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"¿Será posible que los habitantes recuperen la palabra que han perdido? De lo que no cabe duda es que es de que un día la tuvieron. Porque mientras los edificadores edificaban monumentos y palacios, templos y castillos, mausoleos y prisiones, la gente iba construyendo el mundo: agregando una casa a otra casa, creciendo con ellas, juntándose en aldeas."
"¿Será posible que los habitantes recuperen la palabra que han perdido? De lo que no cabe duda es que es de que un día la tuvieron. Porque mientras los edificadores edificaban monumentos y palacios, templos y castillos, mausoleos y prisiones, la gente iba construyendo el mundo: agregando una casa a otra casa, creciendo con ellas, juntándose en aldeas."
"¿Será posible que los habitantes recuperen la palabra que han perdido? De lo que no cabe duda es que es de que un día la tuvieron. Porque mientras los edificadores edificaban monumentos y palacios, templos y castillos, mausoleos y prisiones, la gente iba construyendo el mundo: agregando una casa a otra casa, creciendo con ellas, juntándose en aldeas."
Ala ila eatLOS QUE HABITAN
TIENEN LA PALABRA
Autores de la presente experiencia
‘Area Evaluacion CEVE:
Leonardo Enrique Ortecho
Héctor Anibal Uboldi
Marfa Cristina B. de Ortecho
Marta Mendizibal de Berretta
Julieta Sabagh de Pipa
Silvia Grifone de Martinez
Edicién AVE-CEVE
‘Area Evaluacién
Cérdoba, Rea. Argentina
1986Flabuelo Ignacio, una tarde, logré comprar el terrenito, Cerca de las
curtiembres, al Borde de la ciudad,
No se sentia muy seguro, pero como daban muchos aitos para pagarlo,
4a cuota se hacia mds liviana. Ademds, todas eran iguales y eso lo
tranquilizaba
Cuando pudo, levanté lo imprescindible.
Con pared de treinta y techo alto, como se hacta antes, Madera maciza
en puertas y ventanas. Después, fue agregando una piecita cada vez que
constna’a.un hijo nuevo y, entre hijo ¢ hijo, vio crecer la enramada de
alicinas y el piso de ladrillos, para armar el sitio del verano. También
agrandé la cocina para ubicar una mesa donde entraran todos.
Un domingo de tantos, sorprendido, se encontr6 con que los drboles
‘estaban crecidos ¥ los hijos va eran grandes,
Antes del almuerzo, recorrié el patio de malvones rojas y baldosas
desiguales; en el centro, comprobé el alfibe, con su ruido fresco de
roldana. Fue entonces cuando descubrié todo el amor que habia
acumulado en esos espacios, ya gastados pero siempre nuevos,
posible que los habitantes recuperen la palabra que han perdido? De lo que no cabe duda es
un dia la tuvieron, Porque mientras los edificadores edificaban monumentos y palacios, tem-
castillos, mausoleos y prisiones, las gentes iban-construyendo el mundo: agregando una casa
‘casz, creciendo con ellas, juntindose en aldeas,
Al rato, la abuela lo empezé a acompafiar. Le arrimé un mate y un
silencto y, metidos en ef sabor amargo y agradable de la yerba, se
acomodaron en el recuerdo, con la memoria de tantas horas de
esfuerzos: cada tarde, cuando volta del frigon'fico al suburbio habia
‘que reparar el techo, agregar un fogdn en la cocina, estirar los alambres
del cerco. Los chiquilines crectan mientras tanto: y la alegria de vivir
se alimentaba en ellos; en recoger las uvas del parral del fondo; en los
Primeros choclos de diciembre. Salieron del recuerdo cuando pasaron
cerca del rincdn donde coreaban las gallinas,