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FRANCISCO JARAUTA Francisco Jaraute, uno de los analistas mas lick dos de la compleja sociedad moderna, considera que el verdadero problema es llegar a plantear un nuevo modelo cultural, capaz de acoger la parte de romanticismo que nos queda. EI hombre con- temporéneo debe soportar las tensiones de su época y registrarlas en su particular sismégrafo, EL LATIDO DEL SISMOGRAFO eciontoment,establecias una clasiicacién de posiciones denkio del feritorio poitco, en la que conttaponias la dea de principe ‘necesario, punto de pariida de las posiciones reformistas ~No ‘Remos oft cosa: 0 la democracia la barbatie-, frente alc cceplo de humanidad fuerte. Nos gustaria iniciar la conversacién desde este punto. ~Posiblemente, la tendencia se ha decantado ya a favor del re- formismo, La experiencia de estos dtimos cincuenta aos ha ser- vido para consolidar un modelo de organizacién social de forma econémica y una organizacién internacional del poder politico, que han conseguido desbancar a aguelasfor- ‘mas politicas que se consideraban tradicionalmente como las herederas de un proyecto moral ~definido, en términos convencionales, como la revolucién-, QL. BUROPD wr Cohn 442) 46-54 ayo nicleo no era otto que la plausabilidad de superar las con- tradicciones del capitaismo. El argumento fundamental de ese proyecto moral era la defensa de unos principios generaes ~nacie dos antes de la propia reflex siglo XVIII-, que pasan, como sabemos, por los conceptos y pro~ gramas de la igualdad, de la jsticia, de la fiaternidad y de la liber- tad... El hecho de que esta oposicidn haya quedado resuelta a fix vor de uno de los polos, hace que todo el marco desde el que se venia considerando la cuestin, deba ser repensado. No es que al 1 otto ~liberaismo econémico, reforma de la democracia, ete.~ se consolide en si mismo, sino que ¢s justamente cuando comienzan los problemas. Si algo ha caracterizado la generosidad de Europa, ha sido su capacidad de pensar, de representar, sus das alms, Es tan europea y tan moder- na la tradici6n del liberaismo econdmico como la tradicion revo- Iucionaria, Ambas nacen de lz misma mattiz y son formas de la misma conciencia, pensadas antagénica pero intrinsecamente i marxista, en las revoluciones del climinar un polo ~revoluci Unis veces, la tensiGn moral era derivada hacia la conciencia revolu- cionara,y otras hacia el sistema de los privilegio, de los beneficos, del discurso del individualism a utranza, que es parte sustancial de la tadicim liberal. Entre estos dos polos, se ha hecho siempre xin camino sembrado de filsas conciencias, pero también de cieras ge- nerosdades.. Qué significa hoy, precsamente, este repensr lo po- lkico? Desde luego, cieras lecturas me parecen excesivamente ei. cantes, por ingenuus. Incluso una persona a la que admiro mucho, loiah Berlin, parecia interpretar el ocaso de las ideologias como el teiunfo de la neuraidid. Sobre a neutralidad se han forjado muchos discursosedficantes,ente ellos el del pacifism, No ereo que tenga legtimidad moral el pacifsmo en si mismo, sino es como estrategia de ocultamiento de los grandes confictos, de ls grandes usurpacio- nes, de ls grandes violencias, de las grandes sumisiones, Yo siempre rmantengo que ese repensamiento de lo politico tiene que verse acompafado de un concepto fuerte de humanidad, en términos r2- dicales, La Dedlaraci6n de los derechos humans, la Cara de Hel sinki, nunca se ha decidido a reconocer el derecho de todo hombre al bienestar. $i introdujéramos el derecho al bienestar como princi- pio universal, se nos vendria abajo ese castillo de naipes en el que ros hemos constuido nuestra propia casa. Repensat lo politico no ppaa sélo por Jo que se lamaria la reforma de ls instituciones o la rmoralizacién de Ls instituciones piblicas, sino que habrla de ir die rectamente a lo que me parece que es el nicleo de todos los proble- mas y lo que definitivamente esti en juego: nuestro modelo de cul- tua, una cultura construida sobre la extrapolacién de las neces des. El pragmatismo que acompafia a todo lo politica, hace que la discusién politica haya, prictcamente, desaparecido, Repensar lo politico es, precisamente, reorganizar un esquemainterpretativo, cu- yo objetivo iltimo es cuestionar hasta qué punto son legitimos los ‘modelos culturales con los cuales estamos fancionando, =2No serG que fa paulatina complelidad del desarolo orgéni- co del concepto de democracia se ha ido desordenando, hasta ‘generar una serie de inslituciones parclizadas, que no evolucio- ran cl mismo tlempo que evoluciona esa complejidad? Cuando s@ habla de desmontor las insltuciones, es porque se soepecha que, al final, se estén siviendo a si misrnas y no siguen la anda uta, ta metamorfoss, del concepto de democracia. =Yo distinguirfa entre la crisis de lo politico y el papel que en esta crisis esti cumpliendo las instituciones democritica. Por po- ner un ejemplo: si nos atenemos a un andlisis de los protocolos del Parlamento Europeo, queda perféctamente refleado que lo que alli se tratan son aspectos puramente econdmicos. De cuando en cuando, aparece el dscurso de celebracién, un dia de acci6n de sacia, donde se invocan los viejs fantasmas de la unién europea, ero, en definitiva, las comisiones no responden a representaciones de partidos, sino, simplemente, a grupos administrados por los andes loys financieros. Enropa no es un sujeto politico, Europa ‘sna zona de librecambio, y no es mis que es0. Y, por tanto sus instituciones se adaptan a sus necesidades... Un punto de partida seria, jutamente, el que sugeria vuesra pregunta, en el sentido de gue la sociedad modema, conforme crece, expande su grado de complejidad. Y gobemmar un grado de complejdad tal slo es posi ble mediante la estrategia de la abstraccién y de la burocracia. La burocracia, ese érgano de la administracién que surge con a socie- dad capitalsta, pretende establecer, desde una distancia absracta, un control eficaz dela situacién. Aguello que era en su origen el concepto de democracia, aquello que vendria a suponer una di- rmensién ética de la relacin politica, se va alejando, se va borran- do, mientras que el nuevo sujeto politico, el burBcrata -no demé- crata-, administra el bureas, el paquete de papeles... Hoy se ha lle- gado a una situacidn extrema, y no hay que ser excesivamente r2- dical para reconocedlo, Se ha llegado a una representacin sin re- presentados. La ritualizacién del hecho mismo de unas elecciones que legiima ala democracia como tal= deja de ser aceptable, una vvez que los hechos han dejado pricticamente de damos la razén, El reciente uso de la democracia ha permitido que ésta se ene de ‘voluntariosos y oportunistas, © que pase pot los iets profesiona- les. No es casual que his riticas que estin surgiendo a Ta democra~ cia no se organice tanto hacia unas nuevas formas de pipe necesa- tio, sino, mis bien, hacia un proceso que nunca llegar a ser inter- ceptado por la ligica del gran aparato politic: lo que se laman ‘das nuevas formas del tejido socials, ¥ que algunos movimientos como Jos grupos neocomunitarios de la cultura americana, pero también algunos curopeos- inssten en establecer como media~ cidn hacia wna nueva forma de conciencia.. Hay que dejar clari- simo, como dice el mismo Max Weber, que la gran creacién que ha surgido de la cultura modema es esa forma de sociedad que I~ ‘manos capitalismo, que establece y da cuenta de todas la particu- latidades de la experiencia humana, Y su legitimidad ultima pasa precisamente, por su funcionalismo, por su capacidad de subsumir Ins lneas de faga y reconducieas hacia algo que ha quedado ideali- zado, y que es a sociedad del bienestar. -Vivimos un momento paradéjico. Por una parte, se data impo- slblidad real de ordenar, y por ofa, la necesidad de ser ordena- dos. La gente quiere ser ordenada, quiere que le digan fo que tle- ne que consumi, lo que tiene que ver Io. que tiene que comer. Y frente a esa peticion masiva por parte de la colectvidad, 28 pro- duce und incopacided de ordenar por parte del poder. Esa es la vverdadora crisis que se est& generando chora mismo, No es que la poltca fracase por un objetivo de manipula ala sociedad en bo- 0 a estralegia, sino por la incapacidad de establecer esas esta- egies, es deci, po a incopacidad de closificar la complejidad. “Eso puede evar el anlisis hacia otro terttorio. Comparto que el problema no debe plantearse slo en términos de las insui- ciencias del aparato democritico, porque la democracia no hay {que entenderla s6lo a partir de las insttuciones, sino como una organizacién de las formas de vida colectivas. A la complejidad que antes comentibamas, le debe acompatiar, por necesidad, un instrumento téenico, eficaz, capaz de resolver todos los desiustes de esa complejidad. Y hoy, lo que se sabe es que tanto los instra- mentos técnico-econémicos, como técnico-poiticos, como téc~ nico-sociales, no garantizan en absoluto los resultados, sino que hay un elemento interno aleatorio, incontrolado.. Entre lo que podriamos lamar experiencia individual de la vida, y las garantas {que lo politico le ofrece, e produce una especie de cero a crepe que, en el caso espaiiol, tiene Ingar, por una parte, entre la legii- rmidad del gobierno ~identificado con una lectara de lo social que pricticamente coincide con las formas del gran capital~ y, por ‘otra, Jos sindicatos, que se comportan como partidos sedetes y que intervienen directamente sobre programas y conflictos parti- culares, poniendo contra la pared el gran discurso del poder, a pe- sat de que, en tanto que sindicatos, nunca estarin en condiciones de elaborar un discurso en términos de critica del fancionamiento politico, porque su propia tadicién, su propio desarrollo, les leva a establecer el terrtorio de lucha en unos téeminos muy concre- tos... Volvemos siempre a lo mismo, Detris de lo que podemos llamar la comisa de lo politico, aparece de nuevo el conflcto de ls formas de la cultura y de las formas en que nos apropiamos de esa cultura, Dentro de una valoracién tradicional del conflicto social, se ha defendido siempre la eficacia terapéutica del reformismo. Un reformista es aquel que establece una nueva adecuacién entre fines y estrategias, que progresivamente iri ampliando el teritorio de los fines, Se sigue pensando en la bondad natural, histrica, de la tazén humana. El problema es que estos esquemas del bie r- fomista,estallan una vez que las prevsiones de los social no res- pponden a ls necesidades. Por qué ahora surge, por ejemplo, esa forma explicita ~ya no latente- de exclusion, de racismo, que vie~ ne a decir: fuera otra vez el que no es de la tribuv?,.. -2Y no crees que eso representa exactamente la vuelta de la tortla? Mientras que antes habia que generar humanidad para de- fenderse del Estado, de la opresion de la close cominante, en este ‘momento lo que hay que generar es Estado pora defender a a so- ‘cledad de s misma... En el caso del racism, es el Estado el que es: 12 intentando delendor lo postua just, ttonle @ una ropa y a un ‘deseo de exclusién por pate de la sociedad. En absolut se trata ‘de una ideologia procedenie de la close dorrinante, sino todo lo ‘contro: ext sallendo -al igual que la necesidad agresiva de con- _sumo- de Ia oie popular y de las bases del sisterna, Me da fa im- piredin de que es mucho més repugnante la sociedad que sus pro- pas instuciones. Hasta cierto punto, éstas conservan viejas meté- foras morales y clerla mala conciencia que ya la sociedad no te- ne... Frente @ quén habia que detenderse en este momento? Todo este proceso de ‘exclusién no entra en conflcto con la tolerancia de la cultura me- tropolitana. Lo que siempre vuelve a entrar en cuestin es la posi= bilidad de mantener un estado de bienestar como el que hemos ppensado 0, si quertis, como el que hemos sofado. Hay que cam biar el modelo cultural. Somos una cultura depredadora, Un rit- ro de explotacin de la Tierra apoyado en las formas de respon- sabilidad actuales, nos leva a un punto cttico. 10 que parece importante es a definicion de las condiciones del bienestar. Aparte del binomio felicidad-salud, més la garan- fia de que ese binomio se va a montener en el fuluro, qué otras condiciones pectian exigise en un Estado de bienestar? idea de bienestar emerge como una idea sintesis,en la que se resuelven todas las necesidades que podemos reconocer como fandamentales en el hombre: las que tienen que ver con la sobre~ vivencia y las que tienen que ver con la redlizacién moral. No podemos plantear el Estado de bienestar s6lo en la capacidad ad uistiva, en vivie siempre a las puertas del supermercado, sino que hay que plantearlo en términos radicales. ~En téiminos, como has sefalado en alguna ocasién, de una cultura de a necesidad, es dec, de una reduccién de las necest- dads. :Cémo pods tronsmitise esto a la sociedad? So fraslo- ‘damos ol plano de! esp, la propuesta pasa inmediciamente a ‘8 mol inlerpretada y asociada con los rligiones, en el peor en- tido de la palabra. Sin emborgo, la comprensién interior de nues- ‘nos propias necesidades ~que en el fondo son mucho més espi- fuales que materiales, parece ahora la Gnica opeién operative. En los ‘ltimos aos, se han opuesto dos antropologias bien Sin duda,,¢s un andlisis inguietane, ELEUROPED distintas. Una, claramente heredera de las tradicionespositiva dela Tastracién: el hombre es bueno y competent, la azén es capaz de evarle a cualquier pate, las garantias estin servdas... La otra, cri= tica o negativa se ha establecido sobre los escenatios de la historia: dl desaste, ls violencia, las sumisiones, ls formas de totalitats- smo... A mi me parece que en el rif-rafe de estas dos tradiciones, el problema, la hidra de cien cabezas, sigue viva y no ha sido nunca itada, Y 65 que una y otra, en definitiva,terminan justificando lo ‘mismo: esta forma de cultura. Pero hablar de otra cultura, de una tercera senda, equivaldra a organizar la bisqueda sobre el mar de fondo que lo impregna todo, y que es el bienestar, En nuestra época, el bienestar se resuelve de acuerdo a un modelo de vida que pasa por Ia induccién del sistema de mecesidades, Hasta el punto, paradéjicamente, que si nosotros parlizéramos el sistema de nece~ sidades, i suspendiéramos 0 redyjéramos nucstras necesidades ~y en lugar de seis camisas, nos compréramos sélo dos-, quebraria el sistema Las cosis se plantean ya en téminos tan fatales, que si blo- quedramos este proceso, darfamos liga aun sabotae Ahora ya no es semocracia 0 barberie”. Ahora es «const mo continuado © barbaries. Siempre tenemos enfrente, como al- femativa a cualquier cambio de fos estructuras de la democracia ‘ceidental, la omenaza de fa barbark “La barbatie se ha planteado siempre. Maquiavelo fue el primero cen decil:eLa guerra civil o el principes un principe de realidad que nos salva dela guerra de ls tibus. Pero nosotros no podemos revin-~ dicar la vgja tba, y nos toca entrar en eso que Hlegel Hama sla gran conguista del Estado modemon, frente al que el individuo es cai una anécdota. Pero, a la veo, pertenecemos a una cultura liberal, para la que el indviduo nunca seri una anécdota. Y vuelve a aparecer el problema politico. Lo que mejor ha sabido hacer la cultura modema os esablecer una ffonterarigurosa entre lo pico y lo privado. El Estado, la Ley, tutelan lo ptbico, Sélo hay moral de lo pblico. Pero también intervene en fa moral privada, aun haciendo ver que no. Toda la cultura del Interalsmo ha trabyjado en cl sentido de configurar un modelo de individuo que pacte mejor que otros ea tensin entre o piblico y lo privado, porque sabe que la parte mis costosa de lo privado, que sera la suisién a la gran Tey de lo pii- blico, es l tnica forma de desarollarestructuas estables, que ga ranticen una forma de bienestar que el individuo como tal no po~ dxfa nunca adquirir, Es decir, el concepto dela relacién entre pibli- co y privado es la famosa ética protestante, el esprit mismo del ca- pitalismo, que supone el emerger de una mueva forma de personali- dad, cuyos intereses reconoce s6lo en términos que puedan ser uni verslizads, que puedan ser para todos. Se tata de crear una gran. polis. A fin de cuentas, I filosofia, desde la Carta VII de Pltén, a Jo que aspira es a salvar a polis. Lo que no sabemos es en qué con siste slvata, Dentro de todo este enredo, a lo que estamos remi- tiéndonos es a la puesta en marcha de un modelo de organizacién social, econémica, etc. Ja gran forma capitalist, fuera de la cual no hay salvacién-, que hace que el individuo se sienta subsumido en , hasta tal punto que no le cabe ni siquiera la posibildad de pensar aque exista una forma paraela, La fancién dela critica estaria plante- ada en dos extremos. Uno, el reformismo, que aspira a una modifi- 48 cacién ~a una opinién piblica progresia, por ejemplo que, como velamos, subsume la Iigica del sistema y puede quedar perfects- mente fagocitada por él. Sigo insstiendo en que es absolutamente necesrio ir construyendo una reflexion radical, no reformista, que plantee la construccién misma del modelo cultural. Si esa critica no surge desde dentro, creo que no surge de ningin sitio, porque aho- 2 no tenemos ningin otro lugar, una vez borrado el aura de ese socialsmo que, a pesar de todos sus limits, seguiateniendo, como Tos dadasas decian, eel corazén en la iquierdar ~Resumiendo lo que hemos dicho hasta chora, esa reflexion radicel sera el nico camino hacia un cambio de modelo cultu- ‘a. “Hay quien dice: «Esperemos. Seremos testigos de su caida. Yo, desde Iuego, no soy partidario de las grandes esperas. Pero tampoco sé de qué forma reinvgntar a izquie 0 M; rramao todavia plantea a necesichd intasd hae Ia instituciones politica, simplemente para que el grado de abstrac- cién no sea tan alto, Pero éa es, } mi juicio, una salida terapé ca. Hay que lanzar otro diseusofrimedio plazo, otto expec cxestones, oto atc de trabao cic, on de fo PARRA son absolutamente propaganda? J aw meaaey nomicismo como argumento de ~Una idea que planea sobre £0 puede lucha hacia oto lugares? ¢Postemos ese poder hacia sectores, por ejemplo culturales? El arte ha tr do ante esa hipétesis, pero zpodtan detentaiio Tos sabios, sie que reciente existioran tos Sables? {Cobria esa posiblidad? Lo veo absolutamente una utopia, El poder se construye s0- bre la propia forma de organizacién de lo social, de lo econdmi- 0, de lo militar, de lo politico, Una de as estrategia de la lncha, en st momento, fie golpear en los grandes nudos de esa hipéstasis que se lama poder. Foucault decia gue hay que plantear otra es trategia contra las formas de Ia violencia de la sumisién, de la es- tupidez, de la ignorancia, La usurpacién del poder es imposible, porque el poder desarrolla no solamente el ritual de la posesién, sino, al mismo tiempo, el ritual de la exclusién. No tienes nada ue hacer si no te identiticas. Te exilias, te vas a desierto, pero por tu cuenta, Y entonces, no cuentes ningtin reito, por favor, no te constituyas en edifcante... Ahora bien, cual es muestra de- fensa? Lo que estamos invocando, en itima instancia, es lo de neca: sYa que vivimos, vivamos dignamentes Se trata de algo pa- ra consolarse en términos de minimos. Pero yo no negociaré nunca mi dignidad, y sé que no puedo aceptar que a otro se la nieguen. Dentro de lo social, de la experiencia de un nosotros, de tana comunidad, debe existir esa capacidad de dar voz a una con- ciencia, El asunto sigue siendo siempre el mismo: «{Cémo?e In- cluso los modelos clésicos ~por ejemplo, lo que tradicionalmente se ha llamado un partido de igquierda~ tenemos que ponetlos ré- \ Ses a pidamente entre paréntesis. Pero en ningin caso se debe poner entre paréntesis el riesgo de pensar otras formas de representaién, de lucha, aun sabiendo que el poder “René Girard lo ha dicho- es siempre un efecto simbélico, un acto de reconocimiento de tuna necesidad, mucho mis que el control del ejécito, las buenas relaciones con los sistemas financiers 0 el tener ls legitimidades institucionalesservidas. La vieja tradicign anarquistaintent6 siem~ pre volver al experimento de la comunidad. Pero el anarquismo se planted como una critica de la cultura, y no como una critica del poder. Regresamos siempre al mismo argumento, =ZEs el concepto de poder, entonces, lo que impide una vi- sn cultural nueva? 2Cémo'podtiamos legar a una ‘que contemple las miifiples|cimensiones det e tta.patronal y ohreros? iFeplante mas de la ler sifsomos-e-16-optimistasreslecto a viabilidad de estas S6tmas, Ell imsmo-cae-efTsingerfuidad dd—— Say Soe eet oo into de (Vista lsis social, no Id vec Pia, que pantean cx pili, ino, dee or dea oping pbk smentos mismos de la ant Importegia un fe gun aera ee {4Mundio.o un lanza sir pequerio. deste luol nd Be debe a que nos haya Hoy, —— ‘seael grado“deoptimismo 0 pesimismo, no es que no haya aecqativ-en ris fies, — no que resulta dificil dar cuenta, ni sighiera-por wia.de observa- cién, de estructuras paralelas cuyo alcance podria lleva :mds, Estin de por medio inicativas como las que surgen aqui, Este mismo proyecto de EL EUROPEO puede entenderse co- mo la vor de quienes se sitéan en un afvera, no integrados, pero tampoco apocalipticos. Dejemos el trabajo del apocalipss para ‘otros. El trabajo que hay que hacer es establecer otras formas de critica, no como discurso dela cultura sino como forma de vida YY no podrlamos dar cuenta de determinadas pulsiones si no rei Vindicframos una de las partes més vivas, esa parte que todavia tenemos de cultura romdntica, Quizé el punto mis dificil sea el de saber emo negociamos esa parte de romanticismo que nos queda, 2Lo echamos por la ventana, o lo sentamos de nuevo a la mesa y le damos vor a toda costa? Precisamente, siempre se pee- senté el romanticismo como una conciencia del limite, y como la necesidad de ir més alli de ese limite. Aqui si estaria defen diendo un papel que, indiscutiblemente, no hay que negatle al ante. Yo no comparto toda esa literatura sobre la muerte del ar- te, Hay una fncién que el arte sigue teniendo, y es la capacidad de representar una parte de la experiencia que no dispone toda~ via de un discurso propio. Esa parte aparece en el discurso ale- gitico del arte comtemporéneo, en esa especie de quiebra, de pliegue, de transparencia y oscuridad, de enftiamiento concep- tual, de regstros linglisticos con los que el arte se expres... A mi me gustatia entrar en los elementos que podrian establecer tun nuevo programa crtico, que plantease en su globalidad la 16- gica de l cultura, Aunque nos ha condicionado muckisimo que hubiera, durante el dltimo periodo, todo un proceso regide por Ja necesidad de una cierta homologacién internacional de la cul- tura espattola dia que hoy estamos mejor que en otros sitios tenemos una cierta sensbiidad, una cierta forma de pensar; bus- camos, aungue quizé no encontramos... ¥ mis que definislos a priori, esos elementos deberfan plantearse como una especie de experimento. Me parece que un instrumento ligado 2 las con versaciones, a los encuentros -nada formalizado-, puede dar iucho de s Hace unos dfs, cuando te avanzébamos Ia idea de tasla- dar todo este campo de tensiones'a la Espafa de los aos no- vento, comentabos que a historia de Espafe era a historia de un wor. :Podtias extendere sobre este particular? Al hablar de la historia de Espafia como la historia de un gran error, lo hacia retomando una hipétesis de Américo Castro que cada dia me interesa més, y que tendrla un efecto de boomerang, capaz de plantearnos ciertas cuestiones actua- les. Aunque a posteriori nada es salvable, Io cierto es que nunca sabremos qué pudo de dar de sila Espaia de finales del siglo XV y principios del XVI, porque quedé orientada hacia lun proyecto que en ningin caso era un proyecto nacional. Todo el imaginario espaol, que constituia un verdadero ‘magma, fue inmediatamente catapultado hacia la gran idea del imperio, que tenia, a su vez, un paralelo exético, que era cl mundo de América. A patti de ahi, se establecen los dos polos entre los cuales Espafia nunca logré encontrar su cen tro, Todo lo que seria la verdadera conquista -el disponer de un buen imaginario~ termina por ser reducido a un principio de realidad falaz, que es la conquista de Flandes, la adminis- tracién de Buropa, y que se ve posteriormente reforzado por arguments ortodoxos, contrarreformistas, que impiden que surja el sujeto moderno ~y lo visten de militar y de fraile-, cuando podrfamos haber sido ilustrados avant la lettre. Ese mundo quedé absolutamente frustrado, y ademas nos lewd a tano de los caminos mis tristes que hayamos podido transita, A partir de entonces, ya legamos tarde a todo, Sin embargo, LEUROPEO en este momento, lo que podemos decir es que la cultura es- pafiola del siglo XVII practica, a pesar de todo, una moderni~ dad avant [a lettre, en el sentido de instituise en un escepticis- mo -n claro escepticismo-, que ha generado después toda la matriz de muestra concepcién del mundo, No hemos sido ro- anticos, sino fundamentalmente barrocos. Somos una cultu~ ra de formas, Hemos dado siempre esa ilusién de las formas, sabiendo que ninguna de ellas era la forma, Ese escepticismo nos ha curado de ciertas ortodoxias, de ciertos voluntarismos cextremos, de cierto patriotismo initil, y nos ha ahorrado mu- chos caminos, “En los cfos ochenta ~después de habetlo rechazado durante fanio tiempo-, es decir, tarde, como siempre, se produce en Et pata una conversién ala idea del dinero. ¥ ahora, en el momen- {o en que esos volores dectinan, en el momento de la gran ess {del sislema econémico, es cuando lo hemos aceptado masiva- "mente, Nos toca volver a vivitlo todo répidamente, ser conversos Y descteidos en cinco minutos, =Quizi la historia de los ochenta resulte ya una historia muy Iejana. Nos damos cuenta de que pas6 hace mucho tiem- po, Lo que caracterizaria tal vex nuestro momento es un giro ético de la cultura en general, que clausura definitivamente tuna adolescencia forzada, en la que se refugié mucha gente durante los ochenta. Este giro invoca, contra aquella fascina- cin, contra el lugar sin sentido de los rituales de un indivi- daalismo feroz, no s6lo una ética de la responsabilidad, sino también eso que se podria llamar una concencia de lo ott, En Jos ochenta, ha habido grandes ideélogos de la cultura del es- ppecticulo, grandes idedlogos del optimismo. Se quiso creer ue aquello era una especie de gran momento. Hoy, todos sabe~ mos que no fue un gran momento. Y, sin embargo, tampoco tenemos ficil disponer de pardmetros, de referentes crticos, con los cuales pensar la situacién actual y establecer un didlo- go. La creacién de estos instrumentos surgiria, una vez mis, de los procesos de comunicacién entre la gente, en paralelo a Jo que pueden ser las formas ya institucionalizadas o incluso Jos partidos politicos. Debe haber otta vida, otra emergencia, capaz de establecer foros, discusiones, conversaciones aqui 0 alli, que den cuenta de la metamorfosis de la mirada en este cambio de dé ra no ¢s otto que todo este reiterado argumento de que lo que std en juego no es una solucién técnica a los problemas de la inflacién, el gasto piblico o el déficit, sino, simplemente, el plantear la legitimidad de una forma de cultura, El verdadero problema de todo el pensamiento radical es Hegar a plantear, no una alternativa politica, sino una alternativa cultural. No tenemos que imitar nada, no tenemos que regresar a ningiin lugar. Tenemos que soportar el hecho de ser, simplemente, contemporincos. Y contemporineo es soportar. Soportar el ‘meridiano en el que ests... A mi me gusta contraponer dos fi- gguras de la literatura alemana del siglo XX: Thomas Mann y Musil. A Mann, siempre lo represento con un prismitico, ob- servando la decadencia, sea la de un balneario o la de un mii- sico, No ereo que tenga ningin interés volver a comprarnos ila. Y, definitivamente, el punto tiltimo de mi- 50. prismaiticos. Mis bien es Musil el que. contra ef prismitico 0 el sismé= usa un agudisimo y sensible sismégrato. Yo ps graf, que me permite reyistrar cualquier equeda oseilacién, ten ese metidiano. “Frente alo que me temo que ve a ser la voluntad de los Esta dos ~Gnimo sincrético, ecrtico, sstematico-, un estado perme: rnente de crisis y de interpretacién, -¥ en términos de lo que ate Hhma, inctuso, una tia de a iaterpretacé. Una cosa es el registra del simdgrafo musi Fiano, y otro el asunto de su interpretacién, Peto ya no vamos pretat en fio. coma ana especie de analizador de los elementos seménticos, sino gue vamos a interpret fe, porque quien interpreta es un sujevo. Y un si forma parte su memoria, que se apropia de todo lo que ha eticamen= del que acontecido: los grandes abandonos, los grandes stefios, aquello que hemos amado tanto. El registro personal es va, inesorable- ‘mente, nuestro lugar. Interpretamos desde la memoria, quia sabjendo que la felicidad no es posible. :Es que podemos apos- tar todavia por la naturaleza del hombre que nunca ier Qué no reivindicamos ciertos suefios? El concepto ti w de humanidad que planteibamos antes fue. 4 tin de cuenus, el contenido de un gran suefo, ¥ legé a ser incluso tn gran pro- grama moral ~2@us tipo de contradicciones personales te plantea el hecho de elaborar un discutso en términos radicales y, al ‘mismo tiempo, jugar e! pepel de un gtan promecionador cul: ture? No soy un gran promotor cultural, ni tengo interés en ser- lo, Yo me reconozco tin tipo de a pie y un tipo nina. st que- ris, No tengo pretensiones de ningiin tipo de poder. Los ro- ‘manticos hacian sus pactos de sangre mediante una especie de Prontuatio moral al que nunca se debia renumnciar. Quizi las com sas que hago ~por defenderme un poco no las entiendo como asuntos estiipidos, sino que intento orientarlas en una direcciéin ala que esta conversacién se ha ido refiriendo: establecer cieras lecturas de la situacién de Ja cultura contemporinea. ¥ sobte ells articular una especie de discuso, de forma que quienes participamos podamos llegar después a una detenninada puesta en comin, Yo no soy optimist respecto al momento actual pero. aungue sea una pretensién, siempre me detino un poco a lo Sanrayana~ como exprice apisonade. Sigo pensando lo que Benjamin dice: +Mientas haya un mendigo, babra mitoe.. Se trata de establecer una especie de tens frente alo real. no un pensamiento que se identifique con lo real @ que sea su huell Hay gue pensar cont la realidad. Y pensar contra lo real es simplemente, apoderarse otra vez de esa memoria construida so- bre la m Fiencia de grandes sacificios. de grandes abandonos. No pode- co podemos ginario en el que queda convocada toda got parte de la experiencia. que a veces es na expe mos nunca inventarnos el punto cero. pero ta remunciar al ponto in nuestra historia, Pienso que hay que pasar a desareollar formas de organizacién sin ningin estereotipo preestablecido. Hay’ que favorecer formas de encuentro, ¥ no solame Ya veremos Jo que pasa,

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