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Y) Bronislaw Malinowski Una teoria cientifica de la cultura Direteién: R.B.A. Proyectos Editoriales, $. A. ‘Titulo original: A Scientific Theory of Culture and Other Essays. ‘Traductién: A. R. Cortizar © Por la presente edicin: SARPE, 1984 Pedro Teitera, 8. Madrid. ‘Traduccién cedida por Editorial Sudamericana, $. A Depsto legal: M24.549-1984, ISBN: 84-7291-669°3 (tomo 43.), ISBN: 84-7291-559-X (obra completa). Printed in Spain - Impreso en Espa. Imprime: Altamira, S. A, 56 Bronislay Malinowsll | UM fortacientfen de la cultura a Wie los individuos puedan sobrevivir, subsistir la raza y los Juyanismos sin excepcién ser mantenidos en condiciones de wlividad. Por otra parte, con todo el equipo de artefactos, fon su aptitud para producirlo y valorarlo, el hombre crea A ambiente secundario, No hay en lo dicho nada nuevo, y liiniciones similares de ta cultura han sido expuestas con {jecuencia. No obstante, extraeremos una o dos cbnelusio- (Ws adicionales. En primer lugar, es claro que la satisfaccién de las nece- silades orgénicas o bésicas del hombre y de la raza repre- nla una serie minima de condiciones impuestas en cada {ullura. Los problemas planteados por las necesidades nu- Ivlivas, reproductivas ¢ higiénicas del hombre, deben ser Jeiueltos, y Io son mediante la construccién de. un auevo junbiente, artificial o secundario. Este ambiente, que es ni més nii menos a cultura mis- ni, debe ser reproducido, conservado y administrado per- Jwunentemente, Esto produce to que puede denominarse, ‘cl sentido més general de Ia expresién, un nuevo nivel lo vida, dependiente del plano cultural de la comunidad, ilel medio fisico y de la eficiencia del grupo, Un nivel cul- {ural de vida significa, a su vez, que nuevas necesidades Jiparecen y nuevos imperativos 0 determinantes son im= estos a Ia conducta humana. Desde luego, Ia tradicion fultural necesita ser transmitida de cada generacién a la fubsiguiente, Métodos y mecanismos de carécter educativo ‘xisten en toda cultura, El orden y Ia ley deben ser conser- Yados, desde que la cooperacién es Ia esencia de toda con- uista cultural. En cada comunidad es menester que existan Aisposiciones para sancionar la costumbre y las normas Micas y legales. El substrato material de la cultura requiere fer renovado y mantenido en condiciones de uso. En conse- ‘quencia, son indispensables algunas formas de organizacién seondmica aun en Ias culturas més primitivas Asi pues, el hombre tiene, primero y ante todo, que sa fisfacer las necesidades de su organismo. Debe tomar las Cartruto IV {QUE ES CULTURA? Como punto de partida seré bueno tener una visién & vista de péjaro de la cultura en sus varias manifestaciones Es ella evidentemente el conjunto integral constituido por los utensilios y bienes de los consumidores, por el cuerpo de normas que tige los diversos grupos sociales, por lay ‘ideas y artesanias, creencias y costumbres. Ya considere: ‘mos una muy simple y primitiva cultura o una extremada ‘mente compicja y desarrollada, estaremos en presencia de un vasto aparato, en parte material, en parte humano y et parte espiritual, con el que el hombre es capaz de superar Jos coneretos, espectficos problemas que lo enfrentan. Estos problemas surgen del hecho de tener el hombre un cuerpo sujeto a varias necesidades orgénicas, y de vivir en un am Diente natural que es su mejor amigo, pues lo prove de Jas materias primas para sus artefactos, aunque es también ppeligroso enemigo, en el sentido de que abriga muchas fucrzas hostiles. En este enunciado, por cierto contingente y desprovisto de pretensién, que mas adelante sera desarrollado parte por parte, queda implicito, en primer lugar, que la teorfa de la cultura debe basarse en. los hechos biolégicos. Los seres hhumanos constituyen una especie animal. Estén sujetos a Tas condiciones elementales que deben ser cumplidas para « Bronislaw Malinowsll dante, Esta definicién preliminar aparecera después mil precisa, més concreta y més convincente. Pero por el mo: ‘mento deseo principalmente insistit en que, a menos que el antropélogo y su colega el humanista se pongan de acierd en aislar algo definido en la concreta realidad cultural, munca existiré una ciencia de ta civilizacién. Por lo tanto, si conseguimos tal acuerdo, si podemos desarrollar algunos principios de accién institucional universalmente vil habremos echado una vez més los cimientos cientificos para nuestras indagaciones empiricas y tedricas. Desde luego, ninguno de estos dos esquemas de anil significa que todas las culturas son iguales, ni tampoco que el estudioso debe interesarse por las identidades o similitu: des més que por las desemejanzas. Yo opino, sin embargo, que con el fin de comprender las divergencias, es indispen- sable una clata y comin medida de comparacién, Adem, ser posible demostrar que Ia mayorfa de las diferencias frecuentemente atribuidas al “genio” especifico, nacional @ tribal (y esto no s6lo en la teoria del nacionalsociatismo) constituyen la razén de ser de instituciones organizadas en’ torno a alguna necesidad o valor sumamente especializados, Fenémenos tales como Ia caza de cabezas, extravagantes ritos funerarios, formas de inhumacién y précticas mégicas, pueden ser mejor interpretados como elaboracién local de tendencias ¢ ideas esencialmente humanas, pero en tales casos hipertrofiadas. ‘Nuestros dos tipos de andlisis, funcional ¢ institucional, nos permitiran definir 1a cultura més conereta, precisa y exhaustivamente. La cultura es un compuesto integral de institucfones, en parte aut6nomas y en parte coordinadas, Esté constituida por una serie de pr s tales como la nunidad de sangre a través de Ta descendencia; Ia conti- iad en el espacio, relacionada con la cooperacién; las actividades especializadas; y el ‘iltimo, pero no menos im= portante principio de! uso del poder en la organizacién po- a. Cada cultura alcanza su plenitud y autoeficiencia Wee teora cient de a cultura o Jor tl hecho de satisfacer el conjunto de necesidades basi- fs lnstrumentales © integrativas, Por lo tanto, sugerir, ‘i fecientemente se ha intentado, que cada cultura abar- “4 silo un pequefio segmento de sur émbito potencial, es ‘iliealmente erréneo, por lo menos en uno de los sentidos. ii trazdramos el esquema de todas las manifestaciones ‘iy Jas culturas det mundo, encontrariamos naturalmente oiientos tales como eanibalismo, caza de cabezas, “cova “potlach”, “Kula”, cremacién, mom Wil seric de minuciosas excentricidades. Desde este punto de vista, ninguna cultura abarca, como % obvio, todas las especificas rarezas y extravagancias de Wis demds. Y hasta considero que este enfoque es esencial- uonte anticientifco, Fracasa, ante todo, en la definicién de is que deben ser considerados como reales y significativos Momentos de cultura, Falla también en el sentido de que, comparando algu- fins de estos rasgos aislados, aparentemente exéticos, con Jie costumbres u ordenamientos culturales de otras socieda- iio, no Mega a proporcionarnos gufa alguna valedera, En fwilidad, podremos mostrar que algunas manifestaciones Jie parccen muy extrafias a primera vista, estén en esencia fyparentadas:con elementos culturales universal y funda- jigntalmente humanos; y esto se comprobaré si se explican dlescriben en términos familiares aquellas costumbres ex Serd desde luego necesario introducir el factor tiempo, decir, el cambio social, Trataremos de mostrar que todos, Ji procesos de evolucién o difusién ocurren principalmente ujo la forma ce cambio institucional, Sea como invencién, #@h como un fendmeno de difusién, un dispositivo téenico incorpora a un sistema de conducta organizada ya esta- Wecido y produce gradualmente un remodelado completo ile a institucién de que se trate, Por otra parte, desde el Jiunto de vista de nuestro andlisis funcional, demostraremos We ningén invento o verdadera revolucién, ningtin cambio @ Bronistaw Matinowsly (WW tora centfica de ta cultura a social o intelectual ocurren jamés sin que hayan sido das necesidades nuevas; y asf las invenciones en los ca de Ia técnica, el conocimiento o la creencia, se van incorp rando al proceso cultural de una institueién. Este breve esquema, que es como un bosquejo para anilisis subsiguiente, mas minucioso, indica que Ia antropd Togia cientifica se basa en una teorfa de las esto es, ent el andlisis concreto de las unidades tipi una organizaci6n. Como teorfa de las necesidades bisici yy de los imperativos instrumentales e integradores derivadd) de aquéllas, 1a antropologia nos proporciona el andlis funcional, el que nos permite definir tanto la forma com él significado de un utensilio 9 de una idea consuetudinatit Como se ve fécilmente, tal concepeién cientifica no pai por alto o niega en modo alguno la validez de las investigh ciones evolucionistas 0 histéricas. Simplemente les suminit tra una base cientifica, CarituLo V ‘TEORIA DE LA CONDUCTA ORGANIZADA Bl rasgo esencial de Ja cultura tal como la vivimos y ‘perimentamos, como la podemos observar cientfficamen- 65 Ia organizaci6n de los seres humanos en grupos per IMinentes. Tales hechos estén relacionados por cierto acuer- 4, por leyes 0 costumbres tradicionales, por algo que (orresponde al contrato social de Rousseau. Los vemos empre cooperando dentro de un determinado émbito WiMerial: un sector de ambiente geogréfico reservado para Wi) 50, un equipo de herramientas y artefactos, una por- Win de riqueza que tes pertenece por derecho. En esa §eoperaci6n ellos siguen tanto las reglas técnicas de su “Matus” 0 profesién, las normas sociales de etiqueta y con- sileraciones consuetudinarias, como las costumbres religio- Ws, juridicas y morales que informan su conducta, Es limpre posible también definir y determinar sociolégica- Jjynle qué efecto producen las actividades de un grupo mano ast organizado, qué necesidades satisfacen, qué ‘wivicios presta cada uno a si mismo y a la comunidad en W Conjunto. Seré bueno hacer aceptable esta general asercién por iedio de una breve referencia empirica, Consideremos pr ero bajo qué condiciones 1a iniciativa privada llega a ser W hecho cultural, La invencién de un nuevo recurso tec- Carfruto VIL ANALISIS FUNCIONAL DE LA CULTURA. Es claro que para lograr una conformidad con nuesill definicién de Ia ciencia serd necesario responder a un ciety mimero de cuestiones, planteadas, més que resueltas, en anilisis que precede, Tanto en el concepto de instituciOy ‘como en el aserto de que cada cultura debe ser analizall de acuerdo con tales instituciones y también de que toll Jas culturas tienen como principal factor comin una sei de tipos institucionales, va ya implicito un cierto miimely de generalizaciones 0 leyes cientificas de los procesos y sll resultados. 7 Lo que todavia necesita aclararse es la relacién entif forma y funcién; Hemos insistido en que toda teoria ciety tifiea debe partir de y conducir a la observacién. Debe sf induetiva y verificable por la experiencia’ En otras palabra ‘es menester que se refiera a experiencias humanas suscep) tibles de ser definidas, y que se manifiesten pablicament® es decir, que sean accesibles a cualquicr observador; qt sean periédicas, y en consecuencia impregnadas de general zaciones induetivas en virtud de las cuales puedan ser pit) dichas. Todo esto significa que, en sltimo anilisis, toll proposicién de antropologia cientifica debe referirse a [0 némenos susceptibles de ser definidos por la forma, en ¢ mAs objetivo sentido del término. Vos teortacienifica de ta cultura ” Al mismo tiempo hemos apuntado también que cultura, ‘sno obra del hombre y como medio a través de los cuales ‘Jy sus fines Cun medio que le permite vivir, establecer Wi hivel de seguridad, “confort” y prosperidad; que le pro- Jotolona poder y To pone en condiciones de orear bienes y HWlores més alld de su realidad animal y orgéniéa), que Filta, decimos, en raz6n de todo esto, debe ser entendida io Un medio para un fin, es decir, instrumental 0 fun- ‘onalmente. Yor lo tanto, si ambas aserciones son costectas, podre- wos dar una definicién més clara de los conceptos de for- fi, de funcién y de las relaciones entre ambos. ‘Alo largo de nuestro anélisis, hemos visto que el hom- Je modifica el medio natural en que vive/ Hemos sostenido {ie ningin sistema organizado de actividades es posible sin Wiis base fisica y sin un equipo de instrumentos/ Seria po- ible demostrar que ninguna fase distintiva de cualquier Wwlividad humasia se produce sin el uso de objetos, herra~ iplontas, mercanoias; en resumen, sin la intervenci6n de ele- Wentos de Ia cultura material. Al mismo tiempo, no hay fuiividad humana, individual o colectiva, que podamos con- Ahlorar como puramente fisiol6gica, es decir, “natural”, 0 n0 {ojulada, Hasta la respiracion, las secreciones internas, la die sree oe ambiente arti- Jal en condiciones culturalmente determinadas, Los proce- {9 fisiol6gicos del cuerpo humano son afectados por la Vonilaci6n, por la zutina y la calidad de los fendmenos nu- Iillivos, por las condiciones de seguridad o peligro, de satis- fiwcion o ansiedad, de temor o esperanza. A su turno, funciones tales como Ia respiraci6n, Ia excrecién, la diges- {Win y las secreciones glandulares afectan a la cultura més fuenos directamente y provocan el nacimiento do sistemas {ullurales referentes al alma humana, a la brujeria oa con- fepeiones metafisicas) Hay una constante interaccién entre A organismo y el medio secundario dentro del cual vives (decir, Ia cultura/En una palabra, los sees humanos viven % renisaw Matinowihl We feorla ciensifica de ta cultura o ‘jeliva de Jo que, provisionalmente, podrfamos considerar ‘iio la porcién espiritual de la cultura, indicando, al mis- Wo tiempo, Ia funcién de la idea, la creencia, el valor y el Wincipio moral Resulta probablemente claro ahora, que el problema fstamos encarando aqui y tratando de resolver con su correceién, quizas hasta con pedanterfa, ¢s el proble~ Wi undamental de toda ciencia: el de establecer Ia identi- Wd de sus fenémenos, Quien esté familiarizado con las controversias hist6ri- ‘Ws tociol6gicas 0 antropol6gicas, no puede negar que este Hoblema atin espera solucién y que Ia ciencia de la cultura Jyiece todavia de verdaderos criterios identifcativos (vale Wir, eriterios respecto de qué y c6mo observar, qué com- futur y c6mo demostrarlo y por fin qué huellas rastrear ila cvolucién y Ia difusién). En el caso de Ia antropologia wy una escuela cuyos miembros basan la mayor parte de Wis investigaciones sobre y alrededor del concepto de cul- Jiu heliolitica, Quienes rechazan estas teorfas negaran de lino que Ia cultura helicttica es una realidad que pueda Wintiicarse en cualquier parte del mundo. Discutirén Ia Vontiticacién demostrada con referencia a los monumentos Jiogaliticos, In organizacién dual, el simbolo de la trompa iil elefante, la interpretaci6n del simbolismo sexual de las, fonchas usadas como monedas, y, en definitiva, todas las Iilidades postuladas. Dentro de la escuela funcionalista misma, para tomar n ejemplo més préximo, hay dispuctas sobre si la principal faplicaci6n funcional debe referitse al hecho de la ‘‘densi- iid social”, a la solidaridad del geupo, a su su integracién 14 fonémenos tales como Ia euforia y la disforia, que una forriente funcionalista considera inidentificables y otra per- {petamente reales. ‘Mientras muchos antropélogos estén de acuerdo en que J familia, por lo menos, es una verdadera unidad cultural jue puede ser identificada y rastreada universalmente, en do acuerdo con normas, costumbres, tradiciones y reglas ql son el resultado de una interaccién entre los procesos org nicos, 1a actividad del hombre y el reacondicionamiento df su ambiente./Tenemos aguf, por consiguiente, otro inl ‘grante importantisimo de la realidad cultural: si lo Ham ‘mos norma o costumbre, hébito o mos, “folkway” 0 Ww poco importa. Por simple raz6n de simplicidad usaré término costumbre para abarcar todas las formas tradieldy nalmente reguladas y “standardizadas” de la conductiy {C6mo podemos definir este concepto a fin de destacil claramente su forma, facilitar en consecuencia su enfogit cientifico y relacionar luego esta forma con su funcidnl La cultura, sin embargo, incluye también algunos elt: ‘mentos que permanecen aparentemente intangibles, fue del aleance de la observacién directa, y cuya forma ni cuyl) funci6n resultan muy evidentes. Nos teferimos, por lo eo: ‘miin, a ideas y valores, a intereses y creencias; analizamoy ‘motivos en los cuentos populares y concepeiones dogmiti: ceas en las investigaciones sobre la magia o la religi6n. {EW qué sentido podemos hablar de forma cuando encararmos la ereencia en un Dios 0 el concepto de mana o la tendencit hacia el animismo, el preanimismo o el totemismo? ‘Algunos soci6logos parten de la base del acuerdo colec: tivo, de una sociedad hipostitica, considerada como “el set moral objetivo, que impone su voluntad sobre sus miem: ‘bros”, Es claro, sin embargo, que no puede ser objetivo lo, que no es accesible a Ia observacién. Muchos investigadores que se ooupan del anitisis de la magia o la religiOn, del com nocimicnto primitive o la mitologia, se satisfacen con It descripeién en términos de psicologia individual introspec~ tiva. En esto no es posible obtener una decisién final entre tuna teorfa y otra, entre un supuesto o conclusién y el contrario, apelando a la observaci6n, desde que obviamente sobre aquellos asuntos no podemos observar los procesos ‘mentales ni del salvaje ni de persona alguna. Tenemos, por Jo tanto, una vez més, la tarea de definir la concepcion 2 Bronislaw Matinowihl | WM leora cientfica de la cultura 93 toda la extensién del género humano, hay no pocos qi discuten Ja existencia de esta institucién. Muchos antropiy Jogos estén convencidos de que el totemismo existe. A. Goldenweiser, en un brillante ensayo publicado en 1910, cual, en mi sentir, constituye un jalén en el desarrollo dil método antropol6gico, ponfa en tela de juicio la identi del totemismo. En ottos términos, desafiaba a quienes of criben acerca de este fendmeno a que trazaran sus origents su desenvolvimiento y su difusién para probar que tani en Ia observacién, como en ta teorfa podemos consider) al totemismo como una legftima realidad, /-Ast, la tarea de establecer los eriterios identiticativay por una parte en la teorfa y en el trabajo de campo, pal ‘otra, es quizé la contribucién més importante en el sent de hacer cientifico el estudio del hombre! Permitasemy abordar esta cuestién desde el problema elemental del ity vestigador en campaiia. Cuando él por primera vez estable: ce su residencia en el pueblo cuya cultura desea conocth, registrar y presentar al mundo, encara desde luego el pr blema de qué significa identificar un hecho cultural, dest que, evidentemente, identificar ¢s lo mismo que compreh der. [Nosotros comprendemos la conducta de otra perso ‘cuando podemos dar razén de sus motivaciones, sus impul 0s, sus costumbres, es decir, su total reacciéa ante las cot diciones en que se encuentra’ Si acudimos a la psicologia ity trospectiva y decimos que comprender significa las ident) ficacién de los procesos mentales, 0 si, a fuer de conduc tas, afirmamos que reacciona ante el estimulo integral de Ii siteién en un sentido para nosotros familiar, de acuend) ‘con muestras propias experiencias, no se modifica profus damnente la explicacién. Finalmente, y como ua principit metodol6gico en el trabajo de campo, yo insistiria en li concepeién conductista porque esto nos permitirfa describiy Thechos que pueden ser observados. Se mantiene como vet dad, sin embargo, que en la préctica corriente e intuitiva xeaccionamos y respondemos a la conducta de los otros 4 Wiis del mecanismo de nuestro propia introspeccién. Y agué surge, inmedistamente, un principio muy si le pero con mucha frecuencia desdefiado. Las acciones, los Hiilenamientos materiales y los medios de comunicacién Wile son mas directamenté significantes y comprensibles, Jp aquellos vinculados con las necesidades orgénicas del, Jombre, con las emociones y con los medios practicos de Jilisfacer esas necesidades. Cuando os individtos comen 0 ‘Wicansan, cuando sienten atraccién reciproca 0 se com- gmeten en el noviazgo, cuando se caliontan junto al fuego, jormen en una tarima, acarrean alimentos y agua para leparar una comida, no nos hallamos perplejos, no tene~ fies dificultad en proporcionar una relacién clara 0 poner Si cabo de lo que realmente ocurre a miembros de culturas Wlorentes. El resultado infeliz de este hecho basico es que {is antropétogos han seguido a sus inexpertos predecesores J fian descuidado un poco estas fases elementales de ta Wistencia humana, por cierto no sensacionales, pero tam- foco carentes de problemas. Y aun es evidente que una Hleccin de las particularidades exéticas, amativas y ex- Uithas, divergentes de la tendencia universal de la conducta, Humana, no es en sf misma una seleccién cientifica, porque ‘lis mas ordinarias satisfacciones de las necesidades elemen- iiles son muy importantes para toda conducta organizada. Hubiera sido fécil mostrar que el historiador también Wa como base de su reconstruccién el argumento fisiol6- fico de que “no s6lo de pan vive el hombre”, aunque morclialmente de pan; que todos los ejéreitos y, proba- lemente, también otras organizaciones mayores, se mantic~ fn gracias al estémago; que, en resumen, como en el fhiento famoso, la historia puede ser expresada en la frase Vollos viven, aman, mueren”, Primum vivere, deinde phi- tuophari; el principio de que puede mantenerse callado al fjueblo con la sabia distribucién de pan y circo; el com- fender, por fin,/que hay un sistema de necesidades, al- fuinas fundamentales, otras tal vez artifcialmente desa- # Bronislew Matin tert centfcn de la cultura 95 ‘Wersidad y contradiccién en las costumbres enterratorias Fis ideas escatolégicas, forman otro gran conjunto de los de comportamiento culturalmente determinados, que parecen, a primera vista, extrafios © incomprensibles. estos casos, sin duda, tratamos con fenémenos en los ‘Wiles se produce inevitablemente una fuerte reaccién emo- ‘Wnsl. Todo cuanto se relaciona con Ia nutricién, &1 sexo Jil ciclo de la vida, incluyendo el nacimiento, desarrollo, Twidurez y muerte, est4 invariablemente acompafiado de ‘Iiturbios fisiolégicos en el cuerpo y en el sistema nervioso ‘Wauienes participan y de sus acompaftantes. Esto nos sugicre una vez més que si queremos encarar 4 inconvenientes y complejidades de los modos de com- iRamiento culturales, debemos relacionarlos con los pro- 1s orginicos del cuerpo humano y con’ aquellas fases Umncomitantes de la conducta que Hamamos deseo o im- JWlso, emocidn o disturbio fisiol6gico, y que, por una raz6n Poira, deben ser regulados y coordinados por el conjunto elementos de la culturay Hay un punto que se refiere a la compresibilidad su- ial que dejamos de lado en esta parte de nuestra ex- cin. Existe, como es obvio, un gran sector de Ia con- ta humana que debe ser especificamente conocido por investigador de campo y presentado al lector compren- es el especifico simbolismo de toda cultura, el len- aje en primer término, Esto se relaciona directamento con problema que ya hemos planteado, « saber, el de definit funcién simbdtica de un objeto, un gesto, wn sonido ar- lado, refiriéndolos a Ia teorfa general de las necesidades su satisfacci6n cultural rrolladas, pero que reclaman satisfacci6n por igual; fin, todas estas frases y principics constituyen el del historiador para una discreta aunque intuitiva recoil truccién/ Resulta claro, me parece, que cualquier de la cultura debe partir de las nevesidades orgénicas hombre, y si logra relacionat las més complejas e indircoliy pero quizé més imperativas necesidades, del tipo de las qi Hamamos espirituales 0 econdmicas, nos habré proporelly nado una serie de leyes generales que tanto necesitamos una cabal teoria cientifica. {Cuando el antropélogo, el erudito tedrico, el sociélog) © el historiador consideran que es necesario proporcioil uuna explicaciOn basada en hipétesis, en ambiciosas recon trucciones 0 en supuestos psicolégicos? Desde luego, cuando Ia conducta humana comienz parecer extrafia, alejada de nuestras propias necesidades § costumbres y cuando, en resumen, los hombres cesan dt comportarse como los demds seres humanos y mantietil précticas como la “couvade”, la caza de cabezas, el cot del cuero cabeliudo, la adoraciin de un t6tem, de un anit pasado o de un dios extrafio. Bs caracteristico que muchil de estas costumbres pertenecen al campo de la magia o Wi Ja religi6n, y son debidas, 0 asf lo parecen, a deficiencll en [a razén o el entendimiento primitivos. En cuanto me directamente orgiinica sea la necesidad a la cual la conduclt humana se refiera, mas probablemente engendra aquell fenémenos que han proporcionado la mayor suma de mi) terial para la especulacién antropol6gica. Pero esto es Vol dad sélo en parte. Aun con referencia a la comida, al ses jento y decadencia del cuerpo humano, exis un buen niimero de exdticos y extrafios tipos de conducth| El canibalismo y los alimentos “tabi”; el matrimonio Tas costumbres de parentesco; los celos sexuales hipertro fiados 0 la aparente falta completa de ellos; los términ clasificatorios del parentesco y su desacuerdo con la ‘temnidad fisiol6gica; finalmente, el extraordinatio fér in Bronistow Matinowskt tanto no podamos establecer tal determinismo, los el 10s elemen- tos de forma no pueden ser utilizados en una exposic cientifica. Supongo también que es imitil un concepto de entidades desconectadas en un tipo de realidad donde no ‘nos ¢s posible introducir elementos intrinsecamertte relaci nados entre sf, a Una weortacienfea deta cultura 13 Capfruto I AXIOMAS GENERALES DEL FUNCIONALISMO Yo instaria a que toda experiencia en este campo, asi ‘como el examen de las manifestaciones realmente importan- tes de la conducta humana organizada, demostraran Ia va~ Jidez de los siguientes axiomas: ‘A. La cultura es esencialmente un patrimonio instr mental por el que el hombre es colocado en la mejor posi cién para solucionar los problemas concretos y especificos, que encaja dentro de su ambiente, en <1 curso de la satis- facei6n de sus necesidades B. Es un sistema de objetos, actividades y actitudes en el cual cada parte existe como un medio para un fin, C. Es un conjunto integral en el que los varios ele- mentos son interpendientes, D. Tales actividades, actitudes y objetos estén organi- zados alrededor de importantes y vitales tareas en institu- ciones como Ia familia, el clan, la comunidad local, fa tribu y los equipos organizados para la cooperacién econémi- ca, y la actividad politica, jurfdica y educacional. E. Desde un punto de vista dinémico, esto es, con re- ferencia al tipo de actividad, 1a cultura puede ser analiza- da en cierto nimero de aspectos como la edueacién, el con- trol social, Ia economfa, los sistemas de conocimiento, 1m Bronislaw Malinowski creencia y moralidad y aun moos de expresién artistica y creadora. El proceso cultural, considerado en cualquiera de estas manifestaciones concretas, siempre -presupone seres huma: ‘nos que mantienen relaciones definidas entre sf, yale decir, ‘que estén organizados, manejan artefactos, y se comunican, ‘unos con otros por el Ienguaje o algfin otro tipo de simbolis> mo, Artefactos, grupos organizados y simbolismo, son tres dimensiones del proceso cultural que estén estrechamente relacionados. {Cul es el tipo de esta relacién? Considesando prirfero el equipo material de la cultura, podemos decir que todo utensilio es un implemento o un Objeto de uso directo, o sea que pertenece a la clase de los bienes de los consumidores, En cualquier caso, tanto las ‘caraeteristicas como la forma del objeto son determinadas por su uso. La forma-y Ia funcién estén relacionadas, Esta relacién nos conduce al elemento humano, puesto, que el objeto es comido, usado 0 acaso destruido, o bien se lo produce para que sea manipulado como herramienta, El factor social est4 representado siempre por un hombre: © un grupo que emplea sus utensilios en la consecuci6n de un fin técnico 0 econémico; ya sea usando conjuntamente Ia casa, ya sea consumiendo el alimento que han producido, recolectado o preparado. De hecho, ningtin elemento de 1a cultura material puede ser comprendido si se lo refiere s6lo ‘a un individuos porque donde no hay cooperacién —y tales ‘casos s¢ encuentran dificilmente— existe por lo menos esi especie de colaboracién esencial que consiste en la continui- dad de Ia tradici6n. El individuo debe adquirir su destreza personal y el saber preexistente, de un miembro de la co- munidad ya familiatizado con las précticas, Ia técnica y Ja informaci6n; y debe también recibir o heredar su equipo material 2Qué es Ia forma y qué la funcién en Ia realidad so: ciolégica? Tomad una relacién basada en la asngre, en Ia contiglidad o en el contrato: tenemos aqu‘ dos o mas per na ort cientfica de ta cultura 15 jonas que comportan, una para otra, un modo de ser “es- andarizado” y que actian en forma invariable con refe- fencia a cierta parte del medio, culturalmente definido, y i ciertas.ocupaciones en las cuales los bienes son intercam biados, los objetos manejados y las actitudes individuales oordinadas. La forma de la realidad social no es.una qui jnera ni una abstraccién. Es un tipo eonereto de condueta jaaracterfstica de cualquier relacién social. De Ia misma ma~ era en que el fisico 0 el quimico observan el mo We los cuerpos, las reacciones de las sustancias o los cam- bios en el campo electromagnético, y registran el {pico com- Portamiento recurrente de la materia, de la fuerza o de Ia ‘nergfa, asf también el investigador de campo debe consi- erar las situaciones y actividades periédicas y registrar sus ‘einones y normas. Podrfamos imaginar una gran variedad tle peliculas cinematogréficas que mostraran cmo acttian Jos padres al criar y mimar a los nifios, al adiestrarlos, al jniciarlos en los ritos tanto como en todas las fases cuotidia has en las cuales los sentimientos entre el padre, la madre Y los hijos son expresos y “standardizados”. Cuando pasa- mos a formas de conducta muy rfgidamente determinadas, {gomo en las ceremonias religiosas, las transacciones legales,, «ritual magico y las operaciones técnicas, un notable film. ‘combinado nos proporcionaria una definicién objetiva de Ja forma de la realidad social. Debemos insistir aquf en este primer punto tedrico: en Ja presentacién objetiva de la dimensién sociolégica, no puede trazarse ninguna linea demarcadora entre forma y funcién. La funcién de las relaciones conyugales y la pa- {ernidad es desde Iuego el proceso de la reproducci6n, cul- uralmente considerado. La forma en cualquier cultura ‘specifica es la manera en que se realiza, y que difiere en In técnica obstétrica, en el rito de la “couvade”, en los abies y reclusiones de los padres, en los ritos baptismales y en el cuidado, abrigo, vestimenta, aseo y alimentacién de Ja criatura. Cr 176 Bronislaw Malinowshi | Wh teorla cientifica de la cultura i wanas, como un estimulo que provoca reacciones en una fadena de reflejos, en un tipo emocional 0 en un proceso ilo cerebracién. En la forma de una orden militar, “jfue- "es el acto en su conjunto, més especialmente, Ia accién Wve responde a la voz de mando, la conducta social coordi- Jnda, tal como ha sido puesta en marcha por el estimulo sonvencional. Debido a que el caricter dindmicoidel es- ilo reside en la reaccién, la palabra “fuego” escrita en in trozo de papel y descubierta en el aflo 3000, no signifi- ‘fa nada. No seria una realidad cultural. ‘Hemos establecido asi que la totalidad del proceso que Somprende el substrato material de la cultura, esto es, el onjunto de utensilios, los vinculos sociales, 0 sea los “es- lindardizados” modos de conducta, y los actos simbélicos, Wile decir, tas infiuencias de un organismo sobre otro a liavés de estimulos reflejos condicionados, es una totalidad jue no podemos fragmentar aislando objetos de la cultura Jhuterial, la sociologia pura o el lenguaje como un sistema Mp contenido propio, El segundo punto tedrico es que resulta imposible aislar cl aspecto material del comportamiento social, o desarrollar un andlisis sociol6gico completamente separado de sus aie pectos simbélicos; y también que las tres dimensiones de Ta realidad cultural intervienen en todos los pagos del pros ceso. Una pelicula muda mostraria s6lo parte de 1a doct« mentaci6a, como, por ejemplo, el simbolismo del gesto tie tual, los objetos sacramentales, o las sefias significativas y Jos movimientos convencionales que hacen los participan: tes. Desde Inego que el aspecto més importante del simbo- lismo es el verbal, yen este sentido sabemos que una buena parte del comentario accesorio, no referente por fuerza al acto en sf mismo, constituye una documentacién adicional indispensable para el investigador de campo. {Cuil es la relacién entre forma y funcién en el simbo- lismo? Si aisldramos la mera realidad fonética de una pas labra, 0 cualquier otra caracterfstica meramente convencio- nal del simbolo de un gesto, podria parecer que el laz0. entre forma y funcién es en este caso purarnente artificial) y desde que el simbolismo, en su esencia misma, no es sino @l desarrollo de actos convencionales para Ia coordinacién de la conducta humana concertada, la relacién entre forma y funcién resulta netamente artificial o convencional. El simboto es el estfmulo que se enlaza con una reaccién de Ia conducta sélo gracias al proceso en virtud del cual resulta condicionado. Pero en cualquier aspecto del trabajo de campo, este proceso deberia. ser parte integrante de toda investigacién valedera, El contexto de la situacién, por otra pparte, siempre revela el vinculo entre Ia funcién de un acto simbélico, verbal o manual y ciertos procesos fisicos ligados por la causalidad biolégica, Por lo tanto, concedo que la forma en el simbolismo no es una palabra separada de su contexto, un gesto foto= grafiado o una herramienta exhibida en un museo, puesto que tales elementos, dinémicamente estudiados, revelan que juegan un papel como catalizadores de las actividades hu- 18 Bronistaw Malinowski Carfruto I DEFINICION DE LA FUNCION Este andlisis nos permitiré definir el concepto de fun- ci6n con una precisién mayor. Es claro que debemos apros ximarnos a él a través de los de uso o utilidad y relaci6n, En todas las actividades encontramos que el uso de un ‘objeto como parte de un modo de actuar técnica, legal 0 ritualmente determinado, conduce a los individuos a Ia satisfacciGn de alguna necesidad. Se recolectan frutos o raf- es, se pesca, se caza o entrampa animales, se ordefia 0 carnea el ganado con el fin de proporcionar materias primas para la despensa del hombre. Estas sustancias son sazona: das, preparadas y cocinadas para ser servidas en la mesa. Todo culmina en una comida individual o colectiva, La necesidad de nutticién gobiena una gran multiplicidad de rocesos. Fs un lugar comiin el decir que la humanidad pro: agresa gracias a su estomago, que se puede tener a la multi tud satisfecha proporcioniindole pan y circo y que el factor materialista de la reaccién alimentaria suficiente es uno de los determinantes de Ja historia y la evoluéién humana. El funcionalista s6lo agrega que los motivos que controlan, Jas partes de este proceso y que Hlegan a transformarse en la pasién por la jardinerfa y 1a caza, en el interés 0 codicia por el apetecible tréfico mercantil, en los impulsos de ge« nerosidad y munificencia, deben todos ser analizados con Une teortacienfica de ta cultura 19 Jespecto al impulso principal, que es el del hambre, La fun- fi6n integral de todos los procesos que constituyen el abas- {ecimiento de una comunidad es la satisfaccién de la prima- fin necesidad biol6gica de alimentarse. Si atendemos a otra actividad, Ia de Ta produceién y antenimiento del fuego, podemos referirla a Ia vez, tanto {sus usos primordiales en la coccién de los alimentos y en Jn conservacién de la temperatura, como a su papel en cier {os procesos técnicos. Una gran variedad de actituds, reli- josas y seglares, jurfdicas y técnicas, que se agrupan alre~ ledor del fuego, del hogar, de la lama sagrada, pueden ser [elacionadas con sus funciones biol6gicas principales. ‘Tomad la vivienda humana, Es un objeto fisico, una construccién de troncos o ramas, de cueros de animales, de. hieve o de Piedra. Puesto que tiene una forma, la tecnologia dle su estructura, tanto como sus divisiones, partes compo- hientes y mobiliario, estén relacionados con Tos usos domés- licos, ligados a su vez a la organizacién del hogar, del grupo. familiar, sus dependientes y servidores. Una vez més, la funcién integral del objeto debe ser tenida en cuenta al estudiar las varias fases de su construccién y los elementos de su estructura, .Cuil es la funcién de los términos de parentesco, pri- matios y derivados, individuales y colectivos, deseriptivos y tlasificatorios?’ Sostengo que en este caso el estudio de la situacidn inicial de parentesco, o sea del pequefio grupo que fodea al infante y lo incorpora como una adquisici6n so- tjolégica para la comunidad, revelarfa que 1a funcién origi- nal de los términos de parentesco es proveer al nifio de un vontrol sociolégico de su ambiente por medio del lenguaje Aticulado. Esto, incidentalmente, implica 1a asercién de que el contexto de la situacién suscitadora de estos simbolos lingifsticos y del Tenguaje humano en general, es esencial- mente tan sociolégico como individual. Los significados no Individuales o clasificatorios de los términos de parentesco, son adquiridos a través de una serie de ampliaciones conse- 480 Bronislow Malinowshl ccutivas, El enfoque funcional de este fonémeno, por lo ta to, implica que todos estos contextos, en los cuales el aspeos to simbélico Wel parentesco es sucesivamente logrado, debe: én estudiarse extrayendo conclusiones de la lingifstica, de Ja conducta colectiva-y del ambiente material. Cuando decidimos conducta social o colectiva, queremos significar normas legales, servicios econémicos y cualquier ritual qué acompafie las etapas en el desarrollo de un individuo desde Ja infancia hasta su incorporacién como miembro de ut grupo de parentesco més amplio, el clan o la tribu. Seria féeil mostrar que varios objetos materiales, habitualmenté denominados “moneda”, “circulante” o “riqueza simbéll ca”, deberian ser estudiados también dentro del contexto’ de sistemas de cambio, produccién y consumo. Lo mismo) Puede decirse en lo referente al estudio de una formult magica o de una mueca, que, repetimos una vez més, no deben ser desprendidos de su contexto, sino relacionados, ‘con su funcién. Una torte centfica de la cultura ist Carfruco IV ENFOQUE APROXIMATIVO DEL FUNCIONALISMO- La pérsistente enseftanza de la experiencia en el traba- Jo de campo, asf como cualquier investigacién comparativa Iebrica, conducen, y han conducido inevitablemente al an- liop6logo a la comprobacién de que los fendmenos cultu- fales se relacionan. Los lazos entre un objeto y los seres Jlumanos que lo usan, entre la técnica, individual y social, Y la propiedad juridica o la economfa de Ja produccién, 1a Jelacién entre la vivienda y os miembros de 1a familia que Ji habitan son tan obvios que nunca han sido pasados por flo completamente, pero tampoco vistos con toda claridad.. Porque, como es proverbial, nada es tan dificil de ver como Jo obvio. Si el funcionalismo fuera simplemente Ia tenden- fia a considerar “entrelazadas Tas actitudes magicas y eco- jomicas”, para llegar a la conclusi6n de que son parte de la fiructura social y que deben correlacionarse mas y més, fio serfa en verdad sino un desliz te6rico en un totalitarismo ientfico del que ha sido acusado con frecuencia. No hay luda tampoco que en el campo cientifico podemos tanto jslar como establecer relaciones. El funcionalismo nos eon- llucirfa a ta ciénaga de los objetos relacionados ¢ interrela- fionados, si no pudiera sefialar ciertas unidades aislables fue presentan limites naturales de coordinaci6n y correla- 182 Bronislaw Malnowih cién, Yo sostengo que tales unidades existen y que podrlt hacerse de ellas el fundamento de un andlisis més profunda de Ia cultura. La unidad funcional que he denominado institucidi differe del complejo cultural o complejo de rasgos culturiy Jes si los entendemos como “constituidos por elementos que existen sin una necesaria relacién reciproca”, precisamentt ‘en que aquélla postula tal necesaria relaciOn. En efecto, Ih unidad funcional cs concreta, es decir, puede ser observad como un agrupamiento social definido, Tiene una estructurk universalmente valida para todos los tipos de unidades ais lables, y lo ¢s realmente en el sentido de que podemos, no s6lo enumerar sus elementos abstractos, sino trazar concie ‘tamente una linea a su alrededor. El funcionalismo no pre tenderfa tratar con la cultura en sus aspectos fundamentaley —educacional, juridico, econémico, religioso y referente al ‘eonocimiento primitive o desarrollado—, a menos que fueti capaz de analizar y definir asf cada uno para relacionarlos con las necesidades biolégicas del organismo humano. El funcionalismo no serfa después de todo tan funcional, ‘a menos que pudiera definir el concepto de funcién no coi ‘eras expresiones corrientes como “la contribucién que uni actividad parcial hace a la actividad total de la que forms arte”, sino con referencias mucho més definidas y concretay a lo que realmente ocurre y a lo que puede ser observado, como veremos, esta definicién se logra mostrando que las instituciones humanas, tanto como las actividades parcial que Jas constituyen, estén vinculadas con las necesidades primarias 0 biolégicas y con las derivadas 0 culturales. Por lo tanto, la funcién significa siempre la satisfaccion de una necesidad, desde el simple acto de comer hasta la ceremonii sacramental en la que el tomar Ia comunién se relaciona con todo un sistema de creencias, determinado por una ne= cesidad cultural de unirse con Dios vivo. Una teorta cientfica de la cultura 183 CariruLo V LAS UNIDADES LEGITIMANTES AISLADAS POR EL ANALISIS CULTURAL Sostengo que si se tomara un rasgo de la cultura mate- fia, se seleccionara una costumbre, esto es, un modo “estan- lardizado” de conducta, o una idea, serfa posible referirlos uno o més sistemas organizados de la actividad humana, ‘Asi, supongamos que estamos frente a un grupo de nativos que producen fuego por friceién; puede ser que estén encen- tliendo el fuego para cocinar o calentarse; o acaso avivando Jy primera llama del hogar. En cualquier caso, 1 fuego asf encendido seria una parte integral de la institucién domés- tica; pero podria ser también el fogén de un campamento, parte do una expedicién organizada de caza, pesca o tréifico mercantil. Podtfa ser también un juego de muchachos. ‘Como simple proceso tecnolégico, en encender el fuego tie- he st tradici6n y su saber, su habilidad, y en muchos ca- 40s, implica cooperacién organizada. Si fuéramos a estu- diatlo como una manipulacién o en el proceso de Ia con- tinvidad tradicional del acto, tendriamos que referirlo a un {grupo organizado de personas relacionado con Ia transmi- sion de este tipo de actividad, Una herramienta tiene también un objeto, una técnica, y puede siempre referitsela a un grupo organizado, como la Tamifia, el clan o 1a tribu, dentro de los cuales la técnica es eee ‘pronistow Matinowsyy WA #0" cena deta cultura 185 ccultivada ¢ incorporada a un repertorio de normas. Una pi labra o clase de palabras, como la terminologta referents al pparentesco, las expresiones sociol6gicas relativas al rango, § a autoridad y al procedimiento juridico tienen tambith evidentemente su molde constituido por Ia orkanizacién, ¢ Patrimonio cultural, y por todo aquello sin lo que ningiin grupo puede considerarse organizado. “Ya sea que tomemos una costumbre, ¢s decir, une form “estandardizada” de conducta, ya una habilidad, un mode de comportamiente para la comida, el suefio, el transporte, © el juego, expresarfamos directa o simbélicamente una ao: titud sociol6gica. En todos los casos esto pertenece tambitn un sistema organizado de actividades. Desafiaria a cual quiera a que mencionase un objeto, una actividad, un sim bolo o un tipo deorganizacién que no estén incorporados & ‘una u otra institucin, aunque algunos objetos puedan pers tenecer a diversas instituciones, desempefiando en cada uni de ellas papeles especificos. CapiruLo VI LA ESTRUCTURA DE UNA INSTITUCION Para ser efectivamente concreto, permitaseme sugerir que es posible formular una lista de tipos, como por ejem= plo, 1a familia, un grupo extendido de parentesco, un clan una fratrfa. Todos se relacionan con modos de reproduc cin humana legalizados y sometidos a normas. El estatuto normativo corresponde siempre a un deseo, una serie de motivos, a un propésito comtin, Esto esté Incorporado a la tradicién o respaldado por la autoridad tra- dicional. En el matrimonio, el conjunto de reglas esté cons lituido por Ia ley de ta sociedad conyugal y de Ia filiacién, ‘puesto que ambas estén inextricablemente vinculadas. Todos Ios principios por los cuales se define la legitimidad de! hijo y la constitucién de la familia, vale decir, el grupo repro- {tuctivo que establece las normas especificas de cooperacién, constituye el estatuto familiar. Este varfa de comunidad a comunidad, pero es una porcién de conocimiento que debe ser obtenido en el trabajo de campo y que define la insti- fucién doméstica en cada cultura. Independientemente de tun tal sistema de reglas fundamentales o constitucionales, debemos conocer més profundamente el elemento humano, 1 conjunto de fos miembros del grupo, el asiento de la au- foridad y Ia definicién de funciones dentro de la familia Las normas especificas, tecnol6gicas y legales, econémicas 186 Bronislaw Melinowili y del trabajo diario, son otros factores constitutivos que eben ser estudiados por el investigador de campo. La vida familiar, sin embargo, gira alrededor del hoga doméstico; esté determinada fisicamente por el tipo de vi vvienda, el equipo de utensilios caseros, el mobjliario y tame ign los objetos sagrados correspondientes a cualquier culty migico 0 religioso practicado por ta familia como grupo) Tenemos aqui, por consiguiente, elementos tales como tatutos, personas, normas de cooperaci6n y conducta € ini: talacién material. Habiendo reunido estos datos, tenemos ‘ue obtener todavia una prolija y concreta descripeién de la vida interna de Ta casa, con sus vatiaciones estacior nales, su rutina diaria, y también la minuciosa considera: ci6n de las efectivas desviaciones de las normas. En una comunidad donde, por sobre la familia en el sentido més restringido, existen uno 0 més tipos de grupos extendidos de parentesco, el andlisis, tanto en el terreno’ ‘como en In doetrina, de acuerdo con estos mismos line: mientos mostraria que aquellos grupos tienen también st ‘cuerpo de normas en el derecho consuetudinario de una fa» milia en el sentido lato. Esta aplica sus reglas de toma y daca entre los miembros, cuenta con un conjunto numeroso de personas y con el substrato de un recinto familiar prOxi- mo, con huerto indiviso, simbélico hogar comtin, construc« ciones principales y accesorias y también ciertos objetos ts dos por todos, en contraposcién con aquellos pertenecientes a las familias integrantes. El estatuto del clan est constituido por la mitologta de un antepasado comin y por el énfasis puesto en la adop- cién de un parentesco extendido. En todas partes del mundo encontramos también agru- pamientos comunales. Ya tratemos de una horda némade, ya de un grupo local de aborfgenes australianos, de anda maneses, californianos 0 fueguinos, encontramos que los individuos que viven préximos tienen pretensiones exclusi- vas a una definida porcién de territorio y llevan a cabo Wa teorta cienifica de ta eultura 187 conjuntamente un cierto nimero de actividades, en las tuales la directa cooperaci6n de hombre a hombre es in- tispensable y tiende a organizarse. Con todo lo rudimentaria que tal organizacién pudiera ser, presupone una manifesta~ fn del derecho que el grupo tiene a sus tierras. Esto se fsocia muy frecuentemente con otros titulos, tanto mito- Hogicos y religiosos como estrictamente legates. Eniel esta- {ulo constitutivo, por lo tanto, se incluye la definicién de Jos derechos individuates a la ciudadanfa municipal, la pre- {ensién de un grupo a cierto territorio y una larga serie de Iradiciones hist6ricas, legendarias y mitolégicas que funden fl grupo en una unidad que nace de Ia tierra. En forma empequefiecida y caricaturesca, esto ha sido refabricado en Ja doctrina de Blut und Boden (Sangre y tierra), del na- zismo moderno. El grupo local tiene también su elemento humano, con. su autoridad central mas o menos desarrollada, con dife- enciaciones o titulos parciales de tierras en arriendo par- ticular, con distribuci6n de funciones comunales, o sea servicios cumplidos y privilegios reclamados. Todas las de- {alladas reglas de la posesién de ta tierra, las normas con- Suctudinarias de las empresas de cardcter municipal, 1a dlfinicién de los desplazamientos estacionales, especialmente fn lo que respecta a las recolecciones emprendidas en for- ma ocasional por la comuna en st conjunto, constituyen Tas: reglas que definen el aspecto normativo de esta instituci6n. El territorio, los edificios, las dependencias piblicas, como’ caminos, fuentes, canales, constituyen ol substrato material el grupo. El principio territorial puede servir de base a Unidades provinciales aun més emplias, en las cuales se unen ‘cipios. En este caso también, stgiero que el in- vestigador de campo averigtic la existencia de normas tra- dicionales, esto es, la raison d’éire y tos antecedentes t6ricos de tal agrupamiento, Deberia describir su po- blacién, el derecho consuetudinario que gobierna Ias acti- Vidades conjuntas de ese grupo provincial o regional, el 138, onstaw Malin ” ‘Wha teorta cientffica de la cultura 189 ‘modo en que ellos controlan su territorio, st riqueza y |i uutensilios de su cooperacién, sean éstos armas, objelil ceremoniales o simbélicos, La tribu es, desde luego, la unidad a la cual llegar si considerdramos modos de organizaci6n y actividades operativas que se extienden en territorios inds_amplioy Hago notar aquf que este concepto ha sido usado con ui ambigiiedad y confusién de principios perjudiciales en clef to modo a Ia terminologia etnogréfica, Admito que debe hacerse una distincién entre la tribu, en el sentido culturl de la palabra, y le tribu, como el portador mis amplio de ‘una cultura homogénea, consiste en un grupo de persoiil que tienen a misma tradicién, la misma ley consuctudini ria, las mismas técnicas, y, en todas partes, idéntica org nizacién de grupos més pequefios, como la familia, el mil nicipio, los gremios 0 los equipos econdmiecs. Yo, por i parte, veo el indice més caracteristico de la unidad tribil en la comunidad de lenguaje; porque una tradici6n comil de précticas y conocimientos, de costumbres y creencits s6lo puede ser compartida por personas que usan Ia mist lengua. Las actividades cooperativas, en el més amplio sei tido de la palabra, son también posibles s6lo entre personas que pueden comunicarse entre si por idioma. Una tribu-nacién, como propongo designar a esta unk dad institucional, no es necesario que esté politicamente organizada, Esto implica siempre una autoridad revestidi del poder de administrar teniendo en cuenta los stibditos, es decir, dé coordinar las actividades de los grupos compo: nentes; y cuando decimos poder, presuponemos el uso dé la fuerza, tanto fisica como espiritual. Considero que {i tribu en el segundo sentido de la palabra, es decir, el agri: pamiento politico més amplio o sea la tribu-estado, no « idéntica a la tribu-nacién. Estoy completamente de acuerdo ‘con los resultados del andlisis del Profesor Lowie, en si) libro sobre el origen del estado, en el sentido de que aque: las agrupaciones politicas estén ausentes entre las culturay ins primitivas, accesibles a la observacién etnogréfica, Alli ‘uisten, sin embargo, agrupamientos culturales. mo | Elestatuto normativo de la tribu-nacién puede hallarse slompre en las tradiciones que se refieren a los orfgenes de in determinado pueblo y que definen sus conquistas cul- lurales en términcs de hazafias de un heroico antepasado, Leyendas histéricas, tradiciones geneal6gicas y explicacio- fies hist6ricas usadas para dar cuenta de las diferencias en- ie sus propias culturas y las de sus vecinos, se podrian Jimbién incluir. Por otra parte, el estatuto de la tribu-estado, Ia constitucién no escrita, pero nunca ausente, que regia J autoridad, el poder, el rango y las funciones de los jefes. Hl clemento humano en un grupo cultural se relaciona con los problemas de la presencia o falta de estratificaciGn, de fango, de grupos de edad que se van aglutinando a lo Jirgo del desarrollo cultural y evidentemente también de lis subdivisiones regionales. Cuando éstas difieren sensible- fuente en cultura y en idioma, podrfamos afrontar el dilema ile si estamos tratando con diversas tribus-naciones 0 con lina federacién, en el sentido cultural, de subdivisiones fut6nomas. No hay difcultad en ver qué es el clemento humano de Ja tribu-estado. Involucra evidentemente las fuestiones de una autoridad central, de la jefatura, del con- fejo de los ancianos, tanto como métodos policiales y fuer- militar, También aquf se presenta cl asunto de la eco- homfa colectiva, la imposicién de contribuciones, el erario ¥/Ia financiacién de las empresas del grupo. En relacién con {1 substrato material, Ia nacionalidad puede ser definida Wlo teniendo en cuenta el carécter diferencial de este subs- limto, en la medida en que distingue una cultura de todas jis demés. En ta tribu-estado, entrarfan en el cuadro el \erritorio sometido politicamente a control, las armas de ilofensa y agresiOn, asi como la riqueza reunida y usada en. somtin para el control politico, militar y administrativo. endo una Ifnea de investigacién separada del prin- territorial, podrfamos consignar en nuestra lista de 190 Bronislaw Malinowili | Una teorta cienifica de la cultura 191 instituciones cualquier agrupacién organizada y cristalizadl de acuerdo con el sexo y Ia edad. En este caso, no incl rfamos la familia, en la cual los sexos se complementan y cooperan mutuamente, sino otras instituciones, tales com Jas lamadas agrupamientos sexuales totémicds, grupos df edad y campamentos organizados de iniciacién para mule res y hombres, respectivamente. Cuando consideramos sistema de grupos de edad que se refiere s6lo a los hombro}, podemos decir que el sexo y la edad intervienen conjunti mente como principios diferenciadores, pero que uno sol de estos aspectos se ha institucionatizado. Dudo de que alt guien encontrara dificultad en definir las normas y el pat: monio material que intervienen aqui. Las asociaciones mi cculinas, esto €s, las sociedades secretas, clubs, casas de solteros y otras por el estilo, pueden ser incluidas en ¢ concepto de instituciones sin dificultad. Séame permitidg recordar que cada uno de tales agrupamientos tiene tam: bién su cuerpo de normas legales y mitol6gicas, y que esto implica una definicién de su elemento humano y de si reglas de conducta, y que todos cuentan con una concreti expresiOn material, un lugar de reunién, alguna riqueza ciertos ritos especificos y equipo instrumental. Un gran grupo de instituciones puede ser incluido et la amplia clase que podriamos denominar ccupacional profesional. Los varios aspectos de la cultura, o sea 10) varios tipos de actividad como la educacién, la economfa, la administracién del derecho, las précticas mégicas y el culto religioso, pueden 0 no ser incorporados en. institi ciones espeeificas. En este caso el principio evolucionisth no debe ser descartado de Ja teoria funcional. Porque no hay duda de que en el curso del desenvolvimiento humano, las necesidades de organizaci6n politica, educacién, servi: ios mAgicos o jurfdieos han sido progresivamente satis~ fechos por sistemas especializados de actividades. Cada grupo de personas especializadas se organiza mas y mis estrechamente dentro de su profesién. A pesar de todo, el unto de descubrir el tipo originario de grupo profesional 4% fascinante, no s6lo para el estudioso interesado en los Amplios esquemas de la evolucién, sino también para el in- \estigador de campo y el comparativista. Pocos antropélo- os hubieran disentido respecto de que, en la magia y en | religion, o en ciertas.précticas técnicas y tipos;de em- fresas econémicas, vemos grupos organizados para el tra- Injo, cada uno de ellos con su estatuto, vale decir, Ia defi- ficién de cémo y por qué estén calificados para cooperars fada uno bajo cierta forma de direceién técnica o mistica ile acuerdo con la divisién de las funciones; cada uno con fis normas de conducta y, desde Iuego, manejando el es- feetfico patrimonio correspondiente, 192 Bronislaw Malinowski - Cariruro VIL EL CONCEPTO DE FUNCION Considero que este concepto puede y debe ser engarza- do en nuestro andlisis institucional. La funcién de la familia es proporcionar ciudadanos a la comunidad. Gracias al con- trato de matrimonio la familia produce hijos legftimos, que deben ser criados, provistos de los rudimentos de la edus cacién y més tarde equipados, tanto con bienes materiales como con el apropiado “status” del grupo. La armonfa de la cohabitacién moralmente aprobada (no s6lo en su ase ppecto sexual, sino también con respecto a la sociedad con- yugal y la paternidad), con la ley de la descendencia, es decir, el estatuto de Ia institucién con todos sus efectos sociales y culturales, nos proporciona en este caso Tos ele: ‘mentos para definir integralmente Ia instituci6n. Yo concibo las funciones de la familia extensa en tér- minos de una explotacién més efectiva de los recursos co- munales, del fortalecimiento del control legal dentro de un. estrecho y bien disciplinado grupo, y, en muchos casos, de una acrecentada influencia politica, o sea de una mayor seguridad y eficiencia de las unidades locales ~ Veo la funcién del clan en el establecimiento de una red adicional de relaciones que se entrecruzan en los grupos vecinales y los proven de un nuevo principio en los diver- 508 aspectos de la protecoién legal, Ia reciprocidad econémi- Una tora centfica de la cultura 193, a y el ojercicio de las actividades mégicas y religiosas. En. resumen, el sistema de clan se agrega al ndimero de aquellos vinculos personales que alcanzan a la tribu-nacién entera permite un intereambio de servicios personales, de ideas y ile bienes, mayor de lo que hubiera sido posible.en una cultura organizada simplemente sobre la base de, familias extensas y grupos vecinales. Creo que la funcién de la mu- nicipalidad consiste en los servicios piblicos y en la explo- facién conjunta de los recursos territoriales, en la medida fen que esto debe ser Ilevado a cabo por Ia cooperacién, pero dentro del limite de lo que puede lograrse dia por fa, Las divisiones senuales organizadas dentro de la tribu, asi como los grupos de edad, favorecen los intereses dife- renciados de las agrupaciones humanas, fisicamente consi deradas. Si tratamos de comprender las condiciones primi tivas a través de lo que est ocurriendo en nuestra propia sociedad, vemos que el hecho de ser mujer u hombre aca- rea ciertas ventajas naturales, pero también inconvientes, y que una comunidad en la cual los sexos se combinaran podria explotar mejor las ventajas y compensar las deficien- cias entre los dos sectores naturales. Lo mismo en Jo refe- rente a la edad. Los grupos constituidos sobre esta base definen el papel, las posibilidades y el tipo de servicios que puede ser mejor cumplido por cada uno y distribuyen Ia Teccompensa con elementos de “status” 0 de poder. Hay poco que decir de Ia funcién de cada grupo profesional. Este se define desde el punto de vista del servicio espect- fico y de la retribucién adecuada. Aqu{ también el antropé- Jogo que incluya el estudio de los pueblos salvajes contem- pordneos en su interés por los primitivos, puede observar Jas mismas fuerzas que operan en la relacién entre las per- sonas, quienes prestan los mismos servicios, participan de Jos mismos intereses y buscan Ia retribucién acostumbrada, ya se trate del espfritu conservador de los pueblos natura- les, ya de la actitud competitiva de la revolucionaria socie- dad de nuestros dias. 194 Bronistaw Malinowski | Una teorta centificn de la cultura 195 Este tipo de anélisis funcional esta expuesto fécilmentt a la acusacién de tautologia y perogrullada, asf como a Ia critica de que implica un circulo vicioso, porque, evidente: mente, si definimos la funcién como la satisfaccién de uni necesidad, es fécil sospechar que Ia necesidad: que debe se satisfecha ha sido introducida con el fin de satisfacer Ij necesidad de satisfacer una funcién, Asi, por ejemplo, lo} ‘lanes son un tipo adicional, podriamos decir supererogato: rio de diferenciacién interna, Podemos hablar de una nece: sidad legitima para tal diferenciacién, en especial cuando Ii necesidad no esté siempre presente; puesto que no tod Jas comunidades tienen clanes y no obstante marchan muy’ bien sin ellos. Desearia decir ante todo que aqui no soy yo mismo demasiado dogmético. Sugeriria més bien que un concept de funcién en este sentido, vale decir, como una contribu: ccién hacia una textura social més estrechamente trabads, hacia una distribucién mas amplia y sagaz de servicios y bienes, asf como de ideas y creencias, podria ser dtil como uuna reorientacién de la biisqueda, en el sentido de la puis janza y utilidad cultural de ciertos fendmenos. sociales Sugeriria también, que en la evolucién cultural introdujéra: mos el concepto de la lucha por la subsistencia, pero no de os organismos individuales, ni siquiera de los grupos hu- ‘manos, sino mis bien de las formas culturales, Esto también podrfa ser Gtil como un principio que sefiala las probabili- dades de la difusién, Por lo tanto, presento el concepto de funcién, en primer término, como un recurso heurfstico, con referencia a ciertos extensos e independientes grupos ins: titucionales. CariruLo VIL TEORIA DE LAS NECESIDADES El concepto recibe, sin embargo, su més fuerte apoyo do otro tipo de consideracién, Si podemos llegar a estable- cer qué son las diversas necesidades, cules de ellas son fundamentales y cuéles contingentes, c6mo se relacionan y c6mo surgen estas wiltimas, podremos definir la funcién mds precisa y comprensivamente, y mostrar Ia importancia real de este concepto. Propondria que toméramos como punto de partida dos axiomas: primero, que toda cultura, debe satisfacer el sistema biologico de necesidades, tales como las impuestas por el metabolismo, la reproduccién, Jas condiciones fisiol6gicas, de la temperatura, la proteccién contra 1a humedad, el viento y los impactos directos de fuerzas dafiinas del clima y de la intemperie, 1a seguridad con respecto a seres humanos o animales peligrosos, el re- oso ocasional, el ejercicio del sistema nervioso y muscular en movimiento y Ia regulacién del desarrollo. El segundo axioma de la ciencia de la cultura es que toda manifestacién que implique el uso de utensilios materiales y Ia realizacién de actos simbélicos, presupone, al mismo tiempo, que se ha dado importancia a un rasgo de la anatomia humana y que hay una referencia, directa o indirecta, a la satisfaccién de una necesidad corporal. Si nuestro punto de partida fuera una consideracién evolucionista, podrfamos demostrar que tan pronto como el cuerpo humano es suplementado 196 Bronislaw Malinowski con un bast6n o una piedra, una lumbre o una capa, el uso de tales prendas, herramientas y utensilios, no s6lo satisface luna necesidad corporal, sino también produce necesidades derivadas. El organismo animal que provoca un cambio en Ja temperatura por el uso de un refugio, permahente o tem- orario, del fuego, eneendido para proteger o para calentar, de 1a vestimenta y el abrigo, llega a hacerse dependiente de estos elementos del medio material, de su diestra produc- cién y uso y de la cooperacién que puede ser necesaria en el manejo del patrimonio, Un nuevo tipo de necesidad, estrechamente ligada con las biol6gicas y dependiente de ellas, pero sometida desde Iucgo a nuevas clases de determinismo, aparece en los co- mienzos de cualquier actividad cultural. Los seres animales que pasan de Ja alimentacién obtenida directamente del medio que los rodea a los viveres recolectados, conserva- dos y preparados, se morirfan de inanicién si el proceso se interrumpiera en cualquier etapa. Nuevas necesidades de caricter econémico deben resignarse junto a la puramente diolégica de Ja nutricién. Tan pronto como los impulsos sexuales satisfechos se transforman.en cohabitacién perma- nente y la erianza de los nifios conduce a la constitucién de Ja familia, se imponen nuevas condiciones, cada una de las cuales es tan necesaria para la preservacién del grupo como cualquiera de las fases de los procesos exclusiva mente biol6gicos. Si observiramos una comunidad, més 0 menos primi va, y aun enteramente eivilizada, veriamos que en todos los casos existe un abastecimiento del grupo, determinado ori- ginalmente por las necesidades del metabolismo humano, Peto al mismo tiempo comprobarfamos que se van estable- ciendo nuevas necesidades de carécter teenolégico, econd- mico, legal y aun mégico, religioso o ético. Y, por otra Parte, desde que la reproduccién en la especie humana no consige en el simple acoplamiento, puesto que est ligada con Ia necesidad de una prolongada crianza, con la educa- 197 Una eort cientfca de ta cultura cidn y con el primer modelamiento de la ciudadania, im- pone una serie de determinantes adicionales, es decir, ne- esidades, que son satisfechas por medio del cortejamiento sometido a regulaciones, por los tabties del incesto y exoge- mia, por acuerdos conyugales preferenciales; y en cuanto a Ia paternidad y el parentesco, por el sistema de determinar Ia filiacién con todo lo que implica en las relaciones coope- rativas, juridicas y éticas. Las condiciones minimas de la superviviencia corporal, en relacién con las inclemencias del tiempo, son a su vez satisfechas por el vestido y la habitacién, ily La necesidad de resguardo trac como consecuencia dis- positivos materiales dentro de la casa, asf como en toda la extensién de las instalaciones humanas y también en la of- snizaci6n de. grupos vecinales. FSi cmumerdramon broremente los mperatvon detec impuestos por fa satisfaccién de las necesidades biol6gicas, veriamos que la renovacién constante del patrimonio es una necesidad a la cual satisface el sistema econémico del ;rupo. Pero, por otra parte, la cooperacién humana prest- pas ern eos ae fuerza fisica 0 el contrato social. De aqui surgen los varios sistemas de control, primitivos 0 desarrollados. La renova- cién del clemento humano en cada una de las instituciones componentes, y en el grupo cultural en su conjunto, impli- ca, no s6lo la Teproduccién, sino también sistemas educati- vos. La fuerza organizada y la compulsién como sostén de Ja autoridad y de la defensa, estén funcionalmente relacio- nadas con la estructura politica de cada instituciéa y tam- bign de cada agrupamiento espectfico que hemos definido, como unidades politicas o el prototipo del estado. 'Y més atin, pienso que deberiamos admitir que, desde os comienzos de 1a cultura, su transmisién por medio de Principios generales simbélicamente estructurados es tam- bién una necesidad. El conocimiento, en parte incorporado a las habilidades manuales, y en parte formulado en ciertos 198 Bronislaw Malinonshl Una teortacienfica de ta cultura 199 principios y definiciones que se refieren a los procesos tec: nolégicos materiales, tiene, también, una causalidad pray: mética o instrumental en un comienzo, un factor que n0 ppodrfa estar ausente ni atin en las més primitivas manifes: taciones culturales, La magia y la religién pueden ser, funcionalmente interpretadas como complemeéntos indis- pensables de sistemas de pensamiento y tadicién pura mente racionales y empiricos. El uso del idioma, con su proyeccién hacia el pasado, que es caracteristico de todo pensamiento sistemético, habria amado desde tem- Carfruto 1X Prano Ia atencién de los individuos hacia lo incierto de sus predicciones puramente intelectuales. El superar los CONCLUSIONES hiiatos del conocimiento humano y los rodeos de las gran- des lagunas cn la prediccién dei destino y de lo fatal, conduce al hombre a afirmar la existencia de fuerzas sobrenaturales, La supervivencia después de Ia muerte ¢s probablemente una de las més remotas hipétesis misticas, relacionada quiz con un profundo, biol6gico deseo del or- ganismo, pero que contribuye por cierto a la estabilidad de los grupos sociales y afianza el sentido de que los es- fuerzos humanos no son tan limitados como lo muestra Ia ‘experiencia puramente racional. Las ideas que, por una parte, aseguran que el hombre puede gobernar ciertos ele- mentos de la fortuna, y, por otra, implican que en la natu- raleza misma hay respuestas vindicativas o benevolentes @ las actividades humanas, contienen los gérmenes de los, conceptos més altamente desarrollados, como los de Pro- videncia, el sentido moral en Ia creacién y Ia finalidad de Ja existencia humana. La explicacién funcional del arte, de la diversién y de las coremonias piblicas, deberia refe- rirse directamente a las reacciones fisicas del organismo con especto al ritmo, el sonido, el color, la linea y Ia forma, as{ como a sus combinaciones. Se vincularia también, en las artes decorativas, con las habilidades perfeccién tecnolégica, ligindolas con el mis y religioso. Seré claro para cualquiera que considero esto como un ero bosquejo provisional. Necesitamos todavia una res- fJuesta més minuciosa y concreta a la cuestién de si los fe- fnémenos culturales pueden ser estudiados en tanto que Integran las unidades naturales aislables en la actividad rganizada. Pienso que el concepto de institucién, con un lefinido esquema de su estructura y una lista completa de sus tipos principales, suministra la mejor respuesta al pro- blema. La teoria de las necesidades y sus derivados nos pro- porciona un andlisis més definidamente funcional de la felacién entre la cultura .y los determinismos biol6gicos y fsiol6gicos. No estoy completamente seguro de que sea defi- hitivo mi breve resumen acerca de lo que es la funcién de ‘ada tipo institucional. Me siento més convencido de que he podido ligar funcionalmente los varios tipos de reaccién cultural, tales como el econémico, juridico, educativo, cien- lifico, mégico y religioso, al sistema de necesidades biol6gi- as, derivadas © integrativas. La tcoria funcional, tal como aqui se presenta, aspira ser el requisito previo de la investigacién de campo y del fandlisis comparativo de los fendmenos de varias culturas. Permite un andlisis concreto de Ia cultura en instituciones 200 Bronislow Malinowl Y sus varios aspectos. Si imagindis un investigador de cam Po provisto de tales gufas, veréis que éstas le serdn ‘tiles ei la tarea, tanto de aislar como de relacionar los fenémeno} observados. Se trata de equipar al investigador de campo con una clara perspectiva y con instrucciones compleias acerca de lo que observa y de la manera de registrarlo, El funcionalismo, desearfa establecerlo entéticamente, ‘no es ni hostil al estudio de la distribucién, ni reacio a 1e- construir el pasado segtin las concepciones evolucionista, hist6rica o difusionista, Tnsiste solamente en que, a menot que definamos los fenémenos culturales tanto en su fun: cién como en su forma, seremos conducides a fantésticos sistemas evolucionistas como los de Morgan, Bachofen 0 Engels o a estudios fragmentarios de hechos aislados, como. los de Frazer, Biffault y aun Westermarck, Por otta parte, si el estudioso de las distribuciones sefiala similitudes irrea- les y ficticias, su labor serd vana. Ast el funcionalismo in- siste decididamente en que tiene fundamental validez como anilisis preliminar de la cultura y en que dota al antropé« logo con los tinicos criterios vélidos para la identificacién cultural Una weora clemifica de la eultra 201 SIR JAMES GEORGE FRAZER UNA SEMBLANZA BIOGRAFICA. (1942)

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