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que mantienen, no por sus hijos, sino por lo que una vez
fueron y trataron de ser. En tantas ocasiones hua en mis
escritos a otras tierras maravillosas, a otros tiempos
olvidados, buscando algo que senta perdido, mandaba
cartas a aquellas damiselas que yo deseaba entendieran
lo hermosas y tiernas que pueden ser unas simples
palabras de amor verdadero aunque la mayor parte de
las veces mi sentir no era de su inters o de su
comprender, me perda entre noches escribiendo historias
de las ms terribles bestias jams imaginadas por el
hombre, que entre sombras acechaban en la escenografa
nocturna de mis peores pesadillas; Todo esto sin tomar en
cuenta que la razn de mis ideas, el motivo de mi
incansable e infructuosa pero al final encariada
bsqueda eran dos simples y tristes palabras, mam y
pap.
Es complejo hablar de lo que uno siente cuando
realmente lo est sintiendo, no cuando simplemente un
anhela y supone que lo que se debe sentir al respecto de
algo es algo, es difcil articular palabras cuando lo que se
tiene en el alma son solo letras perdidas y confundidas en
una masa de ideas simples y de llagas, dolores y
tropiezos sentimentales; no deseo dar cierta nocin o
idea de un desequilibrio con todo esto, ms bien deseo
charlar de un pasado complicado, lleno de obstculos que
parecan imposibles de sortear que forj un carcter, un
ideal y un sentir ciertamente sensible algunas situaciones
y inmutable al respecto de muchas otras, pero al final, un
ser integro, que vive y siente la alegra de existir, que
tiene la capacidad de escribir tanto como le plazca y para
que le plazca y que as mismo no tiene miedo de aceptar
que el legado de sus padres no es el dinero que lograron
o no hacer, la educacin que me impartieron y la que no,
al amor que pudieron y as mismo el que no tuvieron
oportunidad de otorgarme sino el conjunto de sus deseos,
odios, enojos, alegras y esperanzas, lo que me dieron y
lo que no. Yo; que en mis escritos soy yo y soy ellos y
as para atrs hasta el primer ser que pis esta vasta y
hermosa estancia llamada vida en una prspera y
benevolente tierra.
Solo me queda decir que al final de nuestros das lo nico
que queda de nosotros es todo aquello que est hecho a
imagen y semejanza nuestra, tanto nuestras victorias
como nuestras derrotas, aciertos y errores, defectos y
virtudes