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BEUYS

CARMEN BERNÁLDEZ

RAQUEL GARCÍA CAMPILLO


La obra de Beuys, fantástica, impactante, llena de energía, contrasta
con el aliento amargo que trasmiten sus obras llenas de un sufrimiento
constante, adquirido tras la Segunda Guerra Mundial.

El dolor, la culpa “alemana”, el instinto de sanar a la humanidad, son


conceptos claves de su obra. Esta misión la pretende realizar a través de los
medios necesarios, como la energía, sanadora de todos los males.
Interesado por la ciencia desde joven descubrió que esta no le
aportaba las respuestas que el buscaba, y por ello se volcó en el arte, para
buscar una respuesta a la existencia.

El arte, es para Beuys un elemento sanador, terapéutico del individuo, a


través de determinadas materias. Sus obras son como una herida abierta, que
necesita que sea curada.

Su obra artística, enmarca todos los géneros, desde escultura, pintura y


acciones, vinculada al arte conceptual, por la idea de despertar la
conciencia, de hacer que el espectador reflexione, y en contacto con el
Fluxus.
La escultura, fue muy importante en su trayectoria artística, ya que a
través de ella pudo trasmitir al mundo algunas de sus principales ideas.
Como amante de la ciencia y como no de la alquimia, la obra de
Paracelso fue muy importante para él, sobre todo la idea de transformación
de la energía, por lo que sus obras se convierten en una verdadera
metamorfosis de las materias y sus estados.

La materia es para Beuys, la sustancia perfecta para expresar los


tránsitos entre energía y materia en sus esculturas.
Prefiere las materias blandas, como la grasa, la miel, la cera, el fieltro,
para realizar sus esculturas, ya que son materias que aceptan la trasformación
y los cambios fácilmente.
El calor es el elemento fundamental para producir el cambio, y este
cambio se produce a través de la energía. Aplicando calor sobre estas
materias se puede derivar hacia lo sólido y la forma.

A diferencia de otros artistas, en los que los materiales eran el medio


para expresar algo, para Beuys, éstos son la esencia, los que trasmiten el
mensaje, los sanadores. Estas sustancias contienen un gran simbolismo y
sentido.

Utiliza toda clase de materiales, entre ellos los metales. El metal cobra en
Beuys un doble sentido, como un medio para transformar la materia y la
energía mediante el calor, y como conjunción de elementos distintos en un
todo unitario. Los metales son como una batería que generan calor, y por ello
en muchas de sus culturas, aunque no estén hechas de metal, siempre
encontramos una pequeña alusión a este concepto mediante un pequeño
elemento de metal.

También acudirá a la madera, para expresar muchas de estas ideas, ya


que ésta es una materia que contiene vida en sí misma, es un material vivo.

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Aunque con diferencia, los materiales más utilizados serán la miel, la
cera y la grasa.
En ocasiones despertarán admiración, en otras muchas controversias
por resultar en ocasiones un tanto desagradables sus esculturas.
En mi opinión, a mí me resulta totalmente novedosa la elección de
dichas materias para su obra artística. Sobre todo me encanta la idea de que
a través de ellos se quiera trasmitir esa obsesión por sanar a la humanidad,
quizás por el dolor originado en las tropas de Hitler a una sociedad indefensa.

Las abejas y la miel, forman para el una alquimia natural, y constituyen


el ejemplo perfecto de vida humana y de creatividad. El ser humano debe de
aprender de su forma de organización, para aplicarlo a su vida.

La grasa, definitivamente será el material preferido por el artista,


evidentemente por su capacidad de ser derretida y formar determinadas
formas mediante la aplicación del calor, o del frío.
En 1964 realiza una de sus obras más conocidas, La silla de grasa, que
en ocasiones creó una reacción negativa en el público, que la consideró
antiestética.
La grasa también fue utilizada en sus dibujos, sobre el papel o sobre
telas de fieltro. Era una especie de obsesión-atracción hacía un material, en el
que él tenía la plena convicción de que había sido el objeto de su curación
en Crimea durante la guerra. Y es que sabiendo, que Beuys fue recogido
herido durante la guerra en 1943, por los habitantes de esta población, y
sanado gracias a la aplicación de grasa sobre su cuerpo y el calentamiento
que el fieltro ejercía sobre su organismo, se entiende que a lo largo de toda su
vida éste haya sido su foco de inspiración y de locura artística.

El fieltro, material flexible, aislante, sin forma pero capaz al mismo tiempo
de adoptarla en cualquier momento, y sobre todo curativo, es empleado en la
construcción de muchas de sus esculturas, combinado con la grasa, es el
material perfecto para crear esa capa aislante de influencias externas que no
interesan.

Estas materias, son su coraza perfecta para aislarse del mundo, de todo
aquello que le hace daño. Me atrevería a decir, que toda su obra es el
producto nacido como consecuencia del DOLOR. El dolor que siente
constantemente, por lo sufrido en la guerra, por el sentido de culpabilidad y la
impotencia de haber pertenecido a un bando con el que no compartía sus
ideales.
Todos sabemos, la gran barbarie producida en la dictadura de Hitler, y
las penosas situaciones que se vivieron en los campos de concentración. Son
la pesadilla constante de un artista atrapado en su dolor llevado a la locura.

Aclarado este aspecto fundamental en la obra de Beuys, hay que saber


que no sólo se dedicó a crear esculturas, sino que también hizo grandes
dibujos, aunque para mí nada tienen que ver con sus grandes ready mades o
sus acciones.

Para Beuys “Dibujar es, ante todo, la meditación de una existencia que
no pude serlo sin misterios”

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En el dibujo se dejaban ver sus pensamientos materializados, nos
conducen directamente al universo mental y sensorial del ser humano.
Son también en ocasiones, y a lo largo de los años setenta, los guiones
que ejemplifican las acciones de los artistas.
En sus pinturas encontramos los dos colores creados por Beuys, el Beize y
el Braunkreuz. Como motor inspirador de ambos, se encuentra la sangre, que
es considerado como un fluido vital, símbolo de muerte y resurrección.
Así el rojo, en varias de sus tonalidades, será un color característico en
sus obras hasta su muerte.
Los otros dos colores característicos, surgen de los compuestos creados
a través del hierro, y serán reconocidos como los colores de Beuys a lo largo de
toda su obra.
Estos colores no interesaban a Beuys, por el mero hecho de dar color a
las cosas, sino porque eran creados con materias orgánicas, que con el paso
del tiempo podrían adquirir tonalidades distintas, del propio proceso de
oxidación del hierro. El estado de cambio es lo que le interesa.

Me apasiona la idea, de ir más allá que tiende Beuys en todas sus obras,
ese espíritu atrevido y con un toque de locura que trasmite a la conciencia
humana.

Por último quería señalar, el papel que Beuys le otorga al ser humano.
Toda la esencia de su obra es trasladada al hombre, ya que lo primordial es
intentar sanar a la humanidad, y ante esto yo me siento incapaz de respirar
ante unos segundos. Evidentemente en muchos aspectos necesita ser sanada,
pero, ¿es realmente el arte de Beuys el medio adecuado?, en efecto así lo
creyó el, pero desafortunadamente no es así. No existen medios totalmente
efectivos para tal proyecto, ni política que lo haga capaz.
Para Beuys, “La sociedad necesita ser sanada, y sanar significa
trasformar al hombre, en el sentido de devolverle sus genuinas capacidades
creativas, desarrollando con ellas su libertad”.
Así la esencia humana se hace palpable en su obra, mediante la figura
no sólo del hombre, sino de animales, materias, máquinas, palabras…
El tránsito de la vida la muerte, también estuvo presente en muchas de
sus obras, no sólo pictóricas, sino especialmente en sus acciones.
La que mejor plasma esta idea es “Infiltración Homogénea para pianos
de cola, el compositor más grande del presente es el niño Contergan”

Por otra forma como idea universal, que abraza a toda su obra, la idea
de Cristo, como ente a la que el ser humano debe de dirigirse y así descubrir su
propio espíritu personal. Esta idea no es compartida con la institución de la
iglesia, que para él nunca podrá cumplir el deseo de libertad que con su
proyecto artístico pretende.
En muchas de sus obras están presentes los temas religiosos, como los
Cristos en la cruz, Piedades, Resurrecciones…

Para terminar, quería hacer referencia una acción de Beuys “Como


explicar los cuadros a una liebre muerta” de 1965.
Esta acción, una de las más famosas del artista, es la que ha marcado
para mí la admiración por Beuys.

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Es el acto final, la esencia pura contenida en una misma obra. Las
materias creadoras de su obsesión, como la miel cubren su cabeza, sus
pensamientos, regeneran sus ideas.
El pensamiento, es algo viviente, algo que cobra importancia y vida por
sí solo, y esta idea me gusta mucho, en el sentido de que metafóricamente
llega a enunciar estos postulados a través de una simple sustancia como la
miel.
Es sus pies, a modo de objetos que lo aprisionan, una plantilla de fieltro y
una plataforma de hierro, otros de los electos principales del ser de su obra.
En sus brazos, una liebre muerta, que es la que se encarga de escuchar
todas sus explicaciones sobre unos cuadros expuestos, y en realidad es la
mediadora que hace posible la trasformación del pensamiento humanos, que
es lo que Beuys quiere conseguir.

No le interesa relacionarse ni dirigirse al ser humano, pero si que esta


acción sirva de camino hacia la trasformación de la energía humana hacia la
animal, principio de encarnación y nacimiento.
Nuestro lenguaje debe de ser transformado en profundidad, partiendo
de la nada, como hace Beuys, puesto que la liebre está muerta.
El Hombre puede liberarse de todo lo que le oprima, y porque no ser un
ARTISTA, o así lo cree Beuys, como también lo creyeron muchos críticos durante
el siglo XX.

Con Beuys nació el artista-sanador del espíritu humano, el mediador


entre la vida y la muerte, el propulsor de la regeneración humana, de la
libertad espiritual del hombre.

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