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Articulo publicado en la revista Arquinotas

Revista de la Facultad de Arquitectura


Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín,
Numero 2, agosto de 1996

ARQUITECTURA Y NATURALEZA
Prof. Jorge Hernán Salazar Trujillo*

"Las visiones del soñador fueron estrafalarias: procesiones de caimanes y de


tortugas, pantanos llenos de gente, flores que daban gritos. Dijo que los árboles de
la selva eran gigantes, paralizados y que de noche platicaban y hacían señas.
Tenían deseos de escaparse con las nubes, pero la tierra los agarraba por los
tobillos y les infundía la perpetua inmovilidad.

Quejábanse de la mano que los hería, que los derribaba, siempre condenados a
retoñar, a florecer, a gemir, a perpetuar sin fecundarse su especie formidable,
incomprendida. El pipa les entendió sus airadas voces, según las cuales debían
ocupar berbechos, llanuras y ciudades, hasta borrar de la tierra el rostro del hombre
y merecer un solo ramaje en urdimbre cerrada, cual en los milenios del Génesis,
cuando Dios flotaba todavía sobre el espacio como una nebulosa de lágrimas.

- Selva profética, selva enemiga! Cuándo habrá de cumplirse tu predicción?"

José Eustasio Rivera, "La Vorágine”

El hecho que motiva y justifica el hecho arquitectónico es la necesidad del hombre


de habitar, de concebir espacios confortables que permitan que las actividades
propias a su naturaleza puedan desarrollarse a cabalidad. Conviene enfatizar que
este objetivo no es el único ni el más importante; una vez que se decide delimitar un
espacio, el objeto arquitectónico tendrá que satisfacer necesidades biológicas y
funcionales, pero también condicionantes de tipo cultural, estético, técnico y
económico que no pueden ser dejados al margen. No se hace arquitectura
respondiendo a uno solo de estos factores por que el alma de nuestra labor está en
balancear todos los elementos que participan en las fases de proyectación y
construcción para lograr el equilibrio entre ciencia, arte y técnica que permite que la
edificación sea útil a sus destinatario y acorde al medio que le rodea.

EL HECHO NATURAL

La aparición de la razón humana sobre la faz de la tierra escindió completamente al


hombre - sino física al menos intelectualmente- del ambiente natural que lo
engendró.

Cuando el hombre, gracias a su razón - o a pesar de ella - fue capaz de ir en contra


de la naturaleza para adaptar el medio que le rodeaba a sus intereses y
necesidades particulares, dio origen a la innegable contradicción entre el hecho
natural y el artificio. El orden natural y el humano son diferentes; el universo que
creamos y el que nos creó no son el mismo.

Nadie considera una casa tan natural como el nido de un ave, así en esencia sean
lo mismo; refugios construidos por seres vivientes que comparten un mismo origen y
una misma biología. Igual que cualquier otro ser viviente sobre el planeta, el ser
humano aprendió a adaptarse y protegerse del medio ambiente para sobrevivir, pero
esa necesidad primigenia y el hecho arquitectónico que la satisface están ya
revestidos de la artificialidad característica de todos nuestro actos.

EL HECHO ARTIFICIAL
Analizando la relación existente entre un objeto arquitectónico y la naturaleza que la
circunda, puede formularse un primer punto de discusión: si deberá ser la
arquitectura una expresión del dominio del hombre sobre la naturaleza dónde éste la
acondiciona a sus necesidades y conveniencias, o si por el contrario, la calidad de
un objeto arquitectónico dependerá también de la respuesta que ofrezca a la
realidad ambiental del lugar dónde se emplaza.

Atrevida pero supremamente realista es la opinión del arquitecto Mario Botta sobre
el asunto: “La arquitectura tiene que ser contrapunto a la naturaleza, es un factor
artificioso. La única posibilidad de rendir tributo a la naturaleza es ir justamente en
oposición a ella en confrontación con ella... Arquitectura es violencia con el paisaje;
tiene que lograr un nuevo equilibrio."

La naturaleza es mas que simple verde, naturaleza somos todos los seres vivos e
inertes que compartimos este planeta. Las interacciones que normalmente se
dieron en cada uno de los ecosistemas originales han venido siendo alteradas por la
humanidad desde hace muchos siglos y ahora es imprescindible replantear esa
actitud del hombre ante la naturaleza que deteriora, depreda y altera completamente
el orden natural de las cosas. Hoy es preciso afrontar esta escisión inevitable entre
lo natural y lo artificial para llegar a los conocimientos que desde cada disciplina y
especialidad particular - incluida la arquitectura- permitan llegar a acciones efectivas
que concilien las necesidades de nuestra sociedad con las necesidades particulares
del resto de especies, con que compartimos este planeta.

EL HECHO ARQUITECTÓNICO

La naturaleza es inflexible, por ello la humanidad debería ser lo más consecuente


con ella, bajo riesgo de obligar a que la naturaleza, lenta pero implacablemente
restituya el equilibrio alterado. Elementales leyes de equilibrio ecológico, como el
manejo de aguas negras y basuras, la necesidad de limitar la cantidad de presas
hidráulicas, la relación entre zonas verdes y asentamientos humanos o la calidad
espacial y urbana y su incidencia en la sociedad, no han sido respetadas por la
humanidad. Últimamente el mismo hombre esta trabajando fuertemente por restituir
alterar más levemente este equilibrio antes que la naturaleza irremediablemente lo
haga. En un futuro muy próximo la calidad arquitectónica de un proyecto será
evaluada no sólo por la manera como se balanceen los condicionantes estéticos,
técnicos, económicos y culturales, sino también de la manera como se respeten los
recursos naturales, se valoren los accidentes geográficos ose protejan las
condiciones medio ambientales del lugar donde se emplaza el proyecto.
Una actitud respetuosa ante el medio ambiente traerá beneficios de índole
económico, no por tener una dependencia total de tecnologías extranjeras de más
alto costo, que procedimientos tradicionales que no siempre exigen materiales muy
sofisticados. De índole cultural, por usar materiales y formas propias de nuestra
historia y tradición. De índole estético, porque la belleza es armonía y un edificio que
lucha y se defiende de un entorno no puede ser entendido como belleza sino más
bien como agresividad y violencia. De índole humano porque somos hombres,
somos raza, pero ante todo somos naturaleza, y nuestros actos, nuestra producción,
nuestras actividades y nuestras edificaciones no pueden ir contra lo que somos.

BIBLIOGRAFíA

Brinkkworth, IB.J. Energía Solar para el Hombre. H. Blume Ediciones, Madrid, 1972,
239 pág.

Dorfíes, Gido. Artificio y Naturaleza, Editorial Lumen, Barcelona, 1972.

López, Chunchurra, Oswaldo. Estética de los elementos plásticos, Editorial Labor,


Barcelona, 1971, PP. 33-36

Rivero, Roberto. Arquitectura y clima, Acondicionamiento térmico natural.


Universidad de la República, Facultad de Arquitectura, 1988, 278 pág.

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