C ultura
El amor, la mitología y el cine son sus musas.
8Text i fotos: María José Sánchez / Benicarló
Él vino en un barco, de nombre extranjero.
Lo encontré en el puerto un anochecer… Así
llegó Ismael Serrano a las orillas de Peñíscola-
Peumayén, el lugar soñado, y trajo rumor de
caracolas, mensajes en una botella, sabor a
salitre y la bendecida calma que sucede a la
tempestad.
Este vallecano de alma marinera deja tras
su estela miles de amores en cada puerto que
embelesados caen rendidos arrullados por su
voz. Él fue uno de los pocos que sobrevivieron
al naufragio del buque de cantautores que
Entregado en cuerpo y alma.
fletaron allá por los 90. En sus letras, las canta-
das y las recitadas, habitan amores platónicos
y perdidos, dulces Casandras esperanzadas,
Penélopes que se cansaron de otear el hori-
zonte, Caperucitas maltratadas que anhelan
volar, leyendas, historias oníricas y otras tan
cotidianas que cada uno puede ver reflejada
su vida en las estrofas.
Ismael es un poeta que canta al amor, a
la solidaridad, a la justicia y a la paz. En su
revolución dispara palabras que van directas
al corazón. La música, la guitarra y su voz son
sus armas, poderosas e invencibles. En su últi-
25 DE GENER DE 2007
mo disco “Sueños de un hombre despierto”,
que presentó el domingo en el Palau, Ismael
deja a un lado la tristeza y abre las puertas a la
esperanza, al aún es posible.
Serrano puso al público en pie, un público
que llenaba las tres cuartas partes del Palau
y que no cesaba de pedir que no se fuera, y
volvió, una y otra vez, y cantaba y contaba. Así
logró parar el tiempo y, desde el malecón de
Peumayén, Ismael nos erizó la piel y nos salvó
aquella noche de algún naufragio y más de uno
y una nos sentimos afortunados de ser peces
y tener memoria.
La tripulación al completo.