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Tela en juicio

Capitulo 1

Tela en juicio, hay mucha tela para cortar, es decir, muchos


temas por debatir y existen muchos juicios que esta obra no
pretende condenar.

Nosotros – y cuando digo nosotros- las personas, la gente, en


fin cualquier ser humano que habite sobre el planeta tierra,
solemos contar con una serie de tendencias ya marcadas
desde el momento que comenzamos a hacer uso de la razón.
Caso contrario pero a la vez paralelamente, manifestamos
conductas provenientes de posturas a las que fuimos
sometidos por nuestros familiares.

Las personas pueden caminar por las calles o vivir en sus


propiedades sintiéndose desilusionadas, tristes, a veces
felices, otras permanentemente felices… pero nunca se
encuentra un caso concreto de alguno de estos sentimientos
potenciados al extremo. Es verídico lo dicho anteriormente,
en consecuencia a la gran capacidad de los seres humanos
para dialogar, entablar conversaciones y ayudarnos entre
nosotros mismos.

Pero hay conceptos que flotan en una tela de juicio… por


ejemplo si yo comienzo a preguntar: ¿Por qué a medida que
más contas tus problemas a otra persona, mas lo calificas
como un amigo/a? Se puede entender de alguna forma porque
cada vez lo sentís más cerca de tus intimidades.

Ahora la siguiente pregunta, entonces seria, ¿Por qué no te


animas a contarle todos tus sentimientos, del primero al
último, a tu amigo?

Lo que no se puede negar – porque significaría mentirte a ti


mismo- es el flagelo humano, en el cual me incluyo, definido
como la falta de confianza. Si seguimos esta línea de
razonamiento, puedo explicar entonces, el por qué de miles y
miles de millones de hombres y mujeres que solo hablan en
silencio con dios. Es un silencio que dice muchas cosas, de las
cuales, yo, tu, el… nunca nos enteraremos en lo absoluto
acerca de aquello que piensan los demás personas.

¿Si se ocultan cosas? ¿Por qué llamarse amigos? ¿Sólo por el


hecho de compartir actividades, eventos y conversaciones?
Estas dos últimas preguntas se diluyen, se rompen por si
solas, cuando nos damos cuenta que el ser humano es por
naturaleza propia inestable. Todo en esta vida es temporal e
inestable; Por ende tratamos de sobrevivir aprendiendo de
los errores y los llamados “amigos” con el paso de la vida, se
van renovando.

En este tipo de cuestiones, renovar no es lo mismo que


reciclar, en concreto todo aquello nuevo que conozcas ¿Cómo
lo volverás a llamar? Muchas son las personas que dicen en
algún momento de sus vidas: “yo ya no tengo amigos… los
que me rodean son solo conocidos”. Otros hablan de: “No
tengo amigos, tengo compañeros de ruta”. Y finalmente
están aquellos, cuya voluntad es admirable, “Estoy sólo con
mi mujer, mis hijos, a esta altura de mi vida, ya no puedo
confiar en nadie más”.

TELA DE JUICIO, CUANDO SON TUS AMIGOS TE ESCUCHAN Y


ACONSEJAN, SI EN ALGÚN MOMENTO FALLASTE Y EL PERDON
O LAS DISCULPAS NO ALCANZAN, LO QUE HAS CONTADO SERA
DIFAMADO, POR QUIERES AHORA SON TUS ENEMIGOS.

NO OLVIDES QUE LAS DISCULPAS SON HUMANAS Y EL


PERDON SOBERANO.

Capitulo 2

¿En algún momento de nuestras vidas nos hemos puesto a


pensar en ser socios unos de los otros?

Yo te presto esto que tengo aquí… y tú me das eso que tienes


allí. Todo muy cíclicamente en los distintos escalafones de
una sociedad siempre autodefinida como “cruel”,
“capitalista” y “consumista”.

¿Quién es verdaderamente el que se consume a sí mismo?


¿Aquel tercero dedicado a la venta del producto? O ¿Aquel
que sólo dedica su tiempo a mirar su propio ombligo? La
respuesta es: “ambos” y “ambos son socios” aunque nunca lo
hayan querido pactar en algún papel, en alguna firma o
juramento de palabras.
Pero entonces… ¿Qué es lo que corrompe dicha sociedad? En
sencilla respuesta: “la corrupción misma, aquella sinónimo de
mentira. (Existe una mitad del mundo convencida acerca de
una corrupción que trata específicamente de “robar” y nada
más) pero la corrupción es plenamente, mentir.

Entonces los seres humanos somos socios y además


mentirosos. Esto no implica el reproche de ciertas conductas
humanas ya que son propiamente justificadas por la
naturaleza misma del ser. Pero tampoco se puede justificar
todo el tiempo la mentira.

Otra vez la tela de juicio no pretende condenar, pero si ver y


analizar, la sintaxis entre los humanos y el materialismo.

Cuando decides ser socio de otra persona, lo haces para


crecer, lo haces para aprender, y también por qué no, para el
día de mañana heredar toda la fortuna del negocio que al día
del presente sigue funcionando. Esto último muchos lo
esperan y no pueden negarlo: “Mentirse a uno mismo no es
corrupción, se trata de ser un mitómano”.

Pero hay algo más que juega y juega en la mente del hombre
esperando el momento oportuno para actuar y manipular las
neuronas para llegar a pensar ¿Cómo logro hacer para
quedarme con todo, y dejar de ser parte de mi socio? La
palabra mágica es: “Ambición”.

Esta el famoso dicho que dice: “la ambición corrompe hasta al


más santo”. Yo personalmente no estoy desacuerdo con dicha
frase, aun no pretendiendo poner las manos en el fuego por
nadie. En lo que intento hacer una focalización es en la
variedad de hombres y mujeres, que al ser independientes en
sus labores sociales, tienden de alguna manera a mostrar una
conducta un tanto menos ambiciosa. Es la sencilla razón, que
todo lo que obtuvieron lo han ganado con su propio esmero y
sacrificio. Estas clases de personas se dirigen a sí mismos y
tienen capacidad para dirigir y liderar al resto de los
trabajadores.

El otro lado de la ambición, aquella que envuelve de codicia,


sed de poder y la propia mezquindad del hombre es más
complicado de analizar.
“los leones intentan comer a sus propios cachorros para
evitar en algún futuro que los pequeños se transformen en
los nuevos reyes de las diversas manadas”.

Cuando en el segundo párrafo cite a una sociedad


autodefinida como “cruel”… pues estaba en lo cierto.

Si viajamos en helicópteros o avionetas y decimos desde


arriba: “Ey observa toda esa gente, son como hormigas”.
Perdónenme pero están equivocados. Desgraciadamente las
hormigas son más inteligentes que el ser humano. Las
hormigas trabajan a sol y a sombra, todas juntas, hoja por
hoja, alimento por alimento, matan en conjunto para
satisfacer sus necesidades básicas, y alimentan a la reina,
que da vida a la naturaleza y no camina en una alfombra roja
simpatizando su gloria por un poder sobre el dinero y el
status que le han otorgado.

La problemática social comienza cuando las ideas de cada uno


de los individuos no lograr acordarse entre unos y los otros.
El fastidio por el prójimo se hace cada vez mas estrecho, y la
presencia más intolerante; Sentimientos que imponen al
hombre dejar de pensar en su trabajo individual de cada día,
para pasar a pensar en cómo deshacerse del compañero de
trabajo. Con estrategias e ideas logra su cometido llegando a
ocupar un pequeño escalafón más dentro del grupo de
trabajo.

“Las hormigas no pueden hablar… pero el hombre sí”. Para


suprimir la saciedad de poder, la persona, el ser, entra en un
estado donde cree poder dominar muchas herramientas. El
estado logrado fue gracias al sentimiento que le propino el
haberse despojado de su antiguo compañero de trabajo.

Ahora el hombre solo se dedica a pensar más y trabajar


menos… pensar a quien puede manipular con sus ideas, con
sus difamaciones y otras tantas estrategias, tratando de
lograr poco a poco que todo el poder se vaya consumiendo en
sus propias manos.

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