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POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ Fred Reinfeld Esta obra se ocupa exclusivamente de los facto- res sicolégicos que llevan a la derrota. Recurriendo a este método singular, Fred Reinfeld examina, en unién del lector, algunas de las razones por las que el adversario parece conocerlo mejor de lo que el lec- tor se conoce a si mismo, las razones de por qué suele perder éste con jugadores de capacidad infe- rior, y por qué pierde a menudo una partida antes de que comience a jugarla. El sefior Reinfeld no se propone mejorar la habili- dad técnica del lector. En lugar de ello, le ayuda a analizar su actitud hacia el juego mismo (jlo consi- dera como un desafio o una amenaza?), hacia su ad- versario (jintimida facilmente al lector?) y, sobre todo, su actitud para consigo mismo: {Es emprendedor o cuidadoso? ;Lo dejan helado las sorpresas o las toma como vienen? ;Le incomodan las cosas con las que no esta familiarizado o no pierde la confianza en si mismo? {Tiende a sobreestimar o a menospreciar su propia habilidad? He aqui algunas de las preguntas que hace el autor al lector,. demostrandole que, si cambia su actitud actual, podra mejorar su juego y derrotar a jugadores considerados como “mejores”. Su conocimiento del ajedrez es enciclopédico. Se le considera como el escritor de ajedrez mas prolifico del mundo, y es un campeon por derecho propio (dos veces gand el Campeonato de! Estado de Nueva York). El sefior Reinfeld ofrece sus gbservaciones, andlisis y soluciones con la facilidad que dan el conocimien- to y la autoridad. Por Qué Pierde Usted en el Ajedrez FRED REINEELD PORQUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ EDITORIAL DIANA MEXICO Titulo original en inglés: WHY You Lose aT CHEss. Traduccién: Andrés Bestard. la. Edicién, noviembre de 1958 10a. Impresién, febrero de 1972 Derechos reservados © Edicién autorizada por: Simon and Schuster, Inc., 630 Fifth Avenue New York, N. Y. (U.S.A.) EDITORIAL DIANA, S. A. Calles de Tlacoquemécatl y Roberto Gayol, México 12, D. F. Impreso en México — Printed in Mexico Por Qué Pierde Usted en el Ajedrez iEscucha! Seré honrado contigo: No te ofrezco las viejas recompensas fdciles, Sino otras, nuevas y dificiles. ‘Watt Wurman: Cancién del Camino Abierto PARA J.A.B. CONTENIDO: No Tienes Idea, Lector, de la Clase de Jugador que Eres Pierdes porque tienes algunos conceptos equivocados sobre tu juego Condcete a ti mismo... y conoce a tu contrincante Examen de la personalidad en el ajedrez Déjate de excusas Hay que tener fe en el propio juego Hay que saber diferenciar entre los adversarios El valor de la sorpresa El eterno tridngulo Juegas las Aperturas Ciegamente, Lector, o las Jue- gas de Memoria Jugadas a ciegas en la apertura Jugadas de memoria en la apertura Crisis imprevistas Crimen y castigo No Conoces, Lector, el Principio Fundamental del Juego de Ajedrez: el Dominio del Centro gQué es el centro? 49 67 éPor qué es importante dominar el centro? El poderoso centro de peones La pieza poderosamente centralizada Amenaza a través del centro Al lector le incomodan las aperturas irregulares Pierdes, Lector, Porque no Puedes Ver la Siguiente Jugada 93 La obsesién por la jugada evidente Hay que cuidarse de la jugada obligada No Sabes Cuando Debes Atacar, Lector, ni Cuando Debes Defenderte iW Cudndo atacar La dama del que se defiende no estd en accién Superioridad local del atacante Debilidad de peones del que se defiende Cudndo no debe uno atacar Cudndo debe uno defenderse Pierdes Lector, Porque Ignoras el Valor de Ciertas Combinaciones 141 éQué es un final? Ataques que amenazan mate en el final Sacrificios brillantes en el final Coronacion de un pedn Finales de rey y peones Zugzwang Pierdes, Lector, Porque Juegas Contra el Tablero, no Contra el Adversario 161 Cémo jugar contra el hombre y no contra el tablero El error |\de un campeén mundial Cémo vencer a) los iguales Pierdes, Lector, Porque te Aburres Facilmente La técnica de la victoria La alternativa equivocada Si se da a un hombre la cuerda suficiente... Pierdes, Lector, Porque eres Perezoso Cémo ganar peleando duro jHay que aceptar el desafio! Te ganan, lector, porque pierdes el tiempo Pierdes, Lector, Porque eres Obstinado Mads vale algo que nada Un alfil vale mds que un caballo Proteccién excesiva de la posicién enrocada Cudndo son convenientes las jugadas de los peones 179 197 219 CAPITULO 1 No tienes Idea, Lector, de la Clase De Jugedor Que Eres SI, COMO HA DICHO ALGUIEN, el tacto es “la cualidad de descri- bir a otros como se ven a si mismos”, encontrards, lector, que éste es un libro sin tacto, pues en é] describiré el ajedrez que juegas, no como lo ves tt, sino como lo veo yo. Pierdes en el ajedrez, lector, y te disgusta perder. Hace ya tiempo que juegas ajedrez. Has hecho algun pro- greso, pero no mucho. Has dedicado algun estudio al juego..., tampoco mucho, es cierto, pero también es verdad que no has tenido el tiempo necesario ni el deseo de hacer del ajedrez una ocupacién seria. No seria aventurado afirmar que los libros de ajedrez te han decepcionado. Si asi es, la culpa no es del todo tuya. Al- gunos maestros de ajedrez escriben como si se dirigieran a una convencién de grandes maestros reunida en Ja cima del Monte Olimpo. Con frecuencia me he reido, y quizd ti has hecho lo mis- mo, del titulo de la obra de Capablanca, Principios Funda- mentales del Ajedrez, un libro sobre los “principios fundamen- tales” que ni siquiera te explica cémo se mueven las piezas ni cémo se anotan sus movimientos. Después de todo, ¢qué pue- de esperarse de un genio que aprendiéd a jugar cuando tenia cuatro afios de edad con tan sélo mirar cémo jugaba su padre? 1Y ya entonces criticaba los errores en que incurria su progenitor al mover las piezas! 2 FRED REINFELD Por otra parte, quizi hayas advertido que mds de un es- tudioso del ajedrez toma las cosas tan literalmente que no puede discutir una idea abstracta. Hace algunos afios, un amigo mio leyé la obra clasica de Znosko-Borovsky. El Juego Medio en el Ajedrez, en el que abundan las intuiciones brillantes y los conceptos originales. Pero todo lo que mi amigo obtuvo del libro fue obsesionarse con una maniobra que aprendié al es- tudiar un breve fragmento de una partida entre Emanuel Las- ker y Capablanca. He aqui la posicién que tanto lo impresioné: CAPABLANCA DIAGRAMA | (Juegan las blancas) Campeonato Mundial de 1921 DR. LASKER Las blancas estan atrasadas en su desarrollo, y algunas de sus piezas desarrolladas estan en mala posicién. Znoko- Borovsky usé esta posicién para demostrar la habilidad con que Lasker mejoré su juego y neutralizé tas deficiencias de su falta de desarrollo. La partida fue asi: 1 PSR c4D 2 T3C POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 3 Las blancas amenazan con A6T, ganando el cambio, pues las negras no tendrian otra jugada mejor con qué responder que... P8C. 2 CxC 3 TxC D2D 4 T3c Las blancas amenazan otra vez con AGT, etc. 4 TRID Capablanca contrarresta la amenaza. 5 AST P3C Ahora Lasker se ha desarrollado y su situacién no es mala. Znosko-Borovsky ilumina esta serie de jugadas con un analisis realmente encantador. Pero lo que fasciné a mi amigo fue la idea de jugar T1D, seguido de T3D y T3CR. Desde que leyé ese libro, alld en 1923, ha estado Ievando una torre a la ter- cera fila con Ja ilusa pretensién de ganar el cambio con T3CR. Algunas veces lo logra; otras, su paseadora torre muere como un perro. Cuando pierde el cambio (lo que sucede con mucha fre- cuencia), veo con pesar que la poca ciencia es peligrosa. Y cuan- do ocasionalmente gana el cambio, me digo para mis adentros: “Ah, vaya, aprendié algo, aunque se haya perdido del 99 por ciento de lo que el libro podia ofrecerle”. Y asi son las cosas, lector: quiz4 sea tu culpa, o tal vez sea del autor, pero, como quiera que sea, el estudio no te ha servido de mucho. Volvamos, entonces, a la nefasta pregunta: éPor qué pierdes en el ajedrez? Las razones son muchas. Exami- nemos algunas de ellas. 4 FRED REINFELD Pierdes porque tienes algunos conceptos equivocados sobre tu juego Mientras persistan estas ilusiones, no sdlo perderds en el ajedrez, sino que continuards perdiendo. Puede ser que hagas algun pequefio progreso, o quiz4 no adelantes nada. En cambio, si rectificas tus conceptos erréneos tu juego mejorar4 notable- mente aun cuando no vuelvas a abrir un libro de ajedrez en el resto de tus dias. Conécete a ti mismo... y conoce a tu contrincante Uno de tus mayores errores es el de considerar el ajedrez como una especie muy complicada de juego solitario. Deberias advertir que tu adversario participa en el juego tanto como tu, con ambiciones, cualidades, debilidades y flaquezas muy seme- Jantes a las tuyas. No hay un solo jugador de ajedrez que tome a la ligera su derrota. Te has fijado alguna vez en la manera como aban- donan el juego los jugadores de ajedrez? Hans Kmoch y el autor de esta obra examinamos en cierta ocasién estos métodos en un articulo intitulado Rendicién sin Convenciones. En él recorddbamos que Alekhine, que no tenfa rival como luchador desesperado en situaciones desalentadoras, ocasionalmente aban- donaba el juego tomando su rey y arrojdndolo al otro extremo de la habitacién. Era un fiel creyente de la férmula inflexible de Tartakover: “Nadie ganéd nunca una partida abandondn- dola”. Admirable principio, pero Alekhine exageraba un poco. Tenemos también el ejemplo de Nimzovich, hombre ner- vioso y maestro de la extravagancia. Cuando menos en cierta memorable ocasién salt6é sobre la mesa y grité: “gPor qué he de perder con este idiota?”. Otros, en verdad, han sido mds sosegados. Spielmann, el gran maestro del ataque, de quien volveremos a hablar mds POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 5 adelante, torcia el gesto como si se hubiera comido un confite envenenado. Rubinstein, indescriptiblemente donairoso en su juego, pero inexpresivo en su trato social, sucumbia con ex- presién inalterable. En cuanto a Gruenfeld, la incolora ma- quina vienesa de memorizar variaciones de las aperturas, de- tenia con displicencia su reloj y se alejaba silenciosamente, como un drabe que se pierde en la noche. ¢Conoces el caso mds famoso de todos? Ocurrié en la si- guiente posicién: VON BARDELEBEN DIAGRAMA 2 (Juegan las negras) Hastings, 1895 STEINITZ Steinitz tenia sesenta afios de edad cuando jugé esta par- tida. El afio anterior habfa perdido el titulo de campeén mun- dial después de un reinado de veintiocho aiios. Si tomamos en consideracién su edad y sus condiciones fisicas, debemos consi- derar milagroso su juego en esta partida. Veamos ahora el diagrama 2. Las negras tienen una pieza de desventaja, pero todas las piezas'de las blancas se encuentran amenazadas y, lo que es peor, las negras amenazan mate. Pero —y éste es un gran “pero’—, jlas negras estdn en ja- que! Y tan formidable es el jaque, que Bardeleben no quiso rendirse como los hombres y felicitar a su anciano rival por su magnifico juego. En lugar de ello, abandoné la sala de juego y dejé que se agotara su tiempo. En cuanto esto sucedid, Stei- 6 FRED REINFELD nitz hizo las siguientes jugadas que le dieron una victoria obligada: t RIT Si 1... DxT; 2 TxT f, las blancas quedan con una ma- nifiesta superioridad de una pieza. Y si 1 ... RxT, las blancas pueden capturar la dama negra con jaque. Por otra parte, sil ... RIA, las blancas ganan con 2 CxP f, forzando 2 ... RxT, haciendo posible 3 DxD f+. 2 TxP +! RIC Si 2 ... DxT, las blancas juegan 3 TxT 4, etc. (pero no 3 CxD ??? que permite 3 ... TxT + seguido de mate). 3 TICH! RIT 4 DAT + RxT 5 DIT + RIA Todos los movimientos de las negras son obligados. 6 DST + R2R 7 1Dic Ha RIR 8 D&C + R2R 9 DIAt RID 10 D8A + DIR 11 CIAt R2D 12 D6D +t! Todos tenemos nuestro modo especial de rendirnos —espe- ro que no sea tan especial como el de Bardeleben—, pero no hay razén para disimular que es doloroso hacerlo. Sentimos dolorosamente la derrota porque el ajedrez es uno de los jue- gos de rivalidad mds cruel. E] juego ofrece tantos rasgos légicos y matemiticos, tantas posibilidades de cdlculo exacto, que el lec- POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 7 tor que pierde queda aplastado. La derrota nos hace quedar tan mal parados —o, cuando menos, asi lo creemos—, que, al igual que todos los jugadores de ajedrez, tenemos miedo de per- der. Y esto aumenta la ansiedad que provoca el juego. (En realidad, como lo vera el lector en este capitulo y en los subsecuentes, la casualidad, la suerte y la diferencia de per- sonalidades desempefian en el ajedrez un pape] mucho mds importante de lo que se cree). Considerando estos motivos de ansiedad, el lector debe cono- cer su temperamento y cardcter, sus gustos y aversiones, sus pun- tos débiles y fuertes. Si ya los conoce, es, en verdad, un juga- dor poco comun. Hasta los campeones mundiales se equivocan a veces y pagan duramente su falta de conocimiento de s{ mismos. El jugador de gran agresividad se cree cuidadoso, conser- vador y discreto. En cambio, el jugador pesado se imagina ser brillante maestro del ataque. Algunas veces estos engafios pue- den ser encantadores y divertidos. Pero con mayor frecuencia llevan al fracaso y la tragedia. Pueden debilitar el buen juicio, quitarle lo incisivo al juego y hacer que se pierda la fe en la propia habilidad. Como ha visto el lector, hasta un campeén mundial puede sufrir de este defecto. Alexander Alekhine fue, sin duda, el jugador mds grande de la historia, pero de lo que realmente se, enorgullecia era de su... jjuego de bridge! Lo unico que sé del bridge es que se juega con un mazo de cartas —o tal vez con dos (es muy confuso)—, pero los que pueden juzgar me han dicho que Alekhine era lastimoso jugador de este juego. No me es dificil creerlo. As{ como juzgamos equivocadamente nves- tros puntos fuertes, también nos equivocamos con nuestras de- bilidades. Como examinaremos estos puntos débiles y fuertes, quizd sea éste un buen lugar para detenernos y hacer algunas pre- guntas al lector sobre las que deberd reflexionar al ir adelan- tando en la lectura de esta obra: 8 FRED REINFELD Examen de la personalidad en el ajedrez 1.—,Eres enérgico y emprendedor? 20 eres cuidadoso y conservador? 2.—zTe gusta arriesgarte? :O prefieres jugar sobre seguro? 3.-~Te dejan helado las sorpresas? ¢O las tomas como vienen? 4.-’Te incomodan las cosas con las que no estas familiari- zado? ¢O no pierdes la confianza en ti mismo? 5.—¢Tiendes a sobreestimar tu propia habilidad y a menos- preciar la de tus oponentes? gO tiendes a menospreciar tus fuer- zas y a sobreestimar la de tus rivales? 6.—¢Te gusta calcular todos los detalles? sO juegas dejan- dote Hevar por tus impulsos? 7.—Eres un jugador lento? O lo eres rapido? Medita estas preguntas cuidadosamente y respéndelas con veracidad. Sédlo entonces podr4s obtener la mayor ventaja de esta obra. Quiz4 el lector piense que algunas de las preguntas son capciosas. Si es asi, esta en lo cierto. Estdn formuladas de tal manera, que si puede contestarlas honradamente, habra descu- bierto que en su juego de ajedrez hay cosas que no habia sos- pechado nunca. Recuerda esto: el conocimiento de si mismo es el principio de la sabiduria. Déjate de excusas eCua] es tu excusa cuando pierdes? Seguramente el lector tiene una; todos los jugadores de ajedrez tienen alguna disculpa clasica. “Al parecer, hasta los grandes maestros necesitan una excusa, asi que el lector tiene compafieros distinguidos. Uno de los ju- gadores mas notables de los Estados Unidos —llamémoslo Smith— ocupa siempre un lugar distinguido en los torneos del cam- peonato de ese pais. Smith participa en él con Ja esperanza ex- presa de ganar, pero nunca lo consigue. POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 9 Cuando pierde, dice que se encontraba en malas condiciones fisicas; que habia trabajado mucho; que casi no tuvo descanso ni entrenamiento antes de que se iniciara el fatigoso trajin. Un desconocido que escuchara el relato de sus cuitas por primera vez podria haberle preguntado: “Entonces, zpor qué no se fue usted al campo a pasar unos dias? gPor qué no des- cans6 algun tiempo? ¢Por qué no se dedicé a entrenar?”. Pero esas preguntas hubieran sido ingenuas. La excusa es mas importante que los hechos. En verdad, la excusa crea los hechos. En éste, coma en todos los casos, la excusa se ha conver- tido en parte de la personalidad del jugador, en parte de su juego de ajedrez, en parte de su vida. Ofrece la excusa por pri- mera vez después de su primer fracaso. A partir de entonces, la excusa estd alli, a la mano, para aplicarla inconscientemente antes de cada fracaso subsecuente. Al invocar su excusa, Smith se escuda contra las consecuen- cias de su esperado fracaso. Y también desdefia todo paso cons- tructivo para superar ese fracaso. La excusa es una proteccién, pero también es perjudicial. En el caso del lector, la excusa le impide mejorar su juego. Le impide averiguar por qué pierde en el ajedrez. No hace mucho, un jugador estaba haciendo un papel muy desairado en uno de los torneos de Navidad de Hastings. Al- guien le pregunté con benevolencia cudl era la causa. El jugador teplicé: “;Los otros jugadores son mejores que yo!”. Su candida sencillez fue desconcertante: quizd la interpretaron como sarcas- mo, pues un jugador de ajedrez nunca abandona su excusa favorita. Un jugador refunfufia: “Era mi dia de malas”. Otro: “Te- nia la victoria en la bolsa, pero la dejé escapar”. Un tercero afirma que no estaba en forma. Otros tienen dolores de cabeza o de la espalda, trastornos del estémago, gargantas irritadas, toses atormentadoras. Y otros mds dicen que la luz era muy débil, o demasiado brillante. No es de extrafiar que el gran maestro inglés Amos Burn dijera con ironia que nunca le habia ganado una partida a un hombre que se sintiera bien. 10 FRED REINFELD En cierta ocasién, un conocido jugador atribuyé su mala actuacién en un torneo al hecho de que estaba acostumbrado a vivir en un ambiente ruidoso, y el torneo se habia jugado en un local donde reinaba el silencio. El inmortal Tarrasch ex- plicaba volublemente que su mal juego en el Torneo de Has- tings en 1895 se debié al aire del mar. Pero no explicaba por qué ese mismo aire aumenté el vigor de sus rivales. La excusa de Tarrasch dio origen a una de las historias mis fantdsticas de los juegos de torneo. La posicién era la siguiente: TEICHMAN DIAGRAMA 3 (Juegan las blancas) Hastings, 1895 TARRASCH A pesar de que Tarrasch tenia que hacer cuatro jugadas en dos minutos, jse quedé dormido! (El maldito aire del mar, sin duda). “jLe toca jugar, doctor!”. No hubo respuesta. (Qui- siera poder decir que a Teichmann le respondiéd un sonoro ronquido, pero la historia es bastante divertida sin agregarle adornos). Otra vez ve grité Teichmann, y nuevamente no hubo Tespuesta. Finalmente, cuando lo Ilamé por tercera vez, Tarrasch des- pertdé, miré en su torno desatinadamente y jugé C3R como un rayo. Pero era demasiado tarde: habia excedido el limite de tiempo. Esta historia puede considerarse de dos maneras. Una de ellas consiste en examinar el diagrama 3. Se ve claramente que POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ ll las blancas han perdido el juego, pues la ventaja de las negras es indudable. Asi: 1 C3R C4R 2 C5D DIC Si las blancas cambian damas, la torre de las negras Nega a 7CD, lo que significa el principio del fin. Si las blancas no aceptan el cambio de damas, Ja dama y la torre de las negras penetran por las dos columnas abiertas del ala de la dama. Ademas, el peén de las blancas en 4OR esta en situacién débil, y su alfil no puede hacer nada, pues se halla encerrado por sus propios peones. No cabe duda: las blancas han perdido el juego. Pero también puede uno olvidarse de la posicién del ta- blero y reflexionar en la conducta extraordinaria de Tarrasch. Los siquiatras hablan de un estado Hamado “narcolepsia” en que una persona tiende a quedarse dormida facil y frecuente- mente cuando no puede superar sus problemas. Tarrasch qui- siera hacernos creer que perdié porque se quedé dormido; lo que realmente sucedid es que se quedd dormido porque estaba perdido. Este es un buen ejemplo de la manera en que el rigu- Toso andlisis del ajedrez se confunde con las reacciones personales. EI rival de Tarrasch en este juego, Richard Teichmann, tuvo una carrera extrafia. Lo apodaban “Ricardo V” porque generalmente ocupaba el quinto lugar en los torneos. Facil- mente hubiera podido hacer un mejor papel, como podemos ver en su espléndido primer lugar en Carlsbad en 1911, uno de los torneos internacionales mas refiidos que se hayan visto. Cuando se examinan los juegos de Teichmann, se ve que son s6lidos, por no decir estélidos. Y pronto se tiene la impre- sién de que si se hubiera esforzado mds, habria sido uno de los grandes maestros del ajedrez. Veamos su extraordinario juego en esta horripilante posicién: 12 FRED REINFELD AFICIONADO DIAGRAMA 4 (Juegan las blancas) Zurich, 1921 TEICHMAN Para comenzar, Teichmann dio un caballo de ventaja, y después perdié otra pieza. Ahora, su alfil esti siendo atacado, al igual que una de sus torres. Al lector y a mf, esta posicién no ofreceria ninguna posibilidad de salir adelante. Pero Teich- mann ve un pequefio rayo de esperanza en el peén del caballo de rey, que se encuentra muy adelantado. En consecuencia, juega: 1 TxP!! Esta jugada amenaza mate, comenzando con 2 T8T +! Por eso, las negras toman la torre. gPor qué no? 7 CxT Sil... TxT; 2 AxC +! lleva al mate. 2 D5C! Y ahora, si 2 ... PxA; 3 D8D + decide el juego. 2... C2A 3 DBD +! CxD Y ahora, después del sacrificio de la dama viene una ju- gada de sorprendente belleza: 4 P6T! Abandonan ! POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 13 Después de 4 ... PxA, las negras tienen ,una ventaja de dama, una torre y tres piezas menores. A pesar de ello, 5 P7T + las obligan a abandonar el juego. Las negras son impotentes contra esta amenaza, pues su torre en 3R esta clavada. Pocas cosas han sido mds trdgicas en el ajedrez que el re- lativo fracaso de este gran maestro. A pesar de su enorme ca- pacidad de itmaginacién, Teichmann no pudo llegar a la cima. eSu excusa? “;Pereza!”. Durante varias décadas fue su carac- teristica. Pero el mundo del ajedrez de los maestros ha visto excusas mas extrafias aun. David Janowski, famoso contempordneo de Tarrasch y de Teichmann durante el periodo de 1890 a 1920, se distinguia por su despreocupada audacia. He aqui una posi- cién tipica de su arrojado estilo: SCHALLOPP DIAGRAMA 5 (Juegan las blancas) Nurember, 1896 JANOWSKI Las blancas se encuentran considerablemente mas desarro- Nadas que las negras, cosa que les permite continuar su ataque y, al mismo tiempo, proteger su torre amenazada. La jugada de Janowski es sobrecogedora, elegante y enér- gica: 1 ASD! PRxA Habia que capturar al insolente alfil, y ésta era la unica manera de hacerlo. 14 FRED REINFELD 2 DxPA + RID Si 2 ... R2R; 3 CxP + haria retroceder al rey negro de todos modos. 3 DxT + R2D 4 DIC +t R3R 5 D6At A8D 6 A4A! Abandonan Un bello final. Si 6 ... DxT +; 7 R2D, DxT; 8 DxA +, y las blancas dan mate en dos jugadas mas. En este juego se puede ver que Janowski era un gigante cuando se trataba de deshacerse de rivales de segunda catego- ria, Pero cuando tenia que vérselas con jugadores realmente formidables, las cosas eran muy diferentes. Jugaba bien y ga- naba alguna partida. Pero luego comenzaba a mostrar su mo- rosidad, a comprometerse en complicaciones innecesarias. To- memos la siguiente posicién de una partida jugada contra Ema- nuel Lasker: JANOWSKI DIAGRAMA 6 (Juegan las negras) Campeonato Mundial de 1910 DR. LASKER Janowski tenia en las manos una victoria facil haciendo la jugada mds evidente: 1 ... A4AD. Entonces las negras ame- mazan con ganar una pieza. Pero las blancas no tienen ctra alternativa; deben intentar 2 P4CD. En ese caso, las negras juegan 2... AxC ! POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 15 Ahora las blancas tienen dos posibilidades. Una es 3 AxA, D4CR; 4 C5C, P3TD, y las negras ganan una pieza. (Si en lugar de esto las blancas juegan 4 C2R, quedan en una situa- cién intolerablemente apretada). La otra posibilidad es 3 PxD, AxC +; 4 A2D, TxA, y las blancas estan perdidas: 5 DxT AxD +; 6 RxA, CxP. Las negras tienen dos piezas y un pedn for una torre, Pero Janowski quiere alardear de imaginacién. Y asf: Hh ccc c3sT? 2 P4cD D4R 3 C(8A)5C Lasker lucha lo mejor que puede. (su rival, Tarrasch, le rindié en una ocasién el siguiente tributo: “Lasker pierde un juego de vez en cuando, |pero nunca pierde la cabezal”). Si las negras juegan 3 ... P3T, Lasker tiene pensado jugar 4 DIA !?, PxC; 5 CxC con un contraataque resuelto. Be C4A 4 TIA! ce Contraataque en la columna abierta. Al clavar el caballo de las negras, confunde a Janowski y acaba por paralizar su voluntad de ganar. 4. CxA 5 PxG DxPR + 6 AQR A2R 7 T3A! Lasker juega con encomiable sangre fria en una situacién peligrosamente precaria. ¥ ahora ofrece a Janowski la oportunidad de jugar 7 ... DxT +!; 8 CxD, CxC, dejando a las negras con un juego muy fuerte. Pero, una vez mds, Janowski —el arrojado Janowski— vacila. “zQué persigue el viejo zorro?”, se pregunta. Perplejo e indeciso, consigue arrebatar la derrota de las garras de la victoria. _ AST +? FRED REINFELD D5R A3A JANOWSKI DIAGRAMA 7 (Después de 9 ... A3A) DR. LASKER La posicién de las negras parece todavia amenazadora, pero veamos cémo la hace pedazos Lasker. 10 TxA! Ha eliminado a su peor enemigo. La fuerza de esta jugada sélo se hard evidente diez jugadas después! 10... PxT 11 A3A Por fin, después de una defensa incretblemente paciente que pocos jugadores hubieran podido sostener, Lasker toma la iniciativa. Ahora ya no perderd el tiempo: cada jugada es un martillazo, implacable castigo a la indecisién de las negras. WW DIR 12 CxP + R2A 13 C(7T)xC PxC 14 TxP + RIC Ahora el rey de las blancas est4 a salvo, mientras que el de las negras ha quedado expuesto al ataque. bb T6G+ RIA 16 DIA¢ R2D 17 CxA PxC 18 TIC + RIR 19 A6A + Abandonan POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 17 Porque después de 19... RIA; 20 D6T + leva al mate. Al igual que en esta partida, Janowski perdia una linea de- cisiva tras otra; en los torneos abundan sus victorias fallidas. ePor qué? Porque “le gustaba el ajedrez interesante”? Porque “se deleitaba tanto con un juego ganado, que no queria que se acabara”? Estas explicaciones son musica celestial. Es divertido jugar ajedrez, pero es mds divertido ganar la partida. La verdadera raz6n de que Janowski perdiera esos juegos ganados era que tenia miedo de la crisis, de ese terrible momento en que todo el juego esté en la balanza. Por valeroso que pareciera Janows- ki, indudablemente habia cierta timidez en su naturaleza que lo hacia retroceder ante las decisiones que, una vez tomadas, no pueden revocarse. Emanuel Lasker, Campeén Mundial de 1894 a 1921, era un tipo de jugador completamente distinto. Fue el primero que demostré la importancia de la personalidad en el ajedrez y que caracterizé al juego como una lucha. Tenfa una nocién clara de sus propias cualidades y de las de sus contrincantes. En con- secuencia, podia llevar el juego por caminos en que sus con- trarios se extraviaban. Cuando se proponia crear complicacio- nes, este magnifico luchador era implacable consigo mismo y con su rival. Me agrada mucho este franco comentario que hizo Lasker sobre su vida de empedernido ajedrecista: “De mis cincuenta y siete afios, dediqué cuando menos treinta a olvidar casi todo lo que hab{a aprendido o lefdo. Y una vez que lo consegui, adquiri cierta soltura y 4nimo que no me gustaria volver a perder. Si es necesario, puedo hacer cosas de las que no tengo idea en el momento. He retenido poco en la memoria, pero puedo aplicar ese poco, y es muy util en muchos y variados aprietos. Lo mantengo siempre en orden, pero me resisto a aumentar su lastre”. Estas palabras nos revelan admirableméiite el aplomo, la calma y confianza de Lasker, asi como sus insuperables cuali- 18 FRED REINFELD dades de estratega. Cuando reproducimos cualquiera de sus par- tidas, vemos claramente cémo se revela el elemento personal en e] ajedrez. Pero volvamos a nuestro tema de las excusas. ¢Cémo supone el lector que los contemporaneos de Lasker lo consideraban? ¢Encomiaban la madurez de sus conceptos y su magica habili- dad para salir de las situaciones criticas? No exactamente. Atri- buian su éxito, no a su manera superlativa de jugar, sino a las fétidas tagarninas que fumaba. Es siempre mas cémodo atribuir la derrota a un cigarro puro que a la inferioridad en el juego. Y es mds, mucho mds facil, invocar la excusa que esforzarse por mejorar el juego. Asi, en lugar de decir con voz melancdlica: “Si tan sélo pu- diera jugar mejor las aperturas, todo saldria bien”, por el amor de Dios, hay que dedicarse a estudiarlas! Naturalmente, la excusa que oimos con mas frecuencia es la siguiente: “|Juega demasiado lento! Ya le tenia ganado el juego, y luego me volvidé loco con su pachorra en cada jugada. Cuando menos lo pensé, se me agotéd la paciencia, hice cual- quier jugada y..., jzas! ;Alli se acabé todo!”. Y esto es algo que el lector no solamente ha escuchado con mucha frecuencia, sino que lo ha dicho mds a menudo aun. Pues la lentitud del juego —del contrincante, claro estd, no la Ppropia— es excusa universal de todos los jugadores de ajedrez. éTiene fundamento esta excusa? No mucho. Y he aqui por qué: Ambos jugadores —el lector y su contrincante— confunden el tiempo con la duracidn. Cuando le toca jugar al lector, se abisma a tal extremo en sus pensamientos que no se da cuenta de cémo pasa el tiempo. Su adversario, en cambio, se encuentra condenado a la ociosidad e inquieto, esperando con impacien- cia que le toque jugar. ‘ (Buckle, el famoso historiador, que también era un buen jugador de ajedrez, dijo una vez con mordacidad: “Es dificil soportar la lentiffia del genio, pero la del mediocre es in- sufrible”). POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 19 Subjetivamente, el lector siente que ha empleado muy poco tiempo en hacer su jugada; pero la irritada impresién del con- trincante es que tardé varios siglos. (Y hasta puede ir mds lejos e insinuar que el lector juega deliberadamente con len- titud: una guerra de nervios). Pero ahora le toca jugar al contrincante. Qué sucede? Los papeles se han invertido, y esta vez es el adversario el que tiene la impresién de que no emplea mucho tiempo en decidir su jugada, mientras el lector sucumbe a Ia ilusién de que es igno- miniosamente lento para tomar una resolucién. Piénselo bien el lector y, segin creo, coincidar4 conmigo en afirmar que no hay exageracién en lo que he dicho. :Qué debe hacerse? Ante todo, es necesario dominar la irritacién. El lector jue- ga ajedrez por divertirse. Si no es asi, gpara qué juega? Pero es mas facil decirlo que hacerlo. Quiz4 el siguiente consejo le ayude a ello. Toda la dificultad surge cuando el lector espera que su contrincante juegue. Pero, gpor qué ha de esperar sin hacer nada? En lugar de mirarse los dedos, gpor qué no aprovechar el tiempo? Puede uno, por ejemplo, estudiar la posicién para ver si es posible capturar una pieza, atacarla o amagarla. El lector se sorprenderd agradablemente al encontrar que puede tener una imagen mas clara de la situacién ahora que momentdnea- mente se ha libertado de la responsabilidad de tomar una decisién. Y no es esto todo lo que puede hacer. ¢Por qué no mirar la posicién desde el punto de vista del contrincante? :Por qué no preguntarse qué haria uno en su lugar? ¢Qué jugada haria uno en la situacién inmediata? sQué plan escogeria? Empleando de esta manera el tiempo del contrincante, el lector no sélo calmard sus nervios, sino que también verd el juego como no lo habia visto nunca antes. Y, lo mejor de todo, en lugar de cultivar una excusa vana, mejorard su ajedrez de ‘una manera constructiva. 20 FRED REINFELD Hay que tener fe en el propio juego La seguridad en si mismo, o incluso una imitacién razona- ble de ella, es un arma potente en el ajedrez. Si el lector tiene confianza de alcanzar lo imposible, puede —aunque no lo crea— triunfar en un proyecto poco probable. Pero si duda de alcan- zar lo que estd en su capacidad de hacer, fracasard incluso en ese objetivo limitado. En el ajedrez, naturalmente, es ventajoso conocerse a si mismo. Pero es necesario conocer también al otro. Es dificil lo primero. Pero es mas dificil ain lo segundo. Como sabemos muy bien, los jugadores de ajedrez toman la derrota con amargura considerable. Para protegerse contra la decepcién que experimentan al perder, invocan excusas muy conocidas a fin de sentirse menos incédmodos. Por ello, a me- nudo temen que se les ponga a prueba. Van a un club de aje- drez, pero rehuyen jugar. Algunos Ilegan al extremo de imagi- nar que los ojos de todo el mundo estan fijos en ellos, que todos los espectadores de] juego estan atentos a burlarse de cada una de sus jugadas. En cierto grado, su temor es explicable. Todos tenemos miedo de lo desconocido, y una prueba crucial ante extraiios es una verdadera ordalia. Pero, en realidad, quien obra asi se mortifica sin motivo, pues puede tener la seguridad de que su contrincante se siente tan incémodo como él: la desagradable experiencia no lo es sdlo para él. Es consolador saber que hasta los grandes maestros sufren este sentimiento de ansiedad. Los que adoptan el aire mds con- vincente de confianza en s{ mismos son, generalmente, los mas perturbados. Tomemos como ejemplo la siguiente narracién so- bre la conducta de Najdorf al final de uno de los torneos mas Tefiidos de los tiempos modernos: “A pesar de todo su ingenio y sus numerosos éxitos de tiempos pasados, Najdorf nunca habia obtenido un triunfo tan impresionante. “Pero, segin la propia afirmacién de Najdorf, se sentia POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ 21 perdido en cada una de las partidas. En cuanto habia hecho un cierto numero de jugadas, corria a la sala de periodistas —casi con la puntualidad de un reloj— para anunciar alocada- mente que iba a perder por algun descuido, algun grave riesgo o alguna jugada sorprendente del adversario. “A pesar de que estos dramaticos anuncios se repetian con toda la dramitica intensidad de que era capaz Najdorf, ningu- no de ellos se realizé. El terrible ataque de Reshevsky quedé contenido. El descuidado sacrificio al jugar contra Gudmund- sson resulté ser atinado. La sorprendente jugada de Pilnik fue una especie de boomerang. “Como muchos de sus colegas del pasado y de la actuali- dad, incluyendo a Alekhine, Najdorf sélo juega realmente bien cuando tiene que poner sus cinco sentidos espoleado por el] mie- do. Pero en lo que se distingue de los demas es en que lo con- fiesa francamente y sin importarle su ‘prestigio’. Como él mis- mo dijo en una ocasién: ‘Siento el impulso de desnudarme en publico’”. Podemos dar otros ejemplos. El mds notable de los que recuerdo es el pasmoso articulo de Capablanca en The New York Times poco antes del Torneo de Nueva York de 1927. En la vispera de uno de los mayores triunfos de su carrera, el Campeén Mundial proclamé en los términos mds sombrios que dudaba mucho de sus probabilidades de éxito. (No nos recuerda esto la excusa de Smith? Podria clasi- CAPABLANCA DIAGRAMA 8 (Juegan las negras) Nueva York, 1927 NIMZOVICH

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