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INTRODUCCIÓN
Para partir quiero decir que este documento no pretende ser LA referencia más
completa respecto de grabación y mezlca, sino una mas bien una más de las tantas que
circulan por ahí, pero que no por ello la hace despreciable. Es más, después de muchos
años recopilando información y practicando, me siento con la confianza para transmitir
lo que he aprendido e investigado. Me he tomado la libertad de adaptar algunos puntos
de un excelente thread de un foro de EEUU por la claridad de presentación y lo
didáctico de sus explicaciones, ajustándolo al lenguaje y realidad del hispano parlante.
@Rockito, músico amateur y con unos años tocando, dueño de una técnica digamos
“decente”, es actual poseedor de una flamante Squier Strat, un micrófono Shure SM57 y
un ampli Fender Champion. @Rockito ha decidido entrar al mundo de la grabación
digital. Para ello, junta un poquito de plata y se compra una interfaz MBox (previo
consejo de un amigo cercano) para hacer, según lo que dice en la caja, “grabaciones de
calidad profesional en tu computador”. @Rockito hace y hace grabaciones, pero el
resultado no suena para nada profesional. Decepcionado recurre al foro
hazquetusgrabacionessuenenbacan.com y pregunta porqué.
El pobre @Rockito parte para su casa, hecha la puteada sobre su interfaz, “culpable” de
su mal sonido, piensa en la plata gastada (que podría haber ahorrado para cambiarle
clavijas Schaller a la Strato), y en cómo vender su interfaz.
¿Familiar no?. Bueno este pequeño cuento es una primera introducción para responder a
la pregunta, que todos los que nos hemos empezado a dedicar a la grabación, nos hemos
hecho alguna vez:
Respuesta:
“Sigue leyendo....”
Primera cosa antes de empezar. Para ser un buen grabador y mezclador no hay que
tener ninguna habilidad superhumana, ni “orejas de oro”. No existe tal cosa como una
persona con “orejas de oro”. Si así fuera, entonces ninguno de nosotros “simples
mortales” seríamos capaces de distinguir que tan “mejores” son la grabaciones de estos
“genios”. Si no eres capaz de distinguir una buena grabación de una mala, entonces
puedes dejar de leer. Pero no es el caso, porque si te hiciste la pregunta del comienzo es
porque obviamente quieres mejorar, y por ello sabes distinguir una grabación de “oro”
de una común y corriente.
Por lo tanto, y tal como dice el título de esta sección: “Todo lo que necesitas son oídos”,
pero no unos mágicos, sino que unos comunes, silvestres y sanos.
El objetivo de cualquier persona que se dedica a grabar y mezclar es muy simple: hacer
que tus grabaciones suenen bien, y si no, arreglar lo que se pueda hasta que se logre.
El problema es que todo objetivo, enunciado así de sencillo, no deja entrever los aspectos
técnicos sobre cómo lograrlo, y he ahí el desafío. La grabación y mezcla es un proceso
técnico, pero a la vez creativo, del cual debes poner buen juicio al servicio del resultado
final.
LA CADENA DE LA CONFIANZA
Para que puedas hacer buenos juicios respecto de lo que grabas y mezclas es necesario
que tengas confianza en lo que escuchas, o sea en lo que llega a tus oídos. Esto significa
que es importante tener la seguridad de lo que escuchas es lo mismo que se grabará en tu
disco duro.
Supongamos que tus orejas funcionan normalmente. Entonces hagamos un trabajo de
reversa hasta llegar a los últimos actores que se encuentran justo antes de tus oídos, y
estos son...los parlantes. Y son estos parlantes los que finalmente dejaran el sonido en tus
oídos. Por ende, si debo dar un consejo de inversión, sin duda alguna el principal sería:
COMPRA BUENOS MONITORES. Si no es posible, al menos unos buenos
audífonos. De esos grandes.
Es preferible tener una grabadora de cassette en mono con buenos monitores que una
super mesa mezcladora con los parlantes del computador. Así de importante es. Y no
estoy exagerando. Si no eres capaz de confiar en lo que escuchas, difícilmente podrás
tomar las mejores decisiones al mezclar. Debes tener la seguridad de confiar en tu
cadena de audio.
Todo esto es para bajar la ansiedad respecto del andarnos preguntando “qué” tenemos
para grabar y focalizarnos más en “cómo” hacemos para grabar con lo que ya tenemos.
APRENDER A ESCUCHAR
Simple. Cada vez que tengas que tomar cualquier decisión comparativa, hazlo pareando
los niveles de audio en PROMEDIO APARENTE de reproducción entre los elementos
que comparas. Olvídate de los medidores de tu software. No importa que en un track se
lea -15 dB y en otro -6 dB. Olvídate de los peaks. Cierra los ojos y olvídate de los
medidores. En serio. No lo pienses, solo HAZLO.
He aquí el porqué. El software solo reporta el estado del audio que reproduce “sin
opinión”, es decir, reporta lo que hay, no lo que se escucha. El que escucha es el ser
humano. Y esto es un problema por lo siguiente.
@Rockito graba algo. No suena tan bien como sus discos favoritos, suena “embotado”.
Le agrega agudos. Suena mejor, pero un poco “delgado”. Agrega más bajos. Suena un
poco mejor, pero un poco “vacío”. Agrega medios. Suena mejor, pero ahora suena un
poco “crudo”. Agrega reverb. Suena mejor. Pero ahora la grabación “clipea”, por lo que
hay que bajar el volumen total a las pistas.
Repasa la historia nuevamente, pero esta vez reemplaza la palabra “mejor” por “más
fuerte” y sabrás de lo que estoy hablando. @Rockito se basó en el criterio de “más fuerte
mejor” y eso llevó al desastre.
Bien, con ese punto aclarado creo se puede seguir adelante, pero surge entonces la
pregunta obvia: ¿A qué volumen escucho mis mezclas?
Si no haz mezclado a volumen bajo, empieza a hacerlo desde ya, y verás que empezarás
a tomar mejores decisiones y lograr mejores resultados. Si tu mezcla suena bien a
volumen bajo, con toda seguridad sonará bien a volúmenes altos (recuerda el fenómeno:
más fuerte es mejor), pero lo contrario no es cierto.
En esta sección me alejaré levemente del aspecto musical para hablar de algunas buenas
prácticas relacionadas con la organización, y que tienen profundo impacto en el estado
mental para la mezcla.
Primero, una mala práctica es pretender grabar todo y mezclar todo en un día. Eso es
plantear un objetivo irreal. El arte de la mezcla requiere un estado mental dispuesto, con
una mente fresca y alerta. Sin copete o trasnoche. Es algo serio.
Otra mala práctica: si llevas grabando como 10 veces la misma canción en un espacio de
muchas horas, claramente tu mente se habrá fatigado y no serás capaz de tomar buenas
decisiones. Toma un descanso y retoma otro día.
Por eso, es muy importante saber bien de antemano lo que vas a grabar. Eso significa
preparación y planificación (si se que es una lata, pero de verdad ahorra muchos dolores
de cabeza). Tómate un día para localizar, organizar y dejar a mano todos los elementos
que necesitarás para la sesión de grabación. A su vez, dedica un día para preparar los
settings, presets, plugins y software que utilizarás en la sesión. Revisa tus cables, limpia o
cambia tus cuerdas. Defragmenta el disco duro. Practica los temas. Pero no grabes nada,
salvo quizá algunas tomas cortitas para ver como suena cada instrumento.
Esta demás decir que no solo basta ser ordenado con tus settings y software, sino con tu
Home Studio en general. Recuerda la regla: “Un lugar para cada cosa y cada cosa en su
lugar”. Un estudio ordenado mejora tu velocidad de trabajo.
Suponiendo que a estas alturas ya tienes tu material grabado y listo para ser mezclado, es
hora de hacer una revelación: una mezcla es solo una ilusión. Así es, mucho de lo que
escuchas no es lo que realmente crees. Y eso es precisamente lo hace al trabajo de
mezcla tan interesante. Porque es un proceso creativo en el que debes lograr engañar al
auditor, y convencerlo de lo que no existe. Que esa guitarra grabada delgada y finita, es
en realidad una tormenta de riffs que suena tremenda en estereo, con peso, volumen y
definición. O que esa batería que grabaste con solo dos micrófonos al aire es una
máquina de demolición, con un bombo machacante, una caja agresiva y un sonido lleno,
gigante. O que el sonido de ese bajo grabado con caja directa en realidad sale de una
muralla de Ampegs o Marshalls, filoso, galopante, definido y redondo. Hay que crear la
ilusión de sonido potente...aún a bajo volumen.
Comienza tu mezcla tal como se regularías el volumen para una banda en una
habitación. Si es por ejemplo una banda de rock, pone el fader de la batería de modo
que los peaks de esta bordeen los -6 dB como máximo. Deja FIJO ese fader y luego
empieza a subir los faders de los demás instrumentos hasta que tengan el MISMO
VOLUMEN APARENTE. Olvídate de la lectura de los otros fader. Recuerda que las
comparaciones son siempre RELATIVAS respecto de lo que escuchas y no de la lectura
que aparece en el fader. Si necesitas más volumen, súbele a los MONITORES. No lo
pienses. SOLO HAZLO.
Borra de tu cabeza que la única manera de lograr más volumen es con un limitador o un
compresor. Repite conmigo: “EL COMPRESOR ES UNA HERRAMIENTA PARA
REDUCIR VOLUMEN”... “EL COMPRESOR ES UNA HERRAMIENTA PARA
REDUCIR VOLUMEN”... “EL COMPRESOR ES UNA HERRAMIENTA PARA
REDUCIR VOLUMEN”... “EL COMPRESOR ES UNA HERRAMIENTA PARA
REDUCIR VOLUMEN”... ¿OK?
Una vez que hayas alcanzado un nivel satisfactorio de volúmenes relativos es hora de
empezar a aplicar juicio crítico respecto del rol que juega cada instrumento en la mezcla.
Escucha la mezcla de manera crítica. Algunas preguntas clave respecto de cada
protagonista:
- ¿Cómo anda esa relación bombo-caja? ¿Cómo suena la distribución de los toms?
- ¿Quién se hará cargo del “boooom” general del tema? ¿El bajo? ¿El bombo?
- ¿Cómo suenan esos platillos? ¿Muy brillantes? ¿Muy resonantes? ¿Muy invasivos?
¿Delgados?
- ¿Cómo suena la guitarra? ¿Uniforme? ¿Muchos cambios de dinámica? ¿Muy chillona?
¿Muy saturada? ¿Delgada? ¿Vacía?
- ¿Qué tipo de guitarra quiero? ¿Protagónica? ¿Rítmica? ¿Competirá con la voz en
algunos pasajes? ¿Continua o con “saltos dinámicos”? ¿Filosa? ¿Densa?
- ¿Cómo anda el bajo? ¿Tiene presencia? ¿Se nota la digitación de las notas? ¿Se pierde
en algunas partes? ¿Suena como masa? ¿Quiero que destaque el golpe de las cuerdas o
que solo dé la “sensación” de acompañamiento?
- ¿Cómo suena la voz? ¿Uniforme? ¿Brillante? ¿Apagada? ¿Muchos saltos de volumen?
Luego otras preguntas respecto del conjunto:
- ¿En qué lugar del espacio sonoro quiero localizar cada instrumento?
- ¿Qué amplitud quiero transmitir? ¿Quiero un sonido “íntimo” o más bien “en vivo”?
- ¿Cómo repartiré la ubicación espacial (izquierda-derecha) de cada instrumento?
- ¿Qué tipo de dinámica quiero? ¿Uniforme? ¿Variada?
Confía en tus oídos. Es todo lo que necesitas. Eso y comparar niveles relativos. Hay que
hacer sonar las cosas MEJOR y no MÁS FUERTE. Cuando una mezcla suena bien y
deja “headroom”, no es ningún problema hacerla sonar más fuerte. Lo contrario es
mucho más difícil.
Un consejo: olvida los presets. No hay reglas predefinidas. Usa tus oídos y tu intuición. Si
aún no suena bien, intenta algo diferente, aunque sea estúpido. En la música no hay
reglas.
A pesar de lo anterior hay un punto importante que hay que considerar dentro de
nuestro dominio de juicios. Hay que ser creativos pero realistas. Hay que tener claro qué
puedes esperar de tu setup. No es posible hacer sonar un piano de juguete como un
Steinway o un tapa de tarro como un platillo Zildjian. Pero una guitarra medianamente
decente, con un sonido grabado claro y limpio es un mundo de posibilidades.
Pero volvamos a la mezcla. No hagas una guerra con tus tracks. Si el bajo satura con los
bajos, BÁJALE BAJOS AL BAJO. Si tu guitarra suena muy aguda, BÁJALE LOS
AGUDOS. Si algo tiene muchos medios, BÁJALE LOS MEDIOS. Así de simple. Si un
instrumento suena mal no busques qué agregarle, sino QUE QUITARLE para que
suene MEJOR. La filosofía es SACAR MUGRE en vez de PONER MUGRE. Esa es la
filosofía del recorte. Recortar crea espacios, y los espacios son sinónimos de claridad. El
espacio es esencial para ubicar los instrumentos en su lugar. ¿Lógico no?
¿Quieres darle punch a un track particular?. Crea una copia del track. Aísla el ataque del
mismo (dejando solo las frecuencias donde aparece prominentemente el mismo), aplícale
un breve desplazamiento respecto del primer track o aplica un compresor agresivo con
un bajo threshold y un release rápido, y mezcla a gusto.
¿Cómo crear espacios en la mezcla?. Fácil. La respuesta la he dicho ya varias veces: USA
TUS OÍDOS. Si algo no se nota, súbele el volumen. Si aún así se pierde, hazle espacio:
recorta lo demás. Se podrían hacer largos tutoriales respecto del uso de la ecualización y
como crear espacios con él. Pero aún sin el tutorial, y si recuerdas la máxima: para crear
espacio hay que recortar, tendrás todo lo que se necesita para lograr un buen sonido. De
verdad, solo lo que necesitas para mezclar son oídos (y mezclar con volúmenes aparentes
relativos).
REFERENCIAS Y AGRADECIMIENTOS