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LIBRO I
LA CONJURA DE TLATELOLCO
CICLO NAHUATL
Impreso en México
EL REGRESO DEL
POCHTECATL
CLEMENTINA MENDOZA C.
DEDICATORIA
Al México-Dual
Al Hombre
Porque es espíritu-materia
Y el que domina el espíritu,
domina la materia.
Aztlán-Espíritu
Tenochtitlan-Materia
INDICE
Págs.
Prólogo.................................................................... 11
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
Los huehues, portando bastos penachos de plumas finas y largas capas, rodeaban a la
anciana Ix Chel, en un solemne protocolo que confería distinción a la representación
escénica. Otlica se aproximó al grupo de mayas para entender lo que decía la anciana;
mientras se acercaba trataba de formarse una imagen mental de cómo debió lucir de
joven; pero era imposible, porque la papada, las arrugas y la flacidez le habían hecho
perder sus rasgos para siempre. Ix Chel, como jefe de los puumes, tenía la última
palabra, y sus sentencias en las contiendas eran irrevocables. Por esa autoridad, la gente
esperaba concediera el permiso para iniciar la obra. Ix Chel, poniéndose de pie, indicó a
los actores que principiaran. La música, precedida con sonido de caracoles, tuuuuu,
tuuuu, tuuuu, comenzó, los actores salieron a escena.
A la mañana siguiente, Otlica despertó acurrucado entre los cuerpos de los espectadores.
Debió quedarse dormido en plena obra de teatro. Como si estuviera sonámbulo, se
levantó y tambaleando caminó a la palapa; sus compañeros aún dormían. Sin deseos de
acostarse, decidió hacer rendir el tiempo y se fue a bañar. Gran cantidad de gente
aprovechaba las aguas del río en diferentes actividades. Otlica, tendido sobre una roca,
tomaba el sol cuando vio llegar a sus compañeros. Algunos niños usaban como
trampolín las ramas de los árboles. Taltezco y varios nahuas los imitaron, fascinando a
la chiquillada con sus ejecuciones y entradas al agua. Los niños, subiéndose a la piedra,
preguntaron a Otlica el por qué eran tan buenos nadadores. El viejo les platicó que
provenían de una isla cercada de agua salada, en medio de un valle llamado México,
donde todos sabían nadar.