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_evonelaysubjeividad | Sfeeeerteee eateieerseeret dhonuo Alvarez Uiio! > : pranus Aivarer init: Lareciente pishliea de Albert Camus, El primer hombre, obra de jundo cuando, el 4 de enero de 1960, sufris el (errible accidente de automsvil que le cansé Ia mucrte, ptoporciona ricos elementos de reflexién subre las funciones suciales. de ba ese Je algunas posibles ailternativas, alos mecanismos escolires de relegaciin de los estudiantes procedentes de las elases tr bajadoras,y también materiales para com prender el importante papel delas interrelaciones steutes entre familia'y Sreuela en of proceso mismo de subjetivncion, cid de ta novela postu ter autubiogrsfico en la que estaba tr: ca ‘Soclologia de ta Educaciin ha trabajos de algunos socidlogos erf- tices de la educacién han puesto de manifies- ue to que Ja homologta estructural existente en- cul escolar y te solu de. tas fa aa eo lias de clase media refuerza las posibitidases sR HON de éxito acadéimico.de_los.niftos.pertenecien- penatizar y a exch de las clases tral parle, gue CASO ESCt niflos d¢ las el fis pobres. relativistas -en tanto que pedagogt tivas a las ensefianzas tradi aprender nada. tes a estos grupos sociales, mientras que, por cel conttacio, it distancia que separa fos vato- resy representaciones dominantes en los ccn- wos escolares de Ios codigos espectficos pro- pios de las culturas populares contribuye ir a los nifios procedentes ’ jadoras. Esto explicaria, en lar recaiga predomi- nanfemente y de forina unilateral sobre los Para contrarrestar este sesgo, algunos ‘equipos de renovactén pedagégica han trala- do de introducir en tas aulas tas culturas po- | bulates,-y proponen una ensefianza activa . ‘crealiva que haga més atractiva ja transi de_saberes. Sin embargo, y pese a st ioable intencién, en miltiples casos, Ia puesta en prictica de pedagogfas renovadoras o cionales-, lejos de resolver ef problem de la desigualdad esco- Jar, lo han agravado, ya que han terminado por , convertir amuchos centros publics en guet reercativos en los que se hace de todo para no Albert Camnus nacié en Argelia el 7 de noviembre de 1913. Su padre habla sido uno de los muchos colonos que se embarcaron, engatiados por ef Gobierno francés, en Pusea de E} Dorado. Alf couocis y se casé con una atrintonio. Al ato siguiente det nacimichto del pequefto Albert, su padre fue movilizado y murié en la Primera Guerra Mundial como consecuencia de las heridas que le causé en la cabeza Ja esquirla de un obiis. Su madre, inientras esperaba indtilmente el regreso,de su mi i ido, se instalé -en principio provisionalmente, pero en realidad de forma definitiva- con los dos niflos en Argel, en casa de su madre. Albert Cantus pras6 desde los 8 meses hasta Jos 17 afios en aquella casa del barrio obrero de Belcourt, en la que convivia con su madre, su hermano, su tio y su abuela Esta dltima gobemaba el hogar. 1 nfo sabia poco de su padre, tin hombre nacido en un orfelinato francés, cobreto en Saint Denis, soldado en Marruecos contra fos marroquics. De ¢t «solo subsistla un recuerdo impalpable como las cenizas de un ala de mariposa quemada en el incendio de un bosque». Allbert Camus crecié en el seno de una familia «desnuda como ta muerten, en «donde no se leta ni escribfan. ‘Su abuela espaiiola habla dominado mas que nadie su infancian. Son numerosas en el libro las referencias a «la pobreza, ta invalidez, la estrechez: elemental en que viva toda su familia, Sin quererlo -escribe-, se hacian dafio ‘unos a otros, simplemente porque eran, cada uno para el otro, los representantes de la indigencia menesterosa y cruel en que vivian». Es como si la cegadora Juz blanca del sol argelino, el polvo gris y las montaflas azules que rodeaban aque! barrio pobre, olvidado de la civilizacién, confiriesen un sentido de irrealidad a una familia instala~ daen una «memoria en sombras, La memoria de los pobres esti menos alimentada que la de los.ricos, tiene menos puntos de referencia en cl espacio, puesto que rara ver. dcjan el lugar donde viven, y también menos puntos de referencia enel tiempo, ipmersos en una vida uniformg y gris. Liguen, claro est, fa memoria del corazén, que es la mdg.segura, dicen, pero el corazén se gusta con la pena y el trabajo, olvida mAs répido bajo el peso de Ja fatiga. E? ticaipo perdido s6to lo recuperan los ricos, Para los pobres, el tiempo s6lo marca los vagos rastros del camino dela muerte, Y ademnés, para poder soportar, no hay que recordar demasiado, hay que estar pegado a los dias, hora (tas horn, wk (en pobceza pe eerie sonata de preda sobreel presente, cubreeonmieblrelyasadory obliga a igvorar " futuro, crea por tanto éspacio"y um tiempo en el que yaino bay cabida-pare-Inhisto «Muttitudes enteras habfan llegado alli durante mis de un siglo, lmbian tabrado ta tierra, abierto surcas cada ver mas profundos en ciertos lugares, en olros cada ver. mas irregutares, hasta que una tierra ligera los recubriay fa regibn volvin a la vegetacién salvaje, y procreaban y desaparectan. Y ast sus hijos. Y los hijas y fos nietos de aquellos se encontraron en esa tierra como se encontraba él, sin pasado, sin moral, sin leccion, sin reigién, pero contento de estar y deestar en fa fuz, angustiades fegni¢ a fa noche y a In muerte. Todas aquellas genernciones, todos aquetlos hombres venidos de tantos paises diferentes, bajo ese ciclo admirable donde subia ya el anuncio del creprisculo, habtan desape- recido sin dejar huellag, encerrados en s! mismos. Un inmenso olvido se extendla sobre ellos, y en verdad, eso era lo que dispensaba.esa tierra, eso que bajaba del cielo junto con la noche sobre tres hombres que regresaban a laaldea con 1 alma acongojada por la cercania de la oscuridad, lonos de esa avgustia que se apodera de todos los hombres de Afvica cuando la noche cae répida sobre el mar, las montafias atormentadas y las altas mesetas, la misma angustia sageada que en los flancos de Delfos, donde la noche produce el mismo efecto y hace surgi emplos y altares. 5 ‘embargo, en fa tierra de Africa, fos templos son destruidos y no queda nis que ese peso insoportable y dulce en ef corazén. {Si, que nivertos estabanl jCémo segeian murienxdol Silenciosos y apartados de todo, como nnuriera su padre ~ en una incomprensibie tragedia, Yejok de su patria carnal, después dle una vida enteramente involuntaria, desde ef orfanate hasta el hospitat, pasando por el casamiento inevitable, una vida que se habia construido a st alrededor. a pesar suyo, hasta que [a guerra fo maté y lo entertd, en adelante y para siempre desconocido para su familia y para sw . hijo, devuelto él también al vasto olvide que era fa patria definitiva de los hombres de su raza, el lugar Final de an vvida que habia empezado sin raices. {Y tantos informnes en las bibliotecas de la época sobre la manera de empleazen la colonizacién de ese pais a los nifios abandonados! Sf, aqui todos eran niftos abandonados y perdidos que edifietitan cludades fugaces para morir definitivamente en s{ mismos y en los demds. Es como si fa historia de fos hombres, esa historia que habia avanzado constaniemente en una de sus Gerras mis viejas dejando en ella tan pocas hucllas, se evaporase bajo el so! incesante junto con el reeuerdo de los que la hablan hecho, limitada a crisis de violencia y asesinatos, llamaradas de odio, torrentes de sangre que répidamente erectan, ripidamente se secaban como fos oneds del pais. Ahora fa noche subia del suelo misino y empezaba a anegarlo todo, muerlos y vivos, bajo el maravilloso cielo siempre presente. No, nuuca conaceria a su padre, que seguirla durmiendo alli, ef rostro perdido para siempre ex la Us. uernisterio era el de la pobreza que hace de los hombres seres sin nombre y sin pasado, que los devuelve at {ropel de fos muertos andnimnos que han construide el mundo, desapareciendo para siempre.» Albert Camus, con una lucider.fulgurante, desentierra sus prapias raices, y al hacerto, hace visible las regio- nes invisibles sobre las que se construye la historia, Las bases de la historia son innombrables, se encuentran, recubiertas por el polvo de Los archivos y las bibliotecas o bajo los eédigos cifrados de los recuentos demograticos, en confines inaccesibles a la escritura; se encuentran en la lucha misma por la supecvivencia que desarrollan unos seres sin nombre que se atrastran por fa terra para confundirse con fa naturaleza y el destino hasta quedar defi tivamente sumides en el olvido, La historia se construye, se tejc y se desteje, sobre un fondo de olvido. ¥ es la conciencia de esta injusticia histérica fa que obliga a Camus aescribir y lo convierte en un resistente, en un escritor alaveztebelde y y compromelide qu "que lucha denodadamente ent Ia fidelidad a sus raices y la necesidad de alcjarse en solitario de ellas porque su causa es tunbién un compromiso ittenunciable con fa literatura, El primer hombre es, uu libro de indagacién personal sobre el sentido de la existencia, en ef que el pequetio Jacques (que no es sino el propio Albert Camus) pasa de una familia analfabeta al descubrimicnto del mundo de la cultura culta. LLsistcma _escolat, que suele anudar origenes familiares y destinos profesionales, no ha desempefiado en esta ocasi6n una, funcién reproductora, sino mids bien todo lo contiario. No es extrafio, por tanto, que la escuela represente en Ia vida y en la obra de Albert Camus un papel central. HI problema estriba en e6mo asumir la pasién solitaria de escribir sin senunciae a las ralces familiares, sin abdicar de la clase social de origen. Quien no haya leido esta apasionante historia de vida del escritor argelino pensaré quizés en una infancia triste y atormentada, Nada mas lejos de Ia realidad. Sin necesidad de leer a Oscar Lewis, avanza de hecho fa idea de que gxistévina cultura de la pobreza'que no, pucde ser definids exclusivamente.en.ténminos de déficit ni de caret, sino gue implica un sistem diferente de vive y de pens, As, esribe en los Carnet, ent 1950: ' ~ —aduntd a ellos, no he sentido la pobreza. ni.Ia.nesesidad, vi fa humillacién. gor qué no. dgsislo? todavia siento, mi nobleza. Ante mi madre, siento que pertenezco a una raza noble: la que no Gavidia na En toro a.esas casas que olian a especias, y a austeridad impuesta, burbujea de hecho una.sociailidad densa, Ilena de relaciones y de.afeetas, que hacen brotar los recuerdos como de tn manantial. La calle y una aimplia gama de juegos infantiles en pandilla se mezclan en la memoria con fas odiosas siestas impuestas por Ia abuela, las salidas de caza con el tio y el perro Brilliant, las visitas al taller en donde su tho trabajaba en Ia fabrica- cidn de toneles, los baftos en el mar, las sesiones de cine mudo y fas comidas festivas. Hay en esa infancia eces de fa novela picaresca del Siglo de Oro espaftol, en donde no falta la fascinacién por ta calle y multiples andanzas ‘capturando gatos o liberando perros. Un intenso mundo de sentimientos y sensaciones vertebran una infancia esencialmente feliz, organizada en togno’a una familia mediterranea de escasos medios pero orgullosa de la auste- ridad y la sobtiedad, «ficles a la camisa blanca y los pliegues del pantalén». 1 A ESCUELA, UN NUEVO MUNDO J Para los nittos de las clases medias, existe una continuidad entre familia y escucla. Para el pequetio Camus, Inescucla era un espacio oparic, un cecinto.que-abria la pueria a lo desconocido, a un nuevo mundo que se hebia, mantenido ignorado hasla entonces, tanto para él como para su Funilia. Al respecto, escribe: No, la escuela no séio les offSefa una evasion de la vida de familia, En fa clase del sefior Bernard por Io iil ta ‘escuela alimentaba en ellos un hambre més esenciai para el nifio que para el hombre, que ¢s el hambre.ce descubrie, En Ias otras clases les ensefaban sin duda muchas cosas, pero un poco coino se ecba a un ganso. Les presentaban un ‘cagarlo, Bn Ia clase del seflor Germain, sentlan por primera vez aba dignos de descubrir ¢} mundo.» alimento ya preparado rogéndoles que tuvieran a que existian y quo eran objeto de fa mas alla consideraci 15 que el maestro comunic2 so. ¢ la clase «con ef dcfinida. Li profesional traisittite Conocimientos Binalgamadiosy sériados, mcr bre todo una implicacién en la biisqueda de fa verdad. Camus lo aclara seitor Bernard era siempre interesante por la sencilla razén de que él emaba apasionadamente su trabajos. cambio de nombre de! maestro en ef manuscrito resulta interesante, pues el narrador parece resistirse a llamar ast: maestro con el nombre de ficcién que é! mismo le ha asignado: se le escapa el nombre real de Germain, como si al imponerle un nombre ficticio incurrigs¢, en cicrto modo, en una traicion. Una escuela pobre, situada et_un barrie_pabre y a fa que acudian tos hiios de Jos pabres, contaba con 1m maestro capaz de estimular ef hambre de descubrir. Camus era perfectamente consciente de que, tras su pase por la escuela, ya nada volveria a ser igual, El sefior Germain «lo habia echado al mundo, asumiendo sélo la respensa- bilidad de desarraigarlo para que pudiera hacer descubrimicntos todavia mas importantes». Noexiste ninguna férmula mégica para contagiar fa pasién por el conocimiento, si se exceptia que no podrs transmitirla quien no se sienta a si mismo con capacidad para la sorpresa y el descubrimiento de lo desconocido. Lit transmisién de la fascinacién por Ja verdad no tiene tanto que ver con el saber, cuanto con la conctencia de In ignorancia y el deseo de salir de ella, Se requicre tanbién un saber hacer, ¢s decir, estimular y eaplar la alencién Enla clase del profesor Germain «s6fo fas moscas, cuando habia tormenta, perturbaban a veces fa alencién de fon nifios. Capturadas, aterrizaban en los tinteros, donde empezaban a morirse horriblemente ahogadas én cl fange violeta que Ilenaba tos pequefios recipientes de poresiana de tronco cénico encajados en los agujeros del pupitre Pero el método del seitor Bernard, que consistia cn ng aflojar en materia de conducta y por el contrario en dara st ensefianza.un_tono vivo y diverligo, triunfaba incluso Sobre fas moscas. Siempre sabia sacar def armatio, en ¢! ‘momento apoftuno, los tesoros de Ia coleccién de minerales, el herbario, tas mariposas y los insectos diseencdas. los, mapas 0... -en el manuserito los puntos suspensives nos dejan sin conocer el resto de las actividades eseolares. qué Camus nojhécesita ni tan siquiera consignar porque se mantionen frescas en Ia memoria- que despertaban 4 ‘sterés languideciente de sus alumnos. ral sinico.cn Ja.cscucla que habia conseguido una linterna magica y dot “yéces por mes hacia proyecciones sobre temas de historia natural o de geografia[...J Los manuales eran sieipri tos que se empleabon en Ia. mietrdpoli. Y aquellos nitlos que séto congcfan el siroco, el polvo, los chaparrones prodigiosos y_breves, la arena de las playas y el mar Ilameante bajo el sol, leian.aplicadamente, marcande for puntos y las comas, unos relatos para ellos miticos cw los que unos nifios con gorro y bufanda de lana, calzadoscor niccos, volvian @ exsa con un frio glacial arrastrande haces de lefia por caminos cubiertas de nieve hasta que] divisaban ef tejado nevado de fa casa, y el humo de fa chimenea fes hacfa saber que Ia sopa de guisantes se coci enel fuego. Para Jacques esos relatos eran fa encarnacién del exotismo. Soflaba con ellos, lenaba sus ejercicios d redacci6n con las descripciones de un mondo que no habfa visto nunca, ¢ interrogaba incesantemente a su abuclo sobre una nevada que habla caido dutarte una hora, veinte affos atras, en Ja regidn de Argel_Parm él esos relatos formaban parte de 1a poderosa poesia de Ja escuefa, alimentada también por el olor del bamiz de las reglas y fos lapiceros, por el sabor delicioso de la cortea de su cartera que mordisqueaba interminablemente, aplicandose con 0 a sus deberes, por el alor amargo y Aspero de la tinta violeta, sobre todo cuando le tocaba el turna de Henar fos tinteros con una enorme boteila oscura en cuyo tapén se hundia un tubo acodado de vidrio (...». A fuerza de dofinir alos pobres cn ténninos de privaci6n y de todo un sinnimero de carencias, se les niega lev necho el derecho a sus recuerdos y vivencias. Pero la teactualizacion de las experiencias vividas, a pesar del manido ejemplo de Ins magdslenas proystianas, no es un recurso exclusivo de las clases distinguidas. Aunque parezca imposible, la memoria de los pobres también procede por asociacién. En todo easo, esa indescriptible excitacién que despierta en los nifios el conocimiento de lo distante, lo distinto, 1o desconocido, pone en cuestictt la tan socortida diddctica de la pedagogia de lo concreto, el encarnizamiento en el aburrido entorno, el Idcalisieo y #5 el pintoresquismo; en fin, esa pedagogia de campanario a fa que son tan dados los gobiernos auténomios y también *% algunos profesores que, en nombre de las esencias patrias o de los valores elernos, recurren a un populismo empobrecedor con el que se auloprncuran un mercado cerrado en el que se manejan puestos, presupuestcs y prebendas al socaire de la renovacién pedagégica. Aibert Camus no puede ser nas explicito: pobreza y la ignorancia volvian la vida mas dura, mas dncolad, mids encerrada en si misma; la miseria es un fortaleza sin puente levadizo.» Lalechura.cn voz alta, durante'la ‘clase, de libres.ce.aventuras.que.narraban aconteciimientos ocurrides en ticrras lejanas y desconocidas, gstimuulaba Ja imaginacién, ya que éstos «abrian todavia més las puertas al exotis- soy. El cordial maestro republicano, distante y cercano a la ve7, «avo se dedicaba solamente a ensefiarles lo que le pagaban para que ensefiara: Ios acogia con simplicidad en su vida personal, layi los contandoles su infancia y la historia de otros nifios que habfa conocido, les exponta sus propios puntos de vista, no sus ideas, pues siendo, por ejemplo, anticlerical, como muchos de sus colegas, nunca decfa en clase una sola palabra contra la} religién ni contra nada de lo que podia ser objeto de una eleceién 0 de una conviccién [..}». No se puede encontrar una mejor definicion de lo que Max Weber definis como una teorfa libre de valores. Frentealestatuto de minora asignadaa los alunmos y en virlud del cual éstos dejan de ser considerados interlocutores validos «dignos de descubrie ef mundo» Es decir, dejan de ser valorados como seres humanos en proceso cle conquista de la autonomia para fa que necesitan ser apoyados-, se las contempla como seres pasives que tinnica- mente tienen el derecho y el deber de ser adoctrinados. La demagogia pedaydgica se sitéa, por tanto, en Jas antipodas det espiritu critico. Precisamente en oposicidn a esas lecturas y a una ensefianza liberadora, Camus nos presenta la ensefianza del catccismo de Ia que sc cncaigaba el segundo cura de Ia parraquia, un personaje que describé con los sombrios caracteres que en el imaginario popular se asignan a los funcionarios de pompas fine- bres (xalto y hasta interminable en su larga sotana negra, seco, la nariz.como pico de Aguila, y las mejillas hundi- casi). En este easo, el método de epséilanca era la memoria, una memoria absurdamente ejercitada en repetir imperturbableniente unas palabras enigrivticas «sin comprenderlas:jamas», ‘Tanto et 44 escuela como en la catequesis, cl recurso a los castigos fisicos estaba entonces a la orden del dia. "maestro ulilizaba «el piruli (una gruesa y corta regla de madera roja, manchada de tinta)», mientras que el cura, “Wis drastico, recurtia dicectamente a los bofetones. Camus recordaba inuy bien aquella «soberana bofetadan que le propiné el cura con su «larga mano huesuda, 1.2 parce derecha de la cara le ardia, tenta sabor de sangre en fa boca. Con la punta de Ia lengua descubrié que por dentro la mejilla se habla abierto y sangraba. Se (ragé Ja sangre». Elcura habla cometido un error y creyendo ahacer respetar el caricter sagrado de que estaba investidon hizo del niflo, sin pretenderlo, un catélico no practicante, como se definié a sf mismo en el Liceo. En todo caso, aguanté el ‘castigo estoicamente, sin soltar una ISgrima, y la rabia contenida se convirtié en una resolucién moral: «[..] durante toda su vida sélo la bondad y el amor fo hicieron Hlorar, numea el mal o Ia persecucién, que fortale- cian, por el contiario, su alma y su dectsién.» Entre el Albert Camus famoso y reconocido de LI primer hombre (una inacabada obra de madurez-eserita tras recibir el Premio Nobel en 1957), y el pequefio Albert que va a le escuela, hay sin duda una large distan pero en el gozne existente entre el intelectual afamado y el niffo fascinado por la nieve se encuentra Ia escucla y, ran ella, ef sefior Germain, su niaegiro y amigo. Ast, escribe en noviembre de 1957 al sefior Germain, tras ha ‘wattrega del Nobel: He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia pensé primero ‘en mi madre y después en usted. Sin usted, sin Ia mang.afectvosa que teudid al niiia pobre. qus.cra vo, sins syeetanza ¥y su.siemplo.no lubiese sucediia nada.de todo esto, No es que dé demasiada importaneis a un honor de edi ie. Pero oftece por lo menos la oportunidad de decirle fo que usted lin sido y sigue siendo para mf, y de corrobotaié que sus esfuerzos, su trabajo y el corazsin genteroso que usted puso en ello contindan siempre vivas en uno de sus peque- flos escolares, que, pese a los affos, no ha dejado de ser su alumno agradecido.» La carta ha sido incorporada en anexo al texto novelado, lo que facilita en el lector fa eficacia del efecto de realidad de la narracion. esetiela, Se telata cntonces la visita del miacsivo a la familia del joven Jacques para convencer ala abuela de que el 10 debia preseniarse al examen selectivo que daba entrada al Liceo. De nuevo nos encontramios al maestra fa mafiana del examen ante la puerta del Liceo atin cerrada, rodeado de sus cuatro alumnos un poco asustados. Se habla vestido, como to requeria la ocasi6n, con su sombrero de aln vuelta y las polainas. Una escritura plistica nos fo muestra con dos cucuruchos de erttasanes en as manos para dar énimos a sus disefpulos, junto con las recomen- daciones previas al examen: «No os pongdis nerviosos -tepetia cl miaestco-. Leed bien el enunciado del problema yeel tema de la redaccidn. Leedios varias veces. ienéis tiempo. Y prosigue Camus, como si escribiese al hilo de unos recuerdos atin muy vivos, imborrables, porque en ese tito de paso se estaba jugando a una carta su propio destino: . «Si, los leerfan varias veecs, obedecertan al maestro, que lo sabfa todo y a cuyo lado Ia vida no offecia obstéeulos, ‘astaba con dejarse gular por él.» La entrada en e! Liceo significaba, sin cmbargo, el adiés al barrio y a la escuela, Ia despedida del macstro y del amigo, el alejamiento del mundo protector dc la fuunilia, Efectivamente, el éxito escolar significaba un punto de ng retorno: af..J con ese éxito acababa deser arrarcado del mundo inocente y célido de los pobres, mundo encerrado en si mismo como una isla en la sociedad, pero en el que Ia miserin hace las veces de familia y de sotidaridad, para ser aurojade a un mundo desconocide que no era el suyo, donde no podia creer gue fos maestros fueran mas sabios que aquel eux: ‘corazén lo sabia todo, y en adelante tendria que aprender, comprender sin ayuds, convertirse en hombre sin clauxiig dt inico hombre que lo hable eyudado, crecer y edvearse solo, al precio mas allo.» CAMINO DEL LICEO Los zapatos nuevos, la camisa ain'con apresto y la cattera con olor a hule cran indicadores inequivocos del Winsito a una situacién nueva, inédita, que marcaba una ruptura con Ja vida anterior. A partir de ahora, se instalaba Inescisin en su vida, una divisién entre dos mundos distintos, tan distintos como el dia y la noche. hasta que Jacques los Hlevara, libros, ni radio tampoco, donde sélo ‘sitar «En esa casa, donde no se conocian di habla objetos de ulilidad inmediats, donde sélo se recibia a ta familia y de la qu amiembros de la misina familia ignorante fo que Jacques Hlevaba del Liceo era inasimilable, y el silencio crecia entre suyos. En ef Liceo misino no pedia hablar de su farifia, de euya singularidad era_consciente sin poder expresarla, aunque hubiera triunfado sobreel pudor invencible que fe cerraba lo boca en fo que se referia a ese tema.» {a Familia esta mediado por In distancia que existe entre lo oral y to esctito, lo local y fo universal, lo dtil y to cramental, la inteligencia y los afectos, lo culto y lo popular. lisa ‘urStancia mental y social es también fisica, geogeifica, ya que el Licco esté situado en el otto extreme del arco de labahta de Argel, un camino que'el becario Albctt se vefa obligado a recorrer todos los dfas para ira las clases. La vergilenza que siente Jacques cuanclo su faraifia val Lito no es sino el reconocimiento de esa distancia. Tal es el tributo que exigen unas pedagogias leyitimistas marcadas por los valores burgueses para poder ascender en la carrera académica y adquirir asi una posicién. E1 desarraigo constituye un paso previo al reclasamiesité-en el = mundo del buen gusto y de la distinaién. Se diria que.el joven Jacques se encuentra shora por vez printera ett sa” de Ja familia al mundo y conocer la nieve, pero ef Liceo es iqueta a la que los pobres acuden con un vestido inapropiado. En un medio distante, distinto, distinguido-puesto que se t-ala de un medio selectivo-, los gestos, fas formas, las buenas mane- ras, los incontables signos que denotan una posicién de clase adquicren ahora, por vez primera, una importancia ular. El pequelio Camus no sélo ha de aprender nuevas lenguas como el latin, sino también el lenguaje impues-tor sinfhxis senciosa de los gestos. fo pobwe pueda a veces sentir vergitenza sin tener nada que envidiar?» «qCéme hacer entender que wi co practicante y patriota, y de una madre de Didier, un compaitero del Liceo -hijo de un oficial a ta vez.calé buena familia, elegante y aficionada a la mtisica-, representa bien a esa clase media ilustrada y bien educada, ‘orgullosa de su gencalogia, y que hala de! Liceo una segunda casa, «Didier sabia fo que era; fa familia, a teavés de sus generaciones, tenfa para é! una existencia fuerte, y en igual medide el pais donde habla nacido a través de su historia; él Hamaba a Juana de Arco por su nombre de pila, y para el bien y ef maf estaban tan definidos como st presente y su Futuro.» En cambio, el pequefio Albert «se sentia de. una especie diferente, sin pasado niliar, of desvén atestado de cartas y de folos». En su.casa_nv.babia.tampoco grandes estanterias.atestadas de libros. Quizis el tinico vestigio del pasado era Ja esquirla del obtis que matd a su padre, que permanecia guardada, como una reliquia casi olvidada, en e) armario, dctrés de las toallas, en una cajila de bizeochos con las postales que su padre habia enviado desde el frente. «EI hijo de tn familia, de la tradicién y de ta religion ejercia en Jacques ta misma seduecton que los aventureres atezados que vuelven de fos iiicos, gyardando un secreto extrao ¢ incomprensible, Ast dufante aflos la vida de Jacques estuvo dividids desigualmente entre dos vidas que no era capaz.de vineular entre st. Butante doce horas, al redoble del tambor, en una sociedad de niffos y de maestros, entre Ios juegos y cl estudio, Durpate dos o tres horas de vida divena, en la casa del viejo barrio, junto a su madre, con Ja que se encontrata ~ deverdad en el sueiio de los pobres. Aunque su vida pasnda fuese en realidad ese barrio, su vida presente, y mas ain su futuro, estaban en cl Liceo. De modo que el barrio, en cierto modo, se confindia a ta larga con la noche, com el dormir y con el sueito. [..J En todo exso, a adic en el Licco podia hablarle de su madre y de su fa su Loni Bachillerato, para la distribucton de premios.» jamas a.su sega. ¥ en cuanto a su madre y a su abucla, nimen iban al Lieeo, salvo una ver por a, El proceso de desclasamiento que iba operando el Licco se llevaba a cabo en detrimento de su propi ‘dentidad familiar. Sent{a vergtienza de gentic veratienza de su familia ante sus compafieros. Mientras que para los hijos de aquelta burguesfa colonial ef éxito escolar reforzaba su posicién en el interior de la familia en el caso de Jacques, ¢l éxito académico marcaba mayores distancias con su mundo familiar de origen. Camus lo expresa muy bien cuando describe el acto ritual de entrega de los diplomas, que sistemiticamente tenia lugar antes dle las vacaciones de verano. Ese dia se abria la puerta principal del Liceo que daba a una majestuosa escalinata repleta ‘le tiestos con flores, y acudian las familias con sus hijos para participar en el acto de Ja entrega de diplomas. tl ‘¢itual se iniciaba cuando una banda militar tocaba los acordes dc la Marsellesa, mientras avanzaban solemnes los profesores envucltos en sus birretes y togas. Los familiares de los estudiantes ocupaban el patio. Los suyos «nalu- ralmente habfan llegado con mucho adelanto, como siempre ocurre con los pobres que tienen poeas obligaciones sociales y placeres, y que temen no ser puntuales». Fue en el patio donde Jacques se dio cuenta de que «st abel era la tinica que Hevaba el paftuelo negro de las viejas espafiolas y se sintié incémodon. Albert Camus representa en el Liceala figuca deLbecatio, 2s docic la Siguraa a vez estereotipada y excep. cional de un estudiante singular carente de medios econmicosy del capital cultural heredado, considerado legiti- mo por Ia cultura académica. Si consigue oponerse a una especie de destino inexorable, silogra salvarse de! naufiagio escolar, ge supone quello se debe inicamentea sus esfuerzos, a una elevada inteligencia, y a una mayor fuerza de voluntad y constancia, El becario no cs sino la excepcién que confirma la regia, el reverso del enjambre de fracasados, en fin, una figura funcional a los valores meritocraticos, ya que si él es el principal responsable de sus éxitos eyita respoysabilizar al sistem® escolar de los fracasos. {sos se deben también Gnica y exclusiyamenfe fa. A nadie de podia hablarle deLLiceo. Ningin compaitero, ningimn profesor, durante todos fos aftos que fo separalvan del / estas falacias, ya que, si bien el becario es una excepcién, son juslamente las condiciones que han hecho posible esta excepcién Jas que pasticularmente nos interesan, puesto que, si consiguiésemios descorticorlas, quizis estarla- ‘mos en mejores condiciones de contribuir a frenar esa enorme matanza de los inocentes que alimenta sin cesar el flujo de poblaciones orientadas, en c} mejor de los casos, hacia los oficios menos valorados y peor remunerados de nuestras sociedades, ;Cudles son los'principates mecanismos en virtud de tos que determinados estudiantes que, en razin de su origen social y, correlativantente, de su capital cultural de origen, parectan destinados a ser exclui- des escolarmente logranrermontar invert tan siiestro destino? En el caso de Camus, la figura del maestro dj Primaria parece sin ninguna duda esencial, pero también deleratinados habitos adquiridos tempranamente de dis- n, mucho mejor que otros instrumentos’ cipling mental, ast como la atraccién fatal por unos saberes que permiten adentrarseen mundas desconncidos y fascinantes. «Una griografia imperturbable, seguridad en Ios céleulos, una, memoria cieveitada y sobre todo el respeto qu les habla sido inculcado por fos conocimientos de torla suerte fueron, sobre todo al comienzo de sus estudios, verdaderas cartas de triunfo para ellos.» Cuando un nifio adquiere el afin de saber ya no lo pierde jaméds. Es entonces cuando las barreras sociales destinadas a articular origenes y destinos picrden, afortunadamente, una gran parte de su eficacia selectiva. Entanarracién, una figuraimportante que acompiia al pequeio Albert enestos ais esa del amigo, Pere, jo como él de.una viuda de guerra, compaficro cn ct barsio y en Ja escuela, en los juegos y en las lecturas. L sina ila smafdola sara, sino Lambign un refuerzo reelproco en situaciones dificiles |, >lannbige un estilo paralela de éxitos eseulaes de tos. dos nites va.a potenciar In ak ~ado de libros recibidos en préstamo de la biblioteca publica se van a derivar nuevos juegos y aficiones en los que ‘y¢ incorporan Jos saberes adquitides. La creacién de un labora‘orio particular en el que fabricaban venenos y clixires guardados en frascos de aspirinas 0 viejos tinteros requerfa e! conocimiento de la existencia de la quit pero también de las novelas géticas plagadas de asesinatos por envenenamiento. Los duelos de esgrima reenvian a las comedias de capa y espada y a las novelas de aventuras en las que el héroe sotitario sale bien parado de los incontables peligros que lo asedian en un medio adverso, «El jueves era tambisn of dinen que Jacques y Pierre iban a la biblioteca municipal. Jacques siempre habin Empezabaa tener la edad en la que esté establecido que los nifios burgueses expliciten las primeras seflales de su ‘voeacién; desde hacia ya tiempo nos fhabfan hecho saber que mis primos Schweitzer, de Guérigny. seri ‘como su padre, Madame Picard quiso ser la primera en descubrir I seilal que yo Hevaba eserita en la frente. “jFste pequeiio escribiri!”, dijo con convieci6n. Nerviosa, Louise esboz6 su seca sonrisa; Blanche Picard se volvi6 hacia ella jEseribirdt, jhn'nacido parm escribir!". Mi madre sabia que Charles no me afentaba demasiado: ella {emia complicaciones y me vela de una éptica miope: “Usted cree, Blanche, usted cree?” Pero, por Ia noche,

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