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Fantasmas de las clases medias en Los Siete locos de Arlt Marcelo Percia ‘A. Clases medias, figuras, fantasmas, Clases medias no como referencia de sociologias, sino como estados de encantamiento de deseo e imposicién de imagenes de si. Figuras como imperatives que navegan y respiran suefios y vigilias. Barthes (1977) piensa figura en sentido coreogrifico, no como esquema de algo ya representado, sino como “gesto del cuerpo vivo sorprendido en accién y no contemplado en reposo”. Figuras como arrebatos que hablan, como enunciados que avivan fuerzas en uno, en dos, en miles. fmpetus que resisten la inmovilidad de un significado 0 de una definicién. Se trata de agitar lecturas en Los siete locos que permitan intuir fantasmas de las clases medias 0, como solia decirse en otros tiempos, bordes deseantes del mundo pequefio burgués. Fantasmas como movimientos de atraccién y destinacién que atraviesan cuerpos, ciudades, clases sociales. Fantasmas: anhelos entrometidos en el supuesto corazén del deseo. Fantasmas no como enunciados, sino como ausencias que hacen hablar a mufiecos enloquecidos. Fantasmas que excitan, impulsan, dominan, ahuyentan a la muerte. Las figuras insintian fantasmas que nos gozan. Argumentos que succionan fuerzas del deseo, a la vez que abrazan la fragilidad humana.' La idea de fantasmas da a entender que las figuras elegidas carecen de sangre y osamenta, habitan en una zona incierta entre pasado y presente, entre estar y no estar. Las figuras invierten las relaciones de propiedad: no pertenecen a los personajes, sus vidas pertenecen a las figuras. La magia apropiadora del fantasma consiste en aduefiarse de una historia personal sin que el protagonista se de cuenta. Las criaturas arltianas confunden acatamiento con libertad. Las figuras sirven para entrever que eso que pensamos, nos piensa; que eso que gozamos, nos goza; que eso que tenemos nos tiene.” " En ef habla cotidiana fa palabra goce se emplea en un sentido préximo al que tiene en psicoandlisis: gozar a alguien significa divertrse @ expensas de un ineauto. Los fantasmas viven a costa de la candidez del deseo. * A proposito escribe Naney (2006): "En verdad, ‘mi cuerpo" indica una posesidn, no una propiedad. Es decir, una apropiacién sin legitimacién. Poseo mi cuerpo, lo trato como quiero, tengo sobre él el jus uti et abutendi. Pero a su vez 61 me posee: me tira 0 me molesta, me ofusca, me detiene, me empuja, me rrechaza. Somos un par de poseidos, una pareja de bailarines endemoniados”. Fantasmas, tempestades histéricas que animan figuras que infiltran sentimientos. Las angustias de Erdosain o las locuras revolucionarias del Astrélogo dicen, también, malestares de la inmigracién. La conspiracién de la novela bosqueja una revuelta de desesperados. Desesperacién del hombre medio que reclama felicidad. El desmoronamiento de la estima de Erdosain dialoga con el derrumbe capitalista. La economia del mundo estremece las economias libidinales. Las clases medias se ven en el espejo de una civilizacién frustrada. Pesimismo e inmoralidad son reflejos de ese desencanto. La igualdad de los déciles, proclamada por el populismo yrigoyenista, desata la furia de una aristocracia de locos y desgraciados. Se escucha en uno de los soliloquios de Erdosain: “Yo debo haber nacido para lacayo, uno de esos lacayos perfumados y viles con quienes las prostitutas ricas se hacen prender los broches del portasenos, mientras el amante fuma un cigarro recostado en el sofé:”. Visiones que agobian a un joven sin dinero que imagina una vida rastrera. Arlt relata la division en clases, el destino rigido de esa division y la queja del hombre que teme ser un ilustre desconocido. Estados de subjetividad tras la ilusién de hacer la américa: ganar dinero, una posicién, un yo. Vifias (1964), refiriéndose a los sentimientos de aquellos hijos de emigrantes, escribe “América ya no es proyecto, es cuerpo definitivo, es un destino que insimia la muerte". América del sur fue, para los que llegaron desde tierras europeas (y todavia mas remotas), un error geografico. Los personajes de Arlt sienten que nacieron en un lugar equivocado. En Los siete locos sobrevuelan el miedo y Ia esperanza, la desgracia y la humillacién, la mentira y la estafa, el yo orgulloso, la locura, los inventos y los amores perdidos; el erotismo domesticado, la politica descreida y él progreso sospechado. Erdosain se anima en angustias y néuseas, en el crimen y en el suicidio, en la fascinacién erédula y en el plan razonado. También se mueve en el subsuelo y en la nada. Atraido por la contravencién moral, limite en el que se desvanecen atribuciones e identidades modernas; tiene algo de santo y de mértir, de turro, buseén y mentiroso, de desesperado que se adhiere y de desenganchado que no se aferra a nada Hombre medio no designa al hombre comin ni al hombre promedio; nombra la ambicién extenuada, el tormento por ser uno mas. Un cuerpo vampirizado por fantasmas de ascenso social que arrastra el peso de un arribismo desencantado. B, Figuras. 1. Tener una vida interior. Los personajes de Arlt viven el imperativo modemo de tener una vida interior. Una historia personal de grandezas y tormentos. Hacen sus interiores con sustracciones y restos ajenos. Las interioridades arltianas parecen jardines o basurales. Colecciones de recuerdos, sentencias, aplausos, abucheos; listas de cosas poseidas, perdidas, por tener; albumes de amores, amigos, viajes, momentos felices. El mundo interior se contabiliza como inventario.’ Los adentros son almacenes. La memoria guarda cosas arrancadas a la vida: humillaciones, crimenes, estafas, inventos, sucfios. El si mismo esconde nadas preciosas. Lo inconfesable gravita en la dispersién. El que tiene un secreto posee una reserva de interés personal. En la comunidad de la novela viven ricos que tienen todo y pobres que venden su trabajo: entre ellos, el hombre medio cultiva su mundo interior. La interioridad es una de las ficciones del psicoandlisis. Sin ilusién de una estancia personal (aunque sea esponjosa) nos perderiamos en el aire. Vivir seria el eterno comienzo de un tiempo sin duracién, Cada instante menos que un instante y mas huidizo que lo fugaz. Sin una mentirosa discontinuidad no habria representacién ni historia. Los personajes de Arlt tratan de ser idénticos a sus ficciones. Nunca se sabe si son 0 se hacen. Atesoran la interioridad como bien inmueble. 2. Que no se note la nada. La novela comienza con una sorpresa: “Tenemos la denuncia de que usted es un estafador que se ha robado seiscientos pesos”. Los personajes de Arlt viven bajo sospecha: sienten la insolvencia de la autenticidad. Saben que Ja identidad resulta de innumerables robos. Intuyen el psicoanilisis. La modernidad es una organizacién racional y disciplinada de sustracciones: el individuo, un ladrén. La identificacién freudiana describe la aficién por la apropiacién imaginaria de un rasgo de otro amado: ‘inico modo (i)legitimo > Invemtario es una palabra que recuerda a Mario Benedetti (Poemas de oficina, 1956; La tregua, 1960; Gracias por el fuego, 1965) nacrador de del territorio sentimental de las clases medias montevideanas: mundos de atardeceres y pajaras, de culpas y rebeldias, de amores y abandonos, de culto por el saber y las artes, de conciencias pasmadas ante la muerte. de hacerse una representacién propia. Esta idea de identificacién recuerda que antes de ese asalto no hay nada (no hay identidad original, primera, propia) o hay una nada que impulsa: lo intimo comienza como salto a lo ‘ otro. 3. Ser Gardel’ Masotta (1965) advierte que Arlt no complace a los “espiritus de izquierda”: sus personajes prefieren la salida individual antes que el compromiso social. Si tienen que elegir entre ser héroes o traidores, optan por lo tiltimo. Masotta presenta asi al hombre de Arlt: “Ese menesteroso de su alteridad, ese afanoso buscador de originalidades, quiere alejarse del dmbito del que surge, la masa, el anonimato, del que huye y al que no supera mds que por soluciones que se resuelven en lo imaginario. (...) su biisqueda es una empresa de ‘desmasificacién’, en tanto quiere dejar de ser el oscuro individuo anénimo, para convertirse, en un reldmpago, en si mismo”. La traicién, si no se considera slo como bajeza moral, puede pensarse como promesa de excepcionalidad: nunca uno mds, si no puedes ser el mejor, serds el peor. La cuestién se presenta en diferentes relatos de Borges. En La forma de la espada el traidor (como si sélo viviera para contar su infamia y esa deslealtad diera sentido a su vida) solicita el desprecio de un testigo por haber delatado al hombre que lo habia salvado. En Tema del traidor y el héroe se argumenta que, en el teatro de la historia, el traidor y el héroe son una misma persona. Mientras que en Tres versiones de Judas el tiltimo razonamiento concluye que Dios se hizo hombre siendo Judas y que la traicién fue simulada para que el Verbo hecho came aleanzara el limite de la reprobacién y el abismo. En El indigno, un hombre inesperado confiesa * Lacan (1960) interviene los términos exterioridad e intimidad, descompone la idea de individualidades csenciales apartadas 0 separadas del mundo, del lenguaje, del Otro: piensa una exterioridad intima que Hama extimidad. Explica Miller que “El vocablo ‘extimidad’ es una invencién de Lacan. Lo éxtimo es {0 que estdé més préximo, lo més interior, sin dejar de ser exterior. Se trata de una formulacién paradéjica: El término “extimidad” se construye sobre “intimidad”. No es su contrario, porgue lo éxtimo ex pprecisamente lo intimo, incluso lo mas intimo. Esta palabra indica, sin embargo, que lo mas intimo esié en el exterior, que es como un cuerpo extrao. La extimidad es para nosotros una fractura constitutiva de Ja intimidad. Ponemos lo éxtimo en el lugar donde se espera, se aguarda, donde se eree reconocer lo ms intimo. En su fuero més intimo, el sujeto descubre otra casa. San Agustin eseribié que Dios es ‘mas interior que lo més intimo mio’: en ef seno de mi mismo, algo més intimo que cualquier cosa que sea * La expresién, que se gesta en tiempos de Arlt (Gardel muere en 1935), es una figura de éxito y originalidad que vive en el hombre medio porteno. que traicioné al mas valiente, la confesién es el diltimo y merecido homenaje al héroe traicionado.° Si el heroismo es un imperative del hombre medio, los personajes de Arlt optan por lo contrario: si el héroe se enaltece, el traidor solicita el desprecio de todos. La reprobacién goza, a veces, mas que la aprobacién. Masotta presiente que en Arlt, como sostiene Bataille o se dice en el Genet de Sartre, el mal es un modo desesperado de ascensién social. 4, Anclado en la desmesura, Se lee en Los siete locos: “Sin embargo, Erdosain no se movia de alli... Queria decirles algo, no sabia cémo, pero algo que les diera a comprender a ellos toda la desdicha inmensa que pesaba sobre su vida...” Si el sustantivo que da tono al parrafo es “desdicha”, el adjetivo “inmensa” es el atractivo que da espesura a una vida, Erdosain se adhiere no a la desdicha sino a toda la desdicha inmensa: imagina que tocado por la gran desgracia seré recogido, en su naufragio, por ricos y millonarias. La inmensidad lleva consigo las filosas ufias de un ancla. 5. Exclusividad sentimental. La desdicha coloniza la vida de Erdosain, se lee en Los siete locos: “Sabia que era un ladron. Pero la categoria en que se colocaba no le interesaba, Quizé la palabra ladrén no estuviera en consonancia con su estado interior. Existia otro sentimiento y ése era el silencio circular entrado como un cilindro de acero en la masa de su erdneo, de tal modo que lo dejaba sordo para todo aquello que no se relacionara con su desdicha”. La desdicha inmensa que pesa sobre su vida, se presenta ahora como sw desdicha. Para que la posesién se consume como propiedad, el sentimiento desdichado persuade al yo de que es la vivencia que més conviene para su estado interior (como un vendedor que trata de convencer a un indeciso) a la vez que impide (con un cilindro de acero alrededor de la masa de su créneo) la entrada de otro sentimiento competidor. Los sentimientos toman al yo como cliente: utilizan estrategias para seducirlo. Una sensibilidad elige sentimientos y los sentimientos que agitan el mundo se apropian de © La implicacién del traidor y el héroe puede verse en un articulo de Luis Gusman (1987). ella. Incidente que puede pensarse como poder de afectacién de un cuerpo." Sentimientos histéricos y sociales acontecen como espacios personales, sé instalan en comarcas individuales. Figuras itinerantes arrebatan fuerzas de una vida propicia. Lo propicio como umbral entre un llamado y una vocacién, Erdosain es el elegido de la desdicha. Nadie, como él, sabe toda esa inmensidad. Confunde singularidad con exclusividad. Lo exclusivo se exhibe como distincidn, lo tinico duele en soledad.* 6. Volver a nacer indeterminado. El hombre medio se debate entre tomar o no tomar la decisién que podria dar un giro a su existencia. La conspiracién cambia la vida de los personajes de la novela. Cada uno acontece sujeto de esa decisién en medio de una tumultuosa vida sentimental. La singularidad adviene tras una decision: un corte posible y, a la vez, Unico, entre gravitaciones histéricas, sociales, familiares y poderosas atracciones personales que gozan esas gravitaciones. La decision hiere un cuerpo (que entonces se vuelve propio) que se hace responsable de su accién. Algo asi estaba presente en los debates marxistas de mitad del siglo pasado en los que se preguntaba cémo la libertad se podria abrir paso en medio del cerrado universo de determinaciones. Masotta advierte que, en la obra de Arlt, la pregunta por la singularidad es la pregunta por la libertad: el hombre se levantaba por sobre las determinaciones, se hacia nacer a si mismo indeterminado. La posibilidad de una decisién que cambie su vida, aventura el segundo nacimiento del hombre medio. 7. La profundidad como riqueza interior. Los personajes de Arlt temen sentirse vacios 0 pobres de espiritu: meras apariencias 0 fachadas. Imaginan en las profundidades manantiales y reservas preciosas. Se lee a propésito de Erdosain: “Pero él ya estaba vacio, era una cdscara de hombre movida por el automatismo de la ” La idea de afectacién que Deleuze toma de Spinoza (un cuerpo se piensa como fa capacidad de afeetar y ser afectado) trata de descomprimir la presign que ejercen las oposiciones active/pasivo, determinante/determinado; asuntos, en otros tiempos, sorteados a través de la idea de dialéctica, scribe Masotta (1965) a propésito de Arlt: "..st hace luchar a sus personajes no es para hacerlos buscar una salida hacia la victoria sino para que se logren en la frustracién, para que sucumban en la rabia de la singularidad”. Por otra parte, el encuentro entre Hamado y vocacién, recuerda intuiciones de Pichon Riviere costumbre”’. E] movimiento inercial de una envoltura que no contiene nada, dice el malestar del que se siente mascara y vive ajeno a su clave esencial. En tiempos de Los siete locos, mineria, arqueologia, buceo, son ideales de la exploraci6n de si. El viaje al centro de la tierra 0 Memorias del subsuelo (ambas de 1864) presentan las primeras aventuras de la interioridad. Arlt percibe que se desmorona el programa trascendental del ser: la existencia asemeja a una cascara porosa que arde penetrada por sentimientos colonizadores. Deleuze, en Légica del sentido, advierte que o profundo ha dejado de ser una virtud. Observa cémo Lewis Carroll, en su Alicia, pasa de la obsesién por las profundidades a los deslizamientos de superficie. En lugar de buscar el secreto de las cosas enterrado en madrigueras, prefiere suaves desplazamientos hacia los costados, movimientos que resbalan en los pliegues o se extienden sin fin. Si la idea de profundidad estable un rumbo vertical hacia la verdad; la de deslizamiento, dispensa disponibilidad mas alld de las direcciones que envuelven a un hombre: la cascara, la piel, la frontera interior, la moral. Una voz dice: “No es lo mismo ser profundo que haberse venido abajo”. Un modo de reirse de presuntuosos del mundo interior, arrogantes del dramatismo personal, que hacen alarde de pensar cosas dificiles reservadas para iniciados.” 8. Cautivos de una identidad. Los personajes de Arlt evan mascaras'’, Erdosain teme la delacién: se sabe sospechoso de /ucir una identidad como si fuera sw propiedad, su cualidad, sv dominio, su mundo interior. Presiente que una identidad no se es ni se tiene, se porta como insignia insegura. Hijas ¢ hijos portan hasta los pies de sus padres trofeos obtenidos en la vida para complacerlos (0 desafiarlos), como hacen ciertos perros que llevan a ° Masotta (1965) toma la idea de profundidad sin reducirla a la figura de un fondo esencial, eseribe: “EI ‘mundo erea en cada uno de nosoiros el lugar donde debemos recibrlo; podemos llamar ‘profundidad' a esa zona, aunque la palabra esté muy desprestigiada y exista gente que con razén se apresta a ‘sacar el revolver’ cuando ta escucha pronunciar. Pero ningiin desprestigio podria hacernas olvidar ese modo propio y privativo que tiene cada uno de sentir cémo aparecen los pensamientos, el ritmo de sus esperanzas, ese lugar a la vee palpable para las demés pero invisible para ellos donde asisimos a esos reldmpagos fugaces que hacen aparecer y desaparecer ios objeto, las escenas y fos actos no cumplidas cde nuesira imaginacion”. La figura de deslizamiento de superficie interesa para desmontar el reino de a profundidad, no para instalarse como su superacion. "° En Los siete locos, La Mascara es el nombre de una prosttuta que sabe los secretos del oro del sur sus amos presas heridas 0 muertas durante una caceria. Una identidad se porta como un cheque que se paga a cualquiera que lo presente sin requisito de un nombre propio o se porta como el virus que se reproduce en un organismo y que puede mudarse a otro sin pertenecer a ninguno. Portar también como modo de obrar, no tanto como comportamiento (se porté bien), sino como hacer en si (no de si) una posicion, un estar en la vida, Los portadores no solo transportan: alojan, se ahuecan para recibir, para contener, para guardar; si se suprime lo hospedado, el espacio mullido y esponjoso queda vaciado, se duele, se esclerosa, muere. 9. Un hombre con cualidades. Los personajes de Arlt Ievan al limite la locura de las atribuciones: propietarios de cualidades, viven clausurados por ellas. Escribe Robert Musil en EJ hombre sin atributos (1930-1942): “Al hombre, en sus posibilidades, planes y sentimientos, hay que coartarlo mediante prejuicios, tradiciones, dificultades y limitaciones de toda clase, como a un demente con una camisa de fuerza”. Fl protagonista de la novela interrumpida con su muerte (el mismo afio de la prematura desaparicin de Arlt, en 1942) es un exiliado de la propiedad, un desterrado de la cualidad. Si en una narrativa asistimos a la quiebra del imperio austrohiingaro y del ilusionado dominio del sujeto moderno; en la otra, escuchamos el desencanto de una argentina repartida entre pocos propietarios de tierras que imitan noblezas europeas y la desilusién de inmigrantes pobres que suefian con salvarse vol(iéndose millonarios. Musil describe existencias agobiadas por grandezas y vanidades de la corte mas ostentosa del viejo continente, vidas condenadas a someterse a valores morales y jerarquias sagradas, presas de rigidas determinaciones sociales, obligadas a la imitacién y la complacencia. Arlt relata la hipocresia del pais de las vacas gordas, el granero del mundo, el crisol de razas y el desencanto del hombre anti-moral narrado en los tangos de la época''. Escribe Musil: “Si existe el sentido de la realidad, debe también existir el sentido de la posibilidad. (...) El que posee el sentido de la posibilidad no ' Menciono dos letras préximas a la edicion de Los siete locos: En Oué vachaché (1926), Enrique Santos Discépolo, pone vor a una mujer desilusionada de un tipo que no puede mantenerla, dice: “EI verdadero ‘amor se ahogé en ta sopa: / 1a panta es reina y ef dinero Dios” 0 més adelante termina asi: “Qué vachaché? Hoy ya murié ef eriterio! / Vale Jests fo mismo que el ladrén..”. En Al mundo le falta un tornillo (1933) con letra de Enrique Cadicamo se dice: "Y fa chiva hasta a Cristo /se la han afeitao” 0 se pregunta: “; Qué sucede?... jmama mia! / Se cay6 la estanterta /o San Pedro abrié el portén' dice, por ejemplo: aqui ha sucedido esto 0 aquello, sucederd, tiene que suceder: més bien imagina: aqui podria, deberia o tendria que suceder; y si se le demuestra que una cosa es tal como es, entonces piensa probablemente podria ser también de otra manera. Asi cabria definir el sentido de la posibilidad como facultad de pensar en todo aquello que podria igualmente ser, y de no conceder a lo que es mas importancia que a To que noes” En Musil, el sentido de la posibilidad disputa dominios al sentido de la propiedad: si la atribucién hace de la cualidad una propiedad del ser, la posibilidad se abre a lo impropio, a lo que todavia no es. El hombre sin atributos es una figura que las clases medias tendrian para salir de si mismas. Desapego de las cualidades: des-adhesién a fundamentos 0 causas sagradas. No es lo mismo decir la desdicha que su desdicha. El articulo no impone la relacién de propiedad, apoderamiento, encierro, que supone el posesivo. Si decimos de alguien que es un desdichado, la desdicha se transforma en cualidad de la persona y la persona en empleada de esa cualidad. Musil advierte que las atribuciones son trofeos que encarcelan a sus ganadores. Barthes (1977-1978) piensa a “los adjetivos como tumbas de lo viviente”’. El calificativo sella al ser en una especie de muerte. Anota, sin embargo, que no se trata de suprimir la atribucién, Si el adjetivo no fuera un anzuelo que captura, tal vez podria habitarse como momento. Los adjetivos posibilitan e impiden potencias. A veces, se posan en una vida, componen figuras tinicas y parten de repente. La idea de inmanencia ayuda a no quedar pegados (como moscas en la miel) a la representacién: posarse en una referencia, no empantanarse en ella. Escribe José Saer (1980) a propésito de la novela de Musil: “Porque el hombre sin atributos es aquel que, desembarazdndose de todas las convenciones, las posturas sociales, los contenidos intelectuales 0 morales, las mascaras identitarias, los sentimientos y emociones calcados de los que difunde el medio ambiente, la sexualidad canalizada por los diques de lo socialmente permitido; volviendo al grado cero de la disponibilidad, construird su vida oponiéndose a todo automatismo y a todo lugar comin de la inteligencia, de la vida afectiva y del comportamiento”’. Disponibilidad que incita a una vida no sentenciada por las determinaciones. Erdosain, sin embargo, tentado por la desdicha, no lucha por saciirsela de encima: se entrega a que sea ilimitada. 10. Mediania animica. El hombre sin atributos permite pensar en un mds allé del hombre como estado de disponibilidad. Disponibilidad no como el mero estar disponible para un servicio, sino como lo que Nancy (2006) llama condicién del salido de si.” La salida del surco se lama delirio; la de las normativas y convenciones sociales, exabrupto. La palabra sacado designa a un fuera de serie (alguien que puede lo que pocos pueden) y a un excedido por su pasién (alguien en estado de euforia, violencia, descontrol). La mediania animica vive el salirse de si como catéstrofe personal: el tipo hace cosas que no puede evitar, se dice ya basta, nunca mds, pero (de pronto) se dispara algo inesperado 0 se compone de otra manera una situacién y, entonces, una voz sensual e irresistible lo lama o un gigante lo empuja, y se encuentra donde no querfa estar, donde se propuso no regresar nunca, El tipo no es una unidad, ni una divisién, ni siquiera una multitud; el tipo no es. El tipo sale, estalla saliendo, pasando entre fuerzas que lo fuerzan, disputado por voces que salen de su boca. Tras el desborde, trata de recomponer su mediania. Las biografias exhiben datos y sefias particulars, coordenadas que sirven para indicar recorridos de un nombre propio. Lo singular, sin embargo, estalla como salida biogrdfica, como sorpresa, como irrupcién de lo inesperado, como accién que va més alld, como misterio, como bautismo del acontecimiento. 11. El imperio del yo siento. El yo siento funciona como alarde de propiedad, como ordculo, como escafandra que aisla y-protege. Se puede imperar sobre los sentimientos, pero no mandar sobre las emociones. Las emociones asaltan, acontecen en el cuerpo, estallan recién nacidas, anidan un tiempo, pasan; hacen Ilorar, reir, saltar, bailar, cantar; hacen nudos en la garganta, en el estémago, en el corazén. Los sentimientos clasifican y etiquetan: son alegria y tristeza, odio, celos 0 envidia, confusién y vergiienza, culpa, ansiedad o extrafieza. Los sentimientos transan con pronombres posesivos. Las emociones, impetuosas, arden antes de que lleguen las conciencias. Las emociones viven un presente eterno, los sentimientos acarrean nostalgias y resentimientos. Los sentimientos se someten a examenes morales, son "? La palabra griega que se traduce como éxtasis alude a un desorden del espiritu o al sairse de si buenos o malos: las emociones son fuertes, intensas, ingobernables. Las sensaciones son licencias del alma. Los sentimientos, a veces, contienen flujos que arrasan a los cuerpos; otras desalojan a la pasién. Los personajes de Arlt dicen lo que otros callan, las angustias de Erdosain rebasan los sentimientos del yo, los locos de la novela conciben una sublevacién de apasionados. La pasién, si no se confunde con una forma de sufrimiento superior, puede pensarse como practica emocional del salirse de si Escribe Beatriz Sarlo (2000): “Por su dureza, la ficcién arltiana también es una critica del moralismo y del sentimentalismo, dos posiciones que vienen juntas, tanto en la ideologia como en la literatura, El sentimentalismo ablanda la radicalidad de la pasién; la convierte en un afecto doméstico y mediocre en lugar de conservar su excepcionalidad, la exageracién que la hace peligrosa para los intereses y las instituciones. El folletin es sentimental antes que pasional. Arlt escribe sus ‘misterios de Buenos Aires’ limpiando el folletin de sentimentalismo y, en consecuencia, volviéndolo amoral, Al romper el nexo entre sentimiento y moral, que es el nexo que convierte el deseo en impulso socialmente aceptable, Arlt es también un extremista”. 12. La vida completa, El ideal de las clases medias arltianas es la coleccién. La compulsién a completar la vida manda en las conciencias. El hombre medio suefia con estar hecho: haber reunido prestigio y dinero suficiente para vivir sin necesidad de seguir luchando. Para Benjamin (1927-1940) la coleccién ama en si misma la imagen de lo acabado, escribe: “A/ coleccionar, lo decisivo es que el objeto sea liberado de todas sus funciones originales para entrar en la mds intima relacién pensable con sus semejantes. Esta relacién es diametralmente opuesta a la utilidad y figura bajo la extrafia categoria de la complecién. ;Qué es esta ‘complecién’? Es el grandioso intento de superar la irracionalidad de su mera presencia integrdndolo en un nuevo sistema historico creado particularmente: la coleccién. (...) La fascinacién mds profunda del coleccionista consiste en encerrar el objeto individual en un circulo magico, congeléndose éste mientras atraviesa un tiltimo escalofrio (el escalofiio de ser adquirido).”. Benjamin apunta que el coleccionista trata de impedir que el continuo oleaje de las cosas lo asalte de improviso, experimenta su coleccién como i inmovilidad de un mundo controlado. El coleccionista, sensible al encanto de las mercaneias, vive poseido por lo que no tiene: “Basta recordar — agrega- la importancia que para todo coleccionista tiene no séblo el objeto, sino también todo su pasado, al que pertenecen en la misma medida tanto su origen y calificacién objetiva, como los detalles de su historia aparentemente externa: su anterior propietario, su precio de adquisicion, su valor...”. El hombre medio estd hecho cuando se reconoce propietario de una coleccién. El escalofrfo de la adquisicién no se explica por la virtud de los objetos, sino por la magia de la propiedad. Benjamin anota esta cita de Marx: “La propiedad privada nos ha hecho tan estiipidos e indolentes, que un objeto sélo es nuestro cuando lo ‘tenemos’ (...) El lugar de todo sentido Jfisico y espiritual...lo ha ocupado la simple alienacién de todos estos sentidos, al sentido del tener”. 13. Tener algo que contar. "* Los personajes de Arlt componen anécdotas desdichadas. La interioridad se extiende como coleccién de relatos. El pasaje de una coleccién de cosas a una coleccién de vivencias. La anécdota cuenta para otro cémo me ocurrit algo curioso en una circunstancia irrelevante. {Pero cémo se hace atractiva la nada? 4Cémo se la vuelve graciosa y divertida? Lo curioso no esta ahi, acontece cuando una potencia derramada sobre una nada, la vuelve magica y especial. En la construccién de la curiosidad, actitan el entusiasma.y la simpatia del narrador, que se sittia en el borde de la belleza literaria y el trabajo teatral, entre la destreza de la intencién y la fingida torpeza de la espontaneidad, La anécdota necesita de una recepcién enamorada. Un acto de amistad maravilloso pide al relator que vuelva a contar la historia ya escuchada miles de veces. 14. Parecer rico. El hombre de Arlt teme caer mas bajo o ser descubierto como un farsante, EI hombre de la clase media colecciona anéedotas de falso rico. Si los ricos andan por el mundo temporadas enteras, el hombre de clase media que logra viajar a Europa recorre en los tinicos siete dias de su vida Madrid, Viena, Berlin, Paris y Roma. Si los ricos disfrutan de los mejores vinos y comidas sofisticadas, hace el esfuerzo por visitar un restaurante exclusivo y "* El curriculum vitae es una coleccién de estudios, trabajos, experiencias, viajes, publicaciones, de las clases medias. "' Eseribe Piglia (1993): “Para Arlt ef trabajo sélo produce miseria y ésa es ta verdad tltima de fa sociedad. Los hombres que viven de su sueldo no tienen nada que contar salvo el dinero que ganan, No hhay historia posible en el mundo del trabajo para Arlt” 12 hablar de vinos caros. Si los ricos se ven junto a damas cuidadas, elegantes y descansadas, delira cuando su mujer se les parece en algo. Si los ricos poseen autos refinados, se complace con un cero kilémetro pagado en cuotas. Si los ricos veranean en Punta del Este, protesta que Mar del Plata se ha vuelto un balneario de negros y sirvientas. Si los ricos disponen de las mejores ropas, se esfuerza por pagar prendas de marca. El hombre de clase media es gozado por /a copia del hombre rico. Al cabo, hace de su vida un grotesco como el doble Sandro: un viejo que todavia imita al cantante muerto,” 15. La ilusién del mantenido. La clase media, un buen dia, manda a su hijo a trabajar. Rompe la ilusién del mantenido: vivir del trabajo de los padres. Tener que salir a trabajar prueba que se ha nacido en un lugar equivocado. La injusticia social se vive como injusticia familiar. La figura del mantenido es una variante del elegido. En El juguete rabioso, se entrevé cémo el hombre medio se siente amenazado. “Cuando cumpli los quince aftos, cierto atardecer mi madre me dijo:- Silvio, es necesario que trabajes. Yo que leta un libro junto a la mesa, levanté los ojos mirdndola con rencor. Pensé: trabajar, siempre trabajar. Pero no contesté”. Ya mudados a un barrio mas modesto, por el aumento del alquiler, la madre, con el pelo emblanquecido, entre triste y disgustada, insiste: “Tenés que trabajar, jentendés? Ti no quisiste estudiar, Yo no te puedo mantener. Tenés que trabajar, Silvio. ;Trabajar, trabajar de qué? Por Dios... ¢Qué quiere que haga...? {Que fabrique el empleo...? Bien sabe usted que he buscado trabajo" En Silvio Astier, Arlt advierte que en el mantenido merodea el fantasma de la inutilidad, escribe: “Hablaba estremecido de coraje; rencor a sus palabras tercas, odio a la indiferencia del mundo, a la miseria acosadora de los dias, y al mismo tiempo una pena innominable: la certeza de la propia inutilidad”. 'S Arturo Jauretche en £1 medio pelo en fa sociedad argentina (1966) describe una figura de simulacion que explica que “no se da en la alta clase porteRa, que es el objeto de ta imitacién: tampoco en los trabajadores ni en el grueso de la clase media. (..) El medio pelo procede de dos vertiemtes: los primos pobres de la alta clase y los enriquecidos recientes. (...) En principio decir que un individuo 0 un grupo es de medio pelo implica sefialar wna posicién equivoca en la sociedad; la sitwacién forzada de quien trata de aparentar un status superior al que en realidad posee”. Otra variante del parecer rico es la de invencion de un linaje como trazado de una ascendencia ilustre o historia de una nobleza improbable Circunstancia que se reproduce en medios intelectuales y académicos como aristocracia referencial 0 adhesi6n a autores sagrados, 3 La literatura de Arlt capta malestares de clases medias urbanas. Personajes que admiran a millonarios que no trabajan y desprecian a pobres diablos que se arrastran para ganarse el pan. Clase media como sensibilidad de borde que suefia con elevarse y vive la pesadilla de caer. Si el ascenso se proyecta como triunfo heroico © mérito personal; el descenso es vivido como fracaso. Clase media que retine representaciones enffentadas: el centro de la ciudad pujante, rico, aseado y los méargenes habitados por existencias miserables. Mirada fascinada, a la vez, por un mundo ordenado, clasico, prestigioso, prolijo, que parece inmutable y otro mundo de cuerpos hacinados que sobran, desbordados. Vifias sefiala cémo de Sarmiento a Arlt se expresa el pasaje de dofia Paula Albarracin que trabaja en su telar para que su hijo Iegue a presidente, a la madre de Astier sentada junto a su maquina de coser que le pide al hijo que vaya a trabajar. Si Recuerdos de Provincia elogia la virtud del estudio, el esfuerzo, el ahorro; Los siete locos relata fantasias desencantadas. El hombre de Arlt no se presenta como pequefio burgués emprendedor, portador de ideales de progreso; se proyecta como aristécrata ocioso y angustiado de calidad. El Rufian melancélico, lo mas parecido a una mentalidad de empresa, proyecta vivir de rentas. Sus personajes no creen en los beneficios del esfuerzo; anhelan recibir herencias, ser apadrinados por millonarios, queridos por mujeres ricas, realizar inventos fabulosos, conocer el secreto de la ruleta, ganar la loteria o hacer la revolucién. Prefieren la angustia, antes que el pegoteo del cansancio y Ia rutina laboral: esa mezcla de inmovilidad, sudor y suciedad que cubre la piel del fracasado.'® Se lee en el Inmortal de Borges algo que haria reir a Silvio Astier: “Recordé que es fama entre los etiopes que los monos deliberadamente no hablan para que no los obliguen a trabajar”. 16. Tener o no tener dinero. Estin los que tienen dinero y lo tendran siempre y estén quienes no lo tendrén nunca. La ambigiiedad de tener o no tener traza fronteras difusas en el hombre medio: de ahi su impaciencia, voracidad, oportunismo. El dinero "© Entre muchas obras que condensan malestares de clases medias, dos: El hombre mediocre de José Ingenietos y EI hombre que esta solo y espera de Raiil Scalabrini Ortiz. es magico: los personajes de la novela roban, se corrompen, venden sus cuerpos y sus almas por tenerlo. '7 Marx (1859) advierte que ese poder de encantamiento, que somete y engafta conciencias, niega la explotacién del trabajo humano. Explica ese gran espejismo que lo hace aparecer como equivalente universal: ilusion 6ptica de una mereancia excepcional que sirve de referencia para todas las mercancias. Recuerda que ese fetiche oculta injusticias y desigualdades de la civilizacién. Un imperativo de Los siete locos es {Hacer dinero!: fabricarlo o falsificarlo, encontrar oro © inventarlo como mentira reluciente. La maravilla del dinero, que carga historias siniestras, promete felicidad. La riqueza interior ser la coartada roméntica del hombre medio sin capital. 17. La oficina como esclavitud. Para los personajes de Arit la oficina es una maldicién. La rutina fantasmea en el hombre medio. En La isla desierta, se describe un gran salén en un décimo piso con un gran ventanal desde el que se ve el infinito cielo y por donde, cada tanto, pasan buques que entran o salen del puerto. En filas de escritorios, inclinados como reclutas sobre las maquinas de escribir, trabajan los empleados. El Jefe, detrés de unos anteojos negros, sefiala equivocaciones, ordena correcciones y amenaza con hacerlos echar. Manuel, que lleva cuarenta afios trabajando en el mismo lugar, preso de una repentina excitacién, comienza a gritar sefialando la ventana: “Los eulpables de que nos equivoquemos son esos malditos buques...Si, los buques, Los buques que entran y salen, chilléndonos en las orejas, metiéndosenos por los ojos, pastindonos las chimeneas por las narices. (Se deja caer en la silla.) No puedo mas”. El tenedor de libros agrega: “Don Manuel tiene razén. Cuando trabajdbamos en el subsuelo no nos equivocdbamos munca. Yo creo, jefe, que estos bugues, yendo y viniendo, son perjudiciales para la contabilidad”. Todos declaran que estaban mejor en el sétano: “tranguilos como en el fondo de una tumba”. Alguien dice que en el subsuelo: “La vida no se siente. Uno es como una lombriz solitaria en un intestino de cemento”. Arlt presenta el puerto como melancolia, la juventud perdida del empleado, la ilusién de salir de la ciudad: bosques, mares, selvas, la aventura de los *” Tener y no tener de Emest Hemingway narra la historia de un contrabandista entre Cuba y la costa de Estados Unidos que, a pesar de las logicas transgresoras de su actividad, no esté dispuesto a cualquier cosa por dinero. viajes. El exotismo como promesa de una vida interesante. Sus personajes imaginan tierras lejanas en las que un brujo que hace tatuajes acaricia la piel hasta dormirla, islas posibles sin “jueces, ni cobradores de impuestos, ni divorcios, ni guardianes de plaza. Cada hombre toma a la mujer que le gusta y cada mujer al hombre que le agrada. Todos viven desnudos entre las flores, con collares de rosas colgantes del’ cuello y los tobillos adornados de flores. Y se alimentan de ensaladas de magnolias y sopas de violetas Vifias (1997) sefiala la figura del viaje como raje: tomarse el buque, evadirse, esfumarse, piantarse. La idea de raje, proxima de la de rajadura (partir y partirse), dice la promesa herida con la que la cultura victoriana conquisté las almas de los hombres medios. El deseo de irse de ese Deseo que no se puede abandonar. 18. Que me pase algo en la vida. Describe Arlt la necesidad de lo maravilloso asf: “-¢Qué es lo que hago con mi vida?- deciase entonces, queriendo quizds aclarar con esta pregunta los origenes de la ansiedad que le hacia apetecer una existencia en la cual el mafiana no fuera la continuacién de hoy con su medida de tiempo, sino algo distinto y siempre inesperado como en los desenvolvimientos de las peliculas norteamericanas, donde el pordiosero de ayer es el jefe de una sociedad secreta de hoy, y la dactilégrafa aventurera una multimillonaria de ineégnito”. Las peliculas norteamericanas forman parte de la educacién sentimental del hombre medio, Las narrativas del cine del siglo veinte pueden resumirse como el relato de una vida en la que no pasa nada hasta que de pronto pasa algo. La nada interrumpida por un amor imposible, la muerte inesperada de una persona querida, un accidente tras el que se pierde la memoria, una catastrofe que demanda actitudes heroicas, la llegada de un extra-terrestre, el estallido de una enfermedad que hace aiiorar la dicha perdida, un yo que enloquece de celos y envidia, la noticia de una herencia millonaria qu permite cumplir todos los suefios, una revelacién religiosa que ofrece sosiego, el sacrificio de una vida dedicada a la ciencia finalmente reconocido por el mundo. El imperativo de tener wna vida interesante atemperado, a su vez, por el temor de la familia de clase media que advierte: jTené cuidado, no te vaya a pasar algo! 16 19. Acomodarse. En una de sus Aguafuertes, Arlt retrata al “hombre corcho”: un tipo que nunca se hunde, que cae siempre bien parado, que triunfa en donde un pobre diablo termina en la carcel. Reconoce al hombre corcho en esos chicos que van a jugar a la casa de un amiguito y convencen a la madre del otro de que son unos santos 0 en esos que persuaden a la maestra que son buenos alumnos y cuando se trata de tirar una piedra se la alcanzan al compaiiero, Pedro Orgambide (1968) destaca que Arlt conocia bien al “ ‘hombre medio’, no sdlo por su estrato social, sino por la mediania animica, por su afén de ubicuidad que caracteriza al conformismo. El problema era ‘acomodarse’. Pocas palabras tan definitivas a pesar de su acento sinwoso como ésta: ‘acomodo’. Acomodarse a las nuevas circunstancias, a los nuevos jefes, a ese tiempo dificil en el que la policia ‘brava’ disolvia una manifestacién obrera 0 a un grupo de estudiantes que no se resignaban a bajar la bandera de la Reforma. Acomodarse, a pesar de todo”. El acomodo como tilingueria de las influencias, la atraccién irresistible por una distincién del poder. Orgambide recuerda el drama de los personajes de las clases medias que no pueden acomodarse a esos tiempos: “Pero no era tan facil: el comerciante que junté sus monedas, sus pesos y su cansancio durante veinte o treinta aiios, no sabia de técticas de gran comercio. Estaba condenado a la quiebra. Si le sobraba astucia, si podia saltar por su limitacién minorista, de regateador de centavos, si pasaba del menudeo a la bolsa o la politica (enormes abstracciones para él) se salvaba, ascendia un peldafio mas en el consenso yen su propia estimacién. Pero era dificil. Habia llegado el tiempo de los audaces, de los fuertes. Podian llorar los comerciantes sobre sus pequefias alcancias. Habia que violar los bancos 0 desaparecer”. Incluso traza un mapa de posiciones sociales: “Entretanto, la gran legion de la clase media, con sus empleados, sus burécratas, sus periodistas, sus funcionarios nacionales y municipales, sus profesionales y buscavidas de toda indole, hacian su irrupcién en el escenario de la crisis. No formaba fila eri la ‘olla popular’. No conocia las urgentes consignas de los obreros que sentian la solidaridad de clase. No estaba a la diestra del buen Dios que repartia preces entre las grandes familias, ni tampoco a su izquierda, con los rebeldes y los réprobos. ¢Dénde estaba, por fin? Como diria un Aumorista estaba en el ‘extremo centro'”. 7 La viveza acomodaticia de la clase media portefia narra historias de pillos, farsantes, ladrones.'® 20. Salvarse como sea. Erdosain tiene dos ensuefios de salvacién: en uno, un_ millonario melancélico y taciturno se compadece y le da el dinero que necesita para realizar sus inventos; el otro se relata asi: “Sin duda alguna su vida era extrafia, porque a veces una esperanza apresurada lo lanzaba a Ia calle. Entonces tomaba un émnibus y bajaba en Palermo o: en Belgrano. Recorria pensativamente las silenciosas avenidas, diciéndose: ‘Me vera una doncella, una nifia alta, pélida y concentrada, ques por capricho maneje su Rolls-Royce. Paseard tristemente. De pronto me mira vy comprende que yo seré el tinico amor de toda la vida, y esa mirada que era un ultraje para todos los desdichados, se posard en mi, cubiertos los ojos de lagrimas”. Los personajes de Arlt buscan salvarse como sea: con un negocio, con la loteria, con la ruleta, con una herencia, con una mujer rica, con un benefactor, con una estafa, con un crimen, con un robo, prostituyendo mujeres, haciendo la revolucién. Incluso volvigndose locos. Una expresién de época es dar el batacazo: voz que designa el golpe estruendoso de una persona al caer y se emplea entre los aficionados a las carreras de caballos para nombrar el éxito, la ganancia inesperada, 1a repentina suerte.!” 21. Acentuacién individual. Una moral dice que el sacrificio del trabajo seré recompensado, otra recomienda hacer dinero sin trabajar. Los personajes de Arlt, testigos del sometimiento sin frutos del trabajador honrado, imaginanna revancha magica. "* El llamado cuento del fio aprovecha ta inocencia del que cede fascinado ante la posibilidad de obtener tuna fortuna sin trabajar, El estafador convence al ambicioso de que puede hacerse rico: le ofrece un billete de loteria premiado (que por alguna razén el ganador no puede cobrar) a menos valor, Iuego et engatiado descubre que el billete era falso. La expresién recuerda una historia en Ja que el mentiroso cuenta que ha recibido una herencia de un tio lejano, entonces pide dinero al engafiado para hacer un viaje, con la promesa de que le devolverd diez veces mas que lo que le prest6. El vivo no vuelve nunca, ' Al respecto escribe Beatriz Sarlo: “EI batacazo es Ia tinica forma del cambio de fortuna, ta tinica proximidad con la riqueza que pueden fantasear los pobres. En el capitalismo, la rigqueza no se consigue sino delictivamente 0 por un golpe de fortuna. Delictivamente, reafirmando con Proudhon fa idea de que toda propiedad es un robo” Vifias (1979) advierte el paso de la abnegacién a la asuncién del mal. Escribe “El peculiar ‘inmoralismo’ de Arlt se refracta en sus novelas a partir del ‘fin de la buena fe’ y la secuencia desgarrada por un escepticismo que se va generalizando y deriva en manifestaciones pesimistas 0 en comentarios impregnados de nihilismo. Sobre todo cuando llega a la conelusién que ‘en la Argentina no se puede hacer nada’ y todo va incurriendo en un inmovilismo que achata y homogeniza”. Los personajes de Arlt no bosquejan un héroe para las izquierdas esquematicas. No anteponen un proyecto colectivo a los intereses del yo, no luchan por una justicia para todos, buscan una salida individual. Pregunta en un momento Ergueta “Quiénes van a hacer la revolucién social, sino los estafadores, los desdichados, los asesinos, los fraudulentos, toda la canalla que sufre abajo sin esperanza alguna? {0 te creés que la revolucién la van a hacer los cagatintas y los tenderos?". En la novela no gravita la solidaridad de la fibrica (esa fortaleza gremial que une voluntades emancipadoras) ni la hermandad familiar. Tampoco las comunas de artistas y escritores solitarios. Viflas (1964) sugiere que en la literatura de Arlt se relata la transformacién de los huelguistas veneidos en ventores delirantes: “de la entonacién comunitaria a la acentuacién de lo individual”. Dice que la humillacién de los hombres cansados de trabajar frente a la maquina del capitalismo, se transforma en la fantasia magica de hacer dinero. Los inventores delirantes condensan sufrimientos invisibles con promesas de progreso. En Arlt se relata la tensién entre la sociedad liberal burguesa (la del mundo del trabajo y la divisién en clases) y la sociedad de locos de los que hacen plata a través de inventos, estafas, mentiras planetarias. 22. Invencién del trabajo interior. Arlt comparte con Dostoievski una narrativa de la introspeccién: soliloguios, mondlogos, confesiones, diarios intimos, asociacién libre, visiones, suefios diurnos, fantasias. La obsesién del hombre medio de vivir sin trabajar deriva en el cultivo del trabajo interior. El trabajo interior como dedicacién a la angustia, como forma desesperada del hombre moderno de ennoblecerse. Si Deleuze (1988) decia que los psicoanalistas eran sacerdotes modernos que, a través de una confesién laica, contribuian a la disciplina moral; la figura del trabajo interior sugeriria que el psicoanalista importa como escribano: personaje que da fe de un mundo propio, que legitima dominios intimos de la desdicha.”” 23. El descenso como ascenso superior. En Los Lanzallamas dice en un momento el Astrologo: “Erdosain es un desdichado que goza con la humillacién, No sé hasta qué punto todavia es capaz de descender, pero es eapaz de todo”. La mortificacién de si es un orgullo vicioso que reina sobre la vida de Erdosain. La voz que declara “no soy nadie" disfruta devaluando. La flagelacién de si se deleita en los errores, las faltas, los fracasos, las ilusiones perdidas, La vida de Erdosain es escenario de un linchamiento. Si la humillacién no fuera crueldad sobre si, podria ser oportunidad de un despertar: arrebato de dignidad del desgraciado. Turbacidn del que siente que le faltan fuerzas para irse del todo de la sociedad que lo somete. Los personajes de Arlt sienten la rajadura de la divisién de clases, el dolor de un mundo mal cortado. Erdosain intenta una fuga a través de la humillacién que lo goza. Otras opciones se narran también en Arlt: viajar a tierras exéticas, inventar una maquina fabulosa, obtener el secreto de la ruleta, una pequefia empresa erdtica que permita vivir de rentas, la locura de la revolucién. 24. La belleza del desgraciado. "Soy el mejor escritor de mi generacidn y el mas desgraciado. Quizd por eso soy el mejor.""! Vifias (1964) observa que en Ia literatura de la época es frecuente que el tema del derrotado se embellezca con el mito del fracasado. La idea de Jfracasado en Arlt no se confunde con la de perdedor: trasporta una aventura existencial. Presenta una poética de la derrota como ideal de pureza no contaminada que sospecha de los exitosos: expresiones como “nadie hace tanta plata trabajando” 0 “no se llega a nada sin transar”, componen el sentido comtin de que el triunfo social supone crimenes, robos, mentiras. Se escucha en Buenos Aires una broma que recrea el programa de Sarmiento para dejar huellas en la vida: fener wn hijo, plantar un drbol, escribir un libro y haberse psicoanalizado. ** De una carta enviada por Arita su hermana Lila 20 Héctor Murena (1965) piensa a Arlt como un ilustre caido, eseribe: “Serd héroe del fracaso, en lugar de serlo del triunfo: serd mértir, ya lo sabemos. De todos modos, el héroe y el martir constituyen las dos caras de una misma aspiracién: la de ser mas hombre, la de cumplir hasta el extremo el mandato que la vida significa”. Completa la idea enseguida: “Esas ansias de ser sin atenuantes ni ayudas de ninguna especie lo impulsaron a aferrarse a lo tinico que es sélo de cada uno, el sufrimiento; lo arrastraron a confiar en el dolor como lo iinico capaz de infundir certidumbre al propio ser. Tuvo que desembocar en Erdosain, en el funesto y desdichado Erdosain de ‘Los siete locos’, que sdlo hundiéndose se siente aparecer”. {Qué es lo propio? La certidumbre del dolor? ¢Soy el mas desgraciado, por eso el mejor? {La desgracia enaltece? {El suftimiento como modo de vida superior? Arlt narra la justificacién y enaltecimiento moral de la desgracia. El sufrimiento goza en Erdosain, luego existe para ese sufrimiento.” Si el fracaso no se volviera prueba de virtud; podria ser un punto de ruptura, como pensaba Nietzsche, en el que de pronto hace entrada lo negado. Si la desdicha no dominara con sus encantos, la experiencia de la no gracia podria pensarse como estado de disponibilidad. 25, La mala vida. Los personajes de Arlt procuran la libertad a través del desafio moral. Asi explica Hipélita su modo de escapar de la servidumbre: “Recuerdo que un dia iba en el tranvia acompafando a una de mis patronas. En el asiento venian conversando dos mozos. ¢ Usted ha observado que hay dias en que ciertas palabras suenan en los oidos como bombos... como si una hubiera estado siempre sorda y por primera vez oyera hablar a las personas? Bueno. Uno de los mozos decia: ‘Una mujer inteligente, aunque fuere fea, si se diera a la mala vida se enriqueceria y si no se enamorara de nadie podria ser la reina de una ciudad. Si yo twviera una hermana, la aconsejaria asi’. Al escucharlo, yo me quedé fria en el asiento. Estas palabras derritieron instanténeamente mi timidez y cuando Ilegamos al final del viaje me parecia que no eran los desconocidos los que habian ® A propésito de las conexiones entre Dostoievski y Arlt, Murena supone que los rusos como los argentinos “sienten una especie de ilegalidad vital, una desautorizacion de sus existencias en el dmbito nacional, como si esa justificacién estuviera reservada sélo para el occidente de Europa, una ilegalidad que con ta biisqueda de la intensidad del sufrimiento, de los apretajones del dolor, se intenta superar’ La conjetura de un sentimiento de ilegitimidad existencial que se intenta superar con la intensidad del sufrimiento, se corresponde con la icea de que el dolor ennoblece. pronunciado esas palabras, sino yo, yo que no me acordaba de ellas hasta ese momento, Y durante muchos dias me preocups el problema de cémo ser una mujer de mala vida”. Desde entonces la idea estuvo en ella, sentia que si “ese pensamiento se hacia més grande se me iba a reventar la piel”. Pregunté a sus amigas, ley6 libros pornograficos, averigué en una libreria si tenjan algiin manual, consult con un abogado que respondié “En la mujer se Hama mala vida los actos sexuales ejecutados sin amor y para lucrar”. Entonces Hipélita pensé “que mediante la mala vida, una se libra del cuerpo... y queda libre (...) Casi sin despedirme, sali a la calle, Estaba contenta, nunca estuve mas contenta que ese dia. La mala vida era eso, librarse del cuerpo, tener la voluntad libre para realizar todas las cosas que se le antojaran a una, Me sentia tan feliz que al primer buen mozo que pass y que me desed con bonitas palabras, me entregué”. 26. El hombre medio antipolitico.* Arlt relata el sentimiento antipolitico de las clases medias, escribe: “Los prodigios y las carnicerias emocionan a los hombres”. Su novela no narra pricticas solidarias de fraternos trabajadores agremiados, sino una organizacién fraudulenta de fandticos que deliran. Refleja la mirada escéptica y pesimista del hombre medio, que descree de lo piblico, que enarbola la familia, que protege su mundo privado, que reclama orden y mas seguridad, que recuerda que de joven quiso cambiar el mundo y afirma que los politicos son todos ladrones. Casullo (2007) recuperaba el término cualunguismo para pensar el sentido comin de las clases medias urbanas. Intentaba entender la persistencia histérica de un sentimiento contra lo popular y lo pobre, el malicioso racismo solapado del macho blanco, catdlico, heterosexual. Recordaba que la publicacién italiana “Lomo qualunque” (1944) puso a la vista, tras los afios del fascismo, la construccién del llamado hombre comiin, del hombre de la calle, de la gente como uno. Decia: “El cualunquismo vendrian a ser esas variables protofascistas que existieron en un momento en Italia 0 en la Francia de posguerra, en el sentido de gente muy despolitizada, muy antipolitica, muy despreciativa de todo lo que sea politico (...) El cualunquismo social es una especie de sentido comin reactivo y Las ideas de hombre medio, hombre corcho, hombre cualungue, se aproximan a ta de hombre pequeRo de" Escucha, pequefio hombrecito” de Wilhem Reich (1946). Asimismo convine recuperar la intencion de Nietzsche de pensar en un més alld del hombre (que no tiene que confundirse con la expresién de superhombre) como intento de salir del modelo de atribucién de las clases medias. reaccionario que desampara, leva a la orfandad, al descreimiento cinico al recelo absoluto, a la amenidad despreciativa (...) pero mucho mas tiene que ver con la campaha de época cultural liberal que denigra a la politica y al Estado como un palo en la rueda de los apetitos del mercado global”. El hombre medio detesta quedar manchado y confundido con lo popular, no quiere perder Jo que considera su derecho a la distincién: “Nos estén cagando: cualquier portero. gana mds que nosotros que somos profesionales”.* Una expresién del sentido comin antipolitico que circula en tiempos de Arlt es Yo, argentino: a través de la pausa, la palabra argentino funciona como mascara, excusa, excepcién, fuga. Se puede leer Los siete locos como puesta en escena parédica de expresiones como “Yo, no me meto en politica” 0 “Roban, pero hacen”. La potencia antimoral del Astrélogo reaparece en los tangos de Discépolo. Cambalache, escrita en 1934, puede escucharse como manifiesto cinico de la cultura argentina. Cinismo que recupera el valor que el término tuvo entre los griegos del siglo IV antes de nuestra era como filosofia critica del sentido comin y poética de la denuncia de la hipocresia del poder. 27. Conspiracién de las suegras. Escribe Arlt en una de sus Aguafuertes (Del que no se casa): “Es extraordinariamente curiosa la mirada del hombre que esta entre una furia amable y otra rabiosa, Se me ocurre que Chaplin nacié de la conjuncién de dos miradas asi. El estaria sentado en un banquito, la suegra por un lado lo miraba con fobia, por el otro la novia con pasién, y nacié Charles, el de la dolorosa sonrisa torcida”’. En la narrativa de Arlt, la suegra es una variante del rufién y de la madama que regenta el prostibulo. La que arma una pequefia empresa que proyecta el ascenso social a través del casamiento de la hija. La que atrapa al candidato utilizando a su muchacha como anzuelo. La que promete la virginidad de la nifia, La que explota el cuerpo de la hija. La que conduce el noviazgo como simulacién y celada. La que maneja la reticencia erdtica y el aplazamiento sexual como chantaje y presién sobre el novio. Para Arlt, la belleza y pureza de la hija es un velo pasajero que oculta el rostro de la suegra. El novio seré su futuro empleado. Las suegras instruyen a sus pupilas a tratar a los maridos como nifios, a encaminarlos para que se conviertan en lo que ellas desean, a vestirlos, a retarlos, a administrar sus ™ Escuchado en un bar del barrio de Almagro en octubre de este aio, sueldos. La suegra es la delegada, supervisora e inspectora, de los ideales del capitalismo. 28, La condena matrimonial. Se lee en Los siete locos: “El cronista de esta historia no se atreve a definirlo a Erdosain, tan numerosas fueron las desdichas de su vida, que los desastres que més tarde provoed en compaiiia del Astrélogo pueden explicarse por los procesos psiquicos sufridos durante su matrimonio” En la novela de Arlt el matrimonio desmorona Ia frégil voluntad del hombre medio. La esposa defraudada porque el marido no puede mantenerla, no se le da: castiga su sexualidad. Erdosain como un loco le dice a Elsa: “Vos has deshecho mi vida. Ahora sé por qué no te me entregabas, jy me has obligado a masturbarme! ;Si, a eso! Me has hecho un trapo de hombre”. Con el titulo de BY humillado, Arlt narra que Elsa lo abandona para irse con el capitan porque Erdosain no ganaba lo suficiente. Mantener a una mujer, sostener una casa, es un imperativo de ese mundo. La obligacién de proveer obsesiona a Erdosain: para él es Iégico que el capitén no conozca la tristeza, la humillacién, la servidumbre, que envuelven su vida, porque gana un buen sueldo. Escribe David Vifias (1997): “...las obsesiones de humillaciones que padece Erdosain muy frecuentemente iluminan y recortan la conereta presencia de una mujer tan esquiva que parece sustentar la consigna ‘trabajd, no hagas el amor’ 2° 29. La casa propia. “Pero expliquémonos -contaba mds tarde Erdosain-, mi esposa y yo habiamos sufrido tanta miseria, que el llamado comedor consistia en cuarto vacio de muebles. La otra pieza hacia de dormitorio. Usted me diré cémo siendo pobres alquildbamos una casa, pero éste era un antojo de mi esposa, que recordando tiempos mejores, no se avenia a no ‘tener armado' su hogar”. ® La cuestion de las suegras en la obra de Ari fue advertida por Masotta (1965) y retomada por Diana Guerrero (1972) ® ira (1991) observa que “EI matrimonio en Arlt es un ready made”. Una pequetia torcién para hacer visible que larelacién conyugal es la otra oficina del hombre medio después de la oficina 24 El hombre medio de Arlt suefia con tener su casa. El alguiler es la figura del falso propietario, el juego de muebles el disfraz de su fingida nobleza. En El Libro de los pasajes, bajo la figura de El interior, la huella, Benjamin recuerda que Marx observa que el capitalismo arras6 con la posibilidad de la cueva como refugio de los no propietarios. Para los pobres, la vivienda pasé a ser una esperanza y una amenaza. Tener donde vivir es la obsesién del que siente que, en cualquier momento, queda con su familia en la calle por no poder pagar el alquiler. Asimismo, nota cémo la cultura burguesa imita, en sus arquitecturas urbanas, fachadas y estilos de fantasticos castillos medievales. También observa cémo el pequefio burgués proyecta las habitaciones de su casa: los interiores como espacios de embriaguez y suefios, las cortinas como velos que resguardan de la mirada ajena, el ocultamiento como encanto de la intimidad. Los apartamentos sofiados como agujeros pequefios para apartarse de la masificaci6n. Incluso destaca cémo los juegos de muebles de estilo evocan la aristocracia anhelada. O menciona la funcién de la decoracién en la que los objetos, liberados de su utilidad, se exponen como trofeos hastiados. Benjamin, que admite que el deseo de habitar un lugar interior recrea la primera estancia en el vientre materno, destaca el furor del siglo diecinueve por las fundas, escribe: “La forma inaugural de todo habitar no es estar en una casa, sino en una funda. Esta exhibe las huellas de su inquilino. En ultimo extremo, la vivienda se convierte en funda. El siglo diecinueve estaba més ansioso de habitar que ningtin otro. Concibié la vivienda como un estuche para el hombre, insertando a éste, junto con todos sus complementos tan profundamente en ella que se podria pensar en el interior de la caja de un compas, donde el instrumento yace encajado junto con todos sus accesorios en profundos nichos de terciopelo casi siempre de color violeta. Para qué cantidad de cosas no inventé fundas el siglo diecinueve; para relojes de bolsillo, zapatillas, hueveras, termémetros, naipes...”. Copia esta cita de Adorno: “La interioridad es la prisién historia del hombre prehistorico”. 30, Erotica industrial Un ideal de laboriosidad de las clases medias es la industria. Dice el Astrélogo: “Hace falta oro para atrapar la conciencia de los hombres. Asi como hubo el misticismo religioso y el caballeresco, hay que crear misticismo industrial. Hacerle ver a un hombre que es tan bello ser jefe de un alto horno como hermoso era antes descubrir un continente. Mi politico (...) pretendera conquistar la felicidad mediante la industria. (...) ¢Usted cree que las futuras dictaduras seran militares? No, sefior. El militar no vale nada junto al industrial. Puede ser instrumento de él, nada mds. Eso es todo. Los futuros dictadores serdn reyes del petroleo, del acero, del trigo La sociedad secreta de la novela planea hacer la revolucién industrial a través de una fuerte inversién libidinal Astrélogo esboza_un desarrollismo loco. Su proyecto no dependera del capital extranjero, sino de recursos nacionales: el capital erético proveniente de la explotacién de mujeres a través de esas destilerias orgasmicas Ilamadas prostibulos. Un desarrollismo sustentable en la transformacién de Ia energia libidinal en dinero: una reserva econémica fabulosa que fluye de los cuerpos que gozan en los margenes de los ideales de pureza y decencia. Una burguesia formada por proxenetas emprendedores. Para ensamblar sexo, fabrica y conocimiento cientifico, propone crear una especie de universidad 0 ministerio de ciencia y tecnologia 31. La vanguardia como pretexto. Ser alguien en la vida, destacarse por encima de la media, protagonizar algo extraordinario, son figuras que mandan y ordenan a los personajes de Arlt. La sociedad secreta de Los siete locos es una salida individual que utiliza el disfraz de un conjunto: el proyecto aristocratico de un pequefio grupo que se propone salir de la serie de los hombres comunes, La sociedad secreta de la novela se presenta como instancia exclusiva de personajes especiales, como formacién de elite, como oportunidad para los elegidos. El gusto conspirativo del hombre medio suefia con probar las delicias del poder: ese es el dulce sabor de la conjura. En diferentes momentos, el Astrélogo expresa aspiraciones desmesuradas de las vanguardias: “Créame, siempre ocurre asi en los tiempos de inquietud y desorientacién. Algunos pocos se anticipan con un presentimiento de que algo formidable debe ocurrir... Esos intuitivos, yo formo parte de ese gremio de expectantes, se creen en el deber de excitar la conciencia de la sociedad..., de hacer algo aunque ese algo sean disparates. Mi algo en esta circunstancia es la sociedad secreta (...) El mundo debia ser de unos pocos. Y estos pocos caminar con pasos de gigantes". Se trata siempre de unos pocos capaces de atrocidades, liicidos intuitivos de que algo grande habra de ocurrir, personajes de pequefia estatura que se 26 proponen andar con pasos de gigantes, pretenciosos que esperan ser distinguidos como salvadores de la humanidad.~ C. Mas alla del hombre medio. Hay sobre todo un asunto en el que la literatura de Arlt cruza los limites del hombre medio: cuando advierte que la angustia no es cosa personal. Algunos psicoanalistas suelen confundir el sujeto con el cuerpo poroso que se ofrece como locacién emocional. Podrian tomar a Erdosain como caso clinico © acostar en un divan a Arlt forzando relaciones entre su vida y la de sus personajes. Algunos dirén: “Imaginemos al personaje como paciente que nos consulta, ¢qué nos pasaria alli ante un sujeto como éste?”. Si el psicoandlisis tiene algo que decir, es que el sujeto no coincide con el viviente que habla, respira, paga los honorarios. Si Erdosain visitara un consultorio, ef sujeto en cuestion seria la desdicha, el dinero, la riqueza imerior, la condena matrimonial y, alguna vez, la decisién como acontecimiento de lo singular. No interesa el sujeto como archivo del ser, sino como instantaénea de una accién, inminencia del salirse de si, incursién en una responsabilidad. Creemos ser duefios de un mundo interior sin advertir que vivimos cautivos de fantasmas. Sujeto: vacio habitado por fantasmas y, a veces, hueco que aloja la potencia de una decision. Escribe Arlt a propésito de Erdosain: “Distintos pensamientos bullian en él, tan desemejantes, que el trabajo de clasificarlos le hubiera ocupado muchas horas”. Exdosain no piensa, distintos pensamientos bullen en él como bandas de sediciosos que toman por asalto su conciencia, alborotan sus sentidos, inquietan sus deseos. En la proposicién “Erdosain piensa”, el sujeto serfa Erdosain, pero en la que dice “Los pensamientos bullen en Erdosain” el nicleo del sujeto es pensamientos y Erdosain un circunstancial de lugar. * José Ortega y Gasset, que publica La rebelién de las masas en 1930, visita ta Argentina en es0s atios como conferenciante. Ante el peligro del hombre masa, postula una moral para pocos; ante la proliferacién de criaturas comunes, pretende una minoria selecta de destacados. El poder de un grupo calificado como defensa ante el avance de mayorias pobres y manipuladas justificé el golpe de Uriburu. Leopoldo Lugones imaginaba que, a través del ejército, pequeltos colectivos ilustrados clebian poner ‘orden en la sociedad corrompida por el populismo. Para los conservadores, el yrigoyenismo atentaba contra las buenas costumbres basadas en el reconocimiento de las jerarquias y desigualdades sociales. Oscar Terdn (2009) describe una escena que para las detechas de la época ilustraba la barbarie: “Se dice entonces que la Casa Rosada esta poblada de una fauna insdlita, que en las antesalas del despacho presidencial alguien se ha encontrado con un mulato en camiseta y una mujer que amamantaba a su iyo 27 Esas energias que Ilamamos fantasmas asedian, como arrebatadores que, tras leer la circunstancia de cada cual, se apropian, como amos itinerantes, de las fuerzas del deseo. En Arlt, la angustia no es una cosa personal, escribe: “Esta atmésfera de suefto y de inquietud que lo hacia circular a través de los dias como un sondmbulo, la denominaba Erdosain, ‘la zona de la angustia’. Erdosain se imaginaba que dicha zona existia sobre el nivel de las ciudades, a dos metros de altura, y se le representaba grificamente bajo la forma de esas regiones de salinas o desiertos que en los mapas estan revelados por dvalos de puntos, tan espesos como las ovas de un arenque. Esta zona de angustia era la consecuencia del sufrimiento de los hombres. Y como una nube de gas venenoso se trasladaba pesadamente de un punto a otro, penetrando murallas y atravesando los edificios, sin perder su forma plana y horizontal; angustia de dos dimensiones que guillotinando las gargantas dejaba en éstas un regusto de sollozo”. Angustias que se respiran en el aire, mezcla gaseosa del suftimiento de los hombres. La ciudad: una nube de fantasmas sorbedores que beben y aspiran energias humanas. Cada vida un hervidero infusionado de otras vidas. Ese poder que nos hace obrar va de una existencia a otra sin residencia fija. Ruth Padel (1995) recupera que, entre los atenienses trdgicos del siglo V antes de la era actual, “Las emociones no pertenecen a los individuos: son fuerzas errantes, auténomas, deménicas, exteriores”. Los griegos suponen que las personas enloquecen invadidas por pasiones divinas. Arlt describe a la angustia como una densa nube urbana que tiene forma de salinas. Entre los griegos, los dioses realizan sus caprichos en el teatro de las frdgiles vidas humanas; en la novela de Arlt, esos teatros sin dioses se Ilenan de sufrimientos sociales que buscan existencias en las que habitar. Ese extrafio obrar no entra, sin embargo, en una supuesta interioridad por la fuerza, se propaga entre seducciones y promesas. Jager (1933) recuerda que para Platén el éxtasis que el poeta experimenta es manifestacién (en él) de un delitio divino. La idea de posesién domina el pensamiento griego clasico. Los dioses juegan en las frégiles conciencias humanas, en esos escenarios realizan sus luchas. La felicidad o infelicidad de un mortal depende del obrar de los dioses. Las acciones de los mortales son reverberaciones de potencias insondables. La dimensién humana esta subordinada a un universo poblado de divinidades. Esta perspectiva de una subjetividad no individual e impersonal, comprende que las criaturas vivientes son agentes de intensidades desmesuradas para la medida de una persona. Escribe Jager: “...en Herdclito el corazén humano constituye el centro sentimental y apasionado en que convergen los radios de todas las fuerzas de la naturaleza, El curso del mundo no es para él un especticulo subline y lejano, en cuya consideracién se hunda y se olvide el espiritu hasta sumergirse en la totalidad del ser. Por el contrario, el acaecer césmico pasa a través de su ser. Tiene la conviccién de que, aunque la mayoria de los hombres no sepan que son meros instrumentos en manos de un poder mds alto, todas sus palabras y todas sus acciones son el efecto de aquella fuerza superior”. Cuando Ergueta narra el momento en el que ya no es hombre sino sélo espiritu (“‘sensacién del alma”) escribe Arlt: “...y el espacio entré en él como el océano en una esponja, mientras el tiempo dejaba de existir”. Subjetividad como pasaje a través de una consistencia blanda, ahuecada, porosa. Cavidad abierta en la que retumban mundos, tiemblan hebras que cosen y descosen, respiros que desencadenan vientos liquidos, vapores que soplan, se mueven, pasan. Subjetividad, andar por la vida visitante en una sensibilidad por la que pasan océanos. Las figuras son restos en las orillas del pensamiento, en esas inmensidades oceénicas fluyen fantasmas. 29 Bibliografia Aira, César (1991), Arlt, En Paradoxa, N° 7. Rosario, 1993, Barthes, Roland (1977). Fragmentos del discurso amoroso. Siglo XX1 Editores. Buenos Aires, 2002. Barthes, Roland (1977-1978). Lo neutro. Notas de cursos y seminarios en el College de France. Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 2004. Benjamin, Walter (1927-1940). EI libro de los Pasajes. Edicion de Rolf Tiedemann, Ediciones Akal. Madrid, 2005 Casullo, Nicolas (2007), Las posibilidades de reinvencién de la politica. Entrevista por Karina Arellano (marzo 2007). 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