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Inmunología

Farmacia UMH
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El Sistema Inmune. Propiedades.
1) Definición del Sistema Inmune
2) Inmunidad innata y adaptativa.
3) Propiedades de la respuesta inmune.
4) Defectos en la respuesta inmunológica y en la enfermedad.
Células del Sistema Inmune. Marcadores de diferenciación leucocitarios.
1) Líneas de diferenciación celular en la hematopoyesis.
2) La nomenclatura "CD".
3) Células linfoides: Linfocitos T y B y células plasmáticas, Células "Natural Killer". Marcadores
moleculares citoplasmáticos y de membrana de diferenciación y activación.
4) Células presentadoras de antígeno: Fagocitos monomorfonucleares, Células de Langerhans, Células
interdigitantes, Células foliculares dendríticas. Marcadores moleculares.
5) Otras células que participan en la Respuesta Inmune: Fagocitos polimorfonucleares, Basófilos,
Mastocitos, Eosinófilos.
El tejido linfoide: Órganos primarios. Órganos secundarios.
1) Tejidos linfoides: a) Primarios. b) Secundarios.
2) El sistema linfático.
3) Médula ósea.
4) Timo.
5) Bazo. a) Areas T dependientes. b) Areas B dependientes.
6) Ganglios linfáticos: a) Areas T dependientes. b) Areas B dependientes.
7) Organización del tejido linfoide asociado a las mucosas (MALT).
8) Tráfico linfocitario. "Homing".
Inmunoglobulinas.
1) Definición de anticuerpo.
2) Estructura de las inmunoglobulinas y características fisicoquímicas. Estructura en dominios.
3) Regiones constantes y variables. Relación entre estructura y función.
4) Isotipos de cadenas pesadas y ligeras.
5) Alotipos e idiotipos.
6) Cadena J y componente secretor.
7) Funciones de los anticuerpos.
Genética de las inmunoglobulinas I. Generación del repertorio de BCR.
1) Genes de las Inmunoglobulinas.
2) Mecanismo de reordenamiento génico.
3) Generación de la diversidad.
4) Eliminación de clones autorreactivos.
Genética de las inmunoglobulinas II.
1) Cambio de isotipo.
2) Inmunoglobulinas secretadas Vs inmunoglobulinas de membrana.
3) Maduración de la afinidad: Hipermutación somática en centros germinales.
4) Fisiología de la producción de anticuerpos.
La estructura antigénica. Interacción antígeno-anticuerpo.
1) Nomenclatura: Antígeno, Epítopo, Inmunogenicidad, Antisuero.
2) La unión antígeno-anticuerpo. Complementariedad espacial. Fuerzas de intervienen en la unión.
3) Parámetros que expresan la fuerza de unión entre un antígeno y un anticuerpo.
4) Inmunogenicidad. ¿Qué hace que una molécula sea antigénica?
5) Antígenos T dependientes y T independientes.
Linfocitos B. Receptor antigénico.
1) El complejo BCR.
2) BCR y subpoblaciones B.
3) Ontogenia de los linfocitos B.
4) Selección de linfocitos B en médula ósea.
5) Reconocimiento de antígeno soluble e internalización.
6) Diferenciación de linfocitos B. Células plasmáticas.
El Complejo Mayor de Histocompatibilidad. Estructura molecular y función.
1) Importancia de las moléculas MHC. Sistema HLA.
2) Estructura de las moléculas MHC de clase I.
3) Función de las moléculas MHC de clase I.
4) Estructura de las moléculas MHC de clase II.
5) Función de las moléculas MHC de clase II.
6) Patrones generales de unión de péptidos a moléculas HLA-I y HLA-II. Diferencias. Residuos de anclaje
primarios y secundarios.
Genética del Complejo Mayor de Histocompatibilidad
1) Organización cromosómica de los genes del complejo HLA.
2) Polimorfismo alélico.
3) Patrón de herencia de los genes MHC. Desequilibrio de ligamiento.
4) Aplicaciones del tipaje HLA: trasplante de tejidos, asociación HLA-enfermedad, paternidad,
distribución étnica de haplotipos.
Procesamiento y presentación de antígeno.
1) El procesamiento antigénico.
2) Presentación antigénica asociada a moléculas MHC de clase I.
3) Presentación antigénica asociada a moléculas MHC de clase II.
4) Naturaleza del péptido procesado. Péptidos intracelulares Vs extracelulares.
5) Las células T y B reconocen formas distintas del antígeno.
6) Superantígenos.
Linfocitos T. Receptor antigénico: TCR.
1) Estructura del receptor antigénico de los linfocitos T. El complejo CD3/TCR.
2) Tipos de receptor: TCR alfa/beta y TCR gamma/delta.
3) Topología del complejo MHC-PEPTIDO ANTIGENICO-TCR.
4) Función de las cadenas de CD3 en la transducción de señales.
5) Papel de las moléculas coestimuladoras en la activación de linfocitos T.
Genética del receptor antigénico del linfocito T. Generación y selección del
repertorio de especificidades.
1) Estructura y organización génica de las cadenas del TCR.
2) Reordenamiento génico intratímico.
3) Selección positiva y negativa de timocitos CD4+CD8+.
4) Papel de las células del estroma en la selección.
5) Desarrollo de las poblaciones de células T con TCR de tipo gamma/delta.
6) Apoptosis como mecanismo de homeostasia.
Activación linfocitaria.
1) La activación celular en la respuesta inmune.
2) Secuencias intracelulares inductoras de activación e inhibición.
3) Cascada bioquímica de la activación linfocitaria. Segundos mensajeros. Fosforilación de proteínas.
Factores de transcripción.
Citocinas.
1) Estructura y función de las citocinas
2) Sistemas celulares productores de citocinas.
3) Receptores de citocinas. Familias.
4) Mecanismos de acción de las citocinas.
5) Clasificación de las citocinas. Citocinas que regulan la respuesta inespecífica.
6) Citocinas que regulan la respuesta adaptativa.
7) Quimiocinas y sus receptores.
8) Citocinas hematopoyéticas.
9) Subpoblaciones de linfocitos T según su patrón de secreción de citocinas (Th1, Th2, Th0).
Moléculas de adhesión en la respuesta inmune.
1) Moléculas de adhesión célula-célula y célula-matriz extracelular.
2) Clasificación de las moléculas de adhesión: Selectinas, Familia supergénica de las inmunoglobulinas,
Integrinas, Adresinas (diriginas) vasculares.
3) Control de la expresión de las moléculas de adhesión en las células y tejidos.
Respuestas citolíticas: Mecanismos efectores.
1) Citotoxicidad mediada por células de estirpe linfoide: Células T citotóxicas. Células "Natural Killer".
2) Reconocimiento de la célula diana. Receptores para HLA-I de función inhibidores.
4) Mecanismos moleculares de citotoxicidad.
5) Autoprotección citolítica.
El Sistema del Complemento.
1) Definición. Nomenclatura de los factores.
2) Activación del Complemento: Vía alternativa. Vía de las lectinas. Vía clásica.
3) Complejo de ataque a la membrana.
4) Factores reguladores solubles y de membrana.
5) Receptores celulares para el Complemento.
6) Funciones biológicas del Complemento.
Generación, dinámica y regulación de la respuesta inmune.
1) Focalización de la respuesta.
2) Mediadores inflamatorios. Mediadores de los mastocitos y macrófagos.
3) Interacciones leucocito-endotelio.
4) Regulación de la infiltración leucocitaria.
5) Interacción APC/Ag con linfocitos T.
6) Interacción linfocito T activado-linfocito B en tejido linfoide.
7) Generación de linfocitos efectores y de memoria.
8) Papel regulador del antígeno.
9) Papel regulador de los inmunocomplejos.
10) Interacciones idiotípicas.
11) Regulación neuroendocrina de la respuesta inmune
Tolerancia inmunológica.
1) ¿Qué se entiende por tolerancia inmunológica?.
2) Mecanismos de tolerancia: Deleción clonal, Anergia
3) Supresión, Desviación inmune, Ignorancia inmunológica.
Reacciones de hipersensibilidad.
1) Concepto de hipersensibilidad.
2) Hipersensibilidad de tipo I.
3) Hipersensibilidad de tipo II.
4) Hipersensibilidad de tipo III.
5) Hipersensibilidad de tipo IV.
Autoinmunidad.
1) El fenómeno de autoinmunidad.
2) Mecanismos de daño tisular en enfermedades autoinmunes.
3) Enfermedades autoinmunes no organoespecíficas.
4) Enfermedades autoinmunes organoespecíficas.
Inmunodeficiencias.
1) Inmunodeficiencias primarias.
2) Inmunodeficiencias secundarias.
3) Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana.
Técnicas Inmunológicas.
1) Reacciones de precipitación en geles. Imunodifusión radial simple, inmunodifusión doble,
inmunoelectroforesis, inmunofijación y contrainmunoelectroforesis
2) Enzimoinmunoensayo y Radioinmunoensayo.
3) Nefelometría.
4) Electroinmunotransferencia.
6) Inmunoprecipitación.
8) Producción de antisueros.
9) Producción de anticuerpos monoclonales. Utilidad.
10) Inmunofluorescencia directa/indirecta.
11) Técnicas de histocompatibilidad.
Tema 01. Introducción a la Inmunología
Todos los individuos tienen la necesidad de defender constantemente su integridad biológica frente a
agresiones externas, causadas por bacterias, virus, hongos y parásitos, para poder sobrevivir.

Para que este fenómeno defensivo se lleve a cabo,


los organismos disponen de una serie de barreras
naturales de aislamiento, como son la piel y las
mucosas, y de un sistema especializado de defensa
conocido como sistema inmune (Figura sistema
inmune), que tiene la capacidad de identificar y
destruir todo lo extraño que invada nuestro
organismo.La inmunología es precisamente la

ciencia que estudia los procesos moleculares y


celulares implicados en la defensa de la integridad
biológica del organismo a través de la identificación de
las sustancias propias y la detección de las sustancias
extrañas, al objeto de tratar de destruir y así evitar
infecciones por microorganismos patógenos (Figura
Respuesta Inmune)

En su conjunto en la respuesta inmune participan


(Figura Principales componentes del sistema inmune):
Moléculas, entre las que destacan las
inmunoglobulinas (anticuerpos), las citocinas y sus
receptores, el sistema de complemento, entre otras;
Células inmunocompetentes, entre las que destacan linfocitos, monocitos, células dendríticas
y otras; Órganos linfoides (Figura Principales órganos y tejidos linfoideos), que es el sitio donde se
agrupan las células inmunocompetentes y entre los que destacan los primarios, como timo y médula
ósea y los secundarios como ganglios linfáticos, bazo y tejidos linfoides asociados a mucosas y epitelios.

En cada organismo, los mecanismos de defensa son de tipo innato y de tipo adaptativo, que en general
son muy diversos y heterogéneos (Figura Tipos de respuesta inmune), aunque siempre existe una
actuación integrada de todos los componentes de ambos mecanismos.

Los mecanismos que conforman la inmunidad de tipo innato están cons- tituidos por las barreras
naturales, que las componen junto con la piel que aísla lo interior de lo exterior otra gran cantidad de
elementos naturales, dentro de los cuales están las mucosas que actúan como un puesto fronterizo
entre dos compartimientos y otros factores particulares como la lisozima de la saliva y las secreciones
lagrimales y nasales que tienen la capacidad de romper la unión de los azúcares presentes en las
paredes bacterianas, favoreciendo su destrucción, y la respuesta inmune innata propiamente dicha, en
la que intervienen diversas moléculas como el complemento y ciertas citocinas; así como un conjunto de
células, que en general se caracterizan por su capacidad para actuar de manera inmediata sin requerir
de un aprendizaje previo

Adicional a los mecanismos de defensa innatos, existe la respuesta inmune adaptativa, que
corresponde con la segunda línea de defensa del individuo y se caracteriza por desarrollarse solo y
específicamente frente a cada una de las sustancias extrañas que han conseguido penetrar en el
organismo y que no han sido previamente eliminadas por los mecanismos de la respuesta innata. En
esta respuesta participan prioritariamente linfocitos T, linfocitos B y las moléculas liberadas por estas
células producto de su activación, como son los anticuerpos y las citocinas.

A diferencia de la respuesta innata, cuyas células siempre poseen un número limitado de receptores
preformados con una amplia capacidad de reconocimiento que permite que con pocos receptores se
reconozcan prácticamente la mayoría de las bacterias, en la respuesta adaptativa los linfocitos T y los
linfocitos B en su conjunto sí poseen receptores para la mayoría de patógenos existentes en la
naturaleza.

Por otra parte, el sistema inmune adaptativo genera memoria de un estímulo antigénico a otro de la
misma índole, debido a la permanencia por tiempos indefinidos de poblaciones linfoides sensibilizadas
luego de un estímulo antigénico y a diversos mecanismos internos de control que permite que la
intensidad de la respuesta inmune se automodule y regule.

Basado en todas estas propiedades descritas, la respuesta adaptativa a diferencia de la respuesta innata
posee las características de especificidad, clonalidad, memoria y autorregulación.Hemos dicho que el
sistema inmune defiende y preserva lo propio de lo extraño, pero comencemos por reflexionar y
analizar sobre “lo propio” y lo “extraño” para el sistema inmune de cada individuo.

Concepto de lo propio y extraño para el sistema inmune

El primer gran objetivo del sistema inmune es el reconocimiento de sí mismo y la identificación selectiva
de lo extraño al objeto de neutralizarlo. Sin embargo, la estrategia de defensa utilizada por el “sistema
inmune” no parece ser rígida; sino adaptable y flexible, ya que en unas circunstancias ciertas bacterias
son identificadas como extrañas y destruidas, y en otras circunstancias el organismo decide que puede
convivir con ellas e incluso utilizar las vitaminas que producen en beneficio propio.

Componentes extraños para el sistema inmune

Se entiende por extraño todo aquello que no haya sido reconocido adecuadamente por el sistema en su
entorno durante el desarrollo fetal o en las primeras semanas de vida. Estos componentes biológicos o
sustancias extrañas se denominan antígenos y pueden formar parte de los miles de microorganismos
como bacterias, virus, parásitos y hongos que tanto abundan en la naturaleza o incluso de un tejido u
órgano proveniente de otros individuos.En este sentido, todas las sustancias que tienen la capacidad de
estimular al sistema inmune y generar una respuesta inmune, se conocen como antígenos, mientras que
las zonas o partes del mismo que tienen capacidad inmunógena, se conocen como determinantes
antigénicos o epítopos.

Sabemos que prácticamente cualquier tipo de molécula biológica, incluyendo azúcares, lípidos,
hormonas, metabolitos intermediarios, carbohidratos complejos, fosfolípidos, ácidos nucleicos y
proteínas pueden ser antígenos.En general los antígenos son de mayor tamaño que la zona que
participa en la unión con el anticuerpo denominado determinante antigénico o epítopo de modo que un
anticuerpo solo se une a una zona muy restringida del antígeno.

La mayoría de los antígenos poseen múltiples epítopos, con lo que pueden unir múltiples anticuerpos a
la vez siempre que los epítopos estén suficientemente alejados entre ellos para que no existan
interferencias estéricas que lo impidan. Clásicamente se llamaba antígeno a toda molécula capaz de
generar un anticuerpo, pero en la actualidad se considera antígeno a cualquier molécula capaz de unirse
a un anticuerpo independientemente de que pueda, por si sola generarlo.

Aquellas moléculas que además sean capaces de generar un anticuerpo se les denomina inmunógenas.
En este sentido existen moléculas muy pequeñas que llamamos haptenos, que para generar anticuerpos
necesitan ir unidas a moléculas más grandes llamadas transportadoras. Una vez que se han generado de
este modo, anticuerpos contra el hapteno, éste puede unirse a los anticuerpos. El hapteno es por lo
tanto, una molécula antigénica pero no inmunógena.La capacidad de unión antígeno-anticuerpo (Ag-
Ac), es la característica más importante y común de todas las inmunoglobulinas.

Esta unión es no covalente y débil, de tal forma que la reacción es reversible, encontrándose los
antígenos y los anticuerpos libres en equilibrio dinámico con los unidos. Tras la unión Ag-Ac, as
sustancias extrañas o antígenos son neutralizadas y posteriormente destruidas por las inmunoglobulinas
a través de mecanismos, que pueden ser diferentes según el tipo de inmunoglobulina que participa.

Por ultimo, debemos considerar que el sistema inmune se constituye en el elemento de control de todo
el universo bioquímico interno, tomando en cuenta el hecho de que la piel nos sirve de primera barrera
para aislar lo interior de lo exterior y las mucosas actúan como
puestos fronterizos a fin de permitir la necesaria interacción
entre lo interno y lo externo. Pero decíamos antes que a veces
toleramos incluso bacterias que nos son útiles a pesar de que
no son propias, lo cual se explica porque el organismo es
mucho más receptivo a lo extraño cuando no hay una señal de
alarma. En definitiva, parece que no estamos ante un sistema
exclusivamente centrado en la autodefensa frente a la
amenaza de “contrarios”, sino que más bien se trata de un sistema dedicado a la protección de la
integridad biológica vital de cada individuo, para que éste pueda sobrevivir de manera independiente en
un universo altamente biodiversificado,

¿Qué es “lo propio” para el individuo?

Los conocimientos actuales indican que cada individuo entiende por propio todos aquellos
componentes naturales presentes en sí mismo y que ya desde el seno materno, el sistema inmune del
feto, aun inmaduro comienza a identificar con precisión. Sin embargo no resulta tan sencillo entender
cómo el sistema inmune ya desde el seno materno comienza a diferenciar en todo momento los
componentes propios de los que no lo son a pesar de la compleja estructura individual compuesta de
miles de millones de moléculas y de células. Un sistema que además no “nace” con el nuevo individuo,
sino que una vez formado en el feto y en el recién nacido va progresivamente madurando a través de
nuevas experiencias.

Esta es la razón por la que se habla de “aprendizaje”, ya que se entiende que el sistema inmune del
nuevo individuo identifica como propio todas aquellas moléculas generadas por el feto durante su
periodo de desarrollo en el seno materno y que han sido reconocidas como algo natural de su
entorno.La inmunología actual nos habla también de que ese “aprendizaje” va unido a un sistema más
complejo de “etiquetaje” interno.

Así de la misma manera en que todos los miembros de una especie cuentan con componentes idénticos
como son las hormonas, también cuentan con unos componentes muy variables denominados
“moléculas de histocompatibilidad” que son diferentes de unos individuos a otros incluso dentro de la
misma especie y en consecuencia son los verdaderos “marcadores de lo propio de cada individuo”
(Figura: Individualidad)

Estas moléculas actúan a modo de “código de barras biológico” que si bien, se transmiten de padres a
hijos, son únicos e irrepetibles, debido a la diversidad que se genera tanto por recombinación genética
como por mutaciones espontáneas. Así pues, podemos decir que la especie humana es biológicamente
diversa al estar formada por individuos que a su vez son biológicamente únicos.

En este contexto, también cabe preguntarse ¿Cuáles son las consecuencias de los errores de la
interpretación entre lo propio y lo extraño?, por lo que no se escapa que un serio dilema para el sistema
inmune es la necesidad de compatibilizar por una parte la defensa de cada persona, manteniendo su
individualidad, y la defensa de la especie, propiciando su diversidad. Debido a la complejidad de esta
función, existen mecanismos muy precisos de control que evitan que sea el sistema inmune el que
destruya los componentes propios del organismo donde asienta. Sin embargo, la biología humana no
está exenta de fallos, apareciendo así en ciertos casos enfermedades, conocidas como de
autoinmunidad, en las que el sistema inmune falla en estos sistemas de reconocimiento y pierde la
tolerancia que debe mantener frente a los componentes propios.

Defensa del individuo y tolerancia a la especie

Los procesos moleculares y celulares implicados en cada mecanismo de defensa desarrollado por el
sistema inmune, son fundamentales para la salud y por ende para la supervivencia del individuo. En
ausencia de un sistema inmune eficaz y competente, muchos microorganismos pueden producir
diversas infecciones que en la mayoría de los casos pueden resultar mortales. Cuando el individuo, a
pesar de poseer un sistema inmune eficiente, desarrolla cuadros clínicos asociados a infecciones,
generalmente es debido a que necesita tiempo para construir una respuesta fuerte contra los
microorganismos invasores, lo que favorece, que estos patógenos tomen ventaja sobre todo durante la
infancia o la vejez, épocas en las que el individuo es más vulnerable inmunológicamente.

Un serio dilema para el sistema inmune es la necesidad de compatibilizar por una parte la defensa del
individuo manteniendo su individualidad, y por otra la defensa de la especie propiciando su
diversidad. Hoy se sabe, que el desarrollo del sistema inmune es un evento bien estudiado que parte de
su característica inmadurez en la época fetal del individuo. Los linfocitos, que son los principales
protagonista de la respuesta inmune, aparecen ya en la semana 13 de gestación y no es hasta la semana
25 cuando adquieren capacidad funcional.

El feto posee pues una capacidad de respuesta muy primitiva, y sólo al final del embarazo comienza a
producir algunos tipos de anticuerpos, que son otra de las grandes herramientas del sistema inmune,
para defender al individuo después de nacer. Sin embargo, la mayoría de los anticuerpos que posee el
recién nacido son propios de la madre, quien se los pasa a través de la placenta. En general, la acción del
sistema inmune en el periodo de vida fetal es muy compleja, ya que por una parte tiene que madurar en
el sentido de reconocerse a sí mismo y por otra tiene que tolerar los componentes maternos
desarrollando mecanismos para no entrar en conflicto con ellos.

Finalmente y en consecuencia de todo lo anterior, hemos de decir que la Inmunología es una ciencia de
gran amplitud que comprende diversas áreas en continua expansión, dentro de las que destacan:
Inmunogenética, Inmunobiología, Inmunopatología o Inmunología clínica, Inmunofarmacología,
Inmunología veterinaria, etc.

Alteraciones del sistema inmune

Cuando los mecanismos inmunes se alteran dan lugar a procesos patológicos, siendo en muchos casos el
sistema inmune en sí la causa de enfermedad. Esto se evidencia, por ejemplo en lo que ocurre cuando el
individuo reacciona de forma exacerbada frente a sustancias que en principio son inocuas, como es el
polen de plantas, en cuyo caso aparecen reacciones de hipersensibilidad como las alérgicas y el asma,
que cada vez son más frecuentes en la población.

En otros casos, el sistema inmune no reacciona adecuadamente, producto de algún tipo de


inmunodeficiencia, haciendo muy vulnerable al individuo a una multitud de infecciones, especialmente
las causadas por gérmenes oportunistas. O cuando, las células encargadas de la defensa inmune,
comienzan a proliferar en grandes cantidades, llegando a producir auténticos cánceres de células libres
como son las leucemias, que incluso en tan sólo meses pueden terminar con la vida del individuo.

En consecuencia la Inmunología debe estudiar no sólo el papel que tiene el sistema inmune en el
mantenimiento de la salud sino también en la génesis y evolución de la enfermedad.También a veces,
por razones todavía no muy bien entendidas, el sistema inmune no reconoce como propio sus
componentes, ocasionando las enfermedades por autoinmunidad, en las que se lesionan tejidos
causando graves trastornos que pueden incluso llevar a la muerte del individuo.

Esto es por ejemplo lo que ocurre en la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1, etc.,
en las que el sistema inmune trata de destruir la mielina, articulaciones o las células beta del páncreas
respectivamente.Así, la inmunidad protectora y la hipersensibilidad patológica pueden coexistir porque
son manifestaciones del mismo tipo de respuesta inmune específica, donde las diferencias entre
individuos en los patrones de respuesta inmune frente a microorganismos son determinantes
importantes de la progresión de la enfermedad y de su resultado clínico.

A continuación en este primer capítulo tratemos de aspectos generales de la respuesta inmune innata y
adaptativa, los mecanismos de regulación, consideraciones históricas y lo que en ello ha representado el
desarrollo de vacunas, identificando los puntos más vulnerables y susceptibles de alteración, sea por
defecto o por exceso y que sean el origen de patologías. También se hará un resumen de las principales
aportaciones de la inmunología a la medicina, veterinaria, farmacia y biología moderna, para terminar
analizando los retos futuros de esta disciplina que crece de manera vertiginosa con nuevas aportaciones
cada día.
Respuesta inmune innata
La respuesta innata forma parte de los mecanismos inespecíficos de defensa y representa el primer
sistema defensivo del organismo y es de especial significación frente a la protección del mismo ante
infecciones ya sean de tipo bacteriano o viral.

Como se ha dicho con anterioridad, los mecanismos que conforman la inmunidad de tipo innato están
constituidos por las barreras naturales y que son la piel y las mucosas no solamente actúan aislando
al individuo del exterior sino también por su capacidades bactericidas y promotoras de la inflamación
debido a la presencia de múltiples moléculas, factores y células con función defensiva en la piel y
mucosas o que se pueden acumular en caso de necesidad.

La piel que representa casi el 20 % del peso corporal del individuo consta de tres capas con funciones
diferenciadas (Figura: Piel). Son la:

1. La epidermis, que es la más superficial y


donde abundan los queratocitos, importantes
pos su capacidad de producción de linfocinas
proinflamatorias, y las células de Langerhans,
con gran capacidad transportadora y
presentadora de antígenos.

2. La dermis que posee una importante red de


vasos linfáticos y sanguíneos y en donde se
encuentran importantes células e
inmunomediadores con funciones inmunes.

3. La hipodermis que es la capa más profunda


está formada por tejido graso subcutáneo en
donde puede haber diferentes tipos de celulares
inmunocompetentes pero cuyas funciones no
están claramente establecidas.

Las mucosas que actúan como puesto fronterizo entre el interior y exterior de la cavidad ocular, oral,
uretra, vagina, intestinal y pulmonar principalmente tiene en su conjunto una extensión en el
organismo humano equivalente a 500 metros cuadrados y que posee diferentes mecanismos tanto
microbicidas como microbiostáticos de suma importancia. Las mucosas según su localización posee
adicionalmente la capacidad de producir elementos defensivos como es el moco que las reviste y otras
sustancias con acción antimicrobiana directa como son la lisozima, defensinas, aglutininas, histamina e
incluso ciertas citocinas y quimiocinas.

Así pues entre las moléculas y factores de la respuesta inmune innata presentes en la piel y mucosas y
que forman parte de la respuesta inmune innata se encuentran ciertas citocinas, quimiocinas y
factores del complemento. Las citocinas son prioritariamente de los tipos IL-1, 6. 7 y 15 y poseen una
acción relevante como elementos proinflamatorios e incluso contribuyendo al inicio de la respuesta
inmune adaptativa. Las quimiocinas esenciales son Il-8 y RANTES e intervienen atrayendo nuevas
células al foco inflamatorio en caso de una agresión por patógenos por ejemplo. El complemento, que
como se sabe se encuentra preformado en cada individuo, puede intervenir en los procesos de
destrucción de microorganismos con una gran eficacia al poseer una acción directa destructiva de los
mismos o ser inductores de su destrucción por células fagocíticas, así como por su acción quimiotáctica
y anafilotóxica.

A su vez dentro de las células de la respuesta inmune innata presentes en la piel y mucosas destacan
los fibroblastos, las células dendríticas, monocitos, neutrófilos, macrófagos, células NK e incluso
linfocitos T y B. Estas células, con la excepción de los linfocitos, se caracterizan por su capacidad para
actuar de manera inmediata sin requerir de un aprendizaje previo siempre que cualquier patógeno
sobrepasa las barreras naturales. Esto es por ejemplo lo que ocurre, tras una herida de piel como
consecuencia de una caída en la que se puede producir una entrada de microorganismos patógenos
(Figura: Inflamación local).

Cuando se produce una invasión


local de microorganimos o incluso
un trauma de otra naturaleza se
activan una serie de componentes
de la respuesta innata a nivel local
produciendo lo que se conoce como
inflamación. El proceso inflamatorio
es como la síntesis de todas las
actuaciones de la inmunidad innata
a nivel de un foco de infección. En la
inflamación se ponen en marcha
elementos que directamente
interfieren con el invasor y además
se generan señales encaminadas a
atraer nuevas células al foco al
objeto de contribuir de manera más
eficiente la destrucción del invasor.

Entre los mecanismos directos de


lisis en la respuesta inmune innata,

pueden intervenir las células NK por su acción


citotóxica, pero son las células con capacidad
fagocítica las que desempeñan un papel más
decisivo en la eliminación del microorganismo
patógeno. La fagocitosis se lleva a cabo en varias
fases, aproximación, fagocitosis y lisis (Figura 1.8).

Es importante realzar que este proceso de


fagocitosis puede iniciarse cuando el fagocito
reconoce de alguna manera al microorganismo. En
este sentido hay dos vías de suma importancia, una
es la participación del complemento, debido a los
fagocitos poseen receptores del complemento y la
otra es mediante diversos tipos de receptores
presentes en los fagocitos y que tienen la capacidad
de reconocer estructuras presentes en la mayoría
de las bacterias y muchos virus y que se conocen
como receptores tipo Toll (TLR). Probablemente la fagocitosis es el principal elemento que actúa en este
tipo de respuesta. La fagocitosis se lleva a cabo en varias fases, aproximación, fagocitosis y lisis.

En resumen, las principales características de la respuesta inmune innata se exponen a con- tinuación y
son:

• Ser la primera línea de defensa frente a invasiones externas


• Actúa de manera inmediata al inicio de la agresión
• No está basada en la expresión clonal de linfocitos
• Intervienen receptores con muy poca variabilidad de reconocimiento
• Puede reconocer una amplia variabilidad de patógenos
Los mecanismos de defensa innata aportan un buen sistema de protección. Sin embargo, en
muchas ocasiones no son suficientes para defender eficazmente al organismo, pero por
fortuna éste dispone de la respuesta inmune adaptativa que puede actuar a continuación de la
respuesta innata si ésta no ha sido suficiente para eliminar el patógeno.

Respuesta inmune adaptativa


La respuesta inmune adaptativa se caracteriza porque es efectiva solo frente a aquellos antígenos
que iniciaron este tipo de respuesta y es mediada por linfocitos que cuentan con la colaboración
de células dendríticas y macrófagos prncipalmente.

Los linfocitos que participan en este tipo de respuesta son de dos tipos: linfocitos B y linfocitos T. Los
linfociotos T a su vez pueden ser de los tipos
colaborador (Th), citotóxico (Tc) o regulador
(Treg).

La respuesta inmune específica, se considera


que puede ser de tipo tipo humoral o tipo
celular. Aunque la separación de ambos tipos
de respuesta es mas de tipo didáctico que
real, en general se considera que cuando los
elementos implicados son los linfocitos B, se
trata de una respuesta tipo humoral mientras
que cuando participan los linfocitos T , se trata
de una respuesta tipo celular. Para que se
inicie la respuesta tanto humoral como celular
el primer paso es el reconocimiento del
antígeno (Figura 1.9).

Reconocimiento del antígeno

Los linfocitos B reconocen el antígeno mediante inmunoglobulinas de membrana (mIg) mientras que los
linfocitos T lo reconocen mediante el receptor de linfocitos T (TCR) (Figura 1.10). La activación de los
linfocitos B conduce a la síntesis de Inmunoglobulinas por los mismos mientras que cuando lo que se
activan son los linfocitos T su función prioritaria es la producción de linfocinas o la de lisar células
respectivamente. Las inmunoglobulinas (Ig) son glicoproteínas formadas, al menos, por cuatro cadenas
mientras que el receptor de los linfocitos T (TCR) es también una glicoproteína pero de solo dos
cadenas. Ambos tipos de moléculas tienen
la propiedad de reconocer y unirse al
antígeno de manera específica.

RESPUESTA INMUNE CELULAR

La respuesta inmune de tipo celular cubre


una importante función como mecanismo
inmunológico de defensa, actuando prin-
cipalmente frente a virus, así como evitando
la aparición y desarrollo de células
tumorales. En ella participan los linfocitos T
tanto de tipo colaborado (Th) como
citotóxico (Tc).
Presentación del antígeno

Para que los linfocitos T, tal como se ha dicho anteriormente puedan reconocer el antígeno, éste debe
ser debidamente
presentado.

Esta función se realiza


por las células
presentadoras de
antígeno (APC) que
expone sus
determinantes
antigénicos en su
superficie en el seno de
las moléculas del
complejo principal de
histocompatibilidad
(MHC) (Figura 1.11).

Es importante destacar
que las células
presentadoas y en
concreto las célus
dendríticas pueden tam-
bién transportar el antígeno desde el foco inflamatorio a los ganglios linfáticos regionales, lo cual es
importante en el inicio de la respuesta adaptativa y una prueba más de la colaboración entre respuesta
innata y adaptativa.

Las moléculas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad son glicoproteínas presentes en las
membranas de la mayoría las células nucleadas, entre las que se encuentran las células
inmunocompetentes.
Estas moléculas son esencialmente de dos tipos, tipo I y tipo II y tienen entre otras funciones las de
presentar el antígeno a los linfocitos así como participar en el proceso de maduración de los linfocitos T
en el timo. Las células presentadoras de
antígeno (APC) tienen como misión captar,
procesar proteolíticamente en el interior de
estas células y después presentar el antígeno a
los linfocitos T conjuntamente con las
moléculas de histocompatibilidad.

Interacción celular

Para que la activación antigénica se lleve a


cabo se requiere que previamente se halla
producido la interacción entre las células
presentadoras y las respondedoras.

Este fenómeno se lleva a cabo prio- ritariamente por las moléculas de adhesión que son un grupo muy
heterogéneo de sustancias que se encuentran en la superficie tanto de células presentadoras
como respondedoras del mismo y que como se ha dicho hacen posible la adherencia entre ellas y en
consecuencia permiten la unión entre el receptor de las células T y el complejo MHC-Ag de las APCs
(Figura 1.12).
Inmunomoduladores de la respuesta inmune

La respuesta inmune es
regulada por moléculas
conocidas como citocinas, que
son sustancias pro- ducidas por
linfocitos y otras células en
respuesta a una gran variedad
de estímulos y que son capaces
de regular el funcionamiento
de otras células del sistema
inmune.

Las linfocinas actúan como


señal comple- mentaria
facilitando la activación,
proliferación y diferenciación
de los linfocitos y en general de
todas las células implicadas en la respuesta inmune. En la Figura 1.13 podemos observar el proceso de
activación de linfocitos Th y la producción de interleucinas.

Activación Th y Tc

Aunque existen excepciones, la separación de las funciones de los linfocitos Th y Tc viene dada por el
origen de los antígenos que reconocen. Los linfocitos Tc reconocen a los antígenos presentados en
superficie por moléculas MHC de clase I (Figura 1.14), mientras que los linfocitos Th interaccionan con
el antígeno en el contexto de moléculas MHC de clase II.

Asociados a las dos cadenas polipeptídicas polimórficas que constituyen el TCR se encuentra un grupo
de moléculas monomórficas de membrana llamado colectivamente CD3, formando así el complejo
TCR/CD3 y que sabemos que es imprescindible para la transmisión de la señal del reconocimiento
antigénico al interior celular.

En consecuencia se desencadena una cascada de reacciones bioquímicas en el citoplasma de la célula T,


dando así lugar al proceso de activación, proliferación y diferenciación celular. Estos mecanismos
implican la participación de una serie de sustancias intracitoplasmáticas, conocidas como segundos
mensajeros. Como consecuencia de estos eventos se producirá finalmente la transcripción de los genes
implicados en la síntesis de las proteínas y factores implicados en una determinada función. La
activación de las células Th es el núcleo central de la respuesta celular que a su vez actúa sobre,
macrófagos, células NK y linfocitos Tc que adquieren entonces la capacidad de lisar las células que
portan el antígeno que indujo su activación.

RESPUESTA INMUNE
HUMORAL

La ausencia de este tipo de


respuesta deja al individuo
tan indefenso frente a toda
clase de gérmenes
patógenos y otras
agresiones, que es
incompatible con la vida si
no se instaura a tiempo un
tratamiento adecuado. En la
respuesta inmune humoral
inter vienen, como pieza
central, los linfocitos B, que
como se ha dicho
anteriormente reconocen al
antígeno a través de las
inmunoglobulinas pesentes
en su membrana. Sin
embargo este estímulo no es
suficiente para que se inicie y desarrolle la respuesta inmune humoral. Para ello es necesario que los
linfocitos B, además del estímulo antigénico, reciban el estímulo de ciertas citocinas (Figura 1.15)
producidas por los linfocitos
T colaboradores.

Sólo cuando confluyen estos


estímulos, el antigénico y el
mediado por las citocinas, se
produce la activación,
proliferación y diferenciación
de los linfocitos B hasta la
formación de células
memoria y células
plasmáticas productoras de
inmunoglobulinas, que se-
rán el elemento efector final
de la respuesta humoral.

En la (Figura 1.16) se
muestra un esquema con
una visión general de la
respuesta inmune tanto
innata como adaptativa con indicación de los prin- cipales componentes celulares que participan en
cada una de ellas.

Características respuesta inmune adaptativa

La respuesta inmune adaptativa se caracteriza por reconocer unos antígenos y no otros (especificidad),
ser de carácter clonal, desarrollar memoria y ser autorregulable. Veamos con más detalle estas
carácttristicas.
Especificidad. Se sabe que cada antígeno estimula solo a aquel linfocito o grupo de linfocitos que han
desarrollado y en consecuencia poseen en su membrana los receptores capaces de reconocer y unirse
específicamente a él. Estos receptores, tal como se ha indicado anteriormente, son las
inmunoglobulinas de superficie cuando se trata de linfocitos B o el TCR cuando se trata de linfocitos T.

Clonalidad. Cuando un linfocito o grupo de linfocitos es activado, este prolifera y se diferencia en


múltiples células derivadas, todas ellas con idénticos receptores de superficie. Se dice entonces que
todas estas células constituyen lo que se denomina clon celular. Tanto la especificidad como la
clonalidad de la respuesta inmune fueron originariamente definidos en los años cincuenta por varios
inmunólogos entre los que se encontraba Burnet y se conoció después por la teoría de selección clonal
de Burnet.

Esta teoría decía que cada antígeno estimulará a aquel linfocito o grupo de linfocitos que poseen en su
membrana receptores capaces de reconocer y unirse específicamente a él y que como consecuencia se
producía su proliferación y diferenciación en células con las mismas características de reconocimiento
que los linfocitos originales (Figura 1.17) Este carácter clona, le confiere a este tipo de respuesta el
carácter de gran eficiencia en cuanto que cada individuo solo pone en marcha aquellos elementos,
celulares y moleculares, que le son necesarios para una determinada acción.

Memoria Inmunológica. Otra característica importante de este tipo de repuesta es que el organismo
mantiene memoria de un estímulo a otro cuando son de la misma índole. Eso se debe a la permanencia
de linfocitos sensibilizados de larga
vida después de un estímulo
antigénico.

Autorregulación. Este tipo de


respuesta dispone de meca- nismos
internos de control, de tal forma
que la intensidad de la misma se
regula por acción de diversos tipos
de moléculas entre las que
destacan las inmuno- globulinas y
sobre todo las citocinas. En la
(Figura 1.18) se recogen las
distintas fases de la respuesta inmune.
RESPUESTA PRIMARIA Y SECUNDARIA

Cuando por primera vez un antígeno se pone en contacto con el organismo, se produce una respuesta
inmune que se denomina respuesta primaria. Por el contrario, cuando al cabo de un tiempo el mismo
antígeno vuelve a activar al sistema inmune, se produce una respuesta que denominamos respuesta
secundaria o adaptativa (Figura 1.19). Ambas respuestas son, cualitativa y cuantitativamente,
diferentes. Las diferencias esenciales son:

• En la respuesta primaria los niveles máximos de inmunoglobulinas se alcanzan tras un largo


período de latencia después del estímulo antigénico, mientras que en la respuesta secundaria
se alcanza más rápidamente. Ello se debe a que cuando un antígeno activa por primera vez a
los linfocitos B, éstos necesitan tiempo para diferenciarse en las células plasmáticas
responsables de la síntesis de inmunoglobulinas, mientras que cuando se trata de la respuesta
secundaria, gracias a la permanencia de las células memoria, se alcanza en menor tiempo el
nivel de células plasmáticas.
• La respuesta primaria predomina la IgM, mientras que en la secundaria predomina la IgG
• La respuesta primaria es de menor intensidad que la secundaria. Ello se debe al tipo de
inmunoglobulina predominante y a la presencia de células memoria predominantemente en la
respuesta secundaria.
• La respuesta secundaria, al predominar en ella la IgG, de vida media más larga que la IgM, y
además por el predominio antes indicado de células memoria, es más permanente y duradera
en su acción que la primera.

En su conjunto podemos decir que el


sistema inmune funciona de forma
secuencial, enviándose intercam-
biándose información entre los
diferentes compartimentos al objeto
de aumentar la eficiencia entre
ellos para eliminar los
microorganismos patógenos.

Así, una vez que entra el patógeno


superando las barreras
fisicoquímicas, se pone en
funcionamiento el sistema inmune
innato, con células y factores solubles
que van a tratar de eliminarlos.

Si este sistema falla, en los


vertebrados puede ponerse en
marcha el sistema inmune adaptativo que es muy selectivo y en donde participan células con un
sofisticado procedimiento de reconocimiento y activación.

Como ejemplos de esta cooperación se encuentran el papel desempeñado por los macrófagos como
células presentadoras de antígeno a los linfocitos T; los anticuerpos IgM e IgG son capaces de activar el
sistema del complemento por la vía clásica; o la citotoxicidad dependiente de anticuerpo por parte de
las células natural killer.

Concepto de antígeno y hapteno


Se entiende por antígeno toda sustancia con capacidad para generar una respuesta inmune, o lo que es
lo mismo, que posee capacidad para ser reconocida como extraña por el sistema inmune. Sabemos que
prácticamente cualquier tipo de molécula biológica, incluyendo azúcares, lípidos, hormonas,
metabolitos intermediarios, carbohidratos complejos, fosfolípidos, ácidos nucléicos y proteínas pueden
actuar como antígenos.

Las partes del antígeno que actuan induciendo la formación de anticuerpos se conocen como grupo
determinante. Sin embargo estos grupos no tiene capacidad inductora de anticuerpos si no van
formando parte o unidos a otra molécula
mayor. A su vez los anticuerpos frente a
los antígenos se unen concretamente a
sus grupos determinantes a los que
tambien se les denominan epitopos (Fig
1.20).

Esta capacidad de unión antígeno-


anticuerpo (Ag-Ac), es la característica
más importante y común de todas las
inmunoglobulinas. Esta unión es no
covalente y débil, de tal forma que la
reacción es reversible, encontrándose
los antígenos y los anticuerpos libres en
equilibrio dinámico con los unidos.

Es conocido que la mayoría de los


antígenos poseen múltiples epítopos, con lo que pueden unir múltiples anticuerpos a la vez siempre que
los epítopos estén suficientemente alejados entre ellos para que no existan interferencias estéricas que
lo impidan. Clásicamente se llamaba antígeno a toda molécula capaz de generar un anticuerpo. En la
actualidad sin embargo, se considera antígeno a cualquier molécula capaz de unirse a un anticuerpo
independientemente de que pueda, por si sola, generarlo.

A su vez auellas moléculas que son capaces de generar anticuerpos se les considera poseer capacidad
inmunógena. En este sentido las moléculas demasiado pequeñas como son los haptenos para generar
anticuerpos necesitan ir unidas a moléculas más grandes llamadas transportadores. Una vez que se han
generado de este modo, anticuerpos contra el hapteno, éste puede unirse a los anticuerpos. El hapteno
es por tanto, una molécula antigénica pero no inmunógena.

Tras la unión antígeno-anticuerpo (Ag-Ac), las sustancias extrañas (o antígenas) son neutralizadas y
posteriormente destruidas por las inmunoglobulinas a través de mecanismos, que pueden ser diferentes
según el tipo de inmunoglobulina que participa.

Introducción a la Inmunopatología
Hay multitud de casos en los que los sistemas de defensa son en sí causa de enfermedad. Esto es, por
ejemplo, lo que ocurre cuando el individuo reacciona incluso frente a sustancias que en principio son
inocuas, como es el polen de
plantas, etc. Entonces se
habla de reacciones de
hipersensibilidad (Figura
1.21).

En otros casos, por razones


todavía no muy bien
conocidas, el sistema inmune
reacciona frente a
componentes propios, que
destruye, ocasionando graves
trastornos, o incluso la
muerte. Se trata de enfermedades por autoinmunidad, que pueden presentarse frente al sistema
nervioso central, frente a casi todas las glándulas endocrinas, frente a componentes musculares, etc.

También a veces, las células encargadas de la defensa inmune, comienzan a proliferar en grandes
cantidades, llegando a producir auténticos cánceres de células libres como son las leucemias, que
incluso en tan sólo meses pueden terminar con la vida del individuo. La Inmunología, en consecuencia,
debe estudiar no sólo el papel que tiene el sistema inmune en el mantenimiento de la salud sino tam-
bién en la génesis y evolución de la enfermedad.

Aportaciones y desafíos de la Inmunología


La Inmunología ha contribuido de forma notoria al progreso de la ciencia actual, primero por
aportaciones sobre bases empíricas y después sobre fundamentos sólidos, fruto del intenso esfuerzo
desplegado en el estudio de los mecanismos de actuación del sistema inmune Tabla 1.2).

Durante la fase empírica que podemos considerar anterior al comienzo del presente siglo, la
inmunología ofreció la solución a uno de los grandes problemas que ha azotado a la humanidad, las
pandemias.

Ello fue posible gracias a Jenner quien a finales del siglo XVIII y a Pasteur quien a su vez a finales del
siglo XIX, prepararon las vacunas de la viruela y de la rabia respectivamente. Posteriormente se
desarrollarían, entre otras, las vacunas antitifoidea (1898), anticólera (1892) y antidiftérica (1913).
Después, en lo que podríamos denominar fase científica, y debido a un mejor conocimiento de las bases
biológicas y celulares del sistema inmune, la inmunología se ha desarrollado ampliamente, siendo una
de las ciencias que más ha evolucionado en los últimos años. Hasta aproximadamente los años sesenta
los aspectos inmunológicos conocidos aparecían, en el contexto de la Microbiología, como el sistema
capaz de defender al organismo frente a las infecciones.

Desde entonces, los continuos avances en el conocimiento de los mecanismos implicados en la


respuesta inmune han dotado a esta disciplina de un sólido cuerpo de conocimientos. A este desarrollo
han contribuido de manera especial la puesta a punto de técnicas modernas, tales como los cultivos
celulares, obtención de líneas de células puras e híbridos celulares, posibilidad de obtener animales
transgénicos, disponibilidad de las técnicas de biología molecular tales como clonaje de genes, técnica
de PCR, el uso del láser y la microscopía electrónica. En consecuencia, hoy día la Inmunología posee su
propia contextura interna y puede ser firmemente considerada como ciencia independiente al tiempo
que hace posible el desarrollo de otras áreas gracias a la aplicación de reactivos y técnicas puramente
inmunológicas, adquiriendo así una amplia proyección en Medicina, Veterinaria, Biología, Bioquímica,
Agronomía y Farmacia.

En resumen, la Inmunología ha influido en las siguientes áreas:

• Prevención de enfermedades infecciosas


• Posibilidad de realizar transfusiones de órganos
• Inicio de la era de los trasplantes de órganos sólidos y de médula
• Contribución a la oncología en cuyo área se termina de desarrollar la primera vacuna
• Inmunopatología como consecuencia de las diversas alteraciones del sistema inmune
• Métodos analíticos que están siendo de gran utilidad en las ciencias biosanitarias actuales y
• Biotecnologia, industria y farmacia permitiendo nuevos métodos diagnósticos y nuevos
inmunofármacos

Enfermedades infecciosas: Haciendo posible la profilaxis de la mayoría de las enfermedades infecciosas


mediante un progresivo y espectacular perfeccionamiento de las técnicas de vacunoterapia durante el
presente siglo. Es de destacar a modo de ejemplo el descenso drástico que se observan en las tasas de
morbilidad declaradas por poliomielitis, por sarampión o que la viruela ha sido completamente
erradicada.

Transfusiones sanguíneas: La Inmunología hizo posible el descubrimiento de los grupos sanguíneos y los
anticuerpos séricos frente a los mismos, gracias a lo cual se pueden realizar las transfusiones sanguíneas
sin riesgo para el enfermo.

Trasplantes de órganos: Haciendo posible la prevención del rechazo de muchos de los órganos
trasplantados. Eso se ha debido a un perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas pero, sobre todo, al
descubrimiento de los antígenos responsables del rechazo (antígenos de histocompatibilidad) y a un
mejor conocimiento de los mecanismos inmunológicos responsables del rechazo del trasplante, que
están permitiendo la utilización de modernas terapias inmunosupresoras de gran efectividad en la
actualidad. Los avances más recientes indican que pronto será posible el trasplante de animales al
hombre (xenotrasplante) con lo cual se podrá dar solución a la escasez de donaciones de órganos.

Oncología: En donde la inmunología ha permitido un mejor conocimiento de la interrelación célula


cancerosa-huésped. Estos conocimientos ya comienzan a repercutir en una mayor sobrevivencia de
ciertos pacientes cancerosos y existen fundadas esperanzas de que en un futuro inmediato la
inmunología pueda contribuir aún más, ofreciendo nuevas vías de solución a esta enfermedad. El
descubrimiento reciente, por un lado, de oncogenes responsables de la malignización celular y, por otro,
de los mediadores químicos de la respuesta inmune, entre los que cabe destacar las linfocinas y los
interferones, ofrecen una amplia esperanza en la terapia de muchos cánceres y de sus metástasis. En la
actualidad se encuentran en vía de ensayo varias vacunas terapéuticas con resultados verdaderamente
alentadores.

Inmunopatología: En donde el conocimiento del sistema funcional, ha hecho posible conocer la


etiología y patogenia de una gran variedad de enfermedades surgidas por alteración del propio sistema
inmune, tales como inmunodeficiencias, alergias, autoenfermedades, etc. Sin embargo, quedan
problemas pendientes sin resolver, como es el reto que actualmente tiene planteada la Inmunología con
el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), de una extraordinaria capacidad expansiva y alta
mortalidad, y frente al cual no se dispone de un remedio eficaz que elimine de manera definitiva el virus
HIV.

Métodos analíticos: Una gran variedad de métodos analíticos de gran precisión y sensibilidad se han
desarrollado gracias a los conocimientos inmunológicos. Entre estas técnicas las más importantes que
se pueden destacar son la inmunoelectroforesis, radio-inmunoensayo, hemaglutinación, etc. Hoy se
puede considerar que, por ejemplo, la endocrinología moderna se ha podido desarrollar gracias a la
aparición de un método, el radioinmunoensayo, capaz de medir los niveles de las distintas hormonas.
También ha permitido disponer de nuevos métodos de estudio basados en la inmunología, sin cuya
existencia hubiese sido imposible alcanzar los niveles actuales de excelencia en la investigación
biosanitaria.

Biotecnología, industria y farmacia: Esto está siendo realmente posible gracias al extraordinario grado
de cooperación existente entre los inmunólogos y científicos dedicados a la bioquímica, biología
molecular, genética y farmacia, cuyos métodos como, por ejemplo, la tecnología del DNA recombinante,
hibridaciones celulares, etc., están permitiendo la obtención de manera industrial, de sustancias y
factores de gran interés farmacológico, entre los que podemos destacar, como mas sobresaliente, los
anticuerpos monoclonales (AcMo).

Otras aportaciones. Además de lo indicado anteriormente, la inmunología ha contribuido a la solución


de otros muchos problemas. Citemos, por ejemplo, la prevención de la eritroblastosis fetal en casos de
incompatibilidad Rh entre la madre y el feto. Otra sensible y reciente aportación de la inmunología ha
sido el esclarecimiento de la etiología de múltiples enfermedades, al descubrir una estrecha relación
entre el padecimiento de las mismas y ciertos factores genéticos relacionados con el control del sistema
inmune. También la inmunología ha aportado conocimientos y técnicas de gran utilidad en la Medicina
Legal, alguna de cuyas áreas, como por ejemplo la identificación, se benefició ampliamente después del
descubrimiento de los grupos sanguíneos y también durante la última década, gracias al descubrimiento
de los antígenos de histocompatibilidad.

La inmunología es una ciencia que actualmente se encuentra en pleno desarrollo, por lo que es de
suponer que en el futuro siga aportando nuevos conocimientos para la solución de muchos de los
problemas que tiene planteado la medicina y biología. En la Tabla 1.3 se expone una lista de los Premios
Nobel concedidos a investigadores en el campo de la inmunología, como prueba de las grandes
aportaciones realizadas en esta área.

¿CUÁLES SON LOS DESAFIOS DE LA INMUNOLOGÍA?

Los grandes desafíos en el futuro de la inmunología son la supresión de enfermedades infecciosas a


escala global. Este objetivo figura entre los desafíos de la agenda de la inmunología del siglo XXI. Para
ello se requiere de un esfuerzo público importante, sobre todo potenciando programas de vacunación.
Esto es esencial en el caso de la gripe aviar, SIDA y malaria frente a cuyas infecciones no se dispone de
vacunas.

Todas estas infecciones están causando numerosas muertes al año y en consecuencia son un desafío
serio y preocupante para la inmunología. En unos casos, la dificultad se debe a la aparición de mutantes
virales que les permite escapar a la respuesta inmune del individuo; esto es que una vez que el sistema
inmune ha aprendido a luchar contra el patógeno, éste cambia y ya no le sirve de nada el aprendizaje y
tiene que comenzar de nuevo. En otros casos se debe a la aparición de resistencias de los patógenos a
los medicamentos, que toman normalmente para curarse, en cuyo caso el medicamento no ejerce el
efecto deseado.

En el caso de la gripe aviar el panorama es preocupante debido a que es capaz de infectar a seres
humanos desde los animales y aunque afortunadamente no es capaz de pasar de unos seres humanos a
otros, sí existe preocupación de que pueda combinarse con el virus de la gripe humana y de ese modo
aprender a hacerlo y dar lugar a una pandemia. No se puede olvidar que la pasada pandemia de gripe
ocurrida en 1918 mató entre 20-40 millones de personas. Otro de los objetivos de la inmunología del
siglo XXI se centra en prevenir las alergias.

Los investigadores están mirando actualmente la posibilidad de desarrollar vacunas contra la mayoría de
las formas de alergias. Por ejemplo, identificando las proteínas del polen o los cacahuetes que son
responsables de causar alergia y utilizándolas a muy bajas dosis poder actuar como vacuna. Aunque es
importante señalar que este caso sería una vacuna que enseñaría al sistema inmune a no responder en
vez de a responder como las vacunas utilizadas hasta ahora contra las enfermedades infecciosas.

Encontrar mejores remedios para las enfermedades autoinmunes, figura también entre los programas
destacados de trabajo. En este área se esperan nuevos inmunomoduladores de gran capacidad de
acción, por ejemplo en la artritis reumatoide y otras enfermedades de tipo autoinmune. También se
está trabajando en mejorar los resultados en trasplantes en donde dos de los grandes problemas son la
escasez de donantes y alcanzar mejores resultados a largo plazo.

Hasta ahora para evitar que el individuo destruya el órgano trasplantado se le trata con
inmunosupresores que actúan disminuyendo la capacidad del sistema inmune del individuo
trasplantado de atacar el trasplante pero también de defenderse de infecciones. Por ello, uno de los
objetivos futuros es ayudar al sistema inmune para que tolere de manera selectiva el trasplante al que
ha sido sometido y evitar así las complicaciones de la inmunosupresión tradicional, como por ejemplo
son la aparición de infecciones virales, tumores y otros.

Se trataría en definitiva de copiar lo que la naturaleza ya realiza en la mujer gestante que acepta de
manera selectiva a su feto (trasplante natural) lo cual permite que éste sea tolerado aunque lleva el
componente paterno que es extraño a la madre desde el punto de vista biológico. Por otra parte los
avances más recientes indican que pronto será posible el trasplante de animales al hombre
(xenotrasplante) y el uso de células madre, que por su gran capacidad de crecimiento multidireccional,
son una gran esperanza en el futuro en programas de terapia regenerativa de muy diversos tipos de
tejidos dañados, aspectos éstos que son tratados mas extensamente en otros capítulos.

Una mayor contribución a la nueva biotecnología, figura también en la agenda de trabajo del
inmunólogo, ya que mediante la inmunotecnología será posible seguir produciendo agentes que
protejan a las personas y animales contra muchos tipos de enfermedades. Mientras tanto, la tercera
generación de vacunas empleando DNA ya ha comenzado. Hasta ahora para desarrollar vacunas hay que
purificar o producir las proteínas del patógeno lo cual es caro y poco estable, y obliga en la mayoría de
los casos a administrar varias dosis.

Todo ello dificulta por ejemplo las campañas de vacunación en países en desarrollo con malos medios
técnicos y malas comunicaciones, donde en muchos casos no es posible administrar una segunda dosis
de la vacuna. Las vacunas de DNA podrán permitir desarrollar campañas de vacunación más baratas y
estables y sin necesidad de administrar más de una dosis. Consisten en introducir parte del DNA de un
patógeno dentro de un individuo, entonces el individuo producirá una respuesta frente a ciertos
componentes del germen. Tienen como ventaja no causar la enfermedad y de poder producirse de
forma duradera.

Bibliografía
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Características del Sistema Inmune

El concepto de inmunidad clásicamente se ha entendido como defensa contra las


enfermedades infecciosas. Hoy por inmunidad entendemos el reconocimiento de lo propio y, la
defensa contra lo no propio y contra aquello que siendo propio está alterado.
Los individuos se defienden de los microorganismos y sustancias extrañas mediante
barreras fisicoquímicas, células fagocíticas, eosinófilos, células líticas naturales (NK), y con una
amplia serie de factores solubles. Estas defensas que no son específicas para cada uno de los
microorganismos o sustancias extrañas (llamados antígenos) se les denomina Inmunidad
Natural o Innata.
Otras formas de defensa están constituidas por células especiales, llamadas linfocitos T y
B, y factores solubles (en especial las inmunoglobulinas/anticuerpos) que aumentan con cada
una de las exposiciones a cada uno de los antígenos. Estas respuestas son específicas para cada
antígeno y a estos mecanismos de defensa se les denomina Inmunidad Adquirida o Específica.
La respuesta inmune innata amplifica la respuesta inmune adquirida, una vez que ésta a
entrado en contacto con el antígeno.
Si bien en la respuesta inmune que se produce en un organismo, actúan todos los
mecanismos de defensa de forma coordinada, académicamente se pueden distinguir dos tipos
de respuesta específica:
a) La Inmunidad humoral mediada por los anticuerpos. Estos son producidos por clones
de linfocitos B específicos para cada antígeno. b) La Inmunidad celular mediada por linfocitos
T. Cada clon de linfocitos T es también específico de antígeno.

La respuesta inmune tiene varias características importantes, la especificidad, la


diversidad, la memoria y la tolerancia.
A) ESPECIFICIDAD
Cada clon de linfocitos B es capaz de responder y producir anticuerpos contra un
antígeno distinto. Los antígenos pueden ser componentes proteicos, polisacáridos o ácidos
nucleicos, presentes o no en microorganismos o células eucariotas. Al interaccionar con un
antígeno, los linfocitos B responderán produciendo anticuerpos frente a ese antígeno en
concreto, pero no frente a otros no relacionados. Por esta razón se dice que el sistema inmune
es específico.
La parte más pequeña de un antígeno a la que se une un anticuerpo se denomina
determinante antigénico. Un anticuerpo producido en respuesta a un estímulo en particular, por
ejemplo un virus, no reconoce toda la partícula viral, sino un determinante antigénico, por
ejemplo una parte de una de sus proteínas.
B) DIVERSIDAD
Se calcula que el sistema inmune es capaz de producir más de 109 tipos distintos de
anticuerpos. Cada tipo es producido por un clon de linfocitos B en particular. Este "repertorio"
de anticuerpos, que se genera por un mecanismo genético complejo, servirá para reconocer y
responder a la mayoría de los determinantes antigénicos a los que un individuo puede
exponerse.
C) MEMORIA
La primera vez que el sistema inmune específico responde contra un antígeno lo hace
lentamente, con poca intensidad y los anticuerpos producidos desaparecen rápidamente de la
circulación, es la denominada Respuesta Primaria. Con cada uno de los contactos posteriores,
con el mismo antígeno, la respuesta inmune es más rápida, más intensa y más duradera, es decir
es más eficiente. A éste tipo de respuesta se le denomina Respuesta Secundaria.

La memoria inmunológica explica porqué un individuo queda protegido frente a una


enfermedad, por ejemplo el sarampión, después de haber superado una primera infección o
haber sido vacunado.
D) TOLERANCIA
Por el mismo mecanismo por el que el sistema inmune se capacita para responder frente
a una gran diversidad de antígenos, genera algunos linfocitos B y linfocitos T que pueden
reconocer componentes del propio organismo. Durante su maduración, sin embargo, estas
células son eliminadas o inactivadas. Éste proceso se denomina tolerancia: el sistema inmune
"aprende" a reconocer lo que es propio y a no responder agresivamente contra ello. Como
consecuencia, todo lo que no sea propio lo considerará, por definición, extraño.
El mecanismo natural de la tolerancia tiene una contrapartida: los trasplantes de órganos
pueden ser rechazados por el sistema inmune actuando de manera similar a como actuaría
frente a agentes patógenos.

LINFOCITOS B
Los anticuerpos son producidos exclusivamente por los linfocitos B. Los linfocitos B
humanos, son células que se generan, e inician su maduración, en la Médula Ósea, expresan
inmunoglobulinas en su membrana y utilizan esta inmunoglobulina de membrana como receptor
para el reconocimiento del antígeno. Estas células activadas por un determinante antigénico y
por diversas señales procedentes de linfocitos T activados, terminan de diferenciarse
convirtiéndose en células que secretan anticuerpos al medio en gran cantidad, es decir, en
células plasmáticas. Los anticuerpos secretados tienen la misma especificidad por el antígeno
que las inmunoglobulinas de membrana y se unirán a los antígenos que iniciaron la respuesta.
Los anticuerpos al unirse a los antígenos van a cumplir varias funciones importantes. Por un lado
pueden bloquear su actividad biológica, por ejemplo neutralizando una toxina o bloqueando la
infectividad de una partícula viral. Por otra parte los anticuerpos pueden facilitar la captación del
antígeno por otras células del organismo, como los macrófagos, que los destruirán y eliminarán.
Además de las inmunoglobulinas (receptor para el antígeno), los linfocitos B expresan en
su membrana diversas moléculas más o menos características, entre las que cabe destacar las
moléculas del Complejo Principal de Histocompatibilidad (MHC) de clase II. Estas moléculas, que
se denominan HLA-II en humanos, están encargadas de presentar el antígeno en forma de
pequeños fragmentos peptídicos a los linfocitos T para que se activen. Con la misma finalidad de
interaccionar con los linfocitos T, los linfocitos B expresan moléculas adicionales entre las que
destacan especialmente B7 (CD80) y CD40. Otras moléculas son los receptores para los
fragmentos C3b y C3d del complemento, receptores para el fragmento Fc de la IgG y moléculas
de activación como CD19, CD20, CD21. Los linfocitos B cuando se activan, expresan en
membrana receptores para citocinas (factores solubles que regulan la respuesta inmune), que
actúan como factores de crecimiento y diferenciación.

LINFOCITOS T
Los linfocitos T se originan en médula ósea y maduran en el Timo. De manera análoga a
como los linfocitos B expresan inmunoglobulinas de membrana que funcionan como receptor de
antígeno, los linfocitos T expresan un receptor antigénico exclusivo de cada clon celular. El
receptor antigénico de los linfocitos T (TCR) tiene la peculiaridad de reconocer antígenos
extraños no en forma libre, sino como pequeños péptidos físicamente asociados a moléculas del
MHC presentes en la membrana de otras células. Al tener lugar el reconocimiento TCR-
(péptido/MHC), el linfocito T inicia su activación y lleva a cabo su función efectora. Además del
TCR los linfocitos T tienen dos importantes moléculas accesorias que se expresan de manera
excluyente: CD4 y CD8. Los linfocitos T CD4+ reconoce péptidos antigénicos asociados a las
moléculas de HLA de clase II, que se expresan en linfocitos B, macrófagos y otras células que se
denominan "presentadoras de antígeno". Las células presentadoras se especializan en presentar
los antígenos que captan del medio extracelular a los linfocitos T CD4+, que decidirán finalmente
si los péptidos son normales o proceden de proteínas extrañas (toxinas, microorganismos,...). En
este último caso los linfocitos T CD4+ se activarán y secretarán citocinas que sirven para regular
la función de otros linfocitos y de diversos tipos de células. También al activarse expresan en
membrana receptores para citocinas, incluso para las mismas que secretan, y moléculas para
interaccionar con linfocitos B e inducir su diferenciación a células plasmáticas. Entre estas
moléculas destaca CD40L, que interacciona específicamente con CD40. Por todas estas razones,
los linfocitos T CD4+ se denominan linfocitos T cooperadores. Por otro lado, los linfocitos T
CD8+ reconoce péptidos antigénicos en asociación con las moléculas de HLA de clase I, que se
expresan en todas las células del organismo exceptuando los eritrocitos. La función de las
moléculas HLA-I es presentar péptidos procedentes de proteínas intracelulares. Las células
infectadas por virus o que han sufrido transformación tumoral, presentarán péptidos que serán
reconocidos como extraños por los linfocitos T CD8+. Al activarse, estos linfocitos adquieren la
capacidad de lisar a la célula que presenta los péptidos extraños. Por esta razón los linfocitos T
CD8+ se denominan "citotóxicos". Los linfocitos T citotóxicos constituyen un arma del sistema
inmune relativamente eficaz para proteger al organismo de la diseminación de infecciones
virales y para eliminar células tumorales, casos en los que los anticuerpos no son eficaces.
Los linfocitos T expresan también otras moléculas, que se denominan accesorias, y que
sirven para interaccionar con mayor firmeza con linfocitos B u otras células y para contribuir a la
activación de los propios linfocitos T. Entre estas moléculas están CD2, CD5, CD11a (LFA1) y
especialmente CD28, cuyo ligando es la molécula CD80 anteriormente nombrada.

CÉLULAS NK
Las células NK derivan de médula ósea, al parecer de un precursor común con los
linfocitos T pero sufrirían maduración extratímica. La denominación NK, Natural Killer o células
líticas naturales, hace referencia a que estas células muestran actividad citotóxica frente a
algunas células tumorales y células infectadas por virus. En esta caso, sin embargo, no requieren
una exposición previa a la célula a lisar ni la expresión de moléculas HLA-I que requieren los
linfocitos T citotóxicos. Por el momento se desconoce si las células NK tienen receptor específico
distribuido clonalmente.

MACRÓFAGOS
Son células importantes en la respuesta inmune natural y puesto que son células
presentadoras de antígeno tienen un papel fundamental en la respuesta inmune adquirida. Los
macrófagos fagocitan sustancias extrañas, las digieren enzimáticamente y presentan los péptidos
resultantes en moléculas MHC-II a los linfocitos T CD4+ para que se activen. Además producen
citocinas inflamatorias, y amplifican la respuesta inmune específica.

GRANULOCITOS
Los granulocitos o células polimorfonucleares constituyen una primera barrera defensiva
del organismo, que actúa rápidamente fagocitando microorganismos antes de que una respuesta
de anticuerpos específicos tenga lugar. Además participan en las respuestas efectoras del
Sistema Inmune respondiendo a estímulos quimiotácticos y aumentando su capacidad fagocítica
al ser activados por citocinas. Los neutrófilos son las células predominantes en las reacciones de
inflamación aguda.

TEJIDO LINFOIDE
El tejido linfoide está constituido por dos grandes grupos de órganos: órganos linfoides
primarios que inician la diferenciación linfoide y órganos linfoides secundarios donde los
linfocitos responden a antígenos extraños.
Los órganos linfoides primarios, en humanos, son: la médula ósea y el timo. Los órganos
linfoides secundarios son: los ganglios linfáticos, el bazo, los tejidos linfodies asociados a las
mucosas y el sistema inmune cutáneo además de otros acúmulos linfoides repartidos por todo
el organismo.

MÉDULA ÓSEA
En la médula ósea se generan las stem cells o células pluripotenciales hematopoyéticas de las
estirpes eritroide, megacariocítica, granulocítica, monocítica y linfocítica. En la propia médula
ósea se incia la maduración de los linfocitos B, antes de su salida al torrente circulatorio. Además,
en la médula ósea hay linfocitos B maduros y gran cantidad de células plasmáticas que provienen
de linfocitos B, que se han activado en los órganos linfoides secundarios y que han recirculado
hasta la médula ósea.
TIMO
Aquellos linfocitos que tras salir de la médula ósea entran en el timo (timocitos), o bien
mueren (la gran mayoría), o bien maduran hacia linfocitos T.

GANGLIOS LINFÁTICOS
Los ganglios linfáticos son acúmulos de tejido linfoide. En su interior, formando folículos
hay una gran cantidad de células fagocíticas dispuestas a fagocitar los antígenos extraños, que
son transportados hasta ahí a través de los vasos linfáticos. Además, hay linfocitos que
reconocen los antígenos presentes en la membrana de las células fagocíticas activándose y
pudiendo migrar al torrente circulatorio.

BAZO
Los linfocitos y las células accesorias tienen, en el bazo, una localización similar a la de los
ganglios linfáticos. El bazo es el lugar donde se realizan la mayor parte de las respuestas frente a
antígenos circulantes por sangre periférica.

RESPUESTA INMUNE

Todas las repuestas inmunes específicas tienen su inicio en el reconocimiento del


antígeno extraño por los linfocitos. Tras el reconocimiento, los linfocitos se activan proliferando
y, por tanto, expandiendo su clon. A continuación los linfocitos B se convierten en células
plasmáticas productoras de anticuerpos. Unos linfocitos T activan a macrófagos, otros activan a
linfocitos T capaces de lisar células con antígenos extraños, otros linfocitos T son células
cooperadoras de los linfocitos B para que éstos produzcan inmunoglobulinas y, otros linfocitos T
son células supresoras que inhiben la producción de anticuerpos.
Los anticuerpos producidos interaccionan con los antígenos libres formando
inmunocomplejos que son eliminados de la circulación por las células fagocíticas.

Así mismo, los anticuerpos inducen la liberación de proteínas de fase aguda que ayudan
a combatir infecciones.
Los linfocitos T, especialmente los cooperadores, producen proteínas que tienen
actividad sobre las propias células del sistema inmune y sobre otras células, con mecanismos de
acción que recuerdan a las hormonas. A estas proteínas se les denomina citocinas. Las citocinas,
entre otras muchas funciones, aumentan la fagocitosis y las respuestas inflamatorias.

AUTOINMUNIDAD
Como se ha indicado antes el Sistema Inmune distingue lo propio de lo extraño. La falta
de respuesta a las sustancias propias se denomina autotolerancia. En ocasiones se pierde la
autotolerancia y se induce la respuesta inmune contra antígenos propios, a este fenómeno se le
denomina autoinmunidad. El fenómeno autoinmune puede desencadenar una enfermedad
autoinmune.
El fenómeno autoinmune puede ser consecuencia de alteraciones intrínsecas de los
linfocitos B, de los linfocitos T, o de su regulación. Además de las alteraciones inmunológicas que
inducen los fenómenos autoinmunes, se necesitan otros factores genéticos, infecciosos,
hormonales, anatómicos, etc., para que aparezca la enfermedad autoinmune.

HIPERSENSIBILIDAD
La respuesta inmune específica va asociada a mecanismos efectores inespecíficos como
la activación del complemento, activación de las células fagocíticas, inducción de citocinas, etc.,
que no son específicos de antígeno. En ocasiones los fenómenos de inflamación, como
consecuencia de la respuesta inmune, van asociados a lesiones locales o sistémicas. La falta de
control de algunas respuestas excesivas produce patologías denominadas enfermedades por
hipersensibilidad.
Estas patologías pueden ser desencadenadas por inmunocomplejos, por lisis celular
mediada por el complemento, por lesiones tisulares mediadas por linfocitos T y por anticuerpos
del tipo IgE que activan la degranulación de los mastocitos (la alergia).

INMUNODEFICIENCIAS
Las deficiencias de alguno de los elementos del Sistema Inmune pueden provocar
patologías denominadas inmunodeficiencias. Las inmunodeficiencias pueden ser congénitas o
primarias y adquiridas o secundarias.
Los pacientes con inmunodeficiencias tienen una mayor susceptibilidad a sufrir
infecciones por microorganismos y suelen tener mayor tendencia a sufrir procesos neoplásicos
especialmente los inducidos por virus.
Las inmunodeficiencias adquiridas se suelen relacionar con la malnutrición, neoplasias,
tratamientos inmunosupresores, o enfermedades de tipo autoinmune.
02 Células Inmunocompetentes
C.Alonso y J.Peña

La acción del sistema inmune es posible gracias a la participación e interrelación de


diferentes poblaciones celulares, conocidas como células inmunocompetentes. Estas células
son fundamentalmente los linfocitos T y B, las células NK, células dendríticas, macrófagos y
polimorfonucleares (tabla 2.1).

TABLA 2.1
Tipos de células inmunocompetentes y
sus funciones principales

Célula Función
B Producción de Igs y presentación Ag.
Th Producción de linfocinas
Tc Citotoxicidad
NK Citotoxicidad y producción de linfocinas
Macrófagos Fagocitosis y presentación de Ag
Dendríticas Presentación de antígenos
Neutrófilos Fagocitosis

Las células inmunocompetentes se encuentran distribuidas por toda la economía, como


epitelios y mucosas, pero su concentración es máxima en los ganglios linfáticos y bazo. En
estos tejidos se dan las condiciones óptimas para su estimulación antigénica gracias a que a
ellos afluyen con facilidad las sustancias extrañas (antígenos) a través de los vasos linfáticos y
es posible la interrelación celular, óptima para que se pueda iniciar y desarrollar la respuesta
inmune.

En este capítulo estudiaremos las características morfológicas y fenotípicas más


importantes de estas células inmunocompetentes, así como también el sistema linfático,
especialmente la estructura funcional de los ganglios linfáticos, bazo y timo.

LINFOCITOS T Y B

Los linfocitos son células de tamaño pequeño con un núcleo muy voluminoso y
provistos de una membrana citoplasmática de especial importancia en la regulación de su
funcionalidad. Estas células se dividen en linfocitos T y linfocitos B.

Ambos tipos de linfocitos al igual que todas las células sanguíneas derivan de una
célula progenitora pluripotencial que en el feto se encuentra en el hígado y después del
nacimiento en la médula ósea. A esta célula precursora común se le denomina CFU-LH o
Unidad formadora de colonias linfoides y hematopoyéticas (Figura 2.1). Posteriormente esta
célula se diferenciará para dar lugar, por un lado, a la célula madre hematopoyética
pluripotencial (CFU-GMEM) para las series eritrocítica, granulocítico-macrofágica y
megacariocítica. Por otro lado, dará lugar a una célula progenitora unipotencial (CFU-L),
específica para la serie linfoide.
Fig.:2.1 Cada una
de estas células
progenitoras
continuará diferen-
ciándose hacia
otras células
inmaduras,
originándose así
las CFU-E
(precursor
eritrocítico), CFU-
GM (precursor
mielomonocítico) y
CFU-Meg
(precursor
megacariocítico) a
partir de la célula
precursora
hematopoyética.

De la célula madre linfoidea derivarán dos células precursoras, CFU-T y CFU-B, que
tras un proceso de maduración, conocido como linfopoyesis, originarán los linfocitos T y B
respectivamente. En sangre periférica la proporción de linfocitos T es aproximadamente de un
70% mientras que la proporción de linfocitos B es de un 15%. En la Figura 2. 2. Se muestra
una imagen de microscopía electrónica de barrido de un linfocito B (a) y un linfocito T (b)
donde pueden observarse las diferencias en su superficie.

Fig.:2.2 Existen otras


células de estirpe lin-
foide que no
presentan carac-
terísticas de linfocitos
T ni B, denominadas
células NK que
poseen actividad
citotóxica y secretora
de ciertas citocinas.

Linfopoyesis

Las células pluripotentes, en las aves, se diferencian y transforman en células también


inmaduras, que emigran, unas hacia el timo y otras hacia la bolsa de Fabricio, donde se
transforman y maduran en linfocitos T o timo dependiente y linfocitos B o bolsa dependiente,
respectivamente (figura 2.3).
Fig.:2.3

En los mamíferos, y entre ellos el hombre, estos procesos se realizan en el timo


(linfocitos T) y en la propia médula ósea (linfocitos B) (Figura 2.4).

Fig.:2.4

Veamos a continuación los aspectos más importantes de la linfopoyesis en el timo y en


la bolsa de Fabricio o en los órganos equivalentes a la misma en los mamíferos.
Linfopoyesis T

El timo es un órgano situado en la parte superior del mediastino anterior, donde


maduran los linfocitos T. El timo presenta su máximo desarrollo en el feto y en el niño, mientras
que a partir de los 10-12 años comienza un proceso atrófico y degenerativo con gran invasión
grasa, de tal forma que en el adulto sólo quedan residuos del mismo (Figura 2. 5).

Fig.:2.5 Los precursores de los


linfocitos T, durante el proceso de
maduración intratímica, reciben el
nombre de timocitos. Durante esta fase
mueren muchos timocitos,
aproximadamente el 95 por 100 de
ellos, debido a que se eliminan aquellos
que reconocen los antígenos propios
del organismo. El resto de las células
abandonan el timo, vía sanguínea,
como linfocitos T maduros. Estos
linfocitos colonizan los órganos
linfoideos secundarios, situándose en la
zona paracortical de los ganglios
linfáticos y vainas paracorticales
linfocíticas del bazo.

Se han identificado algunos factores de transcripción que son imprescindibles para la


diferenciación de los linfocitos a lo largo de la linfopoyesis. Entre estos destacan PU.1 e
IKAROS que controlan el desarrollo de células T y B mientras que GATA-3 solo afecta el
compromiso de las células T y E2A, EBF y Pax controlan el compromiso B.

En el timo se han identificado células precursoras que poseen capacidad de generar


células T, NK, B y células dendríticas del timo, y a lo largo de su diferenciación los precursores
mas evolucionados van perdiendo paulatinamente la capacidad de generar células B, NK y
células dendríticas en este orden.

Durante el proceso de maduración intratímico, los timocitos adquieren una serie de


moléculas nuevas en su superficie. Estas moléculas van apareciendo secuencialmente en los
diferentes estadíos de maduración intratímica así como, en general, en todos los procesos de
maduración y diferenciación hematopoyéticos. Se les denomina marcadores de diferenciación
hematopoyética ya que son propios de los diferentes estadíos madurativos y pueden ser
utilizados para definirlos. Se denominan con las siglas CD (cluster of differentiation o grupo de
diferenciación) seguido de un número ordinal. La CFU-T, no expresa todavía en su superficie
ninguno de los marcadores de los linfocitos T. Posteriormente estas células, ya en el timo,
maduran distinguiéndose varios estados diferenciativos con la presencia de diferentes
marcadores de superficie. Así en los timocitos inmaduros aparecen los marcadores CD7 y CD2,
añadiéndose en un estadio posterior de maduración (timocito común), el marcador CD1.

Ya en el timo va a ocurrir una especialización funcional, distinguiéndose dos


subpoblaciones de timocitos maduros: Una es aquella que expresa en su superficie el
marcador CD4 y que será el precursor inmediato de los linfocitos T colaboradores que
aparecen en sangre periférica. La otra expresa en la superficie el marcador CD8 y dará origen
a los linfocitos T citotóxicos/supresores circulantes. En ambas subpoblaciones se pierde la
expresión de la molécula CD1 (Figura 2.6.).
Fig.:2.6 En la Tabla
2.2 se muestran
algunos de los
marcadores de
diferenciación de las
células linfoides de
estirpe T.

Los timocitos
más inmaduros no
expresan CD3, CD4
ni CD8, por lo que
son conocidos como
células triples
negativas. A medida
que van madurando,
en estas células se
produce la
reorganización del
TCR, la expresión
del complejo CD3 y
de las moléculas
CD4 y CD8
conjuntamente
(células dobles
positivas), para
después perder una
u otra quedando
bien como CD4-CD+
o como CD+CD8-.

En el proceso de diferenciación de los timocitos a linfocitos maduros se destruyen gran


número de células, tal como se ha indicado con anterioridad. Esto se debe a un proceso de
selección tímica que se realiza en dos fases y está condicionado por el grado de afinidad del
TCR con las moléculas del MHC de las células epiteliales del timo. En una de las fases tanto
los timocitos CD4-CD8+ como CD8-CD4+ se seleccionan positivamente, es decir, solo aquellos
timocitos que poseen capacidad de reconocer las moléculas del MHC presentes en las células
epiteliales del timo se van a diferenciar y crecer mientras que el resto mueren. Por el contrario,
en el proceso de selección negativa se destruyen los timocitos que ahora poseen la capacidad
de reconocer las moléculas del MHC presentes en el timo, con lo que se eliminan los clones
celulares autorreactivos. No se conoce bien cuando se efectúa uno u otro proceso, aunque
todo parece indicar que se relaciona con la afinidad del TCR de los timocitos con las moléculas
del MHC, de tal manera que cuando la afinidad es alta se efectuaría una selección negativa,
mientras que cuando es baja la selección sería positiva.
TABLA 2.2
Marcadores propios de las células de estirpe linfocitaria T

PM
Marcador (daltons) Función
CD7 40.000 Activación células T con γδ TCR
CD2 50.000 Receptor para CD58 o LFA-3 y adhesión celular
CD5 67.000 Ligando para CD72
CD1 a, b, c 45.000 Asociado a β-2-microglobulina
CD3 γ 25.000 Asociado al TCR y transmisión señal activación
δ 20.000
ε 20.000
55.000
CD4 Unión al MHC- II en el fenómeno de presentación Ag
α 34.000
CD8 Unión al MHC- I en el fenómeno de presentación Ag
β 34.000
CD44 80.000
Modulación de la apoptosis de linfocitos T.
CD27 55.000
Señal coestimuladora para activación linfocitos T

Mediante el empleo de ratones transgénicos para el TCR se han estudiado los factores
responsables de la maduración de timocitos que conduce específicamente a linfocitos Tc
maduros. Así, cuando el TCR del timocito reconoce moléculas del MHC clase I las células que
preferentemente se desarrollan son los linfocitos Tc (CD8+), mientras que cuando lo que
reconoce el TCR son moléculas MHC clase II las células que esencialmente se desarrollan
son los linfocitos Th (CD4+).

Linfopoyesis B.

En las aves, la maduración de los linfocitos B se realiza en la bolsa de Fabricio, órgano


linfoideo primario asociado a la cloaca y ausente en los mamíferos. En los mamíferos este
proceso se realiza en la médula ósea.

Fig.:2.7 El
proceso de
diferenciación
conducente a la
formación de
linfocitos B es
independiente de
todo estímulo
antigénico y se
regula por fac-
tores presentes
en el
microambiente
de los órganos
linfoideos
primarios.
Durante el
proceso de
maduración de los linfocitos B, a partir de la célula progenitora (CFU-B), se distinguen varios
estadios de diferenciación, que incluyen las células pre-pre-B, las células pre-B, células B
inmaduras y linfocitos B maduros (Figura 2.7). En cada uno de estos estadíos de maduración
las células expresan distintas moléculas en la superficie, utilizadas como marcadores de dife-
renciación

En la Tabla 2.3 se detallan los pesos moleculares y función de algunos marcadores de


diferenciación de las células B, que están siendo utilizados para estudiar y clasificar las
enfermedades originadas por alteraciones en el proceso de diferenciación linfocítica B
(leucemias y linfomas).

TABLA 2.3
Marcadores diferenciación de linfocitos B
CD Pm Función reguladora de
(daltons)
CD19 95.000 Proliferación cel. B
CD20 35.000 Activación cel. B
CD24 35.000 Diferenciación cel. B
CD10 100.000 Endopeptidasa
CD21 130.000 Receptor de C3d/EBV
CD22 145.000 Ligando de CD45Ro
CD37 45.000 Desconocida
CD40 50.000 Activación/diferenciación

Ya en las células pre-B se detecta la presencia de cadena pesada m


intracitoplasmática, adquiriéndose en la siguiente fase madurativa la capacidad de sintetizar las
cadenas ligeras y pesadas de las inmunoglobulinas IgM e IgD, detectables en la superficie
celular. En consecuencia, la mayoría de los linfocitos B expresan estos dos tipos de
inmunoglobulinas en su superficie. Posteriormente estos linfocitos, mediante un proceso de
reordenamiento génico, se especializarán en la producción de una sola clase de las
inmunoglobulinas IgG, IgA, IgM, IgD e IgE (Figura 2.8).

Fig.:2.8 Linfocitos B

Morfológicamente los
linfocitos B son indistinguibles de
los linfocitos T. Sin embargo, es
posible establecer diferencias de
tipo molecular que justifican su
distinta función (Tabla 2.4). La
característica más importante de
los linfocitos B, por contribuir a su
actividad funcional, es el hecho
de que poseen inmunoglobulinas
unidas a su membrana
citoplasmática. Estas
inmunoglobulinas son los
receptores específicos para los
antígenos, de tal forma que
cuando se realiza la unión del antígeno a la inmunoglobulina de superficie, se va a producir la
activación del linfocito B y su posterior transformación en célula plasmática. Éstas, son células
más grandes que los linfocitos, muy ricas en retículo endoplásmico, y especializadas en la
síntesis y secreción de grandes cantidades de inmunoglobulinas (Figura 2.9.).
Fig.:2.9 También
los linfocitos
B poseen recep-
tores para
mitógenos y para
el virus Epstein-
Barr (EBV).
Precisamente el
tratamiento de
linfocitos con
EBV es el proce-
dimiento de
elección para la
preparación de
líneas celulares de tipo B (inmortalización de una población celular) de gran utilidad en la
actualidad para el estudio de estas células. El receptor que utiliza el EBV en la superficie del
linfocito B es el mismo receptor que la fracción C3d del sistema del complemento o CD21.

TABLA 2.4
Algunas características diferenciales de las
células de estirpe linfocítica

Marcador B T NK
CD2 (Receptor de LFA-3) - +++ +++
CD3 (Asociado a TCR) - +++ -
CD19 +++ - -
CD16 (Recept. de FcγIIIα) - - +++
CD56 (N-CAM) - - +++
CD11b (Recep. C3bi) - - ++
CD11a (LFA-1) -- +++ +++
Ig de superficie ++++ - -
HLA-clase I +++ +++ +++
HLA-clase II +++ - -

Linfocitos T

Los linfocitos T son una población celular muy heterogénea formada por, al menos, tres
tipos diferentes de células. Entre los marcadores de diferenciación que definen los linfocitos
cabe destacar el marcador CD2 que actúa de receptor para la molécula LFA-3, fundamentales
para la unión entre el linfocito y la célula diana. En la Figura 2.2b se muestra una imagen de un
linfocito T al microscopio electrónico de barrido.

Los linfocitos T poseen receptores específicos para los antígenos. Estas moléculas
conocidas como receptores T o TCR, han sido identificadas, utilizando tecnología de DNA
recombinante, resultando ser altamente polimórficas y de gran importancia funcional.
Estructuralmente constan de dos cadenas glicoproteicas ancladas en la membrana celular y
unidas por puentes disulfuro y que estudiaremos en el capítulo 7. El receptor T se encuentra
asociado estrechamente en la superficie celular al complejo molecular CD3.

Tipos de linfocitos T

No todos los linfocitos T son idénticos entre sí. Analizando las características funcionales
de los linfocitos T, se observan al menos tres comportamientos muy distintos entre sí que
deben basarse en diferencias moleculares y estructurales de estas células. Los tres tipos de
linfocitos T funcionalmente distintos son:

• Células T de colaboración (T helper cells).


• Células T citotóxicas (T cytotoxic cells).
• Células T supresoras/reguladoras (T suppressor cells)

Células T de colaboración (Th)

Esta subclase de linfocitos T participa de forma importante en la iniciación y desarrollo


de la respuesta inmune, tanto humoral como celular, debido a su capacidad de producción de
linfocinas, entre las que destacan la interleucina-2 (IL-2), la interleucina-4 (IL-4) e interferón
gamma. Fenotípicamente, la característica esencial de esta subpoblación linfocitaria viene
definida por la presencia de la molécula CD4 en la superficie celular. Esta molécula es de gran
importancia funcional y también se utiliza para la cuantificación de esta subpoblación. Se
distinguen dos poblaciones diferentes de estas células, Th1 y Th2. La Th1 produce IL-2 e
interferón gamma mientras que la Th2 produce IL-4, 5y 6.

Células T citotóxicas (Tc).

Una vez activada esta subclase de linfocitos T, adquiere capacidad citotóxica, siendo,
por tanto, los principales responsables de los fenómenos de citotoxicidad de la respuesta
inmune celular. Estas células se caracterizan por expresar el marcador CD8 y, al igual que lo
hacen los linfocitos Th, el complejo TCR-CD3 y otras moléculas importantes funcionalmente
tales como CD2 y LFA-1.

Células T supresoras (Ts) y/o reguladoras.

Estos tipos de células poseen acción reguladora de la respuesta inmune. La


regulación de la actividad del sistema inmune es de gran importancia en todo el
comportamiento del mismo y, sobre todo, en el desarrollo de tolerancia frente a los
componentes propios del organismo. Estas células expresan en su membrana moléculas CD8
al igual que lo hacen los linfocitos T citotóxicos y su mecanismo de acción no solo no es muy
bien conocido en la actualidad sino que también la propia presencia de estas células se está
cuestionando.

Células Asesinas Naturales (NK)


Fig.:2.10 En la década
de los años 70
Herberman observó
que los linfocitos
obtenidos de individuos
sanos eran capaces de
destruir células
tumorales sin que
existiera sensibilización
previa. La citotoxicidad
mediada por estas
células se denominó
citotoxicidad natural, y
a las células encar-
gadas de desarrollar
esta actividad se las
denominó Natural Killer (NK) o células asesinas naturales. Estas células representan
aproximadamente el 10% de las células mononucleares de sangre periférica y fenotípicamente
no poseen marcadores ni de los linfocitos T ni de los linfocitos B y corresponden con un tercer
tipo de células linfoides conocido anteriormente como linfocitos nulos o tercera población.
Desde el punto de vista morfológico la mayoría de las células con actividad NK corresponden
con los linfocitos granulares grandes (LGL) por su gran tamaño y la presencia de abundantes
gránulos citoplasmáticos (Figura 2. 10.). Aunque hoy se sabe que los linfocitos pequeños
también pueden desarrollar esta acción citotóxica.
Las células NK se definen como linfocitos que no reorganizan los genes de las
inmunoglobulinas ni tampoco los del TCR y que, por tanto, no expresan sus productos así
como tampoco el complejo CD3 completo. Por el contrario, expresan en su superficie las
moléculas CD16 y CD56 y para su acción citolítica no requieren la expresión de moléculas del
MHC en la célula diana. Estas células son responsables de la citotoxicidad celulomediada
dependiente de anticuerpos (ADCC), es decir, destruyen células con antígenos extraños en su
superficie frente a los que se han producido anticuerpos.

Las células NK contribuyen a la defensa frente a células infectadas por virus, bacterias,
hongos y parásitos. Pero la principal actividad de la célula NK es su capacidad de actuar frente
al crecimiento de células tumorales impidiendo su expansión y la formación de metástasis. El
síndrome de Shediack-Higashi es una deficiencia selectiva de actividad NK y cursa con una
alta incidencia de tumores.

Las células NK derivan de células hematopoyéticas stem cell presentes en el hígado


fetal o en médula ósea del adulto. Su proceso de maduración se efectúa fuera del timo en
órganos linfoides periféricos, desconociéndose los procesos requeridos para que esta
diferenciación se produzca, y el órgano donde se desarrolla. Esto explica que no se afecten
sustancialmente los niveles de células NK en animales atímicos y en inmunodeficiencia severa
combinada observada tanto en animales como el hombre. También las células NK podrían
derivar directamente, de las células doble negativas que sabemos son también CD16 positivas
que se encuentran en el timo y que son precursoras de las células T.

Células mielomonocíticas

Las células inmunocompetentes de estirpe mielomonocítica son los macrófagos y los


granulocitos. Ambos tipos de células proceden de un precursor común, la CFU-GM o Unidad
formadora de colonias granulocítico-macrofágicas, de la médula ósea. Esta célula progenitora,
mediante un proceso de diferenciación, dará lugar a dos series de células sanguíneas: a) la
serie mieloide, cuyo último eslabón madurativo son los granulocitos, y b) la serie monocítica,
cuyo elemento diferenciativo final lo constituyen los macrófagos. El proceso de diferenciación y
maduración de las células monocíticas en médula ósea se denomina monopoyesis y al proceso
de formación y maduración de las células mieloides se le conoce como mielopoyesis,

Fig.:2.11
Monopoyesis

Durante el
proceso de maduración
de los macrófagos, a
partir de la célula
progenitora (CFU-GM)
de médula ósea, se
distinguen varios esta-
díos diferenciativos,
que incluyen los mono-
blastos, promonocitos,
monocitos y ma-
crófagos. En cada uno
de estos estadíos de
maduración las células
expresan distintas
moléculas en su
superficie, cuya
función, en la mayoría
de los casos, es aún
desconocida (Figura
2.11). Las mejor caracterizadas son las moléculas CD16 y CD11b que, como ya hemos
indicado, actúan como receptores para el extremo Fc de la IgG y para la fracción C3bi del
complemento respectivamente.
TABLA 2.5
Marcadores de de células mielopoyéticas

CD Pm* Función
CD33 67 Desconocida
CD34 120 Desconocida
CD35 190 Receptor C3b
CD14 55 Receptor LPS/LBP
CD15 - Adhesión neutrófilos
CD16 50 Receptor FcgIII
CD11a 180 Adhesión celular
CD11b 160 Receptor C3bi
CD13 150
*103 dalton

En la Tabla 2.5 se detallan algunas características de estos marcadores, muchos de los


cuales están siendo utilizados para clasificar las leucemias de estirpe monocítica.

Mielopoyesis

TABLA 2.6 El proceso de


Algunas características diferenciales diferenciación de los granulocitos
de las células de estirpe mielomonocítica en médula ósea incluye varios
estadíos madurativos:
mieloblasto, promielocito,
Características Macrófago Granulocito
mielocito, metamielocito y
Fagocitosis +++ +++ granulocito. En cada uno de
Producción de Il-1 +++ - estos eslabones diferenciativos
Recep. FcgII(CD16) + +++ las células mieloides expresan
Recep. C3bi (CD11b) +++ + distintas moléculas de superficie.
Receptor Il-2 +++ - Los marcadores de
CD14 +++ - diferenciación son compartidos,
en su mayoría, con células de la
CD17 + +++
serie monocítica ya que, como
HLA- clase I +++ +++ hemos indicado anteriormente,
HLA- clase II +++ - ambas estirpes celulares tienen
un origen común.

En la Tabla 2.6 se resumen algunas de las características diferenciales de los


macrófagos y granulocitos. Se observa que los granulocitos carecen de la propiedad de
sintetizar interleucina 1 y además no poseen la molécula CD14 ni los antígenos de
histocompatibilidad clase II.

Macrófagos

La denominación de macrófagos engloba, en realidad, a una serie de células con


características ligeramente distintas y con funciones similares, distribuidas en varios lugares del
organismo. Así, los macrófagos van a recibir diferentes denominaciones según los diferentes
tejidos donde se encuentren (Tabla 2.7). A este conjunto de células hísticas, se le da la
denominación genérica de sistema retículo endotelial o sistema mononuclear fagocítico.
TABLA 2.7 Los macrófagos son células
Denominación macrófagos según su localización grandes con un solo núcleo, un aparato
de Golgi muy desarrollado, gran
cantidad de lisosomas y muy ricos en
Localización Denominación enzimas de diferentes tipos, entre los
Sangre Monocitos que destacan proteasas, peroxidasas y
Tejido conectivo Histiocitos lipasas. Estas células poseen, además
Hígado Células de kupffer de la capacidad fagocítica ya indicada,
Pulmón Macrófagos capacidad de adherencia a los tejidos,
Hueso Osteoclastos al vidrio y al plástico, así como una gran
Sistema nervioso Células microglía movilidad en estas superficies
Cavidad peritoneal Macrófagos peritoneales (quimiotaxis). Los macrófagos tienen
una vida media de varios meses.
Poseen también gran actividad metabólica, sobre todo en lo que se refiere a síntesis de
proteínas, incluso cuando se encuentran en reposo. En la Figura 2.12 se muestra una imagen
al microscopio electrónico de barrido correspondiente a un macrófago.

Fig.:2.12 Los macrófagos poseen en


su membrana una serie de
receptores de gran importancia
funcional, como son los receptores
para la fracción Fc de la IgG,
receptores para las fracciones C3bi
y C3b del complemento que se
conocen como CD-11b y CD-35 y
los receptores para interleucinas e
interferones, todos ellos, de gran
interés en la iniciación de la
respuesta inmune.

Granulocitos

Fig.:2.13 El otro grupo de células, los


granulocitos neutrófilos, se caracterizan
por poseer una vida muy corta (vida
media de menos de 48 horas) por lo que
se encuentran en continua renovación,
para mantener los niveles sanguíneos.
Son células de gran tamaño cuya
característica más llamativa es la
segmentación del núcleo en varios
lóbulos. Se les denomina también
polimorfonucleares neutrófilos. En la
sangre estas células se encuentran en
período de tránsito hacia los tejidos, donde esencialmente ejercen sus funciones, al igual que
ocurre con los otros tipos de polimorfonucleares: eosinófilos y basófilos (Figura 2. 13.).

Otras células

Además de las células tratadas hasta el momento, hay otras células que pueden
intervenir como células inmunocompetentes. Estas son los eosinófilos, basófilos, células
cebadas, células dendríticas y células de Langerham.
Fig.:2.14 Las células dendríticas, son de
gran importancia en la presentación
antigénica a los linfocitos y se encuentran
en los ganglios linfáticos y en el bazo.
Fenotípicamente estas células se
caracterizan por poseer en su membrana
una gran densidad de moléculas de
histocompatibilidad de clase II. En la Figura
2.14.se muestra una imagen de
microscopia electrónica de barrido
correspondiente a una célula dendrítica.

Las células de Langerham de la


epidermis, cuya característica morfológica
más llamativa es la presencia de gránulos
en raqueta de tenis denominados gránulos
de Birbeck, también son ricas en antígenos
MHC-clase II. Su misión es captar y transportar los antígenos extraños hasta los ganglios
linfáticos de la proximidad, a través de los vasos linfáticos. Durante su paso por los vasos
linfáticos estas células se adaptan y cambian de morfología denominándoselas células a vela.
Una vez en el ganglio linfático las células a vela se introducen en la paracorteza que es el área
de las células T, se interdigitan y presentan el antígeno a los linfocitos T. Ahora estas células
presentadoras reciben la denominación de células interdigitadas reticulares por su particular
disposición en los ganglios.

ANTIGENOS DE DIFERENCIACION

En la membrana plasmática de los linfocitos se han podido identificar múltiples


moléculas, gracias al empleo de la tecnología de los anticuerpos monoclonales (AcMo). A
estos antígenos y se les denominan antígenos de diferenciación. La celebración periódica de
talleres (workshops) internacionales, donde los investigadores remiten sus AcMo para la
realización de estudios multicéntricos, ha propiciado la progresiva sistematización de la
abundante información obtenida. Estos se adscriben, según su especificidad, a grupos de
diferenciación conocidos como CD ó clusters of differentiation, cada uno de los cuales incluye
a todos aquellos AcMo que reconocen una misma molécula o, en casos excepcionales, un
complejo molecular (ej. CD3). Los antígenos de diferenciación leucocitaria son estructuras cuya
distribución no está necesariamente restringida a estos tipos celulares; no obstante, algunos
pueden llegar a constituir, por su patrón selectivo de expresión, marcadores de diferentes
propiedades de la célula, tales como: la estirpe de diferenciación a la que pertenece, su estadio
madurativo, el estado de activación metabólica o, incluso, su especialización funcional.

La secuencia habitual seguida en la caracterización de un antígeno de diferenciación


se inicia con el análisis de su distribución celular y tisular, habitualmente realizado por técnicas
de inmunofluorescencia, combinadas con la citrometría de flujo, y métodos
inmunohistoquímicos. El aislamiento para su análisis electroforético se realiza por medio de
técnicas de inmunoprecipitación, a partir de lisado de células radiomarcadas, que permiten
valorar algunas de las principales características bioquímicas tales como su masa relativa (Mr),
punto isoeléctrico (pI), la presencia de uniones covalentes intercatenarias, y determinadas
modificaciones postraduccionales (ej. glicosilación, fosforilación), así como explorar el proceso
de biosíntesis.

DISTRIBUCION DE LAS CÉLULAS INMUNOCOMPETENTES.

Las células que componen el sistema linfoide se agrupan formando órganos


discretamente encapsulados o bien acúmulos difusos de tejido linfoide (Figura 2.15). Los
órganos linfoides contienen linfocitos en estado variable evolutivo y se clasifican en primarios
(órganos centrales) y en secundarios (órganos periféricos).
Fig.:2.15

Los órganos linfoides primarios constituyen el principal origen de la linfopoyesis, es


decir, donde los linfocitos se diferencian a partir de células madre linfoides y proliferan y
maduran hacia células con capacidad efectora. En mamíferos, incluyendo al hombre, los
linfocitos T son producidos en el timo, mientras que los linfocitos B se producen en el hígado
fetal y en la médula ósea fetal y adulta. En los órganos linfoides primarios, los linfocitos
adquieren sus receptores antigénicos específicos, y también aprenden a discriminar entre
autoantígenos, que serán tolerados y antígenos extraños que serán atacados.

Los órganos linfoides secundarios que incluyen bazo, ganglios linfáticos y MALT
(mucosal associated lymphoid tissue) (amígdalas, placas de Peyer del intestino y cúmulos
linfoides del tracto urogenital), proporcionan el medio en el que las células implicadas
(macrófagos, células presentadoras de antígeno, linfocitos T y B) pueden interaccionar entre sí
y con el antígeno.

Órganos linfoides primarios


Timo

Es un órgano linfoepitelial de forma bilobulada situado en posición retroesternal sobre


la cara anterior del pericardio. Deriva de un esbozo epitelial formado a partir de la tercera y
cuarta bolsas faringeas, de aparición muy temprana en el embrión. En el hombre su estructura
aparece completamente desarrollada en el tercer mes de gestación. El parénquima tímico está
constituido por una malla de células epiteliales rellena de células linfoides (denominadas
timocitos) y se organiza formando lobulillos tabicados por trabéculas conjuntivas. Dentro de
cada lobulillo se puede distinguir una zona externa o corteza, que contiene la gran mayoría de
los timocitos, y una zona interna o medular que es pobre en timocitos (Figura 2.16.).
Fig.:2.16 El estroma del timo
está constituido
fundamentalmente por la malla
de células epiteliales que
adoptan diferentes formas. En
la médula se hallan también
células dendríticas
interdigitadas, derivadas de la
médula ósea, que son células
presentadoras de antígeno. En
la unión corticomedular se
hallan también macrófagos. En
la médula existen, además,
unas estructuras denominadas
corpúsculos de Hassal forma-
dos por células epiteliales y
macrófagos dispuestos de
forma concéntrica. Las células
epiteliales del timo, tanto de la
corteza como de la médula, expresan una gran riqueza en moléculas del MHC clase II,
imprescindibles para el reconocimiento de autoantígenos por los linfocitos T.

Bursa de Fabricio y su equivalente en mamíferos

En las aves, los linfocitos B se diferencian en la bolsa de Fabricio, órgano constituido


por un segmento intestinal con pliegues dirigidos hacia una luz central. Estos pliegues se
componen de tejido linfoide formando corteza y médula. En los mamíferos, islotes de tejido
linfoide en el hígado fetal y en la médula ósea fetal y adulta se ocupan de la producción de
linfocitos B.

Órganos linfoides secundarios


Bazo

Se trata de un órgano situado en el hipocondrio izquierdo, detrás del estómago y cerca


del diafragma. Su superficie externa se compone de una cápsula fibrosa con algunas fibras
musculares lisas y penetra profundamente en el parénquima del órgano. Básicamente, en el
bazo se distingue la pulpa roja que es un reservorio vascular para hematíes y la pulpa blanca
que contiene el tejido linfoide, el cual se dispone alrededor de una arteriola central,
presentando áreas T y B. Las células T se disponen más próximas y alrededor de la arteriola
central, mientras las células B se disponen exteriores a la misma. También son frecuentes las
células reticulares dendríticas y macrófagos en el centro germinal, así como macrófagos
especializados en la zona marginal (área que rodea a los folículos linfoides) que junto a las
células foliculares dendríticas de los folículos primarios (folículos no estimulados sin centro
claro germinal) se ocupan de la presentación del antígeno al linfocito B (Figura 2.17.)
Fig.:2.17

Ganglios linfáticos

Conforman junto a los vasos linfáticos una compleja red corporal cuya función es filtrar
los antígenos procedentes del espacio extracelular y la linfa durante su circulación desde la
periferia hasta el ducto torácico.

Los ganglios linfáticos, en el humano, son redondeados u ovoides y presentan un hilio


donde los vasos sanguíneos entran y salen respectivamente. Básicamente, se distingue un
área B denominada córtex, un área T denominada paracórtex y un área medular central (Figura
2.18.).

Fig.:2.18
El paracórtex, contiene linfocitos T y abundantes células presentadoras de antígeno
(células interdigitantes o histiocitos de la zona T) quienes presentan abundantes antígenos
MHC clase II en superficie. La zona medular presenta algunos cordones linfoides separados
por espacios vasculares (senos medulares) que contienen la mayor parte de las células
plasmáticas y los macrófagos sinusales de los ganglios linfáticos.

Fig.:2.19 El córtex contiene agregados


de linfocitos B dispuestos formando
folículos primarios y secundarios. Los
folículos primarios son primordiales sin
centro claro germinal (anteriores al
estímulo antigénico) y los folículos
secundarios poseen claros centros
germinales (tras el estímulo antigénico).
Estos últimos contienen además células
presentadoras de antígeno y algunos
macrófagos, linfocitos T, y células NK,
quienes junto a los macrófagos
sinusales parecen jugar un papel en el
desarrollo de la respuesta de las
células B, como su adquisición de
memoria; esta parece ser la función
primordial de los centros germinales
(Figura 2.19.).

Tejido linfoide asociado a mucosas (MALT)

Fig.:2.20 Acúmulos dispersos de tejido


linfoide no encapsulado se observan
frecuentemente en diversos órganos,
particularmente en áreas submucosas
gastrointestinales, respiratorias y
urogenitales. Los elementos linfoides se
encuentran formando agregados difusos
u organizados formando folículos con
centro claro germinal (Figura 2.20).

En el tracto intestinal, se
observan elementos linfoides difusos en
la submucosa del órgano, y formando
folículos linfoides con centro germinal en
las denominadas placas de Peyer. El
epitelio que reviste las placas de Peyer
transporta el antígeno y en sentido
inverso, la IgA secretora producida por
las células plasmáticas muy abundantes en el epitelio (Figura 2.21.).
Fig.:2.21

En el hombre, además se encuentra abundante tejido linfoide con centros germinales


en las amígdalas faríngeas y también en paredes bronquiales y a lo largo del tracto urogenital.

CIRCULACIÓN LINFOCITARIA

Una vez que los linfocitos B y T abandonan los órganos primarios, pasan al torrente
circulatorio, a través del cual circulan por el organismo. A los tejidos llegan a través del torrente
sanguíneo, siendo recogidas por los vasos periféricos del sistema linfático que las conduce a
los distintos ganglios linfoideos, de donde pueden de nuevo volver a la sangre y a los diferentes
tejidos o almacenarse en el bazo (Figura 2.22).

Fig.:2.22

En la Tabla 2.8 se recoge la proporción de leucocitos en sangre.


TABLA 2.8 De esta forma el contacto de los
Leucocitos en sangre linfocitos con los antígenos se puede
establecer en el organismo a nivel de los
diferentes tejidos, sistema linfático, bazo y
Tipo % sangre, aunque es fundamentalmente a nivel
Neutrófilos 40-75 de los ganglios y el bazo donde se puede
desarrollar una respuesta inmune, ejerciendo
Eosinófilos 5
una acción, bien local en ganglios y bazo, o
Basófilos 0.5 bien general, dado que los elementos
Linfocitos 20-50 efectores (las inmunoglobulinas y linfocitos
Monocitos 1-5 activados) pueden ser distribuidos por toda la
economía a través del sistema circulatorio y
linfático. En la Figura 2.23. se representa un esquema de las circulaciones sanguínea y linfática
con la distribución porcentual de los linfocitos en sangre, bazo y órganos linfáticos.

Fig.:2.23

BIBLIOGRAFIA

1. Lewis, C.E. and McGee, J.O.D. (1992). The Macrophage. IRL Press.
2. Lewis, C.E. and McGee, J.O.D. (1992). The Natural Killer Cell. IRL Press.
3. Nasal, G.J. (1997). Annual Review of Immunology, 1. P.F. Ed. Metzger
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

TEMA 2
CÉLULAS DEL SISTEMA INMUNE.

El sistema inmune de los vertebrados superiores está compuesto por una variedad
de células morfológica y funcionalmente diferentes, que se diferencian a partir de células
primordiales pluripotenciales. Todos estos tipos celulares ejercen funciones diferentes,
interaccionando constantemente entre sí. Estas interacciones pueden estar mediadas por
contacto físico o a través de factores solubles que ejercen su función en células con
receptores específicos. Las células que forman el sistema inmune se organizan a su vez
en tejidos y órganos, estructuras que reciben el nombre genérico de sistema linfoide. Los
tejidos y órganos linfoides se pueden dividir en primarios o centrales y en secundarios o
periféricos. Los órganos primarios son los lugares de la linfopoyesis, mientras que los
periféricos son los lugares de interacción entre las distintas células y tienen como misión
proveer un ambiente favorable para que se desencadenen las respuestas inmunológicas.

2.1 Hematopoyesis: linfo y mielopoyesis:


Ya vimos en el capítulo anterior cuáles eran los tipos celulares fundamentales tanto de la
inmunidad innata como de la adquirida (diapositiva 2.3). Todas las células del s. inmune
provienen de células madre pluripotenciales o stem cells. Del hígado embrionario
surge la médula ósea (diapositiva 2.4), allí existen stem cells que dan lugar a todas las
células. Las células stem de la médula ósea siguen dos líneas fundamentales de
diferenciación :
linaje mieloide,
linaje linfoide.

Del progenitor mieloide o promielocito (diapositiva 2.5) derivan los eritrocitos e


inflamocitos , este último grupo se subdivide en :
Megacariocitos: que van a originar las plaquetas,
Mastocitos,
Granulocitos (Eosinófilos , Basófilos y Neutrófilos)
Fagocitos (Eosinófilos , Neutrófilos , Macrófagos y Monocitos)

Existen múltiples células dendríticas con distintos precursores (tanto mieloides como
linfoides). Del progenitor linfoide derivan :
Algunas células dendríticas,
Linfocitos B,
Linfocitos T (tanto cooperadores Th, como citotóxicos Tc)
Linfocitos NK,

Aparecen señaladas en la figura, además, algunas agrupaciones morfológicas de células


(granulocitos) pero también agrupaciones funcionales: inflamocitos (células que participan
en el proceso inflamatorio), fagocitos (células con capacidad fagocítica) y células
presentadoras de antígeno (linfocitos B, Monocitos-macrófagos y células dendríticas).

2.2. Las células

a) Promielocito (diapositiva 2.6):


Tiene forma esférica, es el precursor entre otros de los granulocitos. Tiene gránulos 1º
azurófilos, Aparato de Golgi (AG) muy desarrollado, y un núcleo sencillo. Su Retículo
endoplásmico rugoso (RER) está poco desarrollado.

1
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

b) Granulocitos:
Neutrófilo o Polimorfonuclear (diapositiva 2.7): presentan núcleo multilobulado, con AG
poco desarrollado y gránulos primarios y secundarios además de gránulos de glucógeno.
Eosinófilo (diapositiva 2.8): su núcleo es, normalmente, bilobulado. Presenta un AG poco
desarrollado y gránulos con centro cristalino.
Basófilo (diapositiva 2.9): núcleo con lobulaciones suaves. Tiene gránulos primarios,
otros con cristaloides y estructuras lamelares concéntricas y gránulos pequeños con
glucógeno. Su RER y AG están poco desarrollados.

c) Mastocitos (diapositiva 2.10):

Durante un tiempo se creyó que mastocitos y basófilos eran el mismo tipo de células (la
primera en tejidos y la segunda en la sangre). Hoy se sabe que son dos estirpes celulares
diferentes con funciones muy similares: liberación de mediadores inflamatorios (en tejidos
o en sangre, respectivamente). Los mastocitos tienen un núcleo sencillo y gran profusión
de microvilli en su superficie. Pero además, hay otras diferencias entre ambos tipos
celulares (diapositiva 2.11):
1º-Los basófilos viven en sangre periférica y los mastocitos en el tejido conectivo y
mucosas.
2º-Los basófilos tienen núcleo bilobulado y los mastocitos núcleo sencillo.
3º-El diámetro de los basófilos es de 10 micras y los mastocitos llegan a las 30 micras.
4º-Los basófilos tienen gránulos de glucógeno y los mastocitos no.
5º-Los gránulos en los mastocitos son más pequeños y están en mayor número.

d) Plaquetas (diapositiva 2.12).


Son células anucleadas que derivan del megacariocito, por fragmentación. Presentan
grandes vacuolas y gránulos (de glucógeno entre otros) .En su citoplasma hay
microtúbulos concentrados en la zona exterior.

e) Monocitos (diapositiva 2.13) y Macrófagos (diapositiva 2.14):


El macrófago pueden tener forma y función diferentes según el tejido en el que se
encuentren, además de recibir distintos nombres:
Monocito al macrófago en sangre,
Histiocito al macrófago en los tejidos,
Osteoclasto al macrófago en los huesos ,
Microglía a los macrófagos del tejido nervioso.
Célula de Kupffer: macrófagos del hígado

Todos ellos hacen dos cosas: 1) fagocitan y digieren patógenos y 2) avisan mediante
factores solubles a otras células para que echen una mano con la infección y para reparar
el posible desaguisado que haya hecho el patógeno.
En cualquier caso , presentan un núcleo simple o ligeramente lobulado. Su AG es
mediano; en el macrófago existen vacuolas fagocíticas, lisosomas (1º ´s y 2º´s).Sus
mitocondrias son filamentosas. Presentan cuerpos multilaminares y pueden
aparecer pseudópodos en la superficie celular (en el caso de los macrófagos) o
microvellosidades (en el caso de los monocitos).

2
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

f) Linfocitos T y B en reposo (diapositiva 2.15):


Los linfocitos T y B, cuando no están activados presentan un gran núcleo simple
rodeado por una aureola de citoplasma (en anillo), AG pequeño , pocos gránulos y RER
poco desarrollado. Además tiene gran número de ribosomas libres.
Los linfocitos B, al activarse deben sintetizar Inmunoglobulinas; sufren una diferenciación
final a Células Plasmáticas (diapositiva 2.16). Para una síntesis activa de proteínas, su
RER y AG ocupan gran parte del contenido celular y su núcleo pasa a ocupar menos
espacio y presenta una estructura en rueda de carro (la heterocromatina representa los
radios).

g) Linfocitos NK (diapositiva 2.17):


También llamados Linfocitos grandes granulares (LGL): tienen un núcleo simple, con un
AG mediano y gran profusión de gránulos (para su función lítica) en el citoplasma.

h) Células dendríticas (diapositiva 2.18):


Poseen velos o pseudópodos de gran envergadura, su citoplasma es claro con pocos
gránulos. Las mitocondrias se han redondeado. Su núcleo es simple con un nucleolo. Su
AG y RER están poco desarrollados. Existen tres tipos dependiendo de la localización:
I)Las células dendríticas del tejido linfoide se denominan interdigitantes .Existen en la
médula ósea y timo. También se llaman de la zona marginal, cuando están presentes en
bazo.
II)Las células dendríticas de los tejidos sólidos no linfoides se denominan células de
Langerhans (cuando se localizan en la epidermis) y células inersticiales (corazón y
riñón).
III)Las células dendríticas de los fluidos se denominan células veladas (conductos
linfáticos aferentes) o células dendríticas sanguíneas.

2.3 Funciones y gestión de receptores para antígenos:


En sangre no existen ni mastocitos ni macrófagos (diapositiva 2.19). Los linfocitos tienen
3 subtipos fundamentales (T: 70-75 %, B: 15 – 20 %, NK 5-10%). Las plaquetas son las
más abundantes, seguida por neutrófilos, linfocitos, y otras células.
A parte de fagocitar (diapositiva 2.20), los macrófagos inician la respuesta inmune y
son responsables de la hipersensibilidad retardada y los neutrófilos fagocitan en
respuesta a señales (complemento y anticuerpos). Durante la Fagocitosis: se
forman fagosomas y al fusionarse con lisosomas se lisa la bacteria.Los eosinófilos
pueden llegar a fagocitar aunque su función principal es la respuesta frente a
parásitos (diapositiva 2.21): los gránulos del eosinófilo les exocita y las sustancias
liberadas (toxinas ) atacan al parásito.Tienen actividad citotóxica y neurotóxica.
Exocitosis e inflamación: los mastocitos y basófilos reconocen patógenos
concretos y liberan sus gránulos al medio, provocando reacciones de
hipersensibilidad. En sus gránulos, se encuentran grandes cantidades de
mediadores inflamatorios preformados (diapositiva 2.22) provocando:
a)vasodilatación, b)quimiotáxis, c)edema (hinchazón), d) extravasación de células al
tejido. Uno de los componentes de los gránulos provoca quimiotáxis , son las
quimiocinas. Su concentración disminuye progresivamente al alejarse del foco de
liberación y atraen a macrófagos y leucocitos y a mastocitos.

3
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

Las células NK realizan una función de vigilancia de ausencias , al perder una


célula marcadores que deberían tener la asesinan. Esto sucede en procesos
tumorales e infecciones virales.

Para realizar sus funciones, estas células presentan una serie de receptores en su
superficie celular (diapositiva 2.23):
a) Algunos reconocen estructuras del propio patógeno: existen en células de la
inmunidad natural, fagocitos, dendrocitos e inflamocitos. Incluyen receptores MR
(manosa), SR (scavenger), LPSR (lipopolisacáridos) que reconocen estas
sustancias directamente en la superficie de los patógenos.
b) Otros reconocen patógenos opsonizados por proteínas del sistema inmune:
como las Inmunoglobulinas (FcR) o fragmentos de activación del sistema de
complemento (CR). Estos receptores están presentes en células de la inmunidad
innata (fagocitos, dendrocitos, inflamocitos, linfocitos NK) y de la inmunidad
adaptativa (Linfocitos B).
c) Receptores de linfocitos NK: NKPR1 (receptor de lisis) reconoce azúcares en la
superficie de otras células , KIR (receptor de inhibición) reconoce péptidos propios
en la cavidad de moléculas MHC de clase I. Hay un equilibrio entre receptores de
lisis e inhibitorios (diapositiva 2.24) para decidir si la célula NK va a proceder o no
a la lisis de la célula diana.
d) Receptores específicos de linfocitos T y B: los linfocitos T presentan el TcR (en
sus 2 formas: γ−δ o α−β) y los linfocitos B presentan el BcR (que incluye la
Inmunoglobulina de superficie. Estos receptores reconocen el patógeno en
pequeños péptidos dentro del antígeno HLA (caso del linfocito T) o intacto y en
solución (caso del linfocito B). Además, los linfocitos T pueden ser de dos tipos:
cooperadores (Th) o citotóxicos (Tc), según su función. En cada caso presentan un
co-rreceptor diferente: CD4 y CD8 alternativamente que reconoce porciones
conservadas de los antígenos HLA de clase II o clase I, respectivamente.

4
Indice de contenidos del Tema 2
Células del Sistema Inmune

2.1 Hematopoyesis:
Hematopoyesis: linfo y mielopoyesis
2.2 Las Células:
lulas:
* Granulocitos:
Granulocitos: Eosinó
Eosinófilos,
filos, Basó
Basófilos y Neutró
Neutrófilos / Mastocitos
* Plaquetas,
Plaquetas, Monocitos-
Monocitos-Macró
Macrófagos
2.-
2.-Células del sistema * Linfocitos (T y B), Células plasmá
plasmáticas y LGL (linfocitos NK) NK
Inmune * Células dendrí
dendríticas
2.3 Funciones y gestió
gestión de receptores para antí antígenos
(Células de la inmunidad innata y
especí
específica)
fica)

1 2

Elementos básicos del Sistema Saco embrionario de


Yolk
Inmune
Elementos no específicos Elementos específicos
Hígado fetal
Macrófagos Linfocitos:
Neutrófilos T Médula ósea Timo
Basófilos B
Eosinófilos APCs Linfocitos Linfocitos T
Monocitos
Linfocitos NK Granulocitos Linfocitos B
Trombocitos
Mastocitos Eritrocitos
3 4
Célula hematopoyética
Promielocito
pluripotente

Progenitor Progenitor
mieloide linfoide
Gránulos 1º
azurófilos Retículo endoplásmico
rugoso (RER)
Inflamocitos

Vacuolas Nucleo sencillo


(?) NK

Linfocito B Linfocito Th Linfocito Tc Linfocito NK


(cooperador) (citolítico) Microtúbulos Centriolo
Eritoblasto Megacariocito Mastocito Basófilo Eosinófilo Neutrófilo Macrófago Monocito Célula
dendrítica Nucleolo
Granulocitos
Golgi (muy Heterocromatina
Fagocitos
desarrollado)

Eritrocito Plaquetas Th1 Th2 Linfocito Tc Linfocito NK


Célula
Células presentadoras de plasmática
activado activado
antígeno profesionales

Fig. 2.1. Todas las células del sistema inmune provienen de células hematopoyéticas pluripotentes. NK (natural killer): linfocito citolítico natural.

5 6

Neutrófilo Eosinófilo

Retículo endoplásmico
rugoso (RER)
Núcleo multi- Gránulos 1º
lobulado azurófilos

Gránulos con
Gránulos 2º centro cristalino
específicos
Golgi
pequeño Núcleo bi
lobulado

Gránulos de Golgi
glucógeno pequeño

7 8
Basófilo Mastocito

Profusión de Profusión de
gránulos microvilli

Nucleo sencillo

Gránulos con
Golgi muy cristaloides y Golgi pequeño
pequeño estructuras lamelares
concéntricas
RER reducido

RER muy
reducido

Gránulos de
glucógeno
Núcleo
lobulado (suave)
9 10

Plaquetas
Similitudes y Diferencias entre Basófilos y Mastocitos:

Característica Basófilos Mastocitos


Vacuolas Microtúbulos

Distribución Sangre Tej. Conectivo y mucosas Gránulos de glucógeno


Diámetro 10-12 um 20-30 um
Gránulos glucógeno SI NO
Superf. Celular microvilli plano microvilli largos y profusos
Núcleo bi-lobulado simple
Gránulos
Gránulos pocos y grandes muchos y pequeños

11 12
Monocitos Macrófagos
Pseudópodos
Acúmulos lipídicos

Núcleo sencillo ó
suavemente lobulado RER pequeño
Vacuola fagocítica
Gránulos pequeños
Lisosomas 1ºs
(lisosomas)
Cuerpos
multilamelares Lisosomas 2ºs

Mitocondrias filamentaosas

Golgi mediano Golgi mediano

RER pequeño
Núcleo simple con nucleolo
Vesículas

13 14

Linfocito (T, B) Célula plasmática (B)


Gránulos

Golgi pequeño Golgi grande

Centriolo RER abundante

Núcleo compacto
Citoplasma en llanta distribución radial
de heterocromatina
Núcleo grande y sencillo
con nucleolo

Ribosomas libres
Citoplasma engrosado
RER muy reducido

15 16
Linfocito NK (LGL) Células dendríticas
Núcleo simple
Citoplasma irregular, alargado, casi vacío
Vesículas con pseudópodos y “velos”.

Profusión de gránulos

Gotas lipídicas
Golgi mediano Tipos de células dendríticas
Célula Tejidos
Mitocondrias redondeadas
Mitocondrias *Interdigitante Médula o Timo
*De zona Marginal Bazo Núcleo simple con nucleolo pequeño
*Cél. Langerhans Epidermis
*Intersticial Otros tejidos Golgi pequeño
(corazón, riñón) RER
muy reducido
*Cél. Velada Linfa aferente
*De Sangre Sangre

17 18

Fagocitosis
Tamaños y presencia en sangre de las diferentes células: Macrófago
Inicio de la respuesta inmune;
Hipersensibilidad retardada (DTH)
Célula Diámetro nº celulas/litro
Fagocitosis en respuesta a señales
Neutrófilo
Total células blancas ----- 4-10 x 109 (complemento y anticuerpos)
Neutrófilos 8-12 um 2-7 x 109
Eosinófilos ~12 um 0.4-4 x 109
Basófilos 10-12 um 0.1-1 x 109 Eosinófilo Involucrado en respuesta anti-parásitos
Mastocitos 20-30 um NO (Tej. Conectivo y mucosa)
Monocitos 9-12 um 0.2-0.8 x 109
Macrófagos 10-12 um NO (infiltrados en tejidos)
Basófilo Libera mediadores de la inflamación
Linfocitos 8-12 um 1.5-3.5 x 109
T (70-75%) B (15-20%) NK (5-10%)
Plaquetas ~3 um 15-400 x 109
Libera mediadores de la inflamación;
Células Dendríticas 10-12 um indetectables Mastocito Involucrado en respuestas alérgicas

Mata células infectadas o malignas; Vigilante de


Célula NK
19 “ausencias” 20
Fagocitosis y lisis Exocitosis y daño Exocitosis e inflamación
Parásito
Bacteria
+
+ +
+ +
Mastocito +
Eosinófilo

Macrófago o
granulocito

Toxinas

Lisosoma

Neurotoxicidad
Vaso dilatación
Citotoxicidad
Extravasación
Quimiotaxis
Fagosoma Edema 21 22
(lisis) (Inflamación)

Tc Tc

TCR NKRP1
NKRP1

KIR

Célula infec tada Célula infectada Célula infectada


reconocible por reconocible por reconocida por
linfoc itos Tc, pero linfoc itos NK, pero inmunoglobulinas
no por NK no por Tc

Tc

23 Célula lisada Célula lisada 24


Célula lisada
NEUTRÓFILOS
Características citológicas:

Los granulocitos segmentados se originan a partir de las bandas por segmentación nuclear, y son los
elementos más maduros de la granulopoyesis. Circulan por la sangre periférica donde ejercen sus
funciones de fagocitosis y bacteriolisis. Según el tipo de granulación específica se identifican los neutrófilos,
eosinófilos y basófilos. A compás de la maduración de los polinucleares acontecen importantes cambios,
entre los que citaremos el aumento de su capacidad de movilización, gracias a la presencia de proteínas
contráctiles. En el polinuclear adulto un 10% de sus proteínas totales corresponden a actina y un 1% a
miosina. La aparición de receptores de superficie para la fracción Fc de la inmunoglobulina G y para la
fracción 3 del complemento también acontece en este avanzado estadio de maduración.

Los granulocitos segmentados neutrófilos son células redondeadas, de tamaño entre 12 y 14 um. Su
núcleo está segmentado en 2 a 5 lóbulos, unidos por unos finos puentes cromatínicos. El citoplasma
contiene numerosos gránulos neutrófilos que se tiñen de color marrón con las coloraciones panópticas
habituales, así como cierto número de gránulos primarios o azurófilos dificilmente visibles al quedar
enmascarados por los neutrófilos. Citoquímicamente los granulocitos segmentados neutrófilos son
positivos a la mieloperoxidasa, fosfatasa ácida, cloroacetatoesterasa, catepsina G y elastasa. Contiene,
asimismo, material PAS positivo y lactoferrina, entre otras sustancias detectadas citoquímicamente.

Imágenes:
EOSINÓFILOS

Características citológicas:

Los granulocitos segmentados se originan a partir de las bandas por segmentación nuclear, y son los
elementos más maduros de la granulopoyesis. Circulan por la sangre periférica donde ejercen sus
funciones de fagocitosis y bacteriolisis. Según el tipo de granulación específica se identifican los neutrófilos,
eosinófilos y basófilos. A compás de la maduración de los polinucleares acontecen importantes cambios,
entre los que citaremos el aumento de su capacidad de movilización, gracias a la presencia de proteínas
contráctiles. En el polinuclear adulto un 10% de sus proteínas totales corresponden a actina y un 1% a
miosina. La aparición de receptores de superficie para la fracción Fc de la inmunoglobulina G y para la
fracción 3 del complemento también acontece en este avanzado estadio de maduración.

Los granulocitos segmentados eosinófilos tienen un tamaño semejante a los


neutrófilos, se caracterizan morfológicamente por contener en su citoplasma gránulos
acidófilos. Tienen una forma redondeada, tamaño entre 0.5 y 1.5 µm, ocupan todo el
citoplasma de la célula y se tiñen de color naranja o marrón anaranjado con las
coloraciones panópticas. A diferencia de los gránulos basófilos nunca se disponen por
encima del núcleo. Desde el punto de vista ultraestructural, los eosinófilos poseen
distintos tipos de granulación : 1/ granulación primaria, donde se localiza la lipofosfolipas, también
denominada proteína del cristal de Charcot Leyden. estos gránulos no tienen centro cristaloide y
constituyen aproximadamenten un 5% de la granulación del eosinófilo. 2/ Una granulación secundaria, con
centro cristaloide, que representa más del 95% de la granulación en el eosinófilo maduro y 3/
microgránulos o estructuras tubulovesiculares que son ricos en fosfatasa ácida y proteínas catiónicas.
citoquímicamente se caracterizan por poseer gran cantidad de mieloperoxidasa, fosfatasa ácida y
arilsulfatasa. La peroxidasa se dispone fundamentalmente en la matriz del gránulo y posee características
diferenciales bioquímicas, antigénicas y ontogénicas con respecto a la peroxidasa de la serie neutrófila.
también contienen proteínas catiónicas y mucosustancias sulfatadas; poseen, asimismo, un alto contenido
en fosfolipasa y lisofosfolipas. Por el contrario, está desprovisto de fosfatasa alcalina y lactoferrina. Su
papel biológico principal es el de modulador de la reacción anafiláctica al ser capaces de inactivar
sustancias liberadas por los mastocitos y el control de la infestación por ciertos parásitos, cuyo ataque no
tiene lugar por mecanismos de fagocitosis, sino por adherencia y subsiguiente citotoxicidad al segregar
diversas sustancias nocivas.

Imágenes:
BASÓFILOS

Características citológicas:

Los granulocitos segmentados se originan a partir de las bandas por segmentación nuclear, y son los
elementos más maduros de la granulopoyesis. Circulan por la sangre periférica donde ejercen sus
funciones de fagocitosis y bacteriolisis. Según el tipo de granulación específica se identifican los neutrófilos,
eosinófilos y basófilos. A compás de la maduración de los polinucleares acontecen importantes cambios,
entre los que citaremos el aumento de su capacidad de movilización, gracias a la presencia de proteínas
contráctiles. En el polinuclear adulto un 10% de sus proteínas totales corresponden a actina y un 1% a
miosina. La aparición de receptores de superficie para la fracción Fc de la inmunoglobulina G y para la
fracción 3 del complemento también acontece en este avanzado estadio de maduración.

Los granulocitos segmentados basófilos son células redondeadas cuyo tamaño oscila
entre 10 y 13 µm. El núcleo, de cromatina densa, posee generalmente dos o tres lóbulos
unidos por puentes cromatínicos, en ocasiones difíciles de visualizar dada la presencia de
las numerosas granulaciones basófilas propias de esta célula. Los gránulos basófilos se
disponen encima del núcleo. la granulación basófila, de tamaño entre 0.2 y 1 um,
adquiere una coloración rojo-violácea oscura con las tinciones panópticas y tiene una
forma poligonal. En ocasiones, los gránulos basófilos se disponen en el interior de vacuolas citoplasmáticas,
imagen óptica que traduce la disolución parcial de estos gránulos tras las maniobras de fijación. La
característica principal de los gránulos basófilos es su metacromasia con los colorantes azules (azul de
metileno, azul de toluidina), con los que adquiere una tonalidad rojiza, mientras que el resto de las
estructuras celulares se tiñen de color azul. La metacromasia se debe a la riqueza de estos gránulos en
mucopolisacáridos ácidos sulfatados. Los gránulos basófilos también son ricos en histamina, heparina,
glucógeno y determinados enzimas ( peroxidasa). Otro enzima a destacar es la omega exonucleasa,
localizada en la zona intercelular del basófilo y mastocito y que es de gran utilidad para la identificación de
basófilos degranulados presentes en ciertas hemopatías. A diferencia de los mastocitos, no contienen
cloroacetatoesterasa; tampoco tienen fosfatasa alcalina. Otra característica diferencial entre los gránulos
basófilos y los del mastocito es la hidrosolubilidad de los primeros, por lo que el citoplasma del basófilo
aparece, a veces, con numerosas vacuolas que no son más que gránulos parcialmente extraídos.

Imágenes:
MONOCITOS

Características citológicas:

Los monocitos son las células de mayor talla halladas en la sangre periférica. Su tamaño oscila entre 15 y
30 µm de diámetro, adquiriendo una forma irregular, cuadrangular u oval. El núcleo, situado en posición
central, es voluminoso y adopta formas abigarradas en herradura, indentado o doblado; la cromatina es
densa y con aspecto como peinada en finas franjas cromatínicas, lo cual es característico de estas células.
Los monocitos están desprovistos de nucleolos. El citoplasma es amplio con ocasionales mamelones
periféricos, de color azul plomizo y contiene un número variable de gránulos azurófilos.
Estudios ultraestructurales han permitido obsevar en los monocitos dos tipos de granulación: la primaria,
peroxidasa positiva, que aparece en estadios evolutivos más jóvenes,y la secundaria, peroxidasa negativa
típica de los monocitos maduros. Este segundo tipo de granulación no tiene nada que ver con la
granulación secundaria de la granulopoyesis. El citoplasma puede contener alguna vacuola.
Citoquímicamente estas células se caracterizan por su riqueza en esterasas inespecíficas (naftol-As-D-
acetatoesterasa, alfa-naftilacetatoesterasa ácida y butiratoesterasa) que se inhiben casi totamente con el
fluoruro sódico. Asimismo son ricas en fosfatasa ácida, lisozima, beta-glucuronidasa, catepsina y
arilsulfatasa. A diferencia de la granulopoyesis neutrófila, los monocitos son naftol-As-D-
cloroacetaroesterasa negativos; tampoco contienen fosfatasa alcalina y lactoferrina.

Los histiocitos y macrófagos constituyen el último estadio evolutivo de las células del sistema
mononuclear fagocítico. Originados a partir de los monocitos sanguíneos, los histiocitos adoptan un
aspecto morfológico característico y diferencial dependiendo del tejido u órgano donde finalmente se
ubiquen. Los histiocitos del tejido conjuntivo se caracterizan por poseer un núcleo pequeño en relación con
la gran extensión del citoplasma, que adopta una forma variable (redondeada, oval, incurvada, bilobulada)
situándose, generalmente, en un extremo de la célula. La cromatina, típicamente reticulada, puede
contener uno o dos nucleolos de tonalidad basófila. El citoplasma incoloro o débilmente basófilo se
caracteriza por su gran extensión y por sus límites imprecisos. Agunas veces puede contener abundante
granulación azurófila y vacuolas.

Los macrófagos son aquellos histiocitos que contienen en su interior restos de material fagocitado. Son
fáciles de identificar y se observan con frecuencia en la médula ósea, ganglios linfáticos, bazo, etc. En
circunstancias patológicas los macrófagos se transforman adoptando diversos aspectos morfológicos
(células gigantes de Langhans, de cuerpo extraño y células epitelioides). Estas modificaciones morfológicas
traducen, sin duda, ciertas actividades funcionales inducidas por tóxicos químicos o bacterianos.
En condiciones normales los histiocitos pueden ofrecer una variada expresividad morfológica según el
tejido donde asienten (células de Kupffer en el hígado, macrófagos de los alveolos pulmonares, macrófagos
de las cavidades serosas, osteoclastos de la médula ósea, microglía en el sistema nervioso central). Los
histiocitos y macrófagos son muy ricos en hidrolasas ácidas (fosfatasa ácida, beta-glucuronidasa, alfa-
naftilacetatoesterasa ácida) y esterasa inespecíficas en adaptación a su intensa capacidad digestiva, por lo
que deben considerarse como fagocitos profesionales. También contiene muramidasa, proteasa neutras,
inhibidores enzimáticos como la alfa-2-macroglobulina, factor quimiotáctico de los neutrófilos y ciertas
proteinas como fibronectina, transcobalamina II, etc. No contiene habitualmente peroxidasa.
Las funciones del monocito-macrófago pueden resumirse en capacidad de migración, fagocitosis, actividad
microbicida y modulación de la respuesta inmune, y síntesis de múltiples factores solubles como
interferón, interleucinas, prostaglandinas, factor de necrosis tisular y factores de crecimiento de als células
hematopoyéticas. Su papel en el complejo mecanismo de la inmunidad es decisivo; así, en este contexto se
ha comparado al linfocito con el director de orquesta y al monocito con el primer violín.

Imágenes:
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina

3.-Tejidos del sistema


Inmune
(Órganos linfoides primarios y
secundarios; órganos encapsulados
y difusos)
A. Corell
UVA 1 3

Indice de contenidos del Tema 2


Tejidos del Sistema Inmune

3.1 Los Tejidos: el sistema Linfoide


3.2 Órganos linfoides primarios
* Médula Ósea
* Timo
3.3 Órganos linfoides secundarios
* Bazo
* Ganglios linfáticos
* Tejido linfoide asociado a mucosas (MALT)
3.4 Recirculación de linfocitos en el organismo

2 4
Estructura esquemática del Timo humano
arteria
cápsula trabécula
Folículo linfoide
Tejido linfoide difuso

capilares

cortex

médula
Placas de Peyer Amígdalas
vena cortex

Bazo

Ganglio linfático médula


Timo 5 7

6 8
9 11

10 12
13 15

Corriente linfoide
periarteriolar Folículo
Pulpa roja
Estructura esquemática del Zona marginal
Bazo humano Pulpa blanca

Arteria
trabecular
Folículo Zona marginal

Cápsula
trabécula Arteriola
central
Arteria
esplénica
Corriente linfoide
periarteriolar

Folículo

Linfático
eferente
Seno
venoso

Pulpa roja
Pulpa blanca

14 16
17 19

18 20
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

TEMA 3
TEJIDOS DEL SISTEMA INMUNE

3.1 Los tejidos: el sistema Linfoide (diapositiva 3.3).


Los órganos linfoides se pueden clasificar en: órganos linfoides primarios o centrales y
secundarios o periféricos (desde un punto de vista funcional) y encapsulados y difusos
(desde un punto de vista anatómico-estructural).
En los órganos linfoides primarios es donde se produce la diferenciación de linfocitos
(linfopoyesis) T y B. La de linfocitos B ocurre en hígado fetal y médula ósea. La de
linfocitos T sucede en el timo.
En los órganos linfoides secundarios se presentan los antígenos y se monta la respuesta
inmune específica (ganglios linfáticos, bazo, MALT [tejido linfoide asociado a mucosas])
Los conductos linfáticos se distribuyen por todo el organismo (diapositiva 3.4), llegan a
todas las zonas y tienen cadenas de ganglios intercalados. Destacan las cadenas
ganglionares localizadas en la zona inguinal, axilar y amigdalar. El punto de conexión
entre vasos linfáticos y vasos sanguíneos es el llamado Ducto (o conducto) torácico: la
linfa se vuelca en la vena subclavia.
No hay que confundir el concepto de “ganglio linfático” con el de folículo linfoide
(diapositiva 3.5). Estos últimos no son otra cosa que acumulaciones de linfocitos que
adquieren forma esférica. Es un modo, pues, de organización de tejidos linfoides. Existen
folículos linfoides en todos los órganos linfoides encapsulados: ganglios, bazo, timo.
Además, en los órganos linfoides difusos (como el MALT) se han observado la presencia
de folículos linfoides en unas estructuras denominadas Placas de Peyer, pero no en el
resto del tejido.

3.2 Órganos Linfoides Primarios.


a) Médula Ósea:
La médula ósea está formada por islotes de células hematopoyéticas situados en el
interior de los huesos. Todas las células del sistema inmune se originan a partir de las
células hematopoyéticas primordiales pluripotentes (células stem) de la médula ósea a
través de los linajes mieloide y linfoide (diapositiva 3.6). Durante la edad fetal estas
funciones se realizan por el hígado, que abandona esta actividad después del nacimiento.
Además, la médula ósea actúa como órgano linfoide secundario (diferenciación final de
células B a células plasmáticas).
b) Timo:
El timo es el lugar donde maduran los linfocitos T. Es un órgano bilobulado que se localiza
en el mediastino anterior. Cada lóbulo está dividido en varios lobulillos por tabiques
fibrosos y cada lobulillo está formado por una corteza externa y una médula interna.
Los linfocitos del timo, también denominados timocitos, son células de estirpe T en
diferentes estadios de maduración. En general, los linfocitos T más inmaduros llegan a la
corteza del timo a través de los vasos sanguíneos. Los precursores de los Linfocitos T
llegan por vía arterial llegan a la corteza y a través de los capilares pasan a la médula
(diapositivas 3.7, 3.8 y 3.9) .De la médula salen por los capilares venosos. Los linfocitos
se diferencian en el trayecto de la corteza a la médula. La diferenciación (diapositiva
3.10) consiste en la presentación por parte de las células epiteliales de sus proteínas HLA
sucediendo la llamada selección positiva. Después las células dendríticas y los
macrófagos enseñan a los timocitos los antígenos HLA con péptidos propios en su

1
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

hendidura (selección negativa).Con esta selección se eliminan el 95 % de los posibles


linfocitos T. La selección positiva (elimina linfocitos T con receptores poco apropiados) se
realiza en la corteza y en la selección negativa (médula ) se eliminan los linfocitos que
reconocen elementos propios del organismo.

3.3 Órganos Linfoides secundarios:


a) Ganglio Linfático (diapositivas 3.11, 3.12 y 3.13):
Los ganglios linfáticos son agregados nodulares pequeños de tejido rico en linfocitos que
se distribuyen a lo largo de los conductos linfáticos por todo el organismo. Los ganglios
linfáticos están formados por una corteza externa y una médula interna. Cada ganglio
linfático está rodeado por una cápsula fibrosa atravesada por numerosos vasos linfáticos
aferentes que drenan la linfa en un seno capsular o marginal. La linfa difunde a través de
la corteza hacia el seno medular y abandona el ganglio por los vasos linfáticos eferentes
en el hilio. Algunos folículos contienen áreas centrales denominadas centros germinales,
que se tiñen ligeramente con las tinciones histológicas habituales. Los folículos que
carecen de centros germinales reciben el nombre de folículos primarios y los que
presentan centros germinales son folículos secundarios.
Presenta dos vías; las de entrada son conductos linfáticos aferentes , venas
postcapilares y arterias postcapilares. La de salida es un conducto linfático eferente.
Existen tres zonas estructuralmente distinguibles:
-corteza , en esta zona existen células B y folículos linfoides. Estos folículos pueden ser
primarios (presentan células B vírgenes en reposo) o secundarios (presentan centros
germinales con Linfocitos B activados tras la presentación de antígenos)
-paracorteza, muy rica en linfocitos T.
-médula , en esta zona se encuentran los linfocitos maduros que están listos para salir del
ganglio.

b) Bazo (diapositiva 3.14, 3.15 y 3.16):


El bazo es el lugar principal donde tienen lugar las respuestas inmunitarias a los
antígenos que transporta la sangre. El bazo es un órgano que pesa alrededor de 150 g en
los adultos y que se localiza en el cuadrante superior izquierdo del abdomen. Recibe su
irrigación a través de una arteria esplénica única, que perfora la cápsula en el hilio y se
divide progresivamente en ramas más pequeñas que están rodeadas por trabéculas
fibrosas protectoras y de sostén.
Los folículos linfáticos, algunos de los cuales contienen centros germinales, están unidos
a las zonas T. Igual que en los ganglios linfáticos, los folículos son las zonas de linfocitos
B. Los folículos están rodeados por un anillo de linfocitos y macrófagos, denominado zona
marginal. Estos tejidos linfáticos densos forman la pulpa blanca del bazo.
Las arteriolas terminan en sinusoides vasculares, entre los que están dispersos un gran
número de eritrocitos, macrófagos, células dendríticas, escasos linfocitos y células
plasmáticas. Todos estos constituyen la pulpa roja. Los sinusoides terminan en vénulas
que drenan en la vena esplénica, que transporta la sangre fuera del bazo y alcanza la
circulación portal.
En la pulpa blanca se realiza la presentación de antígenos. Los linfocitos llegan por la
arteria esplénica y capilares arteriales y salen por las venas y vasos linfáticos eferentes.

2
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

c) Tejido Linfoide Asociado a Mucosas (MALT):


Como en la piel, las superficies mucosas de los aparatos respiratorio, digestivo y genito-
urinario, están colonizadas por linfocitos y células presentadoras de antígeno que inician
las respuestas inmunitarias frente a antígenos ingeridos o inhalados.. Igual que en la piel,
estos epitelios mucosos son barreras entre el medio interno y externo y, por tanto, son un
lugar importante de entrada de microorganismos. Gran parte del conocimiento de la
inmunidad de las mucosas se basa en estudios del aparato digestivo.
Los MALT son agrupaciones de tejido linfoide no encapsulado, situado en la lámina propia
y áreas submucosas (diapositiva 3.17 y 3.18) de los tractos gastro-intestinal (GALT),
respiratorio (BALT) y tracto génito-urinario. Tiene particular interés (dada su extensión) el
tejido asociado a la mucosa gastro-intestinal o GALT.
En las microvellosidades de los enterocitos existen redes capilares y vénulas además de
un conducto linfático que recibe el nombre de “lacteal”. Los linfocitos están dispersos
(tejido difuso) en todo el tejido, salvo en las placas de Peyer (diapositiva 3.18), donde
existen folículos linfoides no encapsulados pero que aparecen agrupados.

3.4 Recirculación de linfocitos en el organismo:


Hay 2 sistemas circulatorios en el cuerpo: la sangre y la linfa. La sangre llega hasta todos
los tejidos a través de arterias, arteriolas y capilares arteriales. Parte del fluido sanguíneo
de los tejidos drena y entra en los conductos linfáticos eferentes. Así los canales linfáticos
forman una red, cuando confluyen varios canales se constituyen los nódulos linfáticos a
los que llegan varios conductos aferentes (de entrada), y que drenan por un único
eferente (de salida). Finalmente, la linfa encuentra el camino hacia el llamado Ducto
torácico que es donde la linfa se vuelca a la sangre (el ducto torácico se funde con la vena
subclavia) (diapositiva 3.19).

Una característica única de los linfocitos es que pueden cruzar el cuerpo a través de la
sangre y la linfa. Este tráfico de sangre a linfa se denomina “recirculación linfocitaria”. Los
linfocitos abandonan los tejidos infectados hacia los ganglios linfáticos regionales. Allí, son
activados tras encontrar células presentadoras de antígeno. Una vez activados, vía
conductos linfáticos se vuelcan en el ducto torácico a la circulación sanguínea. Y por
último, a través de la circulación vuelven al tejido infectado para ejercer su función
(diapositiva 3.20).

3
Tema 03. Inmunoglobulinas
Las inmunoglobulinas son sustancias de una gran importancia en la defensa del organismo al tener la
capacidad de identificar y colaborar en la destrucción de antígenos extraños al organismo. Son los
principales responsables en lo que se ha venido en denominar respuesta inmune humoral, cuyo
funcionamiento normal es imprescindible para la defensa de los organismos. De lo contario el individuo
moriría por infecciones de todo tipo y su
defecto, es por tanto, incompatible con la
vida si no se instaura un tratamiento con
inmunoglobulinas.

La historia de las inmunoglobulinas arranca


cuando a finales del siglo XIX, Von Behring
observó que los sueros de animales que
habían padecido difteria contenían sustancias
que neutralizaban el efecto de la toxina
diftérica. A estas sustancias se les denominó
anticuerpos, debido a su capacidad de
reconocer las toxinas bacterianas.

Después cuando se aplica la electroforesis al


fraccionamiento de proteínas plasmáticas, se
identifican los anticuerpos como las proteínas
del suero que corresponden con las γ-globulinas, quedando así asociados temporalmente, los conceptos
de anticuerpo y de γ-globulina, como equivalentes (Figura 3.1). Posteriormente, se comprueba que no
todos los anticuerpos migran electroforéticamente con las γ -globulinas, sino que muchos de ellos lo
hacen con las globulinas α y β por lo que Hebermans propone el término de inmunoglobulinas para
designar a todas las sustancias con capacidad de anticuerpo.

Así hoy se entiende por inmunoglobulinas ciertas glicoproteínas que


se producen por los linfocitos B o sus células derivadas, las células
plasmáticas, y que poseen la capacidad de reconocer y unirse al
antígeno que indujo su formación.

Las inmunoglobulinas se pueden encontrar bien unidas a las


membranas de los linfocitos B o de forma soluble. En el primer caso
actuarían como receptores para antígenos y así iniciar la activación
de estos linfocitos, mientras que en el segundo caso, cuando se
encuentran solubles, actúan neutralizando o/y colaborando en la
destrucción de los antígenos. De manera sintética podríamos decir
que las inmunoglobulinas son glicoproteínas con función de
anticuerpo.

Se distinguen cinco clases de inmunoglobulinas: IgM, IgA, IgG, IgD e


IgE, cada una de ellas con ciertas características diferenciales (Tabla
3.1 y que estudiaremos en este capítulo comenzando por su estructura para terminar con su función

Estructura y función de las Inmunoglobulinas


Todas las inmunoglobulinas poseen una estructura común formada por cuatro cadenas polipeptídicas, dos
de mayor tamaño, denominadas cadenas pesadas, y dos, de menor tamaño, llamadas cadenas ligeras. Las
cadenas ligeras y las cadenas pesadas se agrupan de tal manera que existe una proximidad espacial entre
los cuatro extremos amínicos todos ellos, y entre los
dos extremos carboxílicos de las cadenas pesadas por
otra. Una inmunoglobulina, como es la IgG por
ejemplo, puede ser fraccionada mediante la utilización
de enzimas (papaína, pepsina, etc.), obteniéndose
diferentes tipos de fragmentos (Figura 3.3). Esto fue
realizado por Porter en 1959, y permitió no sólo
conocer la estructura de moléculas sino también
deducir la función de cada una de sus partes (Tabla
3.2).

Así se vió que el tratamiento con papaína produce la


ruptura específica de las cadenas pesadas, en el
espacio comprendido entre el puente disulfuro que las
une entre sí y los puentes que las unen a las cadenas ligeras. Se obtienen tres fragmentos: uno
denominado Fc, que define la actividad biológica, la clase y subclase de cadenas pesadas y otros dos
fragmentos denominados cada uno de ellos Fab, que es por donde la molécula se une a los antígenos.

Cadenas ligeras

Hay dos tipos de cadenas ligeras, diferentes, cadenas ligeras tipo kappa (κ) y cadenas ligeras tipo lambda
(λ). En cada molécula de inmunoglobulina las dos cadenas ligeras son del mismo tipo, κ o bien λ, pero
nunca de distinto tipo. Las cadenas ligeras están formadas por
unos 200 aminoácidos con la particularidad de que existen
dos puentes disulfuro que unen grupos de unos cincuenta
aminoácidos (Figura 3.4).

A su vez, estas cadenas ligeras tienen otro puente disulfuro


intercatenario, por el cual se unen a la cadena pesada.

Cadenas pesadas

Estas cadenas poseen unos cuatrocientos aminoácidos


estableciéndose entre algunos de ellos puentes disulfuro
(intracatenarios) que asocian unos 60 aminoácidos y que
condicionan su estructura secundaria. Estas dos cadenas
pesadas están unidas la una a la otra por puentes disulfuro
intercatenarios, que pueden estar constituidos desde uno a
cinco unidades, dependiendo del tipo de inmunoglobulina.

En las cadenas pesadas, y a nivel de los puentes disulfuro intercatenarios, hay una zona de unos 15
aminoácidos, de gran flexibilidad que constituye lo que se denomina zona bisagra que es por donde se
deforma la molécula de inmunoglobulina cuando se produce la unión con el antígeno, facilitándose así su
acoplamiento con éste.

Parte variable y constante de las cadenas ligeras y


pesadas

Las cadenas ligeras poseen dos partes: una corresponde al


extremo carboxílico que constituye la parte constante de
las cadenas ligeras (C L ) y otra que corresponde al extremo
amínico, que es muy variable y constituye la parte variable
de las cadenas ligeras (V L ) correspondiendo a la zona de
interacción con el antígeno. También las cadenas pesadas
poseen una parte variable (VH) y otra constante (CH).
La estructura de este fragmento variable, depende del tipo de antígeno que reconoce, dado que este
extremo también participa en la unión con el mismo.

Por otra parte, aproximadamente los dos tercios del extremo carboxílico de todas las cadenas pesadas de
un mismo tipo de inmunoglobulinas poseen una estructura idéntica. De ahí que esta parte de las cadenas
pesadas se conozca como parte constante de las cadenas pesadas (C H ).Esta parte constante es diferente
según la clase de inmunoglobulina que consideremos, determinando la existencia de cinco tipos de
cadenas pesadas: γ, α, μ, δ y ε que definen a su vez las cinco clases de inmunoglobulinas: IgG, IgA, IgM, IgD
e IgE respectivamente. (Figura 3.5).

CARACTERÍSTICAS DE LAS DISTINTAS CLASES DE INMUNOGLOBULINAS

Debido a esta distinta estructura, las cadenas pesadas van a presentar distintas propiedades biológicas,
tales como la capacidad de unirse entre sí, fijar complemento, fijar la pieza de secreción y unirse a
macrófagos, neutrófilos y células NK. En la Tabla 3.1 se recogen los principales tipos de inmunoglobulinas y
en la (Tabla 3.3) las principales propiedades de las mismas. Hemos de considerar que incluso entre
moléculas de una misma clase existen, según a la subclase a la que pertenezcan, ciertas diferencias cómo
se observa en la Tabla 3.4.

Isotipos

Se entiende por isotipo las distintas clases y subclases de una familia de proteínas o péptidos presentes en
todos los miembros de una especie. Así los isotipos de las inmunoglobulinas son las clases, G, A, M, D y E.
Los genes que codifican para las distintas variantes isotípicas están presentes en todos los individuos
sanos, es decir, todos los individuos sanos poseen los genes que codifican respectivamente para las
regiones constantes G, M, A, D y E de las cadenas pesadas y para las regiones constantes κ y λ de las
cadenas ligeras.

Dominios moleculares en las cadenas ligeras y pesadas.

Tanto las cadenas pesadas como las ligeras


poseen grupos de aminoácidos unidos por
puentes disulfuro intracatenarios,
conocidos como dominios.

La cadena L tiene dos dominios, uno


corresponde a la región variable (V L ) y otro
a la constante (C L ). La cadena H tiene un
dominio en la región variable (V H ) y tres o
cuatro en la constante dependiendo de la
clase de inmunoglobulina que
consideremos (tres en la IgG, IgA e IgD y

cuatro en las IgM e IgE). (Figura 3.6).

Regiones hipervariables

Las zonas variables, tanto de la cadena L como H, poseen a su


vez unas regiones en donde se concentra fundamentalmente la
variabilidad. Son tres pequeños segmentos que constituyen las
denominadas regiones o segmentos hipervariables o región
determinante de complementariedad CDR (Complementarity
Determining Region), pues determinan la forma del centro
activo que permite el reconocimiento y unión al antígeno.
Cada una de estas regiones hipervariables se compone de 17 a 20 aminoácidos. Cambios en muy pocos
aminoácidos de estas zonas suponen una enorme diversidad de posibilidades de unión al antígeno sin
variar el resto de la molécula (Figura 3.7).Las otras partes variables son relativamente constantes, de modo
que sustituciones en los residuos que la constituyen, no afectan la especificidad de combinación.

Moléculas adicionales a la estructura básica

En las inmunoglobulinas aparecen, además de


las cuatro cadenas polipeptídicas básicas, un
componente glucídico (que representa el 2-14
% del peso total de la molécula) y otras
inmunoglobulinas contienen glicoproteínas
adicionales conocidas como cadena J y pieza
de secreción.

La cadena J es una glicoproteína con un 12 %


de azúcares y un peso molecular de 15 kD que
se une, mediante puentes disulfuro, al extremo
Fc tanto de la IgA como de la IgM haciendo
posible la formación de complejos diméricos o
pentaméricos, según se trate de la IgA o IgM.

La pieza de secreción es una glicoproteína de 58 kD de peso molecular que sintetizan las células epiteliales
de las mucosas y glándulas exocrinas y que uniéndose a la IgA hace posible el paso de esta
inmunoglobulina a través de las células epiteliales.

Estructura espacial de las


inmunoglobulinas.

Las inmunoglobulinas pueden


estar constituidas por unidades
básicas simples, como es el caso
de la IgG, IgD e IgE; en forma de
dímeros (dos unidades básicas
unidas), como es el caso de la IgA,
o incluso por hasta cinco
estructuras básicas unidas por sus
extremos Fc como es el caso de la
IgM. Esto se debe a la cualidad
que tienen las cadenas μ y α de
unirse entre sí. Esta unión se
realiza a través de la cadena J y
mediante puentes disulfuro (Figura 3.9).

Las cadenas pesadas y ligeras están plegadas sobre si mismas, tal como se ha visto mediante análisis
cristalográfico (Figura 3.10). Cada uno de los dominios de las cadenas está constituido a modo de
“cilindros” en los que se encuentran plegados en forma de sándwich dos grupos de cadenas proteicas, una
con tres cadenas polipeptídicas y la otra con cuatro, que presentan estructuras secundarias es de hoja
plegada β. Estas dos capas proteicas están alineadas paralelamente rodeando un espacio interior en el que
predomina la presencia de aminoácidos hidrófobos (Figura 3.11).
Subclases de inmunoglobulinas

Se sabe que no todas las Inmunoglobulinas de una misma clase tienen idéntica estructura, sino que dentro
de las clases se pueden establecer subclases considerando la secuencia de aminoácidos de la región
constante de las cadenas H y el diferente número y situación de los puentes disulfuro intercatenarios
establecidos entre las cadenas pesadas. Así, la IgG humana se divide en cuatro subclases (IgG 1 , IgG 2 , IgG 3 e
IgG 4 ) y la IgA e IgM en dos (IgA1 e IgA 2 ; IgM 1 e IgM 2 )
respectivamente (Tabla 3.4).

Alotipos

Si se inmuniza un animal con inmunoglobulinas de otro animal de


la misma especie (Figura 3.12) se pueden obtener antisueros que
van dirigidos contra ciertas regiones constantes de las
inmunoglobulinas que son distintas entre ambos animales.

Ello se debe a la presencia de diferentes formas alélicas


(pequeños cambios en las zonas constantes de las cadenas
pesadas y ligeras) que distinguen la Ig de unos individuos a otros
de la misma especie y que se conocen como alotipos.

En humanos se han descrito tres tipos de alotipos:

• Gm en las cadenas g de las IgG


• Am en las cadenas a de las IgA y
• Km en las cadenas ligeras κ que dan lugar a tres alotipos: Km (1´2), Km (1) y Km (3), cuyas
diferencias estructurales se recogen en la (Tabla 3.5)

Idiotipos

Se entiende por idiotipo el conjunto de determinantes


antigénicos situados en las regiones variables de las
cadenas ligeras y pesadas de un determinado anticuerpo
que es precisamente por donde se produce su
acoplamiento al antígeno que indujo su formación. Es pues
una zona de estructura complementaria al antígeno y que
a su vez puede actuar como antígeno induciendo nuevos
anticuerpos en el individuo y así sucesivamente (Figura 3.13).

Los idiotipos parecen tener importancia fisiológica en la regulación del sistema inmune. Según la teoría de
la red de Jerne, frente a los idiotipos se formarían anticuerpos que al unirse a los mismos formarían un
entramado (“red”) de anticuerpos unidos a otros anticuerpos que tendrían como acción final la regulación
del proceso de síntesis de nuevas inmunoglobulinas.

DISTRIBUCIÓN DE LAS INMUNOGLOBULINAS

Las inmunoglobulinas se encuentran distribuidas en todos los fluidos orgánicos de la economía de los
vertebrados y en las membranas de los linfocitos B y células plasmáticas. Las cantidades relativas de cada
una de las clases de inmunoglobulinas en los diferentes compartimentos del organismo son muy
diferentes. En el torrente sanguíneo predomina la IgG mientras que en las secreciones (saliva, lágrimas,
secreción bronquial, así como en el líquido cefalorraquídeo y mucosas) la IgA es la predominante. Los
niveles de inmunoglobulinas séricas fluctúan ampliamente en función de diversos aspectos, tales como el
estado nutricional, la edad, etc.

Los valores normales en suero de


un hombre adulto (entre 20 y 40
años) se recogen en la (Tabla 3.6)
Ontogénicamente se producen
múltiples cambios en los niveles de
inmunoglobulinas desde el
nacimiento hasta los 8 ó 10 años,
en que estos se estabilizan. En la
figura 3.17 se expresan las
concentraciones de inmuno-
globulinas desde antes del
nacimiento hasta los 5 años de
edad. Los niveles de IgG son muy
altos en la vida fetal y en las
primeras semanas de vida
extrauterina, debido a que esta
inmunoglobulina es la única que pasa de la madre al feto a través de la placenta.

Durante la lactancia, descienden los niveles de IgG por catabolismo de esas moléculas que no son
repuestas por carecer el niño aún de la capacidad de síntesis de las mismas. También en la edad fetal se
sintetizan pequeñas cantidades de IgM (Figura 3.14). Cuando las inmunoglobulinas se encuentran insertas
en la membrana de los linfocitos (inmunoglobulinas de membrana), actúan como receptores de las señales
de activación antigénicas por su capacidad de reconocimiento del antígeno constituyendo el receptor para
el antígeno del linfocito B.

SUPERFAMILIA DE LAS INMUNOGLOBULINAS

La estructura de las cadenas pesadas y ligeras de las


inmunoglobulinas posee ciertas similitudes entre sí (por
ejemplo, la estructura en dominios equivalentes). Esto
hizo pensar que ambas cadenas procedían de una
molécula ancestral común. Idéntica similitud se ha
observado con la β-2-microglobulina y con una gran
cantidad de moléculas, todas ellas agrupadas, por
tanto, bajo el mismo epígrafe de superfamilia de las
inmunoglobulinas.

Estas moléculas son: el receptor T para el antígeno, las


moléculas de histocompatibilidad clase I y II, LFA-3, ICAM-1 y otras muchas que irán siendo estudiadas en
diferentes capítulos de este libro, especialmente en el capítulo 8, donde se estudian las moléculas de
adhesión (Figura 3.15).

La superfamilia de inmunoglobulinas son proteínas que tienen uno o más dominios extracelulares
homólogos a las inmunoglobulinas. Entre las diferentes moléculas de la superfamilia, éstas participan y
forman parte:

• En el reconocimiento de los antígenos


• Los receptores antigénicos de los linfocitos T y B
• Anticuerpos
• Las moléculas del MHC
• Como proteínas de adhesión celular y fijadoras del complemento.
• Moléculas de adhesión que en algunos casos son ligandos para las integrinas.
• Moléculas están involucradas en la circulación y tráfico de los leucocitos a los órganos linfoides y a
los sitios de daño tisular por medio de interacciones célula-célula y célula-matriz extracelular.

FUNCIÓN DE LAS INMUNOGLOBULINAS.

La función esencial de las inmunoglobulinas es la de unirse al antígeno. De esta manera las


inmunoglobulinas actúan como receptoras de señales antigénicas o bien pueden colaborar en la
destrucción de los mismos. La primera función se presenta cuando las inmunoglobulinas se encuentran
insertas en la membrana de los linfocitos B (inmunoglobulinas de membrana), y las restantes cuando éstas
se encuentran solubles.

Unión antígeno anticuerpo.

La unión del antígeno (Ag) con el anticuerpo (Ac) o inmunoglobulina es semejante a la que se establece
entre la enzima y su substrato o entre proteínas que pertenecen a cualquier vía de señalización
intracelular. Estas interacciones se deben a la formación de múltiples enlaces no covalentes (enlaces de
hidrogeno, interacciones electrostáticas, de Van der Waals e hidrófobas), cada uno de los cuales por si
solos son débiles. Los anticuerpos (Igs) se unen al antígeno en unos lugares determinados conocidos como
epítopos.

Epítopos.

Los epítopos de un antígeno pueden estar formados


por aminoácidos consecutivos en la secuencia de la
proteína, como las proteínas se encuentran
normalmente dobladas sobre si mismas según lo que
llamamos estructura terciaria, en la mayoría de los
casos los anticuerpos generados contra este tipo de
epítopos solo reconocerán a la proteína
desnaturalizada o “linearizada” y por ello se les llama
epítopos lineales.

En la mayoría de los casos los epítopos suelen estar


formados por aminoácidos del antígeno que solo se
encuentran suficientemente cerca unos de otros en la
proteína nativa, es decir en la proteína que tiene
estructura terciaria conservada, es decir una conformación adecuada, por lo que a estos epítopos se les
llama epítopos conformacionales (Figura 3.16).
Parátopo.

Las inmunoglobulinas se unen a los epítopos de los antígenos por sus


sitios activos, constituidos como se ha indicado anteriormente, por los
segmentos variables de las cadenas pesadas y ligeras (Figura 3.17) y
donde intervienen principalmente las regiones hipervariables. Esta
zona de unión de una inmunoglobulina al epítopo de un antígeno se
conoce con el nombre de parátopo.

Fuerzas de unión Ag-Ac

La unión ag-ac es la consecuencia de múltiples interacciones entre


unos y otros de tal manera que la fuerza total de la unión puede ser
muy elevada. Para que las interacciones mencionadas lleguen a ser
efectivas, los grupos entre los que se establece deben estar situados a
distancias muy cortas, y para que esto sea posible y se puedan
producir un gran número de interacciones, el epítopo y el parátopo
deben encajar perfectamente, dependiendo de ello la “fuerza” de la interacción que conocemos con el
nombre de afinidad.

La afinidad de la interacción es de vital importancia, por cuanto de ello dependerá tanto la utilidad
diagnóstica y de investigación de un anticuerpo como su importancia fisiopatológica. Para cuantificar la
afinidad de una interacción, deberemos entender primero una serie de conceptos de los que nos
ocuparemos a continuación. Al tratarse de uniones no covalentes, la unión Ag/Ac será reversible de modo
que cuando el antígeno y el anticuerpo se mezclan en solución, se estarán formando y disociando
complejos constantemente de acuerdo con la siguiente ecuación:

donde k a representa la constante de velocidad y k d la de disociación. Llegara un momento en que la


velocidades de asociación y disociación se igualen, es decir, que el numero de complejos Ag/Ac que se
formen sea el mismo que el que se disocie, entonces decimos que se ha llegado a una situación de
equilibrio dinámico. Una forma indirecta de medir la afinidad de la interacción de una pareja Ag/Ac, será
medir la velocidad de asociación y disociación antes de que se llegue al equilibrio, lo cual puede realizarse
actualmente mediante biosensores.

Cuanto mayor sea la velocidad de asociación y menor la de disociación mayor será la afinidad de la
interacción de esa pareja Ag/Ac. Otra forma complementaria y más directa de cuantificar la afinidad de la
interacción Ag/Ac, es hacerlo una vez que se ha alcanzado el equilibrio y utilizando concentraciones bajas
de anticuerpo. En estas condiciones la concentración de antígeno que permite que la mitad de los
anticuerpos estén unidos a ellos y la otra mitad libre, medida en molaridad, se denomina constante de
disociación (K D ) y es una medida
directa de la afinidad de la
interacción.

Cuanto menor sea la K D mayor


será la afinidad puesto que indica
que es necesaria una menor
concentración de antígeno para
que la mitad de los anticuerpos
estén ocupados. La inversa de la
K D es la constante de asociación
(K A ) cuyo valor es directamente
proporcional a la afinidad de la
interacción. Para determinar experimentalmente estas constantes tendremos que conocer las
concentraciones de antígeno libre y unido, para lo cual existen varios métodos entre los que destacan
análisis mediante diálisis de equilibrio (Figura 3.18).

Esta técnica se basa en la utilización de una membrana semipermeable de un poro tal, que permita el paso
de un antígeno suficientemente pequeño (un hapteno) pero no del anticuerpo. A concentraciones bajas de
antígeno, la concentración de anticuerpo libre ira bajando rápidamente hasta que se alcance el equilibrio,
puesto que todo el antígeno que entre a través de la membrana semipermeable quedara retenido por el
anticuerpo.

Realizando el experimento anterior con varias concentraciones de antígeno, podremos encontrar aquella
en la que la mitad del anticuerpo se encuentra unido al antígeno que como hemos dicho corresponde a la
K D . La afinidad que hayamos calculado corresponderá exclusivamente a la de la interacción de esa pareja
Ag/Ac. Un determinado anticuerpo podrá unirse a más de un antígeno con afinidades distintas en cada
caso.

Avidez de la unión Ag-Ac

Como apuntábamos anteriormente, el fenómeno de la unión Ag/Ac es en realidad mucho más complejo,
pues cada uno de los antígenos poseen varios epítopos distintos, por lo que podrán unir más de un
anticuerpo. Cada molécula de anticuerpo, por su parte, podrá unir al menos dos moléculas de antígeno,
una por cada Fab y en el caso de la IgM hasta diez moléculas (como se comento anteriormente las
inmunoglobulinas IgM se ensamblan en unidades funcionales constituidas por cinco moléculas de
anticuerpo).

Finalmente en un antígeno, un determinado epítopo puede estar representado varias veces siendo capaz
de unir varias moléculas del mismo anticuerpo. La fuerza total de la interacción que considera todas las
interacciones epítopo/parátopo que tienen lugar entre antígenos y anticuerpos multivalentes (con varios
sitios de unión), se denomina avidez y es mucho mayor que la suma de las afinidades puesto que las
distintas interacciones se estabilizan entre ellas.

Estas interacciones multivalentes poseen una gran importancia fisiopatológica cuando se encuentran Ag y
Ac en solución, como es el caso del plasma o tejidos, se forman agregados inmunocomplejos constituidos
por muchas moléculas. A concentraciones equivalentes de Ag y Ac estos inmunocomplejos serán de gran
tamaño y podrán quedar atrapados en los tejidos, iniciando una respuesta inflamatoria y dando lugar a las
llamadas enfermedades por depósito de inmunocomplejos.

Especificidad de la unión Ag-Ac

La unión entre el Ag e Ig tiene una gran especificidad, de tal manera que una Ig se unirá fundamentalmente
y con mayor avidez, a un antígeno determinado. En algunos casos la inmunoglobulina podrá unirse a
antígenos con epítopos muy similares, aunque en este caso la afinidad de la unión es mucho menor (Tabla
3.7).

La consecuencia final de la acción de las inmunoglobulinas es la de destruir al antígeno y/o neutralizar los
efectos nocivos de los mismos. Para la consecución de estos objetivos todas las inmunoglobulinas poseen,
como ya se ha indicado, una característica esencial y común, que es la de unirse específicamente al
antígeno.

PROPIEDADES BIOLÓGICAS DE LAS INMUNOGLOBULINAS

Tras la unión del antígeno y la inmunoglobulina, ésta puede anular la acción del antígeno por
neutralización, precipitación o aglutinación. Así si la Ig es específica para una toxina bacteriana, cuando se
produce la unión ag-ig (toxina-antitoxina) quedan neutralizados los efectos tóxicos de la toxina. De ahí que
clásicamente cuando no se conocía la estructura, se le denominase antitoxinas, precipitinas o aglutininas
en función de la reacción que se detectaba en cada caso.

Los fenómenos de neutralización, precipitación y aglutinación de los antígenos no son suficientes por sí
solos para la destrucción y total eliminación de éstos. Para ello, además de las inmunoglobulinas se
requiere de la colaboración de otros muchos elementos, tales como el sistema del complemento,
macrófagos, polimorfonucleares o células NK. Podemos decir que las inmunoglobulinas, al detectar los
antígenos y producirse la subsiguiente unión a ellos, actúan como transductores de la información de la
presencia de los mismos que serían destruidos por el complemento, macrófagos, los polimorfonucleares o
células NK a los que dan
especificidad.

Opsonización.

Cuando se produce la unión de


antígeno e inmunoglobulina se
producen una serie de cambios
alostéricos en el extremo Fc de
la Ig que hacen que se una a
receptores que se encuentran
en la membrana de macrófagos
y polimorfonucleares. A este
fenómeno se le denomina
opsonización (Figura 3.19). Al
producirse esta unión, los
macrófagos se activan,
iniciándose el fenómeno de
fagocitosis y subsiguiente
destrucción de los complejos
antígeno anticuerpo por los procesos líticos intracelulares, propios de la acción de los enzimas contenidos
en los lisosomas de estas células

Estos receptores pueden ser de distinta naturaleza, conociéndose en la actualidad tres: FcgRI (CD64),
FcgRII (CD32) y FcgRIII (CD16). Además de en los macrófagos estos receptores se encuentran en otras
células como plaquetas, linfocitos B y NK (Tabla 3.8) Cuando se produce la unión a células NK estas se
activan y lisan a las células portadoras del antígeno por un mecanismo conocido como citotoxicidad celular
dependiente de anticuerpos (ADCC). Algunos de estos receptores e encuentran en los mastocitos y
basófilos en cuyo caso a ellos se puede unir la IgE activándolos y produciendo su degranulación con
liberación de histamina y otros sustancias vasoactivas que darán lugar a proceso de hipersensibilidad que
pueden ser graves.

Lisis por complemento

Cuando la inmunoglobulina que se une a un antígeno es de las clases IgM o IgG, en sus extremos Fc se
producen ciertos cambios alostéricos gracias a los cuales éstas adquieren la propiedad de fijar y activar uno
de los componentes del complemento. Las fracciones activas del complemento poseen diferentes acciones
de gran importancia en la defensa del organismo, una de las cuales es la lisis celular. Este fenómeno se
conoce como citotoxicidad mediada por el complemento, será estudiada en el capítulo dedicado al
complemento.

Inmunoglobulinas como receptor de linfocito B

Además de las funciones arriba indicadas, las inmunoglobulinas, especialmente la IgM tienen la capacidad
de intervenir en el reconocimiento del antígeno por los linfocitos B cuando se encuentran ligadas a la
membrana celular de estas células como inmunoglobulinas de membrana constituyendo parte del
receptor para el antígeno del linfocito B (BCR). Este proceso será estudiado con detalle en el capítulo
dedicado a la activación de linfocito B.

RESPUESTA PRIMARIA Y SECUNDARIA

Se entiende por respuesta primaria aquella que aparece como consecuencia de un primer contacto del
sistema inmune con un determinado antígeno, mientras que por respuesta secundaria se entiende aquella
respuesta que aparece frente a un determinado antígeno que ya ha tenido previamente contacto con el
individuo. Las características de estas respuestas se esquematizan en la figura y tabla anexa. En resumen se
puede decir que la respuesta primaria es de aparición más inmediata que la secundaria, pero que ésta
suele ser más duradera y en muchos casos más eficiente que la primaria. (Figura 3.20) (Tabla 3.7)

PROPIEDADES Y FUNCIÓN DE CADA UNA DE LAS


INMUNOGLOBULINAS

Aunque en los apartados anteriores se ha hecho


mención a las propiedades y función de las
inmunoglobulinas, a continuación estudiaremos
brevemente y por separado las características
funcionales más importantes de cada una de ellas.

Inmunoglobulina G.

Es la inmunoglobulina más abundante y


representa más del 70 % de las Igs séricas totales.
Las diferentes subclases se presentan en
proporciones muy diferentes, así la IgG 1 es la subclase más frecuente (más del 60 %), seguida de la IgG 2
(aproximadamente un 18 %), mientras que IgG 3 e IgG 4 se encuentran en mucha menor proporción. Esta Ig
posee capacidad neutralizante, precipitante, de fijar complemento, de unirse a células NK y a macrófagos
(opsonización) y es capaz de atravesar activamente las membranas biológicas, incluida la placenta.

La propiedad de atravesar activamente las membranas biológicas es de sumo interés por lo que, además
de ejercer esta inmunoglobulina, su efecto en toda la “economía del organismo”, lo hace también en el
feto al atravesar la placenta desde la madre, merced a la existencia de receptores para la porción Fc en el
sincitiotrofoblasto.

Como el feto sólo sintetiza pequeñas cantidades de inmunoglobulinas, adquiere de este modo la
posibilidad de defensa, no solamente mientras se encuentra en el seno materno, sino incluso durante la
lactancia, período en el cual todavía no ha desarrollado la capacidad total de síntesis de inmunoglobulinas.

Sin embargo, este paso de IgG desde la madre al feto no siempre es beneficioso para el feto. De todos es
sabido que cuando hay incompatibilidad del tipo Rh entre la madre y el feto, se puede desarrollar el
síndrome de eritroblastosis fetal como consecuencia de la destrucción de glóbulos rojos fetales, de
nefastas consecuencias si no se acude a tiempo. Esto no se presentaría si la IgG no pasase de la madre al
feto. La IgG se sintetiza tardíamente tras un primer contacto con el antígeno, sin embargo, tras un segundo
contacto la mayoría de las Igs formadas pertenecen a esta clase (Respuesta Secundaria) (Tabla 3.9)

Inmunoglobulina M.

Los anticuerpos del tipo IgM son los que más rápidamente se forman en respuesta a un estímulo
antigénico (Respuesta primaria). Esta Ig se caracteriza también por poseer capacidad neutralizante,
precipitante, aglutinante, fijar complemento, activar la respuesta inmune, sin embargo no atraviesa
activamente las membranas biológicas. Esta última propiedad hace que esta inmunoglobulina ejerza su
acción normalmente en los espacios intravasculares. Representa del 5 al 10 % de las Igs séricas totales y
junto a la IgD es la más frecuentemente encontrada en la superficie de los linfocitos B como
inmunoglobulina de membrana.

Inmunoglobulina A.

Esta inmunoglobulina posee capacidad neutralizante y precipitante, mientras que su capacidad de fijar
complemento y de opsonización son muy débiles, limitándose su efecto a neutrófilos y no a macrófagos. La
propiedad más importante de esta inmunoglobulina viene determinada por su capacidad de unirse por el
extremo Fc a la pieza secretora, gracias a la cual puede ser secretada por las mucosas y glándulas
exocrinas, ejerciendo su acción más importante en la superficie de mucosas y líquidos biológicos (sobre
todo IgA 2 ), tales como el liquido cefalorraquídeo, secreción bronquial, lágrima, saliva, etc.

Esto es importante porque así protegen precisamente los puntos más vulnerables del organismo, esto es,
las puertas de entrada al mismo, como son ojos, boca, aparato digestivo, sistema respiratorio, vagina, etc.
No olvidemos que, por ejemplo, si desplegamos la mucosa del aparato respiratorio, la superficie que
cubriríamos es de unos 300 m2, superficie que se encuentra en contacto directo con el exterior a través del
aire que se respira. Se deduce de ello que, sin duda, deben ser importantes los mecanismos de defensa
local entre los cuales la IgA tiene un papel esencial. Esta inmunoglobulina se encuentra también en la leche
materna.

Los niveles de todas las inmunoglobulinas, a excepción de la IgG en recién nacidos son muy bajos, siendo
por tanto de gran significación el hecho de que la IgA se transfiera desde la madre al lactante a través de la
secreción láctea. De ahí que tengamos que insistir en que los lactantes se amamanten en el mayor grado
posible directamente por las madres y no con leche de otros orígenes, a lo que actualmente existe excesiva
tendencia. La IgA recibida de la madre ejerce un importante papel de defensa a nivel de todo el aparato
digestivo. En ello parece que influyen las especiales características de pH gástrico del lactante que es
menos ácido que en el adulto y una especial resistencia de esta inmunoglobulina frente al mismo, por lo
que no se destruye a su paso por el estómago.

Inmunoglobulina D.

La concentración de esta inmunoglobulina en suero es muy baja. Hasta fechas muy recientes no se había
demostrado que esta inmunoglobulina poseía capacidad de unirse a antígenos, por lo que se dudaba de
que actuase con función de anticuerpo. Sin embargo, aunque actualmente se ha demostrado su acción de
anticuerpo, no se conoce con precisión cuáles son sus funciones específicas, aunque se piensa que
colabora de forma importante en la activación de linfocitos B al actuar como receptor en la superficie de
los mismos.

Inmunoglobulina E.

En muchos individuos alérgicos esta inmunoglobulina se presenta en grandes cantidades. El estímulo para
su síntesis puede proceder de una gran variedad de antígenos, a los que en este caso se conocen como
alérgenos. Estos alérgenos pueden penetrar en el organismo a través de la piel o de las mucosas
respiratoria, ocular, del aparato digestivo, etc., así como por inyectables, como es el caso de la penicilina u
otros medicamentos. La vida media de la IgE en sangre periférica es de 24-48 horas.

No tiene capacidad de atravesar la placenta, por lo tanto, las reacciones de hipersensibilidad inmediata no
pueden transferirse de manera pasiva de la madre al feto. Sin embargo, puede existir una predisposición
de tipo familiar a padecer enfermedades de naturaleza alérgica. Esta predisposición parece estar
relacionada con una tendencia a producir anticuerpos de tipo IgE en la respuesta secundaria frente a
antígenos, en lugar de IgG que sería la respuesta normal en individuos no alérgicos. La IgE se encuentra en
forma libre en sangre (Tabla 3.10) en donde se observa que los niveles cambian a lo largo de la edad.

También la IgE se encuentra en otros líquidos biológicos así como unidos a basófilos y células cebadas,
gracias a la propiedad que tiene esta inmunoglobulina de unirse por su extremo Fc a receptores de
superficie presentes en dichas células. Estas células se caracterizan por encontrarse en la piel y mucosas y
por contener abundantes gránulos citoplasmáticos, ricos en sustancias vasoactivas que liberan una vez se
activan.

Genética de las Inmunoglobulinas


A partir de los estudios de Tonegawa en 1976,
aparece un acumulo de conocimientos por los
que se sabe que la síntesis de las cadenas ligeras
y pesadas se regula por genes que se encuentran
en cromosomas distintos (Figura 4.1). Esto fue
puesto de manifiesto empleando técnicas de
digestión enzimática del DNA de células B y
posterior hibridación con sondas de DNA
complementario (cDNA), mediante la técnica de
Southern Blot (ver capitulo Métodos). Mediante
esta técnica, se pudo observar que usando un
cDNA marcado radiactivamente como sonda
correspondiente a parte de una cadena pesada,
éste se unía a segmentos de DNA de líneas
celulares de ratón que contenían el cromosoma
12. Por otra parte, empleando igualmente
sondas de cDNA marcadas radioactivamente
frente al DNA de cadenas ligeras de tipo k, éstas
se unen a células que contienen el cromosoma 6, mientras que las sondas para DNA de cadenas ligeras l
lo hacen al cromosoma 16.

Segmentos de genes y síntesis de inmunoglobulinas.

Otra característica importante de la formación de inmunoglobulinas es que, en la síntesis de cada una


de las cadenas de inmunoglobulinas participan varios segmentos de genes de cuyas combinaciones
resultan los diversos genes funcionales, responsables directos de la codificación de cada una de las
cadenas de inmunoglobulinas. Esto explica las múltiples posibilidades de formación del gran número de
inmunoglobulinas partiendo de un limitado material genético. La codificación multigénica de las
inmunoglobulinas fue demostrada también por Tonegawa analizando DNA de células embrionarias de
ratón y de un mieloma también de ratón.

Tipos de segmentos
génicos

Estos segmentos
codifican por separado
la parte variable, la parte
constante y las partes
por las que ambas
regiones se unen, esto
es, las regiones bisagra.
Los segmentos que
codifican la parte
variable son de dos
tipos, segmentos V y
segmentos D,
responsables de la
variabilidad y diversidad
de las inmunoglobulinas respectivamente. Le siguen los segmentos J o de unión, responsables de unir
los fragmentos anteriores con los segmentos C que codifican para la parte constante. El número de
segmentos responsables de la codificación de la parte constante es muy limitado en relación con el
número de segmentos que codifican la parte variable de las inmunoglobulinas (Figura 4.2).

En las células embrionarias los segmentos de una misma clase se encuentran separados del resto de tal
forma que, por una parte, se encuentran los segmentos V, por otra los D, los J y los C. Estos segmentos
están contenidos en los exones, que son aquellos fragmentos de DNA que serán transcritos para dar
lugar a la síntesis de proteínas, y que se encuentran separados entre sí por fragmentos de DNA no
codificadores de proteínas denominados intrones. En consecuencia se puede concluir que: La síntesis de
las cadenas ligeras y pesadas de las inmunoglobulinas está regulada por cromosomas distintos. En esta
síntesis participan varios segmentos de genes que combinados dan lugar a los genes funcionales
responsables de la codificación de las cadenas de las inmunoglobulinas.

REORDENAMIENTO DE LOS SEGMENTOS GÉNICOS DE LAS INMUNOGLOBULINAS.

Las observaciones anteriores se interpretaron como que a lo largo del proceso madurativo de los
linfocitos B, se produce un reagrupamiento de segmentos de genes para la iniciación de la síntesis de las
cadenas ligeras y pesadas. A este fenómeno se denomina recombinación intracromosómica. A medida
que se produce el proceso madurativo de los linfocitos B, los segmentos V, D y J cambian de sitio en el
cromosoma de tal manera que se colocan juntos. Posteriormente este conjunto V/D/J se reagrupa con
el segmento C correspondiente quedando constituido en consecuencia un gen con toda la información
de la cadena. Cuando el linfocito B es maduro posee ya reagrupados los genes correspondientes a sus
cadenas ligeras y pesadas
y sólo podrá producir un
determinado tipo de
anticuerpo.

Reordenamiento de
genes de cadenas ligeras

En la síntesis de cadenas
ligeras participan los
segmentos V, J y C (es
decir, no hay genes D para
la cadena ligera). Así pues,
en el proceso de
recombinación de genes
de cadenas ligeras se
acopla un segmento V con
un segmento J y el
conjunto V/J se
recombina con el segmento correspondiente a la parte constante C. El proceso de transcripción se hace
de tal manera que el RNA mensajero contiene información secuenciada V, J y C. En la (Figura 4.3) se
esquematiza el proceso de recombinación y trascripción ocurridos en la línea celular B conducente a la
síntesis de cadenas k.

Reordenamiento de genes de cadenas pesadas

A su vez, un proceso similar, si bien esta vez en dos etapas, ocurre para la formación de una cadena
pesada. En este caso participan los segmentos V, D, J, y C. Primero se produce la recombinación entre
un segmento D y un segmento J. En la segunda fase, este conjunto D/J se recombina con un segmento V.
El complejo V/D/J se puede por último recombinar con cada uno de los segmentos que codifican las
regiones constantes, según la inmunoglobulina a formar. El proceso de recombinación con los genes C
tiene lugar a nivel de RNA. Vamos a encontrar en este momento el siguiente orden: el segmento líder;
un fragmento V/D/J
reordenado y unido y a
continuación cada uno
de los genes que
codifican para las
regiones constantes
(C m ; C d ; C t , etc)
separados entre sí por
los correspondientes
intrones y a su vez
precedidos por sus
respectivos
promotores.

Se piensa que el gen


C m es el situado en
primer lugar en la
secuencia de genes C,
seguido de C d . En
células B en reposo, el único y largo transcrito primario de RNA va a contener la información del
complejo V/D/J más la correspondiente a los genes C m y C d .

Mediante mecanismos de procesamiento del RNA que analizaremos posteriormente, se va a proceder a


la escisión en el transcrito primario de la información correspondiente a C m o bien a C d . Se da lugar de
esta manera a una inmunoglobulina de tipo IgM o IgD, y este mecanismo es además el responsable de
que en las células B en reposo se encuentre la expresión simultánea de ambas inmunoglobulinas. En la
(Figura 4.4) se esquematiza el proceso de recombinación y transcripción ocurrido en la línea celular B
concerniente a la síntesis de cadenas pesadas en este caso del tipo m3.

En este caso la recombinación se ha producido entre VH3, D1, JH2, responsables de la parte variable de
la cadena pesada que se ha recombinado con la parte constante del segmento del gen Cg3, que
originará la cadena pesada correspondiente a la IgG3. En el caso de los genes V de las cadenas pesadas,
al igual que hemos visto para las cadenas ligeras, junto a su segmento génico se encuentran las
estructuras líder y cerca de las mismas se sitúan las secuencias promotoras.

Segmentos líder y promotores

Asociados a los segmentos V y situados en dirección 5' de los mismos, existen otros segmentos génicos
conocidos como segmentos líder (L). Estos segmentos génicos codifican un péptido pequeño que servirá
de guía tanto para las cadenas ligeras como pesadas a su paso por el retículo endoplásmico pero que se
separa de estas cadenas antes de que las mismas se unan entre sí para formar la molécula completa de
inmunoglobulina.

Junto a estos segmentos génicos se sitúan otros conocidos como segmentos promotores y que son
responsables de iniciar la señal del proceso de transcripción del mRNA. La secuencia promotora
comienza normalmente a una distancia de alrededor de 25 pares de bases antes del lugar de inicio de la
transcripción y continúa alejándose del mismo en dirección 5', aunque su localización y longitud no son
siempre las mismas. El lugar preciso de la iniciación de la transcripción es reconocido por la combinación
conservada de cuatro bases en las que se alternan timina y adenina, para formar lo que se conoce como
caja "TATA", siendo continuada por el triplete de bases que codifica el aminoácido metionina, que suele
ser el primero codificado de manera casi constante en la mayoría de los genes eucarióticos.

Dentro de las secuencias promotoras, vamos a encontrar los denominados motivos de secuencias, esto
es, secuencias del DNA a las que se van a unir de manera específica ciertas proteínas nucleares que son
las que van a regular su función. En definitiva, las proteínas que van a unirse a estos motivos en el DNA
van a regular, en última instancia, la transcripción del DNA, por lo que también estos factores o
proteínas de unión son conocidos como factores transcripcionales. En el caso de los genes de las
inmunoglobulinas, encontramos en la región promotora la presencia conservada de un octámero
(secuencia de ocho bases) en la región 5' no traducida de los genes V k , mientras que la secuencia
complementaria pero invertida de este octámero es encontrada en los genes V H .

La presencia de este octámero se ha revelado de gran importancia en el control genético de la síntesis


de inmunoglobulinas, en tanto que confieren a las regiones promotoras de los genes de las
inmunoglobulinas contenidos en las células B no sólo de especificidad tisular (esto es, sólo las células B
producen inmunoglobulinas), sino que además es necesaria para la adecuada función del promotor.
Esto parece alcanzarse mediante la unión específica de varios factores transcripcionales, entre los que
señalamos los conocidos como Oct-1, Oct-2 y Oct-3. De manera general, los promotores eucarióticos
pueden contener varias regiones de unión específicas para cada uno de los factores de transcripción que
regulan su función.

Regulación del proceso de reordenación de las inmunoglobulinas.

Este complejo proceso de recombinación que hemos estudiado hasta ahora ha de tener,
necesariamente, un mecanismo de regulación muy estricto. Este mecanismo está constituido por, al
menos, los genes RAG-1 y RAG-2 (genes activadores de la recombinación 1 y 2).

Genes RAG-1 y RAG-2

Estos genes fueron descubiertos en el laboratorio de David Baltimore en 1990. El descubrimiento previo
de que cada uno de los genes V, D y J era precedido de una corta secuencia única de DNA cuya función
es la de servir de señal para los procesos de recombinación, y que es conocida como secuencia de señal
de recombinación (SSR) permitió la identificación de estos genes.

Utilizando un sistema experimental de transfección en diversas células de vectores retrovirales


conteniendo genes de resistencia al ácido micofenólico como indicador de actividad, y que contenían los
genes germinales de V k y J k junto con sus SSR, estos investigadores comprobaron que sólo las líneas pre-
B y pre-T tenían capacidad de recombinación, lo que indicaba un mecanismo de regulación común a
ambas estirpes.

Este sistema experimental permitió la posterior identificación de RAG-1, seguido del descubrimiento de
un segundo gen (RAG-2) muy ligado al anterior tanto en su localización como en su estructura, y que
actuaba de una manera sinérgica con RAG-1 facilitando los procesos de recombinación.

El papel in vivo que cada uno de estos genes juega en el desarrollo ontogénico del sistema inmune es
crítico. Para demostrarlo, se generaron mediante un proceso de ingeniería genética, conocido como
gene targeting, ratones que carecían específicamente de RAG-1 o de RAG-2. El análisis de estos ratones
demuestra que no se producen fenómenos de recombinación en ninguno de los dos casos, y que como
consecuencia, no se encuentran presentes en la periferia ni linfocitos B ni T maduros.

Esto indica que los procesos de recombinación génica tanto de los genes del TCR y de las
inmunoglobulinas van a estar sometidos a mecanismos comunes de regulación. Aún más importante, se
ha encontrado recientemente un grupo de pacientes que tienen mutaciones en RAG-1 o RAG-2, dando
como resultado la aparición de una inmunodeficiencia combinada severa por bloqueo en los procesos
de recombinación tanto de linfocitos B como T.

Fenómenos de aproximación de regiones


El proceso de reordenamiento génico, además de juntar los segmentos de genes que formarán la
estructura de las futuras cadenas ligeras y pesadas, aproxima las regiones promotoras a las regiones
amplificadoras (regiones enhancer), lo cual facilitará posteriormente la regulación y control del inicio así
como la adecuada transcripción del RNA mensajero correspondiente. Las regiones amplificadoras se
localizan normalmente a miles de pares de bases de distancia de las regiones promotoras, en tanto que
las regiones amplificadoras pueden encontrarse, según el gen, después de los segmentos J y antes de los
segmentos C.

Por tanto, este acercamiento implica la formación de un bucle en la estructura espacial del DNA, de
manera que la aproximación entre ambas regiones no es lineal, sino espacial. Al igual que en el caso de
los segmentos promotores, las regiones enhancer van a contener motivos de unión que van a
interactuar con los factores transcripcionales. Uno de los primeros factores en ser descubierto y más
relevante funcionalmente es el factor de transcripción NF-kB, que se une a la región amplificadora del
gen k. En la (Figura 4.5) se muestra un esquema del proceso por el cual se eliminan los segmentos de
genes que no se van transcribir.

Unión de segmentos de genes

Otro mecanismo
importante en la regulación
del reordenamiento de los
genes de las
inmunoglobulinas es el que
controla las uniones entre
los genes V, D y J. Es decir,
cuales son las señales que
hacen que un gen D
identifique, dentro del
cromosoma, la secuencia de un gen J con el que puede unirse, y, a su vez, el gen V identifique la
secuencia del complejo DJ ya formado. Los reconocimientos y uniones de unos genes con otros están
controlados por combinaciones de secuencias de DNA que se encuentran conservadas y son únicas de
los genes de las inmunoglobulinas. Estas secuencias están formadas por un heptámero palindrómico, un
espaciador variable de 23 pares de bases y un nonámero palindrómico (Figura 4.6).

Este motivo va a reconocer otro formado por un nonámero de secuencia igual pero invertida al anterior,
continuado por un espaciador variable de 12 pares de bases y un heptámero cuya secuencia es, otra vez,
igual pero invertida al heptámero anterior. La longitud conservada de los espaciadores no es casual, en
tanto que se ha sugerido que 12 pares corresponden a una vuelta de la hélice de DNA, y 23 a dos. Así,
los segmentos que contienen un espaciador de 12 bases sólo se pueden unir a otro de 23. Esto asegura,
en el caso de las cadenas pesadas, que los genes se reordenen en el orden correcto. El mecanismo
exacto por el que estas secuencias conservadas regulan la unión de los genes de las inmunoglobulinas
no se conoce todavía con exactitud.

Los modelos actualmente considerados para


explicar este fenómeno implican la formación
de un bucle en el DNA, lo que conlleva la
aproximación de las secuencias reguladoras
entre sí. Al ser los heptámeros y nonámeros de
secuencia igual pero invertida, ello hace que al
formarse el bucle cada uno de ellos se
encuentre con su complementario,
permitiendo de esta manera la unión del DNA.
Se especula que las recombinasas (que
pudieran ser codificadas por RAG-1 y/o RAG-2)
tengan a estas estructuras como diana de su
mecanismo de acción. Aunque, como ya hemos
señalado, no podemos excluir que la actividad
recombinasa a este nivel sea modulada por
otros genes todavía no descubiertos.

Cambio de isotipo de las inmunoglobulinas.

Cuando las células B reconocen al antígeno,


una población de las mismas secretarán IgM llevando a cabo la respuesta primaria, mientras que, en
menor medida, otras células van a comenzar a producir IgG, IgA e IgE. Esto quiere decir que las células B
tienen la propiedad de cambiar la subclase o isotipo de las inmunoglobulinas que producen Por tanto,
en respuesta a un mismo antígeno se van a generar anticuerpos que van a mantener su parte variable,
pero van a ser diferentes en los segmentos constantes que van a ensamblar. Se cree que el cambio de
isotipo se produce por dos mecanismos.

El primer mecanismo implica que las células B cambian su isotipo tiene lugar esta vez a nivel de DNA, así
una célula que ha sido comprometida a producir anticuerpos de un determinado isotipo, va a sufrir una
delección de todos los genes C a excepción del correspondiente a la subclase que va a ser producida
(Figura 4.7). El segundo mecanismo es conocido como splicing alternativo (Figura 4.8). Este proceso
molecular genera polimorfismo proteico debido a la transcripción alternativa de los exones Estos
fenómenos pueden ser influenciados por ciertas citocinas. Así por ejemplo, la IL-4 induce el cambio de
isotipo de IgM a IgG1 o bien a IgE.
CAUSAS DE LA DIVERSIDAD DE LAS INMUNOGLOBULINAS.

La diversidad de las inmunoglobulinas deriva de la variabilidad de las cadenas ligeras y pesadas, por una
parte, y por otra de las diversas posibilidades de unirse entre sí estas cadenas. La variabilidad de
cadenas, tanto L como H, que un mismo organismo es capaz de producir, se debe al alto número de
segmentos V existentes, a las diversas regiones J y D también existentes y a la multiplicidad de formas
de combinación de V/J, en las cadenas ligeras, y V/J y J/D, en las cadenas pesadas. Es decir, el primer
mecanismo de generación de diversidad procede de las diferentes posibilidades combinatorias de cada
uno de los genes entre sí.

Así, si consideramos que para la cadena pesada de las inmunoglobulinas del ratón existen unos 300
genes V H (aunque éstos pueden llegar hasta 1000), 12 genes D H y 4 genes J H , las posibilidades de
combinación diferentes son como mínimo de 1.4x104 (300x12x4). A esto hay que añadir las
provenientes de las cadenas ligeras. La cadena k tiene 300 genes V k y 4 J k , mientras que la l sólo tiene 2
genes V l (aunque en humanos contiene muchos más) y 3 J l . Las posibilidades combinatorias son por
tanto de 1.2x103 en el primer caso y de 6 en el segundo. Al necesitarse la unión de cadenas pesada y
ligera, las posibilidades combinatorias son las resultantes de multiplicar cada una de ellas.

Un segundo mecanismo generador de diversidad se debe a la imprecisión de las uniones de los


segmentos V, D y J debido posiblemente a desequilibrios en la unión entre los intrones y exones
correspondientes, y que se traduce en un pequeño cambio en la estructura primaria de la cadena
peptídica. Al parecer este mecanismo desempeña un importante papel en la maduración de la afinidad
de los anticuerpos, de tal manera que a medida que progresa la respuesta frente a un antígeno, los
anticuerpos formados presentan cada vez mayor grado de afinidad por los epítopos del antígeno.

Este mecanismo multiplica por, al menos, nueve las posibilidades combinatorias de los genes de la
cadena pesada y por tres las posibilidades de los genes de las cadenas ligeras, en tanto que por término
medio se producen tres reordenamientos por cada unión. Además, toda la diversidad generada por los
dos mecanismos ya mencionados, puede verse amplificada por la aparición de mutaciones puntuales en
el gen responsable de una determinada cadena de inmunoglobulinas. La ocurrencia de hipermutaciones
somáticas como vía de generación de diversidad se ha demostrado al encontrarse cadenas de
inmunoglobulinas que, obtenidas del mismo tipo de mieloma, poseían secuencias de aminoácidos
ligeramente diferentes a pesar de estar codificadas por un mismo gen.
Estas mutaciones somáticas son de gran importancia en los procesos de incremento de la afinidad del
anticuerpo. Sabemos que conforme se produce en el tiempo la respuesta de inmunoglobulinas, esta no
sólo incrementa el número de moléculas producidas, sino que igualmente lo hace la afinidad de las
mismas. También, hay que indicar que a la diversidad de las cadenas ligeras y pesadas en sí mismo, hay
que añadir la diversidad derivada de las diferentes formas de unión de las cadenas ligeras con las
pesadas.

EXCLUSIÓN ALÉLICA EN LA SÍNTESIS DE INMUNOGLOBULINAS.

Normalmente cada célula productora de anticuerpos sólo expresa un tipo de cadena pesada y otro de
cadena ligera. Este fenómeno se produce a pesar de que los genes que codifican estas cadenas se
encuentran presentes en los dos cromosomas, uno de origen paterno y otro de origen materno, en
tanto que las células productoras de inmunoglobulinas son diploides. Es decir, a pesar de que existan
dos copias para cada uno de los segmentos génicos V, D, J y parte constante de las cadenas pesadas y
ligeras, sólo una es expresada. De no ser así se generaría un serio problema en el individuo que
generaría anticuerpos por una misma célula con especificidades diferentes.

Se piensa que este fenómeno, conocido como exclusión alélica, se debe a que sólo los genes de un
cromosoma sufren los procesos de reagrupamiento antes indicados de manera que sólo la información
del cromosoma no reorganizado es abortada y no se expresa. Esto implica que una vez que se ha
producido una unión productiva V/D/J, los procesos de recombinación son bruscamente detenidos en el
otro cromosoma, de manera que no se puede dar lugar a un segundo anticuerpo maduro.

El mecanismo exacto por el que se produce la exclusión alélica no está completamente definido. No
obstante, se piensa que una vez producido un reordenamiento efectivo de los genes de las
inmunoglobulinas, la proteína madura va a enviar una señal negativa de manera que la célula no
produzca nuevos reordenamientos.

Así, la presencia de un reordenamiento completo de la cadena pesada va suponer el envío de una señal
que inhiba nuevos reordenamientos de otras cadenas pesadas, por un lado, y por el otro va a hacer que
se inicien los reordenamientos correspondientes a las cadenas ligeras, comenzando por las cadenas k.

Si no se produjeran reordenamientos productivos de k, entonces se permitiría el reordenamiento de l. El


ensamblaje final de las cadenas pesadas y ligeras impediría nuevos reordenamientos, como ya hemos
discutido, mientras que si no se consiguieran reordenamientos productivos en ninguno de los dos alelos
de k y l, entonces la célula B entraría en un fenómeno de muerte celular programada, cesando su
maduración y siendo posteriormente eliminada.

El proceso de exclusión alélica tiene como fin asegurar que cada una de las células B produce un único
tipo de anticuerpo, a fin de evitar el reconocimiento de más de un epítopo mediante la producción de
anticuerpos multireactivos.

FASES FINALES DE LA SÍNTESIS DE INMUNOGLOBULINAS.

El RNA mensajero correspondiente al péptido a sintetizar


se forma mediante la transcripción de los segmentos V,
D, J y C ya reagrupados, de manera que la información de
estas regiones se transcribe en un solo mRNA al que se
añade la cola de poliadenilación (poli-A). También se
transcribe el segmento L (Figura 4.9).Las partes del
RNAm correspondientes a los segmentos intrónicos es
eliminada. Esta eliminación implica los procesos de corte
del RNAm y posterior unión de los extremos exónicos
restantes. Después, el RNAm abandonará el núcleo para
alcanzar los ribosomas en donde se producirá la síntesis de los péptidos mediante el proceso de
traducción.

En el proceso de traducción en el ribosoma se sintetizan los péptidos. Una vez formados los péptidos de
una Ig se produce la glicosilación de los mismos en el propio retículo endoplásmico, así como su
ensamblaje para la formación de la Ig completa, antes de ser secretada por la célula. El proceso de
ensamblaje parece desarrollarse en las siguientes fases: H+H àH2+LàH2L+LàH2L2. En el caso de la IgM,
parece que por el contrario se unen primero una cadena pesada con una ligera, uniéndose esta media
molécula a su otra media independientemente formada.

Una vez que se ha producido el ensamblaje de la inmunoglobulina, esta molécula tiene dos opciones
funcionales. Una primera es la de permanecer en la membrana de las células B, convirtiéndose de esta
forma en el receptor de las células B para el antígeno. La segunda opción es la de ser secretada al medio,
con la función de interaccionar directamente con el antígeno y conseguir su destrucción.

La única diferencia entre ambas es que las formas de Igs de membrana tienen en la región carboxi-
terminal de la cadena pesada un fragmento añadido de 19 aminoácidos. La decisión de optar entre una
forma u otra es tomada a nivel de transcripción del RNA, una vez más mediante un proceso de splicing.
En el caso que nos ocupa, el proceso conlleva la transcripción adicional de dos exones (M1 y M2)
situados en la región 3' del gen C H , lo que a su vez da como resultado que se genere el fragmento de 19
aminoácidos que origina una región transmembrana hidrofílica continuada por una muy corta región
intracitoplasmática.

Si esto ocurre así, se origina el anclaje de la molécula a la superficie celular, dando por tanto lugar a una
inmunoglobulina de superficie, mientras que si estos dos exones no son transcritos, la hidrofobicidad
conferida a la inmunoglobulina hace que la molécula no pueda anclarse a la superficie y sea secretada.

ANTICUERPOS MONOCLONALES PRODUCIDOS POR HIBRIDOMAS

Cuando se realiza una inmunización con el


objeto de producir anticuerpos frente a un
antígeno, se produce una gran variabilidad
de inmunoglobulinas que poseen función
de anticuerpo frente a los diferentes
epítopos del antígeno. Esta producción de
inmunoglobulinas es de tipo policlonal
debido a que son muchos y muy diversos
clonos linfocitarios los que se activan y
diferencian para la producción de
anticuerpos (Figura 4.10). Este fenómeno
es de gran utilidad biológica por cuanto
ofrecen una amplia barrera de protección
del organismo al formarse una gran
variabilidad de anticuerpos.

Sin embargo, los antisueros así obtenidos,


aunque se han utilizado ampliamente y han
sido de gran interés en el conocimiento de la biología y la bioquímica de las inmunoglobulinas
(inmunoprecipitaciones e inmunoblotting), ofrecen serias dificultades para su uso, por ejemplo, en la
identificación de sustancias u otros fines análogos, debido a la gran heterogeneidad estructural y
funcional que poseen. Este problema se ha obviado desde que Georges Kholer y Cesar Milstein en 1975
(Figura 4.11) consiguieron la producción de anticuerpos monoespecíficos, conocidos como anticuerpos
monoclonales (AcMo).
Con ello se abrió un amplio campo en la Inmunología y la Biología
Molecular en general puesto que estos anticuerpos son de una gran
utilidad por cuanto tienen la capacidad de reaccionar frente a un solo
epítopo del antígeno y son entre si homogéneos.

Fundamentos de la producción de anticuerpos monoclonales.


El método seguido para la producción de estos anticuerpos consiste en la
unión (fusión) de una célula B productora de anticuerpos , con una célula
de gran capacidad de crecimiento (células de mieloma) con lo cual se
forma un híbrido (hibridoma) que posee la información genética necesaria
para la síntesis del anticuerpo deseado, que le es aportada por la célula B,
y una activa capacidad de síntesis proteica al tiempo que puede
multiplicarse tanto in vivo como in vitro indefinidamente, propiedades
estas últimas que son aportadas por la célula mielomatosa (Figura 4.12).

De esta manera, se pueden producir innumerables tipos de hibridomas de


acuerdo con el tipo de anticuerpo que interesa. Al ser cada uno de los
anticuerpos así producidos homogéneos, ofrecen patrones de reacción de gran especificidad con los
antígenos utilizados en la inmunización. Kholer y Milstein para la puesta a punto de esta técnica
escogieron eritrocitos de oveja como inmunógenos, ya que el anticuerpo contra tales células se
detectaba fácilmente mediante la técnica de placas hemolíticas de Jerne. Esta técnica se basa en la
detección de la formación de anticuerpos frente a glóbulos rojos de carnero, comprobando la capacidad
lítica de los glóbulos
frente al complemento.

Así, mezclando células de


mieloma de ratón con
células de bazo
procedentes de ratones
inmunizados con glóbulos
rojos de carnero en
presencia de un agente
promotor de la fusión
celular, identificaron con
éxito las células híbridas
en un medio selectivo y
observaron que
segregaban
inmunoglobulinas de
ambos progenitores.
Algunas segregaban
anticuerpos contra los
eritrocitos. Habían logrado por tanto, aislar clones que segregaban una sola especie molecular de
anticuerpo y que, además, podían mantenerse en cultivo.

Por primera vez se habían desarrollado cultivos continuos de células híbridas que segregaban un
anticuerpo monoclonal de especificidad predefinida. Una vez seleccionado el hibridoma adecuado, éste
puede conservarse largo tiempo congelado. En cualquier momento el clon puede hacerse crecer para la
producción de anticuerpos por inyección a ratones o siembra en cultivo. Generalmente el clon se
inyecta intraperitonealmente generándose ascitis extraordinariamente ricas en anticuerpos, de donde
son fácilmente purificables. Cuando el clon se ha cultivado in vitro el anticuerpo se recolecta a partir del
sobrenadante del cultivo.
Tecnología de la obtención de AcMo.

Generalmente se comienza por inmunizar a ratones de la cepa BALB/C con el antígeno frente al cual se
desea obtener el anticuerpo. El protocolo de inmunización suele ajustarse a tres dosis del material
antigénico que se administran intraperitonealmente, con intervalos de unas dos semanas.
Aproximadamente a los veinte días de la primera dosis, se comprueba la presencia de anticuerpos
dirigidos frente al antígeno en el suero del ratón. Comprobada la presencia de anticuerpos se procede al
aislamiento de las células B productoras de los mismos del bazo de los animales, en condiciones de
esterilidad.

Las células así obtenidas serán utilizadas para su fusión con células mielomatosas, generalmente del tipo
NSI. La línea mielomatosa NSI procede de un mieloma inducido en la cepa BALB/C que ha perdido la
capacidad de secretar inmunoglobulinas, por lo que no interferirá en la producción de anticuerpos con
los hibridomas que se obtengan. Mientras los linfocitos B, sensibilizados frente al antígeno
correspondiente aportan al híbrido los genes que codifican las cadenas ligeras y pesadas de las
inmunoglobulinas, la línea mielomatosa dota al híbrido de la capacidad de crecimiento ilimitado propia
de las células tumorales y, por tanto, de la posibilidad de desarrollarse tanto in vitro como in vivo.

Esta línea mielomatosa se ha hecho resistente a la 8- azaguanina porque carece de la enzima HGPRT
(hipoxantin-guanidin-fosforibosil-transferasa). La síntesis de su DNA la tiene que realizar a través de la
vía de novo que obtiene nucleótidos a partir de aminoácidos y azúcares. La aminopterina bloquea la
síntesis de novo de nucleótidos, por lo que las células de la línea NSI no sobrevivirán en presencia de
este fármaco. Esta característica permitirá eliminar las células NSI que no se han podido fusionar en el
medio rico en aminopterina. Las células NSI no fusionadas morirán, mientras que los híbridos podrán
seguir creciendo porque poseen la enzima HGPRT, aportada por los esplenocitos.

La fusión celular entre los esplenocitos del ratón inmunizado y la línea mielomatosa NSI se realiza en el
medio de cultivo adecuado que contiene, además de los nutrientes necesarios para un cultivo celular,
polietilen glicol (PEG) que es un detergente capaz de disolver parte de la membrana celular permitiendo
así la formación de células que contienen dos núcleos (fusión celular).Posteriormente se procede a la
selección de los híbridos que se inicia a partir de las 24 horas después de la fusión.

Para ello se añade medio de cultivo con HAT (mezcla de hipoxantina aminopterina y timidina), a cada
uno de los pocillos de las placas en donde se encontraban las células en cultivo. Hacia la tercera semana,
se retira la aminopterina de los cultivos añadiéndose medio HT (hipoxantina-timidina) y, por último,
durante la cuarta semana las células se mantienen sólo en medio de cultivo.

Terminado este proceso se estudian los sobrenadantes de los híbridos para determinar si producen
anticuerpos. Los hibridomas productores de anticuerpos se expanden y si siguen siendo positivos se
clonan cuando se estabilizan en cultivo. La clonación tiene como objetivo aislar el hibridoma productor
del anticuerpo deseado y que todas las células que lo constituyen procedan de la misma célula
progenitora, dado que los hibridomas productores de anticuerpos se encuentran mezclados en cultivo
con otros hibridomas que, o bien no son productores o sintetizan anticuerpos que no interesan.

Utilidad de los anticuerpos monoclonales.

Un anticuerpo monoclonal es un reactivo


biológico homogéneo en su actividad, en
contraste con los antisueros convencionales que
son una mezcla variable de inmunoglobulinas. El
uso más generalizado de los AcMo se centra:

• En la caracterización y cuantificación
de sustancias de interés biológico que se
encuentran en cantidades muy pequeñas, tales como hormonas, enzimas, interferones, etc (Tabla 4.1).

• En la identificación de antígenos presentes en las membranas celulares, tales como las


moléculas CD3, CD4, CD8 y otras muchas. Esto ha permitido no solamente la cuantificación de
subpoblaciones celulares, sino también su fraccionamiento y aislamiento. En este sentido cabe destacar
el empleo de equipos conocidos como clasificadores de células activados por fluorescencia" (FACS,
Fluorescence Activated Cell Sorter)

• En trasplantes de órganos y enfermedades autoinmunes en donde los AcMo dirigidos contra los
linfocitos T se utilizan frecuentemente en casos de amenaza de rechazo agudo.

• En oncología para la localización de células tumorales y/o su destrucción. Para ello los
anticuerpos específicos frente a antígenos tumorales tales como el antígeno carcinoembrionario pueden
ser marcados con sustancias radioactivas, como por ejemplo In111 o Tc99, y así localizar su situación en el
organismo mediante una gammacamara especial cuando son administrados a individuos afectos de
tumores. También los AcMo pueden ser utilizados en la destrucción de células tumorales en oncología,
para lo cual los anticuerpos son marcados con
drogas citostáticas y citotóxicas.

En esta panorámica general de la utilización de los


anticuerpos monoclonales, asistimos hoy a una
impresionante dispersión hacia otros muchos
campos, lo cual permite vislumbrar esperanzadores
horizontes a partir de una técnica que en principio
surgió simplemente de la pretensión de desvelar la
organización y expresión genética de las
inmunoglobulinas, lo que acabo constituyendo un
verdadero hito en la historia de la medicina y las
ciencias biológicas.

Así pues, paulatinamente, los anticuerpos


monoclonales van sustituyendo a los antisueros
convencionales en base a las ventajas que su uso
conlleva y en tanto que pueden producirse
industrialmente. Se expone un esquema del
procedimiento seguido para la producción de AcMo
para su posterior utilización tanto en el laboratorio
como en la clínica como medio terapéutico y diagnostico (Figura 4.13).

Sin embargo, sería deseable que, para su aplicación terapéutica, los anticuerpos procedieran de
linfocitos humanos y no de ratón o rata. Contrariamente a lo que se esperaba en un comienzo, la
utilización de linfocitos humanos ha resultado difícil, en tanto que los intentos de inmortalizar
hibridomas humanos mediante su fusión con células mielómicas de ratón o rata, han sido, hasta la
fecha, decepcionantes.

El problema reside en que, cuando se fusionan células humanas con células animales, hay una rápida
pérdida preferencial de los cromosomas humanos en las células híbridas interespecies resultantes. En la
actualidad se comienza a producir AcMo humanos empleando linfocitos B a los que se transforma en
tumorales mediante su infección con el virus de Epstein Barr, obteniéndose así linfocitos B productores
de AcMo que pueden ser clonados y, por consiguiente, anticuerpos monoclonales homogéneos en su
composición y especificidad.

AcMo quiméricos humanizados.

Como se ha comentado con anterioridad, uno de los problemas del uso de AcMo en medicina es que al
ser en su mayoría de origen murino, cuando son administrados a individuos, éstos producen
anticuerpos frente a los mismos que disminuyen su eficacia o bien pueden presentar problemas de tipo
alérgico cuando se usan reiteradamente.

Para evitar este problema se están ya obteniendo mediante técnicas de ingeniería genética anticuerpos
humanizados de tipo quimérico. Estos anticuerpos se preparan mediante la creación de una molécula
híbrida en la que se mantienen las partes del anticuerpo monoclonal de ratón que le confieren la
especificidad (regiones V, D y J), y sustituir la región constante del anticuerpo de ratón por una región
igualmente constante del mismo isotipo
pero de procedencia humana.

Para ello, es necesario disponer


previamente del cDNA que codifica la
inmunoglobulina de ratón de nuestro
interés. Las regiones del DNA de ratón
que contienen la especificidad del
anticuerpo han de ser unidos a otro
cDNA de humano que codifica para la
región constante de una
inmunoglobulina del mismo isotipo.
Una vez que se han ligado las
diferentes regiones de DNA de ratón y
humano, esta construcción ha de ser
subclonada en un vector apropiado y
transfectada a una célula B a fin de que
ésta produzca el anticuerpo
humanizado, y que este posea una
adecuada glicosilación.

De acuerdo con esto, es posible eliminar de un anticuerpo de ratón (al menos parcialmente) sus
regiones más inmunógenas, de manera que no sea reconocido como extraño por la persona que es
inyectada el organismo humano (Figura 4.14).Un paso más adelante en la humanización de los
anticuerpos monoclonales producidos en ratón ha sido ya dado mediante la realización de los llamados
anticuerpos hiperquiméricos.

En este caso se rediseña la parte variable del anticuerpo, de manera que los aminoácidos
correspondientes a la secuencia del anticuerpo de ratón que codifican las partes hipervariables para el
sitio de unión se introducen en el constructor que codificará la parte variable dentro del marco de la
región variable de un anticuerpo humano. Es decir, el anticuerpo humano va a servir únicamente como
vehículo o vector de las regiones de determinantes complementarios (CDR) murinas, que son en
realidad las responsables de la unión específica del anticuerpo con el antígeno.
2 cadenas pesadas idénticas
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina 2 cadenas ligeras idénticas ( o !)

6.-El receptor para Ag del


linfocito B
(Inmunoglobulinas: proteínas y genes; Fab Fab

BCR; Receptores para Fc; Funciones y Papain Fc

propiedades de los Ab) F’(ab)2

A. Corell Pepsin pFc’

UVA

Dominio básico tipo Inmunoglobulina


Indice de contenidos del Tema 6
El Receptor para antígeno del linfocito B

6.1 Las Inmunoglobulinas:


* Estructura básica proteica
* Isotipos
* Variabilidad
* Organización genética
6.2 Función de las Igs:
* Características de los anticuerpos
* Funciones
* Salida de IgA a mucosas
6.3 Receptores para Inmunoglobulinas
6.4 El complejo BCR (Receptor de la célula B)
* Estructura
* Co-receptor
* Transducción de señales
* Tipos de antígenos 90-120 aa (2 láminas "#por hélices $ anti-paralelas)
6.5 Diferenciación de linfocitos B Muy estable
Puente disulfuro intra-dominio (entre las 2 láminas ")
Muy esparcido en el genoma: superfamilia Igs
Isotipos - determinados por el tipo de cadena pesada
IgG IgM IgD IgA IgE

• El isotipo viene determinado


exclusivamente por la cadena pesada de la
La IgM se molécula de IgG.
secreta en forma • Hay 5 isotipos fundamentales o clases
(IgA, IgD, IgE, IgG, IgM)
pentamérica.
• Hay isotipos menores (o subclases):
La IgA se secreta – IgG1, IgG2, IgG3, IgG4 y IgA1 e
IgA2
como monómero,
pero puede • Los individuos normales producen todos
los isotipos.
dimerizarse en
• Los clones de células B pueden producir
células “potencialmente” todos los isotipos
J chain
endoteliales y ser (cambiando los genes que codifican para
secretada al las regiones constantes de las Igs que se
van a secretar), manteniendo las regiones
exterior como
variables VDJ (cambio de isotipo).
dímero.
La variabilidad entre
Igs se localiza
básicamente en las
regiones
hipervariables de los
En cada región variable la
proteína se pliega: las dominios
regiones hipervariables
spuntan al contacto con el
variables(tanto de las
antígeno (como dejos) HV ó cadenas pesadas como
CDR. Las regiones menos
variables flanquean las ligeras).
anteriores (FR)

La región constante de las cadenas pesadas pueden ser codificadas


por una colección de diferentes genes (uno por clase o subclase)
Después de unirse los genes para los fragmentos V, D y Jo
para fromar la región variable, los genes que codifican las
regiones constantes permanecen separados en el DNA. Hay
un gen constante para cada isotipo o subclase de cadena
pesada.
C% = IgM, C& = IgD, C' = IgG, C( = IgE, C$ = IgA

Las células B en reposo transcriben RNA que incluye ambos genes (C% y
C&). Por procesamiento alternativo del RNA, las células pueden
simultáneamente separar RNAs para IgM e IgD, ambos con la misma
especificidad de antígeno.
Secrección
de IgA
secretora.

Cadena J

Pieza
Secretora
Las Inmunoglobulinas existen en 2 Formas

• Las Igs pueden estar en la superficie Las células B se


celular (forma unida a membrana (mIg) estimulan por la
y sirven de señal a las células B sobre la unión de Ag a 2 o más
presencia de un antígeno en el entorno. Igs de superficie para
Las mIg siempre son monoméricas.
“puentearlas”.
• Las células B, cuando se activan, se
diferencian en células plasmáticas y
secretan Igs solubles (sIg). Algunas sIg
pueden existir en forma pentamérica
(IgM). Algunas se pueden secretar
como dímeros (IgA). Como el TCR, el
• Otras células B activadas se diferencian BCR necesita de
en células B memoria, mantiendo su Ig moléculas
de superficie.
accesorias para la
Si se encluye el dominio transmembranal, la Ig
adhesión, soporte y
permanece unida a la superficie celular. Si no, señalización.
pasa a través de la membrana y es secretada al
exterior. Así, el que una cadena pesada se
sintetize para unirse a membrana o para
secretarse, depende de que los genes MC estén La mayoría de células B requieren “cooperación” de células T CD4
incluidos o no en el RNA mensajero.
Las células Pre-B Cuando se La detección de Se produce
desarrollan Igs de detecta Ag sin Ag en presencia entonces la
superficie células T, éste se de cel. T induce diferenciación en
tolera activación cel. Plasmáticas.

•En la médula ósea se da la diferenciación: Stem- Pro-B- Pre-B -B madura


• Los Ag T-Dependientes (TD) (99+% de Ag) requieren de interacción T - B para la secreción de Igs. •Las células B maduras circulan a órganos secundarios
•Las células B que encuentran Ag y células T migran a la corteza y forman folículos y centros germinalesdonde se diferencian a
• Los Ag T-Independientes (TI) pueden estimular células B para secretar Igs en ausencia de células plasmáticas
cooperación T. No inducen respuestas “secundarias”
•Las células plasmáticas abandonan los órganos 2ºs.
– TI-1 estimulan úniéndose a receptores distintos de las Igs (como LPS) •Las células plasmáticas entran en la circulación y pasana diferentes tejidos (incluída la médula ósea)

– TI-2 activan por “cross-linking” las Igs de las células B por estructuras homogéneas y
repetitivas (como dextrano)
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

TEMA 6
EL RECEPTOR PARA ANTÍGENO DEL LINFOCITO B.
La Respuesta Inmune específica se basa en el reconocimiento específico de los
antígenos, tanto en la respuesta de linfocitos B, como en la de los T. Para este
reconocimiento específico hay unas proteínas fundamentales en cada tipo de linfocito, y
las Inmunoglobulinas son las moléculas específicas para antígeno propias de las células
B. Por tanto, el principal papel del linfocito B va a ser la síntesis de dichas moléculas.

Las Inmunoglobulinas son un grupo grande de proteínas presentes en el suero y otros


fluidos del organismo. Se pueden encontrar de 2 formas principales: forma soluble,
entonces las denominamos anticuerpos, o ancladas en la membrana de los linfocitos B,
formando parte del Receptor para antígeno (BcR) de dichas células.

6.1 Las inmunoglobulinas.

Estructura básica proteíca:


La estructura básica de una inmunoglobulina (Ig) consta de 4 cadenas polipeptídicas
iguales dos a dos (diapositiva 6.3). Existen dos cadenas pesadas (H=heavy) y dos
cadenas ligeras (L=light). El Pm de las cadenas H oscila entre 55 – 77 Kd y el Pm de las
cadenas L es de 25 Kd.
Las Igs son glicoproteínas. Las distintas cadenas se estabilizan con puentes disulfuro
tanto entre dos cadenas pesadas como entre cada cadena pesada y otra ligera pero
nunca entre dos cadenas ligeras.
Tanto las cadenas pesadas como las ligeras presentan una unidad estructural básica de
110 / 120 aa cada una. Es el llamado dominio inmunoglobulina, que se repite 4-5 veces
en las pesadas y 2 veces en las lígeras. Este dominio está constituido por dos láminas
beta, cada una integrada por 3 –4 hélices antiparalelas, estabilizadas por interacciones
hidrofóbicas y un puente disulfuro intracatenario entre dos cisteínas, cada una
perteneciente a una de las hélices de cada lámina. Todas las proteínas que presentan
este motivo en su estructura pertenecen a la denominada superfamilia de las
inmunoglobulinas.

Estos dominios tienen una nomenclatura (diapositiva 6.3 derecha): La porción más
conservada de molécula a molécula, que es la zona carboxilo-terminal, se denomina
región constante (C) y en el nombre del dominio se hace constar si es de la cadena
pesada o ligera con un subíndice (H o L): así tenemos dominios CH y CL. En cada cadena,
ya sea pesada o ligera, los extremos amino-terminales son los responsables del
reconocimiento de antígeno, son los dominios variables (V); de nuevo, la pertenencia a
cadenas pesadas o ligeras se hace constar con subíndices: VH y VL. Por último, sólo en el
caso de las pesadas (ya que las ligeras tienen un único dominio constante), los dominios
constantes se numeran: CH1, CH2, CH3.
Entre el primer y segundo dominios constantes de la cadena pesada existe una zona
bisagra de longitud variable (o no existente en algunos casos) que confiere flexibilidad a la
Ig.

Cuando se somete la molécula de Ig a la acción de proteasa vegetales (pepsina y


papaína) se liberan diferentes fragmentos proteicos (diapositiva 6.3 izquierda, abajo):

1
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

• Papaína: se produce un corte por la zona bisagra . Obtenemos 3 fragmentos: uno con
los 2-3 dominios constantes de cadenas pesadas o fragmento cristalizable (Fc) y 2
fragmentos que incluyen los dominios variables llamados Fab (antigen binding
fragment)
• Pepsina: se dan distintos puntos de corte en las cadenas pesadas. Obtenemos un
gran fragmento con los dos sitios de unión al antígeno unidos, denominado F´(ab)2 y
diferentes fragmentos de la porción constante de las cadenas pesadas denominados
pFc´.

En las diapositivas 6.4 y 6.5 se aprecia el modelo molecular en 3-D de la estructura


de la inmunoglobulina completa.

Isotipos (clases) de Igs (diapositivas 6.6 y 6.7):


Pequeñas variaciones en la secuencia de aminoácidos de las regiones constantes de las
cadenas ligeras y pesadas (que afectan al tamaño, carga y solubilidad de la proteína)
definen diferentes subtipos de las cadenas.
a) Se conocen 5 “isotipos” o versiones de la cadena pesada: µ, δ, γ, α y ε
β) Además hay 2 isotipos de cadenas ligeras: κ y λ.

Las Igs toman su nombre de la cadena pesada, independientemente del tipo de cadena
ligera que lleven. Así hay: IgM, IgD, IgG, IgA e IgE, respectivamente. Las cadenas κy λ
son estructural y funcionalmente idénticas. Pero además, pequeñas variaciones dentro de
las moléculas de los isotipos IgG e IgA permiten diferenciar cuatro subclases de IgG
(IgG1, IgG2, IgG3 e IgG4; con cadenas pesadas γ1, γ2, γ3 y γ4, respectivamente) y dos
subclases de inmunoglobulinas IgA (IgA1 e IgA2; cadenas α1 y α2). Por lo tanto, en
conjunto hay nueve isotipos de Igs, cada uno de los cuales puede contener cadenas
ligeras κ ó λ.
Las moléculas Ig E y Ig M carecen de región bisagra y tienen un cuarto dominio
constante. El resto de las Ig tienen región bisagra.
Cada Ig tiene, además, puntos de glicosilación que se representan mediante hexágonos,
la Ig menos glicosilada es la IgG.

Para dos de los isotópos existen estructuras adicionales, debido a su carácter


multimérico. Así, la Ig M se presenta habitualmente en pentámeros (5 unidades
estructurales básicas), que en conjunto suman 10 cadenas pesadas y 10 ligeras. Las
cinco Igs están unidas por una cadena J (join=unión).
La IgA se presenta habitualmente en dímeros unidos por una cadena J. Además la IgA
puede aparecer con otro péptido asociado (componente secretor) para formar IgA
secretora (Igs) que tiene un papel importante en las mucosas.

Variabilidad de las Inmunoglobulinas (diapositiva 6.8):


Los dominios variables son los que reconocen específicamente el antígeno. En cada
región variable la proteína se pliega: las regiones más variables (denominadas
hipervariables) son las que apuntan al contacto con el antígeno, como si fueran los
“dedos” de las inmunoglobulinas. Estas regiones se llaman HV (de hipervariable) o
también CDR (regiones determinantes de la complementariedad con el antígeno). Las

2
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

regiones, menos variables, que flanquean a las anteriores se denominan regiones


flanqueantes (FR). En los dominios variables (tanto de las cadenas pesadas, como de
las ligeras) existen tres regiones hipervariables: CDR1, CDR2 y CDR3. Alguno de los
aminoácidos de estas regiones hipervariables pueden presentar un 100% de variabilidad
de Ig a Ig. La zona de contacto íntimo con el antígeno (conjunción de las porciones CDR
de cadenas pesadas y ligeras) se denomina parátopo.

Organización genética (diapositiva 6.9):


Cada cadena de la Ig (pesada o ligera) está codificada por un conjunto de genes. El
dominio variable está codificado por genes V, D y J (en las pesadas) ó sólo V y J (en as
ligeras). Los dominios constantes están codificados por un único gen (C). Hay un gen C
para cada uno de los isotipos de cadena pesada:
IgM – Cµ, existe sólo un gen para esta cadena.
IgD – Cδ, existe 1 gen para esta cadena.
IgG – Cγ, existen 4 genes: γ1, γ2, γ3 y γ4.
IgE – Cε, existe 1 gen para esta cadena.
IgA – Cα, existen 2 genes: α1 y α2.

6.2 Funciones de las Inmunoglobulinas:


Características de los anticuerpos:
La estructura mínima de un antígeno que es reconocida por un anticuerpo (diapositiva
6.10) y es capaz de generar una respuesta inmune se denomina epítopo. Estos epítopos
pueden resultar de la consecución de aminoácidos en la estructura primaria (epítopos
lineales) o pueden resultar del plegamiento (estructura terciaria) de la proteína (epítopos
conformacionales).
Las tres características fundamentales de un anticuerpo son la afinidad, la avidez y la
especifidad (diapositiva 6.11). La especificidad para un antígeno determinado viene
determinada por la secuencia de aminoácidos de sus dominios variables.
La afinidad determina la rapidez con la que el Ac se une al Ag y viene determinada por la
fuerza de la unión. Esta fuerza de unión, y por tanto la afinidad depende de los enlaces
entre la Ig y el Ag. Estos enlaces pueden ser de varios tipos (diapositiva 6.12):
• Puentes de hidrógeno, iones de H compartidos por átomos del Ag y Ac.
• Enlaces electroestáticos, se dan cargas de polaridad opuesta entre Ac y Ag.
• Fuerzas de Van der Waals, existen nubes electrónicas polarizadas.
• Enlaces hidrófobos, grupos hidrofóbicos del Ac y del Ag se unen excluyendo
moléculas de agua.

Dependiendo del tipo y número de enlaces habrá mayor o menor afinidad de un


anticuerpo por su antígeno.
La avidez viene dada por el número de sitios de unión. Hay antígenos con secuencias
repetitivas en su estructura. Estos antígenos se comportan de modo multivalente, y la
fuerza de unión Ag-Ac es mayor que la simple suma de las afinidiades de cada uno de los
sitios de unión del anticuerpo al antígeno. Así, a mayor número de sitios de unión, mayor
avidez. Por ejemplo la Ig M pentamérica suele ser la más avida para un antígeno al
presentar 10 sitios de unión.

3
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

La especifidad, la avidez y la afinidad vienen determinadas por la región Fab del


anticuerpo. La función es determinada por el fragmento Fc.

Función de los anticuerpos:


La función básica de los anticuerpos es unirse al antígeno. Consecuencia de esta unión
Ac-Ag, se producirán diferentes funciones:
I) Aglutinación-Neutralización del antígeno.
Al ser los anticuerpos bi-valentes (2 lugares de reconocimiento de antígeno), pueden
producir la aglutinación del mismo, para su mejor eliminación. Además, cuando se
recubre toda la superficie del patógeno con moléculas de anticuerpos, estamos hablando
de “neutralización” del mismo. Existen toxinas que atacan a las terminaciones nerviosas,
al unirse los anticuerpos a ellas “neutralizan” su efecto.

II) Opsonización – Fagocitosis.


Pero este recubrimiento de la superficie, puede tener consecuencias posteriores. Así, los
macrófagos, que tienen receptores para la porción cristalizable del anticuerpo (Fc) que se
denominan FcR, pueden engullir los patógenos que han sido recubiertos por anticuerpo.
En este caso, al recubrimiento se le reconoce con el nombre de opsonización.

III) Inmovilización del patógeno.


Si el anticuerpo se une a la parte móvil del patógeno (cilios, flagelos), va a producir una
inmovilización del mismo, reduciendo su patogenicidad.

IV) Activación del complemento.


Al unirse un Ac a un Ag se produce un cambio conformacional en la región Fc del
anticuerpo que induce la activación del sistema del complemento.
V) Expulsión.
Cuando las anticuerpos son del tipo IgE, y los antígenos son de parásitos, la unión IgE-Ag
promueve la liberación de aminas vasoactivas que relajan la musculatura lisa y provocan
diarrea en el intestino para expulsar al parásito.

VI) Citolisis mediada por anticuerpos (ADDC).


Otra función que viene mediada por receptores para la porción Fc del anticuerpo es la
llamada citolisis mediada por anticuerpos (ADCC). Las células efectoras son
mayoritariamente los linfocitos NK, que al reconocer el anticuerpo en una superficie del
patógeno, liberan sustancias citotóxicas que atacan al antígeno.

VII) Inmunidad en feto y neonato.


En los primeros meses de vida las Igs maternas son el único mecanismo de defensa
específica que tiene el recién nacido. Su sistema inmune no ha madurado aún, y no tiene
modo de fabricar sus inmunoglobulinas propias en primera instancia.

Cada isotipo de anticuerpo desarrolla más efectivamente alguna de estas funciones


efectoras (se resumen para cada isotipo en la diapositiva 6.13 y 6.14). Así, con una
misma región variable, diferentes regiones constantes van a llevar asociadas diferencias
en la función efectora del anticuerpo. Sólo por citar algunos ejemplos:

4
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

IgG, A y M: activan el complemento y neutralizan antígenos. IgA es el anticuerpo por


excelencia de la inmunidad mucosa. IgM es el Ac responsable de las respuesta primaria
en tanto que IgG es responsable de la respuesta secundaria y de la inmunidad neonatal.
La IgD no tiene función aparente, en sangre está en bajas concentraciones. IgG1 es la
más abundante en sangre. IgE es poco abundante, y es la especialista en la respuesta a
parásitos.

Salida de IgA a mucosas (diapositiva 6.15):


La Inmunoglobulina A es el isotipo fundamental en las secreciones, especialmente en los
epitelios de los tractos digestivo y respiratorio. Las células plasmáticas (estadío de
diferenciación final de linfocitos B) productoras de IgA se encuentran predominantemente
en el tejido conectivo (lamina propia) que subyace inmediatamente por debajo de muchas
superficies epiteliales. La IgA sintetizada en la lámina propia se secreta como IgA
dimérica asociada a una cadena de unión J. Esta forma polimérica de IgA se une
selectivamente a un receptor de poli-inmunoglobulina (poli-Ig-R) que está presente en las
superficies vasolaterales de las célu8las epiteliales. Una vez que la IgA dimérica se ha
unido a dicho receptor, el complejo se internaliza en la célula y se transporta por el
citoplasma de la célula epitelial en vesículas de transporte, hasta la porción apical de la
célula. Este proceso se denomina transcitosis. Una vez en la zona apical de la célula
epitelial el receptor de poli-Ig se fragmenta proteolíticamente, liberando la porción más
externa del receptor todavía unida a la IgA dimérica. Este fragmento del receptor liberado
junto a la IgA se denomina componente secretor, y parece que protege a la IgA dimérica
de posibles degradaciones enzimáticas. Los tejidos con mayor síntesis de IgA son el
intestino, el epitelio respiratorio, la mama (en épocas de lactancia) y otras glándulas
exocrinas como las salivares y lacrimales.

6.3 Receptores para Inmunoglobulinas:

Ya hemos visto en el apartado anterior, que muchas de las funciones efectoras de las
Inmunoglobulinas están mediadas por su porción constante (fragmento cristalizable =Fc).
Para que esto sea así, el sistema Inmune ha desarrollado una serie de receptores
capaces de reconocer la porción Fc de los diferentes isotipos de Inmunoglobulinas, que
se llaman de modo genérico Receptores para Fc (FcR) (diapositiva 6.16). Estos
receptores se encuentran ampliamente expresados (diapositiva 6.17) en diferentes
células del sistema inmune (leucocitos y plaquetas). Su nomenclatura va en función del
isotipo de Inmunoglobulina que reconocen. Así, el receptor para Fc de la IgG se denomina
FcγR, y el de la IgE FcεR. Posteriormente, según se fueron descubriendo diferentes tipos
de receptor se les fue poniendo un número romano (I, II, III). Una característica importante
de estos receptores es que sólo se unen a la Inmunoglobulina cuando esta, a su vez, se
ha unido al antígeno. Sólo en estas circunstancias la porción constante de la Ig ha sufrido
un cambio conformacional que la permite ser reconocida por el Receptor. Una excepción
a esta regla, la constituyen algunos receptores para IgE, en particular FcεRI, que se
expresa fundamentalmente en mastocitos. Es tan elevada la afinidad de estos receptores
por la IgE, que es habitual que los mastocitos se encuentren “cargados” de IgE en su
superficie, de modo que si esa IgE encuentra su antígeno específico, las consecuencias
del reconocimiento son inmediatas.

En la diapositiva 6.18 se muestran detalles de la estructura de los diferentes


receptores para Fc de algunos isotipos de Inmunoglobulinas. Obsérvese que todos
(exceptuando el FcεRII) tienen dominios tipo inmunoglobulina en su estructura, y
pertenecen por lo tanto a la superfamilia de las Igs. Los receptores para las Igs poseen
colas citoplasmáticas implicadas en transducción (envío) de seañ al interior celular (a

5
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

través de motivos ITAM), o bien se asocian a otras proteínas especializadas en esta


función. La naturaleza de la respuesta iniciada por la unión de la molécula de anticuerpo
depende del isotipo de inmunoglobulina reconocido y del tipo de célula que expresa el
receptor. En cualquier caso, es necesario el entrecruzamiento de receptores para que
se inicien los procesos de señalización (ver diapositiva 6.21 arriba izquierda). Las
respuestas inducidas por los receptores para Igs son variadas: endocitosis (fagocitosis
de los patógenos para su destrucción o para la presentación de antígeno), exocitosis
(secreción de sustancias líticas para destruir las células infectadas, o secreción de
sustancias inflamatorias o de citocinas)

6.4 El Complejo BcR (Receptor de la célula B)


Como comentábamos al principio del capítulo, la Inmunoglobulina se presenta en 2
formas diferentes: en solución (anticuerpo) o anclada en la membrana del linfocito B. En
este último caso, forma parte de un complejo de proteínas que en su conjunto se
denomina Receptor de la célula B (BcR). Estas dos formas alternativas de Ig, también
se denominan sIg (soluble) y mIg (transmembranal). El que se expresen de un modo u
otro depende del procesamiento del RNA mensajero de la cadena pesada (diapositiva
6.19) y se exprese o no el exón correspondiente a los aminoácidos transmembranales de
la proteína. Cabe destacar, que las formas poliméricas de Ig (pentámeros de IgM y
dímeros de IgA) sólo se van a expresar en su forma soluble. Todas las mIg van a ser,
monoméricas.

Estructura del BcR (diapositiva 6.20):


La parte variable del BcR, entre diferentes linfocitos B, la constituye la molécula de Ig
completa (2 cadenas pesadas y 2 ligeras) que se inserta en la membrana a través de las
2 cadenas pesadas. Pero además, forman parte del BcR 2 heterodímeros iguales,
compuestos de 2 cadenas, denominadas Igα e Igβ. Más recientemente, estas dos
moléculas se han denominado CD79−α y CD79−β. La cadena β es común para todas la
inmunoglobulinas de superficie, en tanto que la cadena α varía según el isotipo de Ig,
presentando además diferentes patrones de glicosilación. Ambas cadenas, pertenecen,
no obstante a la superfamilia de las Igs, por presentar dominios básicos tipo Ig en su
estructura.

En el BcR, la Ig es la responsable del reconocimiento específico del Ag, en tanto


que las proteínas CD79 median la posterior transducción de la señal hacia el núcleo
celular. Sin embargo, hay otras proteínas implicadas en el proceso de transducción de
señales, constituyen el complejo correceptor y las veremos más adelante.

La mayor parte de los linfocitos B expresan BcR con IgM en superficie (muy a menudo, de
modo simultáneo expresan IgD). Estos linfocitos B IgM+IgD+, son linfocitos maduros que
aún no han sido estimulados por el Ag que reconocen. Una pequeña proporción de
linfocitos B expresan sólo BcR con alguno de los otros isotipos (G1, G2, G3, G4, A1, A2,
E, D); ya han reconocido su antígeno específico y se han especializado en la síntesis de
un isotipo en concreto.

Un tipo especial de linfocitos B, son aquellos que expresan CD5 en su membrana.


Su Ig de superficie es siempre IgM (pero no IgD). Son minoritarios y su expresión parece
restringida. Parecen ser menos evolucionados y ser capaces de reconocer muchos Ag
diferentes (poli-especificos). Además, a diferencia de la mayoría de linfocitos B, estos
linfocitos CD5 tienen capacidad de autorenovación. Debido a estas características
diferenciales, y a su posible función primaria en la respuesta inmune, a los linfocitos B
CD5 se les denomina B1, mientras que a los convencionales se les denomina B2.

6
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

El Correceptor del BcR:


Como ya hemos explicado, el BcR, es la única molécula capaz de reconocer
específicamente el Ag, pero no es la única que participa en la activación del linfocito B.
Hay una serie de moléculas accesorias que ayudan al linfocito B a activarse, entre las que
desteca el complejo correceptor. Este complejo se compone de 3 moléculas asociadas
de modo no covalente: CD19, CD21 y CD81 (diapositiva 6.21, imagen derecha).CD21
reconoce a la molécula CD23 de las células dendríticas foliculares, o alternativamente
fragmentos del componente 3 del complemento (CD21 es también llamado CR2, o
receptor de complemento 2). CD19 se expresa en todos los linfocitos B maduros y su
activación activa a cinasas intracitoplasmáticas. La función de CD81 (TAPA-1) es hasta el
momento desconocida.

Además del complejo correceptor, hay otras moléculas accesorias importantes en la


activación del linfocito B: CD45 (cuya porción intracelular tiene actividad fosfatasa), CD22,
CD40, CD72 y los antígenos HLA de clase II, todas estas participando en el intercambio
de señales entre linfocitos B y T, ya que sus ligandos más probables se encuentran en los
linfocitos T (proteínas sializadas, CD40L, CD5 y TcR/CD4, respectivamente)

Transducción de señales al interior celular (diapositivas 6.21 y 6.22):


Para que la respuesta “humoral” (y producción de anticuerpos) se inicie, es necesario que
los linfocitos B se activen. Para ello, tiene que haber contacto directo con el antígeno y
entrecruzamiento de receptores (BcR).

Como consecuencia de este entrecruzamiento, y de la activación del correceptor y otras


moléculas accesorias, se concatenan una serie de procesos, que tienen como misión
última mandar señales al núcleo de que hay que entrar en un proceso de activación:
a) Hay una primera ronda de fosforilaciones y defosforilaciones, realizadas por
enzimas cinasas (Fyn, Lyn, Lck, Btk, Syk, PI3K) y fosfatasas (CD45). El resultado
final de esta etapa es la activación de la fosfolipasa C (PLC).
b) La PLC hidroliza fosfolípidos de membrana, generando 2 segundos mensajeros
fundamentales: Inositol trifosfato (IP3) y diacil-glicerol (DAG).
c) El DAG activa a una cinasa nueva: la proteín cinasa-C (PKC)
d) El IP3 se une a canales de calcio, activándolos, tanto en la membrana
plasmática como en el retículo endoplásmico: el resultado final es el incremento del
ión calcio en el citoplasma celular. Así se activan una serie de proteínas
dependientes de Ca: calcineurina.
e) Se produce una segunda ronda de fosforilaciones- defosforilaciones, producto
de la activación cinasas (PKC, Raf, Ras, MAPK) y de fosfatasas (mediada por la
calcineurina). El producto final es que determinados factores de transcripción que
estaban inactivos, pasan a su forma activa.
f) Los factores de transcripción activos se translocan al núcleo celular: lo que
conduce finalmente a una modificación en los perfiles de expresión de varios genes
celulares que permitirán al linfocito B desarrollar sus funciones efectoras. Entre los
genes que se activarán, hay genes comunes a otros tipos celulares, necesarios
para la mitosis, y genes específicos de linfocitos B: Inmunoglobulinas, citocinas y
receptores de citocinas.

Tipos de antígenos:
Para la puesta en marcha de una respuesta inmune humoral, en la mayor parte de los
casos no es suficiente la única participación de los linfocitos B. Los linfocitos T también
juegan un papel determinante. A las células T que ayudan a los linfocitos B en su

7
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

activación se les denomina células T cooperadoras, y proporcionan ayuda –una vez


reconocido el antígeno presentado por la propia célula B-mediante moléculas de
membrana que se unen a ligandos de los linfocitos B o mediante la liberación al medio de
factores solubles (citocinas), que se unen a receptores en los linfocitos B. A este tipo de
antígenos se les denomina T-dependientes (diapositiva 6.23). Pero no todos los Ag
inducen respuestas B de tipo T-dependiente, hay algunos que pueden desencadenar
dicha respuesta en ausencia de células T: son los denominados Ag T-independientes.

6.5 Diferenciación de linfocitos B:


Los linfocitos B son generados por el organismo a lo largo de la vida, aunque cada vez en
cantidades menores. Esta generación se inicia en el hígado fetal (a partir de células stem)
y luego es continuada por la médula ósea, que es tras el nacimiento (y para toda la vida)
el principal centro productor de células B.

Las células stem de la médula ósea no tienen Ig en superficie, no han reordenados


sus genes aún, y para diferenciarse requieren de la participación de células del estroma
de la médula ósea (adiposctos, fibroblastos, reticulocitos, endoteliocitos, etc...) que
participan en el proceso a 2 niveles: mediante contactos directos y mediante factores
solubles (diapositivas 6.24 y 6.25). El proceso de diferenciación se inicia por la
interacción del CD44 de la célula stem con ácido hialurónico de células del estroma. Esta
interacción parece favorecer contactos entre el c-kit de la célula precursora con SCF
(stem cell factor) de la célula del estroma o soluble. Así, la célula pro-B temprana se
diferencia en célula pro-B tardía. La interacción c-kit-SCF favorece la proliferación de
estos precursores.

Posteriormente, en las células pro-B tardías y células pre-B es necesaria la


participación de factores solubles de activación y en concreto de la IL-7. Esta citosina,
producida por las células del estroma, induce proliferación de los precursores. En las
últimas etapas de diferenciación, los contactos entre los precursores B (células pre-B y B
inmaduras) con las células estromales parecen estar mediados por moléculas de
adhesión.

Las Igs de membrana no se expresan hasta la fase de células B inmaduras. En las


células pre-B es posible encontrar la cadena pesada µ en superficie, formando parte de
un pre-BcR, pero nunca inmunoglobulinas completas. La célula B inmadura ya expresa
IgM en superficie, pero no es hasta la última etapa de célula B madura, que se expresa la
IgD.

Las células B inmaduras (con IgM sin IgD) son eliminadas o inactivadas si
interaccionan con antígenos abundantes en el entorno con objeto de que respeten más
tarde las moléculas propias. Este proceso se conoce como selección negativa de células
B, y también juegan un papel importante los linfocitos T. Así, solo salen de la médula
ósea, a la sangre periférica, las células B que no reconocen ningún antígeno propio
durante la selección. Como la mayoría de los antígenos con los que están en contacto en
la médula ósea son de origen propio, la posibilidad de encontrar células B autorreactivas
en sangre periférica es muy remota.

En el camino de la maduración, van encendiendo y apagando la expresión de


ciertas proteínas de superficie (con diferente CD), que permiten determinar en que estado
de diferenciación se encuentran las células.

8
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

TEMA 7
SINTESIS DE INMUNOGLOBULINAS.

7.1 Estructura de los genes para las cadenas pesadas y ligeras de Inmuno-
globulinas: diversidad potencial.

La eficacia del sistema inmune depende de su mayor o menor capacidad de reconocer


antígenos de forma específica. Tanto las células B como las células T se encuentran
implicadas en este reconocimiento, y aunque lo hacen de forma diferente, ambas
poblaciones celulares pueden interaccionar con un gran número de antígenos distintos. El
número total de receptores (tanto del linfocito T como del linfocito B) se denomina
“repertorio”. Y se ha estimado que el repertorio de anticuerpos necesarios asciende a 109
moléculas diferentes. La totalidad del genoma humano se empieza, apenas, a conocer,
pero el número de genes no excederá en cualquier caso de los 50.000. Por lo tanto no
tenemos un gen para cada posible anticuerpo, porque no nos caben 109 genes para
anticuerpos en un total de 50.000. Para resolver esta aparente “imposibilidad”, los genes
para los receptores específicos del sistema inmune (BcR y TcR) se han organizado en la
evolución de un modo especial.

La organización de los genes que codifican las inmunoglobulinas (diapositivas 7.3 y 7.4)
es característica y asegura la generación de la diversidad de anticerupos necesaria para
responder a casi cualquier antígeno. La mayor parte de las proteínas del organismo son
codificadas por genes únicos. Esto no es así en el caso de las inmunoglobulinas, ya que
para codificar los dominios variables, y a veces, los constantes de sus proteínas, el
genoma contiene múltiples versiones, ligeramente distintas, que se combinan entre sí al
azar.

• Genes para las cadenas pesadas: Todos los genes de las cadenas pesadas se
encuentran localizados en el cromosoma 14. Los dominios constantes de las
cadenas pesadas (CH) son codificados por un único gen para cada isotipo. De
modo que existen 9 genes C (constante) que no contribuyen a la diversidad ya que
estos dominios sólo modifican el isotipo y no la especifidad para Ag. El orden de
estos genes C en el cromosoma 14 es siempre el mismo (diapositiva 7.4) y se
nombran igual que el isotipo (o subclase) para el que codifican pero con la
correspondiente legra griega (α, δ, ε, γ ó µ). En cambio, para codificar el dominio
variable de la cadena pesada (VH), los genes se organizan en 3 grupos: V, D y J.
Los genes V (variable) en un número de 50, a continuación 30 genes D
(diversidad) y 6 genes J (unión). Cada combinación particular V-D-J codificará
para un dominio variable diferente. La diversidad potencial de la cadena pesada de
una inmunoglobulina es pues de: (50) x (30) x (6)= 9000 cadenas pesadas distintas

• Genes para las cadenas ligeras: Los genes de la cadena ligera κ se localizan
en el cromosoma 2, y los de λ en el cromosoma 22. La disposición de
fragmentos en dichos cromosomas es siempre la misma (diapositiva 7.4). En el
caso de κ: 40 genes V y 5 genes J que al unirse al azar (V-J) codifican para los
distintos dominios variables (VL), y a continuación un único gen C. Para la cadena
λ: 30 genes V, 3 genes J 3 genes C. La diversidad potencial de las cadenas
ligeras es de 200 y 270 respectivamente (lo que suma 470). De este modo la
diversidad potencial de anticuerpos = 9000 x ( 270 + 200) = 4 . 106 Igs posibles.
Esta cantidad potencial queda lejos del repertorio necesario, como hemos dicho al
inicio.

1
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

7.2 Reordenamiento de los genes de Inmunoglobulinas: pesadas y ligeras:

Los segmentos génicos que codifican las regiones variables de las inmunoglobulinas se
encuentran muy separados en el genoma en todas las células del organismo, excepto en
las del linaje B. La aproximación de estos genes se produce en la médula ósea durante el
proceso de maduración de los linfocitos B y tiene lugar por un proceso de recombinación
entre los diferentes segmentos génicos denominado recombinación somática.

En el caso de la cadena ligera (diapositiva 7.5) uno de los fragmentos V se yuxtapone a


un fragmento J por recombinación somática, eliminándose un gran segmento de DNA.
Este fenómeno de reordenamiento de genes ocurre durante la maduración del linfocito B
en la médula ósea. Esta recombinación posibilita la síntesis de un RNA mensajero con
los segmentos V, J y C necesarios, que se alinearán por excisión intrónica (se
eliminan grandes segmentos de RNA en el procesamiento). Así el dominio variable de la
cadena ligera está codificado por los segmentos V-J yuxtapuestos, y el dominio constante
está codificado por el segmento C.

En las cadenas pesadas (diapositivas 7.6, 7.9, 7.12 y 7.13), y también en los
precursores de linfocitos B, una de las versiones del fragmento D se yuxtapone a una
versión del fragmento J en un primer paso de recombinación. Después una versión de V
se recluta para yuxtaponerse a las anteriores. Em ambas recombinaciones, hay pérdidas
de grandes fragmentos de DNA. Ahora será posible la transcripción de un RNAm con los
segmentos V-D-J-C necesarios. Estos segmentos se alinearán definitivamente
durante el procesamiento (ayuste) del RNA mensajero. La inmunoglobulina resultante
tendrá el dominio variable codificado por los fragmentos V-D-J, y los dominios constantes
codificados por el fragmento C. El que dicha inmunoglobulina sea de membrana o soluble
dependerá de que en el procesamiento del RNA se incluyan o no los exones que codifican
para la porción transmembranal y citoplasmática de la proteína. Y la inmunoglobulina será
IgM o IgD también dependiendo de dicho procesamiento del RNA. El resto de isotipos no
se pueden producir inicialmente, ya que requieren cambios adicionales en el DNA. De
modo que las inmunoglobulinas que puede producir un linfocito B maduro inicialmente
son: -mIgM, sIgM, mIgD, sIgD (donde s y m indican “soluble” o “membrana”).

No se conocen en detalle los mecanismos moleculares de recombinación somática, pero


se han encontrado secuencias muy repetitivas antes y después de cada fragmento
génico y que parecen actuar como señales de recombinación. Estas señales
(diapositiva 7.7) constan de una secuencia de 7 pares de bases (heptámero) y otra de 9
(nonámero) separadas por una región espaciadora de 12 o 23 bases.

Estas señales de recombinación son reconocidas por enzimas especializadas


(recombinasas) RAG–1 y RAG–2, que al aproximarse entre sí, son responsables de la
aproximación al azar entre los fragmentos formando un bucle en el ADN, que se estabiliza
por los palíndromos entre los heptámeros y nonámeros señalizadores. A continuación, las
recombinasas, resuelven el bucle cortando, ligando los 2 fragmentos y esciendiendo los
flecos (en forma de ADN circular). En este corte y empalme de los fragmentos, que tiene
imprecisiones se arrastran nucleótidos al azar (son los llamados nucleótidos P, de
palindrómicos).

Debido a que el sistema de reordenamiento tiene muchas imprecisiones, tanto en los


linfocitos B como en los T pueden ocurrir errores al reordenar los fragmentos
produciendose proteínas abortivas (codón STOP o cambio en la pauta de lectura) al

2
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

azar que no valen para nada. Son los reordenamientos no productivos (diapositiva
7.8). Por ello, tanto en el procesamiento de cadenas pesadas como ligeras pueden
rescatarse reordenamientos iniciales no productivos y volver a reordenar los cromosomas
correspondientes al azar hasta obtener reordenamientos productivos. Una vez conseguido
un reordenamiento productivo existe una señal que paraliza el proceso.

7.3 Mecanismos de amplificación del repertorio: Diversidad de unión y Mutación


somática (diapositiva 7.10)

Hemos dicho que con las combinaciones de todas las cadenas ligeras y pesadas se
pueden obtener 4 millones de Ac distintos. Se sabe que el organismo puede producir
hasta 109 clases de Ac. Por tanto se hacen necesarios una serie de mecanismos que
permitan aumentar más aún la diversidad de Ac en el organismo.

a) Diversidad de las uniones.


Estos mecanismos actúan en la médula ósea. Se produce porque la recombinación
somática VDJ (en cadenas pesadas) ó VJ (en cadenas ligeras) no es un mecanismo de
alta precisión. De modo que el corte y empalme entre los diferentes fragmentos no es
siempre igual, aunque participen los mismos fragmentos. Los nucleótidos arrastrados al
azar en los procesos de recombinación somática reciben el nombre de nucleótidos P (y
son responsables de un gran incremento en la variabilidad, pero también de posibles
cambios en la pauta de lectura que darían lugar a proteínas abortivas). Los nucleótidos P
se añaden tanto en las cadenas ligeras como en las pesadas. Además el punto de corte
en el DNA de los 2 fragmentos puede variar, produciéndose codones alternativos que
codificarían para diferentes aminoácidos (diapositiva 7.10 inferior izquierda). Pero
además, y sólo en cadenas pesadas, le enzima deoxinucleotidil transferasa terminal
(TdT) puede añadir unos pocos nucleótidos al azar sin molde en las zonas de uniones VD
y DJ. Su incorporación genera una considerable diversidad. A estos nucleótidos se les
denomina nucleótidos N. (diapositiva 7.10 superior izquierda).

b) Mutaciones somáticas. (diapositiva 7.10 derecha).


Ocurre en linfocitos B maduros cuando se encuentra en los órganos linfoides secundarios
activándose frente a un antígeno. Experimentalmente se ha podido comprobar que al
introducir un antígeno en un ratón al cabo de unos días aparecen mutaciones en las
regiones variables de las cadenas pesadas y ligeras. Después, si existe inmunización
secundaria se observan aún muchas más mutaciones en las regiones variables. Como
resultado de estas mutaciones se originan anticuerpos mucho más específicos que los
originales (también pueden aparecer anticuerpos peores o truncados, en cuyo caso esos
linfocitos B no progresan).

7.4 Expresión de las Igs en el BCR: Exclusión alélica y Cambios de Isotipo

Se denomina exclusión alélica al fenómeno por el cual tras la síntesis de una Ig


funcional o productiva se detiene el reordenamiento (las recombinasas se paran y no se
producen más bucles). Así cada célula B sólo tiene un tipo de Ac en su superficie o
secretado.
La célula B madura solo puede sintetizar IgM o IgD como hemos visto anteriormente. Para
sintetizar otros isotipos tiene que pdoducirse el denominado cambio de isotipo. El
cambio de isotipo se produce varias veces en una línea clonal (diapositivas 7.11 y 7.14)
y no implica a las regiones variables (que se mantienen constantes, por ejemplo V1D3J9),

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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

sino a los genes constantes. Es muy frecuente en células B en la médula ósea. El


cambio de isotipo, es un nuevo proceso de reordenamiento del ADN, en el que se van
perdiendo genes constantes de las diferentes cadenas pesadas. Se puede producir
múltiples veces en la vida de un clon, pero es irreversible (si se ha cambiado de IgM a
IgE, esa célula jamás producirá IgM de nuevo). El límite lo pone cuando se cambia al
isotipo IgA2 (puesto que el gen Cα2 es el último gen constante en el cromosoma 14)

El cambio de isotipo es inducido durante la cooperación entre Linfocitos B y T, las


células T obligan a las células B activadas a reordenar de nuevo su DNA para moverse a
nuevos segmentos constantes adyacentes a los segmentos VDJ. Estas células y su
progenie cambian de secretar Ig M a otros isotipos. Para esto es preciso un contacto
célula a célula entre T y B que esta mediado por el CD40L y CD40, respectivamente. Pero
además, el linfocito T secreta diferentes citocinas (diapositiva 7.15) que le dan la señal
de cambio de isotipo específica al linfocito B: así IL – 4 , que activa la síntesis de IgE, IFN
activa la síntesis de IgG, TGF induce el cambio al isotipo IgA, y por último la acción
conjunta de IL-4 e IL-13 induce la síntesis de IgM sin cambio de isotipo.

7.5 Maduración de los linfocitos B: Secuencia de eventos genéticos, Cooperación


T-B, Deleción de clones autorreactivos y Subtipos de linfocitos B

Como ya hemos dicho al inicio, el proceso de maduración sucede en la médula ósea.


(diapositiva 7.16) Las células pro-B tempranas reordenan en primer lugar los
fragmentos D-J de la cadena pesada. A continuación en la etapa pro-B tardía se
reordenan V-DJ. Cuando se produzca un reordenamiento productivo, se prodrá sintetizar
cadena pesada. Esto le permite en la fase pre-B grande expresar una inmunoglobulina
incompleta (pre-BcR), con cadena pesada adecuada pero una cadena ligera alternativa.
Es en el estadío pre-B pequeñas cuando se reordenan las cadenas ligeras (primero κ y
luego λ, si falló la primera). Cuando se expresa una cadena ligera productiva, ya se
expresa una inmunoglobulina completa en superficie (B inmadura) del isotipo IgM.
Finalmente, en la última etapa de maduración se co-expresarán en superficie IgM e IgD
(B madura).

Los pasos que sigue la célula en los procesos de reordenamiento de las cadenas pesadas
y ligeras en los diferentes estadíos de diferenciación se resumen en la diapositiva 7.17 a
modo de algoritmo. Como se aprecia hay múltiples posibilidades, por eso aunque los
procesos de reordenamiento sean imprecisos, hay bastantes posibilidades de que los
precursores B progresen y maduren.

Para que un linfocito B se active y sintetice inmunoglobulinas es casi siempre necesario


la denominada Cooperación entre las células B y células T (diapositiva 7.18). La célula
T (normalmente TH2) se adhiere a la célula B por medio de las moléculas de adhesión
CD40L (en el linfocito T) y CD40 (en el linfocito B). Tras la unión el Linfocito T reorienta
su aparato secretor (como se aprecia con la talina) hacia la zona de contacto con el
linfocito B. Y justo en la zona de contacto es donde secreta las citocinas (no en toda la
superficie celular como podría pensarse, ver tinción de secrección de IL-4). La citocina le
dará al linfocito B la señal correspondiente para el cambio de isotipo, si este es necesario.
La célula B se diferenciará a células plasmática y sintetizará anticuerpos (diapositiva
7.19) habitualmente en la médula ósea.

4
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)

Pero además de inducir el cambio de isotipo, la cooperación entre LB / LT juega un papel


importante en la eliminación de clones autorreactivos (en linfocitos B maduros).

Así, en la médula ósea en la fase B-inmadura, si los linfocitos B que expresan IgM
reconocen autoantígenos (diapositiva 7.22) en las células del estroma de la médula
ósea: al no recibir señales de cooperación por parte de una célula T, entran en apoptosis
y mueren (Delección clonal).

Alternativamente, si la IgM de las células B inmaduras reconoce sustancias propias en


solución, como la albúmina: dicha célula cambia su isotipo a IgD y se vuelve anérgica.
(inútil, no se podrá activar nunca).

Así que las céluas B inmaduras cuya IgM no reconozca nada propio en la médula,
sufrirán la última etapa de diferenciación, co-expresarán IgM e IgD (B-maduras) y
migrarán a la periferia.

Pero en la médula ósea no estan representados todas las proteínas de nuestro organismo
(potenciales autoantígenos). Si los linfocitos B maduros se encuentran que al entrar en
algún tejido su inmunoglobulina de superficie es específica para proteínas propias: si el
autoantígeno es de superficie, en ausencia de cooperación, entrarán en apoptosis y
morirán. Si el autoantígeno es soluble, en ausencia de cooperación, dejan de expresar
IgM, expresan sólo IgD y por lo tanto entran en anergia.

Todo lo que hemos comentado en este capítulo hasta el momento, hace referencia a una
subpoblación de linfocitos B mayoritaria, son las denominadas células B-2. Pero hay otra
población minoritaria, menos evolucionada que se diferencia antes (en el feto) y que se
denominan células B-1 (diapositiva 7.20). Estas células se distinguen por expresar en
su superficie el antígeno CD5 (las B-2 no lo expresan) y se han implicado en algunas
enfermedades autoinmunes. Son células mas primitivas, aparecen antes en el desarrollo,
carecen de algunas enzimas importantes, y se han equiparado a las células T-γδ. Tienen
una especificidad menor (diapositiva 7.21), no sufren mutación somática y apenas
cambio de isotipo (producen IgM mayoritariamente), pero producen más cantidad de
anticuerpos que las células convencionales B-2.

5
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina

7.-Síntesis de
Inmunoglobulinas
(Inmunoglobulinas: reordenamiento
de genes; generación del repertorio B;
deleción clonal de linfocitos
autoreactivos)
A. Corell
UVA

Indice de contenidos del Tema 7 Tanto las cadenas pesadas como ligeras, tienen genes que codifican para las regiones variables y constantes

Síntesis de Inmunoglobulinas

7.1 Estructura de los genes para las cadenas pesadas y ligeras de Inmunoglobulinas
-Diversidad potencial
7.2 Reordenamiento de los genes de Inmunoglobulinas: pesadas y ligeras:
-Secuencias intrónicas implicadas en la recombinación
-Enzimas implicadas
-Procesamiento de los transcritos
7.3 Mecanismos de amplificación del repertorio:
-Diversidad de unión
-Mutación somática
7.4 Expresión de las Igs en el BCR:
-Exclusión alélica
-Cambios de Isotipo
7.5 Maduración de los linfocitos B:
-Secuencia de eventos genéticos
-Cooperación T-B
-Deleción de clones autorreactivos
-Subtipos de linfocitos B
El reordenamiento cromosómico sucede por mecanismos recombinacionales
(enzimas RAG-1 y RAG-2) entre secuencias alineadas de DNA. Este
alineamiento puede darse de varios modos.

Las células B
(como las T)
tienen la
oportunidad de
“rescatar”
reordenamientos
iniciales no
productivos y
sufrir
reordenamientos
adicionales. Esto
ocurre tanto en
las cadenas
pesadas como en
las ligeras.
Mutación somática
V, D, J
genes C C! C"3 C"1 C"2b C"2a C# C$

DNA

VDJ C C! C"3 C"1 C"2b C"2a C# C$

DNA

VDJ C C!

mRNA

VDJ C C! VDJ C!

mRNA mRNA

Traducción a IgM Traducción a IgD

Cambio de isotipo
¿Puede ocurrer que células que estén secretando IgE cambien a
V V1 V1 V1 V1 V1 producir IgG3 ?
D3 D3 D3 D3 D3
J9 J9 J9 J9 J9 VDJ C# C$
H
El cambio de Isotipo ocurre
multiples veces en una línea IgE
C clonal.
Citocinas producidas por la célula T controlan los cambios de isotipo (lista parcial)
IgM
H
IgM IgM IgM IgM IgD IgG IgE IgA

IgM IgM IgG

IgM IgG IgM IgG IgG IgG

IgM IgG IgG IgA IgM IgA IgG IgA IgG IgG IgE IgG
Pro-B Pre-B B

La célula T
(normalmente
Th2) se adhiere a
la célula B

La célula T
reorienta su
aparato
secretor
La cadena pesada se reordena primero ( ).
se expresa en superficie con una cadena ligera “subtitutiva”.
La célula T
La cadena ligera se reordena. secreta
La cadena ligera definitiva (% o &) se une a en la sufperficie (IgM). citocinas
! se empieza a formar y se expresa con la misma cadena ligera (IgD). (e.g., IL-4)

Las células B pueden unir virus y bacterias, procesarlos y presentar


péptidos (en MHC II) a células Th2 activadas.

Las células Th2 activadas, producen las señales necesarias para la


activación de células B.

La comunicación entre células incluye la unión del TCR, la unión entre


CD-40 y CD-40L y la secreción y unión de citocinas.

Activación Proliferación Diferenciación en


cel. plasmatica
Las células B-1
aparecen
temprano en el
desarrollo y no
utilizan algunas
de las enzimas
de
reordenamiento
cromosómico
como las otras
células B

Subtipos de células T y B
Las células B-1 pueden ser una
T Cells B Cells sub-población “primitiva”

$' T cells B-2 cells especializada (como las células T


"! )
"! T cells B-1 cells
Interacciones entre antígeno y anticuerpo
6. 1. INTRODUCCIÓN
Antes de tratar sobre los detalles de las reacciones antígeno-anticuerpo, se recomienda el repaso de los
siguientes conceptos:
antígeno
epitopo (determinante antigénico)
hapteno y conjugados hapteno-portador
experimentos de Landsteiner, que demuestran el papel clave de la configuración global del hapteno: lo
que reconoce el Ac es la nube tridimensional de la capa externa de electrones del hapteno
anticuerpos: el sitio de unión con el antígeno está formado por el conjunto de las seis CDR. Este
conjunto interacciona con el epitopo, y es lo que se denomina paratopo
la cristalografía de rayos X demuestra la complementariedad (de tipo llave-cerradura) entre el paratopo
y el epitopo
flexibilidad en la unión: puede darse un ajuste inducido en una CDR al unirse al correspondiente grupo
químico del epitopo, permitiendo un mejor encaje molecular entre ambos.

6.2 CARACTERÍSTICAS FÍSICOQUÍMICAS DE LA UNIÓN Ag-Ac


La unión Ag-Ac es una interacción reversible en la que sólo intervienen enlaces no-covalentes entre el
epitopo del Ag y las CDRs de la pareja VH-VL del Ac.

6.2.1 Fuerzas implicadas en la unión Ag-Ac


Los enlaces no covalentes son dependientes de la inversa de la distancia entre los grupos químicos
implicados.
Puentes de hidrógeno
Fuerzas electrostáticas (enlaces iónicos)
Fuerzas de van der Waals
Enlaces hidrófobos
La clave de la unión está en la complementariedad entre Ag y Ac: si ésta es buena, se produce la
exclusión de agua, lo que permite un acercamiento estrecho entre epitopo y paratopo, lo que determina
altas fuerzas de unión.

6.2.2 Afinidad
La afinidad de un anticuerpo(Ac) concreto (p. ej., cuando usamos un anticuerpo monoclonal) por un
epitopo (H) es la suma de todas las fuerzas atractivas y repulsivas entre un sitio de unión de ese
anticuerpo y el correspondiente epitopo. Ello se puede definir a través de la correspondiente constante
de equilibrio (K), según la ley de acción de masas:

siendo [Ac] la concentración de sitios libres de Ac y [Ac-H] la concentración de sitios ocupados del Ac.
La determinación de la constante de afinidad K se realiza en experimentos de diálisis, que conducen a la
determinación de la ecuación de Scatchard:

6.2.3 Avidez
Es la fuerza con la que el Ac multivalente se une a un Ag multivalente. Aunque depende de las afinidades
individuales de cada uno de los determinantes individuales de ese antígeno, su valor es mucho mayor
que la suma de afinidades.
Pero por otro lado, hay que considerar que los Ag naturales suelen tener más de un tipo de
determinante antigénico. Cuando un antígeno de este tipo entra en un individuo, éste produce un
antisuero, que presenta varios tipos de anticuerpos, cada uno de ellos dirigidos a un tipo diferente de
determinante antigénico del Ag original. En esta caso se habla de avidez del antisuero, que es la fuerza
conjunta de los distintos anticuerpos de ese antisuero que reconocen al antígeno multivalente
complejo:
n Ac + mAg   Acn Agm},
donde n representa la heterogeneidad del anticuerpo, y m los distintos tipos de epitopos del antígeno.
Los factores que contribuyen a la avidez del antisuero son complejos, pero uno muy interesante es el
derivado de la multivalencia del antígeno. La fuerza de unión de un antígeno complejo multivalente a
varios tipos de Ac es mucho mayor que la suma aritmética de las fuerzas de unión de cada anticuerpo:
La avidez refleja mejor la situación fisiológica, pero la afinidad nos caracteriza lo que ocurre con cada
tipo de anticuerpo concreto en su interacción con el epitopo.

6.3 CINÉTICA DE LAS REACCIONES Ag-Ac


Parece que existen indicios de que durante la maduración de la respuesta humoral de producción de
anticuerpos se produce no sólo una selección de anticuerpos con mayor afinidad (selección
termodinámica), sino con mayor rapidez (selección cinética).

6.4 SITIOS DE UNIÓN POLIFUNCIONALES


Puede darse el caso de que una misma molécula de anticuerpo pueda ser complementaria de varios
determinantes antigénicos distintos. En este caso, la unión de cada epitopo al anticuerpo es
competitiva, aunque existen lugares distintos para cada epitopo dentro del paratopo del anticuerpo.
Cuando inducimos una respuesta humoral frente al Ag "A", se produce una población de Ac
polifuncionales, que tienen en común el tener un sitio para "A" (aunque en dicha población se dan
subpoblaciones, que, además podrían reconocer parte de otros Ag). La reactividad neta del antisuero es
alta frente a "A" (el Ag inductor), pero baja frente a los demás Ag.
Tema 13. Métodos
Gran parte de los progresos alcanzados por la biología moderna se deben al perfeccionamiento de los
métodos analíticos de medida. La introducción de los procedimientos basados en las reacciones
inmunológicas ha representado un importante avance en el análisis de sustancias de interés en biología
animal y vegetal difíciles de medir empleando los métodos bioquímicos habituales.

Dentro de los procedimientos inmunológicos, los más útiles y prácticos son aquellos que se basan en la
especificidad de la unión Ag-Ac. La propiedad que tienen las Igs de unirse a un Ag, la especificidad de
esta unión y el hecho de que pueda ser visualizable por los fenómenos de precipitación, aglutinación y
otros mecanismos indirectos (marcaje con fluoresceína, con radioisótopos o con enzimas) hace que
estos métodos se empleen ampliamente.

Existen diversos métodos basados en procedimientos distintos para visualizar la unión Ag-Ac (Tabla
17.1). Así tenemos:

• Técnicas de aglutinación. Cuando el antígenos se encuentra unido o formando parte de células,


bacterias o partículas, la reacción Ag-Ac se puede detectar y cuantificar por el aglutinado
celular o bacteriano formado.
• Técnicas de fluorescencia y citometría de flujo. Para la realización de estas técnicas el
anticuerpo se marca con un fluorocromo detectándose la formación del complejo Ag-Ac por la
fluorescencia emitida.
• Técnicas de radioinmunoensayo. En estas técnicas al anticuerpo se une un isótopo radiactivo
siendo posible la cuantificación del complejo Ag-Ac a través de la radiactividad emitida.
• Cromatografía de afinidad. La especificidad de la unión Ag-Ac puede utilizarse para obtener Acs
y Ags puros.
• Inmunoprecipitación e inmunoblotting. Permite detectar la presencia y cantidad de antígenos y
anticuerpos específicos.
Técnicas de precipitación
Para la realización de estas técnicas se requiere que tanto el Ac como el Ag se encuentren en un medio
fluido en el que sea posible la precipitación del complejo Ag-Ac. Existen diferentes modalidades siendo
las principales:

1. Técnica de precipitación
propiamente dicha.

2. Técnica de difusión radial de


Ouchterlony.

3. Técnica de inmunoelectroforesis.

4. Técnica de difusión radial simple


de Mancini.

Técnica de precipitación

El complejo Ag-Ac precipita


espontáneamente o por
centrifugación cuando la proporción
de Ags y Acs de la mezcla es equivalente. En la (Figura 17.1) se muestra un esquema de los tipos de
complejos formados al mezclar, en tubos de ensayo, soluciones con diferentes cantidades de antígenos
a los que se añaden igual cantidad de un antisuero. La precipitación es máxima allí donde la proporción
entre ambos es óptima (parte central de la curva), pero va disminuyendo a medida que predomine el Ac
o el Ag (izquierda y derecha de la curva respectivamente). Este tipo de reacción no es muy utilizado al
requerirse grandes concentraciones de antígeno y de anticuerpo para poder medir el precipitado
formado.

Técnica de difusión radial doble de Ouchterlony

Esta técnica se realiza en placas de agar en donde se


practican pocillos (Figura 17.2). En uno de estos
pozos se coloca el suero o muestras a investigar y
en el resto se coloca el anticuerpo preparado frente
a la sustancia que se quiere identificar.

Cuando difundan, ambos sistemas se encontrarán y


se formará en la zona de equivalencia el complejo
Ag-Ac correspondiente que se hace visible en forma
de una línea de precipitación. En una preparación
que contenga varios antígenos, se obtendrán
múltiples líneas de precipitado. La técnica de
Ouchterlony permite identificar sustancias según la forma de unirse
las líneas de precipitación de dos o varios sistemas.

Técnica de inmunoelectroforesis

La inmunoelectroforesis es una técnica que se realiza en dos fases.


Primero se separa la mezcla de Ags por electroforesis y
posteriormente el antígeno que se desea detectar se hace
reaccionar con un anticuerpo específico colocado en un pocillo
lateral. Por difusión llegan a encontrarse los antígenos y el
antisuero, apareciendo el complejo Ag-Ac visible en forma de líneas de precipitación que pueden ser
estudiadas por comparación con un sistema estándar (Figura 17.3). En Inmunología clínica, esta técnica
puede utilizarse en la identificación de las proteínas de mieloma.

Técnica de difusión radial simple de Mancini

Esta técnica se basa en la difusión de un


antígeno colocado en un pocillo en un gel de
agarosa que lleva incorporado un anticuerpo
específico. Este anillo de precipitación es
fácilmente visible y las concentraciones anti-
génicas están en relación directa con el área
del círculo de precipitación. Al difundir el
antígeno se genera un gradiente de
concentración desde el pocillo donde se ha
colocado. Cuando la concentración del
antígeno es la adecuada (zona de
equivalencia) el inmunocomplejo se
insolubiliza y se forma un anillo de
precipitación (Figura 17.4).

Técnicas de Aglutinación
En estas técnicas se hacen visibles los complejos Ag-Ac por la aglutinación que producen los anticuerpos
cuando el Ag forma parte o se ha unido artificialmente a la superficie de glóbulos rojos, plaquetas,
leucocitos, partículas de látex, etc. Normalmente se utilizan glóbulos rojos (hemaglutinación) o
partículas de látex.

Hemaglutinación directa

La presencia de antígenos en la
superficie de los glóbulos rojos se
puede detectar por la
hemaglutinación producida
cuando se añade un antisuero con
anticuerpos frente a dichos
antígenos. Esta técnica se emplea
habitualmente para la
identificación de los grupos
sanguíneos y Rh, para lo cual a la
sangre heparinizada se le añaden
los antisueros correspondientes:
anti- A, anti-B o anti-AB (todos ellos anti-Rh negativos). Habrá aglutinación cuando los glóbulos rojos
posean la especificidad del antisuero añadido (Tabla 17.2). De igual manera se procede con antisueros
anti-Rh para la determinación de los distintos grupos Rh.
Hemaglutinación indirecta

Se basa en el principio de la inhibición de la


hemaglutinación. Para su realización se precisan glóbulos
rojos a los cuales se les ha unido la misma sustancia que se
desea detectar o cuantificar (Figura 17.5). Si estos glóbulos
rojos son puestos en presencia de anticuerpos preparados
frente a dicha sustancia se producirá su aglutinación. Por el
contrario, cuando se añade un suero problema que contiene
la sustancia a cuantificar entonces los anticuerpos se unirán
a dicha sustancia y no a los glóbulos rojos. En este caso no se
producirá la hemaglutinación. Por tanto, aglutinación (+)
indica ausencia de la sustancia a estudiar, y aglutinación (-)
indica presencia de la misma. La medida de gonadotropina
coriónica (HCG) para el diagnóstico de embarazo puede
realizarse por esta técnica.

Técnicas de Inmunofluorescencia
La fluorescencia es una propiedad de ciertas moléculas que, al ser irradiadas con energía
electromagnética de longitud de onda adecuada, emiten radiación de longitud de onda característica
permitiendo su cuantificación. Las moléculas de un colorante fluorescente absorben luz en una longitud
de onda y convierten la luz absorbida de alta energía (longitud de onda más corta) en luz de menor
energía (longitud de onda más larga).

Cada fluorocromo tiene un espectro de emisión


y excitación característicos; si se utilizan dos
con el mismo espectro de excitación pero
distinto espectro de emisión, se pueden medir
dos características al mismo tiempo
(fluorescencia de dos colores). La
inmunofluorescencia se utiliza esencialmente
en la detección de autoanticuerpos y
anticuerpos contra antígenos de superficie de
células y tejidos. Para ello se emplean
anticuerpos preparados frente a la proteína
que se desea detectar marcados con moléculas
fluorescentes (Figura 17.6).

Se aprecia si hubo unión del anticuerpo con el


antígeno por la fluorescencia emitida, que se observa bajo microscopio de luz ultravioleta. Este
procedimiento (Inmunofluorescencia directa) tiene la limitación del marcaje con un fluorocromo de cada
uno de los anticuerpos necesarios para cada una de las sustancias a investigar. Para evitar esto, lo que
se hace es tratar el tejido o células con antisueros anti-antígeno producidos, por ejemplo, en conejo y
secundariamente anti-inmunoglobulinas marcadas con un fluorocromo (Inmunofluorescencia indirecta).

Citometría de flujo
La técnica de inmunofluorescencia se suele utilizar en el estudio de poblaciones de células de sangre
periférica. Actualmente el análisis de una suspensión de células vivas marcadas con un fluorocromo se
realiza mediante un citómetro de flujo. La suspensión celular se hace circular en forma de gotas
microscópicas. Las células pasan por un campo de detección atravesado por un potente rayo láser que
produce la dispersión de la luz y la activación de la fluorescencia.

Mediante sensores específicos se analizan y cuantifican las poblaciones en estudio en función de sus
propiedades fisicoquímicas y del marcaje efectuado. Para la separación celular este aparato lleva
acoplado un sistema que carga eléctricamente las células y con placas deflectoras se realiza su
separación (Figura 17.7). Además de basarse en la detección de la fluorescencia emitida por las células
marcadas, también lo hace en otras propiedades diferenciales de las células en estudio como tamaño
(FSC), complejidad (SSC), etc. (Figura 17.8).

La señal producida como


consecuencia de la excitación
del fluorocromo, permite
conocer el porcentaje de células
reconocido por el anticuerpo
monoclonal empleado. Como
consecuencia se observan
imágenes en dos dimensiones
(Dot-Plot) (Figura 17.9) o en una
dimensión (Histograma) (Figura
17.10) en las que se distinguen
las diferentes poblaciones
celulares marcadas.

La puesta a punto de las técnicas de citofluorometría, en las que se conjuga los avances de informática,
rayos láser y anticuerpos monoclonales permite el análisis fenotípico y funcional de las células T, B y de
todas aquellas células de las que se disponga de un antisuero que las identifique.
Marcadores de linfocitos B.

Para cuantificar los linfocitos B


totales se utiliza el marcador
CD19. Por otro lado, en los
linfocitos B activados se pierde
la expresión de las moléculas
CD21, CD22 y CD24, hay un
incremento en la expresión de
moléculas HLA-DR y de
receptores de linfocinas (por
ejemplo el receptor de la IL-2) y
aparecen marcadores nuevos,
como el CD23, ausente en
linfocitos B en reposo.

Marcadores de linfocitos T.

En este caso se utilizan los marcadores CD3, CD4 y CD8 presentes de forma específica en linfocitos T
totales y en la subpoblaciones de células T de colaboración y citotóxicas/supresoras respectivamente. En
el proceso de activación celular T se expresan nuevas moléculas de superficie, son principalmente
receptores para factores de crecimiento y proliferación celular.

Entre estos nuevos antígenos de activación expresados en la superficie celular se incluyen: a) receptores
de interleucinas (como la molécula CD25 que corresponde a la cadena p55 del receptor de la IL-2); b)
receptores de la insulina y de la transferrina (CD71); c) antígenos del Complejo Mayor de
Histocompatibilidad (CMH) clase II, que no están presentes en linfocitos T en reposo; y d) una gran
variedad de moléculas de superficie, cuya función no es totalmente conocida (por ejemplo, CD26, CD29,
VLA-2, CD69).

n(Ac)+c(Ag) + m(Ag*) <--- h(Ag-Ac)+j(Ag*-Ac)+K(Ag*)+I(Ag)


>

En donde: Ac: Anticuerpo; Ag: Antígeno (sustancia a cuantificar); Ag*: Antígeno marcado con un
isótopo; Ag-Ac: Complejos de anticuerpos y antígenos no marcados y Ag*-Ac: Complejos de anticuerpos
y antígenos marcados.

Otras técnicas
TÉCNICA DE RADIOINMUNOENSAYO

El radioinmunoensayo (RIA) se basa en la competencia que se establece, para unirse a anticuerpos


específicos, entre la sustancia a cuantificar y cantidades conocidas de la misma sustancia marcada con
un isótopo. Al establecerse esta competición resulta que a mayor cantidad de sustancia a cuantificar,
menor será la cantidad de sustancia radiactiva que se une al anticuerpo y viceversa (ver esquema
anexo).

Los resultados se obtienen al medir la radiactividad de la hormona marcada unida al anticuerpo y la de


la hormona marcada libre mediante un contador de centelleo. Al centrifugar, la hormona libre queda en
solución y la hormona unida al anticuerpo forma agregados fácilmente precipitables. Una vez medida la
radiactividad se construye una curva con los resultados obtenidos con cantidades conocidas de hormona
sin marcar y marcada.
A esta curva se llevan los valores obtenidos de los sueros problema y se obtiene la concentración de la
hormona no marcada a investigar. En el RIA directo, a la fase sólida se une una cantidad conocida de Ac.
Diferentes concentraciones conocidas de antígeno marcado se incuban con una concentración
constante de la muestra de la que se desea conocer la concentración del antígeno en cuestión. El
fundamento y la detección no sufrirían cambios respecto lo anteriormente comentado. El RIA de
inhibición también sería una técnica competitiva de análisis pero lo que se une a la fase sólida es una
cantidad fija de antígeno.

Para el proceso de inhibición se incuba una concentración fija de anticuerpo marcado frente a una serie
de diluciones de la muestra que contiene el antígeno. Existe una técnica no competitiva que es la
denominada sandwich: Se une un Ac en cantidades constantes a la fase sólida. Una vez realizado el
bloqueo, se añade el antígeno en concentraciones variables. Posteriormente se añade un segundo
anticuerpo contra el antígeno, pero esta vez marcado.

Además del radioinmunoensayo antes descrito hemos de considerar que, en la actualidad, es cada vez
más frecuente el empleo de inmunoglobulinas marcadas con isótopos radiactivos para su posterior
aplicación en diferentes campos: trazador en determinaciones in vitro de antígenos específicos, en
técnicas inmunorradiohistológicas y técnicas de análisis no competitivo que pueden ser una alternativa
al RIA en la determinación de algunas moléculas que no pueden ser marcadas directamente con
radioyodo, en la detección de tumores primarios o metastásicos (inmunoescintografía) e incluso la
posibilidad de irradiación local de células neoplásicas (inmunorradioterapia).

Todas las posibilidades anteriormente indicadas se basan en la posibilidad de marcar el anticuerpo con
radioyodo sin mermar su inmunorreactividad. El marcaje de proteínas o péptidos con yodo radiactivo
I125 ó I132 puede realizarse por diferentes métodos. La incorporación del yodo a la molécula se realiza en
los aminoácidos aromáticos que forman parte de la estructura de la cadena peptídica: tiroxina,
fenilalanina, triptófano o histidina.

La técnica del radioinmunoensayo posee algunos inconvenientes que derivan de la necesidad de utilizar
isótopos. Además de su peligrosidad y la obligatoriedad de disponer de instalaciones adecuadas para su
utilización, existen isótopos que tienen el inconveniente de su pronta caducidad.

TÉCNICA DE ENZIMOINMUNOENSAYO.

Esta técnica, también se conoce como test de ELISA (Enzyme-Linked Immunosorbent Assay). La
identificación de los complejos Ag-Ac, se hace mediante el empleo de enzimas, bien unidas al antígeno,
o bien unidas al anticuerpo. El test de ELISA puede ser directo o no competitivo, constando de los
siguientes pasos:

a) Se tapiza la placa con el anticuerpo específico frente al antígeno a determinar.

b) Se añade la muestra con el antígeno.

c) Se adiciona el anticuerpo secundario marcado con la enzima que en presencia de su sustrato da un


producto coloreado soluble, este producto es cuantificado mediante el lector de ELISA (Figura 17.11) e
indirecto o competitivo, se diferencia del caso anterior en que se añaden los anticuerpos, previamente
incubados con la muestra, los anticuerpos que
no se han unido a los antígenos de la muestra
lo harán a los antígenos de los pocillos.

Como enzimas se suelen utilizar la peroxidasa,


la galactosidasa o la glucosa oxidasa. Esta
técnica se utiliza para la medida de hormonas,
antígenos de la hepatitis y otras muchas
sustancias que se encuentran a muy bajas
concentraciones. Una variante de esta técnica de gran utilidad se conoce como test en fase sólida y está
orientada a la determinación de anticuerpos frente a un determinado antígeno. Para ello el antígeno se
encuentra fijo a un soporte (por ejemplo tubo de plástico).

Al añadir la muestra con el posible anticuerpo se unirá y podrá ser detectado añadiendo anti-
inmunoglobulinas marcadas con el enzima. Otra variante de las aplicaciones inmunoenzimáticas es
cuando el antígeno se encuentra fijo en células o tejidos. Al igual que hemos visto en el apartado de
inmunofluorescencia
indirecta, en este caso
también se emplean dos
anticuerpos.

El primero, con actividad


frente a los antígenos a
estudiar, y el segundo, que
va dirigido frente al primero
y que actúa de puente con el
complejo portador de la
enzima. Cuando la enzima es
la peroxidasa, este complejo
suele ser una peroxidasa
/antiperoxidasa (PAP) (Figura
17.12).

La diferencia principal entre


las técnicas de RIA y ELISA es
que la primera utiliza como marcador un isótopo y la segunda la actividad de un enzima, así el RIA
directo y el ELISA competitivo serían equivalentes, y también existiría ELISA de inhibición y ELISA en
Sandwich. Existen inmunoensayos que se denominan homogéneos en los cuales no es necesario la
separación de los inmunocomplejos de los reactivos libres. Son técnicas muchas de ellas patentadas por
diferentes firmas comerciales. (Figura 17.13).
TÉCNICAS NEFELOMÉTRICAS

Estas técnicas se basan en la detección de los complejos Ag-Ac, por la refracción que dichos complejos
producen sobre rayos de luz que se hacen pasar por el tubo con el antígeno y el anticuerpo
correspondiente. Habitualmente se utilizan rayos láser y se establece una relación entre la cantidad de
luz que llega y la cantidad de complejos formados (Figura 17.14). Este procedimiento es rápido y
sensible y se está utilizando en la actualidad, sobre todo, para la cuantificación de proteínas en suero y
en otros líquidos biológicos.

SELECCIÓN DE CÉLULAS UNIDAS A UN ANTICUERPO

En la actualidad disponemos de varios métodos para seleccionar células a las que previamente se ha
unido un anticuerpo. La adición de complemento elimina dicha población celular (selección negativa), es
la denominada técnica de
inmunotoxicidad.

La separación inmunomagnética
se basa en la interacción entre
antígenos celulares superficiales
y anticuerpos unidos a bolas
magnéticas (Figura 17.15). La
aplicación de un campo
magnético permite separar las
células unidas a las bolas
(selección positiva) de las células
no unidas (selección negativa).

Es un método fácil, rápido y no


muy costoso. Este método
presenta muchas aplicaciones no
sólo en Inmunología sino
también en Microbiología,
utilizando bolas unidas a anticuerpos frente a un determinado microorganismo; en Biología Molecular
para aislamiento de DNA y mRNA utilizando bolas a las que se adsorbe el DNA y bolas unidas a una
secuencia de oligonucleótidos respectivamente.

También se pueden usar para la purificación de proteínas si se unen las bolas a anticuerpos específicos.
La separación de células puede realizarse mediante el FACS (Fluorescence activated cell sorting) en la
que además de los dispositivos de citometría ya mencionados se dispone de mecanismos de separación
celular en función de la fluorescencia emitida por las células marcadas con anticuerpos. Esta es la
técnica que actualmente ofrece mejores resultados.

TÉCNICAS USADAS EN EL AISLAMIENTO DE ANTICUERPOS O ANTÍGENOS PUROS.

Esta técnica es ampliamente utilizada en Bioquímica e Inmunología. Puede aplicarse en el aislamiento de


una población pura de anticuerpos. Para ello se prepara un inmunoabsorbente en fase sólida, que es un
antígeno unido covalentemente a un soporte inerte, como por ejemplo bolitas de dextrano
entrecruzadas. El inmunoabsorbente, se coloca en una columna y la mezcla de anticuerpos se hace
pasar a través de él bajo condiciones fisiológicas.

Los anticuerpos específicos para el antígeno permanecen unidos a la columna, y aquellos que no se
unen son eliminados mediante lavado. En el segundo paso, se eluye la columna, usando un tampón de
elución que disocia la unión antígeno-anticuerpo (por ej., acetato a pH 3.0) para obtener el anticuerpo
que se unió al inmunoabsorbente. A la inversa, colocando anticuerpos en la columna se tendrá antígeno
puro.

Esta técnica permite obtener otros tipos de moléculas. Así una columna de lectina absorberá todas las
moléculas con determinados residuos azúcar, que pueden eluirse en un tampón con el azúcar libre, ya
que éste compite con la proteína ligada por los sitios de unión a la lectina.

INMUNOPRECIPITACIÓN E INMUNOBLOTTING

La inmunoprecipitación es una de las técnicas inmunológicas más útiles cuando se asocia a


electroforesis en gel de SDS-poliacrilamida. De este modo se pueden determinar la presencia y cantidad
de un antígeno, el peso molecular relativo de una cadena polipeptídica, su síntesis y degradación, la
interacción con proteínas, ácidos nucleicos u otros ligandos. La técnica de inmunoprecipitación se divide
en cuatro pasos:

• Marcaje del antígeno (opcional).


• Lisis de las células para liberar el Ag.
• Formación del complejo Ag-Ac.
• Purificación de los inmunocomplejos.

En la mayoría de los casos el antígeno se marca incubándolo con un precursor radiactivo aunque
muchos antígenos se pueden detectar por medios que no requieren marcaje directo. El antígeno se
extrae de las células mediante lisis. Después, los anticuerpos se añaden al lisado y se forman los
inmunocomplejos Ag-Ac.

Éstos se unen por adsorción a una fase sólida que contiene proteína A. Los inmunocomplejos se analizan
generalmente por electroforesis en gel pero también pueden ser usados en diferentes técnicas
incluyendo estudios enzimáticos, unión a ligandos, inmunizaciones, inmunoblotting, etc. Una de estas
técnicas es el Western blot que combina la resolución de la electroforesis en gel con la especificidad de
la detección inmunoquímica. Se utiliza para determinar la presencia y cantidad de antígenos y de
anticuerpos específicos.

En la actualidad es el test confirmatorio más empleado para el diagnóstico del SIDA. Se emplean
antígenos virales obtenidos por cultivo celular. Mediante electroforesis se separan las diferentes
proteínas víricas por su diferente peso molecular. Posteriormente se transfieren a papel de nitrocelulosa
y secundariamente se incuban con el suero problema. Los anticuerpos se detectan añadiendo una anti-
IgG humana marcada con una enzima (peroxidasa) que produce una banda coloreada al añadir un
sustrato. Esta técnica identifica anticuerpos específicos frente a las distintas proteínas del VIH.

OTRAS TÉCNICAS BASADAS EN LA UNIÓN ANTÍGENO-ANTICUERPO

Hay otros modos para detectar el complejo antígeno-anticuerpo una vez que éste se ha formado,
además de los descritos en los apartados anteriores. Son, por ejemplo, las técnicas basadas en el
marcaje de anticuerpos con ferritina u oro coloidad, de gran utilidad en microscopía electrónica. La
técnica de anticuerpos marcados con ferritina se basa en el hecho de que casi el 25% de esta molécula
está formada por hierro que, al ser opaco a los electrones, puede ser detectado en microscopía
electrónica.

Los anticuerpos pueden ser combinados a la ferritina (u otras proteínas) mediante ligandos bivalentes
como el 1,3-difluoro-4,6-dinitrobenceno o la bencidina bidiazoica entre otros. La técnica basada en el
marcaje de anticuerpos con oro coloidal y su uso en microscopía electrónica se basa, al igual que en el
caso anterior, en la opacidad de estas moléculas a los electrones. Estas técnicas son de gran utilidad en
inmunohistología e inmunocitología humana, animal y vegetal. También están tomando cada vez mayor
auge las técnicas quimioluminiscentes.

La quimioluminiscencia consiste en términos generales en la producción química de la luz. Los


marcadores quimioluminiscentes son sustancias capaces de emitir luz cuando, al absorber la energía de
una reacción química oxidativa, son colocadas en un estado de excitación electrónica. La emisión de luz
se produce al volver a su estado inicial y la energía química absorbida se cede en forma de fotones
fácilmente cuantificables con un fotodetector.

Los marcadores quimioluminiscentes constituyen una alternativa al uso de isótopos radiactivos en el


inmunoanálisis, pues los compuestos quimioluminiscentes son de gran estabilidad y la emisión de luz
sólo se produce cuando se provoca la reacción oxidativa siendo posible almacenar largo tiempo los
compuestos luminiscentes. Las técnicas anteriores así como las de inmunofluorescencia,
radioinmunoanálisis e enzimoinmunoensayo pueden realizarse utilizando un sistema de ampliación de
las señales empleando el complejo avidina-biotina.

La biotina es una vitamina de bajo peso molecular, y la avidina es una glicoproteína, contenida en la
clara del huevo. La biotina se une covalentemente al anticuerpo a través de un grupo amina, carboxilo
sulfhidrilo o tiosil. Varias moléculas de biotina, pueden unirse a una de anticuerpo y dada la afinidad
biotina-avidina resulta que, cada molécula proteica, se vería unida, a través de la biotina, con varias
moléculas de avidina a su vez
unidas al marcador
correspondiente.

TÉCNICAS DE BIOLOGÍA
MOLECULAR ÚTILES EN
INMUNOLOGÍA.

Otro grupo de técnicas


ampliamente utilizadas en
inmunología son de biología
molecular. Una de las más
utilizadas es la Southern Blot.
Esta técnica consiste en la
separación de fragmentos de
DNA previamente obtenidos
por digestión con enzimas de
restricción. La separación se
hace mediante electroforesis y después este DNA es transferido a membranas de nylon o nitrocelulosa
(blot). Después, para la identificación de la banda que interesa se realiza un proceso llamado
hibridación, en el que la membrana es "incubada" con un fragmento de DNA complementario al gen de
interés (sonda) previamente marcada, generalmente con un isótopo, lo que permite posteriormente
visualizar mediante autoradiografía la banda en la cual se ha producido unión (Figura 17.16).
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina

8.-Técnicas diagnósticas en el
laboratorio de Inmunología
(Reacción Ag-Ab; citometría de flujo;
pruebas cuantitativas y funcionales de
la inmunidad)

A. Corell
UVA

Indice de contenidos del Tema 8


Técnicas diagnósticas en el laboratorio de
Inmunología
8.1 La reacción Ag-Ab y sus aplicaciones diagnósticas
-Producción de anticuerpos monoclonales
-Técnicas basadas en la reacción Ag-Ab
8.2 Citometría de flujo y sus aplicaciones
-Estudios de fenotipo de linfocitos
-Estudios funcionales y de DNA
8.3 Estudios de la inmunidad innata:
•Complemento
•Fagocitos
8.4 Estudios de la inmunidad adaptativa:
•In vivo: pruebas cutáneas
•In vitro: proliferación de linfocitos
8.5 Pruebas inmunológicas complementarias
Añadir la sangre
Muy despacio
Sin mezclar
Con el
Sangre diluida Plasma
Ficoll
Con RPMI Centrifugar Linfocitos
(1:1) 40 minutos
6 ml 1.800 rpm Lymphoprerp

Granulocitos
Lymphoprer Lymphoprer
4 ml Eritrocitos
4 ml

Recoger con
mucho cuidado
La nube de
linfocitos Poner los Añadir
Linfocitos en medio
Un tubo limpio RPMI Centrifugar
10 minutos
1.200 rpm

Pellet de
linfocitos
Objetivo 40 x

Células /ml = nº células (en 8 cuadros) x 2 x 10.000


ó nº células (en 16 cuadros) x 10.000
Mitógeno Abreviatura Fuente Especificidad

Phytohemaglutin PHA Phaseolus vulgaris Células T 70


ina
Concanavalina-A ConA Canavalia ensiformis Células T 60

cpm (x1000)
Anti-CD3 CD3 Hibridoma MoAb Células T 50
Anti-CD2 CD2 Hibridoma MoAb Células T 40 ConPHA
Anti-CD28 CD29 Hibridoma MoAb Células T 30 SinPHA
Acetato
Phorbol
de PMA Química Células T y B
20
Mirístico
Lipopolisacárido LPS Bacterias Células B 10
Mitógeno
Pokeweed
PWM Phytolacca americana Células B, T-
dependiente
0
Ionóforos de Ca IONO Química Células T y B 0 1 2 3 4 5 6
Interleucina-2 IL-2 Recombinante Linfocitos
Días de cultivo
ERROR: undefined
OFFENDING COMMAND: BCDDUE+ArialNarrow-Bold

STACK:
[/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/space /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
parenleft /parenright /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /period /slash
/zero /one /two /.notdef /four /five /six /.notdef /eight /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /equal /.notdef /.notdef /.notdef /A /.notdef
/C /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /O /.notdef /.notdef /.notdef /S /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /a /b /c /d /e /.notdef /
.notdef /.notdef /i /j /.notdef /l /m /n /o /p /.notdef /r /s /t /u /v /
.notdef /x /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /eacute
/oacute /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /ordmasculine /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef ]
/BCDDUE+ArialNarrow-Bold*1
La finalidad última de
INMUNOLOGÍA GENERAL los linfocitos B es la
2º Medicina producción de
Anticuerpos. Para ello se
diferencian en células
plasmáticas. Los
19.-Generación de Linfocitos B anticuerpos median
funciones efectoras:
efectores -neutralización
(Cooperación T-B; Cambio de isotipo; -opsonización y fagocitosis
maduración de afinidad; antígenos T -degranulación
independientes) -citotoxicidad mediada por
anticuerpos (ADCC)
-activación complemento
A. Corell -inmunidad neonatal y
UVA epitelial

Neutralización
Indice de contenidos del Tema 19
Generación de linfocitos B efectores
• Los anticuerpos se unen directamente a estructuras virales o
19.0 Funciones efectoras de los Anticuerpos bacterianas que bloquean su entrada en las células humanas
19.1 Cooperación entre linfocitos Th y linfocitos B (ej: HIV-CD4, Epstein Barr-CD21).
19.2 Cambio de isotipo: • Los anticuerpos se unen a productos solubles y “dañinos”
-mediadores: CD40 y citocinas producidos por los patógenos (ej, toxinas, venenos).
-mecanismos genéticos
19.3 Mutación somática (de afinidad):
-selección positiva versus anergia
-células plasmáticas y de memoria
19.4 Antígenos T-independientes
Opsonización Degranulación
• La unión del Anticuerpo a las superficies virales o bacterianas,
activa por cambio conformacional su porción Fc. Los Mastocitos tienene Receptores para Fc de la IgE (Fc!R): tras
Su unión al anticuerpo liberan histamina y otras sustancias vaso-
• Las células Fagocíticas tienen Receptores de Fc que se unen a los Activas (inflamación)
Fc, facilitando la fagocitosis de los microbios recubiertos de histamina
anticuerpo.
• La unión del anticuerpo a la superficie microbiana activa el
sistema de complemento: fragmentos de esta activación (C3b y
C4b) también recubren ahora la superficie del patógeno y
promueven la fagocitosis mediante receptores específicos (CRs).

Citotoxicidad Celular dependiente de


Anticuerpos (ADCC)
• La realizan las células NK que poseen receptores para IgG
(Fc III)
• También los Eosinófilos que poseen receptores para IgG
• Los receptores permiten la unión directa de estas células a los
patógenos: ahora estas células efectoras eliminarán (lisarán) al
microbio.
El cambio de isotipo está mediado por “secuencias específicas”
Interacciones entre linfocitos Th y B activados: inicio de la a la cabeza de los genes constantes: “secuencias S (switch)”:
Cooperación T-B Tras la unión de CD40-CD40L y la acción de citocinas

En ausencia de cooperación T-B las células B no progresan


Distintas Citocinas “favorecen” distintos cambios de isotipo
Tras la maduración de afinidad se seleccionan las células B Hay antígenos que inducen respuestas de células B sin mediar la
que producen mejores anticuerpos frente a los antígenos Cooperación T-B: se llaman T-independientes
En algunas de estas respuestas están implicadas células B más
Primitivas (subpoblación B-1), que expresan CD5 en superficie
Descubrimiento de las células B
1954 - Bruce Glick, Universidad del estado de Ohio
Estudia la función de los órganos linfoides en la Bolsa de Fabricio
en la región cloacal de los pollos
Células B
Bursectomía:
sin efecto aparente Ninguno de los
pollos
Pollos bursectomizados bursectomizados
fueron usados en tenía anticuerpos
experimentos para anti-Salmonella
producir anticuerpos
conta Salmonella

Posteriormente se observó que la Bursa era el órgano en el que se


desarrollaban las células productoras de anticuerpos. Estas células
fueron llamadas células B

Los mamíferos no tienen la Bolsa de Fabricio

Origen de las células B y órganos de maduración Desarrollo de las células B en la médula ósea

Maduración de B Regula la formación de un receptor de antígeno


Transferencia de células las células B
de hígado fetal en la periferia B Asegura que cada célula tenga una sola especificidad
Médula ósea normal
B Testa las células B auto-reactivas
Las células B
no maduran B Exporta células útiles a la periferia
Médula ósea defectuosa
B Proporciona un lugar para la produción de anticuerpos

Las células B inician su desarrollo en el hígado fetal


Después de nacer, continúan el desarrollo en la médula ósea La médula ósea proporciona un
MICROAMBIENTE PARA LA MADURACIÓN Y DIFERENCIACIÓN
de las células B
Las células estromales educan
Etapas del desarrollo de las células B
a las células B en desarrollo

Hay contactos específicos célula-célula entre célula estromales y células B


en desarrollo
Las células estromales secretan citocinas
Stem Cell pro-B temprana pro-B tardía pre-B grande
Contacto célula-célula Factores - CITOCINAS
B secretados B madura

Célula estromal pre-B pequeña B Inmadura Periférica

Se necesitan diferentes citocinas y contactos célula- Cada etapa del desarrollo está definida por reordenamientos de los genes
célula en cada etapa de diferenciación de las cadenas IgH, IgL, su expresión en la membrana, expresión de
moléculas de adhesión y receptores para citocinas

Las citocinas y los contactos célula-célula


Las citocinas y los contactos célula-célula
son diferentes en cada etapa
son diferentes en cada etapa

Receptor
pro-B Conjunto interleucina-7
VLA-4 Stem temprana Receptor Interleucina-7
(Integrina) Tyrosine Factor de crecimiento
kinase
VCAM-1 pro-B
Stem cell pro-B
(superfamilia Ig) tardío
Factor de temprana Pre-B
Molécula de crecimiento
adhesión celular unido a la
Célula estromal célula

Célula estromal
Las etapas de diferenciación en la médula ósea están Receptor Pre-B
definidos por reordenamientos de los genes de las Ig Cadena Pesada
VHDHJH

Light chain VpreB


VLJLCL
CHµ λ5
α e Igβ
Igα β
Etapa célula B Stem cell pro-B temprana pro-B tardía pre-B grande Moléculas de
transdución
Configuración de señales
Línea D H a JH VH a DHJH VHDHJH
Genes IgH
germinal Este receptor se expresa transitoriamente
Receptor cuando el reordenamiento VHDHJH CHµ es productivo
expresado λ5 - sustituye a la cadena ligera,
VpreB/λ
en Pre-B es necesario para la expresión en membrana
Los genes de las cadenas ligeras todavía no se han reordenado El ligando del receptor pre-B se desconoce

Evidencias de la exclusión alélica


Formación del receptor pre-B ALOTIPO - Un polimorfismo en la región C de las Ig
Suprime posteriores reordenamientos de las cadenas H Los alotipos pueden ser identificados marcando las Ig de membrana
con anticuerpos
Opta por entrar en el ciclo celular

El ligando del
Pre-B receptor pre-B es a/a b/b a/b
grande desconocido
Asegura una única especificidad

Y
Y

Y
del anticuerpo expresado a B b B a B AND b B
Expande solo las pre-B con
fragmentos VHDHJH unidos
Célula estromal

Y Y
La supresión de reordenamientos de la
cadena H en las pre-B cell evita la
b B a
EXCLUSIÓN ALÉLICA expresión de dos especificidades en una
misma célula
La exclusión alélica evita respuestas no deseadas La exclusión alélica es necesaria para
una eficaz selección clonal
Un receptor antigénico SI hubiera dos receptores antigénicos
por célula por célula
Anticuerpo

YYY B Expresión de Y BY S. typhi S. typhi

antígenos propios
YY por células por ej. cerebro YY
S. aureus S. aureus
Y
Y
Y Y
Y Y

Y
Y
Y Y Y Anticuerpos
Y
Anticuerpos
Anticuerpos Anti-S. aureus
Anti-S. aureus Y
YY Y anti-cerebro
Y Y Y Todas las células hijas deben expresar la misma especificidad,
Y de lo contrario la eficacia de la respuesta inmune se vería comprometida
La supresión del reordenamiento de los genes de las cadenas H
La supresión del reordenamiento de los genes de la cadana H ayuda
asegura una sola especificidad del anticuerpo expresado por la célula
a evitar la aparición de nuevas especificidades
Evita la indución por patógenos de repuestas indeseadas durante la proliferación y selección clonal

La exclusión alélica es necesaria


para evitar agujeros en el repertorio Formación del receptor pre-B
Un receptor antigénico SI hubiera dos receptores antigénicos
por célula por célula Suprime posteriores reordenamientos de las cadenas H
Opta por entrar en el ciclo celular
Anticuerpos Anticuerpos
anti-cerebro anti-cerebro y El ligando del
Y Y anti-S. Aureus Pre-B receptor pre-B es
Y

grande desconocido
Y

B B Asegura una única especificidad


Exclusión de B anti- B anti-S. Aureus del anticuerpo expresado
cerebro por ej. Pero popdrían ser Expande solo las pre-B con
tolerancia a lo propio excluidas dejando fragmentos VHDHJH unidos
B B un “agujero” en el
O Célula estromal
repertorio

Delección Anérgia Y
Y
Y

S. aureus EXCLUSIÓN ALÉLICA


B
Las células pre-B grandes necesitan la
La unión del receptor pre-B condiciona la
unión de los fragmentos VHDHJH para madurar
entrada en el ciclo celular
Secuencia de Transcripción del
nucleótidos de la cadena fragmento 1 Continúa el
H de la IgG3 desarrollo
Pre-B Pre-B
MKXLWFFLLLVAAPRWVLSQ
grande grande
ATGAAACANCTGTGGTTCTTCCTTCTCCTGG
TGGCAGCTCCCAGATGGGTCCTGTCCCAGG
VHLQESGPGLGKPPELKTPLG Large
Pre-B
Large Muchas pre-B
pre-B Pre-B Pre-B
TGCACCTGCAGGAGTCGGGCCCAGGACTG
DTTHTCPRCPEPKSCDTPPPC
Large El receptor de Proliferación Pre-B
Large grande
grande Large grandes con
GGGAAGCCTCCAGAGCTCAAAACCCCACTT PRCPEPKSCDTPPPCPRCPEP Pre-B
Pre-B Pre-B
Pre-B
GGTGACACAACTCACACATGCCCACGGTGC KSCDTPPPCXXCPAPELLGGP
pre-B la pre-B grande grande grande
idénticos receptores
CCAGAGCCCAAATCTTGTGACACACCTCCC SVFLFPPKPKDTLMISRTPEVT
CCGTGCCCACGGTGCCCAGAGCCCAAATCT CVVVDVSHEDXXVQFKWYVD
puede unirse
TGTGACACACCTCCCCCATGCCCACGGTGC
CCAGAGCCCAAATCTTGTGACACACCTCCC
GVEVHNAKTKLREEQYNSTFR a la célula
CCGTGCCCNNNGTGCCCAGCACCTGAACTC VVSVLTVLHQDWLNGKEYKC
TTGGGAGGACCGTCAGTCTTCCTCTTCCCC KVSNKALPAPIEKTISKAKGQP estromal
CCAAAACCCAAGGATACCCTTATGATTTCC EEMTKNQVSLTCLVKGFYPSD
CGGACCCCTGAGGTCACGTGCGTGGTGGTG IAVEWESNGQPENNYNTTPPM
GACGTGAGCCACGAAGACCCNNNNGTCCA
LDSDGSFFLYSKLTVDKSRWQ
GTTCAAGTGGTACGTGGACGGCGTGGAGGT
GCATAATGCCAAGACAAAGCTGCGGGAGG QGNIFSCSVMHEALHNRYTQK

Y
AGCAGTACAACAGCACGTTCCGTGTGGTCA SLSLSPGK* pre-B
GCGTCCTCACCGTCCTGCACCAGGACTGGC Large
TGAACGGCAAGGAGTACAAGTGCAAGGTCT Desarrollo pequeña IgM Célula B
CCAACAAAGCCCTCCCAGCCCCCATCGAGA Transcripción del pre-B
AAACCATCTCCAAAGCCAAAGGACAGCCC interrumpido inmadura
GAGGAGATGACCAAGAACCAAGTCAGCCT fragmento 2
GACCTGCCTGGTCAAAGGCTTCTACCCCAG
CGACATCGCCGTGGAGTGGGAGAGCAATG
(no proteína)
GGCAGCCGGAGAACAACTACAACACCACG
CCTCCCATGCTGGACTCCGACGGCTCCTTC
La proliferación Cadena intracelular VDJCH Expresión de la cadena
Transcripción del Desarrollo
TTCCTCTACAGCAAGCTCACCGTGGACAAG para el pre- ligera y presentación de
AGCAGGTGGCAGCAGGGGAACATCTTCTCA fragmento 3 Reordenamiento VL-JL
TGCTCCGTGATGCATGAGGCTCTGCACAAC
CGCTACACGCAGAAGAGCCTCTCCCTGTCT
interrumpido receptor no la IgM en la membrana
ETXVVLPSPGGSSQMGPVPGA
CCGGGTAAATGA
PAGVGPRTGEASRAQNPTW*
expresado

El reordenamiento de las cadenas pesada y ligera


puede ser desperdiciado Las células B tienen muchas posibilidades de
B cells have several chances to successfully
reordenar los genes de las Ig correctamente
V D J C Línea germinal rearrange Ig genes
V D D J C Unión DH-JH pre-B pro-B temprano
Early Pro B pro-B
Late Pro tardío
B pre-B
Pre B B inmaduro
Immature B
grande
V V D J C Unión VH-DHJH DH-JH VH-DJH κ on first
SI SI κ en el primer SI
On
en el first
primer enOn
el primer
first chromosome
cromosoma
IgMκ
With two “random” joins to generate a heavy chain

Y
chromosome
cromosoma cromosoma
chromosome NO
there is a 1:9 chance of a rearrangement of being in frame SI
NO NO SI κ en κelon
segundo
second
SI cromosoma
V J C Línea germinal
chromosome B
pre-B DH-JH VH-DJH NO
Unión VL-JL pequeño enOn
el second
segundo enOn second
el segundo
V V J C λ enλelonprimer
first SI
chromosome
cromosoma chromosome
cromosoma
cromosoma
chromosome IgMλ
With one “random” join to generate a light chain
there is a 1:3 chance of a rearrangement being of frame

There is, therefore, only a 1:27 chance of an in frame rearrangement


NO
NO λ enλelon
segundo
second
cromosoma
chromosome
NO
SI
Y
B
B
NO
Out of frame rearrangements arrest further B cell maturation
La adquisición de la especificidad antigénica
Células B auto-tolerantes: Selección clonal
obliga a testar
el reconocimiento de antígenos propios
Y pre-B
B
B B

Y
Y
pequeño

B B YY B
inmaduro
Y
Pre-B pequeños B inmaduros
Sin receptor de antígeno en la Expresan Ig en la membrana
membrana Capaz de percibir el antígeno
Incapaz de percibir el antígeno Puede ser testada su auto- pre-B pequeñas B inmaduros Delección clonal
Puede ser auto-reactivo reactividad forman las Ig reconocen por apoptosis
antígenos propios
Eliminados del repertorio DELECCIÓN MULTIVALENTES
Parada de la función ANERGIA
Alteración de la especificidad MODIFICACIÓN DEL RECEPTOR

Edición del receptor


Células B auto-tolerantes: anergia
El reordenamiento del receptor para un antígeno propio
puede ser sustituido
IgD normal IgM baja
V V V V D J C

pre-B
YY Y IgM

!! El receptor
Y
Y

B
pequeño B IgD IgD

Y
B
inmaduro B B
reconoce
Y antígenos Apoptosis
propios!! o anergia
IgD Para del desarrollo
y reactivación de B
RAG-1 y RAG-2

B
V V V D J C
pre-B pequeñas B inmaduros
forman las Ig reconocen
antígenos propios
Anergia B La edición del receptor ahora reconoce

Y
Sin reacción cruzada B un antígeno diferente y
puede ser retestada su especificidad
Diferenciación en la periferia
B auto-tolerancia: exportación de la auto-tolerancia

IgD y IgM normal

YY IgD YY

YY
Small
IgM
YY IgM
YY B

Y
B

YY
Immature
pre-B B

YY
BB

YY
IgD YY

Y
IgD
B B
YY
YY YY YY
YY
IgM IgM
B maduros perifericos
IgD
Y YY
Las células B maduras B reconce antígenos
salen a la periferia no propios en la periferia
pre-B pequeñas B inmaduros no Célula plasmática
forman las Ig reconocen secretora de Ig
ningún antígeno
propio

Las células B recirculantes Las células B recirculantes son atrapadas por los
pasan a través de los órganos linfoides antígeno extraños en los órgano linfoides
B en sangre Las células B entran
en los nódulos linfoides
Área T
Las células B proliferan y salen a la sangre vía
rápidamente vénulas endoteliales
Área B

El antíogéno entra en
los nódulos linfáticos Y
vía vasos aferentes YY
Y
YYY
YY

Y
Y
YYY
Y El centro germinal
YY
Vaso linfático eferente Y liberacélulas B
CENTRO GERMINAL que se diferencian en
Estructura transitoria células plasmáticas
de proliferación intensa
Anatomía del Centro Germinal Resumen:
2. Las células B (centrocitos) regulan
4. Las células selecionadas Las células B se desarrollan en el hígado fetal antes del nacimiento y de
las Ig de membrana, para la división y
dejan los nódulos linfoides adultos en la médula ósea
reciben señales coestimuladoras de
las células T y de células como células de memoria
o como células plasmáticas Las etapas de diferenciación B están definidas por reordenamientos
foliculares dendríticas
génicos

La unión del receptor pre-B es esencial para el desarrollo de las células


Zona clara B
La exclusión alélica es esencial para el carácter clonal de la inmunidada
B Zona oscura
Las células Las células B tienen varias oportunidades para reordenar su recepto
foliculares T
antigénico
dendríticas
selecionan Las células B auto-reactivas son eliminadas por delección clonal y aneria
células B útiles
1. Las células B (centroblastos) Las células B maduras se desarrollan en los centros germinales
regulan las Ig de membrana,
3. Apoptosis de células proliferan, hipermutan somáticamente
auto-reactivas y de sus genes de las Ig.
células no seleccionadas AFINIDAD DE LA MADURACIÓN

Receptor B
Cadena Pesada
VHDHJH

Light chain
VLJLCL
CHµ
α e Igβ
Igα β
Tema 04. Moléculas de Histocompatibilidad
Las moléculas de histocompatibilidad fueron inicialmente descubiertas tras demostrarse que estaban
relacionadas las reacciones de rechazo de tejidos y órganos trasplantados entre individuos de la misma
especie. Sin embargo hoy sabemos que las moléculas de histocompatibilidad juegan un papel esencial
en la respuesta inmunológica capturando y presentando antígenos a las células T sin cuya función sería
imposible la defensa del organismo frente a todos aquellos microorganismos, principalmente virus, que
consiguen entrar en las células de cada individuo.

En el humano se denominan antígenos HLA (Histocompatibility Leucocyte Antigens) y una de las


principales características de estas moléculas es su extraordinario polimorfismo, esto es cada uno de los
genes que las codifican pueden expresarse de múltiples maneras. Los loci genéticos reguladores de la
síntesis de estas moléculas se agrupan en una región denominada Complejo Mayor de
Histocompatibilidad (MHC) y se heredan de padres a hijos de acuerdo con las leyes de Mendel. Aunque
fueron originalmente descritas estas moléculas como HLA por su implicación en la histocompatibilidad
de trasplantes por lo que también se le reconoció como antígenos presentes en los leucocitos, hoy
sabemos que se pueden encontrar en la mayoría de las células del organismo y que por su polimorfismo
son responsable de la diversidad biológica de cada miembro de la especie humana, por lo que su
denominación más adecuada podría ser la de Moléculas/marcadores Celulares
de Diversidad (MCD).

Los primeros trabajos sobre estas moléculas fueron realizados por Gorer (1936)
en ratones viendo como se producía rechazo de ciertos trasplantes entre
ratones de distintas cepas endogámicas y la obtención de aloantisueros
mediante inmunización con células de entre distintas cepas. En el caso humano,
el primer antígeno de histocompatibilidad descrito fue Mac (en la actualidad
conocido como HLA-A02+*), descubierto por Jean Dousset en 1958, (Figura 5.1).

Pronto el propio Jean Dausset y otros investigadores demostraron la existencia


de una estrecha relación entre estas moléculas y la supervivencia de riñones
trasplantados. En la actualidad, son ya centenares los antígenos de este tipo que
se han definido en humanos gracias a la intensa colaboración establecida entre
los laboratorios que trabajan en histocompatibilidad, a través de los Workshops
Internacionales de Histocompatibilidad que desde 1964 se celebran
periódicamente.

En este capítulo estudiaremos la estructura de estas moléculas y la organización de los genes que las
codifican. También se estudiarán las funciones de estas moléculas en la presentación de péptidos a los
receptores TCR de las células T y su implicación en la eliminación de timocitos potencialmente
autorreactivos.

Por otra parte se estudiara el alcance de polimorfismos de las mismas y su importancia en la definición
del individuo como ser biológicamente único y su utilidad en el diagnóstico de ciertas enfermedades,
estudios de paternidad y de migraciones de poblaciones humanas.
Estructura y función moléculas histocompatibilidad

Según su estructura las moléculas de


histocompatibilidad se dividen en dos grandes grupos:
moléculas de histocompatibilidad clase I y clase II con
estructuras y funciones diferentes.

Entre las primeras se encentran las moléculas clásicas


de clase I que corresponde con los antígenos HLA-A, B C
y las moléculas no clásicas entre las que se encuentran
HLA-E, F, G y CD1. Las moléculas HLA clase II pueden ser
HLA-DR, DQ y DP. (Tabla: Clases y formas de HLA)

Estructura de las moléculas HLA de clase I

Las moléculas HLA clase I se encuentran constituidas por 2 cadenas polipeptídicas: una cadena pesada,
glicosilada, de mayor tamaño, que se encuentra asociada, mediante interacciones no covalentes a una
cadena más pequeña, cadena ligera, la β-2-microglobulina. (Figura: HLA I y II).

La cadena pesada, es altamente variable entre individuos de la misma especie, siendo la responsable
del polimorfismo antigénico de las moléculas de histocompatibilidad clase I, mientras que la cadena
ligera es igual en todos los individuos (Figura: Variabilidad HLA).

En la cadena pesada, se distinguen tres zonas bien definidas, una zona extracelular de mayor tamaño y
otras más pequeñas que corresponde a la región transmembrana, e intracitoplasmática. La zona
extracelular se halla organizada en tres dominios de aproximadamente unos 90 residuos cada uno,
denominados α-1, α-2 y α-3 mantenidos por la existencia de puentes intracatenarios.

Los dominios α-1 y α-2 constituyen regiones de contenido variable en aminoácidos mientras que el
dominio α-3 es bastante y pertenece a la superfamilia de las Igs y por tanto muestra una notable
homología con la región constante de las inmunoglobulinas y con la β-2 -microglobulina
La cadena
β-2-microglobulina, es un
polipéptido idéntico al
encontrado en el
componente sérico y los
genes que la codifican no
se encuentran en el MHC,
situándose en el
cromosoma 16 en el
hombre.

El análisis estructural de la
β-2-microglubulina revela
que pertenece a la
superfamilia de las
inmunoglobulinas, con una
notoria homología con el
tercer dominio constante de la cadena pesada de las mismas. (Figura Estructura HLA-I)

Estructura de las moléculas HLA clase II.

Las moléculas de clase II son glicoproteínas que se encuentran en la superficie celular y están formadas
por dos cadenas, α y β unidas entre sí mediante interacciones de naturaleza no covalente. Tanto la
cadena α como β se encuentran codificadas por genes situados en el MHC. Están constituidas por dos
dominios extracelulares, α-1 y α-2 y β -1 y β -2 en cada una de ellas.

Estructura tridimensional.

El análisis de la estructura tridimensional de los antígenos de histocompatibilidad de clase I y clase II,


determinada mediante cristalografía, demuestra que los dominios están estructurados de forma
diferente. Así, dentro de los antígenos clase I, el dominio α-3 y la β-2-microglobulina están organizados
en estructura de hoja plegada β. Por el contrario los dominios a1 y a2 constan cada uno de ellos de una
sola zona formada por cuatro fragmentos en estructura de hoja plegada β seguido de otro segmento
organizado en forma de a-hélice.

Esta organización delimita una hendidura denominada sitio de unión al péptido (peptide binding groove)
en el que los residuos más polimórficos se encuentran en el suelo y las paredes de la hendidura. En esa
hendidura se localiza un péptido que no pertenece a la molécula y de aproximadamente 8-10
aminoácidos. Ese péptido procede de proteínas endógenas, como veremos en el capítulo siguiente e
interacciona con las moléculas de histocompatibilidad mediante fuerzas no covalentes entre sitios
concretos de ambas estructuras. Un determinado antígeno de histocompatibilidad puede unirse a
péptidos diferentes siempre que éstos posean uno o varios motivos que interaccionen con zonas de la
molécula cuya estructura suele estar condicionada por residuos polimórficos.

La estructura tridimensional de los antígenos de clase II también ha sido determinada por cristalografía y
es semejante a la de los antígenos de clase I. Los dos dominios proximales ( α2 y β2) son los equivalentes
al dominio α-3 y a la β-2-microglobulina de los antígenos clase I, mientras que los dos dominios distales
(α-1 y β-1) de los antígenos clase II se corresponden con los dominios α-1 y α-2 de la molécula clase I. La
hendidura donde se ubica el péptido se forma entre los dominios α-1 y β-1 de las moléculas clase II.

Distribución tisular de las moléculas clase I y II.

Las moléculas de clase I se encuentran presentes en la mayoría de las células nucleares del organismo
pero no en todas, dado que, en algunas localizaciones, su expresión es mínima o incluso nula, como
sucede en el endotelio, glándulas de Brunner duodenales, trofoblasto velloso o neuronas del sistema
nervioso central. La expresión de las moléculas de clase II se encuentra fundamentalmente restringida a
macrófagos, monocitos, linfocitos B y cuando están activados también en linfocitos T y NK. Igualmente
se encuentra expresado en alta densidad en otras células que actúan como presentadoras de antígenos,
tales como células dendríticas del bazo,
epidérmicas de Langerhans o células endoteliales.

También se encuentran en progenitores


hematopoyéticos, células leucémicas y células de
diferentes tipos de tumores.

Esta distribución diferencial de las moléculas de


histocompatibilidad de clase I y II se encuentra
directamente relacionada con la diferente función
de cada tipo de moléculas.

En suma las moléculas de histocompatibilidad están presentes en la mayoría de células del organismo
actuando así para las células del sistema inmunitario "como marcadores lo propio" (el yo inmunológico)
en tanto que han intervenido en el proceso de selección de los linfocitos T en el proceso madurativo en
el timo y en donde se han eliminado todos aquellos clonos que potencialmente son autorreactivos pero
permanecen precisamente aquellos que reconocen a las moléculas de histocompatibilidad propias
(Tabla: distribución HLA).

Moléculas de histocompatibilidad no clásicas

Entre este grupo destacan de manera más significativa, las moléculas de histocompatibilidad HLA-G,
HLA-E y HLA-F, que presentan una gran homología con las moléculas clásicas clase I (HLA-A, -B y -C),
aunque poseen funciones muy diferenciadas

• Molécula HLA-E: La estructura tridimensional de la molécula de HLA-E, es muy similar a la de


las moléculas clásicas HLA-A, B y C presentando sitios de unión conservados para la β-2-microglobulina
aunque tiene mucho pero no el polimorfismo de las anteriores. Esta molécula se encuentra en la
mayoría de las células del organismo y su importancia radica en que cuando es reconocida por los
receptores CD94/NKG2A presentes en la mayoría de las NK y ciertos linfocitos T, los inhiben. De esta
manera parece que se protegen las células del organismo frente a su destrucción sobre todo de células
NK. Recientemente se ha descubierto que la proteína UL40 presente en los citomegalovirus, es capaz de
unirse ella,
• Molécula HLA-F: Se sabe que esta molécula se expresa principalmente en células de amígdalas,
bazo y timo. La localización de la proteína es intracelular y está descrito que los tetrámeros de HLA-F se
unen a los receptores ILTR2 (LIR1) y ILTR4 (LIR2) que son receptores inhibidores presentes en NK y otros
leucocitos.

• Molécula HLA-G: esta molécula se caracterizan por un limitado polimorfismo y una


distribución celular y tisular restringida al trofoblasto fetal y células del epitelio tímico. Esta molécula
puede presentarse en siete isoformas distintas, codificadas por splicing alternativo, cuatro de ellas son
proteínas unidas a membrana (HLA-G1, G2, G3 Y G4), y otras tres isoformas que son proteínas solubles
(HLA-G5, G6 Y G7). Parece que juega un papel muy importante inhibiendo el sistema inmune de la
madre para proteger al feto que en definitiva es un trasplante, debido a contenido paterno presente en
el mismo.

o Familia de moléculas CD1. Los antígenos CD1 son glicoproteínas no polimórficas constituidos
por una cadena pesada de 43-49 kDa que, en muchos casos, se asocia con la β-2-microglobulina (β-2-m).
Se ha definido como una molécula presentadora de antígeno presente en la mayoría de los mamíferos
encontrándose tanto en las células dendríticas como en timocitos. Mientras que en ratones las
moléculas CD1 pueden presentar péptidos y moléculas no peptídicas como glicolípidos a células T, en
humanos sólo hay evidencia de presentación de antígenos no peptídicos de origen microbiano,
generalmente a células T de TCR restringido Las células T implicadas en el reconocimiento de antígeno
presentado por CD1 son denominadas NKT. En humanos la familia de los genes de CD1 contiene 5
miembros: CD1A, CD1B, CD1C, CD1D y CD1E, que se agrupan en dos grupos en base a la similitud de la
secuencia de aminoácidos entre ellas y entre especies. En general, las moléculas de CD1 se expresan
predominantemente en timocitos y en algunas APCs derivadas de médula ósea como las células
dendríticas. Se ha descrito que las células del epitelio intestinal expresan las moléculas de CD1d.

GENÉTICA DEL COMPLEJO MAYOR DE HISTOCOMPATIBILIDAD

Como ya se ha dicho, los genes que codifican las moléculas de histocompatibilidad que se encuentran
agrupados en el genoma formando el Complejo Mayor de Histocompatibilidad que se extiende
aproximadamente 2-3 centimorgans (aproximadamente 4x106 pares de bases) y en el humano contiene
al menos 50 genes distintos.

Este grupo de genes se encuentra organizado de forma diferente en las distintas especies, conociéndose
con precisión la organización genética del MHC en el hombre, sistema HLA. Recientemente se ha
propuesto una nueva taxonomía para clasificar los distintos genes que codifican las moléculas de
histocompatibilidad.
(Tabla: Funciones
HLA)

Complejo Mayor de
Histocompatibilidad en el
hombre.

El Complejo Mayor de
Histocompatibilidad en el hombre
está constituido por un grupo de
genes situado en el brazo corto
del cromosoma 6.

El complejo mayor de
histocompatibilidad humano es donde se codifican los loci que de los distintos antígenos HLA clase I y II.
(Figura Complejo Mayor de Histocompatibilidad)

Entre los de clase I se encuentran los genes que codifican las cadenas a de los antígenos HLA-A, HLA-B y
HLA-C y entre los de clase II se encuentran los pares de genes que codifican las cadenas alfa y beta de los
antígenos HLA-DR, HLA-DQ y HLA-DP. Este grupo de genes se heredan de acuerdo con las leyes de
Mendel, como caracteres codominantes simples.

La región genética de un cromosoma que contiene


todos los genes HLA (a excepción de los que codifican
la beta-2-microglobulina) se denomina haplotipo HLA
(Figura Haplotipo HLA)

Así pues un haplotipo HLA incluye los genes clase I:


HLA-A, HLA-B y HLA-C y los genes clase II: HLA-DR,
HLA-DQ y HLA- DP. y otros loci que codifican
moléculas implicadas en el procesamiento de
péptidos como son los genes TAP cuyos productos
están implicados en la transferencia de péptidos del
citosol al retículo endoplásmico y los genes LMP que
codifican componentes del proteosoma responsable
de transformar proteínas en péptidos que
posteriormente serán presentados en la superficie celular.

Asimismo en esta región se encuentran los genes que codifican algunos factores del complemento, la
enzima 21-hidroxilasa, la citocina TNF-alfa y otros genes y pseudogenes con homología estructural con
los genes clase I y clase II con limitado polimorfismo y cuya función aun se encuentra insuficientemente
aclarada (Figura MHC
humano)

La existencia de estos
diferentes loci fue
demostrada por la
aparición espontánea de
recombinaciones entre
los mismos o la
existencia de líneas
celulares mutantes, con
pérdidas de uno o varios
loci y ha sido
confirmada a lo largo de
los últimos años por el
empleo de técnicas de
biología molecular que
han permitido aislar y
secuenciar estos genes. Gracias a estas técnicas de biología molecular se ha descubierto la existencia en
esta región de numerosos genes y pseudogenes pero solamente una minoría tienen estructura clase I o
clase II mientras que la mayoría no están relacionados estructuralmente.

Cada célula del organismo, (excepto las células germinales), poseen un haplotipo procedente del padre y
otro de la madre. La mayoría de los genes del MHC son altamente polimórficos, es decir pueden ser
estructuralmente diferentes entre individuos de la misma especie. No obstante, como se vio al hablar de
la estructura, existen zonas muy conservadas, prácticamente idénticas en todos los individuos y zonas
altamente variables. Cada especificidad definida en la superficie celular representaría un alelo diferente
a nivel genómico.

Dado que cada individuo posee dos de cada uno de estos alelos, el número de combinaciones teóricas
posibles en la población considerada en su conjunto es muy alto. A menudo se describen nuevas
especificidades asociadas a otras previamente establecidas. Estas nuevas especificidades se suelen
denominar especificidades subtípicas que aparecen por división de otras anteriores y a las antiguas
especificidades supertípicas. Así por ejemplo, las especificidades HLA-B51 y HLA-B52 se consideran como
productos de la división del antígeno HLA-B5.

De hecho la secuenciación de los genes HLA ha demostrado que el polimorfismo que es detectado a
nivel serológico es sólo una parte del que se encuentra a nivel genómico. Así por ejemplo existen
numerosos subtipos de HLA-A2 y numerosos subtipos de HLA-B27. Ello ha hecho que se establezca un
nuevo sistema de nomenclatura para los diferentes alelos HLA que utiliza la letra del loci seguida de 4
dígitos tal como se muestra en el Apéndice. Los dos
primeros dígitos serían los de la especificidad serológica y
los otros dos indicarían la especificidad detectada por
secuenciación.

Los haplotipos heredados de cada padre van a determinar


el genotipo del hijo, es decir, el genotipo de éste será la
suma de un haplotipo procedente de padre y otro
procedente de la madre (Figura Herencia haplotipos). Se
ilustra gráficamente todo lo anteriormente expuesto.
En una familia determinada en la que el padre tiene los haplotipos (a) = A2, B8, Cw1, DR1 y (b) = A3, B7,
Cw3, DR4 y la madre los haplotipos (c) = A2, B7, Cw2, DR2 y (d) = A11, B13, Cw3, DR5 los hijos podrán
heredar cuatro combinaciones distintas de estos haplotipos, siendo (a, b), (b, c) y (b, d) los posibles
genotipos resultantes.

Tras la secuenciación del Complejo Mayor de Histocompatibilidad se conoce que esta región la forman
más de 200 loci, muchos de los cuales aún son funcionalmente desconocidos, aunque posiblemente solo
la mitad juegue un papel en la función del sistema inmune.

Probablemente el estudio del polimorfismo de esta región ayudará a comprender por qué unas
personas desarrollan unas enfermedades y otras no, en todo caso este avance será una importante
herramienta para el estudio filogenético, la biología y la evolución de las familias de multigenes, las
poblaciones y la enfermedad.

Loci HLA-A, B, C.

La región que codifica las moléculas de clase I está dividida en tres loci, conocidos como A (Tabla I) , B
(Tabla II-III) y C, (Tabla IV) que codifican tres tipos de cadenas pesadas para las distintas moléculas de
clase I. Algunos de estos genes han sido estudiados mediante técnicas de hibridación de DNA y se ha
demostrado que se encuentran divididos en exones e intrones, encontrándose una estructuración
homóloga a los genes que codifican la b-2 microglobulina, las inmunoglobulinas y otros tipos de
proteínas. El prototipo de gen que codifica moléculas de clase I, se encuentra dividido en 8 exones, cada
uno de los cuales, se corresponde a cada dominio estructural de la molécula. Si bien se conoce con
precisión la función de estas tres familias de antígenos de histocompatibilidad de clase I expresados en
la superficie celular, se ha demostrado la existencia de otros genes que también codifican otros
antígenos HLA de clase I con menor polimorfismo y cuya expresión es variable, tanto en su distribución
tisular como en la densidad de la membrana celular. Entre estos genes se incluyen: HLA-E, HLA-F y
HLA-G.

• Gen HLA-E: Este gen presenta una secuencia parecida a la molécula Qa1 murina, que une
péptidos hidrofílicos de la secuencia leader de las moléculas MHC clásicas. Se expresa en pequeñas
cantidades en la superficie de la célula, y su expresión está regulada por la presencia de las otras
moléculas de histocompatibilidad presentadas en la superficie celular y es TAP dependiente.

• Gen HLA- F: Este gen es muy similar en estructura y secuencia a los genes de las moléculas
clásicas. Se transcribe en una gran variedad de células y tejidos presentando un polimorfismo limitado.

• Gen HLA-G: Este gen presenta la estructura típica de la HLA clase I y su expresión parece estar
restringida a la placenta y se asocia con funciones de carácter tolerogénico.

Región HLA-D

En la región D se localizan los genes que codifican las moléculas HLA-DR (Tabla V-VI ), HLA-DQ (Tabla V )
y HLA-DP. Su análisis bioquímico demuestra que se trata de moléculas de clase II compuestas, como ya
hemos indicado, por una cadena a y otra b. Las moléculas HLA-DR y HLA-DQ se estudiaron por serología
y los antígenos HLA-DP fueron inicialmente definidos por estudios funcionales, mediante estimulación
secundaria de linfocitos previamente sensibilizados (PLT).

El empleo de técnicas de biología molecular ha permitido el aislamiento y secuenciación de los genes de


esta región, de manera que hoy se conoce con precisión que la región D posee un elevado número de
genes. Los genes de la familia DR comprenden un gen DRA que codifica la cadena DRalfa y posee escaso
polimorfismo y al menos cuatro genes DRB (DRB1, 3, 4, 5) que codifican cadenas DRbeta que contienen
gran polimorfismo.

Se han descrito otra serie de pseudogenes DRB (DRB2, 6, 8) sin conocerse aún su función y expresión. La
cadena proteica DRα puede combinarse (Figura Recombinación genes clase II) Con las diferentes
cadenas β codificadas por los genes DRB dando origen a las mol éculas de clase II portadoras de las
especificidades HLA-DR (la unión de los productos de los genes HLA-DRA y HLA-DRB1 y las
especificidades HLA-DRw51, 52 y 53 (la unión de los productos de los genes HLA-DRA y HLA-DRB5, DRB3
o DRB4, respectivamente).

Tanto las familias DQ como DP contienen dos pares de genes, es decir dos genes a y dos genes b,
próximos entre sí y todos poli- mórficos. Sólo uno de estos pares, DQA1 y DQB1 y DPA1 y DPB1,
codifican las cadenas a y b de las moléculas de clase II HLA-DQ y HLA-DP respectivamente. Los otros 2
pares de genes DQA2, DQB2 y DQB3 (pseudogen) y DPA2 y DPB2 poseen un limitado polimorfismo y no
se encuentran expresados en la superficie celular. Además existe otra subregión que contiene un gen a,
denominado DNA, y un gen beta, DOB, que podrían codificar un nuevo tipo de moléculas clase II. Por
otra parte también se han localizado una nueva pareja de genes, HLA-DM, no polimórficos, que se
encuentran implicados en el proceso de procesamiento y presentación de antígeno como se expone en
el próximo capítulo. Cada uno de estos genes está estructurado en secuencias de intrones y exones
relacionados con los dominios estructurales de la proteína codificada por ellos.

FUNCIÓN MOLÉCULAS DE HISTOCOMPATIBILIDAD

Las moléculas de histocompatibilidad están presentes en la mayoría de células del organismo actuando
así para las células del sistema inmunitario "como marcadores lo propio" (el yo inmunológico) en tanto
que han intervenido en el proceso de selección de los linfocitos T en el proceso madurativo en el timo y
en donde se han eliminado todos aquellos clonos que potencialmente son autorreactivos pero
permanecen precisamente aquellos que
reconocen a las moléculas de
histocompatibilidad propias.

Complementariamente a lo indicado
anteriormente, la función biológica más
relevante de las moléculas de
histocompatibilidad propias presentes en las
células del organismo es la de presentar
péptidos antigénicos para la activación de los
linfocitos T. Los linfocitos T que reconocen
moléculas HLA clase I y su péptido,
pertenecen a la subpoblación de linfocitos
citotóxicos mientras que las células T que
reconocen moléculas HLA clase II en su la
mayoría tienen la función de producir
citocinas (Tabla funciones HLA).

Polimorfismo HLA.

El complejo mayor de histocompatibilidad posee un número extraordinariamente grande de alelos


diferentes en cada locus y es uno de los complejos genéticos más polimórficos que se conocen en
vertebrados superiores.

Estos alelos difieren en sus secuencias de DNA de una persona a otra y en el número de aminoácidos
entre los alelos. El análisis de genes de ha revelado mas de mil alelos para HLA clase I y más de 500
para clase II. Este enorme polimorfismo da como resultado una gran diversidad de moléculas del
complejo mayor de histocompatibilidad dentro de una especie.
Todo ello permite calcular una enorme cantidad de diferentes haplotipos
clase I y clase II posibles en la población humana, pero como cada
haplotipo contiene genes tanto de clase I como de clase II, las cifras se
multiplican para obtener un total superior a 5 x 10" posibles
combinaciones de estos alelos.

Las variaciones de un alelo a otro no están distribuidas al azar, sino que se


concentran en las regiones de la molécula que están más relacionadas en
la interacción de estas moléculas con los péptidos antigénicos. (Tabla
Polimorfismo HLA)

Desequilibrio de ligamento

El cálculo del nivel de polimorfismo calculado según el número de alelos


es inferior al que realmente se presenta en a población. Este fenómeno se
conoce como desequilibrio de ligamento que corresponde, pues, a la diferencia entre la frecuencia
observada para una combinación particular de alelos y la esperada con base en las frecuencias de los
mismos en los distintos individuales.

Para explicar este fenómeno, se han propuesto la intervención de varios procesos que no serían
excluyentes los unos de los otros. Uno de ellos es que los haplotipos con representación mayor en la
población actual reflejarían las combinaciones de alelos presentes en los fundadores (esto es por
ejemplo lo que ocurriría en la población india de americana).

Otra es que se presente como consecuencia de los efectos del proceso evolutivo; por ejemplo, algunas
combinaciones de alelos proporcionarían resistencia a ciertas enfermedades y harían que se
seleccionaran y estuvieran representadas en mayor frecuencia mientras que otros que podrían generar
efectos perjudiciales, como mayor susceptibilidad enfermedades autoinmunes, y se expresasen con
menor frecuencia debido a un proceso de selección negativo. Por último es necesario resalta también
que en ello puede intervenir el hecho de que unas zonas del DNA sean más propensas a al
entrecruzamiento entre los alelos que
otras.

¿Cómo se genera la diversidad de las


moléculas HLA?

Las moléculas HLA que una persona


expresa están fijadas en los genes y no
cambian con el tiempo como hemos
visto parta las inmunoglobulinas en los
RCTs que se pueden ir generando de
manera dinámica mediante procesos
somáticos, que incluyen reorganización
génica y mutación somática de los
genes.

La diversidad de moléculas HLA de una especie proviene del polimorfismo que implica la presencia de
múltiples alelos en un locus genético dentro de la especie humana. La diversidad de moléculas HLA en
un individuo se debe no solo a la presencia de diferentes genes sino también a los diferentes alelos que
cada uno de ellos se pueden presentar en cada individuo y muy excepcionalmente a mutaciones
acaecidas en los genes del complejo mayor de histocompatibilidad acaecida en el momento de
conformarse los genes de la descendencia (Tabla: generación diversidad HLA).

Todo hace indicar que el polimorfismo del CMH evolucionó con el objeto de contrarrestar la evolución
de los microorganismos hacia variantes cuyos péptidos no son presentados por las moléculas del CMH y
evitar de esa manera su patogenicidad una el que infectan al organismo. La lucha entre el individuo y
microorganismos, existen desde molécula mismo origen del mismo dado que los microorganismos
existen desde antes que el propio individuo, Obviamente si se evade la presentación antigénica de los
microorganismos, éstos adquieren la capacidad de establecer una infección sin ser detectados por el
sistema inmune.

Por lo tanto, el sistema inmune ha ido mutando los genes del CMH para generar una alta variabilidad en
el sitio de unión al péptido de manera de anular la posibilidad de los microorganismos de generar
variantes cuyos péptidos no son presentados por las moléculas del CMH. Esta presión de selección hizo
que la frecuencia de sustituciones de secuencias en diferentes alelos del CMH sea muy superior a lo
esperado si el proceso fuera una simple introducción de mutaciones al azar. Sin embargo muchos virus
han desarrollado mecanismos de escape del sistema inhibiendo la expresión de moléculas HLA y que
hay que tratar con IFN por su capacidad de aumentar la expresión de las mismas y así combatir ele
efectos potencialmente deletéreos de los mismos.

Factores inductores de la Generación de polimorfismo

La diversidad en las moléculas HLA se va generando de manera permanente aunque lenta han influido
múltiples factores y circunstancias. Entre ellas destacona gérmenes frente a los cuales tiene que
defenderse el individuo y también parecen ser decisivos otras fuerzas naturales como son el hecho de la
reproducción sexual y la elección de pareja que ello conlleva y que la implantación embrionaria en el
útero es más factibles en embriones mas heterocigóticos así como la progresión del embarazo
presentan menos complicaciones feto
heterocigóticos que homocigóticos.

Efectivamente, a mayor cantidad de alelos,


mayor será la variabilidad y posibilidades de
unión de los distintos péptidos a las
moléculas HLA. Esto trae como consecuencia
que la respuesta inmune mediada por
linfocitos T contra cualquier agente patógeno
será más amplia y eficiente y en consecuencia
más ventajosa la capacidad de defensa a
mayor polimorfismo lo que les da a las
personas más poliformas más posibilidades
de sobrevivir ante plagas o infecciones
concretas y de la evolución.

Todo ello justifica que al correr del tiempo


desaparecen de las poblaciones con menos capacidad de defensa (por ejemplo en una plaga en la
antigüedad) y sólo sobreviven los más aptos. Por ejemplo al paludismo, sobre todo a la forma grave o
el mayor grado de progresión a SIDA de las personas infectadas por el virus HIV que son homocigóticas
en relación a las heterocigóticas.

Tipaje HLA.

Se denomina tipaje HLA, al análisis que se realiza en el laboratorio para conocer las moléculas de
histocompatibilidad o los alelos HLA de un
determinado individuo mediante métodos
serológicos o de sus genes por biología
molecular (Figura Tipaje HLA) El tipaje HLA
tiene especial interés en las siguientes
situaciones:
• Estudio de la asociación con distintas formas clínicas de una enfermedad. Por ejemplo la
diabetes insulino-dependiente está asociada a DR3 y DR4
• En trasplantes de órganos y medula ósea y en
• Estudios de filiación familiar. La mayoría de los genes del HLA son altamente polimórficos,
como ya se explicó en el apartado anterior, y cada especificidad definida en la superficie celular
representaría un alelo diferente a nivel genómico. Así se han descrito numerosos alelos para los
diferentes loci HLA.

Método Serológico.

El método serológico más comúnmente utilizado es el test de microlinfocitotoxicidad, que se realiza


enfrentando una población de linfocitos a una batería de sueros o anticuerpos monoclonales que son
específicos para cada uno de los antígenos posibles. Posteriormente se añade complemento de tal
manera que en los pocillos en los que se encuentre el antisuero específico para los antígenos de un
individuo determinado, se producirá la lisis
celular que podrá ser visualizada al
microscopio.

Para visualizar la lisis, actualmente se usan


una técnica fluorescente con una mezcla de
anaranjado de acridina y bromuro de
etídio. El bromuro de etídio se fija al ADN
de las células muertas (que aparecen de
color rojo) y desplaza al anaranjado de
acridina que tiñe a las células vivas de color
verde brillante. Los cultivos se incuban y se
hacen las lecturas de viabilidad celular
(Figura Tipaje serológico)

Para llevar a cabo la tipificación de los


antígenos de clase II se utilizan poblaciones
purificadas de linfocitos B, ya que en estas células los antígenos de clase II se expresan más
abundantemente que en los linfocitos T (de hecho, las células T expresan cantidades significativas de
moléculas MHC de clase II sólo cuando están activadas). Los linfocitos B se separan haciendo pasar
suspensiones de linfocitos totales a través de una columna empaquetada con fibra de nylon. Por sus
propiedades adherentes, las células B se retienen en el nylon y posteriormente se despegan por
manipulación mecánica de la columna de la que previamente se han eliminado, por lavado, las células
no adherentes.

Existe a su vez, otro método más utilizado y menos perjudicial para la separación de las células B que
consiste en el uso de microesferas magnéticas acopladas a anticuerpos contra antígenos específicos de
estas células (el antígeno CD19, por ejemplo). La sangre se mezcla con las esferas y luego éstas se
separan en un campo magnético (con un imán) y se lavan para proceder a su tipificación por serología.

Métodos de Biología Molecular

Las técnicas de biología molecular más usadas (no las únicas) para detectar polimorfismos en el ADN
utilizan los métodos de: a. Secuenciación directa del ADN. b. Análisis del tamaño de los fragmentos de
restricción del ADN (RFLP restriction fragment lenght polymorphism). c. Reacción en cadena de la
ADN polimerasa (PCR, polymerase chain reaction). La secuenciación directa del ADN no es práctica para
su uso rutinario. Actualmente son utilizadas técnicas de PCR-SBT en la que se secuencian los fragmentos
amplificados mediante
PCR.

La técnica de RFLP incluye


la fragmentación del ADN
con enzimas de restricción,
la separación
electroforética de los
fragmentos, la
transferencia de los
fragmentos separados a
membranas de nylon, la
hibridación con sondas, de
secuencias conocidas,
marcadas con isótopos
radiactivos o con enzimas y
la detección del producto
por autoradiografía, quimioluminiscencia o colorimetría.

La técnica de PCR permite amplificar segmentos particulares de ADN en pocas horas (ver capítulo sobre
métodos inmunológicos). Las técnicas que actualmente más se utilizan para realizar tipaje HLA son PCR-
SSO y PCR-SSP. La PCR-SSO (Figura Tipaje por biología molecular) se basa en la amplificación de la zona
polimórfica del ADN por PCR, hibridación con oligonucleótidos específicos de secuencia (SSO) fijados a
membranas de nylon. Con la técnica de PCR-SSP (Primers específicos de secuencia) sólo se consigue
amplificación en aquellas muestras en las que los primers reconozcan el alelo para los que son
específicos por lo tanto lo único que se hace es probar la existencia o no de los productos amplificados.

Regulación de la expresión de los genes del MHC

En la parte 5' no traducida de los genes se encuentran las áreas reguladoras (llamadas elementos cis)
constituidas por el promotor (área estrictamente necesaria) y los aumentadores e inhibidores que
modulan la expresión basal de los genes. El promotor suele estar situado a una distancia de unas 300
bases desde el inicio de la transcripción, mientras que los aumentadores o inhibidores se encuentran a
distancias variables. Sobre estas áreas cis se fijan unas proteínas llamadas factores de transcripción
(elementos trans) que son necesarios para que se active la polimerasa II, enzima que inicia la
transcripción. En muchos casos, la inducción de la expresión de los genes se debe a modificaciones post-
transtraducionales de estas proteínas como son la fosforilación o la glicosilación.

Hasta ahora no se conoce el mecanismo exacto de la expresión de los genes de clase I y II aunque se han
descrito algunos de sus elementos cis y trans. Los genes de clase I y β-2-microglobulina tienen regiones
cis muy parecidas y su expresión está coordinada. Se han detectado tres regiones cis en el promotor a
las que se unen factores de transcripción y que se llaman aumentadores A y B y entre ellos el IRE
(elemento de respuesta al interferón) (Figura Regulación genes). Además, existen dos inhibidores en dos
regiones a unas -700 y -400 bases. Sobre las áreas cis se unen factores de transcripción que no son
específicos del promotor de clase I,
sino que regulan muchos genes.

En la región I del aumentador A se


une RXRb que es un elemento de la
familia de los receptores de la
hormona tiroidea y del ácido
retinoico y que se une a AP-1
(Proteína Activadora 1) que es un
complejo de los oncogenes jun y
fos originando un heterodímero
que aumenta su afinidad por el DNA. En la región II del aumentador A se une el NF-kB (Nuclear Factor-
kB). En la región IRF se unen proteínas que se inducen por efecto del interferón y que se fosforilan por
una tirosina qui- nasa. Por último, en el aumentador B parece que se unen proteínas del grupo AP-1 que
responde a la inducción con AMP cíclico.

En el promotor de todos los genes de clase II y de todas la especies descritas, existen tres áreas con
secuencias que tienen una gran homología entre los genes y que se denomina X, Y y W separadas entre
sí por unas 20 bases. Estas áreas son esenciales para la transcripción (elementos cis) y sobre ellas se
unen una serie de factores de transcripción. La caja Y contiene una secuencia CCAAT sobre la que se une
el NFY (Nuclear Factor Y) compuesto por dos proteínas A y B, ambas se requieren para una unión
eficiente al DNA.

Sobre la caja W se une un factor no caracterizado hasta ahora y sobre la caja X, dependiendo del
extremo 5'(X 1 ) se han descrito proteínas RF-X y NF-X y sobre el extremo 3'(X 2 ) se unen hXBP y el
complejo AP-1 (fos-jun) aunque estas interacciones con el DNA no están muy claras. La distancia crítica
que separa estas cajas sugiere que los factores de transcripción que se unen a ellas interaccionan dando
lugar a que se inicie la transcripción. Sin embargo, no sabemos que es lo que hace que se induzca clase II
por efecto del gamma-interferón o porque en algunos casos la inducción de clase II sea constitutiva.

Otros genes del sistema HLA.

Situados en el complejo HLA se encuentran un grupo de genes que codifican tanto el componente Bf de
la cascada alternativa del complemento, como los componentes de la vía clásica C2 y C4 que se estudian
en el capítulo dedicado al complemento. Otros genes de esta región y de interés en la respuesta inmune
son los genes que codifican

• Las formas α y β del factor de necrosis tumoral (TNF-α)


• HSP (Heat Shock Protein)
• lmp que codifican los componentes del proteosoma y
• TAP1 y 2 que son proteínas transportadoras. Estas estructuras como veremos en el capítulo 6,
poseen una gran importancia en la función de procesamiento antigénico asociada a las moléculas del
MHC. También dentro del sistema HLA e íntimamente relacionado con los genes anteriores, se
encuentran los genes que codifican la enzima 21-hidroxilasa, que participa en el metabolismo de ciertas
hormonas sexuales.

Complejo Mayor de Histocompatibilidad en el ratón.

El complejo mayor de histocompatibilidad en el ratón se ha llegado a conocer después de diversos


procesos de recombinación genética de ratones hasta la obtención de cepas recombinantes (Figura
Ratones recombinantes). Incluye varios loci, entre ellos los K, IA, IE, S y D y como en el humano, cada
locus contiene uno de varios genes alternativos.
Como en el humano, los genes H-2 se heredan en bloque (como haplotipos), son codominantes y se
segregan siguiendo las leyes de Mendel (Figura ratones recombinantes). En la (Tabla Haplotipos H-2) se
muestran los distintos haplotipos H-2 de las cepas murinas más comunes y en la Figura 5.16 se compara
la organización del complejo de
histocompatibilidad murino con los
de otras especies.

Mecanismo de generación de
polimorfismo

El polimorfismo del MHC es el


resultado de un largo proceso de
evolución a lo largo de miles de
millones de años como
consecuencia de la presión evolutiva
ejercida por los agentes infecciosos.
Para la generación de este elevado
polimorfismo el MHC ha utilizado
diferentes mecanismos que han
contribuido de diferente forma a la creación de nuevos alelos. Así, algunos son el resultado de
mutaciones puntuales mientras que otros proceden de la combinación de secuencias completas entre
diferentes alelos, bien mediante un proceso de recombinación génica o bien mediante el proceso
denominado conversión génica, según el cual una secuencia es reemplazada por otra semejante de un
gen homólogo.

La recombinación entre alelos del mismo locus parece ser el mecanismo más frecuentemente utilizado
para la creación del polimorfismo y así muchos alelos diferentes pueden proceder de procesos de
recombinación repetidos a partir de un pequeño número de genes ancestrales. La existencia de este
proceso evolutivo apoya que el polimorfismo es esencial para la función de los antígenos de
histocompatibilidad.

Ventajas y desventajas aportadas por polimorfismo HLA

Para un individuo, la ventaja de tener múltiples genes del CMH de clase I y de clase II es que estos genes
aportan diferentes especificidades de unión a los péptidos, lo que permite que se pueda presentar un
mayor número de péptidos derivados del patógeno durante cualquier infección determinada. Esto
mejora la potencia de la respuesta inmunitaria contra el patógeno al aumentar el número de linfocitos T
específicos del patógeno activados.

El mismo argumento es válido para el polimorfismo de cualquier locus determinado del CMH; la ventaja
de ser heterocigoto es que pueden ponerse en juego dos especificidades diferentes de HLA, en com-
paración con una sola en el caso del homocigoto. Además, el alto grado de polimorfismo de los isotipos
presentadores de antígeno del HLA asegura que la mayoría de los miembros de la población sean
heterocigotos. Sin embargo, la magnitud de la ventaja de ser heterocigoto variará de acuerdo con la di-
ferencia de especificidades de unión a los péptidos de los dos alotipos. Puede suponerse que este tipo
de ventaja surge de una selección compensadora porque actúa para mantener una variedad de
isoformas del CMH en la población al
tener más posibilidades de sobrevivir.

Ejemplos de este fenómeno de


distribución selectiva de un determinado
alelo que confiere ventajas evolutivas al
antígeno en una población son
frecuentes. Veamos por ejemplo lo que
ocurre en oeste de África don del el
paludismo es endémico y mortal en
algunos casos. Pues bien se ha visto que
los individuos de dichas zonas suelen
enfermarse desarrollando un cuadro leve
de la enfermedad lo que no ocurre con los
individuos de otras zonas o endémicas
para el paludismo de África. Hoy sabemos cómo esta resistencia está ligada antígeno la presencia de una
molécula HLa clase I, HLA-Bw52, que se encuentra en muy alta proporción en las regiones arriba
indicados y por el contrario en muy baja proporción en otras regiones en donde el paludismo no es
endémico. (Tabla Ventajas y desventajas del polimorfismo)

Así los individuos que no tiene este antígeno morirían más fácilmente antes de procrear, con lo que al
pasar el tiempo solo sobrevivirían los más aptos, que son los que posen la molécula HLA-Bw53 que
como decimos confiere la capacidad de defensa frente al paludismo. En suma se ha efectuada una
selección positiva del antígeno HLQA-Bw53 que ha hecho que se mantengan en la población debido
antígeno que proporciona una clara ventaja evolutiva en las regiones donde el paludismo es endémico.
Una cuestión interesante es lo que ocurre con las enfermedades reumática tan ampliamente ligas a
genes de del CMH y es que no están influyendo en un proceso de selección negativa de la población que
los porta.

Una explicación a ello deriva del hecho de que la manifestación de estas enfermedades es tardía
(habitualmente pasados los 35-40 años) fecha ya en donde se ha realizado la selección de pareja y esta
ha procreado. En este mismo sentido es de destacar que incluso se observa una selección favorecedora
de procesos autoinmunes (reumáticos sobre todo) y ello tiene su explicación en el hecho de que el
haplotipo mas autoinmuntiario es a la vez el haplotipo con mayores potencialidades defensivas frente a
la infección como es en la actualidad la epidemia actual de infección por VIH proporciona una
oportunidad única para estudiar los efectos del polimorfismo del HLA sobre una enfermedad infecciosa.

Así se sabe que el carácter de heterocigoto para el HLA proporciona grande ventajas (Figura: Sida y
HLA). Como desventajas del polimorfismo HLA cabe destacar el mayor número de enfermedades
autoinmunes presentadas en estos individuos, los inconvenientes de la realización de trasplantes por
incompatibilidad entre donante y receptor y la dificultad en el generación de vacunas de tipo celular
(Tabla: ventajas y desventajas polimorfismos HLA).

Asociación entre HLA y enfermedad


Desde hace varias décadas se sabe que el padecimiento de ciertas enfermedades se asocia con el
incremento en la frecuencia de un determinado alelo HLA. Esta asociación cuando tiene un valor
estadísticamente significativo, se viene considerando como un factor de susceptibilidad o un marcador
de riesgo a padecer una determinada enfermedad. Esto puede cifrarse estadísticamente como “riesgo
relativo” (RR) y da una idea de la mayor o menor probabilidad que tiene un sujeto a padecer una
determinada enfermedad si presenta dicho marcador o alelo HLA con respecto a aquellos individuos que
no lo tienen.

Efectivamente, a pesar del alto polimorfismo de las moléculas


HLA y de la ampliación del número de subtipos alélicos de clase I
y de clase II, hoy se conocen diversas enfermedades que están
asociadas a clase I y otras a clase II. El número de enfermedades
asociadas a alelos de clase I es menor que el de las asociadas a
clase II (Tabla Enfermedades asociadas)

Las causas de esta asociación HLA y enfermedad no son conocidas


completamente. Por ejemplo en espondilitis anquilopoyética
(EA), enfermedad invalidante y que afecta a las articulaciones de
la columna principalmente, y en la que se ha descrito una fuerte
asociación con HLA-B27, se ha podido observar que ciertos
péptidos antigénicos de origen articular serian capaces de formar
un complejo con HLA-B27 específicamente que induciría
fenómenos de autoinmunidad, bien por generar en la molécula B-
27 modificaciones conformacionales que la harían no ser
reconocida como propia, bien por generar complejos HLA-péptido con cierta similitud con antígenos
bacterianos que provocarían reacciones cruzadas autoagresivas en individuos HLA-B27, previamente
sensibilizados a tales antígenos bacterianos.

En el caso de la diabetes mellitus insulin dependiente (DMID), enfermedad que cursa con una
destrucción selectiva de los islotes de Langerhans del páncreas, con infiltración linfocitaria, se considera
que es el resultado de una respuesta autoagresiva frente a antígenos presentes en la membrana celular
mediada por linfocitos T.

Procesamiento y presentación de antígenos


Los linfocitos, las únicas células con receptores específicos para antígenos, son responsables de iniciar y
llevar a cabo la respuesta inmune adaptativa. Los linfocitos B interaccionan con el antígeno mediante
su receptor (BCR), una inmunoglobulina de membrana (mIg) que reconoce determinantes antigénicos
tridimensionales en proteínas y otras moléculas antigénicas, solubles o particuladas, en estado nativo.

En cambio, el receptor clonotípico de los linfocitos T (TCR) reconoce complejos moleculares en la


membrana de las células presentadoras de antígeno (APC), formados por moléculas del complejo
principal de histocompatibilidad (MHC) de clase I (MHC-I) o de clase II (MHC-II) y péptidos antigénicos
resultantes de la degradación intracelular
del antígeno. Las células T, por tanto, a
diferencia de los linfocitos B, necesitan
de células presentadoras de antígeno
(APC) accesorias que captan el antígeno,
lo procesan y lo presentan en la
membrana.

El TCR interacciona molecularmente con


el péptido contenido en la cavidad de las
moléculas del MHC y con las propias
moléculas presentadoras, de forma que
el reconocimiento del antígeno por el linfocito T, tal como se ha visto en capítulos anteriores, queda
restringido por el MHC (Figura 6.1). El fenómeno de la restricción por el MHC del reconocimiento de
antígeno fue originalmente descrito por Zinkernagel y Doherty (1974) en la respuesta de los linfocitos T
al virus de la linfocoriomeningitis (LCV). Estos investigadores demostraron que las células T citotóxicas
específicas de virus sólo reconocen las células infectadas si éstas expresan determinadas moléculas de
histocompatibilidad en su superficie. Este trabajo mereció el Premio Nobel de Medicina en 1996.

CÉLULAS PRESENTADORAS DE ANTÍGENO Y SU FUNCIÓN

Los requerimientos para la presentación de antígeno de las células son: capacidad de captación de
antígenos del medio externo, maquinaria proteolítica eficiente que permita la degradación del
antígeno en péptidos capaces de ser presentados, expresión de moléculas de MHC-II y expresión de
moléculas coestimuladoras y de adhesión. Los tres tipos celulares que cumplen en diferentes grados
estos requisitos, llamadas APC profesionales, son las células dendríticas, los macrófagos y los linfocitos
B. Existen otras estirpes celulares que, aún no siendo APCs profesionales, son capaces de expresar
moléculas de MHC-II bajo determinadas condiciones, tales como células endoteliales y fibroblastos.

Células dendríticas como presentadoras de antígeno.

Mientras están en estado inmaduro, las células dendríticas tienen gran capacidad de captación de
antígeno del medio y una maquinaria proteolítica eficiente, expresan bajos niveles de MHC y de
moléculas coestimulatorias; expresan receptores Fc (CD32), de manosa y de complemento, implicados
en captación de antígeno por endocitosis, fagocitosis y, sobre todo, macropinocitosis.

Al activarse su maduración en presencia de citocinas inflamatorias, aumenta considerablemente su


capacidad de macropinocitosis y la expresión de receptores que permiten la captación de antígeno;
también se activa la síntesis de moléculas de MHC-I y II que unirán con gran eficiencia tanto péptidos
originados en la propia célula dendrítica como péptidos externos que se hallan en el lugar de
inflamación.

Desde el sitio de la herida, las células dendríticas maduras expresan un alto número de complejos
MHC/péptido de alta estabilidad en su membrana, paran la síntesis de novo de MHC, pierden la
capacidad de captación de antígeno y la expresión de algunos receptores iniciando su migración los
órganos linfoides secundarios (ganglios linfáticos, bazo o mucosas). Durante el transporte de los tejidos
periféricos a los órganos linfoides por los vasos linfáticos, las células cambian de morfología y reciben el
nombre de células veladas (veiled cells).

A su llegada a los órganos linfoides secundarios, las células dendríticas maduras se emplazan en las
zonas ricas en células T (recibiendo el nombre de células dendríticas interdigitantes) donde realizan su
función de presentar péptidos a células T específicas que allí se encuentren, iniciándose así la respuesta
inmune contra el agente agresor. Las células dendríticas son especialmente eficientes en la activación y
estimulación de células T pre-inmunes, tanto CD8 como CD4.

Mediante la unión de péptidos exógenos o endógenos a sus moléculas de MHC-I, altamente


expresadas, pueden iniciar una respuesta de células T CD8+, incluso simultánea a la activación de
células T CD4+. Por otra parte, se las ha propuesto como responsables en gran parte del
mantenimiento de la memoria T ya que los complejos MHC-II/péptido formados permanecen
expuestos en su membrana durante un período de tiempo largo proporcionando a las células T de
memoria un contacto continuado con el antígeno que las ha estimulado en la respuesta primaria.

Macrófagos como células presentadoras de antígeno

Los macrófagos activados en el lugar de infección inician un proceso de fagocitosis muy activo
mediante receptores específicos, receptores tipo toll (TLR) y receptores scavenger, capaces de
reconocer patrones moleculares (PAMPS) expresados en los patógenos. Los macrófagos también
pueden endocitar antígenos opsonizados con moléculas del complemento o anticuerpos, vía
receptores del complemento o receptores Fc (CD64, CD32, CD23).

Los monocitos y macrófagos no activados expresan niveles bajos de MHC-II, en cambio en los
macrófagos activados se induce la expresión de moléculas de clase II y las moléculas accesorias en su
superficie que aumentan su capacidad de presentación de antígeno. Consecuencia de la activación, los
macrófagos secretan quimiocinas que reclutan células inflamatorias y citocinas implicadas en la
activación de las células T como IL-12 dirigiendo la respuesta adaptativa en las fases iniciales.

Linfocitos B como células presentadoras de antígeno.

Los linfocitos B pueden actuar como células presentadoras de antígeno ya que expresan MHC-II
constitutivamente, expresión que aumenta cuando se activan, aunque su capacidad de captación de
antígeno es muy baja. Sin embargo, los linfocitos B son células presentadoras muy eficientes si
expresan una inmunoglobulina de superficie (BCR) específica del antígeno.

La eficiencia de la presentación de un antígeno por células B aumenta 100-1000 veces cuando el


antígeno se internaliza tras su unión con el BCR, permitiendo que un antígeno se presente con gran
eficiencia incluso en bajas concentraciones. La presentación de antígeno a linfocitos T específicos es
parte esencial de la completa activación y diferenciación de la célula B en célula plasmática productora
de anticuerpos, ya que para este proceso, los linfocitos B requieren de la colaboración de los linfocitos
T.

La presentación de antígeno es su forma de obtener esta colaboración. La interacción entre células T y


B específicas del mismo antígeno requiere segundas señales producidas a partir de la interacción entre
CD40 en la célula B y CD40L en la célula T y por la interacción entre la IL-4 producida por los linfocitos T
y su receptor en la célula B. El papel de las células B como APC se refuerza en la respuesta secundaria
contra el antígeno, ya que existen un mayor número de células B específicas expandidas durante la
respuesta primaria.

Células presentadoras de antígeno no profesionales.

En humanos, las células endoteliales expresan moléculas del MHC-II y moléculas accesorias que
aumentan en condiciones de inflamación y se las ha implicado en la presentación de antígeno en
reacciones de hipersensibilidad retardada en tejidos periféricos. Además existen otras células, como las
epiteliales o los fibroblastos que en presencia de citocinas, especialmente IFN-gamma, expresan MHC-II
y como consecuencia podrían presentar antígeno en determinadas situaciones. Por otra parte, todas
las células nucleadas que expresan MHC-I pueden presentar antígeno a células T CD8+ aunque no son
capaces de iniciar una respuesta inmune.

CAPTACIÓN Y PROCESAMIENTO DE ANTÍGENO

Los antígenos deben de ser captados y después procesados por las APCs. El procesamiento de antígeno
es el conjunto de mecanismos de degradación de antígenos tanto exógenos como endógenos para su
presentación a células T una vez unidos a las moléculas de MHC de clase II.

Captación de antígenos exógenos

Las células captan antígeno exógeno por endocitosis, mediada o no por receptor, proceso por el que la
célula incorpora en su citoplasma materiales del medio externo. Se distinguen dos tipos de endocitosis:
pinocitosis y fagocitosis. Pinocitosis es la captación de líquido extracelular en el que se hallan los
antígenos en forma soluble, llamada macropinocitosis cuando la célula es capaz de captar grandes
volúmenes de fluido que después concentra, mecanismo clásico de las células dendríticas.
La fagocitosis es un proceso utilizado por fagocitos mononucleares, neutrófilos y otras células para
ingerir y eliminar partículas de gran tamaño, incluidos agentes infecciosos, células seniles y restos
celulares. La internalización de la partícula se inicia por la interacción de receptores en la superficie de
la célula con ligandos de la superficie de la partícula o por simple invaginación mecánica de la
membrana.

Procesamiento de antígenos

Después de la internalización, la vesícula formada (endosoma o fagosoma) madura por fusión con
compartimentos de la vía endocítica en varios pasos, que culminan en la formación de lisosomas. La vía
endocítica está constituida por distintos tipos de vesículas cuyo contenido se va modificando a medida
que van madurando en el interior de la célula. El pH del interior de estas vesículas es bajo y va
acidificándose a medida que éstas van evolucionando hacía lisosomas.

Las primeras vesículas de la vía endocítica son los endosomas tempranos que evolucionan a
endosomas tardíos, pasan a prelisosomas y finalmente se transforman en lisosomas. Los diferentes
compartimentos contienen distintas proteasas que los caracterizan. El procesamiento de antígeno
consiste en la desnaturalización y proteólisis de las proteínas captadas en las vesículas acídicas.

Las proteasas son activas a pH bajo de forma que si tratamos las APCs con agentes lisosomotrópicos
que alcalinizan las vesículas endocíticas, como la cloroquina o el cloruro amónico, se bloquea el
procesamiento, la generación de péptidos y, por tanto, la presentación del antígeno.

BIOSÍNTESIS MOLÉCULAS DEL MHC

Las moléculas del MHC son glicoproteínas de membrana cuya función es presentar el antígeno en
forma de péptidos a los linfocitos T en la respuesta inmune. Las moléculas del MHC se dividen en dos
clases: de clase I y de clase II y, aunque ambas son proteínas de membrana, la vía biosintética y de
exocitosis que utilizan es distinta e influye en el tipo y origen de los péptidos que presentan.

Vía biosintética de MHC-I

Las moléculas de clase I están formadas por una cadena pesada (cadena alfa) y la beta-2-
microglobulina (beta-2-m) cuya asociación se lleva a cabo en el retículo endoplasmático (RE) con la
ayuda de diversas chaperonas, desde donde siguen la ruta constitutiva de exocitosis hacia la
membrana celular. Esto es, las moléculas del MHC-I generadas en el RE pasan al aparato de Golgi,
después pasan a través del tras-
Golgi y por vía vesicular, llegan a
la membrana celular (Figura 6.2).

Sin embargo, el heterodímero


alfa-beta-2-m formado en el RE
es inestable en condiciones
fisiológicas y requiere de la unión
de un péptido para alcanzar una
conformación estable que le
permita la salida del retículo
endoplásmico. La cadena pesada
a se une a una molécula de 88
kDa llamada calnexina,
chaperona de MHC-I por
excelencia, que funciona
uniéndose a proteínas de nueva
síntesis que aún no se han
plegado o ensamblado correc-
tamente, reteniéndolas en el RE.

Cuando la beta-2-m se une a la cadena a, la calnexina se des- plaza para que MHC-I se una a otras
chaperonas, entre ellas la calreticulina, cuya función es parecida a la calnexina. El complejo
calreticulina-alfa-beta-2-m se une a una tercera chaperona llamada tapasina que a su vez se une a la
subunidad TAP-1 del transportador de péptidos asociado a la membrana TAP (ver más adelante). Esta
asociación estabiliza a los heterodímeros alfa-beta-2-m parcialmente plegados hasta que se asocian a
un péptido (ver fig. vía de clase I).

Los dímeros TAP, formados por las subunidades TAP-1 y TAP-2 se encargan de transportar péptidos de
degradación citosólica al interior del RE. Cuando TAP proporciona un péptido con afinidad adecuada
para poderse unir a la molécula de clase I, se forma el complejo estable MHC-I/péptido, que se separa
de las chaperonas e inicia la vía de exocitosis hacia la superficie celular, donde queda expuesto el
péptido para su posterior reconocimiento por un linfocito T CD8+ específico.

Entrada péptidos al retículo endoplasmático

La mayoría de péptidos presentados por MHC-I derivan de proteínas citosólicas. Para transportar
péptidos al interior del RE, las células han adaptado una molécula transportadora de una familia de
moléculas conocida con el nombre de transportadores-ABC (ATP-binding cassette (ABC)-transporters)
encargados del transporte de iones, azúcares, aminoácidos e incluso proteínas.

El transportador de péptidos, conocido con el nombre de TAP (Transporter Associated with antigen
Processing) está compuesto por dos proteínas homólogas, TAP1 y TAP2. El heterodímero TAP1/TAP2
conserva las características esenciales de los transportadores-ABC: cada cadena contiene 6 dominios
transmembrana, es decir, atraviesa 6 veces la membrana del RE, y dos dominios hidrofílicos de unión a
ATP. Estas dos cadenas se disponen en la membrana con la posibilidad de generar un poro por el que
accede el sustrato al interior del RE.

El mecanismo de transporte propuesto de los péptidos generados en el citoplasma, es el siguiente: el


péptido interacciona con la parte citoplasmática de TAP provocando la hidrólisis del ATP que induce un
cambio conformacional del transportador permitiendo el paso del sustrato al lumen del RE. Las
moléculas TAP se han descrito en humanos, ratones y ratas.

Se ha demostrado una preferencia en el tamaño, de 8-12 aa, y de secuencia del péptido transportado,
por lo que se ha involucrado a TAP en la selección de péptidos que se van a unir al MHC-I. La mayoría
de los péptidos no se unen a MHC-I y son rápidamente transportados de nuevo al citosol donde son
degradados por mecanismos aún desconocidos. Los genes que codifican las subunidades TAP-1 y TAP-2
están dentro del MHC.

Proteólisis de antígenos en el citosol

Los péptidos transportados por TAP se generan por degradación


de proteínas en el citosol celular. Existen varios sistemas de
degradación de proteínas en el citosol de los cuales el complejo
multicatalítico llamado proteosoma es el más directamente
involucrado en la generación de péptidos para clase I.

El proteosoma es un complejo proteico multienzimático de alto


peso molecular resultado de la asociación de distintas
subunidades con capacidad catalítica, muy abundante y ubicuo,
que se encuentra en arqueobacterias, eubacterias y eucariotas, y
en estos últimos se localiza en el citosol y en el núcleo.
Estructuras de este tipo se hallan muy conservadas entre
especies: en eucariotas superiores se han descrito proteosoma
formados por más de 25 subunidades distintas, en levaduras presentan hasta 14 subunidades y en
bacterias se ha descrito el proteosoma de Thermophlasma acidophilum, formado por sólo 2
subunidades distintas (Figura 6.3).

La gran estabilidad de los enzimas en estos microorganismos termofílicos ha permitido la cristalización


del proteasoma, revelando una estructura en forma de cilindro formado por las subunidades que
encaran su centro catalítico hacia el interior. Los dos extremos están compuestos por subunidades
estructurales denominadas alfa. Los dos anillos internos están constituidos por subunidades
denominadas beta y forman una cámara donde se produce la proteolisis.

Las proteínas citosólicas semidesnaturalizadas se introducen dentro del cilindro quedando a merced de
las actividades catalíticas de las subunidades del proteasoma. En vertebrados, las subunidades beta-1,
beta-2 y beta-5 son substituidas por otras tres: beta-1 i , (LMP2) beta-2 i (MECL-1) y beta-5 i (LMP-7),
cuya expresión se modula en presencia de IFN-gamma (inmunoproteasoma).

Las subunidades inducibles se sustituyen de forma cooperativa en la estructura del proteasoma dando
lugar al inmunoproteasoma. Los genes que codifican para LMP-2 y LMP-7 se localizan en la región del
MHC-II por lo que, igual que en el caso de TAP, se ha sugerido un papel selectivo del
inmunoproteasoma en la generación de péptidos capaces de unirse a MHC-I.

Vía biosintética de MHC-II

Las moléculas del MHC de clase II están formadas por dos cadenas alfa y beta que se sintetizan en el
RE, a las que posteriormente se une una cadena llamada invariable (Ii), no polimórfica. Los
heterodímeros aparecen como agregados transitorios de elevado peso molecular, puesto que una vez
se han ensamblado las dos cadenas se forman trímeros de dímeros alfa/beta. Por su parte la Ii una vez
sintetizada también se dispone en forma de trímero generándose finalmente un nonámero formado
por tres moléculas alfa/beta/Ii, (alfa/beta/Ii) 3 .

La calnexina también se une a la Ii en el RE después de generarse, en cambio los dímeros alfa/beta se


unen a otra chaperona llamada BiP (binding protein), miembro de la familia de las proteínas de estrés
térmico o heat shock proteins (hsp). La cadena invariante se une al dímero disponiéndose de tal
manera que bloquea el sitio de unión de péptido de la molécula MHC-II, impidiéndose así la asociación
entre péptidos y moléculas de clase II en el retículo citoplasmático.

Una vez se ha generado el nonámero (alfa/beta/Ii) 3 , se inicia una vía de exocitosis no constitutiva
pasando del complejo de Golgi al transGolgi desde donde, (alfa/beta/Ii) 3 se desvía a un compartimento
de la vía endocítica denominado MIIC.

La desviación de los heterodímeros


alfa/beta a la vía endocítica responde
principalmente a una secuencia señal de la
cadena invariante, aunque existen
evidencias de que también las propias
cadenas beta de MHC-II tienen secuencias
adicionales de desvío hacia los endosomas.
En este compartimento (MIIC),
correspondiente a la zona intermedia de la
vía endocítica, entre los endosomas tardíos
y los lisosomas (Figura 6.4) , se inicia la
proteolisis parcial de la cadena Ii
quedándose sólo unido a alfa/beta la
porción de Ii que ocupa la hendidura de
unión a péptidos, llamada CLIP (class II-associated invariant chain peptide). CLIP se separa de
(alfa/beta/Ii) 3 naturalmente, pero el dímero se mantiene estable gracias a la intervención de una nueva
chaperona residente del MIIC, el dímero codificado en el MHC, HLA-DM (o DM, en otras especies).

El dímero se separa de DM si se asocia a un péptido capaz de conferirle suficiente estabilidad. El


complejo estable MHC-II/péptido viaja a la superficie celular de la APC por vía vesicular, aunque los
mecanismos precisos no son
conocidos (Figura 6.5).

Cadena invariante

La cadena invariable es una


proteína de membrana que se
une a los dímeros alfa/beta,
ocupando el lugar de unión a
péptido, impidiendo así la
formación de complejos MHC-
II/péptido en el RE. Además,
la cadena invariante es la
responsable de la desviación a
la vía endocítica del complejo
nonamérico (al- fa/beta/Ii) 3 y
de la retención en la vía
endocítica de los agregados
inestables que se forman. La Ii
se ha descrito en humanos, ratones y
rata.

En humanos se han descrito 4


isoformas de Ii, resultantes del
procesamiento alternativo del RNA,
aunque la forma predominante es la
denominada p33. La cadena
invariante tiene estructura lineal, lo
que permite que el fragmento de Ii
que se une a la cavidad bloquee
perfectamente el acceso del péptido.
El fragmento de la cadena invariante
que queda unido a la molécula de
MHC-II se denomina con el nombre
genérico de CLIP (class II-associated
invariant chain peptide, ver
parágrafo anterior) y ocupa la región correspondiente a los aminoácidos 80 al 104, con variaciones de
tamaño (Figura 6.6)

HLA-DM y HLA-DO

El estudio de la región génica de clase II en busca de nuevas moléculas homólogas a las moléculas
clásicas MHC-II, condujo al aislamiento de HLA-DMA y HLA-DMB, en humanos, y de H-2 Ma-lfa, H-
2Mbeta1 y H-2Mbeta2, en ratones. La molécula de DM es un heterodímero integrado en la membrana,
formado por una molécula DM-alfa y un Dm-beta. DM se sintetiza en el RE, viaja por el aparato de
Golgi y transGolgi desde donde se desvía a la vía endocítica, donde permanece por un tiempo.

A diferencia de las moléculas de clase II, HLA-DM no se expresa en la superficie celular, lo que sugiere
que dicha molécula actúa preferentemente en la vía endocítica. En 1994, dos estudios independientes
demostraron que, en ausencia de HLA-DM, las moléculas de clase II no podían generar el complejo
MHC-II/péptido, sugiriendo un papel esencial en el intercambio entre CLIP y los péptidos ubicados en la
vía endocítica. HLA-DM se ha definido como catalizador del intercambio de péptidos en la cavidad del
MHC-II, aunque parece ser que su principal función es de chaperona, mediando la retención en el MIIC
de complejos alfa/beta vacíos o asociados a CLIP, hasta que se asocien con un péptido capaz de
conferirles alta estabilidad.

HLA-DO es otra molécula codificada en la región de clase II que interviene en la formación del complejo
MHC-II/péptido. HLA-DO es un heterodímero formado por la unión de las cadenas DOalfa y DObeta al
que se le ha atribuido un papel regulador de la función de DM en algunas células, incluyendo el epitelio
tímico y las células B.

Las vías de procesamiento y presentación de antígeno endógeno y exógeno no son excluyentes. En la


célula presentadora de antígeno profesional que expresa tanto moléculas de clase I como de clase II,
en un estado de infección donde existe alta expresión de moléculas de MHC y una gran producción de
antígeno extraño, todas las vías de presentación de antígeno coexistirán en la misma célula para cubrir
todas las posibilidades de presentación de
antígeno y combatir más efectivamente al
patógeno.

LAS MOLÉCULAS DEL MHC COMO


RECEPTORES DE PÉPTIDOS

Las moléculas del MHC son receptores de


péptido que unen péptido por defecto, es
decir, necesitan formar complejo con un
péptido para convertirse en moléculas
estables y maduras. En estado de reposo
celular, las moléculas del MHC están
ocupadas por péptidos propios, endógenos o
exógenos. Cuando el organismo es atacado
por un agente extraño, como por ejemplo un
virus, estos péptidos naturales son
desplazados por los péptidos víricos que
durante la infección serán mayoritarios en el
interior de la célula presentadora.

Debido al polimorfismo de las moléculas del MHC, cada molécula de histocompatibilidad presenta una
secuencia distinta en el lugar de unión al péptido lo cual implica que existan preferencias en cuanto al
patrón de péptidos que se unirán a cada molécula de MHC. Por otra parte, los péptidos que se unen a
las moléculas de MHC-I y MHC-II presentan características peculiares que describen a continuación
(Figura 6.7).

Péptidos unidos por MHC-I

Las moléculas de clase I unen péptidos


cortos, de 8-10 aa. En general, cada
molécula de clase I puede unir de 2.000 a
10.000 péptidos distintos, pero dichos
péptidos presentan restricciones en su
secuencia, motivos estructurales específicos
de cada alelo. Estas restricciones se limitan
principalmente a los aminoácidos en
posición 2 y 9 del péptido que son los
"puntos de anclaje" a determinados
residuos de la hendidura en la molécula de clase I (Tabla 6.1)

Los aminoácidos de anclaje se unen en sus cadenas laterales a bolsillos específicos de los sitios de
unión de cada alelo. El resto del péptido, los aminoácidos del 3 al 8, queda en medio de la cavidad de
unión sobre una base de moléculas de agua, lo cual da gran plasticidad al complejo. Estos residuos
están involucrados en la interacción con el TCR.

Péptidos unidos por MHC-II

Las moléculas de clase II, a diferencia que las de clase I, unen péptidos de mayor tamaño que oscilan
entre 12 y 34 aa, aunque el tamaño preferido para todos los alelos estudiados es de 12 a 17 aa. La
forma de unión del péptido a la cavidad de unión es también distinta. En la hendidura de MHC-II el
péptido queda unido por su secuencia central (core), quedando libres los extremos del péptido a cada
lado de la hendidura. La variabilidad observada en la secuencia de dichos péptidos también se halla
sujeta a una cierta restricción que depende del alelo del MHC-II.

Aunque las posiciones de anclaje del péptido a la hendidura no son tan constantes como para MHC-I,
los aminoácidos en dos o tres posiciones extremas (generalmente, 2 o 4 y 9) de la secuencia central del
péptido son las posiciones principales de anclaje al MHC y por lo tanto las que definen el motivo
estructural específico de alelo (Tabla 6.2) Los péptidos que se unen a las moléculas MHC-II son mayores
que los de MHC-I y varían en longitud. Debido diferencia de tamaño de los péptidos aislados, los
residuos de anclaje se
hallan en distintas
posiciones.

No obstante, la
secuencia interna del
péptido se une a la
cavidad presenta rasgos
comunes: por ejemplo,
en el alelo HLA-DR3, los
residuos que ocupan la
posición 4 (P4) están
cargados negativamente
como el ácido aspártico
(D) o el ácido glutámico
(E) y en la posición 9
(P9) son residuos
hidrofóbicos como tirosina (Y), leucina (L), prolina (P) o fenilalanina (F).
INMUNOLOGÍA GENERAL Complejo Principal de
2º Medicina
Histocompatibilidad (MHC)
• Presente en todas las especies de Vertebrados
11.-El Complejo Principal de estudiadas
Histocompatibilidad. • Probable equivalente en algunos invertebrados
(Proteínas; Genes; Polimorfismo y • Ocupa un corto segmento cromosómico (1-2
nomenclatura; Herencia) cM): brazo corto del cromosoma 6 humano.
• Contiene numerosos genes “relevantes” para
diferentes funciones inmunológicas
A. Corell
UVA • Alta homología estructural y funcional entre
especies (especialmente ratón y hombre)
1 3

Indice de contenidos del Tema 11


El Complejo principal de Histocompatibilidad

11.1 El Complejo Principal de Histocompatibilidad: conceptos


básicos
11.2 Genes y Proteínas de Clase I:
-El "sitio" de unión de antígenos
11.3 Genes y Proteínas de Clase II
11.4 Propiedades de los antígenos HLA:
-Patrón de expresión
-Terminología y Nomenclatura
-Polimorfismo y tipo de herencia
-Complementación

2 4
Antígenos HLA de Clase I
Genes del MHC
• Múltiples loci de Clase I
• Clase IA (clásicos) – antígenos de clase I: – 3 “clásicos” en humanos (HLA-A, -B y -C)
– - HLA-A, -B, -C
• Codifican un único polipéptido de ~45 kd (aprox.
• “Clase IB (no clásicos)”- HLA-E, -F, -G
350 aminoácidos)
• Clase II – antígenos de clase II:
– - HLA-DR, -DP, -DQ • Se expresan en la superficie de todas las células
Proteínas implicadas en la presentación: TAP, LMP, DM nucleadas
• Clase III • Asociados No-covalentemente a b2-micro-
– componentes del complemento globulina (b2M)
– Genes codificantes de moléculas que actúan en • Altamente polimórficos (numerosos alelos /locus)
eventos tempranos de presentación de antígeno
– Genes codificantes de enzimas y de citocinas
5 7

Vista Vista
lateral
lateral

Vista Vista
desde lateral
arriba

6 8
Antígenos HLA de Clase II

• Codifican 2 tipos de polipéptidos: cadenas ! de ~ 34


kd y cadenas " de ~ 29 kd
• Las cadenas y " se sintetizan independientemente,
pero se asocian una con otra de modo no-covalente
• Se expresan múltiples loci de Clase II
– hasta 8 en humanos (DPA1, DPB1)
(DQA1, DQB1)
(DRA, DRB1, DRB2, DRB4)

9 11

MHC Restriction Antígenos HLA de Clase II

• Se expresan constitutivamente en células


presentadoras de antígeno (APC) como los
monocitos, macrófagos, astrocitos, células
dendríticas y linfocitos B
• Se pueden expresar transitoriamente en otros
tipos celulares (endotelio vascular por ej.) bajos
determinadas condiciones
• Altamente polimórficos (salvo pocas
excepciones como el gen DRA humano)
10 12
Expresión de HLA Clase II
DP DQ DR

"2 2 "1 1 "2 2 "1 1 "1 "2 "3 "4

Codficados
+/-
Expresados
en la
superficie = pseudogenes no expresados
celular 13 15

Vista Vista
lateral lateral C4 Bf C2

Terminología HLA
Loci / Alelos / Haplotipos
Vista Vista
desde lateral B C A DPB1 DPA1 DQ#1 DQA1 DRB1 DRB2 DRB4 DRA
arriba

14 16
Terminología HLA Polimorfismo de los Genes MHC
(Nueva - basada en la secuencia de nucleótidos)

A*0302 (Locus A; grupo 3; alelo 2)

C*0411 (Locus C; grupo 4; alelo 11)

DPA*0508 (Locus DPA; grupo 5; alelo 8)

DRB3*0202 (Locus DRB3; grupo 2; alelo 2)

17 19

Polimorfismo de los Genes MHC


Variación del MHC
• Expresión Co-dominante
• Poligenia (múltiples loci
homólogos)
• Polimorfismo (múltiples
alelos/locus)
• Complementación Cis-,
Trans- (sólo Clase II)

18 20
Complementación cis-trans en MHC Clase II

"$ $ "$!!!! $!!!!!!!!!!!!!!!!!"$!!!"%!!!!!!!!!!!"&!!!


x x x x x x x x
y y y y y y
y y

"$ !!!!!!"% !!!!!"&

"$ $!!!!!!!!!!!!!!!!!"$ $
21
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina

12.-El Complejo Principal de


Histocompatibilidad (II)
(Funciones; Asociación a enfermedad)

A. Corell
UVA

1 3

Indice de contenidos del Tema 12


El Complejo principal de Histocompatibilidad (II)

12.1 Función fisiológica de los antígenos HLA


-Presentación de Péptidos

12.2 Técnicas de tipificación de los antígenos HLA

12.3 Aplicaciones del conocimiento del polimorfismo HLA


-Estudios de Asociación a Enfermedad
- Aplicaciones en Trasplantes de órganos
- Aplicaciones en medicina forense

2 4
TIPAJE SEROLÓGICO DEL
HLA
• Aislar células del paciente

• Poner en contacto las células con sueros que


contienen anticuerpos anti-HLA conocidos

• Dejar que los anticuerpos específicos se unan


a las moléculas de HLA de las células

• Añadir complemento de conejo (sólo se va a


activar si hay unión antígeno anticuerpo)
5 7

AISLAMIENTO DE
TIPAJE DEL HLA CÉLULAS
SEROLÓGICO DNA
CLASE I CLASE II
• Identificamos las • Identificamos la
moléculas de HLA secuencia de
presentes en la nucleótidos de los • Se aislan Linfocitos T y • Se aislan Linfocitos B
superficie de las células distintos alelos de B de sangre de sangre
mediante el uso de HLA contenidos en el anticoagulada anticoagulada
sueros con anticuerpos DNA del indivíduo mediante un gradiente mediante bolitas
contra los distintos de densidad (Ficoll) magnéticas que
alelos de HLA contienen anticuerpos
conocidos anti-CD19 en su
• Los anticuerpos superficie
pueden ser Policlonales
o Monoclonales
6 8
SUERO CON
SUERO CON ANTICUERPO QUE
SUERO CON ANTICUERPO QUE
SUERO CON ANTICUERPO QUE RECONOCE HLA
ANTICUERPO QUE RECONOCE EL HLA DISTINTO DEL DE
RECONOCE HLA DE LA CELULA
RECONOCE EL HLA DISTINTO DEL DE LA CELULA
DE LA CELULA LA CELULA

RECONOCIMIENTO
DEL HLA DE LAS
SUEROS CON CELULAS POR LOS
ANTICUERPOS ANTICUERPOS DEL
FRENTE A SUERO
HLA CONOCIDOS

9 11

SUERO CON SUERO CON SUERO CON


SUERO CON ANTICUERPO QUE ANTICUERPO QUE
ANTICUERPO QUE ANTICUERPO QUE
RECONOCE HLA RECONOCE EL HLA DE RECONOCE HLA
RECONOCE EL HLA DISTINTO DEL DE LA CELULA DISTINTO DEL DE LA
DE LA CELULA LA CELULA CELULA

COMPLEMENTO
CELULAS
DEL
PACIENTE

ACTIVACION
DEL
COMPLEMENT
O

10 12
Células vivas: Células muertas:
SUERO CON SUERO CON
ANTICUERPO QUE ANTICUERPO QUE No Reacción Reacción
RECONOCE EL HLA DE RECONOCE HLA
LA CELULA DISTINTO DEL DE LA
CELULA

MUERTE CELULAR

13 15

Asociaciones HLA-Enfermedad
Enfermedad Gen HLA Riesgo relativo
• Síndrome de Reiter B27 37
• Espondilitis anquilosante B27 106
• Tiroiditis de Hashimoto B47 15
• Esclerosis Múltiple DR2 5
TINCIÓN DE LAS
• Artritis Reumatoide DR4 4
CÉLULAS Y
LECTURA DE LAS • Diabetes Juvenil DR3/DR4 3-6
REACCIONES
14 16
17 19

Polimorfismo de los Genes MHC

18 20
FAMILIA OLMEDO

JULIAN PADRE CARMEN MADRE

A1 B13 Cw6 DR7 DQ2 A1 B49 Cw7 DR7 DQ2


A32 B61 Cw2 DR11 DQ7 A31 B51 Cw5 DR13 DQ7

SARA VIRGINIA

A2 B15 Cw3 DR11 DQ1 A1 B13 Cw6 DR7 DQ2


A1 B49 Cw7 DR7 DQ2 A31 B51 Cw5 DR13 DQ7

21
06 Procesamiento de antígenos
M. Martí y D. Jaraquemada

Los linfocitos, las únicas células con receptores específicos de antígeno, son
responsables de iniciar y llevar a cabo la respuesta inmune adaptativa. Los linfocitos B
interaccionan con el antígeno mediante su receptor (BCR), una inmunoglobulina de membrana
(IgM) que reconoce determinantes antigénicos tridimensionales en proteínas y otras moléculas
antigénicas, solubles o particuladas, en estado nativo. En cambio, el receptor clonotípico de los
linfocitos T (TCR) reconoce complejos moleculares en la membrana de las células
presentadoras de antígeno (APC), formados por moléculas del Complejo Principal de
Histocompatibilidad (MHC) de clase I (MHC-I) o de clase II (MHC-II) (ver más adelante) y
péptidos antigénicos resultantes de la degradación intracelular del antígeno. Las células T, por
tanto, a diferencia de los linfocitos B, necesitan de células presentadoras de antígeno (APC)
accesorias que captan el antígeno, lo procesan y lo presentan en la membrana.

Fig.:6.1 El TCR interacciona


molecularmente con el
péptido contenido en la
cavidad de las moléculas del
MHC y con las propias
moléculas presentadoras, de
forma que el reconocimiento
del antígeno por el linfocito T,
tal como se ha visto en
capítulos anteriores, queda
restringido por el MHC
(Figura 6.1). El fenómeno
de la restricción por el MHC
del reconocimiento de
antígeno fue originalmente
descrito por Zinkernagel y
Doherty (1974) en la respuesta de los linfocitos T al virus de la linfocoriomeningitis (LCV). Estos
investigadores demostraron que las células T citotóxicas específicas de virus sólo reconocen
las células infectadas si éstas expresan determinadas moléculas de histocompatibilidad en su
superficie. Este trabajo mereció el Premio Nobel de Medicina en 1996.

CELULAS PRESENTADORAS DE ANTIGENO

Los requerimientos para la presentación de antígeno son: capacidad de captación de


antígenos del medio externo, maquinaria proteolítica eficiente que permita la degradación del
antígeno en péptidos capaces de ser presentados, expresión de moléculas de MHC-II y
expresión de moléculas coestimuladoras y de adhesión.

Los tres tipos celulares que cumplen en diferentes grados estos requisitos, llamadas
APC profesionales, son las células dendríticas, los macrófagos y los linfocitos B. Existen otras
estirpes celulares que, aún no siendo APCs profesionales, son capaces de expresar moléculas
de MHC-II bajo determinadas condiciones.

Células dendríticas.

Las células dendríticas derivan de la médula ósea, son de linaje mieloide y tienen una
morfología irregular con prolongaciones membranosas. Las células dendríticas se generan en
la médula ósea desde donde migran en estado inmaduro a los tejidos periféricos, por ejemplo
las células de Langerhans de la piel.
Mientras están en estado inmaduro, las células dendríticas tienen gran capacidad de
captación de antígeno del medio y una maquinaria proteolítica eficiente, expresan bajos niveles
de MHC y de moléculas coestimuladoras; expresan receptores Fc (CD32), de manosa y de
complemento, implicados en captación de antígeno por endocitosis, fagocitosis y, sobre todo,
macropinocitosis. Al activarse su maduración en presencia de citocinas inflamatorias, aumenta
considerablemente su capacidad de macropinocitosis y la expresión de receptores que
permiten la captación de antígeno; también se activa la síntesis de moléculas de MHC-I y II que
unirán con gran eficiencia tanto péptidos originados en la propia célula dendrítica como
péptidos externos que se hallan en el lugar de inflamación. Desde el sitio de la herida, las
células dendríticas maduras expresan un alto número de complejos MHC/péptido de alta
estabilidad en su membrana, paran la síntesis de novo de MHC, pierden la capacidad de
captación de antígeno y la expresión de algunos receptores iniciando su migración los órganos
linfoides secundarios (ganglios linfáticos, bazo o mucosas).

Durante el transporte de los tejidos periféricos a los órganos linfoides por los vasos
linfáticos, las células cambian de morfología y reciben el nombre de células veladas (veiled
cells). A su llegada a los órganos linfoides secundarios, las células dendríticas maduras se
emplazan en las zonas ricas en células T (recibiendo el nombre de células dendríticas
interdigitantes) donde realizan su función de presentar péptidos a células T específicas que allí
se encuentren, iniciándose así la respuesta inmune contra el agente agresor. Las células
dendríticas son especialmente eficientes en la activación y estimulación de células T pre-
inmunes, tanto CD8 como CD4. Mediante la unión de péptidos exógenos o endógenos a sus
moléculas de MHC-I, altamente expresadas, pueden iniciar una respuesta de células T CD8+,
incluso simultánea a la activación de células T CD4+. Por otra parte, se las ha propuesto como
responsables en gran parte del mantenimiento de la memoria T ya que los complejos MHC-
II/péptido formados permanecen expuestos en su membrana durante un período de tiempo
largo proporcionando a las células T de memoria un contacto continuado con el antígeno que
las ha estimulado en la respuesta primaria.

Macrófagos.

Los macrófagos son células fagocíticas mononucleares de linaje mieloide y con gran
capacidad de procesamiento de antígenos tanto solubles como particulados. Los macrófagos
inmaduros de sangre periférica se denominan monocitos. Los macrófagos diferenciados
localizados en tejidos se encargan de eliminar restos celulares in situ. Estos macrófagos
diferenciados son residentes esenciales de los tejidos linfoides, pero también se encuentran en
otras localizaciones, en suspensión o integrados en tejidos sólidos; allí reciben distintos
nombres y, aunque mantienen sus propiedades principales, adquieren características
específicas al diferenciarse en los diferentes tejidos. Los macrófagos en suspensión son
células muy activas en la eliminación de partículas extrañas y restos celulares, entre ellos se
encuentran principalmente los peritoneales y los alveolares. Los macrófagos de tejido sólido
son más especializados, por ejemplo las células de Kupffer del hígado son responsables de la
eliminación de productos particulados y bacterias de la circulación sanguínea. Entre este grupo
se agrupan las células de la microglía del sistema nervioso central, los osteoclastos del tejido
óseo o las células mesangiales del glomérulo renal, entre otros.

Los macrófagos activados en el lugar de infección inician un proceso de fagocitosis


muy activo mediante receptores específicos, receptores tipo toll (TLR) y receptores scavenger,
capaces de reconocer patrones moleculares (PAMPS) expresados en los patógenos. Los
macrófagos también pueden endocitar antígenos opsonizados con moléculas del complemento
o anticuerpos, vía receptores del complemento o receptores Fc (CD64, CD32, CD23). Los
monocitos y macrófagos no activados expresan niveles bajos de MHC-II, en cambio en los
macrófagos activados se induce la expresión de moléculas de clase II y las moléculas
accesorias en su superficie que aumentan su capacidad de presentación de antígeno.
Consecuencia de la activación, los macrófagos secretan quimiocinas que reclutan células
inflamatorias y citocinas implicadas en la activación de las células T como IL-12 dirigiendo la
respuesta adaptativa en las fases iniciales.
Linfocitos B.

Los linfocitos B pueden actuar como células presentadoras de antígeno ya que


expresan MHC-II constitutivamente, expresión que aumenta cuando se activan, aunque su
capacidad de captación de antígeno es muy baja. Sin embargo, los linfocitos B son células
presentadoras muy eficientes si expresan una inmunoglobulina de superficie (BCR) específica
del antígeno. La eficiencia de la presentación de un antígeno por células B aumenta 100-1000
veces cuando el antígeno se internaliza tras su unión con el BCR, permitiendo que un antígeno
se presente con gran eficiencia incluso en bajas concentraciones. La presentación de antígeno
a linfocitos T específicos es parte esencial de la completa activación y diferenciación de la
célula B en célula plasmática productora de anticuerpos, ya que para este proceso, los
linfocitos B requieren de la colaboración de los linfocitos T. La presentación de antígeno es su
forma de obtener esta colaboración. La interacción entre células T y B específicas del mismo
antígeno requiere segundas señales producidas a partir de la interacción entre CD40 en la
célula B y CD40L en la célula T y por la interacción entre la IL-4 producida por los linfocitos T y
su receptor en la célula B. El papel de las células B como APC se refuerza en la respuesta
secundaria contra el antígeno, ya que existen un mayor número de células B específicas
expandidas durante la respuesta primaria.

APCs no profesionales.

En humanos, las células endoteliales expresan moléculas del MHC-II y moléculas


accesorias que aumentan en condiciones de inflamación y se las ha implicado en la
presentación de antígeno en reacciones de hipersensibilidad retardada en tejidos periféricos.

Además existen otras células, como las epiteliales o los fibroblastos que en presencia
de citocinas, especialmente IFN-gamma, expresan MHC-II y como consecuencia podrían
presentar antígeno en determinadas situaciones. Por otra parte, todas las células nucleadas
que expresan MHC-I pueden presentar antígeno a células T CD8+ aunque no son capaces de
iniciar una respuesta inmune.

CAPTACION Y PROCESAMIENTO DE ANTIGENO

El procesamiento de antígeno es el conjunto de mecanismos de degradación de


antígenos tanto exógenos como endógenos para su presentación a células T una vez unidos a
las moléculas de MHC de clase II.

CAPTACION DE ANTIGENO EXOGENO

Las células captan antígeno exógeno por endocitosis, mediada o no por receptor,
proceso por el que la célula incorpora en su citoplasma materiales del medio externo. Se
distinguen dos tipos de endocitosis: pinocitosis y fagocitosis. Pinocitosis es la captación de
líquido extracelular en el que se hallan los antígenos en forma soluble, llamada
macropinocitosis cuando la célula es capaz de captar grandes volúmenes de fluido que
después concentra, mecanismo clásico de las células dendríticas. La fagocitosis es un proceso
utilizado por fagocitos mononucleares, neutrófilos y otras células para ingerir y eliminar
partículas de gran tamaño, incluidos agentes infecciosos, células seniles y restos celulares. La
internalización de la partícula se inicia por la interacción de receptores en la superficie de la
célula con ligandos de la superficie de la partícula o por simple invaginación mecánica de la
membrana.

Después de la internalización, la vesícula formada (endosoma o fagosoma) madura por


fusión con compartimentos de la vía endocítica en varios pasos, que culminan en la formación
de lisosomas. La vía endocítica está constituida por distintos tipos de vesículas cuyo contenido
se va modificando a medida que van madurando en el interior de la célula. El pH del interior de
estas vesículas es bajo y va acidificándose a medida que éstas van evolucionando hacía
lisosomas. Las primeras vesículas de la vía endocítica son los endosomas tempranos que
evolucionan a endosomas tardíos, pasan a prelisosomas y finalmente se transforman en
lisosomas. Los diferentes compartimentos contienen distintas proteasas que los caracterizan.
El procesamiento de antígeno consiste en la desnaturalización y proteolisis de las proteínas
captadas en las vesículas acídicas. Las proteasas son activas a pH bajo de forma que si
tratamos las APCs con agentes lisosomotrópicos que alcalinizan las vesículas endocíticas,
como la cloroquina o el cloruro amónico, se bloquea el procesamiento, la generación de
péptidos y, por tanto, la presentación del antígeno.

BIOSINTESIS DE LAS MOLECULAS DEL MHC

Las moléculas del MHC son glicoproteínas de membrana cuya función es presentar el
antígeno en forma de péptidos a los linfocitos T en la respuesta inmune. Las moléculas del
MHC se dividen en dos clases: de clase I y de clase II y, aunque ambas son proteínas de
membrana, la vía biosintética y de exocitosis que utilizan es distinta e influye en el tipo y origen
de los péptidos que presentan.

VIA BIOSINTETICA DE MHC-I

Las moléculas de clase I están formadas por una cadena pesada (cadena alfa) y la
beta2-microglobulina (beta2-m) cuya asociación se lleva a cabo en el retículo endoplasmático
(RE) con la ayuda de diversas chaperonas, desde donde siguen la ruta constitutiva de
exocitosis hacia la membrana celular. Esto es, las moléculas del MHC-I generadas en el RE
pasan al aparato de Golgi, después pasan a través del tras-Golgi y por vía vesicular, llegan a la
membrana celular (Figura 6.2).

Fig.:6.2

Sin embargo, el heterodímero alfa-beta2m formado en el RE es inestable en


condiciones fisológicas y requiere de la unión de un péptido para alcanzar una conformación
estable que le permita la salida del retículo endoplásmico. La cadena pesada a se une a una
molécula de 88 kDa llamada calnexina, chaperona de MHC-I por excelencia, que funciona
uniéndose a proteínas de nueva síntesis que aún no se han plegado o ensamblado
correctamente, reteniéndolas en el RE. Cuando la beta2m se une a la cadena a, la calnexina se
desplaza para que MHC-I se una a otras chaperonas, entre ellas la calreticulina, cuya función
es parecida a la calnexina. El complejo calreticulina-alfa-beta2m se une a una tercera
chaperona llamada tapasina que a su vez se une a la subunidad TAP1 del transportador de
péptidos asociado a la membrana TAP (ver más adelante). Esta asociación estabiliza a los
heterodímeros alfa-beta2m parcialmente plegados hasta que se asocian a un péptido (ver fig.
vía de clase I). Los dímeros TAP, formados por las subunidades TAP-1 y TAP-2 se encargan
de transportar péptidos de degradación citosólica al interior del RE. Cuando TAP proporciona
un péptido con afinidad adecuada para poderse unir a la molécula de clase I, se forma el
complejo estable MHC-I/péptido, que se separa de las chaperonas e inicia la vía de exocitosis
hacia la superficie celular, donde queda expuesto el péptido para su posterior reconocimiento
por un linfocito T CD8+ específico.

TAP

La mayoría de péptidos presentados por MHC-I derivan de proteínas citosólicas. Para


transportar péptidos al interior del RE, las células han adaptado una molécula transportadora
de una familia de moléculas conocida con el nombre de transportadores-ABC (ATP-binding
cassette (ABC)-transporters) encargados del transporte de iones, azúcares, aminoácidos e
incluso proteínas. El transportador de péptidos, conocido con el nombre de TAP (Transporter
Associated with antigen Processing) está compuesto por dos proteínas homólogas, TAP1 y
TAP2. El heterodímero TAP1/TAP2 conserva las características esenciales de los
transportadores-ABC: cada cadena contiene 6 dominios transmembrana, es decir, atraviesa 6
veces la membrana del RE, y dos dominios hidrofílicos de unión a ATP. Estas dos cadenas se
disponen en la membrana con la posibilidad de generar un poro por el que accede el sustrato al
interior del RE. El mecanismo de transporte propuesto de los péptidos generados en el
citoplasma, es el siguiente: el péptido interacciona con la parte citoplasmática de TAP
provocando la hidrólisis del ATP que induce un cambio conformacional del transportador
permitiendo el paso del sustrato al lumen del RE. Las moléculas TAP se han descrito en
humanos, ratones y ratas. Se ha demostrado una preferencia en el tamaño, de 8-12 aas, y de
secuencia del péptido transportado, por lo que se ha involucrado a TAP en la selección de
péptidos que se van a unir al MHC-I. La mayoría de los péptidos no se unen a MHC-I y son
rápidamente transportados de nuevo al citosol donde son degradados por mecanismos aún
desconocidos. Los genes que codifican las subunidades TAP-1 y TAP-2 están dentro del MHC.

PROTEASOMA

Los péptidos transportados por TAP se generan por degradación de proteínas en el


citosol celular. Existen varios sistemas de degradación de proteínas en el citosol de los cuales
el complejo multicatalítico llamado proteasoma es el más directamente involucrado en la
generación de péptidos para clase I. El proteasoma es un complejo proteico multienzimático de
alto peso molecular resultado de la asociación de distintas subunidades con capacidad
catalítica, muy abundante y ubicuo, que se encuentra en arqueobacterias, eubacterias y
eucariotas, y en estos últimos se localiza en el citosol y en el núcleo. Estructuras de este tipo
se hallan muy conservadas entre especies: en eucariotas superiores se han descrito
proteasomas formados por más de 25 subunidades distintas, en levaduras presentan hasta 14
subunidades y en bacterias se ha descrito el proteasoma de Thermophlasma acidophilum,
formado por sólo 2 subunidades distintas (Figura 6.3). La gran estabilidad de los enzimas en
estos microorganismos termofílicos ha permitido la cristalización del proteasoma, revelando
una estructura en forma de cilindro formado por las subunidades que encaran su centro
catalítico hacia el interior. Los dos extremos están compuestos por subunidades estructurales
denominadas alfa. Los dos anillos internos están constituidos por subunidades denominadas
beta y forman una cámara donde se produce la proteolisis. Las proteínas citosólicas
semidesnaturalizadas se introducen dentro del cilindro quedando a merced de las actividades
catalíticas de las subunidades del proteasoma.

Fig.:6.3 En vertebrados, las


subunidades beta1, beta2 y beta5
son substituidas por otras tres:
beta1i, (LMP2) beta2i (MECL-1) y
beta5i (LMP-7), cuya expresión se
modula en presencia de IFN-
gamma (inmunoproteasoma). Las
subunidades inducibles se
sustituyen de forma cooperativa en
la estructura del proteasoma dando
lugar al inmunoproteosoma. Los
genes que codifican para LMP-2 y LMP-7 se localizan en la región del MHC-II por lo que, igual
que en el caso de TAP, se ha sugerido un papel selectivo del inmunoproteasoma en la
generación de péptidos capaces de unirse a MHC-I.

VIA BIOSINTETICA DE MHC-II

Las moléculas del MHC de clase II están formadas por dos cadenas alfa y beta que se
sintetizan en el RE, a las que posteriormente se une una cadena llamada invariable (Ii), no
polimórfica. Los heterodímeros aparecen como agregados transitorios de elevado peso
molecular, puesto que una vez se han ensamblado las dos cadenas se forman trímeros de
dímeros alfa/beta. Por su parte la Ii una vez sintetizada también se dispone en forma de trímero
generándose finalmente un nonámero formado por tres moléculas alfa/beta/Ii, (alfa/beta/Ii)3. La
calnexina también se une a la Ii en el RE después de generarse, en cambio los dímeros
alfa/beta se unen a otra chaperona llamada BiP (binding protein), miembro de la familia de las
proteínas de estrés térmico o heat shock proteins (hsp).

Fig.:6.4

La cadena invariante se une al dímero disponiéndose de tal manera que bloquea el


sitio de unión de péptido de la molécula MHC-II, impidiéndose así la asociación entre péptidos
y moléculas de clase II en el retículo citoplasmático. Una vez se ha generado el nonámero
(alfa/beta/Ii)3, se inicia una vía de exocitosis no constitutiva pasando del complejo de Golgi al
transGolgi desde donde, (alfa/beta/Ii)3 se desvía a un compartimento de la vía endocítica
denominado MIIC. La desviación de los heterodímeros alfa/beta a la vía endocítica responde
principalmente a una secuencia señal de la cadena invariante, aunque existen evidencias de
que también las propias cadenas beta de MHC-II tienen secuencias adicionales de desvío
hacia los endosomas. En este compartimento (MIIC), correspondiente a la zona intermedia de
la vía endocítica, entre los endosomas tardíos y los lisosomas (Figura 6.4). se inicia la
proteolisis parcial de la cadena Ii quedándose sólo unido a alfa/beta la porción de Ii que ocupa
la hendidura de unión a péptidos , llamada CLIP (class II-associated invariant chain peptide).
CLIP se separa de (alfa/beta/Ii)3 naturalmente, pero el dímero se mantiene estable gracias a la
intervención de una nueva chaperona residente del MIIC, el dímero codificado en el MHC, HLA-
DM (o DM, en otras especies).

El dímero se separa de DM si se asocia a un péptido capaz de conferirle suficiente


estabilidad. El complejo estable MHC-II/péptido viaja a la superficie celular de la APC por vía
vesicular, aunque los mecanismos precisos no son conocidos (Figura 6.5)
Fig.:6.5

CADENA INVARIANTE

La cadena invariable es una proteína de membrana que se une a los dímeros alfa/beta,
ocupando el lugar de unión a péptido, impidiendo así la formación de complejos MHC-II/péptido
en el RE. Además, la cadena invariante es la responsable de la desviación a la vía endocítica
del complejo nonamérico (alfa/beta/Ii)3 y de la retención en la vía endocítica de los agregados
inestables que se forman. La Ii se ha descrito en humanos, ratones y rata. En humanos se han
descrito 4 isoformas de Ii, resultantes del procesamiento alternativo del RNA, aunque la forma
predominante es la denominada p33. La cadena invariante tiene estructura lineal, lo que
permite que el fragmento de Ii que se une a la cavidad bloquee perfectamente el acceso del
péptido. El fragmento de la cadena invariante que queda unido a la molécula de MHC-II se
denomina con el nombre genérico de CLIP (class II-associated invariant chain peptide, ver
parágrafo anterior) y ocupa la región correspondiente a los aminoácidos 80 al 104, con
variaciones de tamaño (Figura 6.6).

Fig.:6.6

HLA-DM y HLA-DO

El estudio de la región génica de clase II en busca de nuevas moléculas homólogas a


las moléculas clásicas MHC-II, condujo al aislamiento de HLA-DMA y HLA-DMB, en humanos,
y de H-2Malfa, H-2Mbeta1 y H-2Mbeta2, en ratones. La molécula de DM es un heterodímero
integrado en la membrana, formado por una molécula DMalfa y una DMbeta. DM se sintetiza
en el RE, viaja por el aparato de Golgi y transGolgi desde donde se desvía a la vía endocítica,
donde permanece por un tiempo. A diferencia de las moléculas de clase II, HLA-DM no se
expresa en la superficie celular, lo que sugiere que dicha molécula actúa preferentemente en la
vía endocítica. En 1994, dos estudios independientes demostraron que, en ausencia de HLA-
DM, las moléculas de clase II no podían generar el complejo MHC-II/péptido, sugiriendo un
papel esencial en el intercambio entre CLIP y los péptidos ubicados en la vía endocítica. HLA-
DM se ha definido como catalizador del intercambio de péptidos en la cavidad del MHC-II,
aunque parece ser que su principal función es de chaperona, mediando la retención en el MIIC
de complejos alfa/beta vacíos o asociados a CLIP, hasta que se asocien con un péptido capaz
de conferirles alta estabilidad. HLA-DO es otra molécula codificada en la región de clase II que
interviene en la formación del complejo MHC-II/péptido. HLA-DO es un heterodímero formado
por la unión de las cadenas DOalfa y DObeta al que se le ha atribuido un papel regulador de la
función de DM en algunas células, incluyendo el epitelio tímico y las células B.

INTEGRACION DE LAS DOS VIAS

La presentación de antígeno exógeno se lleva a cabo mayoritariamente por las


moléculas del MHC de clase II. Los antígenos exógenos entran en la APC por procesos de
fagocitosis o de endocitosis, formándose vesículas que se fusionan con endosomas tempranos
donde se inicia su degradación. La generación de péptidos es más intensa en los
compartimentos más maduros debido a su contenido en enzimas y por tanto en ellos es más
importante la formación de complejos MHC-II/péptido. Si después de este tránsito por todos los
compartimentos de la vía endocítica, ni el péptido ni la molécula de clase II se han asociado,
terminarán degradándose en los lisosomas.

Las moléculas de membrana una vez expresadas están sometidas a procesos de


internalización, formándose unas vesículas denominadas "coated-pits" que se fusionan con
endosomas tempranos de reciente formación. Así pues, estas moléculas acceden a la vía
endocítica donde, al igual que cualquier proteína extraña exógena incorporada a la célula por
endocitosis, se degradan y, por tanto, pueden ser presentadas por moléculas MHC-II.

Los antígenos endógenos citoplasmáticos tanto propios como sintetizados tras


infección de la APC por un microorganismo, están sometidos a la maquinaria degradativa del
citoplasma y se presentan preferentemente en el contexto de MHC-I. Los péptidos antigénicos
generados en el citosol son transportados al RE por TAP y aquellos péptidos con afinidad por
el alelo de clase I expresado en la célula formarán el complejo MHC-I/péptido que finalmente
se expresará en la membrana celular.

VÍAS ALTERNATIVAS

Existen excepciones a esta asociación. Por una parte, proteínas citosólicas


parcialmente degradadas en el citoplasma pueden acceder a la vía endocítica por
microfagocitosis o mediante chaperonas citoplásmicas (moléculas encargadas de conducir a
otras moléculas a determinados compartimentos o localizaciones celulares) donde se degradan
a péptidos capaces de formar complejos MHC-II/péptido, según su afinidad por el alelo de
clase II expresado. A su vez, los péptidos generados en el citoplasma por degradación de
proteínas endógenas, también pueden ser presentados por MHC-II aunque el mecanismo de
acceso a la vía endocítica utilizado por estos péptidos es todavía desconocido.

Por otra parte, los antígenos exógenos pueden acceder a la vía de clase I mediante
dos mecanismos distintos: por rotura de la integridad de la membrana de un fagosoma,
consecuencia de ello proteínas parcialmente fraccionadas escapan al citosol donde se
degradan (presentación cruzada) o por proteolisis extracelular de proteínas de superficie por lo
que los péptidos generados pueden unirse a un grupo minoritario de moléculas de clase I
vacías, expresadas en la membrana de APCs profesionales como las células dendríticas.

Las vías de procesamiento y presentación de antígeno endógeno y exógeno no son


excluyentes. En la célula presentadora de antígeno profesional que expresa tanto moléculas de
clase I como de clase II, en un estado de infección donde existe alta expresión de moléculas de
MHC y una gran producción de antígeno extraño, todas las vías de presentación de antígeno
coexistirán en la misma célula para cubrir todas las posibilidades de presentación de antígeno y
combatir más efectivamente al patógeno.
LAS MOLECULAS DEL MHC COMO RECEPTORES DE PEPTIDOS

Fig.:6.7 Las moléculas del MHC son


receptores de péptido que unen péptido por
defecto, es decir, necesitan formar
complejo con un péptido para convertirse
en moléculas estables y maduras. En
estado de reposo celular, las moléculas del
MHC están ocupadas por péptidos propios,
endógenos o exógenos. Cuando el
organismo es atacado por un agente
extraño, como por ejemplo un virus, estos
péptidos naturales son desplazados por los
péptidos víricos que durante la infección
serán mayoritarios en el interior de la célula
presentadora. Debido al polimorfismo de las
moléculas del MHC, cada molécula de
histocompatibilidad presenta una secuencia
distinta en el lugar de unión al péptido lo
cual implica que existan preferencias en cuanto al patrón de péptidos que se unirán a cada
molécula de MHC. Por otra parte, los péptidos que se unen a las moléculas de MHC-I y MHC-II
presentan características peculiares que describen a continuación (Figura 6.7).

Péptidos unidos por MHC-I

Las moléculas de clase I unen péptidos cortos, de 8-10 aas. En general, cada molécula
de clase I puede unir de 2.000 a 10.000 péptidos distintos, pero dichos péptidos presentan
restricciones en su secuencia, motivos estructurales específicos de cada alelo. Estas
restricciones se limitan principalmente a los aminoácidos en posición 2 y 9 del péptido que son
los "puntos de anclaje" a determinados residuos de la hendidura en la molécula de clase I
(Tabla 6.1). Los aminoácidos de anclaje se unen en sus cadenas laterales a bolsillos
específicos de los sitios de unión de cada alelo. El resto del péptido, los aminoácidos del 3 al 8,
queda en medio de la cavidad de unión sobre una base de moléculas de agua, lo cual da gran
plasticidad al complejo. Estos residuos están involucrados en la interacción con el TCR.

NH2 COOH
T Y Q R T R A L V
S Y F P E I T H I
K Y Q A V T T T L
S Y I P S A E K I
p2 p9

Péptidos unidos por MHC-II

Las moléculas de clase II, a diferencia que las de clase I, unen péptidos de mayor
tamaño que oscilan entre 12 y 34 aas, aunque el tamaño preferido para todos los alelos
estudiados es de 12 a 17 aas. La forma de unión del péptido a la cavidad de unión es también
distinta. En la hendidura de MHC-II el péptido queda unido por su secuencia central (core),
quedando libres los extremos del péptido a cada lado de la hendidura. La variabilidad
observada en la secuencia de dichos péptidos también se halla sujeta a una cierta restricción
que depende del alelo del MHC-II. Aunque las posiciones de anclaje del péptido a la hendidura
no son tan constantes como para MHC-I, los aminoácidos en dos o tres posiciones extremas
(generalmente, 2 o 4 y 9) de la secuencia central del péptido son las posiciones principales de
anclaje al MHC y por lo tanto las que definen el motivo estructural específico de alelo (Tabla
6.2). Los péptidos que se unen a las moléculas MHC-II son mayores que los de MHC-I y varían
en longitud. Debido diferencia de tamaño de los péptidos aislados, los residuos de anclaje se
hallan en distintas posiciones. No obstante, la secuencia interna del péptido se une a la cavidad
presenta rasgos comunes: por ejemplo, en el alelo HLA-DR3, los residuos que ocupan la
posición 4 (P4) están cargados negativamente como el ácido aspártico (D) o el ácido glutámico
(E) y en la posición 9 (P9) son residuos hidrofóbicos como tirosina (Y), leucina (L), prolina (P) o
fenilalanina (F).

NH2terminal COOH-terminal
ISNQLTL D SNTK Y FHK
IPDNLFKS D GRIK Y TLN
ATKYGNMT E D HVNH L LQNA
GKFAIRP D KKSN P IIRTV
VFLLLLA D KVPE T SLS
TFD E IASG F RQGGASG
PPEVTVLTNSPV E LREP N V
YGYTSY D FSWA E L
TGHGARTST E PTTD Y
Posición 4 9

OTRAS MOLECULAS PRESENTADORAS DE ANTIGENO

Se han caracterizado tres genes que codifican moléculas que se denominan moléculas
de HLA de clase I no clásicas: HLA-G, HLA-E y HLA-F, que presentan gran homología con las
moléculas clásicas de MHC-I (HLA-A, -B y -C) y que también se asocian con la beta2m. HLA-E
y HLA-F se expresan en la mayoría de tejidos fetales y adultos.

HLA-G se expresa en los trofoblastos de la interfase materno-fetal donde las moléculas


clásicas MHC-I y MHC-II están ausentes. Esta restricción en la expresión de HLA-G parece ser
importante en la tolerancia inmunológica de la madre frente a los fetos semi-alogénicos. Se ha
demostrado que HLA-G es capaz de inhibir la actividad NK de los leucocitos de la decídua
contra los trofoblastos durante el primer trimestre de gestación. La función de HLA-G en la
presentación de antígeno y reconocimiento por células T es desconocida, pero en estudios
experimentales se ha descrito que el correceptor CD8 reconoce y se une a la moléculas HLA-
G.

La especificidad de HLA-E está restringida por un grupo característico de péptidos que


derivan de la secuencia líder de otras moléculas de MHC-I. HLA-E es reconocido por NKG2A,
un receptor inhibidor expresado en la membrana de las células NK, asociado a CD94 que tras
dicha interacción envía una señal de inhibición que bloquea la activación de las células NK.

MICA y MICB son moléculas no clásicas de clase I, codificadas en el MHC, que se


expresan sobre todo en fibroblastos y células epiteliales, en particular, en las células del
epitelio intestinal. Su papel se ha implicado en los procesos de la inmunidad innata. MICA y
MICB son reconocidos por NKG2D, un ligando expresado en células NK, células T
gamma/delta y en algunas células T CD8+. La interacción entre NKG2D y MIC activa la lisis de
la célula diana. Las moléculas de MICA y MICB pueden expresarse en membrana en ausencia
de péptido.

CD1

La familia de los antígenos correspondientes a CD1 son glicoproteínas no polimórficas


constituídas por una cadena pesada de 43-49 kDa que, en muchos casos, se asocia con la
beta2-microglobulina (beta2m). Se ha definido como una molécula presentadora de antígeno
presente en la mayoría de los mamíferos. Mientras que en ratones las moléculas CD1 pueden
presentar péptidos y moléculas no peptídicas como glicolípidos a células T, en humanos sólo
hay evidencia de presentación de presentan antígenos no peptídicos de origen microbiano,
generalmente a células T alfa/beta de TCR restringido Las células T implicadas en el
reconocimiento de antígeno presentado por CD1 son denominadas NKT.

En humanos la familia de los genes de CD1 contiene 5 miembros: CD1A, CD1B,


CD1C, CD1D y CD1E, que se agrupan en dos grupos en base a la similitud de la secuencia de
aas entre ellas y entre especies. En general, las moléculas de CD1 se expresan
predominantemente en timocitos y en algunas APCs derivadas de médula ósea como las
células dendríticas. Se ha descrito que las células del epitelio intestinal expresan las moléculas
de CD1d.

BIBLIOGRAFÍA

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dimers and facilitates peptide loading. Cell 1995, 82: 155-165.
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out of them. Mol Immunol 2001, 38: 329–346.
Etapas iniciales en el reconocimiento de patógenos
Respuesta Inmune
El sistema de defensa de la inmunidad innata
Barreras Piel y membranas mucosas reconoce moléculas de superficie que son:
Invasión e rápidamente regeneran superficies,
infección movimientos peristáticos, elevación Comunes a muchos patógenos
mucociliar, vómitos, flujo urinario, tos Invariables a lo largo de la evolución

Inmunidad Innata Defensas Celulares y Humorales No expresadas en los tejidos del huésped

lisosomas, ácidos estomacales,


secreciones sebáceas/mucosas, Patrones microbianos
organismos comensales, fagocitosis,
proteínas del complemento Los patógenos que expresan patrones que pueden ser
Inflamación reconocidos y eliminados por células del sistema inmune,
sistemas de reconocimiento invariantes.
Anticuerpos, citocinas,
Inmunidad Adaptativa células cooperadoras y citotóxicas
Estos incluyen los receptores de neutrófilos y macrófagos.

Patrones microbianos y
patrones de receptores de reconocimiento Fallos de la Inmunidad Innata
en el reconocimiento de patógenos

La Inmunidad Innata puede fallar con patógenos que:


No expresan ninguno de los patrones microbianos comunes
Cambian rápidamente sus moléculas de superficie
Se multiplican tan rápidamente que los mecanismos de la
Inmunidad Innata no pueden eliminarlos

El reconocimiento antígeno específico por el Sistema


Inmune Adaptativo supera estos problemas

Patrones microbianos Receptores de reconocimiento


Lipopolisacáridos bacterianos
CD11b/CD18 (CR3, Mac-1)
Lipofosfoglicanos leismaniales CD11c/CD18 (CR4)
Hemaglutininas bacterianas y virales CD14
Receptor Scavenger
β-1-3-glucanos fúngicos Receptor Manosa
Respuesta celular a sustancias microbianas Teoría de la Selección Clonal: MacFarlane Burnet
1957
Reconocimiento innato del antígeno Reconocimiento adaptativo del antígeno Solo células
TyB

Cada linfocito tiene un solo tipo de receptor con una única especificidad
La interacción receptor-antígeno permite la activación linfocitaria

Cada célula reconoce una sola Las células hija tienen idéntica especificidad antigénica que las células
Se reconocen muchas parenterales
sustancias microbianas sustancia microbiana Los receptores antigénicos que reconocen antígenos propios pueden ser
eliminados del REPERTORIO de receptores antes de su expansión clonal
NO CAMBIA VARIABLE Y FLEXIBLE

Reconocimiento antigénico de las células B El sitio de unión del antígeno a los anticuerpos

El receptor de antígeno de las células B


La unión de las zonas CDR de las
es la Inmunoglobulina de membrana
cadenas VH y VL en la superficie
del anticuerpo forma el sitio de
unión al antígeno

La forma de la superficie determina que une


La forma es dependiente de la secuencia proteica de los CDR
Pequeñas moléculas denominadas HAPTENOS pueden unirse
pequeños entrantes en la superficie del anticuerpo
Los péptidos pueden unirse a surcos en la membrana
Los anticuerpos solubles y las inmunoglobulinas de Grandes proteínas pueden unirse a la superficie del anticuerpo
membrana unen directamente antígenos nativos los CDR y a veces al resto de la zona variable
Determinantes antigénicos Epítopes discontinuos o conformacionales
La respuesta efectiva, los anticuerpos normalmente bloquean el
centro activo de las moléculas que están implicadas en la
infección. Estos centros activos deben tener la conformación
correcta para unirse a las células y raramente mutan.

Patógeno Desnaturalización

Determinante A diferencia de los haptenos, Los aminoácidos que Los anticuerpos no pueden
antigénico los epítopes de proteínas constituyen el epítope unirse al epítope si la
grandes están compuestos pueden estar en diferentes molécula no tiene una
de muchos aminoácidos partes de la molécula, correcta CONFORMACIÓN
uniéndose mediante los
pliegues de la proteína

Epítopes continuos o lineales


Interacciones antígeno-anticuerpo

Fuerzas no-covalentes Origen

-NH3 ...OOC-
Fuerzas Atracción entre
electrostáticas cargas opuestas + -

Puentes de hidrógeno Atracción entre el N-H...O=C


N, O y el H + -
Nubes de electrones
Fuerzas de Van de poralizan átomos + ... -
Los epítopes reconocidos por los linfocitos B no suelen ser Waals vecinos
lineales o continuos H2O H2O
Uniones para excluir -+
Estos epítopes están con frecuencia expuestos en bucles o en Fuerzas hidrofóbicas +-
moléculas de agua H2O H2O
la zona terminal de la proteína y son muy útiles en la
investigación
α e Igβ
Activación de células B: mIgs, Igα β Amplificación de la activación de las células B:
La región intracitoplásmica de las El complejo co-receptor de la células B
cadenas pesadas es demasiado corta
para transducir señales.
Las cadenas Igα α e Igβ
β son necesrias Célula B
para:
Expresión en la superficie celular de
las mIgs
Pasar señales s
ITAMs
Motivos de inmunorreceptor de
activación basado en tirosina en el
α e Igβ
dominio intracitoplásmico de Igα β.
Cuando se fosforilan, inician la cascada Célula folicular
de señales citoplásmicas. dendrítica

Las señales se inican por unión intermolecular de mIgs adyacentes al antígeno


Las señales a través del complejo co-receptor inducen la proliferación
La señal es esencial para la proliferación clonal y posterior diferenciación a
células plasmáticas secretoras de Igs, pero esto solo es insuficiente para una (expansión clonal) y la expresión de moléculas en las células B que les
completa activación de las células B permiten comunicarse con las células T cooperadoras

Descubrimiento de las bases moleculares del Descubrimiento de las bases moleculares del
reconocimiento antigénico por los linfocitos T reconocimiento antigénico por CTL

Para que exista respuesta inmune Células T de ratones de haplotipo MHC A inmunizados con el virus de
la coriomeningitis linfocítica (LCMV)
es necesaria la presencia de células T y Macrófagos

Cepa 2 Cepa 13 F1(2x13)

Células diana de ratones con haplotipos A, B o C infectadas con LCMV

La repuesta de las células T depende del haplotipo MHC de los


Las CTL responden también dependiendo del haplotipo MHC de los
linfocitos y de los macrófagos linfocitos y de las células diana. RESTRICCION MHC
RESTRICCIÓN MHC
Reconocimiento antigénico por los linfocitos T Restricción MHC

Célula T
Reconocimiento
Es necesaria la
compatibilidad entre
TcR para el el TcR y el haplotipo
haplotipo A del MHC
del MHC
Péptido El TcR es específico
antigénico para el péptido
X antigénico
El MHCde la célula
Haplotipo A
presentadora de
El TcR interacciona con toda la superficie externa del complejo del MHC
antígeno (CPA)
MHC-péptido antigénico clase I
RESTRINGE
Por restricción MHC se entiende el CO-RECONOCIMIENTO del propio CPA el reconocimiento por
MHC y del péptido antigénico parte del TcR

Restricción MHC Restricción MHC


Célula T

TcR para el
TcR para el haplotipo A No reconocimiento
haplotipo A No reconocimiento TcR no puede
del MHC
del MHC La incompatibilidad reconocer
Péptido
Péptido entre el TcR y el el antígeno Y a pesar
haplotipo del MHC antigénico de la compatibilidad
antigénico
impide el Y entre el TcR y el
X
reconocimiento haplotipo del MHC
Haplotipo B antigénico a pesar de
del MHC que el TcR pudiera ser Haplotipo A
clase I específico para el del MHC
antígeno clase I

CPA
CPA
Antígenos nominales y superantígenos
Complejo TcR-MHC-péptido antigénico
Antígenos nominales Superantígenos
Requieren ser procesados a No son procesados
péptidos
Los conponentes de las Solo la cadena β del TcR está
cadenas α y β del TcR están implicada en el reconocimiento

Variabilidad
implicados en el
reconocimiento
Entre el 2 y el 20% de las
Más de 100.000 células T células T reconocen cada
Ranura de reconocen cada péptido superantígeno
unión del № de Son presentados solo por una
péptido Son presentados por casi
aminoácido de molécula de MHC clase I o II.
Péptido todas las moléculas MHC de
la cadena del RESTRICCIÓN DEL claseII
TcR RECNOCIMIENTO
Clase I
Casi toda proteína puede ser Muy pocos antígenos son
antígeno nominal superantígenos
Sugiere un mecanismo notablemente diferente de presentación
antigénica y de reconocimiento

Complejo TcR-CD3 Moléculas del co-receptor de las células T

La región intracitoplásmica
de las cadenas del TcR es
demasiado corta para
transducir señales.
Las cadenas γ, δ, ε y ζ son
necearias para la expresión
en la superficie celular del
complejo TcR-CD3 y pasar
señales a través del TcR
ITAMs
y TKs

La señal es iniciada por agregación de TcR adyacentes por el


complejo péptido antigénico-MHC presente en la CPA
MHC Clase I MHC Clase II
La señal es esencial para la proliferación clonal y la
CD4 y CD8 pueden incrementar, unas 100 veces, la sensibilidad
diferenciación de las células T efectoras, pero por sí sola es
de las células T al complejo MHC-péptido antigénico
insuficiente para una completa activación de las células T
CD4 y CD8 pueden ser utilizados para indicar la Co-estimulación del antígeno y el co-receptor en
función y elementos de restricción de las células T células T y B activadas

Patógenos exógenos Patógenos endógenos SEÑAL 1:


Eliminación indirecta por las Eliminación directa por CTL Reconocimiento
células Tcooperadoras del antígeno
Determinantes antigénicos Determinantes antigénicos (±co-receptores)
generados en las vesículas y generados en el citoplasma y
unidos al MHC de clase II unidos al MHC de clase I
CD4 es el co-receptor para la CD8 es el co-receptor para la
presentción antigénica restingida presentación antigénica
a clase II restringida a clase I
Las células T cooperadoras Los CTL expresan normalmente La unión del receptor-antígeno y el co-receptor a menudo son
expresan normalmente CD4 en su CD8 en su membrana insuficientes para la proliferación y la expresión de las
membrana funciones efectoras

Co-estimulación de células B y células T coopradoras Co-estimulación de células T cooperadoras y CPA


SEÑAL 2:
La interacción co-estimuladora entre células SEÑAL 2
T y B afines para el antígeno induce CD40L
Interacción co-estimuladora de CPA y células T afines

Unión mediada
¡Peligro!
por el receptor
Procesamiento

SEÑAL 1:
El reconocimiento Procesamiento
del antígeno
y la unión del
INF-γγ
Co-estimulador T-B co-receptor SEÑAL 1
soluble induce CD40
El reconocimiento antigénico y
en las células B
la unión del co-receptor induce
CD28 en las células T

Las señales 1 y 2 son necesarias para la prolliferación clonal de las Las señales 1 y 2 son necesarias para la proliferación clonal de
células B y su diferenciación a células plasmáticas las células T y su diferenciación en células efectoras
Mecanismos de co-estimulación en céluls T Hypótesis del peligro y co-estimulación

Baja afinidad Alta afinidad La completa expresión de la función de las células T depende de la co-
estimulación. ¿Qué control existe de las moléculas co-estimuladoras?
Cadenas β y γ del Cadenas α, β y γ del
receptor para IL-2 receptor para IL-2
Patógenos
reconocidos por
PELIGRO marcadores
bacterianos

Células no
apoptóticas muertas
PELIGRO
(tejidos dañados,
infecciones virales,
etc.)

Células T en reposo Señal 1 Señal 2 SIN PELIGRO Células muertas


Inducción de Aumento de la por aopotosis.
IL-2R de alta transcripción de IL-2 y
afinidad estabilización de ARNm
para IL-2
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina Intracelulares

13-Procesamiento y
Presentación de Antígeno
(ruta de clase I, ruta de clase II,
superantígenos)

A. Corell Extracelulares
UVA

Indice de contenidos del Tema 13 Presentación por MHC clase I (1ª)


Procesamiento y presentación de Antígeno

13.1 La presentación del antígeno a los linfocitos T:


-generalidades

13.2 Ruta de las moléculas MHC de clase I

13.3 Ruta de las moléculas MHC de clase II

13.4 Superantígenos

13.5 Preferencias en la unión de péptidos


Calreticulina TAP
Calnexina
Tapasina
Presentación por MHC clase I (2ª)

Proteina Peptidos
Proteosoma
Tema 05. Receptor células T.
Como se ha indicado en capítulos anteriores, los linfocitos T, poseen un mecanismo de reconocimiento
antigénico distinto de los linfocitos B. En el caso de los linfocitos T, el antígeno es primero degradado y
procesado en el interior de las células presentadoras de antígeno (APC) y después los péptidos
resultantes son presentados a los linfocitos T que los reconocen a través del receptor de las células T
(TCR).

Así pues el linfocito T, a través de su receptor,


únicamente reconoce al antígeno cuando éste se
encuentra presente en la membrana de la célula
presentadora de antígeno.

El receptor de los linfocitos T es de tipo clonotípico


y está formado por la asociación de dos cadenas
polipeptídicas polimórficas (mayoritariamente α y β
o bien a veces por γ y δ) que constituyen las dos
variantes de este receptor. Junto a este receptor se
encuentra un grupo de moléculas monomórficas de
membrana llamado colectivamente CD3, formando
así el complejo TCR/CD3 (Figura 7.1).

El TCR tiene como misión reconocer al antígeno (péptido) unido a la molécula de histocompatibilidad
mientras que las moléculas del complejo CD3 junto con otra molécula dimérica conocida como cadena
ζ, tienen como función la de transmitir las señales de activación al interior celular. Así pues,
cuando tiene lugar el reconocimiento antigénico entre el TCR y la molécula MHC que porta el antígeno,
se desencadena una cascada de reacciones bioquímicas en el citoplasma de la célula T, dando así lugar
al inicio del proceso de activación de estos linfocitos.

En este capítulo estudiaremos tanto la estructura, como la genética y función de este complejo
TCR/CD3 junto con el homodímero ζ.

Estructura TCR/CD3
Mediante la utilización de híbridos se determinó que el reconocimiento del antígeno y de la molécula
MHC se lleva a cabo simultáneamente por un mismo TCR/CD3 aunque cada una de las moléculas que lo
componen tienen diferentes funciones.

Componentes del complejo TCR/CD3

El complejo TCR/CD3 consta de dos partes bien


diferenciadas, tanto estructural como
funcionalmente (Figura 7.2). Estas son:

• TCR. Heterodímero con dos


subunidades proteicas, denominadas α y β,
unidas covalentemente por puentes disulfuro.
Es la porción específica del receptor, por lo
tanto polimórfica, y en ella se da la variación
clonotípica que va a permitir el reconocimiento
de los más de 108 antígenos diferentes. Existe
una variante del TCR que se encuentra en unas
pocas células T, y está formada por cadenas γ
y δ en lugar de las cadenas α y β. Este heterodímero no se asocia covalentemente, y su función aún no
está claramente determinada.

CD3. Es la porción invariante del complejo y está formado por al menos 3 monómeros unidos no
covalentemente, denominados γ, δ y ε. El complejo CD3 fue descubierto por anticuerpos monoclonales,
OKT3 y Leu4. También forma parte del CD3 un homodímero, conocido como zeta, que posee una gran
parte de la molécula en el citoplasma. Todo este complejo, y principalmente las cadenas ζ, son los
encargados de transmitir la señal del reconocimiento antigénico al interior celular.

Todos los componentes del receptor de la célula T son proteínas de membrana, y están formadas por un
dominio N-terminal extracelular, un domino transmembrana y otro dominio citoplásmico C-terminal.

Estructura bioquímica del TCR

Cadena TCR-alfa

Es una cadena glicosilada que está divida en los siguientes dominios (Figura 7.3; Figura 7.4), además del
péptido líder:

 Un dominio extracelular, constituido por una región variable parecida a la de


las inmunoglobulinas y con 2 cisteínas implicadas en los puentes disulfuro; una región de unión y una
región constante que también contiene 2 cisteínas implicadas en puentes disulfuro intracatenarios.
 Un dominio transmembranal, donde es particularmente significativo la
presencia de dos aminoácidos básicos implicados, probablemente, en el puente de unión de tipo salino
con las cadenas del complejo CD3.
• Un dominio intracelular de tan sólo 5 aminoácidos.

Cadena TCR-beta.

Es una cadena glicosilada con estructura similar a la ya mencionada TCR-α. Consta de un péptido leader
y tres dominios diferentes extracelular, transmembrana e intracelular (Figura 7.3; Figura 7.4)

Estructura bioquímica del complejo CD3

Cadena CD3-δ. La subunidad CD3-delta es una glicoproteína constituida por tres dominios bien
diferenciados: dominio extracelular, que lleva dos oligosacáridos unidos; un dominio transmembranal y
un dominio intracitoplasmático (Figura 7.5).
Cadena CD3-ε. Es una proteína no
glicosilada. Está constituída por
tres dominios:

• a) extracelular,
comprendiendo los residuos 1 al
107;
• b) transmembranal, de
marcado carácter hidrofóbico;
• c) intracelular,
constituido por dos porciones
claramente diferenciadas.

Cadena CD3-γ. Es también una


glicoproteína de estructura
similar a las anteriores y su
función se cree que es fundamentalmente estructural y/o de interacción con otros correceptores (CD2,
CD4, CD8, etc.).

Cadena CD-ζ. Tiene una estructura distinta de los otros péptidos del complejo CD3, ya que su dominio
extracelular es de mucho menor tamaño que el
intracelular (Figura 7.6).

La subunidad ζ se encuentra asociada al TCR


generalmente en forma un homodímero. Dentro del
dominio citoplasmático de todas las cadenas que
forman el CD3 (γ, δ, ε y en la cadena ζ) existen unas
regiones denominadas ITAM (Immunoreceptor
Tyrosine-based Activating Motif) que son ricas en
tirosinas y susceptibles de ser fosforiladas en el
proceso de transducción de señales de activación
hacia el interior celular. Cada una de las cadenas γ,
δ, ε posee uno de estos motivos ITAM, mientras que
la cadena ζ posee tres.

Los motivos ITAM se caracterizan por poseer dos


copias de la secuencia tirosina-X-X-leucina separadas
por seis u ocho residuos y tienen como función la de poder fosforilarse contribuyendo así al proceso de
transmisión de señales en las fases iniciales de la activación de los linfocitos.

Estructura del receptor TCR-γ-δ

Este tipo de receptor se expresa en una población minoritaria de linfocitos T periféricos que carecen de
las moléculas de superficie CD4 y CD8 (también se encuentran en una pequeña proporción de timocitos,
en linfocitos de epitelio intestinal y en algunas células dendríticas epidérmicas). La función de este tipo
celular no está bien caracterizada, aunque se cree que juegan un importante papel en las enfermedades
autoinmunes (se aprecia un aumento del
número de este subtipo celular en sangre
periférica).

Síntesis y proceso de acoplamiento del


complejo TCR/CD3.

Las cadenas peptídicas son sintetizadas en


poliribosomas asociados a membrana, y la
formación del complejo TCR/CD3 se produce mientras estas moléculas aún residen en el retículo
endoplásmico. Las primeras estructuras que se detectan durante este proceso de biosíntesis son CD3.
Posteriormente se unen las cadenas α y β. (Se ha comprobado que mutantes que carecen de las
subunidades α y β no son capaces de expresar el complejo TCR/CD3 en la superficie celular).

Por último se produce la unión de la subunidad ζ y la glicosilación en el extremo N terminal de las


cadenas α y β del TCR y γ y δ del complejo CD3 (Figura 3.7). Con estos dos últimos procesos, el receptor
está listo para abandonar el retículo endoplásmico y comenzar el mecanismo de exportación, a través
del Golgi, a la superficie celular. La maquinaria enzimática que se encuentra en el interior del complejo
de Golgi realiza un procesamiento, tanto de las subunidades proteicas como de las cadenas glucídicas
unidas a éstas. Este proceso es necesario para que el receptor sea completamente funcional cuando
llegue a la membrana celular.

Estequiometría del complejo TCR/CD3

Aunque se conocen los componentes del


complejo TCR/CD3, no se ha determinado aún
con precisión en qué proporción se asocian
para constituir un complejo funcional. Según
la hipótesis mas extendida, habría receptores
formados por las moléculas α y β del TCR con
las moléculas δ, γ,ε y ζ del complejo CD3, pero
también podrían existir los receptores con
otras isoformas (Figura 3.8). En todos los
casos, habría dos sitios de unión al antígeno
por complejo, como ocurre con las
inmunoglobulinas.

Genética
Al igual que ocurre en las inmunoglobulinas, los genes que codifican las cadenas alfa y beta del TCR
están formadas a partir de la unión de elementos génicos separados. El reordenamiento génico, tanto
de las inmunoglobulinas como del TCR, es dependiente de la presencia de secuencias de DNA específicas
adyacentes a los segmentos génicos de reordenamiento. Mediante este proceso se genera una enorme
diversidad de receptores.

El gen TCR-α

La organización génica de la
cadena alfa se puede dividir en
cuatro regiones (Figura 7.9):

Una región constante, que se


reparte en cuatro exones, y que
codifica para la región constante
de la cadena (C-α).

Una serie de segmentos de unión (J).

Segmentos que codifican para las secuencias variables de la cadena V-α.


El gen TCR-β

Hay dos genes constantes, usados de forma intercambiable en todos los tipos de células T, denominados
C-β1 y C-β2, repartidos en cuatro exones que codifican el dominio constante y una porción del péptido
de unión, región bisagra y la cisteína de unión entre las cadenasα y β, el dominio transmembrana y la
fracción citoplasmática, respectivamente (Figura 7.9).

Los genes TCR γ y δ

La organización genética de los loci delγ -TCR está constituida por una serie de varios genes variables,
seguido de dos segmentos diferentes de genes J-C. La diversidad de combinaciones generadas es muy
limitada. Además, una de las regiones constantes es defectiva y podría eliminar uno de los genes V-γ, no
pudiendo participar como molécula funcional (una característica de la región constante es que en el 2º
exón se ha perdido el residuo de cisteína, implicado en la formación del puente disulfuro
intercatenario).

Estructura genética del complejo CD3

Los genes que codifican para CD3-γ y CD3-δ se encuentran muy próximos en las especies analizadas. En
humanos, ambos genes están localizados en el brazo largo del cromosoma 11. El gen CD3-δ está
constituído por cinco exones, mientras que el gen CD3-γ tiene 7 y el gen CD3-ε 9 exones. Las
características más importantes de estos genes son:

• su relación con los genes de la superfamilia de las inmunoglobulinas;


• su expresión parece estar coordinada y regulada por factores reguladores superpuestos y
• sus genes son transcritos sin promotores TATA, secuencia característica de eucariotas.

Reordenamiento de los genes del TCR

Las secuencias adyacentes a la zona 5' de los segmentos J tienen, en homología a las inmunoglobulinas,
determinadas secuencias, formadas por un heptámero y un nonámero, y espaciadores muy
conservativas implicados, como señal de reconocimiento, en el reordenamiento somático. Las regiones
D también están rodeadas de estas señales de reconocimiento. Gracias a la existencia de regiones
espaciadoras en D y J, es posible la asociación D-V ó J-V. El mecanismo de reordenamiento sigue tres
etapas (Figura 7.10):

• Formación de loops por secuencias complementarias, lo que origina la recombinación de los


genes D y J.
• El gen V sigue un mecanismo análogo, constituyéndose segmentos funcionales V-D-J. La región
V podría asociarse tanto con genes de la región D como con la región J (esto no ocurre en la cadena
pesada de las inmunoglobulinas, donde la región V sólo puede hacerlo con la región D).
• Por último, se produce el agrupamiento de un gen L (secuencia líder) y la región constante,
dando lugar al DNA reordenado
y completo que habría así
creado una especificidad al
azar.

Generación de la diversidad en
los genes del receptor

Hay una serie de factores que


intervienen en la generación de
la diversidad:
 la unión aleatoria de los múltiples segmentos de los genes de la línea
germinal
 la diversidad de unión que resulta de una fusión imprecisa entre los distintos
segmentos genéticos, provocando delecciones y adiciones de nucleótidos, dando así origen a una
diferencia en el número de aminoácidos
 la asociación al azar de las subunidades peptídicas que constituyen el
receptor (habría 5.000 tipos distintos de cadenas α y m ás de 500 de cadenas β, que pueden
potencialmente formar 2.5 millones de combinaciones TCR V(D) J) y
 a multiplicidad de los genes variables V. En contraste con las
inmunoglobulinas, los genes de TCR no parecen diversificarse mediante mutaciones somáticas de los
genes reordenados, posiblemente debido a la necesidad de reconocimiento de la molécula MHC.

Función del receptor


Las funciones del receptor clonotípico de la célula T son, durante el desarrollo en el timo del linaje T,
participar en la selección positiva y negativa de estas células, y en la periferia el reconocimiento de
antígenos (péptidos) exógenos.

Selección intratímica de los


linfocitos T

El desarrollo de las células T en


el timo, tal como se vio en el
capítulo 2, está controlado por
el TCR de los timocitos en dos
estadios distintos (Figura 7.11).

Primero, un homodímero TCR-β


asociado al complejo CD3
controla la expansión de los
timocitos inmaduros, media la
exclusión alélica del locus TCR-
α, inicia la expresi
ón génica
simultanea de CD4 y CD8, e
induce la transcripción del locus
TCR α.

En un segundo estadio, una vez que las células tienen el receptor formado por el heterodímero α/β, la
especificidad del TCR intervine controlando el proceso de maduración de los timoncitos de dos formas:

• seleccionando estas células para la


maduración cuando reconocen las moléculas MHC de
clase I y II de las células del epitelio cortical del timo
(selección positiva) o
• entre las seleccionadas positivamente,
entran en una muerte celular programada
(apoptosis) cuando sus receptores se unen con alta
afinidad a un complejo MHC-péptido endógeno
(selección negativa). En la (Figura 7.12) se
esquematiza el proceso de selección positiva y
selección negativa y en la (Figura 7.13) la
composición celular del timo y principales fases de la
selección de timocitos.
Selección positiva de los linfocitos T.

En la selección positiva los timocitos se unen mediante su TCR con baja afinidad a las moléculas HLA
clase I y II de las células epiteliales del timo en cuyo caso sobreviven mientras que aquellos timocitos
que no participan en este tipo de unión mueren por apoptosis. En definitiva estos linfocitos que se
seleccionan positivamente son
rescatados de su muerte por
apoptosis. En este proceso participan
también los péptidos propios pre-
sentados por las moléculas de
histocompatibilidad también propias
de cada individuo.

En este proceso también participan los


receptores CD4 y CD8 de estos
timocitos que como sabemos son
doblemente positivos (CD4+ y CD8+).
Incluso experimentos bloqueando con
anticuerpos monoclonales tanto los
receptores CD4 como CD8 han
demostrado que la participación de uno u otro de estos receptores hace que los timocitos deriven hacia
linfocitos T citotóxicos o linfocitos T colaboradores, según que participe el receptor CD8 o CD4
respectivamente. Este tipo de selección se efectúa principalmente en el cortex del timo.

Selección negativa de los linfocitos T.

Este tipo de selección conduce a la muerte por apoptosis de aquellos timocitos que reconocen con gran
avidez mediante su TCR a las moléculas de histocompatibilidad I o II presentes en células dendríticas del
timo. En este caso esta demostrado que los péptidos propios presentados por las moléculas HLA son de
gran importancia. Este tipo de selección es especialmente importante eliminando aquellos clonos
celulares que al reconocer lo propio (HLA más péptidos propios) pueden tener capacidad autoreactiva
una vez han madurado.

Precisamente al eliminar estas células se evita esto y la posibilidad de desarrollo de enfermedades


autoinmunes en el futuro. Es de destacar, como veremos en el capitulo de activación de linfocitos T, que
cuando este tipo de unión de alta afinidad se produce en células maduras, en lugar de muerte por
apoptosis, se produce una activación linfocitaria. Este tipo de selección se efectúa principalmente en la
médula del timo. En conclusión con estos dos procesos se garantiza:

• la supervivencia selectiva de los linfocitos T capaces de reconocer péptidos sobre las moléculas
MHC del individuo en el que tendrán que trabajar (selección positiva) y
• la eliminación de los linfocitos T autorreactivos (selección negativa)

Una vez producida la selección positiva y negativa, las células supervivientes (menos del 2% del total)
dejan de expresar uno de los dos correceptores (CD4 o CD8), dando lugar a células CD4+CD8- TCRα-β o
CD4-CD8+ TCRα-β maduras (la regulación de la mutua exclusión de los genes CD4 y CD8 no está aún
esclarecida).

Reconocimiento del antígeno por el TCR

Los linfocitos T maduros tienen la capacidad de reconocer antígenos (péptidos) exógenos en presencia
de moléculas de histocompatibilidad. Los péptidos que son reconocidos por las células T deben tener
una estructura secundaria en α-hélice y que todos los péptidos antigénicos son anfipáticos, con una
cara hidrofílica y otra hidrofóbica, pudiendo interaccionar una de las caras con el complejo TCR/CD3 y la
otra con la molécula de MHC, respectivamente. Por esta razón, el reconocimiento de la asociación
MHC/péptido antigénico es un proceso dinámico que incluye un primer paso de complejas interacciones
célula-célula, antes de que se produzca un contacto productivo que dé lugar a la activación celular.

En el reconocimiento antigénico, además del receptor clonotípico juegan, como veremos en capítulos
posteriores, un papel fundamental otras moléculas de superficie (entre ellas se encuentran CD4, CD8,
CD2, CD45). Cuando se produce el reconocimiento del antígeno se inicia la activación celular, durante la
cual se inducen diversos programas funcionales en los linfocitos T: síntesis de factores de crecimiento y
de maduración llamados linfocinas, síntesis de perforinas, selección clonal, proliferación celular,
etc. (Ver capitulo sobre activación de linfocitos T en donde se tratará con detalle la participación del
TCR en la activación de estas células).

Reconocimiento de superantígenos

Se denominan superantígenos a aquellos antígenos capaces


de reaccionar con distintas moléculas MHC de clase II y TCR de
un mismo individuo. Pueden ser exógenos (como las toxinas
de ciertos estafilococos), si provienen del exterior, o
endógenos (como el retrovirus MMTV), si se reproducen en la
línea germinal (Figura 7.14).

El reconocimiento del superantígeno se distingue del


reconocimiento del péptido antigénico convencional por tres
características fundamentales: la especificidad de la célula T a
los superantígenos está determinada por la región variable de
la cadena β siendo independiente de otros componentes del receptor de la célula T; el superantígeno
tiene dos sitios de unión, uno para la molécula MHC de clase II, fuera de la hendidura de reconocimiento
peptídico, y otro para el TCR, situado en la región V b fuera del sitio clásico de unión al complejo MHC-
antígeno (esta característica hace posible que un mismo superantígeno pueda interaccionar con
distintas células del repertorio T).

Como consecuencia del reconocimiento de superantígenos exógenos en periferia, se produce la


activación celular y fuerte expansión de las células T implicadas en el reconocimiento.

Enfermedades asociadas

Alteraciones de diferente índole del TCR/CD3 pueden dar lugar a enfermedades a veces de difícil
diagnóstico.

Receptor clonotípico: oligoclonalidad y enfermedad

Los linfocitos T constituyen, en condiciones normales, una población policlonal en la que están
representados, en proporciones equivalentes, todas las regiones V de las cadenas TCR-aα y TCR-β. Sin
embargo, diferencias en la configuración de los genes del receptor clonotípico o en la selección
intratímica pueden afectar al repertorio de linfocitos T, existiendo una reducción de determinados
clones y un aumento de los niveles de otros.

Estas alteraciones pueden detectarse analizando la expresión de las regiones V de las cadenas α y β de
estas células, y se ha demostrado que se asocian a ciertas enfermedades autoinmunes como la artritis
experimental inducida por colágeno.

Complejo CD3 y transducción de la señal

Se ha descrito diversas enfermedades causadas por deficiencias que afectan de forma selectiva a una o
varias moléculas del complejo TCR/CD3 (defectos estructurales), o bien por un defecto en la transmisión
de la señal de activación al interior celular (deficiencias funcionales, ya sean primarios o secundarios).
Estas deficiencias producen alteraciones en el sistema inmune: disminución del número de linfocitos,
inhibición de la proliferación celular, reducción de la síntesis de citocinas, etc. Las consecuencias clínicas
que se derivan de estos defectos son variadas y más o menos graves; sobre todo existen infecciones
recurrentes y, a veces, enfermedades autoinmunes.

Defectos estructurales

Hasta el momento se han descrito, en humanos, tres deficiencias que afectan al complejo CD3 o
proteínas asociadas a él: CD3-γ, CD3-εy la PTK Zap-70. En los enfermos con déficit de las cadenas CD3-γ,
CD3-ε hay una disminución del número de moléculas de membrana del complejo TCR/CD3, el 50% para
la deficiencia de CD3-γ y un 90% para el CD3-ε; este dato sugiere que la cadena ε es más importante
para la conformación del complejo, y que, como comentamos anteriormente, existirían isoformas del
complejo donde las cadenas CD3-γ y ε, que pueden ser alternativas, y suficientes para que CD3 se
transporte a la membrana.

Defectos secundarios del reconocimiento a través del TCR/CD3.

Algunos virus pueden producir efectos patogénicos directos en el sistema inmune por interferir en la
transducción de señales por el TCR/CD3. Se ha demostrado que algunos virus infectan células T
humanas: virus de inmunodeficiencia humana (HIV), citomegalovirus (CMV), herpesvirus humano tipo 6
(HHV-6), measles virus y otros. También se sabe que algunos tumores inducen inmunodeficiencias
secundarias de los linfocitos T, probablemente, entre otros factores alteraciones estructurales en el
complejo CD3.
El Receptor de Antígeno
del Linfocito T
(Las proteínas del TcR; el complejo CD3 y
los co-receptores; Otras moléculas
accesorias; transducción de señales)

CD3 es una estructura auxiliar para el TCR. Consta de varias subunidades (cadenas δ, ε, γ y ζ ). Cuando el TCR une un {Ag +
MHC} apropiado, CD3 es responsable de “anunciar” esa situación al interior celular e iniciar la activación.
CD4+ CD8+
T Cell T Cell

TCR TCR
CD4 CD8
MHC II MHC I

APC APC
Generación de Variabilidad de
Receptores
Generación del Repertorio de • Loci Multiples
linfocitos T • Reordenamiento
cromosómico
(Variabilidad: genes y mecanismos;
• Diversidad de Unión
linfopoyesis y selección en el timo;
presentación de antígeno a los linfocitos T) • Mutación Somática
(en células B, pero no en T)

Células T α−β

~ 1016
combinaciones
diferentes

Células T γ−δ
Cadenas del TCR
genes V genesD genesJ C
• α 70 - 80 -- ~ 60 1
• β ~ 50 2 ~ 12 2
• γ 12 -- 5 2
• δ 70 - 80 3 3 1

V = Variable; D = Diversidad; J = Unión; C = Constante


¿Qué sucede si al primer intento no se produce una cadena β funcional? La célula lo
intenta de nuevo. Cuando se produce una cadena “productiva” el sistema de
reordenamiento se para.
Si no se consiguen cadenas funcionales con uno de los cromosomas, se comienzan los
reordenamientos en el 2º. Si finalmente no se producen cadenas productivas la célula
muere. Lo mismo suecede la cadena proteica α.

Selección positiva: aprendizaje de lo “propio”


Intracelulares
Presentación por MHC clase I (1ª)

Calreticulina TAP
Extracelulares Calnexina
Tapasina

Presentación por MHC clase I (2ª)

Proteina Peptidos
Proteosoma
MHC Class II Bind Peptides Up To 18 or 19
Residues
(tolerant of much more variation in size)

Tras la activación, los linfocitos T modifican


la expresión en superficie de diferentes marcadores.

Generación de Linfocitos
T efectores
(Moléculas de activación; Subtipos de
linfocitos T cooperadores; Linfocitos T
citotóxicos)
Ligandos habituales
Células T APC

ICAM-3 LFA-1

CD2 CD58 (LFA-3)

LFA-1 ICAM-1

LFA-1 ICAM-2

El contacto iniciar entre células T y APCs no se hace


a través del TCR sino de moléculas accesorias
La activación de Ligandos 2ºs
linfocitos T CD4+
requiere al menos 2 • CD80 y CD86
señales desde la – Presentes en APCs
APC: – Se unen a CD-28 y CTLA-4 en
células T
1 {Ag + MHC} se • CD-28
unen al TCR
– Presente en células T vírgenes y
Señales activadas
2 adicionales (vía – Cuando se une, promueve señales
moléculas de positivas para la célula T
superficie o • CTLA-4 (CD152)
citocinas):destaca – Presente sólo en células T activadas
CD28. – Cuando se une, promueve señales
negativas para la célula T

La estimulación del TCR sin una “segunda señal”


conduce a las células T a estados de anergia (inactividad)
Células T en reposo
Expresan las subunidades β y γ del
receptor para IL-2 (IL-2R): baja-media afinidad

Células T activadas
Expresan las 3 subunidades: α, β y γ del
receptor de IL-2: alta afinidad
La unión de CD80/CD86 de las APCs
alternativamente con CD-28 ó CTLA-4 (en células T)
determina si la célula recibe señales positivas o
negativas.

Células T CD4
• Th1
– Activa a macrófagos y células NK
– “Ayuda” a algunas células B en la producción de
anticuerpos
– “Ayuda” a células T CD8

• Th2
– “Ayudan” mayoritariamente a células B en la
producción de anticuerpos
– Activan a mastocitos y eosinófilos

• Th1 y Th2 se “inhiben” recirprocamente


Células T CD8
• Células T citotóxicas (CTL)
– Identifican células infectadas o malignas y
las eliminan por contacto directo

• Linfocitos T Reguladores
– Llamados “supresores” (Ts)
– Pueden “aminorar” la actividad inmune de
otras células

Las células T CD4 co-estimulan a linfocitos T CD8

Activados
CD4
IFN-γγ

IL-2 B7 y HLA
en APC

Activacio
n de CD8
Descubrimiento del receptor de antígeno de Descubrimiento del receptor de antígeno de
las células R (TcR) las células R (TcR)

Células T policlonales Células lisadas y adición de


anticuerpos anti-clonotípicos

Células T monoclonales Captura del complejo Ag-Anticuerpo


anti-clonotípico en un soporte insoluble
INMUNOPRECIPITACIÓN

Elución del antígeno del complejo


ag-ab y análisis bioquímico de la
La selección clonal asegura que las células hijas tengan la misma proteína expresada clonotípicamente
especificidad antigénica que la célula parental
Los anticuerpos producidos contra un solo clon de células T se
El principal componente fue una proteína de 90 kD reducida a dos
denominan CLONOTÍPICOS
proteínas de 40 y 50 kD (cadenas α y β)
La hipótesis fue que los anticuerpos contra un clon reconocían el
Algunas otras proteínas co-inmunoprecipitaron
receptor de antígeno

Descubrimiento del TcR Clonaje de los genes TcR


Digestión con bromuro de cianógeno de las proteínas α y β purificadas
utilizando anticuerpos anti-clonotípicos

Célula T clon A Célula T clon B Célula T clon C


Cadenas
polipeptídicas
mARN célula B mARN célula T
del TcR intacto
cADN de una sola
célula T
Análisis bioquímico

HYBRIDIZACIÓN Híbrido
Productos
SUSTRACTIVA ADN/ARN
de Híbridos
digestión descartados

Las proteínas purificadas mostraron dos partes: una variable dependiente


del clon y una constante Clonación y secuenciación de genes aislados
de células T específicas
Análisis de genes específicos de células T Similitudes y diferencias entre el TcR y las Ig
Sitos de
restricción
Sitio de combinación
enzimática
con el antígeno
ADN
LINEA GERMINAL

ADN
REORDENADO
Carbohidratos

Hígado B T
Bisagra

Sitos de Dominio
digestión del citoplásmico
ADN
genómico
Los sitios de unión al antígeno de las regiones V de las dos cadenas
unidas por puentes disulfuro
Electroforesis en gel Estructura en dominios de los GENES de la SUPERFAMILIA de las Ig
El TcR es monovalente y nunca se secreta

Organización de los genes del TcR de ratón Reordenamiento génico del TcR por
RECOMBINACIÓN SOMÁTICA
Línea germinal
TcR α

Reordenamiento TcR α 1º transcrito

Unión del mARN TcR α

Línea germinal TcR β

División de los genes del TcR en V, D, J y C Reordenamiento TcR β 1º transcrito


(VARIABLE, DIVERSO, UNIÓN Y CONSTANTE)
similar a los genes de las Ig
Unión del mARN TcR β
Recombinación señal de secuencia (RSS) Recombinación por bucle y delección

HEPTÁMERO - siempre contiguo a la secuencia codificante


ESPACIADOR - 1-2 vueltas de α-hélice, alinea 7 y 9mero
en el mismo lado de la hélice

NONÁMERO

REGLA 12-23 - Un segmento del flanqueado por 23 nucleótidos (RSS)


solo puede ser unido a un segmento flanqueado por 12 nucleótidos (RSS)
β-Vβ
Esto evita uniones Vβ β, Vβ
β-Jβ
β, Jβ
β-Jβ
β

Bucle y delección Diversidad del TcR

DIVERSIDAD COMBINATORIA
Múltiples segmentos germinales
TcR humano:
Segmento Variable (V): ~70α α, 52β
β
α, 2β
Segmento Diversidad (D): 0α β (de las 3 formas posibles)
Segmento Unión (J): 61α α, 13β
β

UNIONES DIVERSAS
Adiciones de nucleótidos P y N

MUTACIONES SOMÁTICAS
Rotura y
empalme CODIFICACIÓN NO es un mecanismo importante en la diversidad del TcR
SEÑAL
UNIDA
DE UNIÓN
Tres formas de lectura del segmento D Diversidad en la unión de los segmentos
Adición de nucleótidos P

β1 de diferentes clones de células T muestra que


El análisis de la región Dβ
la región D se puede traducir de tres formas

Forma 1 Se corta un segmento al final del heptámero por recombinación de los


genes (RAG1/RAG2) de la RECOMBINASA V(D)J

Forma 2

Forma 3

El segundo segmento se corta y adopta la forma de horquilla entra las


bases complementarias al final de las regiones V y D

Diversidad en la unión de los segmentos Diversidad en la unión de los segmentos


Adición de nucleótidos P Adición de nucleótidos N
Formación de la
señal de unión
La terminal deoxinucleotidil transferasa (TdT) añade al azar nucleótidos
en el extremo 3’ del ADN en un fragmento V y D

La endonucleasa rompe un fragmento en los


Unión de las bases complementarias
segmentos V y D al azar

Las aperturas de las horquillas son Palindrómicas. GA y AT se llaman Las exonucleasas y polimerasas reparan, rellenando y uniendo para
nucleótidos P formar el CODIGO de UNIÓN
Las secuencias de nucleótidos P no están presentes en el ADN germinal GCTATA y AGCTG se llaman nucleótidos N (No codificados previamente)
Las secuencias de nucleótidos N no están presentes en el ADN germinal
Localización de la diversidad en el TcR
Lugares de unión y diversidad

Cadena TcR α Cadena TcR β

Variabilidad

Unión V-D
Unión V-J Unión D-J

Nº de aminoácido en
la cadena del TcR
α
Monómero TcR Vα Cadena TcR β

Estimación del número de TcR e Ig humanas ¿Por qué el TcR no tiene mutaciones
somáticas?
Inmunoglobulina TcR αβ Las células T específicas
Elemento Las células T pueden colaborar con
H κyλ β α contra antígenos propios
células B contra el antígeno PERO NO
Segmentos Variable 51 69 52 ~70 son fuertemente
contra el antígeno
desechadas
Segmentos Diversidad ~ 30 0 2 0
Segmentos D en las 3 posibilidades Raro - Frecuente -
Segmentos Unión 5 5 13 61
Las células B con anticuerpos contra
Unión con nucleótidos N y P 2 (1)* 2 1
sufren una selección clonal bajo el
Nº de pares de genes V 3519 3640 control de las células T específicas
Diversidad de unión ~1013 ~1013 contra
Antígeno extraño
Diversidad total ~1016** ~1016 Estas células B sufren mutaciones
* Solo la mitad de las cadenas κ humanas tienen regiones N y P CPA somáticas en su receptor de antígeno
** Nº de receptores distintos después de las mutaciones somáticas Las células que mutan su receptor
para reconocer antígenos propios no
Antígeno propio tienen la cooperación de las células T
para producir una respuesta contra lo
propio
Si el TcR sufriera mutación somática Si el TcR sufriera mutación somática

Las células T Si las células T mutan


específicas contra su TcR, podrían ser
antígenos propios autoreactivas, podrían
son fuertemente cooperar con células
desechadas B autoreactivas

Antígeno extraño

Antígeno propio El TcR interacciona con toda la superfice externa del complejo MHC-
péptido antigénico
Las células B con anticuerpos contra La mutación somática puede hacer contactar los residuos mutados del
y contra pueden sufrir selección TcR que interaccionan con el MHC, ello puede suponer la pérdida del
clonal bajo el control de las células T reconocimiento del complejo MHC-péptido
específicas contra y contra

El TcR alternativo: γδ
Células T γδ
El TcR γ descubierto como un reordenamiento homólogo al de las Ig
La cadena TcR γ se asocia con la cadena TcR δ
Son un linaje de células diferente con función desconocida
1-5% de las células T de sangre periférica expresan TcR γδ
En el intestino y en la epidermis de los ratones, la mayoría
de las células T expresan γδ
Los ligandos de TcR γδ son desconocidos

Locus δ humano Posible reconocimiento:


Antígenos no implicados con la expresión del MHC
Genes de clase IB

El locus δ está localizado entre la región Vα


α y Jα
α
α y Jα
El reordenamiento Vα α produce la delección de Dδ
δ, Jδ
δ y Cδ
δ en la
célula TcR αβ
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina

4.-Antígenos CD CD3+

(Marcadores de linaje; marcadores


de diferenciación; marcadores de CD3+
activación; Superfamilias)
CD3+ CD3+

A. Corell
UVA 1 3

Indice de contenidos del Tema 5


Antígenos de diferenciación Leucocitaria (CD)

4.1 Antígenos de diferenciación de linfocitos T


4.2 Antígenos de diferenciación de linfocitos B
4.3 Antígenos de diferenciación de linfocitos NK
4.4 Antígenos de diferenciación del linaje mieloide
4.5 Clasificaciónes:
* Superfamilias
* Funcionalidad de los diferentes CD

2 4
CD28

5 7

Receptores NKR
Receptores KIR

Exclusivos de NK

Comparti- Comparti-
dos con dos con
otros otras cel.
linfocitos mieloides

6 8
9 11

10 12
13

14
INMUNOLOGÍA GENERAL Generación de Variabilidad de
2º Medicina
Receptores
10.-Generación del Repertorio MECANISMO B T
de linfocitos T Loci múltiples SI SI
(Variabilidad: genes y mecanismos; Recombinación SI SI
linfopoyesis y selección en el timo; somática
presentación de antígeno a los Diversidad de uniones SI SI
linfocitos T)
Maduración de afinidad SI NO
A. Corell
UVA
Cambio de isotipo SI NO

Indice de contenidos del Tema 9


Generación del Repertorio de Linfocitos T

10.1 Variabilidad en el repertorio de linfocitos T :


-Genes y mecanismos de reordenamiento
-Variabilidad transcripcional y de unión ~ 1016
45-60 KD ( )
-Grado de diversidad combinaciones
40-50 KD (!)
10.2 Diferenciación de los linfocitos T en el timo: diferentes
-Etapas
-Mecanismos de selección clonal
Células T "#$

Chr14

¿Qué sucede si al primer intento no se produce una cadena $ funcional? La célula lo


intenta de nuevo. Cuando se produce una cadena “productiva” el sistema de
Chr7 reordenamiento se para.
Si no se consiguen cadenas funcionales con uno de los cromosomas, se comienzan los
Células T #! reordenamientos en el 2º. Si finalmente no se producen cadenas productivas la célula
muere. Lo mismo suecede la cadena proteica ".

Chr7

"
$% %!

%!
Selección positiva: aprendizaje de lo “propio”
Tema 08. Activación linfocitos
 

Una vez que los linfocitos reconocen mediante sus receptores a la estructuras sus específicas y 
además  se  produce  la  interacción  celular  adecuada  se  inicia  el  proceso  de  activación  de  los 
mismos. En este capítulo abordaremos y estudiaremos todo lo referente a la activación de los 

• Linfocitos T
• Linfocitos B
• Células NK

De esta manera después se podrán estudiar con detalle la respuesta humoral y celular  en las 
que intervienen, entre otras células, los linfocitos B y T, así como la respuesta innata en la que 
intervienen las células NK. 

Activación linfocitos T 
La activación de los linfocitos T se inicia  cuando el receptor de los linfocitos T (TCR)  reconoce  
la molécula HLA junto al péptido que ésta transporta.  La unión entre el TCR y el péptido junto 
con la  molécula  HLA  tanto  de  clase  I  como  II  es  específica.   A  su  vez  al  HLA  clase  II  y  I 
presentadora  se  unen  los  receptores  CD4  y  CD8  respectivamente  con  lo  cual  se  fortalece  la 
interacción entre TCR y HLA más péptido. El proceso de reconocimiento varía si el receptor de 
la  célula  T  está  formado  por  el  heterodímero  alfa/beta  (células  T  alfa/beta)  o  si  es  del  tipo 
gamma/delta  (células  T  gamma/delta),  ya  que  en  estas  últimas  no  participan  las  moléculas 
accesorias CD4 y CD8.

Sin  embargo  para  que  la  activación  se  inicie  adecuadamente, se  requiere  además,   la 
participación de diferentes moléculas presentes en la membrana de dichos linfocitos. De estas 
moléculas destacan:

• Las   moléculas  CD4, 


CD8  y   CD28  que 
facilitarán  la  unión 
intercelular  y  además 
potenciarán  la 
transmisión  de  seña‐
les al interior celular  
• Las moléculas del CD3 
que   tienen  por  
función la de trasmitir 
las  señales  recep‐
cionadas por el TCR al 
interior  de  la  célula.  
Estas  moléculas  junto 
con el TCR, forman el complejo TCR/CD3 y 
• Moléculas de adhesión, cuya función es fortalecer la unión entre los linfocitos T y las 
células presentadoras de antígenos. 
Una  vez  activados  los  linfocitos  T,  éstos  producirán  prioritariamente  citocinas  o  factores 
citotóxicos,  según  se  trate  de  linfocitos  Th   o  Tc  respectivamente.   De  esta  manera  se 
desarrollará la respuesta inmune en la que están implicados los linfocitos T. Así, los linfocitos 
Th colaborarán en la posterior regulación de otras células, tales como NK, linfocitos B  y Tc o 
macrófagos,  mientras  que los linfocitos  Tc  activados ejercerán  su  función  citotóxica 
destruyendo células blanco (Figura 10.1).

En  este  capítulo se  estudiará  el  proceso de  interacción  celular,   la  función  del  complejo 
TCR/CD3  como inicio  de  la  activación  celular,  la  cascada  de  señales  intracelulares  y  la 
activación de los diferentes factores de transcripción celular. 

FENOMENOS  DE  INTERACIÓN 


CELUALR    

Como se ha dicho anteriormente 
en  muchos  casos  la  unión  del 
antígeno  con  el  TCR  no  es 
suficiente  para  dar  lugar  a  una 
respuesta  inmune  eficaz.  Para 
que  esta  respuesta  se  lleve  a 
cabo se requiere la participación 
de  una  serie  de  moléculas 
conocidas  globalmente  como 
accesorias,  y  cuya  función  es 
precisamente  la  de  contribuir  al 
desarrollo  de  una  respuesta 
inmune  efectiva  facilitando  la  interacción  entre  las  distintas  células.  Se  forma  así  lo  que  se 
viene  en  denominar 
sinapsis entre linfocitos 
T y célula presentadora 
de  antígeno  (Figura 
10.2).

Las  principales 
moléculas  que  están 
implicadas  en  este 
fenómeno  de 
reconocimiento  son  el 
CD4,  CD8,  CD2,  CD45  y 
CD28  y  sus  ligandos 
respectivos.  Todas 
estas  moléculas  de 
adhesión   también 
juegan  un  importante 
papel en la transducción de señales y activación de la célula T. En la (Figura 10.3) se recoge un 
esquema de las distintas posibilidades de activación de los linfocitos T según las moléculas que 
intervienen en los procesos de reconocimiento y adhesión intercelular. 

En  ausencia  de  estas  segundas  señales,  sobre  todo  la  dependiente  del CD28,  los  linfocitos  T 
pueden  energizarse  por  la  primera  señal  de  activación  dependiente   TCR/CD3. Sin  embargo 
hoy se conoce que esta segunda señal es regulada negativamente por otras moléculas. Este es 
el caso de la molécula CTLA‐4 (Cytotoxic T Lymphocyte Antigen 4) que aparece sobre todo en 
linfocitos ampliamente activados, lo que indica la acción supresora/reguladora atribuida a esta 
molécula.

Moléculas  CD4  y  CD8.  Las  moléculas  CD4  y  CD8  son  glicoproteínas  cuyos  ligandos  naturales 
son  las  moléculas  del  MHC  de  clase  II  y  de  clase  I  respectivamente.  Estructuralmente  ambas 
moléculas  pertenecen  a  la  superfamilia  de  las  inmunoglobulinas,  pero  mientras  la  CD4  está 
formada  por  una  sola  cadena,  el  CD8  lo  está  por  dos cadenas,  alfa  y  beta.  Mientras  el  CD4  se 
expresa  en  la  mayoría  de  los  linfocitos  T  cooperadores,  mientras  que  el CD8  se  presenta, 
principalmente, en aquellos linfocitos T con función citotóxica.

Moléculas  CD28  y  CTL‐4.  La  molécula  CD28  es de  especial  importancia  incrementando  la 
estabilidad  de  la  interacción celular.  El  CD28  se  expresa  en  todos  los  linfocitos  CD4  y 
aproximadamente  en  el  50%  de  los  linfocitos  CD8,  sus  ligandos  naturales  pertenecen  a  la 
familia B7 (B7‐1, CD80; B7‐2, CD86). El  CD28, además de su papel en el proceso de adhesión, 
también participa en el mecanismo de transducción de señal y activación de la célula T.  Una 
variante  de  esta  molécula  es  el  CTL‐4  que a  diferencia  del  CD28,  se  expresa  sólo  de  modo 
transitorio después de la activación de las células Т у confiere una señal inhibidora al linfocito a 
diferencia del CD28 que como hemos dicho confieren señales de activación. Esta posibilidad de 
la  presencia de   CD28  o  CTL‐4  define  que  el  linfocito  se  active  o  se  inhiba,  lo  que  tiene  gran 
trascendencia en el proceso regular de la activación de los linfocitos T. 

Moléculas  CD2.  La  molécula  CD2  es  una  glicoproteína  que  de  adhesión  que  contribuyen  a 
la unión  del  linfocito  T  a  la  célula  presentadora.  Su   ligando  natural  es  el  CD58  (LFA‐3)y  
se  expresan en la superficie de todas las células con  función de APC.

CD45. El CD45, es una de las glicoproteínas más abundantemente expresadas en la superficie de 
linfocitos y en general en las  células hematopoyéticas, pudiéndose detectar hasta un millón de 
moléculas  por  célula  y  cuyo ligando no  se  conoce  con  precisión  (Figura  10.4).    Pertenece  a  la 
familia  de  proteínas   con  actividad  fosfatasas  (PTP)  y  es  una  familia  con  varios  miembros  y  con 
múltiples alelos, como son el CD45Ra y el CD45RB. La parte citoplasmática de esta molécula es 
muy amplia y posee acción fosfatasa de tal manera que puede eliminar grupos fosfato a las tirosin 
kinasas LcT y Fyn, tal como veremos después con mas detalle.  

TRANSMISIÓN  DE 
SEÑALES  LINFOCIOTOS T      

Todas  las  células  eucariotas 


incluidos  los  linfocitos  T,  B  y 
NK   poseen  mecanismos  a 
través  de  los  cuales  los 
estímulos  externos  son 
procesados  y  enviados  al 
núcleo  a  través  de  una  serie 
de  cambios  bioquímicos  que 
conocemos  genéricamente 
como  señales  de  activación 
intracelulares  o  de 
transducción de señales. 
Estos  mecanismos  implican  la  formación  de  los  denominados  segundos  mensajeros  que  son 
capaces de regular la transcripción específica de un amplio número de genes, los cuales participan 
en los procesos de crecimiento, división y diferenciación celular. En la activación de esta cadena 
de  segundos  mensajeros  inter‐  vienen  señales  procedentes  tanto  del  TCR/CD3  como  de  las 
moléculas  accesorias,  de  moléculas que  participan  en  la  interacción  celular   y  receptores  de 
citocinas presentes en la membrana de los linfocitos (Figura 10.5)

Un mecanismo fundamental en la regulación de la actividad y la función de numerosas proteínas 
en las células eucarióticas son los ciclos de fosforilación y defosforilación mediados por cinasas y 
fosfatasas.  Básicamente  existen  dos  tipos  de  cinasas,  dependiendo  de  su  actividad 
fosfotransferasa  la  cual  se  manifiesta  fosforilando  proteínas  en  aminoácidos  serina  y  treonina 
(serina/treonina cinasas) o bien en aminoácidos tirosina (tirosina cinasas). 

Igualmente  hay  fosfatasas  que  defosforilan  específicamente  proteínas  fosforiladas  bien  en 
serina/treonina o en tirosina. Una propiedad general de los linfocitos es la necesidad de generar 
dos señales distintas para inducir la proliferación hacia células efectoras. 

Como se ha comentado anteriormente  

• la  primera  señal  la  proporciona  la  unión  del  complejo  péptido‐MHC  al  TCR  (y  a  los 
correceptores CD4 y CD8), esta señal está potenciada por la participación de moléculas 
de  adhesión, tales como CD2,  LFA‐1,  CD26 y otras y  
• la segunda señal es suministrada por moléculas coestimuladoras del tipo CD28, que de 
alguna  manera  complementan  las  señales  de  activación  inducidas  por  el  TCR 
permitiendo  una  activación  celular  completa  (Figura  10.5)  Estas  señales 
coestimuladoras son necesarias para la activación del linfocito, ya que en su ausencia 
la  señal  mediada  por  el  TCR  puede  conducir  al  linfocito  a  la  muerte  celular  o  a  un 
estado de anergia (en la que el linfocito no responde a nuevas estimulaciones). 

Después  de  la  ocupación  de  los  receptores   T  por  el  antígeno,  se  produce  la  activación  de  los 
linfocitos  y  la  iniciación  de  eventos  tempranos  de  traducción  de  señales  que  finalmente 
conducen  a  la  reprogramación  génica  y  a  la  adquisición  de  funciones  efectoras.  Para  que  el 
linfocito T pueda llevar a cabo estas funciones se requiere un complejo sistema responsable de la 
transmisión de señales de activación desde la superficie al interior de la célula. 

En  esta  última  década  se  está  realizando  un  gran  esfuerzo  para  identificar  los  componentes 
celulares  y  moleculares  que  están  involucrados  en  dicha  activación  celular  y  determinar  la 
secuencia de eventos bioquímicos que ocurren después del reconocimiento del antígeno.

Estímulos iniciados por el complejo TCR/CD3

Uno de los primeros eventos bioquímicos que ocurren en linfocitos T después de la interacción 
Ag‐TCR, es el incremento de fosforilación en tirosina de las cadenas zeta no polimórficas del CD3. 
Estas  cadenas  poseen  en   sus  dominios  intracitoplasmáticos  unas  regiones  denominadas  ITAM 
(Immunoreceptor Tyrosine‐based Activation Motifs) que se fosforilan por la acción de las tirosina 
cinasas  c‐lck o c‐fyn. 

Ello  se  debe  a  que  existe  una gran  asociación  física  y  funcional  del  CD4  y  del  CD8  con  el 
TCR/CD3, de tal manera que cuando se produce la unión TCR‐HLA, hace que la c‐lck asociada a 
estas  moléculas  se  aproxime  a  la  porción  citoplásmica  de  las  proteínas  del  complejo  CD3, 
 donde puede fosforilar en tirosina a sus regiones ITAM. Así mismo todo ello es posible porque 
la  tirosina  cinasa  c‐lck  se  encuentra  localizada  precisamente  en  la  parte  intracelular  de  la 
membrana  plasmática  unida  a  la  bicapa  lipídica  por  un  proceso  de  miristilación  de  su  región 
aminoterminal. 

Una  vez  que  los  ITAM  son  fosforilados  en 


residuos  tirosinas,  se  convierten  en  sitios 
específicos  de  acoplamiento  que  se  unen  a 
proteínas  citoplásmicas  ZAP‐70  que  se 
pertenece  a  la  familia  de  enzimas 
proteincinasas  y  se  fosforilan.  Ejerce  así  el 
ZAP‐70, que se encuentra tanto en células T 
como  NK,  un  papel  crítico  en  el  inicio  de  la 
cascada  de  señalización  intracelular.  (Figura 
10.6)

A  su  vez  ZAP‐70  actuará  sobre  ciertos 


adaptadores con lo cual prosigue la cascada 
de  transmisión  de  señales.  Entre  estos 
adaptadores  se  encuentran  el  estabilizador 
de células T activadas (LAT) y la proteína específica de leucocito que contiene SH2 (SLP‐76). 
Después  de  la  activación  de  estos  adaptadores  se  producirá  la  activación  de  fosforilación  en 
tirosina de la enzima fosfolipasa C gamma (PLC‐gamma) que es crucial en todo el proceso de 
la cascada de transmisión de señales. 

Como consecuencia la PLC‐gamma se activa dentro de los complejos multimoleculares lipídicos 
de  la  membrana  plasmática  donde  induce  la  hidrólisis  de  su  substrato  específico,  el 
fosfatidilinositol  bifosfato  (PIP2),  generándose  los  metabolitos  inositol  trifosfato  (IP3)  y 
diacilglicerol (DAG) (Figura: Cascada de activación). De esta manera es como se inician dos vías de 
transducción de suma importancia, la iniciada por el IP3 y la iniciada por ele DAG, conocidas como 
vía mediada por calcio y vía mediada por la proteincinasa C (PKC).
Vía  mediada  por  calcio.  El  IP3  se  une  a  un  receptor  específico  (IP3R)  localizado  en  el   retículo 
endoplásmico  facilitando  la  liberación  del  calcio  intracelular  de  sus  compartimentos  y 
aumentando la concentración de estos iones en el espacio libre intracelular. El calcio intracelular 
puede  estimular  la  enzima  calmodulina,  que  es  una  serina/treonina  cinasa.  Posteriormente  se 
induce la formación de calcineurina que después activará el factor de transcripción activador de 
células T (NF‐AT).  

Vía mediada por la proteína cinasa  C. Por otra parte el DAG formado activa la PKC que terminará 
activando  el  factor  de  transcripción  de  células  B  (NF‐kB). Las  PKCs  en  condiciones  de  reposo 
celular se encuentra localizada en el citosol donde es inactiva, pero una vez que recibe el estímulo 
del  DAG  conjuntamente  con  iones  Ca++  (dependiendo  del  isotipo  enzimático)  se  transloca  a  la 
membrana celular donde en presencia de fosfolípidos (fundamentalmente fosfatidilserina) ejerce 
su función de cinasa de proteínas en aminoácidos serina y treonina.   

Vía  mediada  por  AP‐RAS.  Otra  vía  importante  de  activación  es  en  la que  interviene  el  Ras 
que hace que Raf se active y actúe como una cinasa de MAPc que interviene en la regulación por 
fosforilación del factor de transcripción activador de proteína (AP1) 

Como consecuencia de todas las vías antes estudiadas se ponen en marcha los diferentes factores 
de transcripción que estudiaremos seguidamente. 

FACTORES DE TRANSCRIPCION EN LINFOCITOS T.      

Como  consecuencia  del  desarrollo   de  la  cascada  de  los  mensajeros  citoplasmáticos 
analizados más  arriba,  se  activan  ciertos  factores  que  tienen  como función  la  de activar  la 
transcripción de  un gran número de genes implicados en la respuesta inmune. 

Entre estos factores de transcripción destacan:

• El factor nuclear de la cadena K de células B
• El factor activador de proteína 1 y 
• El factor nuclear de células T

En general, el inicio de la transcripción inducido por estos  genes ocurre en ausencia de síntesis de 
novo  de  proteínas,  lo  que  indica  que  estos  genes  son  activados  por  factores  de  transcripción 
preexistentes en la célula. Veamos lo mas sustancial de cada uno de ellos.

Factor nuclear de la cadena K de células B 

El factor nuclear de la cadena Kappa de células B (NF‐κB),  fue caracterizado por primera vez como 
un factor específico de células B (de ahí su nombre), pero ahora sabemos que  se  encuentra  en 
muchos  otros  tipos  celulares,  incluyendo  los  linfocitos  T.  Este  factor está  formado  por 
cinco componentes que presentan una alta homología entre sí y que son las proteínas p50, p52, 
p65, RelB y c‐rel. Estas proteínas pueden estar formando distintos complejos entre ellas siendo los 
más comunes: p50/p50 y p50/p65. 

Uno  de  los  componentes  prototipo  de  este  factor,  es el  p50/p65,   que  sabemos  se  encuentra 
retenido en el citoplasma por moléculas llamadas inhibidores de NF‐κB o IκB, bloqueándose así su 
llegada al núcleo.  Será sólo cuando después de la activación de PKC,  éste termina degradándose  
y como consecuencia se libera el factor p65 activo que puede ahora pasar del citoplasma al núcleo 
legar al núcleo en donde ejerce su función (Figura: Factores de transcripción).
Este factor puede participar en la transcripción de la IL‐2 y de su receptor  y  también en un amplio 
número de genes de linfocitos T como son los genes de HLA de clase I y clase II, ciertas  moléculas 
de adhesión y  protooncogenes como es el c‐myc. 

Factor activador de  proteína 1

A  diferencia  del  NF‐KB,  el   factor  activador  protein  1   (AP‐1),   es  un  factor  de  transcripción 
exclusivamente nuclear que se activa por fosforilación mediada por determinadas cinasas que se 
translocan  al  núcleo  e  inducen  en  este  factor  una  modificación  postranslacional  que  le  hace 
activo. Este  factor  está formado por proteínas ubicuas pertenecientes a las familias de genes 
de expresión temprana Jun (c‐Jun, v‐Jun, JunB y JunD) y Fos (c‐Fos, FosB, Fra1 y Fra2)  capaces 
de  unirse  a  una  secuencia  consenso  de  ADN  y  regular  la  transcripción  de  alto  número  de 
genes, entre los que se encuentra el de la IL‐2. 

Factor nuclear de células T activadas

La  familia  de factores  nucleares  de  células T  activadas  (NF‐AT), se  encuentran  en  su  estado 
fosforilado  en  el  citoplasma  y  pasa  al  núcleo  cuando  se  desfosforila.  En  el  proceso  de 
desforilización  interviene  directamente  la  calcineurina  que  a  su  vez  aparece  cuando  sobre  la 
calmodulina  se  une  el  ion  Ca++    como  consecuencia  de su  movilización tras  la  activación   del 
TCR. En gran parte el NF‐AT necesita de la cooperación de proteínas AP‐1 para transactivar los 
genes donde actúa (Figura 10.8). 

INMUNOPATOLOGIA   

Se han observado alteraciones de muchas de la cinasas que intervienen en la activación de los 
linfocitos  T,  entre  ellas  la  de  ZAP‐70.  Los  individuos con   déficit  de  Zap‐70   tienen  en  común 
valores  muy  bajos  o  ausentes  de  linfocitos  T  CD8+  en  sangre  periférica  y sus linfocitos   no 
proliferaba  en  respuesta  a  lectinas,  a  anticuerpos  monoclonales  anti‐CD3,  a  antígenos  o  a 
células alogénicas  y  además  dela lógica usencia de Zap 70 en sus linfocitos T

 
02. Activación linfocitos B 
Los linfocitos B son células que poseen en su membrana Igs que actúan como receptores de los 
antígenos de tal manera que cuando se produce su unión a los mismos se  activan, proliferan 
y diferencian  a  células  plasmáticas,  productoras  de  igs,   y  células  memoria,  listas  para  una 
pronta activación en caso de la entrada del mismo antígeno en próximos eventos.  

Las   inmunoglobulina,  además  de  poder  actuar  como  receptor  del  linfocitos  B,   cuando  se 
encuentran  solubles  pueden  llevar  a  cabo una  gran   variedad  de  acciones,  que  van  desde  la 
neutralización de los antígenos hasta su colaboración en la eliminación de antígenos mediante 
los fenómenos de opsonización celular y activación del complemento. Todo ello es lo que se 
 conoce  como  respuesta  inmune  humoral  y  que  es  de  una  gran  importancia  frente 
microorganismos patógenos y por tanto en la defensa del organismo.

Los linfocitos B maduros son las células inmunológicamente aptas cuando éstos se encuentran 
en  los  ganglios  o  en  el  bazo  que  es  donde  se  encuentran  de  manera  más  eficaz  con  los 
antígenos.  Sin  embargo  para  alcanzar este  nivel,  los  linfocitos  B,  han  sufrido  un  proceso 
madurativo  que en el adulto ocurre en la médula ósea y que es de suma importancia porque 
será el responsable no sólo de la aparición de estás células sino también de la eliminación de 
muchas de ellas que serian en el futuro autorreactivas.

A continuación estudiaremos en primer lugar los aspectos más básicos de la maduración de los 
linfocitos  B  y  después  la  serie  de  eventos  relacionados  con  la  activación,  proliferación  y 
diferenciación de los mismos.

PROCESO MADURATIVO DE LINFOCITOS B

El  proceso  madurativo  de  los linfocitos  B  o linfopoyesis  ontogénica  se  produce  a  partir de 
progenitores  linfoides  derivados  de  la  célula  hematopoyética  primordial  (HSC).  Este  es un 
proceso independiente de estímulo antigénico y durante el cual se reordenan los genes de las 
cadenas pesadas y ligeras de las inmunoglobulinas. También durante este proceso se produce 
la  proliferación  de 
linfocitos  inmaduros  y  la 
selección  del  repertorio 
de  linfocitos  B  maduros 
(Figura 11.1)

Durante  estos  procesos, 


los  progenitores  de  los 
linfocitos  B  más 
inmaduros se  convertirán 
en  linfocitos  B  maduros, 
en un tiempo aproximado 
de  3  días,  pasando  a 
expresar en su membrana 
moléculas  de  IgM  o  IgD. 
Después  estos  linfocitos 
abandonan  la  médula 
ósea para poblar los tejidos linfáticos periféricos. 
 

Etapas del proceso madurativo B 

A lo largo del proceso madurativo los linfocitos B pasan por una serie de fases caracterizadas 
por  un  patrón  específico  de  expresión  de  genes  de  Ig  y  de  otras  proteínas  de  superficie.  Las 
células  más  precoces,  en  estos  procesos,   son  las  células   pro‐B  que  se  caracterizan  por   no 
producir  Igs,  pero  ya  expresan  moléculas  de  superficie  propias  de  la  estirpe  B,  tales 
como CD19. Se produce también la  recombinación de segmentos génicos D con J gracias a la 
delección del ADN intermedio. 

Después se formarán los células pre‐B que  es el primer tipo celular que sintetiza un producto 
de los genes de las inmunoglobulinas, que es la cadena pesada citoplásmica mu que al ser sólo 
citoplasmático no actúa como receptor y por consiguiente, estas células ni pueden reconocer 
ni  responder  a  los  antígenos.  El  gen  reordenado  de  la  cadena  pesada  de  Ig  se  transcribe  en 
forma de transcrito primario que incluye el complejo VDJ reordenado.

El  siguiente  estadío  madurativo  de  los  linfocitos  B  corresponde  a  los  linfocitos  B  inmaduros, 
que  se  caracterizan  por reordenar  los  genes  de  la  cadena  ligera  Kappa  o  lambda,  y  producir 
cadenas  ligeras,  que  asociándose  a  la  cadena  mu  ya  existente  forma  la IgM  de  manera 
completa. 

Después  el  siguiente  estadio  madurativo  es  el  de  linfocitos  B  maduros  que  se  caracterizan 
por expresar las cadenas pesadas mu y delta que  en asociación con una cadena ligera, permite 
que  estas  células coexpresan  en  su  membrana  IgM  e  IgD  que  poseen  la  misma  región  V  y 
consecuentemente  la misma especificidad por el antígeno. 

El  proceso  madurativo  de  los  linfocitos  B  en  la  médula  requiere  de  la  presencia  de  células 
estromales que interactúan con las células pro‐B y pre‐B y secretan IL‐7 de especial relevancia 
haciendo  posible   el  proceso  madurativo.  La  interacción  entre  célula  estromal  y  célula  B  se 
lleva  a  cabo  con  la  participación  de  las  moléculas  VLA‐4  y  su  ligando  VCAM‐1  presentes  en 
células B y estromales, respectivamente. También en este proceso intervienen la molécula c‐
Kit  que  interactúa  con  otra  molécula  presente  en  las  células  estromales,  el factor  de  células 
madre o SCF. (Figura 11.2)

 
Generación del repertorio de anticuerpos  

El hecho de que los genes V de las Ig se distribuyen clonal mente, es decir, que cada linfocito B 
exprese  una  única  región  VH  y  una  única  región  VL  y  por  tanto  una  única  especificidad 
antigénica distinta de la ex‐ presada por los otros linfocitos B, constituye el punto esencial de 
la teoría de la selección clonal, según la cual el Ag exógeno se une (selecciona) a los linfocitos B 
cuyas Ig de membrana sean específicas (complementarias) para él.

El  repertorio  o  catálogo  de  especificidades  de  anticuerpo  distribuidas  entre  los  linfocitos  B 
recientemente  formados  y  que  no  han  tenido  contacto  todavía  con  el  Ag  exógeno,  se 
denomina repertorio primario o preinmune. Los segmentos de genes VH y VL expresados por 
las células B primarias, tal como se ha indicado más arriba,  se hallan en configuración germinal 
(no han experimentado hipermutaciones somáticas, como ocurre tras la respuesta al Ag) y su 
repertorio  surge  de  los  mecanismos  recombinatorios  de  los  distintos  segmentos  génicos  VH 
DH y JH (cadena pesada) y VL y JL (cadena ligera) usados, así como del ensamblamiento de una 
región VH con una región VL para formar una zona común de unión al Ag. 

Esas  posibilidades  combinatorias  pueden  determinar  un  repertorio  potencial  que  parece 
tender al infinito, calculándose que, en el  ratón, pueda ser de aprox.  109. Ello garantiza que 
cualquier Ag exógeno de los múltiples (potencialmente millones) presentes de forma natural o 
artificialmente creados por el hombre, que entre en el organismo pueda tener oportunidad de 
encontrar linfocitos B que lo reconozcan. Sin embargo, por estudios de frecuencia de células B 
específicas  contra  antígenos  definidos  (hapteno‐portador)  se  infiere  que  el  repertorio 
realmente utilizado parece ser mucho menor (106‐107). 

Delección linfocitos B en la médula  

Las  células  B  inmaduras  que  unen  antígenos  propios  son  eliminadas  (delección  clonal)  o  son 
incapaces  de  diferenciarse  a  células  secretoras  de  inmunoglobulina  (anergia).  Efectivamente, 
el  desarrollo  del  sistema  inmune  necesita  compaginar  dos  fenómenos  casi  contradictorios;  a) 
generar  una  enorme  diversidad  de  receptores  que  reconozcan  diferentes  antígenos   y  b) 
seleccionar de todas estas especificidades generadas al azar las no dañinas para el organismo.  

De  no  ser  así,  los  autoanticuerpos  generados  producirían  fenómenos  inflamatorios  destructivos 
para  órganos  y  tejidos  propios.  Las  células  B  inmaduras  (aquellas  células  B  que  acaban  de 
reordenar los genes de las cadenas ligeras) que interaccionen con antígenos propios multivalentes 
expresados  en  alta  cantidad  en  la  membrana  celular  (p.e.  moléculas  MHC),  mueren  por  un 
proceso denominado apoptosis, en el que se produce la fragmentación de DNA y la eliminación de 
fragmentos  celulares  por  células  fagocíticas  sin  liberación  de  enzimas  citoplasmáticas  pro‐
inflamatorias al entorno.  

De hecho, algunas células B autorreactivas vuelven a intentar reordenar la cadena ligera (edición 
del receptor) con el fin de no reaccionar contra elementos propios y poder sobrevivir. Cuando el 
antígeno propio reconocido por las células B inmaduras es soluble, el linfocito B autorreactivo no 
muere, pero tampoco se diferencia a célula secretora de inmunoglobulinas. Esta peculiar forma 
de  respuesta  se  denomina  anergia  funcional,  y  trae  como  consecuencia  la  modificación  de  la 
recirculación tisular de estas células y el acortamiento de su vida media.  
RECONOCIMIENTO  DEL  ANTIGENO  Y  ACTIVACIÓN  DE 
LINFOCITOS B

Una  vez  han  madurado  los  linfocitos  B,  éstos pueden 


reconocer  al  antígeno  tras  lo  cual  experimentan   una 
serie  de cambios  que  conducen  a  su  expansión  por 
proliferación  celular  y  que  culminan,  por  un  lado,  con  la 
generación  de  linfocitos  B  memoria,  y  por  otro,  con  su 
maduración  hasta  célula  secretora  de  anticuerpos  (ASC), 
cuyo  estadío  terminal  corresponde  a  la  morfología  de 
célula plasmática, una célula de vida media corta. 

Receptor de células B

El receptor del Ag de las células B (BCR) está formado por Igs de membrana (mIgs) que son las 
moléculas  que  poseen  la  capacidad  de  reconocer  a  los  antígenos  pero  que  dada  su  escasa 
proporción  citoplásmática  (Figura  11.3),  son  otras  moléculas  asociadas,   las  encargadas  de 
 transmitir  las  señales  de activación  al  interior  celular.  Para  ello las   mIgs  que   se  encuentran 
 asociadas de forma no covalente a un complejo de dos cadenas polipeptídicas unidas entre sí 
por enlaces disulfuro, llamadas Ig‐alfa e Ig‐beta que poseen residuos tirosina (Figura 11.4) . 

Los  residuos  de  tirosina  de 


las  colas  citoplasmáticas  de 
los  componentes  del  BCR 
pueden  fosforilarse  por 
enzimas  proteín‐tirosín‐
cinasas  (PTK)  que  son  de 
importancia  capital  en  la 
transducción  de  señales 
activadoras  al  interior  de  la  
célula  tras  la  unión  del  Ag  a 
las  mIg.  Entre  esas  PTK  se 
encuentran   las  moléculas 
lyn,  fyn  y  blk  entre 
otras (Figura 11.4). 

Aunque  el  receptor  de  las 


células B (BCR) es suficiente para el inicio del proceso de activación de estos linfocitos, existe 
también  lo  que  se  viene  en  denominar  correceptor  de  células  B  que    pueden   actuar 
funcionalmente asociados con las anteriores formando un gran complejo de activación. 

Este complejo está formado por  las moléculas  CD21 (CR2), CD19 y CD81, de las cuales la CD19 
posee  gran  número  de  tirosinas   en  el  tallo  citoplasmático  y  la  CD21  tiene  la  posibilidad  de 
unirse a C3d que es un producto del catabolismo del complemento e importante en el proceso 
de  identificación  de  células  y  bacterias  que  se  requieren  destruir  del  receptor  del  Ag  de  las 
células B (BCR) (Figura 11.5)

  
Teoría  de  selección 
clonal

Una  vez  que  los 


linfocitos  B  se  activan 
éstos  se  diferencian 
hasta  células  de 
memoria  y  células 
plasmáticas.  Sin 
embargo  no  todos  los 
linfocitos  B  se  activan 
frente  a  un  antígeno, 
sino  que  lo  hacen  sólo 
aquellos  que  lo 
reconocen.  Esto  es  de 
lo  que  trata  la  teoría 
de  selección  clonal  de 
Burnet (Figura 11.6). 

De  acuerdo  con  esta  teoría, los  receptores  de  los  linfocitos  B  estarían  distribuidos  clonal‐ 
mente, esto es, cada uno de los diversos tipos de linfocitos sólo reconocería y en consecuencia 
 se estimularía por un determinado tipo de antígeno. 
De esta manera, tras el contacto con el antígeno, los linfocitos B se activarían y diferencian a 
células secretoras de inmunoglobulinas, las cuales tienen una especificidad casi idéntica, a la 
expresada en la membrana de las células B que originariamente reconocieron al antígeno. 

Activación  B  dependiente 
de linfocitos T 

Para  una  adecuada 


activación de los linfocitos B 
se  requiere  además  del 
reconocimiento  de  un 
determinado  antígenos  por 
el   BCR  (primera  señal),   la 
presencia  de  linfocitos  T, 
que facilitarían una segunda 
señal  necesaria  para  una 
óptima   activación  de  los 
mismos.   Esto  es,  los 
linfocitos B, al igual  que  los 
linfocitos T, también precisan de al menos dos  señales para su activación. Las dos señales serian: 
 

Primera señal: Esta señal es dada por el BCR de los linfocitos B, como consecuencia de su unión 
al  antígeno.  Debido  a  esto  se  pondrá  en  marcha  toda  la  cascada  de  segundos  mensajeros  en 
estos  linfocitos.  Sin  embargo  esta  señal  por  si  solo  no  es  suficiente  para  una  activación  de  los 
linfocitos B. Para ello son necesarias al menos  una segunda señal proveniente de los linfocitos T 
(Figura 11.7).   
Segunda   señal:  Sabemos  que  esta 
segunda  señal  facilitada  por  los 
linfocitos  T  es  mediada  por  ciertas 
citocinas  que  propiciarían   la 
proliferación y diferenciación de las  
células B una vez que estos han sido 
estimulados por un Ag. A su vez hoy 
sabemos como también se requiere 
la  adecuada  interacción  entre 
ambos  tipos  de  linfocitos,  T  y  B, 
mediante  otras  moléculas 
originariamente  conocidas  como 
moléculas  accesorias. 
Efectivamente,  tanto los linfocitos B 
como  las  células  T,  que  han  reconocido  antígeno,  expresan  en  su  membrana  transitoriamente 
moléculas de activación, con ligandos recíprocos, cuya interacción es necesaria para la activación 
de estas células.  Así: 

Las células B expresan las moléculas de activación CD80 y CD86 que interactúan con la molécula 
CD28 de linfocitos T  para una buena activación de los primeros y que  es de gran importancia 
que las moléculas CD40L se unan a CD40 presentes en linfocitos T y B respectivamente para que 
estos últimos puedan activarse y diferenciarse de manera adecuada.  

Respuesta B independiente de linfocitos T 

Por otra parte, sabemos que hay antígenos que en ausencia de células T pueden producir   una 
respuesta de linfocitos B. Este tipo de Ags se denominan antígenos T independientes y pueden 
ser de dos tipos: Antígenos de paredes bacterianas, como es el LPS,  que inducen diferenciación 
de células B sin llegar a interaccionar con el BCR y antígenos que corresponden con estructuras 
repetitivas,  normalmente  hidratos  de  carbono,  que  son  reconocidos  por  el  BCR  provocando  el 
puenteo  (unión)   de  varias  moléculas  de  receptor  dando  lugar  a  la  activación  de  células  B  sin 
necesidad de la interacción con las T (Figura 11.8).   
 

Linfocitos  B  como  células 


presentadoras de antígenos 

Por  ultimo  es  de  destacar 


que  los  linfocitos  B  pueden 
actuar  como  células 
presentadoras  de  Ags. 
Efectivamente  cuando  un  
linfocito  B  interacciona  a 
través  de  su  BCR  con  un 
antígeno,  éste  puede  ser 
endocitado  y   procesado  en 
sus péptidos,  que  a  su  vez 
pueden  ser   presentados  
posteriormente unidos a sus 
moléculas   MHC  de 
membrana a los linfocitos T. 
Los  linfocitos  T,  que 
previamente  han  podido  interaccionar  con  ese  mismo  antígeno  (péptido)   presente  en  células 
presentadoras de antígenos, pueden reconocer al complejo MHC‐péptido en la membrana de la 
célula B y transmitir señales para su activación y diferenciación (Figura 11.9) .  

Los  linfocitos  B  que  interaccionaran  a  través  de  su  Igm  con  un  antígeno,  denominado  por 
ejemplo X, lo procesarían y presentarían unidos a MHC péptidos del mismo antígeno X (péptidos‐
X). Los linfocitos T con especificidad anti‐(péptidos‐X) que han interaccionado previamente con el 
antígeno en células accesorias clásicas, reconocerían el complejo MHC‐péptido en la membrana 
de la célula B, transmitiendo las segundas señales necesarias para la  diferenciación de células B 
(factores solubles más interacción membrana‐membrana).

Es importante destacar que las partes del antígeno X reconocidas por linfocitos T y B pueden 
ser  muy  distintas.  Las  células  B  pueden  interaccionar  con  los  hidratos  de  carbono  de  la 
glicoproteína X, mientras que los linfocitos T anti‐X sólo reconocen péptidos de esta proteína X 
 (Figura 11.9) 

DIFERENCIACION DE  LINFOCITOS B

Los linfocitos que proliferan en respuesta de un determinado antígeno se diferencian a células  
plasmáticas, productoras de anticuerpos, o bien en células memoria.  Las células plasmáticas 
pueden permanecer años produciendo un mismo tipo de anticuerpos desde los lugares donde 
normalmente se asientan  que  es la pulpa roja del bazo y la médula de los ganglios linfáticos.

Durante el proceso madurativo de la respuesta inmune B, se produce un cambio de isotipo de 
las  cadenas  pesadas  de  las  inmunoglobulinas,  de  tal  forma  que  los  linfocitos  que 
originariamente expresan en su membrana mIgM o mIgD, pasan a sintetizar IgG, IgA o IgE.  

En  este  proceso  intervienen  de  forma  activa  ciertas  citocinas  producidas  por  los  linfocitos  T 
colaboradores, entre las que destacan la Il‐4, Il‐5 y IFN‐γ. Esta circunstancia es la que explica 
que  este  proceso  madurativo  de  los  linfocitos  B  y  el  cambio  de  isotipo  que  va  acompañado 
de un  incremento en  la   afinidad  de  los  anticuerpos  sea  más  intenso  frente  a  aquellos 
antígenos que poseen, por ejemplo, una parte de tipo lipoproteico y otra de tipo proteico que 
estimularían a los linfocitos B y T respectivamente, con lo que los linfocitos B, obtendrían una 
cooperación más eficiente de los T en este proceso.

Linfocitos B memoria

Los  linfocitos  B  memoria, se  caracterizan  por  permanecer  largo  tiempo  en  el  organismo  y 
cuando se activan son productoras de las inmunoglobulinas IgG o IgA o IgE que como sabemos 
son propias de la respuesta secundaria caracterizada porque  ante un segundo estímulo con el 
mismo antígeno estas células respondan de manera muy rápida y eficiente. 
La  mayoría  de  los  linfocitos  B  memoria 
además  de  haber  perdido  la  mIgD,  en  virtud 
de  los   mecanismos  de  recombinación   de  la 
parte  constante  de  de  los  genes  de  las  Igs, 
comentado  más  arriba,   han  cambiado  la 
región constante de su mIg, de forma que en 
lugar  de  expresar  mIgM,  expresan  mIgG  o 
mIgA o mIgE o combinaciones de mIgM/mIgG 
o mIgM/mIgA o incluso mIgM/mIgG/mIgA.  
Es de destacar que estas mIg que se producen 
como consecuencia de la activación de células 
memoria, siguen expresando el mismo tipo de 
cadenas ligeras y las mismas regiones VH y VL, 
que  las  células  originarias  de  las  que  derivan 
aunque  levemente  modificadas  por  la 
aparición  de  cambios  puntuales   en  ciertos 
aminoácidos de las regiones determinantes de 
la  complementariedad,  lo  que  in  vivo   causan  una  mayor  afinidad  del  anticuerpo  formado 
con su Ag. Esos cambios se deben a hipermutaciones somáticas de los genes que codifican las 
regiones VH y/o VL  y que, como se ha dicho antes,  se hacen más intensos y evidentes si de 
nuevo  aparece  un  estímulo  equivalente  al  anterior  y  en   consecuencia  se  desarrolla  una 
respuesta inmune secundaria.  
 
03. Activación células NK 
Las  células  NK  participan  activamente  en  la  defensa  muy  temprana,  respuesta  innata,   frente  a 
infecciones  gracias  a  su  potente  capacidad   destructora   (citotóxicas)  de   células  infectadas   por 
microorganismos  y su capacidad secretora tanto de citocinas, en especial de interferón gamma,  
como de ciertas quimiocinas (Figura: funciones NK).   

Las  células  NK  constituyen  la  tercera  estirpe  de  células  de  tipo   linfoide  y  se  caracterizan  por 
carecer  de  TCR  y  de  BCR  y,  en  su  mayoría,  expresar  en  superficie  las  moléculas   FcgammaR‐III 
(CD16)  y  CD56.  Se   encuentran  en  sangre,  bazo  y  médula  ósea  y  en  muy  baja  proporción  en 
ganglios linfáticos (Tabla: fenotipo NK). 

Los individuos con  ausencia de las células NK,  son vulnerables a infecciones principalmente de 
tipo viral,  incluso en individuos con respuesta inmunitaria adaptativa normal, lo que  indica que la 
acción  de las células NK  es complementaria a los linfocitos T citotóxicos. Efectivamente existen 
grandes  diferencias    funcionales  entre  las  células 
NK y los linfocitos T (Tabla: NK/CTL).

Además de las acciones defensivas frente a agentes 
externos,   las  células  NK  poseen  una  importante 
acción  vigilante  preservando  las  células  normales 
de  cada   organismo  donde  asientan  pero 
destruyendo  aquellas  otras  que  han  perdido  el 
marcador de lo propio, las moléculas HLA clase I. 

TIPOS DE CÉLULAS NK

La  presencia  de  los  marcadores  NK  puede  ser  variable,  definiéndose  varias  subpoblaciones  de 
estas  células,  en  función  de  su  expresión.  Así  existen  células NK   muy  positivas  para  CD56 
(CD56bright), muy poco positivas para este marcador (CD56dim), o células  CD16+ CD56+ o CD16‐
CD56+, etc. 

Se sabe que las células NK más positivas para 
el  CD56  (CD56bright)  poseen  mayor  
capacidad  para  producir  citocinas  que  las 
células  más  débiles  para  esta  molécula 
(CD56dim).  

A  su  vez  las  células  NK  CD56dim  poseen 


mayor  capacidad  citotóxica  que  las 
CD56bright.

REGULACIÓN  DE  LA  FUNCIÓN   DE  LAS 


CÉLULAS NK 

La función destructora de las células NK fue la primera acción asignada a estas células y el motivo 
de su descubrimiento. 

También, como se ha comentado antes, las células NK poseen acción secretora de citocinas y de 
quimiocinas. 
En concreto para que las células NK ejerzan sus funciones citotóxicas se requiere  la identificación, 
a través de  receptores adecuados, de las células a destruir. Entre estos receptores destacan

• Receptores de tipo activador y 
• Receptores de tipo inhibidor 

Del  equilibrio  de  estímulos  activadores/inhibidores 


resultará  la  acción  final  de  las  células  NK,  bien 
desarrollando  sus  funciones  citolíticas  y  secretoras  o 
bien bloqueándolas.

RECEPTORES ACTIVADORES DE NK  Y SU FUNCIÓN   

Los  receptores  de  tipo  activador  se  caracterizan  por 


iniciar  el  proceso  de  activación  de   la  maquinaria 
citolítica  de  células  NK  y  también  en  ciertos  casos, 
secretora  de  estas  células.  Entre  estos   destacan  el 
CD16, CD80, CD43 y los recién descritos receptores de 
citotoxicidad natural (NCKs) (Figura: Lisis células NK)

Cuando  participa  el  CD16,  la  citotoxicidad  que  se 


genera  se  denomina  citotoxicidad  dependiente  de 
anticuerpos  (ADCC),  que  implica  la  presencia  de 
anticuerpos  unidos  a  células  blanco  que  a  su  vez   son  reconocidos  por  su  extremo  Fc  por  los 
receptores CD16 presentes en las células NK. (Tabla: Receptores activantes)

Los  receptores  de  citotoxicidad  natural  (NCKs),  han  sido  descritos  recientemente  y  son 
responsables  de  la  citotoxicidad  natural  de  las  células  NK.  Entre  estos  receptores  destacan  tres 
conocidos como: 

• NKp46 
• NKp44  
• NKp30  

RECEPTORES INHIBIDORES  DE NK  Y SU FUNCIÓN   

Recientemente  se  han  descubierto  receptores  presentes 


en  células  NK  que  reconocen  moléculas  de 
histocompatibilidad  clase  I  y  que  tienen  funciones 
inhibidoras y sólo a veces poseen funciones activadoras  de 
las células NK. 

Estos datos provienen de las observaciones de Kärre y Cols quienes utilizando variantes de una 
misma  línea  celular  tumoral  encontraron   distinto  grado  de  sensibilidad  a  la  lisis  NK,  que  se 
correlacionaba inversamente con la expresión de moléculas de clase I del MHC. 
Por  otra  parte,  la  transfección  de  células  diana 
con moléculas del MHC‐I les confería resistencia. 
Los autores propusieron la teoría de pérdida de 
lo propio (missing self theory) para explicar estos 
fenómenos  por  los  cuales  se  regulaba  la 
citotoxicidad natural. 

En  concreto,  los   receptores  con  capacidad  de 


reconocer moléculas HLA  pertenecen a distintas 
familias  de  glicoproteínas   y  además  de 
expresarse  en  células  NK,  se  encuentran 
presentes también en  ciertos linfocitos T (Figura 
y  Tabla:  Receptores  NK).  Estos  receptores 
pueden  tener  acción  inhibidora,  que  es  como 
originariamente  se  descubrieron,  pero  pueden 
poseer también acción activante de acuerdo con 
la  estructura  de  la  parte  citoplasmática  de   sus 
moléculas.

Entre estas familias destacan: 

• La primera familia incluye receptores  de antígenos HLA‐I pertenecientes a la superfamilia 
de las  inmunoglobulinas. Originariamente  estos  receptores se conocieron por  su acción 
inhibidora de la  citotoxicidad y se denominaron como KIRs (killer cell Ig‐like receptors).
• Otro  grupo  de  estos  receptores  pertenece  también  a  la  superfamilia  de  las 
inmunoglobulinas y son conocidos como ILTs (immunoglobulin like transcripts). 
• Un último grupo de estos receptores  se caracterizan por ser heterodímeros formados por 
la asociación de dos moléculas diferentes con dominio lectina tipo C como es el CD94 que 
se puede unir a miembros de las superfamilia de moléculas NKG2.  

Receptores NK tipo KIR.      

Se  trata  de  receptores  que  pertenecen  a  la  familia  de  las  inmunoglobulinas.   Originariamente 
estos  receptores  fueron  descubiertos  porque  estaban  implicados  en  la  inhibición  de  la  lisis  al 
interaccionar  específicamente  con  determinadas  moléculas  HLA  de  clase  I  de  la  célula  blanco. 
(Figura: Receptores KIRs e ILTs)
 

Por otra parte, se observó que anticuerpos monoclonales frente a estos receptores restablecían la 
citotoxicidad  de  los  clones  NK  frente  a  dianas  protegidas  específicamente  por  la  expresión  de 
moléculas HLA. Según el número de dominios presentes en la molécula del receptor a la palabra 
KIR, se añaden los sufijos 2D y 3D que indican el número de los dominios de inmunoglobulina que 
poseen y la letra L (long) o S (short) según la cola citoplasmática de estas moléculas sea larga o 
corta respectivamente. 

Estos  receptores  pueden 


ser  de  tipo  inhibidor  o  de 
tipo  activante.  En  este 
último  caso  estos 
receptores  se  asocian  de 
manera  covalente   con  la 
molécula   DAP‐12.  La 
distribución  de  estos 
receptores  en  las  células 
NK  no  es  homogénea  y 
cada  clon  NK  puede 
expresar uno o varios tipos 
de  estos  receptores.  Se 
aprecian  claras  diferencias 
en  la  expresión  de  cada 
receptor  cuando  se  estudian  distintos  individuos,  y  hay  indicios  en  los   que  el  repertorio  de 
receptores  está  regulado  durante  el  desarrollo  por  factores  genéticos,  incluyendo 
presumiblemente la influencia del propio MHC. 

A estos receptores recientemente se les ha dado la denominación de CD158 seguido de una letra 
(ente a y k) según  el tipo de receptor. Se recoge un modelo de la estructura tridimensional de 
esta molécula unida a un antígeno  de histocompatibilidad (Figura: Receptores KIRs e ITLs). Los  
genes que codifican estos receptores se encuentran  localizados en el cromosoma 19 en humanos 
donde se codifican también los receptores ILTs, Fca y NKp46 (Figura: Complejo NK)  
Receptores NK tipo ILT       

Otro grupo de receptores, que también pertenece a 
la  superfamilia  de  las  inmunoglobulinas,  se  conocen 
como ILTs (immunoglobulin like transcripts)  O CD85. 
Alguno  de  estos  receptores  reconocen  moléculas 
HLA‐G  y  la  proteína  UL18  (LIR1  y  LIR2)  del 
citomegalovirus  humano  y  tiene  una  distribución 
muy  extensa   en  diferentes  tipos  de  células  incluyendo  no  solo  células  NK  sino  también  
monocitos y ciertas células de tipo  polimorfonuclear (Tabla: Receptores NK). 

Receptores NK tipo lectina.   

La  tercera  familia  de  estos  receptores  de  HLA  está  formada  por  un   grupo  heterodímero 
compuesto  por  moléculas  de  tipo  C‐lectina  que  comprende  la  molécula  CD94  unida 
covalentemente de manera alternativa a diferentes moléculas pertenecientes a la familia  NKG2 
(A,  B,  C,  E  y  H).  La  molécula  CD94,  fue  identificada  originalmente  por  M.  López‐Botet   en  el 
laboratorio del Hospital de la Princesa. Este receptor reconoce moléculas de HLA‐E en asociación 
con  péptidos  derivados  de  la  secuencia  líder  de  otros  antígenos  HLA‐I  (Figura:  CD94/NKG2  y 
CD94/HLA‐E).

Las moléculas de la familia NKG2 pueden ser de distinto tipo: A, B, C, E y H.  Resultan así que de la 
combinación  del receptor CD94 con los distintos miembros de NKG2, resultan diferentes dímeros. 
(Tabla: receptores tipo lectina).

Consideramos  a  este  receptor  de  especial  importancia  en 


los  procesos  de  regulación  de  la  acción  de  células  NK  in 
vivo,  debido  a  la  extensa  distribución  de  las  moléculas   de 
histocompatibilidad HLA‐E que reconoce y sobre todo por el 
hecho  de  encontrarse  presente  en  un  amplio  número  de 
células NK (60‐80 %) y ciertos linfocitos T.   

La expresión de CD94 es regulada por ciertas citocinas tales 
como  IL‐15  IL‐10  y   TGF‐beta.   Recientemente  se  ha  visto 
que  los  receptores  de  tipo  activante  poseen  además  del 
CD94  y  un  miembro  de  NKG2  (C,  E  y  H),  la  molécula    DAP‐12   que  posee  motivos  ITAM,  y  por 
tanto se caracteriza por la transmisión de señales de activación.  En la (Figura: receptores NK y sus 
ligandos) se recoge un modelo tridimensional de CD94 unido a una molécula de HLA‐E que es su 
ligando natural. Los  genes que codifican tanto los receptores CD94 como los de la familia NKG2 se 
encuentran  localizados en el cromosoma 12 en humanos en una zona conocida como complejo 
génico NK.  

Receptores NK de moléculas HLA en otras células 

Estos   receptores  NK  se  encuentran  también  en  otras  estirpes  celulares  no  NK,  aunque  en  una 
menor  proporción  y  densidad.  Este  es  el  caso  de   una  población  especial  de  células  NK  que  se 
encuentran en la decidua y que son conocidas como células NK deciduales, en células NKT y en 
ciertos linfocitos T.

TRANSDUCCIÓN  DE SEÑALES    

Tal como se ha indicado con anterioridad, tanto los receptores KIR, ILT como el homodímero de  
CD94  con  distintos miembros de la familia  de  NKG2,  pueden ejercer acciones inhibidoras como 
activantes.  El  que  ejerzan  una  u  otra  acción   depende  de  la  cola  citoplasmática  de  dichas 
moléculas y de las cinasas 
con las cuales se asocien.  

Mecanismos  de 
inhibición

Los receptores inhibidores 
se caracterizan por poseer 
en  sus  dominios 
intracitoplasmáticos  los 
motivos  YxxL‐26‐YxxL, 
denominados  ITIM 
(immunoreceptor tyrosine‐
based  inhibitory  motives) 
(Figura: ITAM/ITIM). 

Estos  motivos  tienen  la 


propiedad  de   unirse   al 
dominio SH2 que contiene 
las  tirosín‐fosfatasas,  SHP‐1  y  SHP‐2,  y  así   producir  inhibición  de  la  citotoxicidad.  En  la  (Figura: 
Inhibición/Activación)  se  representa  un  ejemplo  de  cada  uno  de  los  dos  tipos  de  receptores, 
inhibidores y activadores.  

Es  de  destacar  que  esta  acción  inhibidora,  ejercida  por  los  receptores  inhibidores  después  de 
reconocer a su ligando (HLA clase I) en la células, tiene una gran importancia fisiológica, pues esto 
evita  la destrucción de las células normales del huésped. Esto se debe a  que, como se sabe, la 
mayoría de las células del organismo expresan moléculas de histocompatibilidad clase I, incluidas 
las moléculas HLA‐E. 
De esta manera cuando una célula deja de expresar 
moléculas  de  histocompatibilidad  clase  I,  por 
ejemplo  como  consecuencia  de  una  infección  viral, 
 entonces  puede  ser  destruida  por  las  células  NK  al 
no  ser  frenada  su  actividad  por  no  actuar  los 
receptores  de  tipo  inhibidor  que  reconocen  a  estas 
moléculas (Figura: HLA pérdida protección). 

Mecanismos de activación

Estos  receptores  poseen  una  parte  citoplasmática 


muy corta, carecen de la secuencias ITIMs  y tienen la 
propiedad  de  asociarse   a  las  molécula   DAP‐12.  
Estos  receptores  son  KIRD2S,  NKG2C,  NKG2E  y 
NKG2H.El  DAP‐12  es  un  homodímero  conocido 
también  como  KARAP  (Killer  activating  receptor 
associated protein), gracias al cual se lleva a cabo la 
transmisión de señales en el citoplasma de la célula. 
La molécula DAP12 se caracteriza por contener  en su parte citoplasmática un dominio conocido 
como  ITAM  (immunoreceptor  tyrosine‐based  activating  motive)  y  tiene  la  capacidad  de  unir  las 
cinasas ZAP‐70 y Syk. 

CÉLULAS NK Y RESPUESTA INMUNE INNATA

Las  células  NK,  tal  como  se  ha  indicado  anteriormente,  forman  parte  de  la  primera  barrera 
defensiva  del  individuo  junto  con  macrófagos  y  polimorfonucleares.  Constituyen  así  parte  de  la 
respuesta inmune innata. 

Ciertas  citocinas  que  potencian  el  efecto  de  estas  células  son  producidas  precisamente  por 
macrófagos  en  las  primeras  fases  de  la  infección  (Tabla:  citocinas  y  NK)  y  (Figura:  Respuesta 
inmune y NK).

 
INMUNOPATOLOGÍA DE LAS CÉLULAS NK

Las células NK son de especial importancia en las primeras 
fases de la infección, especialmente frente a virus, de ahí 
que  cuando  estas  células  no  actúan  correctamente,  el 
individuo se hace más vulnerable a las infecciones virales. 

Por  ejemplo  en  individuos  infectados  por  HIV‐1,  se  ha 


podido  comprobar  que  las   células  NK  han  disminuido  su 
capacidad citolítica, lo que puede explicar que el virus HIV‐
1 se desarrolle con más facilidad. 

Recientemente se ha visto  que las células NK,  pueden ser 
utilizadas  en  terapia  antitumoral.  (Figura:  NK/Célula 
tumoral). Para ello después de su extracción del individuo 
y  cultivo  con  Il‐2,  IL‐12  o  IL‐15,  son   posteriormente  reinyectadas  en  el  enfermo  en  forma  de 
células LAK (citokyne activated lymphocytes). En enfermos con SIDA, también se está tratando de 
potenciar la respuesta inmune innata y en especial estas células NK, mediante la administración 
de IL‐2, con resultados que son prometedores.  

 
Tras la activación, los linfocitos T modifican
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina la expresión en superficie de diferentes marcadores.

18.-Generación de Linfocitos
T efectores
(Moléculas de activación; Subtipos de
linfocitos T cooperadores; Linfocitos T
citotóxicos)

A. Corell
UVA

Indice de contenidos del Tema 18


Generación de linfocitos T efectores
Células T en reposo
18.1 Modificaciones fenotípicas:
-moléculas de activación
Expresan las subunidades y ! del
18.2 Activación de linfocitos T cooperadores: receptor para IL-2 (IL-2R): baja-media afinidad
-Th1
-Th2
18.3 Activación de linfocitos T citotóxicos: Células T activadas
-mecanismos alternativos de activación
18.4 Mecanismos de lisis celular: Expresan las 3 subunidades: ", y ! del
-citolisinas receptor de IL-2: alta afinidad
-apoptosis
La activación de
linfocitos T CD4+
requiere al menos 2
señales desde la
APC:

1 {Ag + MHC} se
unen al TCR
Señales
2 adicionales (vía
moléculas de
superficie o
citocinas):destaca
CD28.

El contacto inicial entre células T y APCs no se hace Ligandos 2ºs


a través del TCR sino de moléculas accesorias
• CD80 y CD86
– Presentes en APCs
– Se unen a CD-28 y CTLA-4 en
células T
• CD-28
– Presente en células T vírgenes y
activadas
– Cuando se une, promueve señales
positivas para la célula T
• CTLA-4 (CD152)
– Presente sólo en células T activadas
– Cuando se une, promueve señales
negativas para la célula T
La estimulación del TCR sin una “segunda señal”
conduce a las células T a estados de anergia (inactividad)

La unión de CD80/CD86 de las APCs


alternativamente con CD-28 ó CTLA-4 (en células T)
Células T CD4
determina si la célula recibe señales positivas o • Th1
negativas. – Activa a macrófagos y células NK
– “Ayuda” a algunas células B en la producción de
anticuerpos
– “Ayuda” a células T CD8

• Th2
– “Ayudan” mayoritariamente a células B en la
producción de anticuerpos
– Activan a mastocitos y eosinófilos

• Th1 y Th2 se “inhiben” recirprocamente


Las células T CD4 co-estimulan a linfocitos T CD8

Activados
CD4
IFN-!

IL-2 B7 y HLA
en APC

Activacio
n de CD8

Células T CD8
• Células T citotóxicas (CTL)
– Identifican células infectadas o malignas y
las eliminan por contacto directo

• Linfocitos T Reguladores
– Llamados “supresores” (Ts)
– Pueden “aminorar” la actividad inmune de
otras células
Los receptores tipo Toll activan fagocitos y reacciones inflamatorias.
La proteína transmembranal Toll fue identificada por primera vez en la mosca de la fruta Drosophila como
una molécula necesaria en la embriogénesis. También se observó que las mutantes que carecen de Toll
son altamente susceptibles a infecciones por hongos y bacterias grampositivas, lo que sugiere la posible
implicación de esta molécula en la defensa inmunitaria. Posteriormente se identificó una serie de receptores
tipo Toll (TLR) en mamíferos con porciones intracelulares muy semejantes a las del receptor de las moscas.

Las vías de señalización intracelular activadas por los TLR conducen a la activación del factor de
transcripción NK-kB. La familia de los TLR comprende más de diez receptores diferentes, muchos de los
cuales son capaces de reconocer diferentes componentes microbianos.

Todos los TLR se encuentran en células fagocíticas, y algunos también en células dendríticas, mastocitos y
células B. De hecho, la mayoría de los tejidos del organismo expresan al menos un TLR.

El TLR5 se encuentra en la superficie basal del epitelio del intestino, pero no en la apical. ¿Qué
consecuencia podría tener con relación a las reacciones inmunitarias a nivel intestinal? Las bacterias
presentes en el intestino no estimularían a la célula mientras que cualquier microorganismo que invada la
capa intestinal podría hacerlo. Esto puede explicar por qué las bacterias comensales, no patógenas, no
desencadenan una reacción inflamatoria, mientras que las patógenas que invaden el tejido sí lo hacen.

La expresión de muchos TLR está elevada por citocinas inflamatorias lo que se observa en dolencias como
la enfermedad intestinal inflamatoria. La trascendencia funcional de los I'LR ha sido demostrada en cepas
de ratones defectivos que carecen de receptores específicos. Dependiendo del TLR implicado, esos
animales no podrán secretar citocinas inflamatorias en respuesta a patógenos sin que se estimule la
actividad microbicida de los fagocitos. Estos resultados demuestran que los TLR son fundamentales para la
activación de los fagocitos, además del papel que puedan desempeñar en la endocitosis.

Los TLR constituyen un nexo importante entre los sistemas inniunitarios innato y adaptativo, ya que su
activación da lugar a la expresión de moléculas coestimuladoras en los fagocitos, las cuales convierten a
estas células en eficaces presentadoras de antígeno.

La fijación de los componentes microbianos a los TLR actúa como una señal de peligro que aumenta la
actividad microbicida de los fagocitos y les permite activar a las células T.

LAS PROTEÍNAS MICROBICIDAS FORMAN PARTE DEL SISTEMA INMUNITARIO INNATO

Una vez que un microorganismo ha sido endocitado se enfrenta a diversos mecanismos microbicidas.

En las moscas de la fruta Drosophila, la infección estimula la liberación de varias proteínas microbicidas
desde el cuerpo graso hacia la hemolinfa.

En mamíferos, las proteínas relacionadas pertenecientes a las familias de las defensinas y de las
catelicidinas restringen la diseminación de los microbios al destruir sus membranas externas. Por ejemplo,
la membrana externa de las bacterias gram negativas contiene una cantidad de fosfolípidos con carga
eléctrica negativa superior a la de la membrana plasmática de los mamíferos. Las defensinas, con carga
positiva, se insertan, en la membrana bacteriana, especialmente si la concentración de sal es baja.

Las defensinas constituyen uno de los principales mecanismos microbicidas de neutrófilos y eosinófilos. Sin
embarao, algunas defensinas también son producidas por otros tipos celulares, especialmente en las
superficies epiteliales del pulmón, intestino y vejiga. Algunos de estos péptidos microbicidas provocan
también la desgranulación de los mastocitos, con la liberación de quimiocinas, y/o poseen actividad
quimiotáctica directa. Por consiguiente, pueden atraer a los leucocitos hacia los sitios de infección.

Se ha demostrado la importancia de estas primitivas defensas antimicrobianas en animales genéticamente


defectivos, que a menudo presentan una mayor susceptibilidad a ciertos tipos de infección. Existe, sin
embargo, poca información acerca de la deficiencia natural de tales moléculas en el ser humano.
Receptores Ligandos Patógenos

TLR1 lipopéptidos bacterias gramnegativas, micobacterias

TLR2 ácido lipoteicoico, bacterias grampositivas, micobacterias, hongos


lipoarabinomanano,
zimosán

TLR3 ARNbc virus

TLR4 lipopolisacárido bacterias gramnegativas

TLR5 flagelina bacterias

TLR6 diacil-lipopéptidos micobacterias

TLR9 ADN-CpG bacterias

La duplicación génica del precursor TLR y la divergencia funcional han dado lugar a una familia de
moléculas capaces de reconocer diferentes tipos de patógenos.
Tema 07. Citocinas y quimiocinas
En este capitulo se tratará sobre las citocinas y quimiocinas, incluyendo también conceptos básicos
sobre sus receptores.

Las citocinas comprenden un amplio grupo de glicoproteínas que poseen la capacidad de regular la
actividad funcional de células y de tejidos, tanto en condiciones fisiológicas como patológicas.

Las quimiocinas son un grupo de pequeñas moléculas proteicas (8-14 kDa) con características
bioquímicas comunes y que están producidas por muchos tipos celulares en respuesta a estímulos
exógenos o endógenos y que tienen funciones esencialmente de dirigir el movimiento de células.

Citocinas
Son moléculas de bajo peso molecular, normalmente entre 15-30 KDa, constituidas por 120-180
aminoácidos con funciones muy variadas pero que predominan aquellas orientadas a regular los
distintos componentes celulares de la respuesta inmune. Aunque en general están producidas por
leucocitos, determinadas citocinas pueden también ser secretadas por otros muchos tipos celulares.

Originariamente se estableció el término linfocina para denominar productos biológicos producidos por
linfocitos en respuesta al antígeno, sin embargo posteriormente se amplió a moléculas de características
similares secretadas por otros tipos celulares, por lo que se propuso un término más amplio, citocina.

Por otra parte, el término interleucina (IL) se aplicó en concreto a aquellas moléculas que servían como
señales de comunicación entre distintos tipos de leucocitos, numerándose correlativamente a medida
que se descubrían (IL-1, IL-2, etc.). No obstante, algunas de ellas se detectaron inicialmente en ensayos
funcionales in vitro y aún conservan su denominación original de acuerdo con la función biológica que
permitió su identificación, como es el caso del TNF (factor de necrosis tumoral) y el TGF (factor
transformador de tejidos).

La expresión de la mayoría de las citocinas está estrictamente regulada. En general, no se detecta una
producción constitutiva significativa de estas moléculas, siendo necesaria la activación celular para que
se produzcan citocinas en cantidades suficientes para ejercer sus efectos biológicos. La mayoría de las
citocinas son secretadas al espacio extracelular, muchas de ellas en forma glicosilada que incrementa su
estabilidad y solubilidad.

No obstante, algunas citocinas se pueden acumular en el interior de la célula, o bien, permanecer


ancladas a la membrana o en la matriz extracelular. En general, son moléculas que poseen una vida
media muy corta y actúan a muy bajas concentraciones, del orden de picogramos, mediante la unión a
receptores de alta afinidad presentes en la superficie de la propia célula productora o en otros muy
variados tipos celulares.

Las citocinas ejercen un efecto


autocrino cuando se unen a receptores
presentes en la propia célula
productora. También pueden tener un
efecto paracrino, actuando sobre
diferentes tipos celulares que se
encuentran en su vecindad. En algunos
casos pueden liberarse a la circulación
sanguínea o linfática, ejerciendo su
efecto en otros órganos y tejidos,
actuando así como las hormonas, de forma endocrina (Figura 9.1).

Dos importantes características funcionales de las citocinas son su pleiotropismo, de tal manera que una
misma citocina es capaz de ejercer efectos biológicos diferentes al actuar sobre distintos tipos celulares,
y su redundancia, es decir, que varias citocinas pueden contribuir al desarrollo de la misma función en
un determinado tipo celular.

Una consecuencia de estas propiedades es que, en ausencia de una determinada citocina, sus funciones
pueden ser reemplazadas total o parcialmente por otras. Muchas de estas características biológicas de
las citocinas se pueden explicar por la estructura y amplia distribución celular de sus receptores, como
se verá más adelante.

Las acciones de las citocinas se engloban dentro de un sistema o red funcional, donde el efecto de una
molécula está estrechamente regulado, positiva o negativamente, por otras moléculas del sistema. Así,
la secreción de una citocina puede estar inducida, potenciada o inhibida por otra citocina que, a su vez,
puede incrementar o inhibir la expresión de sus receptores.

Los efectos biológicos de las citocinas pueden ser muy variados, ya que, no solamente desempeñan un
papel esencial en las respuestas inmunes, sino que algunas de ellas están también implicadas en la
embriogénesis y en el desarrollo de órganos (por ejemplo, en la angiogénesis), otras juegan un papel
clave en procesos neuroinmunes y neuroendocrinos, y muchas son importantes reguladores, tanto
positivos como negativos, de acontecimientos celulares como la mitosis, la diferenciación, la migración,
la supervivencia, la muerte
celular, e, incluso, de su
transformación maligna.

La actividad biológica de las


citocinas se puede medir
con distintas modalidades
de bioensayos, utilizando,
por ejemplo, líneas
celulares cuya función
depende de la presencia
del factor que se quiere
estudiar.

En la actualidad, se utilizan
como técnica más habitual
inmunoensayos en fase
sólida, como el ELISA para
cuantificar la
concentración de citocinas en fluidos biológicos, y el ELISPOT para conocer el número de células
productoras.

También es posible cuantificar y caracterizar las células productoras identificando las citocinas
intracelulares mediante citometría de flujo. (Tabla 9.1)

Otra posibilidad es la utilización de técnicas de RT-PCR cuantitativa que permiten detectar y medir los
niveles de RNAm que codifican una determinada citocina.
Tipos de citocinas

La mayoría de las
citocinas se pueden
agrupar en seis familias
(tabla 9.1b) no poseen
ninguna homología
secuencial entre sí,
algunas de ellas se han
agrupado en familias en
base a su estructura
tridimensional. De
acuerdo con la
estructura secundaria de
la molécula se han
agrupado las citocinas
según posean una
conformación estructural.

Para facilitar el estudio de las citocinas se presentan en estas tablas (9.2a y 9.2b) las más importantes
donde se describe su origen y función. Para mejorar su estudio describimos las citocinas englobadas, de
acuerdo con su función
más relevante, dentro de
las siguientes secciones:

Implicadas en el desarrollo
hematopoyético las
respuestas inmunes
innatas, generadas
durante las respuestas
inmunes adaptativas y con
propiedades
proinflamatorias e
inmunosupresoras.

Algunas de las citocinas


serán mencionadas en
más de una sección, si
bien su descripción
completa se hará solamente en el apartado en que se cite originalmente.

Citocinas implicadas en el crecimiento y la diferenciación hematopoyético

Comprenden un grupo amplio de citocinas que promueven el crecimiento y diferenciación de las células
sanguíneas maduras a partir de células madre hematopoyéticas.
Son producidas por células
del estroma de la médula
ósea o por linfocitos
maduros activados. Algunas
de estas citocinas reciben el
nombre genérico de
factores estimuladores de la
formación de colonias (CSF)
por su capacidad para
estimular la formación de
colonias celulares en los
cultivos de médula ósea
(Tabla 9.1).

A continuación describimos
las citocinas más relevantes
de este grupo:

IL-3. Es producida mayoritariamente por los linfocitos T activados y también por mastocitos. Induce la
proliferación y diferenciación de progenitores hematopoyéticos tempranos de todas las series
sanguíneas, por lo que también es conocida como multi-CSF. Induce fundamentalmente la
hematopoyesis en situaciones de stress que requieren una res puesta rápida, siendo menos claro su
papel en la hematopoyesis constitutiva.

IL-5. Es secretada en forma glicosilada por LT CD4+ activados del tipo Th2. Es esencial en la proliferación
y diferenciación de las células precursoras de los eosinófilos, así como en el mantenimiento de la
actividad de los eosinófilos maduros siendo la responsable de la eosinofilia en infecciones parasitarias.
Sobre los linfocitos B actúa incrementando su proliferación y estimulando la producción de IgA.

IL-7. Es producida por células estromales de la médula ósea. Promueve la maduración de progenitores
pro- y pre-B hacia linfocitos B maduros en la médula ósea y de linfocitos T inmaduros en el timo fetal y
adulto. También actúa como factor de crecimiento para linfocitos T y B.

IL-9. Es producida por linfocitos T activados. Tiene un amplio espectro de actividades no muy bien
definidas entre las que se incluye la proliferación de precursores eritroides. Al igual que la IL-7, también
induce la proliferación de LT y estimula la producción de inmunoglobulinas en células B.

IL-11. Es producida por fibroblastos del estroma de la médula ósea y otros tipos celulares. Estimula la
megacariocitopoyesis y sinergiza con otras citocinas para estimular el crecimiento de otros precursores
hemáticos. Comparte algunas funciones con la IL-6, como la inducción de proteínas de fase aguda en el
hígado. También se ha descrito su capacidad como estimuladora de la secreción de inmunoglobulinas
por células B en respuestas T-independientes.

GM-CSF. Es producido por linfocitos T activados y por otras células como fibroblastos, células
endoteliales y monocitos. Es un polipéptido con varios posibles lugares de glicosilación. Induce la
proliferación de los progenitores de granulocitos y macrófagos, produciéndose en respuesta a estímulos
específicos en situaciones que requieren una elevada producción de éstas células. También puede
actuar sobre granulocitos y macrófagos maduros.

G-CSF. Es producido por fibroblastos, células endoteliales y monocitos en respuesta a estímulos


específicos. Actúa sobre los precursores hematopoyéticos de los granulocitos y sobre los granulocitos
maduros. La granulocitosis asociada a ciertas infecciones se debe a que el LPS de las paredes bacterianas
es un potente inductor de la producción de esta citocina. Se han descrito otras funciones de este factor,
como la estimulación de la fagocitosis y de la citotoxicidad mediada por Ac.
M-CSF. Es producido por monocitos y macrófagos maduros activados y está implicado en el desarrollo
de las células progenitoras de los macrófagos. También se ha visto que facilita el desarrollo de la
placenta, siendo producido por células del epitelio uterino en respuesta a los estrógenos.

Citocinas producidas en las respuestas inmunes innatas

Estas citocinas se producen de forma inmediata tras el contacto de las células implicadas en las
respuestas inmunes innatas con un agente extraño. Los monocitos y macrófagos activados son la
principal fuente de estas moléculas aunque también pueden ser producidas por linfocitos activados y
otras células no pertenecientes al sistema inmune, como células endoteliales y fibroblastos (Tabla 9.2)

IL-1. Es producida funda- mentalmente por monocitos y macrófagos, pero también por células
dendríticas, endoteliales, NK y otros tipos celulares. Existen dos formas, IL-1alfa e IL-1beta que, aunque
solamente tienen un 25 % de homología en su secuencia aminoacídica, comparten el mismo receptor y
ejercen efectos biológicos similares. Parte de sus efectos pro- inflamatorios se debe a que induce la
liberación de histamina en los mastocitos, generando vaso- dilatación y aumento de la permeabilidad
vascular en el lugar de la inflamación. Es el principal pirógeno endógeno, induciendo fiebre a través de la
producción de prostaglandinas. También promueve la síntesis de proteínas de fase aguda por los
hepatocitos y actúa sobre el SNC induciendo sueño y anorexia, típicamente asociados con los procesos
infecciosos (Figura 9.2).

IL-6. Es producida funda-


mentalmente por mono-
citos/macrófagos,
fibroblastos, células
endoteliales, linfocitos T y
células del estroma de la
médula ósea. Junto con la IL-1
es la principal inductora de la
síntesis de proteínas de fase
aguda, sobre todo de
fibrinógeno. Además de su
efecto en la inflamación, se ha
observado que promueve la
diferenciación de linfocitos B
hacia células plasmáticas,
induciendo la producción de
inmunoglobulinas. También puede aumentar la producción de IL-2 y el desarrollo de los precursores
hematopoyéticos dependientes
de la IL-3 (Figura 9.3).

TNF. Los factores de necrosis


tumoral fueron descritos
inicialmente por su capacidad de
causar necrosis en algunos
tumores. Con posterioridad, sin
embargo, ganaron protagonismo
por las numerosas funciones que
ejercen sobre las respuestas
inmunes. Se han descrito dos
moléculas estrechamente
relacionadas, el TNF-alfa y el TNF-
beta, con elevada homología en
su secuencia aminoacídica. El TNF-
alfa es producido funda-
mentalmente por monocitos y
macrófagos en respuesta a antígenos bacterianos, tales como el LPS, siendo esta citocina el principal
responsable del shock séptico asociado a bacteriemias.

También puede ser producido por linfocitos T y B, NK, fibroblastos y mastocitos. Junto con la IL-1 está
implicado en los procesos inflamatorios derivados de los procesos infecciosos, elevando la temperatura
corporal y produciendo caquexia y sueño al actuar sobre el SNC. Por otra parte, induce la expresión de
moléculas de adhesión y estimula la producción de IL-8 por células del endotelio vascular, lo que
contribuye a la extravasación de linfocitos, neutrófilos y monocitos. El TNF -beta o linfotoxina, es
producido exclusivamente por linfocitos T activados, aunque se une a los mismos receptores que el TNF-
alfa e induce funciones similares.

IL-10. Es producida por linfocitos del tipo Th2, así como también por monocitos/macrófagos, linfocitos
B, queratinocitos y otros varios tipos celulares. Es la citocina inmunosupresora por excelencia,
inhibiendo la síntesis de muchas otras citocinas, entre las que podemos citar IFN-gamma, TNF-alfa, IL-2,
IL-12, y la expresión de MHC-II y moléculas de adhesión en monocitos.

También tiene efectos antiproliferativos sobre muchos tipos celulares. La IL-10 ejerce además múltiples
actividades inmunomoduladoras. Se ha visto que es un cofactor para el crecimiento de líneas y colonias
de células mastocíticas in vitro. Regula las funciones mediadas por linfocitos B induciendo la síntesis de
IgG, y por linfocitos T, influyendo en el desarrollo de timocitos y células T. También ejerce efectos
reguladores sobre la
angiogénesis.

El virus de Epstein Barr secreta


una proteína que posee una
gran homología estructural con
la IL-10 humana (vIL-10), y que
tras unirse con baja afinidad al
propio receptor de la IL-10,
ejecuta actividades biológicas
similares. Relacionadas
estructural y funcionalmente
con la IL-10 se han descrito
recientemente nuevas
moléculas tales como la IL-19,
IL-20 e IL-22, cuyas funciones
son todavía poco conocidas
(Figura 9.4)

IL-12. Es producida mayoritariamente por monocitos/macrófagos, aunque su producción puede ser


también inducida en células dendríticas y linfocitos B. Inicialmente se describió como el factor
estimulador de las células asesinas naturales (NK), pero la actual importancia de esta citocina deriva de
su capacidad de dirigir la diferenciación de los linfocitos Th hacia células efectoras tipo Th1 de la
hipersensibilidad retardada. La forma madura de esta molécula (p75) está compuesta de dos
subunidades, p35 y p40.

La síntesis de ambas subunidades está regulada diferencialmente, siendo ambas necesarias para la
actividad funcional del heterodímero. Esta citocina incrementa la actividad citotóxica de las células NK e
induce células LAK (linfocitos asesinos activados por linfocinas) por linfocitos T y células NK. Incrementa
la producción de IFN- linfocitos T citotóxicos. Recientemente se ha descrito un factor proteico
denominado p19, sin actividad biológica por sí mismo, que se combina con la subunidad p40 de la IL-12
para dar lugar a una nueva citocina biológicamente activa denominada IL-23. Esta citocina es producida
por células dendríticas activadas, se une al receptor de la IL-12 y comparte algunas de las funciones
biológicas con ella.
IL-18. Esta citocina está estrechamente relacionada en sus funciones biológicas con la IL-12, ya que
posee la misma capacidad de inducción de IFN-gamma en linfocitos T y células NK. Sin embargo, es
producida por diferentes tipos celulares que la IL-12, siendo las células adrenales y de Kupffer las
principales fuentes de producción de la IL-18.Interferones tipo I. Los interferones fueron inicialmente
descritos como agentes producidos por células infectadas por virus.

Posteriormente se descubrió que además de su capacidad antiviral ejercían efectos reguladores sobre la
proliferación y la diferenciación de varios tipos celulares y tenían capacidad de modular el sistema
inmune. Se clasificaron en dos grupos. Los interferones tipo I, que incluyen el IFN-alfa y el IFN-beta, con
capacidad principalmente antiviral y antiproliferativa, y el IFN-gamma (tipo II), al que nos referiremos
posteriormente, con un mayor efecto inmunomodulador.

El IFN-gamma es producido fundamentalmente por monocitos y macrófagos, mientras que el IFN-alfa es


secretado por fibroblastos y algunas células epiteliales. Ambos incrementan la expresión de moléculas
de MHC de clase I. En algunos casos se ha observado que poseen actividad antitumoral, posiblemente
debido a su efecto antiproliferativo sobre las células tumorales, y modulador sobre el sistema inmune.

Citocinas producidas en las respuestas inmunes adaptativas

En respuesta a una estimulación antigénica, los linfocitos T se activan, proliferan y se diferencian hacia
células efectoras específicas. Estas células ejercen sus funciones produciendo una serie de moléculas
solubles, verdaderas artífices de los mecanismos efectores de la respuesta inmune adaptativa (Tabla
9.3).

Los linfocitos T CD4+, como


consecuencia de una
estimulación antigénica,
pueden diferenciarse hacia
linfocitos T coopera- dores
de tipo Th1 o Th2, estando
esta diferenciación en parte
condi- cionada por las
citocinas que se encuentran
en el medio. Así, la
presencia de IL-12
promueve la diferenciación
hacia Th1, mientras que la
IL-4 condiciona el desarrollo
Th2. Los linfo- citos Th1, en
colaboración con los
macrófagos, están
implicados en la respuesta
inmune celular, mi- entras
que los Th2 promueven la respuesta inmune humoral.

Para llevar a cabo su función los linfocitos Th1 secretan IL-2, IFN-gamma y TNF, mientras que los Th2
producen IL4, IL-5, IL-10 e IL-13. Se han descrito otras subpoblaciones de linfocitos T CD4+ efectores que
secretan un perfil de citocinas diferente y llevan a cabo funciones específicas. Este es el caso de los
linfocitos T reguladores de los que se han descrito varios tipos. Los linfocitos T CD8+ se diferencian hacia
linfocitos T citotóxicos como respuesta a la estimulación antigénica y a la presencia de citocinas
secretadas por otras células. Ejercen su función efectora mediante la secreción fundamentalmente de
IL-2, IL-16, IFN-gamma y TNF. Finalmente hay una serie de citocinas que pueden ser producidas por
ambos tipos de linfocitos T, CD4+ y CD8+, tales como IL-2, GM-CSF y TGF-beta.

IL-2. Es secretada por linfocitos T CD4+ y CD8+ activados en respuesta a un estímulo antigénico.
Inicialmente se describió como factor de crecimiento de células T, ya que es el principal agente que
controla su proliferación. Ejerce otros muchos efectos sobre el sistema inmune, teniendo un papel
esencial en el desarrollo de las respuestas inflamatorias crónicas, tanto humorales como celulares. Es un
factor estimulador del crecimiento de linfocitos T , B y NK.

Promueve la actividad citotóxica mediada por linfocitos T y células NK, así como el desarrollo de células
LAK (células asesinas activadas por citocinas). Tras unirse a su receptor en linfocitos T, activa la
secreción de IFN-alfa, linfotoxina, IL-4, IL-3, IL-5 y GM-CSF. Sobre los linfocitos B estimula su
crecimiento y diferenciación e incrementa la expresión de moléculas de MHC de clase II.

IL-15. Es secretada por una amplia variedad de células, entre las que se incluyen células epiteliales,
monocitos, músculo esquelético, hígado, pulmón y placenta.

Aunque no es una citocina producida por linfocitos Th1 se incluye en este apartado por su similitud
funcional con la IL-2, con la que comparte la mayoría de sus actividades biológicas, como la estimulación
de células NK, y la proliferación y diferenciación linfocitaria.

IFN. Es producido por linfocitos Th1, LTC y por células NK.

Además de su efecto antiviral posee una importante actividad inmunomoduladora. Incrementa la


expresión de antígenos de HLA de clase I y II en varios tipos celulares, lo que facilita su función
presentadora de Ag y activa a los macrófagos, incrementando su capacidad tumoricida y de defensa
contra las infecciones.

Actúa de forma autocrina sobre las propias células NK que lo producen, aumentando su actividad
citolítica y, como consecuencia, incrementando su efecto antitumoral. Sobre los linfocitos Th2 inhibe la
proliferación, de manera que su presencia durante la estimulación antigénica induce la diferenciación de
linfocitos T hacia células efectoras tipo Th1 favoreciendo, por lo tanto, el desarrollo de las respuestas
inflamatorias

IL-4. Es producida por linfocitos Th2, mastocitos, basófilos, células del estroma de la médula ósea y,
posiblemente, por determinadas subpoblaciones de células NK. Es una citocina muy pleiotrópica, ya
que ejerce numerosos efectos en diferentes tipos celulares. Promueve la diferenciación de linfocitos T
vírgenes hacia células de tipo Th2, inhibiendo la generación de células Th1.

Posee efectos inmunosupresores, ya que inhibe la producción de determinados mediadores


inflamatorios de los macrófagos e induce la producción de IL-1Ra, que bloquea la acción de la IL-1. Por
otra parte, promueve el desarrollo de las respuestas inmunes humorales a través de la inducción del
crecimiento y diferenciación de linfocitos B, produciendo el cambio isotípico hacia IgG4 e IgE e
incrementando la expresión de moléculas CD23 en linfocitos B, basófilos y eosinófilos. Por todo ello, los
efectos de esta citocina se han relacionado con el desarrollo de los procesos alérgicos y con el
incremento de IgE en las infecciones parasitarias

IL-13. Es producida por linfocitos T activados del tipo Th2, compartiendo muchas de sus funciones con la
IL-4 con la que se encuentra genéticamente relacionada. Es una citocina con actividad inmunosupresora
ya que inhibe, junto con la IL-4 y la IL-10, la producción de citocinas inflamatorias por los monocitos (IL-
1beta, TNF-alfa, IL-8, IL-6). Por otra parte, esta citocina incrementa la proliferación y diferenciación de
monocitos y células B, incrementa la expresión de CD23 y promueve el cambio de clase de
inmunoglobulinas hacia la producción de IgE

IL-16. Está producida por los linfocitos T CD8+ donde se acumula y se secreta en respuesta a la
estimulación con serotonina o histamina. Originariamente se identificó como factor quimiotáctico de
linfocitos, recibiendo el nombre de linfotactina, debido a su efecto atrayente sobre los linfocitos T CD4+.
En la actualidad es el único miembro de la familia “C” de quimiocinas (véase más adelante).
TGF. Hay dos tipos de factores transformadores del crecimiento, el TGF-alfa y el TGF-beta, que no
poseen ninguna similitud estructural ni comparten los mismos efectos. Solamente el TGF-beta tiene
efectos inmunomoduladores. Es producido por linfocitos T, plaquetas y otros muchos tipos celulares.

Su nombre responde a la observación inicial de que inducía cambios fenotípicos en los fibroblastos de
rata. Incrementa la proliferación de fibroblastos, osteoblastos y células musculares lisas e incrementa la
síntesis de proteínas de la matriz extracelular, lo que favorece la curación de las heridas.

Esta citocina tiene también efectos inmunosupresores ya que se observó que inhibía el crecimiento y la
función de muchos tipos celulares. En el sistema inmune inhibe la síntesis y/o el efecto del IFN-gamma,
TNF-alfa, TNF–beta, IL-1, IL-2 e IL-3, así como la citotoxicidad natural y específica.

Citocinas proinflamatorias e inmunosupresoras

En relación con la respuesta inflamatoria algunas citocinas favorecen el desarrollo de la misma (citocinas
proinflamatorias) mientras que otras ejercen un efecto supresor de la inflamación (citocinas
inmunosupresoras).

Las citocinas con actividad antiinflamatoria e inmunosupresora inhiben el crecimiento celular o


suprimen la secreción de otras citocinas. Entre ellas se encuentran la IL-4, IL-13 e IL-10, que activan las
acciones de los linfocitos B a la vez que inhiben las respuestas inflamatorias. Como ya comentamos, la
IL-10 es la citocina inmunosupresora por excelencia.

También se incluye en este apartado el TGF-beta que, como se ha dicho anteriormente, inhibe el
crecimiento y la función de muchos tipos celulares, la síntesis de determinadas citocinas y la actividad
citotóxica natural y específica.
Finalmente, los interferones tipo
I (alfa y beta), también se pueden
considerar citocinas supresoras
debido a su capacidad antipro-
liferativa y a su efecto regulador
de la producción de citocinas
pro- inflamatorias.

En el grupo de las citocinas con


actividad proinflamatoria se
incluyen las producidas por los
monocitos y macrófagos
activados durante las respuestas
inmunes innatas, aunque también pueden ser producidas por linfocitos activados (Th1 o citotóxicos), y
otras células no pertenecientes al sistema inmune.

Las principales citocinas que participan en los


acontecimientos celulares y moleculares asociados
con los fenómenos inflamatorios son la IL-1, IL-6,
TNF-alfa y algunos miembros de la familia de las
quimiocinas, que describimos a continuación. Otra
importante citocina pro- inflamatoria es el IFN-
gamma, producido por linfocitos Th1 en las
respuestas inmunes específicas y por células NK
activadas.
En la (Figura 9.5), se presenta un esquema general de la respuesta inmune en donde se incluye la
mayoría de la citocinas conocidas. También se incluye un esquema donde se especifican las principales
citocinas que intervienen sobre los linfocitos T, B y macrófagos su orden de aparición (Figura 9.6) en
infecciones de tipo agudo.

Receptores Citocinas
Las citocinas ejercen su efecto biológico a través de su unión con receptores específicos expresados en
la superficie celular. Los receptores de citocinas son proteínas de membrana glicosiladas que constan de
una región extracitoplasmática de unión con la citocina, una región transmembranal y una región
citoplasmática que interviene en la transmisión de señales al interior de la célula.

La clonación de muchos de estos receptores y el análisis de su estructura ha permitido clasificarlos en 4


familias según regiones comunes de homología dentro de los miembros de una misma familia (Tabla
9.4). Los receptores funcionales son de alta afinidad, es decir, únicamente son necesarias bajas
concentraciones de citocinas para una unión efectiva con su receptor y para desencadenar su
correspondiente efecto biológico. Además, estos receptores se expresan en un número bajo en la
superficie celular
generalmente de unos
pocos cientos a unos pocos
miles de receptores por
célula.

La distribución de algunos
de ellos, como por ejemplo
los de la IL-2 y de la IL-5,
está restringida a unos
pocos tipos celulares
mientras que otros, entre
los que se pueden citar los
de la IL-1, IL-4 e IL-6, se
encuentran distribuidos en
una amplia variedad de
tipos celulares. La
expresión de los receptores de citocinas en la superficie celular puede ser constitutiva, es decir, tiene
lugar sin necesidad de ningún estímulo fisiológico o, por el contrario, puede requerir que la célula sea
activada previamente.

En general, la activación celular incrementa el número de receptores por célula. Muchos de los
receptores de citocinas son complejos multicatenarios compuestos de una cadena que se une
específicamente a la citocina (cadena específica) y de una cadena que transduce las señales al interior
de la célula y que es compartida por otros receptores de citocinas (cadena común).

Para la transducción de señales se requiere, en general, de la unión de varias cadenas específicas


(homodímeros) o de la cadena específica con la común (heterodímeros). En algunos casos, es necesaria
la interacción de tres cadenas para la formación de receptores
de alta afinidad. La transducción de señales puede tener lugar
por mecanismos comunes a todas las familias de receptores o
por mecanismos específicos de cada una de ellas.

Como comentaremos en este capítulo, muchas de las


características funcionales de las citocinas, como la redundancia
y el pleiotropismo, pueden ser explicadas ahora por los
conocimientos actuales sobre la composición y mecanismos de señalización de sus receptores.

Tipos

Según su estructura, los receptores de citocinas se pueden agrupar en 4 familias diferentes (Figura 9.7):
la superfamilia de las inmunoglobulinas, la familia del receptor del factor de necrosis tumoral (TNFR),
la familia del receptor del factor de crecimiento hematopoyético (HGFR) que incluye la mayoría de los
receptores de citocinas por lo que también se denomina superfamilia de los receptores de citocinas y,
por último, la familia de los receptores de quimiocinas.

Dentro de cada familia la homología entre sus diferentes miembros es aproximadamente del 15 al 25%.
Existen receptores que no pueden ser agrupados en ninguna de estas familias como, por ejemplo, el
receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGF), la cadena a del receptor de la IL-2 y el receptor del
factor b de crecimiento transformante (TGFbeta).

Superfamilia de las inmunoglobulinas

Se incluyen dentro de esta familia un grupo de receptores que presentan en la región


extracitoplasmática un número variable de dominios que son similares a los de las inmunoglobulinas y
que intervienen en la unión con el ligando. La región citoplasmática contiene secuencias tirosina cinasa
mediante las cuales tiene lugar la transducción de señales al interior de la célula como consecuencia de
la unión del ligando con su receptor.

A esta familia pertenecen los receptores de la IL-1 y de otras citocinas implicadas en el crecimiento
celular como son el factor estimulante de colonias de macrófagos (M-CSFR), el factor de crecimiento
derivado de plaquetas (PDGFR) y el factor de células pluripotentes (SCFR).

Familia del TNFR

La característica principal de los receptores que se incluyen dentro de esta familia es la presencia en el
dominio extracelular de 3 a 4 secuencias conservadas, ricas en cisteína e implicadas en la unión con el
ligando.

Dentro de esta familia se incluyen el receptor del factor de crecimiento nervioso (NGFR) y los 3 tipos de
receptores para el TNFa y las linfotoxinas (LT) (TNFRI, TNFRII y TNFRIII) (Tabla 9.1).

Superfamilia de los receptores de citocinas

Los receptores que pertenecen a esta familia se pueden subdividir a su vez en dos clases relacionadas
evolutivamente. La clase 1 está compuesta por la mayoría de los receptores de citocinas mientras que en la
clase 2 se incluyen los receptores para los IFNs.

Se pueden establecer diferentes modelos de receptores, de los cuales el más sencillo es el formado
únicamente por homodimerización de su cadena específica como es el caso del G-CSFR, EPOR y TPOR. Otro
modelo consiste en la heterodimerización de la cadena específica y alguna de las cadenas comunes de
transducción de señales. De este modo, los receptores
para la IL-6, IL-11, LIF, OSM y CNTF se forman por
heterodimerización de su cadena específica de unión
con el ligando y de una o dos cadenas gp130.

Los receptores para la IL-3, IL-5 y GM-CSF son, en


cambio, heterodímeros que constan de su cadena
específica y de una única cadena común bc. Varios
receptores de interleucinas, el IL-2R, IL-4R, IL-7R e IL-9R, están formados por su cadena específica y la
cadena gc . El receptor de la IL-2 ha sido ampliamente estudiado y se ha comprobado que la transducción de
señales tiene lugar por receptores con distinta afinidad que resultan de la unión de dos o de tres cadenas.

El receptor de afinidad intermedia (10-9 M) está compuesto por la cadena específica b (IL-2Rb) y por la
cadena común, gc, implicada en la transducción de señales mientras que el receptor de alta afinidad (10-11
M) es un complejo trimolecular que consta de las dos cadenas anteriores más la cadena específica a (IL-
2Ra).

Mecanismos de transducción de señales.

La unión de una citocina a su receptor en la superficie de la célula diana produce su efecto biológico
mediante la fosforilación de proteínas celulares, incluido el
propio receptor.

Estas proteínas fosforiladas activan factores de transcripción


produciéndose, en último término, la transcripción de
determinados genes cuyos productos proteicos son los que, en
último término, van a ejercer el efecto biológico
correspondiente.

En la mayoría de los receptores, el primer paso en la


señalización consiste en la oligomerización de varias cadenas
de receptores inducida por la unión con el ligando.

Esta asociación permite el contacto de las regiones


citoplasmáticas de los receptores a partir del cual se van a
activar mecanismos de señalización específicos de cada familia
de receptores de citocinas. Además, las citocinas también
transducen señales mediante mecanismos comunes a otros
ligandos (Figura 9.9).

Superfamilia de inmunoglobulinas: señalización por receptores con actividad tirosina cinasa.

En los receptores de la familia de las inmunoglobulinas, la señalización está mediada por secuencias con
actividad tirosina cinasa presentes en su región citoplasmática que fosforilan residuos de tirosinas en
proteínas citoplasmáticas. Este dominio está altamente conservado y funciona como un sitio de unión para
el ATP implicado en la reacción de fosforilación.

Señalización en la familia del TNFR

La región citoplasmática de los receptores de la familia del TNFR no presenta secuencias con actividad
catalítica pero se ha comprobado que para la transducción de señales por varios de ellos son necesarias
unas proteínas citoplasmáticas, pertenecientes a una nueva familia, denominadas factores asociados al
receptor del TNF (TRAF).

Superfamilia de los receptores de citocinas: señalización por Jaks y Stats

En la superfamilia de receptores de citocinas tampoco existen dominios con actividad catalítica en su región
citoplasmática. A pesar de ello, la unión de una citocina con su receptor produce una rápida fosforilación de
tirosinas en proteínas celulares incluido el propio receptor. Esta señalización está mediada principalmente
por una nueva familia de tirosina cinasas denominadas Janus cinasas (Jaks) y por factores de transcripción
de una nueva familia denominada Stat (transductores de señal y activadores de la transcripción).
Vías comunes de transducción de señales

Además de los mecanismos de señalización específicos de cada familia de receptores, las citocinas pueden
activar mecanismos comunes a las distintas familias e incluso a otros sistemas de receptores. Los primeros
candidatos para la fosforilación en tirosinas producida inmediatamente después de la unión de una citocina
con su receptor fueron cinasas de la familia src.

Estas tirosina cinasas han sido implicadas en la respuesta a muchos ligandos y además se requieren en la
activación celular a través del TCR. Otra vía de señalización utilizada también por los receptores de citocinas
es la Ras-GTP que, además, forma parte del crecimiento normal en respuesta a muchos factores de
crecimiento y de la proliferación maligna inducida por oncogenes. La estimulación de esta vía, en último
término, produce la activación de la cascada de cinasas de proteína activadas por mitógenos (MAPK).

Implicaciones funcionales de los receptores de citocinas.

Determinadas características funcionales de las citocinas pueden ser explicadas ahora por los recientes
conocimientos adquiridos sobre la composición y los mecanismos de activación de sus receptores. Las
citocinas son redundantes, es decir, varias citocinas ejercen efectos biológicos similares sobre un mismo tipo
celular.

El que algunos receptores de citocinas sean complejos oligoméricos que comparten una misma cadena de
transducción de señales puede explicar este hecho. En estos receptores, la señalización tendría lugar por
vías comunes produciéndose la transcripción de los mismos genes. Este fenómeno ha sido mejor observado
en las citocinas que utilizan receptores que son miembros de la superfamilia de los receptores de citocinas.

Por ejemplo, la IL-3 y el GM-CSF que utilizan receptores que comparten la cadena beta como transductora
de señales tienen funciones muy parecidas en el sistema hematopoyético. En el caso de las citocinas que
utilizan la cadena gp130 (IL-6, LIF, CNTF, OSM, e IL-11), todas ellas son capaces de inducir la producción de
proteínas de fase aguda en el hígado. Respecto a las citocinas cuyos receptores comparten la cadena
gamma como transductora de señales (IL-2, IL-4, IL-7, IL-9 e IL-15), todas son factores de crecimiento de
células T.

Este hecho es de gran importancia en la inmunodeficiencia combinada severa ligada al cromosoma X


(XSCID) en la que no se produce un desarrollo normal de células T debido a la falta de una cadena
transductora funcional por mutaciones en la cadena gamma. Otro mecanismo que explicaría la redundancia
de las citocinas es el hecho de que no exista una elevada especificidad de unión entre una citocina y su
receptor como es el caso de las quimiocinas y sus receptores.

Muchas de ellas tienen efecto quimiotáctico sobre un mismo tipo celular lo que puede ser explicado
porque comparten un mismo receptor. La pleiotropía es otra característica funcional de las citocinas ya que
algunas realizan múltiples funciones diferentes en distintos tipos celulares. El empleo de varias rutas de
señalización así como la activación de múltiples cinasas y factores de transcripción que tiene lugar como
consecuencia de la unión de las citocinas a sus receptores puede explicar la diversidad funcional de las
mismas.

RECEPTORES SOLUBLES

Además de existir como proteínas de membrana, muchos receptores de citocinas son sintetizados como
proteínas solubles. La existencia de estos receptores ha modificado en gran manera el conocimiento sobre
la interacción citocina-receptor y la regulación de las distintas funciones de las citocinas. A nivel molecular,
los mecanismos más comunes de generación de las formas solubles de los receptores son la rotura
proteolítica del receptor expresado en la membrana y el procesamiento alternativo del ARNm.
El receptor soluble del CNTF (sCNTFR)
se forma por un mecanismo de rotura
lipídica y en el caso de la forma soluble
del receptor de la IL-6 (sIL-6R), no se
conoce su mecanismo de
generación. Los receptores solubles
pueden ejercer varios efectos
biológicos (Figura 9.10) si bien el más
común es el de antagonistas de su
receptor equivalente en la membrana
mediante competición por la unión con
el ligando para prevenir la señalización
al interior de la célula.

Receptores solubles de este tipo son,


por ejemplo, los de la IL-1, IL-4 y TNF-alfa ya que producen una inhibición dosis dependiente de la función
del receptor de membrana. Cuando los receptores solubles se generan por proteólisis de los receptores de
membrana, disminuye el número de receptores funcionales a los que se puede unir la citocina en la
superficie celular y por tanto, también se produce una inhibición en la señalización al interior de la célula.

Quimiocinas y sus receptores


Su nombre proviene de “citocinas quimiotácticas” debido a que muchas de ellas poseen propiedades
quimioatrayentes, regulando el trasvase de leucocitos hacia órganos y tejidos. Las quimiocinas
secretadas se unen a proteoglicanos y a proteínas de la matriz extracelular donde se cree permanecen
inmovilizadas sin pasar a la circulación. Esta capacidad de unión a la matriz extracelular favorece la
permanencia de las quimiocinas en su lugar de producción y apoya el concepto de que la migración de
los leucocitos se realiza a través de un gradiente sólido.

La característica bioquímica común de estas moléculas es la conservación de 4 residuos de cisteína que


se unen formando dos puentes disulfuro, esenciales para la actividad de la molécula. Dependiendo de si
las dos primeras cisteínas están o no separadas por otro aminoácido se han clasificado en quimiocinas
CXC (cis-X-cis), y quimiocinas CC (cis-cis).

Algunas quimiocinas CC son también potentes atrayentes de eosinófilos y basófilos e incluso, de células
T de memoria, de tal forma que puede iniciar una respuesta inflamatoria como consecuencia de una
respuesta inmune específica. Hasta el momento actual se han descrito más de 40 moléculas de
quimiocinas, que agrupadas en las dos grandes familias, CXC y CC.

Hay otras 2 quimiocinas, la linfotactina y la fractalkina, que pertenecen a otras subfamilias por tener
características bioquímicas diferentes. La molécula más representativa de la familia CXC es la IL-8
(CXCL8). Es sintetizada por todos los tipos de leucocitos, así como por otros muchos tipos celulares. La
primera actividad biológica descrita fue la activación de neutrófilos, en los que inducía degranulación,
cambios morfológicos y quimiotaxis

En general, las quimiocinas CXC son potentes quimioatrayentes para neutrófilos mientras que las CC
atraen más eficientemente a los monocitos. En resumen podemos decir que las quimiocinas:

-Son "como" citocinas quimiotácticas, pequeñas

-Favorecen el movimiento celular atrayendo células

-Poseen cisteínas y pueden ser de dos familias:


* Familia CXC como la IL-8 que atrae a neutrófilos, linfocitos y otros (CXCL1, CXCL2 y otras)

* Familia CC que atrae monocitos y otros. (CCL1, CCL2, etc.)

Estas moléculas ejercen su función uniéndose a receptores celulares que, a diferencia de la citocinas, no
son específicos para cada molécula, pudiendo el mismo receptor unir diferentes quimiocinas.

Receptores de quimiocinas

Actualmente se han clonado muchos de los receptores de quimiocinas, habiéndose comprobado que
presentan una estructura similar a los receptores de la familia de la rodopsina. Dentro de esta familia de
receptores, se pueden distinguir los receptores específicos y los compartidos según su especificidad de
unión con el ligando.

Los específicos unen un ligando en concreto siendo el ejemplo más representativo el IL-8RA o CXCR1 que
únicamente une a IL-8. Por el contrario, los receptores compartidos pueden unir a más de una quimiocina
del tipo CXC o a más de una quimiocina del tipo CC.

La señalización de los receptores de quimiocinas está mediada por proteínas G asociadas a su extremo
carboxiterminal. Estas proteínas se encuentran localizadas en la cara interna de la membrana citoplasmática
y catalizan el intercambio de GDP por GTP produciéndose la activación de muchas enzimas citoplasmáticas
y, en último término, la activación de factores de transcripción.
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina
Comunicación Intercelular
• Citocinas y Receptores
– Promueven proliferación
16.-Moléculas implicadas en – Promueven activación y
diferenciación
la comunicación inter-celular
– Regulan respuestas
(Citocinas y Receptores)
Moléculas adhesión
– Promueven “adhesión estable”
– Señalización
A. Corell
UVA

Indice de contenidos del Tema 16


Moléculas implicadas en la comunicación intercelular: Citocinas y Receptores
Citocinas y sus receptores • Las complejas interacciones entre células inmunocompetentes, células
inflamatorias y células hematopoyéticas son posibles gracias a un grupo de
16.1 Citocinas: estructura básica, propiedades y nomenclatura proteínas denominadas colectivamente como CITOCINAS (debido a su papel en la
comunicación célula a célula).
16.2 Los receptores de citocinas: • CITOCINA: cualquier proteína o glicoproteína secretada por las células
-familias inmunocompetentes, de bajo peso molecular (normalmente menos de 30 Kd) que
a través de su interacción con receptores de superficie celular, regula el desarrollo
16.3 Principales funciones de las citocinas: o la función de otra célula.
-acción autocrina, paracrina y endocrina • El término “citocina” agrupa a aquellas moléculas secretadas por linfocitos
-mediadores de la inmunidad innata y de la inflamación (linfocinas) o a las secretadas por monocitos y macrófagos (monocinas).
-quimiotaxis • Muchas citocinas se denominan “interleucinas” (IL) haciendo referencia a que son
-activación, proliferación, diferenciación, y muerte de linfocitos secretadas por leucocitos y actúan sobre otros leucocitos. Se han identificado al
-hematopoyesis menos las IL-1 a IL-25.
• Algunas citocinas se denominan atendiendo a su función como “interferones”
16.4 La Red de Citocinas (cuando interfieren en las infecciones virales), hematopoyetinas (si intervienen en
pasos de la hematopoyesis), factores de crecimiento y transformación o
quimiocinas (si tienen propiedades quimiotácticas)
• El término “citocina” es no obstante el más general, y el preferido para
denominarlas en su conjunto.
Propiedades de las Citocinas Efectos de las Citocinas
• Las citocinas tienen los
• Las citocinas se unen a siguientes efectos:
pleiotropismo, redundancia,
receptores específicos en las sinergia, antagonismo e
células diana e inician cascadas inducción en cascada. Estas
de transducción de señales que características les permiten
regular la actividad celular
inducen cambios en la expresión de modo coordinado e
génica de dichas células. interactivo.
• Pleiotropismo: una
• En general, las citocinas y sus
determinada citocina tiene
receptores tienen gran afinidad diferentes efectos biológicos
el uno por el otro, con en diferentes células diana
constantes de disociación que • Redundancia: Dos o más
citocinas tienen efectos /
oscilan entre 10-10 y 10-12 M. Por funciones similares. Esto
lo tanto, las citocinas pueden hace dificil asignar un
mediar su efecto biológico a determinado efecto a una
sóla citocina. Esto es
concentraciones picomolares. particularmente cierto con
las quimiocinas.

Propiedades de las Citocinas Efectos de las Citocinas


• Las citocinas pueden tener • Efecto aditivo: el efecto de 2 determinadas citocinas juntas es igual a la
función “autocrina” (cuando suma de los efectos individuales de cada una de ellas.
actúan sobre la misma célula • Sinergia: el efecto de 2 determinadas citocinas juntas excede el efecto
que las secretó, como sucede aditivo de los efectos individuales.
con IL-2). • Antagonismo: el efecto de una segunda citocina, anula o revierte el efecto
• Las citocinas pueden tener de la primera.
función “paracrina” (la célula
diana esta en la proximidad de
la célula que la secretó).
• Pero también las citocinas
pueden tener acción
“endocrina” (cuando actúan
sobre células a distancia)
• Las citocinas siempre
interaccionan con sus células
diana a través de receptores
de superficie específicos.
Efectos de las Citocinas
• INDUCCIÓN EN CASCADA: algunas citocinas
importantes inducen un efecto en pirámide, una
cascada de secrección de distintas citocinas.
• Así, la acción de una citocina en su célula diana,
hace que esta célula secrete una o más
citocinas, que de nuevo al actuar en sus células
diana, inducen la secreción de nuevas citocinas.
• 2 ejemplos de esta inducción en cascada son el
Factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a) y la
interleucina 1, que si se producen de modo
sistémico provocan la ruptura de la homeostasis
y conducen al shock séptico.

Regulación de los efectos de las


Citocinas
Hay principalmente 3 factores que regulan la acción de las citocinas
durante la respuesta inmune y que los efectos no tengan
repercusiones inespecíficas:

• La expresión de los receptores en las células diana sólo se


produce tras la activación por el antígeno.

• Hay un requerimiento de interacción directa en algunos casos


entre la célula productora de la citocina y su célula diana. Así se
asegura que el gradiente efectivo de concentración sólo se dé en
el microentorno local.

• La vida media de estas moléculas en los fluidos corporales, es


habitualmente muy corta.
Familias de Receptores de Citocinas
• Las citocinas se deben unir a sus receptores específicos para ejercer su
función biológica.
• Hay 6 familias de recetores de citocinas:
1. Receptores de la familia de las hematopoyetinas (o receptores de citocinas
tipo I)
2. Receptores de la familia de los interferones (o receptores de citocinas tipo II)
3. Receptores de la superfamilia de las Inmunoglobulinas
4. Receptores de la familia del TNF
5. Receptores de la familia del TGF
6. Receptores de la familia de quimiocinas
• En general (especialmente los receptores de citocinas tipo I y II), los
receptores de citocinas constan de múltiples dominios o múltiples subunidades
(de las cuales una confiere la especificidad del receptor por su ligando y otras
son responsables de la transducción de señales al interior celular.
Sin motivo
WSXWS
Multiples miembros de la subfamilia de receptores de IL-
2, comparten una cadena de transducción de señales
(cadena gamma común). Los receptores de IL-2 e IL-15
son heterotrímeros donde las cadenas de transducción
son ! y .

Las combinaciones de diferentes cadenas de los


receptores regulan la afinidad del receptor por su
ligando, como ocurre con el receptor de IL-2.
El receptor de IL-
2 (IL-2R) existe
en 3 formas que
exhiben diferente
afinidad por la IL-
2. La cadena alfa
solo se expresa
en las células T
activadas, y el
heterotrímero "#
!# es la forma de
máxima afinidad.
Los receptores de citocinas tipo I y II se asocian a proteínas kinasas Jak para transducir señales
al interior celular, y finalmente activan a los factores de transcripción STAT.
¿CUÁL ES EL PAPEL DE LAS CITOCINAS EN LA ENDOMETRIOSIS?

El sistema inmune está constituido por una serie de líneas celulares relacionadas entre sí y
comunicadas directamente mediante contacto célula-célula, y de forma indirecta a través de moléculas,
factores solubles, que se liberan y funcionan como hormonas actuando de transmisores intercelulares.
Estas moléculas reciben el nombre de linfocinas, interleucinas o citocinas, y son los que
producen la expansión y la diferenciación de las células estimuladas por el antígeno.
Se entiende por citocina a cualquier mensajero de tipo hormonal intercelular. Linfocina es una
citocina producida por una célula del sistema inmune. Tanto éstas como las anteriores reciben el
nombre en función de la actividad que desarrollan. El término interleucina se reserva a aquellas
linfocinas cuya secuencia de aminoácidos es conocida.
Las citocinas son proteínas o glicoproteínas secretadas por linfocitos (linfocinas) o monocitos
(monocinas), que afectan a la división celular, diferenciación, metabolismo, motilidad y a las funciones
efectoras del sistema inmune.
Las citocinas ejercen sus funciones biológicas a través de receptores específicos y a muy corta
distancia del lugar de la secreción. Ejercen un efecto paracrino sobre las células vecinas de la célula
secretora, y muchas veces ejercen un efecto autocrino sobre la propia célula secretora. También se han
observado funciones de retrocontrol sobre su propia producción.
Su función es pleiotrópica pues sus receptores están presentes múltiples tipos celulares y cada
célula puede interpretar la señal de forma diferente, dando lugar a la gran variedad de funciones. Por
ello muchas citocinas tienen efectos redundantes actuando a través de diferentes receptores y al mismo
tiempo algunas citocinas pueden sinergizar o antagonizar sus actividades.

IL-1
La IL-1 fue descrita en 1972 por Gery (1) como un factor soluble que promovía la proliferación de
los timocitos. Está producida esencialmente por macrófagos, células dendríticas, células de Langerhans,
pero también la producen múltiples tipos celulares tanto normales como cancerosos. Su síntesis se
produce en respuesta a una amplia variedad de estímulos: lipopolisacáridos bacterianos,
inmunocomplejos, linfocitos T activados, levaduras, virus, lectinas.
Es el prototipo de citocina multifuncional, actúa sobre casi todos los tipos celulares y con
frecuencia junto con otras citocinas o con pequeños mediadores. Es altamente inflamatoria, y hay un
margen estrecho entre el beneficio clínico de su uso en humanos y la posibilidad de toxicidad. Los
agentes que reducen su producción y su actividad son ampliamente utilizados en la clínica.
Es un regulador de los procesos de diferenciación celular ralentizando sus procesos de
envejecimiento (2). Así mismo, en el epitelio tímico induce la expresión de CD25 y la maduración de los
timocitos. Su internalización se correlaciona con el incremento de las señales de transducción (3).
Estimula la proliferación de timocitos, la síntesis de otras citocinas, el crecimiento de células TH2,
que producen sobre todo IL-4, IL-5 e IL-6. Su combinación con TNF-α aumenta la actividad citotóxica de
los macrófagos. Induce fiebre, somnolencia, liberación de ACTH, síntesis hepática de proteínas de fase
aguda. Es un neuromodulador de secreciones endocrinas. Aumenta la adherencia de células endoteliales
a leucocitos. Induce la liberación de prostaglandinas y PDGF. Es un cofactor del Factor estimulador de
colonias y un factor de reabsorción ósea por los osteoclastos. Estimula la expresión de ARNm de IL-8.

1
Se ha observado la presencia de IL-1α en el tejido endometriótico (4) y en el líquido peritoneal
de mujeres con endometriosis (5), implicándola en el crecimiento del implante, ya que estimula la
proliferación de las células endometriales. El tratamiento in vitro con Il-1, de células de pacientes con
endometriosis, aumenta la adhesión de células endometriales a laminina y fibronectina de la membrana
basal (6).

IL-2
La IL-2 fue denominada como Factor de crecimiento de los linfocitos T humanos (TCGF). Es
secretada principalmente por linfocitos T CD4+ tras estimulación con antígenos y por linfocitos T CD8+
tras la estimulación mitogénica o con aloantígenos. Los timocitos medulares y los linfocitos grandes
granulares también son capaces de sintetizarla. El receptor para IL-2 está implicado en la proliferación
celular neoplásica por autoestimulación.
Los macrófagos secretan IL-1 e IL-6 y presentan determinantes antigénicos asociados a las
moléculas de HLA. Los linfocitos T específicos para el antígeno reciben el estímulo antigénico y el
estímulo de la IL-1 y/o IL-6 (7), como respuesta sintetizan IL-2 y el receptor para IL-2, estimulándose de
forma autocrina y entrando en proliferación. La señal antigénica induce al linfocito T a pasar de la fase
G0 a G1 del ciclo celular y el estímulo de la IL-2 sobre su propio receptor induce el paso de la fase G1 a la
fase S. La interacción de la IL-2 con su receptor en los linfocitos B induce la síntesis de ARNm de la
cadena µ y del fragmento J de la IgM.
La síntesis de IL-2 es inhibida por ciclosporina y glucocorticoides.
Si bien algunos autores han descrito un aumento de IL-2 en el líquido peritoneal de mujeres con
endometriosis (8), otros autores descartan su implicación en esta patología al no hallar cambios en la
expresión de ARNm ni de la proteína, tanto en suero como en líquido peritoneal (4, 9).

IL-4
La IL-4 fue denominada BSF-1 (Factor estimulador de linfocitos B 1) o BCGF-1 (Factor de
crecimiento de células B 1). Es producida por linfocitos CD4 tipo Th2 tras la activación por antígenos.
Igualmente es producida por mastocitos tras la unión a IgE.
Incrementa la densidad de molécula HLA de clase II, de receptores para el Fc de la IgE. Promueve
el paso de células pre-B a células B maduras y posteriormente activa a éstas (10). Si bien está implicada
en el cambio de IgM a IgG1 o IgE, se necesitan otras señales como IL-5 o interacciones B-T para que el
cambio sea efectivo. Inhibe muchos de los efectos del INF-γ, y éste inhibe a su vez los efectos de la IL-4.
Induce la proliferación de células T (11). Sinergiza con la IL-3 en el crecimiento de los mastocitos y de las
stem cell (12). Aumenta la fagocitosis de los neutrófilos y disminuye la producción de IL-1 y TNF.
Aumenta la citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos. Juega un papel importante en la inducción
de la tolerancia.
En la endometriosis hay una reducida respuesta inmune celular, dada la relativa inactividad de
las citocinas tipo Th1 (IL-2 e IFN-γ) y Th2 (IL-4 e IL-6) (4). No se observa presencia de ARNm para IL-4 en
líquido peritoneal (13) ni en tejido endometiótico (4). Sin embargo se ha descrito que las células
obtenidas de líquido peritoneal, son capaces de producir IL-4 in vitro (9).

IL-6
La IL-6 está producida por linfocitos T, linfocitos B, macrófagos y muchos otros tipos celulares
(14). Su producción está estimulada por múltiples mecanismos, como: infecciones virales, productos

2
bacterianos, polinucleótidos sintéticos, IL-1 y TNF (15). Juega un papel importante en la respuesta
inmune y en la respuesta inflamatoria y en la osteoporosis postmenopáusica (16). Es un potente
promotor del crecimiento y diferenciación de los linfocitos B. En ausencia de IL-6 las células permanecen
en la fase G1 del ciclo celular. La mayoría de los mielomas crecen debido a la presencia de IL-6 (17).
Sinergiza con la IL-1 en la proliferación de timocitos inmaduros y en la activación y proliferación de
linfocitos T maduros. Aumenta la citotoxicidad al aumentar la sensibilidad a IL-2.
Sinergiza con la IL-3 y GM-CSF en la diferenciación de las células hematopoyéticas inmaduras.
Sola o en conjunción con IL-1 y/o TNF induce proteínas de fase aguda, ello va acompañado de
leucocitosis, fiebre, incremento de la permeabilidad vascular y concentraciones alteradas de metales y
hormonas esteroideas en suero.
Se han descrito niveles elevados en suero en la enfermedad de Castleman. En la artritis
reumatoide hay niveles elevados de IL-6 en el líquido sinovial. En la glomerulonefritis proliferativa
mesangial se produce IL-6 en el mesangio renal y se excretan elevadas cantidades de IL-6 por orina (18).
Así mismo, se hay niveles elevados de IL-6 en el adenocarcinoma renal (19) y en la enfermedad de
Behçet.
Tanto las células estromales del endometrio normal como del tejido endometriótico producen
expresan ARNm para IL-6, si bien en las primeras su expresión génica está alterada (20). Su actividad es
dependiente de la presencia de IL-1 (21, 22). Se ha descrito la presencia de IL-6 en el suero y en el
líquido peritoneal de mujeres con endometriosis y se ha relacionado esta presencia con la infertilidad de
éstas mujeres (23). Puesto que la IL-6 es un factor angiogénico, se le ha implicado en el crecimiento del
implante endometriótico (24, 25, 26). Se ha observado una producción espontánea elevada por
monocitos, que puede estar relacionada con la activación policlonal de linfocitos B productores de
autoanticuerpos en la endometriosis (27).

IL-8
La IL-8 fue descrita como un producto liberado por monocito/macrófagos (28). Los
monocito/macrófagos producen IL-8 en respuesta a múltiples estímulos como son IL-1, TNF-γ,
lipopolisacáridos bacterianos, ésteres de forbol y ARN. Pero hoy se sabe que la IL-8 está también
producida por linfocitos T, macrófagos alveolares, neutrófilos, linfocitos grandes granulares, células
endoteliales y queratinocitos. Forma parte de la familia de las intercrinas-α (29).
La IL-8 es un potente factor quimiotáctico para los neutrófilos incluso a concentraciones muy
bajas (30). Comparativamente es tan activo como el C5a y más potente que el factor de activación de las
plaquetas o los leucotrienos. La IL-8 también es quimiotáctica para linfocitos T y basófilos, pero no actúa
sobre monocitos ni sobre eosinófilos. Además de su capacidad quimiotáctica, estimula la liberación de
histamina por los basófilos, favorece la adhesión de los neutrófilos a las células endoteliales, es un
promotor de la angiogénesis, y logra vascularizar tejidos normalmente avasculares como la córnea. La IL-
++
8 al unirse a su receptor induce un rápido aumento de la concentración de Ca intracelular y activa a la
protein quinasa C. Tiene un papel central en las inflamaciones agudas, habiéndose observado altas
concentraciones de esta citocina en la dermatitis atópica, en las lesiones psoriásicas (31), en el líquido
sinovial de las artritis reumatoides (32) y en el lavado broncoalveolar de las fibrosis pulmonares
idiopáticas.
La adhesión de células estromales a la matriz extracelular induce la expresión de IL-8 y a su vez
la IL-8 estimula la adhesión de las células estromales endometrióticas (33, 34) y endometrióticas (35),
actuando como un factor autocrino, favoreciendo el crecimiento del implante (35, 36), especialmente
en las endometriosis avanzadas (25, 37) y se la relaciona con el tamaño y la actividad de la lesión
(35,38), si bien también existe IL-8 en el tejido ovárico normal (4). Los macrófagos peritoneales, de

3
mujeres con endometriosis, estimulados in vitro liberan elevadas cantidades de IL-8, lo que puede
contribuir a la movilización y reclutamiento de células inflamatorias de la circulación sanguínea hacia la
cavidad peritoneal (27, 39). La presencia de esta citocina en los fluidos císticos se relaciona con la
angiogénesis, favoreciendo la progresión y el mantenimiento de los quistes (40).

IL-10
La IL-10 está producida por linfocitos T, linfocitos B activados, linfomas B, algunas células del
linfoma de Burkitt, monocito/macrófagos y queratinocitos (41). Se describió como un factor inhibidor de
la síntesis de citocinas (42). Inhibe la proliferación de linfocitos T ante estímulos mitogénicos. Actúa
como un factor quimiotáctico para los linfocitos CD8 (43). Aumenta la proliferación de los linfocitos B e
induce la diferenciación de éstos a células plasmáticas productoras de IgG o IgA (44). Reduce la
expresión de las moléculas de histocompatibilidad de clase II en las células presentadoras de antígeno
(45), y también reduce la expresión de moléculas accesorias necesarias para la activación de los
linfocitos T. Está aumentada en infecciones por Schistosoma, Leishmania, Toxoplasma y Lepra
lepromatosa.
La IL-10 se halla elevada en el líquido peritoneal de mujeres con endometriosis (46) ya que los
monocitos peritoneales son capaces de producirla (47). La presencia de ARNm de IL-10 en el tejido
endometriótico (4) se relaciona con la capacidad de éste para crecer y diferenciarse y al mismo tiempo
regula la síntesis de citocinas limitando la reacción inflamatoria peritoneal (47).

IL-12
La IL-12 fue descrita como un factor estimulador de las células NK. Está producida por linfocitos
B activados (48) y por linfocitos estimulados con S. aureus Cowan I o transformados por el virus de
Epstein Barr. Induce la proliferación de los linfocitos T estimulados con lectinas o con CD3. Estimula la
proliferación, citotoxicidad y liberación de INF-γ por células NK (49) y linfocitos T citotóxicos (50). Es un
antagonista de la IL-4 en la inducción de la producción de IgE (51). Mediante la inducción de la secreción
de IL-4 inhibe la función de las células Th2 (52). En combinación con otras citocinas promueve el
crecimiento y supervivencia de las células progenitoras hematopoyéticas (53).
Se ha descrito un aumento de esta citocina en el líquido peritoneal de las mujeres con
endometriosis (46, 47), si bien hay cierta controversia. Aunque la IL-2 estimula la actividad NK, esta
actividad está disminuida en el líquido peritoneal de las endometriosis (54) probablemente por
liberación de la subunidad p40 de la IL-12, permitiendo migrar a las células endometrióticas hacia
lugares ectópicos (55). Cuando a ratones se les inyecta IL-12 completa (subunidades p35 y p40) de forma
intraperitoneal se consigue una disminución del tamaño y área de las lesiones (56).

IL-13
La IL-13 es similar a la IL-4 (57), está producida por linfocitos T estimulados. Inhibe la
citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos. Promueve la diferenciación B y el cambio de isotipo a
IgG4 e IgE (58). Aumenta la expresión los antígenos de histocompatibilidad. Aumenta la capacidad
presentadora de antígenos por parte de los monocitos. Suprime la síntesis de IL-1, IL-6, IL-8, IL-10, TNF,
G-CSF y GM-CSF (57, 59).
Está disminuida en el líquido peritoneal de mujeres con endometriosis, si bien las células del
endometrio ectópico son capaces de producirla (60) inhibiendo la síntesis de citocinas proinflamatorias.

4
IL-17
Se ha definido como una citocina reguladora de la producción de óxido nítrico (61), está
producida por linfocitos T que estimulan a células estromales y macrófagos para producir citocinas
proinflamatorias (62). Promueve la diferenciación de células dendríticas. Estimula a muchos tejidos para
liberar IL-6, IL-8 (63, 64) y aumenta la expresión de moléculas de adhesión (65). La IL-4 e IL-13 inhiben a
esta citocina (66).

Endometriosis
La endometriosis es un conjunto de enfermedades que afectan a la mujer durante sus época
reproductiva. En la endometriosis existe tejido similar al endometrio fuera del útero, localizado en otras
áreas corporales, siendo la más frecuente, el abdomen. Este forma adhesiones, sangrado intestinal u
obstrucción. El síntoma más frecuente es un dolor intenso, anterior y durante el período, sin relación
con el tamaño o el estadío de la enfermedad. Alrededor del 30-40% de las mujeres con endometriosis
son infértiles (67).
El origen de la endometriosis es desconocido, habiéndose establecido diversas teorías (68,69).
Muchos autores, han sugerido que el sistema inmune está implicado en su origen y/o en el progreso del
proceso (70,71).

Citocinas y endometriosis
Los macrófagos de la cavidad peritoneal están encargados de eliminar las células viejas o
dañadas. Los macrófagos presentes en el líquido peritoneal de mujeres con endometriosis secretan una
mayor cantidad de los de las mujeres sanas de IL-1 y TNF-α (5,72). Estas citocinas proinflamatorias que,
además de activar leucocitos, inducen la secreción de IL-6 que estimula el crecimiento y diferenciación
de células inmunocompetentes.
Tanto en sangre periférica como en líquido peritoneal de mujeres con endometriosis, se ha
observado un aumento de IL-10 y una disminución de IL-2 (9,46) indicando que el aumento de células
Th2 induce una disminución de células Th1, si bien estos resultados no han sido confirmados por otros
autores (60). Curiosamente se ha descrito la disminución de la producción de IL-13 en líquido peritoneal,
citocina producida por linfocitos Th2 y que inhibe la capacidad de los macrófagos para sintetizar
citocinas proinflamatorias.
Están descritos aumentos en la producción de IL-8, IL-1 e IL-6, tanto in vitro como in vivo por
parte de los macrófagos de estas pacientes. La primera induce la proliferación de células del estroma
endometrial (38,73) y las dos últimas la inhiben (74,75).
Se ha descrito que anticuerpos anti-IL8 podrían eliminar la IL-8 libre en sangre, y esta
eliminación de la IL-8 teóricamente sobrante, podría ser útil en enfermedades inflamatorias en las que
se observa un aumento de esta citocina (76,77). Las quimiocinas, entre las que se incluye la IL-8, tienen
actividades muy selectivas por lo que su uso a nivel terapéutico (78) puede ser interesante, sin embargo
su inhibición podría producir efectos secundarios indeseados.
Algunos autores han propuesto que proteínas solubles liberadas por células endometrióticas son
capaces de inhibir la proliferación de células linfoides (79).
Los pacientes con endometriosis tienen una disminución de la actividad NK, especialmente en
estadios avanzados. Esta actividad se restaura, in vitro, tratando estas células con IL-2, por lo que se
plantea si el tratamiento de pacientes con IL-2 junto con la terapia convencional puede restablecer la

5
actividad inmune normal o, cuando menos, hacer desaparecer las condiciones inmunes que permiten el
mantenimiento y/o la progresión de la enfermedad (80).

6
Tema 06. Tráfico de leucocitos

En condiciones fisiológicas, los leucocitos que se encuentran en el torrente sanguíneo, el tejido linfoide
secundario y otros tejidos no permanecen en esos sitios indefinidamente sino que en forma constante
migran hacia otros lugares y órganos. El patrón de migración de los leucocitos no es aleatorio sino que
está condicionado por el tipo de células leucocitarias.

Los linfocitos suelen recircular contantemente mientras que los neutrófilos no presentan el fenómeno
de recirculación, sino que una vez que son liberados desde la médula ósea emigran generalmente al
bazo. Sin embargo la dinámica del tráfico de neutrófilos, monocitos y linfocitos es distinta cuando
aparece un foco inflamatorio local como consecuencia de una invasión bacteriana o incluso como
consecuencia de una agresión física. En este caso la movilidad celular se centra en abastecer de
leucocitos al tejido donde está ocurriendo dicho proceso inflamatorio lo que implica una nueva
situación en lo que a las moléculas de adhesión y quimiocinas, se refiere.

Estudiaremos el tráfico de leucocitos en dos situaciones distintas. Una es la fisiológica o lo que lo mismo
en circunstancias normales y la otra el trafico de estos leucocitos tras la aparición de un foco
inflamatorio local con lo cual se redirige el trafico de leucocitos hacia ese foco. Tanto en un caso como
en el otro intervienen una serie de elementos entre los que participan las moléculas de adherencia,
quimiocinas y opsoninas y otros factores. Para ello en primer lugar analizaremos las moléculas de
adhesión mientras que las quimiocinas ya fueron estudiadas en capítulos anteriores.

Moléculas adhesión
El fenómeno de la adhesión de unas células con otras y de
células con componentes de la matriz extracelular son
fenómenos que tienen un papel clave en la organización de
los componentes del sistema inmune y en general de los seres
vivos multicelulares. La interacción funcional de unos
linfocitos con otros y su migración dependen de moléculas
que se expresan en la membrana celular y que permiten la
adhesión reversible y selectiva de los diversos elementos
celulares entre sí y de éstos con los componentes de la matriz
extracelular.

En concreto, las moléculas de adhesión celular tienen un


papel esencial en la fisiología de las células inmunes
permitiendo la interacción de unos leucocitos con:

• Otros leucocitos, haciendo posible la comunicación intercelular, fenómeno indispensable en la


generación de la respuesta inmune y en los fenómenos de citotoxicidad y que no trataremos
este capítulo por haber sido extensamente tratados en capítulos anteriores.
• Con endotelios vasculares, fenómeno indispensable para la extravasación de estas células y
• Con la matriz extracelular que es un fenómeno esencial en la migración a través de los tejidos
de leucocitos hacia los sitios de inflamación. En la (Figura 8.1) se muestra una imagen de
linfocitos adheridos a endotelio vascular y en la (Figura 8.2) un esquema de las tres
situaciones arriba indicadas de adherencia intercelular, leucocito unido a endotelios y
leucocitos unido a fibrolectina en un tejido.

Las moléculas de adhesión celular son muy variadas y se agrupan en cuatro familias principales. Estas
son:

• Familia de las selectinas


• Familia de las integrinas
• Superfamilia de las inmunoglobulinas y
• Mucinas

Selectinas.

Estas moléculas son necesarias para la migración de los linfocitos a los nódulos linfoides periféricos
durante la circulación linfocitaria y median la adhesión de leucocitos a las células endoteliales activadas
durante los procesos inflamatorios (Figura 8.3)

Las selectinas poseen una un dominio tipo lectina en su extremo distal, que le permite unirse a
carbohidratos tales como ciertas mucinas (Tabla 8.1) Hay tres tipos con una distribución muy
característica:

• Selectina L (CD62L), presentes en leucocitos


• Selectina P (CD62P), presentes en plaquetas activadas y
• Selectina E (CD62E), presentes en endotelios activados
Integrinas

Esta familia comprende a un grupo amplio de moléculas heterodiméricas constituidas por dos
subunidades polipeptídicas trans-
membranales, alfa y beta (Figura 8.4)

Las diferentes subfamilias de integrinas se


forman de acuerdo a la cadena beta que
poseen, la cual puede asociarse con
diferentes cadenas alfa. Las principales son:

1- Las integrinas beta-1, que se expresan


en la mayor parte de las células del
organismo, con excepción de los gra-
nulocitos. Incrementan su expresión días
después de que estas células se han
activado; por esta razón, se les conoce como
pro antígenos de activación tardía de
linfocitos (VLA) (Tabla 8.2)

2- Las integrinas beta-2 se denominan también integrinas leucocitarias debido a que se expresan en
granulocitos y monocitos y a veces en linfocitos como es el caso de las moléculas LFA-1 (Tabla 8.3)

3- Las integrinas beta-7 se expresan principalmente en linfocitos que se localizan en las placas de
Peyer, lámina propia y el epitelio intestinal. La activación de las integrinas está asociada a su gran
movilidad sobre la membrana celular, lo que le permite formar agrupamientos que facilitan su función
adhesiva y su capacidad transmisora de señales al interior celular. Las integrinas interaccionan a nivel
intracelular con proteínas del citoesqueleto (como la actina y talina) para integrar la información del
medio extracelular con la actividad de la célula, acción de la cual se deriva su nombre.
Superfamilia de in-
munoglobulinas.

Algunos miembros de
la superfamilia de las
Igs, tales como
ICAM-1, ICAM-2,
VCAM-1 y PECAM,
están implicados en
fenómenos de ad-
hesión de leucocitos a
células endoteliales y
su migración (Tabla
8.4). El receptor de
adhesión ICAM-1
inter- viene además
en fenómenos de co-
estimulación de células inmunes y de adhesión entre leucocitos y entre éstos y células diana en
fenómenos de citotoxicidad (Figura 8.5)

Tráfico en
normalidad
El patrón de migración de Los leucocitos en situación normal esto es en ausencia de proceso
inflamatorio está muy bien estudiado. Se sabe que es un proceso no aleatorio sino que está
condicionado por múltiples factores y circunstancias. Entre estos hay que considerar el tipo de células
leucocitarias, los estímulos antigénicos recibidos en cada momento y el grado de activación.

En general los linfocitos maduros que abandonan el timo (linfocitos T) o la médula (linfocitos B) migran
hacia los ganglios linfáticos y bazo en donde se almacena transitoriamente. Sin embargo pronto
retornan al torrente circulatorio y retornan a él en forma repetida. Este fenómeno se conoce como
recirculación (homing) de linfocitos y es consecuencia, principalmente, de la expresión diferencial de
moléculas de adhesión en los linfocitos y el endotelio de los vasos sanguíneos de los diferentes órganos
en donde ocurre este fenómeno, así como de la presencia de quimiocinas y ciertas citocinas

Contrariamente a los linfocitos, los neutrófilos no presentan el fenómeno de recirculación, sino que
una vez que son liberados desde la médula ósea emigran hacia focos inflamatorios en donde
finalmente mueren. En condiciones de no inflamación, generalmente los neutrófilos tienen como
destino final el bazo, órgano en donde la circulación sanguínea es abierta y donde abundan los
macrófagos que pueden eliminar sin los restos celulares como consecuencia de su muerte.

Recirculación de linfocitos vírgenes.

Como se ha comentado anteriormente, los linfocitos memoria y los que no han sido estimulados
previamente por el correspondiente antígeno (linfocitos vírgenes o naive) presentan un patrón de
recirculación diferente, así como una distinta expresión de moléculas de adhesión. Los linfocitos de
memoria muestran una expresión dos a tres veces mayores de LFA-1, integrinas β1 y CD44 en
comparación con los linfocitos vírgenes (Figura 8.6).
Los linfocitos vírgenes suelen
fijarse en los ganglios en
donde reciben el estímulo
antigénico y se trasformarán
en linfocitos activados y
después en linfocito memoria.
Este proceso de fijación se
hace a través del endotelio
que recubre las vénulas de los
órganos linfoides secundarios.
Este tejidos es más alto
(cuboidal) que el corres-
pondiente a otros órganos con
una diferencia que no solo es
morfológica, sino también
funcional debido a que el
endotelio cuboidal expresa
algunas moléculas de adhesión propias, que participan de forma importante en el fenómeno de
autodirección de linfocitos y que por esta razón se han denominado directinas o adresinas (addressins).

Las principales directinas corresponden a ligandos de la selectina E (por ej. CLA) y a mucinas (CD34,
GlyCAM-1 y MadCAM-1) que interaccionan con la selectina L y con la integrina alfa4/beta7. Una vez
que han ocurrido las primeras fases de la interacción linfocito-endotelio, la adhesión firme de estas
células y extravasación sigue una mecánica similar a la observada en condiciones de inflamación, con la
participación preponderante de integrinas (LFA-1, α4/β7) y sus ligandos (ICAM-1, ICAM-2, MadCAM-1)

Recirculación de linfocitos memoria.

Los linfocitos memoria recirculan desde los órganos linfoides secundarios a tejidos no linfoides tales
como la piel o la lámina propia intestinal. Los linfocitos que recirculan preferencialmente hacia la piel
corresponden a células CD45Rpositivo, CD45RAnegativo que expresan el carbohidrato CLA, y muestran
una densidad grande de la integrina VLA-4.

Las células que migran en forma preferencial a la piel no permanecen ahí largo tiempo, sino que, a
través de los vasos linfáticos, migran de nuevo hacia los ganglios linfáticos regionales y de ahí, a través
del conducto torácico, alcanzan nuevamente el torrente sanguíneo, completándose así un ciclo que se
puede repetir en múltiples ocasiones.
Al igual que los linfocitos que recirculan a la piel, los linfocitos de memoria que migran selectivamente
al intestino no permanecen en ese sitio indefinidamente sino que una proporción importante de éstos
migran a los ganglios linfáticos regionales y de ahí el torrente sanguíneo.

En la (Figura 8.7) se muestra un esquema donde se representa la circulación general linfoide y se hace
especial mención a la circulación a través de un ganglio y también a la microcirculación.

Tráfico en
inflamación
Ante un proceso inflamatorio el tráfico de leucocitos es distinto al que se presenta en circunstancias
normales. Básicamente un gran contingente de estas células migra al foco inflamatorio a través de un
proceso preciso pero complejo. La inflamación local consiste precisamente en la extravasación de
líquido y células hacia el lugar de la inflamación, en donde ocurre, en mayor o menor grado, una lisis de
células y destrucción de componentes de la matriz extracelular.

La inflamación puede ser aguda o crónica; en la primera, el infiltrado inflamatorio es a base


principalmente de leucocitos neutrófilos, en tanto que en la segunda son principalmente linfocitos y
monocitos. La extravasación de leucocitos es un proceso en el que participan en forma concertada y
secuencial diversas moléculas de adhesión y citocinas que hacen posible el desarrollo de las siguientes
fases:

• Interacción y adhesión inicial de los leucocitos con el endotelio


• Rodamiento de leucocitos sobre el endotelio
• Activación de los leucocitos
• Adhesión firme al endotelio y
• Extravasación y migración transendotelial a tejidos.

Como consecuencia, los leucocitos migran hacia otros tejidos y órganos abandonando el torrente
sanguíneo y/o retornan a él desde la periferia. En general el proceso es equivalente para neutrófilos,
monocitos o linfocitos aunque es de destacar que las células que primero llegan al foco inflamatorio
son lo neutrófilos.
Adhesión celular inicial.

En condiciones fisiológicas los leucocitos


del torrente sanguíneo pueden tener
contacto con las células endoteliales, pero
estos contactos son aleatorios, fugaces y
no son consecuencia de la interacción
entre moléculas de adhesión. En una
condición no fisiológica, cuando se genera
un foco inflamatorio en el intersticio, se
producen diversas substancias (C5a, TNF-
α, IL-1 entre otros) en ese sitio que
inducen activación de las células
endoteliales de los vasos sanguíneos
regionales.

Esta activación endotelial resulta en la


producción de substancias quimiotácticas
(por ej., IL-8), así como en la inducción de
la expresión de moléculas de adhesión,
tales como las selectinas P y E, la molécula de adhesión intercelular-1 y el receptor de integrinas
VCAM-1. La expresión de estas moléculas, tiene como consecuencia que se incrementa la adherencia
de las los leucocitos a las células endoteliales. De este modo, el contacto inicial entre ambas células no
es ya aleatorio ni transitorio y resulta, por virtud de la energía cinética del leucocito circulante, en la
segunda fase de la interacción leucocito-endotelio, el rodamiento del leucocito sobre la célula
endotelial (Figura 8.8).

Rodamiento de leucocitos.

El rodamiento de leucocitos
sobre el endotelio activado es
consecuencia de interacciones
entre moléculas de adhesión
celular que son fácilmente
reversibles y de una avidez tal
que permiten que los
leucocitos se desplacen sobre
la superficie endotelial
permaneciendo adheridos a la
misma (Figura 8.9). Las
moléculas que permiten este
tipo de interacciones son las
mismas que intervienen en la
interacción inicial leucocito
endotelio, principalmente las
selectinas y sus ligandos.

Activación leucocitaria.

En el foco inflamatorio se generan diversas substancias que poseen la capacidad de activar a


leucocitos; estas substancias pueden ser exógenas (por ej. péptidos bacterianos formilados) o
endógenos (por ejemplo. C5a, factor activador de plaquetas o leucotrieno B4). También es esencial en
esta fase la participación de quimiocinas producidas por el endotelio que actuarían sobre los leucocitos
ya en fase de rodamiento sobre el mismo endotelio.
Adhesión firme.

El fenómeno de activación leucocitaria es aparentemente muy rápido y resulta en la generación de


señales que inducen la activación de las integrinas de la membrana (integrinas β -2 en el caso de los
neutrófilos e integrinas β-1, β-2 y β-7 en el caso de los linfocitos); como ya se ha expuesto, la activación
de integrinas en la membrana resulta en un incremento significativo en su afinidad por sus ligandos,
VCAM-1.

Extravasación y migración en tejidos.

La extravasación de leucocitos y posterior migración a través del tejido implican que ocurran
fenómenos de adhesión dinámicos que permitan simultáneamente el movimiento de la célula y su
adherencia. No se conoce con precisión el mecanismo de la extravasación y migración de leucocitos,
pero las integrinas α4/β1, α5/β1 y LFA-1, así como las moléculas CD44 y CD31 parecen estar
involucradas.

La migración de los leucocitos en el intersticio de los tejidos está dirigida por la presencia de
quimiocinas y la densidad de los ligandos de receptores de adhesión en el mismo; la dirección de
migración de los leucocitos está así determinada tanto por el gradiente de concentración de la
substancia que induce atracción de las células (quimiotaxis) como por la región del tejido que sea más
adhesiva para el leucocito
(haptotaxis).

Lo anterior resulta en la eficiente y


rápida migración de los leucocitos
hacia el foco inflamatorio. Una vez
que han ocurrido la extravasación,
los leucocitos inician un proceso de
migración con la participación
preponderante de integrinas (LFA-1,
α4/β7) y sus ligandos (ICAM-1,
ICAM-2, MadCAM-1) (Figura 8.10).

De lo anteriormente expuesto, se
hace evidente que la migración de
células del torrente sanguíneo hacia
focos de inflamación es un
fenómeno en el que participan
múltiples moléculas, de adhesión,
de atracción y de activación celular, las cuales participan en forma secuencial y concertada. En
apariencia el sistema es redundante ya que, por ejemplo, existen varias selectinas o múltiples
quimiocinas involucradas, pero es posible que sea necesaria la participación de muchas moléculas para
que un organismo pueda regular tanto la calidad como la magnitud de un fenómeno inflamatorio, de
tal modo que éste sea lo más ventajoso posible desde el punto vista biológico.

Por todo lo anteriormente expuesto, se puede decir que la migración de leucocitos del torrente
sanguíneo hacia diversos tejidos es un fenómeno que está finamente regulado por tres factores
fundamentales: las moléculas de adhesión expresadas por el leucocito, las expresadas por las células
endoteliales y el tipo de factor activador/quimiotáctico que se está produciendo en ese tejido.

La conjunción de estos tres factores determina el tipo de leucocito que hace la interacción inicial y
posteriormente el rodamiento, la activación, la adhesión firme y la migración transendotelial. La
ausencia de uno de estos factores, por ej. la substancia quimiotáctica, conduciría a que fuese posible la
interacción inicial y el rodamiento, pero no la adhesión firme, con la consecuente desunión del
leucocito del endotelio. Asimismo, la ausencia de moléculas que median la migración transendotelial
conduciría a que fuesen posibles las cuatro primeras fases de la interacción leucocito-endotelio, pero el
resultado final de lo anterior sería también el desprendimiento del leucocito, aún cuando hubiese
ocurrido su firme adhesión al endotelio

La ausencia o déficit de determinadas moléculas de adhesión puede tener consecuencias patológicas


importantes relacionadas con defectos en el tráfico de leucocitos y/o el proceso inflamatorio que
puede conducir a predisposición a padecer ciertas enfermedades infecciosas. Este es el caso del
síndrome de deficiencia de adhesión leucocitaria tipo 2 (LAD tipo2).
INMUNOLOGÍA GENERAL 2006-2007

Tema 17.

Moléculas implicadas en la comunicación inter-


celular: moléculas de adhesión y sus ligandos

1. Las moléculas de adhesión


Estructura
Familias: a) selectinas
b) integrinas
c) inmunoglobulinas
d) diriginas (mucinas)

2. Función de las moléculas de adhesión


Adhesión a epitelios vasculares (modelo en 3 fases)
Extravasación y diapédesis Las moléculas de adhesión son proteínas de membrana que se expresan en
Tráfico leucocitario leucocitos, células endoteliales, y matriz extracelular. Intervienen en el tráfico
(migración selectiva), maduración, activación y función efectora de los leucocitos.

Ganglios
Bazo
linfáticos

Sangre

Médula Tejidos
óses extra-
linfoides

Órganos linfoides. Tráfico leucocitario. Vías de recirculación de linfocitos. Porcentaje de la reserva de linfocitos que
circula hacia los distintos lugares; y tiempos de tránsito promedio
Rodamiento Fase 1 Fase 2 Fase 3 Migración
Activación Adhesión Migración Subendotelial
firme (extra- (diapédesis)
vasación)

Familias de las moléculas de adhesión y sus ligandos más probables.

Diriginas/mucinas Integrinas Miembros de la superfamilia


de las Integrinas

-LFA-1 (Lymphocyte Function


Associated Antigen)
-Distintas subunidades y !:
!1 (CD29) ó VLAs
!2 (CD18) o Integrinas
leucocitarias

Miembros de la superfamilia
de las Inmunoglobulinas

-ICAM-1 (Intercellular Adhesion


Molecules)
-ICAM-2, ICAM-3 (CD58)
Selectinas Inmunoglobulinas -VCAM, NCAM, PECAM
Linfocito T inmaduro
Adhesión a epitelios vasculares: modelo en 3 fases
neutrófilo
(a)

mucinas

Perfiles de
Extravasación de neutrófilos extravasación
Piel distintos en
Mucosa
Linfocitos T tejidos linfoides
Efectores secundarios (a)
(maduros) y terciarios (b)

LFA-1 (b) LFA-1

Tejido extralinfoide terciario

Extravasación
celular

Linfocitos
atravesando
Endotelio Endotelio
la pared
alto alto
Foco inflamatorio

Daño vascular

Mecanismos de lisis celular mediada por las células Tc efectoras.


Las integrinas favorecen la migración a través de la matriz extracelular

Activación de linfocitos T y avidez de las moléculas de adhesión por sus ligandos


(que aumenta tras la activación)
Tema 10. Sistema efector
Como parte del sistema inmune efector participan una serie de células con capacidad destructora bien
de productos fagocitados o bien de otras células. Esencialmente este tipo de respuesta va dirigida a la
destrucción de de gérmenes o bien a la destrucción de las células del propio organismo invadidas por
bacterias intracelulares o virus anulando así su ciclo vital y en consecuencia interfiriendo con la
progresión de la infección.

Esta es una de las manera de como el sistema inmune interviene eliminando el patógeno ya desde el
inicio de su invasión al organismo con la intervención de macrófagos, neutrófilos y células NK como
parte de la respuesta efectora innata o mediante linfocitos T citotóxicos y otras células como los
linfocitos NKT. De estas células ya se han estudiado sus características básicas y sus sistemas de
reconocimiento y en su caso de activación.

En consecuencia en este capitulo nos limitaremos a estudiar los mecanismos que intervienen en la
función lítica de las mismas. Estás son:

• Macrófagos y neutrófilos
• Linfocitos T citotóxicos (CTL ),
• Células asesinas naturales (NK) y

Lisis por linfocitos y NK


Los linfocitos con capacidad citotóxica más destacada son los linfocitos T CD8+, también conocidos
como linfocitos T citotóxicos o CTL. El proceso citolítico de estas células se realiza por fases en las cuales
intervienen diversos tipos de receptores y de factores citolíticos, todo ello regulado de una manera muy
precisa. Esta acción es de suma importancia destruyendo ciertas bacterias y virus una vez que estos se
interiorizan en las propias células del organismo.

Por ello, las principales etapas en las que se desarrolla el proceso de citolisis son:

• Fase de reconocimiento y activación de las células a destruir. Para ello se produce


interacción entre célula efectora y blanco a través de diferentes receptores de
superficie con estructuras en la membrana de la diana al objeto de hacer posible su
aproximación o/y adhesión. Así mismo, se produce también la interacción de los
receptores de superficie de tipo activador con sus ligandos lo que determina la
transducción de señales a la célula y activación de la misma como fase preparatoria del
proceso lítico que se desarrollará después.

• Fase lítica
propiamente. Esta
etapa que consiste
en el proceso de lisis
propiamente dicho
de destrucción de la
célula blanco. Como
consecuencia de
todo ello la célula
diana experimenta
una serie de
cambios complejos
que conducen a su destrucción. Además, se suele considerar una fase final de
disociación del contacto intercelular en el que la célula efectora se recuperaría para
iniciar un nuevo ciclo lítico, a la par que prosigue la destrucción de la célula diana
(Figura 14.1).

FASE DE RECONOCIMIENTO Y ACTIVACIÓN

El proceso de reconocimiento y activación es sustancial en la células T citotóxicas de tal manera que hoy
sabemos que estas células no poseen capacidad citotóxica si previamente no se han activado
adecuadamente. Es pues esencial que se produzca el reconocimiento de la célula efectora y de la diana y
que se inicie el proceso de activación para lo cual es necesario que intervengan diferentes moléculas tanto
en la célula efectora como en la célula dina (Figura 14.2). Este proceso ha sido extensamente estudiado en
capitulo anteriores, pero a modo de resumen a continuación se indican las moléculas que intervienen y
entre las que destacan,

• En primer lugar es necesario la participación del


complejo TCR/CD3 en la CTL y sus ligandos HLA clase I
junto con el péptido correspondiente en la célula diana
que propiciarán la señal de especificidad.
• También es necesario la presencia de la molécula CD28
y su ligando CD80, en las células efectoras y diana
respectivamente. Estas moléculas proporcionarán el
coestímulo necesario para el inicio de la transducción
de señales a la célula, complementando el efecto central
de los receptores específicos
• Conjuntamente con las moléculas anteriores, deben
participar diferentes moléculas de adhesión, tales como
el LFA-1 y su ligando. Estas moléculas se encargan de
estabilizar el contacto intercelular al unirse a sus
ligandos en la superficie de la célula diana, aumentando
la avidez de la interacción
• Así mismo es necesario un incremento del número de
receptores de citocinas, esencialmente de la IL-2 que propiciará las señales necesarias para la
proliferación celular.
• La mayoría de los CTL se encuentran in vivo quiescentes, por lo que algunos autores los
denominan como pre-CTL, y únicamente despliegan su capacidad funcional tras la activación, en
la que tiene un papel central la interleucina 2. Así pues, el pleno desarrollo de la respuesta
citotóxica específica requiere la participación de linfocitos Th, que actuaría como fuente de esta
citocina.
• Una subpoblación minoritaria de células T que expresa en su membrana receptores específicos
para el Fc de la IgG de tipo III (FcgammaR-III), también conocidos como CD16, pueden aumentar
en número como consecuencia del proceso de activación. En aquellas situaciones en las que la
IgG se halla unida específicamente al antígeno sobre la superficie de otra célula, el FcgammaR-III
desencadena el proceso citolítico con la misma eficacia que el CD3/TCR, denominándose a este
mecanismo citotoxicidad dependiente de anticuerpos (ADCC)

Como consecuencia de todas las interacciones celulares arriba indicadas, se producirán una serie de
señales conducentes a la generación de los segundos mensajeros, encargados de trasmitir al núcleo celular
los cambios eventos ocurridos en la periferia del CTL. Estas señales han sido estudiadas en el capítulo
dedicado a activación de los linfocitos y no se expondrán de nuevo en este apartado.

Tras la interacción con las células CTL y diana y la subsiguiente activación de la primera, se evidencian en
ésta una serie de cambios que anteceden de manera inmediata al proceso de lisis que se desarrollará
finalmente.

Entre éstos destacan:


• la reorganización del citoesqueleto con localización del centro organizador de microtúbulos
(MTOC) y de los centriolos próximos a la zona de contacto intercelular,
• la polarización del aparato de Golgi y de los gránulos de secreción en la misma zona y
• fusión de los gránulos con la membrana plasmática y la subsiguiente exocitosis de su contenido
al espacio intercelular.
• la secreción de ciertas citocinas, particularmente IFN-gamma y TNF-alfa que son importantes
mediadores de la citotoxicidad (Figura 14.3)
• al mismo tiempo se facilitará el aumento de expresión de la molécula Fas ligando (FasL) en
las células efectoras. Esto permitirá que después sea posible su unión con las moléculas Fas
presentes en las células diana, lo que colaborará de manera esencial en el desarrollo
del proceso lítico que estudiaremos a continuación.

FASE LÍTICA DE CTLs

Se entiende por fase lítica, el proceso de lisis propiamente dicha de la célula diana por parte del CTL.
Esta acción es compleja y pueden intervenir diferentes mecanismos, todos ellos de suma importancia y
sometidos a un estricto
control.

Entre estos mecanismos


destacan, entre otros, la
liberación de los factores
citotóxicos principales tales
como perforina y granzimas
que mediante el proceso de
liberación de los gránulos
donde se encuentran
almacenados en los CTLs... La
consecuencia de este
proceso es la muerte de la
célula blanco por un
mecanismo que implica
generalmente ruptura de la
membrana celular con
aparición de poros y subsiguiente des- equilibrio electrolítico. A este proceso se le ha
venido denominando como de muerte celular por necrosis.

Sin embargo hoy sabemos que el proceso lítico también depende de la intervención del ligando Fas
(FasL) que unido a la membrana de la célula efectora puede interactuar con las moléculas Fas presente
en la célula blanco iniciado una vía lítica de gran importancia. Esta vía lítica que conduce a la muerte
celular por un mecanismo conociendo como muerte celular por apoptosis que se caracteriza porque la
lisis celular aparece como consecuencia de la ruptura del DNA de la células blanco en múltiples
fragmentos. (Figura 14.5)

Hoy sabemos que estos procesos en los que participan la granzimas y el ligando Fas, se desarrollan
normalmente de manera conjunta y que la célula blanco muere como consecuencia de la destrucción de
sus mitocondrias y del DNA nuclear.

Acción de la granzima y perforina

La forma de acción de la perforina, produciendo poros en la membrana de la célula blanco, es similar a


lo que se produce como consecuencia de la acción del sistema del complemento a través del complejo
de ataque a membrana (MAC). Estos poros posibilitan la entrada en la célula blanco de la gran enzima y
otros muchos componentes moleculares. El fenómeno puede apreciarse in vitro por la liberación del
isótopo 51Cr, con el que previamente se marcan las células diana en el laboratorio, constituyendo el
fundamento técnico del ensayo convencional para estudiar estos procesos.
Múltiples observaciones señalan
que el proceso citolítico resulta
de la acción lesiva sobre la
membrana de la célula diana así
como por su acción sobre las
mitocondrias celulares e incluso
activando la cascada de
acontecimientos derivados de la
interacción del ligando Fas y el
Fas. (Figura 14.4).

Tanto las moléculas de


perforina como de granzima,
antes de su liberación, se
encuentra almacenados en
gránulos azurófilos,
característicos de las células
cito- tóxicas. Son estructuras con un núcleo electrodenso rodeado de cuerpos vesiculares y poseen pH
ácido. Dado que comparten propiedades con los lisosomas y los gránulos de secreción, se ha propuesto
el término descriptivo granulosoma para designarlos. Cuando se produce la activación de los CTL, estos
gránulos salen del linfocito y vierten en la membrana de la célula diana su contenido, tanto de granzima
como de perforina.

Como Granzima, se conocen ciertos componentes todos ellos con actividad serina esterasa y que se
encuentran específicamente en los gránulos de los linfocitos citotóxicos.

Como perforina o proteína formadora de poros (PFP) se conoce una molécula que está constituida
por monómeros de 68-70 kDa que se localizan en los gránulos, y que presenta la propiedad de
interaccionar con fosfolípidos de la membrana plasmática. Cuando se produce, como consecuencia de la
activación celular, la liberación del contenido de los gránulos en la membrana plasmática de la célula
diana, al ponerse en contacto la perforina con el calcio intercelular polimeriza.

La polimerización de varias subunidades de perforina forma estructuras tubulares (aprox. 16 nm de


diámetro), identificables por microscopía electrónica, que constituyen canales y permeabilizan la
membrana plasmática. Los canales de perforina, podrían hacer que la célula diana sea incapaz de
regular los niveles de iones, y que esto produjese un desequilibrio osmótico y su lisis.

Por estos poros penetra también la granzima en las células diana ejerciendo así su efecto citotóxico
sobre ésta. Esta no es la única forma de entrada de la granzima pues también puede intervenir en la
entrada de perforina catión independiente manosa 6-P- receptor (CI-MPR).

Acción del Fas y FasL

La demostración de un nivel adicional de complejidad del proceso citotóxico provino de los estudios de
Russell, al observar que se producía en las células diana una degradación del ADN en múltiples
fragmentos de las subunidades nucleosomales. Este fenómeno podía apreciarse por análisis
electroforético, en algunos casos antes incluso de que se objetivara la permeabilización de la membrana
plasmática.

En función de estos datos se propuso que, como consecuencia del proceso citotóxico, se produce la
activación de endonucleasas de la propia célula diana, por un mecanismo denominado apoptosis.

La interacción del ligando fisiológico (Fas-L) presente en los CTLs con la molécula Fas, presente en las
células diana pone en marcha la cascada de acontecimientos de lisis celular. El proceso de apoptosis consta
de dos fases:
• Una fase primera en la que la célula se programa para morir, activándose las enzimas
proteolíticas encargadas del proceso, denominadas caspasas. La proteína transmembrana, Fas,
una vez se ha unido su ligando FasL, interactúa con un factor intermedio denominado FADD
(factor associated death domain) activando el complejo cisteinil-aspartato proteasas (caspasas).
Se han descrito 11 caspasas en células humanas que provocan una degradación proteica bien
definida hasta llegar a los cuerpos apoptóticos. Algunas caspasas son "iniciadoras" y otras son
"efectoras" del proceso catalítico, actuando sobre otras proteínas directamente responsables de
la fragmentación del ADN, las endonucleasas. Mientras Fas no está unido a su ligando, esta vía
permanece apagada y las caspasas inactivas. La muerte celular se produce después de grandes
alteraciones nucleares, de la membrana plasmática y de las mitocondrias. En el núcleo se degrada
el ADN y se hace visible condensaciones de cromatina nuclear formándose aglomeraciones que se
desplazan hacia la superficie de la membrana nuclear.
• Segunda fase, conocida como degradativa en la que las células muertas son reconocidas y
fagocitadas por los macrófagos.

En conjunto se puede decir que los CTL producen lisis


celular por dos mecanismos que a su vez actúan de
manera complementaria, aunque en ciertos casos
pueden ser suficiente por si mismo de manera
independiente. Estos son:

• Intervención de los componentes


citotóxicos, perforina y granzimas, que se
liberan de los CTL y después de de entrar en
células blanco producen lo que se ha venido
en denominar muerte por necrosis o la
• Intervención del ligando Fas presente en la
membrana de los CTL que cuando se una a
la molécula Fas en la superficie de células
diana, pone en marcha la vía de las caspasas,
que culminan con el fraccionamiento del
DNA y muerte celular en un proceso que se
ha venido en denominar muerte por apoptosis. (Figura 14.6)

Intervención del TNF e IFN en la citolisis

Además de los componentes arriba indicados, en este tipo de muerte celular tiene también especial
importancia el factor TNF que tras su inducción como consecuencia de todo el proceso de activación de los
CTL, puede ser liberado y después reconocido por ciertos receptores presentes en las células diana y actuar
desencadenando la citolisis de éstas células. De igual manera, esta demostrado que ocurre con el IFN-
gamma que puede intervenir de manera eficaz en la muerte celular.

LISIS POR CÉLULAS NK

Si se compara la citotoxicidad mediada por células NK con la producida por los CTL, se observa que son
similares en lo que se refiere al proceso en sí de lisis pero hay ciertas diferencias en lo que a los
procesos de reconocimiento y activación se refiere
Efectivamente la lisis mediada por las células NK puede ser de dos formas en cuanto al sistema utilizado
de reconocimiento. Una es en la que la célula blanco es reconocida de manera indirecta por receptores
Fc y de complemento que a su vez son las estructuras que identifican la célula blanco, La otra forma es
por reconocimiento no directo en el que participan receptores especializados que pueden ser de tipo
activador o inhibidor.
.Aunque, las células NK no expresan receptores de célula T específicos de antígeno (TCR) sí poseen otro
tipo de rectores no específicos de HLA. Las células NK utilizan diversos receptores para reconocer a las
células blanco, tal y como hemos visto en el capítulo dedicado a las células NK. Entre estos receptores
destacan los receptores FcR (CD16) presentes en su membrana celular y que reconocen la fracción
constante (Fc) de las inmunoglobulinas y por ciertos receptores de activación o inhibición, específicos de las
células NK que tienen como ligando moléculas de histocompatibilidad clase I pero de manera inespecífica.
En cualquier caso, el reconocimiento de las células blanco por las células NK, no está restringido por las
moléculas HLA. Por otra parte también es de destacar que a diferencia de las CTL, las células NK no
guardan recuerdo de acontecimientos anteriores y por tanto no se generan células memoria de tipo NK.
Sin embargo, las células NK destruyen células tumorales e infectadas por virus mediante procesos
similares a los que ejercen los linfocitos T citotóxicos.
Las células NK poseen múltiples gránulos que incluyen perforina y granzimas y además poseen FasL en
su superficie e inducen con facilitad la muerte en células blanco que poseen Fas. A diferencia de los CTL,
que requieren activarse antes de la aparición de gránulos, las células NK siempre tienen gránulos en su
citoplasma aunque éstos aparecen y poseen mayor actividad cuando estas células son activadas con IL-
2, en cuyo caso aparecen lo que se viene en denominar células activada por Il-2 (LAK).
Lisis por células NKT
Las células NKT aunque expresan TCR, éste no reconoce péptidos sino que reconoce glucolípidos
presentados por las moléculas CD1, que como se sabe son unas moléculas de histocompatibilidad no
clásica. Estas células expresan ciertos marcadores propios de NK, entre ellos el conocido como CD161. En
definitiva, estas células, aunque se encuentran en muy bajas cantidades en el organismo parece que su
maquinaria citolítica es muy eficiente.

Lisis por macrófagos


Los macrófagos poseen capacidad de lisis de microorganismos, de otras células e incluso restos celulares
una vez fagocitados o bien, en ciertas circunstancias, de manera externa al macrófago a través de
factores solubles liberados. Estas acciones son especialmente importantes en la respuesta inmune
innata en la que además, los macrófagos, como se ha tratado con anterioridad poseen importantes
funciones presentando péptidos y produciendo citocinas esenciales para el inicio de la respuesta
inmune.

Para desarrollar sus efectos líticos, los macrófagos


poseen receptores especializados en el reconocimiento
del material a destruir y una maquinaria especializada
en su destrucción.

A continuación veremos como se llevan a cabo los


procesos de reconocimiento y activación de macrófagos,
así como los componentes implicados en el proceso de
lisis propiamente dicho. Hemos de destacar que una
maquinaria equivalente en lo que se refiere al
reconocimiento, activación y lisis, se produce también
en los neutrófilos, que al igual que lo macrófagos poseen
una potente acción de fagocitítica y destructora (Figura
14.7).

PROCESO DE RECONOCIMIENTO

Los macrófagos proceden al reconocimiento de las estructuras, microorganismo o células, a destruir


mediante una gran variabilidad de receptores. Entre estos receptores destacan ciertas moléculas que
poseen capacidad de identificar patrones moleculares conservados presentes en los microorganismos
patógenos pero no en los tejidos propios, a las que se denominan Patrones moleculares asociados a
patógenos (PAMPs).

Estos receptores que están codificados en la línea germinal, no están sometidos a los procesos de
reordenamiento de segmentos génicos como ocurre con las inmunoglobulinas y el TCR. De esta manera
todos los macrófagos exhiben los mismos receptores, los cuales median el reconocimiento de unas pocas
estructuras moleculares, PAMPs, conservadas en grupos muy extensos de microorganismos.

Esto permite a los macrófagos, al tener la posibilidad de reconocer de manera universal a los
microorganismos, poner en marcha un sistema muy eficiente y rápido de defensa. Sin embargo, los
macrófagos carecen de memoria inmunológica y no pueden mejorar su respuesta tras un segundo
contacto con el mismo patógeno. Es de destacar que generalmente este sistema de reconocimiento,
además de conducir al proceso de fagocitosis de microorganismos, hace que estas células
secreten factores inflamatorios igualmente de gran utilidad en la erradicación de la infección.

Entre estos receptores destacan los:

• Receptores tipo TOLL


• Receptores depuradores o “scavenger” y
• Receptores lectina tipo C

Además los macrófagos poseen otros receptores de gran importancia, que se caracterizan por reconocer
ciertas estructuras específicas, tales como el extremo Fc de las inmunoglobulinas o ciertos componentes
derivados de la activación del complemento. Todo ello permite el inicio del proceso conocido como
opsonización que conduce en último extremo la destrucción por fagocitosis de los microorganismos
invasores. Entre estos receptores destacan los:

• Receptores Fc alta afinidad (FcRI y FcRIII ) y


• Receptores de factores del complemento

Veremos la función de estos receptores en las diferentes etapas del proceso de activación y lisis en
macrófagos

Receptores tipo Toll

Los receptores Tipo Toll, se describieron por primera vez en Drosophila (mosca del vinagre) y
posteriormente se encontraron en monocitos, neutrófilos y células dendríticas denominándose
receptores tipo Toll o TLR (Toll-
like Receptors). (Figura 14.8)

Estos receptores poseen la


capacidad de reconocer
patrones moleculares
asociados a patógenos (PAMPs)
presentes, como su nombre
indica, en la mayoría de los
patógenos. Debido a esta
propiedad hacen que lo
monocitos puedan reconocer a
la mayoría de los
microorganismos e iniciar así la
activación de los monocitos y
después conducirá a su
destrucción.
Los TLRs son proteínas en las que los dominios extracelulares poseen repeticiones ricas en leucina y el
dominio intracelular tiene homología con el de los receptores para IL-1 y se denomina TIR (Toll-IL-1R).

Este dominio TIR se asocia a proteínas adaptadoras con un elevado grado de homología como es la
proteína MyD88. Los diferentes TLRs identificados hasta el momento difieren en los ligandos que
reconocen, en el patrón de expresión y probablemente los genes que inducen. En mamíferos se han
identificado hasta el momento diez receptores tipo Toll.

Los TLR se pueden asociar a otras moléculas o correceptores para el reconocimiento de


microorganismos. Así, TLR4 reconoce LPS tanto en macrófagos como en linfocitos B y requiere la
asociación con CD14 y otras proteínas como MD2 en macrófagos o MD1 y RP105 en linfocitos B. La
activación del TLR, tras reconocer a su ligando específico, induce una cascada de señales intracelulares.
Los TLRs interaccionan a través de su dominio TIR con la proteína adaptadora MyD88.

Además, pueden inducir la síntesis de péptidos antimicrobianos con capacidad de lisar microorganismos.
La activación de los TLRs en las células dendríticas induce su maduración, produciendo cambios en la
expresión de receptores de quimiocinas que van a favorecer su movilización a los ganglios linfáticos,
producción de citocinas proinflamatorias (IL12, TNF-alfa) y aumento de la expresión de moléculas
coestimuladoras (CD40, CD80, CD86).

Receptores depuradores o scavenger

Entre los principales receptores implicados en el


proceso de endocitosis destacan los receptores
depuradores (scavenger receptors) presentes
principalmente en macrófagos y que participan en la
eliminación de microorganismos y de lipoproteínas
modificadas (oxidadas o acetiladas). Estos receptores
poseen la capacidad de reconocer estructuras
PAMPs, entre las que destacan lipopolisacaridos y
ciertos polirribonucleótidos presentes en una gran
variabilidad de bacterias. Estos receptores tienen la
propiedad de inducir la activación de macrófagos y el
propio proceso de fagocitosis (Figura 14.9).

Receptores de lectina tipo C

Estos receptores se caracterizan por el reconocimiento de hidratos de carbono presentes en la superficie


de una gran mayoría de microorganismos. Específicamente reconocen residuos de manosa, galactosa y
otros. Entre estos receptores destacan: el CD-SIGN (DC209) y los receptores MR (CD206). Inducen
activación y fagocitosis en los macrófagos.

Receptores del fragmento Fc

Estos receptores tienen de común el reconocer el extremo Fc de las inmunoglobulinas pero forman una
familia muy heterogénea de miembros, algunos de los cuales tienen actividad inhibidora y otros tienen
capacidad de activación. (Tabla). Funcionalmente todos ellos tiene en común la capacidad de ser
responsable cuando se activan, de iniciar el proceso de fagocitosis de las células que lo poseen,
,macrófagos o neutrófilos, lo cual es de gran importancia en la eliminación de los patógenos que a su vez
han sido identificados por inmunoglobulinas.

Receptores de factores del complemento

Estos receptores pueden ser de cuatro clases que se denominan CR1, CR2, CR3 y CR4 y se caracterizan por
reconocer fragmentos activados del sistema del complemento. Entre estos fragmentos se encuentran el
C3 (C3b) y sus productos de escisión proteolíticos, C3b1, C3d y C3dg. Todo ello conduce a la opsonización
de los microorganismos o células en cuya superficie se encuentran estos productos como consecuencia de
la activación del sistema complemento que como se sabe conduce a la proteólisis del componente
C3. También puede ser reconocido la fracción C4b aunque su capacidad opsonizante es mucho menor que
la expresada por el C3b.

ACTIVACIÓN DE MACRÓFAGOS

Cuando los receptores de los macrófagos arriba estudiado en este capítulo se unen a sus ligandos se inicia
un proceso de activación de los mimos. Este proceso arranca de la fosforilación de la cola citoplasmática de
algunos de ellos o en la mayoría de la fosforilación de proteínas anexas en la membrana que ejercen esa
función.

En el caso por ejemplo de los


receptores tipo Toll, la vía de
transducción de señales utiliza
predominantemente el enzima
MyD88 que se une a la cola del
receptor Toll. Después de una
cadena de segundos me sajeros
se producirá la activación
predominante de NF-kB que
como se sabe participa en la
activación de genes
controladores de la síntesis de Il-
1, IL-12 y TNF (Figura 14.10).

De igual manera, por ejemplo


ocurre con los receptores Fc de
los macrófagos que por sí mismo, como es el caso del recepto FcgammaRII, o asociados a otras cadenas
polipeptídicas adicionales transmiten las señales de activación. En este sentido juegan un papel importante
las moléculas de señalización denominada alfa o gamma. Hay que considerar también que alguno de los
receptores Fc transmitirán señales de inhibición, como es el caso del FcgammaRIIB.

En definitiva como consecuencia de estos procesos de activación, se van a activar genes de citosinas,
receptores de citocinas, moléculas de histocompatibilidad, y la mayoría de los elementos que participaran
en la lisis de los gérmenes responsables del proceso de activación.

Es de destacar que este proceso de activación generalmente ocurre en un foco inflamatorio formando
parte de la respuesta innata y que además sirve de estímulo para el inicio de la respuesta adaptativa, no
olvidemos que por ejemplo los macrófagos son unos excelentes presentadores de antígenos a los linfocitos
T.

PROCESO LÍTICO DE MACRÓFAGOS

El proceso lítico se macrófagos se inicia cuando los distintos tipos de receptores han reconocido las
estructuras en los microorganismos o células que serán destruidas posteriormente bien intracelularmente,
para lo cual es necesario su fagocitosis previa, o bien de manera externa en cuyo caso es necesario la
liberación de los factores necesarios para ello.

Opsonización

El proceso por el cual los receptores Fc como los del complemento presentes en los macrófagos
reconocen respectivamente a las inmunoglobulinas o partícula de complemento respectivamente, en la
membrana de otras células o microorganismos se denomina opsonización. Mediante este proceso no solo
se reconoce a la sustancia extraña sino que también los receptores implicados inician un proceso de
activación del macrófago. Este proceso puede dar lugar al paso siguiente que es la fagocitosis.

Fagocitosis

La fagocitosis, es un tipo de endocitosis por el cual en los macrófagos después de su unión a


microorganismos se produce la polarización de actina de la zona subyacente al sitio de contacto lo que
conduce a la aparición de seudópodos que envuelven al microorganismo y se forma una vacuola fagocítica
o fagosoma ya en el interior celular. Posteriormente estos fagosomas se fusionarán con los lisosomas
presentes en el interior celular y se formarán los fagolisosomas en donde los componentes citolíticos de
los lisosomas son vertidos sobre la sustancia extraña para su destrucción. Estos mediadores de la citolisis
pueden ser muy variados y serán estudiados a continuación

Mediadores de lisis en macrófagos

Dentro de los fagosomas los patógenos son sometidos a la acción de dos sistemas citotóxicos de distinta
naturaleza: Uno dependiente de la producción de sustancias oxidantes derivadas del oxígeno
(intermediarios reactivos del oxígeno, IRO) y el otro, independiente del oxígeno en las que
intervienen diversas enzimas y sustancias con capacidad bactericida.

Mediadores dependientes de oxígeno. Estos derivan del anión superóxido e incluyen: el anión superóxido,
peróxido de hidrógeno, anión hipoclorito, radical hidroxilo entre otros. Estos productos se forman en la
explosión respiratoria que sigue a la activación de la NADPH oxidasa de membrana tras la fagocitosis. En
los fagosomas y en la superficie celular el anión superóxido se convierte mediante la superóxido dismutasa
en H2O2. El anión superóxido y el H2O2 son agentes con gran poder bactericida y pueden causar daño
celular si salen de los fagosomas.

En estos casos el H2O2 es destruido por un enzima citoplasmática llamada glutatión peroxidasa. En la
actividad bactericida del H2O2 está implicada la mieloperoxidasa, enzima que en presencia de iones haluro
convierte el H2O2 en ácido hipohalúrico. Como el cloruro es el haluro más abundante en los sistemas
biológicos, se produce ácido hipoclórico, que es un agente bactericida muy potente.

El H2O2 se puede reducir mediante la reacción de Haber-Weiss y formar el radical hidroxilo (OH-),
altamente tóxico. Finalmente se expone (Figura 14.11) una visión general donde se observa que los
macrófagos forman parte de la respuesta inmune innata y la respuesta adaptativa en sus dos vías, humoral
y celular.

Las mutaciones en cualquiera de los genes que codifican a los componentes de NADPH oxidasa dan origen
a una patología conocida como enfermedad granulomatosa crónica, caracterizada por la incapacidad de
los fagocitos para producir anión óxido. Ello se asocia con infecciones bacterianas y micóticas recurrentes,
que pueden causar la muerte del paciente, si o se instaura a tiempo el tratamiento adecuado.

Mediadores independiente del oxigeno. De entre estos mediadores destacan diversos componentes,
todas ellas con gran capacidad de ataque a componentes de microorganismos. Entre ellos destacan ciertas
metaloproteínas, lisozima, lactoferritina y otras. Tanto los macrófagos como los neutrófilos, pueden
producir y secretar también TNF-alfa de gran capacidad lítica.

En suma, son numerosos y muy variados los mecanismos microbicidas utilizados por los macrófagos y por
los neutrófilos. Básicamente, al llegar los microbios al medio interno tras sobrepasar la epidermis, se
encuentran a los macrófagos y se forma un foco inflamatorio, pero en definitiva los macrófagos o los
neutrófilos reconocen al microorganismo invasor mediante los receptores inespecíficos tipo toll o aquellos
receptores que reconocen fracciones del complemento o los que reconoce el extremo Fc de la IgG .Como
consecuencia por una u otra vía, los gérmenes son fagocitados y destruidos bien por los mediadores
dependiente o independiente del oxígeno.
14 CITOTOXICIDAD
J.M.Lozano,R.Tarazona y J.peña

La citotoxicidad celular constituye uno de los mecanismos efectores de determinadas


poblaciones celulares especializadas del sistema inmunitario, consistente en la capacidad para
interaccionar con otras células y destruirlas. Cualquier tipo celular, normal o patológico, puede
ser potencialmente susceptible a las células citotóxicas, y se emplea gráficamente el término
"células diana" (target cells) para su designación.

Este mecanismo de respuesta interviene en la defensa frente a infecciones víricas y


células neoplásicas, así como en la destrucción de células alogénicas en transplante de
órganos. Se consideran como prototipos de las células especializadas en dicha función a una
subpoblación de linfocitos T (Tc, CTL o cytotoxic T lymphocyte) y a las células natural killer
(NK). Otras células como los macrófagos ejercen también una importante función citolítica y
serán tratados al final del capitulo.

Desde que se definió el fenómeno de citolísis, es sabido que la función citotóxica exige
de una actividad metabólica activa de la célula a temperatura fisiológica, no implica la síntesis
"de novo" de proteínas, y requiere tanto la presencia de cationes divalentes (Ca2+ y Mg2+) como
la integridad del citoesqueleto.

Las diferentes fases del proceso lítico están reguladas por diversos tipos de receptores
con acciones a veces contrapuestas, y el efecto final es la consecuencia del equilibrio que en
cada momento se alcance. El proceso lítico es una acción que se desarrolla en fases
sucesivas que se inicia con el reconocimiento de las células implicadas en el proceso y
termina con la lisis de la célula diana.

Las principales etapas en las que se desarrolla el proceso de citolisis son las siguientes:

1 Fase de reconocimiento y adhesión intercelular. Las células efectoras


interaccionan a través de diferentes receptores de superficie con
estructuras en la membrana de la diana. Esta fase es dependiente de
Mg2+, no requiere Ca2+ y puede producirse por debajo de la
temperatura fisiológica (Figura 14.1).

Fig.:14.1
2 Fase de activación de la célula efectora. La interacción de los
receptores de superficie con sus ligandos determina la transducción de
señales a la célula que conllevan la generación de segundos
mensajeros, la aparición de cambios estructurales y la exocitosis del
contenido de los gránulos de secreción al espacio intercelular, tras la
fusión de los mismos con la membrana plasmática.

3 Fase lítica. Esta etapa viene determinada por la acción de diferentes


componentes de la célula efectora sobre la diana, la cual experimenta
una serie de complejas alteraciones que inician su desestructuración.
Tanto esta fase como la anterior son dependientes de Ca2+.

Fig14.2 4 Fase de disociación


del contacto intercelular.
Permitiendo que la célula
efectora inicie potencialmente
un nuevo ciclo lítico, a la par
que prosigue la destrucción
de la célula diana. En la figura
14.2, se observa una célula
NK unida a una célula tumoral
en lo que puede ser un
proceso de citolisis mediado
por este tipo de células.

Existen muchas formas de citotoxicidad mediada por células según la célula que
intervine, principalmente participan célula NK o CTL (Figura 14. 3).

Fig.:14.3
FASE DE ADHESIÓN
INTERCELULAR.

De forma esquemática,
se admite que la fase de contacto
y adhesión intercelular implica la
participación coordinada de dos
tipos de receptores, el primero
determina la especificidad-
/selectividad de la interacción,
mientras que el segundo grupo
desempeña un papel
complementario, no menos
específico.

Reconocimiento por linfocitos Tc

Como se ha visto en capítulos anteriores, la estructura implicada en el reconocimiento


específico por las células Tc es el receptor para antígeno (TCR). La mayoría de las células
citotóxicas alfa/beta están incluidas en la subpoblación CD8+ y, en consecuencia, reconocen
los péptidos antigénicos presentados por las moléculas del MHC de clase I.
La mayoría de los linfocitos Tc se encuentran in vivo quiescentes, por lo que algunos
autores los denominan en la literatura pre-CTL, y únicamente despliegan su capacidad
funcional tras la activación, en la que tiene un papel central la interleucina 2 (IL-2), citocina que
también estimula la división mitótica de los CTL. Así pues, el pleno desarrollo de la respuesta
citotóxica específica requiere la participación de linfocitos Th.

Una subpoblación minoritaria de células T expresa en su membrana receptores


específicos para el Fc de la IgG de tipo III (FcgammaR-III), también conocidos como CD16.
Dichas estructuras presentan baja afinidad por la IgG monomérica, pero interaccionan
eficazmente con inmunocomplejos. En aquellas situaciones en las que la IgG se halla unida
específicamente al antígeno sobre la superficie de otra célula, el FcgammaR-III CD 16
desencadena el proceso citolítico con la misma eficacia que el CD3/TCR, denominándose a
este mecanismo citotoxicidad dependiente de anticuerpos (antibody-dependent cell-mediated
cytotoxicity o ADCC) (Tabla 14.1).

TABLA 14.1
Células responsables de citotoxicidad y su regulación por MHC

Células Regulación
Citotoxicidad
implicadas por MHC
mediada por células CTL Si
dependiente de acs (ADCC) NK No*
NK, CTLy MÆ No

*En ciertos casos su acción es regulada por MHC

El segundo grupo de receptores que intervienen en la regulación del proceso citolítico


incluye diferentes moléculas de adhesión, ya tratadas más extensamente en capítulos
anteriores. Estas estabilizan el contacto intercelular al unirse a sus ligandos en la superficie de
la célula diana, aumentando la avidez de la interacción; por otra parte, también participan
activamente en la transducción de señales a la célula, complementando el efecto central de los
receptores específicos.

Reconocimiento por células NK

Las células NK utilizan diversos receptores para reconocer a las células blanco, tal y
como hemos visto en el capítulo dedicado a las células NK. Entre estos receptores destacan el
CD16, ciertos receptores de activación y otro grupo recientemente descrito de receptores que
tienen como ligando moléculas de histocompatibilidad clase I (Tabla 14.1).

FASE DE ACTIVACIÓN DE CELULAS EFECTORAS.

Los estudios ultra estructurales de las células citotóxicas, tras la interacción con la
célula diana, demuestran una serie de cambios que se relacionan directamente con la actividad
lítica, muchos de ellos ya han sido estudiados en capítulos anteriores. Sin embargo hemos de
considerar de manera específica que la preparación de las células efectoras para la lisis de una
célula diana, implica al menos tres aspectos de especial importancia. Estos son:

• reorganización del citoesqueleto con localización del centro


organizador de microtúbulos (MTOC) y de los centriolos próximos a la
zona de contacto intercelular,
• polarización del aparato de Golgi y de los gránulos de secreción en la
misma zona y
• fusión de los gránulos con la membrana plasmática y la subsiguiente
exocitosis de su contenido al espacio intercelular.

Por otra parte, la activación celular pude inducir la biosíntesis y secreción de citocinas,
particularmente IFN-gamma y TNF-alfa.
TABLA 14 .2
Factores citolíticos liberados por los linfocitos Tc
Factor Efecto
Perforina Formación de poros
Granzyme Acción de serina proteasa
TNF-β Inducción de apoptosis

FASE LÍTICA.

Los linfocitos T citotóxicos y las células NK destruyen las células dianas a través de la
liberación de los factores citotóxicos tales como perforina y granzymes mediante el proceso de
exocitosis de los gránulos donde se encuentran almacenados (Tabla 14.2). La consecuencia es
la muerte celular de la célula blanco por necrosis. Sin embargo existe otra vía de lisis celular,
conocida como apoptosis e implica la participación del receptor de superficie FasL de la
célula efectora que tras su unión al receptor Fas de la célula diana induce su muerte por
fragmentación de su DNA (Figura 14. 4).

Fig14.4

Citotoxicidad por necrosis.


Como consecuencia de la interacción con las células citotóxicas, se aprecian una serie
de cambios en la célula diana que conducen a su destrucción. Por una parte, se objetiva una
permeabilización de la membrana plasmática, que altera el intercambio iónico y permite la
salida de macromoléculas al exterior, perturbando el equilibrio osmótico/oncótico. Este
mecanismo es similar al que se produce como consecuencia de la acción del sistema de C' a
través del complejo de ataque a membrana (MAC). El fenómeno puede apreciarse in vitro por
la liberación del isótopo 51Cr, con el que previamente se marcan las células diana en el
laboratorio, constituyendo el fundamento técnico del ensayo convencional para estudiar estos
procesos.

Múltiples observaciones señalan que el proceso citolítico resulta de la acción lesiva


sobre la membrana de la célula diana, ejercida por elementos moleculares presentes en los
gránulos de secreción, cuando son liberados al espacio intercelular. De hecho, los gránulos
aislados presentan cierta capacidad lítica frente a eritrocitos, indicando que al menos algunos
de sus componentes están implicados como mediadores moleculares en el proceso (Figura
14.5). Estos gránulos azurófilos, característicos de las células citotóxicas, son estructuras con
un núcleo electrodenso rodeado de cuerpos vesiculares y poseen pH ácido. Dado que
comparten propiedades con los lisosomas y los gránulos de secreción, se ha propuesto el
término descriptivo granulosoma para designarlos. El contenido de estos gránulos ha sido
parcialmente definido, y entre ellos destacan ciertos enzimas y las moléculas de perforinas.

Fig.:14.5

Enzimas granulares.
Se ha demostrado que dentro de los gránulos se encuentran ciertos componentes como
son varias serina esterasas, denominadas descriptivamente granzymes o fragmentinas, que se
expresan específicamente en linfocitos. Otras enzimas detectadas en los gránulos son:
carboxipeptidasas, catepsina D, aril-sulfatasa y beta-glucuronidasa. También se han identificado
proteoglicanos, y dos proteinas denominadas TIA-1 o nucleolisina y TIAR (TIA-related), que unen
poliadenilato.
Perforinas.
Además en estos gránulos se encuentran la proteína, denominada perforina o proteína
formadora de poros (PFP). Esta molécula está constituida por monómeros de 68-70 kDa que se
localizan en los gránulos, y presenta la propiedad de interaccionar con fosfolípidos de la
membrana plasmática. El resultado es la exocitosis del contenido de los gránulos en la
membrana plasmática de la célula diana. Al ponerse en contacto la perforina con el calcio
intercelular polimeriza. La polimerización de varias subunidades de perforina forma estructuras
tubulares (aprox. 16 nm de diámetro), identificables por microscopía electrónica, que constituyen
canales y permeabilizan la membrana plasmática. Los canales de perforina, hacen que la célula
diana sea incapaz de regular los niveles de agua e iones, produciéndose un desequilibrio
osmótico y su lisis. Las propiedades funcionales de la perforina son similares a las del
componente C9 del sistema de C,' que forma parte del MAC y, de hecho, se aprecia al comparar
la estructura de ambos genes cierta homología estructural en una parte de la secuencia. Por
estos poros penetra también la granzyme en las células diana ejerciendo así su efecto citotóxico
sobre esta. Esta no es la única forma de entrada de la granzyme pues también puede intervenir
en la entrada de perforina catión independiente manosa 6-P- receptor (CI-MPR).

Además de estos componentes en este tipo de muerte celular tiene especial


importancia el factor TNF que puede ser reconocido por ciertos receptores y actuar
desencadenando la citolisis de las células blanco.
Citotoxicidad por apoptosis.

La demostración de un nivel adicional de complejidad del proceso citotóxico provino de


los estudios de Russell, al observar que se producía en las células diana una degradación del
ADN en múltiples fragmentos de las subunidades nucleosomales. Este fenómeno podía
apreciarse por análisis electroforético, en algunos casos antes incluso de que se objetivara la
permeabilización de la membrana plasmática. En función de estos datos se propuso que, como

consecuencia del proceso citotóxico, se produce la activación de endonucleasas de la propia


célula diana, por un mecanismo denominado muerte celular programada o apoptosis, diferente
de la muerte por necrosis (Tabla 14.3).

TABLA 14.3
Principales diferencias entre los procesos de necrosis y apoptosis.

Fase Necrosis Apoptosis


Iniciación Célula inflamada Célula arrugada, con burbujas
Orgánulos dañados Pérdida de uniones intercelulares
Cromatina alterada Orgánulos intactos
Cromatina marginal
Efectora Alteración membrana Fallos en mecanismos reparación y homeostasis
plasmática Cromatina condensada
Pérdida homeostasis Activación endonucleasas, fragmentación ADN.
mitocondrial Cuerpos apotóticos (restos de cromatina rodeados
Lisis celular de membrana)
Orgánulos destruidos Orgánulos intactos
Cromatina destruida Contenido no liberado
Liberación del contenido
Degradativa Fagocitosis con Fagocitosis sin inflamación
inflamación

Se considera que la apoptosis es un proceso básico de regulación fisiológica del


desarrollo en diferentes sistemas celulares y puede desencadenarse por la acción de
mediadores fisiológicos o farmacológicos, así como por la carencia de factores de crecimiento.

La interacción del ligando fisiológico (Fas-L) con la molécula Fas pone en marcha la
cascada de acontecimientos de lisis celular (Fig.14.6).

El proceso de apoptosis consta de tres fases:

1 Fase de iniciación, que se inicia con una inducción dependiente del


estímulo de muerte y seguida por la fase de transducción de señales
correspondiente. El estímulo inductor es muy variado incluyendo
agentes químicos y físicos, activadores fisiológicos, asociados a
terapias, y toxinas, también puede iniciarse por unión de Fas a su
ligando. En cualquier caso, se entra en una ruta de transducción de
señales activada tras el daño que el estímulo produce en las
macromoléculas biológicas, o por acción sobre receptores
específicos (CD95/Fas/TNF-R).

2 Fase efectora, en la que la célula está programada para morir,


activándose las enzimas proteolíticas encargadas del proceso,
denominadas caspasas. Este punto aparece claramente modulado
por la familia de proteínas bcl-2, las cuales regulan la fase efectora
de la apoptosis La proteína Bcl-2 se encuentra asociada a
membranas intracelulares, (mitocondria, retículo endoplásmico y
envoltura nuclear. En realidad bcl-2 son un gran grupo de proteínas
que dimerizan unas con otras determinando la supervivencia o la
muerte, el dímero Bcl-2/Bcl-x inhibe la apoptosis mientras que el
dímero bcl-2/Bax la favorece.

Fig.:14.6

3 Fase degradativa, en la que las células muertas son reconocidas y


fagocitadas por los macrófagos. La muerte celular se produce
después de grandes alteraciones nucleares, de la membrana
plasmática y de las mitocondrias. En el núcleo se degrada el ADN y
se hace visible condensaciones de cromatina nuclear formándose
aglomeraciones que se desplazan hacia la superficie de la
membrana nuclear.

LISIS MEDIADA POR MACRÓFAGOS

Del mismo modo que las células NK y linfocitos T CD8+, los macrófagos poseen capacidad
citolítica de otras células o incluso detritos celulares o células en proceso de muerte. Especialmente los
macrófagos poseen capacidad de destruir microorganismos una vez fagocitados o bien de manera
extracelular (Figura 14.7).
Fig.:14.7

Para desarrollar este efecto los macrófagos poseen receptores especializados en el


reconocimiento del material a fagocitar y una maquinaria especialmente desarrollada para la lisis
ya sea

Fig.:14.8

intracelular como extracelular (Figura 14.8.).

Receptores de Macrófagos

Los macrófagos poseen receptores de diferente tipo que hacen posible el fenómeno de
reconocimiento, entre ellos destacan:

1. Receptores Fc (FcRI y FcRIII de alta afinidad) y así pueden ser dirigidos contra
células recubiertas de anticuerpos, participando en las reacciones líticas por
ADCC.
2. Receptores depuradores o “scavenger” y
3. Receptores tipo TOLL
4. Receptores inhibidores (ILT y otros)

Receptores tipo Toll


El reconocimiento de los patógenos por los macrófagos y otras células de la respuesta
inmune innata, es mediado por un grupo de receptores que están codificados en la línea germinal
y a los que se ha denominado receptores de reconocimiento de patrón (Pattern-recognition
receptors, PRRs). Estos receptores reconocen patrones moleculares conservados presentes en
los microorganismos patógenos pero no en los tejidos propios, a los que se denomina Patrones
moleculares asociados a patógenos (Pathogen-associated molecular patterns, PAMPs). Estos
patrones moleculares son esenciales para la supervivencia y patogenicidad del microorganismo y
son capaces de inducir una fuerte respuesta del sistema inmune innato. Este mecanismo de
reconocimiento permite a las células fagocíticas poner en marcha un sistema rápido de defensa,
sin embargo, carecen de memoria inmunológica y no pueden mejorar su respuesta tras un
segundo contacto con el mismo patógeno.

TABLA 14.4
Receptores “scavenger” o depuradores
Reconocen Función
Lipoproteínas de baja Eliminar microorganismos, tejido dañado, células
densidad envejecidas.
LPS Eliminar bacterias
Polisacáridos Adhesión a tejidos.
Oligonucleótidos. Reconocimiento tejidos dañados.

Fospolipidos Activación inmunidad adaptativa

Entre los receptores de membrana que participan en la respuesta inmune innata


implicados en reconocimiento de patógenos se pueden distinguir los receptores endocíticos que
participan en el proceso de fagocitosis y los receptores activadores que inducen otras respuestas
inmunes como la secreción de citocinas y quimioquinas.

TABLA 14.5
Principales receptores endocíticos
Receptores endocíticos Ligandos
Receptores depuradores (scavenger) LPS, acido lipoteicoico, dsRNA
LPS
Receptor de manosa Manosa en bacterias Gram+/- y hongos
Receptor de glucano b1,3 glucano
CD14 LPS, peptidoglicano

La activación de los receptores endocíticos pone en marcha las diferentes fases del proceso de
fagocitosis, que resulta en la ingestión y destrucción de las partículas o microorganismos
fagocitados. Entre los principales receptores implicados en el proceso de endocitosis destacan
los receptores depuradores (scavenger receptors) presentes principalmente en macrófagos y que
participan en la eliminación de microorganismos y de lipoproteinas modificadas (oxidadas o
acetiladas) (Tabla 14.4), los receptores de manosa y los receptores de glucano presentes
también en células dendríticas. Los principales receptores endocíticos así como sus ligandos
están representados en la Tabla 14.5 y Figura 14.9.
Fig.:14.9

Entre los receptores activadores destacan el receptor de LPS (CD14) y los receptores Tipo Toll
(Toll-like Receptors, TLR). Los receptores Toll se describieron por primera vez en Drosophila
(mosca del vinagre) y participan en la respuesta inmune frente a hongos induciendo la síntesis de
péptidos antimicrobianos. Posteriormente se describieron sus homólogos en mamíferos
denominándose receptores tipo Toll (Toll-like Receptors, TLR). Poseen especificidad en el
reconocimiento de Patrones moleculares asociados a patógenos (PAMPs) y se ha demostrado
que juegan un papel importante en la iniciación de la respuesta inmune. En mamíferos, los TLRs
se expresan en diferentes células del sistema inmune como neutrófilos, macrófagos y células
dendríticas, además se ha detectado su presencia en algunas subpoblaciones de linfocitos. Se
localizan en la membrana de las células de la respuesta inmune innata y tras la fagocitosis de
microorganismos los TLR pueden movilizarse y encontrarse en fagosomas (Figura 14.10).

Los TLRs son proteínas transmembrana tipo I. Los dominios extracelulares poseen
repeticiones ricas en leucina y presentan una estructura muy conservada entre insectos y
humanos. El dominio intracelular tiene homología con el de los receptores para IL-1 y se
denomina TIR (Toll-IL-1R). Este dominio TIR se asocia a proteínas adaptadoras con un
elevado grado de homología como es la proteína MyD88.

Fig.:14.10 Los diferentes TLRs


identificados hasta el momento
difieren en los ligandos que
reconocen, en el patrón de
expresión y probablemente los
genes que inducen. Los TLRs
están implicados en el
reconocimiento de una gran
variedad de PAMPs. En
mamíferos se han identificado
diez receptores tipo Toll si bien
algunos de los ligandos no han
sido aun identificados (Tabla
14.6).

Los TLR se pueden asociar a otras moléculas o co-receptores para el reconocimiento


de microorganismos. Así, TLR4 reconoce LPS tanto en macrófagos como en linfocitos B y
requiere la asociación con CD14 y otras proteínas como MD2 en macrófagos o MD1 y RP105
en linfocitos B.
TABLA 14. 6
Receptores tipo toll (TLR) en mamíferos

Tipo Ligandos
TLR1 Lipoproteínas
TLR2 peptidoglicano, lipoproteínas
TLR3 dsRNA
TLR4 LPS, ácido lipoteicoico
TLR5 flagelina bacteriana
TLR6 Peptidoglicano
TLR7 Desconocido
TLR8 Desconocido
TLR9 CpG DNA
TLR10 Desconocido

La activación del TLR, tras reconocer a su ligando específico, induce una cascada de
señales intracelulares. Los TLRs interaccionan a través de su dominio TIR con la proteína
adaptadora MyD88. MyD88 se une por su dominio de muerte a IRAK, una serin treonin kinasa,
que se autofosforila. Tras la unión de IRAK con TRAF6 se inicia la cascada TRAF6-IkK. IkK
activado fosforila IkB e induce su degradación y la liberación de NFkB que se transloca al núcleo
e inicia la transcripción y síntesis de genes. La activación de los TLR estimula la producción de
citoquinas y quimioquinas, así como inducen la expresión de moléculas co-estimuladoras.
Además, pueden inducir la síntesis de péptidos antimicrobianos con capacidad de lisar
microorganismos (Fig.14.11).

La activación de los TLRs en las células dendríticas induce su maduración,


produciendo cambios en la expresión de receptores de quimioquinas que van a favorecer su
movilización a los ganglios linfáticos, producción de citoquinas proinflamatorias (IL12, TNF-alfa)
y aumento de la expresión de moléculas co-estimuladoras (CD40, CD80, CD86) Las células
dendríticas maduras poseen mayor capacidad de actuar como APC y estimulan a los linfocitos
T e inician la respuesta inmune adaptativa. Por tanto, la activación de los TLRs sirve de enlace
entre la inmunidad innata y la inmunidad adaptativa

Fig.:14.11

En la regulación de la respuesta inmune innata mediada por macrófagos intervienen


también receptores inhibidores. Entre ellos, los macrófagos expresan receptores ILT (Ig-like
transcripts) así como el receptor recientemente identificado SIRPa (signal regulatory protein a)
que poseen dominios ITIM (Immune receptor tyrosine-based inhibitory motif). El ligando de
SIRPa es CD47 (IAP, integrin associated protein) que constituye una proteína de membrana
ampliamente expresada. La interacción de CD47 con SIRPa bloquea la activación celular vía
PRRs (Figura 14.12). Estos receptores inhibidores expresados en las células de la respuesta
inmune innata son capaces de inhibir la destrucción de componentes propios del organismo.

Fig.:14.12

Opsonización.

La fagocitosis es el proceso de ingestión e internalización mediado por células


especializadas de material que incluye microrganismos vivos, células alteradas y trozos de
tejidos. La fagocitosis se incrementa si el material está recubierto por ciertas proteínas
plasmáticas llamadas opsoninas, llamándose en este caso a este proceso de opsonización.

Las opsoninas más importantes son:

• anticuerpos específicos de clase IgG y


• fragmentos activado del sistema del complemento C3 (C3b) y su forma
inactiva (iC3b) y la fibronectina plasmática que actúa como co-
opsonina potenciando el efecto del complemento

Las opsoninas son ligandos para receptores específicos de la membrana leucocitaria:


la IgG se une a los receptores Fc, y el C3b, el iC3b y la fibronectina a sus respectivos

receptores. Una vez unidas a la membrana, las partículas son ingeridas mediante pseudópodos
e incluidas en una vesícula ligada a la membrana llamada vacuola fagocitaria o fagosoma.

Posteriormente los fagosomas y lisosomas se unen dando lugar a los fagolisosomas y


así la partícula ingerida se expone al efecto degradativo de los enzimas lisosomales, cuya
actividad es óptima a un pH de alrededor de 5.0

Mediadores citolíticos en macrófagos


Los principales mecanismos por los que los macrófagos desarrollan finalmente su
capacidad citolítica son:

1. Liberación de enzimas lisosómicas


2. Metabolitos reactivos de oxígeno
3. La formación de óxido nítrico (NO)
4. Producción de TNF–alfa
5. Producción de péptidos anti-microbianos
6. Producción de lactoferrina
La lisis bacteriana se efectúa mediante mecanismos dependientes o independientes de
oxígeno. Los mecanismos dependientes de oxígeno se deben al H2O2, a radicales libres como
el anión superóxido O2- y el radical hidroxilo OH. Estos productos se forman en la explosión
respiratoria (Figura 14.13.) que sigue a la activación de la NADPH oxidasa de membrana tras
la fagocitosis.

Fig.:14.13

En los fagosomas y en la superficie celular el anión superóxido se convierte mediante


la superóxido dismutasa en H2O2. El anión superóxido y el H2O2 son agentes con gran poder
bactericida y pueden causar daño celular si salen de los fagosomas. En estos casos el H2O2 es
destruido por un enzima citoplasmático llamado glutatión peroxidasa. En la actividad
bactericida del H2O2 está implicada la mieloperoxidasa, enzima que en presencia de iones
haluro convierte el H2O2 en ácido hipohalúrico.

Como el cloruro es el haluro más abundante en los sistemas biológicos, se produce


ácido hipoclórico, que es un agente bactericida muy potente. El H2O2 se puede reducir
mediante la reacción de Haber-Weiss y formar el radical hidroxilo (OH-), altamente tóxico.

Finalmente se expone (Figura 14.14.) una visión general donde se observa que los
macrófagos forman parte de la respuesta inmune innata y la respuesta adaptativa en sus dos
vías, humoral y celular.
Fig:14.14
BIBLIOGRAFÍA

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Tema 09. Complemento
El complemento fue descubierto a finales del siglo XIX por Bordet como algo presente en el suero
inmune que ayudaba o "complementaba" el efecto de los anticuerpos del suero. El complemento es
termolábil de forma que si el suero es calentado al 56 o más grados el efecto no se produce.

Parte de los factores del complemento potencian la inflamación y la fagocitosis y actúan produciendo la
lisis de microorganismos, lo cual es de una gran importancia en la defensa del organismo,
esencialmente como parte de la respuesta innata. El complemento es especialmente importante frente
a gérmenes gram negativos que pueden ser directamente lisados por anticuerpos y complemento.

La mayor parte de los factores del complemento son proteínas plasmáticas y una pequeña parte de ellos
son proteínas de membrana. La mayoría de los factores del complemento se nombran con una letra
seguida de un número (C1, C2, C3 entre otros) y otros poseen nombres propios (factor B, properdina,
etc.). Desgraciadamente los factores no se han descubierto en el mismo orden que indica su numeración
y este es uno de los elementos más incómodos a la hora de estudiar el complemento. Por ejemplo, a la
activación de C1 sigue la de C4 y C2. Muchos de los componentes del complemento (C2, C3, C4, C6, C7,
C8, Factor B y Factor I) son polimórficos. Es decir, que aunque estas moléculas se encuentran en todos
los individuos, no son idénticas en todos ellos existiendo diferencias alélicas de unos a otros. Estas
diferencias se acentúan entre poblaciones y razas distintas.

El hepatocito es el principal productor de factores del complemento. También los macrófagos activados
producen la mayoría de los factores del complemento en el foco inflamatorio, lo que es de gran
importancia porque así se garantiza la presencia de factores del complemento en el foco inflamatorio.
Las citocinas inflamatorias (IL1, IL6 y TNF) e IFN-γ incrementan la íntesis
s de algunos factores del
complemento en el hígado.

ACTIVACIÓN DEL COMPLEMENTO

En la activación se ponen en marcha reacciones


en cascada, de forma que en cada reacción se
genera un producto activo, que además de
determinar que la cadena prosiga hasta la
reacción siguiente, pude tener acciones
biológicas importantes en la defensa del
organismo. (Figura 13.1).

Algunos de los factores del complemento son


enzimas con carácter proteolítico. Cuando uno
de estos enzimas actúa sobre su sustrato este
se escinde en dos fragmentos. Estos
fragmentos se nombran igual que al sustrato
pero agregándoles una letra minúscula. Por
ejemplo C3 se escinde en dos fragmentos, al
mayor se le llama C3b y al menor C3a. Habitualmente los dos fragmentos resultantes de reacciones de
este tipo tienen actividad biológica, si bien dichas acciones son distintas para cada uno de ellos.

La activación del complemento puede iniciarse de tres formas distintas dando lugar a lo que se viene en
denominar las tres vías del complemento. Estas son:

• la vía clásica,
• la vía alternativa y
• la vía de las lectinas.
La vía clásica se inicia
por la unión
antígeno/anticuerpo, la
vía alternativa por las
membranas bacterianas
directamente y la vía de
las lectinas por manosa de
polisacáridos presentes
generalmente en la
superficie de bacterias. En
todos estos procesos
de activación se llega a un
paso en el que C3 se
escinde en C3a y C3b.
Después el C5 se escinde
en C5a y C5b. El C5b es el
primer factor de la
llamada vía terminal o
lítica, en la que confluyen las tres vías del complemento mencionadas (Figura 13.2) .

El complemento es un sistema muy eficiente para luchar contra las infecciones. Una vez iniciado se
produce una amplificación progresiva de las reacciones que lo convierte en un fenómeno imparable
hasta que consigue el objetivo de aniquilar al microorganismo que lo puso en marcha. La iniciación por
error de esta cadena de reacciones acarrearía serias consecuencias para la salud. Por este motivo no es
de extrañar que existan tantas factores encaminados a controlar el sistema como factores tiene el
propio complemento. A pesar de ello el complemento entra a veces en un círculo vicioso de activación
que puede terminar con la vida del individuo. Este es el caso de la coagulación intravascular diseminada,
aunque como indica su nombre están involucrados otros sistemas, como el de la coagulación, de las
kininas y el fibrinolítico.
(Figura 13.3).

Algunos animales de presa


cusan la muerte de sus
víctimas inyectándoles
productos que activan el
sistema del complemento.
El factor de veneno de
cobra no es más un
análogo del factor del
complemento C3b que
provoca una activación
masiva del complemento
que termina causando la
muerte en pocos minutos.
Vía alternativa
Esta vía se inicia en presencia de gérmenes y no necesita la presencia de anticuerpos para activarse por
lo que representa un mecanismo de defensa importante en los estadios iniciales de la infección, cuando
aún no se ha hecho efectiva la respuesta inmune humoral.

El primer factor de esta vía, es el C3, se está activando permanentemente pero a una tasa muy
moderada. Esta baja tasa de activación de C3, junto con otros factores de control hace que la vía no se
dispare y se amplifique indebidamente. La activación y amplificación ocurren solamente en presencia de
ciertos agentes, principalmente bacterias. Por ello distinguimos dos situaciones en esta vía: en estado
de reposo y en estado
de activación.

La vía alternativa en
estado de reposo

En el plasma existen
enzimas naturales que
escinden lentamente a
C3 en un proceso
denominado
"marcapasos de C3".
Como consecuencia de
esta lisis queda un
pequeño fragmento
C3a y otro mayor C3b.
En este queda un
enlace tioéster
expuesto. En ausencia de infección el C3b permanece en la fase fluida y se combina con una molécula de
agua, quedando así el enlace tioéster hidrolizado y el C3b inactivado (Figura 13.4) .

Vía alternativa en estado de amplificación

C3b, como todos los factores del complemento, se encuentra tanto en la sangre como en todos los
tejidos del organismo. En cualquier parte del organismo, por tanto, está efectuándose
permanentemente la escisión lenta de C3 descrita en
el apartado anterior. La aparición en la escena de un
microorganismo apropiado cambia el destino de C3b
pues en vez de entrar en una vía de catabolismo
forma un enlace covalente con la superficie del
germen que amplifica la vía alternativa (Figura 13.5)
.

Además, otro factor del complemento, el factor B, se


une a C3b, bloqueando la unión del factor H. Se
forma así sobre la bacteria el complejo C3bB, significando este paso el inicio de la cascada de reacciones
de la vía alternativa C3bB tiene una vida media de milisegundos y esto representa un efectivo
mecanismo de control del sistema dado que si C3bB no queda adherido sobre la superficie del germen
se inactivará rápidamente, disminuyendo el riesgo de que se adhiera a un componente de nuestro
propio organismo.

Sobre el factor C3bB actúa el factor D del suero, que tienen actividad serinesterasa sobre B. La escisión
de un pequeño fragmento de B (Ba) deja sobre la superficie del germen el complejo C3bBb, que ahora
tiene vida media de 1 minuto (Figura 13.4).

Este complejo C3bBb se denomina convertasa de C3 de la vía alternativa porque posee poder hidrolítico
sobre C3, el factor más abundante del complemento. La acción sucesiva de C3bBb sobre muchas
moléculas de C3 del entorno produce gran cantidad de fragmentos de C3b que quedan adheridos a la
superficie del germen. El germen termina siendo opsonizado por cientos o miles de moléculas de C3b, es
decir, es "marcado" para que sea fácilmente reconocido y fagocitado por células fagocitarias, que
poseen receptores para este C3b. En paralelo a la liberación de C3b se producen fragmentos de C3a de
gran importancia funcional como veremos después.

Existe todavía otro factor, la properdina, que se une a C3bBb para dar el complejo C3bBb properdina
(C3bBbP), que adquiere ahora una vida media de 5 minutos. Antiguamente a esta vía se le llamaba de la
properdina. Como se puede observar, los factores del complemento se van estabilizando
progresivamente sobre la superficie del germen adquiriendo cada vez vida media más larga.

La fagocitosis de microorganismos opsonizados por C3b es el mecanismo de muerte más importante de


esta vía alternativa. No obstante existe un mecanismo de muerte de reserva por el que esta vía
alternativa puede dar muerte a los gérmenes incluso en ausencia de fagocitos.

Cuando C3bBb se acopla con otra molécula de C3b se forma el complejo C3bBb3b que posee actividad
enzimática sobre el factor C5. La escisión de C5 es el primer paso de la vía lítica que concluye con la
formación del complejo de ataque y perforación de la membrana como se verá más adelante.

Vía clásica
Se inicia en la superficie de una célula o bacteria cuando a ella se unen anticuerpos (unión Ag-Ac) y en
consecuencia se active la fracción C1. y siempre que el anticuerpo que participe en ello sea del tipo IgM
o IgG de las clases IgG1, IgG2 o IgG3. En el caso de la IgG (monomérica) se necesitan al menos dos
complejos Ag-Ac cercano para que las fracciones Fc de la IgG unan y activen el factor C1. En el caso de la
IgM (pentamérica) solo es necesario un complejo Ag-Ac. La unión de la Ig al antígeno, induce un cambio
conformacional en los dominios de la región Fc que permite la unión del factor C1

Activación del factor C1

El factor C1 está compuesto por tres subunidades proteicas, C1q, C1r y C1s. El C1q está formado
por cadenas polipeptídicas idénticas, cada una de las cuales posee un extremo fibroso y otro globular
por donde reconoce a la región constante de los anticuerpos (Figura 13.6). Los C1r y C1s son
serinproteasas. El complejo C1 esta formado por una molécula de C1q, dos de C1s y dos de C1r.

La subunidad C1q es por donde se fija al extremo Fc del anticuerpo. Este fenómeno pone en marcha la
cascada de reacciones. C1q va a activar a dos subunidades C1r, que actuará sobre dos C1s que,
adquieren actividad de esterasa de tipo serina, responsable de iniciar las fases siguientes. Para que se
produzca la activación de C1q, éste debe estar unido por su región globular al menos a dos moléculas de
IgG mientras que en el caso de la IgM pentamérica una sola molécula es suficiente (Figura 13.7).

Un aspecto importante para entender algunas patologías en las que se activa el complemento de forma
anómala es que C1 solamente se activa cuando las regiones constantes de las inmunoglobulinas a las
que ha de unirse se encuentran a una distancia apropiada sobre una superficie estable. Esto explica por
qué el complemento no se activa por complejos antígeno-anticuerpo solubles en la sangre y en los
líquidos biológicos. Por el contrario, en algunas enfermedades autoinmunes los complejos antígeno-
anticuerpo van depositándose lentamente a lo largo de los años en los filtros biológicos hasta que el
factor C1 acaba por encontrar las condiciones idóneas para depositarse sobre dichos complejos y
activarse. Estos órganos terminan siendo dañados por el complemento, sin tener nada que ver con la
reacción inmune que ha dado lugar a los complejos.

La activación de C1q provoca que una molécula de C1r del complejo C1qr2s2 pierda por autocatálisis un
fragmento de bajo peso molecular, quedando activada. Esta molécula activa a la otra molécula de C1r.
Las dos moléculas de C1r atacan a las dos moléculas de C1s liberando sendos fragmentos de bajo peso
++
molecular, dejando expuestos sus dominios catalíticos. La activación de C1 es Ca dependiente. De esta
forma C1s se convierte en un enzima del tipo serin-proteasa cuyo substrato son los factores C4 y C2.

Activación de C4 y C2

C1s (del complejo C1q2r2s) actúa sobre la cadenaα de C4 produciendo su escisión en dos fragmentos,
uno pequeño C4a que es una anafilotoxina de baja actividad y otro mayor C4b, que se une por enlace
covalente de tipo éster o amida a la superficie celular. La vida media de C4b es tan solo de milisegundos
y esto representa un mecanismo de seguridad para que la reacción solamente progrese si se realiza
sobre la superficie de un germen y otra célula.

C1s también actúa sobre C2, provocando la escisión de esta molécula en dos fragmentos, uno pequeño
C2b, sin actividad de anafilotoxina, y otro mayor C2a. Este último se une al C4b para formar sobre la
superficie del germen el complejo C4b2a. Este complejo tiene actividad esterásica y su substrato es el
C3 por lo que a C4b2a se le llama convertasa C3 de la vía clásica (Figura 13.8)
La unión de C2a a
C4b da estabilidad
al complejo C4b2a
que pasa a tener
una vida media de 5
minutos. De esta
manera se observa
como tanto en la vía
alternativa como en
la clásica a medida
que progresan las
reacciones no sola-
mente se amplifica el fenómeno sino que sus componentes se van haciendo más estables sobre la
superficie celular.

El complejo C4b2a, con centro activo en C2a, actúa sobre la cadena alfa del factor C3 que se transforma
por proteólisis en dos fragmentos, uno pequeño la anafilotoxina C3a, que pasa al medio líquido, y C3b
que se une a la membrana celular mediante enlace de tipo éster o amida. El germen se ve
progresivamente rodeado por cientos o miles de fragmentos C3b para el cual tienen receptores los
fagocitos. El germen es así opsonizado, o lo que es igual, "marcado" para ser reconocido, interiorizado y
destruido por lo fagocitos, siendo este el mecanismo de muerte más importante del complemento. La
fagocitosis de células mediada por C3b ilustra mejor que ningún otro fenómeno el paralelismo de las
vías alternativa y clásica del complemento.

Convertasa de C5 de la vía clásica

En un ambiente en el que se generan grandes cantidades de C3b uno de estos fragmentos se acopla con
el ya existente en la membrana, C4b2a, para dar el complejo C4b2a3b, que tiene actividad enzimática
sobre C5 y se llama por eso convertasa de C5 de la vía clásica.

Como consecuencia de la acción de este enzima se escinden muchas moléculas de C5 en un fragmento


grande C5b, que queda anclado sobre la superficie de la célula y otro menor, C5a, que es la anafilotoxina
con mayor actividad biológica.

La escisión de C5 en sus dos componentes es la última reacción del complemento que implica hidrólisis
de fragmentos y la unión de C5b a la membrana es el primer paso de la vía lítica del complemento que
culminará en la formación del complejo de ataque a la membrana como veremos más abajo.

Vía de la lectina
La función que C1q cumple en la vía clásica es reemplazada en esta vía de la lectina por una proteína
sérica de origen hepático de la familia de las colectinas llamada proteína fijadora de manosa (MBP,
mannose-binding protein) que puede reconocer restos de manosa en los polisacáridos de membrana de
una gran variedad de gérmenes (bacterias, hongos, protozoos y virus). Por tanto esta vía puede
activarse en ausencia de anticuerpos y por tanto se puede poner en marcha incluso en individuos que
no han sido previamente inmunizados.
La estructura básica de la MBP se puede polimerizar en grado variable pero su actividad biológica
requiere al menos el grado de complejidad del tetrámero. El extremo lectina reconoce la manosa en la
superficie de los gérmenes y el extremo colágeno activa la cascada del complemento, si bien puede
llevar a cabo otras funciones efectoras. La MBP es por tanto estructural y funcionalmente muy parecida
a C1q.

La MBP se encuentra en suero asociada a una proteína con actividad enzimática parecida a C1s
denominada MASP (MBP-associated binding protein, proteína asociada a MBP). MASP adquiere
actividad enzimática cuando el extremo lectina de la MBP reconoce a la manosa sobre la superficie de
gérmenes. MASP activada escinde a C2 y C4 de forma similar a como lo hace C1s, progresando entonces
la cascada del complemento de forma idéntica a cómo lo hace en la vía clásica. MASP existe en cuatro
formas (MAS-1, 2, 3 y Map), si bien la más importante funcionalmente es la MASP-2.

La MBP, además de su función en la activación de C2 y C4, se comporta como un factor opsonizante


para los gérmenes, facilitando así su fagocitosis y destrucción por parte de células del sistema fagocítico
mononuclear. (Figura 13.3)

Vía lítica del


complemento

La vía alterna, la vía clásica y la


vía de la lectina confluyen en
una vía común denominada vía
lítica por la cual se formará el
complejo final con capacidad
citolítica propia del final de esta
cascada del complemento.

Las reacciones de esta vía se


encuentran esquematizadas en
la (Figura 13.9).

El primer paso de esta vía es la


escisión de C5 en dos
componentes, C5b y C5a. Esta
escisión la pueden llevar a cabo
dos enzimas, una generada en la
vía alterna, llamada C3bBb3b, y otra en la vía clásica y en la vía de la lectina, llamada C4b2a3b.

Por el efecto de estas enzimas cientos o miles de fragmentos de C5b se une a la membrana y cada uno de
ellos capta desde la fase fluida circundante los fragmentos C6 y C7 que ya adquieren actividad
quimiotáxica y de fijación a membranas.

Si al complejo C5b67 se une la fracción C8 el complejo C5b678 adquiere capacidad citolítica gracias a que
C8 modifica su configuración espacial para ofrecer zonas hidrofóbicas que facilitan su inserción en la
membrana. Este complejo adquiere capacidad para interactuar con el factor C9 formando el complejo
C5b6789 (Figura 13.10).
Las moléculas de C9 (en número de 1 a 18)
sufren cambios y presentan más zonas
hidrofóbicas que aceleran la penetración de
este complejo en la membrana. El complejo
C5b6789 recibe el nombre de complejo de
ataque a la membrana. La polimerización de C9
crea cientos o miles de poros que ponen en
contacto directo el medio intra y extracelular
(Figura 13.11). Estos poros permiten el
intercambio masivo de sales, iones y agua a una
tasa tal que las bombas biológicas son
incapaces de mantener los gradientes de
concentración trans- membrana y por tanto

también las diferencias de


potencial. Esto significa el
derrumbe osmótico y la lisis de
la célula.

Los linfocitos T citotóxicos y las


células NK producen una
proteína llamada perforina muy
similar a C9 y que al igual que
ésta se polimeriza sobre la
superficie de las células diana
atacadas por estos linfocitos.

Codificación genética de las


fracciones del complemento.

Las moléculas C2, C4 y el factor B (Bf) son codificadas por genes ubicados en el cromosoma 6, entre los
loci HLA-B y HLA-DR. Los factores B y C2 son codificados por un solo locus y existen dos loci para C4, C4a y
C4b.

En el brazo corto del cromosoma 1 del hombre se localizan los genes que codifican las cadenas alfa y beta
de C8 y de C1q. Los genes C6 y
C7 (originados por duplicación)
se encuentran en el cromosoma
5.

En el brazo largo del cromosoma


1 se encuentra la región RCA,
que contiene genes ligados que
codifican proteínas reguladoras
como: CR1, CR2, DAF, H, C4BP y
MCP.

Receptores para factores


del complemento

Muchas de las funciones del


complemento se llevan a cabo
tras la unión de fragmentos de
algunos factores del
complemento a receptores presentes en la superficie de algunas células. En la (Tabla 13.1) se describen
muchos de estos receptores.

FUNCIONES DEL COMPLEMENTO


El complemento posee una extensa variedad de funciones, esencialmente dirigidas a la eliminación de
microorganismos y que actúan como parte de la respuesta inmune innata o potenciando la acción de los
anticuerpos en la respuesta inmune humoral. Entre ellas destacan las siguiente acciones

• Citolítica,
• Anafilotóxica,
• Quimiotáxica y
• Facilitadora de la fagocitosis (opsonización)

A estas acciones se pueden unir otras tales como como funciones de aclaramiento de inmunocomplejos y
apoyo a la activación de linfocitos B. En suma, todas estas acciones hacen que el complemento sea un
factor fundamental potenciando la inflamación por diferentes mecanismos, fenómeno básico en la
defensa frente a infecciones. A continuación se analizan cada una de estas funciones.

Acción citolítica del complemento

La lisis directa de un gran número de bacterias, tales como bacteridium, salmonella, shigella, escherichia,
vibrio, treponema y otras, se desarrollan por los cambios electrolíticos y osmóticos que producen cientos
o miles de poros formados por el complejo de ataque a la membrana C5b6789 (MAC) que ha sido
analizado en apartados anteriores cuando ha sido estudiada la vía lítica del complemento. Este proceso
de destrucción directo mediada por el complejo de ataque a la membrana se denomina citotoxicidad
dependiente del complemento.

Acción facilitadora de la fagocitosis

Como hemos vistos a lo largo de las vías del complemento algunos factores tras su activación se asientan
de forma estable sobre la superficie de los gérmenes. Los gérmenes quedan así opsonizados, un término
que etimológicamente significa “marcado para ser
comido”.

Los factores del complemento que llevan a cabo este


marcaje se llaman opsoninas y entre ellas se encuentran
factores del complemento propiamente dichos como C1q,
C3b, C5b67, C5b6789, o productos de degradación del
complemento que quedan igualmente unidos a la
superficie celular y sirven también de marcadores, como
iC3b, C3d y C3dg. El reconocimiento, fagocitos y
destrucción intracelular de los gérmenes portadores de
opsoninas en su superficie lo llevan a cabo distintos tipos
de células que poseen receptores para dichas opsoninas
(Figura 13.12).

Los receptores involucrados en el reconocimiento de opsoninas son CR1, CR3, CR4 y C1qR (CR,
complemento receptor). CR2 no está involucrado en este proceso porque se expresa en células que no
son fagocitarias “profesionales”. Tampoco están involucrados C3aR ni C5aR porque sus ligando no quedan
en ningún momento fijados sobre la superficie celular. No obstante C3a y C5a juegan un papel importante
en la inflamación porque las células en las que se expresan sus receptores están muy relacionadas con
este proceso.
Acción anafilotóxica del complemento

En algunos de los pasos de las vías del complemento se liberan pequeños fragmentos, como son C3b, C4b
y C5b, con importantes funciones inductoras de inflamación por su acción estimulante de células cebadas,
con lo que estas liberan mediadores
responsables de reacciones
anafilácticas.

De esta manera se provoca la


contracción del músculo liso de la parte
venosa de los vasos sanguíneos de la
zona infectada con lo se produce una
vasodilatación y por consiguiente
aumento de la permeabilidad del vaso.
Esto facilita la llegada de más fagocitos
y más factores del complemento desde
la sangre (Tabla 13.2).

En su conjunto, la acción de las


anafilotoxinas, junto con la de las
citocinas de inflamación (IL-1 y TNF),
pueden explicar de forma lógica los signos locales de la inflamación tales como enrojecimiento, aumento
de tamaño, aumento de temperatura y dolor.

Acción quimiotáctica del complemento

También ciertos factores liberados en las reacciones del complemento poseen acciones quimiotácticas,
atrayendo células al foco inflamatorio donde se están produciendo. Entre ellos destaca el fragmento C5a
frene al cual las células fagocitarias poseen receptores de forma que cuando en un foco de infección se
liberan y se difunden se movilizan los fagocitos hacia ese
lugar.

Aclaramiento de inmunocomplejos

Los eritrocitos, mediante su receptor CR1 y a través del


factor C3b unido a inmunocomplejos circulantes, hacen
que éstos sean eliminados desapareciendo
su peligrosidad para el organismo. Este proceso ocurre
en el hígado o bazo donde los inmunocomplejos son
liberados por los eritrocitos. Así a su paso por por el
hígado o el bazo, los macrófagos de estos órganos,
mediante sus receptores CR1, CR3 o CR4, unen los
inmunocomplejos a través de C3b (o mediante receptores
para Fc a través de IgG) y los fagocitan quedando libres
los eritrocitos para captar nuevos
inmunocomplejos. Siendo el hematíe la partícula celular
más abundante de la sangre es fácil entender la eficiencia
de este mecanismo (Figura 13.13).

Estimulación de la respuesta inmune humoral


Los linfocitos B poseen un receptor (CR2) para varios subproductos del complemento, entre ellos C3d.
Cuando una bacteria opsonizada por C3d es reconocida por los anticuerpos de superficie de un linfocito B
esta célula recibe las dos señales que necesita para activarse, una señal por sus anticuerpos de membrana
y otra por el receptor para C3d. Esto hace que el linfocito experimente una expansión clonal que irá
seguida de transformación en células plasmáticas secretoras de anticuerpos dirigidos contra el germen
que inició la reacción.

MECANISMOS DE REGULACIÓN DEL COMPLEMENTO

Dado el gran potencial lesivo del sistema del complemento, éste debe de encontrarse estrechamente
regulado por diversos mecanismos y moléculas (Tabla 13.2), al objeto de es evitar la lisis de las células
autólogas del individuo donde asienta. El mecanismo más simple de regulación es la baja concentración y
labilidad de muchos de sus factores, sin embargo existen factores que actúan regulando la cascada de l
complemento en distintos puntos estratégicos. Los principales puntos de acción de estos factores se
encuentran inhibiendo el C1, el C4, el C3 o inhibiendo el MAC.

Inhibición de C1. En este fenómeno interviene el inhibidor de la C1 esterasa (C1inh) que bloquea la
formación de C3b convertasa de la vía clásica por su capacidad de unión y neutralización de los
fragmentos C1r y C1s. En los casos de deficiencia en C1inh aparece el edema angioneurótico hereditario,
porque el C1 activado degrada elevadas cantidades de C2 produciendo un acumulo de C2b. Este factor es
degradado anormalmente por plasmina lo que da lugar a C2-Kinina que es un potente vasodilatador y
aumenta la permeabilidad vascular produciendo los edemas característicos del cuadro clínico
mencionado.

Inhibición de C4. El C4 puede ser inhibido por el factor C4BP (C4-binding protein) tiene la capacidad de
captar C4b facilitando su disociación del complejo C4b2a e inhibiendo, por tanto, la actividad de
convertasa de C3.El factor I (FI) es una esterasa de tipo serina que circula en forma activada. El C4b
disociado es susceptible de ser atacado por el factor I y ser degradado en C4c y C4d.Los receptores de
membrana DAF (factor acelerador de la degradación) y la MPC (cofactor proteínico de membrana) se
encuentran ampliamente distribuidos en células inmunes y no inmunes. Tienen la capacidad de inhibir la
unión, facilitar la disociación de C4b y C2a (DAF) o favorecer que el factor C4b pueda ser degradado por el
FI (MCP). Estos receptores son de gran importancia en los mecanismos de prevención de lisis de las células
autólogas.

Inhibición de C3. La regulación de C3, al ser éste el factor central en la activación del complemento, es
probablemente el mecanismo de regulación más importante. En este sentido interviene: El factor H (FH)
es una proteína plasmática homóloga que tiene la capacidad de unir C3b en la fase fluida. Otro regulador
importante es el Factor I que ataca entonces C3b liberando una pequeña fracción C3f y convirtiéndolo en
iC3b.

Un defecto en este tipo de regulación acontece en un tipo de glomerulonefritis (membranosa tipo II), en
la que aparecen autoanticuerpos (factores nefríticos) que se une al complejo C3bBb, estabilizándolo y
haciéndolo resistente a la acción de FH. Los receptores de membrana CR1, DAF y MCP actúan sobre el C3b
de forma semejante a su actuación sobre C4b: inhiben la unión o facilitan la disociación C3bBb (CR1, DAF)
o actúan como cofactores del factor I en la degradación de C3b unido a la membrana (CR1, MCP). En este
caso C3b también se degrada a iC3b, sobre el que el factor I puede seguir ejerciendo su actividad catalítica
originando las fracciones C3c y C3dg.Todos estos mecanismos inhiben la capacidad de C3b de formar
convertasa de C5, así como de que C3b medie la adherencia celular. Sin embargo iC3b sí mantiene la
capacidad de adherencia a células fagocíticas por los receptores de estas células para iC3b (CR1, CR3 y
CR4)

Inhibición del MAC. En este sentido actúan

o La proteína S (vitronectina) es una glucoproteína plasmática con capacidad para unirse


al complejo C5b67 impidiendo que éste se una a la membrana celular.
o El CD59 que es una proteína ampliamente distribuida en las membranas celulares que
inhibe la inserción de C9 en el complejo C5b-8.
o El factor de restricción homóloga (Homologous Restriction Factor, HRF) también está
ampliamente distribuido en la membrana de las distintas células y presenta una función
equivalente al CD59.L

Protección de lo propio, lisis de lo extraño

Se piensa que los factores reguladores DAF, HRF y CD59actúan exclusivamente en la inhibición de la lisis
de las células del propio organismo donde asientan. Estas proteínas de membrana se detectan
fundamentalmente en eritrocitos y células endoteliales que son las células que se encuentran en mayor
peligro de autolisis por el complemento.

En la enfermedad hemoglobinuria paroxística nocturna hay un defecto congénito de DAF, HRF y CD59
produciéndose una anemia debido a la lisis de los hematíes, lo cual ocurre frecuentemente durante la
noche. Lógicamente los gérmenes no presentan en sus membranas moléculas reguladoras de la autolisis
por lo que no pueden protegerse de los efectos líticos del complemento. Esto determina, por tanto, un
mecanismo rudimentario de discriminación entre lo propio y lo no propio.

En algunos gérmenes la simple presencia de una cápsula puede ser un mecanismo de resistencia al
complemento. Otros gérmenes presentan proteínas de membrana que impiden el desarrollo del MAC o
enzimas que degradan los factores del complemento o liberan factores proteicos que inactivan las
convertasas de C3, etc.

BIBLIOGRAFÍA
o Epstein, J., Eichbaum, Q., Sheriff, S., and Ezekowitz, R.A.B.:The collectins in innate
immunity. Current Opinion in Immunology,1997. 8:29-35.
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of the complement system in clinical practice, Ann Med Interne (Paris). 2003, 154: 529-
40.
o Nonaka M, Yoshizaki F. Evolution of the complement system. Mol Immunol. 2004, 40:
897-902
• Al “unirse a la acción”, muchos factores del complemento son escindidos
proteolíticamente en dos fragmentos “a” y “b”.
• Los fragmentos “b”, normalmente más grandes se unen al complejo molecular en
formación. Al unirse adquieren capacidad enzimática para actuar sobre el siguiente
componente.
• Los fragmentos “a”, más pequeños migran y sirven como agente quimiotácticos para
El Sistema de Complemento y células de la inflamación.

sus Receptores.
a a
(Factores; Vías de activación;
etc
Proteínas reguladoras; Receptores)
b
b

1 2

Las 3 vías de activación del Complemento

3 4
La vía Clásica de activación
• Comprende 4 componentes ( C1 {q,r,s}, C2, C3, C4 )
• Se inicia por unión de C1q a complejos Ag-Ab. La unión de Ab al Ag causa
cambios conformacionales en su porción Fc del Ab unido, “permitiendo” la unión
de C1q.
• C1q no se une a anticuerpos libres.
• Los demás componentes se añaden en “serie”.
• Los isotipos IgG e IgM (en menor medida IgA) son capaces de unir C1q.

5 6

Resultados de la vía Clasica


• Elevada producción de C3b y unión de C3b a superficies bacterianas
• Producción de C4b2b3b, que funciona como “convertasa de C5” capaz de
activar a C5 y comenzar la vía lítica.

La vía de las “Lectinas”


• Comprende 4 componente: MBL ó MPB (lectina unidora de manosas), MASP
C1q se une al C4b une C2 y C1s Producción (serín proteasa activada por la anterior), C2 y C4
C4b2b hidroliza
lo hidroliza en C2a amplificada de C3b
Ag-Ab. C3 en C3a + C3b • Iniciada por la unión de MBL a manosa de superficies microbianas.
+ C2b y unión a
superficies. • C4 y C2 se unen, de modo similar a lo que ocurre en la vía clásica. Produciendo
C1(rs) hidroliza
la misma “convertasa de C3”: C4b2b que induce producción de C3b.
C4 en C4a + C4b Algunos C3b se
C2b se une a C4b unen a C4b2b y
C4b se une a la y forman C4b2b forman C4b2b3b C4b2b3b es la
superficie “convertasa de “convertasa de C5”
bacteriana C3” 7 8
La vía “Alternativa”
• Comprende 4 componentes: ( C3, factor B, factor D, factor P )
• Iniciada por la unión de C3b a superficies bacterianas (vía clásica) o de
modo espontáneo.
• El resto de los componentes se añaden en “serie”.

Resultados de la vía Alternativa


C3b se une a
El Factor D
• Elevada producción de C3b y superficies Producción de
unión de C3b a superficies hidroliza al
microbianas C3b une el C3b
microbianas. factor B en Ba
factor B amplificada.
• Producción de C3Bb3b, que + Bb
funciona como “convertasa de para formar Unión de C3b
C3bBb es
C5” capaz de activar C5 e C3bB a superficies
iniciar la vía lítica. “convertasa de C3” amplificada.
Algunos C3b se
Forman
unen a C3bBb.
C3bBb3b
“convertasa de C5”
9 10

El Complejo de Ataque a Membranas (MAC)


• Comprende 5 componentes ( C5, C6, C7, C8, C9 )
• Iniciado por activación del componente C5 por las
“convertasas de C5” producidas en las
– vías clásica y lectinas (C4b2b3b)
– vía alternativa (C3bBb3b)
• Los otros componentes se añaden en “serie”.

Ambas “convertasas de C5”


hidrolizan C5 en C5a + C5b
C5b forma un complejo con C6 y
C7 que se une a la superficie
microbiana.
C8 y múltiples C9’s se unen y
forman un poro que atraviesa la
pared microbiana (ver figura
siguiente).
11 12
Fragmentos pequeños del Complemento actúan como Anafilotoxinas
• Mediadores solubles de la inflamación
– C5a > C3a > C4a Inducen liberación de Histamina por los mastocitos
– C5a Atrae y activa granulocitos

Numerosas Células tienen Receptores para fragmentos del


Complemento
• Para fragmentos “b”: estimulan la captura y fagocitosis de microbios con C3b
o C4b en su superficie
• Para fragmentos “a”: inducen degranulación de mastocitos; atraen y activan
neutrófilos.

Células con receptores de complemento ( CR )


• Macrófagos y monocitos
• Granulocitos (Neutrófilos, Basófilos y Eosinófilos) y Mastocitos
• Eritrocitos
• Linfocitos B
• Plaquetas
13 • Células endoteliales 14

Regulación del sistema de Complemento


• Su capacidad
destructiva,
hace que los
componentes
activados de
complemento
puedan construir
peligro para la
La fagocitosis es especialmente efectiva cuando las células fagocíticas pueden vida.
utilizar “ambos”, un receptor para Fc y un receptor para complemento (CR1, • Las células de
CR3, CR4) pues el patógeno a destruir está “doblemente” señalizado. mamíferos
tienen en
superficie
numerosas
moléculas que
pueden inactivar
o destruir los
componentes
del
15
complemento 16
que se les unen.
17
Factores que “dirigen” la respuesta inmune
INMUNOLOGÍA GENERAL 2006-2007 * Naturaleza de patógeno: -Ruta de infección
-Tejido diana
-Intracelular vs. extracelular
-Estructura de la pared celular
Tema 21. -Ciclo vital / reproductivo
* Componente inmune que inicia la respuesta
* Genética (MHC, etc.) del individuo: -Repertorio inmune (Igs, TcR), etc.
La Respuesta Inmune (I)
* Azar

1. Primera barrera de defensa: epitelios


Comparación entre Inmunidad innata y adaptativa
2. Mecanismos innatos en la respuesta inmune
Complemento Innata Adaptativa
Macrófagos
3. Consecuencias de los mecanismos innatos Tiempo de respuesta Horas Días

1.-Inflamación aguda
2.-Efectos sistémicos Especificidad Limitada y fija Muy diversa, mejora en el
curso de la respuesta inmune
3.-Proteínas de fase aguda
4.-Activación de células NK Respuesta a la Idéntica respuesta Mucho más rápida que la
Infección repetida primaria respuesta primaria

Barreras no específicas a la infección Inmunidad


por microorganismos patógenos Innata:
humoral
y celular
Los epitelios que recubren la piel y las mucosas (digestiva,
respiratoria y genito-urinaria) constituyen la primera barrera
de defensa del organismo frente a los microorganismos

Mecánicas o físicas:
pared sin fisuras,
arrastre por cilios (o
peristaltismo)
Químicas: lisozima, jugos
gástricos, defensinas,
colectinas, pH bajo
Biológicas: flora normal
(compite con patógenos
por los sitios de unión y
por nutrientes)
Colaboración y especialización en el sistema inmune.
Mecanismos de la Inmunidad innata Factores vasoactivos y quimiotácticos Lesión endotelial
aumentan el flujo sanguíneo y la
permeabilidad capilar (exudado y
• Las moléculas LPS de los microorganismos son reconocidas por células migran al sitio de inflamación)
moléculas plasmáticas (MBL), que pueden activar el complemento.
Activación factor
• Los fagocitos reconocen LPS de pared microbiana (diferentes en de Hageman
células de mamíferos) mediante receptores de superficie tipo TLR,
dando lugar a la activación y secreción de citocinas. Cascada
Sistema
de
• Las células infectadas por virus, reconocen la presencia del DNA Precalicreína de
viral, y responden produciendo IFN e IFN! coagulación
fibrina
• Las células NK reconocen la expresión reducida de moléculas MHC- Trombina
clase I y responden “eliminando” dichas células.
Calicreína Plasmina
Fibrinopéptidos
+coágulo fibrina
Macrófagos presentan
antígeno a linfocitos T
Bradicinina Cininógeno Degradación de fibrina
Activación
Permeabilidad Permeabilidad complemento
vascular vascular
LPS Vasodilatación Quimiotaxis
Dolor
LPSR Contracción m. liso
PCR

Reconocimiento por CR La lesión tisular induce formación de mediadores enzimáticos plasmáticos producidos
sistema inmune innato MR
TNF , IL-1, IL-6 por los sistemas de las cininas, de la coagulación, fibrinolítico, y del complemento

-Rubor
-Calor
-Tumor
Fosfolípidos de membrana
-Dolor
Sangre -Pérdida Fosfolipasa
función

Macrófago Acido araquidónico

Vías de la Vía de la
ciclooxigenasa lipooxigenasa

Prostaglandina G2
Leucotrieno A4

Patógeno
Complemento
Tromboxano Prostaglandinas Leucotrienos Leucotrieno
C4, D4, E4 B4
Vasoconstricción Permeabilidad SRS-A Quimiotaxis Agregación plaquetas
Barreras Macrófago Agregación Dilatación vasos Contracción de de neutrófilos Quimiotaxis eosinófilo
de plaquetas Quimiotaxis neutrófilo Músculo liso Activación neutrófilo
no-específicas Otros efectos bronquial
Otros efectos
Piel y mucosas

La desintegración de fosfolípidos de membrana genera mediadores de la inflamación,


como tromboxano, prostaglandinas, leucotrienos y factor activador de plaquetas (PAF)
Inflamación innata e inicio de la respuesta adaptativa (mastocitos se degranulan mejor en presencia de IgE)
Efectos de las citocinas de la inmunidad innata
SANGRE TEJIDOS -IL-1 Fiebre y proteínas de fase aguda Fiebre (temperatura elevada)
-IL-6 Fiebre y proteínas de fase aguda
-IL-12 Estimulación de células NK -IL-1, IL-6 y TNF sobre hipotálamo,
alteran metabolismo de los
-IL-15 Proliferación de células NK depósitos grasos y músculo.
-IFN ,! Resistencia a infección viral
-Elevación de temperatura corporal.
-TNF Vasodilatación y permeabilidad
endotelial, reclutamiento y activación -El aumento de temperatura inhibe
de leucocitos. Mediador primario, el crecimiento y la reproducción
respuestas a Gram negativos de organismos infecciosos.

Revisión general de células y mediadores de la inflamación aguda local: la lesión tisular induce la
formación de productos del complemento, que actúan de opsoninas, anafilotoxinas y quimiotaxinas

IL-6 es muy importante en la


Citocinas Proteínas de Fase Aguda producción de estas proteínas
Secretadas por
macrófagos: • Secretadas por higado
Efectos locales tras la inducción por
y sistémicos citocinas de macrófagos
activados: sus niveles
aumentan rápidamente
tras la infección.
IL-1! CXCL8
• Proteína C-reactiva: se
une a fosforilcolina de
paredes microbianas y
puede activar el C por
unión de C1q. También
actúa como opsonina.
• Lectina de unión a
Manosa (MBL): une
manosa en superficies
microbianas y activa el
C por vía de las lectinas.
• Fibrinógeno
Fiebre

Hipotálamo

Proteínas de
Reacción Fase aguda
Inflamatoria
Aguda local
Higado

Leucocitosis
Médula
ósea

Revisión general de los órganos y mediadores implicados en una reacción sistémica de fase aguda
Los principales mediadores son IL-1, IL-6 y TNF producidos localmente por los macrófagos.

IFN- /! de células infectadas:

-inhiben la replicación viral


-aumentan la expresión MHC-I
-activan los linfocitos NK
-aumentan la capacidad
fagocítica de macrófagos

días

Mecanismos inmunes que se activan


tras una infección o contacto viral Actividad citotóxica de células NK
(restringida a células propias alteradas)
INMUNOLOGÍA GENERAL 2006-2007 Según célula presentadora de
antígeno, tipo de patógeno, y
citocinas de inmunidad innata

Tema 22.
IL-4
La Respuesta Inmune (II)
IL-12
IFN
1. La respuesta inmune adaptativa:
Linfocitos T cooperadores
Linfocitos B y centros germinales
1. Fases de la respuesta inmune
3. Aprovechamiento de la respuesta inmune específica
1.-Vacunación: principios
2.-Pautas de vacunación

Respuestas Th1 o inflamatorias, mediadas por células (MO, NK, CTL), y respuestas Th2 o humorales,
productoras de anticuerpos. Aunque la mayor parte de las respuestas inmunes implican a ambas.

célula B célula T

Órganos
Linfoides
secundarios
TH2 y células plasmáticas
permanecen en órganos L 2º

Reconocimiento, activación y efectos de la inmunidad celular. Tras el encuentro con el antígeno, los linfocitos T necesitan 5-7 días para
generar células efectoras. Subtipos y principales funciones biológicas.
Salida de población
de células B
(afinidad =Ka2>Ka1)

Las células B estimuladas por


antígeno abandonan la
sangre hacia los centros
germinales de los ganglios:

1) Reducen la expresión de Ig
de superficie y sufren
hiper-mutación somática
(división celular)

2) Interactúan con células


dendríticas foliculares. Los
centrocitos de alta afinidad
compiten por la unión a
centrocito
complejos Ag-Ac.

3) Las células seleccionadas


reciben 2ª señal de células
Centro TH2, que inducen cambio
germinal de clase, y diferenciación a
células B de memoria, o
células plasmáticas (que
migran a la médula ósea).
Ingreso a la población de
Las respuestas inmunitarias adaptativas dependen del tipo de patógeno y del linfocito T activado células B (afinidad =Ka1) 11.17

La respuesta inmune humoral, Citocinas necesarias Célula B plasmática


mediada por anticuerpos, para la proliferación
y el cambio de clase
se desarrolla en los órganos durante diferenciación Célula B proliferante
linfoides secundarios de células B en células (centrocito)
plasmáticas.

Diagrama esquemático de
ganglio linfático periférico Célula B activada
indicando sitios anatómicos (centroblasto)
donde ocurre la activación,
proliferación y diferenciación
de las células B
Médula ósea Tejido linfoide periférico
Características de la Respuesta Inmune Célula
Maduración y memoria
selección clonal
de linfocitos B
1) Especificidad: garantiza que microorganismos
distintos estimulen respuestas inmunes específicas

2) Diversidad: gran repertorio de linfocitos/receptores

3) Memoria: respuestas más rápidas e intensas frente a


exposiciones repetidas al mismo microorganismo Célula
madre
4) Especialización: optimiza la eficacia/respuesta
frente de los microorganismos distintos (adaptación)

5) Autolimitación: mecs de homeostasis (regulación)

6) Ausencia de autorreactividad: impide la


Maduración a células B Proliferación y diferenciación dep. de antígeno
producción de lesiones durante respuestas (tolerancia) comprometidas con antígeno en células plasmáticas y de memoria

Fases de la Respuesta Inmune

1) Reconocimiento del antígeno


Hipótesis de la selección clonal
2) Activación de linfocitos: dos señales/danger
Síntesis de nuevas proteínas (citocinas, etc.)
Proliferación celular (expansión clonal)
Diferenciación de células efectoras y memoria Diferencias entre una
respuesta humoral
Homeostasis (disminución de las respuestas) primaria (baja magnitud
y corta duración) y
3) Efectora efectora: eliminación de antígenos secundaria (más intensa,
dura meses o años) frente
a un antígeno inyectado
Células T (CD4+TH1 y TH2, CD8+), anticuerpos
15 TOLERANCIA INMUNOLOGICA
R.Pujol-Borrel, F.García-Cozar, J.Peña y M.Santamaría

Una característica fundamental del sistema inmune es la de no reaccionar frente a los


componentes propios del individuo, aún cuando posee la cualidad de responder frente a cualquier
antígeno extraño al mismo. Esta capacidad de reconocimiento y aceptación de los componentes
propios del organismo se debe al fenómeno de tolerancia inmunológica. Gracias a este
fenómeno, de entre los receptores específicos de antígeno producidos al azar, se produce una
inactivación física o funcional de todos aquellos que reconozcan antígenos propios. Hoy se
entiende por tolerancia inmunológica la ausencia específica de respuesta del sistema inmune
frente a un antígeno, ya sea propio (autoantígeno) o extraño.

Fig.:15.1

En condiciones fisiológica la tolerancia inmunológica a los componentes propios se


adquiere en edades tempranas de la vida Por ejemplo un injerto de piel entre ratones que
expresan distintas moléculas de histocompatibilidad es rechazado de manera sistemáticas, pero
cuando el injerto es realizado en ratones recién nacidos (Ffigura 15.1), el injerto no es rechazado,
lo que se interpreta como que ha habido una tolerancia al mismo. La naturaleza inmunológica de la
tolerancia quedó demostrada mediante experimentos en los que linfocitos de ratones
sensibilizados frente a un injerto se transfieren a otro ratón de la misma cepa al tiempo que se le
practica un injerto. En este caso, el rechazo se produce de una forma mucho mas rápida que en el
primer transplante, lo que demuestra que los linfocitos están implicados en este fenómeno (Figura
15.2). Mediante estos experimentos realizados por Medawar en los años 40, pudo demostrarse
que el fenómeno de aceptación y en consecuencia el de rechazo de injertos de piel esta regido por
el sistema inmune.

Fig15.2
Las características de la tolerancia son, en consecuencia es:

1. Un fenómeno de naturaleza inmunológica


2. Específica frente a cada antígeno
3. Adquirida y es
4. Inducida más fácilmente en linfocitos inmaduros.

Originariamente se pensaba que la tolerancia se producía exclusivamente a nivel de


órganos linfoides centrales, por la delección de los clones autoreactivos en el timo y en la médula
ósea (clones T y B respectivamente) y que el adulto no poseía clones con capacidad autorreactiva,
por lo que en circunstancias normales no había reacciones del sistema inmune propio con
componentes del mismo individuo, salvo en situaciones de enfermedades autoinmunes. Sin
embargo hoy sabemos que en el adulto hay clones con capacidad de reconocer a los
componentes propios, lo que quiere decir, en primer lugar que en el timo y en la médula ósea no
se ha producido una eliminación completa de todos ellos y segundo que en el adulto, de alguna
manera, los clones autorreactivos que persisten tienen que estar controlados (regulados) a nivel
periférico para evita una autodestrucción masiva del organismos donde asientan. Efectivamente
hoy sabemos que el individuo desarrolla tolerancia frente a lo propio mediante delección de los
clones autorreactivos a nivel central y también que para aquellos clones que escapan a ésta
delección, existen mecanismos periféricos de control mediante ignorancia clonal, anergia u otras
formas de bloqueo funcional de los mismos.

Así los principales mecanismos de adquisición y mantenimiento de la tolerancia son:


delección, anergia e ignorancia clonal. Cada uno de ellos puede intervenir a nivel central (timo o
médula ósea para las células T y B respectivamente) o periférico (órganos linfáticos secundarios y
otros tejidos). Existirían además otros mecanismos: supresión e interacciones idiotípicas, que si
bien tendrían un papel en la regulación de la respuesta inmune, se ha propuesto que puedan
también intervenir en el mantenimiento de la tolerancia (Tabla 15.I).

TABLA 15.1
Tipos de tolerancia y mecanismos que la producen
Linfocitos Tipo Mecanismo
Linfocitos T Central Delección clonal
Periférica Indiferencia clonal
Anergia clonal
Linfocitos B Central Delección clonal
Periférica Anergia clonal

TOLERANCIA T
Tolerancia central

Como se ha estudiado previamente en capítulos anteriores, en el timo tienen lugar dos


procesos aparentemente contradictorios: la selección positiva de aquellos linfocitos cuyo receptor
es capaz de reconocer las moléculas propias del MHC y la selección negativa que consiste en la
eliminación de las células T autorreactivas (Ffigura 15.3). La muerte de los timocitos en todas
estas circunstancias se consigue por apoptosis.

El mecanismo predominante en la adquisición de tolerancia a nivel central -aunque no el


único- es la delección clonal. Las evidencias que apoyan este hecho, son:

1. La gran proporción de timocitos que mueren en el timo sin pasar a la periferia.

2. La aparición de enfermedades autoinmunes en animales timectomizados.

3. La demostración de muerte intratímica de aquellos timocitos que reconocen


determinados autoantígenos. Esto pudo demostrarse en ratones transgénicos que
expresan de forma predominante TCR autorreactivos, los timocitos portadores de
estos TCR no pasan a la periférica sino que mueren en el timo. Efectivamente,
cuando se inyectan linfocitos de ratones machos (expresan los antígenos H-Y) a
hembras (no expresan los antígenos H-Y), estas últimas generan células T con
actividad anti H-Y. Esto se debe a que en las hembras al no poseer el antigeno H-
Y no se realiza la delección correspondiente de los timocitos que reconocen éste
antígeno en el timo. Por otra parte, utilizando animales transgénicos, para el TCR
anti H-Y en animales machos, no se expresan células T con el receptor TCR anti
H-Y porque al expresarse el antígeno H-Y en el timo, se deleccionan los timocitos
que reconcen el antígeno H-Y. Por el contrario en las hembras transgénicas, se
observa que estas expresan células T con el TCR anti H-Y porque no se
deleccionan en el timo al no expresar este animal los antígenos H-Y.

Fig.:15.3

4. La implantación temprana en el timo de células que expresan aloantígenos


(antígenos propios de un individuo pero distintos de la misma especie) determina
la tolerancia hacia dichos aloantígenos.

En el timo se produce también tolerancia mediante otros mecanismos como la generación


de células reguladoras y el establecimiento de anergia clonal, si bien este último mecanismo, es
más importante a nivel periférico. En la ffigura 15.4 se recoge un esquema de las diferentes
formas de inducción de tolerancia.
Fig.:15.4

Tolerancia periférica

En el timo el proceso de delección de clones autorreactivas no puede ser exhaustivo so


pena de reducir dramáticamente el repertorio de linfocitos T disponible para responder a los
antígenos ajenos, por lo que se mantienen en circulación clones capaces de reconocer antígenos
propios de los tejidos "periféricos". Se ha demostrado por ejemplo la existencia en animales
normales de clones capaces de reconocer colágeno tipo II y proteína básica de la mielina, así
como receptores de acetil colina y antígenos de los islotes de Langerhans. Normalmente estos
clones autorreactivos no responden a los antígenos periféricos. Los mecanismos que subyacen a
esta “no respuesta específica” son muy variados y entre ellos se incluyen ignorancia clonal,
anergia, delección, inhibición y supresión.

Ignorancia clonal

Se entiende por ignorancia clonal el mecanismo por el cual los linfocitos T no detectan la
presencia de células propias de manera adecuada. Esto podría ser por la presencia de barreras
anatómicas interpuestas entre las propias células autorreativas los organismos y los linfocitos T o
por otras causas. Entre estas causas se podrían destacar que una mayor parte de las células
parenquimatosas de los tejidos periféricos -desde las células musculares a las neuronas- no
expresan moléculas de MHC de clase II, un requerimiento esencial para el reconocimiento de los
antígenos por parte de los linfocitos CD4+ de tipo colaborador. Estas células periféricas no
expresan tampoco normalmente moléculas de adhesión (por ejemplo ICAM-1) que faciliten el
contacto con ellas de linfocitos o APC, ni las células endoteliales de los capilares que las rodean
expresan niveles elevados de moléculas de adhesión o de receptores de homing (receptores que
participan en el anidamiento de la célula en un lugar determinado). La circulación de linfocitos a
través de estos tejidos periféricos es, en situación normal, muy reducida y por tanto la probabilidad
de encuentro con su autoantígeno en forma inmunogénica, es remota. El resultado es que los
clones autorreactivos se mantendrán indiferentes frente a células periféricas que si bien contienen
antígenos reconocibles por ellos, los mantienen en forma inmunológicamente irreconocibles.

El mecanismo de ignorancia clonal fue puesto de manifiesto cruzando una línea de


ratones transgénicos que expresaban un antígeno viral en un tejido periférico (las células beta del
páncreas) con otra línea que expresaba el transgen para las cadenas alfa y beta del TCR capaz
de reconocer dicho antígeno viral (de hecho un péptido) en ese contexto de MHC. A pesar de que
se daban todas las condiciones para que algunos linfocitos pudieran encontrar a su antígeno
"periférico", los ratones doblemente transgénicos no reaccionaron ni mediante el establecimiento
de tolerancia ni mediante una respuesta inmune a la expresión en el páncreas de la proteína viral,
de ahí el término ignorancia. Sólo cuando se les inoculó virus a estos ratones y en el curso de la
respuesta anti-vírica, se constató una respuesta contra la proteína viral de los islotes, que fueron
destruidos (Figura 15.5).

En la figura se expresa como un ratón transgénico para RIP-GP expresa la glicoproteína


vírica exclusivamente en las células beta de los islotes de Langerhans (gracias al uso de un
promotor que solo se transcribe en dichas células). El ratón transgénico TCR-GP tiene células T
que expresan el TCR (cadenas alfa y beta) que reconoce un péptido de la glicoproteína del LCMV.
Al cruzar ambas líneas de ratones transgénicos se favorece el reconocimiento de GP aunque se
exprese sólo en islotes pancreáticos por la alta frecuencia de células T específicas. Sin embargo y
paradójicamente, las células T ni se activan, ni se anergizan, ni ven su fenotipo modificado
(ignorancia clonal). Con la inoculación de virus vivo se produce una respuesta inmune contra GP y
la infiltración por linfocitos del páncreas con la consiguiente destrucción de los islotes de
Langerhan (suspensión de la ignorancia clonal). En el caso particular de los animales
transgénicos para el TCR (como es el caso del TCR que reconoce el antígeno GP en el ejemplo
inmediatamente anterior o aquel que reconoce el antígeno H-Y al hablar de tolerancia central), hay
que hacer notar que dado que este transgen codifica para las cadenas ya reordenados del TCR,
aquel reordenamiento que corresponde con el TCR que reconoce a un antígeno determinado, la
expresión del TcR en el estadio de timocito, evitará cualquier otro reordenamiento y por tanto
prácticamente todos los linfocitos T reconocerán a ese antígeno. El uso de ratones transgénicos
para un determinado TcR, nos permitirá estudiar lo que ocurre cuando se produce la estimulación
antigénica, cosa que resulta imposible en individuos no transgénicos puesto que al estimular con
un antígeno, solamente estaremos afectando a unos pocos linfocitos que en condiciones normales
forman parte del clon que reconoce a cada antígeno y por tanto no podremos objetivarlo
fácilmente.

Fig.:15.5

Anergia clonal

Se ha demostrado que algunas células T circulantes autorreactivas no proliferan en


respuesta a la presentación del autoantígeno en el contexto apropiado. Se ha considerado que
dichas células están en una situación de no respuesta denominada anergia, que a veces se
consigue revertir experimentalmente mediante tratamiento con concentraciones altas de IL-2. Se
cree que la inducción de este estado de anergia es debido a una activación incompleta del
linfocito. Este concepto se basa en la necesidad para la plena activación de la célula T de una
segunda señal al mismo tiempo que la primera señal, derivada del reconocimiento del
antígeno: Los linfocitos para su completa activación requieren, además de reconocer el
complejo MHC-péptido apropiado (primera señal), otras señales de activación que se han
denominado señales coestimuladoras (señal 2) y que normalmente son proporcionadas por las
células presentadoras de antígeno profesionales (es decir macrófagos y células dendríticas).
Esta segunda señal solo se produce cuando las células presentadoras de antígenos entran en
contacto con determinadas moléculas presentes en agentes patógenos, de modo que si esto
no sucede y están presentando exclusivamente antígenos propios (procedentes por ejemplo de
la fagocitosis de tejidos dañados), no expresarán moléculas coestimuladoras y los linfocitos
que reconozcan los péptidos propios en ausencia de moléculas coestimuladoras no solo no
responderán sino que quedarán en una situación de no respuesta ante ulteriores estímulos
denominada anergia que en muchos casos es fundamental para prevenir la respuesta frente a
antígenos propios. El factor determinante para el desarrollo de anergia parece estar
relacionado con la activación del linfocito sin que se produzca una subsiguiente proliferación al
no recibir suficiente coestimulación para producir la IL2 necesaria (Figura 15.6).

Experimentos in vitro han demostrado que la presentación incompleta (ausencia de señal


2) mediada por células que carecen de dicha actividad coestimuladora o mediante el bloqueo de
alguna molécula coestimuladora durante el reconocimiento antígenico, induce en los linfocitos el
llamado estado de "anergia". La actividad coestimuladora mejor estudiada es la generada por la
ocupación del receptor CD28 por sus ligandos CD80/CD86 que están presentes en la membrana
de las células presentadoras de antígenos. Otras moléculas tales como citocinas e incluso ciertas
moléculas de adhesión y los co-receptores CD4 y CD8, probablemente contribuyan a la segunda
señal que puede variar según el estadio madurativo de los linfocitos. Dado que en la periferia las
células parenquimatosas, incluso cuando expresan MHC de clase II, no poseen, que se sepa,
actividad coestimuladora, al interaccionar con los linfocitos autorreactivos los anergizarán. Este
mecanismo se ha propuesto en base a experimentos en ratones transgénicos en los que se
expresaba MHC de clase II en células de tejidos periféricos.

Fig.:15.6 Inhibición clonal

En el momento de la
estimulación se ponen en marcha
una serie de mecanismos
reguladores que terminaran por
inhibir la proliferación del clon
correspondiente. De entre estos
mecanismo inhibidores el mas
conocido es el que implica a la
molécula de superficie CTLA-4
(cytotoxic-T-lymphocyte
associated protein 4) también
denominado CD152 y del que
hablaremos en el apartado
dedicado a la regulación del
sistema inmune.

Supresión clonal

El descubrimiento por Gershon en 1974 de que en el curso de la respuesta inmune se


generaba actividad supresora, es decir, mediadores capaces de inhibir la reacción inmunológica
en marcha, llevó a la especulación sobre la existencia de células T con actividad supresora de la
respuesta inmune. De acuerdo con esta hipótesis existirá un repertorio de células T supresoras
(que inicialmente se pensó serían de fenotipo CD8+) inhibiendo constantemente a células T helper
autorreactivas. Las dificultades para clonar células T con actividad supresora, la ambivalencia de
actividades supresora-colaboradora de algunos clones obtenidos- y la falta de caracterización a
nivel molecular del fenómeno de supresión, mantiene un interrogante sobre este aspecto de la
regulación de la respuesta inmune. Siguen existiendo datos experimentales que indican que la
supresión existe, como es el hecho de que cuando a ratones con el TCR transgénico para la
proteína básica de mielina se le inyecta esta proteína, junto a adyuvante, se produce una
encefalitis que remite espontáneamente, sin embargo esta remisión no se produce si se eliminan
algunas subclases de linfocitos T. Como veremos en el apartado de regulación del sistema inmune
el concepto de supresión sigue en candelero, si bien las células implicadas actualmente en esta
forma de regulación del sistema inmune son bien distintas centrándose más en determinadas
subclases de linfocitos CD4.

TOLERANCIA B

Tal como se ha demostrado repetidamente en estudios del repertorio B, entre los linfocitos
B circulantes son muy numerosas las células capaces de reconocer autoantígenos.
Afortunadamente estos linfocitos B autorreactivos no se activan por si solos ya que para la mayor
parte de las respuestas, los linfocitos B requieren señales (citocinas y contacto directo) de las
células T cooperadoras (lo que denominamos “ayuda T”) cuyo repertorio es mucho menos
autorreactivo y está mucho mas regulado. Esta limitación no es absoluta y de hecho falla cuando
el sistema se enfrenta a un autoantígeno que contiene (en la misma molécula o en moléculas
físicamente asociadas) determinantes antigénicos B asociados a determinantes T no propios (el
caso de un fármaco unido a una proteína propia); la célula B autorreactiva puede entonces recibir
ayuda para producir autoanticuerpos de una célula T que reconoce un epítopo ajeno.

La alta frecuencia de linfocitos B autorreactivos se explica porque éstos no sufren un


proceso de selección negativa tan riguroso como el de los linfocitos T en el timo y de hecho se ha
postulado que la autorreactividad B -de baja afinidad- es normal. Además la generación de
diversidad de los receptores (Ig) de los linfocitos B incluye un mecanismo, la hiperrmutación
somática, que actúa en el curso de la respuesta inmune y que expandiendo de nuevo el repertorio
puede generar autoanticuerpos de alta afinidad.

Probablemente es por esta tendencia de las células B a la autorreactividad, por lo que son
necesarios mecanismos de delección clonal y de anergia clonal de células B para asegurar un
grado de tolerancia B. Al igual que en el caso de las células T, la delección clonal parece ser el
principal mecanismo de la tolerancia central (es decir en la médula ósea) y la anergia el de
tolerancia periférica.

Delección clonal

En ratones que transgénicamente expresan anticuerpos contra antígenos de membrana


celular de amplia distribución, tales como proteínas eritrocitarias y antígenos de
histocompatibilidad, no se detectan en la periferia las células B portadoras de la Igs autorreactivas.
Este hecho, junto con la dificultad para romper la tolerancia B hacia este tipo de autoantígenos
sugiere la existencia de un mecanismo de delección clonal a nivel central. La propiedad esencial
de un autoantígeno para inducir la delección de las células B parece ser su expresión abundante
en la membrana celular lo que determinara la multimerización del receptor de la célula B, señal
que en ausencia de una segunda señal (probablemente ocupación de CD40 mediante contacto
con una célula T colaboradora) determinará la apoptosis de las células B.

Anergia clonal

La intervención de este mecanismo en el mantenimiento de la tolerancia B se ha


demostrado en dos tipos de experimentos:

Experimentos en cepas de ratones afectos de ciertas inmunodeficiencias y


recurriendo al uso de ratones transgénicos.

En el segundo caso se generó una línea de ratones que producen transgenicamente altos
niveles de lisozima de huevo de gallina (HEL, hen egg lysozyme) frente a la que resultaron ser
perfectamente tolerantes. Una segunda línea de ratones expresaban los genes reordenados
codificantes de las cadenas pesadas y ligeras de un anticuerpo anti-lisozima. Estos ratones tenían
un repertorio B prácticamente reducido a la expresión del anticuerpo anti-lisozima en todos sus
linfocitos B. Al cruzar ambas líneas se mantuvo la tolerancia ante la lisozima (no había anticuerpos
anti-HEL circulantes) y aunque el repertorio B seguía dominado por los linfocitos que expresaban
anti-HEL, el receptor para el antígeno (BCR) de éstas células, era incapaz de transmitir
determinadas señales estimuladoras al interior de la célula. Este es el fenotipo característico de las
células B anérgicas. Sin embargo, cuando en un experimento continuación de éste, HEL se
expresó como proteína de membrana indujo delección clonal en vez de anergia.

MECANISMOS DE ESCAPE DE LA TOLERANCIA

A pesar de los múltiples mecanismos tanto centrales como periféricos encargados de


inducir y mantener un estado de tolerancia inmunológica, en muchos casos fallan y se
producen enfermedades autoinmunes. Existen diversas circunstancias que explican que se
produzca una ruptura de la tolerancia:

• Grado de expresión del autoantígeno en el timo, apoyado


por el hecho de que un gen que modula la expresión
intratímica de insulina se ha encontrado asociado con el
desarrollo de diabetes autoinmune.
• Contacto del sistema inmune con autoantígenos que
normalmente no son accesibles, como ocurre en
situaciones de daño tisular.
• Activación de un gran número de clones mediante
superantígenos. Antigenos en muchos casos
procedentes de componentes bacterianos capaces de
activar a un gran número de clones de linfocitos T.
• Inducción de citoquinas activadoras y moléculas
coestimuladoras por infecciones intercurrentes.
• Similitud estructural de antígenos de patógenos y
autoantígenos (“mimetismo molecular”) lo que haría que
la respuesta inmune generada por los patógenos durante
una infección atacara posteriormente a antígeno propios.

Los tres últimos factores mencionados como responsables de la ruptura de tolerancia


están relacionados con el desarrollo de infecciones, que incluso se han considerado elementos
causantes de enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple o la diabetes tipo I.

Sin embargo, es importante resaltar que el desarrollo de infecciones en algunos casos


puede dar lugar al desarrollo de poblaciones reguladoras, como se desprende del hecho de
que múltiples infecciones en el primer año de vida, se asocien con una disminución significativa
del riesgo de padecer determinadas enfermedades autoinmunes.

El caso especifico de las células B, como veíamos anteriormente, necesitan para su


completa activación la ayuda de los linfocitos T, por lo que aunque existan mas clones
autorreactivos de células B, basta con que no lo sean los clones de linfocitos T que reconocen
el mismo antígeno (aunque distintos epítopos), para que éstas se vuelvan anérgicas. Sin
embargo, en algunos casos se producen mecanismos de escape de la tolerancia (T cell by-
pass). Esto se debe a que las células B autorreactivas pueden reconocer epítopos de un
antigeno que contiene otros epitopos reconocidos por las células T, con lo que al procesar y
presentar esos epítopos a las células T éstas se activan y mandan segundas señales a los
linfocitos B suficientemente intensas que hagan que salgan de su estado de reposo y pasen a
una nueva situación de autorectovidad.

INDUCCIÓN DE TOLERANCIA EN EL ADULTO

En múltiples circunstancias es necesario inducir un estado de tolerancia como medio


terapéutico ideal para evitar específicamente la destrucción de ciertos antígenos en casos de
enfermedades autoinmunes y o para evitar el rechazo de órganos transplantados. Hasta ahora
el único tratamiento disponible para estas situaciones era la Inmunosupresión, que aunque
mejoraba la supervivencia del órgano transplantado o la enfermedad autoinmune, al no ser
específica, dejaba al individuo en una situación de inmunodeficiencia yatrogénica. El estado de
tolerancia, no así el de inmunosupresión, permite la persistencia de antígenos útiles, mientras
que el sistema inmune conserva la capacidad de luchar contra las infecciones.

Si bien la tolerancia a los antígenos propios es el aspecto fisiológico más importante de la


tolerancia y se establece fundamentalmente en el sistema inmune inmaduro del feto o del animal
recién nacido, se ha demostrado que es posible inducir experimentalmente tolerancia en el animal
adulto. Esta posibilidad ha despertado obviamente un gran interés para su aplicación práctica en el
trasplante de órganos.

Los experimentos pioneros fueron los de Mitchinson que demostró que la


inyección endovenosa previa durante varios días de un antígeno soluble, podía
inducir según la dosis administrada, tolerancia o inmunidad a la inyección ulterior
-al cabo de al menos una semana- del mismo antígeno con adyuvante de Freund.
Mientras que la inyección de 10-9g de proteínas inducía tolerancia, la
administración de 10-6 a 10-3g inducía inmunidad (memoria) y dosis superiores a
10-2g inducían de nuevo tolerancia. Este experimento es además revelador de
muchos de los factores que influyen en la inducción de la respuesta inmune:

1. La vía de administración, la vía endovenosa -raramente


observada en la naturaleza- es muy poco inmunogénica
mientras que la vía subcutánea es muy inmunogénica y
mas si se reclutan macrófagos mediante un adyuvante y
se les hace expresar moléculas coestimuladoras gracias
a la presencia de componentes bacterianos en el
adyuvante completo.

2. La cantidad de antígeno. En la figura 15.7 se puede


apreciar como dosis muy bajas o muy altas de antígenos
inducen tolerancia mientras que existe una dosis media
que dependen de cada uno de los antígenos que son
capaces de inducir una respuesta inmue optima.

3. Las características físico-químicas del antígeno, siendo


los antígenos apolares y solubles los menos
inmunogénicos. También cabe recordar que antígenos
de peso molecular inferior a 6000 Daltons no suelen ser
por sí mismos inmunogénicos (probablemente porque
difícilmente atraen a las células presentadoras de
antígenos).

4. La necesidad de un intervalo de varios días para


establecer la memoria (de respuesta o de tolerancia) lo
que probablemente indica que cualquier tipo de
respuesta incluyendo la tolerancia precisa de cierto
grado de expansión clonal.

5. La dependencia de la memoria inmune de la persistencia


de antígeno.
Fig.:15.7 Otra situación de mayor
interés práctico es la
demostración de tolerancia que
se consigue en el trasplante de
órganos mediante la adminis-
tración de algunas terapias
inmunosupresoras. Este estado
de tolerancia, demostrado en el
animal de experimentación por la
aceptación de trasplantes de piel
del mismo donante pero no de
terceros individuos (es decir no
estamos ante una situación de
inmunosupresión) es atribuible al
efecto inhibidor de la producción
de IL-2 que puede originar
situaciones de activación
incompleta (sin segunda señal) en el tejido trasplantado, generando anergia hacia sus antígenos
de histocompatibilidad. Existen grandes esperanzas en la actualidad de que el mejor conocimiento
de los mecanismos de anergia periférica en el animal adulto pueda conducir al diseño de
protocolos de alo y xenotrasplante que no requieran el uso prolongado de inmunosupresores. Sin
embargo en la mayoría de los ensayos realizados hasta ahora, mientras que la inducción de
tolerancia puede prevenir en mucho casos la aparición de enefermedades autoinmunes o el
rechazo de injertos, en muy pocos casos existen estrategias que permitan revertir
enfermedades autoinmunes ya establecidas.

Mecanismos de inducción de tolerancia

Con la intención de aprovechar las ventajas clínicas que se derivan del estado de
tolerancia, se están desarrollando diversos métodos que aprovechan los factores que antes
veíamos que influían en el desarrollo de la respuesta inmune.

Administración endovenosa

Permite la inducción de tolerancia a factor VIII en pacientes hemofílicos que estaban


siendo tratados con este factor y habían desarrollado anticuerpos contra él. En otros casos la
administración endovenosa del antígeno también ha permitido la inducción de tolerancia,
previniendo el desarrollo de encefalitis autoinmune experimental (modelo para la esclerosis
múltiple), diabetes y algunos tipos de alergias.

Tolerancia oral

La administración oral del antígeno ha permitido en muchos casos prevenir el


desarrollo de artritis, anafilaxia, diabetes y encefalitis autoinmunes en diversos modelos
experimentales, sin embargo en otros casos ha dado lugar a una exacerbación de los
síntomas.

Administración intranasal

También se ha ensayado con éxito la administración oral e intranasal del ADN que
codifica para péptidos de algunos autoantígenos como método para inducir tolerancia.

Administración de péptidos antagonistas

Estos péptidos unirían el mismo receptor que el autoantígeno pero en vez de


estimularlo lo bloquearían.
Bloqueo de coestimulación

En la actualidad se están ensayando con éxito diversos mecanismo para bloquear las
moléculas coestimuladoras durante la presentación de los antígenos que queremos proteger,
entre ellas cabe destacar el cultivo de médula ósea de donante con células del receptor en
presencia de CTLA4 recombinante fusionado a un dominio de Inmunoglobulina (CTLA-4Ig) o el
tratamiento con CTLA-4Ig junto con anticuerpos bloqueantes de la interacción de CD40 y
CD40L necesario para la coestimulación de las células B. El bloque de la coestimulación
asociado a determinadas terapias inmunosupresoras esta abriendo la posibilidad de inducir
tolerancia duradera en pacientes transplantados, lo cual permitirá disminuir e incluso
interrumpir a medio plazo las terapias inmunosupresoras, evitando los efector indeseables
asociados a las mismas.

No debemos entender que en los diferentes métodos de inducción de tolerancia hay


implicados mecanismos moleculares dispares sino que por el contrario parece que se trata de
formas distintas de inducir la expresión de los mismos genes, como lo demuestran resultados
recientes de uno de los autores en los que se evidencia que los genes activados en métodos
tan dispares como la tolerancia oral y la estimulación en ausencia de coestimulación, son los
mismos.

MECANISMOS REGULADORES DE LA RESPUESTA INMUNE

La intensidad y calidad de una respuesta inmune viene determinada por factores


inherentes al antígeno, a la dosis, la vía de administración y el fondo genético del animal,
especialmente de sus genes MHC.

Una vez establecida una respuesta adaptativa, su grado y persistencia depende


fundamentalmente de la dinámica del aumento de concentración y de la eliminación del antígeno.
Un antígeno cuya concentración aumenta rápidamente -como ocurre con un microorganismo
invasor- evocará una respuesta progresivamente más intensa hasta que la cantidad de antígeno
resulte masiva en cuyo caso se produce una respuesta de parálisis inmunológica. Los antígenos
persistentes evocan una respuesta crónica muchas veces con tendencia a ser de baja intensidad.
Por otra parte a medida que la cantidad de antígeno libre disminuye y es enmascarado por el
anticuerpo ya formado, disminuye la respuesta. Finalmente, parece que un proceso de apoptosis
reduce las poblaciones de linfocitos expandidas antígeno especificas una vez estas células ya
no son necesarias.

Los mecanismos de regulación de estos perfiles de respuestas son conocidos de forma


incompleta.

Papel regulador de los anticuerpos

La presencia de anticuerpos en exceso se sabe que frena la respuesta probablemente


porque bloquea el contacto del antígeno con la célula B correspondiente, evitando la activación
y diferenciación de nuevas células B. Los complejos Ag-Ac favorecen la presentación de
antígenos por las células presentadoras de antígeno ya que estas células tienen receptores Fc
y receptores para algunos componentes del sistema del complemento. De hecho se ha
observado que existe una población de células especializadas en captar inmunocomplejos
situadas en el centro de los centros germinales de los ganglios linfáticos (las células foliculares
dendríticas).

Papel regulador de las linfocinas

Las linfocinas especialmente la IL-10 y el TGF-beta ejercen una función inhibidora


sobre las respuestas inmune, sobre todo la de tipo celular. Como es sabido, existen dos tipos
funcionales de células T CD4+, conocidas como Th1 y Th2 que producen un perfil de
citoquinas con funciones mutuamente inhibidoras. Las células Th1 producen sobre todo IL-2 e
IFN-gamma y favorecen el desarrollo de una respuesta de tipo celular con expansión de las
correspondientes células citotóxicas CD8+ y atracción de numerosos macrófagos. Las células
Th2 producen sobre todo IL-4, IL-5, IL-6 e IL-10 y favorecen el reclutamiento de células B que
desarrollen una respuesta humoral intensa. Estos tipos de respuesta son mutuamente
excluyentes pero en humanos pueden evolucionar de la una a la otra (esto se observa en
ciertas infecciones como la lepra). El tipo de respuesta es fundamental para su eficacia, la
regulación del paso de una forma a otra es de gran importancia y parece depender de la
citocinas y del contexto de la presentación.

Papel regulador de los linfocitos T reguladores (CD25+)

Durante la expansión de la respuesta autoinmune actúan varios mecanismos reguladores


cuya importancia fisiológica es aún poco conocida. Como comentábamos al hablar de la
supresión, la existencia de células T con esta actividad ha estado en entredicho durante algunos
años, sin embargo en la actualidad con la identificación de diversas poblaciones CD4+ con
actividad supresora está cobrando un renovado papel. Entre estas poblaciones destacan las
células Tr1 resultantes de cultivar células CD4 en presencia de IL-10 y las células Th3 aisladas en
ratones tras la administración oral de antígeno. A éstas células con actividad supresora se les ha
dado en llamar células reguladoras y aunque aun no se ha identificado un marcador inequívoco
que las identifique, parece que la expresión mantenida de CD25 es un rasgo común en todas
ellas. El mecanismo de supresión de estas células reguladoras, no solo implica la expresión de
citocinas con efecto inhibidor:(IL-10 y TGF-beta), sino que en muchos casos participan molécula
de superficie aún no identificadas, por cuánto se conoce que es necesaria la interacción de la
célula respondedora con la célula reguladora para que se produzca supresión.

Papel regulador de los receptores CTLA-4

Cuando un linfocito se activa, entre otras cosas, expresa en su superficie la molécula


CTLA-4. CTLA-4 se une a los receptores B7 (CD80/CD86) de las células presentadoras de
antígeno del mismo modo que CD28, pero en este caso, va a trasnmitir señales inhibidoras.
Por otro lado al tener CTLA-4 mucha mayor afinidad por B7 que CD28, compite con éste
evitando su estimulación y dejando a la célula sin la segunda señal y por tanto contribuyendo
probablemente a los fenómenos de anergia observados tras la inyección continuada de
antígeno.

Papel regulador de los receptores inhibidores NK

Estos receptores ejercen una función inhibidora fundamental en las células NK pero
también en muchas subpoblaciones de linfocitos T en donde se encuentran presentes.
Teoría de la red de idiotipo-antidiotipo.
Otro mecanismo de regulación inmune es el que propuso en 1974 Jerne (Figura 15.8),
quien llamó la atención sobre el hecho de que los determinantes antigénicos configurados por las
partes variables de las cadenas H y L de las inmunoglobulinas (idiotipos) constituían en sí un
amplio repertorio de autoantígenos. Estos autoantígenos están en muy pequeña cantidad para ser
destruidos por el sistema inmune, pero cuando un determinado clon es estimulado por su
antígeno, el sistema inmune ya no podría ignorarlo y originaría unas respuestas contra ellos en
forma de segundos anticuerpos (anti-idiotipos) que encajarían con los primeros y tendrían además
un efecto modulador que puede ser positivo o negativo. A este proceso se le denominó "teoría de
la red de anticuerpos". Es posible que una interacción similar entre linfocitos T ejerza un papel
regulador pues hemos de considerar que el receptor T posee, al igual que las inmunglobulinas,
idiotipos, esto es estructuras por donde se acopla el receptor a los epítopos y las moléculas de
histocompatibilidad que reconocen. Se ha propuesto que una desregulación de estos mecanismos
daría lugar a la pérdida de tolerancia y en consecuencia al desarrollo de respuestas autoinmunes.
Aunque todos estos conceptos resultan atractivos no se han validado plenamente en el sistema
inmune humano.

Control genético de la respuesta inmune


Fig.:15.8

Es conocido como cada individuo responde de una manera diferente a cada uno de los
antígenos. Esto ha podio ser estudiado de manera precisa en animales, especialmente en
ratones, aprovechando la existencia de cepas congénicas (idénticas genéticamente entre sí
pero distintas unas de otras) y se ha comparado la capacidad de respuesta con la existencia de
ciertos caracteres genéticos. De estos estudios ha resultado que existe cierta relación (Figura
15.9) entre la intensidad de respuesta a ciertos antígenos y el haplotipo de moléculas de
histocompatibilidad que presenta el animal. Así a ciertos antígenos sintéticos responden de
manera mas intensa los ratones C57L que los BALB/c/ o los CBA.
Fig.:15.9

A pesar del gran avance en el conocimiento de los procesos moleculares subyacentes a la


generación de la diversidad de los anticuerpos y del TCR, del reconocimiento celular y de las
funciones de las citocinas, es preciso indicar que aún nos hallamos lejos de comprender con cierto
detalle como se regula la respuesta inmune y mas lejos aún de entender el funcionamiento global
del sistema inmune. Muestra de ello es la gran cantidad cuestiones que quedan por resolver y
entre las que en relación con el tema que nos ha ocupado, podemos enunciar las siguientes:

¿Cual es el mecanismo y cuáles las células responsables de la selección negativa


en el timo? ¿Existe expresión de antígenos periféricos en el timo? ¿Son diferentes los
repertorios tolerizados de células CD4+ y CD8+? ¿Cómo evoluciona la función del timo
a lo largo de la vida del individuo? ¿Intervienen las células B1 (autorreactivas) en la
configuración del repertorio T y de las células B2? ¿Recirculan las células T
sensibilizadas en la periferia por el timo para ser preseleccionadas? ¿Cómo se mantiene
la memoria de la tolerancia?
BIBLIOGRAFIA
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immunity versus tolerance. Science; 248: 1357.
Diferentes mecanismos de “rotura” de la Tolerancia

Tolerancia Inmunológica y
AutoInmunidad
(Concepto de Tolerancia; Tipos de Enfermedades
Autoinmunes; Asociación a HLA; Asociación a infecciones;
Rotura de la Tolerancia; Aproximaciones terapeúticas)

Mimetismo Molecular:
Pérdida de la
Supresión:
Propio
Patógeno ¡No lo
hagas! ¡Hazlo!

Ts Th

Tc
Célula

¿Matar o no
matar?
Oftalmia Antígenos Secuestrados
Antígenos simpática Tubo seminifero
Secuestrados

Vasos sanguíneos

Las enfermedades autoinmunes pueden Formación de respuestas anti-esperma


resultar por daño en sitios ( 2 - 5 % de esterilidad en varones )
“inmunológicamente privilegiados” tras la
liberación de antígenos secuestrados

Criterios que definen las enfermedades Autoinmunes: Espectro de Enfermedades Autoinmunes:

1. Presencia en suero de auto-anticuerpos reactivos frente a auto-


antígenos (tejido-específicos o sistémicos)
Órgano-específicas No Órgano-específicas
2. Presencia de auto-anticuerpos unidos a la célula “diana” SISTEMA ENDOCRINO SISTEMA
•Síndrome de Sjögren
•Tiroiditis de Hashimoto (tiroides) NEUROMUSCULAR
•Atrofia tiroidea (tiroides) •Miastenia Grave (artritis, parotiditis,
3. Demostración del papel patogénico de dichos auto-anticuerpos. queratitis)
•Enfermedad de Graves (tiroides) •Esclerosis múltiple
•Enfermedad de Addison •Artritis Reumatoide
4. Presencia de infiltrados linfocitarios crónicos en los tejidos (suprarrenales) PIEL •Dermatomiositis
afectados. •Menopausia prematura (gónadas) •Pénfigo vulgar •Esclerodermia
•Hipoglucemia autoinmune •Penfigoide •Enfermedad mixta del tejido
conectivo
5. Demostración de que los linfocitos T infiltrantes pueden ser (páncreas)
•Lupus eritematoso discoide
•Diabetes mellitus (páncreas) SISTEMA
activados “in vitro” por un auto-antígeno. •Orquitis autoinmune (gónadas) CARDIOPULMONAR:
•Lupues eritematoso sistémico
•Atrofia tiroidea (tiroides)
•Síndrome de Goodpasture
6. Existencia de modelos animales “experimentales” que imitan la SISTEMA HEMATOPOYÉTICO •Enfermedad de Graves
•Anemia perniciosa (tiroides)
enfermedad en humanos: demostración de la participación del •Anemia hemolítica autoinmune
sistema inmune en la enfermedad. •Púrpura trombocitopénica
autoinmune
•Neutropenia idiopática
Mecanismos de daño Tisular en la Autoinmunidad: Factores de Predisposición en la Autoinmunidad:
ENFERMEDAD AUTOANTÍGENO CONSECUENCIA
FACTORES ALTERACIONES ALTERACIONES
Mediadas por Anticuerpo (Tipo II) EN LINFOCITOS LOCALES
GENÉTICOS
Anemia hemolítica autoinmune Grupo sanguíneo Rh Destrucción de eritrocitos por el complemento Herencia de Fallo de la tolerancia a lo Inflamación o daño tisular
y fagocitos. Anemia marcadores propio, por: que conduce a:
Púrpura Trombopénica autoinmune Integrina de plaquetas (CD41a) Coagulación anómala, plaquetopenia HLA de • Selección anormal • Liberación de auto-
enfermedad y del repertorio de antígenos
Síndrome de Goodpasture Fibras de colágeno tipo IV Vasculitis, fallo renal y pulmonar linfocitos secuestrados
De otros genes
Pénfigo vulgar Cadherina epidérmica Ampollas epidérmicas • Activación policlonal • Alteraciones
de linfocitos estructurales de
Fiebre reumática aguda post- Músculo cardiaco, por reacción Poliartritis, miocarditis, deterioro de válvulas autoreactivos auto-antígenos
estretococos cruzada cardiacas • Estimulación por • Aumento de
Enfermedad de Graves Receptor de TSH Hipertiroidismo antígenos extraños coestimuladores en
con reactividad APCs tisulares
Miastenia Grave Receptor de acetil-colina Fatiga muscular
cruzada con
Mediadas por Inmuno-Complejos (Tipo III) antígenos
Lupus eritematoso sistémico DNA, histonas, ribosomas Glomerulonefritis, vasculitis, artritis
Mediadas por Células T (Tipo IV)
Linfocitos Auto-antígeno OTROS
Diabetes mellitus insulinodependiente Desconocido (células β páncreas) Destrucción células pancreáticas auto-antígeno Inmunogénico + APCs FACTORES
Artritis Reumatoide Antígeno sinovial desconocido Inflamación y destrucción articulaciones específicos funcionales Tisulares competentes Edad
Esclerosis múltiple Proteína básica de la mielina Invasión cerebral por células T CD4, parálisis (envejecimiento)
AUTOINMUNIDAD Sexo
(hormonales)

Asociación HLA - Enfermedades Autoinmunes: Asociación Infección - Enfermedades Autoinmunes:


INFECCIÓN ENFERMEDAD
ENFERMEDAD Alelo HLA Riesgo Relativo Proporción
Espondilitis anquilosante B27 87 0.3 Streptococcus grupo A Fiebre reumática (miocarditis, poliartritis)
Uveítis anterior aguda B27 10 0.4 Chlamydia trachomatis Síndrome de Reiter (artritis)
Enfermedad de Goodpasture DR2 16 1.0 Shigella flexneri Artritis reactiva
Esclerosis múltiple DR2 5 10 Salmonella (typhimurioum y enteritidis) Espondilitis anquilosante
Yersinia enterocolítica
Enfermedad de Graves DR3 4 8
Campylobacter jejuni
Miastenia grave DR3 3 2
Kelbsiella pneumoniae
Lupus eritematoso sistémico DR3 6 15
Borrelia burgdorferi Artitis crónica en la enfermedad de Lyme
Diabetes mellitus insulino- DR3 y/o DR4 10 5
EBV, HTLV-1 Artitis reumatoide
dependiente
Artritis Reumatoide DR4 y DR1 5 3 HTLV-1, HIV-1 Lupus eritematoso sistémico
Pénfigo vulgar DR4 15 1.0 HTLV-1 Síndrome de Sjögren
Tiroiditis de Hashimoto DR5 3 4.5 HHV-6 Esclerosis múltiple
Cocksackie Diabetes mellitus insulinodependiente
Paperas
Rubéola
Retrovirus
Proteínas Humanas con semajanza estructural con
patógenos (mimetismo)
Enfermedad Proteína Patógeno
Síndrome de Reiter HLA-B27 Klebsiella
IDDM
Espondilitis HLA-B27 Klebsiella
anquilosante
Artritis Reumatoide HLA-DR4 Epstein-Barr virus
Miastenia grave Ach receptor Polio virus
Enfermedad Celiaca Gliadina-A Adenovirus tipo 12
IDDM Insulin receptor Papilloma virus
IDDM HLA-DR Cytomegalovirus

La miastenia grave resulta de la presencia de anticuerpos anti-


Receptor de acetil-colina que bloquean al receptor, e impiden la
señalización vía acetíl-colina.
Tratamiento de enfermedades Autoinmunes:

• Trasplante de médula ósea


• Drogas inmunosupresoras: esteroides
• Drogas anti-inflamatorias
• Plasmaféresis (para retirar los auto-anticuerpos)
• Anticuerpos monoclonales contra subpoblaciones
específicas de linfocitos T: CD4
• Inducción de tolerancia específica a auto-antígenos
(cuando el auto-antígeno es conocido)
20 Hipersensibilidad
N. Ballesteros, y R. Solana

INTRODUCCIÓN
Los procesos inmunitarios son utilizados por el organismo para defenderse de las agresiones por
agentes infecciosos. No obstante, en ciertos casos, el organismo reacciona de una forma inapropiada o
excesiva de manera que se pueden ocasionar diversos tipos de daño tisular. Estas situaciones, que
conocemos como hipersensibilidad, pueden tener aspectos positivos o negativos al poder causar ellos
mismos la enfermedad. La respuesta del organismo para producir una reacción de hipersensibilidad
depende del agente patógeno y del terreno genético del hospedador que responderá de una u otra forma
al agente causal.

Según la clasificación de Coombs y Gell de 1963, existen cuatro tipos de reacciones de


hipersensibilidad: Tipos I-IV (Tabla20.1). La hipersensibilidad tipo I se trata en el próximo capítulo.
También ha sido definido un Tipo V denominado hipersensibilidad estimuladora, mediada por
anticuerpos anti-receptor que en lugar de destruir la célula produce su estimulación.
En cada uno de los tipos de hipersensibilidad participan de forma secuencial diferentes tipos de células y
mediadores solubles. Las características más relevantes de cada tipo de hipersensibilidad se resumen a
continuación y se esquematizan en la Tabla 20-1.

TABLA 20.1
Reacciones de hipersensibilidad
Tipo Nombre Mecanismo Latencia Mediadores

I Inmediata IgE 15 min Histamina, LTC4


II Citotóxica IgG o IgM ---- C o ADCC
III Inmunocomplejos IgG 4-6 h C5a, proteasas
IVA Retardada Linfocitos T >24 h Linfocinas (IFNg y otros)
IVB ---- Linfocitos Tc ---- Citotoxicidad

Hipersensibilidad tipo II.


Las reacciones de hipersensibilidad de tipo II son mediadas por anticuerpos tipo IgG o IgM. Estos
anticuerpos pueden haberse producido como consecuencia de una respuesta inmunitaria normal y
reconocer elementos no propios (como en el caso de inmunización reiterada con antígenos extraños o
en enfermedades infecciosas agudas o crónicas), o por el contrario pueden ser autoanticuerpos que
reconozcan componentes propios del organismo.

Las reacciones de tipo II son reacciones mediadas por la interacción de antígenos presentes en
la superficie de diferentes células con anticuerpos de tipo IgG e IgM preformados y que reconocen el
tejido en cuestión. El daño celular resulta de la posterior activación de la cascada del sistema
complemento o su interacción con células efectoras a través de su fracción Fc. Los receptores para la
fracción Fc de la IgG se encuentran presentes en células fagocíticas (neutrófilos, macrófagos), células
NK y plaquetas. La activación de estos receptores causa la liberación de proteasas y radicales libres de
las células fagocíticas, el proceso de citotoxicidad dependiente de anticuerpo (ADCC) mediado por los
linfocitos NK y la liberación de histamina y sustancias vasoactivas por las plaquetas. Además la
activación del sistema del complemento origina el depósito de las fracciones C3b y C3bi en la membrana
celular. Tanto las células fagocíticas como las NK poseen receptores para estos fragmentos (CR1 y CR3)
lo que favorecerá su unión a la célula diana y su subsecuente destrucción.

Los ejemplos más claros de hipersensibilidad de tipo II lo constituyen las reacciones hemolíticas.
En determinadas circunstancias existen anticuerpos preformados que pueden reaccionar con antígenos
de membrana del eritrocito y ocasionar su destrucción. Tal es el caso de las reacciones contra antígenos
de grupos sanguíneos y que pueden dar lugar a dos cuadros clínicos de gran importancia:
Las reacciones post-transfu-sionales y la eritroblastosis fetal. Entre los diferentes sistemas de
grupos sanguíneos existentes, los sistemas AB0 y Rh son los más importantes. Casi todos los individuos
poseen anticuerpos tipo IgM contra los antígenos del sistema de grupos sanguíneos AB0 que ese
individuo no posee.

En el caso de la eritroblastosis fetal son los anticuerpos contra determinantes del sistema Rh los
responsables del daño ocasionado. Estos anticuerpos anti-Rh (D) no existen de forma espontánea en los
individuos Rh (-), pero se sintetizan en los casos en los que haya habido un contacto previo (Figura 20.1)

Figura 20.1

En el momento del parto suelen pasar glóbulos rojos portadores de antígenos Rh (+) del feto a la
madre. Como consecuencia, en ésta se puede producir una sensibilización de sus linfocitos que en un
contacto subsiguiente sintetizarán anticuerpos tipo IgG. En un embarazo posterior, al permanecer las
células sensibilizadas en la madre, se están produciendo anticuerpos anti Rh D (+) que pasan de la
madre al feto y reaccionan frente a los glóbulos rojos de éste, llegando a la destrucción de los mismos.
Esto produce una bilirrubinemia muy intensa que si no es tratada pronto, puede costar la vida al feto.
Para prevenir este fenómeno, actualmente existe un tratamiento específico que consiste en inyectar a la
madre, después del parto, inmunoglobulinas IgG anti Rh D (+) que reaccionan con los determinantes Rh
D (+) de los glóbulos rojos fetales que han pasado a la circulación materna, con lo cual se evita la
inmunización de la madre por algún mecanismo no muy bien conocido todavía, pero en el cual podría
intervenir la acción supresora específica de la IgG inyectada.
Hipersensibilidad tipo III
Las reacciones de hipersensibilidad tipo III se producen por la existencia de inmunocomplejos
circulantes que al depositarse en los tejidos causan la activación de los fagocitos y el subsecuente daño
tisular. Los inmunocomplejos formados por la unión del anticuerpo y el antígeno pueden ser patógenos
según sus características físico-químicas (Figura 20.2). Así dependiendo de su tamaño serán eliminados
por la orina si son de pequeño tamaño o captados por los fagocitos si son de gran tamaño. Por el
contrario los de tamaño intermedio pueden depositarse en los tejidos y causar lesiones. Otros factores
como la carga también son determinantes para su efecto patológico. Los inmunocomplejos circularán por
la sangre y se podrán localizar en diferentes tejidos del organismo, como articulaciones, vasos
sanguíneos, riñón, etc. En la mayoría de los casos los inmunocomplejos se forman como consecuencia
de:

1. Post-estreptocócica, o persistentes como la hepatitis vírica tipo B o C.

2. Exposición e inhalación persistente de agentes ambientales como hongos (pulmón del granjero)
o proteínas animales (enfermedad del cuidador de aves)

3. O bien como consecuencia de la presencia mantenida de altos niveles de autoanticuerpos en


algunas enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso sistémico o artritis reumatoide. La
unión de los anticuerpos tipo IgG a los enfermedades infecciosas agudas como la
glomerulonefritis antígenos solubles en el organismo causa el daño tisular por diferentes
mecanismos. En primer lugar pueden inducir la activación de la cascada del complemento y la
producción de C3a y C5a que atrae PMN al sitio inflamatorio lo que ocasiona un rico infiltrado de
neutrófilos. La activación de estos y la liberación de enzimas lisosomales causa daño tisular.
Asimismo son atraídos al foco inflamatorio mastocitos y células cebadas que liberan histamina
incrementando la permeabilidad vascular.

Figura 20.2

Hipersensibilidad de tipo IV
La reacción de hipersensibilidad retardada juega un papel importante contra agentes patógenos
intracelulares (por ejemplo, Mycobacterium tuberculosis, Listeria monocytogenes, Brucella mellitensis,
Candida albicans, Pneumocytis carinii). Sin embargo, también tiene aspectos nocivos y a veces las
lesiones tisulares causadas por la hipersensibilidad retardada son tan extensas que comprometen
gravemente al organismo.

La reacción de hipersensibilidad tipo IV se caracteriza por la llegada al foco inflamatorio de un


gran número de células no específicas de antígeno con predominio de los fagocitos mononucleares.

El desarrollo de una reacción de hipersensibilidad retardada requiere un período de


sensibilización de 1 a 2 semanas tras el primer contacto con el antígeno. Durante este período, los
linfocitos Th1 son activados por el antígeno presentado junto con las moléculas de clase II del MHC en
una célula presentadora de antígeno y se expanden clonalmente.

Tras un segundo contacto con el antígeno, se inicia la fase efectora de la respuesta. En general
requiere unas 24 horas para que la reacción sea evidente y el máximo se produce entre 48 y 72 horas. Al
cabo de unas horas de la inyección del antígeno, alrededor de las venas post-capilares se acumulan los
neutrófilos. Al cabo de 12 horas, el lugar de inyección del antígeno aparece infiltrado por linfocitos T y
monocitos con una distribución perivascular. Las células endoteliales se hinchan y dejan pasar
macromoléculas del plasma. El fibrinógeno presente en el espacio intersticial se deposita en forma de
fibrina y junto con los monocitos y linfocitos T extravasados causan la hinchazón y endurecimiento del
tejido (granuloma). Las células que actúan como presentadoras de antígeno son células de Langerhans,
macrófagos y células endoteliales.

En la hipersensibilidad retardada, al contrario de los que sucede en la hipersensibilidad


inmediata, intervienen las citocinas segregadas por los linfocitos Th1 (Figura20.3).La IL-2 actuando de
forma autocrina aumenta la población de células Th1. Además, se produce IFN-g que actúa sobre los
fagocitos mononucleares activándolos y atrayéndolos al lugar de la inflamación. La IL-3 y el GM CSF
pueden inducir a nivel local una proliferación de los macrófagos. Además, los macrófagos activados
producen a su vez M CSF, GM CSF y TGF-b que estimulan de forma autocrina su propia proliferación.
Sobre las células endoteliales vasculares actúan el IFN-g y la linfotoxina, así como el TNF-a y la IL-1,
ambas producidas por macrófagos, induciendo una serie de modificaciones que facilitan la salida del
lecho vascular de los neutrófilos y monocitos.

Figura 20.3

BIBLIOGRAFÍA
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derived cytokines. Annu. Rev. Immunol. 10: 385 409.
La terminología es confusa

Refiere a una reacción exagerada


Hipersensibilidad contra antígenos inocuos (alergia).

Refiere a una reacción muy


Hiperreactividad eficiente “normal”, que es
consecuencia de otra patología
Hipersensibilidad (reacción autoinmune, formación
de inmunocomplejos, etc.)

En todos los casos existe daño tisular y riesgo de vida, sin


embargo la reacción hiperreactiva puede ser beneficiosa
(sífilis, tuberculosis).

Hipersensibilidad - 4 Tipos
• Tipo I Hipersensibilidad Inmediata
Clasificación de Gell y Coombs
(“Alergia”)
Hipersensibilidad inmediata
-Tipo I Reacción mediada por IgE. – IgE
Conjutivits alérgica, asma, etc.

Citotóxica.
• Tipo II Lisis mediada por Anticuerpos
Dependientes
de anticuerpos -Tipo II Anemia hemolítica del recién nacido
Transplantes - Autoinmunidad
– IgG y complemento
Por inmunocomplejos – IgG, células NK y eosinófilos
-Tipo III Autoinmunidad, Infecciones
• Tipo III Enfermedad por Inmunocomplejos
Dependiente de
células T - Tipo IV Dermatitis por contacto – IgG, IgM y complemento
Hipersensibilidad retardada.
• Tipo IV Mediada por Células (Retardada)
– Células CD4 - Th 1; Células CD8 T
Hipersensibilidad de Tipo I Alergias mediadas por IgE

• Mediada por IgE Enfermedad Tipo de Vía de Respuesta


alergeno entrada
• Respuesta Secundria Anafilaxis sistémica Medicamentos,
venenos de insectos,
Intravenosa Edema,
vasodilatación,
antibióticos, oclusión traqueal,
• También llamada “anafilaxia” contraste
radiológico
colapso circulatorio,
muerte
Inflamación local Picaduras de Subcutánea Vasodilatación local,
• Liberación de mediadores de inflamación insectos, pruebas edema local
cutáneas de alergia
por los mastocitos y basófilos Rinitis alérgica, asma Polen, restos de Respiratoria Edema e irritación
bronquial insectos o animales de la mucosa nasal
• Local o sistémica de compañía,
ácaros
y/o bronquial

Alergia alimentaria Leche, huevos, Digestiva Vómitos, diarrea,


• Inicio muy rápido (Hipersensibilidad pescado, etc... prurito, urticaria

inmediata)

Tipo I Alergia

Desarrollo en 2 – 30 minutos
Alergia
Alergeno
Degranulación IgE
IgE
Activación

Mastocito Mastocitos, basófilos y eosinófilos


RFcεε I
Los gránulos De muy alta afinidad
contienen heparina, Mediadores de inflamación Receptores para IgE
histamina y enzimas RFcεε II
De afinidad media- baja
-Peso molecular 190 kDa
IgE, síntesis Célula T
IgE -No activa complemento
-No traspasa placenta. Célula B IgM
IL-4
- En suero está en concentraciones Cambio de clase a IgE 1
IL-13
por debajo de 0’1 µg/mL.
CD40-CD40L 2
Las concentraciones séricas aumentan con la
edad, a los 10 –15 años se estabiliza. Los Señal 1- activa la transcripción en un sitio
individuos con predisposición a la alergia muestran particular del locus de la inmunoglobulina
un incremento más temprano en la concentración.
Señal 2- La unión de CD40 en las B activa el
cambio de clase a nivel de ADN.

Se generan en Las IgE sobre mastocitos o basófilos están firmemente


médula ósea ancladas por el receptor, hecho que no está relacionado
inducidos por IL-4 y
con la especificidad de la inmunogloblulina.
GM-CSF
Mastocitos y basófilos
gránulos citoplásmicos similares que son exocitados en la
activación

ε
Los eosinófillos presentan bajos niveles de RFcε I

La células se activan:
ε I.
-Por entrecruzamieno de las IgE unidas a receptores RFcε Sobre las células habrá IgE de diferente especificidad.
-Por unión de fragmentos del Sistema de complemento (C3a y C5a)
Entrecruzamiento de receptores de IgE Entrecruzamiento de receptores de IgE
mastocito

Cada IgE reconoce un epitopo único en el


Dos moléculas de IgE de diferente
Ag Ag alergeno, el entrecruzamiento lo realiza
especificidad yuxtapuestas por azar,
otra molécula (un anticuerpo, una lectina)
reconocen epitopos sobre el mismo
antígeno.
Receptor de IgE
Anti RFcε I
Dos moléculas de IgE de igual
Independientemente de las
especificidad reconocen epitopos repetidos
Ag IgE, unión por anti receptor
sobre el antígeno. (P ej.: haptenos fijados
sobre una proteína portadora o alergenos Unión por anti isotipo IgE o
Anti idiotipo
de epitopos repetidos) antiidiotipo

El mastocito
Moléculas liberadas por mastocitos activados: Los gránulos: (preformados, no inducidos)
• Histamina y heparina Histamina
– Incremento de la contracción muscular lisa
– Incremento de permeabilidad vascular
-Proteoglicanos: heparina y condroitin sulfato
– Tóxicas para parásitos -TNF-α
• IL-4 e IL-13 - Enzimas
– Activación de células Th2; inhibición de respuestas Th1 y aumento de síntesis
de IgE
• IL-3 e IL-5 Se fija sobre receptores en terminales
− Activación de Eosinófilos nerviosos induciendo:
• α
TNF-α
- Activación de endotelios vasculares y otros tipos ceulares -contracción de músculo liso de
• Factor activador de plaquetas (PAF)
bronquios, intestino, útero
– Atractor y activador de neutrófilos y eosinófilos
• Factor inhibidor de macrófagos (MIP): -aumento de permeabilidad vascular
– Quimiotáctico para neutrófilos
• Leucotrienos:
(edema)
– Contracción de músculo liso
– Aumento de permeabilidad vascular
-urticaria en piel
– Secrección de moco
-hipersecreción de mucus en bronquios.
El mastocito Activación de mastocitos y eosinófilos .

En los gránulos, la histamina se encuentra


asociada a los proteoglicanos (polianiones Secreción de Síntesis y
Síntesis y
gránulos secreción de
que la estabilizan). preformados
secreción de
mediadores
citocinas
lipídicos -TNF α
Liberado el complejo a tejidos, la histamina -IL-1
-PGD2
adquiere la forma activa por intercambio -LTC4
-IL-4

con ión sodio. -PAF


-IL-5
inmediato -IFN -γ

Antígeno Anticuerpo IgE


Reacción inmediata
Liberación del contenido de gránulos (productos preformados)
RFcεI Histamina
α
TNFα
Mastocito
Enzimas (proteasas neutras) El mastocito y basófilo
Proteoglicanos

Degranulación -mastocito - residente en tejido conectivo en


(minutos)
Reacción tardía todo el cuerpo próxima a vasos y
Entre los productos inducidos por la activación del mastocito,
son importantes los eicosanoides : particularmente en el sub-epitelio de las
PGD2. Es una prostaglandina característica de mastocito
Los Leucotrienos LTA4 - LTB4, son lipídicos, los derivados de mucosas respiratoria, del aparato urogenital y
éstos LTC4, LTD4 y LTE4 son complejos con glutiatión o
modificaciones de éste, como grupo se denominan SRS-A. gastrointestinal.
Liberación de También se induce
mediadores de la α; IL-1, IL-3, IL-4, IL-5, IL-10, GM-CSF, MIP-1
TNFα
reacción tardía
En la fase tardía de la reacción de hipersensibilidad tipo I, se
produce un infiltrado inflamatorio, primero de neutrófilos y luego -El basófilo es un tipo celular semejante,
de de eosinófilos, macrófagos cél T CD4,atraídas por los
SRS-A
eicosanoides y quimiotaxinas liberadas por el mastocito. En
particular el eosinófilo tiene un rol agresivo sobre tejidos
circulante. Únicos tipos celulares que
Slow reactive
substance of (citotoxicidad por radicales libres, MBP sobre epitelio)
La reacción tardía no es afectada por los fármacos
presentan receptor para IgE de alta afinidad
(RFcεε I).
anaphylaxis.
antihistamínicos, pero es sensible a los efecto antiiflamatorios de
los corticoides.
El mastocito Alergia – algunos términos

-Existen dos grandes categorías de mastocito,


uno ubicuo en tejido conectivo (mastocito de Atopia.- Predisposición genética a la producción de
IgE contra antígenos ambientales inocuos. (viene de
tejido conectivo) y otro presente en mucosas “inusual”) Sin embargo en EEUU afecta al 20 % de la población.
(mastocito de mucosas) con gran cantidad de
receptores para IgE y producción de PGD2. Anafilaxis reacción sistémica extrema los mediadores
de mastocitos y eosinófilos congestionan las vías
respiratorias produciendo asfixia, colapso
La prostaglandina D2 deriva de la vía de la 5-ciclooxigenasa de los cardiovascular que lleva a la muerte. CHOQUE
mediadores lipídicos. Es sintetizada particularmente por mastocitos y ANAFILÁCTICO
basófilos y es un fuerte inductor de la permeabilidad capilar y
contracción del músculo liso.

El shock anafiláctico es el accidente más grave


que puede desencadenar un antígeno Las causas más comunes de
extrínseco (sueros de animales, ruptura de un anafilaxis
quiste hidático, venenos de insectos,
medicamentos, alimentos, etc.) Es un reacción -Picadura de abejas y avispas
cuya evolución inmediata puede ser mortal. La -Alimentos
causa es la disminución generalizada del tono
vascular -Goma de látex
Por ser una reacción inmediata la gravedad está en poder resolver -Drogas
la situación en pocos minutos, por lo que los fármacos
(generalmente adrenalina y corticoides) deben estar accesibles
para estas urgencias.
El antígeno entra de forma sistémica (picadura) o en la sangre
(drogas), absorbido a través de la piel o mucosas (látex).
Alergias
Descripción clínica de la anafilaxis.
-Conjuntivitis alérgica (mastocitos de conjuntiva)
-Sistema cardiovascular: colapso estacional – afecta a niños y jóvenes - enrojecimiento e
hinchazón de conjuntiva, excesiva producción de lágrimas.
-Sistema respiratorio: broncoespasmo,
edema de laringe -Rinitis alérgica. Es de gran prevalencia. La rinitis
estacional se denomina fiebre del heno
-Piel: eritema, angioedema, urticaria
Alergenos, polen, esporas, polvo de la casa, gatos, perros, etc
-Sistema gastrointestinal: vómitos,
diarrea.
Rinitis asma y alveolitis se superponen, el órgano de
choque es diferente y depende del tamaño del
alergeno

Alergias
En el tratamiento de las alergias hay varias
estrategias:
Tamaño
Órgano de Enfermedad
del -En uso: hiperinmunización con el alergeno. Se
choque asociada
antígeno produce IgG anti- alergeno que compite con la
IgE, anulando la reacción de ésta
>15 µm nariz rinitis
-En estudio: anticuerpo monoclonal (humanizado)
contra el receptor de IgE, impidiendo la fijación
5 – 15 µm bronquios asma de ésta sobre los mastocitos.
-En estudio: anticuerpo monoclonal contra el sitio
alveolitis de unión en fragmento Fc de las IgE a su
<5 µm alvéolo receptor en mastocitos.
La IL-4 induce cambio de isotipo hacia IgE Los mastocitos activados secretan IL-4, que aumenta la producción de IgE

Activación de mastocitos
Los mastocitos son la Y liberación de gránulos Aproximaciones Terapéuticas
fuente inicial de
mediadores Diana Mecanismo Aproximación
inflamatorios,
Activación de células Invertir la proporción Th2/Th1 •Péptidos específicos de antígeno
fundamentalmente Th2 •Citocinas: IFN, IL-12
Histamina.
Activación de células B •Bloquear la co-estimulación •Inhibir CD40L
para producir IgE •Inhibir las citocinas Th2 •Inhibir IL-4 e IL-13
Tracto gastrointestinal Vías respiratorias Vasos sanguíneos Activación de Inhibir los efectos de la unión Bloqueo del FcR para IgE
mastocitos de IgE al FcR del mastocito
Aumento secreción fluidos Disminución de diámetro Aumento flujo sanguíneo
Aumento de peristalsis Aumento secrección Aumento permeabilidad vascular
mucosa Acción de los •Inhibir el efecto de los •Drogas anti-histamínicas
mediadores mediadores en respuestas
específicas
Aumento de fluídos en
tejidos, y de flujo •Inhibir la síntesis de •Inhibidores de lipo-oxigenasa
Expulsión del contenido Expulsión del contenido linfoide en nódulos mediadores específicos
Gastro-intestinal De vías respiratorias Inflamación Bloquear los receptores de •Inhibir la IL-5
linfáticos
(diarrea, vómitos) (flemas, estornudos+) Aumento de células y dependiente de citocinas o quimiocinas que
proteínas en tejidos Eosinófilos median el reclutamiento y •Bloquear el CCR3
Aumento de respuestas activación de Eosinófilos
“efectoras” en tejidos
Eritrocitos y anticuerpos anti-
eritrocitarios
Hipersensibilidad Tipo II
Los auto-
• Mediada por IgG anticuerpos
pueden producir
• Antígenos unidos a membranas celulares – bien por
que se encuentren en ellas naturalmente o porque se hipersensibilidad
depositen en ellas. tipo II Activación del complemento y células
Células con receptor para Fc (FcR)M
con receptores para complemento
(CR)
• Vía clásica de activación del complemento
involucrada
• Células fagocíticas involucradas: vía FcR y vía CR
• Citotoxicidad dependiente de anticuerpos (ADCC):
por células NK y eosinófilos Fagocitosis y lisis de eritrocitos Fagocitosis y lisis de eritrocitos

Tipo II Citotóxica Tipo II En embarazos posteriores, los


anticuerpos IgG maternos
Desarrollo en 5 – 8 horas Primer embarazo, la madre atraviesan placenta y
Célula no propia origina una respuesta anti RhD destruyen los hematíes RhD+
contra hematíes del feto. En el del recién nacido o feto.
Lisis por parto puede estar en contacto Madre RhD -
complemento con hematíes del primer hijo.
Transfusiones
También puede sensibilizarse
Anticuerpos Ig M por transfusiones
normales

Ig G Feto
Célula propia RhD +
Fagocitosis
Enfermedad hemolítica
del recién nacido
La eliminación de células de
sangre opsonizadas (C3b)
Si a la madre se le inyectan anticuerpos anti RhD después del nacimiento de cada niño
Anemia hemolítca ocurre en el bazo, donde son
Autoanticuerpos fagocitadas por macrófagos.
RhD+ , se eliminan (ocultan) hematíes RhD + del niño, impidiendo que el sistema
autoimune inmune desarrolle una respuesta en anticuerpos.
Anemia hemolítica inducida por Drogas
Tipo II
Algunos autores la denominan hipersensibilidad mediada por IgG e IgM Anticuerpos
penicilina frente al
En resumen, se producen daños tisulares en casos tales como: “neoantigeno”
eritrocit
o

- Incompatibilidad Rhesus
- Reacciones en las transfusiones
- Autoantígenos. Gran variedad de autoanticuerpos contra
antígenos propios tales como la membrana basal del glomérulo
(síndrome de Goodpasture) el receptor de acetilcolina complemento Lisis de eritrocitos mediada por
(Myastenia gravis). MAC
Opsonización por anticuerpos
-Drogas. La penicilina se puede unir a eritrocitos y causar
hemólisis. Opsonización por complemento

Hipersensibilidad Tipo III Condiciones de Predisposición


• Enfermedad por Inmuno-Complejos • Inyección, Ingestión o Inhalación
• Producida por antígeno soluble (local o repetida del antígeno
sistémico) • Infecciones persistentes
• Mediada por IgG, IgM • Autoinmunidad
• Requiere alto título tanto de Ag como • Cancer
de Ab
• Presencia de Inmunoglobulinas
• Vía clásica de activación del “sensibles” a la temperatura
complemento involucrada (crioglobulinas)
• Células fagocíticas involucradas
Tipo III Por Inmunocomplejos Tipo III Por Inmunocomplejos

Efecto fisiológico Eliminación en Reacción experimental. Si a un animal hiperinmunizado, se le


bazo (fagocitosis) inocula intradérmicamente el antígeno, se induce una reacción semi
retardada (aprox. 6 horas) caracterizada macroscópicamente por
Reacción un púrpura necrótico y petequias. Histológicamente aparece una
de Arthus trombosis vascular y acumulación local de neutrófilos. En
C3b Vasculitis, inmunofluorescencia se ve acumulación de C3b e IgG.
glomérulo
C3b renal, piel,
Neutrófilos pulmón
articulaciones, En la inoculación de proteínas no propias por vía intravenosa (por ej.
Necrosis corazón, etc. en la inmunización pasiva: antiveneno de ofidios, anti suero
antitetánico), el individuo produce anticuerpos. Si hay un segundo
Neutrófilos
encuentro con el antígeno (inoculación del mismo antisuero ), se
Enfermedad produce la precipitación de inmunocomplejos en vasos. Como
del suero consecuencia aparecen lesiones renales, articulares, cardíacas, en
Depósito fuera de los vasos. Depósito en de los vasos. vasos por depósito de IgG y fragmentos de C3 en la pared de vasos
Reacción tipo Arthus Enfermedad del suero en esos órganos.

Tipo III Por Inmunocomplejos Tipo III Por Inmunocomplejos


Los inmunocomplejos circulantes - Infecciones Los inmunocomplejos circulantes - Autoinmunidad
Los complejos inmunes circulantes pueden formarse de forma transitoria, p. ej. en
una infección sin haber efecto patológico.
En las enfermedades autoinmunes el antígeno está
Si la multiplicación del agente infeccioso no es eficientemente permanentemente presente.
controlada por el Sistema Inmune o el tratamiento antibiótico.
Los inmunocomplejos con los autoanticuerpos, producen
lesión en las paredes de los vasos.
Formación de inmunocomplejos circulantes
- Anginas estreptocócicas complicadas con glomerulonefritis
Lupus eritematoso sistémico
- Endocarditis bacterianas
(complejos antígenos nucleares - autoanticuerpos anti antígenos nucleares)
- Forma lepromatosa de la lepra
- Infecciones virales prolongadas (hepatitis B y especialmente hepatitis C)
-Gran número de parasitosis (paludismo, esquistosomiasis, tripanosomiasis,
leishmaniasis, etc)
Tipo III Por Inmunocomplejos Tipo III Por Inmunocomplejos

Fisiología de los inmunocomplejos La lesión por inmunocomplejos sobre la pared vascular implica varias etapas
Los inmunocomplejos circulantes (ICC), pueden incluir varios tipos de moléculas:
ANTÍGENO – ANTICUERPO, ANTICUERPOS ANTI-IDIOTIPO, FACTOR REUMATOIDEO, -Depósito de los inmunocomplejos sobre la pared vascular y activación del
PROTEÍNAS DEL COMPLEMENTO Sistema de Complemento

Mecanismos de solubilización y transporte de los ICC. -La liberación de anafilotoxinas quimiotácticas C3a y C5a, implica la
-El complemento juega un rol importante en estos mecanismos. El C3b sobre el antígeno,
atracción y activación de neutrófilos, degranulación de plaquetas, inicio de la
posibilita el transporte por los hematíes de los IC anclándolos por su receptor CR1, luego se coagulación. En el tejido conectivo próximo estos fragmentos activan
produce la eliminación por fagocitosis por macrófagos de bazo e hígado. mastocitos, con la consiguiente liberación de sus gránulos.
-Los complejos inmune de gran tamaño son eliminados más rápida y fácilmente que los - Aumenta la expresión de moléculas de adhesión en el endotelio,
pequeños, que son los que tiene tendencia a depositarse en vasos.
inmovilización de plaquetas y neutrófilos, activación de neutrófilos (reacción
Mecanismos de depósito de los inmunocomplejos. oxidativa, liberación de enzimas lisosomales).
La principal causa del depósito son factores hemodinámicos. La sangre normalmente fluye de
-Adhesión de monocitos y luego de linfocitos T. Liberación de citocinas (IL-1
forma laminar, por lo que las partículas circulan por el centro separadas por una pequeña
lámina de plasma. En las zonas fisiológicas de filtración se aumenta el contacto con el TNF-α). Migración de monocitos y neutrófilos a través de la membrana
endotelio (glomérulo renal, capilares de la sinovial), favoreciendo el depósito. basal.

Alergias por deposición de


Tipo III Hipersensibilidad tipo III Inmuno-Complejos
Enfermedad Ruta de entrada del Deposición del
Sitio de acción Antígenos Enfermedad Ag Inmuno-Complejo
Vasculitis Intravenosa Vasos sanguíneos (venosos,
Esporas de bacterias Pulmón de granjero arteriales)
Arteritis
Localizado Esporas de hongos
(por inhalación) Glomerulonefritis Intravenosa Glomérulos renales
Enfermedad del criador de
Heces de paloma
palomas
Estreptococos Nefritis estreptocócica. Artritis Intravenosa Membrana sinovial
(articulaciones)
Hepatitis B
Virus de Epstein Barr Reacción de Arthus Subcutánea Area epidérmica
Rash cutáneo perivascular
Sistémico Malaria
Autoantígenos (ej. ADN) Lupus eritematoso sistémico Pulmón de Granjero Respiratoria Alveolos pulmonares
Drogas – penicilina.
Alergia a drogas
Sulfamidas
Daños Tisulares por depósito Enfermedad del suero
de IC (sistémica):
Hipersensibilidad transitoria por I C
• Bloqueo circulatorio, conducente a necrosis
tisular
• Daños enzimáticos y fagocíticos inducidos
por fijación del complemento
• Vasodilatación y edema (si se produce de
modo sistémico puede conducir a shock)
• Inflamación
Injección de Fiebre,
un suero vasculitis,
“extraño” artritis, nefritis

Hipersensibilidad Tipo IV Tipo IV Mediada por células. (células T)


Hipersensibilidad de tipo retardado.
Hapteno, agente infeccsioso
Macrófagos persistentemente
• Mediada por células; no participan infectados o estimulados
anticuerpos Cél T

• También llamada “Hipersensibilidad


Retardada”
Células
gigantes Linfocitos
macrófaos

• Participan células Th1 y Th2 (menos


Presentadora en piel
frecuentemente T citotóxicas) granuloma
Tipo IV Tipo IV

Dermatitis por contacto


Fase efectora
Hora 0
Fase de sensibilización Reencuentro con el
48-72 horas
tuberculina Moléculas pequeñas antígeno
(Haptenos)

piel
Célula
célula dermis Células T, Th1
dendrítica macrófagos, Célua de
Célula
Vaso sanguíneo fluido (edema) Langerhans Th1
citocinas

citocinas
presentación proliferación
Célula T
proliferación
citocinas

Tipo IV
Diferentes reacciones de Hipersensibilidad Tipo
IV
Dermatitis por contacto
Las reacciones de hipersensibilidad tipo IV están mediadas por células T
específicas de antígeno
Enfermedad Antígeno Consecuencias
Agentes que causan dermatitis por contacto Hipersensibilidad Proteínas: veneno de Hinchazón dérmica local: eritema,
Retardada insectos, proteínas de induración, infiltrado celular y
(Tuberculínica) micobacterias (ruberculina, dermatitis
(24-72 horas) lepronina)
Productos químicos: níquel, trementina, algunos Hipersensibilidad por Haptenos (hiedra Reacción epidérmica local: eritema,
cosméticos, formaldehído, resinas epoxi, resinas acrílicas Contacto venenosa) infiltrado celular, eczema
(10-14 días) Metales pequeños: cromo,
niquel
Hipersensibilidad con Metales inhalados: berilio, Macrófagos activados fagocitan los
Granulomas silicio, asbesto, talco Ags, pero no los pueden destruir.
(semanas) Patógenos intra-celulares Forman células grandes (epiteloides)
que encierran el Ag sin lisar...
Plantas: hiedra venenosa, caucho, etc. Hipersensibilidad por Sustancias químicas
GRANULOMAS
Citolisis de células propias que han
células Tc solubles en lípidos que “recibido la sustancia modificadora”.
atraviesan la membrana y
“modifican” proteínas
Enteropatía sensible al Gliadina Atrofia de vellosidades en el intestino
Gluten (Enf. Celiaca) delgado, malabsorción intestinal
Etapas en la Hipersensibilidad El Ag es procesado por macrófagos
Tisulares y estimula células Th1
Tipo IV
El Ag se inocula subcutánea- Células Th1 efectoras El reclutamiento de células T,
Mente y es procesado por Reconocen el Ag y liberan fagocitos, fluído y proteínas
Células presentadoras Citocinas que actúan sobre al sitio de entrada del Ag
De Ag “locales” El endotelio vascular Ocasionan la lesión visible

Quimiocinas Interferón-γγ α y TNF-β


TNF-α β IL-3 y GM-CSF
Activación de Necrosis tisular Producción de
Reclutamiento macrófagos y libe- “local”. Aumento de monocitos por
de ración de expresión de células “stem” de la
macrófagos al mediadores moléculas de médula ósea
inflamatorios adhesión en vasos
sitio del Ag
“locales”

Ejemplos de enfermedades causadas por los diferentes


tipos de hipersensibilidad

Mecanismo de Alergenos Patógenos Aloantígen Autoantígeno


Hipersensibilid os s
ad
Tipo I Rinitis
(IgE/mastocitos) alérgica
Inmediata (polen)

Tipo II Anemia Reacción post- Miastenia grave


(IgG) hemolítica transfusional (receptor de acetil
(penicilina) (AB0, Rh) colina)

Tipo III Pulmón del Glomerulonefriti Lupus


(IgG en granjero s (post- Eritematoso
inmunocomplejos) (hongo de la estreptococos) Sistémico (anti-
paja) DNA)
Tipo IV Dermatitis Lepra- Rechazo Diabetes mellitus
(linfocitos T) por contacto tuberculoide agudo post- insulino
Retardada (niquel) (micobacterias) trasplante dependiente
(HLA) (células β
páncreas)
Las enfermedades alérgicas no son nuevas Los síntomas de la alergia se transfieren por
la sangre
1698 Floyer - Tratadon del Asma
1796 Jenner - Exposición al Cox pox para protegerse de la viruela
1800 Koch - Los microorganismos causan enfermedades específicas
1819 Bostock - Una afección periódica de los ojos y tórax. Catarro de
verano
1869 Blackley - Asoció el catarro de verano con la cantidad de polen
mediante examen microscópico
1906 Von Pirquet - Acuñó el término ALERGIA:
Alos = diferente, ergos = acción
1923 Coca y Cooke - Definió ATÓPICO y ATOPIA como individuos “con
una peculiar capacidad de ser sensibles a ciertas proteínas del ambiente Paciente previamente sano Dos semanas antes del ataque de asma,
y hábitos de exposición a ellos” que sufre un ataque grave de el paciente había recibido sangre de un
asma en un carruaje tirado donante alérgico a los caballos
por caballos La sangre del donante sensibilizó al
receptor contra los antígenos del caballo

1919 Ramírez

La alergia puede ser transferida por el suero


Alergia

bacalao t= 0 horas t= 16 horas

Respuesta inadecuada a sustancias que son:

NO infecciosas
NO invasivas
suero Inocuas

Solo ocurre en individuos que son inmunológicamente sensibles a estas


Alérgico al bacalao en No alérgico Alérgico al bacalao sustancias
cualquier sitio de inyección solo en el sitio de la
inyección del suero ¿Por qué se produce una respuesta inmune a sustancias inocuas?

1919 - Primera indicación que la alergia era debida a un factor sérico


1921 - Prausnitz y Kustner, anafilaxis cutánea pasiva
1923 - Factor sérico denominado reagina
1968- Ishizaka identificó la reagina como IgE
Alergenos y reacciones alérgicas Propiedades de los alergenos inhalados que
pueden afectar a la alergenicidad
Alergenos inhalados y alergias asociadas
Ácaros del polvo de la casa, alergenos ocupacionales, pelos de animales
Asma bronquial:
Constricción bronquial, producción excesiva de moco, inflamación de las No propio, proteínas biológicamente activas
vías aéreas Las proteínas inducen eficientemente la respuesta de las células T,
Rinitis: alteran la actividad enzimática, alteran la integridad de las membranas,
Edema de la mucosa nasal, rinorrea, estornudo pueden tener propiedades inmunoreguladoras
Conjuntivitis y dermatitis atópica: Introducidas intramuscularmente a bajas dosis
Causada en parte por la sensibilización a alergenos inhalados Favorecen el desarrollo de células Th2
De bajo peso molecular
Alergenos ingeridos y alergias asociadas Difunden rápidamente
Marisco, leche, huevos, pescado, trigo De alta solubilidad
Vómitos, diarrrea, urticaria Se eluyen rápidamente de otras partículas
Estables
Alergenos subcutáneos e intravenosos Sobreviven a la desecación
Picaduras de insectos, drogas, venenos, suero Particuladas y fácilmente inhaladas
Enrojecimiento, anafilaxis sistémica, dermatitis atópica Se sitúan en el tracto respiratorio

Asma alérgico

2000 muertes al año en U.K. ¿Qué son los alergenos?


12% de la población de U.K. afectada
La incidencia aumenta en niños
Carbohidrasas
Factor Odds ratio Proteínas reguladoras
Alergenos de interior 4-20 Inhibidores enzimáticos
Fumador pasivo <2 años 4.7 Proteínas tansportadoras
Fumador pasivo >2 años 0.6 Glutation transferasa
Polución externa 1-4 Lectinas
Proteinasas
La calidad del aire interior es más importante que la polución externa a la Proteínas del tracto reproductivo
hora de determinar el riesgo de convertirse en asmático Ribonucleasas

La polución externa probablemente no causa asma pero exacerba la ¿La realización de las funciones bioquímicas de los alergenos afecta su
enfermedad existente inmunogenicidad y alergenicidad?
Respuesta inmune alérgica
Sensibilización e interacciones
simuladores

CPA
CPA

polarización

Perturbación de
la red de IgE
19 Autoinmunidad
J. L. Rodríguez

INTRODUCCIÓN
La Autoinmunidad patológica viene definida por reacciones de base inmunológica, habitualmente
persistentes y de larga duración, en las que intervienen antígenos propios (autoantígenos). Su expresión
clínica es la consecuencia de la alteración orgánica o funcional de las células, u órgano donde reside el
antígeno que interviene en la reacción (enfermedades autoinmunes órgano-específicas). Cuando
complejos de autoantígeno-autoanticuerpos, circulan por la sangre y se depositan en diversos lugares
del organismo, dan lugar a patología a nivel de diversos órganos, y constituyen la base de las
denominadas enfermedades autoinmunes sistémicas o no órgano especificas. La idea de Autoinmunidad
patológica lleva implícita, la de autoinmunidad fisiológica o natural. En efecto todos los individuos,
tenemos linfocitos T y linfocitos B con potencialidad autorreactiva. Sin embargo como ha quedado dicho
en el capitulo anterior, existen una serie de mecanismos que permiten que aquellos linfocitos
autorreactivos potencialmente peligrosos sean eliminados física o funcionalmente.

Criterios que definen las enfermedades autoinmunes


No existen unos criterios definidos y aceptados internacionalmente que permitan incluir como
autoinmune una determinada enfermedad. Sin embargo muchas de las que actualmente se aceptan
como autoinmunes lo son por combinar algunos o todos de los criterios que apuntamos a continuación:
1. Presencia en el suero del enfermo de autoanticuerpos reactivos con
autoantígenos, presentes específicamente en el órgano o en algunas
células del órgano diana de la enfermedad; o autoanticuerpos contra
autoantígenos distribuidos de forma más general en el organismo.

2. Presencia de autoanticuerpos fijados en las células o estructuras que


sufren el proceso patológico.

3. Demostración de que dichos autoanticuerpos juegan un papel


patogénico en la enfermedad correspondiente.

4. Presencia de infiltrados linfocitarios de forma crónica en los tejidos


afectados.

5. Demostración de que los linfocitos T aislados del órgano que sufre el


proceso autoinmune, pueden ser activados in vitro por el autoantígeno
putativo presentado adecuadamente.

6. Existencia de modelos experimentales espontáneos o inducidos que


remeden la enfermedad correspondiente en el hombre, y en los que se
demuestre que el sistema inmunólogico juega el papel fundamental en
su instauración.

7. Asociación en un mismo paciente de alguna otra enfermedad


considerada de base autoinmune

8. Mejoría del cuadro clínico con tratamientos inmunosupresores.


9. La observación de que un órgano o tejido transplantado de un individuo
idéntico, es rechazado de forma acelerada por el receptor, confirma el
origen autoinmune del proceso que llevó a la necesidad de dicho
transplante. (Este hecho se ha visto en pacientes diabéticos
transplantados con páncreas de gemelos idénticos).
Factores genéticos y enfermedades autoinmunes
Hoy sabemos que existen factores genéticos que imprimen susceptibilidad para el
desarrollo de enfermedades autoinmunes y en muchos casos el genotipo del complejo principal de
histocompatibilidad influye en la susceptibilidad a desarrollar determinadas enfermedades autoinmunes
como se trata en el capitulo HLA y enfermedad. Sin embargo, el mecanismo que relaciona la asociación
de determinados alelos del complejo principal de histocompatibilidad con susceptibilidad a enfermedades
autoinmunes no esta aclarado y hay que dejar constancia del carácter incompleto de dichas
asociaciones. Solamente una pequeña fracción de los individuos que presentan un determinado alelo
HLA desarrollará la enfermedad con que dicho alelo se asocia.
Factores ambientales y enfermedades autoinmunes
La concordancia de gemelos monocigotos para una enfermedad autoinmune no supera
en ningún caso el 60%. En consecuencia debe haber factores no controlados genéticamente que
intervienen en la expresión de las enfermedades autoinmunes. A dichos factores en general les
denominamos factores ambientales. Entre ellos destacan los:
Agentes infecciosos
Es frecuente que una enfermedad autoinmune venga precedida de forma más o menos
próxima de una enfermedad infecciosa. Los agentes infecciosos pueden poner en marcha una
enfermedad autoinmune actuando de diversas maneras, por ejemplo:
1. Actuando como superantígenos, pueden mediar la activación policlonal
de linfocitos T y/o B y macrófagos y liberar gran cantidad de citocinas
que rescatarían células anergizadas autorreactivas.

2. Pueden causar la modificación de un autoantígeno, creándose un


neoantígeno capaz de desencadenar una respuesta que actuaría sobre
el autoantígeno.

3. Virus infectando las propias células linfocitarias podrían destruir o alterar


la función de determinadas poblaciones con capacidad reguladora de la
respuesta.

4. Los anticuerpos y/o linfocitos T generados en una respuesta inmune


contra componentes de un agente infeccioso, pueden reaccionar en
forma cruzada con ciertos componentes del propio huésped, al
presentar estos últimos ciertos epítopos compartidos con el componente
microbiano. Este fenómeno de reactividad cruzada entre componentes
de un huésped y componentes de un agente infeccioso suele designarse
como mimetismo molecular. El mimetismo molecular como mecanismo
de enfermedad autoinmune, fue descrito por primera vez, al demostrarse
que pacientes con fiebre reumática presentaban anticuerpos que
reaccionaban con antígenos del estreptococo y con el tejido cardiaco.

El mecanismo de mimetismo molecular, es uno de los que en la actualidad tiene más


predicamento para explicar la iniciación del fenómeno autoinmune. En esta dirección se han buscado
moléculas en agentes infecciosos con epítopos reconocidos por linfocitos B y que se encuentren también
en moléculas propias, y aun más importante moléculas conteniendo secuencias con los motivos
requeridos para poder ser presentados por determinados alelos de antígenos de histocompatibilidad y
que mimeticen péptidos propios. Epítopos con estas características se han encontrado en moléculas
altamente conservadas en la filogénia, de todas ellas las más analizadas han sido las proteinas de estrés
o de choque térmico (HSP heat shock proteins).

Las proteínas de estrés, son producidas por todas las células procariotas y eucaritas. Existen
varias familias de estas proteínas cuya producción se incrementa rápidamente, en situaciones de estrés
o estímulos adversos para la célula (incremento de la temperatura, desecación, falta de glucosa en el
medio, falta de otros nutrientes, irradiación ultravioleta, radiaciones ionizantes, estímulos inductores de
apostosis en general). Entre las proteínas de estrés equivalentes de distintos orígenes existe una alta
similitud. La denominada HSP 70 de la E. coli y del hombre tienen un 50% de homologias. Por otra parte
dichas proteínas juegan un papel fundamental en el correcto plegamiento de determinadas proteínas a
las que a veces acompañan temporalmente para translocarlas de un compartimento de la célula a otro.

En cualquier caso una respuesta inmunológica montada en principio contra epítopos o péptidos
de la proteína de estrés del microorganismo podría reaccionar cruzadamente con proteínas de estrés
propias y colaborar a que se establezca por un mecanismo de spreading (diseminación) respuesta contra
antígenos propios, preferentemente contra la proteínas que acompañadas por las proteínas de estrés
forman con ellas complejos moleculares.

Anticuerpos contra varias proteínas de estrés se encuentran en diversas enfermedades


autoinmunes como diabetes tipo I, enfermedad de Crohn, artritis reumatoide, lupus eritematoso.
Intervienen en el desarrollo de enfermedades autoinmunes experimentales, como en la artritis por
adyuvante, y posiblemente en aquellas que se consiguen por la inmunización de animales con extractos
proteicos emulsionados con adyuvante completo.

Sustancias químicas.
Ciertas drogas como hidralazina y procainamida, pueden inducir la aparición de LES y de
determinados anticuerpos antinucleares. Otras como la alfa metil dopa pueden inducir anemia hemolitica
por anticuerpos de la clase IgG. El halotane y ácido tienílico anticuerpos contra el citocromo P450 y
hepatopatia. Por otra parte la administración de cloruro de mercurio a animales de experimentación les
induce cuadro de LES con neuropatía y anticuerpos antinucleares. En este momento no se conoce con
certeza el mecanismo de actuación de dichas sustancias en el desarrollo del fenómeno, pero una
posibilidad es que modifiquen determinadas proteínas creando neoantígenos y que estos intervengan en
la rotura de la tolerancia para los antígenos propios.

Factores hormonales
Las hormonas sexuales femeninas intervienen de forma aun no aclarada en favorecer la
aparición de enfermedades autoinmunes. De hecho las enfermedades autoinmunes son en general
mucho más frecuentes en mujeres que en varones. La relación mujer varón va desde 4:1 para la
diabetes tipo I y para la artritis reumatoide, hasta 50:1 para la tiroiditis de Hashimoto, cirrosis biliar
primaria y hepatitis autoinmune clásica.

Tipos de enfermedades autoinmunes


Las enfermedades autoinmunes se clasifican clásicamente en: sintémicas o no específicas de
órgano y específicas de órgano.

Entre las primeras se incluyen las que afectan a gran número de órganos y se asocian a menudo
a hiperactividad de linfocitos B y a un número amplio y variado de autoanticuerpos. En este grupo
destacan: Lupus eritematoso sistémico, Artrtitis reumatoide, Esclerodermia, Dermatomiositis y
Polimiositis. De todas ellas la verdaderamente sistémica y que sin duda presenta más alteraciones
inmunologicas es el LES. Ademas la existencia de diversas cepas de ratones (NZBxNZW, MRL lpr/lpr ó
n/n, BXSB, SWRxSJL), que de forma espontanea presentan un cuadro clínico y hallazgos inmunológicos
muy similares a los del lupus del hombre, ha permitido conocer más a fondo diversos aspectos
inmunológicos y genéticos de dicha enfermedad.(Tabla 19.1).

En las enfermedades autoinmunes específicas de órgano, como la miastenia gravis, el pénfigo o


la tiroiditis de Hashimoto, los autoanticuerpos se dirigen específicamente contra un órgano o un tipo
celular concreto de un órgano determinado.

Existe un grupo de enfermedades autoinmunes dificilmente incluibles en las dos anteriores


clasificaciones, por compartir características de ambos grupos, esto es, afectar un órgano solo o
preferentemente, pero tener autoanticuerpos contra estructuras antigénicas diversas sobre todo
nucleares. Entre ellas destacan: la cirrosis biliar primaria, la hepatitis autoinmune, y el síndrome de
Sjógren.
TABLA 19.1
Autoanticuerpos más significativos según la enfermedad autoinmune
correspondiente

Tipo Enfermedad

Mitocondriales Cirrosis biliar primaria


Anti Actina Hepatitis autoinmune tipo 1
Anti LKM1 Hepatitis autoinmune tipo 2
Gliadina Enf. Celiaca
Endomisio Enf. Celiaca
Célula parietal gástrica Atrofia gástrica. y
Anemia perniciosa.
A-ANCA Colitis ulcerosa.
ICA Diabetes tipo I
Memb, basal glomerular S. de Goodpasture
Desmogreina 3 Penfigo vulgar.
Receptor de acetilcolina Miastenia grave
Tiroglobulina T.Hashimoto. Enf. Graves.
Peroxidasa tiroidea T. Hashimoto. Enf. Graves
Jo-1 Polimiositis.
Ro y La Síndrome de Sjögren
DNAds L.E.S
Sm L.E.S.
Scl-70 Esclerodermia
PM-Scl Polimiosistis/esclerodermia
P-ANCA Poliangeitis microscopica
b 2 glicoproteina I Síndrome antifosfolípido

Autoanticuerpos y enfermedades autoinmunes sistemicas


Una característica de las enfermedades autoinmunes sistémicas, es la presencia de
autoanticuerpos frente a antígenos de localización intracelular y no órgano ni especie específicos. En
generico suelen denominarse anticuerpos antinucleares. El nucleoplasma, la matriz nuclear y el nucleolo,
son los compartimentos en que dichos antígenos suelen estar localizados, aunque con la misma
denominación de antinucleares se definen con frecuencia a algunos que reconocen antígenos de
localización citoplásmica. Los antígenos diana suelen ser moléculas muy conservadas a lo largo de la
evolución, como el DNA, las histonas y ciertas enzimas intranucleares.

Algunos de los anticuerpos antinucleares (ANA), se han asociado específicamente a una


determinada enfermedad, (e incluso a la prevalencia de determinados signos o sintomas), y se utilizan
como marcadores para su diagnóstico. Esto ocurre con los anticuerpos anti DNA nativo y anti Sm en el
LES, los anti Scl-70 en la esclerodermia difusa, el anti-centrómero en el sindrome de CREST (calcinosis,
Raynaud, dismotilidad esofágica,esclerodactilia y telangiectasias), anti sintetasas de RNA de
transferencia en la dermatomiositis-polimiositis. Otros autoanticuerpos se encuentran en diversas
entidades como los anti-histonas en el LES y en el lupus inducido por drogas, el anti U1 RNP en el lupus
eritematoso sistémico, enfermedad mixta del tejido conjuntivo, y algunos casos de esclerodermia, anti La
y anti Ro en LES y en el sindrome de Sjögren y otros muchos de menor significación.

Enfermedades autoinmunes específicas de órgano


Aunque algunos autores como McDevitt, preconizan que todas las enfermedades autoinmunes
son específicas de órgano y que la única diferencia con las enfermedades autoinmunes sistémicas
(como el LES), radicaría en que en estas últimas el órgano diana de la autoinmunidad es el núcleo de las
células, lo cierto es que existen claras diferencias entre ambos tipos de enfermedades. En primer lugar la
diversidad de autoanticuerpos que se encuentra en el suero de los pacientes con enfermedades
autoinmunes sistémicas es mucho más amplia y variada que en las enfermedades de órgano, en las
cuales los autoanticuerpos, y en conjunto la célula diana de la enfermedad, se limitan con frecuencia a
un solo órgano, e incluso a antígenos concretos de algún tipo celular de dicho órgano. Por otra parte en
las enfermedades específicas de órgano, los autoanticuerpos o son especie específicos o reaccionan
con más alta afinidad con antígenos de la propia especie.
Además, en las enfermedades autoinmunes específicas de órgano solo se afecta el órgano diana,
mientras que en las sistémicas, la repercusión del fenómeno autoinmune, alcanza diversas estructuras
del organismo. Desde el punto de vista de la instauración de la respuesta autoinmune (y sin descartar
alteraciones de la regulación inmunológica comunes a ambos tipos de enfermedades autoinmunes), todo
hace pensar que en las enfermedades específicas de órgano existirían alteraciones cuantitativas o
cualitativas relacionadas con alguno o algunos antígenos del órgano diana, mientras que en las
sistémicas el factor más importante sería el fracaso de la regulación inmunológica con una
hiperactivación policlonal aunque restringida de linfocitos B.
El número de enfermedades a las que se adjudica un mecanismo autoinmune específico de órgano, se
ha incrementado con el tiempo, lo que se debe por una parte, al desarrollo de técnicas más sensibles
para la detección de autoanticuerpos y, por otra al empleo de técnicas de estudio funcional, que permiten
demostrar el efecto que producen dichos anticuerpos.

Mecanismos patogénicos en las enfermedades autoinmunes


Los mecanismos inmunológicos de daño tisular en las enfermedades autoinmunes son de los
mismos tipos que los que operan en las reacciones inmunológicas denominadas de hipersensibilidad. En
algunos casos el resultado final es la consecuencia de la reacción secuencial o simultanea de varias de
ellas (ver Hipersensibilidad).
Cuando la respuesta autoinmune va dirigida contra antígenos presentes en las membranas
basales como en el caso del sindrome de Goodpasture, la activación del complemento in situ conduce a
la liberación de mediadores que concentran granulocitos en la zona, los cuales liberan localmente
enzimas lisosomales que conducen al daño de la membrana.
En algunos casos los autoanticuerpos van dirigidos contra receptores hormonales, y pueden
actuar como activadores como en el hipertiroidismo de Graves (Figura 19.1). En otros los
autoanticuerpos no activan sino que bloquean los receptores y conducen a una situación de hipofunción
sin destruir tejidos, esta es la situación en un tipo de diabetes denominada insulino resistente, en la que
anticuerpos contra el receptor de la insulina, interfieren con la acción de dicha hormona. En la miastenia
gravis, los autoanticuerpos contra el receptor de acetil colina, no solo bloquean los receptores de
acetilcolina en la placa neuromuscular sino que facilitan la internalización y degradación de dichos
receptores. En todos los casos descritos y por los mecanismos expuestos, los autoanticuerpos son
patogénicos.
Figura 19.1 La adjudicación de
responsabilidad patogénica en los
casos de enfermedades
autoinmunes no órgano
específicas es más incierta. En el
lupus eritematoso sistémico, los
anticuerpos anti DNAds (de doble
hebra) o nativo, mediante la
formación de complejos DNA-anti
DNA circulantes, se depositan
preferentemente en riñones y piel
en donde activan complemento.
Los productos liberados durante la
activación del complemento atraen
y activan células fagociticas a la
zona . Dichas células vertiendo
localmente sus enzimas
lisosomales,y determinadas
quimocinas, son las verdaderas
efectoras del daño local.
Para otros muchos autoanticuerpos muy frecuentes y variados en el lupus eritematoso sistémico no se
ha podido demostrar un papel claro en la patogenia. Solamente los anticuerpos anti Ro y anti La en los
casos de lupus neonatal, se han demostrado patogénicos, produciendo en algunos casos bloqueo
aurículo ventricular y lesiones dermatológicas denominadas eritema anular. El mecanismo de acción no
queda claro, pero su patogenicidad si, ya que las lesiones guardan correlación con la presencia de tales
autoanticuerpos en la madre, que los transfiere al hijo a través de la placenta. Las lesiones del niño
remiten cuando el catabolismo de la IgG (y por tanto los autoanticuerpos transferidos de la madre) lleva a
su desaparición.

Mientras que la patogenicidad de los autoanticuerpos es en general fácilmente demostrable, la


de los linfocitos T no lo es. La complejidad del sistema que reconoce el linfocito T (péptidos en el
contexto de antígenos de histocompatibilidad), constituye un sistema mucho más complejo que el de
antígenos y anticuerpos, para analizar in vitro. Por otra parte el análisis in vivo por transferencia pasiva
solo es posible en modelos animales, de modo que es a través de dichos modelos, que conocemos
algunos datos a este respecto.

En este sentido se ha podido demostrar que linfocitos T obtenidos de animales con


enfermedades autoinmunes, bien desarrollada de una forma espontanea como en el caso de la Diabetes
tipo I en los ratones NOD, o bien inducida mediante la administración de antígenos o péptidos de dichos
antígenos, como en la encefalomielitis autoinmune experimental, son capaces de transferir pasivamente
a animales de la misma cepa, la enfermedad correspondiente.

Los linfocitos T pueden producir lesiones por dos mecanismos fundamentalmente. Uno es
dependiente de linfocitos T citotóxicos, que están mediados por poroperforinas, granzimes y apoptosis y
el otro por linfocitos T colaboradores mediante la liberación de citocinas inflamatorias. En este último
caso, es difícil entender como un mecanismo de este tipo podría actuar con tal finura como para destruir
unas células y respetar otras intimamente relacionadas en el espacio (como ocurre por ejemplo con las
células beta de los islotes pancreaticos en la dibates tipo I). No obstante en modelos de transferencia
pasiva en ratones se ha podido demostrar que células CD4+ con especificidad para antígenos presentes
en células beta de los islotes, pueden mediar la destrucción de dichas células.

Recientemente se ha puesto en evidencia un nuevo mecanismo en la producción de lesiones


tisulares en varias enfermedades autoinmunes: tiroiditis de Hashimoto, diabetes de ratones NOD, y
sindrome de Sjögren. En estas entidades la concomitante expresión de Fas y Fas-L, en los tirocitos,
células beta de los islotes pancreáticos y epitelio de las glándulas salivares, correspondientes a los
órganos diana de las enfermedades antes enunciadas, lleva a la denominada muerte fratricida por
mecanismo de apoptosis (la destrucción se produce entre las propias células al interacionar el Fas-L de
unas con el Fas de las otras). Este mecanismo no requeriría en principio una respuesta autoinmune.
Desde esta perspectiva las reacciones autoinmunes formarían parte de una fenomenología más amplia
que conduciría a la destrucción de las células o tejidos involucrados.

BIBLIOGRAFÍA
1. Stites, D.P., Terr, A. y Parslow, T. 1994. Basic and Clinical Immunology. Lange Medical
Publications

2. Rose, N. R. y Mackay, I.R. 1998. The autoimmune diseases. Academic Press.

3. Peter, J. B. y Shonfed, Y. 1996. Autoantibodie. Elsevier.


Lupus eritematoso sistémico Manifestaciones cutáneas

Aguda
• Enfermedad multisistémica •Acompaña
manifestaciones sistémicas
• Manifestaciones clínicas y de •Fotosensibilidad
laboratorio múltiples
• Producción excesiva de Subaguda
autoanticuerpos y formación de Crónica
inmunocomplejos con daño citotóxico.

Manifestaciones
musculoesqueléticas
Erosiones óseas

Artritis : es la
manifestación más
común de
presentación
•No erosiva
•Deformante
•Mano de Jaccoud
Manifestaciones articulares
Manifestaciones renales
• Artritis
Pequeñas articulaciones
-Escasa frecuencia de derrame articular Glomerulonefritis
-Líquido articular: Puede tener ANA y células LE, proliferativa
escasamente inflamatorio difusa.
Patrón no erosivo:
Depósito de
-menor hipertrofia sinovial
inmunocomplejos
-radiológicamente:ausencia de erosiones

• Artralgias

Manifestaciones
Manifestaciones renales
neuropsiquiátricas
• Neurológicas
-Cefaleas intratables
Biopsia renal: -Convulsiones
-Corea (tipo Sydenham) (Anticuerpos antifosfolípido
Depósitos de positivos frecuentes)
C3 • Psiquiátricas
-Franca psicosis
Distribución (anticuerpos antiribosoma P)
-Depresión severa
capilar -Trastornos cognitivos variables
-Anticuerpos anti-neurona en LCR
Manifestaciones hematológicas Manifestaciones hematológicas
• Citopenias frecuentes:
-leucopenia
• Anticoagulante lúpico
-linfopenia
Prolongado PTT
-trombocitopenia
Falsos tests positivos para sífilis
• Anemia
-Inflamatoria crónica
-Insuficiencia renal Sindrome de anticuerpos antifosfolípidos
-Drogas
-Hemolítica autoinmune: autoanticuerpos anti-
glóbulo rojo

Otras anomalías serológicas Autoanticuerpos en el LES

• Componentes del complemento: C3 y C4  Antinúcleo – 5% ANA negativos (piel,


serositis, Ro)
disminuidos en lupus activo ( por
 Anti ds DNA- primariamente encontrados en
consumo) . lupus.
 Anti Sm – Especificidad para lupus
• Anticuerpos – Utilidad diagnóstica.  Anti histonas- Lupus inducido por drogas
Pronóstica??  Ro (SSa) y La (SSb)-Comunes a Sjögren y
Lupus
Inmunocomplejos en LES Sindrome de Sjögren

• Rol central en la patogénesis. • Enfermedad autoinmune lentamente


• Patogénesis:-Propiedades de progresiva que afecta primariamene
glándulas exócrinas
anticuerpos y antígenos
• Infiltrado linfocitario de glándulas
• Complemento y receptores del exócrinas con disminuídas secreciones
complemento (exocrinopatía)
• Autoanticuerpos • Producción de autoanticuerpos
• Inmunidad celular característicos Ro (SS-A) y La (SS-B)

Factores que influencian la


Hechos clínicos
reactividad autoinmune en SS
• Sequedad mucosa  Poliartritis no erosiva
 Afectación visceral Genética: (HLA B8,DR3,
manifestada por Virus
DW52)
extraglandular:
queratoconjuntivitis
-pulmón
sicca -hígado,
Activación del sistema inmune
• Xerostomía -riñones
• Xeroftalmia -vasos sanguíneos
 Asociación con otras Hormonales Otros
• Xerotráquea EAI (AR, LES, Ssc, PM Relación
 Incremento de mujer/hombre
malignidad linfoide 9-1
Activación de células B
Alteración de la Sindromes de superposición
inmunoregulación • Manifestaciones clínicas, de laboratorio,
etc. que no permiten definir un
Activación Activación poli- Activación diagnóstico preciso.
Policlonal de oligo-monoclonal Monoclonal de
cel. B de cel. B Cel. B
• Sindrome se superposición o
solapamiento
Enfermedad • Enfermedad indiferenciada del tejido
Exocrinopatía Linfoma conectivo
Sistémica
• Enfermedad mixta del tejido conectivo

Artritis reumatoidea Criterios diagnósticos (ARA 1987)

• Enfermedad inflamatoria, autoinmune, • Entumecimiento matinal


que compromete fundamentalmente las • Artritis de 3 o más áreas articulares.
articulaciones móviles o sinoviales. • Artritis de 3 o más articulaciones de las
• Prevalencia de 1% es similar en todo el manos
mundo • Artritis simétrica
• Etiología multifactorial • Nódulos reumatoideos
• Factor reumatoideo
-Factores genéticos (HLA-determinante de
severidad). • Radiología característica (erosiones,
desmineralización periarticular)
Artritis reumatoidea (manos) Patogénesis de la AR

• Tradicionalmente considerada una


enfermedad mediada por células T
 Evento inicial ?
Uno o escasos antígenos
Ulterior reclutamiento de
varios antígenos **

Elementos no T Citocinas
• Macrófagos
• Sinoviocitos tipo fibroblasto (FLS) • Citocinas relevantes
en la AR
Producción de
• TNFα
 citocinas
• IL-1
 enzimas que degradan la matriz • Mediadoras de
Proliferación e ivasión a tejidos • Inflamación-
articulares adyacentes de una manera
• Destrucción articular
autónoma.
Destrucción articular mediada por
citocinas
Citocinas proinflamatorias
Osteoblastos TNF-α, IL-1,IL-6 Cel. T activadas
+
+

+
+
OPG Células sinoviales (pannus)
OPG
OPGL
RANK
diferenciación activacion RANK

TGF β ?

Precursor osteoclasto Erosiones marginales


Espectro de la enfermedad autoinmune
-Tiroiditis de Hashimoto
Específica de órgano Comparación de las enfermedades autoinmunes
-Mixedema primario
-Tirotoxicosis autoinmune (Enf. Graves - Basedow)
Específica de
-Anemia perniciosa Sistémica
órgano
-Enfermedad de Addison
Antígeno Escencialmente Ampliamente distribuido en el
-Diabetes insulino dependiente localizado en un órgano cuerpo.
-Síndrome de Goodpasture
-Miastenia gravis Lesiones El antígeno en el órgano Se depositan
- Pénfigo es atacado por el sistema inmunocomplejos de forma
inmune. sistémica particularmente en
piel, articulaciones y riñón
-Síndrome de Sjögren Se solapa con otras
-Artritis reumatoidea
Solapamiento enfermedades específicas Se solapa con otras
No específica de
-Enfemedad mixta del tejido concetivo de órgano enfermedades sistémicas
órganos
-Lupus eritematoso sistémico
Sistémica

Efermedad autoinmune específica de órgano


Efermedad autoinmune específica de órgano
•Tendencia a la asociación en individuos y
Tioriditis de Hashimoto familas.
Tiroides Mixoedema primario
Tirotoxicosis (Enfermedad de Graves) • Curso lento y progresivo

Estómago Anemia perniciosa


• Predominio del sexo femenino

Suprarrenales Enfermedad de Addison


• Aparente normalidad de las demás funciones
Páncreas Dibetes insulino dependiente del sistema inmune
Los daños tisulares y síntomas clínicos son el Autoanticuerpos en tiroiditis autoinmunes
resultado de mecanismos efectores.

-Anti tiroglobulina (citoplasmática) No parece ser patogénico.


50-70 %
- Acción de anticuerpos anti-receptor.
-Bloquean (miastenia gravis) -Anti hormonas tiroideas Algunos pacientes los presentan

-Estimulan la acción de la célula Se detectan en todas las tiroidopatías


autoinmunes con títulos muy elevados.
(Graves- Basedow, hipertiroidismo) -Anti tiroperoxidasa (citoplasmática) Responsables de la citotoxicicidad
dependiente de complemento. (70%)

-Anti receptor de la TSH Anti receptor estimulador –


Enfermedad de Graves - Basedow.

Tiroiditis de Hashimoto o crónica Tiroiditis de Hashimoto o crónica


- Aparece infiltración de linfocitos en la tiroides
-Se ecuentran anticuerpos contra antígenos tiroideos
-Anti tirogobulina
-Anti TPO
Hipotiroidismo
En el transcurso de la enfermedad pude haber hipertiroidismo
transitorio, siempre converge a hipotiroidismo por destrucción de
-Proceso inflamatorio con destrucción progresiva de la la glándula
tioroides
- mayoría de mujeres, especialmente ancianas (85% de los pacientes) Crecimiento de la tiroides (la causa más común de bocio)
- Propención genética (con otra enfermedad autoinmune)
- Se solapa con la enfermedad de Graves
Tiroiditis de Hashimoto Miastenia gravis

Autoanticuerpos contra receptor de acetil colina

Patogénesis: involucra células T sensibles a


antígenos tiroideos, con incierta cotribución de
anticuepros contra TSH Se bloquea la trasmisión de impulsos nerviosos

Debilidad
(astenia)
Muscular
(mio)

El receptor de acetil El receptor de acetil


colina colina es reconocido
por su subunidad
alfa, la cual tiene
sitios inmunogénicos
(autoanticuerpos en
MG) y de unión a
toxinas de ciertas
serpientes que
causan la misma
debilidad muscular.

La unión neuromuscular:
A.- Normal

Miastenia grave B.- En Miastenia gravis

Los músculos estriados se tornan débiles, lo cual se aprecia primero en los Normalmente se libera acetilcolina
músculos extraoculares como diplopía (doble visión) o ptosis (caída de párpados). de la terminal nerviosa que es
La debilidad faríngea y facial origina disfagia y disartria. La debilidad en músculos captada por receptores en la
esqueléticos origina dificultad para subir escaleras, peinarse, levantarse de las membrana posináptica. Los
sillas, etc. autoanticuerpos contra el receptor
inducen la destrucción de la
Izquierda: paciente antes de la inoculación de un fármaco anticolinesterasa, membrana y la perdida de
derecha: después del ensayo hay una mejoría transitoria de la fuerza muscular. receptores.
18 Inmunodeficiencias
E. Gómez de la Concha y J. Peña

INTRODUCCIÓN
En ocasiones, por fortuna poco frecuentes, existe una deficiencia de alguno de los componentes
del sistema inmune, apareciendo las enfermedades que llamamos inmunodeficiencias primarias. En
ellas, el defecto se circunscribe en general a un solo aspecto de la respuesta, por lo que se pueden
catalogar en inmunodefiencias específicas (si se afecta la parte específica de la respuesta inmunitaria,
es decir los linfocitos B o T) o inespecíficas, si afectan a la porción inespecífica de la respuesta (células
fagocíticas y complemento).

Con mayor frecuencia, la respuesta inmunitaria se afecta secundariamente a la aparición de otra


patología (cáncer, enfermedades metabólicas, malnutrición etc.) o a la administración de drogas (drogas
inmunosupresoras), hablamos entonces de inmunodeficiencias secundarias.
Tanto las inmunodeficiencias primarias como las secundarias se manifiestan clínicamente por la
aparición de infecciones crónicas, persistentes o recurrentes. Es la consecuencia lógica de un trastorno
del sistema encargado de defendernos frente a microorganismos. También numerosas infecciones
provocan secundariamente una inmunodeficiencia, siendo la más antiguamente conocida el sarampión, y
la más grave e importante en la actualidad la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
(HIV), que produce el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).En enfermos con
inmunodeficiencia también aumenta el riesgo de padecer tumores y enfermedades autoinmunes, todo
ello como consecuencia de un mal funcionamiento y una mala regulación del sistema inmunitario.

Debido al rápido progreso en los últimos años de la genética y la biología molecular, cada día se
conocen mejor las causas de las inmunodeficiencias primarias, siendo más precisos y efectivos su
diagnóstico y su tratamiento.

Inmunodeficiencias primarias
Son enfermedades en general poco frecuentes, que en su mayoría aparecen en la infancia y
tienen un componente genético importante, habiéndose definido en muchas de ellas el modo de herencia
y la localización cromosómica de la alteración (Tabla 18.1).

TABLA 18.1
Principales tipos de inmunodeficiencias

IDCS ligada al cromosoma X


Agammaglobulinemia ligada al cromosoma X
Sindrome de hiper IgM
Sindrome de Wiskott-Aldrich
Enfer. granulomatosa crónica ligada al X
Déficit de ADA
Déficit de PNP
Ataxia-telangiectasia
Déficit de adhesión leucocitaria

Específicas
En ellas se afecta la parte específica de la respuesta inmunitaria (aquella capaz de reconocer al
antígeno): los linfocitos T o B, o los anticuerpos.
Inmunodeficiencias predominantemente de anticuerpos.
Si se afecta solo la producción de anticuerpos hablamos de una inmunodeficiencia humoral, que puede
afectar únicamente a la producción de anticuerpos de la clase IgA (déficit selectivo de IgA), a la
producción de IgA e IgG (Síndrome de Hiper IgM) o a todas las clases de inmunoglobulinas
(agammaglobulinemia ligada al sexo e inmunodeficiencia variable común).
Son las más frecuentes dentro de las inmunodeficiencias específicas (especialmente el déficit aislado de
IgA), y también las menos graves y las que mejor responden al tratamiento.

Inmunodeficiencias combinadas

En ellas se afectan los linfocitos B y T. Se presentan prácticamente desde el nacimiento con


infecciones graves que ponen en peligro la vida, falta de desarrollo, linfopenia e hipogammaglobulinemia.
Pueden confundirse con el SIDA trasmitido por la madre, debiéndose investigar por PCR la presencia de
genoma viral.
Las más frecuentes son las diversas formas de inmunodeficiencias combinadas severas (SCID) (Figura
18.1). Entre ellas cabe mencionar:

Figura 18.1
SCID ligada al
cromosoma X: debida a
una mutación en la
cadena gamma del
receptor de la IL-2. Casi
siempre se presenta con
cifras normales de
linfocitos B circulantes.
Déficit de adeno-
sina desaminasa (ADA):
debida a mutaciones o
delecciones en el gen que
codifica para este enzima.
Déficit de purina-
nucleósido fosforilasa
(PNP). También debida a
defectos en el gen que
codifica para el enzima
PNP. En ambos defectos
enzimáticos la acum-
lación de metabolitos
tóxicos afecta a los linfocitos impidiendo su proliferación; pero mientras que en el defecto de ADA se
afectan tanto los linfocitos T como B, en el defecto de PNP se afectan preferentemente los linfocitos T.
Déficit de HLA clase II: Al faltar estas moléculas el reconocimiento del antígeno por los linfocitos
T CD4+ no se puede realizar. El número total de linfocitos es normal pero las células T CD4+ están
disminuidas, así como la producción de anticuerpos y las inmunoglobulinas del suero...
Disgenesia reticular: Producida por la falta de diferenciación de las células progenitoras de la
médula ósea hacia células linfoides y mieloides, por lo que además de linfopenia se observa neutropenia
y trombocitopenia. La muerte suele ocurrir en este caso pocos días después del nacimiento.
Inmunodeficiencias asociadas a otros defectos

En algunas enfermedades la inmunodeficiencia no es más que uno de los componentes del proceso:
1. Síndrome de Wiskott-Aldrich: Caracterizado clínicamente por inmunodeficiencia, eczema
y trombocitopenia. Aparecen alteraciones en el citoesqueleto de los linfocitos T y de las
plaquetas. Se conoce el gen defectuoso presente en el brazo corto del cromosoma X,
que ha sido clonado y codifica para una proteína de 501 aminoácidos (WASP), pero la
función de esta proteína aún se desconoce.

2. Ataxia-telangiectasia: Es un trastorno autosómico recesivo caracterizado por ataxia


cerebelosa progresiva, dilataciones vasculares (telangiectasias) y una extrema
sensibilidad a las radiaciones ionizantes que junto con una incidencia muy elevada de
cáncer parecen depender de un defecto en los mecanismos de reparación del DNA.

3. Anomalía de Di George: Caracterizado por la aparición de múltiples anomalías en el


desarrollo de la tercera y cuarta bolsas faringeas (aplasia del timo y las paratiroides y
anomalías cardiovasculares severas).
Inmunodeficiencias inespecíficas
Estas pueden ser por defecto del sistema del complemento o de células fagociticas
principalmente.

Deficiencias del sistema del complemento.


Se han descrito defectos en prácticamente todos los componentes del sistema del complemento,
aunque son poco frecuentes. Todos tienen una herencia autosómica recesiva, y los heterozigotos
pueden ser reconocidos por tener la mitad de los niveles normales del componente afectado. Tanto en el
caso de los defectos de los primeros componentes de la vía clásica (C1q, C1r, C4 y C2), como en los
defectos de los últimos (C5, C6, C7, C8 y C9) no se observa un aumento en el número de infecciones o
el incremento es escaso, lo que indica que la vía clásica no es indispensable, y que la parte terminal de
la cascada tampoco es esencial, existiendo una protección aceptable con la activación del C3 por
cualquiera de las dos vías.

Defectos de las células fagocíticas.


Además de las neutropenias, que pueden tener diversas causas, existen diversos defectos de
las células fagocíticas (en general muy poco frecuentes) que pueden afectar a los fagocitos
polimorfonucleares o mononucleares.
En la enfermedad granulomatosa crónica existe un defecto de la capacidad para producir la
muerte intracelular de los microorganismos fagocitados al no producirse intermediarios reactivos del
oxigeno.
En la enfermedad de Chediak-Higashi los lisosomas son deficientes en elastasa y catepsina G.
Más frecuentes son los defectos de moléculas de adhesión de los leucocitos. Son debidos a la
biosíntesis anormal de la cadena ß (CD18) común para el receptor del iC3b, el receptor del C3dg
denominado p150/95 y la molécula de adhesión de los fagocitos y de los linfocitos T, LFA-1. Se hereda
de forma autosómica recesiva y su expresión fenotípica es variable, pudiendo expresar desde el 1% de
las moléculas de adhesión normales (casos severos) hasta el 10% (fenotipo moderado). Estos enfermos
tienen con frecuencia infecciones en la piel, periodontitis y fístulas perianales o intestinales.
La deficiencia de mieloperoxidasa, que es uno de los enzimas más abundantes en los leucocitos
polimorfonucleares, tampoco es demasiado rara, pero cursa en general sin sintomatología.

Diagnóstico de las inmunodeficiencias primarias


La historia familiar y la aparición de infecciones recurrentes son en la mayoría de los casos los
datos iniciales que apuntan hacia un diagnóstico de inmunodeficiencia. El tipo de infecciones orienta
hacía el tipo de inmunodeficiencia. Así los déficits puramente de anticuerpos tienen infecciones por
bacterias piógenas, mientras que en las deficiencias que afectan también a los linfocitos T predominan
las infecciones por hongos, virus y bacterias intracelulares.

Inmunodeficiencias secundarias
La respuesta inmunitaria puede afectarse secundariamente por numerosos factores. La
afectación es en general difusa, aunque suele predominar el defecto de la respuesta celular, y de
intensidad muy variable dependiendo del proceso primario.

En el tercer mundo la malnutrición es la causa más frecuente de inmunodeficiencia. En países


desarrollados lo son las enfermedades metabólicas, los tumores, las enfermedades infecciosas y
diversos tratamientos (drogas citotóxicas y corticosteroides fundamentalmente).

Entre los tumores, aunque en todos los casos de cáncer se acaba produciendo una
inmunodeficiencia secundaria, aquellos que afectan a las células del propio sistema inmunitario
(leucemias y linfomas) son los que ocasionan un trastorno más grave de la respuesta.

Numerosas infecciones, desde la lepra lepromatosa al paludismo producen un trastorno de la


respuesta inmunitaria, pero son sin duda las infecciones por virus las que lo afectan más frecuentemente
y con mayor intensidad. Aunque el prototipo ha sido siempre el sarampión, en la actualidad la infección
por el HIV es la que supone un riesgo más importante, dada su frecuencia y su capacidad para producir
una inmunodeficiencia (SIDA) que acaba con la vida del enfermo.
Síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
Es una inmunodeficiencia secundaria a la infección por el virus HIV. La infección se trasmite a
través de la sangre o el semen habiendo resultado especialmente afectados los hemofílicos que han
recibido factor VIII derivado de concentrados de plasma, los drogadictos por vía intravenosa, los
homosexuales del sexo masculino y los hijos de madres infectadas. Sin embargo en la actualidad y en
las zonas donde la infección está más extendida, especialmente en Africa y ya también en los países
desarrollados, el contacto heterosexual se está constituyendo como un modo de transmisión cada vez
más frecuente. Después de años de padecer una infección asintomática por el HIV, se presenta
súbitamente una inmunodeficiencia predominantemente celular asociada a infecciones por
microorganismos que en condiciones normales no son patógenos (los llamados "oportunistas"). Esto es
consecuencia de la destrucción progresiva de la población de linfocitos T CD4+. La glicoproteína gp120
de la corteza del virus se fija con avidez a las moléculas CD4 facilitando la entrada del virus en estas
células. Los macrófagos, las células dendríticas y la microglía también presentan en su membrana bajas
densidades de moléculas CD4, por lo que también resultan infectados. Otras moléculas, tales como
ciertos receptores de citocinas, actúan también como correceptores para la entrada del virus a las
células. Además de la desaparición progresiva de las células T CD4+, estos enfermos presentan una
hipergammaglobulinemia, (Figura 18.2) que sugiere una estimulación policlonal, y una desaparición de
capacidad de respuesta celular que se refleja en las pruebas in vitro y en la negativización de las
pruebas cutáneas de hipersensibilidad retardada.

El diagnóstico de la infección puede hacerse en épocas tempranas por la aparición de


anticuerpos contra el virus. Estos anticuerpos generalmente no son capaces de impedir la unión de la gp
120 al CD4. La iniciación de los tratamientos con retrovirales ha representado un importante paso en el
tratamiento de esta inmunodeficiencia pero no se termina de conseguir una vacuna, ni preventiva ni
curativa, eficaz.
En la fase de inmunodeficiencia el enfermo presenta infecciones de todo tipo, pero fundamentalmente
pulmonares y con frecuencia complicaciones que afectan al sistema nervioso central.

Figura 18.2
BIBLIOGRAFÍA
1. WHO Scientific Group. (1995) Primary immunodeficiency diseases. Clin. Exp. Immunol.
99. (Suppl. 1):1-24.

2. Fleisher T.A. (1996). Evaluation of the potentially immunodeficient patient. Adv. Int. Med.
41: 1-30.

3. Schnittman S.M., Fauci A.S. (1994). Human immunodeficiency virus and adquired
immunodeficiency syndrome: an update. Adv. Int. Med. 39: 305-355.
DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LAS CLÍNICA DE LAS INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS
INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS
IDP IDP de IDP Déficit de Déficit de
Anticuerpos combinadas fagocitosis complemento
Definición
Edad de Precoz o en Muy precoz Precoz Variable
comienzo el adulto
Enfermedades debidas a defectos primarios en la generación, en la
cantidad o en la funcionalidad de las células que participan en la Hª familiar A veces + A veces + A veces + A veces +
respuesta inmune (linfocitos B, T, NK y otros leucocitos), o de factores de IDP
moleculares que colaboran en la misma (Sistema del complemento y
citocinas). Signos y Ausencia tejido Linfopenia Infecciones Meningitis
síntomas linf. periférico Candidiasis mucocutáneas Autoinmunidad
Linf. B ausentes, persistente Hipergamma-
Tienen una incidencia relativamente baja, pero suelen presentar una disminuídos o Neumonía globulinemia
clínica grave, sobre todo por la presencia de infecciones repetidas y normales intersticial Abscesos
graves. Inf. bacterianas Retraso de cutáneos y
Diarrea crónica crecimiento viscerales

Se incluyen también algunas afecciones no estrictamente relacionadas Micro- Bacterias Virus, Hongos Bacterias Bacterias
con esta clínica (por ej.: el defícit de C1 inhibidor). organismos Enterovirus Bacterias Hongos

Autoinmunidad Frecuente Poco frecuente Infrecuente Frecuente


Se han localizado los deféctos genéticos causantes algunas de estas
enfermedades. Tumores Carcinoma Linfomas y No No
digestivo leucemias
Linfomas,leucemias

CLÍNICA DE LAS INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS PARÁMETROS INMUNOLÓGICOS SEGÚN LA EDAD


Complemento
CAUSAS SECUNDARIAS MÁS FRECUENTES DE LAS
HIPOGAMMAGLOBULINEMIAS Componentes Recién nacido Recién nacido
del complemento a término prematuro

Las cifras de inmunoglobulinas pueden estar muy disminuídas, pero su CH50 56-90* 45-71
capacidad de formar anticuerpos es normal y la susceptibilidad a AP50 49-65 40-51
infecciones no está normalmente aumentada. C1q 65-90 SD (sin datos)
C4 60-100 27-58
•Síndrome nefrótico C2 76-100 42-91
•Linfangiectasia intestinal C3 60-100 96
•Otras enteropatías en que se pierde proteínas C5 75 SD
C6 47 SD
•Grandes quemados
C7 67 SD
•Hipoplasia medular C8 ~ 20 SD
•Neoplasias linfoides B C9 <20 SD
•Distrofia miotónica B 35-59 36-50
•Timoma P 33-71 13-65
•Uremia prolongada H 61 SD
•Tratamiento prolongado con citotóxicos, corticoides o radioterapia C3bi 55 SD
•Tratamiento prolongado: Fenitoina, Sales oro,Penicilamina,Sulfasalazina adulta
SD: sin datos.
* Los niveles corresponden al % de los niveles normales de la población
CLASIFICACIÓN DE LAS IDP
DIAGNÓSTICO PRENATAL

Enfermedad Análisis genético Hallazgos en IDP DE ANTICUERPOS


directo/indirecto sangre de cordón fetal
o células amnióticas
Clasificación
Agammaglobulinemia ligada al X + Ausencia de células B
IDP combinada severa ligada al X + Ausencia de células T La clasificación de la OMS recoge 10 entidades bien diferenciadas, unas
IDP combinada severa - Ausencia de células T(y células B)
con defectos cuantitativos y otras cualitativos, pero todos afectan a la
autosómica recesiva
Síndrome de Wiskott-Aldrich + Linfocitos "calvos" en respuesta de anticuerpos.
microscopía electrónica
Ataxia-telangiectasia + Radiosensibilidad De alguna de estas inmunodeficiencias se conoce el tipo de herencia. En
Deficiencia de MHC clase II - Ausencia de moléculas MHC alguna se ha descrito los defectos moleculares que la producen,
clase II en la superficie celular facilitando el diagnóstico de portadores.
Deficiencia de adhesión leucocitaria Ausencia de CD18 en fagocitos
Enfermedad granulomatosa crónica + Producción de radicales de
ligada al X oxígeno anormal
Enfermedad granulomatosa crónica Producción de radicales de
autosómica recesiva oxígeno anormal
Deficiencia de adenosín-desaminasa + Disminución de ADA en hematíes
Deficiencia de + Disminución de PNP en hematíes
purín-nucleosido fosforilasa

IDP DE ANTICUERPOS

Diagnóstico Clínico
IDP DE ANTICUERPOS
El cuadro que con mayor frecuencia se asocia a este tipo de
Definición inmunodeficiencias son las infecciones bacterianas de repetición.

Las ID predominantemente de Anticuerpos se caracterizan por la El aparato respiratorio suele ser el más afectado, presentando
ausencia total o parcial de todas o algunas de las inmunoglobulinas o de bronquiectasias y distintos grados de insuficiencia respiratoria. Las otitis
sus subclases. de repetición y la sinusitis crónica son también.

En algunos pacientes el defecto no es cuantitativo sino cualitativo, en los Algunos pacientes presentan malabsorción grave con infestación por
Giardia lamblia. Es frecuente la asociación con patología autoinmune, así
que a pesar de tener niveles normales de inmunoglobulinas no existe la
como la presencia de autoanticuerpos circulantes sin significación
capacidad de realizar una respuesta en anticuerpos correcta. En estos
clínica.
pacientes debe realizarse un estudio de la función de los anticuerpos.
La gravedad de estas manifestaciones y sus secuelas, están en relación
con el tiempo transcurrido desde el inicio de la patología hasta el
tratamiento adecuado.

En alguna de estas patologías, como la Agammaglobulinemia ligada al X,


la infección por virus lentos puede ensombrecer el pronóstico.
IDP DE ANTICUERPOS PARÁMETROS INMUNOLÓGICOS DEPENDIENTES DE
LA EDAD
Diagnóstico Laboratorio
Las IDP predominantemente de anticuerpos suelen cursar con Sistema mononuclear fagocítico
disminución o ausencia de una, algunas o todas las inmunoglobulinas o
de sus subclases. El sistema mononuclear fagocítico puede presentar deficiencias en el
período neonatal y en los primeros meses de la vida.
En ocasiones se requiere el estudio de la función de los anticuerpo,
valorándose por: presencia de anticuerpos naturales (isohemaglutininas Los neutrófilos pueden presentar deficiencia parcial del receptor CR3,
o antiestreptolisinas) e inducidos post-vacunación.
cuya consecuencia es la existencia de una disminución de la capacidad
Los antígenos recomendados para realizar la inmunización son: el de adherencia y una pobre capacidad fagocítica.
Bacteriófago, útil para valorar la respuesta primaria y secundaria, o la
revacunación con antígenos a los que el paciente se haya inmunizado La quimiotaxis de los neutrófilos puede estar disminuida en el recién
previamente (Toxoide tetánico o diftérico). Para valorar la respuesta nacido. Los valores normales se alcanzan aproximadamente a los dos
específica a polisacáridos se recomienda la vacuna neumocócica no años de vida. La quimiotaxis de los monocitos adquiere los niveles del
conjugada. adulto más lentamente, aproximadamente entre los 6-8 años de edad.
La pauta a seguir es la titulación de los anticuerpos específicos previa y
3-4 semanas post-vacunación.

El estudio del fenotipo linfocitario y la respuesta proliferativa a mitógenos


y antígenos completan el estudio.

PATRONES CARACTERISTICOS DE ALGUNAS IDP


PATRONES CARACTERISTICOS DE ALGUNAS IDP

En pacientes de 0 a 6 meses En pacientes de 6 meses a 5 años

IDP Clínica IDP Clínica

IDCS Diarrea, neumonía, incapacidad de ganar peso Agammaglobulinemia ligada al X Polio paralítica tras vacuna de polio oral
IDCS con GVHD Exantema máculo-papular, diarrea, dermatitis S. linfoproliferativo ligado al X Mononucleosis infecciosa severa
Síndrome de Omenn Dermatitis descamativa, eritrodermia, diarrea Candidiasis mucocutánea crónica Muguet, candidiasis ungueal, endocrinopatías
Síndrome de Hiper IgM Infecciones repetición, úlcera bucal,neutropenia Síndrome de Hiper IgE Inf. estafilococo, facies tosca, anomalía dentaria
Anomalía de Di George Hipocalcemia, cardiopatía, facies peculiar Síndrome de Chediak Higashi Albinismo óculocutáneo, infecciones
Defecto moléculas de adhesión Retraso caída cordón, leucocitosis, infecciones Enf. granulomatosa crónica Abs.cutáneos-viscerales,osteomielitis,neumonía
Síndrome de Wiskott-Aldrich Ezcema, heces con sangre, otitis supurada.
IDP PREDOMINANTEMENTE DE ANTICUERPOS
PATRONES CARACTERISTICOS DE ALGUNAS IDP Tratamiento
En pacientes mayores de 5 años y adultos Básicamente con preparados de gammaglobulina, vía intravenosa,
intramuscular o subcutánea.
IDP Clínica
La intravenosa es más empleada por la menor cantidad de efectos
Agammaglobulinemia ligada al X Dermatomiositis, encefalitis por enterovirus secundarios, mayor vida media (~21 días) y la posibilidad de administrar
Síndrome variable común Inf.sinopulmonares,malabsorción,autoinmunes dosis más altas. La dosis se debe ajustar para cada paciente y deben
Ataxia-Telangiectasia Inf. sinopulmonares, ataxia, telangiectasias conseguirse niveles de IgG séricas >500 mgrs/dl, mantenidos entre dosis.
Deficiencia de C6,C7,C8 Meningitis recurrente por neisseria Se suelen utilizar dosis de 300-500 mgr/kilo de peso, cada 21 días. El
Deficiencia de Tap 1/ Tap 2 Infecciones pulmonares, bronquiectasias parámetro más valorable para la dosis correcta de gammaglobulina, es la
evolución clínica del paciente, debeiendo reducir drásticamente las
infecciones de repetición. Además de la gammaglobulina se debe
emplear una terapia antibiótica correcta y precoz. La mayoría de los
pacientes requieren seguimiento en hospitales.

Es aconsejable realizar diagnóstico prenatal y detección de portadoras


cuando se conoce el defecto genético, como en las mutaciones de la
tirosin quinasa Btk, en la Agammaglobulinemia ligada al cromosoma X.

CLÍNICA DE LAS IDP

IDP PREDOMINANTEMENTE DE ANTICUERPOS OTRAS ENFERMEDADES CON SUSCEPTIBILIDAD


AUMENTADA A INFECCIONES
Etiopatogenia
Fibrosis quística de páncreas
Este tipo de Inmunodeficiencias puede ser consecuencia de: Cuerpo extraño en vías respiratorias
Defectos anatómicos cardiopulmonares
Anomalías ciliares
•alteraciones intrínsecas de las células B
Asma bronquial
•alteraciones secundarias a anomalías de otras poblaciones celulares Reflujo gastro-esofágico
Estenosis uretral o ureteral
éstas influyen directa o indirectamente en su desarrollo o capacidad Drepanocitosis
funcional y le impiden convertirse en una célula productora de Diabetes
anticuerpos Ezcema
Enteropatía
Malnutrición
Linfoma
Esplenectomía
Terapia inmunosupresora
Síndrome de Munchausen
PARÁMETROS INMUNOLÓGICOS SEGÚN LA EDAD DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LAS IDP
LOCALIZACIÓN EN EL MAPA CROMOSÓMICO
Marcadores fenotípicos de células citotóxicas naturales
Inmunodeficiencia combinada severa ligada a X Xq13.1-13.3
Agammaglobulinemia ligada a X Xq21.3-22
CD16 CD56 CD57 Inmunodeficiencia ligada a X con IgM elevada Xq26-27
Síndrome de Wiskott- Aldrich Xp11.22-11.3
Edad % µl
células/µ % µl
células/µ % µl
células/µ Enfermedad granulomatosa crónica ligada a X Xp21.1
Síndrome linfoproliferativo ligado a X Xq26
meses Deficiencia de adenosín-desaminasa 20q13-ter
0 13'8±4'3* 709±316 9'1±4'3 481±198 1'2±0'7 60±40 Deficiencia de purín-nucleósido fosforilasa 14q13.1
1-5 12'7±4'6 790±352 10'6±5'4 627±308 1'4±0'8 80±40 Deficiencia de ZAP-70 2q12
6-12 12'5±4'9 714±300 12'2±6'0 676±295 1'7±1'5 120±110 Deficiencia de Jak3 19p13.1
RAG-1 / RAG-2 11p12-13
Deficiencia de cadena kappa 2p11
años Delección de cadenas pesadas de Ig 14q32.3
1-4 12'9±4'6 573±264 13'1±5'6 586±310 2'6±1'9 120±90 Ataxia-telangiectasia 11q23.1
5-8 14'4±5'2 418±134 15'0±6'7 431±181 12'5±6'7 360±170 Enfermedad granulomatosa crónica autosómica recesiva
9-13 15'2±4'2 408±196 16'5±5'9 438±181 15'8±6'9 410±190 a. p22phox : 16q24 b. p47phox : 7q11.23 c. p67phox :1q25
Deficit de adhesión linfocitaria 21q22.3
Adultos 15'5±5'4 318±191 16'4±6'5 343±214 20'5±5'5 400±150 Deficiencia de la cadena alfa de IFN gamma R 6q16.21
Síndrome de Chediak-Higashi 1q4.3
TAP-2 6p21.3
* Media±desviación estandar CIITA 16p13.1-2
RFX5 1q21
RFXAP 13q
RFXANK 19p12

PARÁMETROS INMUNOLÓGICOS SEGÚN LA EDAD PARÁMETROS INMUNOLÓGICOS SEGÚN LA EDAD


Niveles de Inmunoglobulinas
Valores de Ig E sérica en el niño
Edad Ig G Ig M Ig A Ig totales
Edad Media +1D.T. +2D.T. -1D.T. -2D.T.
Recién nacido 1031 ± 200 11 ± 5 2±3 1044 ± 201 Geométrica
1-3 meses 430 ± 119 30 ± 11 21 ± 13 481 ± 127
Recién nacido 0.25 0.55 1.3 0.1
4-6 meses 427 ± 186 43 ± 17 28 ± 18 498 ± 204
7-12 meses 661 ± 219 54 ± 23 37 ± 18 752 ± 242 6 meses 2.5 6.5 15 1 0.5
13-24 meses 762 ± 209 58 ± 23 50 ± 24 870 ± 258 1 año 4 7.5 17 1.7 0.8
25-36 meses 892 ± 183 61 ± 19 71 ± 37 1024 ± 205 2 años 6 9.5 29 2 0.9
4 años 10 25 50 3 1
3-5 años 929 ± 228 56 ± 18 93 ± 27 1078 ± 245 7 años 25 45 150 3.6 1
6-8 años 923 ± 256 65 ± 25 124 ± 45 1112 ± 293 10 años 30 110 200 5.5 1
9-11 años 1124 ± 235 79 ± 33 131 ± 60 1334 ± 254 14 años 36 70 190 7 2
12-16 años 946 ± 124 59 ± 20 148 ± 63 1153 ± 169

Adultos 1158 ± 305 99 ± 27 200 ± 61 1457 ± 353


De 14 a 50 años los valores son similares
Valores en mg/dl. Media ± desviación estandar A partir de los 50 años los valores descienden
CLÍNICA DE LAS IDP DEL SISTEMA FAGOCÍTICO

La sintomatología suele comenzar en la primera infancia, pero alguno de


estos síndromes pueden aparecer en la edad adulta
CLÍNICA DE LAS IDP DEL SISTEMA FAGOCÍTICO
Signos y Síntomas

Neutropenia o leucocitosis
Enfermedades Autoinmunes
Hipergammaglobulinemia
Ulceras mucocutáneas
Lupus eritematoso discoide (En 25% de portadoras de granulomatosis
Linfadenitis
crónica ligada al cromosoma X)
Abscesos cutáneos y viscerales
Periodontitis
Neumonías frecuentemente con bullas
Osteomielitis
Granulomas en ganglios, bazo, hígado e intestino
Eczema
Retraso en caída de cordón umbilical
Susceptibilidad a mycobacterias y salmonella

CLÍNICA DE LAS IDP DEL SISTEMA FAGOCÍTICO CLÍNICA DE IDP DEL SISTEMA DEL COMPLEMENTO

Pueden:
Bacterias • tener aumento de infecciones, procesos autoinmunes o angioedema o
• ser asintomáticos según el componente del complemento deficitario
Estafilococo dorado
Estreptococo dorado Infecciones
Escherichia coli
Serratia Infección meningocócica (recidivante o por serotipo infrecuente)
Salmonella Infecciones cutáneas piógenas
Mycobacterias Gonococias de repetición
Klebsiella
Burkholderia cepacia Enfermedades Autoinmunes

Hongos Lupus eritematoso sistémico


Lupus eritematoso discoide
Cándida albicans Dermatomiositis
Aspergillus Esclerodermia
Nocardia Púrpura anafiláctica
Vasculitis
Glomerulonefritis membranoproliferativa
CLÍNICA DE IDP DEL SISTEMA DEL COMPLEMENTO CLÍNICA DE LAS IDP COMBINADAS

Pueden: Signos y Síntomas


• tener aumento de infecciones, procesos autoinmunes o angioedema o Historia familiar
• ser asintomáticos según el componente del complemento deficitario Ausencia de sombra tímica
Linfopenia
Candidiasis
Edema angioneurótico Diarrea crónica. Anorexia
Retraso póndero-estatural
Edema vías aéreas superiores: recidivante, no pruriginoso Neumonía ( con frecuencia intersticial)
ni doloroso Anemia aplásica
Dolor abdominal Otitis, Estomatitis
Rash Sepsis, Meningitis
Colangitis
Bacterias Infección diseminada tras vacuna de BCG

Neisseria meningitidis Tumores


Neisseria gonorrhea Linfomas
Haemophilus infuenzae Leucemias
Escherichia coli Hepáticos
Estreptococo neumonie Vías biliares
Estafilococo dorado

CLÍNICA DE LAS IDP COMBINADAS CLÍNICA DE LAS IDP COMBINADAS

Enfermedades Autoinmunes Bacterias


Anemia hemolítica autoinmune Pseudomona
Púrpura trombopénica idiopática Salmonella
Neutropenia Haemophilus influenzae
Estafilococo dorado
Hipotiroidismo
Estreptococo neumonie
Lupus eritematoso sistémico Campylobacter
Vasculitis Virus
Virus sincitial respiratorio
Enfermedad injerto contra huésped Herpes virus
(puede ocurrir por injerto en el feto de células maternas Citomegalovirus
o por recibir una transfusión de sangre no irradiada) Enterovirus
Eritrodermia Parvovirus
Diarrea profusa Hongos
Cándida albicans
Hepatitis
Aspergillus
Eosinofilia Pneumocystis carinii
Criptococus
Protozoos
Giardia lamblia
Criptosporidium
CLÍNICA DE IDP ASOCIADAS A OTROS DEFECTOS CLÍNICA DE IDP ASOCIADAS A OTROS DEFECTOS
Hay una serie de enfermedades en las que la inmunodeficiencia tienen un
fenotipo peculiar. Con frecuencia tienen antecedentes familiares Síndrome de Nijmegen
Microcefalia
Síndrome de Wiskott-Aldrich Retraso psicomotor
Infecciones recurrentes (otitis, neumonías, sepsis) Facies peculiar
Eczema Infecciones sinopulmonares
Hemorragias de repetición por trombopenia Predisposición a tumores
Linfomas a-fetoproteína en suero normal
Anemia hemolítica autoinmune
Vasculitis Anomalía de DiGeorge
Glomerulonefritis Hipoparatiroidismo (hipocalcemia)
Malformaciones cardiacas
Ataxia-Telangiectasia Facies anómala (orejas de implantación baja, hendidura palpebral
Ataxia cerebelosa progresiva pequeña, hipertelorismo,micrognatia)
Telangiectasias en conjuntiva y pabellones auriculares Hendidura palatina.
Infecciones sinopulmonares bacterianas y víricas Clínica de inmunodeficiencia muy variable
Nistagmus
Disartria progresiva
Hipogonadismo
Linfomas y leucemias
a-fetoproteína en suero elevada

CLÍNICA DE IDP ASOCIADAS A OTROS DEFECTOS CLÍNICA DE IDP


PREDOMINANTEMENTE DE ANTICUERPOS
Síndrome de Chediak-Higashi
Albinismo óculo-cutáneo Signos y Síntomas
Gránulos gigantes en células nucleadas Historia familiar de I.D.P
Linfoproliferación asociada al virus de Epstein-Barr Linfáticos periféricos pequeños o disminuídos
Linfocitos B ausentes, disminuídos o normales
Síndrome de Griscelli Otitis. Sinusitis
Albinismo parcial Neumonías
Encefalopatía Diarrea infecciosa
Infecciones de repetición Síndrome malabsortivo
Sepsis
Síndrome linfoproliferativo ligado al cromosoma X Meningitis
Hipogammaglobulinemia Conjuntivitis
Mononucleosis infecciosa fatal Dermatomiositis like
Linfomas y leucemias Hepatitis vírica
Hepatitis Poliomielitis tras vacunación
Anemia aplástica Artritis
Uretro-cistitis
Gastritis atrófica
Granulomas
CLÍNICA DE IDP CLÍNICA DE IDP
PREDOMINANTEMENTE DE ANTICUERPOS PREDOMINANTEMENTE DE ANTICUERPOS

Tumores Bacterias
Linfomas Haemophilus influenzae
Leucemias Estreptococo neumonie
Adenocarcinomas (tracto digestivo) Estafilococo dorado
Hiperplasia nodular linfoide (no neoplasia) Pseudomona
Campylobacter
Enfermedades Autoinmunes Helicobacter pylori
Anemia hemolítica autoinmune Virus
Púrpura trombopénica idiopática Rotavirus
Neutropenia Enterovirus (Echo)
Anemia perniciosa Hepatitis B y C
Lupus eritematoso sistémico Protozoos
Tiroiditis Giardia lamblia
Artritis reumatoide Criptosporidium
Enfermedad celíaca Otros
Hepatitis crónica activa Mycoplasma (Ureaplasma urealítico)
Cirrosis biliar
Enfermedad inflamatoria intestinal
Conjunto de enfermedades debidas
a defectos en el sistema inmune. Tendencia a infecciones:

Se las clasifica en:


Víricas
Bacterianas
 primarios: defectos intrínsecos del sistema inmune,
congénitos o adquiridos Fúngicas
Parasitarias
 secundarios: defectos del sistema inmune debidos
a otra patología o factores externos
Incluso microorganismos no infectivos
 En un componente del S.I. o en una proteína que
lo afecte.

Tipos de Inmunodeficiencias
Inmunodeficiencias primarias
Deficiencias de Anticuerpos
Son desórdenes de la función del sistema inmune heredables. (Inmunodeficiencias de células B o humorales)
producción de anticuerpos afectada; inmunidad
celular intacta
 defecto en un único gen (la mayoría de ellas). Deficiencias Celulares
 defecto en varios genes (poligénicas). inmunidad celular afectada; producción de
anticuerpos intacta
 interacciones entre características genéticamente
determinadas y estrés ambiental o infeccioso. Deficiencias Combinadas
ambos mecanismos efectores están afectados

Tasa de ocurrencia: 1 en 10000 a 1 en 2000 nacimientos vivos. Deficiencias en la función Fagocítica

Se clasifican según los mecanismos inmunológicos afectados por


el defecto genético particular. Deficiencias en el sistema Complemento
Innata Adquirida

Fagocitos: B:
bacterias: Klebsiela, Stafilococos, Nocardia, Serratia, Proteus bacterias: piógenas, Stafilococos, Hemophilus, Streptococos
hongos: Candida, Aspergillus protozoos extracelulares: Giardia, Criptosporidium

Complemento: T: patógenos intracelulares


Bacterias: Piógenas, Neiseria, Hemophilus Bacterias: Mycobacterium, Listeria, Streptococus
Hongos: Aspergillus Hongos: Cándida, Aspergillus, Pneumocistis
virus: Herpes, CMV, Parotiditis
NK: virus: Herpes

Agamaglobulinemia ligada al cromosoma X Célula Célula Célula Pre-B Célula Pre-B


madre Pro-B temprana tardía

Aproximadamente el 85% de los pacientes son varones.


Presentan mutaciones en el gen que codifica para una tirosin-quinasa (Btk o
tirosin-quinasa de Bruton).
Mutaciones en el gen de la cadena pesada µ.
Mutaciones en los genes que codifican para componentes de la cadena ligera Hígado
sustituta. fetal Selección por
Independiente de antígeno antígeno
Mutaciones en el gen que codifica para el componente Igα del complejo Médula
Receptor B. ósea
Mutaciones en el gen que codifica para la proteína BLNK, proteína “andamio”
en la traducción de señal del Receptor B.

Defectos en estos genes afectan las etapas tempranas de la diferenciación de


las células B.
Los individuos portadores presentan uso selectivo del cromosoma X normal
en las células B y condensación del cromosoma defectuoso en otras células. Célula B Célula B
Plasmocito
Estatus de los pacientes: inmadura madura
 Igs séricas totales: no detectables o muy disminuidas Dependiente
 Células B circulantes: < 2% de antígeno
Inmunodeficiencia común variable (CVID)
Agamaglobulinemia autosomal recesiva (Hipogamaglobulinemia adquirida, hipogamaglobulinemia del
adulto o disgamaglobulinemia)

Grupo heterogéneo de desordenes involucran B y T, con hipogamaglobulinemia


Constituye una forma severa de hipogamaglobulinemia comprendida dentro
de los desórdenes conocidos como Síndrome de hiper-IgM.  hiperplasia linfoide nodular, infiltración linfoide difusa
 hipertrofia de otros tejidos linfoides también son frecuentes.
Defecto en la citidin-deaminasa inducida por activación (AICDA), enzima  neutropenia o trombocitopenia secundaria pueden ser consecuencia de la
editora de ARN que sólo se expresa en las células B. hepatoesplenomegalia
Defectos en este gen afectan el cambio de clase de las Igs y la  Igs sérica: marcadamente disminuida (una o todas) pero mayor que en X-
hipermutación somática de los genes de Igs. LA
 Células B circulantes: niveles normales (hay excepciones)
Se observa linfoadenopatía e hiperplasia linfoide intestinal, como  Función T: variable
consecuencia de la disrupción del desarrollo B dependiente de antígeno.
Mecanismos propuestos para estas patologías:
 defecto intrínseco de células B
Estatus de los pacientes:  actividad excesiva de células T supresoras
 IgM sérica: normal o aumentada; otros isotipos: disminuidos  función deficiente de células T colaboradoras
 Células B circulantes: sólo fenotipo IgM+IgD+  deficiencias de citocinas
 Mala interacción de células T y B por expresión deficiente de CD40L

Inmunodeficiencias Celulares (Síndrome parcial de DiGeorge)


Deficiencia de IgA
Grado variable de hipoplasia tímica y glándulas paratiroideas.
 Es la más común de las deficiencias de anticuerpos, con una incidencia Presentan inmunidad celular y producción de anticuerpos defectuosa.
de 1 en 400 a 1 en 3000.
Hipoplasia tímica consecuencia de dismorgénesis de los sacos faríngeos
 Se define como valores disminuidos de IgA y normales para IgM e IgG. 3 y 4 en la embriogénesis temprana.
 Ambas subclases (IgA1 e IgA2) están marcadamente disminuidas o Se manifiestan en los primeros meses de vida.
ausentes aunque se han descrito deficiencias específicas para cada una.
Defecto en el cromosoma 22.
 Puede encontrarse en asociación con otras deficiencias inmune como
Ataxia-telangiectasia y deficiencias de subclases de IgG. Es importante identificar el grado de deficiencia T ya que la práctica de
transfusiones sanguíneas puede resultar en reacciones severas de
 La aparición de esta deficiencia en ambos sexos y su agrupación familiar injerto contra huésped.
sugiere un defecto autosomal heredable.

 La deficiencia selectiva de IgA está fuertemente asociada con alergia No puede administrarse vacunas a organismos vivos a individuos que
atópica. presenten deficiencia T.
 La deficiencia está relacionada con la imposibilidad de que células B
maduras con fenotipo IgA+IgD+ se transformen en plasmocitos.
Inmunodeficiencias Combinadas Severas autosomales recesivas Inmunodeficiencias Combinadas (CID)

Se diferencian de las severas en que la función T es defectuosa pero no nula


 Defecto en los genes RAG1/RAG2 :
 Fenotipo: T- B- NK+ Deficiencia en la Fosforilasa de Purin-Nucleótidos (PNP):
 Falla en la diferenciación de las células B y T (no hay
 Deficiencia T profunda con o sin disfunción B
reordenamiento de los segmentos génicos que codifican para el
 Falla en la enzima produce metabolitos tóxicos
receptor)
 Falla en la inmunidad específica
 20% de los casos de SCID. Ataxia-telangiectasia:
 Defecto en el gen ADA (adenosin-deaminasa) :  Inmunidad celular y humoral defectuosa
 Fenotipo: T- B- NK-  Autosomal recesiva
 Deficiencia de IgA en el 50 a 80% de los individuos
 Acumulación de metabolitos tóxicos (adenosina, 2’-deoxiadenosina  Niveles de IgE generalmente bajos
y 2’-o-metiladenosina), que conducen a la muerte por apoptosis de  IgG2 o IgG total puede estar disminuida
los linfocitos  Porcentajes bajos de céls T CD3+ y CD4+, con respuesta
 Falla en la inmunidad específica moderada a mitógenos
 20% de los casos de SCID.

Inmunodeficiencias Combinadas (CID) Inmunodeficiencias en la función fagocítica

Constituyen defectos en la función de neutrófilos.


Síndrome de Wiskott-Aldrich:
 Naturaleza recesiva ligada al cromosoma X Pueden ser cuantitativas (neutropenia) o cualitativas (disfunción de
 Expresión del gen defectuoso, proteína de Wiskott-Aldrich neutrófilos)
(WASP), limitado a las líneas linfoide y megacariocítica
 Se caracteriza por eczema, púrpura trombocitopénico con Neutropenia
números normales de megacariocitos y deficientes de
 Es la forma más común
plaquetas
 Generalmente está asociada a otras inmunodeficiencias primarias
 Respuesta humoral defectuosa a antígenos polisacáridos,
 Las causas primarias a menudo son fatales
ausencia de isohemaglutininas (generalmente)
 Concentración de inmunoglobulinas séricas: baja IgM,
normal a levemente baja IgG, elevadas IgA e IgE
 Porcentaje moderadamente reducido de céls. T y
Disfunción de neutrófilos
respuesta a mitógenos disminuida
 Se las clasifica de acuerdo al tipo de defecto
 Se han identificado causas primarias
Inmunodeficiencias en la función fagocítica
Inmunodeficiencias en el Sistema Complemento

Enfermedad granulomatosa crónica (CGD)


Se han descrito deficiencias en todos los componentes solubles del
Se han identificado variantes ligadas al cromosoma X y autosomales Sistema Complemento excepto facto B

La forma ligada al cromosoma X corresponde al 75% de los casos Deficiencias en los componentes iniciales de la vía clásica (C1q, C1r,
C2 y C4) originan patologías inflamatorias autoinmunes tipo SLE
Todas están relacionadas con mutaciones que afectan elementos del
complejo fagocito oxidasa; falta de citocromos Deficiencias en los componentes finales (C5 a C8) están asociadas
con infecciones recurrentes de Neisseria meningitidis así como
Los fagocitos presentan metabolismo oxidativo y actividad microbicida enfermedad reumática
bajos
Deficiencias en C3 y las proteínas reguladoras factor I y factor H
favorecen infecciones recurrentes del tipo observado en deficiencias
de anticuerpos

Inmunodeficiencias en el Sistema Complemento

Deficiencia en factor I

Conduce a un consumo excesivo y disminución acelerada de C3

Tiene carácter autosomal recesivo

Los individuos con esta patología presentan opsonización defectuosa

Deficiencia en el inhibidor de C1

Es la deficiencia heredable más común

Tiene carácter autosomal recesivo

Provoca angioedema hereditario; el inhibidor de C1 también inhibe otras


serin-proteasas del sistema de la coagulación y del sistema de quininas
22 Inmunología de los Transplantes
M. F. González y A. Núñez

INTRODUCCIÓN
Un transplante o injerto es la transferencia de células vivas, órganos o tejidos de una
parte del organismo a otra o de un individuo a otro. Según la relación existente entre donante y
receptor, existen diferentes tipos de transplante. Así, se denomina autotransplante aquel injerto
en el que donante y receptor son el mismo individuo, como ocurre, por ejemplo, en transplantes
de piel; transplante singénico es aquel que se realiza entre dos individuos que son
genéticamente idénticos (gemelos univitelinos o animales de experimentación seleccionados);
alotransplante es el que se realiza entre dos individuos diferentes pertenecientes a la misma
especie y xenotransplante, el efectuado entre dos individuos de especies distintas(Figura22.1)

Figura 22.1 La práctica de los


transplantes en clínica humana se
ha extendido considerablemente en
los últimos años al llegar a
convertirse en el tratamiento de
elección en el fracaso renal,
hepático o cardiaco. Igualmente, el
transplante de médula ósea
representa, hoy en día, la terapia
más adecuada para determinadas
inmunodeficiencias y síndromes
linfoproliferativos, especialmente
leucemias. En ambas situaciones se
trata de alotransplantes en los que
donante y receptor son en la
mayoría de los casos individuos
genéticamente distintos.
Precisamente estas diferencias
genéticas son las responsables de
que el receptor ponga en marcha una respuesta inmunitaria de rechazo dirigida contra las
estructuras extrañas presentes en
las células del injerto que, en la Figura 22.3
clínica, tratamos de evitar
mediante el uso de diversas
sustancias
inmunosupresoras(Figura 22.2).

El transplante de médula
ósea es, desde el punto de vista
inmunológico, un caso especial,
pues el injerto contiene células
inmunocompetentes. En esta
situación la respuesta inmunitaria
es bidireccional: una reacción de
rechazo, promovida por el receptor
contra el injerto, y una inversa,
denominada de injerto contra
hospedador, también conocida por
las siglas GVHD (del inglés graft versus host disease) producida por la respuesta inmunitaria
de las células inmunocompetentes del injerto contra el organismo receptor (Figura 22.3).
Figura 22.3

TIPOS DE RECHAZO
Dependiendo de la velocidad con la que se produzca, se distinguen 4 tipos de rechazo:
El rechazo hiperagudo, que se produce sólo horas o incluso minutos después de
realizado el injerto, y el rechazo acelerado que se manifiesta durante los primeros días
postransplante se producen, en la mayoría de los casos, por la presencia de anticuerpos
preexistentes en el suero del receptor frente a las moléculas HLA del donante. El rechazo
agudo, es aquel que se produce en el primer mes postransplante. No se conoce el mecanismo
exacto por el que se produce un rechazo agudo, pero los hallazgos histológicos y la respuesta
a la terapia inmunosupresora indican que en él intervienen tanto la inmunidad específica
(humoral y celular) como otros mecanismos no específicos (respuesta inflamatoria con
estimulación de polimorfonucleares, plaquetas y macrófagos, etc.). Por último, el rechazo
crónico, se produce meses o años después del transplante y su etiología no se conoce con
exactitud.
Debemos aclarar que este esquema es sobre todo válido en el caso del transplante
renal, que al ser el más extendido, sirve de modelo general para el resto de los injertos.
Factores que influyen en el rechazo de órganos
Nos hemos referido ya a que el éxito o el fracaso de un determinado transplante,
depende en gran medida de la relación genética existente entre donante y receptor. Pues bien,
cada especie animal posee un conjunto de genes denominado genéricamente Complejo Mayor
de Histocompatibilidad (MHC), y en el caso de los humanos sistema HLA (del inglés Human
Leukocyte Antigens), que ha sido estudiado en el capítulo 5, que codifica para una serie de
moléculas presentes en la superficie de las células, que son las que determinan en gran parte
el grado de compatibilidad o incompatibilidad en el transplante de órganos. Es evidente que la
función fisiológica de estas moléculas no es el rechazo de órganos o tejidos, pero el
conocimiento que se tiene en la actualidad de ellas, proviene en gran medida de la influencia
que ejercen en la inmunología del transplante.
La presencia en los órganos injertados de moléculas HLA distintas a las del receptor
(situación de incompatibilidad HLA) provoca en éste el desarrollo de anticuerpos y células T
citotóxicas dirigidas frente a dichas moléculas, lo que conduce al rechazo de dicho órgano. Por
el contrario, si las moléculas HLA presentes en el órgano injertado son iguales a las del
receptor (situación de compatibilidad HLA), se reduce en gran medida la incidencia y la
severidad del rechazo, aumentando por tanto la supervivencia del injerto.
En la prevención del rechazo (y de la GVHD en su caso) se puede actuar a diferentes
niveles. Antes del transplante, buscando la máxima compatibilidad posible entre el donante y el
receptor y asegurándose de que, en todo caso, el receptor no tiene anticuerpos preformados
contra los antígenos HLA del donante; y después del transplante con el uso de una terapia
inmunosupresora adecuada a cada caso.
Influencia de la compatibilidad HLA
Si se analiza el tiempo de supervivencia del injerto, se demuestra que cuanto mayor es
la compatibilidad HLA mayor es la supervivencia de los mismos. En efecto, la supervivencia a
largo plazo (sobre todo después de los 5 primeros años), es mayor cuanto mayor sea el grado
de compatibilidad HLA, sobre todo en lo que se refiere a las moléculas de clase II. Por ello, es
necesario realizar la tipificación HLA de aquellos pacientes que entran en lista de espera para
recibir un determinado órgano. En el momento en que se produce una donación de cadáver, se
realiza la tipificación HLA del donante, lo que nos permite seleccionar los mejores receptores
de entre todos los candidatos que figuran en la lista de espera.
El hecho de que la compatibilidad HLA de clase II, sea más importante que la de clase I
en el transplante de órganos, no esta totalmente aclarado, pero parece tener su origen en la
manera en que se induce la respuesta inmune. Se sabe que los linfocitos T CD4+, sólo son
capaces de reconocer las moléculas que le son presentadas en la superficie de las células
unidas a moléculas de clase II (restricción por clase II), por el contrario, los linfocitos T CD8+,
sólo son capaces de reconocer moléculas que le son presentadas en la superficie de las
células unidas a moléculas de clase I (restricción por clase I). Como la activación de las células
T CD8+ requiere la participación de células T CD4+ activadas, es bastante lógico pensar que
las diferencias en las moléculas de clase II induzcan una respuesta alogénica más intensa que
las diferencias en las moléculas de clase I.
La compatibilidad HLA (sobre todo para el locus HLA-DRB1*) aumenta la supervivencia
del injerto en todos los tipos de transplantes, salvo en el transplante hepático. Sin embargo, en
determinados tipos de transplante, por ejemplo el transplante cardiaco, prima la urgencia
clínica sobre cualquier otra consideración, por lo que la mayoría de las veces no se tienen en
cuenta los criterios de compatibilidad. En el transplante hepático los resultados de
supervivencia del órgano en relación con la compatibilidad HLA del donante y receptor son
contradictorios e incluso se ha asociado un mayor grado de compatibilidad con una mayor
incidencia de rechazo. La explicación a este hecho, en principio sorprendente, podría ser que
mecanismos inmunológicos distintos del rechazo podrían contribuir al fallo hepático. Esta
respuesta inmunológica podría estar dirigida frente a antígenos virales o asociados a
enfermedades autoinmunes que operen a través de mecanismos restringidos por moléculas
HLA. Por lo tanto en el transplante hepático el papel de la compatibilidad HLA podría ser dual,
por un lado la compatibilidad reduciría el riesgo de rechazo, pero aumentaría la posibilidad de
que se produjeran otro tipo de reacciones inmunológicas dirigidas contra el hígado injertado.

En cuanto al transplante de médula ósea, la mayoría se realiza entre hermanos HLA


idénticos, siendo necesario estudiar a todos los familiares en primer grado (padres y hermanos)
para determinar que efectivamente donante y receptor heredan los mismos haplotipos HLA
parentales. En caso de no existir hermanos HLA idénticos se podría recurrir a padres o a otros
parientes haploidénticos, sobre todo en los casos en los que el haplotipo no idéntico fuese
compatible. A veces, cuando el paciente presenta un haplotipo extendido con una frecuencia
relativamente elevada en la población, es adecuado realizar una búsqueda de donante
compatible entre los familiares en segundo grado (tíos y primos). En estos casos la búsqueda
se realizará siempre en la rama de la familia (paterna o materna) que, en principio, no presenta
el haplotipo extendido, ya que buscamos un individuo que presente el haplotipo más raro por
herencia y el haplotipo extendido por azar. Actualmente, funcionan bancos de donantes
voluntarios de médula ósea para aquellos individuos que carecen de hermanos HLA idénticos.
La probabilidad de encontrar un donante voluntario no emparentado para un determinado
paciente depende de la frecuencia con la que sus antígenos HLA se encuentren en la
población (Tabla 22.1).

Antes de realizar un transplante de médula ósea, sea de un donante familiar o de un


individuo no emparentado se realiza una prueba denominada cultivo mixto de linfocitos (MLC),
consistente en enfrentar los linfocitos del donante y del receptor y observar si existe
proliferación celular, hecho que ocurre si existen diferencias en la región HLA de clase II de
ambos individuos. El desarrollo de métodos de tipaje de alta resolución sobre DNA de cada
locus HLA, está permitiendo obviar el MLC. De hecho, ya existen trabajos en este sentido en
los que se observa una mejor correlación entre la aparición de GVHD de grado severo y la
existencia de diferencias en la región HLA cuando se utilizan estos métodos de tipaje, que
cuando se utiliza el MLC.
TABLA 22.1
Selección de donantes en transplantes de médula ósea

Secuencia Parentesco con el receptor


Primero Padres y hermanos
Segundo Parientes más cercanos
Tercero Bancos de donantes voluntarios de médula

Influencia de otros factores genéticos


Un hecho demostrado repetidamente es que la supervivencia del injerto es mayor entre
individuos emparentados HLA compatibles que entre individuos no emparentados con el mismo
grado de compatibilidad HLA, esto puede ser originado por tres causas.
En primer lugar, en un estudio familiar, los hermanos que presentan los mismos
haplotipos son HLA idénticos. Sin embargo, cuando se trata de individuos no emparentados no
se puede hablar de individuos HLA idénticos, ya que aunque dos individuos presenten
aparentemente las mismas moléculas HLA, el polimorfismo del sistema es tan elevado que
pueden existir diferencias que no se puedan apreciar con la técnica de tipaje serológico que es
la que habitualmente se utiliza.
En segundo lugar, normalmente sólo se estudian 3 ó 4 loci del MHC (normalmente los
loci HLA-A, HLA-B, HLA-C y HLA-DRB1), en el caso de hermanos, y debido al desequilibrio de
ligamiento entre todos los genes de la región MHC, los loci no estudiados serán también
idénticos, salvo en aquellos raros casos en los que se haya producido alguna recombinación.
Sin embargo, entre individuos no emparentados los loci no estudiados pueden ser diferentes.
Por último, la compatibilidad MHC es importante en la supervivencia del injerto, pero no
es el único sistema que influye en la aparición del rechazo. En este sentido, se sabe que existe
un grupo de elementos polimórficos, no relacionados entre sí ni con el MHC denominados
antígenos menores de histocompatibilidad que presentan importancia en el rechazo de
injertos. Es fácil entender que la probabilidad de que estas moléculas sean idénticas es mayor
entre hermanos que entre individuos no emparentados.
Presencia de anticuerpos anti-HLA preexistentes en el suero del paciente. Para
prevenir el rechazo hiperagudo y el rechazo acelerado es necesario determinar si en el suero
del receptor se encuentran anticuerpos frente a las moléculas HLA del donante. Para ello, se
realiza una prueba cruzada entre las células T del donante y el suero del receptor. Si en el
suero del receptor existen anticuerpos capaces de reconocer las células T del donante, el
transplante se contraindica totalmente, ya que esta reacción evidencia, en la mayoría de los
casos, la existencia de anticuerpos preformados en el suero del receptor dirigidos frente a las
moléculas de clase I del donante que causaría un rechazo hiperagudo o acelerado si el injerto
se realizara.
El transplante hepático constituye una excepción a esta regla, es decir, la existencia de
una prueba cruzada positiva frente a linfocitos T del donante no contraindica el transplante. Las
bases de la resistencia del transplante hepático al rechazo hiperagudo son desconocidas pero
podrían estar determinadas, por ejemplo, por la secreción de moléculas HLA solubles por
parte de las células hepáticas, estas moléculas solubles podrían neutralizar los anticuerpos
anti-HLA preexistentes en el suero del receptor
Terapia inmunosupresora
Como hemos dicho anteriormente el transplante puede fracasar desde un punto de
vista inmunológico porque se produzca rechazo (o en su caso GVHD). Hasta ahora nos hemos
referido a las diferentes cuestiones que es necesario tener en cuenta para mejorar la
supervivencia del injerto antes del transplante. Después del transplante se puede actuar en la
prevención del rechazo con la utilización de agentes inmunosupresores (Figura 22.4).Por
supuesto, el agente inmunosupresor ideal, sería aquel capaz de reducir o anular la posibilidad
de un rechazo, pero sin afectar al resto de las respuestas inmunes.
Por desgracia este agente inmunosupresor no ha sido descubierto hasta el momento,
por lo que es necesario tener en cuenta que los pacientes inmunosuprimidos presentan
problemas de disminución de defensas frente a todo tipo de organismos patógenos y de
desarrollo de determinados tipos de tumores.

Figura 22.4

BIBLIOGRAFÍA
1. Cuervas-Mons, V. y Castillo-Olivares, J.L. 1994. Introducción al transplante de
órganos. ELA.
2. Strom T.B. y Walmann H. 1994. Transplantation. Current Opininon in Immunology,
l6:5.
3. http://www.msc.es/ont/esp/estadisticas
23 Inmunología de la infección
M. Fresno y M. A. Muñoz - Fernández

INTRODUCCIÓN
Una amplia variedad de agentes infecciosos (virus, bacterias, protozoos, hongos y
helmintos) son capaces de infectar a los seres humanos. En muchos casos, el agente
infeccioso puede colonizar un tejido u órgano y mantener su número sin causar daño
(colonización). La enfermedad infecciosa ocurre cuando ocasiona signos y síntomas de
inflamación o de perturbación funcional de los órganos dando lugar a un problema clínico y no
es una consecuencia inevitablemente asociada a infección.
La patogenicidad es un termino relativo, que resulta del balance entre virulencia, o
poder patogénico intrínseco, y los recursos defensivos utilizados por el hospedador para
neutralizar la amenaza infecciosa. Los factores de virulencia son los componentes del
microorganismo que les permiten colonizar, proliferar, invadir y destruir los tejidos del
hospedador y determinan su capacidad de causar enfermedad. Existen dos tipos principales: 1)
Factores que estimulan el crecimiento de los microorganismos y favorecen la colonización e
invasión tisular, como moléculas de superficie (adhesinas), enzimas digestivas segregadas por
el microorganismo invasor, etc.) Las toxinas bacterianas, que pueden ser secretadas
(exotoxinas), o lipopolisacáridos estructurales muy heterogéneos que forman parte de la pared
de las bacterias Gram-negativas (endotoxinas). Las exotoxinas son proteínas que pueden
originar una enfermedad sin infección previa.
Existen una gran variedad de mecanismos mecánicos, químicos, celulares e inmuno-
lógicos que se han desarrollado a lo largo de la evolución de la especie humana para prevenir
la invasión de los microorganismos. Entre estos últimos el más importante es el sistema
inmune. Una ligera perturbación en uno de estos mecanismos puede dar lugar a una infección
por microorganismos poco virulentos y una alteración mayor, incluso a microorganismos
avirulentos. Muchos microorganismos cuya patogenicidad habitual es baja, pueden dar lugar a
una enfermedad grave en hospedadores con inmunidad deprimida y se les llama
microorganismos oportunistas.

MECANISMOS DE DEFENSA DEL HOSPEDADOR


Las reacciones de defensa pueden producirse de forma específica o inespecífica. Las
respuestas inespecíficas, aunque indiscriminadas y no específicas de Ag, tienen la ventaja de
intervenir rápidamente durante una infección aguda y pueden permitir la supervivencia del
hospedador hasta que las respuestas específicas congreguen nuevas defensas. Las
respuestas inespecíficas, la mayoría de las cuales se producen minutos u horas después de la
infección, componen lo que se denomina respuesta o inmunidad natural o innata cuyo nivel no
se incrementa por inmunización repetida. En contraposición, la inmunidad adaptativa o Ag
específica, se incrementa por inmunización repetida del Ag que la induce, tarda en aparecer
días o semanas tras la exposición primaria, pero con frecuencia es indispensable para una
completa resolución de la enfermedad (Figura 23.1). Aunque la mayor parte de los mecanismos
de defensa se describen por separado son sistemas íntimamente relacionados que rara vez
actúan independientemente.
Figura 23.1

Inmunidad natural.
La inmunidad natural implica los mecanismos inespecíficos, mecánicos, químicos,
celulares y algunos de los inmunológicos, que previenen la colonización o infección de
individuos sanos por los microorganismos del entorno (ver capíulo 1).
Una de las más importantes defensas contra la infección la constituyen, los fagocitos
profesionales del hospedador, polimorfonucleares (PMN) y los monocitos/macrófagos. Cuando
se produce una infección, los PMN son las células que primero acuden al sitio de la misma. Los
PMN guiados por sustancias quimiotácticas difundidas desde la región infectada, alteran sus
mecanismos de adhesión adhiriéndose y atravesando el endotelio. Posteriormente, estos
mismos factores provocan una migración dirigida de los PMN hacia el lugar de la inflamación e
infección. Estos factores quimiotácticos son sustancias liberadas por el hospedador en
respuesta a la infección y productos microbianos, entre los que se encuentran los formil
péptidos producidos por las bacterias que son reconocidos por los fagocitos. Varios
microorganismos activan la vía alternativa del C, generando C5a. Además, los fagocitos
secretan leucotrieno LTB4. Tanto C5a como LTB4 son quimiotácticos.
Los fagocitos son capaces de internar por endocitosis y destruir toda una serie de
microorganismos, aunque estas funciones se ven potenciadas por componentes de la
respuesta inmune específica entre los que se encuentran:
1. Citocinas, secretadas principalmente por linfocitos después del
reconocimiento del Ag, necesarias para su activación.
2. Acs, secretados por linfocitos B, que les dotan de propiedades
opsonicas y efectoras aumentando el reconocimiento y unión de los
microorganismos.
Los fagocitos producen una serie de moléculas que median su acción antiinfecciosa
que se han dividido clásicamente en dependientes o independientes del metabolismo de
oxígeno. Entre estas últimas se incluyen una serie de compuestos microbicidas
extremadamente básicos como lisozima, lactoferrina, catepsina, elastasa y las recientemente
descritas defensinas (un conjunto de péptidos homólogos que dañan una gran variedad de
microorganismos procaríticos y eucarióticos). También producen C que sirve para eliminar
determinadas bacterias, bien promoviendo la opsonización en presencia de Ac, bien
directamente, o incrementando la permeabilidad celular asociada con las respuestas
inflamatorias. Los eosinófilos contienen una serie de proteínas tóxicas que destruyen
helmintos.
En los mecanismos dependientes de oxígeno se incluyen una serie de compuestos
derivados del consumo de O2, como O2-, H2O2, y radical hidroxilo, muy reactivos y que son muy
importantes en la destrucción de patógenos intracelulares. Recientemente, se ha descrito un
nuevo mecanismo que implica la síntesis de intermediarios reactivos de óxidos de nitrógeno,
como el NO, a partir de L-arginina, por una enzima denominada NO sintetasa. Esta enzima es
inducible en macrófagos por citocinas como TNF e IFN-g o por endotoxinas bacterianas como
LPS y parece ser el mecanismo mas importante en la destrucción de patógenos intracelulares.
Las células NK son un grupo de linfocitos grandes granulares que destruyen algunas
células infectadas por virus y parásitos intracelulares mediante citotoxicidad directa no
restringida por el MHC o por mecanismos de citotoxicidad celular dependiente de Ac (ADCC).
Los productos de los microorganismos también estimulan directamente la síntesis de
citocinas por macrófagos y células NK, por lo que algunas citocinas pueden ser consideradas
como parte de la inmunidad natural. Sin embargo, su cantidad aumenta después de una
respuesta inmune específica debido a su síntesis directa o a su control por parte de los
linfocitos T Ag-específicos. Las endotoxinas bacterianas estimulan directamente la síntesis de
IL-1 y TNF por macrófagos aumentando la adhesión de fagocitos y linfocitos al endotelio. El
TNF juega un papel central en la respuesta antiinfecciosa por sus propiedades inflamatorias,
activando a los macrófagos y PMNs, además de tener un importante papel como inductor de
necrosis e inducir fiebre. Esta citocina también induce la producción de prostaglandinas, activa
las propiedades antitrombocíticas, la síntesis de factor activador de plaquetas (PAF) y la
expresión de moléculas de adhesión en células endoteliales y la proliferación de fibroblastos.
Además, TNF estimula la citotoxicidad de otras células efectoras inmunes, como son los
eosinófilos, células NK y linfocitos T.
Los virus inducen la síntesis de varios IFNs que juegan un papel muy importante en la
resistencia a ciertas infecciones virales. Los IFNs son capaces de ejercer la acción antiviral de
varias maneras sinérgicas: bloqueo de la replicación viral, aumento en la expresión de MHC,
activación de las células NK y de los macrófagos.
Inmunidad adquirida.
La respuesta inmune específica normalmente es lenta y no muy efectiva cuando se
enfrenta a un microorganismo por primera vez. Sin embargo, cuando se induce memoria
inmunológica, la segunda vez es mucho más rápida y efectiva. Esta respuesta, que se
caracteriza por poseer especificidad y memoria, está mediada tanto por linfocitos T como B que
poseen receptores específicos de Ag en su membrana capaz de reconocer variados
determinantes antigénicos.
Las respuestas inmunes adaptativas pueden ser de tres tipos principales considerando
los principales mecanismos efectores (ver capítulo 8). Los monocitos son incapaces de destruir
ciertos patógenos, pero su capacidad de destrucción aumenta considerablemente si son
activados por citocinas secretadas por células Th1. Esta activación es mediada por IFN-g,
aunque otras linfocinas, especialmente TNF juegan un papel coestimulador de la actividad de
IFN. La activación de macrófagos implica un mayor aumento de todos los mecanismos de
destrucción de los mismos especialmente de aquellos dependientes de oxígeno y de NO.
Los linfocitos B segregan Acs específicos con la cooperación de los linfocitos Th2 y en
menor medida por los Th1. Estos Acs son capaces de erradicar ciertas infecciones por varios
mecanismos:
1. Previenen la unión de los microorganismos a sus receptores tisulares y
celulares.
2. Neutralizan o inactivan directamente al microorganismo; ocurre cuando
los Acs se unen a un Ag que posee una función vital para el parásito,
como pueden ser las toxinas.
3. Activan la fijación y el sistema del C promoviendo la lisis de los
microorganismos.
4. Favorecen la fagocitosis de los monocitos, macrófagos y PMNs a
través de la unión a los FcR (opsonización) y
5. Promueven las reacciones de citotoxicidad celular dependiente de Ac
(ADCC) de las células citotóxicas y eosinófilos (Figura 23.2).
Figura 23.2

Las células T CD8+ citotóxicas destruyen células infectadas con microorganismos


intracelulares a través del reconocimiento del Ag asociado al MHC. Su activación requiere la
cooperación de las citocinas producidas por las células Th1, IL-2 y en menor medida IFN-g.
Median preferentemente la actividad antiviral aunque también son efectivas contra algún
protozoo intracelular. Su acción puede ser directamente citotóxica o debida a la secreción de
linfocinas como IFN-g.

La inducción de una u otra subpoblación de linfocitos T (Th1 o Th2), que implica la


síntesis concomitante de las respectivas linfocinas, es clave para inducir una respuesta inmune
protectiva en la mayoría de las infecciones por microorganismos.

EVASIÓN DE LA RESPUESTA INMUNE


Desgraciadamente, los agentes infecciosos se han adaptado de la manera más
conveniente para su propia supervivencia, desarrollando sofisticados sistemas de evasión de
las respuestas protectivas del hospedador. Así, ciertos parásitos intracelulares facultativos,
especialmente protozoos y bacterias, están protegidos de gran parte de los sistemas efectores
inmunes, debido a su localización intracelular y aunque la célula hospedadora puede expresar
Ags del parásito en su membrana, éstos, de hecho, no suelen desencadenar una respuesta
inmune protectiva frente a las células infectadas, a diferencia de lo que ocurre con infecciones
virales.
Otros muchos parásitos han desarrollado diversas estrategias para evitar el
reconocimiento antigénico del cual dependen todos los mecanismos inmunológicos:
mimetismo, debido a la absorción de proteínas del hospedador o por imitación de las proteínas
de superficie del hospedador; liberación de Ags al medio bloqueando la interacción de los Acs
con el microorganismo; cambio de Ags durante las diferentes fases del desarrollo.

1. Variación antigénica. El mecanismo más evidente de evasión


inmunológica es la variación antigénica, conocida especialmente bien
en algunos tripanosomas africanos bacterias y virus. Esta puede ser
por mutación, cambio de genes o por recombinación génica. En teoría
el cambio antigénico puede estar relacionado con la respuesta a los
mecanismos inmunes efectores, pero en la práctica, ningún parásito
que utilice la variación antigénica lo hace, posiblemente porque as’
evita que se produzca su eliminación por una respuesta inmune
efectiva.
2. Evitando la lisis mediada por C. Muchos microorganismos evitan la lisis
mediada por C, bien por inhibición de la activación de la cascada del C
o de la acción del C. La inhibición de la activación se puede conseguir
por la síntesis o adquisición de moléculas reguladoras, el bloqueo de la
activación del C o la formación de un complejo del complemento C5b-
9 no lítico.
3. Evasión de los sistemas microbicida. Ciertos microorganismos
intracelulares facultativos son capaces de evadir los sistemas
microbicidas de los fagocitos. Existen básicamente 3 tipos de evasión:
a) Inhibición de la fusión entre el fagosoma y el lisosoma. b) Escape
de la vacuola fagocítica al citoplasma c) Resistencia a los sistemas de
degradación de los lisosomas.
4. Inducción de supresión de la respuesta inmune Para evitar ser
eliminados por el sistema inmune los parásitos inducen generalmente
una supresión de la respuesta inmune. Los mecanismos son muy
variados e incluyen la inducción de células supresoras, la alteración de
las funciones de las citocinas o la inducción preferencial de la
subpoblación Th no protectiva. A veces la inmunosupresión causada
por una infección conduce a estados de inmunosupresión severa. Este
es el caso de la infección por HIV-1 que como es sabido conduce a
una inmunosupresión, de ahí su denominación de SIDA (síndrome de
inmunodeficiencia adquirida) que se alcanza cuando avanza la
infección. Otros casos de deficiencias inmunológicas como
consecuecia de una infección viral aparecen en el sarampión, hepatitis
A, B y C, influenza y rubéola. Tras infecciones bacterianas también se
han observado defectos inmunológicos.

INMUNOPATOLOGÍA
Existen multitud de factores que determinan por qué ciertas complicaciones
patológicas están asociadas a unas infecciones y no a otras. La patología puede ser mediada
por el parásito o por la propia respuesta del hospedador. En algunos microorganismos el daño
tisular se produce como consecuencia de la propia replicación, para permitir la colonización,
para evadir la respuesta inmune o debido a las toxinas. En muchos otros casos es la propia
respuesta inmune frente al microorganismo la causante de una Inmunopatología. Las
respuestas inmunes pueden ser potencialmente peligrosas debido principalmente a reacciones
autoinmunes o de hipersensibilidad.
La autoinmunidad, suele ser una consecuencia del mimetismo antigénico utilizado
como mecanismo de evasión de la respuesta inmune realizado por varios microorganismos.
Existe cada día más la creencia que ciertas enfermedades autoinmunes tienen una etiología
infecciosa debido a la similitud antigénica entre microorganismos y el hospedador.
Cuando las reacciones inflamatorias son de intensidad leve o moderada constituyen un
mecanismo importante de defensa, favoreciendo la llegada de células inmunes a los lugares de
la infección. Sin embargo, un exceso de respuesta inmune, hipersensibilidad, puede ser
perjudicial para el hospedador destruyendo tejidos normales.
La producción excesiva de ciertas citocinas, puede provocar también patología. El
ejemplo mas dramático lo constituye el papel de TNF en el shock séptico asociado a múltiples
infecciones bacterianas y en malaria cerebral.
El predominio, en la respuesta inmune frente a un agente infeccioso, de una u otra
subpoblación de linfocitos T (Th1 o Th2), y de las respectivas linfocinas que ellos producen da
lugar bien a resistencia o a Inmunopatología en muchas infecciones. La inhibición de un tipo de
Th con la consiguiente estimulación del otro esta asociada a la patología de muchas
enfermedades entre ellas el SIDA.
En resumen, una mejor comprensión de todos los fenómenos implicados en las
relaciones hospedador-agente infeccioso es fundamental para conseguir vencer a las
infecciones mediante una estimulación correcta de la respuesta inmune permitiendo: 1)
Corregir los factores que predisponen a la infección. 2) Una quimioprofilaxis y sobre todo una
mejor inmunoprofilaxis pasiva que incluya además de Igs, citocinas, etc. 3) Mejorar
enormemente los procesos de inmunización activa (estabilidad, ruta de administración, etc.)
para conseguir aumentar la eficacia de las nuevas vacunas.

BIBLIOGRAFÍA
1. Liew, F.Y y Cox, F.E.G. (1992). T cell subsets and cytokines in parasitic
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Panamericana.
3. Mims, C.A. (1996).The pathogenesis of infections diseases. New York
Academic Press
24 Inmunología tumoral
R. Ramírez, C. Pera y J. Peña

INTRODUCCIÓN
Las células de los organismos se diferencian y proliferan siguiendo un programa
genético que esta regulado por estímulos extracelulares. Alteraciones en este sistema de
regulación constituyen la base genética del cáncer, que se entiende como una acumulación de
mutaciones que afectan a las células somáticas durante la vida de un organismo y hacen que
estas proliferen de forma incontrolada. Son necesarios varios pasos para transformar una
célula normal en una célula cancerosa. La mayoría de ellos, si no todos, incluyen mutaciones
genéticas.

La mayoría de los cánceres comienzan de una sola célula, la cual, ha tenido que
acumular mutaciones en varios genes diferentes antes de llegar a formar un cáncer. El que una
determinada célula se convierta en cancerosa en un memento determinado dependerá de
varios factores, tales como ciertos agentes químicos e ionizantes, errores durante la
duplicación celular del DNA, interacción de ciertos agentes virales con el genoma de la célula
huésped o hereditarios, etc.

En este capitulo trataremos de las múltiples evidencias indicativas de que el sistema inmune
identifica estas células tumorales que destruye y evita la aparición de tumores. Sin embargo en
otros casos este proceso falla y consecuentemente se produce la malignización celular y el
desarrolla tumores.
MALIGNIZACION CÉLULAR Y SISTEMA INMUNE
Los genes relacionados con el cáncer pueden ser de tipo a) inductor, b) supresores o c)
reguladores de la apoptosis.
1. Los genes inductores regulan la proliferación celular, por lo que
generalmente están presentes y son funcionales en todas las células normales
en forma de proto-oncogenes pasando a denominarse oncogenes cuando
modifican su actividad normal.
2. Los genes supresores, entre los que destaca p54, inducen mutaciones
conducentes a la pérdida en la capacidad proliferativa celular. A diferencia de
los anteriores, los genes supresores de tumores están normalmente activos
(vigilantes) para evitar el crecimiento incontrolado de la célula. La pérdida de
estos genes (o su falta de expresión) es un evento común en muchos tumores.
3. Por ultimo los genes reguladores de la apoptosis son importantes por su
capacidad para modular la apoptosis celular, mecanismo primordial en la
eliminación de células que sufren alteraciones incompatibles con el desarrollo de
su actividad normal

Considerando la alta incidencia de mutaciones celulares, cabe pensar que el organismo


debe poseer algún sistema eficaz que le proteja frente al desarrollo y crecimiento de estas células
tumorales. Efectivamente estudios realizados por Burnet demostraron que el sistema inmune
juega un importante papel defendiendo al individuo frente al crecimiento de células neoplásicas.
Esto se conoce como teoría de inmunovigilancia y postula que las células tumorales expresan
antígenos, que no están presentes en las células normales, y que hacen que la célula tumoral
sea reconocida por el sistema inmune como extraña y por consiguiente sea destruida (Figura
24.1)
Figura 24.1

Esta hipótesis se ha visto confirmada por múltiples evidencias entre las que destacan:
1. La existencia de una estrecha relación entre la aparición y desarrollo de
cánceres y el estado funcional del sistema inmune. Por ejemplo, la incidencia de
cánceres es mayor en inmunodeficiencias.
2. La terapia biológica veces llamada inmunoterapia, bioterapia o terapia
modificadora de la respuesta biológica ha demostrado ser eficiente enfermos con
cáncer.
3. Finalmente, se ha descrito infiltración celular, principalmente linfocitos y
macrófagos, en tumores y por ultimo
4. Se ha encontrado en individuos portadores de cáncer la presencia de
linfocitos CD8 con capacidad citotóxica frente al tumor.

MECANISMOS EFECTORES ANTITUMORALES

Los mecanismos responsables de la acción citostática y citotóxica del sistema inmune


son muy heterogéneos. Aquí trataremos solo algunos de los aspectos más esenciales.
Acción antitumoral linfocitos T
Tanto las células CD4 como las células CD8 tienen capacidad para inducir resistencia
contra el crecimiento tumoral, aunque por mecanismos distintos. Las células CD8 ejercen un
efecto antitumoral directo, presumiblemente debido a la capacidad citotóxica de éstas, mientras
el efecto mediado por CD4 se debe a la producción de citocinas.
Acción antitumoral de células NK
Las células NK poseen una importante capacidad de lisis de células tumorales in vitro e
in vivo. Así, mediante la reconstitución de animales irradiados con células NK, se ha observado
regresión de ciertos tumores. De igual manera, se ha demostrado en humanos, que suelen ser
de mejor pronóstico aquellos tumores que se encuentran infiltrados con células NK.
Acción antitumoral de macrófagos
Los macrófagos son constituyentes importantes en el infiltrado celular de los tumores y
pueden afectar al crecimiento tumoral por varias vías. Pueden influir directamente inhibiendo la
proliferación de células tumorales, y promueven también la formación de estroma y angiogénesis.
Además, pueden atacar directamente a las células tumorales, sólo o en cooperación con otros
mecanismos efectores...
Acción antitumoral de mediadores solubles de la respuesta inmune
Los factores químicos de la respuesta inmune cuya acción se ha demostrado más
efectiva frente al desarrollo y crecimiento de la célula tumoral son el interferón g, la interleucina 2
y el factor necrosante tumoral. Junto a estos, la respuesta inflamatoria antitumoral hace que se
produzcan otros muchos factores solubles que van a inhibir el crecimiento y desarrollo tumoral.

ANTÍGENOS TUMORALES
Al menos alguno de los mecanismos de la oncogénesis involucra la alteración estructural
de genes implicados en diferenciación y/o proliferación. Esto daría lugar a la aparición de
proteínas alteradas que funcionarían como verdaderos antígenos. En general los antígenos
tumorales se pueden dividir en:
Al menos alguno de los mecanismos de la oncogénesis involucra la alteración estructural de
genes implicados en diferenciación y/o proliferación. Esto daría lugar a la aparición de proteínas
alteradas que funcionarían como verdaderos antígenos. En general los antígenos tumorales se
pueden dividir en:
Antígenos específicos de tumores (TSA)
Son antígenos que solo aparecen en tumores y por tanto son exclusivos para estas
células. Presentan como el que son de cada tumor, ya que generalmente se asocian a
mutaciones. En general, se trata de proteínas citosólicas con alteraciones estructurales. La
mayoría de estos antígenos solo se han encontrado en modelos murinos de tumores inducidos
por carcinógenos, y son escasos los definidos en tumores humanos.
Antígenos asociados a tumores (TAA).

Se trata de componentes celulares sobreexpresados o expresados de forma aberrante.


Dentro de estos antígenos se incluyen:

1. Antígenos de origen viral. Es conocido que un grupo


importante de tumores como el papiloma humano
presentan una fuerte asociación con virus y expresan
una serie de productos virales. En algunos casos se ha
podido demostrar la existencia tanto de anticuerpos
como de linfocitos T sensibilizados frente a estos
productos. Estos antígenos son siempre específicos
del tipo de virus inductor del tumor,
independientemente del tipo de célula o tejido en
donde se desarrolla el tumor.

2. Antígenos procedentes de reactivación de genes


embrionarios. Son antígenos producidos normalmente
por células embrionarias o fetales y que por lo tanto no
son expresados por las células de individuos adultos.
Sin embargo, estos antígenos pueden ser expresados
por células cancerosas en el adulto, quizá por
desrepresión del gen regulador de su síntesis. Entre
ellos se encuentran el antígeno carcinoembrionario y la
a-fetoproteína.

3. Proteínas oncogénicas .Las mutaciones celulares que


conducen a la aparición de un tumor tienen lugar en
tres tipos de genes: proto-oncogenes, genes
supresores de tumores, y genes reparadores de ADN.
Estos genes pueden mutar o bien ser expresados de
forma anómala dando lugar a un producto modificado
que pueden constituir antígenos específicos de tumor.

4. Idiotipos. El idiotipo de las inmunoglobulinas de


superficie de las neoplasias de células B, así como el
idiotipo del TCR en los linfomas T. A ambos se
consideran antígenos específicos de tumor frente a los
cuales es posible el desarrollo de una estrategia de
inmunoterapia
MECANISMOS DE ESCAPE DE LA RESPUESTA INMUNOLÓGICA
La aparición de un tumor implica que las células neoplásicas son capaces de crecer a
pesar de los mecanismos de control inmunológico. Por ello se ha postulado que las células
tumorales podrían utilizar diferentes mecanismos para evitar el reconocimiento y destrucción del
sistema inmune. Entre ellos destacan:
1. Ignorancia de los antígenos tumorales. En ciertas
ocasiones, los antígenos tumorales no son
presentados al sistema inmue y en consecuencia éste
no responde. Esto puede ocurrir en tumores cuyos
antígenos no llegan a los ganglios linfáticos, son
endocitados o el tumor se encuentra en lugares donde
no llega el sistema inmune, como es el caso del
cerebro y ojos.

2. Baja inmunogenicidad. Un descenso de las moléculas


HLA de la membrana celular puede hacer que el
reconocimiento inmunológico por linfocitos CD8 de las
células tumorales no sea posible, y por tanto no se
genere una respuesta inmune eficaz. Por este motivo
el estudio de las moléculas HLA en el tumor es
importante en el pronóstico de los tumores (Figura
24.2). También es importante considerar la falta de
moléculas de adhesión intercelular en las células
tumorales.

3. Supresión de la respuesta inmune inducida por el


tumor. Las células tumorales pueden producir
diferentes factores solubles capaces de inhibir la
respuesta inmune, entre los que se pueden considerar
complejos Ag-Ac preformados y TGF-a ó Il-10 que
como es sabido ejercen una potente acción inmuno
inhibidora y por último también se ha observado en
ciertos casos una

4. Inducción de tolerancia por parte del tumor. Esto puede


ocurrir en tumores que carecen de ciertas moléculas
de coestimulación (por ejemplo CD28) o por la
inducción de células de tipo supresor.

5. Sobreesxpresión de FASL por las células tumorales.


Se induce apoptosis y muerte de las células del
sistema inmune que acuden al tumor bloqueandolo.
a
c
Figura 24.2
c
i
ó
n

p
r
o
t
e
c
t
ASPECTOS INMUNOLÓGICOS DE LAS METÁSTASIS
La capacidad metastatizante y la heterogeneidad biológica del cáncer son los principales
problemas para su erradicación. Sólo una mínima proporción de células son capaces de generar
metástasis, aun cuando potencialmente un gran número de células son capaces de pasar al
torrente circulatorio y por ello tienen capacidad de producir metástasis. De esta forma, la invasión
y metastatización tumoral se considera un proceso multifásico en el que en primer lugar, dentro
de la masa tumoral aparecería una célula modificada, con capacidad para penetrar la membrana
basal, entrar en el torrente vascular, y migrar para implantarse en un nuevo órgano. No obstante,
se pueden considerar varias posibilidades para explicar la aparición y desarrollo de metástasis.
Así es posible que la metástasis se desarrolle concomitantemente con una respuesta
inadecuada efectora a través de una insuficiente estimulación vía segunda señal: B7, ICAM-1,
LFA-3, VCAM-1 etc. o que las células que originan las metástasis poseen características
diferentes a las del tumor del que proceden.

INMUNOLOGÍA Y DIAGNÓSTICO TUMORAL


El diagnóstico precoz de tumores es de espacial importancia y en ello puede contribuir
la inmunología.

Estudio de los productos específicos de tumor


Muchas de las sustancias específicas de tumores son liberadas por los mismos y se
encuentran en sangre, en donde pueden ser identificadas y medidas incluso desde fases muy
tempranas del desarrollo tumoral. Las sustancias comúnmente utilizadas en este sentido son: el
antígeno carcino-embrionario (CEA), (a-feto-proteína) y otros. Por otra parte, hoy se comienza
también a emplear la detección de algunas oncoproteínas en el diagnóstico tumoral. Ello es
posible al disponer de anticuerpos monoclonales frente a las oncoproteínas codificadas por los
oncogenes c-myc, c-ras, c-erb-C, c-sys y c-fos.

Localización anatómica de tumores y metástasis.


Cuando se trata de tumores sólidos, uno de los problemas más serios a la hora de
evaluar el pronóstico de un enfermo oncológico es determinar la existencia de micrometástasis,
dado que en muchos casos éstas no son detectables por los métodos convencionales. Los
métodos más sofisticados utilizados hasta el momento para este propósito han sido el empleo de
la tomografía axial computerizada (TAC) y en la técnica de inmunoescintografía.

INMUNOTERAPIA
Figura 24.3
Las formas habituales de
tratamiento de los enfermos
cancerosos con radioterapia, cirugía y
quimioterapia no son suficientes en
multitud de casos, sobre todo en
cánceres con gran invasión de tejidos
o con metástasis. Prueba de ello es
que, en la actualidad, la segunda
causa de muerte es el cáncer, lo que
ha motivado un gran interés de
médicos e investigadores para
encontrar nuevas terapéuticas contra
esta terrible enfermedad. Este
esfuerzo está dirigido al
perfeccionamiento de los sistemas
tradicionales de tratamiento y a través
de la introducción de unas nuevas
formas terapéuticas, para lo cual se
tienen grandes esperanzas puestas
en el desarrollo de la inmunoterapia
(Figura 24.3)
Las nuevas estrategias en la inmunoterapia tienen como objetivo el potenciar la respuesta
inmune frente al tumor, e incluyen la

1. Activación inespecífica del sistema inmune, por


ejemplo con BCG.

2. Utilización de citocinas, como es el caso de la IL-2 que


actúa generando células LAK y TIL muy eficientes
como antitumorales.

3. Utilización de anticuerpos monoclonales sin modificar o


unidos a toxinas, enzimas o radioisótopos poseen
capacidad citolítica de las células tumorales.

4. Mediante vacunas utilizando virus oncogénicos a partir


de células tumorales modificadas o alteradas
genéticamente.

5. Mediante terapia génica introduciendo genes capaces


de modular la actividad de la tumoral (supresión o de
genes mutados) o genes dirigidos a amplificar la
producción de citocinas moléculas coestimuladoras en
las células tumorales

6. Estimulando células dendríticas cargadas con péptidos


del propio tumor y administradas de nuevo al individuo.
(Figura 24.4).

Figura 24.4
En la actualidad sigue siendo muy alta la incidencia de tumores y las muertes causadas
por esta enfermedad. Son frecuentes los tumores de mama, colon, próstata, piel, etc. (Figura
24.5). Ello hace que nuevos esfuerzos de investigación interdisciplinaria necesarios, al objeto
de conocer mejor la maquinaria celular responsable de la malignización celular y los
mecanismos inmunológicos responsables de su destrucción.

Figura 24.5

BIBLIOGRAFIA
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LEUCEMIAS

Las neoplasias hematológicas son procesos malignos delas células sanguíneas.

Por la transformación de las células hematopoyéticas en células cancerosas. Estas células


proliferan e invaden la médula ósea, el tejido linfoide (ganglios) y la sangre periférica pudiendo
llegar a todos los tejidos.

Según el tipo de células que proliferan se distinguen las leucemias linfocíticas y las mieloides.
En las primeras los linfocitos. En las segundas son los mielocitos, precursores del resto de los
glóbulos blancos.

La evolución y el curso de la enfermedad clasifica a las leucemias en agudas y crónicas.

En las agudas son células que no han madurado lo suficiente y han crecido
indiscriminadamente.

En las crónicas las células invasoras son células maduras.

Tipos de Leucemia

Leucemias agudas: linfocítica ( LLA ) y mielocítica (LMA ).

La leucemia aguda linfocítica más frecuente en la infancia.

La mielocítica se ve fundamentalmente en adultos.

En ambos tipos las células tumorales invaden la medula ósea impidiendo que esta pueda
formar el resto de las series, con lo que disminuyen los hematíes, leucocitos y plaquetas
produciendo así "pancitopenia".

Leucemias crónicas: Linfoide ( LLC ) y mieloide ( LMC ):

LLC: es una enfermedad neoplásica debida a la proliferación de linfocitos maduros. Es más


frecuente en varones mayores de 50 años. En el 25% de los casos se descubre de forma
accidental pero existen adenopatías y mínimo aumento del bazo y del hígado.

LMC: Produce un exceso en la producción de granulocitos, particularmente neutrófilos.

Síntomas:

Leucemia aguda

Anemia como palidez, fatigabilidad y disnea. Hemorragias por la trombocitopenia con


hematomas cutáneos, petequias y hemorragia mucosas. Infecciones frecuentes. La afectación
del sistema nervioso central produce cefalea, vómitos e irritabilidad. En ocasiones es el dolor
óseo y articular el síntoma predominante.

Entre los signos más habituales está la fiebre, el aumento del bazo y del hígado, dolor
abdominal. La afectación testicular es exclusiva de la LLA.
Leucemia linfoide crónica:

Aumento de los ganglios linfáticos e infecciones frecuentes. Aunque pueden estar


asintomáticos durante años.

Leucemia mieloide crónica:

Primero una fase crónica en la que los granulocitos van proliferando. Síntomas pasan
desapercibidos, pero puede haber anemia, disminución de peso y fiebre. Bazo aumentado. La
segunda blástica más maligna: anemia, fiebre y hemorragias frecuentes, con ganglios de gran
tamaño.

Diagnóstico:

Leucemia aguda

Laboratorio y el estudio al microscopio. Examen de médula ósea.

Leucemia linfoide crónica:

Sospecha por adenopatias. Hemograma, puede haber anemia y trombopenia. La biopsia de


médula ósea con infiltración de linfocitos.

Leucemia mieloide crónica:

El hemograma, Esplenomegalia. El 95% "cromosoma Filadelfia".

LEUCEMIA MIELOIDE AGUDA MÍNIMAMENTE DIFERENCIADA (LMA-M0)

DEFINICIÓN. LMA sin evidencia de diferenciación mieloide por morfología o citoquímica.

INMUNOFENOTIPO. CD13,CD33

GENÉTICA. Las anormalidades más frecuente son cariotipo complejo, trisomía 8 y 4. Sin
reordenamiento de IgH ni TCR.

LEUCEMIA MIELOIDE AGUDA CON MADURACIÓN (LMA-M1)

DEFINICIÓN. Caracterizada por un alto porcentaje de blastos en médula ósea sin evidencia de
maduración.

INMUNOFENOTIPO. Al menos dos marcadores mielomonocíticos (CD13, CD33) y otros


marcadores sin especificidad mieloide (HLA-DR, CD34, CD7,CD4, CD15,CD11b, CD11c).

LEUCEMIA MIELOIDE AGUDA CON MADURACIÓN (LMA-M2)

DEFINICIÓN. La LMA-M2 se define por la presencia de  30% de blastos en sangre con  10%
de neutrófilos maduros. Los monocitos son  20% de las células de la médula ósea.

La LMA-M2 es el tipo morfológico que se asocia predominantemente con la t(8;21) y es más


frecuente en niños que en adultos.
LEUCEMIA PROMIELOCÍTICA AGUDA (LMA-M3)

DEFINICIÓN. LMA con proliferación de blastos y promielocitos anormales.

GENÉTICA. t(15;17), t(11;17) (q23;q21), t(5;17)(q32;q12)

QUIMOTERAPIA. ATRA (ácido todo-trans retinoico) induce la maduración de glóbulos blancos.

LEUCEMIA MIELOMONOCÍTICA AGUDA (LMA-M4)

DEFINICIÓN. Proliferación de precursores de neutrófilos y monocitos. La médula ósea contiene


 30% de blastos; los monocitos y precursores de los monocitos son  20%.. n elevado
porcentaje de monocitos pueden estar presentes en sangre periférica >5x109/L.

INMUNOFENOTIPO. No hay marcadores específicos.

LEUCEMIA MONOCÍTICA AGUDA (LMA-M5)

DEFINICIÓN. 80% o más de las células son de la línea monocítica.

INMUNOFENOTIPO. No hay marcadores específicos para la línea monocítica.

GENÉTICA. Delecciones y translocaciones del cromosoma 11 band q23.

LEUCEMIA MEGACARIOBLÁSTICA AGUDA

DEFINICIÓN. >30% de blastos de la línea megacariocítica en médula ósea y/o sangre.

INMUNOFENOTIPO. TdT, CD34, HLA-II negativos. Expresión de uno o más glicoproteínas


plaquetarias: CD41, CD42, y/o CD61.

GENÉTICA. inv(3)(q21;q26). En niñosmenores de 1 año, puede haber t(1;22)(p13;q13).

HALLAZGOS CLÍNICOS. Generalmente se presenta con trombocitopenia y en algunos casos


trombocitosis. Pronóstico pobre.

LEUCEMIA ERITROIDE AGUDA

DEFINICIÓN. Proliferación neoplásica de células inmaduras casi exclusivamente de la línea


eritroide (más del 80%).

HALLAZGOS CLÍNICOS. Ocurre en adultos y niños. Generalmente se presenta con


trombocitopenia y en algunos casos trombocitosis. La hepatoesplenomegalia es infrecuente
excepto en niños con t(1;22). Pronóstico pobre, particularmente en estos últimos casos.

1.- LEUCEMIA LINFOBLÁSTICA AGUDA DE CÉLULA B PRECURSORA.

HALLAZGOS CLÍNICOS. Ocurre más frecuentemente en niños y en viejos. Pronóstico menos


favorable en niños menores de un año y en los adultos.

INMUNOFENOTIPO. Tdt +, CD19, 22, 20, 79, 45 y 10 +/-..


GENÉTICA. En niños > 50% tienen hiperdiploidia y t(12;21) con supervivencia del 85-90%. Otros
se asocian a translocaciones del gen MLL en el 11q23, mal pronóstico. En los adultos: t(9;22)
en el 25% de los casos, mal pronóstico.

2.- LEUCEMIA LINFOBLÁSTICA AGUDA DE CÉLULAS T

INMUNOFENOTIPO. CD1a, CD2,3,5 y 7.

HALLAZGOS CLÍNICOS. 15% de las LLA en adolescentes que en niños. 25% de las LLA del
adulto. Mal pronóstico. Se presentan con leucocitosis elevada en sangre.

LEUCEMIA LINFOBLÁSTICA AGUDA L3 (LEUCEMIA DE BURKITT)

MORFOLOGÍA. Blastos de tamaño intermedio a grande con citoplasma moderado y vacuolas


claras. 2-4 nucléolos llamativos.

INMUNOFENOTIPO. Igs con restricción de cadenas. Generalmente CD19, 20, 22 y 79+.

HALLAZGOS CLÍNICOS. Con tratamiento agresivo tienen buen pronóstico, supervivencia del 80-
90%.

LINFOMA LINFOBLÁSTICO (LLB)

GENÉTICA. LLB T: translocaciones diversas afectando al loci receptor T en el 14q11 y 7q34. LLB
célula precursora B: idéntico a la LLA célula precursora B.

HALLAZGOS CLÍNICOS. LLB es más frecuente en adolescentes varones. Frecuente afectación de


médula ósea. Proliferación nodal o extranodal de linfoblastos de diferenciación T (80-90%) o
célula precursora B (10-20%).

MIELOMA MÚLTIPLE

Se caracteriza por un crecimiento exagerado y disfunción de las células plasmáticas de la


médula ósea. El crecimiento de estas células plasmáticas adicionales interfiere con la
producción de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Causa anemia, susceptibilidad a
infecciones. Con el tiempo causan dolor y destrucción de los huesos. Si se afecta a los huesos
de la columna, causan entumecimiento o parálisis. La insuficiencia renal es una complicación
frecuente causada por exceso de calcio en la sangre debida a la destrucción de los huesos.
Afecta a personas de edad avanzada.

SÍNTOMAS. Dolor en los huesos o en la espalda. Fracturas sin causa aparente. Problemas de
sangrado. Aumento de la susceptibilidad a infecciones. Síntomas de anemia tales como:
cansancio, dificultad respiratoria y fatiga

TRATAMIENTO. El objetivo es aliviar los síntomas, ya que la quimioterapia o el trasplante rara


vez llevan a una cura definitiva. El promedio de supervivencia de las personas con mieloma
múltiple es de aproximadamente 3 años.
26 Inmunofarmacología
F. Ruiz Cabello, P. Jiménez, R. González y G. Fontán

El sistema inmune puede ser manipulado desde el exterior por una serie de agentes
farmacológicos que inciden directamente sobre las células inmunitarias produciendo diferentes efectos,
que van desde las interferencias en las rutas de activación o diferenciación celular a la muerte celular.
Con excepción de la terapéutica mediada por péptidos o anticuerpos anitidiotipo, en general, las drogas no
tienen una acción clono específica, es decir, aquella dirigida contra las células responsables de un
determinado proceso inmunopatológico. Esta inespecíficidad trae como consecuencia que se vean
también suprimidas respuestas beneficiosas contra los agentes infecciosos.

En los siguientes apartados serán considerados diversos aspectos relacionados con el mecanismo
de acción, farmacología y citotoxicidad de los fármacos con capacidad para modular la respuesta
inmunológica.

AGENTES INMUNOSUPRESORES

Estos agentes tienen la propiedad de inducir una inmunosupresión del sistema inmune (Figura
26.1). Aunque la inespecificidad de los fármacos inmunosupresores supone un gran inconveniente, no es
menos cierto que actualmente son imprescindibles para el control de las enfermedades autoinmunes y
evitar el rechazo de los órganos trasplantados. Entre estos destacan:

Fig.:26.1

Fármacos que interfieren en la transmisión de señales.

Dentro de este grupo se incluyen una serie de fármacos con diferente mecanismo de acción. Así
tenemos la ciclosporina y tacrolimus que inhiben la producción de IL2. La ciclosporina es ampliamente
utilizada además de en el trasplante de órganos, en el tratamiento del psoriasis, síndrome de Behcet,
artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal. El tacrolimus, previamente denominado
FK506, tiene una aplicación fundamentalmente restringida en el trasplante y un menor índice terapéutico.

En ambos casos se trata de fármacos que inhiben la trasmisión de señales de la célula T que son
dependientes a su vez de un aumento de Ca++ intracelular y de la activación de la proteín cinasa C, PKC.
La ciclosporina A y el tacrolimus impiden la activación linfocitaria por inhibición de la calcineurina
(Figura 26.2) que desempeña un importante papel en la regulación de la trascripción de diferentes genes,
entre ellos el de la IL-2.
Fig.:26.2 Para que estos dos
fármacos sean efectivos se
requiere su interacción con unas
proteínas intracitoplasmáticas
denominadas inmunofilinas: el
tacrolimus se une a la proteína
FKBP-12 y la ciclosporina a la
ciclofilina (CyP). Es por tanto el
complejo droga-inmunofilina
quien inhibe la actividad de la
calcineurina impidiendo que esta
defosforile la subunidad
citoplasmática del factor trans-
cripcional NF-AT que de esta
manera no se trasloca al núcleo.
NF-AT interacciona con una
región dentro del promotor de
IL2. Por tanto si se impide la
acción de la calcineurina se
inhibe en gran medida la síntesis
de IL-2.

La ciclosporina además de inhibir a la IL2, también disminuye otras citocinas importantes en la


respuesta inmune como la IL3, factor de crecimiento de células B, IFN-g, etc. El tacrolimus además es
capaz de inhibir el TGFb que es una citocina implicada en la fibrogénesis lo que explicaría la capacidad
de tacrolimus de revertir rechazos refractarios a CsA y el rescate de algunos rechazos crónicos en sus
estadios iniciales.

Otros fármacos impiden más bien que la IL-2 desarrolle su acción, siendo el más utilizado la
rapamicina, mientras que con leflunomida se tiene bastante menos experiencia. La rapamicina o sirolimus
es otro agente inmunosupresor muy potente, que presenta homología estructural con el tacrolimus y que
se une al mismo tipo de receptores intracelulares aunque su mecanismo de acción es diferente (Figura
26.2). La proteína de unión intracelular también es la inmunofilina FKBP12 y el complejo FKBP12-
sirolimus inhibe una vía de señalización independiente de calcio a través de su unión directa y de la
inhibición de dos enzimas dianas específicas: TOR1 y TOR2 (targets of rapamycin) impidiendo la
activación del complejo ciclina/cdk que es necesario para la transición de la fase G1 a la fase S. Por otra
parte inhibe la fosforilación de las cinasas p70 y p34 inducida por la IL2, quinasas que son cruciales para
la regulación de la progresión del ciclo celular. Además bloquea la activación celular vía CD28/CTLA4
que también es independiente de calcio

El resultado es que inhibe la respuesta a la IL2, así como a la IL4 y a la IL6. En clínica se han
demostrado excelentes resultados en el trasplante de órganos y como profilaxis de enfermedades
autoinmunes como la diabetes.

Fármacos con función inductora de la citotóxidad

Dentro de este grupo incluimos: antagonistas de la purina como azatioprina, derivados del ácido
micofenólico y mizoribina, antagonistas de la pirimidina como brequinar sódico, agentes alquilantes
como la ciclofosfamida y por último antifolatos.

La azatioprina es un análogo de la purina y su efecto final es la inhibición de la síntesis de DNA


y RNA afectando fundamentalmente a la fase S del ciclo celular. Fue usada ampliamente en trasplantes
formando parte de la triple terapia. Hoy en día se usa muy poco en enfermos trasplantados, mas bien es
empleada en el tratamiento de la artritis reumatoide refractaria a los tratamientos clásicos.
El derivado del ácido micofenólico (MPA), micofenolato mofetil (MMF) o RS61443 evita la
proliferación al ser antagonista de las purinas como la azatioprina concretamente inhibe la síntesis del
nucleótido guanosina, no incorporándose por tanto dicho nucleótido al DNA. También se ha podido
comprobar que bloquea la glicosilación de las moléculas de adhesión implicadas en la interacción con los
endotelios vasculares impidiendo así el reclutamiento de los linfocitos y macrófagos hacia los sitios de
inflamación. Es un agente inmunosupresor muy eficaz en el trasplante y se usa con corticoides asociado a
ciclosporina y FK 506. También se está empleando en artritis reumatoide y psoriasis.

En la actualidad la experiencia clínica con mizoribina y brequinar sódico es escasa por lo que no
serán tratados más extensamente.

La ciclofosfamida es un agente alquilante citotóxico que fue introducido como agente


anticanceroso y posteriormente en procesos tales como el lupus eritematoso, la artritis reumatoide, la
granulomatosis de Wegener y las vasculitis. Ejercen su mecanismo de acción por el establecimiento de
enlaces covalentes con las macromoléculas: proteínas, RNA y DNA provocando la muerte celular

Los antifolatos fueron introducidos también en la terapia del cáncer, particularmente para inducir
remisiones en la leucemia linfoblástica. En la actualidad se emplean también en el tratamiento del
psoriasis y la artritis reumatoide. El exponente más importante de éstos fármacos es el metotrexato que es
un análogo estructural del ácido fólico interfiriendo con su metabolismo. El resultado final también es la
inhibición de la síntesis de DNA y de RNA lo cual bloquea numerosas funciones biológicas.

Corticoides

Los glucocorticoides (GC) son hormonas que regulan diversos procesos fisiológicos en las
células nucleadas, interviniendo también en la diferenciación de órganos y tejidos. Debido a sus efectos
antiinflamatorios e inmunosupresores, están siendo ampliamente utilizados como agentes terapéuticos en
trasplante de órganos y enfermedades autoinmunes e inflamatorias.

Fig.:26.3 El GC se une
primero en el citoplasma
a su receptor específico
que posee diferentes
dominios funcionales y
posteriormente el
complejo GC/receptor se
une a secuencias
específicas de DNA
(glucocorticoid
responsive elements o
GRE) en el núcleo
actuando como un factor
transcripcional que puede
activar o inhibir a
determinados genes
(Figura 26.3). La mayoría
de los efectos
antiinflamatorios e
inmunosupresores son
debidos a la regulación
negativa de diferentes genes. En concreto la interacción entre el GC, su receptor y GRE antagoniza
diferentes factores de transcripción necesarios para la expresión óptima de citocinas y la activación de
linfocitos T, incluyendo los complejos trascripcionales AP-1 (activating protein-1), NF-kB y NF-AT.

NUEVOS FÁRMACOS

Actualmente están en fase de estudio fármacos como la Desoxipergualina (DSG) que tiene poco
en común con otras drogas inmunosupresoras. A nivel molecular puede ser un inhibidor del factor de
trascripción NF-kB. Su acción dependería del bloqueo en la producción de anticuerpos, del procesamiento
antigénico y de la supresión de la expresión de los receptores para la IL2. También se están conociendo
los efectos inmunosupresores de otros fármacos en principio utilizados para otras patologías sin relación
con el sistema inmune, así las estatinas conocidas en el tratamiento contra la hipercolesterolemia. Una de
estas estatinas, la lovastatina, inhibe por un mecanismo indirecto la interacción de LFA-1 con ICAM1,
demostrándose su unión a un nuevo lugar descubierto en LFA-1, denominado sitio de lovastatina (LFA-1
L-site). Se tienen fundadas esperanzas de su utilidad en psoriasis, artritis reumatoide y trasplante.
También podríamos incluir el calcitriol, ésteres del ácido fumárico etc.

También está en fase de estudio la administración exógena de algunos factores solubles presentes
en el organismo, sobre todo citocinas con un importante efecto antiinflamatorio como la IL-4, IL-10 y IL-
11, observándose importantes efectos terapéuticos con escasos efectos secundarios. Parece que puede
suponer un importante avance el uso de moléculas recombinantes como CTLA4Ig que está siendo
probada inicialmente en los trasplantados y enfermedades autoinmunes por su efecto inductor de
tolerancia

INMUNOESTIMULANTES

Algunos de estos agentes han mostrado resultados prometedores en determinadas situaciones


clínicas, pero en general la información disponible es escasa y es necesario realizar más estudios clínicos
controlados, con metodología adecuada, que permitan valorar definitivamente su utilidad clínica. En
España hay comercializados cinco principios activos considerados “estimulantes inmunitarios
inespecíficos”: timoestimulina, glicofosfopeptical, inosina pranobex, palmidrol y procodazol;
relacionados con ellos están el extracto de Polypodium leucotomos y la lisozima.

INMUNOGLOBULINAS COMO AGENTES TERAPEUTICOS

Los anticuerpos, ya sean policlonales o de tipo monoclonal, se suelen utilizar bien como agentes
inmunosupresores o bien como elementos de reposición en inmunodeficiencias cuando el individuo
carece de todos o algunos de los isotipos.

Anticuerpos que producen inmunosupresión

Clásicamente se han venido usando anticuerpos como GAL, GAT y OKT3 para inducir una
inmunosupresión en pacientes trasplantados.

La globulina antilinfocitaria (GAL) y antitimocitaria (GAT) son obtenidas tras inyectar en


animales linfoblastos para producir GAL y timocitos para producir GAT. Un problema de estos
anticuerpos es el diferente grado de inmunosupresión de cada preparado debido a la mezcla polimorfa de
anticuerpos que poseen y que se acaban formando anticuerpos contra las globulinas administradas. El
efecto inmunosupresor se puede conseguir por varias vías disminuyendo drásticamente el número de
linfocitos T, así: lisis celulomediada a través del receptor Fc, por complemento, aclaración por el SRE, y
enmascaramiento de los antígenos de membrana.

Fig.:26.4 OKT3 fue el primer


anticuerpo monoclonal aceptado
por la Food and Drug
Administration (FDA) para uso
terapéutico en humanos. Es un
anticuerpo murino de tipo
IgG2a dirigido contra la cadena
e del complejo CD3 uniéndose
por tanto a todos los linfocitos T
maduros (Figura 26.4). Inhibe la
actividad de los linfocitos
efectores, provocando también
la internalización en el propio
linfocito T del antígeno de
superficie CD3. Los principales problemas que ocasiona son los efectos colaterales (fiebre, escalofríos,
etc) y la formación de anticuerpos contra él por parte del receptor que puede provocar problemas del
tratamiento.

Para evitar los problemas que presentan los anticuerpos citados anteriormente y que han sido
clásicamente muy empleados en la práctica clínica, se está tratando de utilizar anticuerpos quiméricos,
humanizados y anticuerpos monoclonales humanos obtenidos por tecnología de ADN recombinante y que
presentan mejor tolerabilidad, con un mecanismo de acción más específico y que evitan la formación de
anticuerpos neutralizantes presentando menos efectos secundarios.

Anticuerpos en el tratamiento de inmunodeficiencias

Los anticuerpos también tienen utilidad en el tratamiento de las inmunodeficiencias. El


contenido de estas gammaglobulinas terapéuticas, es fundamentalmente IgG, siendo mínimas las
cantidades de IgA e IgM. Las gammaglobulinas terapéuticas se obtienen actualmente de mezclas de
plasmas de 3.000 a 10.000 donantes y proporcionan al receptor una inmunidad pasiva dependiente del
repertorio de anticuerpos de los donantes. Su indicación en inmunodeficiencias son todos aquellos
defectos graves de la producción de IgG o de anticuerpos mediados por este isotipo. Se usa casi
exclusivamente la Ig por vía intravenosa (IGIV) ante la posibilidad de una mejor dosificación, así como
de administrar cantidades tan elevadas como sea necesario, la menor cantidad de reacciones adversas y
los mejores resultados terapéuticos

En general las dosis se repiten cada 3 ó 4 semanas que es la vida media de estas Igs. Las
reacciones adversas mas frecuentes consisten en fiebre, escalofríos, cefaleas, sudoración, dolores
lumbares. Muchas de estas reacciones están causadas por una velocidad de infusión excesiva. La
aparición de anticuerpos anti IgG, mediados por IgE pueden provocar reacciones anafilácticas muy
graves.

Anticuerpos en otros tratamientos

Por último también se están empleando anticuerpos en el tratamiento de patología inflamatoria y


autoinmune. Así puede ser usada en la púrpura trombopénica inmune y en la trombopenia asociada a la
infección por el VIH. Se considera el tratamiento de elección en el síndrome de Kawasaki siempre que la
administración de la IGIV se realice antes de los 10 días de su comienzo. También se han publicado
ensayos clínicos controlados que demuestran su eficacia en el síndrome de Guillain-Barre, en la
dermatomiositis/ polimiositis, en la prevención de las complicaciones de la infección por citomegalovirus
en pacientes de riesgo y en la enfermedad injerto contra huésped, aunque no existe un consenso unánime
sobre su superioridad sobre otras actuaciones terapéuticas.

El mecanismo de acción de IGIV, en estas patologías no está claro, es probable que actúen
mediante mecanismos diferentes así entre las propiedades inmunorregulatorias con posible efecto sobre
estas enfermedades se cuentan: inhibición del daño mediado por complemento, ya que la IgG es capaz de
unir productos derivados de su activación, bloqueo del receptor Fc de IgG del sistema mononuclear
fagocítico y su modulación, alteración de la función de las células NK, neutralización de superantígenos,
interacción con autoanticuerpos y receptores de las células B y T por los anticuerpos antiidiotipicos que
contiene la IGIV, disminución y solubilización de complejos inmunes, modulación de la producción de
citocinas y de sus antagonistas, disminución de la activación endotelial y de la expresión de moléculas de
adhesión, disminución de la capacidad proliferativa de los linfocitos, aumento del catabolismo de la IgG,
inducción de anticuerpos antiidiotípicos contra autoanticuerpos, selección del repertorio de las células T,
etc.
BIBLIOGRAFIA

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TIPOS DE VACUNAS
INMUNOLOGÍA GENERAL 2006-2007
ANTIGENO COMPOSICION FABRICACION USO SANITARIO

BACTERIANAS MONOVALENTES ATENUADAS SISTEMATICAS


Tema 30. VIRICAS POLIVALENTES INACTIVADAS NO SISTEMATICAS

POLISACARIDAS COMBINADAS RECOMBINANTES


Introducción a la Inmunoterapia SINTÉTICAS

1. Vacunación VIRUS BACTERIAS


- Inmunización pasiva
- Inmunización activa •Atenuada
2. Terapia de enfermedades autoinmunes) •Toxoide
3. Terapia de inmunodeficiencias
•Polisacáridos
4. Terapia anti-tumoral
INACTIVADOS INACTIVOS
5. Terapia de las alergias
(muertos) (atenuados)
6. Prevención del rechazo en trasplantes de órganos
Conjugadas, Péptidos sintéticos, Recombinantes, DNA desnudo
(heterogeneidad HLA) (inserción gen/plásmido) (vectores)

Clasificación de las Clasificación de las


vacunas humanas vacunas humanas

-Anticuerpos producidos Microorganismos completos Macromoléculas purificadas


por otro individuo
-Rápida
-Duración restringida
-Tipos: natural, artificial

Sarampión
Parotiditis

-Anticuerpos producidos
por el mismo individuo
-Más lenta
-Duración prolongada
-Tipos: natural, artificial

Fiebre amarilla
Comparación de vacunas de microorganismos atenuados, inactivados y de DNA

Inmunización vía mucosa

“vacunas sin agujas”

Requerimiento
de esfuerzo
Diseño de una estrategia vacunal

-Proteger antígeno de proteolisis


(vehículos, sistemas de admon)

-Aumentar captación de antígeno


por el epitelio o las células M
Vacunas de ADN:
basadas en la
identificación de -Estimular I. innata y adaptativa
epítopos
inmunogénicos -Inducir memoria inmunológica

Eficaz en modelos animales


Por confirmar en humanos.

Inmunoterapia en las enfermedades autoinmunes

-Bloqueo de las moléculas MHC


TLR
-Anticuerpos monoclonales
anti CD4 (agotan TH)
CCR9
CPA anti TCR
anti IL-2R (más específico)

-Reinducción de tolerancia por


CD40 MHC B7.1/2 ingestión oral del antígeno
(según dosis, pauta de admon, etc.)
TCR CD28
CD40L -Inducción de células T reguladoras
CD4 (ratones: dosis baja, repetida)

Objetivo: Inhibición / control


Difteria Sarampión
de los linfocitos T reactivos
Tétanos Rubeola
Tosferina Parotiditis
*Varicela EA2006
Terapia anti-tumoral

Terapia de la autoinmunidad con anticuerpos monoclonales:


(A) señales pro-inflamatorias del TNF- , (B) su bloqueo farmacológico Tres vías de reconocimiento de un tumor por el sistema inmune

Prevención del rechazo en trasplantes de órganos

-Los corticosteroides son fármacos antiinflamatorios, de acción inespecífica. Mecanismos de escape de los tumores frente al reconocimiento por el sistema inmune:
-Fármacos inmunosupresores (ciclosporina y otros macrólidos, como tacrólimo) baja inmunogenicidad (moléculas de superficie), modulación antigénica, desfase entre
crecimiento tumoral y respuesta inmune, supresión de respuesta inducida por tumor
inhiben las vías de transducción de señales de activación en los linfocitos T
Terapia anti-tumoral con Anticuerpos Monoclonales
Isótopo
Toxina radioactivo
Anticuerpo combinado 1 2 Anticuerpo combinado
con toxina. Al ser con Isótopo Radioactivo
endocitado el complejo Al ser endocitado
Ag-Ab, la toxina ejerce el complejo Ag-Ab, el
su acción letal sobre isótopo desprende
la célula tumoral. Radioactividad letal
para la célula tumoral.

Antígeno tumoral
CELULA
Linfocito T TUMORAL
citotóxico LISIS
+ TcR
CD3
Toxicidad 3 Pro-
droga

5 enzima
L
I 4 Toxicidad Droga
S
Anticuerpo bi-específico: I Fc!R
reconoce el Ag tumoral S
por un lado, y una molécula
de la célula T por el otro. La célula Linfocito NK
Tc puede ahora lisar la diana. Anticuerpo combinado con un
enzima: al añadir una pro-droga,
la enzima ésta transforma en
droga de acción muy localizada
en el entorno tumoral.

Anticuerpo parcialmente humanizado.


Reconoce el Ag tumoral, y su porción Fc
(humana) es reconocida por Linfocitos NK
que ahora pueden lisar la célula tumoral

TERAPIA ANTI-TUMORAL CON CÉLULAS AUTÓLOGAS

EXTRACCIÓN DE BIOPSIA DEL TUMOR


SANGRE DEL
PACIENTE

PACIENTE CON UN TUMOR SÓLIDO

AISLAMIENTO DE LINFOCITOS
DE SANGRE PERIFÉRICA AISLAMIENTO DE LOS LINFOCITOS
QUE INFILTRABAN EL TUMOR (TIL)
IL-2

CULTIVO CULTIVO

reinfusión reinfusión

Enriquecimiento en células LAK Enriquecimiento en células TIL


(asesinas, activadas por citocinas) (T citotóxicos anti-tumorales)

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