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CANCIONES PARA UNA SOLA CUERDA

Polvorín

la mano diestra

del rijoso

en los muslos

blancos

abiertos

como una flor

que va

a la

guerra.

A caballo

del sol

acompañado

un jinete
busca

la rosa

la laboriosa

pasión

de sus vigilias.

La sola mirada

del tigre

levanta

polvo

de palomas

en el horizonte de tu cuerpo

tendido

y manso

junto

al mío.

4
Sola

la voz

de mi caracol

somete

en tu rica

grupa

los rápidos

tigres

del tiempo.

Lejano

tu aroma

enciende

como

a una

lámpara

el corazón
de la lluvia

esta

tarde

de solitarios.

Aldabones

de sueño

al pecho

reloj

en mano

luna encima

desnuda

el guardia

las primeras

horas

de la noche.
7

Después del viento

vino más viento

todavía.

La bandera

débil

de tu

pelo.

Ay el cereal

amoroso

de tu

cuerpo.

Después

del viento

más viento

todavía.

Cuando llueve
verde

el remoto

esplendor

de la cal

en las paredes

que te

ahogan

enemiga

del agua

y las caricias.

Ay viento

constante

cómo

gastas

cómo

nublas

el pequeño
girasol

de mis

amores.

10

La escalera

que va al

trigo

arde

en tu cuerpo

que me busca

sobre

las aguas.

11

Para el mimbre

levantisco

una espuela

enamorada

a donde
la luz

llegue

cantando.

12

Quiere

la cal

a veces

un siglo

de pura sombra

cansada ya

de vivir

blanca

enamorando

granos

de sal

contra

el viento

y los

días.
13

De las nubes

y su puerta

al monte

fuego

hasta el ojo

del pájaro

y en

los frutos

y en la oscura

raíz del hervor.

14

Al pan

en la tabla

del día

le nace
un árbol

y un viento quedo

muy quedo

de palomas.

15

El viento

con

furia

de voces

en la negra

jaula

se oye

por las

alamedas.

16
La verdad

el mar

no es verde

ni

amigo

de gaviotas

pero

sueña

mucho

y contempla

llameando

en el abismo

su viejo

circo.

17

Con florecido
deslumbrante

naipe

en mano

adorna

las tretas

suyas

y del

siglo

el jugador.

18

Una rama

con siete

luces

a caballo

una rama

espléndida
subiendo

hasta

el ojo

mío.

19

Hondo ciprés

oscuro

que apoya

lo blanco

la cal

entre

nosotros.

20

Ladrón

flor

de memorioso

sigilo
a horcajadas

en su

aliento

erótica

ganzúa.

21

La dulce

almendra

abierta

nos deja

ver el

maderámen

del unicornio

que la

habita.

22

Uno

de cabeza
monda

en

la maraña

busca

miel

a ciegas.

23

El cuádruple

labiado

aguarda

otro envión

más

trigo

en

su

galería.

24
El fiero

de cicatriz

muy mirada

daga y abanico

meneando

tranquilo

viene

de sus

muertes.

25

Por

fruto

tomaron

los

navegantes

la carabela

que

el

viento

mecía
en

las

ramas del mar.

26

Con

las

danzas

y el

viento

herramos

el

herbario

de

un

pringoso.

27

Poder

golpearle

el ombligo
al viento

encima

de las maderas

sueño

es –de

gracia-

del carpintero.

28

Viento

seco

a morir

para el tuerto

ermitaño

del redondo

ajedrez.

Su ojo

alumbra

el pan solo

en la

mesa.
29

Artillada

la boca

por los

clavitos

del oficio

el zapatero

en pleno

mandil

retinto

recibe

la gracia.

30

Donde cae

la nube

nace el

tigre
más hondo

más blanco

que las

flores

y cuando

relampaguea

pueden

verse

los caminos

de su sueño.

31

A sí mismo

se camina

el dibuja

de la

piel

según

vuelva el sol
o raya

negro

el tigre.

32

Tigre

que busca

ocios de

hervíboro

no es

tigre

es agua.

33

Los tigres

auténticos

mueren a guitarra

varados

en la pura

luz del concierto.


34

Cornupeta

sonoro

de manteles

y trístimo

perfil

marítimo

como ninguno

el

blanco

toro de sal

toro

de mesa.

35

El abejorro
del capitoso

morrión

le burila

textos a

la mejorana.

36

Abside

el caracol

y cuando

llueve

tobogán

y calcáreo

mollejón

del trueno.

37

Peces

clave

pasan
por el aro

del tumulto

plateando

los aplausos.

38

Del albo pan

que doma

al agua

es el

oro de

estas mesas.

39

Frente

al puño

atroz

del viento

gimen las islas

los barcos
y el dulce

mar de tu cuerpo.

40

Cielo

de sol

por dentro.

Sol

de tierra

en su piedra de polvo.

Cuerpo

y ojo de los soles

que ruedan.

41

Obra

de pico

y pala

la canción
del sol

para las

sombras.

42

Partido

en dos

el sol

es una

rama.

Partido

en tres

el sol

es casa

de viejos.

43

Come

su pan
entre barcos

bajo

el muelle

y también

de casa en casa

la Primavera.

44

Blanco añico

de sombras

en el pinar

quieto.

Terrestre

y azul

el camino

de los girasoles.

Las vagas

nubes sin aguaje

y sin velámen.
45

El viento

ocupa nuevas

semblanzas

abajo.

Con lentitud

caen todos

los frutos.

Nadie sabe

cómo el

árbol

se convierte.

46

Torre

alucinada

de cara

al viento

del agua.
El árbol

y la casa

y el plato

de las uvas

contra la

marea.

Y nada más.

47

Un gajo

volcánico

para el hombre.

Su ceño

es partido

en cinco

provincias

y una

flor.

Pero

ya la casa
respira

a boca

llena

las semillas

de la

canción.

48

Las ventanas

el plomo

la sal

de los dientes.

La nube

el encierro

de los cielos

más allá
la ciudad

que nunca veré.

49

Bestia

del doble

espejo

con sueños

de tierra

con giros

sin sombra

nublándose

muere.

50

Unicornios

para este

trabajo
de recrear

al mundo.

La miel

reclusa

en las piedras

solares

como

bóvedas.

Centro

y llama

navegantes.

51

En la lobera

de los

bandos

el deleitoso

batallar

las

últimas
fulguraciones.

52

Para ti

un girasol

los ríos

la plaza

sin viento

dos

tres palomas

y vida

más alta.

53

Ardo

vaso

hundido
en el

viento

los tigres

en medio

del humo

celebran

mi amor

nos miran

bajo

la sombra

desnuda

del árbol.

54

El viento

la luna

y las
hojas

que se

persiguen

en el sueño

de nuestros cuerpos.

55

Tú despiertas

guitarras

en la boca

del viento

recobramos

lo perdido

el cielo

el fuego

y aquellos tigres.

56
Silencio

la clara espiga

está ardiendo

ilumina

la cal

de mis paredes

me nombra mansamente

Silencio

ella

vive en mí

quiero

oírla.

57

De ti

me vienen

como del cielo


más alto

la luz

que abre

mis puertas

el aire

inmenso

que impulsa

mi barca

los días

los días mejores.

58

Yo vuelvo a ti

como el río

al mar

como

la luz

y el viento

a las cuerdas
de una guitarra

sola

como tigre

al reposo

entre las hierbas

y como el sol

al verano.

59

Te busco

como el viento

a su sombra

en los trigales

como

el león

a la rosa

luego

tiemblas

rodeada
de mí

en mí ardiendo

luz del medio día.

60

Tú creces

en mí como

lluvia sobre

los montes

hasta el

júbilo

hasta

hacerme

brotar

verdes

claros

resplandores.
61

La savia

en tu guitarra

suena a tigres

caudalosos

dorada

entre las

frutas

verde

en mi mirada

dulce.

62

Hondos

son los árboles

en la tarde

de tu cuerpo

cuando escapas

a mi boca

de alfarero

llevándote
la luz

del aire

en las blancas

banderas que yo

de ti.

63

Hay muchos

lirios que cantan

para ti en

abril

en la suave

tierra de tus

hombros

en la mía

dura como el barro

cocido

al sol

de tu ombligo

a la orilla
del bosque.

64

Lejos ya

mis tigres

vuelvo a tu respiración

de hoja nueva

a tu presencia

de lluvia

y caracoles

a mirarte

como te miré

en la mañana

del principio

de las

cosas.

65

Soy hombre

de lentas
tardes

de tigres

que andan

solos

de canciones

en la oscura

lengua del mundo

de perfumes

encerrados

en la alta caja

de las lluvias.

66

Me asomé

a mirarte

como el sol

se asoma

a una

casa

dos
palomas

tenías

en la sombra

un alhelí

en las blancas

fronteras

de tu

ombligo

agua

de mayo

corriendo

por la

hierbabuena

de tus piernas

me asomé a mirarte

y dos palomas

volaron

hasta

mí.

67
Soy el sueño

de los ríos

de los tigres

y de las

palomas

escúchame

voy tan solo

caminando

rumbo

al mar.

68

El niño

en el abanico

del mundo

reseco

como una

gota
tocando

campanas

de tierra

luces

sombrías

agua

que no da

fuego.

69

¿Y el trigo?

¿Y el pan

que íbamos

a cocinar?

Vámonos

mejor muriendo

de hambre

como dos árboles


lejos de

las nubes

como piedras sin orejas

Yo nunca

conocí

la rosa

ni la madera clara.

70

No quiero

entrar solo

por las puertas

del agua

este verano

sino contigo

contigo

secretamente

cantando

contigo
por las puertas del agua

este verano.

71

Un día

voy a encontrarte

para siempre

en el agua

que bebo

por

camino

de altas

hierbas

de soles

claros

cantando tú
mirándote

yo como acostumbro

como a una flor

como

a una ventana

de luz

abierta

en

mis manos.

72

Además

te fuiste

salí a buscarte

por el aire

por la rueda

de los niños
en las últimas

horas de la

tarde

agua

de todas

mis soledades.

73

Tarde

luminosa

con palomas

en la penumbra

olor

a bosque

por la ventana

abierta

ríos

nuestros

que van

y vienen
secreta

y dulce luz

en la que entramos

tan claros

y altos.

74

Yo descanso

en ti

como

el sol

en las

cumbres

del agua

te bebo

en secreto

bajo

el suave son

de las

palomas.

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