Sie sind auf Seite 1von 1

Helada el agua rompi la frente de Isabel. El nacimiento a una muerte, la muerte de su tradicin.

El templo lleno de mujeres. Slo el sacerdote, Antn el monaguillo y el hombre sin rostro
desentonan impasibles entre las perturbadas fminas.
Un barco de mala muerte, sin bandera, las alojar durante el siguiente mes. Los pasos sobre la
madera chirriante, el viento angoleo susurrando un adis, un ocano de lgrimas. Adios Agostinho,
tus manos hundidas en la tierra estn ondeando la despedida.
Recife las recibe con esa atmosfera enmohecida de un yugo. El hombre sin rostro las distribuye en
azarosas prisiones, casas de familia por fuera, muerte por dentro.
Cada da que le tocaba ir por frutos al campo de los Oliveira, cruzaba el puente de piedra y se
quedaba contemplando el fluir del agua. El espejo le devolva la imagen de la diosa y sus cabellos
ondeados. Saba que si haba de contactarse con Agostinho, slo Iemanj poda ayudarla.

Das könnte Ihnen auch gefallen