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Sexo Oral

Pequeña Guía Ilustrada

Para las mujeres

Ustedes están en la mayor locura, locos de excitación el uno por el otro. Él ni lo necesita pedir.
Usted sabe que él quiere sentir la suavidad de su boca, el cariño que sólo su lengua húmeda y
ágil puede proporcionarle.

Un buen comienzo es chupar con la punta de la lengua


aquella mucosidad que comienza a escurrir del orificio de la
uretra.

Exactamente así, coseche la primera gota y saboree el


gusto de su hombre.

Enseguida recorra con la lengua toda la extensión


de su miembro, de arriba para abajo, de abajo
para arriba.

No se detenga: muestre la lengua, deje el rastro


de su saliva en la piel tiesa.
La lengua, además de
indispensable, es bella.

Ponga su lengua hacia fuera


con naturalidad y deje que
frote el glande.

Una de las regiones más sensibles del pene es el


"frenillo", aquel cordón de piel que sujeta el
prepucio en la parte posterior del glande.
No ahorre cariños allí. Lama, vibre la punta de la
lengua, y reciba a cambio los gemidos de placer
de él.

Bese, bese mucho. Pero haga eso de un modo


bien sensual, suave, despacio.

Nada de labios contraídos. Déjelos sueltos, livianos, doblados hacia fuera. Usted va a quedar
linda así.

...chupe
juguetonamente la
Bese la región del frenillo
cabeza del haciendo una leve
miembro... succión y, al
mismo tiempo,
lengüeteando.

Ahora, perversamente, pare y quede sólo


lamiendo suavemente la punta del capullo.
Haga eso mirando a su hombre a los ojos.
Deje que él vea en su mirada cuánto le está
gustando a usted chuparlo.
A esas alturas, él ya debe estar loco y usted
tampoco aguanta más las ganas de comerse
aquél miembro duro e inmenso que late en sus
manos.

Entonces, sírvase!
Observe los labios de la chica.

Al succionar el pene de esa forma, la boca se


transforma en una especie de tubo tibio, blando y
húmedo.

Chupe con ganas.

Haga que el pene salga casi todo de su boca...

... y siga chupándolo hasta donde usted pueda


soportar.

Quede así, chupando y haciendo el pene entrar y


salir de su boca, imitando los movimientos de una
buena follada.
Quiere ver a su hombre subir por las paredes?

Chupe la cabeza del pene y, al mismo tiempo,


lengüetéele la puntita.

Pocos hombres resisten...

Continúe mamando en la punta del capullo y, esta


vez, haciendo movimientos circulares con la mano
en torno al pene, que debe estar bien mojado de
saliva.

Sorprenda su hombre.
Haga cosas que nunca le ha hecho y nunca
olvidará esta impresionante mamada. Por ejemplo:
Coloque su miembro en la parte interna de su
boca y hágalo deslizar suavemente hacia dentro y
hacia fuera.
La mucosa de esa región de la boca es
extremadamente blanda y la sensación es muy,
muy exquisita!

La saliva, crea, no es un mero ayudante.

Si usted está disfrutando, la chupadita te va a


dejar, literalmente, con la boca llena de agua.
Juguetee con la saliva... déjela escurrir sobre el
pene de su hombre y después prepárese para
atacar su puntita con la lengua.

Provóquelo! Quítese el pene de la boca


lentamente formando un hilito de saliva entre la
boca y el miembro. No es una delicia?

Después de todo eso, el gozo es ineludible. A usted le gusta engullir? Entonces, relájese y
reciba el premio por su desempeño en el arte de enloquecer su hombre con la boca, los labios
y la lengua.

Si a usted no le gusta engullir, o no lo precisa,


existen otras formas de disfrutar el gozo de él.
Sólo cuide de no cometer lo pecado de salir
corriendo para escupir.
Cómo se sentiría usted si su hombre, después de
chupar su vulva fuera corriendo al baño lavarse la
boca y cepillar los dientes?
Al presentir que su compañero está presto a gozar
de su clímax, continúe las caricias con la lengua y
besando, pero mantenga la boca abierta para que
el esperma escurra.

Esparza el esperma por todo el pene y lama bien


despacio, hasta la última gota.

Otra alternativa es sacar el pene fuera de la boca,


pero sin parar de besar y lamer el borde del
glande y el cuerpo del pene, y dejar que él goce
sobre sus pechos.
Aproveche esa rica crema para un masaje. Dicen
que es ideal para la piel.

Y después?

Bien, relájese, bese, enamore y deje que su hombre, a estas alturas feliz y satisfecho, le
retribuya el placer.
Técnicas avanzadas, o mejor,
cositas que usted debe hacer con extremo cuidado

Acaricie el palo de él con los dientes.


Pero haga eso delicadamente, arañando al
de leve.

Los testículos son, con certeza, la región más


delicada del cuerpo masculino.
Cualquier golpe, o aún una presión más
fuerte, provoca un dolor insoportable.
Por lo tanto, cójalos suave!

Colóquelos en la boca pero no chupe con


fuerza.

Sólo envuélvalos con los labios y use la


lengua.

Nada de dientes en ese momento.


Los labios y la lengua son los instrumentos que
realmente proporcionan placer.
Una "garganta profunda" es garantía de éxito
pero vaya tranquila.
Pocas mujeres consiguen engullir un palo de
buen tamaño (con más de 18 cm., por ejemplo)
Intente engullirlo un poco. Vaya forzando
despacio hasta conocer su propio límite.
Ir más adelante puede provocar ganas de
vómito, lo que es desagradable.
Si usted lo consigue, proporcionará un placer
indescriptible a su compañero.
Experimente, al mismo tiempo, acariciar el
miembro con la lengua.
Si no lo consigue, no se desespere.
Para los hombres

Tenga siempre presente que el sexo oral no se restringe a la región genital. El cuerpo de la
mujer es todo sensible y merece ser besado, lamido y chupado por entero. Claro que
algunas partes son más sensibles que otras y eso varía de mujer a mujer. Por lo tanto, para
no correr el riesgo de desagradar, vaya despacio, lamiendo alrededor. Tratándose de asunto
tan delicado (bajo todos los sentidos) nunca vaya al grano. El clítoris es demasiado sensible
e incluso el contacto de la lengua puede ser incómodo si su compañera no estuviera
suficientemente excitada.

Los senos y los pezones son óptimos puntos de


partida. Trátelos con cariño, chupe despacio, pase
la lengua en los pezones y siéntalos endurecer.
Muerda bien suavemente (a no ser que ella pida el
contrario).

Cuidado con la barba por afeitar. Aunque algunas


mujeres puede que les guste, la mayoría va sentirse
incómoda. La barba por hacer rozando en lugares
sensibles funciona como una lija.

Dedique especial atención especial a la nuca y a la


espalda. Deje la lengua deslizar lentamente de
arriba para bajo, hasta la base de la columna. Bese
el culo, los muslos, las ingles...
Juguetee con la lengua entorno al ano, lama
cariñosamente el perineo (aquel pedacito que queda
entre la vulva y las nalgas). Usted puede y debe
concentrarse durante algunos minutos en esa región
extremadamente rica en terminaciones nerviosas y,
de ahí que supersensible.
Bien, finalmente llegó el momento de ir al grano.
Ella, a estas alturas, está loca para sentir su boca
envolviéndola por entero. Provoque un poco más.
Toque su vagina con los dedos, introduzca uno o
dos en la vagina, menee allá dentro, sienta el calor,
la humedad. Quite los dedos, humedecidos con el
caldo de ella y chupe, sienta el sabor... Ella va a
adorar verle a usted haciendo eso.

La vagina posee una arquitectura compleja, rica en detalles. Explótelos.


Deslice la lengua por los labios menores, de arriba
para bajo, debajo y encima, de un lado, del otro...
Separe los labios de la vagina con los dedos y meta
la lengua en la vagina lo más fundo que usted
pueda. Haga movimientos de entra y sale con la
lengua, imitando una buena follada.
Envuelva toda la vagina con la boca y chupe
golosamente, como quien chupa una fruta madura,
sorbiendo cada gota de su miel, sin dejar de
trabajar con la lengua. El clítoris es la meta.
Solamente quien sabe tratarlo adecuadamente es
capaz de dar una chupada inolvidable. Más que
nunca, usted necesita estar sintonizado con su
compañera, atento a las sus reacciones más sutiles.
Ese es el mejor de los guías para hacerlo bien.
Vaya con calma. Algunas mujeres son tan sensibles
que no aguantan el contacto directo con la cabeza
del clítoris. Comience lamiendo los lados...
Coloque el clítoris en la boca y chupe suavemente
mientras juguetea con la lengua en la punta. Alterne
las chupadas con lamidas a lo largo de la hendidura
de la vagina, en las ingles, en los labios mayores...
Vuelva a concentrarse en el clítoris, vibrando la
lengua bien rápido. La alternancia es importante
pues la manipulación constante del clítoris puede
provocar un resultado opuesto al deseado: queda
anestesiado y ahí todo el camino que usted
construyó rumbo al placer supremo de su
compañera se viene abajo.
Experimente penetrar uno o dos dedos en la vagina
mientras lame el clítoris. Menee allá dentro
despacio, haga movimientos lentos de entra y sale
con los dedos, intente encontrar el Punto G. Si
usted va directo al punto ella va a quedar dolida.
Pero atención, si ella le pide quitar los dedos,
sáquelos. Algunas mujeres pierden la concentración
cuando usted hace eso. De igual manera, puede
meter un dedo en el ano de ella mientras chupa.
Pero vaya con tranquilidad porque no todas gustan
de ese tipo de cariño. Conéctese a las reacciones
de ella.

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