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Trilogía del ciclo nahuatl

Roberto Laguna Luna y Clementina Mendoza Carrillo

LIBRO I

EL REGRESO DEL POCHTECATL

ROBERTO LAGUNA Y CLEMENTINA MENDOZA

TRILOGÍA DEL CICLO NAHUATL

EL REGRESO DEL POCHTECATL

KUKULKAN BAJA AL MICTLAN

LA CONJURA DE TLATELOLCO

CICLO NAHUATL

EDITORIAL 2:34 DEC-L


NO ESTÁ PERMITIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O

PARCIAL DE ESTE LIBRO, NI LA RECOPILACIÓN EN

UN SISTEMA INFORMÁTICO, NI LA TRANSMISIÓN

EN CUALQUIER FORMA O POR CUALQUIER MEDIO,

POR REGISTRO O POR OTROS MÉTODOS, SIN EL

PERMISO PREVIO Y POR ESCRITO DEL AUTOR.

Primera edición, 2004

D. R. C 1984, Roberto Laguna Luna

Impreso en México
EL REGRESO DEL

POCHTECATL

Por: ROBERTO LAGUNA LUNA

CLEMENTINA MENDOZA C.

DEDICATORIA

Al México-Dual

Porque Aztlán es nuestra madre


Y Tenochtitlan nuestro padre.

Al Hombre

Porque es espíritu-materia
Y el que domina el espíritu,
domina la materia.
Aztlán-Espíritu
Tenochtitlan-Materia

El que sabe escuchar, que escuche.

INDICE

Págs.
Prólogo.................................................................... 11

PRIMERA PARTE

POCHTECATLI OTLICA EILHUITL


IN KATUN OCHO

I. EL DICEN QUE DIZQUE........................................... 13


II. LA CÍCLICA DANZA CÓSMICA............................. 14
III. LA ISLA DE TENOCHTITLAN.. ............................. 16
IV. UN GRUPO DE COMERCIANTES........................... 24
V. CUATRO ESTRELLAS FUGACES........................... 27
VI. EL CRUEL MAXTLA..................................................33
VII. MACCE OCOTL...........................................................36
VIII. UNA LAGARTIJA SOBRE LA BARDA ...................45
IX. UN SUEÑO INTRANQUILO .....................................49
X. LA ESTELA DE COTZCATZIN ................................54
XI. EL GORDO CONATL OTLICE...................................67
XII. LA VIRGEN TONANTZIN DEL TEPEYAC..............69
XIII. EL POCHTECATL SE VA DE VIAJE .......................71
XIV. ¡NO HEMOS DE ESTAR AQUÍ!.................................73
XV. EL VALLE DE LOS CHANEQUES............................85
XVI. LA CIUDAD DE XICALANCO ............................... 93
XVII. EXPEDICIÓN A LAS TIERRAS DEL SURESTE..... 105
XVIII. LA CIUDAD DE CHICHEN-ITZA.............................111
XIX. EL GRAN ESTRUENDO............................................ 121
XX. HUNAC CEEL, REY DE MAYAPAN....................... 125
XXI. LECTURA ESTELAR................................................. 128
XXII. CHICHEN-ITZA IHUIC MAYAPAN................... 130
XXIII. LA CABEZA DE LOS SIETE TRAIDORES ............ 135

SEGUNDA PARTE

EL REGRESO DEL POCHTECATL


TOCUEPCA (NUESTRO REGRESO

I. EL REY HA MUERTO............................................... 149


II. LA CIUDAD DE YAXUNA ..................................... 154
III. EL REY HA XUPAN ................................................ 159
IV. LA HUIDA ................................................................. 165
V. HOLUCTUN Y SU ANCIANO REY NACHI-XIB... 172
VI. LA TUMBA DE QUETZALCOATL ........................ 176
VII. LOS PUUMES (COMERCIANTES) MAYAS ......... 181
VIII. UNA OBRA DE TEATRO.......................................... 189
IX. CHAKANPUTUN ...................................................... 195
X. AH PUCH..................................................................... 196
XI. MICTLANTECUTLI AIRADO CON COMITL ....... 203
TERCERA PARTE

LOS MUCHACHOS DE HUITZILOPÓCHTLI

I. NOCHE Y VIENTO-CANTO Y FLOR...................... 217


II. EL RETORNO A XICALANCO ............................... 220
III. LA CUEVA DE LOS CHANEQUES.......................... 225
IV. COMITL ACATZIN AL RESCATE ......................... 244
V. LA TORMENTA ........................................................ 257
VI. CEMPOALA .............................................................. 263
VII. LA SALA DE LOS DARDOS ...................................266
VIII. QUEQUECHOLTZIN TLAQCE........................... .... 270
IX. EL JOVEN AHUIZOTL CUIDA CHOLULA .......... 275
X. EL TLAXCALTECA IXTLETL CAHUAL................ 277
XI. CUAPPONTONTLI ................................................... 293
XII. IXTETL CAHUAL CONTRA COMITL ACATZIN ..295
XIII. EL FINAL .................................................................. 297
XIV. MACCE OCOTL, ÁGUILAS Y TIGRES................... 302
XV. EL PALACIO DE LAS GOLONDRINAS ................ 308

VIII. UNA OBRA DE TEATRO


Una vez instalados en la palapa, cumplieron con el trueque y entregaron lo que llevaban
de valor: bezotes, collares, narigueras, aretes, brazaletes, pinturas, morrales; pero
ninguno se quejó por las pérdidas, pues conservaban lo que poseían de más valor, su
propia vida. Y aún, cuando se encontraban molestos, aceptaron la invitación para
quedarse a descansar, sobre todo, porque la lluvia persistía, y además de estar cansados,
no tenían a donde ir. La tensión de la emboscada y el rapto de Comitl les había hecho
segregar mucha adrenalina y ahora, que empezaban a relajarse, no tenían ánimos de
nada. Comitl entró a la palapa enmuinado, reprochándoles, con esa peculiar manía suya,
la falta de ánimo y coraje. El gigante Taltezco, echándole un brazo encima, empezó a
reír de una manera incontenible y le decía: ─ Ja, ja, ja, es que te veías... ja, ja, ja, tan
gracioso ahí amarrado, ja, ja, ja, discúlpame Comitl, ja, ja, ja; pero fue tan... ja, ja, ja,
gracioso, ja, ja, ja, y esos mimos, ja, ja, ja,...
Teteme y los demás se esforzaban para no reír. Otlica salió precipitadamente de la
palapa; y hasta Comitl llegaron las risotadas que daba el viejo. Otlica se moría de la risa,
a tal punto, que se le salían las lágrimas. El general, liberando la tensión, comenzó a reír
también y al cabo de un instante, todos reían a carcajadas. Comitl, tranquilizando a los
guerreros, les ordenó prepararse para salir. Los hombres, con una disponibilidad
sorprendente, obedecieron a su tlacatecatl y cuando estaban por abandonar la casucha,
ocho mujeres entraron llevando en cestos y ollas de barro, la comida: Carne asada,
tortillas bien calientitas, salsa de tamarindo picosita, calabacitas en salsa roja con trozos
de jabalí frito, y frijolitos caldositos; para rematar: dulce de papaya y hojas de tabaco.
Entonces los nahuas se dieron cuenta que, más que robarles, lo que pretendían esas
gentes era proteger sus tierras de la invasión de extraños; porque bien visto, ellos
representaban una amenaza desequilibrante en el entorno que tanto amaban. Además, de
antemano sabían que el peligro de transitar en territorio quiché era encontrarse
precisamente con los celosos puumes, quienes siempre habían defendido sus tierras de
esa forma y así lo seguirían haciendo.

La noche los sorprendió platicando, fumando, recordando viejos chistes, contando


anécdotas y añorando a sus familias. Un enorme toldo levantado al centro del
campamento, empezó a colmarse de gente, los mayas se congregaban alrededor porque
se iba a representar una obra teatral. Como la noche estaba fría y húmeda, se habían
prendido muchas fogatas, la lumbre chisporroteaba alegremente a causa de los leños
mojados; las llamas subían y bajaban proyectando un juego de sombras, que sumaban al
ambiente un toque de misterio. La gente paseaba, comían elote cocido o tostado; en una
gran olla cocían esquites; los niños corrían de un lugar a otro y las jovencitas coquetas,
se acercaban a observar al grupo de nahuas.

Los huehues, portando bastos penachos de plumas finas y largas capas, rodeaban a la
anciana Ix Chel, en un solemne protocolo que confería distinción a la representación
escénica. Otlica se aproximó al grupo de mayas para entender lo que decía la anciana;
mientras se acercaba trataba de formarse una imagen mental de cómo debió lucir de
joven; pero era imposible, porque la papada, las arrugas y la flacidez le habían hecho
perder sus rasgos para siempre. Ix Chel, como jefe de los puumes, tenía la última
palabra, y sus sentencias en las contiendas eran irrevocables. Por esa autoridad, la gente
esperaba concediera el permiso para iniciar la obra. Ix Chel, poniéndose de pie, indicó a
los actores que principiaran. La música, precedida con sonido de caracoles, tuuuuu,
tuuuu, tuuuu, comenzó, los actores salieron a escena.

Los niños emocionados saltaban en sus lugares; un hombre, elegantemente ataviado,


emprendió la narración. Una historia tradicional, supuso Otlica, al ver cómo los
espectadores intercambiaban miradas de aprobación. El ambiente místico introdujo a la
gente en la historia, se lanzaban exclamaciones de asombro y, en algunos pasajes,
aplaudían; aunque Otlica no alcanzaba a entender bien el lenguaje, casi podía seguir las
ideas por el ritmo de la entonación. En los pasajes emocionantes se levantaban clamores
de asombro; los encargados de los efectos aventaban puños de polvo a la hoguera
produciendo pequeñas explosiones luminosas; risas y fascinación se entremezclaban en
los rostros. A Otlica se le reveló la idea, en concreto, de que el movimiento constante de
la vida, la lucha por el sustento y el esfuerzo cotidiano, deberían desembocar en
situaciones de comprensión humana, como ésta, donde los hombres reunidos pudieran
entenderse, intercambiando: ideas, sentimientos y anécdotas, para terminar a la mañana
siguiente convertidos en mejores seres humanos. Otlica, en verdad estaba conmovido,
porque los puumes, en lugar de correr a la selva para destruirlos, les habían obsequiado
una segunda oportunidad. Levantando la vista pidió al todo poderoso: ─¡Señor...
permítenos sufrir por siempre de la amarga, dulce, vida!.

Durante el desarrollo de la obra los edecanes se encargaron de distribuir a los adultos


pedacitos de hongo de sabor ácido. Otlica extendió la mano para recibir su porción; el
hombre le dijo a señas que lo masticara y engullera. El viejo, echándose el bocado,
sintió que las papilas gustativas se contraían y que el rostro se le empequeñecía; sin
escupir la sustancia, la masticó y, muy a su pesar, se la tragó.

La crónica trataba sobre los hermanos que descubrieron el juego de pelota. Se


remontaba al inicio del mundo, cuando a las cosas y animales, aún no se les daba
nombre. Los benevolentes dioses, considerando que los hombres eran quienes se las
tendrían que ver en la tierra, los dejaron en libertad de darles nombre. La historia se
detenía y se centraba en el momento que los hermanos: Hun Hunahpú y Vucub
Hunahpú, inventaron el juego de pelota; los tumbos y ruidos que producían irritaron a
los señores de Xibalbay (Inframundo), que día tras día sobrellevaban el escándalo del
partido sobre su cabeza. Con el propósito de recuperar la tranquilidad perdida, se
confabularon para matarlos. Para dar continuidad a sus planes, urdieron invitarlos a
participar en un torneo de pelota. Los hermanos, respondiendo a la invitación, se
dirigieron al Inframundo, donde fueron obligados a enfrentar diferentes pruebas. Una de
ellas era pasar noches completas en diferentes casas: La lóbrega, de las navajas, del frío,
de los tigres, del fuego, de los murciélagos. Que al decir de sus captores, les darían el
derecho de jugar a la pelota. Pero no lograron superar las pruebas y murieron en el
intento. En el sepulcro, donde se les enterró, creció un árbol frutal. Al paso de los años,
la hija del señor de Xibalbay de nombre Ixquic, comió uno de los frutos y quedó
encinta. Al percatarse de su preñez, por temor a enfrentar el repudio paterno, huyó, y
por azares del destino llegó a donde la madre: Hunahpú. De la hija de Xibalbay, Ixquic,
nacieron espaciadamente dos pares de hijos gemelos. Los hermanos mayores, por llevar
la mala simiente de los abuelos maternos, empezaron a maltratar a los pequeños:
Hunahpú e Ixbalanqué. Los jovencitos, cansados de los abusos, de común acuerdo los
convirtieron en micos, y dándose cuenta de su poder, realizaron proezas propias de
semidioses. Un día encontraron en casa de la abuela el balón; lo tomaron y
redescubrieron el juego de pelota. Los tumbos y ruidos que producían con el balón de
hule, alteraron la intimidad de los señores de Xibalbay: Hun Came y Vucub Came; así
que les enviaron la invitación para participar en el torneo de pelota. La madre Ixquic y
la abuela, conociendo que se trataba de un engaño, les suplicaron que no fueran; pero
los jóvenes, que al parecer poseían memoria genética, tranquilizaron a las mujeres
diciendo que tenían un plan. Los abusivos organizadores del torneo, aplicando sus
propias reglas, los obligaron a pasar las mismas pruebas de ingenio a que fueron
sometidos sus padres, diciendo que era el prerrequisito para ganarse el derecho a
participar en el torneo de pelota. Con la ayuda de luciérnagas, hormigas, abejas,
mosquitos y una tortuga, superaron los peligros, y aunque vencieron en el partido de
pelota, los sacerdotes Xulú y Pecan los ejecutaron e incineraron sus cuerpos. Las
cenizas de Hunahpú e Ixbalanqué fueron arrojadas al río. Pero los hermanos
reaparecieron y ejecutaron una serie de suertes que asombraron a cuantos las
presenciaban. Dichos actos consistían en apuñalarse hasta morir. Lo increíble es que
salvaban el obstáculo de la muerte y resucitaban frente al público. Los señores de
Xibalbay: Hun Came y Vucub Came, les pidieron que los apuñalaran para ver si ellos
también podían revivir, cosa que Hunahpú e Ixbalanqué realizaron con gusto, pero los
de Xibalbay se quedaron muertos.

A la mañana siguiente, Otlica despertó acurrucado entre los cuerpos de los espectadores.
Debió quedarse dormido en plena obra de teatro. Como si estuviera sonámbulo, se
levantó y tambaleando caminó a la palapa; sus compañeros aún dormían. Sin deseos de
acostarse, decidió hacer rendir el tiempo y se fue a bañar. Gran cantidad de gente
aprovechaba las aguas del río en diferentes actividades. Otlica, tendido sobre una roca,
tomaba el sol cuando vio llegar a sus compañeros. Algunos niños usaban como
trampolín las ramas de los árboles. Taltezco y varios nahuas los imitaron, fascinando a
la chiquillada con sus ejecuciones y entradas al agua. Los niños, subiéndose a la piedra,
preguntaron a Otlica el por qué eran tan buenos nadadores. El viejo les platicó que
provenían de una isla cercada de agua salada, en medio de un valle llamado México,
donde todos sabían nadar.

A mediodía los aztecas levantaron sus escasas pertenencias y reemprendieron la marcha.


Antes de salir, Otlica fue a despedirse de la anciana Ix Chel, y a través del interprete, le
agradeció por respetar su vida. Intrigado por los hongos, le preguntó sobre su secreto,
porque le habían despertado el entendimiento haciéndole entender la narrativa de la obra
teatral. El intérprete, interviniendo en la conversación, le explicó que cuando ingirió el
bocado, él se había sentado a su lado y le tradujo la historia; la seta, añadió, sólo era un
vehículo utilizado para intensificar el contenido de la obra. La anciana Ix Chel,
devolviéndole el morral de Comitl, le dijo: ─Noble anciano, querido entre mis amigos a
partir de hoy, no sé que papel desempeñarás en el rescate, pero no dejes al general solo
desde este momento, porque las fuerzas del mal estarán sobre él. Toma, devuélvele sus
pertenencias, dile que no las pierda de nuevo, porque le serán de utilidad en el futuro. El
viejo recordó las advertencias de su madre sobre el campo nublado y la mariposa, y
ahora la vieja Ix Chel hablando de un rescate. ¿De veras se encontraría atrapado en un
destino predeterminado? Sabiendo que no los volvería a ver, les deseó éxito en sus
empresas comerciales y se fue. Aunque un año más tarde, los encontraría en
circunstancias totalmente diferentes.

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