Cuando se considera el tema de la escritura literaria se pone
énfasis en la escritura misma, en la forma, pero no en el conocimiento que debe tener el escritor acerca del tema que trata. Claro, en un taller de escritura no es posible educar en otra cosa que la forma, por lo que la aptitud del futuro escritor dependerá de su capacidad para conocer el objeto sobre el que desee escribir. Cuando en los foros literarios se presentan textos a la consideración y crítica de los participantes, lo primero que salta a la vista es que los escritores no sabían de qué estaban hablando. Porque la falla constante en estos textos es siempre la misma, los escritores noveles desconocen el tema, por lo que deben acudir a los llamados clichés para cubrir ese desconocimiento. Un primer consejo a todo aspirante a escritor literario o en cualquier otra área, es que se dedique a escribir sólo sobre lo que sabe, pero no sólo sobre lo que sabe, sino sobre aquello que conoce más que otros, pues eso es lo que los lectores quieren conocer. Cuando algo se conoce bien siempre se encontrarán las palabras para expresarlo. Claro, una forma de conocer consiste en escribir sobre lo que se quiere conocer, al hacerlo se producen en forma simultánea dos procesos: se conoce al objeto y se aprende a escribir. Difícilmente encontremos un especialista en algún tema que no sepa escribir acerca de éste. Un taller de escritura tendría más éxito en su propósito de formar escritores si en lugar de preocuparse tanto por la forma con que escriben sus alumnos se preocupara más porque el alumno conociera mejor el tema sobre el que quiere escribir. Una vez que se sabe escribir sobre algo esa aptitud se transfiere a otras áreas.
La mayoría de los grandes escritores, aquellos que nacieron a la escritura en forma
espontánea, lo hicieron gracias a que comenzaron a escribir sobre cosas que conocían muy bien. Era el conocimiento de esas cosas lo que los convirtieron en grandes escritores, no la técnica narrativa que posiblemente tuviera un valor secundario en el proceso literario. Los textos eran interesantes gracias al conocimiento novedoso que revelaban.