En el lenguaje y la entonacion tibia de las cosas brilla lo descubierto por la voz de
morabito, lejos de la coraza opulenta de lo ceremonial, fuera del conceptualismo chatarrero en boga, la conversacion con sus limites destaca a mitad del camino, brindando a la incertidumbre investidura de canto, busca y encuentra en el insomnio que nos deja la duda, el temor, la indecision, el silencio y los territorios de la infancia, la brumosa extension que deja la vida tras de uno y las puestas que faltan por abrir, o tocar sin respuesta alguna. La paternidad presentida en el espejo, redescubierta y redimida en la piel que nos habita como un eco, desde un cuerpo que se resiste a volatizar sus lindes.