arcaica”. (M.
Eliade. Mitos, sueños y misterios. Pag. 183. 1981).

El arte norandino (Capulí, Piartal) expresado en objetos cerámicos, y metalurgicos,


incluye una gran diversidad de formas geométricas, figuras humanas y de animales
estilizadas, caracterizadas por su naturalismo. La estructura general del diseño en los
objetos cerámicos, utiliza la policromía (negro, rojo y ocre), para la decoración; la
presencia de elementos geométricos, permite realizar una gran cantidad de
composiciones: triángulos, rombos, bandas horizontales, paneles, círculos, puntos,
etc., y de animales estilizados, organizadas en múltiplos de dos, hasta dieciséis
elementos. Prima la abstracción sobre el modelado tridimensional de las figuras,
representando fenómenos naturales y del cosmos.

Se presentan módulos que se repiten hasta veinticuatro veces, dividiéndose en filas y


columnas que se utilizan frecuentemente en cántaros y cuencos con base anular
(platos). También son muy frecuentes los diseños con triángulos, las mariposas
geometrizadas, la cruz con una «X» superpuesta y la espiral fuertemente modificada
de su forma original. Los animales presentan un alto grado de estilización,
especialmente las aves, en cuya representación se alcanza el máximo nivel de
simplificación: un triángulo, una curva, un ángulo, dos líneas paralelas y un círculo”.

91
Las expresiones estéticas que aparecen representadas en los platos tanto Piartal,
como Tuza, sugieren un manejo concéntrico y sectorizado de los espacios
pictográficos, asociados posiblemente con diferentes planos de las realidades social y
cosmológica. Destacan los platos que presentan una simetría de punto, donde el
diseño se estructura alrededor de un círculo central, en cual puede presentar un
elemento abstracto, cuyo significado dentro del contexto general del diseño puede ser
muy significativo. Los diseños de seres humanos, animales u otros, aparecen dentro
de círculos y franjas concéntricas. Otros platos, presentan una simetría radial, que se
caracteriza porque los diseños se estructuran por líneas que parten de un centro y
forman espacios triangulares o cuadrangulares, donde aparecen diseños geométricos
o representaciones humanas y de animales.

El arte simbólico indígena, es un lenguaje, un instrumento que permite la aprehensión y


comprensión de la realidad; es el marco dentro del cual la percepción del pensamiento
toma coherencia lógica y delimita sus formas conceptuales y expresivas, como medio
de comunicación, integración y transmisión cultural; tiene un carácter social,
evidenciado a través de los objetos de uso cotidiano y ceremonial. En la cultura
material, las formas artísticas adquieren sentido, ya que se encuentran en ellas pautas
y patrones estilísticos en su construcción. Es decir, lo aparentemente geométrico,
responde a toda una intencionalidad cultural, lo que lleva a tener un contenido
susceptible de lectura y el cual corresponde al mundo simbólico.

Las manifestaciones artísticas, se sustentan en unas constantes estéticas: lo simbólico,


lo estilístico y lo funcional. Lo simbólico se sustenta en una lógica de ordenamiento
armónico del espacio llevando al encuentro con formas de organización rítmica de los
trazos simétricos, de esta manera se desarrollan procedimientos de construcción
proporcional de la composición. El trazado armónico, es el procedimiento mediante el
cual se trata de ordenar el espacio, logrando proporciones armónicas y relaciones
simbólicas entre las partes. Simbolos y formas geométricas plasmadas en la Traza,
corresponden a composiciones, que traducen el pensamiento cosmogónico. Los
simbolos expresan las cualidades del espacio y corresponden a las estructuras del
plano básico, como manifestaciones de la unidad, y multiplicidad; y las formas
geométricas como el cuadrado, la diagonal, el rombo, el triángulo, el escalonado, las
cruces y espirales, definen el orden y proporcionalidad.

Las formas contenidas por los objetos son diversas; presentando estilos propios de
cada pueblo o nación, lo cual permite su identificación, sitúandolas como parte de un
contexto y proceso histórico cultural propio. Esto no significa ninguna desligazón con el
contexto cultural de la región ecuatorial; por el contrario, los estilos son formas propias
de expresar los conceptos generales. Por otra parte, los elementos de la cultura
material cumplen una doble función e intencionalidad, independiente cada una de la
otra, aunque dentro de los cánones estéticos de la comunidad. Los objetos, son
utilizados para el uso cotidiano de acuerdo con sus costumbres y creencias
(alimentación, festividades, etc.); al mismo tiempo, de acuerdo con sus cánones
estéticos son expresiones simbólicas del contexto mítico de la comunidad.

92
III. DEL MUNDO DE LOS ANTEPASADOS

“El mito es una intuición, no una abstracción, es un conocer religioso porque


acepta la transignificación de las cosas y de los acontecimientos. Descubre una
profundidad donde a simple vista no lo hay. Su forma de expresión es también
peculiar, porque el mito expresa en una acción, en un drama, lo que la metafísica y
la teología expresan dialécticamente”. (Guillen Torralba).

“La ciencia de la prehistoria ecuatoriana no existe todavía; nosotros, con nuestros


trabajos, lo único que hemos hecho ha sido abrir el camino y señalar el rumbo;
más tarde, nuevas investigaciones esclarecerán los puntos oscuros, resolverán los
dudosos, rectificarán los errores en que hayamos incurrido, y, tal vez, confirmarán
las conjeturas que hemos formado”. Federico Gonzalez Suarez. 1904

93
9. MITOLOGIA DE ORIGEN Y LEYENDAS

Los mitos de origen, remiten a hitos geográficos, de especial significación, para la


orientación y emplazamiento de cualquier asentamiento primigenio, por ello, la
mitología es muy importante para entender a las culturas antiguas. En la región andina
los documentos coloniales hacen referencias a varios ciclos míticos, destacando: el de
Viracocha y hermanos Ayar, el ciclo de Chuquilla Inti Illapa, el ciclo de Tunupa o
Tonopa, etc., que explican la presencia de dioses, heroes fundadores, y de sus
acciones, estos personajes son constructores pero al mismo tiempo destructores, de
los pueblos, de los hombres, de las sociedades y del universo en general. Un aspecto
común en la mitología andina es que estos personajes con caracteres humanos y
sobrenaturales, recorren pueblos y regiones realizando diversas acciones (buenas y
malas).

En referencia, al ciclo mítico de Chuquilla Inti Illapa, que integra al rayo, relámpago,
trueno y resplandor, entidades todas interrelacionadas, los Cayambis, reconocían
estas cualidades en Apo Catequil. Al respecto, F. Guaman Poma habla de cuatro
Illapa, y dice: “Tenían los yndios antiguos conocimiento de que abía un solo Dios, tres
personas: Al primero le llamaban yayan yilapa (su padre, el rayo); el segundo chaupi
churin yilapa (su hijo del medio, el rayo); el cuarto le llamaba sulica churin yilapa (su
hijo menor, el rayo). Questos dichos [...] ací le llamaban Yllapa”, aunque se olvida del
tercero. También manifiesta que: al rayo se lo conoce como Santiago “y que
antiguamente era llamado Illapa, y por otro nombre Curi y Cacha”.

En el caso de las culturas del altiplano ecuatorial, el mito más antiguo, que data de la
época del diluvio54 dice:

“Los de Quito conservan aún la memoria de un antiquísimo general naufragio,


del cual se salvaron solos sus progenitores en una casa de palos sobre la
cumbre de Pichincha. Según las grandes fábulas que de ellos escribió Niza,
provino aquel naufragio de que los tres hijos del primer hombre, o Dios,
llamado Pacha, no teniendo con quienes hacer guerra, la mantuvieron con una
gran serpiente: que herida esta con muchas flechas, se vengo vomitando tanta
agua y anegó toda la tierra: que se salvó Pacha con sus tres hijos y mujeres,
fabricando una casa sobre la cumbre de Pichincha, donde metió algunos
animales y víveres: que pasados algunos días largó al ullaguanga, (ave
semejante al cuervo) y no volvió por comer los cadáveres de animales
muertos: que echado otro pájaro, volvió con hojas verdes: que bajo entonces
Pacha con su familia hasta el plan, donde es la ciudad de Quito, y que al
tiempo de hacer allí la casa, para vivir todos juntos, ninguno pudo
entender lo que hablaba el otro: que separados por eso, con sus mujeres,
se habían establecido los tres hermanos, y el viejo en diversas partes de
la comarca, donde estaban todavía sus descendientes. Añade el mismo,
que otros referían esta misma historia, como sucedida en una parte muy
distante, desde donde fueron sus antepasados navegando por el mar hasta
Cara; y explica provenir esta diferencia de que unos eran descendientes de los
primitivos Quitus, y otros de los extranjeros que primero se establecieron en
Cara”. (J. Velasco. Libro 4º. Historia Natural. Pág.185-186. 1996).

54
El diluvio, según la cronología de los amawtakuna esta fechado en el segundo sol después de la
creación, hacia el año 1660, es decir que cuando se cumplió el segundo sol (2000 años), habían
transcurrido 340 años después del diluvio. (Fernado de Montesinos).

94
Existen otros mitos o leyendas, recogidos por Luciano Andrade Marín, (diario Ultimas
Noticias 16-XII-1940); que involucran a lugares del entorno del pueblo Cayambe, el
primero, hace referencia a Cochasquí y Quito, situándolo al primero como un poblado
de mayor antigüedad, aunque también involucra al volcán Pichincha; este relato, le
hizo en Zámbiza, un indígena de apellido Loachamín, al sorprenderles en una
hacienda el paso de una estrella fugaz, al respecto dice:

.....“estas chascas van siempre para Quito, porque mis mayores decían que
Quito no fue antes allí, sino en Cochasquí. Mi abuelo decía, que los abuelos de
él le habían contado que otros abuelos habían dicho que hace años, años, y
años atrás, ¡cuánto sería¡, vivía en Cochasquí un rey... y una noche vio en el
cielo una de estas chascas..... que caía para donde ahora es Quito. Que como
era brujo entendió y dijo a todos: esto no es un chiqui (mal augurio) esto es
cushi (buen augurio) y tomando un huishi de azúa (vaso de chicha) se durmió.
Al despertarse dijo: tengo orden de sacar a todos de este pueblo y llevarlos a
otra parte mejor, tráiganme una piedra de esas que caen del cielo y voy a
tirarla con mi huaraca (honda) hasta donde avance.... parándose en un pucará
(promontorio) y viendo para el Pichincha tiró con toda su fuerza la piedra que
fue a caer lejos, al pie del cerro Pichincha, saliendo chispas del sitio donde
cayó... Salió con sus mujeres y sus familias a buscar la piedra y la encontró
enterrada como media vara en el sitio donde es Quito. El rey llevó toda la gente
de Cochasquí y asentó un pueblo”....

Otra leyenda55, recogida en Cangahua, relaciona los cerros de Quitoloma y


Pambamarca, cercanos a Cayambe, fue relatada por la indígena Dolores Guaras, a
Pedro Asero, morador del anejo Pucará, y dice que la ciudad de Quito debió fundarse
en Moyobamba, extensa hondonada situada entre los cerros Quitoloma, ubicado al
oeste, y Pambamarca, al noroeste de Cangahua, pero no lo hicieron porque los
canales de agua del Pucará se secaron. Entonces el inka lanzó una varilla al espacio
para establecer una ciudad en el sitio donde ella se clavara, la que fue a caer en el
paraje donde hoy se levanta Quito. Se decidieron además, a cambiar de lugar, porque
la “zumba o sumfa” ave parecida a la tórtola pero de pico más largo, anunciaba con
sus cantos fúnebres un período de larga sequía.

Estas referencias que involucran a diversos hitos geográficos (volcanes, cerros, y


lagunas) y antiguos pueblos, permiten inferir que existían relaciones entre ellos, que
bien podrían ser la base de un posible ordenamiento territorial, para lo cual
intentaremos encontrar posibles alineamientos, en anteriores estudios en la hoya del
Guayllabamba se habían detectado importantes ejes de alineación, en sentido norte –
sur, que involucraban, en la parte norte, a las pirámides de Cochasqui, los cerros
Imburo, Cushnirumi, y Jatun loma – Tabacundo56.

55
Recogida por Aquiles Pérez y que fuera publicada en la Monografía de Cangahua editada por César
Augusto Tamayo. R. Descalzi. L Real Audiencia de Quito. Claustro en los Andes. Pág. 22. Vol 1. Quito
1988.
56
En este nivel meso territorial, de los alineamientos más notables que hasta ahora se han detectado, dos
de ellos pasan por la cima del Yawirak (Panecillo); el otro alineamiento, en sentido norte-sur, es paralelo a
uno de estos ejes. En referencia al eje de alineación que tiene como puntos de referencia norte-sur: el
cerro Imburo- pirámides de Cochasqui, y el volcán Atacazo o Ninahuilca, respectivamente, forma un
ángulo de 36º, con respecto al norte de la cuadrícula del IGM; un ángulo de 24º, con respecto al eje de
orientación de las ciudades nativas, y un ángulo de 9º, con respecto al primer eje. El otro eje de alineación
que tiene como puntos de referencia norte-sur: el monte Jatunloma-Tabacundo, y el volcán Rumiñahui,
respectivamente, es paralelo al primer eje, y forma un ángulo de 26º, con respecto a la cuadrícula de la
cartografía del IGM, y un ángulo de 15º, con respecto al eje de alineación de las principales ciudades
indígenas.

95
Los ejes de alineación, citados, están atravesados perpendicularmente por otros ejes
de referencia, en dirección este-oeste, quizás los más importantes, porque están
orientados hacia los puntos que señalan los equinoccios y solsticios, configurándose
un perfecto sistema de alineaciones, razón por la cual, en esta oportunidad, serán
objeto de principal atención, para identificar posibles hitos geográficos de referencia,
antiguos centros poblados, pucarakuna, tolas y/o pirámides, u otros vestigios dignos
de resaltar. Efectivamente, teniendo como referencia principal del nevado Cayambe,
que como sabemos fue un adoratorio o sitio sagrado, se establece que alineados en
línea recta, en sentido este – oeste, se encuentrán los sitios de: Tabacundo,
Malchingui, Puellaro, entre otros (Ver Mapa Nº 9).

10. CULTO A LOS ANTEPASADOS

Las prácticas mortuorias, de los pueblos de la región ecuatorial, a juzgar por sus
monumentos funerarios hablan a favor del culto a los ancestros, desvelar el misterio
que encierran dichos monumentos, implica remontarse a los primitivos montículos y
Tolas más simples, e intentar comprender las creencias que les dieron origen, para
hilvanar y reconstruir la filogenia de dichas manifestaciones. A decir, de los
arqueologos, posiblemente sus orígenes, se remontan al período Formativo, cuando
aparecen las culturas agrícolas, y por consiguiente las primeras manifestaciones de
jerarquización de la población o división social del trabajo, en la hoya de Quito, por las
evidencias arqueológicas, estos hechos se han registrado en la fase Cotocollao.

Por otra parte, los extirpadores de idolatrías, en su afán evangelizador, establecieron


claramente que entre los wacakuna de mayor veneración y adoración, estaban los
antepasados, cuyo culto ocupaba un lugar esencial, así por ejemplo, escriben que:

….Después destas huacas de piedra la mayor veneración y adoración de los


yndios es de sus Malquis que en los llanos llaman Munaos que son los huesos
o cuerpos enteros de sus progenitores y gentiles que ellos dicen son hijos de
las Huacas que tienen en los campos, en lugares muy apartados en los
Machaiz que son sus sepulturas antiguas y a veces los tienen adornados con
camisetas muy costosas o de plumas de diversos colores o de cumbi. Tienen
estos Malquis sus particulares sacerdotes y ministros que les ofrecen los
mismos sacrificios y hacen las mismas fiestas que a las Huacas y suelen tener
con ellos los instrumentos que ellos usaban en vida…. Unos de barro otros de
madera y algunas veces de plata pero para los Incas eran siempre deste metal
y oro”. (Oliva Annello. Cap. VI. Libro I. De las Muchas idolatrias. Ritos y
superticiones de los Yndios del Perú).

Se evidencia, que el culto a los antepasados o malquis, que se ha prolongado de


alguna manera hasta la actualidad, se rendía con reverencia y creencia firme en la
supervivencia de las almas. Este culto se manifiesta a través de una estrecha relación
con los espíritus o almas de los muertos, los cuales tienen todos los atributos humanos
menos la corporalidad que ellos han abandonado, pero poseen la virtud de la
inmortalidad. En principio, al parecer, se daban a los restos humanos sepultura en
cuidadosos enterramientos en el suelo de la casa donde las sepulturas eran cubiertas
por un montículo formado por un amontonamiento de tierra de forma redondeada o
cónica. Con el tiempo los pequeños montículos evolucionaron hacia construcciones
arquitectónicas, tolas y/o pirámides en formas geométricas (pirámide escalonada,
truncadas o, cónicas, como las chullpas del altiplano meridional).

96
Las construcciones funerarias en las culturas del altiplano norandino ecuatorial
(Capuli, Piartal y Tuza), presentan algunas tipologías, de acuerdo al difunto; desde
tumbas muy elaboradas con cámaras (2 o 3) pintadas y elementos simbólicos adjuntos
al suntuoso ajuar funerario (varias vasijas finas decoradas con policromía y diseños
geométricos, collares de conchas marinas y adornos de oro y tumbaga, pectorales,
orejeras, narigueras); otras con pozo cuadrado, rectangular u oblicuo, con una o varias
cámaras laterales comunicadas por puertas falsas, a notables profundidades, muchas
de ellas presentan una laja tapando la entrada a la cámara; hasta tumbas, con ajuares
sencillos (pocas vasijas), y pozos simples, sin cámara, a poca profundidad. En
general, la forma de los pozos y las profundidades de las tumbas varían de acuerdo a
la región, oscilando, entre: 1,50 y 10 metros, aunque, es evidente que en la
construcción de estas estructuras funerarias se invirtió una gran cantidad de mano de
obra.

Para desentrañar el significado de las tumbas se puede analizar detalladamente tanto


la forma como los elementos y las partes constitutivas de la misma, para mostrar las
metáforas asociadas. Si se analiza, la parte constitutiva de una tumba en forma de
túmulo, se observa que tiene forma muy estilizada de vulva, tras atravesar la puerta, le
sigue un corredor (vagina) por el que se desciende al interior de la tierra y
desembocaba en una sala circular abovedada donde se colocaba el difunto (útero).
Todo estaba recubierto de un túmulo cónico, montaña artificial de piedra y tierra vientre
embarazado (tierra), ello nos hace caer en la cuenta de que el conjunto de la tumba es
imagen metafórica del seno femenino.

Tanto la forma de la tumba, metáfora del seno materno, como la postura del muerto en
su tumba, manifiesta que se relacionaba el nacimiento con la muerte: se devolvía la
persona sin vida a la tierra, al Útero de la Gran Diosa Madre Tierra, de donde según
creencias universales, emerge la humanidad y donde halla su fin (nacemos de la tierra
y a ella volvemos). Así que no hay duda de que la tumba, con sus diferentes formas
evolucionadas a lo largo de los siglos, es símbolo del vientre embarazado /
representación del Útero Divino, metáfora perfecta entre la forma y lugar en el que se
engendra la nueva vida y la da a luz y el lugar en donde recoge a sus hijos, tras la
muerte para devolverlos a la vida / para darles resurrección.

Al muerto desde la más remota antigüedad le acompañaba en su tumba diversas


ofrendas que comprendían: las pertenencias más valiosas que había tenido en vida
(objetos de cerámica, metalurgia, etc.), así como provisiones. En efecto, cuando moría
el curaca o principal, era cubierto por ricos mantos y en sus montículos y/o tolas, se
enterraba buena parte de sus posesiones personales, comestibles, cántaros de
chicha, vasijas, copas, pututus, herramientas, joyas de oro, etc. Cada objeto, colocado
en la tumba, era guía para el camino hacia la otra vida. El hecho de las provisiones en
la tumba dan la clave y ponen de manifiesto las creencias respecto a la inmortalidad
del alma.

En el mes de los difuntos (noviembre), cuando hay que recibir a las ánimas de los
familiares, ofrecerles un banquete, colmarlos con los potajes preferidos en vida, darles
calor con las velas y embriagarlos con bebidas, se desarrolla una expectativa de
espera y una gran fraternidad por el regreso de estas almas. Una vez finalizados estos
ritos, los muertos retornan a su mundo. Cuanto mejor haya sido la recepción, con más
fervor ayudarán éstos a que las semillas germinen, crezcan, se logren, y el próximo
año regresarán más dispuestos hacia sus deudos. Los espíritus de los muertos tienen
la obligación y responsabilidad de preocuparse del bienestar de su grupo de
descendencia en el mundo de los vivos y éstos a su vez tienen la obligación de
venerarlos, recordarlos y esperarlos cada año.

97
IV. DE LA COSMOVISON Y MUNDOS QUE CONFORMAN LA
TOTALIDAD

“El cosmos según el pensamiento primitivo, vive, muere y se rejuvenece, como


los astros que lucen y desaparecen; como las plantas que son cabellos de la
tierra; como las fuentes que brotan y lloran como ojos telúricos, que forman los
ríos, sangre de la tierra; como las rocas que son la osamenta cósmica del
planeta; como las estalactitas que forman senos maternos en las cavernas”.
(Silvio Haro. El culto del Sol y la Madre Tierra en el reino de Quito. 1980).

98
11. REGIONES TERRESTRES: ANTISUYU, CUNTISUYU,
COLLASUYU, Y CHINCHAYSUYU

El cronista indígena F. Guamán Poma, en su voluminoso trabajo la Nueva Crónica y


Buen Gobierno (1584 -1614), por medio del cual pretendió presentar, a la corona
española, la situación en la que se encontraban los pueblos y culturas del antiguo
Tawantin suyu, luego de su sometimiento a la administración española, presenta en el
apartado correspondiente, un Mapa Mundi, que viene a ser una de las primeras
representaciones “cartográficas”, que para la época era un conocimiento avanzado y
que en la actualidad permite constatar la concepción que tenian los pueblos andinos
sobre el mundo creado. Alli se representan, al mundo de arriba o celeste (Hanan Pa-
cha), morada de los dioses estelares que aparecen en determinados acontecimientos
astrales; mundo terrenal (Kay Pacha), morada de los seres vivientes; y, mundo subte-
rraneo (Ucku Pacha), bajo el mar, ligado al centro de la tierra. También se representan
los ejes de orientación, según un particular punto de referencia que toma la salida del
sol como eje básico, es decir: cuatro direcciones que señalan los ejes diagonales de
orientación celeste y terrestre: Anti suyu, Chinchay suyu, Cunti suyu, y Colla suyu.
(Ver, Gráfico Nº 12).

Gráfico N° 12. ESQUEMA DE ORIENTACION ANDINA

El análisis interrelacional de los tres mundos que conforman la totalidad, y sus ejes de
orientación, admiten un sistema de orientación inscrito, en un todo septadimensional,
definiéndose siete direcciones, tres espaciales (Arriba, Centro, Abajo), y cuatro cardi-
nales (Este, Oeste, Norte, Sur), estas últimas relacionadas con ciertos colores, plan-
tas, animales y personajes mitológicos. En cuánto, al eje de orientación espacial, este
parece estar ligado a la temporalidad, adoptando en el plano el apelativo, Saya, que
marca dos posiciones: Hanan Saya, hacia arriba y Urin Saya, hacia abajo. El eje de

99
orientación cardinal, en cambio, parece estar ligado a la espacialidad, adoptando en el
plano el apelativo Suyu que señala cuatro direcciones: Anti Suyu, región comprendida
entre el sureste/noreste; Chinchay Suyu, región comprendida entre el noreste/noroes-
te; Colla Suyu, región comprendida entre el sureste/sur oeste y Cunti Suyu, región
comprendida entre el noroeste/suroeste.

Las regiones o partes que se dividen los mundos, contienen a su vez diversos
atributos, así el antisuyu, relacionado con en mundo yunga con sus propias
caracteristicas climáticas y fisiográficas, tiene como elemento distintivo, la luz, el calor,
el fuego, es el lugar donde nace el Sol; la región del cuntisuyu, donde se oculta el Sol,
destaca por el elemento agua, es el lugar del mundo yumbo, igualmente con propias
caracteristicas climáticas y fisiográficas; la región del collasuyu, en el altiplano tiene
como elemento: la tierra, (allpamama), su medio ecológico es favorable al desarrollo
de los auquenidos; y finalmente, la región del chinchaysuyu que tiene como elemento:
el aire, sede de los fenómenos atmosféricos: trueno, rayo, granizo, relámpago, lluvia,
tempestad.

La identificación de los ejes de orientación espacial y cardinal, seguramente obedece


al vasto conocimiento que los amautas indígenas desarrollaron con respecto al entorno
terrestre y celeste. La intersección de estos dos ejes o planos: Saya / Suyu, con el
mundo terreno (Kay Pacha), define el centro de origen, (Chaupi, aquí / ahora), punto
de creación del Cosmos en la tierra, que dará lugar a la noción del espacio sagrado y
por ende el simbolismo de centro. Este conocimiento proporciona las bases
conceptuales de orientación en el universo, identificando los hitos terrestres y celestes
que sirven de puntos o ejes de apoyo para su reconstrucción. En referencia, a la
orientación en el firmamento todos los indicios apuntan a Orcorara, la Montaña
resplandesciente, cuyos asterismos coinciden con los de la constelación de Orión, en
la Astronomía occidental, dicha constelación precisamente esta ubicada en el ecuador
celeste.

De otra parte, la ordenación del cosmos, se establece a través de la interconexión


entre las figuras celestes (planetas, constelaciones), y el mundo creado, de manera
que se puedan determinar ciclos calendaricos y por supuesto zodíacales. Al respecto,
las dos adaptaciones más importantes del ciclo zodiacal son fijas (las demás se produ-
cen por analogía); la primera, identifica los signos zodiacales con períodos mensuales
y el proceso con el período anual iniciado con el Equinoccio de Marzo; la segunda,
coincide con el gran ciclo de veinte y cinco mil novecientos veinte años (25.920), de la
precesión de los equinoccios, por el cual cada “era cósmica”, el equinoccio retrocede
un signo, es decir el número de grados correspondiente a la división del gran ciclo por
el número de constelaciones del zodiaco.

La configuración simbólica del Zodíaco Andino (en aymará: Huayra Thari, Camino de
Vientos), al parecer se estableció observando todas sus estrellas y constelaciones (co-
nocidas y veneradas en las distintas fases de evolución cultural de los pueblos de esta
región), desde el Ecuador, como no podía ser de otra forma, por su singular posición
en la latitud cero. Las referencias sobre las constelaciones conocidas son abundantes,
y casi todas representan animales de la fauna americana, o floresta amazónica, donde
incluso todavía perviven. También se manifiesta una correspondencia entre los arqueti-
pos celestes (constelaciones del zodíaco) con los hechos mitológicos, que de alguna
manera tratan de explicarlos.

Las divinidades que se identifican en el cielo engalanadas de estrellas, o grandes lumi-


nares se transforman en animales revestidos con ciertos atributos y poderes sobrena-
turales (puma, llama, serpiente, cóndor, pez, etc.), cuya función es auxiliar al gran dios
de la lluvia, y tempestad, a fertilizar la tierra y proteger las cosas creadas. Entre estos

100
seres divinizados destaca, la constelación del "felino de oro o relampagueante"
(Chuquichinchay), la cual participa de casi todos los grandes fenomenos atmosféricos,
rayo, trueno, relámpago, granizo, y lluvia; en este sentido, es comprensible desde el
punto de vista de los pueblos míticos que el gran animal celeste, objeto de veneración
religiosa, que tiene el poder de anunciar cada año, por medio del sol -en el orto helíaco
de una constelación-, el comienzo de los beneficios que llevaba generalmente a los
habitantes, los cambios estacionales, fuese adorado como un Dios, a veces más pode-
roso que el mismo Sol. (Scholten María.1982).

12. DIMENSIONES ESPACIO – TEMPORALES: ÑAWPA PACHA,


ANAN PACHA, KAY PACHA, Y UCKU PACHA

El concepto de Pacha, en la cosmovisión indígena, comprende la dimensión Temporal y


la dimensión Espacial, el pasado, el presente y el futuro coexisten y están ubicados en
espacios reales, específicos y contiguos. Nada desaparece, lo que ha sucedido, lo que
ha existido, se mantiene vivo ejerciendo influencia en el momento presente, en el aquí
y en el ahora. El tiempo no es lineal, es circular; el pasado es futuro, lo de atrás no está
a la espalda, se encuentra al frente. Esta conceptualización acerca del tiempo circular,
permea las interpretaciones temporales de los hechos; lo pasado no se carga a la
espalda, se encuentra al frente, hay que ir hacia él; se camina sobre el tiempo, el
pasado, el presente y el futuro se convierten en una sola categoría, en el aquí y en el
ahora.

En este contexto, la palabra Pacha, se refiere tanto al espacio como al tiempo, o al uni-
verso, así, el espacio / temporal, el mundo, se entiende como una totalidad. Desde
esta perspectiva, las dimensiones espacio – temporales comprenden: el Ñawpa
Pacha. Mundo antiguo, o de los antepasados. Allí moraba desde su eternidad el gran
Wiracocha, el creador; podría identificarse con el omnipresente “Señor de las varas
(Señor de las estrellas), con imágenes en Caral, Chavín, Paracas, Tiahuanaco, Wari, e
Incas, acompañadas de aves como el “Qiri Qinqi”, también llamado pájaro mago
compañero alado de Wiracocha, sabedor de la actualidad y el futuro, o animales, como
el Titi o puma, felino brillante o relampagueante que iluminaba la creación desde la
cima del mundo antes del Sol.

Hanan (Anak) Pacha. Mundo de arriba (morada de los dioses mayores y menores),
como: Inti, el Sol; Quilla (Pajsi), la luna; Illapa, el trueno; Pacha, la madre tierra;
Pachacamac, señor de los temblores; Wayra, dios del viento; Cocha, diosa del mar;
Kjunnu, dios de las nieves; Chuychu, el arco iris; Sara (conopa) constelación del maíz;
Kukka Manka, constelación de la coca; Chasca, estrella de la tarde (Venus);
Choquechinchay, Constelación del jaguar; Amaru, serpiente mitológica divina.

Kay Pacha. Mundo de aquí, donde se encuentra la Allpamama, escenario de lo visible


y cotidiano, lo que se ve crecer, florecer y cosechar; es el microcosmos en donde
transcurren las vivencias de la comunidad. Aquí se suceden los ciclos naturales:
agroecológico, vital, ritual y astral; todos los conocimientos indígenas, su sabiduría,
ciencia, tecnología y arte se basan en los ciclos naturales que se viven diariamente en
contacto permanente con la Allpamama.

El ciclo agroecológico, es la interrelación estrecha entre la agricultura y los cambios


que va experimentando la Allpamama en las diferentes épocas del año. Las
actividades agrícolas y los demás trabajos se organizan en función de este ciclo, que
puede ser dividido en etapas, según el calendario agrícola y la vida de la comunidad.
El ciclo agroecológico, interrelacionado con el resto de ciclos: vital, ritual, astral

101
determinará las épocas de preparación del suelo, siembra, aporque, floración y
cosecha, los tiempos de caza y de pesca, el tiempo de abundancia y escasez, la
reproducción de animales, los tipos de plantas, productividad, manejo de recursos, las
tecnologías agrícolas y pecuarias; será el centro de saber económico.

El ciclo vital, rige el desarrollo del ser humano; el nacimiento, el crecimiento, la


madurez y la muerte son sus principios rectores. Este ciclo esta presente en todos los
seres vivientes (plantas, animales), en los humanos, comprende los conocimientos
sobre la relación en pareja, la formación de los hijos, el desarrollo físico y psicológico.
Implica la comprensión de que el ser humano en su dimensión biológica, comparte con
los otros seres vivos la procreación, nacimiento, crecimiento y muerte. Existe una
íntima relación entre los ciclos de la naturaleza y el ciclo del ser humano, sin embargo
las relaciones que se establezcan son de índole cultural y dependen de las formas de
ver y entender el mundo.

El ciclo ritual, es parte esencial del corazón de las culturas, que se expresa, a través
de lo festivo, mítico y ritual; existen rituales sencillos en la vida diaria, iniciación de la
mujer o el hombre para ingresar en la vida de los adultos, los entierros, los cultivos de
las plantas, la sanación, etc., pues son indispensables para la correcta realización de
las actividades que preceden. También se dan rituales que afectan a la vida personal y
tienen gran importancia porque se relacionan con los aspectos más profundos del
hombre: puede ser el contacto con un ser superior, la recepción de poderes
extraordinarios, la curación o maleficio por parte de un yachac, etc.

En general los rituales que de alguna manera se refieren a las fuerzas naturales o
sobrenaturales se encuentran relacionados con las creencias. En tales casos el rito
suele ser el acto con el que se reactualizan los poderes primordiales explicitados en la
mitología y el modo de utilizar el poder sobre la naturaleza y el cosmos. Las
celebraciones rituales colectivas son un mecanismo comunitario de reproducción
social y de supervivencia cultural. Constituyen uno de los momentos más efectivos
para reforzar el sentimiento de identidad como pueblo. Se puede decir que tales
eventos son un símbolo vivo de esa unidad del grupo.

El ciclo astral, hace relación al influjo de los astros sobre la naturaleza, en la


convivencia humana, en la práctica ritual, en los saberes, conocimientos, y
manifestaciones culturales, en la dimensión femenina y masculina; la creación de
mitos en torno a la luna, el sol, las estrellas, obedece a estos influjos, ha sido y seguirá
siendo así por siglos. De la misma forma que el Sol influye en los seres vivos, con su
luz y calor, la Luna influye en su ciclo vital, son astros imprescindibles para el ser
humano y su relación con el entorno natural, ellos determinan los tiempos para
sembrar, para cosechar, para realizar rituales, etc.

Por último, el Uku Pacha. Mundo de adentro, del centro de la tierra de las
profundidades donde emergen diversos espíritus como Wari, dios de la guerra;
Huallallo Carhuincho, dios maligno del fuego, o Supay, rey del mundo de los muertos.

102
V. DE LOS MUNDOS SUPERPUESTOS

“La encomienda implicó de suyo la creación de una doctrina para servicio


religioso de los indios. La Doctrina fue el núcleo de vida cívica, que se
transformó en parroquia. Los doctrineros introdujeron el calendario de fiestas,
aceptadas en la Diócesis. Las centrales eran las Pascuas y Corpus Christi.
Pascua de Navidad y Corpus coincidían con las fechas de pago de tributo. Se
explica que circunstancias económicas, sociales y religiosas, dieron origen a
folklore de Navidad y Corpus. De este fondo popular anónimo nacieron los
pasillos para regocijo de los Pases del Niño y los Sanjuanitos, que
acompañaban a las fiestas de Corpus y San Juan”. (Jose Maria Vargas.
Historia de la Cultura en el Ecuador)

103
13. INVASION, CONQUISTA Y COLONIZACION ESPAÑOLA

Conocidas las versiones de las grandes riquezas de las tierras del Quito, luego de la
ejecución de Atahualpa, el adelantado Diego de Almagro, encarga a Sebastián de
Belalcazar, el cuidado de la entrada meridional a dichas tierras, ubicàndolo en la
ciudad de San Miguel de Piura, màs las ambiciones desatadas por las riquezas
mentadas, hacen que Belalcazar, abandone San Miguel y se dirija a Quito en busca de
los tesoros, llegando a esta localidad hacia el mes de julio de 1534……

“Y como el no haber hallado el tesoro que pensaron los trajese


desasosegados, ahincava mucho a los indios le descubriese si savian donde
se avia llevado a escondir. Algunos destos afirmaron que en Cayanbe estava
gran parte del tesoro enterrado y creyendo que fuera cierta esta noticia salio
Belalcazar en persona con toda la gente que avia en Quito porque aun no
heran llegados los que avian salido a entrar. Y llegados a un pueblo que se
dice Quiche, que es junto a Puritano, dizen que, hallando muchas mujeres y
muchachos porque los hombres andaban con los capitanes, mandó que los
matasen a todos sin tener culpa ninguna,,, crueldad grande.
Belalcazar codicioso por lo topar mandó ir a los peones con el repuesto por el
real camino hazia Cayanbe yendo con ellos algunos cavallos para reguardar; y
el con la demás gente fue por otro camino…
Y luego Belalcazar bolvio a encontrar a los suyos y caminaron todos para
Cayanbe. Donde vieron los campos llenos de manadas de ovejas y carneros
muy grandes y hermosos.
No hallaron ningún tesoro ni pasaron adelante porque Miguel Muñoz alféres de
Belalcazar vino a dar mandado como Almagro quedava en Quito y será bien
que contemos como vino y por que causa”. (Cap. LXX. Pág. 303 – 304).

Esta es la primera noticia, que se tiene sobre la existencia del pueblo Cayambe, e
incursión sobre su territorio, mencionándose, no sólo la posible existencia de tesoros,
que presumiblemente estaban en sus templos y adoratorios, sino también, los dos
caminos, que evidencian su interconexión con Quito y otros lugares, a través del
Capac Ñan, camino principal donde estaban situados una serie de centros poblados.
Aunque no se menciona, el templo del Sol, sin duda que debió ser visitado por los
invasores, quienes por orden de Diego de Almagro, tuvieron que regresar
inmediatamente para hacer frente a la arremetida de Pedro de Alvarado, que venía
desde la costa noroccidental, a la conquista del “Quito”.

Efectuadas las negociaciones entre los conquistadores (D. de Almagro y P. de


Alvarado), quienes se reunieron en Liripampa, la antigua capital de los Puruhas, para
arreglar sus desavenencias, se procedió por parte del Adelantado Diego de Almagro, a
las fundaciones de Santiago de Quito (15 agosto 1534), y San Francisco de Quito (28
agosto 1534), aunque la efectiva posesión de esta última se realizo tres meses
después, el día de pentecostés (6 diciembre 1534), encargándose a Sebastián de
Belalcazar, quién procedió a la repartición de las provincias del antiguo Reyno (hecho
que implicaba que Quito, era el centro político principal, así como la existencia de la
confederación territorial nativa), dándolas con título de Encomiendas a los
conquistadores que se habían destacado en sus servicios, haciéndose acreedores de
grandes recompensas. Al mismo tiempo que entregaba las provincias, Belalcazar,
recomendó hacer fundaciones españolas con el título de Asientos (sólo podían fundar
ciudades los que tenían cedula real de Adelantados, o en su defecto eran delegados
por aquellos), los cuales pudiesen pasar con el tiempo a obtener el de ciudades, o
villas, fundándoles en los mismos centros poblados indígenas.

104
La administración española, sustento las bases de la colonización, en la fundación de
asientos, villas, ciudades, en los principales centros de población indígena, con ello se
posibilito el establecimiento de diversas instituciones políticas (ayuntamiento o
municipio, corregimiento, gobernación y Real Audiencia), religiosas (doctrinas, iglesias,
conventos, monasterios, seminarios), y culturales (colegios). La evangelización de la
población nativa, fue el gran pretexto para la reorganización territorial, pues todo
centro poblado (ciudad o pueblo de indios), comenzaba con la instalación de la iglesia,
a la que seguía posteriormente otras edificaciones para la administración civil y
religiosa. Fueron las ordenes religiosas, amparadas en la difusión de la fé católica,
quienes tuvieron un papel fundamental en el proceso de aculturación, que después
deriva en sincretismo religioso, pues la aceptación del cristianismo por parte de la
población nativa, se efectúa adoptando las nuevas creencias a las antiguas prácticas.

A consecuencia de lo anterior, en las provincias del altiplano ecuatorial, en los antiguos


centros indígenas, se establecieron los primeros asientos españoles de Cayambe,
Otavalo, Caranqui, y Huaca. En este proceso de apropiación, el antiguo pueblo de
Cayambe, pasará a ser administrado desde el Corregimiento de Otavalo, que se
convierte en el centro de la administración colonial para el control de las Encomiendas.
En efecto hacia 1557 el gobernador de Quito, Gil Ramirez Davalos, nombra el primer
vara de justicia para la provincia de Otavalo y pueblos comarcanos de ella (Tusa,
Carangue, Mira, Pacha, Cayambe, hasta los términos de la villa de Pasto) cayendo
esta designación en Francisco de Araujo, se advierte, como Cayambe, pasa a ser
dependencia del Corregimiento de Otavalo (eregido hacia 1563), cuyos límites
comprendían desde el río Guayllabamba, al sur, hasta los términos de los Pastos, al
norte.

Transcurridas alrededor de cuatro décadas de iniciada la colonización, vistas la


situación de la población indígena y que el estado de la proclamada evangelización, no
había tenido mayores efectos, el Sinodo Quitense (1570), estableció, las siguientes
medidas:

“Ordenamos y mandamos que los curas de indios cada uno en su


doctrina, con consejo y a parecer de sus feligreses elijan un lugar en la
principal comarca de su población, donde sea temple acomodado, y en
dicho lugar hagan nuestros curas una iglesia bien fundada, donde se
junten a misa los domingos y fiestas de la doctrina de los naturales que
estuviesen poblados en legua y media a la redonda y no más. Y dicha
iglesia hagan parroquia de aquella doctrina”. (Pedro de la Peña 1570).

La aplicación de estas ordenanzas inicia el proceso de reordenamiento territorial, que


ocasionará la desaparición de algunos pueblos antiguos, y el surgimiento de otros
nuevos, algunos de los cuales adquirieron protagonismo, como fue el caso de San
Luis de Otavalo, escogido como asiento de españoles, que desplaza la importancia de
Caranqui, a la sazón la principal cabecera provincial, del Inkario en la zona norandina
ecuatorial, célebre por su magnifico palacio real, templo del sol y monasterio de
vírgenes, de todo lo cual apenas quedaron indicios, Sobre la misma ciudad antigua
fundaron los españoles el pequeño asiento de Caranqui, que desapareció con la
fundación de la villa de San Miguel de Ibarra (1606), situada en la espaciosa llanura
poco más abajo, a una legua, del citado primer asiento.

En cuánto a Cayambe, se convierte en doctrina, a cargo del clero secular, que tenían
como modalidad, bautizar a sus parroquias con el nombre de un apostol o de un santo
en boga de devoción; mientras el clero regular (ordenes mendicantes: Franciscanos,
Agustinos, Mercedarios, y Dominicos), infundía en sus doctrinas el afecto a su

105
respectivo fundador. Al parecer antes de proceder a las reducciones para formar
“pueblos de indios” (1573), el pueblo de Cayambe, ya tenía una iglesia, dedicada a
Nuestra Señora Pura y Limpia Inmaculada Concepción, lo que significa que fue
construida en el antiguo pueblo (principal comarca de su población. Confer. Cit. Ant.),
donde residía el cacique principal, según las disposiciones para el adoctrinamiento de
naturales; al respecto el primer pliego de Constituciones (Promulgado por el Arzobispo
de Lima Fray Jerónimo de Loaysa, en 1545, luego revisadas por La Gasca en 1549),
establecía las normas para la acción de los sacerdotes en el Obispado de Quito,
(eregido en 1543), entre otras cosas ordenaba:

“Primeramente encargamos a los susodichos que tengan especial cuidado no


haciendo sobre ello vejación a los indios, que en el pueblo donde residiere el
cacique principal se haga una casa a manera de iglesia donde los indios
se junten a oir la doctrina cristiana y donde se diga misa, adornando el
altar de la mejor manera que ser pudiere y poniendo en él alguna imagen
o imágenes, y para que en la dicha casa se administren los sacramentos del
bautismo y matrimonio y penitencia, no convirtiendo ni dando lugar que en la
dicha iglesia se junten para otra cosa más de para la administración de los
santos sacramentos”.

Luego ordena que se “averiguen los sitios de las guacas y adoratorios y se


remplazen las cruces en lugar de los idolos y se explique a los indios la
solicitud de la iglesia en sacarlos de sus errores para darles medios de
salvación”. Se determina también los días de fiesta de guarda, señalando como
tales, “los domingos, Navidad, Circuncisión, Epifanía, Resurrección, Ascensión,
Pentecostés, Corpus Cristi, Natividad, Anunciación, Purificación, Asunción, y
San Pedro y San Pablo”. (José María Vargas. Pag. 163. Conquista Espiritual
del Imperio de los Incas).

Con el objeto de realizar un apostolado difusivo, prescribió a los “doctrineros


que procurasen juntar a los hijos de los caciques y después de instruirlos
suficientemente, los enviasen a sus repartimientos con la consigna de enseñar
la doctrina a los muchachos indios y de retraerlos de sus guacas, poniendo en
ellas el madero de la cruz. No descuido tampoco la vigilancia a los hechiceros
de cuyas supercherías se debía desengañar a los indios”. (Idem. Pág. 166)

En efecto, los colonizadores cimentaron el proceso de aculturación en base al


adoctrinamiento de los hijos de los caciques, tal como sucedió con el cacique de
Cayambe, D. Jerónimo Puento y otros caciques vecinos (Otavalo, Caranqui, etc),
quién fuera adoctrinado por los franciscanos, primero en el monasterio de Otavalo,
donde le enseñaron la doctrina cristiana, a leer, escribir y cantar, para luego llevarlo al
convento de Quito, donde fue colegial y desde donde sus familiares le llevaron para
que asuma las funciones de cacique, aunque estuvo presto a servir a los intereses de
los conquistadores, como consta en su propia probanza de méritos, donde destaca
haber contribuido al sometimiento de Jumandi, en la región oriental.

Las disposiciones del virrey Francisco de Toledo (1573), que tenían como objetivos
mejorar el cobro de tributos a la población indígena, facilitar la explotación de la mano
de obra e intensificar su evangelización, mediante las reducciones o concentración de
la población indígena, en los “Pueblos de Indios”, aunque a la usanza española, fueron
acatadas en la Real Audiencia de Quito, por su propio presidente, D. Pedro Hinojosa, y
el corregidor Juan Zárate, quienes acompañados por doctrineros franciscanos y
mercedarios procedieron a realizar las reducciones, en el territorio de los pueblos del
altiplano norandino. Los resultados de este proceso están recogidos en la relación
geográfica realizada por el corregidor de Otavalo, D. Sancho Paz Ponce de León

106
(1582), quién describe como están conformados los pueblos de su jurisdicción,
algunos, producto de las reducciones ordenada años atrás, por el virrey Toledo.

El emplazamiento de los pueblos del Corregimiento de Otavalo (1582), demuestra


vestigios del antiguo Ordenamiento Territorial, las propias distancias corresponden al
sistema de medidas nativo (legua Inka o Tupu), así como la ubicación de algunos
pueblos, siendo importante identificar, en este estudio, los sitios relevantes,
relacionados con la reorganizacion territorial para establecer relaciones entre su
emplazamiento con la aplicación de conocimientos de geometría básica y los
movimientos aparentes del sol. (Ver, Mapa N° 11).

Hacia fines del siglo XVI, en la zona ecuatorial, las ordenes religosas, habían
establecido las doctrinas de: Oyacachi, Guayllabamba, Cayambe, Pimampiro, Mira y
Zámbiza, regentadas por clérigos seculares; mientras los religiosos de San Francisco
se habían establecido en: Cotocollao, Pomasqui, Calacalí, San Antonio, Peruchi,
Malchingui, Otavalo, la Laguna, Cotacachi, Atuntaqui, Urcuqui, Caranqui, San Antonio
de Caranqui, y Salinas; los Mercedarios, tenían a su cargo los pueblos de: Caguasqui,
Tucar, Puntal, y Guayan.

Durante la colonia, Cayambe es un pueblo de indígenas y algunos mestizos, atendido


por curas doctrineros, y formando parte del Corregimiento de Otavalo, aunque sus
tierras fueron muy codiciadas por su gran producción agropecuaria. La extracción de
riquezas, que en principio se centro en el saqueo de templos, wacas, tumbas, que
significo al mismo tiempo la destrucción de la arquitectura nativa, luego deriva en la
explotación de las minas de oro y plata, obrajes y principalmente explotación agrícola,
cuyos productos agrícolas básicos (cebada, papas, maíz, y trigo, además de quesos,
huevos y aves), abastecían al mercado de Quito. Para fines del Siglo XVII el paisaje
agrario aparece dominado por la producción de maíz, trigo y vacunos; en los páramos
las ovejas han sustituido a los camélidos, y el ganado vacuno, tubérculos y cebada,
han transformado definitivamente el entorno natural.

El largo proceso de dominación española, teniendo como telón de fondo la


evangelización, que apuntaba a desarraigar al indígena de sus creencias y formas de
ser y sentir, se sustento en el despojo de tierras, pago de tributos, servidumbre y
explotación de la mano de obra, entre tantos otros aspectos, que hacia el siglo XVII, se
consolida en el sistema de hacienda que significo la pérdida de la tierra por parte de la
población indígena. En Cayambe los hacendados (algunas familias particulares y las
ordenes religiosas: Agustinos, Mercedarios, Dominicos, y Jesuitas) llegaron a controlar
casi todo el territorio cultivable (94.2%), viéndose los indígenas obligados a
incorporarse como fuerza de trabajo.

En el siglo XVIII el dominante sistema de hacienda comprendía todas las tierras fértiles
y de mejor productividad, trabajadas por las dos terceras partes de la población
indígena, que compulsivamente tuvo que adaptarse a las nuevas técnicas de labranza,
así como a los obrajes y trabajo servil que perdurará hasta bien entrada la vida
republicana (mitad del siglo XX). El campo, como antaño, se convertira en el lugar de
la reproducción social y cultural de la población indígena, aunque ahora desenajenado
y en propiedad de quienes usufructuan su riqueza, por lo tanto, será también
escenario de los conflictos revueltas y levantamientos, contra hacendados
explotadores, los cobradores de tributos y el abuso de las autoridades civiles y
eclesiásticas, que sólo registra desenlaces favorables a la población indígena a partir
de la segunda mitad del siglo XX, con la expedición de reformas y leyes, al sistema
agrario.

107
108
14. REORDENAMIENTO TERRITORIAL Y TRANSFORMACION
DEL ENTORNO

El conocimiento del medio natural, manejo de recursos naturales, técnicas


agropecuarias e industriales (regadío, cerámica, metalurgia, textiles, etc.),
ordenamiento territorial, manifestaciones arquitectónicas y prácticas culturales
(rituales festivos), de los pueblos y naciones de la región ecuatorial, fueron fácilmente
aprovechadas por las prácticas del conquistador, en su afán de obtención de riquezas
y de evangelización, por lo cual la administración colonial tuvo que adecuarse en
muchos casos, a estos conocimientos, principalmente en lo referente a las anteriores
configuraciones territoriales, permitiendo de hecho la supervivencia de muchos centros
poblados, aunque fueron bautizados con los nombres de los santos y mártires de la
religión católica.

En este contexto, los conquistadores se apropiaron del territorio, población incluída y


se repartieron los pueblos o asientos indígenas, mediante las Encomiendas y
Repartimientos; al pasar las tierras a manos del los encomenderos, estos introdujeron
cambios en las prácticas agrícolas y ganaderas. La reducción de la población nativa,
por las guerras de conquista, que se prolongaron por cerca de cuatro décadas, y huida
de la población hacia la región oriental debido a la evangelización, explotación de la
mano de obra en el trabajo de minas y obrajes, genero un proceso de transformación
del entorno natural y reordenamiento territorial, con la desaparición de varios pueblos,
que luego se complemento con las reducciones de población, en un asiento principal
(Pueblo de indios), implementadas por el virrey Francisco de Toledo.

Efectivamente, Francisco de Toledo, denominado el reorganizador del Perú, habiendo


tenido informes que la evangelización no había calado en la población indígena, así
como a su pretensión de incrementar el cobro de tributos en beneficio de la corona e
iglesia, dispuso la ordenanza57 para la reducción de las poblaciones de indios, que en
el caso de la Audiencia de Quito, se darían cumplimiento, con el nombramiento del Dr.
Pedro Hinojosa (1573), como visitador general, quien con la asistencia de los
doctrineros franciscanos y mercedarios, procedería con estas tareas. Las
disposiciones más importantes de tales ordenanzas se citan a continuación:

“Y porque la principal causa de la visita general es para dar orden y forma


como los indios tengan dotrina competente y mejor puedan ser instruidos en
las cosas de nuestra santa fe catolica y con mas facilidad y comodidad se les
puedan administrar los sacramentos y sean mantenidos en justicia e vivan
políticamente como personas de razón y como los demás vasallos de su
Majestad. Y para que esto tenga efeto conviene que los indios que viven
divisos e derramados se reduzcan a pueblos con traza y orden y en partes
sanas e de buen temple haviendo visto los principales pueblos de los tales
repartimientos que visitáredes e disposición de la tierra, habéis de
proveer cómo en cada repartimiento los indios se reduzgan a los menos
pueblos que se pueda, en la cual reducción e población guardaréis la orden
siguiente:

… Iten. Haviba consideración al número de los indios de cada


repartimiento, veréis en cuántos pueblos se podrán cómodamente reducir
y poblar todos los indios de tal repartimiento, procurando que sean los
menos pueblos que ser pudiere. Y para ello se escogerán los mejores sitios
e más abundantes de los que hobiere en el repartimiento, procurando en
cuanto fuere posible en tal reducción se haga a voluntad y contento de los

57
En Jauja 17 Noviembre 1570.

109
caciques y principales e indios de repartimiento, representándoles y dándoles a
entender que se han de reducir a muchos menos pueblos de los que les
pareciere que se han de poblar, para que teniéndolo así entendido los caciques
e indios vengan con más facilidad a reducirse en los pueblos que os pareciere,
y tengan por pro y buena obra en que se reduzgan a más pueblos … usando
para ello de los mejores medios que se pudieren…

….Iten. Hauiendo concluido con los indios en el número de pueblos a que


se huvieren de reducir, daréis orden e traza con los dichos pueblos por
sus calles y cuadras que sean anchas y derechas, y dejando en medio
plaza e sitio para la iglesia sino la huviere, y para casa de los sacerdotes,
y solar para casas de comunidad y Cabildo y juzgado de los alcaldes que
ha de haver, y cárcel con aposentos distintos para hombres y mujeres, y
corrales para su servicio de la tal cárcel, e aposento para el carcelero.

…Iten. Trazaréis la casa del cacique principal que sea con más anchura y
alguna más autoridad que las de los indios particulares, de manera que
en el principio della haya patio y aposento bastante en que se puedan
juntar con el cacique los españoles e indios del repartimiento cuando
hobiere de tratar de las cosas tocantes al bien público y gobierno del
repartimiento. Y demás del dicho patio y aposento trazaréis que haya una sala
donde el dicho cacique pueda vivir y estar entre día. E a una parte de la dicha
sala haya cámara y recámara, para que en la cámara duerma el cacique con
su mujer y en la recámara estén sus hijas e las demás mujeres del servicio de
la mujer del dicho cacique. E a la otra parte de la sala, otras dos piezas para
los indios varones del dicho cacique e para los demás indios de su servicio,
para las cuales no haya entrada ni salida al aposento del cacique. Y
procuraréis cómo en lo demás de los dichos aposentos haya servicio de
cocinas e corralones necesarios para el servicio de la casa.

…Iten. Advertiréis en cuanto fuere posible y la disposición diere lugar que


las dichas reducciones de pueblos se hagan distantes de las guacas y
mochaderos que los indios solían tener en tiempo de su infidelidad.

…Iten. Proveeréis de manera que dentro de breve término todos los


indios de cada repartimiento se pase a vivir e morar a los pueblos donde
se mandaren reducir, apercibiéndoles que pasado el término se les
derribarán las casas antiguas y serán castigados sino se pasaren, dando
cargo a los caciques y principales para que los hagan pasar y edificar sus
casas dentro del dicho término, so pena de suspensión de cacicazgos y
que a costa de los tales caciques se podrán personas que hagan la dicha
reducción….

Estas ordenanzas evidencian el proceso de destrucción de las wakakuna o


adoratorios, arquitectura nativa y transformación de los pueblos e imposición de
trazados según los intereses de los conquistadores; dicho proceso, además significo la
desaparición de símbolos, violación de lugares sagrados y apropiación del territorio,
que sentarían las bases del proceso de sometimiento colonial.

El emplazamiento de los pueblos del Corregimiento de Otavalo, asiento indiano de


fundación española (San Luis de Otavalo), relatada por el Corregidor Sancho Ponce
de León (1582), recoge la reorganización territorial, plasmada en las antiguas
provincias de Otavalo, Cotacachi, Tocache, Urcuquí, Tontaqui, Cayambe, Poritacos,
Linguachis, Collahuasos y Tabacundos. Dicha reorganización, contienen información
que permite constatar en el terreno las reducciones o fundación de pueblos de indios,

110
algunos producto de las reducciones de población ordenada por el Virrey Toledo, sin
embargo, también es posible comprobar la vigencia del sistema de medidas nativo,
que de alguna manera permite certificar que pueblos conservan las coordenadas
antiguas. (Ver, Mapa N° 11).

Con los datos de la relación citada, es posible identificar sitios relevantes relacionados
con la reorganizacion territorial para establecer una relación entre su emplazamiento
con la aplicación de conocimientos de los movimientos aparentes del Sol y de
geometría básica, cuyas distancias corresponden a las antiguas medidas nativas
(legua Inka o Tupu). Hacia el último cuarto de siglo, los pueblos del altiplano ecuatorial,
estaban convertidos en Doctrinas, asi tenemos que Guayllabamba y Cayambe, eran
Doctrinas a cargo del Clero secular; las Doctrinas fueron el germen de las futuras
Parroquias

Durante el siglo XVII, se registran en el pueblo de Cayambe, varios ayllukuna con sus
respectivas autoridades, que sobrevivieron al proceso de reducción. Pasada la
segunda mitad de este siglo (1668), un censo de la corona, registra alrededor de 2.707
indígenas configurados en torno a los ayllukuna sobrevivientes, que dan cuenta de la
pervivencia de la organización comunal construída desde tiempos remotos.

Pasado el primer tercio del siglo XVIII (1739), el altiplano ecuatorial, estaba
administrado por tres Corregimientos58, situados en el centro y norte de la zona
ecuatorial, a saber: San Miguel de Ibarra, Otavalo y Quito, en estos últimos, estaba
repartido mayormente el pueblo Cayambe. El Corregimiento de San Miguel de Ibarra,
antes pertenecía al Corregimiento de Otavalo, que se dividió en dos, a raíz de la
fundación de la villa de Ibarra (1606), que se convirtió en cabeza del Corregimiento,
abarcando 8 pueblos principales o parroquias: Mira, Pimampiro, Caranque, San
Antonio de Caranque, Salinas, Tumbabiro, Quilca y Cahuasquí. Por su parte el
Corregimiento de Otavalo, cuya cabeza era el asiento de Otavalo, estaba conformado
también por 8 pueblos principales o parroquias incluído Otavalo, a saber: Cayambe,
Tabacundo, Otavalo, Atuntaqui, Cotacachi, San Pablo, Tocachi, y Urcuquí. En el
Corregimiento de Quito, había 25 pueblos principales, entre los que constaban
Guayllabamba y el Quinche.

La descripción del pueblo de Cayambe, registra que esta ….”situado en medio de un


espacioso llano, hace espaldas uno de los cerros más corpulentos de aquellas
cordilleras cuyo nombre es Cayanburo; no es ni menos alto ni menos quaxado de yelo
que el de Chimborazo; descuella su altura por entre los muchos que median entre él y
Quito, y se dexa ver agigantado desde aquella ciudad… La vecindad de este cerro
hace todo el llano de Cayambe de temple algo frío”. (Antonio de Ulloa…).

Años más tarde J. Velasco (1763), relata que el puebo de Cayambe, es de puros
indianos, pues el asiento que empezaron a establecer los españoles fue muy pronto
abandonado por el frío de su altura, y vecindad con el nevado Cayambe. Se conservan
en su jurisdicción las ruinas y vestigios de varias fortalezas y plaza de armas y el
célebre templo del Sol. También en el pueblo de Tontaqui (antiguo Atúntaqui), se
conservan los vestigios y memorias de la mayor plaza de armas que tuvieron los reyes
de Quito, todavía se hallan en esa llanura innumerables tolas o sepulcros, en figura de
pequeñas montañas cónicas.

58
A la fecha, la Audiencia de Quito, se componía de cinco gobernaciones que eran: Quito, Cuenca,
¿¡¡?¡?y 9 Corregimientos que eran: San Miguel de Ibarra, Otavalo, Quito, Latacunga, Riobamba, Chimbo
o Guaranda, Guayaquil, Cuenca y Loja.

111
Posteriormente, en los albores de la vida republicana, Cayambe será parte de la
provincia de Imbabura. Luego en la Convención Nacional (1851), adquiere una nueva
figura política administrativa, rectificándose la creación del cantón, aunque pasará a
pertenecer a la provincia de Pichincha, la jurisdiccional cantonal comprendía las
parroquias de Cayambe (cabecera cantonal), Tabacundo, Cangahua, Tocachi, y su
anexo Malchinguí. La vida republicana registra la incoporación de la población
indígena al Estado nación, aunque sólo con la revolución liberal, se eliminarán algunas
cargas que pesaban sobre ellos, como el pago de tributos, y tuvieron acceso a
determinados servicios como la educación.

Hacia el año 1883, se cambia su nombre por el de Bolívar, y se suman dos nuevas
parroquias: Guayllabamba y Otón. Hacia 1897, el cantón Cayambe comprende las
parroquias de: el Quinche, Guayllabamba, Otón, Cangahua, Malchinguí, Tocachi,
Tabacundo y Olmedo (Pesillo). En 1912 las parroquias de Malchinguí, Tocachi, la
Esperanza, y Tabacundo, pasaran a formar el cantón Pedro Moncayo

La revolución liberal, inicia la liquidación del tradicional sistema hacendario59, opresor


de la población indígena, mediante la confiscación de las propiedades de las ordenes
religiosas (1908), en nuestra área de estudio, son los casos, de las haciendas
propiedad de la Orden Mercedaria: Pesillo, La Chimba, Moyurco, ubicadas en la
Parroquia Olmedo. Así mismo, el régimen liberal impulsó un conjunto de programas
como la abolición de la servidumbre, la incorporación de los indígenas al mercado
laboral, la alfabetización, cedulación, participación en el sistema electoral, y obras de
infraestructura básica (electrificación, vialidad, etc.). Posteriormente, la disolución de
las relaciones hacendatarias, pasará a iniciativa de la población campesina, que
mediante la organización y movilización, logrará poco a poco la recuperación de sus
tierras, que se cristaliza en la Reforma Agraria (1964).

En efecto, si bien la Reforma Agraria produjo un mejor acceso a la tierra para las
comunidades indígenas, esto no significo salir de la pobreza, pues los suelos más
degradados (82.87%), situados en altas pendientes, están ocupados por ellos;
mientras tanto los terratenientes y medianos propietarios ocupan las tierras fértiles,
con riego (75%). A partir de la expedición de la Ley de Comunas, la organización
comunal tomo impulso, multiplicándose a partir de los años 50, coincidiendo con un
crecimiento importante de la población, y por lo tanto una presión sobre la tierra, que a
lo largo de estos años ha ido cediendo a favor de la población indígena. Según el
censo agropecuario de 1949, el 91.4% de la tierra en Cayambe estaba en manos de
los hacendados, porcentaje que disminuye para 1987 ya que controlan el 56.6% de la
tierra y los campesinos (con unidades menores de 20 has.) controlan el 37.8%.

Si bien, las mejores zonas del valle, con acceso al mercado, siguen concentradas en
manos de los hacendados, quienes han incorporado tecnología para la agroindustria y
producción especializada destinada el mercado externo. Sin embargo, las
comunidades indígenas en sus tierras, lograron desarrollar una producción
diversificada (papa, cebolla, cebada, habas, chochos, etc.), que les ha proporcionado
cierta autonomía económica, pues estos productos tienen demanda en el mercado
generando utilidades. Además, existen iniciativas de tecnificación agrícola, uso de
distintas técnicas de riego (aspersión, goteo), siembras bajo invernadero, etc., que han
posibilitado su inserción en la demanda del mercado local (producción de leche para la
agroindustria), y externo (cebolla, etc.). El proceso de recuperación de la tierra ha

59
La reproducción económica de la hacienda se basa en el uso extensivo de los recursos naturales y en la
existencia de mano de obra abundante y barata. Los métodos de cultivo son de tipo extensivo indicadores
del bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.

112
permitido la multiplicación significativa de comunas, y reagrupación de los Cayambis
como pueblo con una identidad propia, organización comunal y redes de parentesco,
afinidad y alianza, que han conducido a la reconstitución de su antiguo territorio,
proceso que continua en nuestros días.

En este marco, la actual organización politico administrativa del cantón Cayambe,


presenta las carácteristicas siguientes: limita al Norte, con la provincia de Imbabura; al
Sur, con el D.M. de Quito; al Este, con la provincia de Napo; y al Oeste, con el Cantón
Pedro Moncayo, ocupando una superficie de 1.350 km2, donde se emplazan las
parroquias urbanas de: Ayora, y Juan Montalvo, y las parroquias rurales de: Olmedo,
Cangahua, Santa Rosa de Cusubamba, Otón y Ascazúbi. La parroquia Olmedo, fue
sede de antiguas haciendas clericales, como Pesillo, principal hacienda agrícola y
ganadera, donde se producen quesos y bordados; y La Compañía, dedicada a la
ganadería de leche, agricultura y floricultura. La Parroquia Cangahua, sede de la
hacienda Guachalá, uno de los grandes obrajes de la colonia española; construida
con bloques de cangahua, mantiene reminiscencias de arquitectura colonial, con un
amplio patio rodeado de corredores, donde tenían lugar tradicionales ceremonias
como la entrega de Ía "Rama de gallos", al inicio del verano. La Parroquia Santa Rosa
de Cusubamba, era camino obligado de los chasquis que transitaban con mensajes a
lo largo de la región; en la colonia, la zona pasó a ser un enorme latifundio (hacienda),
que se ha ido desmembrándo poco a poco por la intervención del INDA (antiguo
lERAC), y las ventas realizadas por sus propietarios a los huasipungueros o
minifundistas. La Parroquia Otón, apta para la ganadería en pequeña escala, ha
tomado importancia por la preparación del guarango (chicha del penco), bebida muy
consumida, pura o con frutas, en las fiestas del solsticio de verano. Finalmente, la
Parroquia Ascazúbi, que conserva su carácter agrícola, de lo cual no se salvan ni los
páramos en la parte alta, que son utilizados, para el sembrío de papas, cebada, habas,
mellocos, ocas y pastoreo de los animales.

15. MESTIZAJE BIOLOGICO Y SINCRETISMO RELIGIOSO

El proceso de colonización, vino aparejado con el mestizaje biológico y sincretismo


religioso; en el primer caso, es evidente que en ningún pueblo de colonización
española, se puede hablar de “pureza de la raza”, pues se dio un proceso intenso de
mezcla racial, entre indios, blancos, y negros, a tal punto que en una clasificación
realizada desde la administración colonial identifica una tipología racial denominada
“no te entiendo”, precisamente por la imposibilidad de establecer el nivel de mestizaje.
Este hecho demuestra en realidad que los pueblos del altiplano ecuatorial son
mestizos en mayor o menor grado, siendo más lícito hablar de grados de
mantenimiento de las formas culturales nativas debido a la separación del mundo rural
(hábitat de la mayoría de población indígena), y el mundo urbano (sede de la mayoría
de población mestiza), donde se dieron claramente dos formas de vida distintas,
producto de la intensidad del proceso de aculturación, aunque interrelacionadas. En el
campo, las comunidades lograron escapar, o mejor vivieron el proceso de aculturación
de forma más atenuada que los habitantes de la ciudad, circunstancias que les
permitió mantener incolumenes ciertas instituciones, creencias, formas de vida y
manifestaciones culturales, que atestiguan la vigencia de los patrones ancestrales.

Esta reflexión, en ningún caso pretende simplificar el proceso de mestizaje biológico,


aparejado con el azaroso proceso de aculturación que han tenido que soportar los
pueblos del altiplano ecuatorial, sino que más bien trata de poner en evidencia que el
proceso de mestizaje afecto por igual a todos los pueblos y que más bien la
diferencias son de indole cultural, entre pueblos que han logrado mantener en mayor o
menor medida el legado ancestral o formas de vida comunitaria. En este sentido,

113
frente a la tendencia de cierto fundamentalismo indígena que a veces da la impresión
de querer invertir la visión racista trasnochada de la sociedad, al presentar al mestizo
como el causante de todos los males, es preciso clarificar el debate para ejercer de
forma decidida el proceso de interculturalidad que demanda la actual formación social
ecuatoriana.

En el segundo caso, de sincretismo religioso, bajo formas del culto cristiano, han
permanecido latentes la veneración de las antiguas deidades, lo cual indica que las
creencias nativas, lograron sobrevivir en las prácticas religiosas cristianas, este
proceso se puede constatar desde el mismo momento que se inicio la evangelización,
cuando los primeros misioneros rebasados por su monumental tarea, optaron por la
sobreposición religiosa, además de arrasar y derribar los templos indígenas, los
bautizaron poniendo encima alguna expresión cristiana (un nuevo templo, una cruz);
de modo que las manifestaciones religiosas que ahí se realizaran en adelante ya no
estuviera dirigido a la divinidad indígena, sino al Dios cristiano. Esta metodología,
paradojicamente facilitó conservar los antiguos santuarios y símbolos religiosos
nativos, cubriéndolos de cristianismo. Al darse cuenta de ello, los principales indígenas
participaron activamente en la construcción de los templos cristianos pues tenian la
oportunidad de reflejar o enterrar en sus altares y muros las imágenes de sus propias
divinidades. El procedimiento implicó un encubrimiento de lo propio con adiciones
sobrepuestas venidas del cristianismo; dicho encubrimiento provino tanto del lado
eclesiástico, al querer una cristianización rápida de los indígenas, como del lado
indígena para mantener lo propio en el contexto de la “aceptación de la
evangelización”.

La yuxtaposición de símbolos cristianos encima de expresiones de la religiosidad


indígena poco a poco fue llevando a la sustitución de unos símbolos por otros, y lo
mejor fue adoptar el símbolo extranjero. Los santos y sobre todo la Virgen María
fueron los símbolos más socorridos; ellos y ella empezaron a ocupar el lugar que
tenían antes las manifestaciones indígenas del Creador o Hacedor de todas las cosas,
el Sol, la Luna, las constelaciones, el trueno, el rayo, el relámpago, la tierra, la lluvia, la
fecundidad, etc. Por esta técnica de sustitución60, la mayoría de los santos patrones de
los pueblos ocuparon el lugar de las antiguas deidades nativas.

Las comunidades indígenas entendieron, que su consentimiento a la evangelización


no debía reducirse a la aceptación fanática de la fé cristiana, sino que junto a ella,
debían incluir consciente o incoscientemente las expresiones más antiguas de
entender y vivir la experiencia religiosa con sus divinidades, y fue lo que hicieron. Este
proceder no implicaba ningún problema, para los indígenas, pues en su largo proceso
civilizatorio así habían actuado. Al parecer, al principio, tampoco los conquistadores y
misioneros se percataron de las profundas implicaciones de su accionar misionero,
que propició la yuxtaposición religiosa, viendo a los nuevos feligreses tan respetuosos
en los actos de culto cristiano y escuchar que a todo decían que sí, creyeron que esta
aceptación de la fe cristiana conllevaba el abandono de las creencias antiguas. Por
eso junto a los templos indígenas construyeron templos cristianos, y aceptaron que
junto a la práctica oficial del culto, la gente siguiera haciendo manifestaciones
religiosas propias.

La población indígena, convertida al cristianismo tenía el deber de cumplir con la


nueva fe traída del exterior, aunque igualmente sentían la necesidad de mantenerse
fieles a las creencias antiguas. No estaban convencidos de tener que abandonarlas,

60
Este mecanismo de poner en vez del símbolo indígena, un símbolo cristiano equivalente o parecido, dio
como resultado un cristianismo, vivido en moldes indígenas, y una religión indígena cristianizada, esto es,
dentro de esquemas cristianos.

114
porque jamás aceptaron la argumentación misionera de que no era a Dios sino al
Diablo a quien veneraban sus antepasados. Para ellos era el mismo Dios sólo que en
formas y modalidades diferentes. Y la mejor manera de expresar esta convicción era el
método de la yuxtaposición de símbolos religiosos. Hasta nuestros días la vivencia de
su fe, mantiene tanto las formas religiosas cristianas como las reminicencias de la
época prehispánica. Ellos van a la Iglesia y rezan a Cristo y a los santos; pero con la
misma devoción van a los cerros, cuevas, manantiales o sitios sagrados propios para
implorar el auxilio del Dueño de la vida que está en cada uno de esos lugares.

En síntesis, la connivencia entre las religiones cristiana e indígena permitió, en la


práctica, que los pueblos indígenas vivan una doble religiosidad que poco a poco ha
ido expresándose abiertamente; así como, la yuxtaposición, sobreposición, y síntesis
novedosas de ambos aportes, reconciliando los dos mundos religiosos que la
conquista espiritual había contrapuesto; ejemplos emblemáticos, para el caso del
pueblo Cayambe, son la Virgen del Quinche, (tallada por Diego de Robles), quien
sustituye a la Mamaquilla61, en su relación con los períodos de lluvia y capacidad de
amparar y guiar la vida animal y vegetal; virgen, que primero estuvo localizada en
Oyacachi (piedemonte amazónico, aunque y física y culturalmente está volcada al
altiplano), y ahora se venera en el famoso santuario del Quinche; y San Pedro, la
nueva expresión de Chuquilla, Inti Illapa, o Catuilla, la divinidad que engloba al Rayo,
Trueno, Relámpago, y Resplandor, entidades todas que se reconocen como
emparentadas sólo cambiando de nombre según las regiones.

Esta deidad polimorfa, llamada comúnmente Chuquilla o simplemente Illapa,


(“Chuquiylla Yllapa que era la huaca de relámpago y Trueno y Rayo la qual huaca era
forma de persona, aunque no le vían el rostro [...]”, (C. Molina, 1995); de acuerdo a las
diferentes culturas que se desarrollan en el altiplano, sufrirá sucesivas metamorfosis,
según los pueblos que le rinden culto, lo cual se hace bajo distintas formas y ante
imágenes también diferentes; lo que no cambia, es su naturaleza como dios del
trueno, rayo, relámpago y tempestades.

La última de las transformaciones tiene lugar después de la conquista, cuando los


evangelizadores para explicar el misterio de la Santísima Trinidad, los unificaron en
una sola deidad; sin embargo, los indígenas generalmente prefirieron integrarlos a la
imagen del apóstol Santiago. Las fiestas principales de las antiguas deidades tenían
lugar a partir del Corpus Christi porque coincidía con las cosechas y la abundancia de
los alimentos recolectados. Después, a partir del siglo XVII, será celebrado durante
todo el mes de julio como la fiesta del ganado o de Santiago, aunque en el pueblo
Cayambe, se convierten en las festividades en honor a San Pedro, patrono del pueblo
rememorando talvez las fiestas del Inti Illapa Raymi. (Ver, Fotografías N° 33 – 34.
Virgen del Quinche y San Pedro).

En dichas fiestas del Inti Raymi: "El Inka, como supremo sacerdote y quienes lo
secundaban exclamaban: "¡Oh Hacedor, Sol y Trueno, sed siempre mozos, no
envejezcáis; todas las cosas estén en paz, multipliquen las gentes y haya comidas y
todas las demás cosas vayan siempre en aumento". Los ídolos, en mención, se
mantenían desde el principio hasta el final del Inti Raymi, en que se consumían en una
gran hoguera, alrededor de la cual la muchedumbre bailaba el cayo, una danza ritual
que luego se proseguía en otros varios sitios. Bernabé Cobo registra algunos datos
complementarios: "Despues de concluida toda la cantidad de sacrificios para empezar
el baile llamado cayo, se dividían todos los indios y la mitad quedaba allí bailando y
bebiendo; y la otra mitad iba a Chuquicancha y parte a Paucarcancha, en los cuales

61
Considerada más poderosa que el Sol porque aparecía igualmente tanto de noche como de día, su culto
esta relacionado con el período de lluvias y es transmitido y conservado hasta hoy.

115
cerros repartían otros seis aporucos (carneros viejos) que eran sacrificados con la
misma solemnidad". Un último sacrificio se efectuaba finalizando el cayo, en
Manturcalla… "En acabando de hacer el dicho baile del cayo enviaban las estatuas del
Sol dos carneros grandes, hechos de cierta confección y dos corderos, a este cerro de
Manturcalla. Llevábanlos con grande acompañamiento, puestos en andas y en
hombros de señores principales ricamente vestidos. Iban adelante las insignias reales
del sunturpaucar, y un carnero blanco vestido de una camiseta colorada y con zarcillos
de oro. Llegados al dicho cerro los ofrecían al Viracocha quemaban con muchas
ceremonías. Concluido lo sobredicho, se acababa esta fiesta que hacían al Sol cada
año por este tiempo”.

Sin duda que las fiestas actuales de San Pedro, al menos en lo que se refiere a la
música y baile, recuerdan mucho las antiguas festividades dedicadas al Hacedor, Sol y
Trueno, Relámpago, que como sabemos fueron venerados por los Cayambis. Es
curioso comprobar que el mismo nombre del baile, Cayo, tiene alguna similitud con
Cayambe, a lo mejor fue una danza ritual que sólo se realizaba en estos lugares.

Fotografía N° 33. Imagen de la Virgen del Quinche, se nota claramente la superposición


sobre el anterior culto a la Luna.

116
Fotografías N° 34 y N° 35. Imágenes de San Pedro

117
VI. DE LA RECUPERACION DE LA MEMORIA ANCESTRAL Y
RENACIMIENTO DEL PUEBLO KAYAMBI

….“Todas las cosas tienen madre”

…..“Los pueblos indígenas no somos el problema somos la solución…….”

118
16. PERVIVENCIA DE FESTIVIDADES RITUALES Y ORGANIZACIÓN
COMUNITARIA

La celebración de festividades, son una manifestación de las creencias y formas de ver


y entender el mundo, ya que simbólicamente representan la relación entre los mundos
que conforman la totalidad; en ellas, participan toda la comunidad, algunos de forma
directa y otros indirectamente; músicos, danzantes, shamanes, fiesteros, entre otros.
Desde la perspectiva indígena, las festividades, se entienden como el espacio cultural
que permite a la comunidad, los que viven abajo, rendir sus tributos a la Pacha Mama,
a la energía creadora y a las deidades tutelares, que corresponden al mundo de arriba.
Esta relación es biunivoca, ya que, de una parte, se agradecen los favores recibidos
(buena cosecha) y, de otra, se pide se mantenga la protección, de alguna manera, está
implícito el mantenimiento del orden para evitar el caos.

Desde antaño, las principales celebraciones, han tenido lugar durante los solsticios de
diciembre y junio, y los equinoccios de marzo y septiembre; celebraciones
relacionadas directamente con los ciclos del movimiento anual, aparente del sol. Los
rituales, al interior de estos ciclos, son propiciatorios para la obtención de mejores y
nuevas energías que permitan la reproducción de la vida natural y social de la
comunidad. Para ello son propicias las formas ancestrales de convivencia y ayuda
mutua como el Ayni y la Minga; en el Ayni, todo es siempre recíproco e igualitario, lo
que genera un compromiso permanente de dar y recibir, que permite una fuerte
cohesión entre los miembros de la comunidad; en cambio en la Minga, donde participa
toda la comunidad, se renuevan los compromisos colectivos.

Los actos rituales contemporáneos casi todos están influenciados por la simbología
cristiana, aparte de que utilizan símbolos católicos y se desarrollan en un contexto
relativo a muchos de los principios litúrgicos cristianos. Esta caracteristica, empezo en
la época colonial, donde las comunidades indígenas para perpetuar la intensidad de la
fiesta de la cosecha, a través de los curacas62, quienes eran los depositarios de sus
tradiciones y por otro lado se encargaban de alentar una síntesis religiosa, fijarón el
inicio de la cosecha haciendola coincidir con la Semana Santa. Los otros ritos y cultos
trataron de integrarlos durante la celebración de la fiesta católica de las cruces, del
Corpus Christi. La cosecha fue considerada una fiesta de mayor categoría en el
calendario indígena, mientras que la fiesta de Corpus fue igualmente la más
importante de las fiestas públicas de los españoles. Durante la época de cosecha todo
es alegría, al son de la música los hombres remueven la tierra, cortan los tallos, en
tanto que las mujeres arrancan y recogen los frutos maduros y repiten en coro los
cantos de las cosechas (harawi) que son loas dedicadas al acto de hacer parir la tierra.
Con cantos, danzas y risas, pero también con plegarias se honra a la Tierra, al Señor,
a los santos y espíritus protectores del lugar.

Actualmente, en Cayambe, la fiesta más connotada, es la del Inti Raymi, una semana
después del solsticio (29 de junio), coincidiendo con el onomástico del patrón de la
ciudad, San Pedro, que en la práctica, como hemos visto en puntos anteriores,
sustituyo a la antigua deidad del Trueno, Rayo, Relámpago, el Chuquilla o Inti Illapa.
Estos fenómenos meteorológicos divinizados se.. “Imaginaron que era un hombre que
estaba en el cielo formado de estrellas, con una maza en la mano izquierda y una
honda en la derecha, vestido de lucidas ropas, las cuales daban el resplandor del
relámpago cuando se revolvía para tirar la honda; y que el estallido della causaba los
truenos, los cuales daba cuando quería que cayese el agua. Decían que por medio del
62
Los curacas daban el ejemplo sufragando los gastos en la construcción de iglesias, encomendando
lienzos y pinturas murales sagradas, creando y fundando cofradías y haciendo respetar el ritmo anual de
la vida agropecuaria.

119
cielo atravesaba un río muy grande, el cual señalaban ser aquella cinta blanca que
vemos desde acá abajo, llamada Vía Lactea; sobre lo cual fingían un mundo de
disparates. Deste río, pues, tenían creído tomaba el agua que derramaba sobre la
tierra [...] atribuían al trueno la potestad de llover y granizar con todo lo demás que
toca a las nubes y región del aire”. (¡?¡?¡)

El relato tiene una extraordinaria similitud con la identificación de la constelación de


Orión, en la mitologia de la astronomia occidental, aunque en los cíclos míticos
andinos forma parte del Chuquilla (literalmente el felino resplandeciente) Inti Illapa63,
que precisamente se localiza en el ecuador celeste, siendo el causante de estos
fenómenos atmosféricos, en sus períodos de aparición en el ecuador, como hemos
podido comprobar en el punto 7. Además, el felino (puma) fue y es asociado con el
principio fertilizador de las lluvias y del granizo. Aun hoy en día, en ciertas regiones
andinas, perdura el mito de Qoa, el felino volador que trae las lluvias. Su figura aparece
en el famoso diagrama cosmográfico del cronista indígena J. Santa Cruz Pachacuti,
donde el felino Qoa está representado al lado de una nube soplando granizo. También,
situa a Illapa, a la derecha de Viracocha y debajo del Sol, lo llama «rayo, chuqylla o
yilapa» dibujándolo con líneas paralelas zigzagueantes. Por otra parte, la serpiente
Machacuay está en la Vía Lactea, que la mitología indígena imagina como un río por el
que circula el agua celeste de la que dispone Illapa. A estos arquetipos, se los
representa en el arte cerámico y en los textiles indígenas hasta la actualidad.

Las divinidades metereológicas, eran los protectores y destructores de los animales y


de los hombres, también las divinidades principales de los pastores y de los
cazadores, el primero oficio fundamental en los Cayambis. Al respecto, hay que
recordar, la admiración de los primeros conquistadores que pisan suelo Cayambe,
cuando contemplan que los campos están llenos de “carneros de la tierra”, lo cual
quiere decir que eran grandes pastores y ganaderos. Precisamente, el culto Cayambe
de Apo Catequil, la deidad similar a Inti Illapa, estuvo a cargo sobre todo de las
familias ganaderas.

Resumiendo, podemos decir que este dios de las tempestades y, del trueno conocido
como Illapa e identificado con el apóstol Santiago, tan sólo queda alguna huella del
polimorfismo de Illapa si consideramos la función que se puede dar a la espada como
rayo, al ruido de los cascos como trueno; cuando lleva la serpiente ésta simboliza al
arco iris, y cuando el ganado lo acompaña se muestra como proveedor de bienestar
en el campo, incluida la conservación de los animales. El complejo proceso de
asimilación de la antigua divinidad a la iconografía cristiana, y su pervivencia a través
de los siglos, muestran la fuerza de un mito que dominó región andina durante muchos
siglos.

Los curas doctrineros se dieron cuenta que los Cayambis, hacían una gran fiesta por
esta época, que seguramente debía empezar el día del solsticio, cuando aparece el
Chuquilla, con grandes resplandores, en el este a las 6.00 horas de la mañana antes
que nazca el sol, en el noreste; a las 12.00 horas esta en el zenith, igual que el sol,
aunque en su propio meridiano, y se oculta a las 18.00 horas, con grandes
resplandores, en el oeste, igual que el sol en el noroeste. Esto explicaría por que se
cambio el primer nombre de Nuestra Señora de la Pura Inmaculada Concepción de
Cayambe, cuyo onomástico es el 8 de diciembre, por el de San Pedro, que si bien es
el 29 de junio, coincide con el acontecimiento astronómico citado. Este día que la
tradición identifica como el “Dia grande”, amanece más temprano y anochece más

63
Según las regiones se denomina también Libiac, Pariacaca, Chuquilla, Catequil (Kauffmann Doig,
1988). Hoy en día la divinidad del rayo se confunde con Santiago.

120
tarde por efecto de las descargas relampagueantes al este y oeste del pueblo
(información P. Guaña).

De acuerdo a la posición geoastronómica de Cayambe, la fiesta principal, si es en


honor al Sol, debería ser en los equinoccios, bien sea el de septiembre o marzo, fecha
en la cual por su posición, el Sol se encuentra en el mismo meridiano (Sol recto), y sus
rayos caen de forma perpendicular, sin embargo la fiesta principal es en el solsticio de
junio, cuando el Sol, sale hacia el noreste, este acontecimiento se explica, porque en
realidad no es la fiesta dedicada al Sol, sino al Inti Illapa, que por estas fechas aparece
justo por el meridiano de Cayambe.

En reverencia a este acontecimiento, desde antaño se hacían suntuosas como


coloridas fiestas, que ahora en honor al patrón San Pedro, tiene las caracteristicas
siguientes; se organizan desfiles y ceremonias de entrega o "Rama de gallos",
agradeciendo la fertilidad de la Pacha Mama por las cosechas recibidas. La ceremonia
de “Rama de gallos”, se realiza en las primeras horas de la mañana, a los acordes de
la banda de música, curiosos y acompañantes se dirigen a la casa del “prioste del
gallo”. A este lugar acuden amigos y allegados del prioste llevando un gallo vivo, que
sumados completará la suma de 24, entre brindis de licor, bailes, al son de la música
de los aruchicos, y consumo de comida, se atan y cuelgan de las patas a los gallos en
dos varas de madera, 12 aves en cada vara; al mismo tiempo se engalana con cintas
de vivos colores al gallo más grande y más pesado, para el prioste de los gallos,
concluída la tarea los padrinos o madrinas de la “Rama de gallos” toman un extremo
de la vara y la apoyan en sus hombros, así dispuestos coordinadamente inician una
serie de vueltas alrededor del patio de la casa, al son de la música de la banda de los
aruchicos; luego precedidos del prioste de los gallos quien lleva en sus manos el ave
hermosamente adornada, inician el recorrido a la plaza del pueblo.

Cada cierto tiempo el cortejo se detiene en casa de algún acompañante o vecino para
brindar un refrescante mate de chicha, en retribución al brindis los cargadores de
gallos bailan en honor al oferente. Periódicamente se escuchan los estampidos de
voladores anunciando la proximidad de la rama de gallos a la plaza, la entrada a ella
es alegrada con vivas a San Pedrito, al prioste, a los acompañantes, luego de tres
vueltas a la plaza y haber bailado en cada esquina la prioste lanza al aire
innumerables naranjas, jadeantes y sudorosos llegan a la puerta de la iglesia, ya en el
interior de la iglesia se ofrece el gallo adornado a San Pedro en cabeza del señor cura;
los demás animales se entregan a las personas que por voluntad del prioste deben ser
los encargados de proveer de estas aves el próximo año; continúan en la plaza hasta
tarde, hora a la que retornan a la casa del prioste mayor a continuar con la
celebración. (Ver, Fotografias N° 36 – 38).

La explicación de estos rituales radica en que una de las formas de propiciar el


bienestar del grupo es a través de la reciprocidad; ésta se da entre el hombre y la
naturaleza y entre los mismos hombres. La primera, viabiliza la obtención de alimentos
por medio de abundantes cosechas; para que esto sea posible, es necesario agradecer
a la madre naturaleza su generosidad, pues ella lo recompensará en buenas cosechas,
así la comunidad puede garantizar los alimentos para su reproducción y supervivencia.
La segunda, la reciprocidad entre los hombres, es una forma de relación para poder
obtener suficientes bienes que con el concurso de toda la comunidad permitirá
satisfacer las necesidades de todos; así como, cumplir con las promesas, contraídas
ante la comunidad, de devolver lo que ellos o ellas aportaron, en la celebración de la
fiesta.

121
122
Los personajes de la fiesta son las diversas comparsas, que se toman la plaza, junto a
jinetes que montan briosos caballos. Las comparsas, están integradas por el clásico
Aruchico, personaje que en la espalda lleva un cuero con muchas campanillas y se
cobija con una chalina, en el sombrero tiene cintas de colores y va tapado con una
careta de malla, viste zamarro, zapatillas y lleva la infaltable guitarra; un grupo de
cholas con vestimenta autóctona que van cantando coplas compuestas por los mismos
indígenas, un grupo de hombres que están acompañados por las Chinucas (hombres
con vestimenta de mujer y careta de malla, que van junto a los maridos para cuidarles
y protejerlos de que no sean conquistados por otras), y el Diablo Huma con doble
rostro, que va saltando alrededor del grupo y fueteando para protegerlos, dirigen a los
Aruchicos, obtienen comida para repartir entre sus amigos, y obligan a la gente a
tomar la chicha de la fiesta. Toda la comparsa va trotando todo el tiempo y cada cierta
distancia hacen alto y danzan y bailan al son de la guitarra y de las coplas que cantan
las cholas, y asi pasan todo el día y parte de la noche. (Ver, Fotografías N° 39 - 42).

Durante la celebración de la fiesta, los músicos con sus instrumentos tradicionales


(tundas, flautas, cuernos y churos), a través de coplas y cantos, entablan diálogo con
la naturaleza; cada uno de los acordes y figuras que ellos interpretan, simbólicamente,
van renovando los lazos de amistad y recorriendo el camino que propicia la unión
entre todos los seres de la naturaleza. De la misma manera, al interior de la fiesta, los
danzantes, todos hombres, ofrecen sus bailes a las deidades tutelares para conseguir
la purificación y así poder encarar el nuevo ciclo que se inicia, después de la fiesta.
Además, los bailes populares y juegos pirotécnicos, son el complemento
imprescindible para curiosos y forasteros, que deciden sumarse a las celebraciones.

Por otra parte, en el altiplano ecuatorial, las celebraciones rituales con motivo de los
acontecimientos astronómicos: solsticios de diciembre y junio; equinoccios de marzo y
septiembre, que coinciden con las festividades cristianas de la Natividad de Jesús,
Semana Santa, Corpus Cristo, y Virgen Inmaculada, representan una ocasión
inmejorable para apreciar las expresiones artísticas: música, danza, artesanías
(objetos cerámicos, textiles, etc.), así como, para degustar los productos alimentarios
de la tierra (vinos y comidas típicas, basados en el maíz, papa, quinua, etc.). Todas
estas expresiones reflejan, no sólo el espíritu comunitario de los pueblos nativos, sino
también una profunda vinculación con la naturaleza, que trasunta una espiritualidad y
conciencia cósmica.

123
Fotografía N° 39. Personaje con máscara

Fotografía N° 40. Comparsa de niños


Fuente: Willlian Silveira

124
Fotografía N° 41. Rama de Gallos
Fuente: Willlian Silveira

Fotografía N° 42. Diablo Uma


Fuente: Willlian Silveira

125
17. LA CONFEDERACIÓN DEL PUEBLO KAYAMBI

El pueblo Kayambi, o sus renacientes (147 mil habitantes) 64 actualmente están


dispersos entre el norte de la provincia de Pichincha, sur de la provincia de Imbabura y
noreste de la provincia del Napo, se han constituido en torno al Consejo de
Coordinación65, cuya creación responde a las demandas de recuperación de las
formas tradicionales de organización, y autoidentificación con la Nacionalidad Quichua.
Recientes acontecimientos, los han convertido en actores protagónicos en el proceso
de reconstitución de las nacionalidades y pueblos indígenas, mismo que requerirá de
un proceso largo de discusión participativa, cuyo aspecto central constituye la
“identificación” de la circunscripción territorial Kayambi, sus posibilidades de cambio
sustancial en la estructura de tenencia de la tierra para atender las demandas debido
al crecimiento demográfico, así como la autonomia y gobernabilidad, en el marco de
la construcción de la “unidad en la diversidad”. (Ver, Mapa N° 12)

El Consejo de Coordinación tiene un peso significativo a nivel local y en las estructuras


indígenas nacionales66, han logrado impulsar un proceso de participación política que
ha permitido tener un grado de incidencia importante en el Municipio de Cayambe,
donde se ha creado la Comisión del Pueblo Kayambi, como parte de las comisiones
permanentes municipales, desde donde están impulsando una ordenanza municipal
que favorezca la resolución de las demandas fundamentales del pueblo Kayambi.
También forman parte de la Comisión Técnica que ha elaborando el Plan de Desarrollo
del Cantón Cayambe, en cuyo proceso participaron las Organizaciones de Segundo
Grado, la Comisión de la mujer Kayambi y otras organizaciones como las Juntas de
Agua y representaciones de las Juntas Parroquiales, algunas de las cuales están
conducidas por dirigentes indígenas.

El territorio ocupado por las comunidades Kayambis, cuenta con tierras cultivables,
páramos, bosques nativos y exóticos, ríos, lagunas y minas, que están en peligro por
la destrucción de los suelos debido al mal manejo de los recursos naturales y la
contaminación. Fundamentalmente las actividades de la población se reparten entre la
ganadería, agricultura y producción de artesanías: en la primera destacan la crianza
de ovejas y ganado vacuno; en la segunda, la producción de maíz, trigo, cebada
papas, quinua, habas, fréjol, melloco, oca, lenteja, arveja, cebolla, calabazos, zapallo,
chochos, hortalizas y frutas; en la producción artesanal destacan los bordados y
tejidos.

En síntesis, la realidad actual del territorio en posesión de los Kayambis, impone


nuevos retos en torno a mejorar la calidad de los suelos, detener la erosión, impulsar
obras de riego, forestar las cuencas hidrográficas y otras áreas, conservar y darle
rentabilidad a los páramos, identificar productos con mayor rentabilidad en el mercado,
tecnificar la producción agrícola, así como aprovechar mejor el circuito turístico Quito-
Otavalo, revalorizando los sitios histórico - culturales, en un contexto de oferta
turística. Además, como las circunstancias históricas han cambiado, y existe apertura
a las manifestaciones de la religiosidad indígena cada vez se hacen más públicas las
vivencias de su propia fé, con lo cual están demostrando a nivel religioso, que se

64
Dato de la Confederación del Pueblo Kayambi
65
Hoy existen 12 OSGs que se distribuyen entre Imbabura y Pichincha, un grupo de 17 comunidades que
no adhirieron a ninguna OSG y las Comunidades de Oyacachi, localizada en la parte alta de la cordillera,
perteneciente a la Provincia del Napo.

66
Cuenta con el reconocimiento del Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador,
CODENPE, donde esta representando con un delegado oficial; además tiene representatividad y relación
formal con las organizaciones regionales y nacionales indígenas.

126
puede ser cristiano o evangélico, sin dejar de ser indio, lo cual significa que no tienen
que dejar de lado sus raíces ancestrales, con las cuales se identifican plenamente.

18. IDENTIDAD E INTERCULTURALIDAD

127
La identidad del pueblo Kayambi, se funda en sus profundas raíces que han
germinado en el territorio del altiplano ecuatorial, donde se ha designado con su
lengua propia los nombres de ríos, quebradas, montañas, nevados, animales, plantas,
el mismo antropónimo, topónimo, y gentilicio. Se establecieron formas sociales de
producción y relaciones sociales con énfasis en el respeto a la Pachamama y la
solidaridad comunitaria, complementado de una visión del mundo fusionada con las
creencias religiosas y prácticas rituales y festivas, que tuvieron su expresión en el arte
simbólico (cerámica, metalurgia, textiles, etc), mitos y leyendas trasmitidos de
generación en generación para mantener vigentes sus conocimientos y sabiduría.

El proceso de colonización española e integración al Estado nacional, sin duda, fue


menguando la identidad de este pueblo milenario, perdiendo o trastocando gran parte
de sus valores y formas de vida, como es el caso de sus creencias religiosas,
tradiciones, vestimenta, manifestaciones artísticas (música, danza), debido a la
conquista espiritual, introducción de nuevos formas de producción en la agricultura y
ganadería, resemantización del territorio, reducción de la población en Pueblos de
indios, sistema hacendario, y últimamente, con la penetración de partidos políticos,
sectas religiosas, presencia de agroindustrias, empresas floriculturas, migración,
aculturación, etc., que han trastrocado profundamente los valores ancestrales y
entorno territorial.

En este contexto, la recuperación de la autoestima e identidad, pasa por el


reconocimiento de su proceso milenario de evolución cultural, saber de donde venimos
para reencontrar la senda del hacia donde vamos, es decir, partir del “Alli Kausay”, el
cual, a la vez que le da sentido y dignificación a su existencia como pueblo, le permite
establecer con el mundo una referencia dinámica, móvil, creciente. Desde esta
perspectiva, la concepción del desarrollo individual y colectivo tendrá un carácter
integral y holístico. Integral, en cuanto tiende a mantener un equilibrio entre la
percepción, los sentimientos, la memoria, la inteligencia, como condiciones necesarias
para vivir plenamente un mundo que, a la vez, es viviente; y holístico, en cuanto la
existencia individual cobra sentido siempre y cuando mantenga su relación armónica
con el cosmos.

En este sentido, los tipos de relaciones que se establecen vendrán dadas por
elementos dialécticos de oposición de complementariedad, de alternancia, de
mediación, pero en ningún momento de exclusión y negación del opuesto,
circunstancias que dan lugar al ejercicio de la interculturalidad. En la viviencia
comunitaria, la palabra “yanantin” expresa la relación de complementariedad entre los
pares, entre los opuestos. La complementariedad está definida por una influencia
mutua de crecimiento, en donde cada polo del par da al otro lo que necesita. Así,
también, la palabra “tinkuy”, se entiende como la competencia que marca las relaciones
sociales, expresa la competencia constante que se puede dar entre la relación de
pares. Otra aspecto a tener en cuenta, es la irrupción actual de la “espiritualidad
indígena”, entendida como un llamado de vida para todos los seres humanos que
buscan nuevas razones que den sentido a la existencia, especialmente los propios
pueblos indígenas que anhelan profundamente a través de sus mitos y utopías,
encontrar el buen vivir. En esta búsqueda y en lo que se puede denominar el ejercicio
de la interculturalidad, pueblos indígenas con potencialidades de inserción en el mundo
moderno, sin desindianizarse, y pueblos no indígenas, pueden unir esfuerzos y
energías espirituales, que vienen de muy antiguo, para volver a dinamizar la vida y
encontrar salidas humanas y solidarias, a la crisis que se abate sobre el país.

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