1) Distinguir entre sensación de ansiedad y hambre.
2) Respetar los horarios (no saltarse ninguna comida). Conviene
retrasar el acto de comer unos minutos a partir del momento en el que se experimentan las primeras sensaciones de hambre.
3) Comer sentado en la mesa, de modo tranquilo y ordenado (sin
mezclar platos).
4) Retirar la fuente de la mesa inmediatamente después de
servirse.
5) Acostumbrarse a dejar siempre algo en el plato, no comer “lo
que sobra”.
6) Levantarse de la mesa en el momento que se ha terminado de
comer.
7) Planificar los menús con tiempo para poder prepararlos
adecuadamente.
8) Hacer la compra con una lista, evitando “lo prohibido”. Llevar el
dinero justo.
9) No comprar ni cocinar cuando se tiene hambre. Por ej.: preparar
la cena después de la comida, etc.
10) Esconder los alimentos “peligrosos” (de alto valor calórico) en
lugares poco visibles, en recipientes opacos.
11) Preparar una lista de actividades que sea incompatibles con
comer fuera de hora. Realizar esas actividades cuando se sienta ansioso por comer.
12) Aprender a relajarse para evitar tensiones que crean primero
ansiedad, y conducen luego a la sobreingesta. 13) Al inicio del tratamiento puede ser útil apuntar todo lo que se ha comido durante el día (especialmente si la persona pica entre horas).