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La causa primordial de relaciones infelices, no son los conflictos el problema, sino cómo
nosotros los manejamos. Descargar la ira, constructivamente, puede hacer realmente
maravillas para aclarar las cosas y conseguir el equilibrio de nuevo en la relación. Sin
embargo, los conflictos llegan a ser un problema cuando se caracterizan por la presencia
de cuatro actitudes a saber: la crítica, el desprecio, la defensa, y el encierro.
4. Encierro. Empleas esta actitud cuando, simplemente, te niegas a responder. Valernos de esta táctica, de vez
en cuando, puede ser saludable; pero, como una manera típica de interactuar, llega a ser destructiva para
cualquier relación. Encerrarse, replegarse, es una señal de escape en el matrimonio, en vez de querer resolver los
problemas. Los hombres tienden a emplear la táctica de encerrarse mucho más frecuentemente que las mujeres.
Todas las parejas emplearán estos tipos de conducta en alguna ocasión en su matrimonio. Ahora, cuando una de
estas actitudes residen, permanente, la relación va camino al fracaso. Hay parejas en que, cada uno de los
miembros, hacen suya una de estas cuatro actitudes. Entonces se dan las combinaciones, por ejemplo:
crítica–defensiva, desprecio–encierro, etc., dependiendo de si las personalidades que interactuan son opuestas.
Cuando las personalidades son similares se pueden dar las combinaciones: crítica–crítica, encierro–encierro,
etc.
La presencia de las cuatro actitudes se pueden ser como diferentes estadios en la relación de la pareja. Lo trágico
se da cuando uno en la pareja intenta reparar el daño hecho por estas actitudes, y el otro le recibe con rechazo,
repetidamente. En este caso la posibilidad que la relación termine en divorcio es muy grande. Pero, desde luego
que sí hay vías de superación en los conflictos sin necesidad de recurrir a estas cuatro actitudes