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61 Las Comunidades Terapéuticas para la rehabilitaci6n de drogadictos Jests Lorenzo INTRODUCCION Muchas personas han sentido una especie de derrotismo social frente al problema de la drogodependencia. El argumento del fra- caso sirve de excusa para descalificar todo tipo de actuacién. Es ver- dad que la superacién de una adiccin cronica es un proceso compli- cado y dificil, y también que muchos programas para la rehabilita- cién de drogodependientes no presentan resultados espectaculares. Sin embargo, somos testigos de que abandonar la drogodependencia es posible. Dado el valor de la vida humana, los bajos porcentajes de recuperacién ya serian raz6n suficiente para mantener los pro- gramas de atencién. Por otra parte, hay una tendencia a pensar que, cuando la recuperaci6n total no se produce, la conclusién es que no se ha hecho nada. Esta forma de evaluar resulta absolutamente in- adecuada, pues para muchas personas que no han alcanzado la abs- tinencia, el paso por un centro mejora su calidad de vida, les dota de herramientas para vivir mds positivamente y, en muchas oca- siones, las vivencias experimentadas suponen un aprendizaje basico para futuros procesos culminados con éxito. La adiccién a Jas drogas es un desorden crénico, y por eso su tra- tamiento debe ser continuado. Se han intentado muchos métodos para reducir el consumo de drogas, con resultados muy desiguales. Uno de estos métodos son las comunidades terapéuticas, que inten- tan reconstruir la persona a través de un programa de tratamiento 54 62 Jesus Lorenzo libre de drogas y utilizando la vida en comtn. La comunidad se con- vierte en el agente del tratamiento: todos sus miembros y activi- dades intentan producir cambios terapéuticos en cada individuo. El capitulo primero de esta tesis va a tratar de lo que son estas comunidades, sus caracteristicas mds importantes, los tres modelos principales y a los grupos a que estén orientados. En el capitulo segundo veremos la breve historia de estas comunidades, especial- mente en Estados Unidos y en Europa. El capitulo tercero trataré de cémo funcionan, incluyendo en él también la terapia de grupo, las granjas agricolas y el objetivo de estas comunidades. En el cuar- to y tiltimo capitulo observaremos algunos aspectos negativos que presentan, sobre todo el mundialmente extendido problema de las denominadas “sectas”. 1. QUE SON Y SUS CARACTERISTICAS Existen diversas definiciones de las comunidades terapéuticas. Dicho de un modo muy general, se pueden definir como un centro, normalmente ubicado en zona rural, en el cual el drogodependiente lleva un régimen de internado, de seis a doce meses, al que debe ir de forma voluntaria, en el que conviviendo con otros compafieros recibe tratamiento terapéutico y educativo. La Federacién de Comunidades Terapéuticas define la institucién como “un grupo microsocial en continua revisién de su propio grado de cohesién en el contexto sociopolitico, cultural y religioso. Se tra- ta de un grupo que afronta los problemas, las dificultades, los ries- gos, las inseguridades y las tensiones del vivir cotidiano, buscando un punto de equilibrio entre las emociones, los sentidos y la razon)”, Por su parte, la Asociacién de Profesionales de Comunidades Terapéuticas para Toxicémanos la define como “aquella institucién especializada en el tratamiento y/o la atencién a personas con pro- blemas de dependencia de cualquier tipo de droga, dirigida por un equipo de profesionales y estructurada en torno a la participacion 53 63 del propio paciente en el proceso terapéutico global”. Las comunidades terapéuticas constituyen, pues, el marco residen- cial en el cual se ofrece a los drogadictos y otros marginados un ambiente de apoyo y motivacién, junto a las técnicas de terapias aplicadas, que posibilitan la rehabilitacién de las personas que acuden voluntariamente a las mismas. Para unos especialistas, la comunidad terapéutica se configura como un dispositive de cardcter residencial que permite un mayor grado de tutela y control del drogodependiente que va a hacer posi- ble la cobertura de una serie de objetivos dificilmente abordables de forma ambulatoria en el propio medio social en el que se desen- vuelve el drogodependiente, Por eso, estarian indicadas para estos cuatro grupos: a) drogodependientes con un modo de vida total- mente afectado por el consumo de drogas, en los que es aconsejable su separacién temporal de su medio social habitual; b) aquellos con graves déficit en su comportamiento, vida personal y social; c) los que carecen de un minimo soporte sociofamiliar para desarrollar otros tipos de intervencién, 0 que, contando con él, éste pueda ejer- cer una influencia negativa en el proceso rehabilitador; d) dro- godependientes con fracasos previos en otras modalidades de tratamiento”. CARACTERISTICAS. Entre otras muchas, citaremos las siguientes caracterfsticas principales: a) una supresién total de las drogas, incluido el alcohol; por eso, es necesario que el dro- godependiente descubra otras alternativas, al margen de las drogas, para poder rehabilitarse. b) Las comunidades terapéuticas, en general, son consideradas como una microestructura de curacién y soporte orientada a proporcionar nuevos valores al drogodepen- diente, asi como una nueva imagen de sf mismo y de los demas. c) El concepto basico dentro de una comunidad terapéutica es que el individuo es el principal responsable de su rehabilitacién; por lo tan- to, deberd trabajar activamente para ello y colaborar con el resto 52 64 Jests Lorenzo del grupo, Cada uno tiene la obligacién de aceptar la responsabili- dad de sus acciones. d) El énfasis puesto en el presente, contra el pasado. Para Amando Vega, las caracteristicas mds importantes son: a) equipo terapéutico interdisciplinario, laboralmente contratado. b) Programa terapéutico en una perspectiva de salud comunitaria. c) Criterios de diagnéstico, admisién y alta. d) Protocolos médico, psi- coldgico y social. e) Sistema definido de evaluacién de procesos y de resultados. f) Capacidad de autocritica y revision del modelo. g) Actitud de colaboracién con un programa de tratamiento amplio y global. h) Objetivos globales de integraci6n social. i) Cumplimiento de la Declaracién de los Derechos del Enfermo. j) Inexistencia de adoctrinamiento ideolégico. k) Condiciones higiénicas y sanitarias propias de un centro de tratamiento. I) No pertenencia a movimien- to u organizacién proselitista/ expansionista”. José Arturo Luna cita algunas caracteristicas: a) Plantea una antropologia a cuatro dimensiones: bio-psico-socio-espiritual. b) La “racionalidad filos6fica” cumple un papel de igual 0 mayor impor- tancia frente a la “racionalidad cientifica”, en relacion al tratamien- to del adicto. La teoria de valores, el problema del sentido y signifi- cado de Ja vida, son puntos centrales. c) A la persona adicta se le trata mds como inmadura, irresponsable y no como paciente, d) La crisis de abstinencia se maneja sin medicamentos y sin sustancias sustitutas (ejemplo: no se utiliza la metadona como sustituto de la heroina). e) Hay un enfoque mas democriatico en las relaciones en- tre terapeutas, ex-adictos y personas en tratamiento. f) En la tera- pia, el papel de la persona cx-adicta es determinante. g) Se pri- vilegia un abordaje mds de tipo funcionalista al inicio del trata micnto. Lo primero es evitar que la persona consuma psicoactivos. Después, se centra la atencién en la resolucién de problemas bio- psico-socio-espirituales. h) El “Esprit de Corps” es muy fuerte. El proceso de cada persona le interesa a toda la comunidad”. 65 En cuanto a los MODELOS de comunidades terapéuticas, hay tres clases: 1) Las regidas por profesionales, donde se trabaja con e] objetivo de la integraci6n posterior del individuo en la vida cotitiana, pudien- do darse el alta voluntariamente, e integréndose en un plan mds am- plio donde el aislamiento es sélo una parte del proceso. 2) Comunidades terapéuticas regidas por no profesionales, las cuales suelen ser confesionales: religiosas, pseudofilos6ficas 0 de ex- toxic6manos. Muchas veces, aunque no siempre, su estructura se basa en el poder de un lider y hay obligacién de aceptar un credo. En estas comunidades se suele acoger directamente, sin ninguna clase de evaluacién, y en algunas de ellas no existe el objetivo claro de conseguir la integracién social. 3) Comunidades mixtas, que son las que estan dirigidas por pro- fesionales y ex-adictos. Para organizar este modelo, es indispensable que el profesional (psicdlogo, psiquiatra, médico, etc.) viva en una comunidad durante cierto tiempo y reciba las terapias como si fuera un adicto. Si logra vivir dentro de la comunidad y hacer una refle- xién posterior a la vivencia, se tendrdn las bases para crear un épti- mo sistema de tratamiento. Finalmente, las comunidades terapéuticas suelen estar orientadas prioritariamente a los tres siguientes grupos: 1) Individuos marginados, con grave desarraigo social e imposibi- lidad de mantener un cierto umbral de estabilidad que posibilite su acceso continuo a un programa ambulatorio. 2) Sujetos con conflictos importantes en la familia que imposibili- tan un tratamieto en régimen de convivencia familiar. 3) Sujetos que hayan fracasado en otros tipos de tratamiento, especialmente si cl fracaso se centra en la imposibilidad de mante- ner la abstemia y recafdas continuas”. 66 _Jestis Lorenzo il, HISTORIA El término “Comunidad Terapéutica”, acufiado por el psiquiatra Maxwell Jones en Inglaterra a finales de los afios cuarenta, hace re- ferencia a un particular tipo de tratamiento concebido en un medio hospitalario y dirigido a pacientes psiquidtricos. Se basa en la pro- fundizacién de relaciones interpersonales, las experiencias de grupo y la interaccién social. Su aspecto innovador consistia en el régimen comunitario abierto, en donde los pacientes colaboran activamente con los terapéutas y en la gestion de la comunidad. Aunque las comunidades terapéuticas nacieron en el ambito psi- quidtrico, no se sabe con exactitud cémo Ilegé dicho término a apli- carse en los tratamientos de drogodependientes, ya que, en princi- pio, estaban encaminados a Ia rehabilitacién de todo tipo de margi- naciones sociales: delincuentes, ex-presidiarios, enfermos mentales, etc. La primera comunidad terapéutica destinada exclusivamente al tratamiento de drogadiccién fue fundada en 1958 en California, por Charles Dederich, un rehabilitado en la asociacién Alcohdlicos Anonimos; sobre esta asociacién ya he hablado en otra tesis”. Esta comunidad consistia en un grupo de adictos que vivian juntos en una casa vieja; allf los jévenes en fase de recuperaci6n participaban regularmente en seminarios de discusién y en un tipo de psicotera- pia de grupo que implicaba un examen reciproco de todos sus pro- blemas. Dederich estaba muy interesado por averiguar cémo un gru- po podfa contribuir al tratamiento y cura de una enfermedad, por lo que fund6 esa primera comunidad llamada Synanon. Dederich cam- bid las reuniones de Alcohélicos Anénimos, que tenian lugar en su casa, en grupos en los que se confrontaban unos a otros de forma directa y emocional. A estos grupos les puso por nombre “juegos” y se convirtieron en el corazén de la comunidad. La aceptacidn de la expresién de agresién verbal entre Jos miembros del grupo, como un elemento terapéutico de los juegos, pudo desarrollarse pro- 49 bablemente gracias a la ausencia de profesionales. El punto de vista del fundador se dirigia a la creacién de una sociedad mejor. Los residentes de la comunidad Synanon no querian retornar a la sociedad que ellos denunciaban, creando en Synanon una sociedad ideal donde sus residentes renunciaron a la propiedad privada, trabajaban siete dias, seguidos de otros siete de tiempo libre; a cualquier hora podian interrumpir el trabajo para desarrollar un “juego” a fin de resolver conflictos. Fue un fascinante experimento social, pero fracasé a causa de la falta de control sufi- ciente por parte del lider. Synanon acabé en un fracaso, pero dio origen al gran desarrollo de las comunidades terapéuticas para adic- tos. Algunos ex-residentes de Synanon establecieron comunidades terapéuticas que proponian como meta la vuelta de los residentes a la sociedad, poniendo como ejemplo la comunidad Daytop Village, fundada en 1963 por el psiquiatra Daniel Casriel, cuyo objetivo era la reestructuracién de la vida de los residentes de tal manera que pudieran funcionar de nuevo en la sociedad sin necesidad de drogas®) La evolucién histérica de las comunidades terapéuticas pasa por dos corrientes fundamentales: la norteamericana o conductual (muy jerarquica y directiva) y la europea o democratica (mds cercana al modelo psiquiétrico original). No obstante, a partir de mediados de los ochenta, se inicia una mayor comprensién de las dos formas de tratamiento y, sobre todo, una profesionalizacién de las mismas. EUROPA. Los profesionales europeos visitaron las comunidades terapéuticas de los Estados Unidos y las establecieron en sus pro- pios paises, pero con programas menos autoritarios desde el punto de vista psiquidtrico. Los hospitales tradicionales provocan muchas veces que los pacientes se sientan aislados y sin esperanza. Uno de los principales propésitos del modelo de comunidad terapéutica tra- taba de prevenir esto ultimo, al proporcionar a las personas un sen- 48 68 Jesus Lorenzo timiento de auto-estima como resultado de su aceptacién de respon- sabilidades. En cuanto al desarrollo de las comunidades terapéuticas para adictos en Europa, la comunidad Emiliehoeve, en Holanda, fue la primera libre de drogas fundada en 1972 en el continente europeo. Las de Holanda y Suecia empezaron a funcionar partiendo de mo- delos médico-clinicos, y, poco a poco, sus programas Iegaron a estar mds estructurados, sobre todo desde que el equipo cayé en la cuenta de que lo importante para los residentes era aprender a en- frentarse con las limitaciones. A mediados de los afios 70, se funda- ron en Bélgica y Suiza, recibiendo mucha influencia de Emiliehoeve. En Italia se introdujeron en 1978, habiéndose celebrado allf pocos meses antes la Tercera Conferencia Mundial de Comunidades Terapéuticas. Los equipos de las comunidades terapéuticas italianas y espafiolas se constituyeron con profesionales exclusivamente. Los profesionales de las comunidades terapéuticas europeas introdujeron la terapia de grupo que partia de la misma creencia en las posibili- dades de crecimiento y cambio del ser humano, que es basica en la filosoffa de las comunidades terapéuticas norteamericanas, pero el reto del futuro consiste en descubrir qué tipo de comunidad terapéutica puede acomodarse mejor a cada individuo”. En Espafia, el surgimiento y desarrollo de las comunidades terapéuticas ha sido paralelo a la introduccién, expansién y aumento de] mercado y consumo de heroin: rizado por su crecimiento espontaneo y privado, pues creaban co- munidades terapéuticas aquellas personas 0 grupos sociales que se sentian mds cerca del problema, como padres de afectados, ex-to- xicémanos, instituciones religiosas, filantrépicas, etc. En sus comien- zos, la ténica general de estas comunidades fue la apertura, cierre, reapertura o répida desaparicién de las mismas, debido a los pro- blemas econémicos, organizativos y asistenciales y a la falta de co- laboraci6n de la Administracién. En 1986 ya habia en Espafia unas cien comunidades terapéuticas, Tal movimiento se ha caracte- 7 69 siendo privadas el ochenta y siete por ciento. Existian microcomuni- dades que preferian atender a un reducido nimero de pacientes, y macrocomunidades que aglutinaban a un gran numero de toxicéma- nos, aunque dicho ntimero nunca era excesivamente elevado porque Jas comunidades terapéuticas no responden ni a la organizacion ni a las exigencias de otro tipo de centros, como serfa un gran hospital!®, Ul, COMO FUNCIONAN En cuanto a la forma de ingreso en las comunidades terapéuticas en Espaiia y en Europa, un toxicémano, a la hora de decidir su propia rehabilitacién a través de una comunidad terapéutica, sigue mas los consejos del psicélogo o de otros especialistas. La persona con una dependencia quimica, no suele entrar voluntariamente a un tratamiento; cuando lo hace, habitualmente, es porque ha tocado fondo, no puede seguir sobreviviendo en las calles sin tener un tra- bajo o ha sido echado de casa por sus padres, familias 0 caseros. Pero también se dan casos de los que ingresan por iniciativa propia y el deseo de abandonar por si mismos el mundo de la drogodepen- dencia. Otros son enviados a través de medios judiciales 0 poli- ciales. Normalmente, los nuevos residentes manifiestan estar muy motivados para recibir ayuda de la comunidad terapéutica, pero no piensan en los esfuerzos que tendrén que hacer para obtenerlo, pues, normalmente, el drogodependiente ha evitado durante mucho tiempo los desaffos, responsabilidades y malestares de la vida. De- bido a que los drogodependientes tienen un umbral de tolerancia a la frustracién y malestar muy bajo, el régimen terapéutico estara centrado en incrementar sus niveles de tolerancia y ensefarles com- petencias de afrontamiento mds adecuadas’. En los Estados Unidos, la mayoria de los que ingresan han utili- zado miltiples drogas, incluyendo cl tabaco, el alcohol, la mari- huana, la cocaina, etc. La mayorfa tiene un grado muy considerable de disfusién psicosocial. Casi la mitad de los adultos recibidos pro- 16 70 Jestis Lorénzo vienen de familias disfuncionales. Muchos tienen un historial laboral muy pobre y han estado relacionados con actividades criminales. Un ntimero sustancial ya ha recibido antes algiin tratamiento por uso de drogas. Varios estudios han mostrado que los perfiles psicolégicos de las personas admitidas son muy si gin la edad, sexo, raza 0 afio de admisién, y no son muy diferentes de los consumidores de drogas en otras modalidades de tratamiento. Un tercio tiene alguna clase de desorden mental, siendo los princi- pales las fobias, angustias generalizadas, desérdenes afectivos, dis- funciones psicosexuales y personalidad antisocial’. Antes de ingresar definitivamente, tiene lugar una entrevista de admisién para establecer el ingreso o rechazo. Hay dos directrices principales para la admision: la conveniencia y los riesgos. La con- yeniencia se refiere a la oportunidad del paciente para esta clase de tratamiento; los individuos deben poder participar en el programa, lo cual significa que deben ser susceptibles y tener habilidad para participar en los grupos, comunicarse con los demas y poder funcio- nar en la comunidad. Los riesgos se refieren a los peligros poten- ciales que el candidato pueda traer a la comunidad, pues ésta debe protegerse de influencias corruptas y de aquellas personas que sean una amenaza para su trabajo e identidad. Después de la entrevista privada, suele haber otra con miembros de la familia u otras perso- nas significativas. En ella, se evaltian también las historias legales, médicas, psiquicas y de tratamiento de drogas. ilares, variando un poco se- Las comunidades terapéuticas ofrecen gran variedad de tipos de tratamiento para los residentes durante perfodos que pueden ser de unas pocas semanas a varios arios. La desintoxicacién es un requisi- to para la admisién; esta desintoxicacién es el proceso mediante el cual la droga es eliminada del organismo humano, generalmente por medio de metabolismo natural. Se leva a cabo una psicoterapia y terapia de comportamiento a nivel de grupo o individual que ayuda al paciente a entender las razones para el uso compulsivo de la dro- 45 ga y a encontrar la fuerza para superarlo. En ellas se da énfasis al entrenamiento vocacional y laboral, por lo que son muy titiles sobre todo para los jévenes que pueden asi beneficiarse de la ayuda del grupo. Normalmente, las comunidades ofrecen un tratamiento en tres fases: a) Fase de acogida. Es el periodo de los primeros contactos con el programa, y se participa en reuniones de informacién y orientacién. Se vive en la comunidad, pero se duerme en casa, y el adicto no puede permanecer solo. b) Fase residencial. La persona pasa a vivir las 24 horas en la comunidad. El] tratamiento es muy intenso y en las primeras sema- nas no se le permite el contacto con sus familiares. c) Fase de reinsercién. El adicto vuelve a su hogar o a otra casa para irse incorporando poco a poco a un nuevo programa de vida: trabajo, estudio, vida familiar, etc. Se contintia las reuniones sema- nales para hacer un seguimiento'. Esta reintegracién a la sociedad desde la comunidad terapéutica suele ser muy dificil y dolorosa, pues necesitan ayuda de alguien que les guie. Este vivir fuera de la comunidad les hace ver que no siempre se puede ser honesto, pues en la comunidad se les ha ensefiado a confrontar el comportamicnto de alguien cuando no sea auténtico; su autoestima se resquebraja al tener que pasar por frustraciones de rechazo una y otra vez mientras buscan trabajo. Con frecuencia, el nuevo residente en reinsercién se convence de que lo aprendido en la comunidad terapéutica tiene poco valor respecto a las realidades de la sociedad y se da cuenta de que esta volviendo a su antigua conducta. Por eso, hay que ense- fiarle que los valores de la comunidad terapéutica son validos tam- bién para la nueva vida que acaban de empezar, sobre todo en su relacién con amigos y familiares. En un dfa normal, la actividad de la comunidad terapéutica co- mienza a las siete de la mafiana y termina a las once de la noche. Se suele realizar una serie de actividades laborales, reuniones, consejos 4 72 Jests Lorenzo individuales y recreacién. Hay cuatro formas principales de activi- dades de grupo: encuentros, pruebas, maratones y seminarios. En el encuentro es posible que, gracias al otro, uno aprenda sobre si mis- mo, y los supuestos basicos son: la critica es valiosa, no es un grupo de discusién, nadie es perfecto, un lider de grupo también es objeto de confrontacién, cada uno obtiene del grupo lo que esa persona aporta. Las pruebas son sesiones de grupo dirigidas por los lideres y se llevan a cabo cuando se cree necesario para conseguir la adapta- cién del plan de tratamiento, Los seminarios se realizan como entre- namiento y ensefianza. Los maratones son sesiones largas de grupo cuyo objetivo es explorar y delinear resoluciones mas adaptativas a los aspectos dolorosos en la vida del paciente’, Las Comunidades Terapéuticas de América publicaron un manual donde se describen las siguientes diez competencias: a) Comprender y promover la auto-ayuda y ayuda mutua. b) Comprender y practicar un modelado de rol positivo. c) Coprensién del aprendizaje social versus el aprendizaje didacti- co. d) Comprender y promover el concepto de “no existe dicotomia entre nosotros-ellos”. e) Comprender y promover un sistema de ascensos y privilegios. f) Comprender y practicar el concepto de “actuar como si”. g) Comprender la relacién entre pertenencia al grupo e indi- vidualidad. h) Comprender Ja necesidad de un sistema de creencias dentro de la comunidad. i) Capacidad de mantener registros precisos. j) Comprender y facilitar el proceso de grupo". En cuanto a la ensefianza recibida en las comunidades terapéuti- cas, éstas ensefian a sus residentes cémo aplicar el material del programa y discutir sus creencias irracionales de diversos modos. Se les ensefia a través del modelado, que juega un papel importante en 43 73 el proceso terapéutico; los residentes se ensefian directa e indirec- tamente unos a otros cémo actuar y pensar de distinta forma, y de esta manera observan constantemente cémo deben pensar y actuar si desean ayudarse a sf mismos a llevar una vida feliz y productiva. LA TERAPIA DE GRUPO. El residente en la comunidad terapéutica participa activamente en su recuperacién. El proceso de grupo es un elemento basico en la terapia. Se ha comprobado que la terapia de grupo resulta particularmente eficaz en el tratamiento de personas adictas a las drogas, mientras que la terapia individual suele fracasar porque los adictos poseen unas caracterfsticas espe- ciales. Veamos a continuacién los factores curativos de estas tera- pias: a) Infundir esperanza. En el clima de una comunidad terapéutica, en la que a cada persona se le estimula a hacer uso de sus poten- cialidades, resulta posible elimimar los sentimientos de desesperan- Za. b) Sentimientos de proximidad. El reconocimiento de la situacion de los otros engendra confianza y esperanza, y el residente no se siente alineado por su vida social. c) Altruismo. La mayoria de los adictos creen que no tienen valor alguno para los demas. Ayudando a los otros, sus sentimientos de autoestima se ven reforzados. d) Socializacion. En lugar de la conducta manipuladora que des- plegaba cl adicto, ahora aprende nuevas habilidades de comunica- cién. Aprende a pedir ayuda de manera directa. e) Desarrollar cualidades interpersonales y compartir la informa- cién. El residente aprende a expresar y aceptar la critica. Intercam- biando experiencias, adquicre la introspeccién necesaria sobre su propia conducta. f) Cohesion del grapo. Es preciso desarrollar los sentimientos de pertenencia al grupo a fin de climinar Jos sentimientos subyacentes de que no se les acepta. 74 Jesiis Lorenzo g) Re terapéutica hace de nueva familia en la que se pueden experimentar esperanzas positivas. h) Identificacién. Se produce en el adicto una nueva identidad positiva que incrementa su autoestima, su introspeccién y su confianza!®. Como miembros de la comunidad terapéutica, los residentes for- man un fuerte sistema de apoyo terapéutico y emocional. Reciben psicoterapia de grupo, realizan trabajos, completan sus estudios, aprenden a asumir responsabilidades, y desarrollan competencias de socializacién més elevada. Junto al progreso y crecimiento, realiza- dos paso a paso, los residentes que han sido capaces de funcionar en una sociedad anteriormente, son preparados poco a poco para su reincorporacién. A medida que van alcanzando metas especificas en su comportamiento de adaptaci6n, los residentes se van cualificando para asumir niveles mayores de responsabilidad social. Unas especies de comunidades terapéuticas son las lamadas “granjas agricolas”. que son centros de tratamiento para jévenes drogadictos, ubicados en pleno campo, constituyendo asi pequerias comunidades sujetas a una cierta disciplina y dedicadas a trabajos tranquilos en el campo que alternan con diversas medidas de terapia de grupo durante el perfodo de tiempo que dura su estancia alli. Se utiliza asf el alejamiento como medida terapéutica, aunque a veces su motivacién se debe a que las familias los envian alli argumentan- do desde la peligrosidad social. Nadie duda que las medidas de ais- lamiento pueden ser necesarias cn una primera fase, donde la nece- sidad de consumir drogas es més fuerte que la voluntad del sujeto. Pero estas medidas sdlo tienen sentido si estén insertas en pro- gramas més amplios donde para vivir libre de drogas se realiza en el medio donde se ha gencrado el problema y, posteriormente, se va a desarrollar la vida cotidiana. Por tanto, las medidas de aislamicnto ir situaciones de la familia de origen. Una comunidad slo tienen sentido si estan al servicio de un programa en medio abierto, capaz de dotar al individuo de las habilidades necesarias 41 para enfrentarse con las circunstancias derivadas de una vida norma- lizada. OBJETIVO DE ESTAS COMUNIDADES. Aunque ya hemos hablado algo sobre este tema, pienso que, dada su importancia, es mejor ampliar y profundizar un poco mds. Dicho de una manera general, podemos resumir el objetivo con los siguientes verbos: re- habilitar, reinsertar, desintoxicar, detectar enfermedades derivadas de la drogodependencia, prevenir, orientar, formar profesional- mente, programar, apoyar, informar, atender a los enfermos, pro- porcionar terapia familiar, particular y grupal!”. Visto desde un punto de vista social, el objetivo de la comunidad terapéutica es conseguir la reintegracién del paciente en su propio Ambito social atendiendo al logro de la maduracién personal del mismo mediante un conjunto de técnicas terapéuticas, educativas y ocupacionales. También se puede proponer como objetivo fomentar el crecimien- to personal. Este se alcanza mediante el cambio de un estilo de vida individual a otro comunitario de personas interesadas, que trabajan unidas. El fin Gltimo no consiste solamente en habilitar al adicto para que Heve una vida independiente del consumo de drogas. No consiste tan sélo en la desaparicién de una conducta sintomdtica negativa. Consiste en realzar un estilo positivo de vida que ensefe al re- sidente a ser capaz de afrontar el estrés de modo positive, en trans- formar su autoconcepto negativo por uno positivo, en aprender a mantener plenas e intimas relaciones con otras personas, en saber disfrutar de la vida. El fin del tratamiento en una comunidad terapéutica va més alld del tratamiento de la conducta personal; dicha conducta se considera sintoma de problemas subyacentes. Solo después de que haya dejado el consumo de drogas es cuando aparecen mas problemas. El tratamiento terapéutico en comunidad aspira al desarrollo social, intelectual, fisico y creador del residente. 40 76 Jestis Lorenzo Los graduados ideales ya no son dependientes de drogas ni del programa de tratamiento, sino que han conseguido un autoconcepto positivo y estan emotivamente abiertos: son capaces de dar y recibir amor, capaces de resolver conflictos y experiencias penosas, capaces de solicitar ayuda y de mostrar sus necesidades a otras personas. Uno de los fundamentos del objetivo a conseguir consiste en la autoayuda, es decir, el residente de la comunidad terapéutica debe ayudarse a si mismo para que pueda ser ayudado por los demas. Si se niega la libertad personal o la responsabilidad en el propio creci- miento personal, no tiene sentido la autoayuda. Por eso, en la co- munidad, la vida personal es una continua lucha personal de supe- racién, ayudado por los demas, pero sobre todo autoayudado por uno mismo. “A la comunidad Iegan las personas para desarrollar su creci- miento personal. Fisicamente, cada uno lleva en el bolsillo su proyecto de crecimiento personal, una especie de octavilla plastifica- da, resumen de los objetivos y filosofia del programa, a modelo de tecordatorio cotidiano. Para crecer personalmente, le es preciso al ex-adicto liberarse de las prisas. El desarrollo personal de su vida no es una propiedad natural que tenga ya sin mds, ni es tampoco una conquista orgullosa de su voluntad, sino una gratuidad existencial. Sus mismas culpas personales y sociales, con tal de que las reco- nozca, le empujan un poco mas hacia adelante en el crecimiento personal!®)”, Vv. ASPECTOS NEGATIVOS Este capitulo se refiere principalmente a los abusos cometidos en torno a las comunidades terapéuticas, pues se dan casos en que, aprovechdndose de la angustia del drogodependiente y sus familias, han surgido auténticas mafias dedicadas a rentabilizar el sufrimiento ajeno, ofreciendo pseudoprogramas de atencién. Desde el inicio del fenémeno han surgido las Ilamadas “sectas”, generalmente de rango internacional, buscando adeptos, mano de 39 obra gratis y beneficios econdmicos con el pretexto de ofrecer la re- cuperacién del drogodependiente. Normalmente, las sectas presen- tan las siguientes caracteristicas: a) Es un grupo de personas que siguen a un lider vivo, por lo general una figura dominante de padre, 0 en ocasiones un par o una familia de lideres. b) Es un grupo cuyo lider demanda exigencias absolutas sobre su cardcter, habilidades y/o su saber. Dichas exigencias pueden incluir cualquiera o todas de las siguientes: reconocer su divinidad, la en- carnacién de Dios que es el mesias, etc., reconocer que él es el Gni- co agente divino en la tierra, que es el agente o emisario de Dios, reconocer que es omnisciente ¢ infalible, el poseedor de la verdad absoluta y de toda sabiduria. c) Es un grupo en el que la pertenencia depende de una completa y literal aceptacién de las demandas del lider respecto a su divinidad ¢ infalibilidad, y a la aceptacién de sus ensefianzas, doctrinas y dog- mas. d) Es un grupo en el que la pertenecia depende de una completa e incuestionable lealtad y fidelidad al lider. ce) Es un grupo en el que la pertenencia depende de una completa y total voluntad de obedecerle y del culto a los mandatos del lider, sin cuestionamiento alguno. f) Es, por definicién, un grupo no democratico y absolutista. No todos los grupos designados como sectas muestran todas estas caracteristicas por igual, y no basta que un grupo sea religioso por naturaleza para que sea considerado una secta. Una de las implica- ciones de dicha definicién es que no presupone que cualquier accién reprensible adscrita comtinmente a las sectas sea necesariamente in- trinseca a su naturaleza; lo esencial de una secta es que todo de- pende del lider’. Al elegir una comunidad, se debe tener en cuenta que abundan las granjas agricolas carentes de Jas instalaciones adecuadas y/o de los profesionales capacitados para desplegar un proceso terapéutico 38 78 Jesus Lorenzo con minimas garantfas, pues no han recibido una formacién pro- fesional lo suficientemente adecuada. También se critica a estas comunidades de ser una sociedad para- Jela, escasamente relacionada con la sociedad exterior, lo cual genera y profundiza la marginacién del drogadicto. Continuamente aparecen ofertas exéticas que prometen cura- ciones milagrosas. La desesperaci6n es proclive a la creencia. La in- utilidad e irracionalidad de todas ellas las descalifica en si mismas. Un peligro para los programas de las comunidades terapéuticas es la aparicién de lideres, aunque la mayoria de estas comunidades dis- ponen de protecciones construidas en sus mismas organizaciones. El abuso de poder ocurre cuando un miembro del equipo tiene necesi- dad de sentirse poderoso, con frecuencia como resultado de sus propios sentimientos de inseguridad. Tales sentimientos pueden su- perarse en gran medida mediante un largo programa de formacién. Esta preparacion de las personas que trabajan en las comunidades terapéuticas resulta necesaria, tanto para el equipo de ex-adictos como para los profesionales. Por tltimo, presentamos brevemente cuatro ideas que pueden ayudar a defendernos de los diversos tipos de engaiio con respecto a las comunidades terapéuticas: a) Los precios desorbitados no aseguran la calidad, es més, en muchos casos, son un criterio razonable para dudar. b) Todo recurso que carece de profesionales y pretende ofertar- nos un programa global de recuperacién debe ser desechado. c) Todo programa que impide o no propicia el retorno al medio de procedencia es sospechoso de planteamientos sectarios. d) Generalmente, los programas que ofrecen més calidad son gratuitos”, CONCLUSION Las comunidades terapéuticas son probablemente la forma mds intensa para el tratamiento de drogadictos, y su método puede ser 37 79 muy til para aquellos que han fracasado en otras intervenciones. Muchos arios de abuso de drogas y de una vida cadtica necesitan con frecuencia un fuerte antidoto para conseguir el cambio de vida, que se puede llevar a cabo en una comunidad terapéutica. Cuanto mas tiempo se esté viviendo en ella, mayor sera la rehabilitacién obtenida. Algunos podran ver en estas comunidades sélo una inter- vencién radical, pero para muchos sera el lugar donde salven su vida. Los cambios evolutivos que se producen en las comunidades terapéuticas revelan el vigor, la fuerza y la flexibilidad para adap- tarse al crecimiento y a los cambios. Los movimientos sobre el cuidado de la salud han ocasionado no sélo desaffos a la comunidad terapéutica para mantener su tinica identidad, sino también oportu- nidades para influenciar en el cuidado de la salud. Las investiga- ciones estén demostrando la validez de estas comunidades como un método potente y humano para cambiar positivamente los compor- tamientos, actitudes y valores humanos. Nuestra conclusion final es que el fendmeno de la proliferacion de las comunidades terapéuticas en estos tltimos afios responde a una necesidad urgente de ofrecer un tratamiento a la problematica de la drogodependencia. Ni las criticas adversas, ni las dudas en cuanto a sus procedimientos han impedido el desarrollo de este tipo de com- unidades que, en muchos casos, atin estd en fase de experimenta- cién. E] tratamiento libre de drogas para adictos en una comunidad terapéutica estructurada, con implicacién de sus padres y conciencia por parte del equipo colaborador, puede considerarse como un tra- tamiento bien establecido y exitoso. NOTAS 1) LUNA, José Arturo: Qué hacer con un hijo adicto? San Pablo, Santa Fe de Bogota, D. C. (Colombia), 1994, p.72. 2) VEGA, Amando: La Accién Social ante las drogas. NARCBA, S. A. de Edi ciones, Madrid, 1993, p.161 3) BENEIT, Juan Vicente y otros, Editores: Interwenciin en Drogodependencias. 36 80. Jesus Lorenzo Editorial Sintesis, Madrid, 1997, p.102 4) VEGA, Amando: 0. c., p.162. 5) LUNA, Jose Arturo: ZI problema droga: ¢Quale terapia? Documento. C. R/FIUC. Roma, dic. 1988, p.15 6) VEGA, Amando: 0. c., p.163. 7) DARG: Programa de rehabilitacion de la drogadiccién. Journal of the Department of Liberal Arts, aimero 59, Asia University, Tokyo, 1999, pp.103—108. 8) KOOYMAN, Martien: La comunidad terapéutica para drogodependientes. Ediciones Mensajero, Bilbao, 1993, pp.16—17. 9) Id., pp.18—25. 10) UNAT: EU “desenganche” de la droga. Instituto de Sociologia Aplicada de Ma drid, 1987, pp.64-80. 11) ELLIS, Albert y otros: Terapia racional-emotiva con alcohélicos y toxicémanos. Editorial Desclée de Brouwer, Bilbao, 1992, pp.136-137 12) Encyclopedia of Drugs and Alcohol. MacMillan Library Reference, New York, 1995, Vol. Ill, pp.1183—1184. 13) LUNA, José Arturo: Qué hacer con un hijo adicto? (Cf. Nota 1), p.74. 14) McDowell, David & Spitz, Henry: Substance abuse: from principles to practice Brunner/Mazel, Filadelfia, 1999, pp.210~211, 15) KYOOMAN, Martien: 0. c., pp.9~10. 16) Id, pp.64—65. 17) UNAT: 0. c., p.77. 18) CANAS, José Luis: De tas drogas a la esperanza. San Pablo, Madrid, 1996, p.130 19) KYOOMAN, Martien: 0. c., pp.133-134 20) SANCHEZ, José Marta: El mundo de las drogas. San Pablo, Madrid, 1996, p.185, 35

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