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EL DA QUE LOS EVANGELIOS VOLARON

Jess escogi doce discpulos para que lo acompaaran en su vida terrenal


y despus predicaran en su nombre.
Remolones, nueve de ellos nada escribieron.
Pedro, el predilecto slo dej dos epstolas, casi con certeza redactadas por
otro; Mateo escribi un Evangelio, pero para ello, aunque fue testigo directo,
tom la materia narrativa del de Marcos, que no conoci al Seor; Juan
Zebedeo redact otro Evangelio, el nico que no encaja entre los sinpticos, y
el Apocalipsis, aunque hay quienes atribuyen esas obras a otro Juan, con el
que se lo confunde y del que poco sabemos.
Los restantes evangelistas, Marcos y Lucas, no conocieron a Cristo. El
primero toma los dichos de Pedro; el segundo, de Pablo, a quien acompa en
su prdica, pero que tampoco fue discpulo, sino por el contrario, perseguidor
de cristianismo hasta que se convirti y escribi sus Epstolas.
Jess no escribi nada y apenas garabate unas lneas en el polvo que
nadie ley, (Jn. 8: 8).
Los historiadores parecen haber prestado poca atencin a los magnos
acontecimientos. Slo un judo, Flavio Josefo, narra sobre Aquel, pero lo llama
mesas, palabra en extremo dudosa en labios de un miembro de una secta
ortodoxa, y que adems andaba de buenas con Roma.
Los grandes nombres latinos de la Historia, que no anduvieron por all,
toman a Josefo como fuente, y repiten sus dichos desde la mundanal capital
del imperio.
Como se ve, los textos Sagrados y testimonios histricos eran escasos.
Por lo que se comenz a prestar atencin a los otros evangelios, los usados
en las primitivas comunidades, los gnsticos, los atribuidos, algunos mucho
ms antiguos que los conocidos. La escasez testimonial se convirti en lo
contrario, en tan abundante que suma en el desconcierto, tanto que ahora
haba que elegir.
No es extrao entonces, que tras las fervientes oraciones de los obispos
congregados en el primer Concilio de Nicea para resolver el intrincado, poco
ms que el 15% de los 1.800 censados en el imperio, todos los textos salieran
volando hasta un altar y se prepararan para una competicin en que los
verdaderos no se movieron y los que en adelante seran llamados apcrifos,
con el sentido de falso, cayeron al suelo.

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