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Aspectos de la discusién antropolégica Esteban Krotz* 1. INTRODUCCION Una revista como Nueva Antropologia se entiende como un “6rgano de comuni- caci6n”” 0, como puede leerse con lla- mativa repeticién en editoriales inau- gurales de nuevas revistas, como un “espacio para cl debate””. ;Realmente lo es? ¢Cudl revista —especializada, académica, cientffica— de ciencias so- ciales y humanidades en México lo es? Todos sabemos que muchos clementos se confabulan para impedirlo: desde los exiguos recursos disponibles para tales publicaciones (mds adn en el caso de las revistas independientes, no ancla- das con seguridad en el presupuesto de una tinica institucién) hasta las dificul- rofesor-investigador en la Unidad cle Ciencias So cialet de Ia Universidad Auténoms Metropolitana- Istapalapa (VAM) y en a Universidad Auténoma de Yucatén (Mérida, Yucatén). Coordinador del Comité (Organizador de la “Tercera Reunién Anual de Nueea Aniropologia” tades provenientes de la organizacién de! correo y de la distribuci6n editorial en cl pafs, desde los largos tiempos que suclen transcurrir entre la terminacién de una investigacién y la aparici6n de sus primeros resultados, hasta la tan antigua como funesta tendencia —agu- dizada sobremanera en fechas recientes por los omnipresentes sistemas de “evaluacién por puntajes"— de con- vertir un escrito antropolégico en mero logro curricular, simple boleta de canje para un determinado némero de “*pun- tos”’ en tal o cual sistema de ‘‘evalua- ci6n académica’’, preponderantemente cuantitativo. Motivado también por razones co- mo éstas, cl Consejo Editorial de Nueva Antropologta acordé, hace algin tiempo, realizar una vez al afio una “‘Reunién Anual’’. Con formas de organizacién y lugares cambiantes, constituirfa preci- samente un mecanismo para reunir co- legas de diversas instituciones en torno Nueva Autropologta, Vol. XIII, No. 43, México 1992 10 ESTEBAN KROTZ aun tema oun problema, servirfa para generar y fortalecer el intercambio y la confrontacién de ideas y producirfa, ademas, materiales de buena calidad para su posterior publicaci6n en la re- vista (con lo que no se aspiraba, sin embargo, convertir a ésta en una espe- cie de simple “‘memoria’”’). La primera de estas reuniones se realiz6 los dfas 6 y 7 de junio de 1989 en El Colegio de México, y constaba de varias mesas, diferentes cn cuanto a te- ma y tipo de materiales presentados. En la primera se expusieron los princi- pales textos contenidos en cl ntimero 36, que bajo el titulo “En torno a lo ptiblico y lo privado”’ se encontraba en esos momentos en prensa. En otra se discuticron trabajos entonces casi ter- minados sobre cl ‘sector informal” que, enriquecidos por los aportes de la reunién, fueron publicados posterior- mente como niicleo tematico del niime- ro 37 de Nueva Antropologia, La tercera mesa s¢ ubic6 en el marco del debate nacional originado por las elecciones presidenciales de 1983. Para ella se ha- bfa solicitado a varios investigadores, textos sobre diversos aspecios de la cul- tura polftica mexicana. Versiones revi- sadas a la luz del debate de la reunién, se convirtieron luego bajo el tftulo “‘Antropologfa, polftica y democracia’” en la parte central del niimero 38. Para la segunda eflicién del evento se cambidé de esquema. La reunién se realiz6 los dfas 20 y 21 de septiembre de 1990 en la Unidad de Seminarios de la UNAM y tuvo el cardcter de un sim- posio con nutrido nfimero de ponencias lo que lamentablemente redujo cl es- pacio disponible para su discusin) de- dicadas todas a ‘‘andlisis y categoriza- cién de las clases y sujetos sociales en el agro’’, refiriéndose asf a una temética que dos décadas antes habia sido hege- ménica en la antropologfa mexicana pero opacada durante los afios ochenta. Para la tercera Reunién Anual se esco- gi como tema “los enfoques te6ricos de la antropologia mexicana reciente” Y, huevamente, cainbiaron el lugar (la recién estrenada Unidad de Posgrado de la UAM-Iztapalapa)! y la forma del evento. Este articulo pretende dar cuenta de algunos aspectos importantes de la tereera Reunién Anual. Su. primera parte se centra en la forma de la reunion misma, tema usualmente no tratado en la reflexién sobre eventos cientificos, dado que e! interés principal se sucle divigir, por razones obvias, hacia el con- tenido de tas mismas. Empero, en vista del naimero creciente de eventos acadé- micos de todo tipo en el Ambito antro- polégico, en vista de que las ciencias antropolégicas estudian, también, as- pectos de la organizacién social, asf co- ¥ La reunién se realizé los dfas 26 y 27 de septiembre de 1991, contando eon el co-patrocinia de la Univer dad Auténoma Metropolitana-Tatapalapa (VAM!) y Ia ‘Universidad Auténoma de Yucatén pero, lamentable- mente, no gon el acostumbrace apoyo del CONACYT. Por su porticipacién efectiva en la preparacidn y realizacién de la misma hay que dar las gracias a Cor rien Bueno y Grisel Castro, vinculadas desile hace tiempo y de diversa manesa con la revista, a Reuardo Nivén y Tercen Mors, jefe y asistente administrative, respectivamente del Departamento de Antropelogia lola UAAEY, también ay que agradecer a Luis V6z" ‘quez su empeiio en la preparacién y moderacién de la primera mesa del evento. Finalmente se agradece slew de estes paginas nuevamente la hospitetidad del De- partamento cle Antropologfa, del Dr. Sergio Pérez Cortés director de la Divisién de Ciencias Sociales y Tlumanidades, ydel Rector, Dr. Julio Rubio Oca, to- dos de la UAME ASPECTOS DE LA DISCUSION ANTROPOLOGICA 1 mo en vista de que seguird habiendo, un buen rato todavia, “‘reuniones anua- les?” organizadas por la revista, parece conveniente dedicar cierta atencién a este aspecto. La segunda parte de este ensayo constituye una especie de co- mentario sobre algunas ideas conteni- das en los textos entonces presentados (y publicados en su versién revisada en este mismo ntimero), ampliando y pre- cisando de esta manera consideracio- nes expresadas en la relatorfa y clausu- ra de la reuni6n. Su interés no radica, por tanto, en ofrecer una especie de re- sefia y mucho menos de un “juicio”’ o un comentario “conclusivo”’; mas bien se intenta entender y prescntar cl even- to en sf y los textos aqui pubticados, que de él resultaron, como un paso en una discusién que empez6 antes de la reunién y que deberfa seguir. Consti- tuye, asf pnes, también una invitacién a opinar, cosa para la cual las paginas de Nueva Antropologia siguen abiertas. 2. RADIOGRAFIA DE UNA REUNION En vista de que ya se contaba con un buen ntimero de revisiones genera~ les sobre la antropologfa de las tiltimas décadas —entre éstas estén el trabajo pionero de J. Lameiras (1979), diver- sos articulos contenidos en diferentes voltimenes de Historia de la antropologia mexicana coordinada por C, Garcfa M. (1987-88), el volumen colectivo Teoria ¢ investigacién en la antropologia social mex: cana (G. Aguirre y otros, 1988)? y di- También podria mencionarse la “Mesa Lineal” de NA. 43 ‘versos textos referidos a tematicas espe- cificas publicadas en diferentes ocasio- nes—, se quiso evitar una nueva serie de “‘recuentos”. Fampoco se consideré pertinente fomentar otro intento de lle- gar a alguna esquemética “‘clasifica- ciéa” de las corrientes teéricas vigen- tes, dado que éstos habfan operado en el pasado, mds como inhibidores del debate fructffero que como sus catali- zadores. En cambio, se opté por: Pedir, para la parte central del evento, a diversos antropélo- gos, quienes hayan publicado més © menos recientemente un libro ampliamente conocido por el gre- mio, una especic de reflexién cri- tica sobre el mismo. Dado que en todos los casos se tratard (...) de obras publicadas, los autores no tendrin la necesidad de expo- ner detalladamente su contenido. Mas bien se espera que traten tpicos como los siguientes: ¢Con qué clementos (eéricos se constru- y6 cl objeto de estudio? ¢Cémo se desarrollé el método seguido? Con base en qué consideraciones Se opté por estos elementos y no por otros? gC6mo se insertaron estas opciones en determinados contextos de discusién cientifica, institucionales, sociales més am- plios? ;Cual genealogia teérica 0 cientifica general se asuinié expli- citamente y qué quedé —en su caso— impl{cito? ¢Cérmo modili- 6 el resuliado ge la investigacién Ia XX Mesa Redoncla de la Sociedad Mexicana de Antropolog’a, eclebrada en octubre de 1987 en la eiut dad de México. 12 ESTEBAN KROTZ la visién que originalmente se tu- vo del problema? :C6mo se eva- Ifia hoy, ala luz de posteriores co- mentarios y crfticas y, en su caso de trabajos propios tltimos, la aproximacién de entonces al fené- meno estudiado? Como puede verse esta lista de preguntas, no se trata de una simple mirada retrospectiva de in- vestigadores acerca de una obra especifica o de la evaluacién de su aportacién al conocimiento de su fenémeno emptirico especffico. Tampoco se esperan, por asf de- cirlo, “revelaciones”’ acerca de as- pectos desconocidos de estas obras. ‘Mas bien se trata de que diversos colegas revisen una obra acabada (por esta raz6n, los textos cn cucs- ti6n ser4n libros y, en su mayorfa, tesis doctorales) como parie inte- grante de un proceso de discusién colectiva y esencialmente inaca- bada. Esta larga cita de la propuesta ori- ginal del evento, que después formé parte de la invitaci6n a los conferencis- tas, se justifica aquf también porque varias de las ponencias y, en conse- cuencia, de los textos incluidos en esta entrega de Nueva Antropologia, se refie~ ren explicitamente a ella. Esta pro- puesta implicaba la participacin de s6- Jo un niimero reducido y previamente seleccionado de “‘conferencistas”’ (ex- poniéndose, desde luego, a posibles crf- ticas por quienes hubieran preferido a otras personas o #cluso querido parti- cipar ellos mismos) y contar para cada uno con’ un tiempo excepcionalmente amplio ~entre treinta y cuarenta mi- nutos para la exposicién y un lapso igual para el debate—, es decir, hora y media por conferencia. Se calculé el tiempo disponible para ocho de éstas. Varios de los invitados se excusaron por falta de tiempo y al final quedaron apuntados siete; participaron seis, pero s6lo de cinco se pudieron obtener las versiones revisadas de sus ponencias. Otra delimitacién expresa se refirié al cardcter explicitamente antropoldégico de las obras por discutir.? “EI conjun- to de estas conferencias y de los debates que provoquen, ser4 una significativa contribucién al esclarecimiento de los enfoques te6ricos efectivamente ope- rantes en la investigacién antropolégi- ca mexicana”, siguié el texto arriba ci- tado, y para facilitar la discusién se invit6 a tres comentaristas del conjunto de conferencias, antecedidos por una breve relatorfa. Finalmente, dada la importancia que ha tenido en México la confrontacién de diversas corrientes de pensamiento marxista con la tradi- cidn antropolégica, se decidié iniciar el evento con una mesa redonda sobre “Nueva vuelta a antropologfa y mar- xismo en crisis’’, retomando asf el te- ma de un importante coloquio organi- zado afios atrés por la revista y recogido cn el némero 11 de Ia misma. Para reducir el peligro siempre existente en reuniones académicas, de que las circunstancias convierten la ex- 3 exe contexto se meneioné la posibilidad de re- un formato semejante en una furura reunién to- bre libros 0 tosis doctorales que explicitamente hayan tratado de vineular la teorfe antropolégica con la de otra ciencia social como le sociologfa, la economta, In ciencia poltien, a lingifatica, In historia, etetera. ASPECTOS DE LA DISCUSION ANTROPOLOGICA 13 posicién de ideas en exposicién de per- sonas, se decidié no convocar de mane- ra amplia con carteles ¢ invitaciones profusamente distribuidas, sino de mo- do més bien restringido, aunque no restrictivo. Ademas, se escogié un lu- gar algo apartado, el cual, empero, Cuenta con una comunidad antropolé- gica numerosa e importante. Como justificacién se expuso en el proyecto de la reunién: El objetivo de este tipo de or- ganizacién cs ascgurar la forma- Gién de un grupo previsible y constante de aproxiiadamente dos docenas de participantes con textos preparados y la asistencia de un némero igual de participan- tes escuchas/discutidores. Esto significa que se propone evitar la conocida situacién de series de lecturas apresuradas, de resiime- nes de ponencias sin tiempo para la discusién de las mismas, y, me- nos atin, para un debate general. La resefia que hizo Carlos Garma del evento, incluida en la presente en- trega de la revista, resalta con acierto muchos de sus aportes y de sus aspectos, positivos. Por su parte, la lectura de los textos aquf reunidos servird para reco- nocer caracterfsticas significativas de las situaci6n tedrica de la antropologia mexicana actual, de sus orfgenes, cau- sas, hipotecas y potencialidades. Pero también es necesario apuntar que no se cumplicron todas las expectativas. Pa- ra no cansar con demasiados detalles del desarrollo del evento, se limita el sefialamiento de sus aspectos negativos NLA. 43, a los siguientes cuatro (entendiendo el término de ‘“‘negativo”’ aquf en el sen- tido de ‘‘problemético”, dado que no son dnicos de esta reunién y, precisa- mente por esta raz6n, dignos de ser to- mados en cuenta para otras reuniones semejantes). 1) No se logré la formacién del es- perado grupo de discusién compuesto por los participantes invitados: varios de los ponentes, comentaristas y modera- dores asistieron solarnente durante una parte de la reuni6n. Particularmente desafortunado result6 que algunos de los ponentes no pudicran asistir a la mesa inicial y/o al debate general final. La reducida presencia del Consejo Edi- torial agudiz6 el peligro de que la reu- ni6n se convirtiera en lo que se conoce de muchos eventos académicos recien- tes, es decir en una retahifa de exposi- ciones y ‘‘mesas”? practicamente desli- gadas unas de las otras, que no logran un debate de alguna manera general 0 acumulativo (cosa que incluirfa un cierto grado de confrontacién y polémi- ca sostenidas), porque no existe el sujeto social necesario. Afortunadamente, 1a presencia permanente de un buen gru- po de ponentes invitados y de asistentes interesados sorte el peligro menciona- do. Pero parece que més alld de lo me- ramente individual y anecdético (desde luego, no se ponen a debate los motivos particulares de cada quien de haber participado como lo hizo) nos enfren- tamos aquf con un problema bastante generalizado ¢ incluso creciente de reuniones académicas en el 4mbito an- tropolégico. ¢A qué se debe nuestra in- capacidad de crear tales grupos —aun- que sean solamente pasajeros— de 14 ESTEBAN KROTZ discusién acumulativa?

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