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Cédigos LA TEORIA Y EL ANALISIS DE LA CULTURA Problemas teéricos y metodoldgicos El autor realiza una evaluacién de los desarrolios. tedricos contem- pordneos en torno a la cultura. Desde un punto de vista epis- temolégico, los estudios sociolégi- cos y antropolégicos de la cultura han sido de tipo descriptivo, clasificatorio y explicativos. Estos Ailtimos podrian ser clasificados de acuerdo a un doble eje: entre dos extremos encontrados los para- digmas 0 modelos econdmicos y lingsticos, y en un segundo eje enconiramos los estudios que ‘emplean las metodologias positivas u objetivistas y las hermenéuticas A partir de este esquema se revisan algunos problemas especificos que confronta el andlisis de ta cultura desde el punto de vista epistemo- légico y metodolégico y se evalian los estudios desarrollados princi- palmente en el dmbito anglosajén, Seftalando las perspectivas que se abren.a este tipo de investigaciones. La aparicién reciente de una serie de estudios importantes sobre la cultura, principalmente en el ém- bito anglosajén, revela un interés renovado por este tema en el cam- po de la sociologia y la antropolo- gia. Estos estudios han vuelto a plantear y debatir los problemas es- pecificos que confronta el andlisis de la cultura desde el punto de vista epistemol6gico y metodolégico. En este trabajo me propongo revisar algunos de estos problemas, limitén- dome s6loa los estudios més recien- tes que hayan tematizado explicita- mente el andlisis cientffico de la cultura en sociologia y antro- pologfa, pasando por alto la abun- dante 'y casi inabarcable Gilberto Giménez* que se ocupa de los fenémenos cul- turales bajo el Angulo periodistico, literario, ensay{stico 0 filos6fico. 1. El discurso cientifico Simos atenemos a la epistemologia minima todavia vi- sgemte en las ciencias sociales, ha- blar cientificamente sobre la cultu- ra implica por lo menos la posibili- dad de elaborar un discurso contro- Jado y refutable sobre la misma. Lo de “controlado” se refiere ala nece- sidad de someter a controtes el /éxi- co, los paradigmas y los modelos que generan ese discurso. Lo de “refutable” significa que el discur- so en cuestiGn tiene que definir y prever los criterios espectficos de su propia validacién, seguin parémetros ‘compartidos por la comunidad cien- tifica, 1.1. En efecto, un discurso cientifico se distingue de otros di cursos- por ejemplo, de! discurso poético del ensayo periodistico, del discurso natural de la vida cotidia- na ante todo por el afin de conver- tir su Iéxico de base en un sistema de conceptos y no de simples no- ciones. Seguin los Iégicos y los epistemdlogos', Ios conceptos son té:minos cuyo contenido de signifi- cacién puede ser definido sin ambi- giledad. Las nociones, en cambio se ‘earacterizan precisamente por su iedad, por su cardcter fre- ‘cuentemente figurado y por sus re- sonancias connotativas incon- troladas. En principio, los concep- tos pueden ser formalizados y sistematizados, mientras que las nociones son rebeldes a la formalizacién y a la sistematiza- ci6n? Dentro del léxico conceptual del discurso cientifico, el primer concepto que tiene que ser elabora- doesel que define y delimita el ob- Jeto de estudio de una disciplina determinada, que en nuestro caso seria la sociologfa y la antropologia delacultura. De lo contrario, el dis- curso cientifico careceria de referen- te claramente discernible y, por lo tanto, no serfa refutable y ni siquie- ra podria someterse a una discusi6n racional. La tarea de una buena defini- ci6n es identificar claramente el objeto de referencia mediante una formula que lo designe econmica- mente a través de criterios no heteréclitos. Los légicos y los epistemdlogos suelen distinguir di ferentestipos de definiciGn. Asf, por ejemplo, hay definiciones normati- vas, descriptivas, substantivas y fun ccionales?. Con excepcisn de las de- finiciones normativas, inapropiadas para la tarea cientifica, todas las dems formas de definicién pueden ser utilizadas y de hecho han sido utilizadas para circunscribir el &m- bito de los lamados fenémenos cul- turales. ¥ no hay inconveniente en ello, con tal de que cumplan su fun- ci6n de identificar claramente el tipo de fenémenos al que se refieren. 1.2. Por oposicién a otros ti- pos de discursos, el discurso cienti- fico se genera a partir de una teorfa * Gilberto Giménez es [nvestigador det Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM. Cédigos ccoherente y explicitamente defini- da. Pero debe advertise de inme- diato que en las ciencias sociales no se emplean, por lo general. teorias propiamente dichas en el sentido de los l6gicos, es decir, sisternas hipo- tético-deductivos susceptibles de falsacién a la manera popperiana. En el campo de las ciencias socia- Jes las teorfas son, en realidad paradigmas, es decir, marcos de ppensamiento u orientaciones te6ri- co-metodoldgicas a propésitode los cuales existe cierto acuerdo dentro de la comunidad cientifica, porque son considerados titiles y fecundos. Estos “marcos” de naturaleza y con- tenido variables - orientan el traba- jo del investigador, le proponen un Tenguaje, un modo de pensamiento y principios de explicacién* En sociologfa y antropologia se utilizan diferentes tipos de pafadigmas. En un trabajo antiguo que se ha vuelto clasico, R.Boudon destaca tres tipos: los paradigmas: analégicos (v.g. la teorfa de los jue- 08), los paradigmas formales (v.g. el funcionamiento de Merton) y los paradigmas conceptuales (v.g. los patiern-variables de Parsons)’, to- dos ellos han sido utilizados en el estudio de la cultura, aunque en los ‘ltimos tiempos tienden a prevale- cer, como veremos, los paradigmas hermenéuticos o interpretativos, no contemplados por Boudon. Adviértase que el recurso alos paradigmas en desmedro de las teo- rias hipotético - deductivas no me- noscaban el caréctercientfico de las Mamadas ciencias sociales. Lo que ‘ocurre es que las situaciones légi- ‘cas que confrontan ésastltimas, asf ‘como el tipo de fenémenos que es- tudian, no permiten reducirlas al modo epistemoldgico procedente de las ciencias de la naturaleza y, par- ticularmente, de las ciencias fisico- matemiticas. 1.3. Hasta aqut hemos sefiala- do dos niveles importantes del tra- bajo cientifico: el del Iéxico y el de los paradigmas. Peroexiste también un nivel intermedio, el de los mo- delos, que constituye un momento esencial del andlisis cientifico, no sélo en economfa o en ciencia poli- tica, sino también en sociologia y en historia Los modelos - estrechamente emparentados con Ios tipos ideales de Weber y con las “formas” de Simmel"— son esquemas simpli cadores 0 descripciones idealizadas de un determinado fenémeno social, ¥y generalmente son elaborados en el marco de un paradigma. Asi por ejemplo, la“ley de las ventajas com- parativas” de Ricardo 0 la axio- matica del individuo racional y utilitarista (rational choice) en eco- nomfa, son modelos simplificadores de la realidad y no propiamente paradigmas. ‘Los modelos pueden tener una expresiGn mateméticaen ciertos ca- sos, pero no es esta posibilidad de formalizacién la que los constituye como tales. Ademés, al igual que los paradigmas, pueden ser descrip- tivos o explicativos, segtin que se Jimiten a constatar la existencia de tun fenémeno social o se propongan también determinar sus causas. Ast, la teorfa de la “aculturacién” en an- 4 tropologfa es un modelo explicati- vo, mientras que la concepcién parsoniana de la socializacién como integracién del sujeto a su grupode pertenencia es un modelo descript vo. Debe tenerse en cuenta que los modelos comportan siempre cierto mimero de hipétesis, algunas de ellas visibles, pero otras invisibles vu ocultas. Estas viltimas requieren ser explicitadas si se quiere evaluar 1a cientificidad del modelo en cues- ti6n, 1.4.Segin muchos episte- mélogos, los procedimientos de va- Jidaci6n en las ciencias sociales no se fundan principal ni exclusiva- mente en el criterio de falsacién de Popper, sino en la confrontacién entre paradigmas. “El progreso cientifico puede resultar también de Ja confrontacién entre paradigmas” - dice Boudon” ‘Un paradigm se valida siem- pre a expensas de otro segtin dos criterios bésicos: su mayor genera- lidad (explica mayor numero de fenémenos que la teorfa rival), y stt mayor poder heuristico (permite encontrar explicaciones y detectar hechos significativos en mayor me- dida que la teoria rival). Por tanto, se puéde decir que una teoria queda “refutada” en sentidg un tanto elés- tico, que no es el de Popper, cuando se demuestra que puede ser susti- tuida ventajosamente por otra de mayor capacidad explicativa y de ‘mayor poder heurfstico respecto de tun determinado campo de andlisis. 2. Eldiscurso cientifico a propésito de la cultura 2.1 Si aplicamos ahora estos parémetros epistemolégicos mini ‘mos a la sociologfa y a la antropo- Jogfa de la cultura, salta a la vista, cen primer término, el estatuto poco riguroso de la lexicologfa moviliza- da por la disciplina, En efecto, en tomo al concepto de cultura se ha ido cristalizando cierto nimero de términos cuya importancia esté ates- tiguada por la frecuencia de su uso: v.g., socializacién, aculturacién, c6digo cultural, vision del mundo, ideologia, identidad, mentalidades, habitus, simbolos, valores, normas, orientacién valorativa, pautas de comportamiento, desniveles cultu- rales, sincretismo o hibridismo, di- ndmica cultural, ete Puede comprobarse fécilmen- te que la mayor parte de estos tér- ‘minos tienen acepciones confusas 0 polisémicas tanto en sociologia ‘como en antropologta, y que por lo tanto, no pasan de ser nociones. En 1 mejor de los casos han funciona- do en la disciplina como los “con- ceptos de exploracién” de P. Delattre. El término mismo de cultura, ‘que debiera designar el objeto cen- tral de una sociologia y de una an- tropologta de la cultura, estd lejos de exhibir un contenido homogéneo ode designar un nivel espectfico de fenémenos, como lo demuestran las vicisitudes de su historia, Existe, por ejemplo, una con- cepcién cldsica o humanista de la cultura, elaborada por los filésofos € historiadores germanos de los si= glos XVIII y XIX en contraposicién con el concepto de civilizacié Dentro de esta concepcién la cultu- ra, positivamente valorada, se refie~ re a las producciones intelectuales, espirituales y artsticas en las que se expresan la personalidad y la crea- tividad de un pueblo. La civiliza- cién, en cambio, negativamente connotada, se asocia a las formas de cortesia y a los refinamientos pro- pios de Ia corte', “Nos volvemos cultos mediante el arte y la cienci ¥y nos volvemos civilizados adqui- riendo una variedad de gracias y de refinamientos sociales"éecfa Kant.? Con Ia aparicién de la antro- pologfa hacia fines del siglo XIX, Ja concepcién clésica cede su lugar adiferentes concepciones antropo- légicas de la cultura, ya no valorativas sino positivas y general- mente descriptivas. La mds célebre entre todas es la de Edward Burnet Taylor, formulada en 1871 en los siguientes términos: “La cultura 0 civilizacién, en su sentido etnogré- fico amplio, es el todo complejo que incluye ef conocimiento, las creen- cias,el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualquier otra capaci dad o habito adquiridos por el hom- bbre en cuanto miembro de la socie- Cédigos dad”, Esta definicién descripti- va, por enumeracién incompleta, tuvo.un cardcter fundador en Ta tra- dici6n antropolégica anglosajona y ha permanecido activa por largo tiempo en contextos tedricos muy diversos, como los del evolu- cionismo y neoevolucionismo, el difusionismo (Boas) y el funcionalismo (Malinowski). En los tiltimos decenios tien- de a imponerse una concepcién que podriamos Hamar simbélica de ta cultura, ya que asume que los fené- menos culturales son esencialmen- te fenémenos simbélicos. Esta con- cepcién tiene muchos precursores (basta recordar a L.A.White y a Lévy-Strauss), pero indudablemente ha sido Clifford Geertz quien la ha proyectado decididamente hacia el centro de los debates antropol6gicos ccontempordineos!!, Esta concepcién puede resumirse del siguiente modo: Ta cultura designa pautas de signifi cados histéricamente transmitidos, yy encamados en formas simbélicas (que comprenden acciones, expre- siones y objetos significantes de la més variada especie), en virtud de los cuales los individuos se comu- rican entre sf y comparten sus ex- periencias, concepciones y creen- cias. Cédigos Desde este punto de vista el andlisis cultural adquiere una mo- dalidad diferente de la prevista por las concepciones antropolégicas descriptivas, frecuentemente asoc das-a supuestos concernientes al afin de clasificar y comparar, al cambio evolutivo y a la interdepen- dencia funcional. Segin la concep- cin de Geertz, el estudio de la cul- tura tiene més afinidad con la inter- pretacién de un texto que con lacla- icaciGn de la fauna y de la flora. Lo que se requiere no es tanto la actitud del analista que clasifica, compara y cuantifica, como la sen- sibilidad del intérprete que trata de iscemir pautas de significados, tingue matices y se esfuerza por tor- nar inteligible un modo de vida que ya tiene sentido para los que lo vi- ven, Indudablemente la refor- mulacién de Clifford Geertz ha marcado un giro importante en la literatura antropolégica sobre la cul- tura. Pero sus eriticos se han perca- tado de inmediato de que esta reformulacién no toma suficiente- ‘mente en cuenta los fenémenos del poder y del conflicto social que in- variablemente sirven de contexto a lacultura. Los hechos culturales son ciertamente constructos simbélicos - dicen estos criticos - pero también son manifestaciones de las relacio- nes de poder y se hallan inmersos enel conflicto social. Mas ain, fre- cuentemente la cultura funciona como méscara de la dominacién. De aqui el interés de la revi- si6n neo-marxista de la concepcién simbslica de la cultura, como la rea- lizada recientemente por John B. Thompson en su Ideology and Modern Culture" . Este autor in- troduce una versi6n corregida de la precedente, denominada concepcidn estructural de la cultura, segin la cual el andlisis cultural se define como “el estudio de las formas sim- bélicas - esto es, acciones signifi- ccativas, objetos y expresiones de va- riado tipo en relacién con contex- 108 y procesos histéricamente espe- cificos y socialmente estructurados, cen virtad de los cuales dichas formas simb6licas son producidas, trans- mitidas y recibidas”. Esta concepcién no se presen- ta como una altemativa a la prece- dente, sino mas bien como una va- riante “materialista” de la misma. ‘Thompson define cuidadosamente los componentes y las dimensiones del contexto social de la cultura, donde caben muy bien las categ ras gramscianas, los “desniveles” de Cirese y hasta los “campos” de Bourdieu, De acuerdo aesta concepcién, laculturano puede ser aislada como tuna entidad discreta de los demés fenémenos sociales, como ocurre en el caso de Ia religi6n, por ejemplo. En efecto, si se la define como el conjunto de las “formas simbéli- cas”, la cultura no es més que el as- pecto simbélico expresivo de todas Elementos cutturales ropias propios ~ Guitura propia ‘ajenos ‘Cultura apropiada mitacién rigurosa de un &mbito de fenémenos disociable de todos los demds fenémenos sociales. Una de Jas dificultades mayores de la socio- logia de la cultura radica precisa ‘mente en que sus fronteras se super- ponen a otras fronteras disci rigs 0 cruzan con ellas. 2.2. Por lo que toca a los paradigmas empleados en el andli- sis de la cultura, salta ala vista que la mayor parte de ellos son de ca- récter descriptivo, y no explicativo. Es decir, constatan la existencia de determinados fenémenos llamados cculturales, pero no los explican ni los interpretan, Laantropologfa, en particular, parece tener una incontenible voca- cién sociografica. En México, por ejemplo, existen innumerables monografias antropolégicas sobre las fiestas, casi siempre enmarcadas por impresionantes “marcos te6ri- cos", pero la gran mayorfa de ellas se limitan a describirlas con minu- ciosidad etnogréfica. Dedisiones ‘jenas Cura enajenada ~~Cuitura impuesta— las précticas sociales. Como dice Eunice R. Durham, la cultura esta en todas partes, “verbalizada en el! iscurso, cristalizada en el mito, en el ito y en el dogma; incorporada a los antefactos, alos gestos y ala pos- tura corporal”. Por consiguiente, la especializacién del estudio de la cultura como una sub-disciplina de Ja sociologfa s6lo puede ser resulta- do de una estrategia analitica, y no de una estrategia basada en la deli- Un ejemplo particularmente claro de paradigma conceptual des- criptivo es el esquema disefiado por ¢lllorado Guillermo Bonfil paracla- sificar los elementos culturales que confluyen en la conformacién de las Mamadas culturas populares”. El criterioen el que se basa este esque- ma clasificatorio es el del control cultural. Asf, segin que se tenga 0 no capacidad de decisién sobre los elementos culturales, y segin que 1 i | éstos sean propios 0 ajenos, la cul- ‘Segdn una reciente investiga- tura puede ser propia 0 apropiada, cin italiana”, el modelo integra- enajenada o impuesta cionista clasico de la socializacién, Un esquema de este tipo - lo elaborado por Parsons, ya resulta mismo que los pattern-variables de inadecuado para describir los pro- Parsons -, s6lo permite distinguir y _cesos de socializacién en las socie- describir los elementos culturales dades del capitalismo maduro y en segtin el criterio sefialado, pero no losde ta sociedad posindustrial. Por puede generar una explicacién de consiguiente, debe sustituirselo por los mismos. Una prucba de ello es otro modelo que dé cuenta de las la aplicacién de este esquema a las _caracterfsticas nuevas de la sociali- culturas indigenas de México reali- zacién. Este nuevo modelo serfa el zada por el propio Bonfil en su “modelocomunicativo”. La contra- México profundo". posicién entre ambos modelos se También el reciente ensayo de manifiesta claramente en el siguien- Néstor Garcia Canclini, Culturas te esquema (ver fig 2). Aibridas", tiene un cardcter preva- Lo que se interpreta del si- lentemente descriptivo en la medi-_ guiente modo: da en que se limita a diagnosticar EI modelo integracionista esté los cambios culturales que en su fundadonormativamente, se presen- opinién estén ocurriendo en Améri- ta como teleol6gico, presupone un ca Latina, baséndose en el estrechonexo entre valores y cono- paradigma de la “posmodernidad” cimientos, y atribuye al actor social (entendida como ruptura con lo an- una racionalidad medios-fines en terion). Y no podia serde otro modo. sentido fuerte. Ademds, genera una ‘ya que este paradigma - si asipuede _actitud de conformidad con respec- lamérselo - s6lo permite registrar ( al patrimonio comin de normas precisamente las rupturas culturales _y valores, configura una “identidad con respecto al pasado a nivel de fuerte”, se base en la transmisién de sintomas, sin poder explicarlos ni un patrimonio de valores y de co- mucho menos calificar conceptual- nocimientos, supone Ia sobrevalo- mente Jo nuevo emergente"™. racién de una cultura dominante ela- 2.3. En cuanto a los modelos borada pot las élites e implica cier- uutlizados en el andlisis de la cultu- tacontinuidad y coherencia entre las, ra, son también descriptivos en la agencias de socializacién: familia, mayorfa de los casos. Veamos, por escuela, medios de comunicacién ejemplo, el caso de la socializacién masiva, etc. que, como sabemos, se relaciona E] modelo comunicativo, en estrechamente con la adquisicion y cambio, esté fundado cogniti- Ta reproduccién de la cultura. vamente (Ia socializacién es ante todo un proceso de construccién del ‘Modelo integracionssia Wedel comunicalive -fundade normativamente “fundado cognitivamente exo valores/conocimiento SSnfasis en conocimientos autodireccién hetorodireccén + eonformidad negesiacion “identiged “Yuerte* *hdentidad “d6bi" *trasmision mediacion + cultura dominante = pluralism cultural + continuidad entre las agencias. + discontinuidad entre las agencias, Cédigos saber), no define una direccién pre~ determinada en ef proceso, pone énfasis en la dimensién cognitiva y no en la valorativa (Ios valores mis- mos son asumidos en términos cognitivos), y considera la raciona- Jidad de 1a accién como categoria de la lectura a posteriori (esto es, como posibilidad de reflexién sobre Ta acci6n). Ademés genera un tipo de adaptacién que se manifiesta en forma de negociacién permanente acerca de las “reglas de juego” que deben respetarse, configura una id débil” y flexible vincu- lada a contingencias variables de la vida, concibe el papel de los agen- tes socializadores sélo como media- cién y guia, reconoce el pluralismo de los saberes y de los valores cul- turales e implica la discontinuidad y, frecuentemente, la incoherencia ‘entre las agencias y actores de la so- cializaci6n, debido a la multiplici- dad de las experiencias comu- nicativas en las sociedades comple- jas. Como se echa de ver, en am- bos casos se trata de modelos clara- mente descriptivos, refutables des- de el punto de vista de su menor 0 mayor adecuacién a la realidad, des- tinados a esquematizar en forma simplificada ¢ idealizada un fené- ‘meno social determinado como el de la socializacién. Llegado aeste punto debo pre- venir un posible malentendido: no pretendo sugeriren absoluto que los andlisis descriptivos sean indtiles. Nadie que estuviera en sus cabales pondria en duda, por ejemplo, lauti- lidad de la geografia 0 de la histo- tia, que son ciencias predominante- ‘mente descriptivas. Por el contra- rio, como en cualquier otro campo de las ciencias sociales, la obtenciGn de datos empiricos y su presentacién descriptiva constituyen la base y el punto de partida obligado del andli- sis sociolégico 0 antropolégico de 7 Cédigos Tacultura, Lo que es més: una bue- na descripcién de los fenémenos culturales podria sugerir por s{ mis- ma paradigmas analiticos mas ela- borados con capacidad explicativa. Asi, una disciplina en gran parte descriptiva como Ia paleontologia hha desemperiado un papel crucial en la génesis de la teoria de la evolu- cién, Lo que si cabe sefialar es el gran predominio de la descripcién sobre la explicaciGn en nuestra dis- ciplina, asf como la frecuente con- fusién entre las mismas. Esta situa- cin inhibe la interaccién deseable entre estos dos aspectos de la inves- tigacin y frecuentemente da lugar a teorias especulativas que pueden sugerir interpretaciones u orienta- ciones interesantes, pero que no de- sembocan en investigaciones preci- sas y concretas. 3. Paradigmas explicativos en sociologfa de la cultura Consideramos ahora tos paradigmas y modelos con preten- siGn explicativa. Acabamos de afir- mar que éstos son més bien escasos en sociologta y antropologta de la cultura. Ademés, son polimorfos y a veces inconmensurables, como ya pudimos adivinarlo a raiz de la va- riedad de definciones del término “cultura”, Una manera de ordenar esta diversidad y polimorfismo es la de distribuir los paradigmas y mode- los sobre dos ejes que se crucen for- mando una cruz: un eje teérico, cuyos polos extremos estarfan ocu- pados por los paradigmas econémi- cos y los lingtifsticos, respectiva- mente, ¥ un eje epistemol6gico, en uno de cuyos extremos colocarfa- ‘mos las metodologias positivistas u objetivistas, y en el otro las meto- dologias hermenéuticas, seconémicos etodolot = _ tanned aradiomas 2 modelos ‘inguisis Esta manera de organizar las cosas parte del supuesto (que aqui ‘no me propongo discutir) de que la teoria econémica y la linguistica cconstituyen los dos polos més im- portantes de estructuracién tedrica (explicativa) en las ciencias soci les, entre los cuales pueden distri- buirse otras teorfas menos rigurosas Yy menos reconocidas en cuanto a su capacidad explicativa. También su- pone que las teorias en cuestién pue- den ser procesadas segtn diferentes concepciones epistemolégicas cu- yos polos extremos serfan el positivismo y Ia hermenéutica. 3.1. Si comenzamos por el eje tedrico, los paradigmas o modelos inspirados en la economfa compar- ten el supuesto de que los actores sociales se comportan racionalmen- te y compiten entre sf para ‘maximizar sus intereses 0 acrecen- tar su capital. Los paradigmas 0 modelos lingiifsticos, por su parte, se carac- terizan por el intento de explicar los ‘comportamientos concretos.a partir de reglas impl{citas interiorizadas por los agentes sociales, como la lingdistica. —en su versin chomskiana, por supuesto - explica las “performances” del habla a par- tir de una “competencia” —las re- glas gramaticales— interiorizada por los hablantes.. ‘Ambos tipos de paradigmas han sido aplicados al andlisis de la cultura y se encuentran, a mi modo de ver, entre los mds productivos por su capacidad explicativa y su po- tencial heuristico. Los antropélogos, por ejem- plo, recurren consciente incons- cientemente al modelo lingiifstico cuando explican la “sociedad tradi- ional” como una condicién de la socialidad en la que la regulacién de la accién social y la integracién de la sociedad estén fundadas esencialmente en referencias signi- ficativas-normativas interiorizadas (la “cultura”) que rigen inme- diatamente el comportamiento de Tos actores en sus précticas concre- tas, En efecto, el “modo de repro- duccién” de la sociedad tradicional resupone que la totalidad de estas referencias significativas-normati- vas interiorizadas estd estructurada a priorien su dimensi6n propia, esto es, en el plano simbélico 0. seméntico, del mismo modo en que la lengua tiene un carécter estructurado y estructurante con res- ecto a cada “palabra” préctica enunciativa concreta®” ‘También la explicacién de las practicas porel habitus de Bourdieu guarda estrecho parentesco con cl modelo lingiiistico” . El propio Bourdieu ha sugerido que el habitus funciona como una especie de gra- mética generativa de las practicas, como una especie de competencia cultural andioga a la competencia lingiifstica chomskiana, a condicién de que esta siltima sea despojada de su idealismo esencialista y sea pen- Cédigos sada como producto de las condi- ciones sociales." El habitus, entendido como interiorizaciGn de las reglas socia- Jes, como conjunto de disposiciones durables orientadoras de la accién, se define como un “sistema subjeti- ¥o pero no individual de estructu- ras interiorizadas, que son esquemas de percepcién, de concepcién y de accién”™= Del mismo modo que la com- petencia de Chomsky, el habitus ast definido es una “creatividad gober- nada por reglas”, y no un programa de computaci6n. “Esté constituido porun conjunto sistemético de prin- cipios simples y parcialmente sustituibles, a partir de los cuales se puede inventar una infinidad de so- luciones que no se deducen directa- mente de sus condiciones de produceci6i ‘Aunque se trata de una cate- goria subjetiva, el habinus no tiene tuna génesis individual, porque es el producto de Ja interiorizacién (a través de un trabajo pedagégico multiforme) de las condiciones ob- jetivas de existencia y de la expe- tiencia de una trayectoria, Lo que se interioriza es, principalmente, la légica del funcionamiento det sis- tema de diferencias constitutivas de Jos “campos” y, particularmente, del campo de las clases sociales, Los agentes portadores del mismo habitus no tienen necesidad de concertacién alguna para actuar tendencialmente de fa misma mane- 1a, trétese de la eleccién de la pro- pia pareja, de una profesién, de un diputado o de un mobiliario. Basta ‘con que cada individuo se deje He- var por su “gusto personal” para que se produzca espontéinea ¢ incons- cientemente un acuerdo con otras ‘muchas personas que piensan, sien- ten yeligen de modo semejante. De aqui esa impresién de armonfa preestablecida que produce en el observador el funcionamiento de toda sociedad. Basta con dejar ope- rar libremente al habitus para que se instaure una verdadera orquesta- cidn de las pricticas sin director de orquesta La préctica colectiva también cestd guiada y sistematizada, por su- puesto, por proyectos consciente- ‘mente transmitidos y recibidos, por 6rdenes o decisiones elaboradas de manera concertada. Pero, segin Bourdieu, en lo esencial es el efec- to de habitus lo que confiere a la préctica colectiva su coherencia y su unidad. Por eso es también el fun- damento objetivo de lo que suele la- marse estilos de vida, es decir, el conjunto de gustos y de précticas sistemticas caracterfsticas de una clase 0 de una fraccién de clase de- terminada. ‘Como se echa de ver, este tipo de explicacién presenta una fuerte analogfa con e! modelo lingifstico, ya que explica ciertas caracteristi- as de la préctica social - y, por su- puesto, de la cultural - por referen- cia a.un sistema de reglas sociales interiorizadas** No esté muy lejos del habitus de Bourdieu el concepto de identi- dad elaborado por los tedricos de los ‘movimientos sociales (A. Tourraine, Melucci, Pizzomo) y, mucho antes, Por la microsociologia norteameri- cana (fenomendlogos, intera- ccionistas simbélicos...). En efec- to, siel habitus es también un eidos, tun esquema de percepcién, antes que nada es un esquema de autopercepcién. Y la identidad se define precisamente como una autoimagen, como la autoper- cepcidn de un sujeto en relacién con otros, tomando como marcas de di- ferenciaciGn elementos culturales ‘como las creencias, los valores y las ideologias. Se comprende entonces por qué la identidad propia - la in- dividual y la colectiva- se vive nor- maimente en forma inconsciente, bajo la modalidad del habitus, y que, como el habitus, s6lo se toma re- flexiva y consciente cuando es de- safiada por situaciones criticas que cexigen su recomposicién total o par- cial Pues bien, no faltan autores ‘que asumen Ia identidad como una categoria explicativa de ciertas ca- racteristicas de Ia acci6n individual © colectiva. Nos encontramos de nuevo, entonces, con un esquerma semejante al de la competencia/ performance, sobre todo si conce- bimos la identidad como un com ponente bésico de la competencia Cédigos cultural. En efecto, muchos autores atribuyen a la identidad una fiuncién selectiva que permite al sujeto or- denar sus preferencias y escoger — entre diferentes alternativas de ac- cién?.. Ademés, segiin estos mis- ‘mos autores Ia identidad modela las actividades del sujeto en forma de una “narrativa” peculiar o también en forma de un “plan de vida” que garantiza su unidad y su continui- dad. Es posible, entonces, imputar cierto tipo de identidad a un actor conjunto de las ciencas sociales es tuna vieja tentacién, no s6lo de los ‘economistas™ , sino también de al- gunos soci6logos”. Esto se debe al prestigio aleanzado por la econo- ria como una de las disciplinas “du- ras" - la tinica, segin los economis- {as- en el Ambito de las ciencias so- ciales. Bajo esta perspectiva se ha podido hablar de imperialismo metodolégico de la economia. Evidentemente, la exportacién > no es la dnica clave imterpretativa de la motacién cultural actualmente en eurso: ademis. este enfoque produce un efecto de unilateralidad ya que descuida inevitablemente os elementos de continsidad entre época moderna y época ‘contemporénea, dada su propensién a ‘enfoca slo ls elementos de discontinuidad entre estas dos époeas Finalmente este enfoque carece de precisin en lo referente a la periodizacién 4e a €poca posmoderna ya que no idemifica con suficiente consstenci los limites temporales y las modalidades de los procesos cuturales que provocan Ia transicign entre época modema y época posmoderna; ademés de todo esto se puede constatar una extrema diversidad entre los autores que han tematizado a posmodemidad en lo relative ala especificacion de los diferentes aspectos ‘que la califcan y, en general, que califcan ladicotomta: condicién modema / condici6n posmadera. Italo Vaccarini, “La literatura storico-culturale sul ‘mutamento: la cultura moderna nei teorick della <>", a: Vincenzo Cesareo (a cura di), 1990, La cultura ell alia contemporanea, Turin: Edizioni ella Fondazione Giovanni Agnelli p.291, " Véase Elena Besozti, “Mutamenio colturalee process di socializazione™. in Vincenzo Cesareo, a. pp-71-114, CEM. Freitag, 1986, Dialectique et societé. vol. 2, Culture, pouvoir, controle. Les modes de reproduction formels dela socite, Montréal: Edit. Saint-Martin, Cr. PBourdieu, 1972, Esquisse d'une héorie dela pratique. Pars: Librairie Droz, p.174 ys. 2 P.Bourdieu, 1980. Le sens pratique, Paris: Minuit,p.101. Se puede encontrar tuna exposicida breve y pedagégicamente clara de esta categoria en P. Bourdieu, 1999 (1984), Sociologia y cultura, México: Gnjalbo, pp. 154-157 Bourdieu, Sociologia y cultura. aps ps6 } Debe senaars, sin embargo, una diferencia importante con respecto al ‘modelo chomskyano, Segsn el propio Bourdieu “el habitus lingstico se istingue de la competenciaen et sentido ‘chomskyano porque es producto de las, condiciones sociales y porque no es simple produccién de un diseurso, ino produccidn de un discurso que se ajusta a ‘una >,0 mas bien aun mercado oa un campo” PBourdiev, Sociologia v culmra, oni p.143-146. Véase, por ejemplo, Loredana Sciolla, 1983, Ldenis: pereors di analis in sociologia, Turin: Rosember& Seller, p22. ™ Cf. Mark Warren, “Ideology and the Sell”, Theory and Society, vol. 19/5, 1990. pOIS ys. Cr. Alessandro Pizzomo, “Spiegarione ‘come reidentficazione”, Rassegna lala Cédigos > tne dialeco de Nueva York. CE aeste respectoW. Labow, "Hypercorecton by the lower middle class a a factor of linguistic change", in: W.Bright (2d), 1966, Secolngusties, The Hague Mouton. p 8413. "En exe estudio, ‘como en otros. ea constatado Ue os {que se encuentran en lo més sto ¥en fo mds bajo de a escala social pronuncian Jos fonemas dela lengua de manera relativamentesemejante, mientras fs que Cédigos se encuentran en los estratos medios los sim.30.1979, ps6. ¥ también, del pronuncian de manera netamente divergemte,exagerando ta pronunciacisa la Recherche, mismo auto, “Le capital social”. Actes de m.31, 1981. pp. 2-3. propia dels clase alta Para explicar este PBourdieu, "Le chimp sciemifique Fenémeno de hipercortecién se puede Actes de la Recherche, tim. 2. 1976, recurrir a un modelo muy simple de p. 88-105 maximizacin del prestigio. Los que “ PBourdieu, 1979. Ladistnstion Pars: practican le hipercorrecin son gentes que Minuit. pp. 25 poseen el bagaje cultural requerido para hablar corectamente, pero noes evidente 2-253, Nuestro autor afade mismo una observacin interesante: adica aq toda Ia diferencia ene la para todos que lo posean. La cultura leima de las sociedades hipercoreccién se manifesta en lo mis __divididas en clase, producto de fa alto de la jerarquia socal, porque resulta dominacién predspuesta aexpresar oa evidente para todos la presencia de ese _legitimar ladominacin, y la cultura de las bagaje cultural y por lo tanto serfa indi (y — soeiedades poco o nad ierenciadas, hasta contraproducente) la bisqueda de donde el acceso alos instumentos de prestgio. El fenémeno tampaco se apropiacin de la herencia cultural se ‘manifiesta en lo mas bajo de laeseala _—_encuentra més o menos igualmente social, donde la capacidad de hablar repanido, de modo que la cultura, mis 0 correctamente no existe y, por lo tanto, menos igualmente conttolada por todos resulta imposible. De este modo, las los miembros del grupo, no puede propiedades estiticas y dindmicas de la funcionar como capital cultural. es decir. istribuein de raseos culturales que ‘como instrumento de dominacion, 0 solo poseen un valor simbélico (desde la pede hacerlo dentro de limites muy pronunciacign de a lengua hasta la ‘educidos y con un grado muy elevado de ‘leccién dela pareja sexual pasando por _eufemizacién”. ¢ video) pueden serexplicadas a parir de Roben Wuthnow, 987, Meaning and la hipéesis de que cada individuo tiende a Moral Order: Explorations in Culturat ‘maximizar su prestigio bajo la ‘Analysis, Berkeley: Univesity of consruccién de sus recursos materiales y California Press. culturales”. Philippe Van Paris, "Le Margaret Archer, 988, Culture and ‘modele économique dan les sciences ‘Agency: The Place of Culture in Social Sociales”. Bulletin du Mauss, nim. 22. Theory. Cambridge: Cambridge Univer- 1987, pp 80-81. sity Press, *'CiPBourdiew, “Les ois tats du CC Alain Boyer, 1978, K.R. Popper: une capital culturel”, Actes dela Recherche, <épistemologie laique?. Parts: Presses de Ecole Normale Supérieure. pp.109-110. ™ Leslie A. White, 1989, The Science of Culture: A Study of Man and Civilization, [New York: Farrer, Srauss and Cudahy. Claude Levi-Steauss, 1979, ‘Antropologia estructural. México; Siglo XX1 Aan Swidler, "Culture in action: Symbols and Strategies”, American Sociological Review, num 51, 1986,pp.273-286. » Clifford Geertz, “Deep Play: Notes on the Balinese Cocktigh. in: The interpre- tation of Cultures, asi. pp.412-253. ‘Véase un andliss discursivo de esas “notas” en Mari-Jeanne Borel, “Textes ‘construction des objets de connaissance’ in: Claude Reichl (sous la direction de), 1989, L “interpretation des textes, Pars: Minuit * John B. Thompson, 1990. Ideology and Modern Culture, onc. pp. 272-331 ‘and Modern Culture. pit. Llegara un dia en que un hombre te hablaré a miles de kilémetros de distancia, y tu tranquilamente le podras escuchar donde estés, mas no le podras ver por estar tan lejos Quinta profecia maya

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