pero mi corazn reverencia tus palabras. 162 Yo me siento feliz con tu promesa, como quien se encuentra un gran tesoro. 163 Odio la mentira, no la soporto; pero amo tu enseanza. 164 A todas horas te alabo por tus justos decretos. 165 Los que aman tu enseanza gozan de mucha paz y nada los hace caer. 166 Seor, espero que me salves, pues he puesto en prctica tus mandamientos. 167 Yo obedezco tus mandatos y los amo de todo corazn. 168 Yo obedezco tus preceptos y mandatos; t conoces toda mi conducta!