Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Las ramas y los problemas que componen la filosofía han variado mucho a través de los
siglos. Por ejemplo, en sus orígenes, la filosofía abarcaba el estudio de los cielos que
hoy llamamos astronomía, así como los problemas que ahora pertenecen a la física.3
Teniendo esto en cuenta, a continuación se presentan algunos de los problemas más
importantes que todavía caen bajo el dominio de la filosofía, agrupados bajo las ramas
que los estudian.
Metafísica
Antes del advenimiento de la ciencia moderna, muchos de los problemas que hoy
pertenecen a las ciencias naturales eran estudiados por la metafísica bajo el título de
filosofía natural.
El problema ontológico
Este problema fue presentado muy elocuentemente por Quine en su artículo Sobre lo
que hay:
1
Los universales son propiedades, cualidades o características generales tales como «ser
humano» o «ser rojo». El problema de los universales es acerca de si los universales
existen con independencia de los entes particulares de los cuales se predican, o si son
sólo maneras convenientes de hablar acerca de las similitudes entre dichos entes.
Dependiendo de la respuesta habrá que responder a otras preguntas, como si los
universales existen en los individuos, en nuestras mentes o en algún plano metafísico
diferente.
Gnoseología
El problema de Gettier
2
El trilema de Münchhausen
Un trilema es un problema que admite sólo tres soluciones, todas las cuales parecen
inaceptables. El trilema de Münchhausen, también llamado trilema de Agripa, es un
ataque a la posibilidad de lograr una justificación última para cualquier proposición,
incluso en las ciencias formales como la matemática y la lógica. El argumento corre así:
cualquiera sea la manera en que justifiquemos una proposición, si lo que se quiere es
certeza absoluta, siempre será necesario justificar los medios de la justificación, y luego
los medios de esta nueva justificación, etc. Esta simple observación nos condena sin
escape a una de las siguientes tres alternativas (los tres cuernos del trilema):
El problema de la inducción
Lógica
La lógica es el estudio de los principios de la inferencia válida.12 Para ser un poco más
concretos, algunos temas que caen bajo el dominio de la lógica son: la estructura (o
forma) de los argumentos y las proposiciones, tanto en los sistemas formales de
inferencia como en el lenguaje natural, las falacias, las paradojas, los razonamientos
probabilísticos y los argumentos que involucran a la causalidad.
3
suponemos que es verdadera, entonces todo lo que la oración afirma es el caso. Pero la
oración afirma que ella misma es falsa, y eso contradice nuestra suposición original de
que es verdadera. Supongamos, pues, que la oración es falsa. Luego, lo que afirma debe
ser falso. Pero esto significa que es falso que ella misma sea falsa, lo cual vuelve a
contradecir nuestra suposición anterior. De este modo, no es posible asignar un valor de
verdad a la oración sin contradecirse.13
A través de los siglos, el interés por resolver esta paradoja y sus variantes ha impulsado
una enorme cantidad de trabajo en semántica, lógica y filosofía en general.[cita requerida]
•
•
•
•
Dicho en términos más concretos, la lógica proposicional afirma que las siguientes
oraciones son verdaderas:
Como la verdad de estas oraciones resulta tan antiintuitiva, es natural pensar que la
lógica de predicados comete algún error al considerarlas verdades lógicas. En general se
piensa que dicho error reside en la interpretación veritativo-funcional del condicional
«si..., entonces...», y por lo tanto se han propuesto varias alternativas, entre ellas el
condicional estricto, y los esfuerzos de la lógica relevante.
La filosofía del lenguaje es el estudio del lenguaje en sus aspectos más generales y
fundamentales. A diferencia de la lingüística, la filosofía del lenguaje se sirve de
métodos no-empíricos (como experimentos mentales) para llegar a sus conclusiones.14
En general, en la filosofía del lenguaje no se hace diferencia entre el lenguaje hablado,
el escrito o cualquiera otra de sus manifestaciones, sino que se estudia aquello que es
común a todas ellas. Algunos problemas típicos de la disciplina son: la naturaleza del
significado y de la referencia, y la relación entre el lenguaje, los usuarios del lenguaje y
la realidad.
El problema de la referencia
Según la opinión general, existen ciertas expresiones que sirven para hacer referencia a
entidades o aspectos del mundo. Así por ejemplo, el nombre propio «Aristóteles» hace
4
referencia al gran filósofo griego Aristóteles, y la descripción definida «el maestro de
Aristóteles» hace referencia a Platón. El problema de la referencia consiste,
principalmente, en determinar cómo es que tales expresiones refieren al mundo, es
decir, el mecanismo por el cual refieren. Pues no siempre es posible señalar al referente
y decir algo como "a éso me refiero cuando hablo de la Luna". Por ejemplo, cuando
hablamos de Aristóteles ya no es posible señalarlo, ni tampoco cuando hablamos de
entidades imaginarias como Pegaso, o de inobservables como Dios. Los tres tipos de
teorías de la referencia más comunes son: las teorías descriptivas, las teorías causales y
las teorías híbridas. La importancia del problema de la referencia reside, en parte, en su
potencial para aclarar la relación entre el lenguaje y el mundo, y entre el lenguaje y la
verdad.15
Filosofía de la mente
El problema mente-cuerpo
Ética
El problema del libre albedrío refiere a una contradicción (real o aparente) entre dos de
nuestras creencias más básicas: por un lado, la creencia del sentido común de que
cuando actuamos, pudimos haber actuado de otra manera. Por ejemplo, cuando alzamos
el brazo, pudimos no haberlo alzado. Por el otro lado, la creencia fundamental de la
5
ciencia de que todos los eventos, incluyendo las acciones humanas, están determinados
por la irrompible cadena de causas y efectos, y por lo tanto no pudieron haber sucedido
de otra manera.19
De este modo, parece haber una contradicción entre ambas creencias. El problema con
aceptar que nuestras acciones estén causalmente determinadas, es que el libre albedrío
parece ser una condición necesaria para asignar responsabilidad moral a un agente.
Nadie culparía a una persona por hacer algo que no pudo elegir.
Este problema (también conocido como la guillotina de Hume) fue presentado por
primera vez por David Hume en un breve párrafo de su Tratado sobre la naturaleza
humana:
En todo sistema de moralidad que hasta ahora he encontrado, siempre he notado que el autor
procede por algún tiempo en los modos ordinarios de razonamiento, y establece la existencia de
Dios, o hace observaciones concernientes a los asuntos humanos, cuando de pronto me veo
sorprendido de encontrar, que en vez de los enlaces usuales de las proposiciones, es y no es,
encuentro que no hay ninguna proposición que no esté enlazada con un debe, o un no debe. Este
cambio es imperceptible; pero es, sin embargo, de grandes consencuencias. Pues como este
debe, o no debe, expresa una nueva relación o afirmación, es necesario que sea observada y
explicada; y que al mismo tiempo se de una razón, para lo que parece totalmente inconcebible:
cómo esta nueva relación puede ser una deducción de otras, que son completamente diferentes
de ella.
En otras palabras, lo que Hume observa es que muchos moralistas empiezan afirmando
hechos (como «todos los tiranos son injustos») y terminan afirmando deberes (como
«todos los tiranos deben ser justos»), sin justificar el paso de los primeros a los
segundos. Al principio, dicha justificación puede lograrse si se agrega una premisa que
afirme un deber al argumento. Por ejemplo, partiendo del deber de que «todos los
hombres deben ser justos», y sabiendo que «todos los tiranos son hombres», se puede
concluir que «todos los tiranos deben ser justos». Sin embargo, el verdadero problema
asoma cuando advertimos que para justificar el deber de la premisa, se necesita un deber
previo, y para justificar éste se necesita otro anterior, etc. De modo que, para evitar la
regresión al infinito, nos vemos obligados a concluir que es imposible justificar los
deberes de manera absoluta.
Estética
La única definición que parece gozar de algún consenso entre los filósofos, es que la
estética es el estudio de la belleza.20 21 Sin embargo, algunos autores también
generalizan esta definición y afirman que la estética es el estudio de las experiencias
estéticas y de los juicios estéticos.22 Cuando juzgamos que algo es bello, feo, sublime o
elegante (por dar algunos ejemplos), estamos haciendo juicios estéticos, que a su vez
reflejan experiencias estéticas.22 La estética es el estudio de estas experiencias y de estos
juicios, de su naturaleza y de los principios que tienen en común.
La estética es una disciplina más amplia que la filosofía del arte, en tanto que los juicios
y las experiencias estéticas pueden encontrarse fácilmente por fuera del arte. Por
6
ejemplo, cuando vemos pasar a un perro, podríamos juzgar que el perro es hermoso, y
realizar así un juicio estético sobre algo que nada tiene que ver con el arte.23
Filosofía política
Filosofía antigua
La cultura griega, al igual que todas las culturas de su entorno, contaba con una gran
cantidad de narraciones míticas para explicar el por qué de los fenómenos naturales y de
las instituciones humanas. Una de las preocupaciones de los filósofos griegos fue la de
encontrar una alternativa a estas explicaciones míticas, a saber, una explicación
racional, económica y unificada. Otras cuestiones muy debatidas fueron: la retórica y la
buena argumentación; la virtud; la justicia y su relación con los diferentes sistemas
políticos; el problema gnoseológico de reconciliar el cambio constante del universo con
la posibilidad del conocimiento inmutable; y la naturaleza de las entidades no sensibles
como los números, los universales, los dioses y los elementos últimos de la naturaleza.
7
Filosofía medieval
Las siete artes liberales, según una ilustración del siglo XII.
René Descartes rompió con la tradición escolástica, dando inicio a la filosofía moderna
en general y al racionalismo en particular.
Las principales corrientes de esta época fueron, por lo tanto, corrientes gnoseológicas.
El racionalismo enfatizaba el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, y sus
principales exponentes fueron René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz. El
empirismo, en cambio, sostenía que la fuente principal del conocimiento es la
experiencia, y se lo asocia principalmente con John Locke, David Hume y George
Berkeley.
En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, donde rechaza
ambas posturas y propone una alternativa. Según Kant, si bien todo nuestro
conocimiento empieza con la experiencia, no todo se origina de ella,26 pues existen
ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las
condiciones que la hacen posible. Esta postura inspiró lo que luego se llamó el
idealismo alemán.
8
Hegel), pero siguió con una cantidad de otros movimientos,28 la mayoría de los cuales
fueron creados por filósofos trabajando desde fuera del mundo académico:29
En el siglo XX, la mayoría de los filósofos más importantes trabajaron desde dentro de
las universidades, especialmente en la segunda mitad del siglo.29 Algunos de los temas
más discutidos fueron la relación entre el lenguaje y la filosofía (este hecho a veces es
llamado "el giro lingüístico") y las implicaciones filosóficas de los enormes desarrollos
en lógica a lo largo de todo el siglo.[cita requerida]
Las tradiciones filosóficas más significativas y abarcadoras del siglo XX fueron dos:29
La segunda tradición principal del siglo XX resulta aún más difícil de caracterizar que la
filosofía analítica. La filosofía continental se desarrolló principalmente en la Europa
Continental (de ahí su nombre), y se caracterizó por ser más especulativa y por dar más
importancia a la historia que la filosofía analítica.36 La fenomenología, el
existencialismo, el estructuralismo, el postestructuralismo y la postmodernidad son
algunas escuelas que caen dentro de esta tradición, 36 y algunos de sus autores más
influyentes fueron Edmund Husserl, Martin Heidegger, Jean Paul Sartre y José Ortega y
Gasset en la primera mitad del siglo, seguidos por Michel Foucault, Jacques Derrida,
Hannah Arendt y Gilles Deleuze en la segunda.