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CAPITULO CUARTO DIVERSAS SERIES. RESLDUOS. FUNCIONES INVERSAS E IMPLICITAS § 4. PRINCIPIO DE COMPACTDAD 1.1. Como ya so sabe, de una sucesién arbitraria de puntos {z,} siempre se puede extracr una sucesién parcial convergente {2,,}- No obstante, el limite de esta Ultima puede ser un niimero impropio, es decir, infinito. Para que el limite siempre sea finito es suliciente exigir que la sucesién {z,} esté acotada. {Se verifican proposiciones andlogas para una sucesién arbitraria de funciones {fp (z)}, anali- ticas en un recinto G? iEs posible afirmar, por ejemplo, que cual- quicr sucesién tal contiene alguna sucesién parcial de funciones uniformemente convergente en el interior del recinto G (la funcion limite, segtin el teorema de Weierstrass, tiene que scr analitica en el recinto G)? Unos ejemplos sencillos muestran que para una sucesién arbitraria de funciones analiticas puede no existir tal suce- sién parcial, Consideremos, por ejemplo, la succsién de funciones: 2, 22, . . . ae; nz, ... en el circulo unidad. Esta converge hacia cero si co si 360, y cada una de sus sucesiones parciales posee las mismas propiedades, Tomemos también la sucesién de funciones z, 2%, 2%, ..., 2%... en el circulo fz |< 2. Ista converge uniformenonte hacia cero en el interior del circulo unidad y hacia cl infinito enando 1 < |z|< 2. Por consiguiente, eual- quier sucesién parcial de la misma posee las mixmas propiedades. identemente, en cada uno de los ejomplos indicados no existe ninguna sucesién parcial que sea uniformemonte convergente en el interior del recinto correspondiente (en el circulo |z|<41 cn ol primer ejemplo, y en el cirenio | z |< 2 en el segundo ejemplo). Diremos que un conjunto infinite de funciones # (o una suce- sién de fanciones), analiticas en un recinto G, es compacto cn este recinto, si cualquier sucesién de Sunciones {f, (2)}, pertenc- cientes a EB, posee una sucesién parcial Gp (z)} que es unilormementle § 4. PRINCIPIO DE COMPACIDAD 38 convergente en cl interior de C. Los ejemplos anteriores muestran que la sucesion {nz} no cs compacta en el cireulo unidad y Ja suce- sidn {z") no es compacta en cl circulo | z | <2. Demostremos la proposicién siguiente; Lema. Si la sucesién {f,, (2)} esté uniformemente acatada en el eireulo K: |z —29 |< R, 0 sea, que existe un niimere positive M tal que para cualquier n se cumplen las desigualdades [in(@|> mo suli- m-00 cientemente grande, se tiene: io Dl Ate — nlp m). 384 CAP. IV DIVERSAS SERIES. RESIDUOS Por lo tanto, queda establocida la convergencia nniforme de la sucesiOn (1.1:6) en el interior del cireulo XK, Hemus demostrado quo la sucesion (1*4:1) contiene una sucesién pareial (1.4:6), la cual es uniformemente convergouto cn cl interior de A. Con esto, el lema queda demostrado. Para enunciar la condicién necesaria y suficiente para la compa- cidad on cualquier recinto G, convengamos en Hamar a un conjunto de funciones E uniformemonte acotado.en el interior del recinto G, si para cualquier conjunto cerrado de puntos # del recinto G existe un namero positivo M (F) tal, que toda funcién f (2) € £ satisfaco en todos los puntos del conjunto # a la desigualdad lf) |< (F). Demostremos ahora la siguiente proposicién: TYeorema de Montel. Para que un conjunto E de fun- cumes, analfticas en un reeinto dado CG, sea compacto en este recinio, es necesario y suftciente que esté uniformemente acotado en el interior de este recinta. La condicién del teorema es necesaria parn la compacidad del coajunto E. En efecto, supongamos que £ es compacto y que no esli uniformemente acotado en el interior de G. Entunees tiene que existir un conjunto cerrado F de puntos del recinto G, en el cual los médules de las funciones pertenecientes a Z pueden tomar valores arbitrariamonte grandes, En otras palabras, para todo nimero natural n se pueden sofialar una funcién f, (2) € Z y un punto z, © P jales, que en este punto se verifica la desigualdad. jfaGe)| > (w=4,2,3,.--). (4.414) Como el conjunto & es compacto, de {f, (z)} se puede extracr ‘una sucesién parcial {/,, (2)} que sea uniformemente convergente on ol interior de G y, en particular, en F. La funcién limite / (2) seré analftica en G y, por consiguientc, continua en F, Designemos cou M el inax | f(z) | (< 00). Como, en virtud de la convergencia F uniforme, en todos los puntos del eonjunto # tienen que verificarse las desigualdades [fu @—Fle AN, se tiene: [fo, @1<|/@[r1 N. Pero esto contradico al hecho de que los valores | f,, (a, | son arbitrariamento $1. PRINCIPIO DR COMPACIDAL aS grandes (son superiores a nz). De esta conleadiceién se deduce que 'a condicién del teorema es nevosaria para la compacidad. Demostremos que ésta cs lambién suficiente. Supongamos que cl conjunto de funciones £ esta uniformemente acotado en ol inle- tior del recinto G. Cerciorémonos primero que, para cualquier con- junto cerrade F de puntos del recinto G, de una sucesién arbi de funeiones {f, (3)} pertenecientes a £, se puede extracr una si sién parcial que sea uniformemente convergenle en F. Cou este fin, para cada punto z del eonjunto F consideremos algiin entorno U,, pertenecienle a G junto con su frontera, y sea w, un entorno con el misino centro pero de menor radio (por ejemplo, dos veces menor). Debido al lema de Heine-Borel, existe un nimero finite de tales entornos: fgyy Uggs «+5 Mag, Que cubren a £. En cada une de los entornos correspondientes U,, (f= 1, ..., g) los médulos de Jas funciones de la sucesién (f, (2)} estaran uniformemente aco- tados: lin @l< My 2602, (n as Por consiguicnte, segtin el lema demostrado, se puede extracr de {f, (2)} una sucesién parcial thy (2)} que sea uniformemente conver- gente en e) interior de U,,, se puede extraer de dye (z)} una sucesion parcial iy (2}} que sea uniformemente convergente en cl interior de U2, ote., finalmente, se puede extracr de {fa ()} mma suee- én parefal {Fein (2)} que sea uniformemente convergente en el interior de Uz, Por la construccién misma, la sueesién {ear (2)} 4 he converge uniformomente en el interior de cada uno de los enlornos v,, (Gi = 1, ..., 9), en particular, converge uniformemen- le en el interior de cada uno de los entornes u,, (j renee Fs por consiguiente, también en el conjunto * que esta euhierto por los entornos wz, i= 4... he Asi, pues, para cualquier conjunto cerrado £ & G, la sucesién {fn (2)} contienc una sucesién parcial que converge uniformemente on FL Consideremos wna suecsién de conjuntos corrados {Fy} (v= + 2,...), de los cuales cada Fy esta formado por todos los puntos del recinto G cuays distancias hasta Ja frontera 10 son meno- res que = (la causa de que el conjunto #, sea cerrado se debe a que la distancia p(z, T) desde el punto z hasta Ja frontera del recinto @ es una funcién continua de z (ap. 3.8. cap. primero) y, por consiguiente, si 2g 6s iM punto de acumulacién para Fy, entonces 25-4199 386 CAP. IV DIVERSAS SERIES, RESIDUOS para éste p (Zo. 1) =lim p (2, Ty> +). z29 ze, Est4 claro que si v es sulicientemente grande (v>v,), todos los conjuntos F, no son vacios; ademas, fy4, > Fo(v= 1, 2,... y, finalmente, todo conjunto cerrado ¥ < G pertenece a todos los F,, comenzando desde cierto v en adelante (si la distancia desde F hasta la frontera del recinto G es igual a p > 0, entonees es sufi- ciente tomar +

> N = N (M, #) se verifican las desigualdades |fn (2) [> M. fi. PRINCIPIO DE COMPACIDAD 387 Un conjunto £ de funciones, analiticas en un recinto G, so llama familia normal de fiunciones en este recinto, si cualquier sueesién de funciones {f, (2)}, pertene- cientes a £, posec una sucesién parcial {f,, (s)} que converge unifor- memente en el interior del recinto G hacia wna funcién analitica o hacia el infinito. Debido a esta definicién todo conjunto compacto de funciones analiticas es también wna familia normal. Por esta razén, la con- dicién de acotacién uniforme en el interior del recinto G, siendo una condicién suficiente para a compacidad, sera también suficien- te para la normalidad. Claro que ahora esta condicién no es nece- saria, como esto se ve on el ejemplo de la sucesién de funciones {2 -- x}, la cual converge uniformemente hacia oo en el circulo unidad y, por consiguiente, es normal. Al final del capitulo octavo volveremos a estudiar las familias normales. 1.2. Una propiedad importante de los conjuntos compactos de funciones analiticas viene dada por la siguiente proposicién. Teorema de Vitali. Si una sucesidn {f, (2)} de funciones analiticas en ur recinto G, es compacta en este recinto y converge en un conjunla de puntos eC G, que tiene por lo menos un punto de acumula- cin perieneciente al recinto, entonces esta sucesién converge uniforme- mente en el interior de G. Demostracidén. Debido a la compacidad do la sucesién {fn (@)}, de cualquier sucesién parcial de la misma Cay {z)} se puede extraer otra sucesién parcial fag (2)} que es uniformemente conver- gente en cl interior de G. Demostremos que todas lag sucesiones parciales de la sucesién {fn (2)}, uniformemente convergentes en el interior de G, convergen hacia una misma funcién limite f (2). En efecto, supongamos que lim fy (z)=f(z) y lim ton (2) = evo aoe = (2), donde {fy (2)} y {fu, (3)} son des sucesiones parciales de la sucesién {j,, (z)}, uniformemente convergentes en el interior de G. Las funciones f (2) y ¢ (2) son analiticas en el recinto G (debido al teorema de Weierstrass); ademas, éstas coinciden en el conjunto e, que tiene puntos de acumulacién on el recinto G (en los puntos del conjunto ¢ existe el lim 7, (z); por esia razén, también tienen este \-r00 n mismo limite en estos puntos las suecsiones parciales {fu (2)} y tay, {z)}). Por consiguiente, segiin el teorema de unicidad (cap. tercero, ap. 6.1), las funciones f (2) y ¢ (z) coinciden en todo el recinto G: p (z) = f (2). Demostremos que toda la sucesién {f, (z)} converge uniforme- mente en el interior de G hacia Ja funcidn f(z). Suponiendo que no ‘ 25* 388 CAP. LY DIVERSAS SURIES. RESLDUOS fuese cierta esta alicmacién, tendria que haber un conjunto cerrado Fo, en cl cual {/, @)} no convergoria wniformemente hacia f(z). Por consiguiente, existirian 1 namero posilivo @ y unos indi- ces 2, y los punlos correspondientes zy del conjiunto /, tales que [fm @)—felea(>%, k=4%.., (4.24) Consideremos la sucesidn {/,, (2)}- Esta contiene una sucesién par- cial {/,, @)} uniformemente convergente en #, para la cual, segiin lo demostrado antoriormonte, la [uncién limite cs f (z). Por Jo tanto, [En 1 @) | oO, $1. PRINGIBLO DE COMVACIDAL: 380) del teorema de W oleestnnas subre las series de funciones anatilicas, es suficiente domostrar la ttima proposicién. Pera ésta es conse- suencia inmediata del teorema de Vitali, pues la sucesién {f, (z)} es convergente en el reeinto G y esta uniformemente acotada en cada conjunto cerrado acotado E & G: [Jn )| 5 May Se pow |< Mb, donde My es cl extremo superior de | F(z, w)| para z¢# y wer, y £ es la longitnd de la curva I. Del mismo teorema de Weier- strass se deduce guc ore (ol), jt pom (2) = him Sy SO oll, — wh) = | SOE te an e 9 para cualquier nalural ne. Generalicemos la proposicién obtenida para el caso muy impor lante en Jas aplicaciones en que P es una curva ilimilada: w Hg. acai py hn qi () = 00, para ta cnal cada arco My: tTia, C), § 1. PRINCLPIO DE COMPACIDAD oot entonces, para cada z perteneciente al semiplano «= Rez>C, tendremos: F(z, i) | T (a, €). De aqui se deduce, ante todo, que la integral ca \|F@, plat b es absolutamente convergente en el semiplano Re z>>C y también que esta integral esta acotada en cada semiplano Re z>C+e, e>0; si z>C +e, ontonces « o 5 |F@, \\dt>7'(a, C) se deduce que la transformacién de Laplace de la funcién @(t) o {@= { ote (1) di representa una funcidn uniforme y analitica en el semiplano Re z > C. Para la derivada de orden m obtenemos en cl mismo semiplana la férmula: poo (2) = \ (— 1)" e*p (2) dt. u La comparacién de la transformacién de Laplace § ett @ (¢) dé 6 con Ia serie de Dirichlet 5) a,e~*#*, que también representa una fun- i 302 (CAP. IV DIVERSAS SERIES. RESIBUOS cién analflica en el semiplano (véase a continuacién en el ap. 2.2), muestra que la primera se puede considerar como la analogia inle- gral de la segunda, del mismo modo que, por ejemplo, la transfor 30 maeién de Fourier 7s J et g (t) dt se puede considorar como Ia a analogia integral de Ja serie de Fourier (eserita en forma compleia) Shoo > ane. § 2. SERIE DE LAURENT. SERIES DE DIRICHLET. TEOREMA DE KUNGE 2.1. Entre las clases de series de funciones analitieas, distintas de las series de potencias, las mas préximas a estas altimas por sit origen son las series dispuestas segtin las potencias enteras negalivas de z— 2: Ay -l Ay(@—29)7 | Ay (a— 205? i vee Ay (B— apy ee (24) Hacicude f= zr transformemos (2.4:1) a la forma 0 Ag+ Ao Mab? +... bln IS} radio de convergencia do la Gltima serie es I - — Jinn py [An nce si R= 0, la serie (2.4:2) converge solamente en el punto C= O: si_O << & << 0, la serie es absolutamente convergente en el cireulo [|< # y es divergento fuera de! mismo; finalmente, si A = 00. la seric es absolutamente convergente en todo punto finito del L plano, De aqui y de Ja relacion | £] = j eo : fio | 4, | — 99, la serie (2.141) es divergente on todo punto . a mvt . finito; si 0 < Tim TA, |< co, Ja serie es absolutamente conver- i se deduce que, si gente para |z—z, | > lim /] A, | y es divergenle para | z — Zol< 0 384 GAP. IV DIVERSAS SERIES. RESIDUOS existe un NV (2) tal, pue para v > WV (2) y » > NV (e) se cumple la desigualdad: ite x | 2 an (@—24)"— Bay @—ay"| anew, (2.224). 4 donde a, son coeficientes complojos y 4n son namoros reales no negatives. que satisfacen 9 las condiciones Inet > ie (ami, 2... lim 4n=c0, nce se llama seric de Dirichlet (encral), y los nameros fy, se lia- man exponentes de la serie. —anz A Iaciendo, en particular, 2, = In 2, ebtenemos: ¢ =; + y; la sere toma la forma fa, net nai ésta es una serie de Dirichlet ordinaria (clésica), que tiene aplicaciones en la teoria de némero. . . \ Si en la serie general de Dirichlet se hacezla sustitucién w = e-7, resulta a serie: «@ Sano, T dispuesta sogin las potencias arbitrarias positivas ¢ indelinidamente crecientes de w (por lo general, no enteras). Desde este punto de vista, la serio do Dirichlet puede considerarse como una generalizacién de la serie de potencias para el caso de exponentes arbitrarios que satisfacen a las condiciones (2.2:2). Las series de Dirichlet poseen muchas propiedados andlogas a las de las series de potencias. Solamente que aqui el campo do convergencia no es wn cir enlo sino un somiplano. Demostremos para ellas el siguiente teorema fundarnental. Teorem a. Si la serie (2.2:1) es convergente en un punto 29 = xo + iyor entonces es convergente también en todos los puntos del semiplano z = Re z > Zo, y la convergencia de la serie es uniforme en todo recinto go de la forma: arg (2 — 4) | <0 <> (lig. 67). El enunciado de este teorema recucrda ¢] primer teorema de Abel. Solamente que aqui, como ya se indicé, on lugar del circulo aparece un somiplano, y des- pués se demuestra que la convergencia, por lo general, no cs absoluta. Para demostrar el teorema, efectuemos una acotacién de la magnilud np ey E> one nr , aplicando el hecho de que ta serie >} a,e *0 as eonvergente.. m+4 1 + Hagamos m dm= J) ane "im >a y an wy de modo que age oy, —eyy (een tl, m2, 20); 40 GAP. LY DIVERSAS SERIES. RESIDUOS haciendo también para abreviar poh emt yy ablenemoss nip mie wld 2 ane = DY nana) bn tas pling p— meek ald wet en Wien — bad Hslo Altima idontidad tia sido escrita hasdndose en a transfornacioa de Abel (véase ol cap. primero, ap. 3.4). y FIG. 6% Seas un nimero positive arbitrario. En virtud de la convergencia de la serie (2.2:1), en el punto 9 para n> M (8) ¥ para cualquier m > x. tendromes: mm ey aye th | econ lemal=| >" xe cost. oT Ademas, - - -h, = [Pray later nee E20) | Rasy (2.25) y esa [onion | |e—s0 eheow at| "i ay Rage it _ pot Gemto) Pp NON Pa gy tO ‘0 \ ‘ aa el I. (2.226) ; . |z=29| Si el puntu = perteneée al recinto go. entonces a—rys¥ y Te z— fo : aldades (2.214). (2.2:5) cost * <= Por lo tanto, de (2. y de las des § 2. SERIES DE DIRICHLET 404 y @.2:8) se deduce Ja siguiente desigualdad: ese ane B® | << cos Gente m8 met ei ato | pm hy (emma) I | 0 +ecos0 > ‘ata & —e het l< mt Ing 30) zo. Excluyendo el caso de una sorie de Dirichlet que no converja en ningan punte del plano zs, quedan todavia dos posibilidades: Ja serie de Dirichlet converge om cualquier punto del plano; existen puntas en los cuales Ja serie es convergente y también puntos en lus cuales es divergente, Dotongiimonos en este tiltimo caso. Sea zp = 29 + iyo im punto de con- vergencia de Ya serio de Dirichlet y 2, = x, + yy un punto de divergancia. De la proposicién demostrada st deduce quo x; < zp. Por otra parte, In serie tiene que ser convergenty en todos Jos puntos del semiplano z > 2» y divergents en todos los puntos del somiplano z < x, (si fuese convergente en un punto z para el cual 2 < 2, enlonces, en virtud del teorema demostrado, tendria que con- verger también en el punto z,, lo cual contradice a la hipétesis). Puede ccurrir que xy = zo; enlorices se tiene una recta z = zp, a un lado de Ja cual la serie (2.2:1) es convergonte iz, al otro lado, divergonte. Sua z < ao: consideremos eatonces el oxtremo inferior C de las partes reales de aquellos puntos z para los cuales la serie es convergente, Tendromos: zy < € < xo. Cerciorémonos que Ja serie os convergonte para z >> € y divergento para v= @. En electo, si Re z = x > C, entonces en el semiintervalo (C, x), en virtud de la dofinicién del niimero ¢, tieno que haber al menos un numero — quo es la parte real de un punto § = & + 7m para ol cual la serio es convergente. De aqui, por Io demostrado, se doduce que la serie converge también en ol punto dado 2, Si Rez = x << C, entonces, suponiendo que la serio fuess convergente enel punto z = x, obtendrtamos una contradiccién con la definicién del ntiime- to € como extreme inferior. Resumiendo, so puede decir que, para una serie de Dirichlet arbitraria, existon tres posibilidades: a) la seric es divergente en todos los puntos: b) existe una recta x = C tal, que In serie os convergente en el semiplano > Cy es divergente en el semiplano x < C: ©) In serie es convergente en todas los puntos; Llamando al nimero @ abscisa de convergencia y al semiplano 2 > C, semiplano de convergoncia de la serie de Dirichlet, podemos considerar los easos a) y b) como casos limites, en los cuales € = + oo y € = — oo, respecti- vamente, Gonsiderando solamente Ios casos b) y c). cuando C <+ oo, se puede afirmac, debido a la convergencia uniforme de la serio, que In suma de la sorie de Dirichlet es una funeién analitica on el somiplano de convergencia. Sin embargo, no cualquier fencién, ni mucho menos, analitica en un semiplano, puede desarrollatse en serio de Dirichlet con unos exponentes dados (hn, }. ASS, por ejemplo, en el caso mas simple en que todos los nimoros },, son entoros, la 261199 cia ardinaria 402 CAP. LV DIVERSAS SERIES, RESIDUOS suma de la serie * > ane T tiene que poseer periodo 2ni. Incluse esta condicién necesaria no es suficiente: regpocto de una funeidn cualquiera f(s), analitica en un semiplano Rez > C ¥ aus posea en el mismo ol periodo 2mi, so puede afirmar solamente que ésta es desarrollable en una sorie de 1a forma Sy ane que es absoluta y uniformemente convergente on el interior do este semiplanc. Para egar a este desarrollo, que generaliza a la serio dv Dirichlet en ol mismo sentido en ol que le seria de Laurent generaliza a Iu serie de Taylor, es suficiente realizar la transfermacién § = ¢7?. ‘Como resultado, f (2) se transformard on una funcién f* (f). uniforme y analitica on el efreulo |t |< e-*, aexcepcidn, pasiblomente, desu contro. En este cfreulo se tien Oem Saath, ne o bien, volviendo a ka variable 2: Hasta ahora no dijimos nada do la convergencia absolnta de In serio? de Dirichlet en el caso goneral. Demostremos que si la serie (22:1) es absolutamente convergente en un punto Sn = Xo + tyo, entances esta serie es ubsolula y uniformemente convergente en ef semiplano z > 2. En ofecto, si # zo, entonces gem Pra | | eB 2209 | age Pn20 | em An (OOD An? || a, ane De aqui que, on virtud de ta convergencia de ta serie ¥ | a,e~*"*° |, de coefi- 7 cientes constantes no negativos, la serie (2.2:1) es absoluta y uniformomente convergento en el semiplano z > zo. Razonando del mismo modo ‘quo se hizo para ck caso de la conyergencia simple, es fAcil establecer us. en lo que se refiere a una serie arbitraria de Dirichlet, existon tres posibilidades: a‘) la serie ne converge absolutamente en ningin punto de} plano: h’) existe una recta z= A, A 2 €, tal que en el somiplano 2 > A la sorie os absalutamonte convorgente mientras que en el semiplano <2 A le serie ho converge absolutamonte on ningiin punto, ¢’} la serie es absolutamente convergento on tedos los puntos del pase. Llamando al ndmero A abscisa de convergencia abso- luta de Ja serie de Dirichlet y ai somiplane c o> A, semiplane de convergencia absoluta, podemos considerar los casos a’) y camo casts limites, on log cuales A = + co y A = — oo, respectivamente. i los exponentes 4, salisfacen a la condicitin complementaria =—Ina Ls Tim oO " ee ean § 2, SERIES DE DIRICHLET 403 (esta condicién se cumple tanto en el caso de la serie ordinaria de Dirichlet, para la cual 2, = Ina y £ = 4, como en el caso correspondiente a la serie de potencias, para la cual i, =n y L— 0), entonces le abscisa de convergencia C y la abscisa de convergencia absoluta A aatisfacen a la condicién Og A—OaL. 2.2:8) Eu efecto, soa € < + co. Tomenios un punto z= ¢ + ¢, donde & > 0; oomo z pertenuce al semiplano de convergencia de la serie de Dirichlet, sv tiene, Tin age?" <0 y, por consiguiente, la sucesin (2,e~*™F")} estd acotada: nooo ja,e7*2 C+) <= AM. Por lo tanto, para los puntos z= C+ L-- 3e, ton- dremos: age hn CFE48E | page hn (Cte) |e An et Re) ype hn (L428), Pero, para valores de n >> WN suficientemente grandes, en virtud de (1-2:7), se tiene: 1 Fo 0. Asi, pues, para n> N se verifiewn las desigualdades hn MONE 30) ) oo ML | ane’ , al t6 de donde ge deduco que la serje de Dirichlet es absolutamente convergente en ol punto z;=C+L-+3e para cualquier e >. Por consiguiente, CH+L4 ip A, © bien, pasando « limites para e—>0: ACL, que es lo que se queria _demostrar. Los nimecos A y C pucden ser, verdaderamente, distintos entre si, como esto se deduce del ejemplo de ta serie ayn ne (2.2:9) Esta ex una serie ordinaria de Dirichlet, para ta cual L=4, y, gor consiguiente, cm virtud de lo demostrado, tiene que ser: A-CK1 Evidentemente, la serie (2.2:9) es divergente en el punta z = 0. Por otra parte, en cada punto z = 6 >> O sus términos representan nimeros reales, de- crecientes en valor absoluto, que tienden a cero y son altcrnativamente positi- vos y negativas, Por consiguiente, {segin ck eciterio de Leibniz), la serie es convergente. De aqui se deduce que la abseisa de convergencia do la serie es 26* 404 CAP. IV DIVERSAS SERIES. RESIDUOS € = 0. Pero en los puntos z = + = 6 > 0 para 8 <{ la serie converge no ab- = : solutamento, puosto que La serie 3}. es divergento si 8.<4. Por otra parte, 7 a si8>4, la sorie de valores absolutos 5} —5- es convergente. Asi, pues, la abscisa ® de convergencia absoluta de Ia serie (2.2:9) A -= 1. Vemos, pues, que para la serie (2.239) oxiste una franja 0 < ¢ <1, en la cual ésta os convergente pero no absolutamente, % Cuando Z = 0 (como ya se indicé, la serie de Taylor corresponds a este caso), los nimeros A y C coinciden, lo cual se deduce de la desigualdad (2.28). Por lo tanto, para las series de Dirichlet que satisfacen a la condicién lim See : (22:10) ‘ol semiplano de convergencia es a la voz el semiplano do convergoncia absoluta, Derostremos que con la condicién (2.2:10), ef valor comin de los numeros A y C se expresa por la férmula 5 — Inia, A=c= Tm UW no m 2H) que os una analogia (ya la vez una generalizacién) de Ja {érmula de Cauchy — Hadamard. ——In | a | En efecto, sea lim =A<-+ oo. Tomemos un punte arbitrario ma tq = ty + iyo en el somiplano z > A, y sead N, (e}, se tiene: dele! cade osea Janj N, (e) so verifican tas desigualdades Int | | ay [eT EMR < eT hn OAD cg Ohnt, | ane Poro de la condicién (2.2:10) se deduco que para x > V2 (e) lan N=max (Ny (2), Ni{e)), obtenemos: L lane oe, lo cual significa que la serie dv Dirichlet es absolutarmente convergente en el punto z,, el cual ¢s un punto acbitrario del semiplano « > A; asi, pues, A = ZA. Por otra parte, si cl punto g; = 2; + ty, pertencce al semiplane # < A, o sta, siz, < A, entonces para e, 0 < te < A — x, tiene que oxistir una suce- sién de niimoros naturales (np) tales, que In} gy | dy xy D> A—e> xy, 0 Sea, lan, |>e hey § 2, TEOREMA DE RUNGE 405 Eutonces tendremes; hong Tt dap *t “Ay ®t ‘k em, "h len, J=|@n, [e . En resumen, la condicién necesaria para la convergencia de Ja serie (2.2:4) ne se cumple en ningén punto z, perteneciente al semiplanc z %)" ¥ un entorno Uy tales, que en todos los puntos do £ pertenecien~ o tesa &p, la funcidu f (z) se expresa en forma de una serie 2 £@) =D ty 229)". a Cuando Z os un recinto, cl concepto de funcién localmente analitica coin- cide con el congepto de funcién uniforme y analitica en ol recinto, Como ejemplo, consideremos una divisién del plano en cuadrados A;, Az, ... .. Ay, .-. com los lados paralelos a los ejes de coordenadas y de longitud igual a uno; supongames que £ es el conjunto de los puntos interiores de todos estos cuadrados. Entoncas, haciendo f (s}= cs? para : €A,, obtenomos una funcién que es localmente ‘analitica en E. Sea £ = 0 un conjunto abiorto arbitrario. Si es conexo, entonces 0 es un reciato; si es desconoxo, entonces O consta de un conjunto finite o numerable de recintos que carecen de puntos comunes dos a das. Consideremos alguna divisién del plano en cuadrados iguales, con los lados paralelos a Jas ejes coor- denados, tal que el origen do coordenadas sea el vértica do uno de el los. Tome- mos solamente aquellos cuadrados que pertenecen a O junto con los ocho cuadra- dos adyacentes al mismo. Los puntos situados en el interior de Jos cuadrados elogidos, los puntos de los lados que son comunes a dos euadradgs de este Lipo y los vértices, comunes para cuatro cuadrados, forman un conjunte abierto O° tal, que 0’ & O (fig. 68). Supongamos quo la longitud del lado del cuadrado de la di ‘én es igual a - Designemes con 0, la intorsecciéa del conjunto 0” con cl cuadrado 8 ae 3", By N (F), F oO, Expresando estas propiedades, diremos que {O,} 0s una succsién ereciente deconjuntos abieortos que aproximan ad, 406 CAP. IV DLIVERSAS SERIES, RESLDUOS Sea f (2) una funcién localmente analitica en O. Designando con f,, la fron- tera del conjunty On (m= 41, 2, 3, ...), para 2 € Om, tendremos: Mh, j £Q) de me # Pint Agui Ja integral sobre T,, +4 se debe entender como la suma de integrales tomadas sobre las curvas corradas de Jordan rectificables separadas, de las cuales se compone V_4,- Siz € Gq, el punto z estard situado en el interior de una compo- Hente Om 41, cuy'a frontera designaremes con yp, Entonees la integral as 5 HO a our [5 (2.3:4) == } (2), miomtras que las integrales andlogas sobre las fronteras de Tas demas CI o | a 7 [i Cy LE FIG. 63 componentes O,,41 serin iguales a cere.” Sumandolas todas estas conjuntamento obtenomos la igualdad (2.3:1}. Demostremos gue para un @ > 0 acbitrario se puede hallar para fa integral (2.3:1) uma suma integra} tal SOME 6) GOED (5, 0), que para todos los puntos z del conjunto Q,, se cumpla la desigualdad: LF) — Sz, 2) | Se. (23:2) Esto se deduce del teorema de Vitali (ap. 1.2). Ba efeeto, formemos para la integeal (2.3:4) una sucesiéa do sumas integrales {i 3 Eww}. het ronvergente hacia el mismo. Aqui {j, y i son los puntos inicial y final, respec- tivamente, del arco a, perteneciente a la divisién de Tyys. Generalmente, th saincide con fj, pero este no ceurre cuando a, ¥ dys1 pettenecen a distintas § 2. TEOREMA DE RUNGE. 407 curvas que forman Fi,44 (no olvidemos que I'ms: puede ser un conjunte desco- nexo). Para que Ja sucesion de las sumas integrales sea uniformemente conver- gente en Op cs sulicionte, segiin el teorema de Vitali, que esta sucesion osté uniformemento acotada en el interior de O,4,. Pero esto, verdaderamento, es asi, puesto que para cualquier conjunto cerrado F & On 44, se tien donde My: = max | f (2) Lon Tous 6 (es la distancia desde F hasta. Py44 ¥ Emsy Cs La longitud de f,,,,. Por esta razon, para todo e > 0 se puede haliar un N (e) tal, que para x > N (e) cada una de las sumas integrales consideradas se puede lomar por SC") (2, 2) en Ja dosigualdad (3 be Haciendo @ = em. &_ — 0 paca m—» ce, obtondremos una sucesién do funciones racionales So™*D (2) = SOD fy, 244) Gue converge unilermemente hacia f () en cada conjunto cerrado O, (t = 1, 2, .. .) y que, por consiguiente, converge uniformomente hacia f (2) or el interior de OG. En resumen, abtenemos el siguiente teorema: Para cualquier conjunto abierto O y para cualguier funcién uniferme f (2), locatmente analiticn en Q, existe una sucasién de functones racionaler R, (t) = = Se*+) (2) que converge uniformemente hacia 7 (z) en el interior de OQ, Lem a. Sea F un confunto cerrado acotado y £, un punto sttuado fuera de F, £2) 1 oF (ol grado Sea R (z) una funcién racionad con el tinica pato en §: B (2) =. del palinemio P (2) no es superior aK). Sé ed punto 3 pertenece al mismo recinto x, adjunto con F, at cual pertenece también ef punto £, entonces para cualquier @ > 0 R= fs ss = sas ere P (a) ne es superior a Rj tal que | R (z) — R (s) | < e @ € F). Para demostrar esto, unamos los puntos % y 4 en ef interior de g por una curva continua y y designemos por p, p => 0. la distancia entre Dividiende ve puede construir une funcién racional It ( (el grade de Yen arcos G1, Ga, «4. Gym, cuyos didmotros sean menores que & y dosignando los puntos de division medianto fy + ta = 3p forinemos una fun- cién racional Ae J 9s z— tyme «el grado de Py (2) no es superior a k-- nyk—k= yk). Para 2 € , tondremos: |FrQ)—Re) |= 4 [1—( i (2)" 2 [( 1) he sos Je donde Af=max | R (+) |- Tomando ~; suficientomente grande, obtendremoszque INORG 0 existe un polinomio Q (z) tal, que : 1fE)—@@l> 0 existe un polinomio /, (2) que satistiee a la condicion IFO—Pr@iden 2€0, +P. La sucesién {Py i) es la huscada. He aqui tres eyemplos que sirven de ilustracion del teorema demostrudo. Ejemplo 4. Sea dada alguna division del plano en cuadrados, con Jos lados paralelos a los ejes de coordenadas y de longitud igual a uno. Supon- mos, para precisar, quo eh origon de coordenadas coincide con uno do los lices de estos cuadrados. Demostremos, basdndose en cl tenrema de Range, qué so puede construir sana n do polinomios {P, (z)}, convergente en todo cl plano, de modo quo sue limite sea igual a una funcion entera arbilraria g (z) en el interior de cada cuadrado y sea igual a otra funcidn ontera hi (c) en los lados. Considoremos un cuadrado —rxCegn, —n> 1, estd contenido en el anillo circular (18 (mAh (A) efit Pent pet Tomemos ahora un polinomio avbitrario P, (2); suponiendo que ya esté definido el polinemio P+ (2) (n > 1), definiremes el siguiente polinomio P, (2) median- te ol tesrema de Runge, de modo que se cumplan las siguientcs desigualdados: { Pa) Pros) < ge pera [2(< — 18+ (1 1F +O) [Pu @—Tn 9) |< e para fem] ) e Por consiguiente, f(z) es una fune 4 cidén analitica en el plano finito, es decir, es entera. En cada circulo Ay, dsta satisface a la desigualdad 7 {4 @)—Tn F— S17 @—Pa +1 Pa EI — My =) | +). Be (rs) y. on genoral, Br: Tinea be| Mad. 2 os.) (fig. 72). Construyamos ahora una sucesién de polinomios {P, (z}} haciendo Py (2) = 0 y sometiendo Pep (2) y Pz, (c) (suponiendo que ya se han cons- truido Po (2), +.) Pon (s)) a las condiciones siguientes: Pant )—Pone NW (F). Por lo tanto, para => N (F), so tione: | Paya () — P, 2) | 2 curvas de Jordan, sin puntos comunes dos a dos, Cada una de estas curvas y) es la frontera de un recinto sin puntos comunes con @. Tomemos en estus recintos sendos puntos a; (i = 1, 2, .. « pls Entonces se puoie exigir que todos los polos do la funcién f, @) estén contenidos entre los puntos c, G=A, 2, + Phe Si, por ejemplo, O es un anillo circular: O 0 se puede hallar an palinomio Pa (2) que satisfaga en #,, a la desigualdad | Pa) Faden {véase el enrolario del teorema de Runge en la pag. 409)- sucesién {P, (z)) satisface a todas las condiciones del teorema, si la Gu {&,} tiende a cero. En efecto, cada punto 2, ¢€ 0, pertenece a alguno de los conjuntos oy. Supongames que z Ew). Entonces s pertonece a uno de los cuadrados de lado e site! que forman o,, y si z esta situado en uno de los vértices del cuadrads, entances este punto pertenece a todos los 2, para n > J; si 2 es distinte de los vértices. pero esta situado en Ia periferia del cuadrado, entonees cacra en el interior de uno de los rectangulos de la periferia para x suficientomente grande y en adc- lante se mantendra en ¢l interior de este rectangulo, es decir, pertenceera de nuevo a todos ,. comenzando desde uno de clios; finalmente, siz esta situado en ck interior del cuadrado prbeltal entonces caeré on un cuadrado concén- trico parn # suficientemente grande y se mantendra en su interior, es decir, pertenecerd también a todos vq, comenzando desde uno de elios. En resumen, ea cualquier punto z, 2 € O, para n suficientomente grande, n >> N (2), se veri- fiew la desigualdad: | P, (2)—f (2) |<y Le. (g — 2)" sora convergente en cierto nh ° chreulo Ky: |z—2, |< py cuyo radio py > | 2g—% |, ¥ por consiguiente, el punto z, serd interior para K,,. Como Ja suma de la serie p (z) coincide con gz, (2) = f (z) en el cireulo é,,, segiin el teorema de unicidad, ésta tiene que coincidir también con f (2) en iodos los puntos comunes a Kz, y D. En particular, ésta coincide con f (2) en todos los puntos de un entorno Y del punto zg (a exeop- cién del mismo punto zo, en el cual por ahora la funcién f (2) no esta detinida). Tomemos ahora un punto cualquiera zy 54 24, | 22 — 2g |< R 5 <7. el ciroulo que Je corresponde sagt | z—~ 22 |< [22 — 20] y el elemento ¢p,, (z) (que no representa otra cosa mas que la fun- cidn f (z) en el circulo &,,). Entonces gp esti situado en la curcunfe- rencia Yr: |Z — 2, |= | 2 — 2) |. Como en su entorno U existe na funcién analitica tp (z) que coincide con f (z) en todos los puntos de Y distintos de zo, ella coincide con @,, (z) en los puntos comunes para U y fr, de donde se deduce que 2) 6s un punto regular para (Pzz (2). Resumiendo, si se consideran todos los elementos que represen- tan la funcién f (2) en el interior de las circunferencias que pasan por Zo, y el punto 2) es regular para uno de estos elementos qz, (z), entonces éste es regular también para cualquior otro clemento (Pre (2). En este caso, llamamos a la funcién f (2) regular en e] punto zy y completamos sn definicién haciendo 7 (zo) =p (Zo) De este modo, la funcién resulta analitica en todos los puntos del circulo [zs —2,|1 #9 y > xo, se tiene e*-*9 + co, y para a 1. Evidente- mente, la funciédn @ (2) = es analitica en todo este entorno, at Fiz) a excepcién, posiblemente, del punto zo. Pero, como | @ (z) | = = Te <1, de agni segtin el teorema de esle apartado, se deduce que 2) es un punto regular de @ (z}. El valor de esta funcidén en el punto z, es igual a lim a = 0. Por lo tanto, el punte z, es un tig ae cero de la funcién ¢p (2), Reefprocamente; si se sabe que p (z) es una funcion unifocme y analitica en un entorno del punto 25, y zy es un cero de esla fun- cién, siendo —p (z) 520, entonces se puede sefialar un A>> 0 tan peqnefio, que @ (z) no posea on el circulo | z — zp | < A otros ceros, a excepcidn del rine Zp {véase el ap. 6.1, cap. tercero). Formemos la inneién f (2) = ; 6sta esuniforme y analitica para 0 << |z—z)|< za : 1) de la funcién f (2), si este punto @s un cero de orden & de la funcién Ha Cuando k=4, el polo se Hamara sim ple; cuando k > 4, se dirt que es multiple. En un enterno de un polo de orden & el desarrollo de Laurent tiene un carécter determinado, que observaromos inmediatamente. Demostremos, precisamente, Ja siguiente preposicién: Para que et punto 2 sea un polo de orden le de la funcidn f (2), es necesario yf suficiente que el desarrollo de Laurent de f (z) en un entorno del punto %» no contenga miembros con potencias inferiores a —k, y que el coeficiente de (z — 29)~* sea distinto de cero. En otras palabras, el desarrollo de Laurent de Ja funcién f (2) tiene que tener 422 CAP. TV DIVBRSAS SERIES. RESIDUOS la forma 7 (2) =@_g (2 — ay) wg (2S) + Gat ay (2— 29) + +e, (31:3) donde a, 0. En efecto, sea 2) un polo de la funcién f (2) de orden &. Entonces para ae tenemos que tener en este punto un coro de orden k, de 2) donde al 5 = An ea) + Anes (Z—20)4 4, An xO, en cierto cntorno del punto zp. Por Jo tanto, I(Q= a Ee (B.4:4) La serie de potencias Ay + Axs1 (2 —m) + ... representa una funcién analitica que no se anula en cierto entorno sel punto zo (puesto que A, 5© 0). Por esta razén, la funcién 4a es analftiea en un entorno del punto zp y admite un desarrollo de la forma ay + a (¢ — 4) + .. .. donde a = + + 0. Poniendo esta ultima serie en la formula (3.1:4), obtenemos para j (z) cl desarrollo: £ (2) = 00 (@— Soy" cy (Za) (tg EO), el cual, on virtud de la unicidad del desarrollo en seric de Laurent, representa el desacrol!o de Laurent de la funcién jf (z). Este coincide con (3.4:3) salvo las designaciones (%, = dyn, 2 = 0, 1, 2, ...). Asi, pues, la condicién del teorema demostrado es necesaria. Demostremos ahora que ésta es suficiente. Supongamos que f (2). posee en un entorno del punto z) un desarrollo de la forma (3.1:3), donde a, 0. Escribiéndolo cn la forma I@= a_p+a_nyy (B29) +... (@— 29)" 4 sacamos la conckusién de que 4 k 1 => = (2—%)* —___________ Faq ~~ 4)" ara kaa a Ta 5 o bien, sustituyendo la funcién ——— por su desa- At as (F—29) b+ rrollo en serie us Taylor segan ‘te potencias de a— gs sty =)" Bo +B: B20 += =Bo (2 20)" + fis (2— 20)" donde By = x1 #0. § 3. PUNTOS SINGULARES AISLADOS 423 Hemos obtenido que el punto z) es un cero de orden & de la fun- cién ao . Por consiguiente, este mismo punto es un polo de orden k de la funcién f (z). El teorema queda demostrado. Examinemos el caso de un punto singular esencial. El compor- tamiento de la funcién en un entorno de un punto singular esencial se caracteriza por la siguiente proposicié Teorema de Sojotski-Cassorati-Weier- strass *). Cualquiera que sca el niimero complejo A (propio o im- propio), existe una sucesién de puntos {2,,), convergente hacia un punio singular esencial 2, tal que lim f (@) =A. Demostracion.: Si A = oo, el teorema es ciorto, pucsto quae Ja funcién f (z) no esta acotada en valor absoluto en cualquier entorno del punto singular esencial. Supongamos ahora que A + 6; demostremos el teorema por reduceién a lo absurdo. Si en un entorno arbitcario del punto zy no se pueden hallar puntos en los cuales los valores de la funcién scan arbilrariamente préximos a A, entonces tienen que. existir un entorno 0<|z—2z|<6 y un nimero «@ > 0 tales, que |f (2) —A | >a para O< | z — 29 | <8. Bxa- minemos la funeién ~ (3) = ; ésta es analitica en el entorna F (2) O< |z—zy | <6. Ademias, satisface en este entorno a la desi- gualdad a \e@l=7eq=aT~z- Por consiguiente, segin el primer teorema de este apartado, @ (z) es regular en el punto z) y su valor en este punto tiene que ser igual al limite lim ea - Pero f (2) no esté acotada en ningiin entorno 2020 del punto zo. Por lo tanto, el limite indicado solamente puede ser cero, 0 80a, @ (zo) = 0. En resumen, fa funcién tiene un 1 Fa—A coro on el punto Zz, de donde se deduce que la funcién (2) — 4 y, por consiguiente, también f (z), tiene un polo en este punto. Esto contradice a la condicién del teorema, de donde se deduce que este dltimo es cierto. Llustremos este teorcma con dos ejemplos. _ *) Este teorema fue publicado, independientemente uno del otra, por Sojutski y el matomdtico italiano Cassorati, en el afi 1868, y por Weierstrass en el afio 1876; a continuacién, para abreviar, lo amaremos tecrema de Sojotski. 424 GAP. IV DIVERSAS SERIES. RESIDUOS Ejemplo ft. f() =sen+. Aqui, cl origen de coordena- das es un punto singular esencial. En efecto, siz tiende a vero, sen 4+ no tiende a ningtin Jfmite, ni finito ni infinito, lo cual se observa inmedialamente considerando solamente los valores reales de z. Si A = oo, entonces haciondo, por ejemplo, z, =+ ¥. por consi- guiente, — 00. Supongamos ahora que A 5 co, Para obtener la sucesién {Zn} de la que se trata en cl teorema dé Sojoiski, resolyamos la ecuacién. 4 sen—= AL = —in, obtenemos: sent =—i shn— co para n+ n Hh Obtenemos: Arcsen A = tip (iA +V1T— 4), de donde t ~Inlea-p Via | eho * _ i ein (a+ ViI— Haciendo i * aap Vie pee y asignando a n los valores 1, 2, 3, ..., obtenemos una sucesion {Zn} que converge hacia cero y satistace a la condicién f@)=A (n=1, 2,.. Por consiguiente, lim f (2,) = AL 1 Ejemplao 2. f(s) =e. En estecaso, el origen de coorde- nadas también es un punto singular esencial, puesto que de nuevo { no existe el limite lim e. zen Si A = co, lomamos z, =. Resulta: f(@,) =e" 00 para n—- co os decir, la sucesién =] satisface a la tesis del teorema de Sojolski para A = oo. Supongamos ahora que A == 0. Entonces. t hac endo 2, 7 queda también comprobada la tesis del teorema cn este caso. Supon- gamos, finulmente, quo A = 0, A 00, Aqui es mas sencillo elegir » tendremos: f (s,) =e" para n-» co, 0 sea, § 3. PUNTOS SINGULARES AISLADOS 425 los puntos correspondientes z, resolviendo la ecuacién 1 et =A, ‘Obtenemo: tain, de donde ac 1 “ina ~ In, App aie * Haciendo 1 * Fay A] net tendremos una sucesién {z,} que converge hacia cero y satisface a la condicién f (z,) = A; por consigniente, lim f (z,) = A. neo Del teorema de Sojotski se deduce que, si zy es un punto singular esencial do la funciénu f (2) y EZ es el conjunto de valores que toma la funcién en un entorno arbitrariamente pequeio | z— m | <8 de este punto, entonces la clausura del conjunto Es (es decir, Zs junto con todos los puntos de acumulacién de este conjunto) coincide con el plano complojo ampliado. En efecto, todo punto A del plano complejo cs el limite para una sucesién {f (2,)} de puntos pertenecientes a Hs, y, por consiguiente, ‘A perlenece a Ja clausura del conjunto £5. En los ejemplos 1 y 2 se vio que, salvo ciertas excepciones (A = oo on el primer ejemplo, A = oo y A = 0, en el segundo), en lugar de Ja sucesién de puntos {z,}, para la eual se verifica la tgualdad Limite in (HA, Drea) lim f (2n)—= A, a0 se consiguon hallar lales sucesiones para las cuales se verifican las igualdades exactas: tn) = A, P24, Biers ResuJta que, en el caso general, ambién tiene lugar una situaciéu andloga. De esto trata la proposi ion siguiente: Teoroma grande de Picard. Si % es un punto sin- gular esencial de ta functén f (z), entonces para todo A *% on, a excep- elén, posiblemente, de un valor A = Apo, existe una sucesién infinita de A-puntos de la funcidn j (2) gue converge hacia z9. Enel ejemplo f (2) = sen + no hay ningdn valor excepcional, 1 en el ejemplo f (2) = e éste es igual a 9, puesto que la funeién 4 e siempre es dislinta de eero. “126 CaP. IV DIVERSAS SERIES. RESIDUOS Este teorema lo demostraremos mds adelante (eap. octavo). Sefialemos aqui que, como ficilmente se comprueha, el teorema de Sojotski esté contenido en las tesis del teorema de Picard. Del tiltimo teorema se deduce que el conjunto de los valores que toma la funcién f(z} en un ontorno arbitrario | z—~z) |< 6 de un punto singular esencial zy, coincide con todo el plano finito |z |< co, excluyendo del mismo a lo sumo un punto Ay (4q no depende de 6), El desarrollo de Laurent de Ja funcién f (z) en el entorne de un punto singular esencial z tiene que tener, indispensablemente, un conjunto infinito de términos de potenctas negativas de z — 2 (sc sobrentiende que los coeficientes de éstas son distintos de cero). Tin efecto, si en esto desarrollo no hubiese tales términos, entonces el punto zy seria regular para f {z), y si solamente hubiese un niimero finito de ellos, entonces el punto zy seria un polo de f (z) (segiin el teorema de la pag. 4241). Reciprocamente: cada vez que el desarrollo de Laurent de la funcién f (2) en el entorno de cierto punto z) conten- ga un conjunto infinito de términos con potencias negativas de %— %, 39 seré un punto singular esencial de la funcién f(z). En efecto, éste no puede ser ni regular para f(z) (puesto que no tiene que haber términos con potencias negativas), ni polo {puesto que en este caso tendria que haber solamente un nimero finito de tales 1érminos). Como ejemplo, consideremas Ja funcién exp ; ésta admite ol siguiente desarrollo, convergente para cualquier z 4 0: 1 i 1 1 eapy=l+qt want--- Hyvidentemente, puede considerarse que éste es el desarrollo de Lau- rent de la funcién en el entorno del punto z = 0. Come este desarrollo conliene un conjunto infinito de potencias negativas de z, z= 0 es un punto singular esencial de la funcién. Naturalmente, esto mismo puede demostrarse observando el comportamiento de csta funcién en un entorno del origen de coordenadas. El lector compro- bara ficilmente que ella tiende a oo, cuando z se aproxima al origen de coordenadas manteniéndose en los ejes coordenados, y a 0, cuan- do z se aproxima al origen de coordenadas, manteniéndose en las A F és vee ‘ji 1 bisectrices de los 4ngulos coordenados. Por consiguiente, lim exp “4 ms ' a : a 1 no existe y z = 0 es un punto singular csencial de la funcién exp x De todo lo expuesto se deduce que, para caracterizar un punto singular, desempefia un papel definitivo el conjunto de los tér- minos de potencias negativas en ol desarrollo de Laurent de La $3. PUNTOS SINGULARES AISLADOS 427 Funeién f (z) en el entorno de este punto. Por esta razén, la serie Sa,@—a)* se llama parte principal del desa- i too rrollode Laurent 3 a, (z—zo)" en el entorno del punto zp. La serie > a, (2—%)*, que consta de todos los términos del desarro- lo cuyas potencias son no negativas, representa una funcién regular en el punto zp y, por lo tanto, se Jama parte regular dela serie de Laurent. Aplicando las proposiciones enunciadas debe tenerse en cuenta que en ellas se trata solamente de aquellos desarrollos de laurent que son convergentes cn cierto entorno 0O< |z—2,|< / dol punto que se estudia. Como ejemplo, veamos la serie de Laurent: 1 4 1 1 & an goby. +otgtat +. +gmt--- weet Lista contiene un conjunto infinito de términos con potencias negativas de z. No obstante, antes de afirmar que 2 = 0 es un punto singular esencial para la suma de la serie, hay que aclarar si es convergente o no lo eg en algiin entorno de este punto. Obsérvese quo la serie considerada representa una suma de dos progresienes: Set) aa La primera de éstas es convergente para | z | > 4 1 0 y representa Ja funcidn 5; la segunda es conver- gente para |z|<2 y representa la funcidn —_>= 4— . Por consiguiente, el recinto de convergencia de la serie dada es el anillo 1<|2|< 2, el cual, naturalmente, no es un entorno del origen de coordenadas. La suma de la serie en este anillo es igual a 14 +h 1 ; : : + FoETT : Para esta funcién el origen de coordenadas es un punto regular y todos los puntos singulares se reducen a dos polos simples: z= 1 y z= 2 3.2. Para determinar r4pidamente la posicién y el caréctor de los puntos singulares de una funciéa en casos coneretos conviene 428 CAP. IV DIVERSAS SERIES. RESIDUOS tener en cnenta las siguientes proposiciones elementales que se deducen de los teoremas del ap. 3.4. a) Si f @) y @ (2) 5€ 0 son dos funciones uniformes y analiticas en un recinto dado G, entonees la funeién F (2) = aa puedo tener puntos singulares en cl recinto G, precisamente polos, solamente cn los ceros de la funcién @ (z). Sea £ um cero do orden & de ta fun- cién @ (z) (k1) y un cero do orden f de Ia funeién 7 (z) (1 0) (si § no es un cero de Ja funcién f (2), hacemos 7 = 0). Enitonees, en un entorny del punto § se tiene: fy : Meant... 7 #@) “hea @—) ra bee donde f) (C4) 0 ¥ pM (2) 40. De esto so deduec que F(z) tiene en el punto € un polo de orden & — 2 si k > 2, y un punto regular si k <1; ademés, este Ultimo ser& un cero de la funcién ¥F (z) de orden 2Z—k sik b) Si f (2) y p (2) son dos funciones que no ticnen en el recinto G olros puntes singulares mds que polos, entonces su sumu, diferencia, producto y cocionte (este Ultimo se forma golamente cuando p(z)=2 0) tampoco tienen otros puntos singulares mds que polos. Ea particular, consideremos la diferencia de estas funciones f(z) — @ (), y sea € un punto en cuyo entorno los desarrollos de Laurent de las funciones f(z) y ¢ (2) tienen la forma Pam. tb taba et... @—t)! ie _ bn 9) = Goo — te af et bode bs (2—0) 4 Aqui I y & designan el orden del punto 6, considerado respectiva- mente como polo de una u otra funcién. Para mayor genevalidad, supondremos que Z < 0 (o bicn & < 0) cuando € sca un punto regular de f (2) (o bien de ¢ (2), comenzando en este caso el desarrollo con términos de potencias no negativas de z — ¢. Restando término a término el desarrollo de @ {z) del desarrollo de f(z), obtenemog el desarrollo de f (z} — p (s). Evidentemente, el punto § seré un polo de esta diferencia cuando, ¥ sélo cuando, éste sea un polo de al menos una de las funciones f (z) y @ (2) (k>1 bien 241) y no coincidan entro si las partes principales de Jos desarrollos de j (z) y @ (2). Cuando las partes principales son iguales (es de k=], ah = Deny eee @y = 64), para la diferencia § 9. PUNTOS SINGULAKES AISLADOS 429 obtenemos el desarrollo: J (2) —¢ (2) = ao — by + (a; —d,) (2-8) +... de donde se dednee que § es un punto regular para /(2)—g (2). Consideremos ahora la funcién (@ (2) 0). Esta puede tencr puntos singulares solumente cn lus ceros de Ia funcién (2) 0 en los polos de Ja funcién f (2). Sea £ un cero o un polo de las funciones f(z) o @ (z). En cualquier caso podemos escribir: F()=@—Z) lm e—2)+...) FAD=G—-O' byob @=O+ donde 7 y & son niimeros enteros (positivos, negatives 0 ceros), y entre corcheles figuran series de potencias que son convergontes en cierto entorno del punto € y cuyos términos independientes son diferentes de cero (a) = 0, by + 0). En estas condiciones, & > 0 corresponde al caso en que p (z) tiene un cero de orden ken el punto ¢, k = O significa que 2 = § es un punto regular en el cual @ (s) + 0, y, finalmente, k < 0 significa que 2 = € os un punto singular de la funcién @ (z), precisamente, es un polo de orden —k. Pongamos los desarrollos de f (z) y » (2) en la formula para F (2). Tendremos: W (2) ax (g—tylne COR ES) te = 6 tea Evidentemente, para 12k el punto & serd regular para # (2) (en particular, para 7 >> k seri un cero de orden 2 — #), mientras que para f < ke sera un polo do la funcién ¥ (2) de orden & — 2. ¢) Sea f (2) una funcién uniforme que no tenga en ol recinto G otras singularidades ms que polos. Entonces la derivada de esta funcién f’ (2) no puede tener tampoco en el reeinto G otras singula- ridades mas que polos. Procisando, f’ (2) tiene un polo en cada polo de la funcién f (2), euyo orden es una unidad mayor que el orden del polo de f (z). En efecto, sea € un polo de la funcién f(z} de orden k:>1. Entonces, en un entorno UY del punto & 0< |z— |< A, la fun- efén f (2) admite el desarrollo: 1h te FE At ACH O4 ase). Como los términos de este desarrollo son funciones analiticas en U y cl desarrollo mismo es uniformemente convergente en el interior 430 GAP. IV DIVERSAS SERIES, RESIDUOS del recinto U (debido a la propiedad de la serie de Laurent), éste puede derivarse término a término en U. Resulta: i kALn AL POs — oS abe tact (kA_» 0). * Hemos obtenido para f’ (z) el desarrollo de Laurent en un entorno del punto €, de donde se ve que € cs un polo de orden & + 1 para Ja derivada f' (2). d) Sea # (2) 54 const una funcién uniforme que no tenga en ef recinto G otros puntos singulares m4s que polos, y sea A = co un nimero complejo arbitrario. Entonees, la derivada logarit- mica de la funcién f(z) — A aihatj@)—Ayy__f') az 7@—A no tiene en el recinto G otros puntos singwlares mas que polos; precisando, ésta tiene polos simples en todos los poles de Ja funeién { @ y en todos los A-puntos de esta llima (es decir, en todos los ceros de la funcién f (2) — A). Para comprobar esta proposicién, podemos aludir al caso general considerado anteriormente en b). Ya vimos que el cociente de dos funciones puede tener polos en los cerog del denominador o en los polos del numerador. Sea z = € un cero de orden & del denominador, es decir, un A-punto de la funcién f (2) de orden &. Entonces FQ) =A ay (s—O ay E—O+ ... (le 1, ag 0). De aqui se deduce que £1 (3) = Brag {2 — 09 + ay (K+ 1) (BE) ees es decir, el punto € es un cero de orden & — 4 del numerador de la fraceién. De esto se deduce que este punto eg un polo simple de le derivada logaritmica. Por otra parte, sea z = € un polo del numerador f (). Esto es posible solamente si € es un polo de la funcidén f {z) — A; ademas, como ya se vio en el caso ¢), el orden de multiplicidad del polo para f(z) sera una unidad mayor que el orden del mismo polo para { (2) — A. Por consiguiente, para la derivada logaritmica obtcnemos de nuevo un polo simple en el punto ¢. e) Si Ces un punto regular o un polo para la funcién f (2) = 0. y para la funcién @ (2) ¢ es un punto singular esencial, entonces seré también un punte singular csencial para eada una de las fun- ciones @ (2) + f (2), f 2) @ (2) y ue i § 3. PUNTOS SINGULARES AISLADOS At En efecto, designemos estas dltimas funciones mediante 1p, (2), tp, (2) y ps (2), respectivamente. Entonces tendremos: P@=WALIG, P@=BO, eQ=nOle. Si se supone que yp; (s) (J = 1, 2, 3) tiene un punto regular o un polo para z = €, entonces la funcién p (z) también tendré un punto regular 0 un polo para z = €, lo enal contradice a la hipétesis. Asi, pues, el punto z = € no, puede ser regular para las funciones ap, (2). Como estas funciones son uniformes y analiticas en cierto entorno del punto ¢, a excepcidn de este punto, éste tiene que ser un punto sin- gular aislado de caracter uniforme para *p, (2). Pero como ya compro- hamos, el punto € no puede ser un pole para 1p, (2). Por consiguiente, éste es un punto singular esencial para cada una de estas funciones. f) Si € es un punto singular esencial para la funcién @ {z), enton- ces la funcién 7a tendraé en €, o bien un punto singular esencial, obicnun punto singular no aislado: un punto de acnumulaciéon de polos. En efecto, hay dos posibilidades: o bien existe an entorno del punto € en el cual @ {z) no se anula, o bien tal entorno nv existe, En el primer caso, la funcién wp (2) = aa sor4 analftica en cierto entorno del punto § a exeepcién del mismo punto €. Este punto no puede ser para ip (2) ni regular ni polo; en caso contrario ¢ seria 1 ’ . polo o un punto regular para —p (z) = Fay? cn contra do la hipétesis. Por eonsiguiente, € es un punto singular esoncial para p (z). in el segundo caso, en cada entorno del punto £ oxisten ceros de la funeién g (z) y, por consiguiente, en cl mismo entorno existen polos de la funcién wp (z) = am" De aqui se deduce que cualquier entorno del punto € contiene puntos singulares (precisamente, polos) de Ja funcién sp (2). Por lo tanto, & es en el caso considerado un punto singular no aislade para tp (z). Este es un punto de acumn- lacién de polos. 3.3. Consideremos una funcion uniforme f (z), anal{tica en todos los puntos del exterior | z | > r do cierto efreulo con el eentro on el origen de coordenadas, a excepcién, posiblemente, del punto del infinito. Realizando la transformacién z = — reducimos el estudio z de tal funcién al estudio de la funcién f* (o=7() . la cual es analitica en todos los puntos de un entorno del origen de coordena- das, * excepcién, posiblemente, del origen de coordenadas. La ima- gen del punto del infinito z = oo serd el punto £ = 0, y a cada suce-

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