inamovible y la condicin insustituible de la moralidad, y por tanto de los mandamientos, en particular los negativos, que prohben siempre y en todo caso el comportamiento y los actos incompatibles con la dignidad personal de cada hombre. As, el Bien supremo y el bien moral se encuentran en la verdad: la verdad de Dios reador y !edentor, y la verdad del hombre creado y redimido por "l. #nicamente sobre esta verdad es posible construir una sociedad renovada y resolver los problemas comple$os y graves que la a%ectan, ante todo el de vencer las %ormas m&s BIEN Y VERDAD diversas de totalitarismo para abrir el camino a la aut'ntica libertad de la persona. ()l totalitarismo nace de la negacin de la verdad en sentido ob$etivo. Si no e*iste una verdad trascendente, con cuya obediencia el hombre conquista su plena identidad, tampoco e*iste ning+n principio seguro que garantice relaciones $ustas entre los hombres: los intereses de clase, grupo o ,acin, los contraponen inevitablemente unos a otros. Si no se reconoce la verdad trascendente, triun%a la %uer-a del poder, y cada uno tiende a utili-ar hasta el e*tremo los medios de que dispone para imponer su propio inter's o la propia opinin, sin respetar BIEN Y VERDAD los derechos de los dem&s... .a ra- del totalitarismo moderno hay que verla, por tanto, en la negacin de la dignidad trascendente de la persona humana, imagen visible de Dios invisible y, precisamente por esto, su$eto natural de derechos que nadie puede violar: ni el individuo, el grupo, la clase social, ni la ,acin o el )stado. ,o puede hacerlo tampoco la mayora de un cuerpo social, poni'ndose en contra de la minora, margin&ndola, oprimi'ndola, e*plot&ndola o incluso intentando destruirla( /arta )nc. Centesimus annus /0 mayo 01102, 334 AAS 56 /01102, 53575312.8 /Veritatis splendor 11a2.