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En La Repblica de Trapalanda
Ahora comprendo por qu Jorge Luis Borges suscit, en vida, entre los
argentinos, un fastidio que se hizo admiracin slo cuando el mundo le
expres la suya. Borges provena de una Repblica Argentina emancipada de
la adolescencia colectiva.
Primero con falso engreimiento, despus con falso candor, contradijo uno
por uno todos los atributos del pas adolescente y les present el desafo de
una madurez de carcter, de una adultez mental y espiritual tan segura de s
misma que hasta poda ejercitar, sin miedo, la duda metdica y, sin ninguna
zozobra, la modestia.
Los adolescentes se jactan de su amor por la libertad, pero slo la piden para
el grupo dentro del cual se mimetizan. El junco pensante de Pascal, si es
joven, se agavilla en haces de pensamiento unnime. Borges era un junco
solitario y orgulloso y se rehusaba al enfardamiento: el adolescente colectivo,
pues, lo miraba como a una planta extica y acaso daina, como a un intruso
en la ecologa cultural del pas.
No lo leera, pero se luca con l como con un mrito propio. Lo haca hablar
en todas partes y sobre cualquier tema. Lo paseaba y lo manoseaba al modo
de un trofeo que probase las virtudes argentinas.
Entonces es posible que aprecie la importancia del rigor que la cultura debe
imponerse a s misma. Un rigor obstinado, deca Leonardo. Pero este rigor es
siempre una empresa individual. Otra que democratizacin de la cultura al
gusto de la adolescencia colectiva!
En La Repblica de Trapalanda
Imagen: adoc-photos/Corbis