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En cuanto a los circos, también hay mucho para decir. Tratar a los animales
como objetos para nuestro propio entretenimiento, es tratarlos sin el respeto
que se merecen, sin olvidarnos que ese entretenimiento que tanta gracia nos
hace, les cuesta muy caro a los animales. Los tigres están enjaulados, los
elefantes encadenados, y otros animales son forzados a realizar largos viajes,
muchas veces, en condiciones de frío o calor inaguantables.
Entendamos que esa no era su función en la Tierra, ellos deberían estar donde
pertenecen, la vida del animal en circos o zoológicos, es como los campos de
concentración para nosotros. Los tienen en lugares encerrados, en pésimas
condiciones, para obligarlos a hacer distintas piruetas ridículas y ganar dinero.
Para "los dueños del circo, los animales son partes del negocio".
Todo esto, sin mencionar que para que estos animalitos hagan esas gracias,
han sido entrenados mediante algunas técnicas de “persuasión”, que van
desde la privación de comida, aislamiento, intimidación, drogas, castigo físico
con látigos, palos, electricidad y el sonido de armas. Esto no solo los lleva a
enfermarse físicamente sino también mentalmente. Es una perversión que
sabiendo todo lo que ocurre detrás de esas carpas coloridas, la gente continúe
asistiendo. Además, existen circos realmente divertidos que no promueven el
abuso de los animales, ofrecen un maravilloso espectáculo para la familia,
llenos de suspenso y entretenimiento, pero más
importante, sin sufrimiento animal.
Para aquellos que no crean en el abuso, solo les queda pasar por alguno de los
lugares nombrados, mirarles la cara los animales, y fijarse si esos ojos
muestran agrado y felicidad.
La historia de Keiko