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stén 'setvidas por cada parada, lo que me cues_ a la superficie correspondiente a] sub- tras el vagén del tren estd detenido en mientras estuve con Bragi y con los tia de hacerle la pregunta que en dispararé, cuando faltan pocos minutos tren, Bragi bajard varias paradas antes ia calle y caminard hasta su horel, Una vez en su habitacién se quitard te abra una cerveza antes de sen- sa que le ha tocado, para repasar | principales acontecimientos del és de un dia y no se ha separado aunque no pude vigilar hos afios atras Bragi trabajo estar siempre entre el aullido y ¢l ronro- ‘manifiesto para despabilarme o devolver- La verdad es que vivo cansado, la vida es un advertla, y olvidaba de inmediato, cuando es- jork. a nosotros, sobre las ventanas del vagén, han - de abogados especialistas en accidentes ipo. Asi es como dicen: cualquier tipo de acci- es cuestién de recurrir a ellos. Le menciono a estoy cansado. Levanta la vista del piso y asiente ‘ree que me refiero al cansancio del dia, o a sulado con los carteles de publicidad en el hablo del otro cansancio, el per- y veo con a frecuencia, Mientras re atropellado por la camioneta de una im_ Estuvo a punto de perder una Pierna, no ocurrid, U ocurrié a medias, para forty. qued6 maltrecha y a merced de un - estudio de abogados que ha poblado de d Prometié a mi amigo una jugo- Le advertian que recordarfa ef accidente Siew lB Parccido a sacarse la Grande y ello no ocurrié, los de maniobra, di nuevo libro, titulado «El embajador». Mientras tanto ve- mos el tren que avanza por las profundidades de la ciudad. Esta ilusién, que me parece un tremendo lugar comin co- mo descripcién del momento cuando esto sucede, me pro- duce sin embargo una especie de emocién, porque imagino a linea de yagones en movimiento como una hilera espe- cialmente precaria, amenazada por la oscuridad y por ele- mentos desconocidos, mas expuesta al colapso o a la catdstrofe de lo que cualquiera podria entrever. También es verdad que esa idea, la del tren avanzando medio ciego y es- tridente, al borde de una crisis de velocidad, a través del asf inframundo de este territorio, es una imagen bas- por | los escritores cuando deciden escribir 0 errénea- mente no contesto, ¢ te el tiempo corre mas ripido) Pasajero, sentado en un lugar nada. Bragi y yo nos mi- n gesto, mezcla de impoten- el subterréneo en senti- desde la noche previa, para caprar el conjunto de las Ptoporcion escenario de tortes y cdificios del sur Esas miasas desiguales y erigidas como cada ina pieza solitaria, enemistada con las dems un licado a su propio tamao, daban una; miitica, de cosa imponente pero poresa misma razdn, absurdamente f: ic de gil o artificial, y, derivado de esa fragilidad, in transmitir wn inquictante clima de caso de peligro inminente. i6n a la orilla; mas que a una llovizna ld EXponerse a una inmersidn de gotas venfan desde todas direccio- te CaSO NO se vefan aspersores ni una Iluvia yolatil y enloquecida viento. Los refugios de mayor icados Para protegerme; espe- io de todos, que tenia si- del mismo tono colorado, y das y redondas, de esas para pie. Pero a causa del vien- ), sobre todo cerca de las éste se apoyaba, el sitio Incluso pude advertir cé- fa lluvia me alcanzaba tir aunque obviamente precario, No tengo gran experiencia con Jog le ares, quizds por eso me atraen especialmente | mas, no sdlo los aparatos, que en Seneral no entieng, el uso muiltiple que hacen de ellos sus duchos: en c: i aso, debia apoyar el mio en algtin lado, abrir ii ‘ ’ buscar el mtimero al que debéa llamar ¥ decir que a ‘tee Iegado al lugar de encuentro, . “habia Pero en lugar de eso me puse a habl. eompafiero. De la Iluvia, por supu segundo lugar de la vista hacia cual, pos Sea mi entusiasmo, no se mostrdé impresionado Manhar tan le parecfa invisible. El hombre se llamab; | en Nueva Jersey y provenfa de la India, tanto aguda, o chillona, y se expresaba con una conviccién dite parecfa tajante mientras miraba muy fijo | mirada tipicamente escrutadora, lo cual hacfs Jo menos yo, tendiera a distraerse Porque sospechaba que ‘mientras tanto pensaba en otra cosa o que se concentraba en mide un modo demasiado excluyente o incisivo. Como 0s hindties mds o menos jdvenes, era especialista en ologia informatica. Un trabajo vinculado al desarrollo as lo habja trafdo a Estados Unidos, por lo que nder, y a la vez, dividiendo su tiempo, buscabal en el drea de las redes Idgicas de los tendido ar con mi nueva to, tema oblig, sla, acerea de lo ido. Y en a Arvind, vivig Tenfa una vor un alos ojos, una a que uno, por ‘la mitada hacia el rio, sin saber cémo seguir, de niebla se aferraban al agua como si tuvier 9 miedo de levantar vuelo. Yo era un simple 1 lo menos, y el tema que Arvind prop: alld de mi habitual panoplia de opinion ibles. Me dijo que lo més intrigante 1 las redes légicas, mucho mas comple} 196 a cresinchles: ¥ aunque supiera que no podia tomar su Tes- ’ ., indicativa, a Faiz de una especie de curiosidad args Ppregunté a Arvind si tenia pensado Tegresar a la dud6 un instante y me dijo que si. Queria juntar -dijo de dinero»— y volver a su pais, donde los ahorros le rendirian mucho més. Le comenté que en un unto cercano a Edison, o quizd precisamente en Edison, yo bia extraviado por primera vez, al poco tiempo de lle- Estados Unidos. Era mi primera incursién automovi- 'y habfa sido abducido durante varias horas por la de autopistas y carreteras que me llevaban de un sin lograr ubicarme. Arvind sonrié, pero se pu- lo le dije que en cierto momento entrevi que ja ese, un ndufrago a bordo del auto, cxpuesto tutas indistintas por el resto de la vida. Quise broma, y expresé una suerte de sentimiento re- en realidad era falso, cuando acoté que alo me habfa enfrentado a los inesperados ten- de la red de trdnsito veloz de Nueva Jersey. hacerme amigo de Arvind inmediata- siempre, y que a lo mejor, producto encuentro, o de haberme contado sus orro, quién sabe, se habfa creado un jomentos despues, cuando en res- yo era escritor y que me es- literario, abrié mucho los ojos, o, Por sus comentarios en- alejado de las asi Ilamadas letras, como los largos estan- ntes en cada shopping contadas en revistas, inejor estaba alejado de la lectura en general Esp no feo or qué extraharme, al fin y al cabo es lo que ocurre casi siempre: Pero la forma como se desarrollé esta situacién me hizo ver ques al contrario del clisé habitual que describe en forma de burbuja aislada © torre infranqueable el lugar don- de perviven los artistas y los escritores en particular, alejados de todo y desentendidos radicales de nada que no sea lo propio, yo tenia mas noticias de la ocupacion de Arvind que de la mia, y que a lo mejor en cso consistia el aislamiento: por mas que los escritores busquemos abrirnos, inspirar y ser inspirados por la realidad, nuestra actividad no es pene- trable por los no eseritores, y por lo tanto la natural apertu- ta hacia el mundo es percibida como cerrazén, cuando en tealidad los cerrados son los dems, y no nosotros. De este episodio extraje la primera conclusién de la tra- vesia: un esctitor es alguien abierto al mundo, un ser curio- so por todo lo que ocurre y alguien para quien ningtin saber resulta ajeno 0 extravagante, Pens¢ que podia ser un buen comentario frente a Arvind, y una valiosa ensefianza para él, que asf comenzaria a valorar la literatura desde una ver- dad de lo mas bdsica, pero a menudo olvidada. Pero por al- gun motivo no dije nada, quizd porque la idea podia resultar difusa y sobre todo irrelevante para la circunstancia. Mientras Arvind agregaba algiin comentario superficial y bajaba a veces la vista hacia la pantalla de su teléfono, don- de Hegué a entrever una foto, la imagen de un rostro miran- do fijo hacia la cdmara, yo por mi parte miraba hacia Manhattan, que pese al avance de la hora se revolvia todavia mas en la bruma. La gravedad de una espera ominosa pare- ere oe ae mezcla de los rumores del F » y de la pasividad de las bajo la lluvia. La neblina se cernia sobre el rfo ean que lucha p 199 ntes de tomar yuelo de una vez pg los niveles inferiores de la is} ven masas confundidas entre ce. distinguirse, PETO que a cierto pj mostraban su contorno teal, hacfan visibles las lanchas ¢ orillas. La que venfa de Man. ermitencias, como si emergies ma en direccién contraria parect ierto mundo de tinieblas. ‘sus amistades, queria sa- tar eran principalmente tanto, como si cosas impre- n del otro lado de la li

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